JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 21, 1-4
Gloria a ti, Señor.
En   aquel tiempo, levantando los ojos, Jesús vio a unos ricos que echaban sus   donativos en las alcancías del templo; vio también a una viuda pobre, que echaba   allí dos monedas, y dijo: 
"Yo les aseguro que esa pobre viuda ha dado más   que todos. Porque éstos dan a Dios de lo que les sobra; pero ella, en su   pobreza, ha dado todo lo que tenía para vivir".
Palabra del   Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.
El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu
El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
"El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?
Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).
Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?
Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).
† Misal
lun 34a. Ordinario año impar
Antífona de entrada
Sálvanos, Señor y Dios nuestro; reúnenos de entre las naciones, para que podamos agradecer tu poder santo y sea nuestra gloria alabarte.
Oración Colecta
Oremos:
Concédenos, Señor Dios nuestro, amarte con todo el   corazón y, con el mismo amor, amar a nuestros prójimos. 
Por nuestro Señor   Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
No hubo ninguno como Daniel, Ananías, Misael y Azarías
Lectura del libro del profeta Daniel 1, 1-6. 8-20
El año tercero del reinado de Joaquín, rey de Judá, vino a   Jerusalén Nabucodonosor, rey de Babilonia, y la sitió. El Señor entregó en sus   manos a Joaquín, rey de Judá, así como parte de los objetos del templo, que él   se llevó al país de Senaar y los guardó en el tesoro de sus dioses. 
El rey   mandó a Aspenaz, jefe de sus oficiales, que seleccionara de entre los israelitas   de sangre real y de la nobleza, algunos jóvenes, sin defectos físicos, de buena   apariencia, sobrios, cultos e inteligentes y aptos para servir en la corte del   rey, con el fin de enseñarles la lengua y la literatura de los caldeos.
El   rey les asignó una ración diaria de alimentos y de vino de su propia mesa.   Deberían ser educados durante tres años y después entrarían al servicio del rey.   Entre ellos se encontraban Daniel, Ananías, Misael y Azarías, que eran de la   tribu de Judá. Daniel hizo el propósito de no contaminarse compartiendo los   alimentos y el vino de la mesa del rey, y le suplicó al jefe de los oficiales   que no le obligara a contaminarse. Dios le concedió a Daniel hallar favor y   gracia ante el jefe de los oficiales. Sin embargo, éste le dijo a Daniel:   
"Le tengo miedo al rey, mi señor, porque él les ha asignado a ustedes su   comida y su bebida; y si llega a verlos más delgados que a los demás, estará en   peligro mi vida". 
Daniel le dijo entonces a Malasar, a quien el jefe de los   oficiales había confiado el cuidado de él, Ananías, Misael y Azarías: 
"Por   favor, haz la prueba con tus siervos durante diez días; que nos den de comer   legumbres, y de beber, agua; entonces podrás comparar nuestro aspecto con el de   los jóvenes que comen de la mesa del rey y podrás tratarnos según el resultado".   
Aceptó él la propuesta e hizo la prueba durante diez días. Al cabo de ellos,   los jóvenes judíos tenían mejor aspecto y estaban más robustos que todos los que   comían de la mesa del rey. Desde entonces Malasar les suprimió la ración de   comida y de vino, y les dio sólo legumbres.
A estos cuatro jóvenes les   concedió Dios sabiduría e inteligencia en toda clase de ciencia. A Daniel,   además, el don de interpretar visiones y sueños.
Al cabo del tiempo   establecido, el jefe de los oficiales llevó a todos los jóvenes ante   Nabucodonosor y se los presentó. El rey conversó con ellos y entre todos no   encontró a nadie como Daniel, Ananías, Misael y Azarías. Quedaron entonces al   servicio del rey. Y en todas las cosas de sabiduría, inteligencia y experiencia   que el rey les propuso, los encontró diez veces superiores a todos los magos y   adivinos de su reino.
Palabra de Dios.
Te alabamos,   Señor.
Salmo Responsorial
Daniel 3
Bendito seas, Señor, para siempre.
Bendito seas, Señor, Dios de nuestros padres, Que tu nombre santo   y glorioso sea bendito.
