viernes, 13 de noviembre de 2015

Viernes de la Pasión y Muerte de Jesucristo: día de penitencia y abstinencia de carne, excepto fiesta de precepto (CDC 1250/3). 13/11/2015. Beato Don Zatti ¡ruega por nosotros!

JA

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 17, 26-37

Gloria a ti, Señor.

En aquellos días, Jesús dijo a sus discípulos:
"Lo que sucedió en el tiempo de Noé también sucederá en el tiempo del Hijo del hombre:
comían y bebían, se casaban hombres y mujeres, hasta el día en que Noé entró en el arca;
entonces vino el diluvio y los hizo perecer a todos.
Lo mismo sucedió en el tiempo de Lot: comían y bebían, compraban y vendían, sembraban y
construían; pero el día en que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y los hizo
perecer a todos. Pues lo mismo sucederá el día en que el Hijo del hombre se manifieste.
Aquel día, el que esté en la azotea y tenga sus cosas en la casa, que no baje a recogerlas; y el
que esté en el campo, que no mire hacia atrás. Acuérdense de la mujer de Lot. Quien intente
conservar su vida, la perderá; y quien la pierda, la conservará.
Yo les digo: aquella noche habrá dos en un mismo lecho: uno será tomado y el otro abandonado;
habrá dos mujeres moliendo juntas: una será tomada y la otra abandonada".
Entonces, los discípulos le preguntaron:
"¿Dónde sucederá eso, Señor?"
Y él les respondió:
"Donde hay un cadáver, allí se juntan los buitres".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.

El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu

El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

"El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?

Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).

Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?

Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html

Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).

 

 

Misal

 

vie 32a. Ordinario año impar

Antífona de Entrada

Que se postre ante ti, Señor, la tierra entera; que todos canten himnos en tu honor y alabanzas a tu nombre.

 

Oración Colecta

Oremos:
Dios todopoderoso y eterno, que con amor gobiernas los cielos y la tierra; escucha
paternalmente las súplicas de tu pueblo y haz que los días de nuestra vida transcurran en tu paz.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

Si pudieron investigar el universo, ¿cómo no descubrieron a su creador?

Lectura del libro de la Sabiduría 13, 1-9

Insensatos han sido todos los hombres que no han conocido a Dios y no han sido capaces de
descubrir, a través de las cosas buenas que se ven a "Aquél-que-es"; que no han reconocido al
artífice, fijándose en sus obras, sino que han considerado como dioses al fuego, al viento, al aire
sutil, al cielo estrellado, al agua impetuosa o al sol y a la luna, que rigen el mundo.
Si fascinados por la belleza de las cosas, pensaron que éstos eran dioses, sepan cuánto los
aventaja el Señor de todas ellas, pues fue el autor mismo de la belleza quien las creó.Y si fue su
poder y actividad lo que los impresionó, deduzcan de ahí cuánto más poderoso es Aquél que las
hizo; pues reflexionando sobre la grandeza y hermosura de las criaturas, se puede llegar a
contemplar a su creador.
Sin embargo, no son estos hombres tan dignos de reprensión, pues tal vez andan desorientados,
buscando y queriendo encontrar a Dios. Como viven entre sus obras, se esfuerzan por
conocerlas y se dejan fascinar por la belleza de las cosas que ven. Pero no por eso tienen
excusa, pues si llegaron a ser tan sabios para investigar el universo, ¿cómo no llegaron a
descubrir fácilmente a su creador?
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 18

Los cielos proclaman la gloria de Dios.

Los cielos proclaman la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día comunica su mensaje al otro día y una noche se lo trasmite a la otra noche.
Los cielos proclaman la gloria de Dios.

Sin que pronuncien una palabra, sin que resuene su voz, a toda la tierra llega su sonido y su mensaje hasta el fin del mundo.
Los cielos proclaman la gloria de Dios.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Estén atentos y levanten la cabeza, porque se acerca la hora de su liberación, dice el Señor.
Aleluya.

Evangelio

Lo mismo sucederá el día en que el Hijo del hombre se manifieste

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 17, 26-37

Gloria a ti, Señor.

En aquellos días, Jesús dijo a sus discípulos:
"Lo que sucedió en el tiempo de Noé también sucederá en el tiempo del Hijo del hombre:
comían y bebían, se casaban hombres y mujeres, hasta el día en que Noé entró en el arca;
entonces vino el diluvio y los hizo perecer a todos.
Lo mismo sucedió en el tiempo de Lot: comían y bebían, compraban y vendían, sembraban y
construían; pero el día en que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y los hizo
perecer a todos. Pues lo mismo sucederá el día en que el Hijo del hombre se manifieste.
Aquel día, el que esté en la azotea y tenga sus cosas en la casa, que no baje a recogerlas; y el
que esté en el campo, que no mire hacia atrás. Acuérdense de la mujer de Lot. Quien intente
conservar su vida, la perderá; y quien la pierda, la conservará.
Yo les digo: aquella noche habrá dos en un mismo lecho: uno será tomado y el otro abandonado;
habrá dos mujeres moliendo juntas: una será tomada y la otra abandonada".
Entonces, los discípulos le preguntaron:
"¿Dónde sucederá eso, Señor?"
Y él les respondió:
"Donde hay un cadáver, allí se juntan los buitres".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobre las Ofrendas

Concédenos, Señor, participar dignamente en esta Eucaristía, porque cada vez que celebramos
el memorial del sacrificio de tu Hijo, se lleva a cabo la obra de nuestra redención.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

Alabanza a Dios por la creación y redención del género humano

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo
lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Pues por medio de tu amado Hijo, eres el
creador del género humano, y también el autor bondadoso de la nueva creación.
Por eso,
con razón te sirven todas las criaturas, con justicia te alaban todos los redimidos y unánimes te
bendicen tus santos. Con ellos, también nosotros, a una con los ángeles, cantamos tu gloria
gozosos diciendo:

Antífona de la Comunión

Para mí, Señor, has preparado la mesa y has llenado la copa hasta los bordes.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Infúndenos, Señor, el espíritu de tu caridad para que, alimentados del mismo pan del cielo,
permanezcamos siempre unidos por el mismo amor.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

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Meditación diaria

32ª semana. Viernes

EL SENTIDO CRISTIANO DE LA MUERTE

— No podemos vivir de espaldas a ese momento supremo. Nos preparamos día a día.

— La muerte adquiere un sentido nuevo con la Muerte y Resurrección de Cristo.

— Lecciones para la vida que nos da la muerte.

I. El Evangelio de la Misa1 nos habla de la segunda venida de Cristo a la tierra, que será inesperada. Pues como el relámpago fulgurante brilla de un extremo al otro del cielo, así será en su momento el día del Hijo del hombre. En este discurso del Señor se interponen diversos planos de sucesos, y en todos ellos se hace hincapié en la repentina llegada de Jesús glorioso al fin de los tiempos.

Los discípulos, llevados por una curiosidad natural, preguntan dónde y cuándo tendrán lugar los acontecimientos que acaban de oír. El Señor les responde con un proverbio conocido ya seguramente por ellos: Donde quiera que esté el cuerpo, allí se reunirán las águilas. Quiere poner de manifiesto Jesús que, con la misma rapidez con que las aves de rapiña se dirigen a su presa, así será el encuentro del Hijo de Dios con el mundo al fin de los tiempos y con cada hombre al fin de sus días. Porque vosotros sabéis muy bien -escribe San Pablo a los primeros cristianos de Tesalónica- que como el ladrón en la noche, así vendrá el día del Señor2. Es una llamada, una vez más, a la vigilancia, a no vivir de espaldas a esa jornada definitiva –el día del Señor– en la que por fin veremos cara a cara a Dios. San Agustín, comentando este Evangelio, enseña que la razón por la que estas cosas permanecen ocultas es para que estemos siempre preparados3.

