JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Marcos 11, 11-26
Gloria a ti, Señor.
Después de haber sido aclamado por la multitud, Jesús entró en Jerusalén, fue al templo y miró todo lo que en él sucedía; pero como ya era tarde, se marchó a Betania con los Doce.
Al día siguiente, cuando salieron de Betania, sintió hambre. Viendo a lo lejos una higuera con hojas, Jesús se acercó a ver si encontraba higos; pero al llegar, sólo encontró hojas, pues no era tiempo de higos. Entonces le dijo a la higuera:
"Que nunca jamás coma nadie frutos de ti".
Y sus discípulos lo estaban oyendo. Cuando llegaron a Jerusalén, entró en el templo y se puso a arrojar de allí a los que vendían y compraban; volcó las mesas de los que cambiaban dinero y los puestos de los que vendían palomas; y no dejaba que nadie cruzara por el templo cargando cosas. Luego se puso a enseñar a la gente, diciéndoles:
"¿Acaso no esta escrito: Mi casa será casa de oración para todos los pueblos? Pero ustedes la han convertido en una cueva de ladrones".
Los sumos sacerdotes y los escribas se enteraron de esto y buscaban la forma de matarlo; pero le tenían miedo, porque todo el mundo estaba asombrado de sus enseñanzas. Cuando atardeció, Jesús y los suyos salieron de la ciudad. A la mañana siguiente, cuando pasaban junto a la higuera, vieron que estaba seca hasta la raíz. Pedro cayó en la cuenta y le dijo a Jesús:
"Maestro, mira: la higuera que maldijiste se secó".
Jesús les dijo entonces:
"Tengan fe en Dios. Les
aseguro que si uno le dice a ese monte: "Quítate de allí y arrójate al mar", sin dudar en su corazón y creyendo que va a suceder lo que dice, lo obtendrá. Por eso les digo: Cualquier cosa que pidan en la oración, crean ustedes que ya se la han concedido, y la obtendrán. Y cuando se pongan a orar, perdonen lo que tengan contra otros, para que también el Padre, que está en el cielo, les perdone a ustedes sus ofensas; porque si ustedes no perdonan, tampoco el Padre, que está en el cielo, les perdonará a ustedes sus
ofensas".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.
El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk
El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu
El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc
Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?
Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).
Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?
Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).
† Misal
vie 8a. Ord. año Par desp Pentecostés
Canten al Señor un cántico nuevo, toda la tierra cante al Señor. Hay brillo y esplendor en su presencia y en su templo, belleza y majestad.
Oremos:
Dios eterno y todopoderoso, conduce nuestra vida por el camino de tus mandamientos para que, unidos a tu Hijo amado, podamos producir frutos abundantes.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Sean buenos administradores de la gracia multiforme de Dios
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro
4, 7-13
Hermanos: Ya está cerca el final de todo; por tanto, vivan con sensatez y en vigilancia para poder orar. Sobre todo, mantengan en continua actividad el amor mutuo, pues el amor sepulta una multitud de pecados. Sean hospitalarios los unos con los otros, sin quejas.
Que cada uno, como buen administrador de la gracia multiforme de Dios, emplee, para servir a los demás, los dones recibidos. Quien habla, sea mensajero de las palabras de Dios; quien se dedica a servir a los demás, que los sirva con la fuerza que Dios le comunica. De modo que Dios sea glorificado en todo, por medio de Jesucristo, a quien corresponden la gloria y el poder, por los siglos de los siglos. Amén.
No se sorprendan, queridos hermanos, del fuego de persecución que ha prendido por ahí para ponerlos a prueba, como si les sobreviniera algo nunca visto. Al contrario, alégrense de compartir ahora los padecimientos de Cristo, para que, cuando se manifieste su gloria, el júbilo de ustedes sea desbordante.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 95
El Señor juzgará a todas las naciones.
"Reina el Señor", digamos a los pueblos. El afianzó con su poder el orbe, gobierna a las naciones con justicia.
