lunes, 30 de noviembre de 2015

Martes por los ángeles custodios. 01/12/2015. Santa Blanca de Castilla ¡ruega por nosotros!

JA

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas (10, 21-24)

Gloria a ti, Señor.

En aquella misma hora Jesús se llenó de júbilo en el Espíritu Santo y exclamó: "¡Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla! ¡Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien! Todo me lo ha entregado mi Padre y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar".

Volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: "Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven. Porque yo les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron".

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.

El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu

El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

"El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?

Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).

Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?

Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html

Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).

 

 

Misal

 

Ven, Señor, rey de paz y de justicia

Feria de Adviento: martes de la 1a. semana

Florecerá en sus días la justicia y reinará la paz

Antífona de Entrada

Vendrá el Señor, mi Dios, y con él, todos sus santos; y brillará en aquel día una gran luz.

Oración Colecta

Oremos:

Señor, Dios nuestro acoge favorablemente nuestras súplicas y concédenos tu ayuda en las tribulaciones para que, reanimados con la venida de tu Hijo, ya cercana, no volvamos a mancharnos con el pecado.

Por nuestro Señor Jesucristo...

Amén.

 

Primera Lectura

Lectura del libro del profeta Isaías (11, 1-10)

En aquel día brotará un renuevo del tronco de Jesé, un vástago florecerá de su raíz. Sobre él se posará el espíritu del Señor, espíritu de sabiduría e inteligencia, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de piedad y temor de Dios. No juzgará por apariencias, ni sentenciará de oídas; defenderá con justicia al desamparado y con equidad dará sentencia al pobre; herirá al violento con el látigo de su boca, con el soplo de sus labios matará al impío. Será la justicia su ceñidor, la fidelidad apretará su cintura. Habitará el lobo con el cordero, la pantera se echará con el cabrito, el novillo y el león pacerán juntos y un muchachito los apacentará. La vaca pastará con la osa y sus crías vivirán juntas. El león comerá paja con el buey.

El niño jugará sobre el agujero de la víbora; la creatura meterá la mano en el escondrijo de la serpiente. No harán daño ni estrago por todo mi monte santo, porque así como las aguas colman el mar, así está lleno el país de la ciencia del Señor.

Aquel día la raíz de Jesé se alzará como bandera de los pueblos, la buscarán todas las naciones y será gloriosa su morada.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

 

Salmo Responsorial Salmo 71

Ven, Señor, rey de paz y de justicia.

Comunica, Señor, al rey tu juicio y tu justicia, al que es hijo de reyes; así tu siervo saldrá en defensa de tus pobres y regirá a tu pueblo justamente.

Ven, Señor, rey de paz y de justicia.

Florecerá en sus días la justicia y reinará la paz, era tras era. De mar a mar se extenderá su reino y de un extremo al otro de la tierra.

Ven, Señor, rey de paz y de justicia.

Al débil librará del poderoso y ayudará al que se encuentra sin amparo; se apiadará del desvalido y pobre y salvará la vida al desdichado.

Ven, Señor, rey de paz y de justicia.

Que bendigan al Señor eternamente y tanto como el sol, viva su nombre. Que sea la bendición del mundo entero y lo aclamen dichoso las naciones.

Ven, Señor, rey de paz y de justicia.

 

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.

Ya viene el Señor, nuestro Dios, con todo su poder para iluminar los ojos de sus hijos.

Aleluya.

 

Evangelio

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas (10, 21-24)

Gloria a ti, Señor.

En aquella misma hora Jesús se llenó de júbilo en el Espíritu Santo y exclamó: "¡Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla! ¡Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien! Todo me lo ha entregado mi Padre y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar".

Volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: "Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven. Porque yo les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron".

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobre las Ofrendas

Que te sean agradables, Señor, nuestras humildes ofrendas y oraciones y que tu misericordia supla la extrema pobreza de nuestros méritos.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.

Prefacio de Adviento I

Las dos venidas de Cristo

El Señor esté con ustedes.

Y con tu espíritu.

Levantemos el corazón.

Lo tenemos levantado hacia el Señor.

Demos gracias al Señor, nuestro Dios.

Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor. El cual, al venir por vez primera en la humildad de nuestra carne, realizó el plan de redención trazado desde antiguo y nos abrió el camino de la salvación, para que cuando venga de nuevo, en la majestad de su gloria, revelando así la plenitud de su obra, podamos recibir los bienes prometidos que ahora, en vigilante espera, confiamos alcanzar.

Por eso, con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:

Santo, Santo, Santo...

 

Antífona de la Comunión

El Señor, justo juez, dará la corona merecida, a todos los que esperan con amor su venida gloriosa.

Oración después de la Comunión

Oremos:

Como fruto de nuestra participación en este sacramento de vida eterna, enséñanos, Señor, a no sobrevalorar las cosas terrenales y a estimar las del cielo.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.

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Meditación diaria

Adviento. 1ª semana. Martes

EL MESÍAS, «PRÍNCIPE DE LA PAZ»

— La paz, don de Dios. Se pierde por el pecado, la soberbia y la insinceridad.

— Dar alegría y serenidad a quienes carecen de ellas.

— La filiación divina, fundamento de nuestra paz y de nuestra alegría.

I. La paz es uno de los grandes bienes constantemente implorados en el Antiguo Testamento. Se promete este don al pueblo de Israel como recompensa a su fidelidad1, y aparece como una obra de Dios2 de la que se siguen incontables beneficios. Pero la verdadera paz llegará a la tierra con la venida del Mesías. Por eso los ángeles anuncian cantando: Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad3. El Adviento y la Navidad son tiempos especialmente oportunos para aumentar la paz en nuestros corazones; son tiempos también para pedir la paz de este mundo lleno de conflictos y de insatisfacciones.

Mirad: Nuestro Señor llega con fuerza. Para visitar a su pueblo con la paz y darle la vida eterna4. Isaías nos recuerda en la Primera lectura de la Misa que en la era mesiánica habitará el lobo con el cordero, la pantera se tumbará con el cabrito, el novillo y el león pacerán juntos5. Con el Mesías se renuevan la paz y la armonía del comienzo de la Creación y se inaugura un orden nuevo.

El Señor es el Príncipe de la paz6, y desde el mismo momento en que nace nos trae un mensaje de paz y de alegría, de la única paz verdadera y de la única alegría cierta. Después las irá sembrando a su paso por todos los caminos: La paz sea con vosotros; soy yo, no temáis7. La presencia de Cristo en nuestras vidas es, en toda circunstancia, la fuente de una paz serena e inalterable: Soy yo, no temáis, nos dice.

Las enseñanzas del Señor constituyen la buena nueva de la paz8. Y este es también el tesoro que nos ha dejado en herencia a sus discípulos de todos los tiempos; la paz os dejo, mi paz os doy, no os la doy como la da el mundo9. «La paz sobre la tierra, nacida del amor al prójimo, es imagen y efecto de la paz de Cristo, que procede de Dios Padre. En efecto, el propio Hijo encarnado, Príncipe de la paz, ha reconciliado con Dios a todos los hombres por medio de su cruz (...), ha dado muerte al odio en su propia carne y, después del triunfo de su resurrección, ha infundido el Espíritu de amor en el corazón de los hombres»10. La paz del Señor trasciende por completo la paz del mundo, que puede ser superficial y aparente, quizá resultado del egoísmo y compatible con la injusticia.

