jueves, 30 de agosto de 2012

Viernes 31 de Agosto de 2012. San Ramón nonato ¡ruega por los nonatos y por nosotros que también fuimos nonatos! Sí a la vida, no al aborto.

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 25, 1-13

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola:
"El Reino de los cielos es semejante a diez jóvenes que tomando sus lámparas salieron al encuentro del esposo. Cinco de ellas eran descuidadas y cinco previsoras. Las descuidadas llevaron sus lámparas, pero no llevaron aceite para llenarlas de nuevo; las previsoras, en cambio, llevaron frascos de aceite con sus lámparas. Como el esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó un grito:
"¡Ya viene el esposo, salgan a su encuentro!"
Se levantaron entonces todas aquellas jóvenes y se pusieron a preparar sus lámparas. Y las descuidadas dijeron a las previsoras:
"Dennos un poco de su aceite, porque nuestras lámparas se están apagando".
Las previsoras les contestaron:
"No, porque no va a alcanzar para ustedes y para nosotras; vayan mejor a donde lo venden y cómprenlo".
Mientras aquéllas iban a comprarlo llegó el esposo, y las que estaban listas entraron con él al banquete de bodas y se cerró la puerta. Más tarde llegaron las otras jóvenes y dijeron:
"Señor, señor, ábrenos".
Pero él les respondió:
"Yo les aseguro que no las conozco".
Por eso, estén preparados, porque no saben el día ni la hora".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las “palabras de vida eterna” (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354

Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=272692

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: “si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros” (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). “Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso”. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: “quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación” (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesar pecados graves al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.

 

Misal

 

vie 21a. Ordinario año Par

Antífona de Entrada

Vi al Señor sentado en un trono excelso; lo adoraban una multitud de ángeles que cantaban a una sola voz: "Este es Aquél cuyo poder permanece eternamente".

Oración Colecta

Oremos:
Escucha, Señor, con bondad las súplicas de tu pueblo, y concédenos luz para conocer tu voluntad y fortaleza para cumplirla.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

Primera Lectura

Predicamos a Cristo crucificado: escándalo para los hombres, pero sabiduría de Dios para los llamados

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 1, 17-25

Hermanos: No me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el Evangelio, y esto no con sabiduría de palabras para no hacer ineficaz la cruz de Cristo. En efecto, la predicación de la cruz es locura para los que van por el camino de la perdición; en cambio, para los que van por el camino de la salvación, para nosotros, es fuerza de Dios. Por eso dice la Escritura: Anularé la sabiduría de los sabios e inutilizaré la inteligencia de los inteligentes.
¿Acaso hay entre ustedes algún sabio, erudito o filósofo? ¿Acaso no ha demostrado Dios que tiene por locura la sabiduría de este mundo? En efecto, puesto que mediante su propia sabiduría el mundo no reconoció a Dios en las obras de su divina sabiduría, quiso Dios salvar a los creyentes mediante la predicación de la locura del Evangelio.
Por su parte, los judíos exigen señales milagrosas y los paganos piden sabiduría. Pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, que es escándalo para los judíos y locura para los paganos; en cambio, para los llamados, sean judíos o paganos, Cristo es fuerza y sabiduría de Dios. Porque la locura de Dios es más sabia que la sabiduría de los hombres; y la debilidad de Dios es más fuerte que la fuerza de los hombres.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 32, 1-2.4-5.10ab y 11

El amor del Señor llena la tierra.

Que los justos aclamen al Señor, es propio de los justos alabarlo; demos gracias a Dios al son del arpa, que la lira acompañe nuestros cantos.
El amor del Señor llena la tierra.

Sincera es la palabra del Señor y todas sus acciones son leales; él ama la justicia y el derecho, la tierra llena está de sus bondades.
El amor del Señor llena la tierra.

Frustra el Señor los planes de los pueblos y hace que se malogren sus designios; los proyectos de Dios duran por siempre; los planes de su amor, todos los siglos.
El amor del Señor llena la tierra.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Velen y oren, para que puedan presentarse sin temor ante el Hijo del hombre.
Aleluya.

Evangelio

Ya viene el esposo, salgan a su encuentro

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 25, 1-13

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola:
"El Reino de los cielos es semejante a diez jóvenes que tomando sus lámparas salieron al encuentro del esposo. Cinco de ellas eran descuidadas y cinco previsoras. Las descuidadas llevaron sus lámparas, pero no llevaron aceite para llenarlas de nuevo; las previsoras, en cambio, llevaron frascos de aceite con sus lámparas. Como el esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó un grito:
"¡Ya viene el esposo, salgan a su encuentro!"
Se levantaron entonces todas aquellas jóvenes y se pusieron a preparar sus lámparas. Y las descuidadas dijeron a las previsoras:
"Dennos un poco de su aceite, porque nuestras lámparas se están apagando".
Las previsoras les contestaron:
"No, porque no va a alcanzar para ustedes y para nosotras; vayan mejor a donde lo venden y cómprenlo".
Mientras aquéllas iban a comprarlo llegó el esposo, y las que estaban listas entraron con él al banquete de bodas y se cerró la puerta. Más tarde llegaron las otras jóvenes y dijeron:
"Señor, señor, ábrenos".
Pero él les respondió:
"Yo les aseguro que no las conozco".
Por eso, estén preparados, porque no saben el día ni la hora".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Oración sobre las Ofrendas

Acepta, Señor, el sacrificio que vamos a ofrecerte, y, por sus méritos, escucha nuestras filiales
oraciones y santifica toda nuestra vida.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Prefacio

Restauración universal en Cristo

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
A quien hiciste fundamento de todo y de cuya plenitud quisiste que participáramos todos. El cual, siendo Dios, se anonadó a sí mismo, y por su sangre derramada en la cruz puso en paz todas las cosas; y así, constituido Señor del universo, es fuente de salvación eterna para cuantos creen en el.
Por eso,
con los ángeles y arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:

Antífona de la Comunión

Señor, en ti está la fuente de la vida y tu luz nos hace ver la luz.

