JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Juan 16, 12-15
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
"Tendría que decirles muchas cosas más, pero no podrían entenderlas ahora. Cuando venga el Espíritu de la verdad, los iluminará para que puedan entender la verdad completa. El no hablará por su cuenta, sino que dirá únicamente lo que ha oído y les anunciará las cosas venideras. El me glorificará, porque todo lo
que les dé a conocer lo recibirá de mí.
Todo lo que tiene el Padre, también es mío; por eso les he dicho que todo lo que el Espíritu les dé a conocer, lo recibirá de mí".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.
El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk
El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu
El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc
Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?
Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).
Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?
Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).
† Misal
mie 6a. Sem Pascua
Antífona de Entrada
Te alabaré, Señor, ante los hombres, y hablaré a mis hermanos de tu poder y tu misericordia. Aleluya.
Oración Colecta
Oremos:
Concédenos, Señor, a cuantos celebramos ahora la resurrección de tu Hijo por medio de la fe, poderlo contemplar resucitado, llenos de alegría cuando vuelva glorioso en medio de tus santos.
Por Cristo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.
Primera Lectura
Les anuncio a ese Dios que ustedes veneran sin conocerlo
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 17, 15-16.22-34; 18, 1
En aquellos días, los que acompañaban a Pablo lo llevaron hasta Atenas, y de allí se
regresaron con el encargo de avisar a Silas y Timoteo, para que se reunieran con Pablo lo más pronto posible.
Mientras Pablo los esperaba en Atenas, se apenaba cada vez más al ver una ciudad tan dominada por la idolatría.
Entonces Pablo, de pie en medio del areópago dijo:
"Atenienses, he observado que son muy religiosos. En efecto, al recorrer su ciudad y contemplar sus monumentos sagrados, he encontrado un altar en el que está escrito: "Al Dios desconocido". Pues bien, eso que veneran sin conocerlo es lo que yo les anuncio.
El Dios que hizo el mundo y todo lo que hay en él, y que es el Señor de cielo y tierra, no habita en templos construidos por mano de hombre; tampoco tiene necesidad de que los hombres lo sirvan, pues él da a todos la vida, la respiración y todo lo demás. El creó de un solo hombre toda la humanidad para que habitara en toda la tierra, fijando a cada pueblo dónde y cuándo tenían que habitar, con el fin de que buscaran a Dios, a ver si, aunque sea a tientas, lo podían encontrar; y es que en realidad no está lejos de cada uno de nosotros, ya que en él vivimos, nos movemos y existimos. Así lo han dicho algunos de sus poetas: "Somos de su descendencia". Por tanto, si somos descendencia de Dios, no debemos pensar que la divinidad se parezca a oro, plata piedra o escultura hecha por el arte y el ingenio humanos.
Ahora, sin embargo, pasando por alto los tiempos de la ignorancia, Dios manda a todos los hombres y en todas partes que se conviertan, ya que él ha establecido un día, en el cual va a juzgar el universo con justicia por medio de un hombre designado por él, a quien ha acreditado ante todos resucitándolo de entre los
muertos".
Al oír aquello de "resurrección de entre los muertos", unos se burlaron y otros dijeron:
"Sobre este asunto te oiremos otro día".
Entonces Pablo abandonó la reunión. Algunos, sin embargo, se unieron a él y creyeron; entre ellos Dionisio el Areopagita, una mujer llamada Dámaris y algunos otros.
Después de esto, Pablo partió de Atenas y fue a Corinto.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial Sal 148,1-2.11-12ab.12c-14ª
La gloria del Señor sobrepasa cielo y tierra.
Alaben al Señor desde los cielos, alábenlo en las alturas. Alábenlo todos sus ángeles, alábenlo todos sus ejércitos.
La gloria del Señor sobrepasa cielo y tierra.
Reyes del mundo y pueblos todos, príncipes y todos los jefes de la tierra; los jóvenes y también las muchachas, los viejos junto con los niños.
La gloria del Señor sobrepasa cielo y tierra.
Alaben el nombre del Señor, porque sólo su nombre es sublime, su grandeza está por encima de los cielos y la tierra, él ha hecho fuerte a su pueblo.
La gloria del Señor sobrepasa cielo y tierra.
El ha hecho fuerte a su pueblo, él es el orgullo de todos sus fieles, de Israel, su pueblo entrañable.
La gloria del Señor sobrepasa cielo y tierra.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Yo le pediré al Padre, y él les dará otro Consolador, que se quedará para siempre con ustedes, dice el Señor.
Aleluya.
