viernes, 6 de noviembre de 2015

Viernes de la Pasión y Muerte de Jesucristo: día de penitencia y abstinencia de carne, excepto fiesta de precepto (CDC 1250/3). /10/2015. Beata Josefa ¡ruega por nosotros!

JA

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 16, 1-8

Gloria a ti, Señor. En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Había una vez un hombre rico que tenía un administrador, el cual fue acusado ante él de haberle malgastado sus bienes. Lo llamó y le dijo: "¿Es cierto lo que me han dicho de ti? Dame cuenta de tu trabajo, porque en adelante ya no serás administrador". Entonces el administrador se puso a pensar: "¿Qué voy a hacer ahora que me quitan el trabajo? No tengo fuerzas para trabajar la tierra y me da vergüenza pedir limosna. Ya sé lo que voy a hacer, para tener a alguien que me reciba en su casa, cuando me despidan". Entonces fue llamando uno por uno a los deudores de su amo. Al primero le preguntó: "¿Cuánto le debes a mi amo?" El hombre respondió: "Cien barriles de aceite". El administrador le dijo: "Toma tu recibo, date prisa y haz otro por cincuenta". Luego preguntó al siguiente: "Y tú, ¿cuánto debes?" Este respondió: "Cien sacos de trigo". El administrador le dijo: "Toma tu recibo y haz otro por ochenta". El amo tuvo que reconocer que su mal administrador había procedido con habilidad. Pues los que pertenecen a este mundo son más hábiles en sus negocios que los que pertenecen a la luz".

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.

El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu

El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

"El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?

Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).

Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?

Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html

Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).

 

 

Misal

 

vie 31a. Ordinario año impar

Antífona de Entrada

Vi al Señor sentado en un trono excelso; lo adoraba una multitud de ángeles que cantaban a una sola voz: "Este es Aquél cuyo poder permanece eternamente".

 

Oración Colecta

Oremos:
Escucha, Señor, con bondad las súplicas de tu pueblo, y concédenos luz para conocer tu voluntad y fortaleza para cumplirla.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.

 

Primera Lectura

Yo predico el Evangelio de Dios a fin de que los paganos lleguen a ser una ofrenda agradable al Señor

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 15, 14-21

Hermanos: En lo personal estoy convencido de que ustedes están llenos de bondad y conocimientos para poder aconsejarse los unos a los otros. Sin embargo, les he escrito con cierto atrevimiento algunos pasajes para recordarles ciertas cosas que ya sabían. Lo he hecho autorizado por el don que he recibido de Dios de ser ministro sagrado de Cristo Jesús entre los paganos. Mi actividad sacerdotal consiste en predicar el Evangelio de Dios, a fin de que los paganos lleguen a ser una ofrenda agradable al Señor, santificada por el Espíritu Santo.
Por lo tanto, en lo que se refiere al servicio de Dios, tengo de qué gloriarme en Cristo Jesús, pues no me atrevería a hablar de nada sino de lo que Cristo ha hecho por mi medio para la conversión de los paganos, valiéndose de mis palabras y acciones, con la fuerza de señales y prodigios y con el poder del Espíritu Santo. De esta manera he dado a conocer plenamente el Evangelio de Cristo por todas partes, desde Jerusalén hasta la región de Iliria. Pero he tenido mucho cuidado de no predicar en los lugares donde ya se conocía a Cristo, para no construir sobre cimientos ya puestos por otros, de acuerdo con lo que dice la Escritura: Los que no habían tenido noticias de él, lo verán; y los que no habían oído de él, lo conocerán.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 97

Que todos los pueblos aclamen al Señor.

Cantemos al Señor un canto nuevo, pues ha hecho maravillas. Su diestra y su santo brazo le han dado la victoria.
Que todos los pueblos aclamen al Señor.

El Señor ha dado a conocer su victoria y ha revelado a las naciones su justicia. Una vez más ha demostrado Dios su amor y su lealtad hacia Israel.
Que todos los pueblos aclamen al Señor.