Cristo es nuestra paz11 y nuestra alegría; el pecado, por el contrario, siembra soledad, inquietud y tristeza en el alma. La paz del cristiano, tan necesaria para el apostolado y para la convivencia, es orden interior, conocimiento de las propias miserias y virtudes, respeto a los demás y una plena confianza en el Señor, que nunca nos deja. Es consecuencia de la humildad, de la filiación divina y de la lucha contra las propias pasiones, siempre dispuestas al desorden.

Se pierde la paz por el pecado, y por la soberbia y la falta de sinceridad con uno mismo y con Dios. También se pierde la paz por la impaciencia: cuando no se sabe ver la mano de Dios providente en las dificultades y contrariedades.

La confesión sincera de nuestros pecados es uno de los principales medios puestos por Dios para recuperar la paz perdida por el pecado o por la falta de correspondencia a la gracia. «Paz con Dios, efecto de la justificación y alejamiento del pecado; la paz con el prójimo, fruto de la caridad difundida por el Espíritu Santo; y la paz con nosotros mismos, la paz de la conciencia, proveniente de la victoria sobre las pasiones y sobre el mal»12. Recuperar la paz, si la hubiésemos perdido, es una de las mejores muestras de caridad para quienes están a nuestro alrededor, y también la primera tarea para preparar en nuestro corazón la llegada del Niño Dios.

II. En la bienaventuranza en la que se enuncia el don de la paz «no se contenta el Señor con eliminar toda discusión y enemistad de unos con otros, sino que nos pide algo más: que tratemos de poner paz en quienes están enemistados»13.

El cristiano es un hombre abierto a la paz y su presencia debe dar serenidad y alegría. Pero se trata de la verdadera paz, no de sus sucedáneos. Somos bienaventurados cuando sabemos llevar la paz a quienes están afligidos, cuando servimos como instrumentos de unión en la familia, entre nuestros compañeros de trabajo, con todas las personas en medio de los sucesos de la vida de cada día. Para poder realizar este cometido importantísimo hemos de ser humildes y afables, pues la soberbia solo ocasiona disensiones14. El hombre que tiene paz en su corazón la sabe comunicar casi sin proponérselo, y en él buscan apoyo y serenidad los demás: es una gran ayuda en el apostolado. Los cristianos hemos de difundir la paz interior de nuestro corazón allí donde nos encontremos. Por el contrario, el amargado, el inquieto y el pesimista, que carecen de paz en su corazón, destruyen lo que encuentran a su paso.

Serán bendecidos especialmente por el Señor quienes velan por la paz entre las naciones y trabajan por ella con intención recta; y, sobre todo, los que oran y se sacrifican para poner a los hombres en paz con Dios. Este es el primer quehacer de cualquier actividad apostólica. El apostolado de la Confesión, que nos mueve a llevar a nuestros amigos a este sacramento debe tener un especial premio en el Cielo, pues este sacramento es verdaderamente la mayor fuente de paz y de alegría en el mundo. «No hablan de la severidad de Dios los confesonarios esparcidos por el mundo, en los cuales los hombres manifiestan los propios pecados, sino más bien de su bondad misericordiosa. Y cuantos se acercan al confesonario, a veces después de muchos años y con el peso de pecados graves, en el momento de alejarse de él, encuentran el alivio deseado, encuentran la alegría y la serenidad de la conciencia, que fuera de la Confesión no podrán encontrar en otra parte»15.

Quienes tienen la paz del Señor y la promueven a su alrededorse llamarán hijos de Dios16. Y San Juan Crisóstomo explica la razón: «A la verdad, esta fue la obra del Unigénito: unir a los que estaban alejados y reconciliar a los que estaban en guerra»17. En nuestra propia familia, en el lugar de trabajo, entre nuestros amigos, ¿no podríamos también nosotros fomentar en este tiempo de Adviento una mayor unión con Dios de las personas que nos rodean y una convivencia más amable todavía y más alegre?

III. «Cuando el hombre olvida su destino eterno y el horizonte de su vida se limita a la existencia terrena, se contenta con una paz ficticia, con una tranquilidad solo exterior a la que pide la salvaguardia del máximo bienestar material que puede alcanzarse con el mínimo esfuerzo. De este modo construye una paz imperfecta e inestable, pues no está radicada en la dignidad de la persona humana, hecha a imagen y semejanza de Dios y llamada a la filiación divina. Vosotros jamás tenéis que contentaros con estos sucedáneos de paz; sería un grave error, cuyo fruto produciría la más amarga de las desilusiones. Ya lo anunció Jesucristo poco antes de la Ascensión al cielo cuando dijo a sus discípulos: La paz os dejo, mi paz os doy; no como el mundo la da os la doy yo» (Jn 14, 27).

«Existen, por tanto, dos tipos de paz: la que los hombres son capaces de construir por sí solos, y la que es don de Dios; (...) la que viene impuesta por el poder de las armas y la que nace del corazón. La primera es frágil e insegura, podría llamarse una mera apariencia de paz porque se funda en el miedo y en la desconfianza. La segunda, por el contrario, es una paz fuerte y duradera porque, al fundarse en la justicia y en el amor, penetra en el corazón; es un don que Dios concede a quienes aman su ley (Cfr. Sal 119, 165)»18.

Si somos hombres y mujeres que tienen la verdadera paz en su corazón estaremos mejor capacitados para vivir como hijos de Dios y viviremos mejor la fraternidad con los demás. También, en la medida en que nos sintamos hijos de Dios, seremos personas de una paz inalterable.

La filiación divina es el fundamento de la paz y de la alegría del cristiano. En ella encontramos la protección que necesitamos, el calor paternal y la confianza ante el futuro. Vivimos confiados en que detrás de todos los azares de la vida hay siempre una razón de bien: todas las cosas contribuyen al bien de los que aman a Dios19, decía San Pablo a los primeros cristianos de Roma.

La consideración de nuestra filiación divina nos ayudará a ser fuertes ante las dificultades. «No os asustéis, ni temáis ningún daño, aunque las circunstancias en que trabajéis sean tremendas (...). Las manos de Dios son igualmente poderosas y, si fuera necesario, harían maravillas»20. Estamos bien protegidos.

Intentemos, pues, en estos días de Adviento, fomentar la paz y la alegría, superando los obstáculos; aprendamos a encontrar al Señor en todas las cosas, también en los momentos difíciles. «Buscad el rostro de Aquel que habita siempre, con presencia real y corporal, en su Iglesia. Haced, al menos, lo que hicieron los discípulos. Tenían solo una fe débil, no poseían gran confianza ni paz, pero al menos no se separan de Cristo (...). No os defendáis de Él, antes bien, cuando estéis en un apuro acudid a Él, día tras día, pidiéndole fervorosamente y con perseverancia aquello que solo Él puede otorgar (...). Así, aunque observe tanta falta de firmeza en vosotros, que no debía existir, se dignará increpar a los vientos y al mar, y dirá: Calma, estad tranquilos. Y habrá una gran paz»21.

