JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Juan 2, 13-22
Gloria a ti, Señor.
Como ya se acercaba la fiesta de la pascua de los judíos, Jesús fue a Jerusalén. En el templo se
encontró con los vendedores de bueyes, ovejas y palomas; también a los cambistas de dinero con sus mesas. Al ver aquello, Jesús hizo un látigo de cordeles y los echó del templo a todos, con sus ovejas y bueyes; volcó las mesas de los cambistas y les tiró al suelo las monedas; y a los vendedores de palomas les dijo:
"Quiten esto de aquí: no conviertan en un mercado la casa de mi Padre".
En ese momento sus discípulos recordaron las palabras de la Escritura: El celo por tu casa me devora. Intervinieron los judíos y le preguntaron:
"¿Qué señal nos das como prueba de tu autoridad para actuar así?"
Jesús respondió:
"Destruyan este templo, y en tres días yo lo levantaré de nuevo".
Replicaron los judíos:
"Cuarenta y seis años se ha llevado la construcción del templo, ¿y piensas tú reconstruirlo en tres días?"
Pero el templo del que Jesús hablaba era su propio cuerpo. Por eso, cuando resucitó Jesús de entre los muertos, recordaron sus discípulos lo que había dicho, y creyeron en la Escritura y en las palabras que él había pronunciado.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.
El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu
El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
"El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?
Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).
Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?
Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).
† Misal
Ded. Basílica de Letrán (9 de nov)
Antífona de Entrada
Grande y admirable es Dios en su santuario. Dios da fuerza y poder a su pueblo. Bendito sea Dios.
Oración Colecta
Oremos:
Dios todopoderoso y eterno, derrama tu gracia sobre este lugar de oración y socorre a cuantos en él invocan tu nombre; que la fuerza de tu palabra y la eficacia de tus sacramentos fortalezcan
el corazón de los fieles que aquí se congregan.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Vi salir agua del templo: era un agua que daba vida y fertilidad
Lectura del libro del profeta Ezequiel 47, 1-2.8-9.12
En aquellos tiempos, un hombre me llevó a la entrada del templo, y vi que debajo del umbral, por el lado oriental hacia el que mira la fachada del templo, brotaba una corriente de agua. El agua bajaba por el lado derecho del templo hasta la parte sur del altar. Luego me hizo salir por el pórtico norte y dar la vuelta hasta el pórtico exterior que mira hacia oriente, y vi que las aguas corrían por el lado derecho. Aquel hombre me dijo:
"Estas aguas van hacia la región oriental, bajan al Arabá, y desembocan en el mar Muerto, cuyas aguas quedarán saneadas. Todo ser viviente que se mueva por donde pasa el torrente, vivirá; habrá peces en abundancia, porque los lugares a donde lleguen estas aguas quedarán saneados. En ambas márgenes del río crecerán árboles frutales de toda especie, de follaje perenne e inagotables frutos. Darán frutos nuevos cada mes, porque los riegan las aguas que manan del santuario. Sus frutos servirán de alimento y sus hojas de medicina".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Sal 45, 2-3.5-6.4cd-9
Un río alegra la ciudad de Dios.
Dios es nuestro refugio y fortaleza, nuestro auxilio oportuno en el peligro. Por eso no tememos, aunque tiemble la tierra y los cimientos de la tierra se desplomen en el mar.
Un río alegra la ciudad de Dios.
Los canales de un río alegran la ciudad de Dios, la más santa morada del Altísimo. Dios está en medio de ella, no puede ser destruida; Dios la socorre al despuntar la aurora.
Un río alegra la ciudad de Dios.
El Señor todopoderoso está con nosotros, nuestra defensa es el Dios de Jacob. Vengan a ver las obras del Señor, los prodigios que hace en la tierra.
Un río alegra la ciudad de Dios.
Segunda Lectura
Ustedes son templos de Dios
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 3, 9c-11.16-17
Hermanos: Ustedes son casa que Dios edifica. Conforme al don que Dios me ha concedido, yo, como sabio arquitecto, puse los cimientos; otro levanta el edificio. Pero que cada cual mire cómo construye. Desde luego, nadie puede poner un cimiento distinto al que ya está puesto, y este cimiento es Jesucristo.
¿No saben que son templos de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes? Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él, porque el templo de Dios es santo, y ese templo son ustedes.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
He elegido y santificado este lugar, dice el Señor, para que siempre habite allí mi nombre.
Aleluya.
Evangelio
Jesús hablaba del templo de su cuerpo
† Lectura del santo Evangelio según san Juan 2, 13-22
Gloria a ti, Señor.
Como ya se acercaba la fiesta de la pascua de los judíos, Jesús fue a Jerusalén. En el templo se
encontró con los vendedores de bueyes, ovejas y palomas; también a los cambistas de dinero con sus mesas. Al ver aquello, Jesús hizo un látigo de cordeles y los echó del templo a todos, con sus ovejas y bueyes; volcó las mesas de los cambistas y les tiró al suelo las monedas; y a los vendedores de palomas les dijo:
"Quiten esto de aquí: no conviertan en un mercado la casa de mi Padre".
En ese momento sus discípulos recordaron las palabras de la Escritura: El celo por tu casa me devora. Intervinieron los judíos y le preguntaron:
"¿Qué señal nos das como prueba de tu autoridad para actuar así?"
Jesús respondió:
"Destruyan este templo, y en tres días yo lo levantaré de nuevo".
Replicaron los judíos:
"Cuarenta y seis años se ha llevado la construcción del templo, ¿y piensas tú reconstruirlo en tres días?"