Bendito seas, Señor, para   siempre.
Bendito seas en el templo santo y glorioso. Que en el trono de tu   reino seas bendito.
Bendito seas, Señor, para   siempre.
Bendito eres tú, Señor, que penetras con tu mirada los abismos y   te sientas en un trono rodeado de querubines. Bendito seas, Señor, en la bóveda   del cielo.
Bendito seas, Señor, para   siempre.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Estén preparados, porque no saben a qué hora va a venir el Hijo   del hombre.
Aleluya.
Evangelio
Vio a una viuda pobre que echaba dos monedas
† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 21, 1-4
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, levantando los ojos, Jesús vio a unos ricos que   echaban sus donativos en las alcancías del templo; vio también a una viuda   pobre, que echaba allí dos monedas, y dijo: 
"Yo les aseguro que esa pobre   viuda ha dado más que todos. Porque éstos dan a Dios de lo que les sobra; pero   ella, en su pobreza, ha dado todo lo que tenía para vivir".
Palabra del   Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, estos dones que te presentamos en señal de sumisión   a ti, y conviértelos en el sacramento de nuestra redención. 
Por Jesucristo,   nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
La acción de gracias es un don de Dios
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación,   darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y   eterno.
Pues, aunque no necesitas de nuestra alabanza, es don tuyo el que   seamos agradecidos; y aunque nuestras bendiciones no aumentan tu gloria, nos   aprovechan para nuestra salvación, por Cristo, Señor nuestro.
Por eso,   
unidos a los ángeles, te aclamamos llenos de   alegría:
Antífona de la Comunión
Ven, Señor, en ayuda de tu siervo y sálvame por tu misericordia. Que no me arrepienta
nunca de haberte invocado.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Que el sacramento del Cuerpo y la Sangre de tu Hijo que   acabamos de recibir, nos ayude, Señor, a vivir más profundamente nuestra fe.   
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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Dia 23/11-1 San Clemente I (Papa y mártir, rojo)
Antífona de Entrada
Este santo luchó hasta la muerte en defensa de la ley de Dios, y no temió las palabras de los malvados; estaba afianzado sobre roca firme.
Oración Colecta
Oremos:
Dios de poder y misericordia, que infundiste tu fuerza   a san Clemente para que pudiera soportar el dolor del martirio; concede a los   que hoy celebramos su victoria vivir defendidos de los engaños del enemigo bajo   tu protección amorosa.
Por nuestro Señor   Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Apacienten el rebaño de Dios que él les ha confiado
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 5, 1-4
Hermanos: Me dirijo ahora a los pastores de las comunidades de   ustedes, yo, que también soy pastor como ellos y además he sido testigo de los   sufrimientos de Cristo y participante de la gloria que se va a   manifestar.
Apacienten el rebaño que Dios les ha confiado y cuiden de él no   como obligados por la fuerza, sino de buena gana, como Dios quiere; no por   ambición de dinero, sino con entrega generosa; no como si ustedes fueran los   dueños de las comunidades que se les han confiado, sino dando buen ejemplo. Y   cuando aparezca el Pastor supremo, recibirán el premio inmortal de la   gloria.
Palabra de Dios.
Te alabamos Señor.
Salmo Responsorial
Del salmo 88
Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor.
Cantaré eternamente del Señor las bondades y anunciará mi boca tu   lealtad por todas las edades. Pues el Señor ha dicho: "Mi amor es un amor eterno   y mi fidelidad, más firme que los cielos".
Proclamaré sin cesar la   misericordia del Señor.
Una   alianza pacté con mi elegido, a mi siervo David, yo le he jurado: "Perpetuaré tu   descendencia y afirmaré para siempre tu reinado".
Proclamaré sin cesar la   misericordia del Señor.
Hallé a David, mi siervo, y lo he ungido con óleo sagrado a fin de   que mi mano lo sostenga y lo revista de valor, mi brazo.
Proclamaré sin   cesar la misericordia del Señor.
Su   poder en mi nombre crecerá, mi amor y mi lealtad serán su escolta. El me podrá   decir: "Tú eres mi Padre, mi Dios, mi roca salvadora".