El Señor juzgará a todas las naciones.
Alégrense los cielos y la tierra, retumbe el mar y el mundo submarino. Salten de gozo el campo y cuanto encierra, manifiesten los bosques regocijo. El Señor juzgará a todas las naciones Regocíjese todo ante el Señor, porque ya viene a gobernar el orbe. Justicia y rectitud serán las normas con las que rija a todas las naciones.
El Señor juzgará a todas las naciones.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Yo los he elegido del mundo, dice el Señor, para que vayan y den fruto y su fruto permanezca.
Aleluya.
Mi casa será casa de oración para todos los pueblos. Tengan fe en Dios
† Lectura del santo Evangelio según san Marcos 11, 11-26
Gloria a ti, Señor.
Después de haber sido aclamado por la multitud, Jesús entró en Jerusalén, fue al templo y miró todo lo que en él sucedía; pero como ya era tarde, se marchó a Betania con los Doce.
Al día siguiente, cuando salieron de Betania, sintió hambre. Viendo a lo lejos una higuera con hojas, Jesús se acercó a ver si encontraba higos; pero al llegar, sólo encontró hojas, pues no era tiempo de higos. Entonces le dijo a la higuera:
"Que nunca jamás coma nadie frutos de ti".
Y sus discípulos lo estaban oyendo. Cuando llegaron a Jerusalén, entró en el templo y se puso a arrojar de allí a los que vendían y compraban; volcó las mesas de los que cambiaban dinero y los puestos de los que vendían palomas; y no dejaba que nadie cruzara por el templo cargando cosas. Luego se puso a enseñar a la gente, diciéndoles:
"¿Acaso no esta escrito: Mi casa será casa de oración para todos los pueblos? Pero ustedes la han convertido en una cueva de ladrones".
Los sumos sacerdotes y los escribas se enteraron de esto y buscaban la forma de matarlo; pero le tenían miedo, porque todo el mundo estaba asombrado de sus enseñanzas. Cuando atardeció, Jesús y los suyos salieron de la ciudad. A la mañana siguiente, cuando pasaban junto a la higuera, vieron que estaba seca hasta la raíz. Pedro cayó en la cuenta y le dijo a Jesús:
"Maestro, mira: la higuera que maldijiste se secó".
Jesús les dijo entonces:
"Tengan fe en Dios. Les
aseguro que si uno le dice a ese monte: "Quítate de allí y arrójate al mar", sin dudar en su corazón y creyendo que va a suceder lo que dice, lo obtendrá. Por eso les digo: Cualquier cosa que pidan en la oración, crean ustedes que ya se la han concedido, y la obtendrán. Y cuando se pongan a orar, perdonen lo que tengan contra otros, para que también el Padre, que está en el cielo, les perdone a ustedes sus ofensas; porque si ustedes no perdonan, tampoco el Padre, que está en el cielo, les perdonará a ustedes sus
ofensas".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, con bondad los dones que te presentamos y santifícalos por medio de tu Espíritu para que se nos conviertan en sacramento de salvación.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Alabanza a Dios por la creación
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque has querido ser, por medio de tu amado Hijo, no sólo el creador del género humano, sino también el autor generoso de la nueva creación.
Por eso,
con razón te sirven todas las criaturas, con justicia te alaban todos los redimidos y unánimes te bendicen tus santos. Con ellos, unidos a los ángeles, nosotros queremos celebrarte y te alabamos diciendo:
Yo soy la luz del mundo, dice el Señor; el que me sigue no caminará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Te damos gracias, Señor, por habernos alimentado con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, y te pedimos que este don tuyo sea para nosotros fuente inagotable de vida.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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Dia 27/05 San Agustín de Cantorbery (obispo, blanco)
Antífona de Entrada
Estos son los hombres santos amigos de Dios, insignes predicadores del Evangelio.