Evangelio
El Espíritu de la verdad los guiará hasta la verdad plena
† Lectura del santo Evangelio según san Juan 16, 12-15
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
"Tendría que decirles muchas cosas más, pero no podrían entenderlas ahora. Cuando venga el Espíritu de la verdad, los iluminará para que puedan entender la verdad completa. El no hablará por su cuenta, sino que dirá únicamente lo que ha oído y les anunciará las cosas venideras. El me glorificará, porque todo lo
que les dé a conocer lo recibirá de mí.
Todo lo que tiene el Padre, también es mío; por eso les he dicho que todo lo que el Espíritu les dé a conocer, lo recibirá de mí".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Dios nuestro, que por medio de estos dones que vas a convertir en el Cuerpo
y la Sangre de tu Hijo, nos haces participar de tu misma vida divina, concédenos que nuestra conducta ponga de manifiesto las verdades que nos has revelado.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
Restauración universal por el misterio pascual
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, glorificarte siempre, Señor, pero más que nunca en este tiempo en que Cristo, nuestra pascua, fue inmolado. Porque, destruida la antigua situación de pecado, se levanta todo lo que estaba caído y en Cristo se nos otorga la integridad de la vida.
Por eso, con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría, y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria:
Antífona de la Comunión
Yo soy quien los ha elegido del mundo, dice el Señor, y los he destinado para que vayan y produzcan fruto, y su fruto perdure. Aleluya.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Señor, tú que nos has concedido participar en esta Eucaristía, míranos con bondad y ayúdanos a vencer nuestra fragilidad humana, para poder vivir como hijos tuyos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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† Meditación diaria
Pascua. 6ª semana. Miércoles
LOS FRUTOS EN EL APOSTOLADO
— Anunciar íntegra la doctrina de Jesucristo. El ejemplo de San Pablo y de los primeros cristianos.
— Sembrar siempre; los frutos los da Dios. Constancia en el apostolado.
— El puesto singular de la mujer en la evangelización de la familia.
I. La lectura de la Misa nos muestra el espíritu apostólico de San Pablo en medio de un mundo pagano. En Atenas, en el Areópago, el Apóstol predica la esencia de la fe cristiana teniendo en cuenta la mentalidad y la ignorancia de los oyentes, pero sin omitir las verdades fundamentales. Conocía bien que la doctrina que predicaba chocaría fuertemente en los oídos de los atenienses, pero no la adapta, deformándola, para hacerla más "comprensible". De hecho, al oír resurrección de los muertos, unos lo tomaban a broma y otros dijeron, mientras le abandonaban: De esto te oiremos hablar en otra ocasión1.
San Pablo se marchó de allí y se dirigió a Corinto. Mucho tiempo después todavía tenía en su alma el suceso del Areópago, "ante unos atenienses que eran amigos de los nuevos sermones, pero que no hacían caso de ellos ni se preocupaban de su contenido: solo les interesaba tener algo nuevo de qué hablar"2. A nosotros nos recuerda hoy este pasaje que el cristiano ha de enseñar la doctrina de Cristo, la única que salva, y no la más popular, la que podría tener más "éxito" en sentido humano, la que podría estar en consonancia con la moda del momento o con los gustos de los tiempos o de los pueblos.
Los Apóstoles predicaron la integridad del Evangelio, y así lo ha hecho también la Iglesia a través de los siglos. "Todas las verdades y todos los preceptos de Cristo, incluso los más exigentes, sin callar o desvirtuar nada, fueron las cosas enseñadas por San Pablo. Habló de la humildad, de la abnegación, de la castidad, del desprendimiento de las cosas terrenas, de la obediencia... Y no temió dejar bien claro que es necesario elegir entre el servicio de Dios y el servicio de Belial, porque no es posible servir a los dos. Que todos, después de la muerte, habrán de someterse a un juicio tremendo. Que nadie puede mercadear con Dios. Que solo se puede esperar la vida eterna si se observan las leyes divinas. Que si se incumplen estas leyes haciendo concesiones a los placeres, no se puede esperar más que el fuego eterno... Jamás el Predicador de la verdad pensó que tenía que omitir estos temas porque podían parecer demasiado duros a quienes le escuchaban, dada la corrupción de aquellos tiempos"3. Igual nosotros.
Quien anuncia a Cristo tendrá que acostumbrarse a ser impopular en ocasiones, a no tener "éxito" en sentido humano, a ir contra corriente, sin ocultar los aspectos de la doctrina de Cristo que resultan más exigentes: sentido de la mortificación, honradez y honestidad en los negocios y en el desarrollo de la actividad profesional, generosidad en el número de hijos, castidad y pureza en el matrimonio y fuera de él, valor de la virginidad y del celibato por amor a Cristo... Porque no tenemos otras recetas para curar a este mundo enfermo: "¿Desde cuándo un médico da medicinas inútiles a sus pacientes, porque tiene miedo de prescribir las que son útiles?"4.