Pero el templo del que Jesús hablaba era su propio cuerpo. Por eso, cuando resucitó Jesús de entre los muertos, recordaron sus discípulos lo que había dicho, y creyeron en la Escritura y en las palabras que él había pronunciado.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración de los Fieles
Celebrante:
Hermanos y hermanas: Como miembros integrados en la construcción de la Iglesia y convertidos en piedras vivas del templo donde Dios habita con su pueblo, dirijamos nuestra oración al Padre y supliquémosle por todos los seres humanos:
(Respondemos a cada petición: Te lo pedimos, Señor).
Para que la Iglesia de Dios, reunida en Roma alrededor de su obispo, el Papa N., se enriquezca con los dones del Espíritu Santo y realice su misión de presidir en el amor a las demás comunidades cristianas esparcidas por el mundo, roguemos al Señor.
Te lo pedimos, Señor.
Para que cada una de las parroquias y comunidades de Roma, con su presbíteros y diáconos, sean ejemplo de vida cristiana y fermento de unidad para todos los que peregrinan a aquella ciudad buscando el centro de la unidad católica y de la comunión de todos los que creen en Cristo, roguemos al Señor.
Te lo pedimos, Señor.
Para que todos los que viven rodeados de materialismo o se ven oprimidos por la miseria o el sufrimiento, descubran y deseen el cielo nuevo y la tierra nueva de los cuales es imagen y primicia la Iglesia, peregrina en el mundo, roguemos al Señor.
Te lo pedimos, Señor.
Para que todos nosotros, incorporados al pueblo de Dios por el bautismo, nos gloriemos siempre de pertenecer a la Iglesia y confesemos con valentía la fe que hemos recibido de ella, roguemos al Señor.
Te lo pedimos, Señor.
Celebrante:
Señor del cielo y de la tierra, que no puedes ser contenido en ningún sitio, pero que has querido significar tu presencia entre los seres humanos por medio de edificios consagrados a tu nombre, escucha nuestra oración; y a nosotros, y a todos los que con espíritu de oración acuden a la basílica de Letrán, concédenos los bienes que te hemos pedido.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Oración sobre las Ofrendas
Al hacer memoria del día en que te dignaste llenar tu casa de gloria y santidad, te pedimos, Señor, que nos transformes en ofrendas agradables a tus ojos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
El misterio del templo de Dios que es la Iglesia
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque en esta casa visible que hemos construido, donde reúnes y proteges sin cesar a esta familia que hacia ti peregrina, manifiestas y realizas de manera admirable el misterio de tu comunión con nosotros. En este lugar, Señor, tú vas edificando aquel templo que somos nosotros, y así la Iglesia, extendida por toda la tierra, crece unida, como Cuerpo de Cristo, hasta llegar a ser la nueva
Jerusalén, verdadera visión de paz.
Por eso,
Señor, te celebramos en el templo de tu gloria, y con todos los ángeles te bendecimos y te glorificamos diciendo:
Antífona de la Comunión
Somos templo de Dios y el Espíritu de Dios habita en nosotros. El santuario de Dios es sagrado: nosotros somos ese santuario.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Señor y Dios nuestro, que has querido hacer de la Iglesia signo temporal de la Jerusalén del cielo; concede a tus siervos, por la participación en este sacramento, ser transformados en templos del Espíritu y entrar en el reino de tu gloria.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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lun 32a. Ordinario año impar
Antífona de Entrada
Canten al Señor un cántico nuevo, cante al Señor toda la tierra; brillo y esplendor hay en su presencia, belleza y majestad en su templo.
Oración Colecta
Oremos:
Dios eterno y todopoderoso, conduce nuestra vida por el camino de tus mandamientos, para
que, unidos a tu Hijo amado, podamos producir frutos abundantes.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
La sabiduría es un espíritu amigo de los hombres. El espíritu del Señor llena toda la tierra
Lectura del libro de la Sabiduría 1, 1-7
Amen la justicia, ustedes, los que gobiernan la tierra, piensen bien del Señor y con sencillez de
corazón búsquenlo. El se deja hallar por los que no dudan de él y se manifiesta a los que en él
confían.
Los pensamientos perversos apartan de Dios, y los insensatos, que quieren poner a prueba el
poder divino, quedan en ridículo. La sabiduría no entra en un alma malvada, ni habita en un
cuerpo sometido al pecado. El santo espíritu, que nos educa y huye de la hipocresía, se aleja de
la insensatez y es rechazado por la injusticia.
La sabiduría es un espíritu amigo de los hombres, pero no dejará sin castigo al que blasfema;
porque Dios conoce lo más íntimo del alma, observa atentamente el corazón y escucha cuanto
dice la lengua. El espíritu del Señor llena toda la tierra, le da consistencia al universo y sabe todo
lo que el hombre dice.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Del salmo 138
Condúcenos, Señor, por tu camino.
Tú me conoces, Señor, profundamente: tú conoces cuándo me siento y me levanto, desde lejos sabes mis pensamientos. Tú observas mi camino y mi descanso, todas mis sendas te son familiares.
Condúcenos, Señor, por tu camino.
Apenas la palabra está en mi boca y ya, Señor, te la sabes completa. Me envuelves por todas partes y tienes puesta sobre mí tu mano. Esta es una ciencia misteriosa para mí, tan sublime, que no la alcanzo.
Condúcenos, Señor, por tu camino.
¿A dónde iré yo lejos de ti? ¿Dónde escaparé de tu mirada? Si subo hasta el cielo, allí estás tú; si bajo al abismo, allí te encuentras.
Condúcenos, Señor, por tu camino.
Si voy en alas de la aurora o me alejo hasta el extremo del mar, también allí tu mano me conduce y tu diestra me sostiene.
Condúcenos, Señor, por tu camino.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Iluminen al mundo con la luz del Evangelio reflejada en su vida.
Aleluya.