La tierra entera ha contemplado la victoria de nuestro Dios. Que todos los pueblos y naciones aclamen con júbilo al Señor.
Que todos los pueblos aclamen al Señor.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
En aquél que cumple la palabra de Cristo, el amor de Dios ha llegado a su plenitud.
Aleluya.

Evangelio

Los que pertenecen a este mundo son más hábiles en sus negocios que los que pertenecen a la luz

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 16, 1-8

 

Gloria a ti, Señor. En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Había una vez un hombre rico que tenía un administrador, el cual fue acusado ante él de haberle malgastado sus bienes. Lo llamó y le dijo: "¿Es cierto lo que me han dicho de ti? Dame cuenta de tu trabajo, porque en adelante ya no serás administrador". Entonces el administrador se puso a pensar: "¿Qué voy a hacer ahora que me quitan el trabajo? No tengo fuerzas para trabajar la tierra y me da vergüenza pedir limosna. Ya sé lo que voy a hacer, para tener a alguien que me reciba en su casa, cuando me despidan". Entonces fue llamando uno por uno a los deudores de su amo. Al primero le preguntó: "¿Cuánto le debes a mi amo?" El hombre respondió: "Cien barriles de aceite". El administrador le dijo: "Toma tu recibo, date prisa y haz otro por cincuenta". Luego preguntó al siguiente: "Y tú, ¿cuánto debes?" Este respondió: "Cien sacos de trigo". El administrador le dijo: "Toma tu recibo y haz otro por ochenta". El amo tuvo que reconocer que su mal administrador había procedido con habilidad. Pues los que pertenecen a este mundo son más hábiles en sus negocios que los que pertenecen a la luz".

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Oración sobre las Ofrendas

Acepta, Señor, el sacrificio que vamos a ofrecerte, y, por sus méritos, escucha nuestras filiales oraciones y santifica toda nuestra vida.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

Restauración universal en Cristo

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
A quien hiciste fundamento de todo y de cuya plenitud quisiste que participáramos todos.
El cual, siendo Dios, se anonadó a sí mismo, y por su sangre derramada en la cruz, puso en paz todas las cosas. Y así, constituido Señor del universo, es fuente de salvación eterna para cuantos creen en él.
Por eso,
con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:

Antífona de la Comunión

Yo he venido, dice el Señor, para que tengan vida y la tengan en abundancia.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
A quienes has alimentado con tus sacramentos, concédeles, Dios todopoderoso, servirte con una vida que te sea agradable.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

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Meditación diaria

31ª semana. Viernes

REZAR POR LOS DIFUNTOS

— La ayuda a las almas del Purgatorio, una verdad vivida en la Iglesia desde los primeros tiempos.

— Acortar su espera para entrar en el Cielo con nuestra oración y buenas obras.

— Las indulgencias.

I. En este mes de noviembre la Iglesia, como buena Madre, multiplica los sufragios por las almas del Purgatorio y nos invita a meditar sobre el sentido de la vida a la luz de nuestro fin último: la vida eterna, a la que nos encaminamos deprisa.

La liturgia nos recuerda que a las almas que se purifican en el Purgatorio llega el amor de sus hermanos de la tierra, que se puede merecer por ellas y acortar esa espera del Cielo. La muerte no destruye la comunidad fundada por el Señor, sino que la perfecciona. La unión en Cristo es más fuerte que la separación corporal, porque el Espíritu Santo es un poderoso vínculo de unión entre los cristianos. Hasta ellos fluye el amor y la fidelidad de los que peregrinan por la tierra llevándoles alegría y acortando ese poco espacio que todavía les separa de la bienaventuranza eterna; y esto, aunque no se intente expresamente. Si se quiere conscientemente, esa corriente de amor y alegría hacia ellos es mayor aún1.