Oración Colecta
Oremos:
Señor Dios, que por la predicación de tu obispo san Agustín de Cantorbery llevaste a los pueblos de Inglaterra la luz del Evangelio; concédenos que el fruto de su trabajo apostólico perdure en tu Iglesia con perenne fecundidad.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Hubiéramos querido entregarles no solamente el Evangelio, sino también nuestra propia vida
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 2, 2-8
Hermanos: Apoyados en nuestro Dios, tuvimos el valor de predicarles su Evangelio en medio de una fuerte oposición.
Es que nuestra predicación no nace del error ni de intereses mezquinos ni del deseo de engañarlos, sino que predicamos el Evangelio de acuerdo con el encargo que Dios, considerándonos aptos, nos ha hecho, y no para agradar a los hombres, sino a Dios que es el que conoce nuestros corazones.
Nunca nos hemos presentado, bien lo saben ustedes y Dios es testigo de ello, con palabras aduladoras ni con disimulada codicia, ni hemos buscado las alabanzas de ustedes ni las de nadie. Aunque hubiéramos podido imponerles nuestra autoridad, como apóstoles de Cristo,
sin embargo los tratamos con la misma ternura con la que una madre estrecha en su regazo a sus pequeños. Tan grande es nuestro afecto por ustedes, que hubiéramos querido entregarles no solamente el Evangelio de Dios, sino también nuestra propia vida, porque han llegado ustedes a sernos sumamente queridos.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Del salmo 95
Cantemos la grandeza del Señor.
Cantemos al Señor un nuevo canto, que le cante al Señor toda la tierra; cantemos al Señor y bendigámoslo.
Cantemos la grandeza del Señor.
Proclamemos su amor día tras día, su grandeza anunciemos a los pueblos, de nación en nación, sus maravillas.
Cantemos la grandeza del Señor.
Alaben al Señor, pueblos del orbe, reconozcan su gloria y su poder y tribútenle honores a su nombre.
Cantemos la grandeza del Señor.
"Reina el Señor", anuncien a los pueblos, él afianzó con su poder el orbe, con toda rectitud rige a los pueblos.
Cantemos la grandeza del Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Yo soy el buen pastor, dice el Señor; yo conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí.
Aleluya.
Evangelio
La cosecha es mucha y los trabajadores, pocos
† Lectura del Santo Evangelio según san Mateo 9, 35-38
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, predicando el Evangelio del Reino y curando toda enfermedad y dolencia. Al ver a las multitudes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y desamparadas, como ovejas sin pastor. Entonces dijo a sus discípulos:
"La cosecha es mucha y los trabajadores, pocos. Rueguen, por lo tanto, al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Mira, Señor todopoderoso, el sacrificio que vamos a ofrecerte en honor de san Agustín de Cantorbery y a cuantos celebramos los misterios de la pasión de tu Hijo, concédenos imitarlo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
Los santos pastores siguen presentes en la Iglesia
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque permites que tu Iglesia se alegre hoy con la festividad de san Agustín de Cantorbery, para animarnos con el ejemplo de su vida, instruirnos con su palabra y protegernos con su intercesión.
Por eso,
con los ángeles y los santos, te cantamos el himno de alabanza diciendo sin cesar:
Antífona de la Comunión
Yo mismo apacentaré mis ovejas, dice el Señor; yo les buscaré un lugar para su descanso.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Por la gracia de este sacramento, confirma, Señor, a tus hijos en la verdad de la fe, para que den testimonio de ella con las palabras y las obras, a ejemplo de san Agustín de Cantorbery que consagró su vida a propagarla.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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† Meditación diaria
8ª semana. Viernes
OBRAS SON AMORES: APOSTOLADO
— Maldición de la higuera que solo tenía hojas. Todo tiempo, toda circunstancia, deben ser buenos para dar frutos de santidad y de apostolado.
— Obras son amores y no buenas razones. La vida interior se expresa en realidades concretas.
— El amor a Dios se manifiesta en un apostolado alegre y lleno de iniciativas.