Evangelio
Si tu hermano te ofende siete veces al día, y siete veces viene a ti para decirte que se arrepiente, perdónalo
† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 17, 1-6
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
"No es posible evitar que existan ocasiones de pecado, pero ¡ay de aquél que las provoca! Más
le valdría ser arrojado al mar con una piedra de molino sujeta al cuello, que ser ocasión de
pecado para la gente sencilla. Tengan, pues, cuidado.
Si tu hermano te ofende, trata de corregirlo; y si se arrepiente, perdónalo. Y si te ofende siete
veces al día, y siete veces viene a ti para decirte que se arrepiente, perdónalo".
Los apóstoles dijeron entonces al Señor:
"Auméntanos la fe".
El Señor les contestó:
"Si tuvieran fe, aunque fuera tan pequeña como una semilla de mostaza, podrían decirle a ese
árbol frondoso: Arráncate de raíz y plántate en el mar, y el árbol los obedecería".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, con bondad, los dones que te presentamos y santifícalos por medio de tu Espíritu
para que se nos conviertan en sacramento de salvación.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
Alabanza a Dios por la creación y redención del género humano
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo
lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Pues por medio de tu amado Hijo, eres el creador del género humano, y también el autor
bondadoso de la nueva creación.
Por eso,
con razón te sirven todas las criaturas, con justicia te alaban todos los redimidos y unánimes te
bendicen tus santos. Con ellos, también nosotros, a una con los ángeles, cantamos tu gloria
gozosos diciendo:
Antífona de la Comunión
Yo soy la luz del mundo, dice el Señor; el que me sigue no caminará en tinieblas, sino que tendrá
la luz de la vida.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Te damos gracias, Señor, por habernos alimentado con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, y te
pedimos que este don tuyo sea para nosotros fuente inagotable de vida.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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† Meditación diaria
32ª semana. Lunes RESPONSABLES EN LA CARIDAD — Los niños y quienes por su sencillez y formación son como ellos. El escándalo. — Hemos de influir siempre para bien en los demás. Dar buen ejemplo. — Obligación de reparar y deber de desagraviar ante las ofensas a Dios. I. Pocas expresiones tan fuertes del Señor se encuentran como las que leemos en el Evangelio de la Misa de hoy. Dice Jesús: Es imposible que no vengan escándalos; pero ay de aquel por quien vienen. Más le valdría ajustarle una piedra de molino y arrojarle al mar, que escandalizar a uno de esas pequeños. Y termina con esta advertencia: andaos con cuidado1. San Mateo2 sitúa la ocasión en que se pronunciaron estas palabras. Los Apóstoles habían estado hablando entre ellos sobre a quién le correspondería ser el primero en el Reino de los Cielos. Y Jesús, para que les quedara bien grabada la lección, tomó a un niño (quizá le rodeaban varios de ellos) y lo puso en medio de todos, y les hizo ver que si no imitaban a los niños en su sencillez y en su inocencia no podrían entrar en el Reino. Es entonces cuando, teniendo a un niño delante, debió quedar pensativo y serio; contemplaría en aquella figura frágil, pero de inmenso valor, a otros muchos que perderían su inocencia por los escándalos. Parece como si, de pronto, Jesús diera rienda suelta a algo que llevaba en su interior y que deseaba comunicar a sus discípulos. Así se explica mejor esa advertencia dirigida en primer lugar a los que le siguen más de cerca: andaos con cuidado. Escandalizar es hacer caer, ser causa de tropiezo, de ruina espiritual para otro, con la palabra, con los hechos, con las omisiones3. Y los pequeños son para Jesús los niños, en cuya inocencia se refleja de una manera particular la imagen de Dios. Pero también son esa inmensa muchedumbre, sencilla, menos ilustrada y, por lo mismo, con más facilidad de tropezar en la piedra interpuesta en su camino. Pocos pecados tan grandes como este, pues "tiende a destruir la mayor obra de Dios, que es la Redención, con la pérdida de las almas: da muerte al alma del prójimo quitándole la vida de la gracia, que es más preciosa que la vida del cuerpo, y es causa de una multitud de pecados"4. "¡Qué valor debe tener el hombre a los ojos del Creador, si ha merecido tener tan grande Redentor (Himno Exsultet de la Vigilia Pascual), si Dios ha dado a su Hijo, a fin de que el hombre no muera sino que tenga la vida eterna (cfr. Jn 3, 16)!"5. No podemos perder jamás de vista el valor inmenso que tiene cada criatura: un valor que se deduce del precio –la muerte de Cristo– pagado por ella. "Cada alma es un tesoro maravilloso; cada hombre es único, insustituible. Cada uno vale toda la Sangre de Cristo"6. II. San Pablo, a ejemplo de su Maestro, pide a los cristianos que se guarden de todo posible escándalo para las conciencias débiles y poco formadas: Guardaos de que la libertad sea causa de tropiezo para los débiles7. Es mucho lo que influimos en los demás, y esta influencia ha de ser siempre para bien de quien nos ve o nos escucha, en cualquier situación en la que nos encontremos. El Señor predicó su doctrina, incluso cuando algunos fariseos se escandalizaban8. Se trataba entonces, como también ocurre hoy con frecuencia, de un falso escándalo, consistente en buscar contradicciones o criterios puramente humanos para no aceptar la verdad: a veces encontramos quien se "escandaliza" porque un matrimonio ha sido generoso en el número de hijos, aceptando con alegría los que Dios les ha dado, y por vivir con finura las exigencias de la vocación cristiana... En no pocas ocasiones la conducta del cristiano que quiere vivir en su integridad la doctrina del Señor chocará con un ambiente pagano o frívolo y "escandalizará" a muchos. San Pedro, recordando unas palabras de Isaías, afirma de Él que es para muchos piedra de tropiezo y roca de escándalo9, como ya el anciano Simeón había profetizado a la Santísima Virgen10. No