Proclamaré sin   cesar la misericordia del Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Síganme, dice el Señor, y haré de ustedes pescadores de   hombres.
Aleluya.
Evangelio
Tú eres Pedro y a ti te daré las llaves del Reino de los cielos
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 16, 13-19
Gloria a ti, Señor.
En   aquel tiempo, cuando llegó Jesús a la región de Cesárea de Filipo, hizo esta   pregunta a sus discípulos:
"¿Quién dice la gente que es el Hijo del   hombre?"
Ellos le respondieron:
"Unos dicen que eres Juan el Bautista;   otros, que Elías; otros, que Jeremías o alguno de los profetas".
Luego les   preguntó:
"Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?"
Simón Pedro tomó la   palabra y le dijo:
"Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo".
Jesús le   dijo entonces:
"¡Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, porque esto no te lo ha   revelado ningún hombre, sino mi Padre que está en los cielos! Y yo te digo a ti   que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Los poderes del   infierno no prevalecerán sobre ella. Yo te daré las llaves del Reino de los   cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que   desates en la tierra quedará desatado en el cielo".
Palabra del   Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Señor, santifica con tu bendición estas ofrendas que te   presentamos, y concédenos la gracia de vivir encendidos en el fuego de tu amor   que dio fuerza al mártir san Clemente para soportar los tormentos.
Por   Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
Testimonio y ejemplo de los mártires
En   verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre   y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo,   nuestro Señor.
Porque la sangre del glorioso mártir san Clemente, derramada   como la de Cristo para proclamar su fidelidad a ti, manifiesta tu admirable   poder, que convierte la fragilidad en fortaleza y al hombre débil robustece para   que sea testigo tuyo.
Por eso,
como los ángeles te cantan en el cielo, así   nosotros en la tierra te aclamamos, diciendo sin cesar:
Antífona de la Comunión
El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga, dice el Señor.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Señor, que el sacramento que hemos recibido nos dé la   fortaleza con el mártir Clemente se mostró siempre fiel a tu servicio y vencedor   en el tormento.
Por Jesucristo, nuestro   Señor.
Amén
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Día 23/11-2 San Columbano (Abad, blanco)
Antífona de Entrada
¡Que hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que domina la paz, que trae la buena nueva, que pregona la victoria.
Oración Colecta
Oremos:
Señor, tú que has hecho crecer a la Iglesia mediante el   celo y los trabajos apostólicos de san Columbino, haz por su intercesión, que tu   pueblo crezca siempre en la fe y en la santidad.
Por nuestro Señor   Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
La tierra entera verá la salvación que viene de nuestro Dios
Lectura del libro del profeta Isaías 52, 7-10
¡Qué hermoso es ver correr sobre los montes al mensajero que   anuncia la paz, al mensajero que trae la buena nueva, que pregona la salvación,   que dice a Sión: "Tu Dios es rey"!
Escucha: Tus centinelas alzan la voz y   todos a una gritan alborozados, porque ven con sus propios ojos al Señor, que   retorna a Sión.
Prorrumpan en gritos de alegría, ruinas de Jerusalén, porque   el Señor rescata a su pueblo, consuela a Jerusalén. Descubre el Señor su santo   brazo a la vista de todas las naciones. Verá la tierra entera la salvación que   viene de nuestro Dios.
Palabra de Dios.
Te alabamos,   Señor.
Salmo Responsorial
Del salmo 95
Cantemos la grandeza del Señor.
Cantemos al Señor un nuevo canto, que le cante al Señor toda la   tierra; cantemos al Señor y bendigámoslo.
Cantemos la grandeza del   Señor.
Proclamemos su amor día tras día, su grandeza anunciemos a los   pueblos, de nación en nación, sus maravillas.
Cantemos la grandeza del   Señor.
Alaben al Señor, pueblos del orbe, reconozcan su gloria y su poder   y tribútenle honores a su nombre.
Cantemos la grandeza del   Señor.
"Reina el Señor", anuncien a los pueblos, él afianzó con su poder   el orbe, con toda rectitud rige a los pueblos.
Cantemos la grandeza del   Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Yo soy la luz del mundo, dice el Señor; el que me sigue tendrá la   luz de la vida.
Aleluya.