Santa María, Reina de la paz, nos ayudará a tener paz en nuestros corazones, a recuperarla si la hubiéramos perdido, y a comunicarla a quienes nos rodean. Como ya se acerca la festividad de la Inmaculada, nos esforzaremos por acudir a Ella durante todo el día, teniéndola más presente en nuestro trabajo y ofreciéndole alguna muestra especial de cariño.

1 Lev 26, 6. — 2 Is 26, 12. — 3 Lc 2, 14. — 4 Antífona en la Liturgia de las horas. — 5 Cfr. Is 11, 1-10. — 6 Is 9, 6. — 7 Lc 24, 36. — 8 Hech 10, 36. — 9Jn 14, 27. — 10 Conc. Vat. II, Const. Gaudium et spes, 78. — 11 Ef 2, 14. — 12Juan Pablo II, Discurso al UNIV-86, Roma 24-III-1986. — 13 San Juan Crisóstomo, Homilía sobre San Mateo, 15, 4. — 14 Prov 13, 10. — 15 Juan Pablo II, Hom. Parroquia de S. Ignacio de A., Roma 16-III-1980. — 16 Cfr. Mt 5, 9. — 17 San Juan Crisóstomo, Homilías sobre San Mateo, 15, 4. — 18 Juan Pablo II,Discurso al UNIV-86, Roma 24-III-1986. — 19 Rom 8, 28. — 20 San Josemaría Escrivá, Amigos de Dios, 105. — 21 J. H. Newman, Sermón para el domingo IV de Epifanía, 1848.

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1 de diciembre. 2º Día de la Novena

CASA DE ORO

— Santa María, Templo de Dios vivo, enriquecida por los dones del Espíritu Santo.

— Los dones de entendimiento, ciencia y sabiduría en Nuestra Señora.

— Los dones de prudencia, piedad, fortaleza y santo temor de Dios.

I. Dichosa eres, Virgen María, morada consagrada del Altísimo...1.

En las letanías lauretanas llamamos a María Domus aurea, Casa de oro, recinto de muchísimo esplendor. Cuando una familia habita una casa y la convierte en un hogar, este refleja las peculiaridades, aficiones y preferencias de sus habitantes. La casa y quienes la habitan constituyen una cierta unidad, como el cuerpo y el vestido, como el conocimiento y la acción, En el Antiguo Testamento, el Tabernáculo primero, y más tarde el Templo, era la Casa de Dios, donde tenía lugar el encuentro de Yahvé con su pueblo. Cuando Salomón decidió construir el Templo, los Profetas especificaron los materiales nobles que se habían de emplear, la abundancia de madera de cedro en el interior, revestida de oro... Lo mejor que tenían a su alcance había de emplearse en su construcción, y los mejores artífices serían los que trabajarían en él.

Cuando llegó la plenitud de los tiempos y Dios decretó su venida al mundo, preparó a María como la criatura adecuada donde Él iba a habitar durante nueve meses, desde su Encarnación hasta el Nacimiento en Belén. En Ella, Dios dejó la huella de su poder y de su amor. María, Domus aurea, el nuevo Templo de Dios, fue revestida de una hermosura tan grande que otra mayor no fue posible. Su Concepción Inmaculada y todas las gracias y dones con que Dios enriqueció su alma estaban dirigidos en orden a su Maternidad divina2.

Se comprende bien que el Arcángel Gabriel, al saludar a María, se mostrara lleno de respeto y de veneración, Pues comprendió la inmensa excelencia de la Virgen y su intimidad con Dios. La gracia inicial de María, que la disponía para su Maternidad divina, fue superior a la de todos los Apóstoles, mártires, confesores y vírgenes juntos, los que han vivido y los que vivirán hasta el fin de los tiempos, más que todas las almas santas y que todos los ángeles creados desde el origen del mundo3. Dios preparó una criatura humana de acuerdo a la dignidad de su Hijo.

Cuando decimos que María tiene una dignidad "casi infinita" se quiere indicar que es la criatura más cercana a la Santísima Trinidad y que goza de un honor y majestad altísimos, del todo singulares. Es la Hija primogénita del Padre, la predilecta, como ha sido llamada tantas veces en la Tradición de la Iglesia y ha repetido el Concilio Vaticano II4. Con Jesucristo, Hijo de Dios, Nuestra Señora mantiene la estrecha vinculación de la consanguinidad, que le hace tener con Él unas relaciones absolutamente propias. Del Espíritu Santo es María Templo y Sagrario5. ¡Qué alegría poder contemplar siempre, pero de modo particular en estos días de la Novena a la Inmaculada, que tenemos una Madre tan cercana a Dios, tan pura y bella, tan próxima a nosotros! "¡Cómo gusta a los hombres que les recuerden su parentesco con personajes de la literatura, de la política, de la milicia, de la Iglesia!...

"-Canta ante la Virgen Inmaculada, recordándole:

"Dios te salve, María, hija de Dios Padre: Dios te salve, María, Madre de Dios Hijo: Dios te salve, María, Esposa de Dios Espíritu Santo... ¡Más que tú, solo Dios!"6.

II. El alma de María fue singularmente enriquecida por los dones del Espíritu Santo, que son como las joyas más preciadas que Dios puede comunicar a la criatura. Con ellos, en grado sumo, Dios embelleció la morada de su Hijo.

Por el don de entendimiento, que tuvo en mayor grado que cualquier otra criatura, María conoció, con una fe pura radicada en la autoridad de Dios, que su virginidad le era sumamente grata. Su mirada profundizó con la máxima hondura en el sentido oculto de las Escrituras, y comprendió enseguida que el saludo del ángel era estrictamente mesiánico y que la Trinidad Beatísima la había designado como Madre del Mesías tanto tiempo esperado. Luego tendrá sucesivas iluminaciones que confirmarán el cumplimiento de las promesas divinas de salvación y comprenderá que "deberá vivir en el sufrimiento su obediencia de fe al lado del Salvador que sufre, y que su maternidad será oscura y dolorosa"7.

Este don de entendimiento está íntimamente unido a la pureza de alma. Por eso se relaciona con la bienaventuranza de los limpios de corazón, que verán a Dios8. El alma de María, la Purísima, estuvo especialmente iluminada para encontrar el querer de Dios en todos los sucesos. Nadie conoce mejor que Ella lo que Dios espera de cada hombre; por eso es nuestra mejor aliada en las peticiones a Dios en medio de nuestras necesidades.

El don de ciencia amplió aún más la mirada de la fe de María. Por medio de él, la Virgen contemplaba en las realidades cotidianas las huellas de Dios en el mundo como caminos para ir al Creador, juzgaba con rectitud la relación que tenían todas las cosas y acontecimientos con respecto a la salvación. A María, influenciada por este don, todo le hablaba de Dios, todo la llevaba a Dios9. También entendió mejor que nadie la tremenda realidad del pecado; por eso sufrió como ninguna otra criatura por los pecados de los hombres. Íntimamente asociada al dolor de su Hijo, padeció con Él "cuando moría en la Cruz, cooperando en forma del todo singular en la restauración de la vida sobrenatural de las almas"10.