Oración después de la Comunión

Oremos:
A quienes has alimentado con tus sacramentos, concédeles, Dios todopoderoso, servirte con una vida que te sea agradable.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Meditación diaria

 

21ª semana. Viernes

EL ACEITE DE LA CARIDAD

— El aceite que mantiene encendida la luz de la caridad es la intimidad con Jesús.

— El brillo de las buenas obras.

— Ser luz para los demás.

I. El Evangelio de la Misa1 nos relata una costumbre judía; el Señor la emplea para darnos una enseñanza acerca de la vigilancia que hemos de tener sobre nosotros mismos y sobre los demás. Nos dice Jesús: El Reino de los Cielos será semejante a diez vírgenes, que tomando sus lámparas salieron a recibir al esposo... Estas vírgenes son las jóvenes no casadas, damas de honor de la novia, que esperan en casa de esta al esposo. La enseñanza se centra en la actitud que se ha de tener a la llegada del Señor. Él viene a nosotros, y debemos aguardarle con espíritu vigilante, despierto el amor, pues –dice San Gregorio Magno comentando esta parábola– “dormir es morir”2.

Cinco de estas vírgenes –leemos en la parábola– eran necias, pues no llevaron consigo el aceite necesario, por si tardaba en llegar el esposo. Las otras cinco fueron previsoras, prudentes, y junto con las lámparas llevaron aceite en sus alcuzas. Unas y otras se durmieron, pues la espera fue larga. Pero cuando a medianoche se oyó la voz: Ya está ahí el esposo, solo las que habían llevado el aceite se encontraron preparadas y pudieron participar en las bodas. Las otras, a pesar de sus esfuerzos, quedaron fuera.

El Espíritu Santo nos enseña que no basta haber iniciado el camino que nos lleva a Cristo: es preciso mantenernos en él con un alerta continuo, porque la tendencia de todo hombre, de toda mujer, es la de suavizar la entrega que lleva consigo la vocación cristiana. Casi sin darnos cuenta, se introduce en el alma el deseo de hacer compatible el seguir de cerca a Cristo con un ambiente aburguesado. Es necesario estar atentos porque puede ser muy fuerte la presión de un ambiente que tiene como norma de vida la búsqueda insaciable del confort y de la comodidad. Entonces seríamos semejantes a esas vírgenes, inicialmente llenas de buen espíritu, pero que se cansan pronto y no pueden salir a recibir al Esposo, para lo que se habían estado preparando toda la jornada. Si no estuviéramos alerta, el Señor nos encontraría sin el brillo de las buenas obras, dormidos, con la lámpara apagada. ¡Qué pena si un cristiano, después de años y años de lucha, se encontrara al final de su vida con que sus actos carecieron de valor sobrenatural porque les faltó el aceite del amor y de la caridad! No olvidemos que la luz de la caridad debe informar las relaciones familiares, sociales..., el trato con los amigos, con los clientes, con esas personas que encontramos ocasionalmente.

La virtud teologal de la caridad debe alumbrar siempre nuestros actos, en toda circunstancia, en todo momento: cuando nos encontramos bien y en la enfermedad, y en el cansancio, y en el fracaso; entre personas de trato amable y con quienes la convivencia resulta más áspera o difícil; en el trabajo, en la familia..., siempre. “En el alma bien dispuesta hay siempre un vivo, firme y decidido propósito de perdonar, sufrir, ayudar y una actitud que mueve siempre a realizar actos de caridad. Si en el alma ha arraigado este deseo de amar y este ideal de amar desinteresadamente, tendrá con ello la prueba más convincente de que sus comuniones, confesiones, meditaciones y toda su vida de oración están en orden y son sinceras y fecundas”3.

El aceite que mantiene encendida la caridad es la oración cuidada y llena de amor: la intimidad con Jesús. No es difícil observar que la caridad no se vive frecuentemente, incluso entre muchos que tienen el nombre de cristianos. “Pero, considerando las cosas con sentido sobrenatural, descubrirás también la raíz de esa esterilidad: la ausencia de un trato intenso y continuo, de tú a Tú, con Nuestro Señor Jesucristo; y el desconocimiento de la obra del Espíritu Santo en el alma, cuyo primer fruto es precisamente la caridad”4.

II. El seguimiento de Cristo nace del Amor y en el Amor encuentra su alimento. El aburguesamiento constituye un fracaso de esos deseos grandes de seguir al Maestro; tenemos que ser muy sinceros con Dios y con nosotros mismos, para estar siempre abiertos a sus requerimientos, combatiendo el egoísmo. Quien se apega a una vida cómoda, quien rehúye la abnegación y el sacrificio o se deja llevar solo por ansias de satisfacciones personales, no encontrará las fuerzas necesarias para darse a Dios y a los demás con todo el corazón y con toda el alma.

“Hay también otros que afligen su cuerpo con la abstinencia, pero de esa misma abstinencia suya solicitan favores humanos; se dedican a enseñar, dan muchas cosas a los indigentes; pero en realidad son vírgenes necias, porque solo buscan la retribución de la alabanza pasajera”5. Son aquellos a quienes falta rectitud de intención: sus obras quedan vacías.

