JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 16, 24-28
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
"Si alguno quiere venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, cargue con su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí, la conservará. Pues ¿de qué le sirve a uno ganar todo el mundo, si pierde su vida? ¿O qué puede dar uno a cambio de su vida? El Hijo del hombre va a venir con la gloria de su Padre y con sus ángeles. Entonces tratará a cada uno según su conducta. Les aseguro que algunos de los aquí presentes no morirán sin ver antes al Hijo del hombre venir como rey".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las “palabras de vida eterna” (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=272692
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: “si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros” (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). “Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso”. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: “quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación” (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesar pecados graves al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.
† Misal
vie 18a. Ordinario año Par
Antífona de Entrada
Tengo los ojos puestos en el Señor, porque él me libra de todo peligro. Mírame, Dios mío, y ten piedad de mí, que estoy solo y afligido.
Oración Colecta
Oremos:
Nos acogemos, Señor, a tu providencia que nunca se equivoca, y te pedimos humildemente que apartes de nosotros todo mal y nos concedas aquello que pueda contribuir a nuestro bien.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
¡Ay de la ciudad sanguinaria!
Lectura del libro del profeta Nahum 2, 1.3; 3, 1-3.6-7
Miren, ya se acerca por los cerros el mensajero que anuncia la paz. Celebra tus fiestas, Judá, cumple tus promesas; porque no volverá a invadirte el hombre siniestro; está totalmente aniquilado. Sí, el Señor restablece el orgullo de Jacob, la viña de Israel, que los saqueadores habían saqueado, destruyendo su ramaje.
¡Ay de ti, ciudad sanguinaria, repleta de fraude, llena de violencia, colmada de rapiña! Escuchen: chasquidos de látigos, estruendos de ruedas, galopes de caballos, rodar de carros, cargas de caballería, brillar de espadas, destellar de lanzas, multitud de heridos, montones de muertos, infinidad de cadáveres con los que se tropiezan al andar.
Te cubriré de basura y de infamia, y te pondré como espectáculo público. Todo el que te vea huirá de ti y dirá: "Nínive está desolada. ¿Quién la compadecerá? ¿Dónde encontrar quién la consuele?"
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Dt 32, 35cd-36ab.39abcd.41
Yo doy la muerte y la vida.
Está cerca el día de su ruina, se precipita su desenlace. El Señor hará justicia a su pueblo, tendrá misericordia de sus siervos.
Yo doy la muerte y la vida.
Vean ahora que yo soy el único Dios, que no hay otro fuera de mí. Yo doy la muerte y la vida, yo causo la herida y la curo.
Yo doy la muerte y la vida.
Cuando yo afile mi espada reluciente y comience a impartir justicia, me vengaré de mis enemigos y daré su merecido a mis adversarios.
Yo doy la muerte y la vida.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos, dice el Señor.
Aleluya.
Evangelio
¿Qué podrá dar el hombre a cambio de su vida?
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 16, 24-28
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
"Si alguno quiere venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, cargue con su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí, la conservará. Pues ¿de qué le sirve a uno ganar todo el mundo, si pierde su vida? ¿O qué puede dar uno a cambio de su vida? El Hijo del hombre va a venir con la gloria de su Padre y con sus ángeles. Entonces tratará a cada uno según su conducta. Les aseguro que algunos de los aquí presentes no morirán sin ver antes al Hijo del hombre venir como rey".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Confiados en tu misericordia, Señor, venimos a tu altar con nuestros dones, a fin de que te dignes purificarnos por este memorial que estamos celebrando.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
La gloria de Dios es el hombre viviente
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Tú eres el Dios vivo y verdadero; el universo está lleno de tu presencia, pero sobre todo has dejado la huella de tu gloria en el hombre, creado a tu imagen. Tú lo llamas a cooperar con el trabajo cotidiano en el proyecto de la creación y le das tu Espíritu para que sea artífice de justicia y de paz, en Cristo, el hombre nuevo.
Por eso,
unidos a los ángeles y a los santos, cantamos con alegría el himno de tu alabanza:
Antífona de la Comunión
Yo te invoco, porque tú me respondes, Dios mío; inclina el oído y escucha mis palabras.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Padre Santo, tú que nos has alimentado con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, guíanos por medio de tu Espíritu a fin de que no sólo con palabras, sino con toda nuestra vida, podamos demostrarte nuestro amor y así merezcamos entrar al Reino de los cielos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
San Lorenzo (10 de ago)
Antífona de Entrada
Alegrémonos hoy con la festividad de san Lorenzo, quien se entregó al servicio de los pobres de la Iglesia, mereció sufrir el martirio y reina gloriosamente con Cristo.