El don de sabiduría perfeccionó en la Virgen la virtud de la caridad, y la llevó a tener un conocimiento gustoso y experimental de lo divino y a mirar y gozar en su intimidad los misterios que hacían referencia especialmente al Mesías, su Hijo. Era la suya una sabiduría amorosa, infinitamente superior a la que se puede obtener en los tratados más profundos de la Teología. Veía, contemplaba, amaba, lo ordenaba todo de acuerdo con esa experiencia divina; juzgaba con la luz poderosa y amorosa que llenaba su corazón. Siempre estuvo colmada de esta luz sobrenatural y de este amor. Si se lo pedimos con insistencia en estos días, Ella nos lo conseguirá, pues "entre los dones del Espíritu Santo, diría que hay uno del que tenemos especial necesidad todos los cristianos: el don de sabiduría que, al hacernos conocer a Dios y gustar de Dios, nos coloca en condiciones de poder juzgar con verdad sobre las situaciones y las cosas de esta vida"11.

III. El don de consejo perfeccionó la virtud de la prudencia en la Virgen y la llevó a descubrir con prontitud la Voluntad de Dios en las situaciones ordinarias de la vida. Por influencia de este don, la Virgen actuó siempre con facilidad y como al dictado de Dios12. Nuestra Señora se dejó llevar con docilidad en las grandes cosas que Dios le pidió y en los detalles menudos de cada día.

En el Evangelio vemos cómo nuestra Madre Santa María se movió continuamente por esta luz del Espíritu Santo. Aunque vivió la mayor parte de su existencia terrena en el retiro de Nazareth, cuando su presencia es necesaria junto a su prima Santa Isabel, va con prisa13 para estar a su lado. Ocupa en el Evangelio un lugar discreto, pero está con los discípulos cuando estos la necesitan después de la Muerte de Jesús, y luego espera con ellos la venida del Espíritu Santo. María está al pie de la Cruz, pero no va al sepulcro con las otras santas mujeres: en la intimidad de su alma sabe que no encontrarán allí el Cuerpo amadísimo de su Hijo, porque ya ha resucitado. Nuestra Señora vivió entregada a los pequeños menesteres de una madre que cuida de la familia, y se da cuenta antes que nadie de la falta de vino en las bodas de Caná: su vida contemplativa le hace estar pendiente de lo pequeño que ocurre a su alrededor. Ella es la Madre del Buen Consejo Mater boni consilii, que nos ayudará, en las mil pequeñas incidencias del día, a descubrir y secundar el querer e Dios.

El don de piedad dio a la Virgen una especie de instinto filial que afectaba profundamente a todas sus relaciones con Jesús: en la oración, a la hora de pedir, en la manera como se enfrentaba a los diversos acontecimientos, no siempre agradables...

María se sintió siempre Hija de Dios, y este sentimiento profundo fue creciendo en Ella continuamente, hasta el fin de su vida mortal. Pero, a la vez, se sentía Madre de Dios y Madre de los hombres. Filiación y Maternidad estaban hondamente empapadas por la piedad. Ella nos querrá siempre, porque somos sus hijos. Y la madre está más cerca del hijo enfermo, del que más la necesita.

La gracia divina se derramó sobre Nuestra Señora de modo abundantísimo, y encontró una cooperación y docilidad excepcional y solo propia de Ella, viviendo con heroísmo la fidelidad a los pequeños deberes de todos los días y en las pruebas grandes. Dios dispuso para Ella una vida sencilla, como las demás mujeres de su tierra y de su época; también pasó por las mayores amarguras que haya podido sufrir una criatura, excepto su Hijo, que fue el Varón de dolores anunciado por el Profeta Isaías14. Por el don de fortaleza, que recibió en grado máximo, pudo llevar con paciencia las contradicciones diarias, los cambios de planes... Hizo frente a las dificultades calladamente, pero con entereza y valentía. Por esta fortaleza estuvo de pie ante la Cruz15. La piedad cristiana, venerando esta actitud de dolor y de fortaleza, la invoca como Reina de los mártires, Consoladora de los afligidos...

Finalmente, el Espíritu Santo la adornó con el santo temor de Dios, que en María fue solo una reverencia filial de altísima intimidad con el Señor, que la llevó de continuo a una profunda actitud de adoración ante la infinitud de Dios, de quien lo había recibido todo. Por eso se llama a sí misma la Esclava del Señor. Y, a la vez, Ella sabía muy bien que era la Madre de Jesús, la Madre de Dios, y también nuestra Madre.

1 Cfr. Misas de la Virgen María, La Virgen, templo del Señor, Antífona de comunión. — 2 Cfr. Santo Tomás, Suma Teológica, 3. q. 27, a. 5, ad 2. — 3 Cfr. R. Garrigou-Lagrange, La Madre del Salvador, pp. 411 ss. — 4 Cfr. Conc. Vat. II, Const. Lumen gentium, 53. — 5 Cfr. Juan Pablo II, Enc. Redemptoris Mater, 25-III-1987, 9. — 6 San Josemaría Escrivá, Camino, n. 496. — 7 Juan Pablo II, Enc. Redemptoris Mater, cit., 16. — 8 Mt 5, 8. — 9 Cfr. J. Polo, María y la Santísima Trinidad, Folleto MC n. 460, Madrid 1987, p. 29. — 10 Conc. Vat. II, Const. Lumen gentium, 61. — 11 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 133. — 12 Cfr. J. Polo, o. c., p. 39. — 13 Lc 1, 39. — 14 Is 53, 3. — 15 Cfr. Jn 19, 25.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

San Eloy, Orfebre, Año 660

Eloy (o Eligio, que es lo mismo) significa: "el elegido, el preferido".

San Eloy fue el más famoso orfebre de Francia en el siglo VII (orfebre es el que labra objetos de plata u oro).

Dios le concedió desde muy pequeño unas grandes cualidades para trabajar con mucho arte el oro y la plata. Nació en el año 588 en Limoges (Francia). Su padre, que era también un artista en trabajar metales, se dio cuenta de que el niño tenía capacidades excepcionales para el arte y lo puso a aprederlo bajo la dirección de Abon, que era el encargado de fabricar las monedas en Limoges.

Cuando ya aprendió bien el arte de la orfebrería se fue a París y se hizo amigo del tesorero del rey. Clotario II le encomendó a Eloy que le fabricara un trono adornado con oro y piedras preciosas. Pero con el material recibido el joven artista hizo dos hermosos tronos. El rey quedó admirado de la honradez, de la inteligencia, la habilidad y las otras cualidades de Eloy y lo nombró jefe de la casa de moneda (todavía se conservan monedas de ese tiempo que llevan su nombre).

Nuestro santo fabricó también los preciosos relicarios en los cuales se guardaron las reliquias de San Martín, San Dionisio, San Quintín, Santa Genoveva y San Germán. La habilidad del artista y su amistad con el monarca hicieron de él un personaje muy conocido en su siglo.

Eloy se propuso no dejarse llevar por las costumbres materialistas y mundanas de la corte. Y así, aunque vestía muy bien, como alto empleado, sin embargo era muy mortificado en el mirar, comer y hablar. Y era tan generoso con los necesitados que cuando alguien preguntaba: "¿Dónde vive Eloy?", le respondían: "siga por esta calle, y donde vea una casa rodeada por una muchedumbre de pobres, ahí vive Eloy".