nos debe extrañar si con nuestra vida en alguna ocasión sucede algo parecido. Sin embargo, aquellas ocasiones de suyo indiferentes, pero que pueden producir extrañeza y aun verdadero escándalo en otras personas, por su falta de formación o su manera de pensar, debemos evitarlas por caridad. El Señor nos dio ejemplo cuando mandó a Pedro pagar el tributo del Templo, al que Él no estaba obligado, para no desconcertar a los recaudadores11, pues sabían que Jesús era un israelita ejemplar en todo. No nos faltarán ocasiones de imitar al Maestro. "No dudo de tu rectitud. —Sé que obras en la presencia de Dios. Pero, ¡hay un pero!: tus acciones las presencian o las pueden presenciar hombres que juzguen humanamente... Y es preciso darles buen ejemplo"12. Especialmente grave es el escándalo que proviene de aquellas personas que gozan de algún género de autoridad o renombre: padres, educadores, gobernantes, escritores, artistas... y quienes tienen a su cargo la formación de otros. "Si la gente simple vive en la tibieza –comenta San Juan de Ávila–, mal hecho es; mas su mal tiene remedio, y no dañan sino a sí mesmos; mas si los enseñadores son tibios, entonces se cumple el ¡ay! del Señor para el mundo, por el grande mal que de esta tibieza les viene; y el ¡ay! que amenaza a los tibios enseñadores, que pegan su tibieza a otros y aun les apagan su fervor"13. Las palabras del Señor nos recuerdan que hemos de estar atentos a las consecuencias de nuestras palabras. "¿Sabes el daño que puedes ocasionar al tirar lejos una piedra si tienes los ojos vendados? "—Tampoco sabes el perjuicio que puedes producir, a veces grave, al lanzar frases de murmuración, que te parecen levísimas, porque tienes los ojos vendados por la desaprensión o por el acaloramiento"14. Y siempre hemos de tener cuidado de nuestras acciones para que, por inconsciencia o frivolidad, no hagamos nunca mal a nadie. El que es ocasión de escándalo tiene obligación, por caridad, y a veces por justicia, de reparar el daño espiritual y aun material ocasionado. El escándalo público pide reparación pública. Y ante la imposibilidad de una reparación adecuada persiste la obligación, siempre posible, de compensar con oración y penitencia. La caridad, movida por la contrición, encuentra siempre el modo adecuado de reparar el daño. Este pasaje del Evangelio nos puede servir para decir al Señor: ¡Perdón, Señor, si de alguna manera, aun sin darme cuenta, he sido ocasión de tropiezo para alguno! Son los pecados ocultos, de los que también podemos pedir perdón en la Confesión; y para que las palabras del Señor, andaos con cuidado, nos ayuden a estar vigilantes y a ser prudentes. III. De nosotros deberían decir quienes nos han tratado lo que sus contemporáneos afirmaron del Señor: pasó haciendo el bien15... Nuestra vida ha de estar llena de obras de caridad y de misericordia, a veces tan pequeñas que no causarán mucho ruido: sonreír, alentar, prestar con alegría esos pequeños servicios que lleva consigo la convivencia, disculpar los errores del prójimo para los que casi siempre encontraremos una buena excusa... Es esta una señal ante el mundo, pues por la caridad nos conocerá como discípulos de Cristo16. Es también una referencia para nosotros mismos, pues si examinamos nuestra postura ante los demás, podremos averiguar con prontitud nuestro grado de unión con Dios. Si lo propio del escándalo es romper y destruir, la caridad compone, une y cura, y ella misma facilita el camino que conduce hasta el Señor. El buen ejemplo será siempre una forma eficaz de contrarrestar el mal que, quizá sin darse cuenta, muchos van sembrando por la vida. Prepara a la vez el terreno para un apostolado fecundo. "No perdamos nunca de vista que el Señor ha prometido su eficacia a los rostros amables, a los modales afables y cordiales, a la palabra clara y persuasiva que dirige y forma sin herir: beati mites quoniam ipsi possidebunt terram, bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán la tierra. No debemos olvidar nunca que somos hombres que tratamos con otros hombres, aun cuando queramos hacer bien a las almas. No somos ángeles. Y, por tanto, nuestro aspecto, nuestra sonrisa, nuestros modales, son elementos que condicionan la eficacia de nuestro apostolado"17. Si el escándalo tiende a separar las almas de Dios, la caridad más fina nos empujará a llevarlas a Él, a procurar que muchos encuentren la puerta del Cielo. Santa Teresa decía que "más aprecia (Dios) un alma que por nuestra industria y oración la ganásemos mediante su misericordia, que todos los servicios que le podamos hacer"18. No quedemos nunca indiferentes ante el mal. Ante esa enfermedad moral han de aumentar nuestros deseos de reparación y desagravio al Señor, y reafirmar nuestro afán de apostolado. Cuanto mayor sea el mal, mayores han de ser nuestras ansias de sembrar el bien. No dejemos tampoco de pedir al Señor por quienes son causa de que otros se alejen del bien, y por las almas que pueden resultar dañadas por esas palabras, por ese artículo, por aquel programa de la televisión... El Señor oirá nuestra oración y Santa María nos alcanzará especiales gracias, Cuando al final de la vida nos presentemos ante Él, esos actos de reparación y de desagravio constituirán una buena parte del tesoro que ganamos aquí en la tierra. 1 Lc 17, 1-3. — 2 Cfr. Mt 18, 1-6. — 3 Santo Tomás, Suma Teológica, 2-2, q. 43, a, 1. — 4 Catecismo de San Pío X, n. 418. — 5 Juan Pablo II, Enc. Redemptor hominis, 4-III-1979, 10. — 6 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 80. — 7 1 Cor 8, 9. — 8 Cfr. Mt 15, 12-14. — 9 Cfr. 1 Pdr 2, 8. — 10 Cfr. Lc 2, 34. — 11 Cfr. Mt 17, 21. — 12 San Josemaría Escrivá, Camino, n. 275. — 13 San Juan de Ávila, sermón 55, para la Infraoctava del Corpus. — 14 San Josemaría Escrivá, Camino, n. 455. — 15 Hech 10, 38. — 16 Cfr. Jn 13, 35. — 17 S. Canals, Ascética meditada, p. 76. — 18 Santa Teresa, Fundaciones, 1, 7. |
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9 de noviembre
DEDICACIÓN DE LA BASÍLICA
DE LETRÁN*
Fiesta
— Los templos, símbolo de la presencia de Dios entre los hombres.