El Señor nos pide perseverancia en el amor, que ha de ir creciendo siempre, sintiendo en cada época y situación la alegría de servir a Cristo. Esforzaos y fortaleced vuestro corazón todos los que esperáis en Yahvé6, nos aconseja el Espíritu Santo. Sin desánimos, perseverantes en el esfuerzo diario, para que el Amor nos encuentre preparados cuando venga. “¿Acaso no son estas vírgenes prudentes –comenta San Agustín– las que perseveran hasta el fin? Por ninguna otra causa, por ninguna otra razón se las habría dejado entrar sino por haber perseverado hasta el final... Y porque sus lámparas arden hasta el último momento, se les abren de par en par las puertas y se les dice que entren”7: han alcanzado el fin de sus vidas.

Cuando el cristiano pierde esa actitud atenta, cuando cede al pecado venial y deja que se enfríe el trato de amistad con Cristo, se queda a oscuras; sin luz para sí mismo y para los demás, que tenían derecho al influjo de su buen ejemplo. Cuando se va dejando a un lado el espíritu de mortificación y se descuida la oración..., la luz languidece y acaba por apagarse, “y después de tantos trabajos, después de tantos sudores, después de aquella valiente lucha y de las victorias conseguidas contra las malas inclinaciones de la naturaleza, las vírgenes fatuas hubieron de retirarse avergonzadas, con sus lámparas apagadas y la cabeza baja”8. No está el amor a Dios en haber comenzado –incluso con mucho ímpetu–, sino en perseverar, en recomenzar una y otra vez.

Las fatuas “no es que hayan permanecido inactivas: han intentado algo... Pero escucharon la voz que les responde con dureza: no os conozco (Mt 25, 12). No supieron o no quisieron prepararse con la solicitud debida, y se olvidaron de tomar la razonable precaución de adquirir a su hora el aceite. Les faltó generosidad para cumplir acabadamente lo poco que tenían encomendado. Quedaban en efecto muchas horas, pero las desaprovecharon.

“Pensemos valientemente en nuestra vida. ¿Por qué no encontramos a veces esos minutos, para terminar amorosamente el trabajo que nos atañe y que es el medio de nuestra santificación? ¿Por qué descuidamos las obligaciones familiares? ¿Por qué se mete la precipitación en el momento de rezar, de asistir al Santo Sacrificio de la Misa? ¿Por qué nos faltan la serenidad y la calma, para cumplir los deberes del propio estado, y nos entretenemos sin ninguna prisa en ir detrás de los caprichos personales? Me podéis responder: son pequeñeces. Sí, verdaderamente: pero esas pequeñeces son el aceite, nuestro aceite, que mantiene viva la llama y encendida la luz”9.

El deseo de amar siempre más a Cristo, la lucha contra los defectos y flaquezas, recomenzando una y otra vez, es lo que mantiene encendida la llama, es el aceite de la vasija, que no permite que se apague el brillo de la caridad. El Señor nos espera en el trabajo, en la familia, en la diversión... Somos todo de Él, en cualquier situación en la que nos hallemos. El brillo de la caridad debe lucir siempre.

III. De esa actitud vigilante que el Señor desea que mantengamos en el corazón han de beneficiarse quienes están más cerca. Es mucho lo que pesa en ocasiones un ambiente movido por una concepción puramente material de la vida y los malos ejemplos de quienes tendrían que ser señales indicadoras; es mucha, a veces, la inclinación de las pasiones “que tiran para abajo”..., pero puede más la fuerza de la caridad bien vivida. Frater qui adiuvatur a fratre, quasi civitas firma10, el hermano ayudado por su hermano es tan fuerte corno una ciudad amurallada, que el enemigo no puede asaltar. Es mayor el poder del bien que el del mal. De aquí la importancia de nuestra vida: es necesario que seamos como lámparas encendidas, que alumbren el camino de muchos.

Debemos amparar y proteger a esas personas con las que el Señor ha querido que tengamos unos vínculos más estrechos y un trato particular..., y a la humanidad entera, con los cuidados de una fraternidad bien vivida: ayudándoles diariamente con la oración, avisándoles oportuna y delicadamente a través de la corrección fraterna cuando nos demos cuenta de que en su vivir se están introduciendo modos y costumbres que desdicen de un buen cristiano, con un consejo que les ayuda a mejorar su vida familiar o profesional, con una palabra de aliento en momentos de desánimo, comprendiendo sus errores y defectos y ayudándoles a superarlos... Hasta con el saludo podemos hacerles bien, pues “el saludo –dice Santo Tomás– es cierta especie de oración”11: en él deseamos la paz de su alma, que Dios esté con ellos...

Frater qui adiuvatur a fratre quasi civitas firma, el hermano ayudado por su hermano es tan fuerte como una ciudad amurallada. Si nos dejamos ayudar y nos damos de verdad a quienes están a nuestro lado podremos esperar a Cristo que llega y nos introducirá en el banquete de bodas, en el Amor sin medida y sin fin.

1 Mt 25, 1-13. — 2 San Gregorio Magno, Homilías sobre los Evangelios, 12, 2. — 3 B. Baur, En la intimidad con Dios, p. 247. — 4 San Josemaría Escrivá, Amigos de Dios, 236. — 5 San Gregorio Magno, o. c., 12, 1. — 6 Sal 30, 25. — 7 San Agustín, Sermón 93, 6. — 8 San Juan Crisóstomo, Homilías sobre los Evangelios, 78, 2. — 9 San Josemaría Escrivá, o. c., 41 — 10 Cfr. Liturgia de las Horas, II, p. 221. Preces Visperae. Prov 18, 19. — 11 Santo Tomás, Catena Aurea, vol. I, p. 334.