Un día Clotario le pidió a nuestro santo que como todos los demás empleados jurara fidelidad al rey. Él se negaba porque había leído que Cristo recomendaba: "No juren por nada". Y además tenía miedo de que de pronto al monarca se le antojara mandarle cosas que fueran contra su conciencia. Al principio el rey se disgustó, pero luego se dio cuenta de que un hombre que tenía una conciencia tan delicada no necesitaba hacer juramentos para portarse bien.

Eloy se propuso ayudar a cuanto esclavo pudiera. Y con el dinero que conseguía pagaba para que les concedieran libertad. Varios de ellos permanecieron ayudándole a él durante toda su vida porque los trataba como un bondadoso padre.

Al santo le llamaba mucho la atención alejarse del gentío a dedicarse a rezar y meditar. Y entonces el nuevo rey Dagoberto le regaló un terreno en Limousin, donde fundó un monasterio de hombres. Luego el rey le regaló un terreno en París y allá fundó un monasterio para mujeres. Y a sus religiosos les enseñaba el arte de la orfebrería y varios de ellos llegaron a ser muy buenos artistas. Al cercar el terreno que el rey le había regalado en París, se apropió de unos metros más de los concedidos, y al darse cuenta fue donde el monarca a pedirle perdón por ello. El rey exclamó: "Otros me roban kilómetros de terreno y no se les da nada. En cambio este bueno hombre viene a pedirme perdón por unos pocos metros que se le fueron de más". Con esto adquirió tan grande aprecio por él que lo nombró embajador para tratar de obtener la paz ante un gobierno vecino que le quería hacer la guerra.

Por sus grandes virtudes fue elegido obispo de Rouen, y se dedicó con todas sus energías a obtener que las gentes de su región se convirtieran al cristianismo, porque en su mayoría eran paganas. Predicaba constantemente donde quiera que podía. Al principio aquellos bárbaros se burlaban de él, pero su bondad y su santidad los fueron ganando y se fueron convirtiendo. Cada año el día de Pascua bautizaba centenares de ellos. Se conservan 15 sermones suyos, y en ellos ataca fuertemente a la superstición, a la creencia en maleficios, sales, lectura de naipes o de las manos, y recomienda fuertemente dedicar bastante tiempo a la oración, asistir a la Santa Misa y comulgar; hacer cada día la señal de la cruz, rezar frecuentemente el Credo y el Padrenuestro y tener mucha devoción a los santos. Insistía muchísimo en la santificación de las fiestas, en asistir a misa cada domingo y en descansar siempre en el día del Señor. Prohibía trabajar más de dos horas los domingos.

Cuando ya llevaba 19 años gobernando a su diócesis, supo por revelación que se le acercaba la hora de su muerte y comunicó la noticia a su clero. Poco después le llegó una gran fiebre. Convocó a todo el personal que trabajaba en su casa de obispo y se despidió de ellos dándoles las gracias y prometiéndoles orar por cada uno. Todos lloraban fuertemente y esto lo conmovió a él también. Y el 1º. de diciembre del año 660 murió con la tranquilidad de quien ha dedicado su vida a hacer el bien y a amar a Dios.

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Blanca de Castilla, Santa Reina y Religiosa, Diciembre 1  

Blanca de Castilla, Santa

Reina de Francia

La corte ha dado también santos. Blanca era hija de Alfonso IX, rey de Castilla y de Eleonora de Inglaterra.

Nació en el año 1185.

Cuando era todavía una adolescente quinceañera, contrajo matrimonio con Luis, hijo de Felipe-Augusto, rey de Francia en el año 1200.

Al morir Felipe, el 14 de julio de 1223, ocupó el trono su marido con el nombre de Luis VIII.

Se le coronó, al estilo de aquellos siglos, en la bella catedral de Reims al mes siguiente.

A los tres años murió el rey Luis. Los obispos estaban presentes y veían con gran dolor la pena que tenía Blanca.

La consolaron y le dieron la regencia y la tutela de su hijo.

Dicen que como regente mostró una fina prudencia y al mismo tiempo mucha energía.

Nadie – comentaban – se lo podían imaginar.

Hizo trizas todas las intrigas que conspiraban contra la corona real.

La guerra contra los albigenses continuó. En 1228, hizo un tratado de paz con Raimundo, conde de Tolosa.

Educó a su hijo en la verdad cristiana. Por eso, con esta buena madre y su profunda fe, su hijo llegaría también más tarde, a la santidad: san Luis rey de Francia.

Fue en peregrinación a Tierra Santa. Murió cuatro años más tarde. Sus restos descansan en el monasterio de Maubuisson, fundado por ella misma.

En Roma, en la iglesia de los franceses, se conservan algunas de sus reliquias.

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Fuente: Vatican.va
Charles (Carlos de Jesús) de Foucauld, Beato Religioso, 1 Diciembre  

Charles (Carlos de Jesús) de Foucauld, Beato

Hermano Carlos de Jesús) nace en Francia, en Estrasburgo, el 15 de septiembre 1858. Huérfano a los 6 años, creció con su hermana Maria, bajo los cuidados de su abuelo, orientándose hacia la carrera militar.

Adolescente, pierde la fe. Conocido por su gusto de la vida fácil él revela, no obstante una voluntad fuerte y constante en las dificultades. Emprende una peligrosa exploración a Marruecos (1883- 1884). El testimonio de fe de los Musulmanes despierta en él un cuestionamiento sobre Dios: "Dios mío, si existes, haz que te conozca ".

Regresando a Francia, le emociona mucho la acogida discreta y cariñosa de su familia profundamente cristiana, y comienza una búsqueda. Guiado por un sacerdote, el Padre Huvelin, él encuentra a Dios en octubre 1886.Tiene 28 años. "Enseguida que comprendí que existía un Dios, comprendí que no podía hacer otra cosa que de vivir sólo para El".

Durante una peregrinación a Tierra Santa descubre su vocación: seguir Jesús en su vida de Nazareth. Pasa 7 años en la Trapa, primero N.S. de las Nieves, después Akbes, en Syria. Enseguida después, él vive solo en la oración y adoración cerca de las Clarisas de Nazareth.

Ordenado sacerdote a los 43 años (1901) parte al Sahara, primero Beni-Abbes, después Tamanrasset en medio de los Tuaregs del Hoggar. Quiere ir al encuentro de los más alejados, "los más olvidados y abandonados".Quiere que cada uno de los que lo visiten lo consideren como un hermano, "el hermano universal". El quiere "gritar el evangelio con toda su vida" en un gran respeto de la cultura y la fe de aquellos en medio de los cuales vive. "Yo quisiera ser lo bastante bueno para que ellos digan: "Si tal es el servidor, como entonces será el Maestro..."?".

En el atardecer del 1° de Diciembre 1916, fue matado por una banda que rodeó la casa.

Siempre soñó compartir su vocación con otros: después de haber escrito varia reglas religiosas; pensó que esta "vida de Nazareth" podía ser vivida en todas partes y por todos. Actualmente la "familia espiritual de Charles de Foucauld" comprende varias asociaciones de fieles, comunidades religiosas e institutos seculares de laicos y sacerdotes.

Fue beatificado por Benedicto XVI el 13 de Noviembre de 2005 en la Basílica de San Pedro en Roma.

Aquí podrás ver más sobre Charles de Foucauld

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Clementina Anuarite Nengapeta, Beata Virgen y Mártir, 1 Diciembre  

Clementina Anuarite Nengapeta, Beata

Diciembre 1
"La María Goretti afrinaca"

 

Etimológicamente significa "generosa, indulgente." Viene de la lengua latina.