Se dice "Gloria".
Oración Colecta
Oremos:
Dios nuestro, que hiciste resplandecer al diácono san Lorenzo por su fidelidad al servicio de los demás y su glorioso martirio, concédenos, por su intercesión, amar a Cristo como él lo amó y servirlo en los hermanos.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
Primera Lectura
Al que da de buena gana lo ama Dios
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 9, 6-10
Hermanos: Recuerden que el que poco siembra, cosecha poco, y el que mucho siembra, cosecha mucho. Cada cual dé lo que su corazón le diga y no de mala gana ni por compromiso, pues Dios ama al que da con alegría. Y poderoso es Dios para colmarlos de toda clase de favores, a fin de que, teniendo siempre todo lo necesario, puedan participar generosamente en toda obra buena. Como dice la Escritura: "Repartió a manos llenas a los pobres; su justicia permanece eternamente".
Dios, que proporciona semilla al sembrador y le da pan para comer, les proporcionará a ustedes una cosecha abundante y multiplicará los frutos de su justicia.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Del salmo 11
Dichoso el hombre honrado, que se compadece y presta
Dichosos los que temen al Señor y aman de corazón sus mandamientos; poderosos serán sus descendientes. Dios bendice a los hijos de los buenos.
Dichoso el hombre honrado, que se compadece y presta
Quienes, compadecidos, prestan y llevan su negocio honradamente jamás se desviarán; vivirá su recuerdo para siempre.
Dichoso el hombre honrado, que se compadece y presta.
No temerán malas noticias, puesto que en el Señor viven confiados. Firme está y en paz su corazón, pues vencidos verán a sus contrarios.
Dichoso el hombre honrado, que se compadece y presta
Al pobre san limosna, obran siempre conforme a la justicia; su frente se alzará llena de gloria.
Dichoso el hombre honrado, que se compadece y presta
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
El que me siga no caminará en la oscuridad, y tendrá la luz de la vida, dice el Señor.
Aleluya.
Evangelio
El que me sirve será honrado por mi Padre
Lectura del santo evangelio según san Juan 12, 24-26
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
"Yo les aseguro que si el grano de trigo sembrado en la tierra, no muere, queda infecundo; pero si muere, producirá mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde; el que se aborrece a sí mismo en este mundo, asegura para la vida eterna.
El que quiera servirme que me siga, para que donde yo esté, también esté mi servidor. El que me sirve será honrado por mi Padre".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, los dones que te presentamos al celebrar al diácono san Lorenzo y haz que este sacrificio eucarístico ayude a nuestra salvación.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
Los apóstoles, cimientos de la Iglesia y testigos de Cristo
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor. Porque cimentaste tu Iglesia sobre la roca de los Apóstoles, para que ella fuera en el mundo signo permanente de tu santidad y anunciara a los hombres, tu mensaje de salvación.
Por eso,
con todos los ángeles y llenos de profunda devoción, te alabamos ahora y siempre, diciendo:
Antífona de la Comunión
El que quiera servirme, que me diga, dice el Señor, y donde yo estoy, allí estará mi servidor.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Que esta Eucaristía, que hemos celebrado a conmemorar la fiesta de san Lorenzo, nos haga participar, Señor, más profundamente de los frutos de la redención.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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† Meditación diaria
18ª semana. Viernes
EL AMOR Y LA CRUZ
— La muestra de amor más grande.
— El sentido y los frutos del dolor.
— Mortificaciones voluntariamente buscadas.
I. Jesús había llamado a sus discípulos y estos, dejándolo todo, le siguieron. Iban tras el Maestro por los caminos de Palestina, recorriendo ciudades y aldeas, compartiendo con Él alegrías, fatigas, hambre, cansancio... También, en ocasiones, expusieron su vida y su honra por Jesús. Pero esta compañía externa se fue convirtiendo, poco a poco, en un seguimiento interior, se fue realizando una transformación de sus almas. Este seguimiento más hondo requiere algo más que el desprendimiento, e incluso el abandono efectivo de casa, hogar, familia, bienes... Así se lo manifestó el Señor, como leemos en el Evangelio de la Misa1: si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.