Evangelio
Te seguiré a dondequiera que vayas
† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 9, 57-62
Gloria a ti, Señor.
En   aquel tiempo, mientras iban de camino Jesús y sus discípulos, alguien le   dijo:
"Te seguiré a dondequiera que vayas".
Jesús le respondió:
"Las   zorras tienen madrigueras, y los pájaros, nidos; pero el Hijo del hombre no   tiene en donde reclinar la cabeza".
A otro, Jesús le   dijo:
"Sígueme".
Pero él le respondió:
"Señor, déjame ir primero a   enterrar a mi padre".
Jesús le replicó:
"Deja que los muertos entierren a   sus muertos. Tú ve y anuncia el Reino de Dios".
Otro le dijo:
"Te seguiré,   Señor; pero déjame primero despedirme de mi familia".
Jesús le   contestó:
"El que empuña el arado y mira hacia atrás no sirve para el Reino   de Dios".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor   Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Dios misericordioso, que transformaste a san Columbano para hacer   de él un hombre nuevo a imagen de Cristo, renuévanos también a nosotros mediante   este sacrificio de reconciliación que vamos a ofrecerte.
Por Jesucristo,   nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
La vida consagrada a Dios es un signo Del Reino de los cielos
En   verdad es justo y necesario que te alaben, Señor, tus criaturas del cielo y de   la tierra.
Porque al celebrar a los santos que por amor al Reino de los   cielos se consagraron a Cristo,
reconocemos tu Providencia admirable, que no   cesa de llamar al hombre a la santidad primera,
para hacerlo participar ya   desde ahora de la vida que gozará en el cielo, por Cristo, nuestro Señor.
Por   eso,
con todos los ángeles y santos, te alabamos proclamando sin   cesar:
Antífona de la Comunión
Vayan al mundo entero y proclamen el Evangelio: yo estoy con ustedes todos los días, dice el Señor.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Dios omnipotente, que por medio de este sacramento nos   comunicas la fuerza de tu Espíritu, haz que, a ejemplo de san Columbano te   amenos sobre todas las cosas y vivamos siempre como verdaderos hijos   tuyos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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† Meditación diaria
34ª semana. Lunes
LA VIUDA POBRE
— No tener miedo a ser generosos sin límite.
— Entrega sin condiciones. No negarle nada al Señor.
— Generosidad de Dios.
I. Eran muchas las ofrendas que cada día se presentaban al Señor en el Templo de Jerusalén. Unas correspondían a los productos de la tierra en señal del supremo dominio divino sobre todo lo creado. Consistían en harina y aceite, espigas o pan cocido, sobre las que se depositaba incienso, expresando el deseo de que fueran agradables al Señor1. Parte de la oblación se quemaba sobre el altar, y parte era consumida por el sacerdote en el interior del Templo2. El holocausto era un sacrificio en el que la víctima (un cordero, un ave...), previamente sacrificada, se destruía completamente, casi siempre a través del fuego. Holocausto significaba precisamente que en el sacrificio la víctima se quemaba enteramente. En tiempos del Señor se ofrecía mañana y tarde, y por eso se llamaba sacrificio perpetuo3. Era figura del que había de venir, el sacrificio eucarístico.