En un mundo que se presenta en muchos aspectos alejado de Dios y del pensamiento cristiano, "se impone a todos los cristianos la dulcísima obligación de trabajar para que el mensaje divino de la revelación sea conocido y aceptado por todos los hombres de cualquier lugar de la tierra"5. La primera obligación será, de ordinario, orientar nuestro apostolado hacia las personas que Dios ha puesto a nuestro lado, a los que están más cerca, a los que tratamos con frecuencia. Y siempre con oportunidad, haciendo amable y atrayente la doctrina del Señor. Porque tampoco se atrae a los demás a la fe siendo intemperantes o intempestivos, sino con afecto, con bondad, con paciencia.
II. El Señor, de forma muchas veces insospechada, hace fructificar nuestra oración y nuestros esfuerzos: Mis elegidos no trabajarán en vano6, nos ha prometido. Y en la Antífona de comunión leemos hoy las consoladoras palabras del Señor: Soy yo quien os he elegido del mundo y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure7.
La misión apostólica unas veces es siembra, sin frutos visibles, y otras recolección, quizá de lo que otros sembraron con su palabra, con su dolor oculto desde la cama de un hospital, o desde un trabajo escondido y sin brillo. En ambos casos, el Señor quiere que se alegren juntamente el sembrador y el segador8.
Si los frutos tardaran en llegar o nos asaltara la tentación de juzgar el valor de nuestros esfuerzos por sus resultados inmediatos, no debemos olvidar que en ocasiones no veremos las espigas granadas; otros las recolectarán. Nos pide el Señor que sembremos sin descanso y que experimentemos la alegría del labrador, seguro de que ya brotará algún día la semilla que arrojó al surco. Así evitaremos el desánimo, síntoma muchas veces de falta de rectitud de intención, de no estar trabajando para el Señor, sino para afirmar nuestro yo. Lo que nosotros no podamos acabar, otros lo terminarán.
No pretendamos tampoco arrancar el fruto antes de que esté maduro. "No estropeemos la flor abriéndola con nuestros dedos. La flor se abrirá y el fruto madurará en la estación y en la hora que solo Dios sabe. A nosotros nos toca sembrar, regar... y esperar"9. La constancia y la paciencia son virtudes esenciales para toda tarea apostólica; ambas son manifestaciones de la virtud de la fortaleza.
El hombre paciente se parece al sembrador, que cuenta con el ritmo propio de la naturaleza y sabe realizar cada faena en el tiempo oportuno: el arado, la siembra, el riego, el abonado, la escarda, la recolección: una serie de tareas previas, antes de ver la harina dispuesta para el pan que alimentará a toda la familia. El impaciente querría comer sin sembrar. Si abandonáramos la lucha por la propia santidad y la de los demás porque no viéramos resultados, estaríamos manifestando una visión demasiado humana de nuestro quehacer apostólico, que contrasta abiertamente con la figura paciente de Jesús. Él sabe esperar días, semanas, meses y años antes de la conversión del pecador. Las almas necesitan un tiempo que nosotros no sabemos calcular. Hagamos bien la siembra y luego seamos pacientes; pidamos fortaleza para ser constantes.
III. De la predicación de San Pedro durante su estancia en Atenas surgió la primera comunidad cristiana en aquella ciudad: Algunos se le juntaron, entre ellos Dionisio el Areopagita, una mujer llamada Dámaris y algunos más10. Fueron la primera semilla plantada por el Espíritu Santo, de la que surgirían luego muchos hombres y mujeres fieles a Cristo.
La mujer convertida aparece consignada con su nombre: Dámaris. Es una de las numerosas mujeres que aparecen en el libro de los Hechos de los Apóstoles, como manifestación clara de que la predicación del Evangelio era universal. Los Apóstoles siguieron en todo el ejemplo del Señor, quien, a pesar de los prejuicios de la época, dirigió a mujeres y a hombres por igual el anuncio del Reino11.
San Lucas también nos ha dejado escrito que la evangelización de Europa se inició por una madre de familia, Lidia, quien comenzó enseguida su tarea apostólica por su propia familia, consiguiendo que recibieran el Bautismo todos los de su casa12. También entre los samaritanos fue una mujer la primera que recibió el mensaje de Cristo, y la primera que lo difundió entre los de su ciudad13.
El Evangelio nos muestra cómo las mujeres siguen y sirven al Señor, cómo están al pie de la Cruz y son las primeras junto al sepulcro vacío. No encontramos en ellas el menor signo de hipocresía en el trato con el Señor, ni injurias o deserciones.