Negarse a sí mismo significa renunciar a ser uno el centro de sí mismo. El único centro del verdadero discípulo solo puede ser Cristo, a Quien se dirigen constantemente los pensamientos, los afanes, el quehacer ordinario que se convierte en una verdadera ofrenda al Señor.
Cargar con la Cruz indica que se está dispuesto a morir. El que coge el madero y lo pone sobre sus hombros acepta su destino, sabe que su vida terminará en esa cruz. Tomar la cruz expresa una decisión resuelta, indica que estamos dispuestos a seguirle, si fuera preciso, hasta la muerte, que queremos imitarle en todo, sin poner límite alguno. Para seguir a Cristo hemos de identificar nuestra voluntad con la suya, que tomó con decisión el madero y lo llevó hasta el Calvario, donde se ofrecería a Dios Padre en una oblación de valor y amor infinitos.
Hemos de considerar frecuentemente que la Pasión y Muerte en la Cruz es la máxima expresión de su entrega al Padre y de su amor por nosotros. Ciertamente, el menor acto de amor de Jesús, la más pequeña de sus obras, aun niño, tenía un valor meritorio infinito para obtener a todos los hombres, pasados y presentes y los que habrían de venir a lo largo de los siglos, la gracia de la redención, la vida eterna y todas las ayudas necesarias para llegar a ella. Pero, a pesar de todo, quiso sufrir todos los horrores de la Pasión y de la Muerte en la cruz para mostrarnos cuánto amaba al Padre, cuánto nos amaba a cada uno de nosotros. En ocasiones, manifestó a sus discípulos esta urgencia de amor que le llenaba el alma: Tengo que recibir un bautismo, y ¡cómo me siento urgido hasta que se cumpla!2. El Espíritu Santo nos ha dejado escrito a través de San Juan que tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo Unigénito3. Jesús entregó voluntariamente su vida por amor hacia nosotros, pues nadie tiene amor más grande que el de dar uno la vida por sus amigos4.
Jesucristo revela las ansias incontenibles de entregar su vida por amor. Y si queremos seguirle, no ya externamente sino hondamente, identificándonos con Él, ¿cómo podremos rechazar la Cruz, el sacrificio, que tan íntimamente está relacionado con el amor y con la entrega? El seguir a Cristo de cerca nos llevará a la abnegación más completa, a la plenitud del amor, a la alegría más grande. La abnegación, la identificación con su santa voluntad en todo, limpia, purifica, clarifica el alma y la diviniza. “Tener la Cruz, es tener la alegría: ¡es tenerte a Ti, Señor!”5.
II. Se cuenta de un alma santa que al ver cómo todos los sucesos le eran contrarios y a una prueba le sucedía otra, y a una calamidad un desastre mayor, se volvió con ternura al Señor y le preguntó: Pero, Señor, ¿qué te he hecho?, y oyó en su corazón estas palabras: Me has amado. Pensó entonces en el Calvario y comprendió un poco mejor cómo el Señor quería purificarla y asociarla a Él en la redención de tantas gentes que andaban perdidas, lejos de Dios. Y se llenó de paz y de alegría6.
En nuestra vida vamos a encontrar penas, como todos los hombres. “Si vienen contradicciones, está seguro de que son una prueba del amor de Padre, que el Señor te tiene”7. Son ocasiones inmejorables para mirar con amor un crucifijo y contemplar a Cristo y comprender que Él, desde la Cruz, nos está diciendo: “a ti te quiero más”, “de ti espero más”. Quizá sea una enfermedad dolorosa que rompe todos nuestros proyectos, o la desgracia que llega a esas personas que más queríamos, o el fracaso profesional... Señor, ¿qué te he hecho? Y nos responderá calladamente que nos quiere y que desea una entrega sin límites a su santa voluntad, que tiene una “lógica” distinta a la humana. Llega el momento de la aceptación y del abandono, y comprendemos, quizá más tarde, ese inmenso bien. ¡Cuántas gracias daremos entonces al Señor!8.
Muchas veces, sin embargo, la Cruz la encontraremos en asuntos pequeños, que salen a nuestro paso los más de los días: el cansancio, el no disponer del tiempo que desearíamos, el tener que renunciar a un plan más agradable que nos habíamos forjado, el llevar con caridad los defectos de otras personas con las que convivimos o trabajamos, una pequeña humillación que no esperábamos, la aridez en la oración... Ahí nos espera también el Señor; nos pide que sepamos aceptar esas contradicciones, pequeñas o grandes, sin quejas estériles, sin malhumor, sin rebeldía. Nos pide amor, recoger eso que nos contraría y ofrecerlo como una joya de mucho valor. Nuestros pequeños sufrimientos, unidos a los de Cristo en la Cruz, cobran un valor infinito para reparar por tantos pecados que se cometen cada día en la tierra, y por los nuestros también.