— Jesucristo, realmente presente en nuestras iglesias.
— La gracia divina nos hace templos vivos de Dios.
I. Los judíos celebraban cada año la fiesta de la Dedicación1 en recuerdo de la purificación y restablecimiento del culto en el Templo de Jerusalén después de la victoria de Judas Macabeo sobre el rey Antíoco2. Durante una semana se celebraba en toda Judea este aniversario. Se llamaba también Fiesta de las luces, porque era costumbre encender lámparas, símbolo de la Ley, y ponerlas en las ventanas de las casas, en número creciente con los días de la fiesta3. Esta celebración fue recogida por la Iglesia para conmemorar el aniversario en que los templos fueron convertidos en lugares destinados al culto. De modo particular, "cada año se celebra en el conjunto del rito romano la dedicación de la Basílica de Letrán, la más antigua y la primera en dignidad de las iglesias de occidente". Además, "en cada diócesis se celebra la dedicación de la catedral, y cada iglesia conmemora el recuerdo de su propia dedicación"4.
La fiesta que hoy celebramos tiene una especial importancia, pues la Basílica de Letrán fue la primera iglesia bajo la advocación del Salvador, levantada en Roma por el emperador Constantino. Sigue siendo en la actualidad la catedral del Romano Pontífice. La fiesta se celebra en toda la Iglesia como muestra de unidad con el Papa.
El templo siempre fue considerado entre los judíos como lugar de una particular presencia de Yahvé. Ya en el desierto se manifestaba en la Tienda del encuentro: allí hablaba Moisés con el Señor, como se habla con un amigo; la columna de nube signo de Su presencia descendía entonces y se detenía a la entrada de la Tienda5. Era el ámbito donde estará presente su Nombre, su Ser infinito e inefable, para escuchar y atender a sus fieles. Cuando Salomón hubo construido el Templo de Jerusalén, en la fiesta de su dedicación pronunció estas palabras: ¿En verdad morará Dios sobre la tierra? Los cielos y los cielos de los cielos no son capaces de contenerte; ¡cuánto menos esta casa que yo he edificado! Pero, con todo, atiende a la plegaria de tu siervo, Yahvé, Dios mío, y oye la oración que hoy hace tu siervo ante Ti. Que estén abiertos tus ojos noche y día sobre este lugar, del que has dicho: "En él estará mi Nombre"; y oye, pues, la oración de tu siervo y la de tu pueblo, Israel; cuando oren en este lugar, óyela Tú también desde el lugar de tu morada de los cielos...6.
A nuestras iglesias vamos al encuentro con nuestro Dios, que nos espera, con una presencia real, en la Eucaristía custodiada en el Sagrario.
El templo, enseña el Papa Juan Pablo II, "es casa de Dios y casa vuestra. Apreciadlo, pues, como lugar de encuentro con el Padre común"7. La iglesia-edificio representa y significa la Iglesia-asamblea, formada por piedras vivas, que son los cristianos, consagrados a Dios por su Bautismo8. "El lugar donde la comunidad cristiana se reúne para escuchar la palabra de Dios, elevar preces de intercesión y de alabanza a Dios y, principalmente, para celebrar los sagrados misterios, y donde se reserva el Santísimo Sacramento de la Eucaristía, es imagen peculiar de la Iglesia, templo de Dios, edificado con piedras vivas; también el altar, que el pueblo santo rodea para participar del sacrificio del Señor y alimentarse con el banquete celeste, es signo de Cristo, sacerdote, hostia y altar de su mismo sacrificio"9. Vamos con toda reverencia, pues nada más respetable que la casa del Señor; "¿qué respeto no deben inspirar nuestras iglesias, donde se ofrece el sacrificio del Cielo y de la tierra, la Sangre de un Dios hecho Hombre?"10. Vamos también con la confianza de quien sabe bien que encuentra a Jesucristo, su Amigo, que dio la vida por amor a él; allí nos aguarda cada día. Es también la casa común donde encontramos a nuestros hermanos.
II. Las iglesias son el lugar de reunión de los miembros del nuevo Pueblo de Dios, que se congregan para rezar juntos. En ellas encontramos a Jesús, pues donde dos o más se reúnen en su nombre, allí está Él en medio de ellos11; allí oímos su voz. Pero, sobre todo, allí encontramos a Jesús, real y sustancialmente presente en la Sagrada Eucaristía. Está presente con su Divinidad y con su Humanidad santísima, con su Cuerpo y con su Alma. Allí nos ve y nos oye, y nos atiende como socorría a aquellos que llegaban, necesitados, de todas las ciudades y aldeas12. A Jesús presente en el Sagrario podemos manifestarle nuestros anhelos y preocupaciones, las dificultades, las flaquezas, y los deseos de amarle cada día más. El mundo sería bien distinto si Jesús no se hubiera quedado con nosotros. ¿Cómo no vamos a amar nuestros templos y oratorios, donde Jesús nos espera? ¡Tantas alegrías hemos recibido junto al Sagrario! ¡Tantas penas que nos atormentaban las hemos dejado allí! ¡En tantas ocasiones hemos vuelto al ajetreo de la vida ordinaria fortalecidos y esperanzados! Tampoco podemos olvidar que en el templo se encuentra el altar sobre el que se renueva cada día el Sacrificio de valor infinito que el Señor realizó en el Calvario. Cada día, en estos lugares dedicados al culto y a la oración, nos llegan incontables gracias de la misericordia divina.