I. Salió Jesús de Betania camino de Jerusalén, que distaba pocos kilómetros, y sintió hambre, según nos dice San Marcos en el Evangelio de la Misa1. Es una de tantas ocasiones en que se manifiesta la Santísima Humanidad de Cristo, que quiso estar muy próximo a nosotros y participar de las limitaciones y necesidades de la naturaleza humana para que aprendamos nosotros a santificarlas. El Evangelista nos indica que vio Jesús una higuera alejada del camino y se acercó a ella por si encontraba algo que comer, pero no halló más que hojas, pues no era tiempo de higos. La maldijo el Señor: Nunca jamás coma nadie fruto de ti. Volvieron de nuevo aquel día, ya tarde, de Jerusalén a Betania; probablemente Jesús se hospedaba en casa de aquella familia amiga donde era siempre bien recibido: la casa de Lázaro, de Marta y de María. Y a la mañana siguiente, cuando se dirigían a la ciudad santa, todos vieron que la higuera se había secado de raíz.
Jesús sabía bien que no era tiempo de higos y que la higuera no los tenía, pero quiso enseñar a sus discípulos, de una forma que jamás olvidarían, cómo Dios había venido al pueblo judío con hambre de encontrar frutos de santidad y de buenas obras, pero no halló más que prácticas exteriores sin vida, hojarasca sin valor. También aprendieron los Apóstoles en aquella ocasión que todo tiempo debe ser bueno para dar frutos. No podemos esperar circunstancias especiales para santificarnos. Dios se acerca a nosotros buscando buenas obras en la enfermedad, en el trabajo normal, igual en situaciones en que se nos acumulan muchos quehaceres como cuando todo está ordenado y tranquilo, tanto en momentos de cansancio como en días de vacaciones, en el fracaso, en la ruina económica si el Señor la permite y en la abundancia... Son precisamente esas circunstancias las que pueden y deben dar fruto; distinto quizá, pero inmejorable y espléndido. En todas las circunstancias debemos encontrar a Dios, porque Él nos da las gracias convenientes. "También tú –comenta San Beda– debes guardarte de ser árbol estéril, para poder ofrecer a Jesús, que se ha hecho pobre, el fruto del que tiene necesidad"2. Él quiere que le amemos siempre con realidades, en cualquier tiempo, en todo lugar, cualquiera que sea la situación que atraviese nuestra vida. ¿Procuramos dar fruto ahora, en el momento, edad y circunstancias en los que nos encontramos? ¿Esperamos situaciones más favorables para llevar a nuestros amigos a Dios?
II. Las palabras de Jesús son fuertes: Nunca jamás coma nadie fruto de ti. Jesús maldice esta higuera porque solamente encontró en ella hojas, apariencia de fecundidad, follaje. Realiza un gesto llamativo para que quede bien grabada la enseñanza en el alma de sus discípulos y en la nuestra. La vida interior del cristiano, si es verdadera, va acompañada de frutos: obras externas que aprovechan a los demás. "Se ha puesto de relieve muchas veces –recuerda San Josemaría Escrivá– el peligro de las obras sin vida interior que las anime, pero se debería también subrayar el peligro de una vida interior –si es que puede existir– sin obras.
"Obras son amores y no buenas razones: no puedo recordar sin emoción este cariñoso reproche –locuela divina– que el Señor grabó con claridad y a fuego en el alma de un pobre sacerdote mientras distribuía la Sagrada Comunión, hace años, a unas religiosas y decía sin ruido de palabras a Jesús con el corazón: te amo más que estas.
"¡Hay que moverse, hijos míos, hay que hacer! Con valor, con energía, y con alegría de vivir, porque el amor echa lejos de sí el temor (cfr. 1 Jn 4, 18), con audacia, sin timideces...