En algunos ambientes no es fácil hoy hablar de la muerte; solo el hecho de mencionarla parece un asunto desagradable, de mal gusto. Sin embargo, es el acontecimiento que ilumina la vida, y la Iglesia nos invita a meditarlo; precisamente para que no nos encuentre desprevenidos ese momento supremo. El modo pagano de pensar y de vivir de muchos –incluso de algunos que externamente se dicen cristianos– les lleva a vivir de espaldas a esta realidad y a borrar, en lo posible, las señales indicadoras de que caminamos deprisa a un fin. Y toman esta actitud porque ignoran el sentido verdadero de la muerte. En vez de considerarla como una «amiga» o incluso como una «hermana»4, se la ve como una catástrofe, la gran catástrofe que un día ha de llegar y que echa por tierra los planes y las ilusiones en los que se ha puesto todo el sentido del vivir; por tanto –piensan–, es preciso ignorarla, como si no hubiera de afectarnos personalmente. En lugar de verla como lo que en realidad es, la llave de la felicidad plena, se la ve como el fin del bienestar que tanto cuesta amasar aquí abajo. Ignoran, en su falta de fe operativa y práctica, que el hombre seguirá existiendo, aunque haya de «cambiar de casa»5. Como nos recuerda frecuentemente la liturgia, vita mutatur, non tollitur6, la vida se cambia, pero no se pierde. Para el cristiano, la muerte es el final de una corta peregrinación y la llegada a la meta definitiva, para la que nos hemos preparado día a día7, poniendo el alma en las tareas cotidianas. Con ellas, y a través de ellas, nos hemos de ganar el Cielo. Por eso, para él ese momento no llegarácomo el ladrón en la noche, porque cuenta, serenamente, con ese encuentro definitivo con su Señor. Sabe bien que la muerte «es un paso y traslado a la eternidad, después de correr en esta carrera temporal»8.

Con todo, «si alguna vez te intranquiliza el pensamiento de nuestra hermana la muerte, porque ¡te ves tan poca cosa!, anímate y considera: ¿qué será ese Cielo que nos espera, cuando toda la hermosura y la grandeza, toda la felicidad y el Amor infinitos de Dios se viertan en el pobre vaso de barro que es la criatura humana, y la sacien eternamente, siempre con la novedad de una dicha nueva?»9.

II. La Sagrada Escritura nos enseña expresamente que Dios no hizo la muerte, ni se alegra en la perdición de los seres vivos10. Antes del pecado original no había muerte, tal y como hoy la conocemos, con ese sentido doloroso y difícil con que tantas veces la hemos visto, quizá de cerca, La rebelión del primer hombre trajo consigo la pérdida de dones extraordinarios que Dios le había concedido al crearlo. Y así, ahora, para llegar a la casa del Padre, nuestra definitiva morada, hemos de atravesar esa puerta: es el tránsito de este mundo al Padre11. La desobediencia de Adán llevó consigo, junto a la pérdida de la amistad con Dios, la pérdida del don gratuito de la inmortalidad.

Pero Jesucristo destruyó la muerte e iluminó la vida12, le quitó su maldad esencial, el aguijón, el veneno; y, gracias a Él, adquiere un sentido nuevo; se convierte en el paso a una Vida nueva. Su victoria se transmite a todos los que creen en Él y participan de su Vida. Yo soy –afirmó el Maestro– la resurrección y la Vida; el que cree en Mí, aun cuando hubiere muerto, vivirá, y todo el que vive y cree en Mí, no morirá para siempre13. Aunque la muerte es el enemigo del hombre en su vida natural, en Cristo se convierte en «amiga» y «hermana». Aunque el hombre sea derrotado por ese enemigo, sale al fin vencedor porque mediante ella, mediante la muerte, adquiere la plenitud de la Vida. Se entiende bien que para una sociedad que tiene como fin casi exclusivo, o exclusivo, los bienes materiales, la muerte siga siendo el fracaso total, el último enemigo que acaba de golpe con todo lo que dio sentido a su vivir: placer, gloria humana, goce de los sentidos, ansias desordenadas de bienestar material... Quienes tienen el alma pagana siguen viviendo como si Cristo no hubiera realizado la Redención, transformando completamente el sentido del dolor, del fracaso y de la muerte.

La muerte de los pecadores es pésima14, afirma la Sagrada Escritura; en cambio, es preciosa, en la presencia de Dios, la muerte de los santos15. En este mismo sentido, la Iglesia celebró desde los primeros tiempos el día de la muerte de los mártires y de los santos como un día de alegría; era el dies natalis, el día del nacimiento a la nueva Vida, a la felicidad sin término, el día en que contemplaron, radiantes, el rostro de Jesús. Bienaventurados los muertos que mueren en el Señor, nos recuerda el Apocalipsis. Sí, dice el Espíritu, que descansen de sus trabajos, pues sus obras los acompañan16. No solamente serán premiados por su fidelidad a Cristo, hasta en lo más pequeño –hasta un vaso de agua dado por Cristo recibirá su recompensa17–, sino que, como enseña la Iglesia, permanecerán con ellos, de algún modo, «los bienes de la dignidad humana, la unión fraterna y la libertad, en una palabra, los frutos excelentes de la naturaleza y de nuestro esfuerzo, después de haberlos propagado por la tierra con el Espíritu del Señor y de acuerdo con su mandato, volveremos a encontrarlos limpios de toda mancha, iluminados y transfigurados, cuando Cristo entregue al Padre el reino eterno y universal...»18. Todo lo demás se perderá: volverá a la tierra y al olvido... Sus buenas obras le acompañan.

III. La muerte nos da grandes lecciones para la vida. Nos enseña a vivir con lo necesario, desprendidos de los bienes que hemos de usar, pero que dentro de un tiempo, siempre corto, habremos de dejar; llevaremos, para siempre, el mérito de nuestras buenas obras.

La muerte nos enseña a aprovechar bien cada día: carpe diem19, goza del presente, decían los antiguos; y nosotros, con sentido cristiano, podemos darle un sentido nuevo: aprovechemos gozosamente cada día como si fuera el único, sabiendo que ya no se repetirá jamás. Hoy, a la hora del examen de conciencia, nos dará gran alegría pensar en las jaculatorias, actos de amor al Señor, trato con el Ángel Custodio, favores a los demás, pequeños servicios, vencimientos en el cumplimiento del deber, paciencia quizá..., que el Señor ha convertido en joyas preciosas para la eternidad. Con la muerte termina la posibilidad de merecer para la vida eterna20. No dejemos escapar estos días, numerados y contados, que faltan para llegar al final del camino.

La incertidumbre del momento de nuestro encuentro definitivo con Dios nos impulsa a estar vigilantes, como quien aguarda la llegada de su Señor21, cuidando con esmero el examen de conciencia, con contrición verdadera por las flaquezas de esa jornada; aprovechando bien la Confesión frecuente para limpiar el alma aun de pecados veniales y de las faltas de amor. El recuerdo de la muerte nos ayuda a trabajar con más empeño en la tarea de la propia santificación, viviendo no como necios, sino como prudentes, redimiendo el tiempo22, recuperando tantos días y tantas oportunidades perdidas; a veces puede ocurrir lo que escribió el clásico: «No es que tengamos poco tiempo, es que hemos perdido mucho»23. Aprovechemos el que nos queda.