En los instantes o días de depres, cuando tu corazón parece que no escucha a Dios o él no te oye, abandónate con toda sencillez a la vida del Espíritu. Y no te hundas. Tu poca fe te basta.

Esta joven del Zaire murió en 1964. Le tocaron tiempos horrible. Era la época en la que el Congo se independizaba de Europa (Bélgica) al grito de ¡fuera los blancos!

Y precisamente en este ambiente de crispación es donde nació y se fraguó el martirio de Clementina.

Dicen que era una religiosa de fuerte voluntad, aunque su cultura e inteligencia no brillaran a gran altura.

No le tenía miedo a nada ni a nadie. Sabía resistir al mal y a los peligros haciendo el bien.

Había un coronel revolucionario que le pedía insistentemente una chica a la superiora.

La suerte cayó en la joven Clementina. Cuando se dio cuenta de las malas intenciones del militar, le gritó fuerte :"No quiero, no quiero, no quiero, prefiero la muerte antes que ser suya".

El bruto del coronel, al ver la negativa de la chica, le golpeó, se enfureció, cogió una pistola y le dio muerte a la religiosa.

Antes de morir, pidió perdón al coronel. Le dijo:" Le perdono...no tengo en cuenta lo que me has hecho...el Padre de perdona".

Esta preparación al martirio no se improvisa. Llevaba una vida llena de amor a Dios, ayudaba a todo el mundo, consolaba a los apenados, alegraba a los alegres.

Nació en 1939 en Wamba en el seno de una familia pagana. El padre le puso por nombre Nengapeta, pero, al hacer la profesión religiosa, se puso el de Clementina en la congregación de la Sagrada Familia.

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Alejandro Briant, Santo Mártir Inglaterra, 1 Diciembre  

Alejandro Briant, Santo

Es descrito como un apuesto joven protestante, que estudió en Oxford.

Convertido al catolicismo estudió en el colegio inglés en Reims, Francia, y fue ordenado sacerdote el 29 de marzo de 1578.

Regresó a Inglaterra en Agosto de 1579, como misionero en Somersetshire, detenido el 28 de abril de 1581 en Londres en la casa del Padre Robert Persons.

Fue torturado en las Torres de Londres, en parte para que indicara el paradero del Padre Robert. Durante su encarcelamiento escribió a los Jesuitas solicitando ser admitido, recibiendo respuesta positiva en las últimas semanas de su arresto.

Fue condenado a morir, junto con otros seis sacerdotes el 16 de Noviembre de 1581 en Wetminster, su crimen: ser sacerdotes católicos.

En prisión, Alejandró talló una pequeña cruz de madera, que luego usaba todo el tiempo, incluso durante el juicio donde le dijo al juez: "Usted podrá quitármela de mis manos, pero no de mi corazón".

Es uno de los cuarenta mártires de Inglaterra y Gales.

Para ver más sobre los 40 mártires en Inglaterra y Gales haz "click"
AQUI

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina04
Juan Garbella de Vercelli, Beato Sacerdote dominico, Diciembre 1  

Juan Garbella de Vercelli, Beato

Sacerdote Dominico

Martirologio Romano: En Montpellier, de la Provenza, en Francia, beato Juan de Verceli, presbítero, maestro general de la Orden de Predicadores, que predicó incansablemente la reverencia al nombre de Jesús (1283).

Juan nació en Vercelli alrededor del año 1205.

Cuando la historia habla de él por primera vez, tenía ya cuarenta años y era prior de los dominicos de Vercelli.

Tras haber dado pruebas de su fuerza de carácter y habilidades en varios cargos y misiones, fue elegido como sexto maestro general de la Orden de Predicadores, en 1624.

Durante diecinueve años, desempeñó ese oficio en forma muy distinguida. Juan era de estatura más bien baja (en su primera carta a sus hermanos se llama a sí mismo "pobre hombrecito") y de rostro tan alegre que, según se dice, exigía que su ayudante fuese siempre un fraile de aspecto severo e imponente.Pero su energía suplía con creces su baja estatura.

En efecto, visitó y reformó incansablemente los conventos de su orden en toda Europa, sin dispensarse jamás durante sus viajes de los ayunos eclesiásticos y de los de su orden.

Gregorio X, poco después de su elección al pontificado, confió a Juan de Vercelli y a los dominicos la tarea de hacer la paz entre los estados italianos. Tres años más tarde, el Papa pidió al beato que redactase un "esquema" para el segundo Concilio Ecuménico de Lyon.

En el Concilio conoció el Beato Juan a Jerónimo de Ascoli (más tarde Nicolás IV), quien había cedido a San Buenaventura en el cargo de general de los franciscanos. Ambos escribieron juntos una carta a sus súbditos.

Más tarde, la Santa Sede los envió como mediadores entre Felipe III de Francia y Alfonso X de Castilla. Ello no fue más que una continuación del oficio de pacificación en el que tanto se distiuguió Juan de Vercelli.

El beato fue uno de los primeros propagadores de la devoción al nombre de Jesús, que el Concilio de Lyon recomendó como acto de reparación por las blasfemias de los albigenses.

El Beato Gregorio X eligió particularmente a Juan de Vercelli como capitán de la Orden de Predicadores, para difundir esa devoción. El beato escribió inmediatamente a todos los provinciales.

Filialmente se decidió que en todas las iglesias de los dominicos hubiese un altar dedicado al Santo Nombre de Jesús y que se formasen cofradías contra la blasfemia.

En 1278, el maestro general envió a un visitador a Inglaterra, donde algunos frailes habían atacado la doctrina de Santo Tomás de Aquino, muerto recientemente.

El beato había nombrado al Doctor Angélico para ocupar la cátedra de teología en París, ya que San Alberto Magno no quiso aceptarla. Dos años más tarde, Juan de Vercelli asistió a un capítulo general en Oxford. Como su predecesor, Humberto de Romanos, el beato se negó a aceptar la dignidad episcopal y un cargo en la curia romana.

También renunció al cargo de general de la orden, pero su renuncia no fue aceptada, de suerte que ejerció ese oficio hasta su muerte, ocurrida el 30 de noviembre de 1283.

Su culto fue aprobado en 1903.

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Fuente: www.cpalsj.org
Edmundo Campion, Santo Mártir, 1 Diciembre  

Edmundo Campion, Santo

Es el primer santo inglés de la Compañía de Jesús. Con su simpatía, alegría contagiosa, con su patriotismo y oratoria supo dar, a los ingleses perseguidos, el entusiasmo que les faltaba para defender su fe.

Niñez y juventud
Edmundo Campion nace en Londres, el 15 de enero de 1540, poco después que el rey Enrique VIII lograra separar a Inglaterra de la obediencia de la Iglesia católica.

Su padre fue un librero de Londres. Desde muy pequeño aprende a devorar libros. Al quedar huérfano, el gremio de los mercaderes de Londres decide encargarse de su formación. Fue un excelente alumno.

Esos son los años turbulentos de Eduardo VI, niño también de pocos años.

Durante el reinado de María Tudor
Cuando cuenta 13 años, en 1553, Edmundo es elegido para componer y leer un discurso de felicitación a la Reina María Tudor. Ella también es hija de Enrique VIII y ha sucedido a su hermano Eduardo.