En la Liturgia de las Horas2 leemos hoy la narración de una batalla que los israelitas ganaron con la ayuda divina. Al día siguiente de la victoria, cuando Judas Macabeo mandó recoger los cuerpos de los soldados caídos en la lucha, se descubrió que habían muerto aquellos que entre sus ropas llevaban objetos consagrados a los ídolos de los pueblos vecinos. Al ver esto, todos bendijeron al Señor, justo Juez, que descubre las cosas ocultas. Judas Macabeo mandó entonces hacer una colecta, y recogieron dos mil dracmas, que envió a Jerusalén para ofrecer sacrificios por el pecado. Porque –concluye el autor sagrado– obra santa y piadosa es orar por los difuntos para que sean absueltos de sus pecados.

Innumerables epitafios y muchos textos atestiguan que la Iglesia, desde los primeros tiempos, "conservó con gran piedad el recuerdo de los difuntos y ofreció sufragios por ellos"3, con el pleno convencimiento de que podía aliviar las penas de las almas del Purgatorio. Pues "si los hombres de Matatías expiaron con oblaciones los crímenes de aquellos que cayeron en el combate después de haber obrado impíamente –comenta San Efrén–, ¡cuánto más los sacerdotes del Hijo expían, con santas ofrendas y la oración de su boca, los pecados de los difuntos!"4.

Tanto arraigó entre los primeros cristianos la costumbre de pedir por los difuntos que muy pronto se estableció un lugar fijo dentro de la Misa para recomendarlos a Dios, incluso por sus nombres: acuérdate, Señor, de tus hijos N. y N., que nos han precedido en el signo de la fe y duermen ya el sueño de la paz. A ellos, Señor, y a cuantos descansan en Cristo, te rogamos les concedas el lugar del consuelo, de la luz y de la paz. En otra Plegaria Eucarística podemos leer: Acuérdate también de nuestros hermanos que durmieron con la esperanza de la resurrección y de todos los que han muerto en tu misericordia; admítelos a contemplar la luz de tu rostro5. Estos términos empleados en la liturgia de la Misa provienen muy probablemente de los epitafios de los sepulcros de las catacumbas: "con el signo de la fe", "con el sueño de los justos", "lugar de refrigerio", son fórmulas que se encuentran en los cementerios romanos de los primeros siglos y en las Actas de los Mártires6.

Esta verdad –la de poder interceder por quienes nos precedieron–, admitida desde siempre por el pueblo cristiano, fue declarada solemnemente como verdad de fe7.

Nosotros, mientras hacemos este rato de meditación, podemos recordar a esas personas que ya han muerto y que siguen estando unidas a nosotros por fuertes vínculos. Examinemos hoy cómo es nuestra oración por ellos. No olvidemos que se trata de una gran obra de misericordia muy grata al Señor.

II. ¡Oh Dios!, Tú eres mi Dios, yo te busco desde el amanecer; mi alma tiene sed de Ti, mi carne languidece junto a Ti, como tierra árida y seca, sin agua8. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo. ¿Cuándo iré y compareceré ante la faz de Dios?9. A las almas del Purgatorio se les puede aplicar con especial fuerza esta necesidad y deseo del autor sagrado.

Los pecados llevan consigo un doble desorden. En primer lugar, está la ofensa a Dios, que acarrea para el alma lo que los teólogos llaman reato de culpa, la enemistad y alejamiento de Dios que, si se trata de un pecado mortal, supone una desviación radical del alma respecto al fin para el que ha sido creada, y se hace merecedora de la privación eterna de Dios. Esa culpa, en el caso de los pecados cometidos después del Bautismo, se perdona en la Confesión sacramental.

Además, y en la medida en que el pecado significa una conversión hacia las criaturas, provoca un desorden que alcanza al propio pecador, que trunca su propia realización personal, y a los otros fieles, a los que está unido íntimamente por la Comunión de los Santos, y a los que perjudica y ofende, pues, ciertamente, "el pecado merma al hombre, impidiéndole lograr su propia plenitud"10; pero además, "el alma que se abaja por el pecado abaja consigo a la Iglesia y, en cierto modo, al mundo entero"11. Estas consecuencias del pecado personal es lo que se llama reato, o resto, de pena, que subsiste ordinariamente incluso después de la absolución sacramental, y que ha de repararse en esta vida con el cumplimiento de la penitencia impuesta en la Confesión, de otras buenas obras, o mediante las indulgencias concedidas por la Iglesia. El alma que sale de este mundo sin la suficiente reparación, o con pecados veniales y faltas de amor a Dios, deberá purificarse en el Purgatorio12, pues en el Cielo no puede entrar nada sucio13. Allí satisfacen por sus culpas y manchas, sin merecimiento alguno –con la muerte termina el tiempo de merecer–, sin aumento de su amor a Dios.