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Santoral                   (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

San Ramón Nonato
Cardenal 
Año 1240

San Ramón Nonato: te rogamos 
por todos los católicos que tienen que sufrir 
por defender nuestra santa religión.

Se le llama Nonato (no-nacido) porque nació después de morir su madre. Ella murió al dar a luz. Después de la muerte le hicieron cesárea para que el niño pudiera nacer.

Ramón significa: "protegido por la divinidad" (Ra=divinidad. Mon=protegido). San Ramón nació en Cataluña, España, en 1204. Muy joven entró en la Congregación de Padres Mercedarios que se dedicaban a rescatar cautivos que los mahometanos habían llevado presos a Argel. Lo recibió el mismo San Pedro Nolasco, fundador de la Comunidad.

Pocos años después de haber entrado de religioso fue enviado con una gran cantidad de dinero a rescatar a los católicos que estaban esclavizados por los musulmanes en Africa. Allá gastó todo el dinero en conseguir la libertad de muchos cristianos y enviarlos otra vez a su patria, de donde habían sido llevados secuestrados por los enemigos de nuestra religión.

Cuando se le acabó el dinero se ofreció el mismo a quedarse como esclavo, con tal de que libertaran a algunos católicos que estaban en grave peligro de perder su fe y su religión por causa de los atroces castigos que los mahometanos les infligían.

Como entre los musulmanes está absolutamente prohibido hablar de la religión católica, y Ramón se dedicó a instruir en la religión a sus compañeros de esclavitud y aun hasta a algunos mahometanos, le dieron terribles tormentos y lo azotaron muchas veces hasta dejarlo casi muerto. Y al fin, como no se callaba, le amarraron la cara a una correa a la cual le echaron candado, para que no pudiera hablar, y no abrían el candado sino cuando iba a comer.

El jefe musulmán, con la esperanza de que Ramón volviera a España y le llevara más dinero para rescatar cristianos, lo dejó en libertad. Pero se dedicó a hablar de nuestra religión a cuantas más personas podía. Esto hizo arder en cólera a los mahometanos y lo volvieron a encarcelar y a atormentar. Al fin San Pedro Nolasco envió a algunos de sus religiosos con una fuerte suma de dinero y pagaron su rescate y por orden de sus superiores volvió a España.

Como premio de tantos heroísmos, el sumo Pontífice Gregorio IX lo nombró Cardenal. Pero San Ramón siguió viviendo humildemente como si fuera un pobre e ignorado religioso.

El Santo Padre lo llamó a Roma para que le colaborara en la dirección de la Iglesia, y el humilde Cardenal emprendió el largo viaje a pie. Pero por el camino lo atacaron unas altísimas fiebres y murió. Era el año 1240. Apenas tenía 36 años. Pero había sufrido y trabajado muy intensamente, y se había ganado una gran corona para el cielo.

A San Ramón le rezan las mujeres que van a tener un hijo, para que les conceda la gracia de dar a luz sin peligro ni tormentos.

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Aristide Marciano, Santo Apologista, 31 de agosto  

Aristide Marciano, Santo

Apologista

Martirologio Romano: En Atenas, san Aristídes, filósofo, notabilísimo por su fe y por su ciencia, que dedicó algunos de sus libros sobre la religión cristiana al emperador Adriano (c. 150).

Fecha de canonización: Información no disponible, la antigüedad de los documentos y de las técnicas usadas para archivarlos, la acción del clima, y en muchas ocasiones del mismo ser humano, han impedido que tengamos esta concreta información el día de hoy. Si sabemos que fue canonizado antes de la creación de la Congregación para la causa de los Santos, y que su culto fue aprobado por el Obispo de Roma, el Papa.

 

Este joven debió vivir allá por la primera mitad del siglo II.

La lectura meditada de la Biblia fue el camino derecho para que encontrase su conversión a Dios y dejase atrás todos los restos de paganismo que había a su derredor.

Siendo cristiano, se dedicó con ahínco al estudio de la filosofía; un estudio que lleva a la admiración de todo cuanto ha creado Dios.

Las persecuciones contra los cristianos fueron el motivo que le impulsó a escribir uno de los tratados apologéticos más célebres en la historia de la Iglesia. Tannta era su fama que incluso tuvo que presentar sus escritos al emperador Adriano. Para llegar a Roma tuvo que atravesar muchos países. Se detuvo en Atenas, en donde tuvo ocasión para escribir y atacar el fundamentalismo religioso de los paganos. El emperador, al leer sus argumentaciones y defensas de los cristianos, se conmovió y ya no dejaría que los creyentes en Cristo fueran perseguidos ni en Occidente ni en Oriente.

Comenzaron por sentir admiración por su Apología el propio san Jerónimo y Eusebio de Cesarea.

Los monasterios se daban tortas por tener en su biblioteca esta obra monumental de aquel tiempo.

Se han llevado a cabo muchas investigaciones y se han encontrado su obra esparcida por aquí y por allá. "La Apología" son 17 capítulos en los que expone las cuatro religiones: la bárbara, la griega, la judía y la cristiana.

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Francisco Piani de Caldarola, Beato Confesor, 31 de agosto  

Francisco Piani de Caldarola, Beato

Fecha de beatificación: Fue beatificado por el Papa Urbano VII en el año 1634.

 

Francisco fue un confesor del siglo XVI.

Fue el gran propagador y fundador de los Montes de Piedad juntamente con el
Beato Bernardino de Feltre. Los dos eran hermanos franciscanos dela estricta observancia.

La economía no andaba bien en su tiempo y sobre todo en los obreros que se dedicaban a la labores agrícolas. Para promover a los pobres, fundó en 1400 la institución de los Montes de Piedad, esto es, institutos seculares que daban créditos con intereses módicos.