San Pablo tuvo una profunda visión del papel que la mujer cristiana había de desempeñar como madre, esposa y hermana en la propagación del cristianismo. Se refleja en el tratamiento que les concede en su predicación y en sus cartas. Algunas de ellas son especialmente señaladas con agradecimiento por la ayuda sacrificada que le prestaron en su tarea evangelizadora.
En todas las épocas, también en la nuestra, la mujer desempeña un papel extraordinario en el apostolado y en la custodia de la fe. "La mujer está llamada a llevar a la familia, a la sociedad civil, a la Iglesia, algo característico, que le es propio y que solo ella puede dar: su delicada ternura, su generosidad incansable, su amor por lo concreto, su agudeza de ingenio, su capacidad de intuición, su piedad profunda y sencilla, su tenacidad..."14. La Iglesia espera de la mujer un compromiso y un testimonio en favor de todo aquello que constituye la verdadera dignidad de la persona humana y su felicidad más profunda.
Cuando estas cualidades, con las que Dios ha dotado a la personalidad de la mujer, son desarrolladas y actualizadas, "su vida y su trabajo serán realmente constructivos y fecundos, llenos de sentido, lo mismo si pasa el día dedicada a su marido y a sus hijos que si, habiendo renunciado al matrimonio por alguna razón noble, se ha entregado de lleno a otras tareas. Cada una en su propio camino, siendo fiel a la vocación humana y divina, puede realizar y realiza de hecho la plenitud de la personalidad femenina. No olvidemos que Santa María, Madre de Dios y Madre de los hombres, es no solo modelo, sino también prueba del valor trascendente que puede alcanzar una vida en apariencia sin relieve"15. A Ella le pedimos por los frutos de esa labor de la mujer en la familia, en la sociedad, en la Iglesia, y que haya siempre abundantes vocaciones de entrega a Dios.
1 Hech 17, 32. — 2 San Juan Crisóstomo, Homilías sobre los Hechos de los Apóstoles, 39. — 3 Benedicto XV, Enc. Humanum genus. — 4 Ibídem. — 5 Conc. Vat. II, Decr. Apostolicam actuositatem, 3. — 6 Is 65, 23. — 7 Jn 15, 16. — 8 Cfr. Jn 4, 36. — 9 G. Chevrot, El pozo de Sicar, Rialp, Madrid 1984, p. 4. — 10 Hech 17, 34. — 11 Cfr. Sagrada Biblia, Hechos de los Apóstoles, EUNSA, Pamplona 1984, p. 285. — 12 Cfr. Hech 16, 14. — 13 Cfr. Jn 1, ss. — 14 Conversaciones con Mons. Escrivá de Balaguer, 87. — 15 Ibídem.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
NOComienza el 4 de Mayo pero si se pasó, nada evita comenzarla más tarde.
NOVENA A NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA
OFRECIMIENTO PARA TODOS LOS DÍAS
¡Oh Dios mío! Yo creo, adoro, espero y os amo. Os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman.
¡Oh santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo! Yo os adoro profundamente y os ofrezco el preciosísimo cuerpo, sangre, alma y divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los tabernáculos del mundo, en reparación de los ultrajes con que El es ofendido; y por los méritos infinitos de su Santísimo Corazón e intercesión del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pecadores.
ORACIÓN PREPARATORIA
Oh santísima Virgen María, Reina del Rosario y Madre de misericordia, que te dignaste manifestar en Fátima la ternura de vuestro Inmaculado Corazón trayéndonos mensajes de salvación y de paz. Confiados en vuestra misericordia maternal y agradecidos a las bondades de vuestro amantísimo Corazón, venimos a vuestras plantas para rendiros el tributo de nuestra veneración y amor. Concédenos las gracias que necesitamos para cumplir fielmente vuestro mensaje de amor, y la que os pedimos en esta Novena, si ha de ser para mayor gloria de Dios, honra vuestra y provecho de nuestras almas. Así sea.
Rezar la oración del día correspondiente:
ORACIÓN FINAL
¡Oh Dios, cuyo Unigénito, con su vida, muerte y resurrección, nos mereció el premio de la salvación eterna! Os suplicamos nos concedas que, meditando los misterios del santísimo rosario de la bienaventurada Virgen María, imitemos los ejemplos que nos enseñan y alcancemos el premio que prometen. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.
DÍA PRIMERO
Penitencia y reparación
Comenzar con el ofrecimiento y la oración preparatoria.
ORACIÓN DE ESTE DÍA
¡Oh santísima Virgen María, Madre de los pobres pecadores!, que apareciendo en Fátima, dejaste transparentar en vuestro rostro celestial una leve sombra de tristeza para indicar el dolor que os causan los pecados de los hombres y que con maternal compasión exhortaste a no afligir más a vuestro Hijo con la culpa y a reparar los pecados con la mortificación y la penitencia. Dadnos la gracia de un sincero dolor de los pecados cometidos y la resolución generosa de reparar con obras de penitencia y mortificación todas las ofensas que se infieren a vuestro Divino Hijo y a vuestro Corazón Inmaculado.