El dolor, llevado con y por amor, tiene otros muchos frutos: satisface por nuestros pecados, purifica el alma, “y profundiza y refuerza nuestro carácter y nuestra personalidad. Nos da una comprensión y una capacidad de simpatía por nuestro prójimo que no puede adquirirse de otra manera. De hecho nos abre la vida interior del mismo Cristo, y al hacerlo así nos une más estrechamente a Él. A menudo el sufrimiento profundo es también un punto decisivo en nuestras vidas, y conduce al principio de un nuevo fervor y una nueva esperanza”9, a una nueva manera, más honda y más llena, de entender la propia existencia. Pero dolor y sufrimiento no son tristeza. La Cruz, llevada junto a Cristo, llena el alma de paz y de una profunda alegría en medio de las tribulaciones. La vida de los santos está llena de alegría; un júbilo que el mundo no conoce porque hunde sus raíces en Dios.
III. Si alguno quiere venir en pos de Mí... Nada en el mundo deseamos más que seguir a Cristo de cerca; ninguna otra cosa, ni la propia vida, amamos más que esta: identificarnos con Él, hacer nuestros sus deseos y los sentimientos que tuvo aquí en la tierra. Estamos junto a Él no solo cuando todo nos va bien, sino también al aceptar con paciencia las adversidades, contentos de poder acompañarle en su camino hacia la Cruz, uniendo nuestros sufrimientos a los suyos10.
Pero si nos limitáramos solamente a esperar las tribulaciones, las contrariedades, el dolor que no podemos evitar, faltaría generosidad a nuestro amor. Sería una actitud que escondería el deseo de contentarnos con lo mínimo. “Sería actuar con una disposición remisa, que bien podría expresarse con estas palabras: ¿Mortificación? ¡Bastantes sinsabores tiene ya la vida! ¡Ya tengo suficientes preocupaciones!
“Sin embargo, la vida interior necesita demasiado de la mortificación, como para no buscarla activamente. La mortificación que nos viene dada es importante y valiosa, pero no debe ser excusa para rehuir una generosa expiación voluntaria, que será señal de un verdadero espíritu de penitencia: Yo te ofreceré voluntario sacrificio; cantaré, ¡oh Yahvé!, tu nombre, porque es bueno (Sal 53, 8)”11.
Precisamente la Iglesia nos propone un día a la semana, el viernes, para que examinemos el sentido penitencial de nuestra vida, a la luz de la Pasión de Cristo. En este día, muchos cristianos consideran más detenidamente los misterios de dolor de la vida de Cristo, o hacen el ejercicio piadoso del Vía Crucis, o meditan o leen la Pasión del Señor... Es un día para que examinemos cómo llevamos habitualmente las contradicciones, y la generosidad, fruto del amor, con que buscamos esa mortificación voluntaria, en cosas quizá pequeñas, que vence constantemente el egoísmo, la pereza, el deseo de quedar bien en todo, de ser habitualmente el centro... Mortificaciones pequeñas para hacer más amable la vida a los demás: ser cordiales en el trato, vencer los estados de ánimo que nos llevarían quizá a tener un tono más adusto en el trato, sonreír cuando quizá tendemos a mostrarnos serios, cuidar la puntualidad en el trabajo o estudio, comer algo menos de aquello que más nos gusta o tomar un poco más de aquello que menos nos apetece, no comer entre horas, mantener el orden en la mesa de trabajo, en el armario, en la habitación... Mortificar la curiosidad, cuidar con particular esmero la guarda de los sentidos, no quejarse ante el calor, el frío o el excesivo tráfico...
Al terminar hoy la meditación sobre las palabras de Jesús: si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sigame, le decimos en la intimidad de nuestra oración: “Dame, Jesús, Cruz sin cirineos. Digo mal: tu gracia, tu ayuda me hará falta, como para todo; sé Tú mi Cirineo. Contigo, mi Dios, no hay prueba que me espante...