También los judíos, como ofrenda a Dios y para el sostenimiento del Templo, depositaban sus limosnas en un lugar visible por todos, el gazofilacio. Un día Jesús se encontraba cerca de este lugar y miraba cómo la gente echaba en él monedas de cobre, y bastantes ricos echaban mucho4. Vio también cómo se acercaba una viuda pobre y echó dos pequeñas monedas5. San Marcos incluso nos ha señalado el valor de estas monedas: la cuarta parte de un as, una cantidad insignificante. Sin embargo, el Señor se conmovió al paso de esta mujer, pues supo enseguida todo lo que representaba para ella. Su ofrenda fue más importante para Dios que la de todos los demás. Aquella pobre viuda dio todo lo que tenía para vivir. Los demás habían echado de lo que les sobraba, esta de lo que le era necesario. Haría la ofrenda con mucho amor, con una gran confianza en la Providencia divina, y Dios la recompensaría incluso en sus días aquí en la tierra. "Ellos echaron mucho de lo mucho que tenían –comenta San Agustín–; ella echó todo lo que poseía. Mucho tenía, pues tenía a Dios en su corazón. Es más poseer a Dios en el alma que oro en el arca. ¿Quién echó más que la viuda que no se reservó nada para Sí?"6. A nosotros nos enseña hoy este pasaje que se lee en el Evangelio de la Misa a no tener miedo a ser generosos con Dios y con las obras buenas en servicio del Señor y de los demás, incluso a sacrificar aquello que nos parece necesario para la vida. ¡Qué poco nos es realmente necesario! A Dios hemos de ofrecerle lo que somos y lo que tenemos, sin reservarnos ni siquiera una parte pequeña para nosotros. Existe un antiguo refrán que viene a decir que a Dios se le conquista con la última moneda. ¿Hay algo en nuestro corazón que no sea del Señor? ¿Tiempo, bienes, amigos...? ¿Qué nos pide Jesús ahora? ¿Qué cosas deberíamos quizá cortar o dejarlas en segundo plano?
Tanta alegría le produjo al Señor aquel gesto de la mujer que enseguida sintió la necesidad de comunicarlo a sus discípulos7. Es el mismo gozo que experimenta su Corazón cuando nos entregamos del todo. "El Reino de Dios no tiene precio, y sin embargo cuesta exactamente lo que tengas (...). A Pedro y a Andrés les costó el abandono de una barca y de unas redes; a la viuda le costó dos moneditas de plata (cfr. Lc 21, 2); a otro, un vaso de agua fresca (cfr. Mt 10, 42)..."8.
II. El Señor, a lo largo de su predicación en los tres años de vida pública, y especialmente con su entrega a la Pasión y Muerte, llama a quienes le siguen a ofrecerse a Dios Padre, no ya por medio del sacrificio de animales, aves o frutos del campo, como en el Antiguo Testamento, sino de sí mismos. San Pablo lo recordará a los primeros cristianos de Roma: Os exhorto, pues, hermanos, por la misericordia de Dios, a que ofrezcáis vuestros cuerpos como hostia viva, santa, agradable a Dios: este es vuestro culto espiritual9. Especialmente en la Santa Misa, el cristiano puede y debe ofrecerse juntamente con Cristo, pues "para que la oblación, con la cual en este Sacrificio los fieles ofrecen al Padre celestial la víctima divina, alcance su pleno efecto (...) es preciso que se inmolen a sí mismos como hostias (...) y, deseosos de asemejarse a Jesucristo, que sufrió tan acerbos dolores, se ofrezcan como hostia espiritual con el mismo Sumo y eterno Sacerdote y por medio de Él mismo"10.
Esta entrega se realiza cada día, ordinariamente en pequeños actos que van desde el esmero en ofrecer el día al comenzar la jornada, hasta las atenciones que requiere la convivencia con los demás; con el corazón siempre dispuesto a lo que el Señor quiera pedirnos, con una disposición de no negarle nada. Nuestra entrega ha de ser plena, sin condiciones. En uno de los escritos más antiguos de la Cristiandad primitiva se dice que cuando un hombre llena de buen vino unas tinajas muy bien preparadas y de ellas deja algunas a medio llenar, si luego las revisa de nuevo, no examina las que dejó llenas –pues sabe que el vino allí guardado se conserva bien–, sino que mira las que están a medio llenar, pues teme con razón que se hayan agriado11. Lo mismo pasa con las almas. La "media entrega" acaba rompiendo la amistad con el Maestro. Solo una generosidad plena nos permitirá seguir el ritmo de sus pasos. De otra manera cada vez nos veríamos más distanciados y Él llegaría a ser solo una figura lejana y desdibujada. El cristiano, si quiere ser coherente con su fe, habrá de decidirse a ser de Dios sin reservas, sin dejar ningún campo fuera de Él. El Señor se constituye así en el centro de todos los afectos e ilusiones del discípulo. Esta entrega de lo que somos y tenemos se realiza cada día en la fidelidad, en pequeños detalles, a los compromisos que tenemos con el Señor y con los demás.