En el Purgatorio, junto a un dolor inimaginable, existe también una gran alegría, porque las almas allí detenidas se saben confirmadas en gracia y, por tanto, destinadas a la felicidad eterna. Nosotros podemos merecer y ayudar a las almas que se preparan para entrar en el Cielo, principalmente con la Santa Misa, lo más grande que –unidos a Cristo– podemos ofrecer a Dios Padre en este mundo. La Iglesia, al conmemorar cada año a todos los fieles difuntos, se acuerda, especialmente a lo largo de este mes de noviembre, de esos hijos suyos que aún no pueden participar plenamente de la bienaventuranza eterna, y alienta al frecuente ofrecimiento del Santo Sacrificio por ellos, concede especiales indulgencias aplicables a estas almas y mueve a todos a que colaboren en una obra de misericordia que da sus frutos más allá del mundo terreno. El Señor ha querido que cualquier obra buena realizada en estado de gracia pueda ayudar a los difuntos y alcanzar un premio ante Él; y estos méritos pueden ser aplicados por los difuntos del Purgatorio, a modo de sufragio, de ayuda. Así, la recepción de los sacramentos, especialmente de la Comunión, el Santo Rosario, el ofrecimiento de la enfermedad, del dolor, de las contrariedades de cada día. Entre estas obras disponemos cada jornada de un gran instrumento de ayuda a nuestros hermanos difuntos: el trabajo o el estudio, hechos a conciencia, con perfección humana y sentido sobrenatural.

III. Particular importancia en la ayuda que podemos prestar a las almas del Purgatorio tienen las indulgencias, plenarias o parciales, que pueden aplicarse como un sufragio; incluso algunas están previstas exclusivamente en favor de los difuntos. La Iglesia concede indulgencia parcial por muchas obras de piedad (por la oración mental, el rezo del Ángelus o del Regina Coeli; el uso de un objeto piadoso –crucifijo, cruz, rosario, escapulario, medalla– bendecido por un sacerdote, y si está bendecido por el Romano Pontífice o por un prelado se gana indulgencia plenaria en la fiesta de San Pedro y San Pablo realizando un acto de fe; lectura de la Sagrada Escritura; rezo del Acordaos; Comunión espiritual, con cualquier fórmula; todas las letanías; rezo del Adoro te devote; Salve; oración por el Papa; retiro espiritual...), y algunas las enriquece aún más, otorgándoles –con las condiciones habituales: Confesión, Comunión, oración por el Romano Pontífice– el beneficio de la indulgencia plenaria, que remite toda la pena temporal debida por los pecados. Es lo que sucede, por ejemplo, con el rezo del Rosario en familia, la práctica del Viacrucis, la media hora de oración ante el Santísimo Sacramento, la piadosa visita a un cementerio en estos primeros ocho días del mes de noviembre...

Según enseñan Santo Tomás de Aquino14 y otros muchos teólogos, las almas del Purgatorio pueden acordarse de las personas queridas que han dejado en la tierra y pedir por ellas, aunque ignoren –a no ser que Dios se lo quiera manifestar– las necesidades concretas de quienes aún viven en la tierra. Interceden por sus seres queridos que dejaron aquí, como nosotros rezamos por ellos aun sin saber con certeza si están en el Purgatorio o gozan ya de Dios en el Cielo. Ellas no pueden merecer, pero sí interceder, poniendo delante del Señor los méritos adquiridos aquí en la tierra; nos ayudan en muchas de las necesidades diarias, "y especialmente a los que estuvieron unidos a ellos durante esta vida"15, a quienes más les ayudaron a alcanzar la salvación, a quienes tenían especialmente encomendados. No dejemos de acudir a ellas..., y seamos generosos en los sufragios a los que la liturgia nos mueve en este mes de modo muy particular.