Meditar y rezar la oración final.
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DÍA SEGUNDO
Santidad de vida
Comenzar con el ofrecimiento y la oración preparatoria.
ORACIÓN DE ESTE DÍA
¡Oh santísima Virgen María, Madre de la divina gracia, que vestida de nívea blancura te apareciste a unos pastorcitos sencillos e inocentes, enseñándonos así cuánto debemos amar y procurar la inocencia del alma, y que pediste por medio de ellos la enmienda de las costumbres y la santidad de una vida cristiana perfecta. Concédenos misericordiosamente la gracia de saber apreciar la dignidad de nuestra condición de cristianos y de llevar una vida en todo conforme a las promesas bautismales.
Meditar y rezar la oración final.
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DÍA TERCERO
Amor a la oración
Comenzar con el ofrecimiento y la oración preparatoria.
ORACIÓN DE ESTE DÍA
¡Oh santísima Virgen María, vaso insigne de devoción!, que te apareciste en Fátima teniendo pendiente de vuestras manos el santo Rosario, y que insistentemente repetías: «Orad, orad mucho», para alejar por medio de la oración los males que nos amenazan. Concédenos el don y el espíritu de oración, la gracia de ser fieles en el cumplimiento del gran precepto de orar, haciéndolo todos los días, para así poder observar bien los santos mandamientos, vencer las tentaciones y llegar al conocimiento y amor de Jesucristo en esta vida y a la unión feliz con Él en la otra.
Meditar y rezar la oración final.
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DÍA CUARTO
Amor a la Iglesia
Comenzar con el ofrecimiento y la oración preparatoria.
ORACIÓN DE ESTE DÍA
¡Oh santísima Virgen María, Reina de la Iglesia!, que exhortaste a los pastorcitos de Fátima a rogar por el Papa, e infundiste en sus almas sencillas una gran veneración y amor hacia él, como Vicario de vuestro Hijo y su representante en la tierra. Infunde también a nosotros el espíritu de veneración y docilidad hacia la autoridad del Romano Pontífice, de adhesión inquebrantable a sus enseñanzas, y en él y con él un gran amor y respeto a todos los ministros de la santa Iglesia, por medio de los cuales participamos la vida de la gracia en los sacramentos.
Meditar y rezar la oración final.
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DÍA QUINTO
María, salud de los enfermos
Comenzar con el ofrecimiento y la oración preparatoria.
ORACIÓN DE ESTE DÍA
¡Oh santísima Virgen María, salud de los enfermos y consoladora de los afligidos!, que movida por el ruego de los pastorcitos, obraste ya curaciones en vuestras apariciones en Fátima, y habéis convertido este lugar, santificado por vuestra presencia, en oficina de vuestras misericordias maternales en favor de todos los afligidos. A vuestro Corazón maternal acudimos llenos de filial confianza, mostrando las enfermedades de nuestras almas y las aflicciones y dolencias todas de nuestra vida. Echad sobre ellas una mirada de compasión y remediadlas con la ternura de vuestras manos, para que así podamos serviros y amaros con todo nuestro corazón y con todo nuestro ser.
Meditar y rezar la oración final.
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DÍA SEXTO
María, refugio de los pecadores
Comenzar con el ofrecimiento y la oración preparatoria.
ORACIÓN DE ESTE DÍA
¡Oh santísima Virgen María, refugio de los pecadores!, que enseñaste a los pastorcitos de Fátima a rogar incesantemente al Señor para que esos desgraciados no caigan en las penas eternas del infierno, y que manifestaste a uno de los tres que los pecados de la carne son los que más almas arrastran a aquellas terribles llamas. Infundid en nuestras almas un gran horror al pecado y el temor santo de la justicia divina, y al mismo tiempo despertad en ellas la compasión por la suerte de los pobres pecadores y un santo celo para trabajar con nuestras oraciones, ejemplos y palabras por su conversión.
Meditar y rezar la oración final.
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DÍA SÉPTIMO
María, alivio de las almas del purgatorio
Comenzar con el ofrecimiento y la oración preparatoria.
ORACIÓN DE ESTE DÍA
¡Oh santísima Virgen María, Reina del purgatorio!, que enseñaste a los pastorcitos de Fátima a rogar a Dios por las almas del purgatorio, especialmente por las más abandonadas. Encomendamos a la inagotable ternura de vuestro maternal Corazón todas las almas que padecen en aquel lugar de purificación, en particular las de todos nuestros allegados y familiares y las más abandonadas y necesitadas; alíviales sus penas y llévalas pronto a la región de la luz y de la paz, para cantar allí perpetuamente vuestras misericordias.