"No olvidéis que, si se quiere, todo sale: Deus non denegat gratiam; Dios no niega su ayuda, al que hace lo que puede"3. Es cuestión de vivir de fe y de poner los medios que estén a nuestro alcance en cada circunstancia; no esperar con los brazos cruzados situaciones ideales, que es posible que nunca se presenten, para hacer apostolado; no aguardar a tener todos los medios humanos para ponerse a actuar cara a Dios, sino manifestar con hechos el amor que llevamos en el corazón. Veremos con agradecimiento y con admiración cómo el Señor multiplica y hace fructificar nuestras siempre escasas fuerzas en relación a lo que Él nos pide.
Si es auténtica, nuestra vida interior –el trato con Dios en la oración y en los sacramentos– se traduce necesariamente en realidades concretas: apostolado a través de la amistad y de los vínculos familiares; obras de misericordia espirituales, o materiales, según las circunstancias: enseñar al que no sabe (dar charlas de formación, colaborar en una catequesis, dar un consejo oportuno al que vacila o está desorientado...), colaborar en empresas de educación que imparten una visión cristiana de la vida, hacer compañía y dar consuelo a esos enfermos y ancianos que se encuentran prácticamente abandonados...
Siempre, en toda circunstancia, en formas muy variadas, la vida interior se debe expresar –de modo continuo– en obras de misericordia, en realidades de apostolado. La vida interior que no se manifiesta en obras concretas, se queda en mera apariencia, y necesariamente se deforma y muere. Si crece nuestra intimidad con Cristo es lógico que mejoren nuestro trabajo, el carácter, la disponibilidad para la mortificación, el modo de tratar a quienes tenemos cerca en nuestro vivir diario, las virtudes de la convivencia: la comprensión, la cordialidad, el optimismo, el orden, la afabilidad... Son frutos que el Señor espera hallar cuando se acerca cada día a nuestra vida corriente. El amor, para crecer, para sobrevivir, necesita expresarse en realidades.
III. Jesús no encontró más que hojas... No existen frutos duraderos en el cristiano cuando por falta de vida interior, de estar metido en Dios y de considerar en su presencia la tarea apostólica, se da lugar al activismo (hacer, moverse... sin estar respaldados por una honda vida de oración), que a la postre resulta estéril, ineficaz, y es síntoma frecuentemente de falta de rectitud de intención. Allí no existe más que una obra puramente humana, sin relieve sobrenatural, quizá consecuencia de la ambición, del afán de figurar, que se puede meter en todo lo que el hombre realiza, hasta en lo de apariencia más elevada. Con razón se ha puesto de relieve el peligro del activismo: obras en sí buenas, pero sin vida interior que las apoye. San Bernardo, y después de él muchos autores, llamaba a esas obras ocupaciones malditas4.
Pero también la falta de frutos verdaderos en el apostolado se puede dar por pasividad, por falta de un amor con obras. Y si el activismo es malo y estéril, la pasividad es funesta, pues el cristiano puede engañarse a sí mismo, creyendo que ama a Dios porque realiza actos de piedad: es verdad que los hace, pero no acabadamente, porque no mueven a hacer el bien. Estas prácticas piadosas sin frutos serían la hojarasca vacía y estéril, porque la verdadera vida interior lleva a un apostolado intenso, en cualquier situación y ambiente, a actuar con valentía, con audacia, con iniciativas, echando fuera los respetos humanos, "con alegría de vivir", con la fuerza que imprime un amor siempre joven. Hoy, mientras hablamos con el Señor en este rato de oración, podemos examinar si hay frutos en nuestra vida, ahora, en el presente. ¿Tengo iniciativas como sobreabundancia de mi vida interior, de mi oración, o pienso, por el contrario, que en mi ambiente –en la facultad, en la fábrica, en la oficina...– nada puedo hacer, que no es posible ya obtener más frutos para Dios? ¿Me comprometo y ayudo eficazmente en empresas apostólicas..., o "solo rezo"? ¿Me justifico diciéndome que entre el trabajo, la familia, la dedicación a las prácticas de piedad, "no tengo tiempo"? Entonces lo normal será que el trabajo, la vida de familia... tampoco sean ocasión de apostolado.