1 Cfr. M. Schmaus, Teología dogmática, Rialp, Madrid 1965, vol. II, Los novísimos, p. 503. — 2 Cfr. Liturgia de las Horas. Primera lectura. 1 Mac 9, 1-22. — 3 Conc Vat II, Const. Lumen gentium, 50. — 4 San Efrén, Testamentum, 78. — 5 Misal Romano, Plegarias I y II. — 6 Cfr. F. Suárez, El sacrificio del altar, Rialp, Madrid 1989, p. 208. — 7 II Conc. de Lyon, Profesión de fe de Miguel Paleólogo. Dz 464 (858). — 8 Sal 52, 1. — 9 Sal 41, 3. — 10 Conc. Vat. II, Const. Gaudium et spes, 13. — 11 Juan Pablo II, Exhort. Apost. Reconciliatio et paenitentia, 2-XII-1984, 16 — 12 S. C. para la Doctrina de la Fe, Carta a los Obispos sobre algunas cuestiones referentes a la escatología, 17-V-1979, 7. — 13 Apoc 21, 27. — 14 Cfr. Santo Tomás, Suma Teológica, 1, q. 89. — 15 M. Schmaus, o. c., p. 507.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

Fuente: Archidiócesis de Madrid
Severo, Santo Mártir, 6 de noviembre  

Severo, Santo

Noviembre 6
Mártir



Quizá fue por estas tierras donde se cumplió el deseo de San Pablo puesto por escrito de venir a evangelizar España. El caso es que desde los primeros tiempos cristianos se cuenta con una hermosa comunidad de fieles de Jesucristo en la romana provincia tarraconense. Es un colectivo abundante y bien cuidado que ya cuenta con mártires, desde la persecución de Valeriano, como San Fructuoso.

A San Severo se le sitúa concretamente, en Barcelona.

No tenemos datos sobre su nacimiento e infancia. También se desconocen testimonios históricos de su acción pastoral, de su muerte y de su sepultura. Algún historiador ha llegado a negar, por estos motivos, incluso la existencia de San Severo.

Se conocen las actas de su martirio redactadas en tiempo posterior y con añadiduras e interpolaciones, habituales en este tipo de relatos de mediados del siglo VI. Es frecuente encontrar mezclas de elementos que bien pueden ser adecuados a la veracidad de los hechos con otros elementos apócrifos provenientes del cariño, respeto y simpatía con que los creyentes adornan con imágenes que, provenientes de la fantasía —por una parte convincentes y por otra parte ejemplarizantes—, acercan al momento presente la personalidad del modelo del que se habla. Se incluyen en este tipo de relato aderezos que pretenden resaltar la Providencia de Dios complacido en la actitud decidida hasta la muerte del mártir o del santo.

Al relator nos atenemos.

La época del acontecimiento está situada durante la persecución de Diocleciano, soliviantado por el césar Galerio, que se propone, para depurar el ejército, eliminar del imperio el nombre cristiano. El presidente Daciano, que centra su atención en quienes hacen cabeza para escarmiento del pueblo, ha tomado muy a pecho la orden de exterminio.

San Severo es obispo de Barcelona por el año 300. Se le conoce como un pastor entregado ejemplar y completamente a su rebaño que ha sabido distinguirse por su celo y fidelidad a la fe. Sabe que las órdenes de Daciano son tajantes en lo que atañe a poner por obra los edictos del emperador. Piensa en un primer momento esconderse para seguir ayudando a los fieles desde la clandestinidad y pasa al Castro Octaviano, al otro lado de la montaña. En su marcha se encuentra con Emeterio, que siembra sus tierras y a quien reconoce como cristiano. El obispo le anima a perseverar en la fe aún en la persecución presente, encargándole de decir la verdad a sus perseguidores, en el caso de que se presenten.