Meditar y rezar la oración final.
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DÍA OCTAVO
María, Reina del Rosario
Comenzar con el ofrecimiento y la oración preparatoria.
ORACIÓN DE ESTE DÍA
¡Oh santísima Virgen María!, que en vuestra última aparición te diste a conocer como la Reina del Santísimo Rosario, y en todas ellas recomendaste el rezo de esta devoción como el remedio más seguro y eficaz para todos los males y calamidades que nos afligen, tanto del alma como del cuerpo, así públicas como privadas. Infundid en nuestras almas una profunda estima de los misterios de nuestra Redención que se conmemoran en el rezo del Rosario, para así vivir siempre de sus frutos. Concédenos la gracia de ser siempre fieles a la práctica de rezarlo diariamente para honraros a Vos, acompañando vuestros gozos, dolores y glorias, y así merecer vuestra maternal protección y asistencia en todos los momentos de la vida, pero especialmente en la hora de la muerte.
Meditar y rezar la oración final.
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DÍA NOVENO
El Inmaculado Corazón de María
Comenzar con el ofrecimiento y la oración preparatoria.
ORACIÓN DE ESTE DÍA
¡Oh santísima Virgen María, Madre nuestra dulcísima!, que escogiste a los pastorcitos de Fátima para mostrar al mundo las ternuras de vuestro Corazón misericordioso, y les propusiste la devoción al mismo como el medio con el cual Dios quiere dar la paz al mundo, como el camino para llevar las almas a Dios, y como una prenda suprema de salvación. Haced, ¡oh Corazón de la más tierna de las madres!, que sepamos comprender vuestro mensaje de amor y de misericordia, que lo abracemos con filial adhesión y que lo practiquemos siempre con fervor; y así sea vuestro Corazón nuestro refugio, nuestro consuelo y el camino que nos conduzca al amor y a la unión con vuestro Hijo Jesús.
Meditar y rezar la oración final.
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Afra de Brescia, Santa Mártir, Mayo 4
Mártir Una mártir de la que conocemos muy poco, que en algunas oportunidades es confundida con Santa Afra de Augusta. |
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Fuente: AmigosDeSantaBrigida.com
Ricardo Reynolds, Santo Mártir, Mayo 4
Mártir Martirologio Romano: En Londres, en Inglaterra, santos Juan Houghton, Roberto Lawrence y Agustín Webster, presbíteros y mártires, priores respectivamente de las cartujas de Londres, Beauvalle y Axholme, y san Ricardo Reynolds, de la Orden de Santa Brígida, todos los cuales, durante el reinado de Enrique VIII, y después de haber profesado valerosamente la fe de los padres, fueron arrastrados vivos hasta el lugar de su suplicio en Tyburn, donde perecieron ahorcados juntamente con Juan Haile, presbítero, párroco de la cercana localidad de Isleworth (1535).
Nació hacia 1490 de la familia Reynolds de Pinhoe, en el condado de Devon (Inglaterra). Fue alumno destacado del Colegio de Cristo(Cambridge) y socio del Colegio Corpus Christi , se graduó como bachiller en Teología. En 1513 profesó en el Monasterio de Syon, de la Orden del Santísimo Salvador. |
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San Gregorio "El iluminador"
Fundador y santo patrón de la Iglesia Apostólica Armenia, llamado el segundo Iluminador de Armenia, tras los apóstoles Judas Tadeo y Bartolomé.
Martirologio Romano: En Armenia, san Gregorio, apellidado el Iluminador, obispo, que, después de sobrellevar muchos trabajos, se retiró a una cueva cerca de la confluencia del Éufrates ramificado y allí descansó en paz. Es considerado apóstol de los armenios (c. 326).
Pertenecía a la línea real de la Dinastía arsácida, siendo el hijo de un parto de nombre Anak, que asesinó a Chosrov I rey de Armenia, y por lo tanto, trajo la ruina sobre sí mismo y su familia. Su madre se llamaba Okohe, y los biógrafos armenios afirman que la primera influencia cristiana que recibió fue en el momento de su concepción, que tuvo lugar cerca del monumento elevado a la memoria del santo apóstol Tadeo.
Educado en Cesarea de Capadocia por un cristiano noble llamado Euthalius, Gregorio solicitó, al llegar a la mayoría de edad, ser el encargado de evangelizar en la doctrina cristiana su tierra natal. A los 22 años se casó con una cristiana de nombre Mariam, de cuyo matrimonio nacen dos hijos, Vartanés y Aristakés. Tras siete años de enlace, interrumpen su vida matrimonial de común acuerdo, siguiendo las enseñanzas de san Pablo. Gregorio se va de Cesarea y Mariam se retira a un convento, para llevar una vida retirada, pero sin ser religiosa.