De esta manera, podían trabajar y no caer en las manos de los terribles usureros. Hubo muchas luchas contra ellos provocadas por estas fundaciones.

Los mismos dominicos los llamaban Montes de Impiedad por no prestar dinero gratuitamente. Francisco se encontró con ellos en Marche. En esta localidad hay una iglesia llamada santa María del Monte. En ella estaba él y, desde ella, distribuía todos los dineros del Monte.

También fue un gran predicador. Y del éxito de su predicación no hay que decir nada más que era el fruto de sus largas noches de oración.

Murió en 1507. Ocho años más tarde, el concilio laterano aprobaba los Montes de Piedad.

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Fuente: Mercaba.org
Dominguito del Val, Santo Patrono de los monaguillos, 31 de agosto  

Dominguito del Val, Santo

4 Patrono de los monaguillos

Martirologio Romano: En la ciudad de Zaragoza, en la región de Aragón, memoria de santo Domingo del Val, mártir (1250).

 

Dominguito del Val nació en Zaragoza, la ciudad de la Virgen y de los Innumerables Mártires, el año 1243. Era rey de Aragón Jaime el Conquistador, vicario de Cristo en Roma, Inocencio IV, y obispo de Zaragoza, Arnaldo de Peralta. Media España estaba bajo el dominio de los moros y en cada pecho español se albergaba un cruzado.

Los padres de Dominguito se llamaban Sancho del Val e Isabel Sancho. Su madre era de pura cepa zaragozana, y su padre, de origen francés. El abuelo paterno había sido un esforzado guerrero a las órdenes del rey don Alfonso el Batallador. A su lado estuvo en el asedio de Zaragoza, que fue duro y prolongado. Todos los cruzados franceses se marcharon a sus casas; todos, menos uno. "Fue nuestro antepasado —decía Sancho del Val a su hijo, siempre que le contaba la historia—. El señor del Val, hijo de la fuerte Bretaña, sufrió inquebrantable el hambre y la sed, los hielos del invierno y los fuegos del verano, las vigilias prolongadas y los golpes de las armas enemigas. Y al rendirse la ciudad, el rey le hizo rico y noble, igualándole con los españoles más ilustres".

Sancho del Val no siguió a su padre por el camino de las armas. Prefirió las letras. Fue tabelión o notario y su firma quedó estampada en las actas de las Cortes de Aragón, al lado de las firmas de condes y obispos.

Dios bendijo la unión de Sancho e Isabel dándoles un hijo que iba a ser mártir y modelo de todos los niños y, de un modo especial, de los monaguillos. Porque Santo Dominguito del Val es el patrono de los monaguillos y niños de coro. El fue infantico de la catedral de Zaragoza, vistió con garbo la sotanilla roja y repiqueteó con gusto la campanilla en los días de fiesta grande. La imagen que todos hemos visto de este tierno niño nos lo representa con las vestiduras de monaguillo. Clavado en la pared con su hermosa sotana y amplio roquete. La mirada hacia el cielo y unos surcos de sangre goteando de sus pies y manos. Una estampa de dolor ciertamente, pero, también, de valentía superior a las fuerzas de un niño de pocos años. Las nobles condiciones, especialmente su piedad, que se advertían en el niño según crecía, indujeron a los padres a dedicarlo al santuario, al sacerdocio. Cuando fue mayorcito lo enviaron a la catedral. Entonces la catedral era la casa de Dios y, al mismo tiempo, escuela. Todas las mañanas, al salir el sol, hacía Dominguito el camino que separaba el barrio de San Miguel de la Seo. Una vez allí, lo primero que hacía era ayudar a misa y cantar en el coro las alabanzas de Dios y a la Virgen.

Cumplido fielmente su oficio de monaguillo, bajaba al claustro de la catedral a empezar la tarea escolar. Con el capiscol o maestro de canto ensayaban los himnos, salmos y antífonas del oficio divino. La historia y la tradición nos presentan a nuestro Santo especialmente aficionado y dotado para el canto. Por algo es el patrono de los niños de coro y seises.

La tarea escolar incluía más cosas. Había que aprender a leer, a contar, a escribir. Los pequeños dedos se iban acostumbrando a hacer garabatos sobre las tablillas apoyadas en las rodillas. La voz del maestro se oía potente y, al acabar, las cabecitas de los pequeños escolares se inclinaban rápidamente para escribir en los viejos pergaminos lo que acababan de oír. Así un día y otro día. Al atardecer volvía a casa. Un beso a los padres, y luego a contarles lo que había aprendido aquel día y las peripecias de los compañeros.

Uno se resiste a creer la historia que voy a contar. Es increíble que haya hombres tan malos. Sin embargo, parece que la substancia del hecho es verdad.

Los judíos solían amasar los alimentos de su cena pascual con sangre de niños cristianos. La historia nos ha conservado los nombres de estas víctimas inocentes: Simón de Livolés, Ricardo de Norwick, el Niño de la Guardia y Santo Dominguito del Val. "Oyemos decir —escribía el rey Alfonso el Sabio, en aquellos mismos días de Santo Dominguito del Val— que los judíos ficieron, et facem el día de Viernes Santo remembranza de la pasión de Nuestro Señor, furtando los niños et poniéndolos en la cruz, et faciendo imágenes de cera et crucificándolas, cuando los niños no pueden haber."

Los judíos eran por entonces muchos y poderosos en Zaragoza. En la sinagoga se había recordado "que al que presentase un niño cristiano sería eximido de penas y tributos". Y un sábado al terminar de explicar la Ley el rabino, dijo: "Necesitamos sangre cristiana. Si celebramos sin ella la fiesta de la Pascua, Jehová podrá echarnos en cara nuestra negligencia".