Al separarse —cándida narración—, Dios interviene haciendo que las habas del campo recién sembrado crezcan y se pongan en flor. Al acercarse los soldados pidiendo información a Emeterio, él les dirá: "ha pasado por aquí" y, cuando le pregunten por el tiempo contestará enfáticamente: "cuando sembraba estas habas". El buen cristiano no ha querido ofender a Dios con la mentira, ha obedecido a su obispo, y, al mismo tiempo, ha puesto los recursos humanos para salvar la vida del fugitivo. Pero nada de esto impide que los soldados, furiosos, se sientan burlados, lo apresen y lleven ante el tribunal del presidente.

El obispo Severo, acompañado de otros sacerdotes, ha tomado la decisión de presentarse voluntariamente a los romanos.

Donde hoy es San Cugat, son decapitados los sacerdotes acompañantes del obispo y Emeterio; se espera la claudicación de Severo obispo a la vista de tanta atrocidad. Ante su pertinaz resistencia en la tortura y en los azotes con látigos emplomados, un verdugo coloca un clavo en su cabeza y otro sayón la atraviesa de un mazazo.

Bien hacen los barceloneses en honrar hoy la memoria de este obispo santo en la conocidísima y barroca Iglesia de San Severo, cercana a la catedral. Antes que ellos, ya le tuvo devoción el rey Fernando el Católico y, antes aún, el rey Martín de Aragón fue curado de gangrena en una pierna próxima a la amputación.

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Demetrio de Chipre, Santo Obispo, Noviembre 6  

Demetrio de Chipre, Santo

Obispo

Etimológicamente significa "madre de la tierra". Viene de la lengua eslava y griega.

En tu mesa, el espíritu de fiesta trasluce de sencillez. El compartir hace de tu hogar un lugar de paz, un lugar de bondad.

San Demetrio vivió en el siglo X. Su veneración es muy grande en la isla de Chipre, en la que fue obispo.
Su nombre es de claro origen pagano. Demetria es la "madre tierra" de los griegos.

Pero este nombre se bautizó con la sangre de muchos mártires, esparcidos por aquí y por allá en los calendarios.

Chipre era la patria mítica de Venere. Los padres del futuro santo, buenos cristianos, aunque preocupados por su felicidad humana, hicieron que se casara a los 15 años con una dulce chica que murió al poco tiempo de su matrimonio.

Demetrio, que era todavía muy joven, se retiró a un monasterio. Con el paso de los años, comprendió que era muy importante para él la penitencia y su entrega a la vida eremítica.

Tenía 40 años. Se había formado en torno a su persona una fama inmensa de que era un buen curandero de cuerpos y de almas.

El obispo lo nombró su coadjutor y para ello, naturalmente, tuvo que ordenarlo de sacerdote.

A la muerte del obispo, Demetrio volvió al monasterio, en el que lo eligieron abad. Estuvo poco tiempo, porque en seguida fue consagrado obispo de Chipre.

No quería esta dignidad. Se escondió por un tiempo, hasta que un buen amigo suyo le hizo recapacitar. Fue un gran obispo ceñoso y entregado a los pobres.
Murió en el año 915.

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Fuente: ACI Prensa
Leonardo de Noblac (o de Limoges), Santo Abad, 6 Noviembre  

Es uno de los santos más populares de Europa central. En efecto; dice un estudioso que en su honor se erigieron no menos de seiscientas iglesias y capillas, y su nombre aparece frecuentemente en la toponomástica y en el folclor. El mismo estudioso añade que él "despertó una devoción particular en tiempos de las cruzadas, y entre los devotos se cuenta el príncipe Boemundo de Antioquía que, hecho prisionero por los infieles en 1100, atribuyó su liberación en 1103 al santo, y, de regreso a Europa, donó al santuario de Saint-Léonard-de-Noblac, como ex voto, unas cadenas de plata parecidas a las que él había llevado durante su cautiverio". San Leonardo de Noblac (o de Limoges) es un santo "descubierto" a principios del siglo XI, y a ese período remontan las primeras biografías, que después inspiraron el culto hacia él.