Cuando un huésped ilustre se queda en una casa, sería una gran descortesía no atenderlo bien, o hacer caso omiso de él. ¿Somos siempre conscientes de que Jesús es nuestro Huésped aquí en la tierra, de que necesita de nuestras atenciones? Examinemos hoy si al entrar en una iglesia nos dirigimos enseguida a saludar a Jesús en el Sagrario, si nos comportamos siempre como corresponde a un lugar donde Dios habita de una manera particular, si las genuflexiones ante Jesús Sacramentado son un verdadero acto de fe, si nos alegramos siempre que pasamos cerca de un templo, donde Cristo se halla realmente presente. "¿No te alegra si has descubierto en tu camino habitual por las calles de la urbe ¡otro Sagrario!?"13. Y seguimos nuestros quehaceres con más alegría y con más paz.
III. En la Nueva Alianza, el verdadero templo ya no está hecho por manos de hombres: es la santa Humanidad de Jesús la que en adelante es el Templo de Dios por excelencia. Él mismo había dicho: Destruid este Templo y en tres días lo levantaré. Y explica el Evangelista: Él hablaba del Templo de su Cuerpo14. Y si el Cuerpo físico de Jesús es el nuevo Templo de Dios, también lo es la Iglesia, Cuerpo Místico de Cristo, en el que el mismo Jesucristo es la piedra angular, sobre la que se apoya la nueva edificación. "Rechazado, desechado, dejado a un lado, dado por muerto entonces como ahora, el Padre lo hizo y lo hace siempre la base sólida e inconmovible de la nueva construcción. Y lo hace tal por su resurrección gloriosa (...).
"El nuevo templo, Cuerpo de Cristo, espiritual, invisible, está construido por todos y cada uno de los bautizados sobre la viva piedra angular, Cristo, en la medida en que a Él se adhieren y en Él crecen hasta la plenitud de Cristo. En este templo y por él, morada de Dios en el Espíritu, Él es glorificado, en virtud del sacerdocio santo que ofrece sacrificios espirituales (1 Pdr 2, 5), y su Reino se establece en este mundo"15. San Pablo lo recordaba frecuentemente a los primeros cristianos: ¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu Santo habita en vosotros?16.
Hemos de considerar frecuentemente que la Santísima Trinidad "por medio de la gracia de Dios inhabita en el alma justa como en un templo, de un modo íntimo y singular"17. La meditación de esta realidad maravillosa nos ayuda a ser más conscientes de la transcendencia que tiene vivir en gracia de Dios, y el profundo horror que hemos de tener al pecado, "que destruye el templo de Dios", privando al alma de la gracia y de la amistad divinas. Mediante esta inhabitación, podemos gozar de un anticipo de lo que será la visión beatífica en el Cielo, ya que "esta admirable unión solo en la condición y estado se diferencia de aquella en que Dios llena a los bienaventurados beatificándolos"18.
La presencia de Dios en nuestra alma nos invita a procurar un trato más personal y directo con el Señor, al que en todo momento buscamos en el fondo de nuestras almas.
1 Jn 10, 22. — 2 Cfr. 1 Mac 4, 36-59; 2 Mac 1, 1 ss.; 10, 1-8. — 3 Cfr. 2 Mac 1, 18. — 4 A. G. Martimort, La Iglesia en oración, Herder, 3.ª ed., Madrid 1987, pp. 991-992. — 5 Ex 33, 7-11. — 6 1 Rey 8, 27-30. — 7 Juan Pablo II, Homilía en Orcasitas (Madrid), 3-XI-1982. — 8 Cfr. Ritual de la dedicación de iglesias y de altares, Presentación, 26-X-1978. — 9 Cfr. Decreto 29-V-1977, en el que se publica el Ritual citado. — 10 Anónimo, La Santa Misa, Rialp, Madrid 1975, p. 133. — 11 Mt 18, 20. — 12 Cfr. Mc 6, 32. — 13 San Josemaría Escrivá, Camino, n. 270. — 14 Jn 2, 20-21. — 15 Juan Pablo II, loc. cit. — 16 1 Cor 3, 16. — 17 León XIII, Enc. Divinum illud munus, 9-V-1897, 10. — 18 Ibídem, 11.
* Esta Basílica es uno de los primeros templos que los cristianos pudieron erigir después de la época de las persecuciones. Fue consagrada por el Papa Silvestre el 9 de noviembre del año 324. Esta fiesta, que al principio solo se celebraba en Roma, pasó a ser fiesta universal en el rito romano, en honor de esta iglesia, llamada "Madre y Cabeza de todas las iglesias de Roma y de todo el mundo (Urbis et orbis)", como signo de amor y de unidad para con la Cátedra de San Pedro. La historia de esta Basílica evoca la llegada a la fe de millares y millares de personas que allí recibieron el Bautismo.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
Fuente: Archidiócesis de Madrid
Nuestra Señora de la Almudena Fiesta, 9 de noviembre
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Beato Luis Beltrame Quattrocchi, padre de familia
En Roma, beato Luis Beltrame Quattrocchi, el cual, padre de familia, tanto en los asuntos públicos como en la vida familiar, siguió los preceptos de Cristo y los proclamó con fidelidad y entereza de vida.