Estas palabras fueron bien recogidas por Mosé Albayucet, un usurero de cara apergaminada y nariz ganchuda. Por su frente arrugada pasó una idea negra. Pensó en aquel niño que todos los días al oscurecer pasaba delante de su tienda. Este niño era Dominguito del Val, que volvía de la catedral a casa. A veces solo y otras con un grupo de compañeros. Con frecuencia, al cruzar el barrio judío, de tiendas obscuras y estrechas callejuelas, cantaban himnos en honor del Señor y su Santísima Madre. Seguramente los que acababan de ensayar con el capiscol de la catedral.

Más de una vez los había oído Mosé Albayucet y, desde la puerta de su tienda, los había amenazado con su mano. Le pareció la ocasión oportuna y prometió a sus compañeros de secta que aquel año iban a tener sangre de niño cristiano para la Pascua y bien reciente.

Era el miércoles 31 de agosto de 1250. El atardecer se hacía más obscuro en las estrechas callejuelas del barrio judío por donde pasaba Dominguito camino de su casa. De repente, y antes de pensarlo o poder lanzar un grito, nota que algo se le echa encima. Son las manos de Mosé Albayucet que le cubren el rostro con un manto. Le amordaza bien la boca para que no pueda gritar y le mete de momento en su casa. Las garras de la maldad acaban de hacer su presa.

Aquella misma noche es trasladado el inocente niño a la casa de uno de los rabinos principales. Allí están los príncipes de la sinagoga. Dominguito tiembla de miedo ante aquellos rostros astutos y malvados. Sus manos aprietan la cruz que pende de su pecho.

—Querido niño —le dice una voz zalamera—, no queremos hacerte mal ninguno; pero si quieres salir de aquí tienes que pisar ese Cristo.

—Eso nunca —dice el niño—. Es mi Dios. No, no y mil veces no.

—Acabemos pronto —dicen aquellos malvados ante la firmeza del niño.

Va a repetirse la escena del Calvario. Uno acerca las escaleras que apoya sobre la pared; otro presenta el martillo y los clavos, y no falta quien coloca en la rubia cabellera del niño una corona de zarzas, así el parecido con la crucifixión de Cristo será mayor.

Con gran sobriedad de palabras refieren las Actas del martirio lo que sucedió:

"Arrimáronle a una pared, renovando furiosos en él la pasión del divino Redentor; crucificáronle, horadando con algunos clavos sus manos y pies; abriéronle el costado con una lanza, y cuando hubo expirado, para que no se descubriese tan enorme maldad, lo envolvieron y ataron en un lío y lo enterraron en la orilla del Ebro en el silencio de la noche."

Todos nos imaginamos fácilmente los espasmos de dolor que estremecerían aquellos músculos delicados de niño. Abrieron sus venas para recoger en unos vasos preparados su sangre. Sangre inocente que iba a ser el jugo con que amasasen los panes ácimos de la Pascua.

Una vez muerto cortaron sus manos y cabeza, que arrojaron a un pozo de la casa donde había tenido lugar el horrendo crimen. Su cuerpo mutilado fue llevado, como dicen las Actas, a orillas del Ebro. Allí sería más difícil encontrarlo.

Los judíos se retiraron a sus casas contentos de haber hecho un gran servicio a Dios. La Seo había perdido a su mejor monaguillo y el cielo había ganado un ángel más. Todo esto ocurría la noche del 31 de agosto de 1250.

Dios tenía preparado su día de triunfo, su mañana de resurrección, para Dominguito del Val.

Mientras en la casa del notario Sancho del Val se oían gemidos de dolor, una extraña aureola aparecía en la ribera del Ebro. Los guardas del puente de barcas echado sobre el río habían visto con asombro durante varios días el mismo acontecimiento. La noticia recorre toda Zaragoza.

Algunas autoridades y un grupo de clérigos se dirigen hacia el lugar de la luz misteriosa. Allí hay un pequeño trozo de tierra recientemente removida. Se escarba y, metido en un saco, aparece un bulto sanguinolento. Se comprueba que es el cuerpo mutilado de Dominguito. Una ola de dolor e indignación invade la ciudad de punta a punta.

La cabeza y las manos aparecen, también, de una manera milagrosa. Aunque aquí la leyenda no concuerda. Según una versión, un perrazo negro gime lastimeramente, y sin que nadie le pueda espantar, al borde del pozo a que fueron arrojados los miembros del niño mártir. Es el perro del notario Sancho del Val. Se agota el agua y en el fondo aparecen las manos y cabeza de Dominguito. Otra versión dice que las aguas del pozo se llenaron de resplandeciente luz, que crecieron y desbordadas mostraron el tesoro que guardaban en el fondo. Pronto se supo toda la verdad del hecho. El mismo Albayucet lo iba diciendo: "Sí, yo he sido. Matadme, me es igual; la mirada del muerto me persigue, y el sueño ha huido de mis ojos". El santo niño había de conseguir el arrepentimiento para su asesino. Bautizado y arrepentido, Albayucet subirá tranquilo a la horca.

"Divulgado el suceso —escribe fray Lamberto de Zaragoza—, y obrados por el divino poder muchos milagros, el obispo Arnaldo dispuso una procesión general, a la que asistió con todo el clero la ciudad, la nobleza, la tropa y la plebe, todos con velas blancas, y llevaron el santo cuerpo por todas las iglesias y calles de la ciudad, hasta por la puerta Cineja, mostrándolo a todos y haciendo ver en él las llagas de las manos y pies y costado."