Leonardo nació en Galia en tiempos del emperador Anastasio, es decir, entre el 491 y el 518. Como sus padres, a más de nobles, eran amigos de Clodoveo, el gran jefe de los Francos, éste quiso servir de padrino en el bautismo del niño. Cuando ya era joven, Leonardo no quiso seguir la carrera de las armas y prefirió ponerse al servicio de San Remigio, que era obispo de Reims.

Como San Remigio, sirviéndose de la amistad con el rey, había obtenido el privilegio de poder conceder la libertad a todos los prisioneros que encontrara, también Leonardo pidió y obtuvo un poder semejante, que ejerció muchas veces. El rey quiso concederle algo más: la dignidad episcopal. Pero Leonardo, que no aspiraba a glorias humanas, prefirió retirarse primero a San Maximino en Micy, y después a un lugar cercano a Limoges, en el centro de un bosque llamado Pavum.

Un día su soledad se vio interrumpida por la llegada de Clodoveo que iba a cacería junto con todo su séquito. Con el rey iba también la reina, a quien precisamente en ese momento le vinieron los dolores del parto. Las oraciones y los cuidados de San Leonardo hicieron que el parto saliera muy bien, y entonces el rey hizo con el santo un pacto muy particular: le obsequiaría, para construir un monasterio, todo el territorio que pudiera recorrer a lomo de un burro. Alrededor del oratorio en honor de María Santísima habría surgido una nueva ciudad.

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Fuente: ACI Prensa
Cristina de Stommeln, Beata Mística, 6 Noviembre  

Cristina de Stommeln, Beata

Nació en Stommeln cerca de Colonia, en 1242; murió el 6 de Noviembre de 1312. Stommeln, llamada en el siglo XIV Stumbeln, está situada a unos catorce kilómetros al noreste de Colonia y a unos diez kilómetros al este del Rin.

El padre de Cristina era un acomodado campesino llamado Heinrich Bruso; el nombre de su madre era Hilla. Cuando tenía 5 años, Cristina tuvo visiones de Cristo niño con quien se desposó místicamente a sus diez años. Cuando cumplió los once aprendió a leer el salterio, pero no podía escribir. Cuando tenía doce años sus padres quisieron darla en matrimonio, pero ella se fue al convento de los Beguinos en Colonia, donde llevó una vida de severa penitencia, pasó mucho tiempo en oración, y en ocasiones caía en convulsiones.

A los quince años recibió los estigmas en sus manos y pies y la marca de la Corona de Espinas en su cabeza. Sufrió muchos asaltos del demonio, tuvo muchas pruebas a su fe y fue tentada al suicidio. Los Beguinos la consideraron loca y la trataron con desprecio, así que regresó a casa. En 1267 el cura parroquial, Johannes, recibió a Cristina en su casa, donde conoció a Pedro de Dacia, un Dominico de Gotland quien estuvo en Colonia como alumno de San Alberto el Grande. Un lazo místico de devoción, cuyo objeto era Dios, se formó entre los dos. Pedro visitó a Cristina en 1270 en su camino de Paris a Gotland, y nuevamente en 1279; En su relato menciona hasta quince visitas. El hermano de Cristina siguió a Pedro a Gotland y entró a la Orden Dominica. Pedro llegó a ser lector y en 1283 fue prior en Gotland, donde murió en 1288. Ese mismo año los tormentos que Cristina sufría por el demonio cesaron, y vivió una vida pacífica, usando siempre la vestimenta de los Beguinos, hasta su muerte. Su cuerpo fue enterrado primero en el patio de la iglesia en Stommeln y luego en la iglesia misma; en 1342 sus restos fueron llevados a Niedeggen en Eifel; dos siglos más tarde, el 22 de Junio de año 1569, fueron trasladados a Jülich, donde un monumento a ella aún existe. En Jülich se pueden ver también las notas hechas por Pedro de Dacia y la colección de sus cartas que los Bollandistas han publicado bajo la fecha del 22 de Junio (IV, 271-430).