Poco después, el Alcalde Mayor de Londres, Sir Thomas White, determina fundar un Colegio católico, en Oxford. El cambio religioso, sucedido con el nuevo reinado, lo mueve a hacerlo. Recordando al joven Edmundo Campion, por el hermoso discurso a la Reina, le ofrece una beca en el nuevo Colegio. Edmundo pasa a educarse, entonces, al Colegio de Saint John, donde con distinción continúa sus estudios.

En Oxford
Cuando muere la Reina María, en 1558, las cosas se precipitan en Inglaterra y también en Oxford. Le sucede su hermana Isabel, hija de Enrique y de Ana Bolena, educada en la fe protestante.

El favorito de la Reina, el conde de Leicester, Roberto Dudley, es nombrado Canciller de la Universidad de Oxford.

Edmundo Campion tiene, entonces, 18 años. Ha sido nombrado profesor en el Colegio de Saint John. Un buen número de alumnos, sigue sus clases. La influencia de Campion aparece muy claramente. Los jóvenes frecuentan sus conferencias, imitan su tipo de elocuencia e incluso su modo de vestir. Con orgullo algunos empiezan a llamarse campionistas.

Fama de orador
A los oídos de Roberto Dudley llegó la fama de la oratoria de Edmundo Campion. Cuando muere su esposa, el Canciller dispone que sea Campion quien escriba y pronuncieel elogio fúnebre. San Edmundo compone un hermoso discurso que llenade satisfacción al vanidoso Canciller.

A la muerte de Sir Thomas White, el fundador del Colegio de Saint John, en 1564, Campion pidió el honor de escribir su elogio.
La renovada admiración del Canciller,

Edmundo Campion, Santo

al escucharlo, hacen concebir en Campion una protección y un porvenir muy seguro.

Discurso ante la reina Isabel
Dos años más tarde, en 1566, la reina Isabel visitó Oxford. Entre las fiestas de recibimiento debe destacar un acto académico de filosofía.

Edmundo Campion, el joven profesor de 26 años, es el encargado de organizar y de mostrar, ante la Reina, la erudición, la profundidad de ciencia y la elegancia en el buen decir. Isabel se admira y decide de veras utilizar los servicios de Campion. Lo recomienda interesada a Leicester.

Vice canciller de Oxford
Roberto Dudley, conde de Leicester nombra entonces a Edmundo Campion, orador de la Universidad. Poco después, lo elige Prorrector de la misma, oficio que equivale al de Vice canciller.

Todos estos cargos, los recibe Campion antes de tener el grado de doctor, lo que resulta extraordinario. Es la promesa de una gran carrera.

Un paso en falso
Es posible que Edmundo Campion haya prestado el juramento de supremacía en 1560. Pero ello no lo intranquiliza. En forma regular frecuenta los ahora servicios protestantes de la capilla del Colegio de Saint John. Edmundo es católico y no piensa separarse de su fe. Pero la situación se va haciendo crítica.

Poco a poco, se deja vencer. En 1567 acepta la ordenación diaconal, de manos de su amigo el obispo de Gloucester, Ricardo Cheney, de la Iglesia reformada.

Sus amigos, entonces, se dividen, unos lo felicitan, los más se horrorizan. Edmundo Campion se sumerge en un mar de dudas y en un recriminarse por la decisión tomada.

Los estudios de teología
En Oxford la división es clara. Hay un partido católico mayoritario y un partido protestante ascendente.

Edmundo Campion vacila entre los dos, sin deseos de elegir. Su anhelo más íntimo es que lo dejen estudiar en paz y poder desempeñar sus deberes de profesor y de orador universitario. Según los estatutos del Colegio, su obligación es dedicarse al estudio de teología y aceptar la ordenación sacerdotal, si quiere continuar su carrera en la Universidad. Edmundo Campion posterga la decisión, hasta donde puede, concentrándose en el estudio de Aristóteles y en la teología natural.

En 1567 le fue necesario iniciar el estudio de los Padres de la Iglesia. Y en la medida de su avance, cada vez se siente más lejos de la Iglesia Anglicana. Trata de refugiarse en la oración. Consulta a su amigo Tobie Matthew quien parece no tener escrúpulos en el abandono de la antigua fe. "No leo a los Padres, para no creerles", es la respuesta.

El camino de Tobie Matthew, más tarde obispo de Durham y después arzobispo de York, parece fácil. Edmundo Campion ama a Inglaterra, ¿es razonable rechazar lo bueno de la reforma por un anhelo de perfección?. Pero en Inglaterra no hay libertad. Y eso lo intranquiliza.

Tormentas exteriores
En la primavera de 1568, María Estuardo, católica y heredera del trono, fue hecha prisionera.

Poco después Gregorio Martin, su íntimo amigo durante trece años, abandona Oxford y se exilia en el continente.

La tormenta anglicana lo va presionando. Primero, pierde una beca. Después su cargo como juez escolástico de la Universidad.

La vuelta al buen camino
Con la aprobación de Leicester, Edmundo Campion se decide pasar a Dublin. Allí podrá trabajar en el proyecto de la creación de la Universidad Nacional.

Se adapta fácilmente al nuevo ambiente y empieza a vivir en paz con su conciencia. La católica Irlanda está bajo el poder del gobierno imglés, pero las leyes religiosas no se aplican.

En Irlanda
Con el pensamiento puesto en la Universidad irlandesa, prepara una disertación, De Homine Academico. Es un verdadero catálogo de las virtudes y cualidades de un formador universitario. Sin duda es su propio programa y que, en parte, lo siente realizando.

Poco tiempo después empieza a trabajar en una historia de Irlanda. Es toda una obra literaria. La dedica al conde de Leicester, buscando siempre una protección.

Tormentas interiores
El 25 de febrero de 1570, San Pío V dicta la Bula Regnans in Excelsis, de excomunión contra Isabel, liberando a sus súbditos de la obligación de obedecerla.

Una copia de la Bula es clavada en la puerta del palacio del obispo de Londres el 25 de mayo por el caballero católico
John Felton. Este es torturado y ejecutado. En el cadalso regaló a la Reina un gran anillo de brillantes, que llevaba cuando fue arrestado, manifestándole que no deseaba su mal, pero que creía que se destitución era buena para el país y para su salvación eterna.

Una verdadera persecución cae, entonces, sobre los cristianos que continúan con su adhesión a Roma.Edmundo Campion, tocado íntimamente por los contenidos de la Bula y acosado por los remordimientos de conciencia, decide entonces dejar Irlanda. Por lo demás es buscado afanosamente por las autoridades, pues todo católico debe ser interrogado.

Perseguido, Campion vuelve a Londres. Allí no es buscado. Se le cree en Irlanda.

Testigo de un martirio
En Londres

Edmundo Campion, Santo

asiste, en Westminster Hall, atónito entre la muchedumbre, al despiadado juicio contra el Bienaventurado John Storey. Este se había exiliado en Flandes. Al poco tiempo, ya anciano, en el Colegio de Douai, recibió la ordenación sacerdotal. Sir William Cecil lo había hecho raptar y traer desde Amberes, acusándolo de traición.