Hemos de desear vivir largo tiempo, para rendir mayores servicios a Dios, para presentarnos delante del Señor con las manos más llenas..., y porque amamos la vida, que es un regalo de Dios. Y cuando llegue nuestro encuentro con el Señor, hasta esos últimos instantes nos han de servir para purificar nuestra vida y ofrecernos con un acto de amor a Dios Padre. Para ese trance escribió San Ignacio de Loyola: «Como en la vida toda, así también en la muerte, y mucho más, debe cada uno (...) esforzarse y procurar que Dios nuestro Señor sea en ella glorificado y servido, y los prójimos edificados, a lo menos del ejemplo de su paciencia y fortaleza, con fe viva, esperanza y amor de los bienes eternos...»24. El último instante aquí en la tierra debe ser también para la gloria de Dios. ¡Qué alegría nos dará entonces todo lo que nos afanamos en llevar a cabo en la vida por el Señor!: el trabajo ofrecido, las personas que procuramos acercar al sacramento de la Confesión, los mil pequeños detalles de servicio a quien trabajó tantas horas con nosotros, la alegría que llevamos a la familia y a todos, las intemperancias que procuramos disculpar y olvidar...

Después de haber dejado aquí frutos que perdurarán hasta la vida eterna, partiremos. Entonces podremos decir con el poeta:

«—Dejó mi amor la orilla
y en la corriente canta.
—No volvió a la ribera
que su amor era el agua»
25.

1 Lc 17, 26-37. — 2 1 Tes 5, 2. — 3 Cfr. San Agustín, Comentario al Salmo 120, 3. — 4 Cfr. San Josemaría Escrivá, Camino, nn. 735 y 739, — 5 Cfr. Ibídem, n. 744. — 6 Misal Romano, Prefacio de difuntos. — 7 Cfr. C. Pozo, Teología del más allá, BAC, Madrid 1980, pp. 468 ss. — 8 San Cipriano, Tratado sobre la mortalidad, 22. — 9 San Josemaría Escrivá, Surco, n. 891. — 10 Sab 1, 13. — 11Jn 13, 1. — 12 2 Tim 1, 10. — 13 Jn 11, 25. — 14 Sal 33, 22. — 15 Sal 15, 15. — 16 Apoc 14, 13. — 17 Mt 10, 42. — 18 Conc Vat. II, Const. Gaudium et spes, 39. — 19 Horacio, Odas, 1, 11, 7. — 20 Cfr. León X, Bula Exsurge Domine, 15-VI-1520, prop. 38. — 21 Cfr. Lc 12, 35-42. — 22 Ef 5, 15-16. — 23 Séneca, De brevitate vitae, 1, 3. — 24 San Ignacio de Loyola, Constituciones S. I., p. 6ª. c, 4, n. 1. — 25 B. Llorens, Secreta fuente, Rialp, Madrid 1948, p. 86.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

 

El santo amigo del Papa Francisco

Artémides Zatti nació en Boretto, Italia, el 12 de octubre de 1880. Desde los nueve años tuvo que empezar a trabajar para llevar un poco de dinero a su casa, pues su familia era muy humilde. En 1897, a causa de la lamentable situación económica, tuvieron que emigrar a Bahía Blanca, Argentina.

Allí, él frecuentó una asociación escolar que estaba dirigida por los salesianos. Poco a poco fue percibiendo en su interior una especial sintonía con la vocación religiosa salesiana, hasta que en un momento decidió optar por consagrar su vida al Señor como hermano coadjutor, siendo admitido en 1900 en la Casa de Bernal como aspirante por Monseñor Cagliero.

Después de un tiempo, se le confió a los cuidados de un joven sacerdote tuberculoso; experiencia que hizo que contrajera la enfermedad. Así, ingresó al Hospital de San José, dirigido por un sacerdote y médico llamado Evaristo Garrone; asistiéndolo en sus necesidades.

Artémide le hizo una promesa a María Auxiliadora, que fue consagrar su vida a los enfermos, en caso de curarse. Luego, contra todo pronóstico médico, sanó y pudo cumplir su promesa, ocupándose primero de la farmacia del hospital, y más adelante, a raíz de la muerte del Padre Garrone, asumiendo la completa responsabilidad del hospital.

Siempre vivía dedicándose plenamente a sus enfermos, a quienes siempre visitaba diariamente. Se le llamaba "el infatigable enfermo" o "el amigo de los pobres"; pasó 50 años de su vida trabajando en el hospital.

En 1913, Artémide fue el alma de la construcción del nuevo hospital, que permitió poder acoger y cuidar a más enfermos. En el año 1950, luego de caer por una escalera, tuvo que guardar reposo, parando así su labor por un tiempo. Poco después se le declaró un cáncer del que murió el 15 de marzo de 1951 en Viedma a los 70 años.

Él se entregaba a los demás sin cálculo ni medida, pues veía en cada enfermo al Señor mismo. Sus "ordenes" a la enfermera han quedado en las memorias de todos: "Prepare un lecho para el Señor", "¿Tienes sopa caliente y vestidos para un Jesús de 10 años?".

Una vida desbordante de bondad y de dulzura, a tal punto que todos llamaban a esta bella figura de salesiano coadjutor "un ángel que se hizo enfermero". Habiéndose obtenido un milagro por su intercesión, fue declarado venerable por Su Santidad Juan Pablo II en 1997 y beatificado el 14 de abril del 2002

¡Favor de rezar por su pronta canonización! Prueba la novena y comprueba los milagros:

Oración para pedir gracias por su intercesión

Señor Jesús.

Tú llamaste a don Zatti, salesiano coadjutor,

para servir a los pobres y necesitados.

Tú le diste la fuerza para entregarse

con alegría y sin descanso a sus hermanos enfermos.

Tú lo hiciste un hombre bueno,

que supo vivir fielmente tu Evangelio

en el trabajo cotidiano y en el sacrificio escondido.

Te pedimos la alegría de verlo brillar en el cielo de tus santos

y de dar también nosotros testimonio de tu Luz.

Te pedimos por su intercesión la gracia de .....................

Amén.

 

Novena para pedir gracias

1. Rece la oración anterior, con fe y confianza, por 9 días seguidos.

2. Haga cada día una obra de caridad en favor de los enfermos y necesitados.

3. Tome el compromiso de confesarse y comulgar.

4. Si puede, dé a conocer la gracia recibida y colabore con una limosna.

 

Comunica el milagro a:

Causa de canonización del venerable Artémides Zatti:
    * Casilla de correo 52 - (8500) Viedma - Argentina
    * Vieytes 150 - (8000) Bahía Blanca - Argentina
    * O también puede ponerse en contacto con el
Obispado de Viedma

 

Padre Jorge Mario Bergoglio: "sobre la experiencia que he tenido con Don Zatti "

IHS

Buenos aires, 18 de mayo de 1986

R.P.
Cayetano Bruno, SDB
Buenos Aires

Querido P. Bruno:

                                    Pax Christi!!