No temamos poner a disposición de Jesús todo lo que tenemos. No dudemos en darnos nosotros por entero. "Cuando los hipócritas planteen a vuestro alrededor la duda de si el Señor tiene derecho a pediros tanto, no os dejéis engañar. Al contrario, os pondréis en presencia de Dios sin condiciones, dóciles, como la arcilla en manos del alfarero (Jer 18, 6), y le confesaréis rendidamente: Deus meus et omnia! Tú eres mi Dios y mi todo"12.
III. Cuenta una antigua leyenda oriental que todo aquel que se encontraba con el rey estaba obligado a ofrecerle un presente. Un día un pobre campesino se encontró con el monarca. Y como no tenía cosa alguna que presentarle, tomó un poco de agua en el hueco de la mano y ofreció al soberano aquel sencillísimo obsequio. Al rey le agradó mucho la buena voluntad de aquel súbdito, y mandó –pues era un hombre espléndido– que le diesen como recompensa una escudilla llena de monedas de oro.
El Señor, más generoso que todos los reyes de la tierra, prometió el ciento por uno en esta vida, y luego la vida eterna13. Él nos quiere felices también en esta vida: quienes le siguen con generosidad obtienen, ya aquí en la tierra, un gozo y una paz que superan con mucho las alegrías y consuelos humanos. Esta alegría es un anticipo del Cielo, El tenerle cerca es ya la mejor retribución. "Es tan agradecido –escribe Santa Teresa–, que un alzar los ojos con acordarnos de Él no deja sin premio"14.
Cada día, el Señor espera la ofrenda sencilla de nuestros trabajos, de las pequeñas dificultades que siempre encontraremos, de la caridad bien vivida, del tiempo gastado en favor de los demás, de la limosna generosa... En esta entrega diaria a los demás "es necesario andar más allá de la estricta justicia, según la ejemplar conducta de la viuda que nos enseña a dar con generosidad aun de aquello que pertenece a las propias necesidades. Sobre todo se debe tener presente que Dios no mide los actos humanos con una medida que se para en las apariencias del cuánto se ha dado. Dios mide según la medida de los valores interiores del cómo se pone a disposición del prójimo: medida según el grado de amor con el que nos damos libremente al servicio de los hermanos"17.
Nuestras ofrendas a Dios, muchas veces de tan poca importancia aparente, llegarán mejor hasta el Señor si lo hacemos a través de Nuestra Señora. "Aquello poco que desees ofrecer –recomienda San Bernardo–, procura depositarlo en aquellas manos de María, graciosísimas y dignísimas de todo aprecio, a fin de que sea ofrecido al Señor sin sufrir de Él repulsa"18.
1 Cfr. Lev 2, 1-2, 14-15. - 2 Cfr. Lev 6, 7-11. — 3 Cfr. Dan 8, 11. — 4 Mc 12, 41. — 5 Cfr. Lc 21, 1-4. — 6 San Agustín, Sermón 107 A. — 7 Cfr. Mc 12, 43. — 8 San Gregorio Magno, Homilías sobre los Evangelios. — 9 Rom 12, 1. — 10 Pío XII, Enc. Mediator Dei, 20-XI-1947, 25. — 11 Cfr. Pastor de Hermas, Mandamientos, 13, 5, 3. — 12 San Josemaría Escrivá, Amigos de Dios, 167. — 13 Cfr. Lc 18, 28-30. — 14 Santa Teresa, Camino de perfección, 23, 3. — 15 1 Cor 10, 31. — 16 Col 3, 17. — 17 Juan Pablo II, Homilía 10-XI-1985. — 18 San Bernardo, Homilía en la Natividad de la B. Virgen María, 18.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
Columbano, Santo Fundador, 23 de noviembre del 615
        
 Noviembre 23          | 
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San Clemente
Papa
Año 101
Oremos   por nuestro actual Pontífice, para que a imitación 
de San Clemente y los   demás Pontífices santos   que 
ha tenido la Iglesia Católica, sepa guiar sabiamente 
a los que   seguimos la santa religión   de Cristo.
Cuando los persigan no tengáis temor porque 
el Espíritu Santo   hablará por vosotros (Jesucristo).
San   Clemente fue el tercer sucesor de San Pedro (después de Lino y Cleto) y gobernó   a la Iglesia desde el año 93 hasta el 101.