En ese momento reina el Armenia Tiridates III, hijo del rey Chosroes. Influido en parte por el hecho de que Gregorio era el hijo del enemigo de su padre, capturó a Gregorio y le sometió a un cruel encarcelamiento de catorce años en un agujero en la llanura de Ararat. En ese mismo lugar se levanta hoy en día la iglesia de Khor Virap, cerca de la histórica ciudad de Artashat.
Las crónicas ortodoxas describen numerosas y variadas formas de tortura sufridas por el santo, hasta llegar a ser juzgado y condenado a muerte en doce ocasiones, penas a las que sobrevivió, ayudado, según la tradición, por una mujer creyente que le llevaba cada día un trozo de pan.
Tirídates cayó en profunda tristeza, rozando con la locura y durante un día de caza, comienza una vida errante en el bosque, padeciendo un síndrome similar a la licantropía, ante el que nadie podía acercársele ni llevarlo al palacio. La hermana del rey tiene, según la leyenda, una visión, en la cual Dios le revela que solamente Gregorio, que está en la mazmorra de Artashat, puede curar a su hermano. Gregorio fue requerido para restaurar la razón del rey, en base a su reconocida santidad. Una vez en la corte, predica la religión cristiana y hace oración a Dios para curar al rey Tirídates. Cuando éste sana, pide el bautismo y en 301, Armenia se convirtió en el primer país que adoptó el cristianismo como religión del estado.
La causa del cristianismo parecía garantizada: el Rey, los príncipes y el pueblo compitieron entre sí en la obediencia a Gregorio. Como resultado, se establecieron numerosos monasterios, iglesias y escuelas. En 302, Gregorio recibió su consagración como Patriarca de Armenia de parte de Leontius de Cesarea. En 318 Gregorio nombró a su hijo Aristaces como su sucesor.
Hacia el año 331 se retiró a una cueva y vivió como un ermitaño en el Monte Sebuh, en la provincia de Daranalia en la Alta Armenia, y allí falleció pocos años después sin que nadie le acompañase. Cuando se descubrió que había muerto, su cadáver fue trasladado a la aldea de Thodanum (o Tharotan). Los restos del santo fueron repartidos por varios países a modo de reliquias. Se cree que su cabeza se encuentra en Italia, su mano derecha en Echmiadzin, Armenia, y su izquierda en la Santa Sede de Cilicia, en Antelias, Líbano.
A su muerte la Iglesia armenia se convirtió en extremadamente rica, pues además de los antiguos templos que el rey había confiscado para los católicos, se le otorgaron grandes extensiones de tierra. La iglesia se convirtió en la dueña de aproximadamente 10000 explotaciones ganaderas, que fueron utilizadas igual por el clero que por los príncipes. Era tal la importancia económica de la institución que durante las épocas de guerras la iglesia estaba obligada a ayudar al rey con soldados e impuestos. Se sabe que la iglesia, en un caso de necesidad, se vio obligada a proporcionar al rey 5.000 caballeros y 4.000 soldados de infantería.
La fuente más autorizada de la vida de Gregorio es Agathangelos, secretario del rey, cuya Historia de Tiridates fue publicado por el Mekhitarists en 1835. También aparece ampliamente en la Historiae Armenicae de Moisés de Chorene y en la obra de Simeon Metaphrastes. en 1749 se publicó en Venecia una biogrfía de Gregorio compuesta por el Vartabed Mateo, publicado en armenio, obra se tradujo al inglés por el reverendo S.C. Malan en 1868.
Gregorio es venerado en la Iglesia Católica Apostólica Romana, Iglesia Católica Armenia, Iglesia Apostólica Armenia, Iglesia Ortodoxa, Antiguas Iglesias Orientales y por las Iglesias Orientales Católicas.
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Beato Juan Martín Moyë
Nació el 27 de enero de 1730 en Cutting, Francia. Fue el sexto de trece hermanos. Sus padres eran agricultores con ciertos recursos, personas sensibilizadas y comprometidas con la fe. Antes de nacer, su madre supo por un sueño que sería santo. La tendencia que mostró en su infancia así lo ratificaba. Era un niño en el que calaron hondamente las enseñanzas y el testimonio de su ejemplar familia. Junto a ella comenzó a experimentar una irresistible devoción por la Pasión, se enamoró de todo gesto caritativo, y se abrazó a la penitencia. Amaba la oración, rezaba piadosamente con los brazos en cruz, y tenía arte para conmover el corazón de otros chicos a los que narraba la vida de san Martín y les instruía explicando el catecismo encaramado en un peral. De su madre heredó la generosidad con los necesitados, y si veía a un pobre no dudaba en desprenderse de lo que tenía, incluidos sus zapatos. Fue alumno aventajado en la universidad de Pont-a-Mousson regida por los jesuitas. Estaba dotado para los idiomas, cualidad que le iba a servir, y mucho, en su labor misionera. Fue brillante en los estudios filosófico-teológicos, un gran especialista experto en la historia de la Iglesia.