“—Pero, ¿y si la Cruz fuera el tedio, la tristeza? -Yo te digo, Señor, que Contigo estaría alegremente triste”12. “No perdiéndote a Ti, para mí no habrá pena que sea pena”13.
1 Mt 16, 24-25. — 2 Lc 12, 50. — 3 Jn 3, 16. — 4 Jn 15, 13. — 5 San Josemaría Escrivá, Forja, n. 766. — 6 Cfr. R. Garrigou-Lagrange, El Salvador, p. 311. — 7 San Josemaría Escrivá, o, c., n. 815. — 8 Cfr. J. Tissot, La vida interior, p. 318. — 9 E. Boylan, El amor supremo, vol. II, p. 119. — 10 Cfr. Pablo VI, Const. Paenitemini, 17-II-1966, I. — 11 R. Balbín, Sacrificio y alegría, Rialp, 2ª ed., Madrid 1975, p. 130. - 12 San Josemaría Escrivá, o. c., n. 252. — 13 Ibídem, n. 253.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
San Lorenzo |
Su nombre significa: "coronado de laurel".
Los datos acerca de este santo los ha narrado San Ambrosio, San Agustín y el poeta Prudencio.
Lorenzo era uno de los siete diáconos de Roma, o sea uno de los siete hombres de confianza del Sumo Pontíice. Su oficio era de gran responsabilidad, pues estaba encargado de distribuir las ayudas a los pobres.
En el año 257 el emperador Valeriano publicó un decreto de persecución en el cual ordenaba que todo el que se declarara cristiano sería condenado a muerte. El 6 de agosto el Papa San Sixto estaba celebrando la santa Misa en un cementerio de Roma cuando fue asesinado junto con cuatro de sus diáconos por la policía del emperador. Cuatro días después fue martirizado su diácono San Lorenzo.
La antigua tradición dice que cuando Lorenzo vio que la Sumo Pontífice lo iban a matar le dijo: "Padre mío, ¿te vas sin llevarte a tu diácono?" y San Sixto le respondió: "Hijo mío, dentro de pocos días me seguirás". Lorenzo se alegró mucho al saber que pronto iría a gozar de la gloria de Dios.
Entonces Lorenzo viendo que el peligro llegaba, recogió todos los dineros y demás bienes que la Iglesia tenía en Roma y los repartió entre los pobres. Y vendió los cálices de oro, copones y candeleros valiosos, y el dinero lo dio a las gentes más necesitadas.
El alcalde de Roma, que era un pagano muy amigo de conseguir dinero, llamó a Lorenzo y le dijo: "Me han dicho que los cristianos emplean cálices y patenas de oro en sus sacrificios, y que en sus celebraciones tienen candeleros muy valiosos. Vaya, recoga todos los tesoros de la Iglesia y me los trae, porque el emperador necesita dinero para costear una guerra que va a empezar".
Lorenzo le pidió que le diera tres días de plazo para reunir todos los tesoros de la Iglesia, y en esos días fue invitando a todos los pobres, lisiados, mendigos, huérfanos, viudas, ancianos, mutilados, ciegos y leprosos que él ayudaba con sus limosnas. Y al tercer día los hizo formar en filas, y mandó llamar al alcalde diciéndole: "Ya tengo reunidos todos los tesoros de la iglesia. Le aseguro que son más valiosos que los que posee el emperador".
Llegó el alcalde muy contento pensando llenarse de oro y plata y al ver semejante colección de miseria y enfermedad se disgustó enormemente, pero Lorenzo le dijo: "¿por qué se disgusta? ¡Estos son los tesoros más apreciados de la iglesia de Cristo!"
El alcalde lleno de rabia le dijo: "Pues ahora lo mando matar, pero no crea que va a morir instantáneamente. Lo haré morir poco a poco para que padezca todo lo que nunca se había imaginado. Ya que tiene tantos deseos de ser mártir, lo martirizaré horriblemente".
Y encendieron una parrilla de hierro y ahí acostaron al diácono Lorenzo. San Agustín dice que el gran deseo que el mártir tenía de ir junto a Cristo le hacía no darle importancia a los dolores de esa tortura.
Los cristianos vieron el rostro del mártir rodeado de un esplendor hermosísismo y sintieron un aroma muy agradable mientras lo quemaban. Los paganos ni veían ni sentían nada de eso.