Obras son amores... El verdadero amor a Dios se manifiesta en un apostolado comprometido, realizado con tenacidad. Y si el Señor nos encontrara pasivos, contentándonos con unas prácticas de piedad sin manifestación apostólica llena de alegría y de constancia, quizá podría decirnos en la intimidad de nuestro corazón: más obras... y menos "buenas razones". Son muchas las ocasiones a lo largo de un día para –de mil formas diferentes– dar a conocer a Cristo, si nuestro amor es verdadero. La vida interior sin un profundo afán apostólico se va empequeñeciendo y muere; se queda en mera apariencia. A la mañana siguiente, al pasar -anota el Evangelista-, los Apóstoles vieron que la higuera se había secado de raíz, completamente. Es la imagen expresiva de aquellos que por comodidad, por pereza, por falta de espíritu de sacrificio, no dan esos frutos que el Señor espera. Una vida apostólica, como ha de ser la de todo cristiano, es lo opuesto a esta higuera seca: es vida, iniciativa, entusiasmo por la tarea apostólica, amor hecho obras, alegría, actividad quizá callada pero constante...
Examinemos nuestra vida y veamos si podemos presentar al Señor –que se acerca a nosotros con hambre y sed de almas– frutos maduros, realidades hechas con un sacrificio alegre. En la dirección espiritual nos pueden ayudar a distinguir lo que haya en cada uno de nosotros de activismo (dónde tenemos que rezar más) y lo que haya de falta de iniciativa (dónde tenemos que "movernos" más). La Virgen, Nuestra Señora, nos enseñará a reaccionar para que jamás la vida interior, nuestro deseo de amar a Dios, se convierta en hojarasca vacía y sin valor.
1 Mc 11, 11-26. — 2 San Beda, Comentario al Evangelio de San Marcos, in loc. — 3 San Josemaría Escrivá, Carta 6-V-1945, n. 44. — 4 Cfr. J. D. Chautard, El alma de todo apostolado, Palabra, Madrid 1976, pp. 130-131.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
San Agustín de Canterbury |
San Agustín de Canterbury es considerado uno de los más grandes evangelizadores, al lado de San Patricio de Irlanda y San Bonifacio en Alemania. Tiene el gran mérito de haber dirigido la evangelización de Inglaterra.
Era superior del convento benedictino de Roma, cuando el Sumo Pontífice San Gregorio Magno se le ocurrió en el año 596 tratar de evangelizar a la isla de Inglaterra que era pagana. Conociendo el espíritu generoso y emprendedor de Agustín, que no se acobardaba ante ninguna dificultad, y además sus grandes virtudes, el Papa lo envió con 39 monjes más a tratar de convertir a esos paganos sajones.
Y sucedió que al llegar Agustín y sus 39 compañeros a la costa, donde se tomaba la embarcación para llegar a Inglaterra, allí les contaron terribles barbaridades acerca de los habitantes de esa isla, y los otros misioneros sintieron mucho miedo y enviaron al santo a que fuera a Roma a contarle al Pontífice lo peligroso que era esto que iban a emprender. Agustín fue a hablar con el Papa, pero san Gregorio lo animó de tal manera, recordándole que Dios les concedería la buena voluntad de aquellas gentes, que ya desde entonces Agustín no se dejó desanimar por los temores.
En Inglaterra mandaba el rey Etelberto que tenía una esposa muy santa (que después se llamó Santa Berta) y el primer regalo que Dios les concedió a los nuevos misioneros fue darles la buena voluntad del rey. Este los recibió muy cariñosamente y les pidió que le enseñaran la religión, y tanto le agradó que pronto se hizo bautizar y les regaló su palacio real para que les sirviera de convento a los misioneros y les dio un templo en Canterbury para que allí enseñaran. Y en ese sitio está ahora la más famosa catedral de Inglaterra: la Catedral de Canterbury.