Aunque quedan inscriptos en el Martirologio, como es práctica, cada uno en su fecha de «nacimiento a la vida eterna» correspondiente, verdaderamente la beatificación de Luis y y su viuda María fue ocasión -al igual que con los padres de Santa Teresa de Lisieux, los beatos Beatos Celia Guérin y Luis Martin-, para que SS Juan Pablo II no sólo exaltara las virtudes del matrimonio cristiano, sino que además mostrara que en el caso de estos beatos, fue el matrimonio como tal el camino privilegiado de su santificación. No sólo han sido beatificados juntos marido y mujer, sino que deben evocarse juntos.
No podía haber ocasión más feliz y más significativa que ésta [es decir: la beatificación del matrimonio Beltrame-Corsini] para celebrar el vigésimo aniversario de la exhortación apostólica "Familiaris consortio". Este documento, que sigue siendo de gran actualidad, además de ilustrar el valor del matrimonio y las tareas de la familia, impulsa a un compromiso particular en el camino de santidad al que los esposos están llamados en virtud de la gracia sacramental, que "no se agota en la celebración del sacramento del matrimonio, sino que acompaña a los cónyuges a lo largo de toda su existencia" (Familiaris consortio, 56). La belleza de este camino resplandece en el testimonio de los beatos Luis y María, expresión ejemplar del pueblo italiano, que tanto debe al matrimonio y a la familia fundada en él.
Estos esposos vivieron, a la luz del Evangelio y con gran intensidad humana, el amor conyugal y el servicio a la vida. Cumplieron con plena responsabilidad la tarea de colaborar con Dios en la procreación, entregándose generosamente a sus hijos para educarlos, guiarlos y orientarlos al descubrimiento de su designio de amor. En este terreno espiritual tan fértil surgieron vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada, que demuestran cómo el matrimonio y la virginidad, a partir de sus raíces comunes en el amor esponsal del Señor, están íntimamente unidos y se iluminan recíprocamente.
Los beatos esposos, inspirándose en la palabra de Dios y en el testimonio de los santos, vivieron una vida ordinaria de modo extraordinario. En medio de las alegrías y las preocupaciones de una familia normal, supieron llevar una existencia extraordinariamente rica en espiritualidad. En el centro, la Eucaristía diaria, a la que se añadían la devoción filial a la Virgen María, invocada con el rosario que rezaban todos los días por la tarde, y la referencia a sabios consejeros espirituales. Así supieron acompañar a sus hijos en el discernimiento vocacional, entrenándolos para valorarlo todo "de tejas para arriba", como simpáticamente solían decir.
La riqueza de fe y amor de los esposos Luis y María Beltrame Quattrocchi es una demostración viva de lo que el concilio Vaticano II afirmó acerca de la llamada de todos los fieles a la santidad, especificando que los cónyuges persiguen este objetivo "propriam viam sequentes", "siguiendo su propio camino" (Lumen gentium, 41). Esta precisa indicación del Concilio se realiza plenamente hoy con la primera beatificación de una pareja de esposos: practicaron la fidelidad al Evangelio y el heroísmo de las virtudes a partir de su vivencia como esposos y padres.
En su vida, como en la de tantos otros matrimonios que cumplen cada día sus obligaciones de padres, se puede contemplar la manifestación sacramental del amor de Cristo a la Iglesia. En efecto, los esposos, "cumpliendo en virtud de este sacramento especial su deber matrimonial y familiar, imbuidos del espíritu de Cristo, con el que toda su vida está impregnada por la fe, la esperanza y la caridad, se acercan cada vez más a su propia perfección y a su santificación mutua y, por tanto, a la glorificación de Dios en común" (Gaudium et spes, 48).
Queridas familias, hoy tenemos una singular confirmación de que el camino de santidad recorrido juntos, como matrimonio, es posible, hermoso y extraordinariamente fecundo, y es fundamental para el bien de la familia, de la Iglesia y de la sociedad.
Esto impulsa a invocar al Señor, para que sean cada vez más numerosos los matrimonios capaces de reflejar, con la santidad de su vida, el "misterio grande" del amor conyugal, que tiene su origen en la creación y se realiza en la unión de Cristo con la Iglesia (cf. Ef 5, 22-33).
fuente: Vaticano
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Luigi nació en Catania, Italia, el 12 de enero de 1880. Al ser acogido por un tío paterno que no tenía descendencia, de acuerdo con los padres del beato, éste tomó de él su apellido Quattrocchi sin dejar de mantener un vínculo con sus padres, Carlo y Francesca. En 1890 se trasladó a Roma por motivos profesionales de su tío. Y en 1898 se matriculó en derecho en la Sapienza. Mientras estudiaba, en 1901 conoció a María, hija del coronel Corsini y, por tanto, perteneciente a una familia acomodada. Residía en Roma desde 1893. Había mostrado fuerte carácter y ciertas desavenencias con sus padres propias de la adolescencia, y en ese momento estudiaba empresas y contabilidad, aunque al mismo tiempo se sentía atraída por la literatura y el arte. Fue autora de un trabajo sobre el pintor Rossetti.
La diferencia de edad entre Luigi y María no era excesiva, puesto que ella había nacido en Florencia el 24 de junio de 1884. Ambos compartían similares intereses artísticos y culturales. De hecho, les vinculó inicialmente el afán literario. Pero María añadía un plus: su compromiso espiritual. Era una mujer culta, amante de la música, que se convertiría a partir de 1912 en escritora y profesora experta en temas pedagógicos. Ya estaba vinculada a la Acción Católica y colaboraba con los scouts. Luigi tenía entonces un horizonte prometedor que se materializó enseguida dadas sus excelentes cualidades personales e intelectuales. Defendió la tesis doctoral en 1902 y después se convertiría en un reputado abogado del Estado.