                                    En su carta del 24 de febrero Usted me pedía que procurar escribir algo sobre la experiencia que yo había tenido con Don Zatti (con quien me hice muy amigo), respecto a las vocaciones de Hermanos Coadjutores. Le pido me disculpe la tardanza en responder, pero realmente durante este tiempo me costó encontrar un espacio tranquilo para recordar todo aquello y ponerlo por escrito. Pero nunca es tarde…

  1. Nosotros teníamos una penuria muy grande de Hermanos Coadjutores. Pongo como referencia el año 1976, que fue el que conocí la vida de Don Zatti. En ese año, el Hermano Coadjutor menor tenía 35 años, era enfermero, y moriría cuatro años después víctima de un tumor cerebral. El que le seguía en edad tenía  46 años, y el que seguía a éste tenía 50 años. De aquí en más todos ancianos (muchos de ellos siguen trabajando actualmente como brazos de mar con sus 80 años encima). Este "cuadro demográfico" de los Hermanos Coadjutores  en la Provincia Argentina hacía pensar a muchos en la posibilidad de que se trataba de una situación irreversible, y que no habría más vocaciones. Algunos, incluso, se cuestionaban sobre la "actualidad" de la vocación del Hermano Coadjutor en la Compañía, debido a que -por los hechos- parecía que se extinguirían. También se daban esfuerzos en varias partes por delinear una "nueva imagen" del Hermano Coadjutor, para ver si –por este camino- se lograba una mayor convocatoria de jóvenes que siguieran este ideal.
  2. Por otra parte, el P. General P. Pedro Arrupe, S.J., insistía con fuerza en la necesidad de la vocación del Hermano Coadjutor para el cuerpo entero de la Compañía. Incluso decía que la Compañía no era la Compañía, sin Hermanos Coadjutores. Los esfuerzos que hizo el P. Arrupe en esta área fueron ingentes. La crisis era no solo de algunas Provincias, sino de toda la Compañía (en la referente a las vocaciones de Hermanos).
  3. En 1976, creo que fue por el mes de septiembre aproximadamente, durante una visita canónica que hice a los misioneros jesuitas del norte argentino, me detuve en el Arzobispado de Salta durante algunos días. Allí, entre charla y charla de sobremesa, Mons. Pérez me contó la vida de Don Zatti. Incluso me dio a leer el libro de la vida. Me llamó la atención su figura de Coadjutor tan plena. De ahí en más sentí que debía pedirle al Señor, por intercesión de ese gran Coadjutor, nos enviara vocaciones de coadjutores. Hice novenas y pedí a los novicios que las hicieran.
  4. Quiero aclarar dos cosas: la primera que las fechas no son exactas. Al hablar de septiembre del 76 estoy marcando más o menos un tiempo, que abarca un período elástico de 6 meses.Para poder determinar con exactitud la fecha, tendría que ver los archivos de la Curia Provincial. Pero para el caso de esta narración basta con la indicación general del tiempo. La segunda cosa es que también en Salta en varias ocasiones sentí la moción de encomendar al Señor y a la Señora del Milagro el aumento de vocaciones en la Provincia (esto en general, y no específicamente de Coadjutores, los cual hice a Don Zatti). Incluso hice una promesa de que irían en peregrinación los novicios a la fiesta del Señor del Milagro si alcanzábamos el número de 35 novicios (esto se dio en septiembre de 1979).
  5. Vuelvo al pedido de vocaciones de Coadjutores. En julio de 1977 entró el primer Coadjutor joven (actualmente con 32 años). El 29 de octubre de ese mismo año entró el segundo (actualmente con 33 años). Después siguieron así:

·         el tercero entró en 1978 actualmente con 33 años

·         el cuarto entró en 1978 actualmente con 26 años

·         el quinto entró en 1979 actualmente con 42 años

·         el sexto entró en 1980 actualmente con 24 años

·         el séptimo entró en 1981 actualmente con 39 años

·         el octavo entró en 1981 actualmente con 27 años

·         el noveno entró en 1981 actualmente con 23 años

·         el décimo entró en 1981 actualmente con 27 años

·         [el undésimo falta en el texto original, nota de Redacción];

·         el duodécimo entró en 1982 actualmente con 25 años

·         el 13º entró en 1983 actualmente con 25 años

·         el 14º entró en 1983 actualmente con 25 años

·         el 15º entró en 1983 actualmente con 22 años

·         el 16º entró en 1985 actualmente con 25 años

·         el 17º y el 18ºentraron este año y están en el Noviciado.

Es decir, desde que comenzamos las peticiones a Don Zatti entraron 18 coadjutores jóvenes que perseveran y cinco más que salieron del noviciado y del juniorado. En total: 23 vocaciones.

6.    Los novicios, los estudiantes y los Coadjutores jóvenes hicieron varias veces la Novena en honor de Don Zatti pidiendo vocaciones de Coadjutores. Yo mismo también lo hice. Estoy convencido de su intercesión en este asunto, puesto que por el número es un caso raro en la Compañía. Como reconocimiento, en la 2da. y 3ra. edición del Devocionario del Sagrado Corazón hemos puesto la Novena para pedir por la Canonización de Don Zatti.

7.    Un dato interesante es que la calidad de los que ingresaron y que perseveran. Son jóvenes que quieren de Coadjutores como San Ignacio quería que fueran, sin que les "doren la píldora". Para nosotros la vocación del Hermano Coadjutor es muy importante, El P. Arrupe decía que la Compañía, sin ellos, no era la Compañía, Tienen un carisma especial que se alimenta de la oración y del trabajo. Y hacen bien a todo el cuerpo de la Compañía. Y ellos piden exigencia. El P. Swinnen, quien era Maestro en el tiempo en que comenzaron a llegar las vocaciones de Hermanos (luego fue Provincial y ahora ha vuelto a ser Maestro de Novicios) ha sabido inculcarles ese verdadero carisma ignaciano de la Coadjutoría Temporal ya desde el principio. Y lo mismo hizo el que lo sucedió en el cargo de Maestro mientras él fue Provincial (el P. López Rosas). Los jóvenes se desilusionan cuando ven que se los trata con medias tiendas o con paleativos en su vocación.  Quieren ser de una pieza (aunque a veces pataleen en el momento, pero en el fondo del corazón buscan cosas auténticas, y no imitaciones).

Esta ha sido, en líneas generales, la historia de mi relación con Don Zatti en el asunto de las vocaciones de Hermanos Coadjutores a la Compañía. Repito que estoy convencido de su intercesión, porque sé de todo lo que hemos pedido poniéndolo a él como abogado del asunto.

Nada más por hoy. Quedo, de Usted afmmo., en nuestro Señor y Su Santísima Madre,

Jorge Mario Bergoglio, S.J.

(Sigue)

8.    Al releer la carta veo que habría que completar el nº 7 hablando de la calidad de los jóvenes Coadjutores. Son piadosos, alegres, trabajadores, sanos. Muy hombres y son conscientes de la vocación a la que fueron llamados. Sienten especial responsabilidad por rezar por los jóvenes Estudiantes jesuitas que se preparan para el sacerdocio. En ellos que no se nota "complejos de inferioridad" por no ser sacerdote, ni se les pasa por la cabeza aspirar al diaconado….etc.; saben cuál es su vocación y la quieren así. Eso es saludable. Y hace bien.

http://www.infoans.org/2.asp?sez=2&sotSez=13&doc=9897&lingua=3

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San Diego de Alcalá

Hermano Lego
(1400-1463)

Señor: enséñanos a amarte a Ti y a amar a los pobres,
como lo hicieron San Diego y tus demás santos.

 


En este santo se cumple lo que decía San Pablo: que Dios escoge aquello que para el mundo no tiene valor, para hacer grandes obras en el campo espiritual.

Nació en España en el año 1400, de familia muy pobre. De joven fue a un campo solitario a acompañar a un familiar que hacía allí vida de monje ermitaño. Y de él aprendió el arte de la oración y de la meditación y un gran cariño por Jesús Crucificado.

Se dedicó a las labores manuales y a recoger leña, y con lo que ganaba ayudaba a muchos pobres. Y como el que más da, más recibe, la gente empezó a llevarle abundantes limosnas para que repartiera entre los necesitados.

Pero sucedió que leyó la vida de San Francisco de Asís y se entusiasmó grandemente por el modo de vivir de este santo, y además estaba preocupado porque su demasiada popularidad en su tierra le quitaba la oportunidad de poder vivir en soledad y recogimiento. Y así fue que pidió ser recibido como religioso franciscano y fue admitido.