Es difícil decidir cuanta verdad literal existe en las visiones y apariciones, de Cristina, del Purgatorio. Pero aún Renan no dudó de la pureza de su vida (Hist. litt. de la France, XXVII, 1-26)

La devoción fué confirmada en 1908.

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Fuente: Acoantioquena.com
Pablo de Constantinopla, Santo Mártir, 6 Noviembre  

Pablo de Constantinopla, Santo

San Pablo el Confesor, Patriarca de Constantinopla, fue electo para el trono patriarcal después de la muerte de Patriarca Alejandro (+ 340), cuando la herejía de Arrio(1) había resurgido nuevamente. Muchos arrianos(2) estaban presentes en el Concilio que eligió al nuevo Arzobispo de Constantinopla y éstos se opusieron a su elección, pero la mayoría eran fieles a la doctrina de la Iglesia, por lo que resultó electo.

Tras la muerte de Constantino el Grande, sus hijos Constancio II, Constantino II y Constante reinaron sobre el Imperio de Roma dividiéndolo. Recibiendo Constantino II Britania, Galia e Hispania; Constante reinó sobre Italia, África y las provincias ilíricas, quedando Constantinopla y todo Oriente para Constancio.

El emperador Constancio II (317-361), simpatizaba con los arrianos. Éste no estaba en Constantinopla para la elección del Arzobispo, que tuvo lugar sin su consentimiento. A su regreso, el emperador convocó a un concilio que ilegalmente depuso a San Pablo, y lo desterró de la capital. En lugar del santo eligieron a Eusebio de Nicomedia, un hereje impío. El Arzobispo Pablo se retiró a Roma dónde otros obispos también fueron desterrados por Eusebio.

Eusebio no gobernó la Iglesia de Constantinopla por mucho tiempo. Cuando murió, San Pablo fue restituido a Constantinopla, y fue recibido por su grey con amor. Pero Constancio II desterró al santo otra vez, y lo envió nuevamente a Roma. El Emperador Occidental Constante escribió una carta a su hermano y la envió a Constantinopla junto con el santo arzobispo desterrado, y san Pablo retomó el trono del episcopal.

Pero pronto el piadoso Emperador Constante, defensor de la fe, fue asesinado. Y San Pablo fue desterrado otra vez, y enviado en el destierro a Armenia, a la ciudad de Cucusus dónde sufrió la muerte de un mártir.

Cuando el Arzobispo estaba celebrando la Divina Liturgia , unos arrianos lo atacaron y lo estrangularon con sus propios ornamentos. Esto ocurrió en el año 350.

(1) Arrio: sacerdote de Alejandría que consideraba que Jesús de Nazaret no era Dios sino tan sólo un ser humano. Lo cual al ir contra uno de los dogmas de la Iglesia es una herejía.

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Fuente: morales.tripod.com.ve/carmelitas/
Josefa Naval Girbés, Beata Virgen Carmelita, 6 Noviembre  

Josefa Naval Girbés, Beata

Virgen de la Orden Carmelita
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Josefa Naval Girbés nació en Algemesí, arquidiócesis de Valencia, España, el 11 de diciembre de 1820.

Desde la adolescencia se consagró al Señor con voto perpetuo de castidad.

Recorrió el camino de la oración y de la perfección evangélica en una vida de sencillez y de ardiente caridad.

Se dedicó con generosidad a las obras de apostolado en el ambiente de la comunidad parroquial.

Hizo de su casa un taller y una escuela de oración y de virtudes evangélicas, donde se formaron numerosas jóvenes y mujeres en la sabiduría humana y espiritual.

Fue miembro de la Orden Tercera de la Virgen del Carmen y de S. Teresa de Jesús, profesando íntima devoción a la Virgen, Madre de Dios.

Murió piadosamente en Algemesí el 24 de febrero de 1893. Su cuerpo se conserva en la iglesia parroquial de San Jaime, de su ciudad natal.

El 25 de septiembre de 1988 fue beatificada por Juan Pablo II.

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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