La pareja no tuvo dudas de la fortaleza de sus sentimientos porque, también amparados por la amistad que vinculaba a las familias de ambos, intensificaron la correspondencia, solidificando un sentimiento profundo que fue desembocando en la clamorosa necesidad de compartir un mismo proyecto de vida. Se comprometieron en marzo de 1905 y el 25 de noviembre de ese año contrajeron matrimonio en la basílica de Santa María la Mayor. En lo concerniente a la fe, Luígi era creyente y su conducta personal y profesional era la de un hombre con principios, intachable, honesto y bondadoso, pero no iba mucho más allá en la práctica religiosa. Sin embargo, el vínculo matrimonial le condujo a una mayor entrega en el amor a Dios, alentado por el ejemplo de su esposa y con la ayuda de su director espiritual, en una progresión exponencial encomiable que iba a llevarle a los altares junto a ella.
Su residencia, la misma de su familia política, los Corsini, sita en Vía Depretis, le permitía acudir a misa diariamente junto a su esposa a Santa María la Mayor; así abrían su apretada agenda cotidiana. En lo demás, aparentemente se asemejaban a una familia normal dentro de su clase que le permitía acceder a círculos sociales selectos vedados para otros. Pero el escenario en el que transcurría su feliz existencia lo llenaba Dios. En el centro de sus vidas se hallaba la Eucaristía, el amor a la Virgen, la recitación del rosario, el rezo de otras oraciones, etc., además de retiros y la formación espiritual que se procuraban. Todo ello vivido en un clima de fe y de alegría, sin estridencias, de forma sencilla y natural, y eso lo percibieron sus hijos y sus familiares antes que nadie. Cuando en un hogar rezuma la felicidad, un gesto tan simple como introducir la llave en la cerradura comporta un indescriptible gozo porque se ansía volver a reunirse con los seres más queridos; es uno de los sentimientos que narraba María poniendo de manifiesto la riqueza de su convivencia.
A los hijos les enseñaron a afrontar las dificultades del día a día con la confianza en la Providencia, buscando la perspectiva divina con su oración:«desde el techo hacia arriba» era el consejo que dieron a todos. El ejercicio de su caridad alentó su vida, y tres de ellos fueron religiosos; uno sacerdote en la diócesis de Roma, otro trapense, y una hija benedictina. El último de los hijos, una niña, sembró la zozobra en sus vidas antes de nacer. Varios médicos no auguraron nada bueno para la madre y la hija. María fue informada del altísimo peligro que corría si determinaba seguir adelante con el embarazo y le sugirieron deshacerse del bebé para conservar su propia vida. Ni Luigi ni ella vacilaron en la decisión de continuar con el embarazo, aventando el riesgo, y todo se resolvió sin contratiempos.
La oración que impregnaba su hogar se hizo palpable también en el entorno exterior con sus amigos y en la cantidad de acciones que realizaron. Porque los esposos desplegaron su apostolado social en diversas vertientes, atendiendo a los pobres, involucrándose en actividades del grupo scouts que organizaron para los niños durante la posguerra, aunque anteriormente habían abierto las puertas de su domicilio a refugiados de la guerra, en acciones catequéticas y su decidido compromiso con la Acción Católica. Luigi realizaba su acción apostólica con compañeros y amigos en su casa llevando a muchos de ellos a la fe. Con uno de éstos en 1919 fundó un oratorio festivo para los chicos de la favela. Cuando estalló el fascismo tuvo que esconderse para salvar la vida. Después fue nombrado asesor general adjunto del estado italiano. Murió el 9 de noviembre de 1951 de un infarto de miocardio. María, que en 1917 se hizo terciaria franciscana, le sobrevivió hasta el 26 de agosto de 1965, dejando atrás una admirable labor apostólica.
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Orestes de Capadocia, Santo Mártir, 9 Noviembre
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Ursino y Monaldo, Santos Biografias, 9 de noviembre
Noviembre 9
Etimológicamente significan "osito y muy feliz". Vienen de la lengua alemana. |
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Fuente: Vatican.va
María del Carmen del Niño Jesús, Beata Fundadora, Noviembre 9
Fundadora de las Hermanas Franciscanas de los Sagrados Corazónes Nació en Antequera, diócesis de Málaga (España), el 30 de junio de 1834. Sus padres, Salvador González García y Juana Ramos Prieto, buenos cristianos y de elevada posición social, la llevaron a bautizar al día siguiente de su nacimiento a la parroquia de Santa María la Mayor de la ciudad. |
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Fuente: Osanet.org
Gracia (Graciano) de Cáttaro, Beato Agustino, 9 Noviembre
El beato Gracia vino a la luz en Mula (Muo), Montenegro, una pequeña aldea en la pintoresca bahía de Cáttaro, en las costas dálmatas, a muy poca distancia de la capital, hoy Kotor, el centro más importante del golfo y de la diócesis. En el año 1423 Cáttaro se sometió espontáneamente al gobierno de Venecia, si bien manteniendo con orgullo una relativa independencia, ya que se reservaba el derecho de hacer sus propias leyes y elegir sus magistrados. Como consecuencia de esta vinculación con la Serenísima, pronto se convirtió en un puerto vivaz y rico, poblado de numerosos comerciantes, marineros y pescadores. Inició así el período de esplendor que aún en la actualidad se manifiesta en su arquitectura de claro sabor veneciano. |
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_Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina04
Agripino de Nápoles, Santo Obispo, 9 Noviembre
Dice el Martirologio Romano: "En Nápoles de Campania, San Agripino, obispo, célebre por sus milagros. |
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Fuente: Franciscanos.net
Juana de Signa, Beata Virgen reclusa, 9 Noviembre
Virgen reclusa de la Tercera Orden (1244‑1307). Pío VI concedió en su honor oficio y misa el 17 de septiembre de 1798.
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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