Diego había hecho muy pocos estudios, pero era muy iluminado por luces celestiales, y así sucedía que cuando le preguntaban acerca de los temas espirituales más difíciles, daba unas respuestas que dejaban admirados a todos.

Fue enviado a misionar a las Islas Canarias y allá logró la conversión de muchos paganos y no permitió que los colonos esclavizaran a los nativos. Y haciendo una excepción a la regla, los superiores lo nombraron superior de la comunidad, siendo un simple lego. Y lo hizo muy bien.

En 1449 hizo un viaje desde España hasta Roma a pie. Iba a asistir a la canonización de San Bernardino de Siena. Acompañaba al Padre superior, el P. Alonso de Castro. Este se enfermó y Diego lo atendió con tan gran esmero y delicadeza, que los superiores lo encargaron por tres meses de la dirección del hospital de la comunidad de Roma, y allí hizo numerosas curaciones milagrosas a enfermos incurables.

A San Diego lo pintan llevando algo escondido en el manto. Es un mercado para los pobres. Y es que en los últimos años estuvo de portero en varios conventos y regalaba a los pobres todo lo que encontraba. Y dicen que en un día en que llevaba un mercado a un mendigo se encontró con un superior que era muy bravo y este le preguntó qué llevaba allí. El santito muy asustado le respondió que llevaba unas rosas, y al abrir el manto sólo aparecieron rosas y más rosas.

Los últimos años de su vida pasaba días enteros dedicados a la oración. Al ver un crucifijo quedaba en éxtasis. Su amor por la Virgen Santísima era inmenso. Untaba a los enfermos con un poco de aceite de la lámpara del altar de la Virgen y los enfermos se curaban. Un muchacho cayó en un horno ardiente, y el santo lo bendijo y el joven salió sano y sin quemaduras.

El 12 de noviembre del año 1463, sintiéndose morir pidió un crucifijo y recitando aquel himno del Viernes Santo que dice: "¡Dulce leño, dulces clavos que soportásteis tan dulce peso!" expiró santamente.

En su sepulcro se obraron muchos milagros y el mismo rey de España, Felipe II, obtuvo la milagrosa curación de su hijo al rezarle a Diego. Por eso el rey le pidió al Sumo Pontífice que lo declarara santo. Y fue canonizado sólo 25 años después de haber muerto, en 1588.

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Christian, Santo Uno de los patronos de Polonia, 13 de noviembre  

Christian, Santo

Noviembre 13

 

Etimológicamente significa "creyente, cristiano". Viene de la lengua latina.

Cuando la persona comprende que Dios la ama, y que la ama hasta en los momentos más deplorables, se vuelve más atenta a los demás. Todo el arte de la existencia consiste en vivir el amor de Dios reflejado en la gloria de todo se humano.

El joven Christian, acompañado de sus amigos Benito, Isaac, Santiago y Mateo, llevaban en sus corazones las ilusiones de todo buen creyente: trabajar por la conversión de su país al cristianismo.

Llegaron de Italia hasta Polonia y, no teniendo sitio en donde cobijarse, se establecieron en el bosque de Kazimeierz, al sur de Gniezno.

Pertenecían todos a la orden de los camaldulenses. El apóstol siente en sus venas el gozo de llevar la Buena Noticia del Evangelio a todos los rincones del universo.

Sin embargo, hay personas que no solamente persiguen a los hombres de paz, sino que los persiguen y acaban con ellos.

Una noche, la del 11 de noviembre del año 1003, mientras dormían en su cama, fueron unos bandidos a hurtadillas a matarlos.

¿Cuál era la razón de semejante acto de barbarie?
Los banda de criminales creía, que los chicos que habían llegado de Italia, llevaban consigo un tesoro inapreciable.

La única forma de tenerlo – se decían – es matarlos.

Al día siguiente, los habitantes del lugar los encontraron muertos. Y como buena gente, les dieron sepultura. Y entre los creyentes corrió en seguida la voz de que habían muerto como mártires.

Christian era el cocinero del grupo, y era polaco. Al encontrarlo algo apartado de los otros, lo enterraron en el claustro de la iglesia.
Hoy es uno de los patronos de la nación polaca.

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María Patrocinio Giner Gomis de San Juan, Beata Mártir, 13 Noviembre  

María Patrocinio Giner Gomis de San Juan, Beata

Nació en Tortosa, el 4 de Enero de 1874 y murió en Portichol de Tavernes de Valldigna, el 13 de Noviembre de1936.

Religiosa profesa de la Congregación de las Religiosas de María Inmaculada Misioneras Claretianas

Por muchos años formadora de las jóvenes generaciones de claretianas y educadora en Carcagente. Fundadora de la comunidad y colegio en Puerto de Sagunto, Sufrió la primera persecución el año 1931. Entregó la vida por Cristo y Su Evangelio ofreciéndola por la paz y reconciliación.

Ella es uno de los mártires de Valencia. Para ver más sobre los 233 mártires en España haz "click"
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Fuente: Vatican.va
Agustina Livia Pietrantoni, Santa Religiosa, 13 Noviembre  

Agustina Livia Pietrantoni, Santa

Una tierra... una familia

"Existía una vez y sigue existiendo todavía, con una imagen nueva, un pueblo llamado Pozzaglia, en las colinas de Sabina... y había una casa bendecida, nido lleno de voces infantiles, entre las cuales la de Oliva, llamada más tarde Livia, y quien se llamará en la Vida Religiosa hermana Agustina... ".
La vida muy breve de la hermana Agustina, empieza y se desarrolla así: "simple, límpida, pura, amante... pero al final... dolorosa y trágica... o mejor... simbólica". Vida que inspiró a Pablo VI, el Papa que la Beatificó, palabras de extraodinaria poesía, para narrar el transcurso de su vida.

27 de marzo de 1864. Es en el pequeño pueblo de Pozzaglia a 800 metros de altitud en la linda zona geográfica que se extiende entre Rieti, Orvinio, Tivoli donde nace y es bautizada Livia; ¡la segunda de once hermanos! Sus padres, Francisco Pietrantoni y Catalina Costantini, pequeños agricultores trabajan sus tierras y otras alquiladas. La infancia y la juventud de Livia respiran los valores de la famiglia honesta, trabajadora, religiosa y en la casa bendecida "todos estaban pendientes de hacer el bien y de rezar a menudo...". Este período está marcado todo por la sabiduría del abuelo Domingo un verdadero ícono patriarcal.

A los 4 años, Livia recibe el sacramento de la Confirmación y alrededor de 1876 hace su Primera Comunión, con un conocimiento ciertamente extraordinario si la juzgamos por lo que fue su posterior vida de oración, generosidad y donación. Muy pronto, en la gran famiglia, donde todos parecían tener derecho a su tiempo y a su ayuda, aprende de su mamá Catalina las atenciones y los gestos maternales que emplea con dulzura a la vista de sus numerosos pequeños hermanos. Trabaja en los campos y cuida los animales, no conoce ni los juegos ni el colegio, al que ella va de una forma muy irregular, pero del que consigue obtener un provecho extraordinario, hasta el punto de merecer de sus compañeras el título de "profesora".

Trabajo... orgullo

A los 7 años y con otros niños empieza a trabajar, transportando miles de baldes de piedra y arena para la construcción de la ruta que va de Orvinio a Poggio Moiano. A los doce años, se va con otras jóvenes jornaleras que se dirigen a Tivoli, durante los meses del invierno para la recolección de aceitunas. Precozmente sabia. Livia asume la responsabilidad moral y religiosa de sus jóvenes compañeras, las sostiene en ese rudo trabajo, lejos de la familia y se enfrenta con fuerza y coraje a los "jefes" arrogantes y sin escrúpulos.