Hoy mismo es muy viva la devoción que Zaragoza siente por su glorioso mártir. Su fiesta está incluida entre las de primera clase y los niños de coro de La Seo y del Pilar le festejan como Santo patrono. Desde los días del martirio existe la cofradía de Santo Dominguito. El rey Jaime I de Aragón tuvo a honor ser inscrito en ella.

Sus restos mortales se conservan en una capilla de la catedral en hermosa urna de alabastro. Sobre la urna un ángel sostiene esta leyenda: "Aquí yace el bienaventurado niño Domingo del Val, mártir por el nombre de Cristo".

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Fuente: Vatican.va
Pedro (Pere) Tarrés, Beato Sacerdote, 31 de agosto  

Pedro (Pere) Tarrés, Beato

Fecha de beatificación: Fue beatificado el 5 de septiembre de 2004.

 

Pere Tarrés i Claret nace el 30 de mayo de 1905 en Manresa, provincia de Barcelona, Cataluña (España).Sus padres Francesc Tarrés Puigdellívol y Carme Claret Masats eran creyentes y ejemplares; tienen otras dos hijas, Francisca y María. Pere es bautizado el 4 de junio en la parroquia de la Virgen del Carmen.

La familia realiza frecuentes traslados (Badalona, Mataró, Barcelona) a causa del trabajo del padre (mecánico); en Badalona Pere es confirmado el 31 de mayo de 1910. Alumno de los Padre escolapios recibe la primera comunión el 1 de mayo de 1913. En 1914 la familia retorna a Manresa y Pere estudia con los padres jesuitas.

Adolescente de carácter alegre y abierto, cariñoso con sus padres y hermanas, amante de la naturaleza, contemplativo, místico con alma de poeta. Habitualmente ayuda en la farmacia del Sr. Josep Balaguer, quien lo encamina hacia la continuación de los estudios.

Obtiene una beca de estudios que le permite concluir el bachiller en el colegio de San Ignacio. Con otra beca de estudios, obtenida con la ayuda de algunos médicos que lo estimaban, puede acceder a la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona. Desde 1921 vive en el barrio popular de Gracia, donde participa del Oratorio de San Felipe Neri y allí, desde 1922 a 1936, es hijo espiritual del P. Jaume Serra.

Es miembro de la Federaciò Jovens Cristians con ardiente celo apostólico. La Federaciò es Acción Católica (A.C.) como el Papa Pío XI la proponía entonces: oración, estudio y acción, bajo la dirección de la jerarquía local. Pere cubre encargos en la Federaciò y en la A. C. contemporáneamente. Para Pere el secreto de la vida espiritual de los militantes está en la devoción eucarística y el amor filial a la Madre de Dios.

En julio de 1925 muere su padre y poco tiempo después su madre sufre un accidente que la deja inválida.

En la Navidad de 1927, estando en Monistrol de Calders, hace el voto de castidad con la aprobación de su director espiritual.

En 1928, después de haber concluido la carrera de Medicina (con premio extraordinario), se establece definitivamente en Barcelona. Durante este período sus hermanas ingresan en el convento de las Concepcionistas. Junto con su compañero, Dr. Gerardo Manresa, funda el sanatorio – clínica de Nuestra Señora de la Merced de Barcelona.

Durante el ejercicio de su profesión de médico es ejemplar en la caridad y en la vida de piedad; jamás pierde aquella alegría contagiosa que le permite tratar con respetuosa familiaridad a los enfermos.

Tarrés el 8 de julio de 1936 se traslada al Monasterio de Monserrat para realizar los ejercicios espirituales, que son interrumpidos el día 21 por el Alzamiento nacional; Pere se traslada a la Generalitat y logra obtener la tutela de la policía para preservar la integridad del Monasterio de la barbarie de los anárquicos. Refugiado en Barcelona lleva, a escondidas, la comunión a los perseguidos por los milicianos rojos y logra escapar a una perquisición realizada en su casa.

En julio de 1938 debe enrolarse en el ejército republicano como médico. Gracias a su coraje y dedicación los mismos soldados piden su promoción a capitán del ejército. Dedicaba parte de su tiempo al estudio del latín y de la filosofía, en preparación a sus futuros estudios sacerdotales y no pierde ocasión de manifestar su fe.

En enero de 1939 retorna a su casa del frente de guerra. El 26 de enero de 1939 se rinde Barcelona al ejército nacional. Integrado en la vida normal continua su actividad de médico, cubre algunos encargos en la A.C. y se prepara para ingresar en el Seminario de Barcelona evento que tendrá lugar el 29 de setiembre de 1939.

En 1941 año en el cual muere su madre recibe las Órdenes menores y el subdiaconado (20 de diciembre) y al año siguiente el diaconado (22 de marzo de 1942). Ordenado presbítero el 30 de mayo de 1942 el obispo lo designa coadjutor (vicario) de la parroquia de San Esteban de Sesrovires el 3 de junio. En 1943, por deseo del Obispo, va a estudiar a la Universidad Pontificia de Salamanca donde obtiene la Licencia en Teología el 13 de noviembre de 1944.

A su retorno a Barcelona recibe los siguientes nombramientos pastorales: vice-asistente diocesano de los jóvenes de la A.C., asistente del centro parroquial de las mujeres y de las jóvenes de A.C. de la parroquia de San Vicente de Sarriá (1944), capellán de la comunidad y del colegio de las Hermanas Franciscanas de la Inmaculada Concepción (1945).

En las distintas obras apostólicas que le encargan no le faltan dificultades que lo hacen sufrir pero él sabe responder con actitudes evangélicas de caridad, prudencia y fortaleza sembrando desde la cruz la tierra de su apostolado. El 17 de noviembre de 1945 escribe en su Diario che se siente sumergido en el océano del apostolado, como había soñado por tanto tiempo, con el mismo fuego y entusiasmo que, desde laico, sintió por la Federaciò. Antes de morir expresará su alegría por el apostolado en la A.C. femenina de Sarriá, afirmando: “Yo soy hijo de obreros. En el cielo trabajaré mucho por todas Uds.”.