El rey dejó en libertad a los súbditos para que escogieran la religión que quisieran, pero les recomendó que se instruyeran en la religión de Jesucristo y tanto les agradaron a aquellas gentes las enseñanzas de Agustín y sus monjes, que en la Navidad del año 597 se hicieron bautizar 10,000 ingleses y entre los nuevos bautizados estaban los que ocupaban los cargos más importantes de la nación.
Agustín envió a dos de sus mejores monjes a Roma a contarle al Sumo Pontífice tan hermosas noticias, y el Papa en cambió le envió el nombramiento de arzobispo, y otro buen grupo de misioneros, y cálices y libros para las celebraciones y muchas imágenes religiosas que a esas gentes recién convertidas les agradaban en extremo. San Gregorio se alegró muchísimo ante noticias tan consoladoras, y le recomendó a San Agustín un simpático plan de trabajo.
San Gregorio, sabiendo que la principal virtud del obispo Agustín era la docilidad a sus superiores, le envió las siguientes recomendaciones 1º. No destruir los templos de los paganos, sino convertirlos en templos cristianos. 2º. No acabar con todas las fiestas de los paganos, sino convertirlas en fiestas cristianas. Por ejemplo ellos celebraban las fiestas de sus ídolos con grandes banquetes en los cuales participaban todos. Pues hacer esos banquetes, pero en honor de los mártires y santos. 3º. Dividir el país en tres diócesis: Canterbury, Londres y York.
Nuestro santo cumplió exactamente estas recomendaciones, que le produjeron muy buenos resultados. Y fue nombrado por el Papa, jefe de toda la Iglesia Católica de Inglaterra (Arzobispo Primado). En las reuniones sobresalía entre todos por su gran estatura y por su presencia muy venerable que infundía respeto y admiración.
San Agustín escribía frecuentemente desde Inglaterra al Papa San Gregorio a Roma pidiéndole consejos en muchos casos importantes, y el Sumo Pontífice le escribía ciertas advertencias muy prácticas como estas: "Dios le ha concedido el don de hacer milagros, y le ha dejado el inmenso honor de convertir a muchísimos paganos al cristianismo, y de que las gentes lo quieran y lo estimen mucho. Pero cuidado, mi amigo, que esto no le vaya a producir orgullo. Alégrese de haber recibido estos regalos del buen Dios, pero tenga temor de no aprovecharlos debidamente. Consuélese al ver que con los milagros y la predicación logra que tantos paganos se vuelvan cristianos católicos, pero no vaya a creerse mejor que los demás, porque entonces le estaría robando a Dios el honor y la gloria que sólo El se merece. Hay muchos que son muy santos y no hacen milagros ni hablan hermosamente. Así que no hay que llenarse de orgullo por haber recibido estas cualidades, sino alegrarse mucho al ver que Dios es más amado y más glorificado por las gentes". Mucho le sirvieron a Agustín estos consejos para mantenerse humilde.
Después de haber trabajado por varios años con todas las fuerzas de su alma por convertir al cristianismo el mayor número posible de ingleses, y por organizar de la mejor manera que pudo, la Iglesia Católica en Inglaterra, San Agustín de Canterbury murió santamente el 26 de mayo del año 605. Y un día como hoy fue su entierro y funeral. Desde entonces ha gozado de gran fama de santidad en esa nación y en muchas partes más.
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Fuente: SantieBeati.it
Bruno de Würzburg, Santo Obispo, Mayo 27
ObispoMartirologio Romano: En Wurzburgo, de Franconia, en Alemania, san Bruno, obispo, que reconstruyó la iglesia catedral, reformó el clero y explicó al pueblo las Sagradas Escrituras (1045).
Hijo del duque Conrado I y de Matilde de Suevia, pariente del papa Gregorio V y de los emperadores Conrado II y Enrique III, estuvo al frente de la cancillería imperial romana de 1027 a 1034. Obispo de Würzburg de 1034 a 1045. |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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