Vocación y desprendimiento

Livia es una joven agradable por su sabiduría, su sentido de ayuda al prójimo, su generosidad, su belleza... y varios jóvenes en el pueblo tienen puestos los ojos en ella. Sus miradas de admiración no pasan desapercibidas a su mamá Catalina que sueña con un buen partido para su hija. Pero, ¿qué piensa Livia? ¿Qué secreto guarda? ¿Por qué no elije? ¿ Por qué no se decide? "Livia... extremadamente audaz por la voz que le habla interiormente, la voz de su vocación, cede: Cristo será su amor, Cristo, su Esposo". Su búsqueda se orienta hacia una vida de sacrificio; a quién, en su familia o en el pueblo, quiere hacerla cambiar de opinión, definiéndola como un escape de la fatiga, Livia responde "quiero elegir una Congregación donde haya trabajo para el día y la noche" y todos están seguros de la autenticidad de estas palabras. En un primer viaje a Roma, acompañada por su tío Fray Mateo, vive una desilusión dolorosa: han rechazado acogerla.

Algunos meses después, por tanto, la Superiora General de las Hermanas de la Caridad de Santa Juana Antida Thouret, Madre Josefina Boquien, le hace saber que la espera en la Casa General, calle Santa María in Cosmedin. Livia comprende que esta vez el adiós es definitivo. Con emoción, se despide de todos los habitantes del pueblo, de todos los rincones de su pueblo, sus lugares de oración: la Parroquia, la Virgen de la Rifolta; abraza a sus familiares, recibe de rodillas la benedición del abuelo Domingo, "besa la puerta de su casa, hace el signo de la Cruz y se va corriendo".

Formación y servicio

23 marzo de 1886. Livia tenía 22 años, cuando se fue a Roma, vía S. Maria in Cosmedin. Algunos meses de postulantado y de noviciado son sufficientes para mostrar que la joven tiene la pasta de una hermana de la Caridad, es decir de una "sierva de los pobres" según la tradición de S. Vicente de Paúl y de Santa Juana Antida. Livia, in efecto, lleva al convento un potencial humano heredado de su familia particularmente sólido y que ofrece garantía. En ella la mujer y la religiosa están en perfecta armonía. Cuando toma el hábito religioso y se le da el nombre de hermana Agustina tiene el presentimiento que será ella quien encarne una santa con ese nombre: efectivamente no conoce ninguna santa Agustina.

Enviada al hospital Espíritu Santo, que tiene 700 años de gloriosa historia y definido como "el gimnasio de la caridad cristiana", tras las huellas de los santos que la han precedido, entre los cuales se encuentran Carlos Borromeo, José de Calasanz, Juán Bosco, Camilo de Lelis... la hermana Agustina aporta su contribución personal y en este lugar de sufrimiento expresa su caridad hasta el heroísmo.

Silencio, oración y bondad

El ambiente del hospital es hostil a la religión. La cuestión romana envenena los espíritus; los Padres Capuchinos son expulsados, se prohíbe el crucifijo y cualquier otro signo religioso. Quisieran también alejar a las Hermanas, pero tienen miedo de la reacción de la gente: les hacen la vida "imposible" y se les prohibe hablar de Dios; pero la hermana Agustina no tiene necesidad de su boca para "proclamar a Dios" y ninguna mordaza puede impedirle anunciar el Evangelio. Primero en el cuidado de los niños, y después de haberse contagiado mortalmente, de lo cual se recupera milagrosamente, en el cuidado de los tuberculosos, servicio de desesperación y de muerte, expresa siempre una devoción total y una atención extraordinaria a cada enfermo, sobre todo a los más difíciles, violentos y obscenos, como "Romanelli".

En secreto, en el pequeño rincón oculto donde ha encontrado un sitio para que la Virgen María siga en el hospital, ella le confía a sus enfermos y le promete vigilias más numerosas, sacrificios más grandes, para obtener la gracia de la conversión de los más obstinados. ¿Cuántas veces le ha presentado a José Romanelli? Es el peor de todos, el más vulgar y el más insolente sobre todo con la hermana Agustina, quien multiplica las atenciones con él y que con gran bondad, acoge a su madre ciega cuando viene a visitarlo. De él se puede esperar cualquier cosa, todos están hartos.

Cuando después de su enésima bravuconería hacia las mujeres en la lavandería, el Director lo expulsa del hospital, su rabia busca una víctima y la pobre Agustina es la elegida. "¡Te mataré con mis propias manos!", "¡Hermana Agustina, no tienes más de un mes de vida!", son las amenazas que le hace llegar varias veces por medio de cartas.

Romanelli no bromea, en efecto, y la hermana Agustina tampoco, no pone límites a su generosidad por el Señor... Está dispuesta a pagar con su propia vida el precio del amor, sin escapar, sin acusar. Cuando Romanelli la sorprende y la golpea cruelmente sin que ella pueda escapar, el 13 de noviembre de 1894, de sus labios no salen más que las invocaciones a la Virgen y las palabras de perdón.

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina04
Homabono de Cremona, Santo Sastre laico, 13 Noviembre  

Homabono de Cremona, Santo

San Homobono, confesor, en Cremona, fue sastre y mercader de telas; al cual habiendo resplandecido en milagros, canonizó Inocencio III.

La extraordinaria figura de san Homobono, comerciante de telas, esposo y padre de familia, que se convirtió al misterio de la cruz y fue "padre de los pobres" y artífice de reconciliación y paz, cobra un valor ejemplar como llamada a la conversión. Su ejemplo muestra que la santificación no es vocación reservada a algunos, sino que se propone a todos.

Es el primer fiel laico, y el único que, sin pertenecer a la nobleza o a familias reales o principescas, fue canonizado en la Edad Media.

"Padre de los pobres", "consolador de los afligidos", "asiduo en las continuas oraciones", "hombre de paz y pacificador ", "hombre bueno de nombre y de hecho", este santo, como afirmó el Papa Inocencio III en la bula de canonización Quia pietas, sigue siendo aún hoy un árbol plantado junto a corrientes de agua, que da fruto en nuestro tiempo.

No sólo porque la santidad es una sola, sino también por las características de la vida y de las obras con que este fiel laico vivió la perfección evangélica. Responden de modo singular a las exigencias actuales y confieren a la celebración jubilar un profundo sentido de "contemporaneidad".

Los testimonios unánimes de la época definen a Homobono "pater pauperum", padre de los pobres. Esta definición, que se ha mantenido en la historia de Cremona, resume en cierto modo las dimensiones de la elevada espiritualidad y de la extraordinaria aventura del comerciante. Desde el momento de su conversión a la radicalidad del Evangelio, Homobono llega a ser artífice y apóstol de caridad. Transforma su casa en casa de acogida. Se dedica a la sepultura de los muertos abandonados. Abre su corazón y su bolsa a todos los necesitados. Se dedica con todo su empeño a dirimir las controversias que, en la ciudad, dividen a grupos y familias. Lleva a cabo con generosidad las obras de misericordia espirituales y corporales y, a la vez, con el mismo fervor con que participa diariamente en la Eucaristía y se dedica a la oración, protege la integridad de la fe católica frente a infiltraciones heréticas.

Recorriendo el camino de las bienaventuranzas evangélicas, durante la época del municipio, en la que el dinero y el mercado tienden a constituir el centro de la vida ciudadana, Homobono conjuga justicia y caridad y hace de la limosna el signo de comunión, con la espontaneidad con que, gracias a la asidua contemplación del Crucificado, aprende a testimoniar el valor de la vida como don.