Se ordenó en 1754 y dada su trayectoria académica pensaron que era idóneo para ocupar la cátedra de letras del seminario mayor. Pero él eligió la misión pastoral y fue designado coadjutor de la parroquia de san Víctor de Metz. Como era un hombre que amaba la virtud, se rodeó expresamente de buenas compañías, sacerdotes íntegros que sabía iban a ayudarle en el alto ideal que se había propuesto. Entre los santos, el de su mayor devoción fue san Francisco de Sales, a quien eligió como patrono. Siendo director espiritual del seminario mayor, halló entre los presbíteros un alma gemela, Luis Jobal, que moriría prematuramente, y del que fue su biógrafo. Ambos compartieron similares anhelos. Tuvieron como objetivo la infancia desamparada y falta de instrucción. Para Juan fue prioritario remediar tantas carencias detectadas en sus constantes incursiones por las calles, en las que veía a prostitutas, jóvenes vagabundos, ancianos y enfermos. Se propuso no dejar desasistidos a los niños que podían morir sin recibir el bautismo. Observó qué buena era cualquier manifestación popular de fe, como los desfiles procesionales, pero incapaces para erradicar problemas a los que conduce la falta de cultura. En cambio, una adecuada formación iría penetrando en el estrato social por influjo de la acción individualizada. El problema era que el acceso a ella estaba vedado para los pobres. Y en resolver este vacío puso sus miras. Luego verbalizó este sentimiento: «No hay nada más importante que la educación de la niñez y la juventud puesto que de ella depende toda la vida».
Había ejercido su ministerio en las parroquias de San Livier, de San Víctor y de Santa Cruz. Y cuando se hallaba en Dieuze se produjo una curación prodigiosa por su mediación en un niño moribundo que había sido víctima de un incendio. A la madre, que había acudido a él angustiada buscando su consuelo y a la que aseguró que el niño sanaría, le rogó que fuese prudente ante el hecho. Pero ella proclamó el milagro a los cuatro vientos, lo cual supuso para Juan un cúmulo de problemas e incomprensiones de gran alcance. Otro tanto sucedió cuando emprendió la tarea de instruir a las niñas indigentes de los pueblos a través de la Congregación de Hermanas de la Providencia, fundada por él. La creación de «miniescuelas» en barrios apartados, proyecto que había acariciado y para el que contó con la generosidad de Marguerite Lecomte, fue considerado un golpe bajo para los altos estamentos de la sociedad y suscitó recelos dentro del clero. El obispo vetó la apertura de nuevos centros, y Juan pasó por un trance espiritual doloroso. Luis Jobal le ayudó y compartió con él la convicción de que la obra era fruto de la providencia. El beato siguió confiando en Dios. Además, Marguerite ya había sembrado la semilla de la Congregación nacida bajo el sello de una fe inalterable en las previsiones divinas; no había vuelta atrás. Al tiempo, el prelado levantó la prohibición.
En 1772 recaló en Macao, China. Nunca se había apagado su deseo de ser misionero. «No me prometí convertir primero muchas almas sino hacer y sufrir en China lo que Dios quisiera», dijo después. Durante diez años se integró de tal modo en el país que hasta adoptó la forma externa de vestir de los ciudadanos chinos. Con astucia evangélica, en un lugar que prohibía la presencia de misioneros, recorrió montañas y ríos, ocultándose en los frondosos campos de maíz. Fue descubierto en distintas ocasiones y castigado: «A veces tenía tanto miedo que no sentía el dolor». Jamás dejó de animar, consolar y difundir la fe. Compuso oraciones en chino, lengua que llegó a dominar, bautizó a millares de niños, muchos en trance de morir, ayudó a las mujeres y a los jóvenes, proporcionó formación a los sacerdotes, auxilió a los pobres… Fue un apóstol valeroso y perseverante; un gran confesor que vivió amparado siempre en la oración. Regresó a Francia en 1783 y se dedicó a fortalecer la fe de sus hijas, algunas vacilantes y tendentes a una cierta relajación. Cuidando a soldados enfermos en Tréveris, Alemania, contrajo el tifus. Murió el 4 de mayo de 1793. Pío XII lo beatificó el 21 de noviembre de 1954.
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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