El   año 96 escribió una carta a Los Corintios, que es el documento Papal más antiguo   que se conoce (Después de las cartas de San Pedro). En esa carta da muy hermosos   consejos, y recomienda obedecer siempre al Pontífice de Roma (Entre otras cosas   dice: "el que se conserva puro no se enorgullezca por ello, porque la pureza es   un regalo gratuito de Dios y no una conquista nuestra").
Por   ser cristiano fue desterrado por el emperador Trajano a Crimea (al sur de Rusia)   y condenado a trabajos forzados a picar piedra con otros dos mil cristianos. Las   actas antiguas dicen que estos le decían: "Ruega por nosotros Clemente, para que   seamos dignos de las promesas de Cristo".
San   Ireneo (que vivió en el siglo segundo) dice que Clemente vio a los santos   apóstoles Pedro y Pablo y trató con ellos. Las Actas antiguas añaden que allá en   Crimea convirtió a muchísimos paganos y los bautizó. Los obreros de la mina de   mármol sufrían mucho por la sed, porque la fuente de agua más cercana estaba a   diez kilómetros de distancia. El santo oró con fe y apareció allí muy cerca una   fuete de agua cristalina. Esto le dio más fama de santidad y le permitió   conseguir muchas conversiones más.
Un día las autoridades le exigieron que adorara a Júpiter. Él dijo   que no adoraba sino al verdadero Dios. Entonces fue arrojado al mar, y para que   los cristianos no pudieran venerar su cadáver, le fue atado al cuello un hierro   pesadísimo. Pero una gran ola devolvió su cadáver a la orilla.
San Cirilo y   San Metodio llevaron a Roma en el año 860 los restos de San Clemente, los cuales   fueron recibidos con gran solemnidad en la Ciudad Eterna, y allá se   conservan.
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Fuente: Sjmex.org   
Miguel   Agustín Pro, Beato Mártir México, 23   Noviembre   
Películas, libros, etc.
http://www.gloria.tv/?search=Miguel+pro
        
 Miguel Agustín Pro Juárez, nació el 13 de enero de 1891 en         la población minera de Guadalupe, Zacatecas, tercero de once hermanos e         hijo de Miguel Pro y Josefa Juárez. El 19 de agosto de 1911, ingresa al         Noviciado de la Compañía de Jesús en El Llano, Michoacán, luego de unos         Ejercicios hechos con jesuitas y de haber madurado lentamente la decisión.         Ya la familia había dado antes dos vocaciones religiosas en la persona de         dos hermanas mayores de Miguel.   | 
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Fuente: Archidiócesis de Madrid 
Lucrecia   de Merida, Santa Mártir, 23   Noviembre   
        
 
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Gregorio II de Agrigento, Santo Obispo, 23 Noviembre
        
 Obispo
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Cecilia Yu So-Sa, Santa Viuda y mártir, 23 Noviembre
        
 Nació en Seúl, la capital de la actual Corea del Sur, en         1761. Dama casada, sus hijos fueron los santos Pablo Chong y Jung         Hye.  | 
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Teresa de Jesús, Beata Niña Mercedaria, 23 Noviembre
        
 La niña Beata Teresa de Jesús, recibió el habito mercedario         a la edad de 5 años en el convento de Nuestra Señora de Belén en San Lucar         en España.   | 
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Fuente: Magnificat.ca 
Felicidad   y sus siete Hijos, Santa Mártires, 23   Noviembre   
        
 El tema de hoy ocurrió unos doscientos años después del         nacimiento de Cristo. En esa época vivía en Roma una noble viuda         cristiana, llamada Felicidad, que tenía también siete hijos, guapos         muchachos y fervorosos discípulos de Cristo.   | 
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Fuente:   ar.geocities.com/misa_tridentina04   
Margarita   de Saboya, Beata Viuda, 23   Noviembre   
        
 Por las venas de Margarita corría la noble sangre de las         principales casas reales de Europa, puesto que su padre fue Amadeo de         Saboya y su madre era hermana de Clemente VII, el que pretendió ser Papa         en Aviñón durante el "gran cisma".  | 
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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