Fiel a estas opciones evangélicas, afronta y supera los obstáculos que se le presentan en su ambiente familiar, ya que su esposa no comparte sus opciones; en el parroquial, que ve con cierta sospecha su austeridad; e incluso en el ámbito del trabajo, por la competencia y la mala fe de algunos, que tratan de engañar al honrado comerciante.

Así, surge la imagen de Homobono trabajador, que vende y compra telas y, mientras vive el dinamismo de un mercado que se extiende por ciudades italianas y europeas, confiere dignidad espiritual a su trabajo: una espiritualidad que es la impronta de toda su laboriosidad.

En su experiencia se funden las diversas dimensiones. En cada una encuentra el "lugar" adecuado para desarrollar su aspiración a la santidad: en el núcleo familiar, como esposo y padre ejemplar; en la comunidad parroquial, como fiel que vive la liturgia y participa asiduamente en la catequesis, unido profundamente al ministerio del sacerdote; en el ámbito de la ciudad, donde irradia la fascinación de la bondad y de la paz.

Una vida tan rica en méritos no podía menos de dejar una huella profunda en la memoria. En efecto, es admirable la perseverancia que ha tenido Cremona en el afecto y en el culto a este singular ciudadano suyo, que surgió precisamente del sector popular.

Es significativo el hecho de que, en 1592, la iglesia catedral fuera dedicada simultáneamente a él y a la Asunción de la Virgen María. Y es igualmente significativo que, en 1643, fuera elegido patrono de la ciudad por los miembros del Concejo, en medio del júbilo, "la inmensa alegría" y las "lágrimas de devoción" del pueblo. Un santo laico, elegido como patrono por los mismos laicos.

No ha de sorprender que el culto de san Homobono se haya difundido en muchas diócesis italianas y más allá de las fronteras nacionales. Homobono es un santo que habla a los corazones. Es hermoso constatar que los corazones sienten su amable fascinación. Lo demuestra la incesante peregrinación de fieles ante sus restos mortales, sobre todo, no exclusivamente, el día de su fiesta litúrgica, y la intensa devoción que le profesa la población, recordando las gracias recibidas y confiando en la intercesión del amado "comerciante celestial".

Se trata de un fiel laico que, como laico, alcanzó el don de la santidad. Su historia tiene un valor ejemplar como llamada a la conversión sin restricciones de ningún tipo y, por tanto, a la santificación, que no está reservada a unos cuantos, sino que se propone a todos indistintamente.

Murió en el templo durante la celebración de una misa. Cuando el sacerdote entonaba el Gloria Patri, tendió Homobono sus manos hacia el altar y cayó muerto con los brazos en cruz, ante el crucifijo. Su fama de santidad era tal que unos meses más tarde se esculpía su estatua para la fachada de la iglesia de San Homobono de Cremona, y dos años después de morir fue canonizado.

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Fuente: www2.ocarm.org
María Teresa de Jesús (María Scrilli), Beata Fundadora, 13 de noviembre  

María Teresa de Jesús (María Scrilli), Beata

Fundadora del Instituto
de Nuestra Señora del Monte Carmelo

Nacida en desamor
Nace María Scrilli el 15 de mayo de 1825 en Montevarchi, ciudad del Gran Ducado de Toscana. Era la segunda niña que nacía en el hogar de los Scrilli-Checcucci; se esperaba fuera un varón y la desilusión fue grande. "Aquella misma mañana de domingo y muy temprano…a las pocas horas de haber nacido, fue llevada a la pila bautismal de forma privada con gran disgusto de mis padres por haber tenido una segunda hija", cuenta ella misma. "Hasta la edad de cuatro años o poco más, me sentía rechazada por mi misma madre, razón por la cual caía en una profunda tristeza y era propensa al llanto; no siéndole de mucho agrado, procuraba alejarme de ella lo más que podía". (El drama infantil estaba servido). Y continúa escribiendo: "Cuando apenas fui capaz de comprender el desamor que me tenía mi madre no tengo palabras para poder expresar la magnitud de esa espina que atravesaba mi corazón. Mi tormento no era causado por la envidia de ver a mi hermana tan delicadamente querida por mis padres, sino porque en el fondo también yo sentía la necesidad de verme amada".

Terribles palabras de esta muchacha que descifrarán en parte la vida y la obra de esta singular mujer. Sin embargo, lo que pudo haber sido un verdadero trauma para la chiquilla le sirvió para ir modelando su carácter sin guardar ninguna acritud; afortunadamente supo comprender a tiempo que la envidia es la que corroe el corazón y no el vacío por la ausencia del amor; a colmar esas ansias va a dedicar María Teresa toda su vida sin amargura, sin tan siquiera un mínimo resentimiento para con su propia madre. En María la Virgen encontrará la solución a su íntimo problema de afectividad: Ella será su auténtica Madre, la del Cielo, ya que teniéndola no la tenía en la tierra; una tiernísima devoción mariana brotará con fuerza y modelará aquel corazón hecho para entregarse a cuantos eran víctimas del desamor, a semejanza de María.

A los 21 años ingresa en Santa María de los Ángeles en Florencia, el monasterio de Sta. María Magdalena de Pazzis, pero no prospera en su propósito. De aquella experiencia carmelitana adquiere unos sólidos fundamentos, base de toda su espiritualidad para el futuro; en su diario escribe, por ejemplo: "Pureza, pureza de intención. Buscar en todo complacer a Dios, hacer bien a los demás (esto también en Dios), y la abnegación de uno mismo. Todo basta para hacer un santo". La pureza de intención y el amor propio fueron los ejes centrales de la espiritualidad de la santa florentina. Este principio no es solamente una feliz coincidencia. Del Carmelo de Florencia sale con una clara decisión: será contemplativa, pero "contemplativa en acción". Y lo conseguirá, perdiéndose.

Por la cultura y la dignidad humana
Y es que desde 1849 aquella región toscana vive un virulento anticlericalismo originado por el liberalismo más radical entonces de moda; aquella sociedad yace bajo un ínfimo nivel de analfabetismo y de miseria, factores que de ordinario suelen ir juntos. María Scrilli piensa qué puede hacer para remediarlo y, consciente de que la incultura e ignorancia degrada especialmente a la mujer, comienza a impartir enseñanza en su propia casa de Montevarchi a un grupo de niñas que encontraba por la calle. "En 1849 el número de mis pequeñas alumnas había llegado a doce; las tenía gratuitamente, pero ellas correspondían con tantas demostraciones de agradecimiento, que no tenía más remedio que corresponderlas", escribe. Pronto se le unen a esta labor otras compañeras. "Éramos Edvige Sacconi, Ersilia Betti, Teresa del Bigio y yo…Escribí algunas normas que nos regularan, pero regularmente lo hacía de palabra". En 1854 nace el Pío Instituto de Pobres Hermanitas del Corazón de María aprobado por el obispo de Fiésole. En agosto de 1857, estando en el monasterio de Sta. María Magdalena de Pazzis, Pío IX la bendice: "…y puso su mano sobre mi cabeza, mientras que yo me incliné y le besé los pies", escribe, interpretando aquel gesto como un signo aprobatorio.

En junio de 1859 las tropas piamontesas entran en Montevarchi y ocupan el convento de las religiosas y por un decreto del 30 de noviembre el Instituto es suprimido; toda la obra de M. Scrilli se viene abajo y las monjas han de marchar a casa secularizadas. María Teresa se refugia en Florencia desde donde trata de reconstruir su instituto, hasta que en 1878 el arzobispo Eugenio Cecconi les concede recomponer la comunidad, quedando restablecido en 1892. "El Instituto, sin duda, según el diseño de Dios, debía fundarse con lagrimas, con dolor y con los combates de la fundadora". Algunas Hermanas abandonan la casa, otras fallecen y ninguna otra ingresa. La mejor colaboradora, Clementina Mosca, se marcha con las dominicas de clausura. Todo el proyecto de la Scrilli se derrumba. Pero su ánimo no decae. Sabe muy bien que si aquello es obra de Dios y María su Madre lo quiere, la obra saldrá adelante; es consciente de que ella, como grano de trigo, debe morir y desaparecer para que una nueva vida surja.