Después de un rato de estarse quemando en la parrilla ardiendo el mártir dijo al juez: "Ya estoy asado por un lado. Ahora que me vuelvan hacia el otro lado para quedar asado por completo". El verdugo mandó que lo voltearan y así se quemó por completo. Cuando sintió que ya estaba completamente asado exclamó: "La carne ya está lista, pueden comer". Y con una tranquilidad que nadie había imaginado rezó por la conversión de Roma y la difusión de la religión de Cristo en todo el mundo, y exhaló su último suspiro. Era el 10 de agosto del año 258.
El poeta Pruedencio dice que el martirio de San Lorenzo sirvió mucho para la conversión de Roma porque la vista del valor y constancia de este gran hombre convirtió a varios senadores y desde ese día la idolatía empezó a disminuir en la ciudad.
San Agustín afirma que Dios obró muchos milagros en Roma en favor de los que se encomendaban a San Lorenzo.
El santo padre mandó construirle una hermosa Basílica en Roma, siendo la Basílica de San Lorenzo la quinta en importancia en la Ciudad Eterna.
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Fuente: Corazones.org
Filomena, Santa Mártir, 10 de agosto
Mártir Descubrimiento de sus restos mortales |
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Fuente: Archidiócesis de Madrid || FrateFrancesco.org
Amadeo de Silva y Meneses, Beato Sacerdote Fundador, 10 de agosto
Sacerdote Fundador Incluido en la historia y santoral pacense. Hermano de Santa Beatriz Silva y Meneses, fundadora de la Orden de las Concepcionistas. |
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Fuente: DonOrione.org.ar
Francisco Drzewiecki, Beato Presbítero y Mártir, 10 de agosto
Presbítero y Mártir Martirologio Romano: En el campo de concentración de Dachau, cerca de Munich, en Baviera, de Alemania, beatos Francisco Drzewiecki, de la Congregación de la Pequeña Obra de la Divina Providencia, y Eduardo Grzymala, presbíteros y mártires. Oriundos de Polonia, y devastada su patria durante la guerra, fueron encerrados en una cárcel extranjera, emigrando a Cristo desde la cámara de gas (1942). Presbítero polaco de la Obra Don Orione que entregó su vida en un campo de concentración durante la Segunda Guerra Mundial. |
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Fuente: Libro "Santos y Beatos de la Cartuja"
Lázaro Tiersot, Beato Presbítero y Mártir, 10 de agosto
Presbítero y Mártir Martirologio Romano: En el brazo de mar frente a Rochefort, en la costa de Francia, beatos Claudio José Jouiffret de Bonnefont, de la Sociedad de San Sulpicio, Francisco Frangois, de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, y Lázaro Tiersot, de la Orden de los Cartujos, todos presbíteros y mártires, que durante la Revolución Francesa, encerrados a una vieja nave, consumaron su martirio por el hecho de ser sacerdotes (1794). Era profeso de la cartuja de Nyestra Sra. de Fontenay (18 de diciembre de 1769). Cuando fueron suprimidas las Órdenes monásticas, él se retiró a la ciudad de Avallón. Allí fue detenido el 19 de abril de 1793 siendo trasladado a Auxerre, desde donde, con otros 15 sacerdotes de Avallón, fue deportado un año mas tarde y se le embarcó en el buque Washington. Un compañero de infortunio llamado SOUDAIS, nos dejó después el siguiente testimonio sobre Dom Lázaro: “El primero de nuestro departamento que cayó enfermo fue el Padre TIERSOT, cartujo de Avallón, quien había ejercido en otro tiempo el cargo de Vicario en su Orden. Se atribuyó su enfermedad a la caritativa costumbre que había tomado de no acostarse durante 4 días, para no molestar a sus vecinos que se quejaban de no disponer de cama. . . El último día de su enfermedad, algunos de los nuestros le encontraron y le dijeron que pronto volvería a unirse a nosotros en el mismo departamento. Ante esta salida, sonrió y dijo: Mañana me toca a mí. Dentro de tres horas ya no estaré más en este mundo. |
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Fuente: LaVerdadCatólica.org
Arcángel de Calatafino Piacentini, Beato Presbítero, 10 de agosto
Martirologio Romano: En Alcami, en Sicilia, beato Arcángel de Calatafino Piacentini, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, insigne por su austeridad de vida y su amor a la soledad (1460). Nativo de Calatafimi, Sicilia; Italia. Descendiente de la noble familia Piacentini o Piacenza. |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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Si no se desuscribe es porque recibe el mensaje en su otro email que le reenvía al actual: debe escribir desde ese otro email.