Durante las vacaciones en el santuario de la Virgen de Nuria, en el Pirineo de la provincia de Gerona, a 2.000 mt., recibe numerosos grupos de jóvenes de A.C.

También cubre los siguientes encargos: consejero y asesor de los Oblatos laicos benedictinos y de la Unions di scolans di Monserrat –antiguos miembros cantores del coro del monasterio- (1946), director de la Obra de la Visitación de Nuestra Señora, actividad destinada a procurar ayuda material y espiritual a los enfermos pobres (1947); beneficiado de la parroquia de Santa Ana (1949); consejero de la Escuela Católica de enseñanza social de Barcelona (1949); confesor ordinario del Seminario (1949); delegado diocesano de la Protección de la Mujer (1949); director espiritual del Hospital de Las Magdalenas, donde se acogen mujeres en fase terminal, por la prostitución o la extrema miseria moral. Pere Tarrés dejó una huella perenne y benéfica en todos los que lo trataron por actividades apostólicas.

El 17 de mayo de 1950 le realizaron una biopsia cuyo diagnóstico fue linfosarcoma linfoblástico. Tarrés vivió su enfermedad con una actitud de total abandono en Dios y ofreciendo su vida por la santificación de los sacerdotes. El 31 de agosto de 1950, a 45 años, moría en la Clínica que había fundado. Fue sepultado en el cementerio de Montjuic. El 6 de noviembre de 1975 sus restos mortales fueron trasladados a la iglesia parroquial de San Vicente de Sarriá, donde aún reposan.

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Aidano de Lindisfarne, Santo Obispo, 31 de agosto  

Aidano de Lindisfarne, Santo

Obispo

Martirologio Romano: En Lindisfarne, de Northumberland, san Aidano, obispo y abad, varón de suma mansedumbre, piedad y recto gobierno, que, llamado del monasterio de Iona por el rey Osvaldo, estableció allí su sede episcopal y un monasterio, para dedicarse con eficacia a la evangelización de aquel reino (651).

Fecha de canonización: Información no disponible, la antigüedad de los documentos y de las técnicas usadas para archivarlos, la acción del clima, y en muchas ocasiones del mismo ser humano, han impedido que tengamos esta concreta información el día de hoy. Si sabemos que fue canonizado antes de la creación de la Congregación para la causa de los Santos, y que su culto fue aprobado por el Obispo de Roma, el Papa.

 

Todo lo que se conoce de la figura de Aidano, monje, abad y obispo de Lindisfarne, muerto el año 651, está asociado a su obra como misionero en el reino de Northumbria, y puede hallarse tan sólo en las páginas que Beda le dedica es su Historia.

Oswald, reconquistará el trono de Northumbira en el año 633, luego de vivir su destierro como huésped del monasterio de Iona, donde además de ser bautizado, aprendió la lengua de los celtas y recibió una instrucción básica. Una vez en el trono decide evangelizar su reino, para lo que pide ayuda al monasterio en que conoció a Cristo, y tras el fracaso del primer misionero, Corman, es elegido Aidano.

En el año 635 es consagrado obispo, y con una pequeña comunidad de monjes se asienta en Lindisfarne, una isla del Mar del Norte a poca distancia de la costa, frente a la cual está la fortaleza de Bamburgh, residencia del rey.

La colaboración entre rey y el abad-obispo es maravillosa. El rey entrega en donación tierras y ayudas para fundar monasterios, oratorios y lugares de culto, y además acompaña a su obispo en los viajes por las distintas partes del país, y a menudo el rey se presta a hacer de traductor de la predicación de Aidano.

Beda, nos dice que Aidano “estaba particularmente dotado de la gracia de la discreción, que es la madre de las virtudes”. Junto a esta gracia brillan en Aidano la mansedumbre, el sentido del deber, el celo incansable, la generosidad con los pobres y el gusto por la oración contemplativa hecha en la soledad, según la más canónica tradición del monaquismo céltico. Para practicarla solía retirarse a los inaccesibles acantilados de la islita de Inner Farne, más lejos de tierra firme. Es interesante observar que, además de la amabilidad y mansedumbre Aidano sabe encontrar la fuerza de hablar abiertamente y sin temor ante los ricos y poderosos que no cumplen con su deber. Logra alternar el ayuno y la participación, si se le invita, a los banquetes en el palacio del rey. No usa el dinero para comprar la protección de los poderosos; pero si lo tiene o lo recibe, lo emplea para los pobres, sobre todo para el rescate de los esclavos, que a menudo después, acogidos en sus monasterios, se convierten en discípulos suyos: algunos, educados e instruidos por él, llegan incluso al sacerdocio.

Beda, señala que el obispo solía moverse a pie, quizá por humildad, cabe deducir, que esto le daba la oportunidad de detenerse a hablar con las personas que se encontraba, si eran paganos, los exhortaba a la conversión, si se trataba de creyentes, le gustaba leer con ellos un pasaje de la Escritura al objeto de reforzar su fe.

En concordancia con todo un estilo de vida, Aidano exhala su último aliento es una especie de tienda apoyada a la pared lateral de una iglesia, no lejos de la fortaleza real de Bamburgh. Es el 31 de agosto del 651.

Bibliografía: Diccionario de los santos
C. Leonardi, A. Ricardi, G. Zarri
Volumen I
Editorial San Pablo ISBN: 84-285-2258-8

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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