Y así acontece. María Teresa se ofrece como víctima por aquella obra de la Iglesia. Cae gravemente enferma y muere en el mayor de los desamparos; el panorama congregacional era desolador: una Hermana anciana, otra enferma prácticamente paralítica y una novicia. Era el 14 de noviembre de 1889. Tras la muerte de María Teresa se presagia la total extinción. Todo ha terminado. Pero, el grano de trigo no cae en tierra y muere… (Jn 12, 24). Y se produce el milagro. He aquí que inesperadamente vuelve Clementina Mosca (1862-1934), "el ángel enviado por Dios"; adopta el nombre de María de Jesús y recoge el precioso legado de María Teresa. "Bajo el dinámico liderazgo de esta segunda fundadora el Instituto cobró nueva vida, creció en miembros y multiplicó las fundaciones, ampliando el arco de la acción apostólica: enseñanza, cuidado de enfermos y otros trabajos de caridad. Elaboró Constituciones y logró que su congregación fuese reconocida de derecho diocesano por el Cardenal Mistrangelo en 1929; el mismo año el prior general Elías Magennis las afilió a la Orden ya con el definitivo nombre de Instituto de Nuestra Señora del Monte Carmelo.

Fue beatificada el 8 de octubre de 2006.

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Fuente: ACIprensa.com | Asuncionistas.atspace.org
Kamen Vitchev, Pavel Djidjov y Josaphat Chichkov, Beatos Presbíteros y Mártires, 13 de noviembre  

Kamen Vitchev, Pavel Djidjov y Josaphat Chichkov, Beatos

Martirologio Romano: En Sofía, ciudad de Bulgaria, beatos Kamen (Pedro) Vitchev, Pavel (Pablo, en el siglo José) Djidjov y Josaphat ( en el siglo Roberto) Chichkov, presbíteros de la Congregación de los Agustininos de la Asunción, que bajo un régimen hostil a Dios, acusados falsamente y encarcelados por ser cristianos, merecieron recibir por su muerte el premio prometido a los discípulos de Cristo (1952)

El domingo 26 de mayo de 2002, en la ciudad búlgara de Plovdiv, el Papa Juan Pablo II beatificó a tres religiosos asuncionistas búlgaros, mártires asesinados por el entonces régimen comunista en noviembre de 1952.

Los beatos son los Agustinos de la Asunción Kamen Vitchev (1893-1952), Pavel Djidjov (1919-1952) y Josaphat Chichkov (1884-1952) -el primero de rito oriental y los dos segundos de rito latino-, que serán los primeros beatos de esta congregación, fuertemente comprometida, desde su fundación hace 150 años, en el acercamiento con el Oriente cristiano.

Fue la segunda vez, después de Ucrania en junio de 2001, que Juan Pablo II beatifique fuera de Roma a mártires del comunismo.

Testimonio heroico

Los tres religiosos fueron fusilados el 11 de noviembre de 1952 en la prisión central de Sofía, junto a Mons. Eugenio Bossilkov, obispo de Nicopoli, beatificado en 1998. Durante su larga prisión, los cuatro clérigos fueron torturados, tuvieron que soportar malos tratos y, a pesar de retractarse de las confesiones que habían hecho por la fuerza, los cuatro fueron condenados a muerte el 3 de octubre como "espías del Vaticano" y "lacayos del imperialismo" en un proceso dirigido por Moscú contra la Iglesia.

Sus cuerpos, enterrados en una fosa común, nunca fueron hallados.

El proceso contra 40 sacerdotes, religiosos y laicos católicos búlgaros, entre los que se encontraban Mons. Bossilkov y los tres asuncionistas, fue abierto el 29 de septiembre de 1952 ante la Corte Suprema de Bulgaria, en Sofía.

Los inculpados, presos y maltratados durante varios meses, fueron objeto de un "Acto de acusación contra la Organización Católica de complot y espionaje en Bulgaria". Se los acusó de haber "organizado y dirigido, desde el 9 de septiembre de 1944, una organización que tenía como finalidad invertir, minar y debilitar el poder democrático popular a través de un golpe de Estado, insurrección, motines, actos terroristas, crímenes e intervenciones armadas del extranjero".

Además fueron declarados "miembros de una organización de espionaje y de complot en una serie de ciudades del país para preparar una guerra imperialista contra la URSS, Bulgaria y otros países de democracia popular".

La sentencia, dictada el 3 de octubre de 1952, víspera del XIX Congreso del Partido Comunista Soviético en Moscú, declaraba a los tres religiosos "culpables de haber organizado y dirigido en Bulgaria, desde el 9 de septiembre de 1944 hasta el verano de 1952, una organización clandestina, una agencia de servicios secretos del Papa y de los imperialistas", y los condenaba "a muerte por fusilamiento con privación de sus derechos, confiscándoles todos sus bienes en beneficio del Estado".

Kamen Vitchev (nacido en 1893), tal vez el más conocido de los tres, fue profesor, un erudito, y un líder. Cuando lo arrestaron en diciembre de 1951, era Vicario Provincial de los Asuncionistas de Bulgaria. Había sido profesor en el seminario asuncionista de Estambul y durante mucho más tiempo, en el colegio de San Agustín de Plovdiv . Era muy conocido en Bulgaria como experto profesor, predicador de la fe y muy activo en toda relación ecuménica entre las Iglesias. Escribía regularmente en la revista asuncionista de estudios teológios orientales "Ecos de Oriente", y fomentaba las buenas relaciones con el clero ortodoxo de Ploviv, al que acogía frecuentemente la comunidad. Sus artículos versaban sobre temas especializados de Derecho Canónico Ortodoxo, y también sobre acontecimientos destacables en las Iglesias católica y ortodoxa, o eran reflexiones sobre la vida del cristiano en el mundo. Es indudable que la difusión de su pensamiento sobre el valor de la visión cristiana de la vida frente a la que tenían las doctrinas ateas y materialistas dominantes no le granjeó el aprecio del régimen. Se hizo "culpable" de ser un distinguido intelectual y educador, y un apasionado de la causa de la unidad entre la Iglesia Oriental y la Iglesia Latina. Él mismo había sido ordenado sacerdote en el rito Bizantino.

Pavel Djidjov era el más joven de los tres (nacido en 1919). Buen atleta, hombre práctico, con estudios de Economía, se le confió la gestión financiera de la misión asuncionista de Bulgaria, pero volcó lo mejor de sus energías en la educación de la juventud. Durante sus años de profesor en la escuela asuncionista de Varna, en el Mar Negro, se hizo notar por su postura nada ambigua respecto del Partido en Bulgaria. Se hizo "culpable" de defender la libertad religiosa frente a un régimen totalitario; era muy querido de sus alumnos y firme en su lealtad hacia la Iglesia.

Josaphat Chichkov el de más edad de los tres (nacido en 1884), ha sido durante mucho tiempo profesor y educador de jóvenes aspirantes al sacerdocio. Era un hombre sencillo, especialmente eficaz con los alumnos que tenían dificultades; y un tecnófilo, que para su ministerio echaba mano de las herramientas "modernas" apenas se inventaban (máquinas de escribir de caracteres cirílicos, cámaras de cine y gramófonos). Acusado de espiar a favor del Vaticano y de las potencias occidentales, fue en realidad "culpable" de ser un buen educador y muy popular, y un pastor afectuoso.

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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