Ese Colegio de Douai fue toda una institución para la restauración católica de Gran Bretaña. Había sido fundado por Sir William Allen a quien su fe lo obligó a abandonar Inglaterra y ordenarse de sacerdote en Lovaina. Lo fundó para los ingleses, con el fin de formar sacerdotes que pudieran, más tarde, predicar la fe en la patria. Algunos años más tarde, ya cardenal, fundó otro Colegio similar en Reims.

En Flandes
Edmundo Campion decide pasar a Flandes. Consigue dinero entre sus antiguos alumnos católicos y se embarca el 1 de junio de 1571.

Una fragata inglesa intercepta a la nave. Por no llevar pasaportes, Campion es detenido y devuelto a Inglaterra. El capitán se queda con el dinero y lo deja huir, pero en territorio inglés.

De nuevo, muy pronto, consigue dinero entre los amigos. Un segundo intento y, esta vez, feliz. A fines de junio de 1571, con grandes muestras de gozo y alegría fue recibido en el Colegio de Douai.

Gran parte de los trece candidatos que, allí, se preparan al sacerdocio son antiguos amigos y los más, alumnos suyos en Oxford. Allí está su amigo Gregorio Martin.Estudios sacerdotales

En Douai, San Edmundo Campion vuelve formalmente a la Iglesia católica. Es admitido a los sacramentos, de los que ha estado privado desde hace más de diez años. Se siente feliz, viviendo en una comunidad enteramente católica. Sir William Allen lo considera como una adquisición sensacional.

Dos años enteros dedica Edmundo Campion a terminar los estudios de teología. En Douai recibe las órdenes menores y el subdiaconado, requisitos exigidos por la Iglesia católica antes de las órdenes del diaconado y el sacerdocio.

Al pedir las órdenes sagradas y al recibirlas, Campion siente que puede expiar la falta de haber sido ordenado diácono por un obispo anglicano.

Discernimiento vocacional

Después viene el largo discernimiento. ¿Qué debe hacer?. Señor, ¿qué quieres que haga?.En la oración comprende que debe dirigirse a Roma y que allí el Señor le mostrará el mejor camino.

Viaje a Roma
El viaje a Roma lo hace, solo y a pie, en penitencia. Pide limosna en los caminos y ora sin cansancio. A fines de febrero de 1573, llega a la Ciudad eterna. Por cierto, se hospeda en el hospital de los ingleses, como peregrino.

El primer tiempo lo dedica a la oración y a la visita de las principales Iglesias de Roma. Visita al cardenal Gesualdi con quien tiene largas conversaciones a propósito de la Bula Regnans in Excelsis.

Pero pronto, entiende claramente la voluntad de Dios. Debe entrar en la Compañía de Jesús. En ella podrá darse a los demás y, con la voluntad del Señor, podrá volver a predicar la fe en Inglaterra.

Su ingreso a la Compañía de Jesús

Es admitido por el P. Everardo Mercuriano, recién elegido General de la Compañía. La Congregación General continuaba todavía en funciones. Varios de los padres congregados, lo han conocido y oído hablar de él. La simpatía de Campion les gana el corazón a todos. Cada Provincial lo quiere para su propia Provincia. En Inglaterra no hay jesuitas. El General, lo admite para la Provincia alemana, la de Austria.

Noviciado
En Austria Terminada la Congregación General, a mediados de junio de 1573, con el P. Provincial alemán viaja a Praga para iniciar su noviciado de dos años. San Edmundo Campion es uno de los fundadores del Noviciado en Brünn, muy cerca de Praga. Allí, todo le es fácil, en especial la experiencia del mes de Ejercicios. Los trabajos humildes y el apostolado le resultan llenos de consolación. Y su facilidad en los estudios le sirve extraordinariamente para el aprendizaje del nuevo idioma.

En Praga
En septiembre de 1574, los Superiores lo destinan al Colegio de Praga, a continuar el noviciado e iniciar la etapa de magisterio con los alumnos de retórica. Sus cualidades literarias, adquiridas en Oxford, le permiten un año brillante. En 1575 hace los votos perpetuos de pobreza, castidad y obediencia. En el Colegio, funda la Congregación Mariana (hoy, Comunidades de Vida cristiana, CVX) para sus alumnos. Al año siguiente le añaden el cargo de Prefecto general del Internado y las predicaciones en la Iglesia. En diversas ocasiones predica en la corte. Y con su oratoria verdaderamente atrayente se gana el ánimo del mismo emperador Rodolfo II.

Ordenación sacerdotal
El 8 de septiembre de 1578, el arzobispo de Praga lo ordenó sacerdote. Y hasta marzo de 1580 ejerce en la capital del imperio su sacerdocio y ministerio de enseñanza. El idioma alemán parece no tener secretos para él.

Llamado a Roma
Por ese tiempo, el cardenal y doctor, Sir William Allen, fundador del Colegio de Douai, presenta al Papa Gregorio XIII y al P. General Everardo Mercuriano, un largo y muy bien fundado memorial. En él solicita el envío de refuerzos sacerdotales a Inglaterra. El Colegio inglés de Douai ha crecido mucho. Cada año se ordenan treinta o cuarenta sacerdotes. Más de la mitad logra atravesar el Canal hacia Inglaterra. Los informes recibidos coinciden respecto al entusiasmo de las gentes, al deseo de recibir los sacramentos y al ansia de ser reconciliados con la Iglesia. El Papa Gregorio XIII decide apoyar al cardenal Allen y funda en Roma el Colegio Inglés. Los primeros seminaristas vienen todos desde Douai. Dos años después, en 1578, la dirección del Colegio Inglés es entregada a la Compañía de Jesús, con gran gozo del cardenal Allen. El P. General Everardo Mercuriano se aviene a tomar la dirección del Colegio y a hacer suyos los objetivos de su fundación. Es decir, promete al cardenal Allen que la Compañía de Jesús enviará misioneros a Inglaterra. Allen pide expresamente al P. Edmundo Campion para la primera expedición. El P. General accede.

San Edmundo Campion es, entonces, llamado a Roma.

Destino a Inglaterra
San Edmundo deja Praga el 25 de marzo de 1580, postergado algunos meses por el Provincial de Austria. Llega a Roma el sábado de Pascua, el 9 de abril. El viaje lo hace a pie, a caballo y en parte en coche, de acuerdo a los azares del camino. En Roma, San Edmundo Campion, con profundo gozo, acepta la invitación del P. General. Su compañero de misión será el P. Roberto Persons, jesuita inglés, seis años más joven que él.

San Edmundo lo conoce bien desde los tiempos de Oxford. Fue su discípulo, y Campion al saberlo católico lo había liberado del juramento de supremacía. Las autoridades entonces intervenieron y Persons debió prestar el juramento, pasando así a ser profesor del Colegio de Balliol. A ruegos de Campion, el P. Persons es nombrado Superior de la Compañía de Jesús en Inglaterra.

Instrucciones
Las intrucciones del General de la Compañía son muy precisas. Se verán obligados a descartar el traje talar y a viajar disfrazados. Deberán vivir entre seglares bajo nombres supuestos. Vivirán solos durante largos períodos. No podrán realizar retiros periódicos para recobrar las fuerzas espirituales. El objetivo de la misión queda también delineado. Trabajarán en "la conservación y aumento de la fe de los católicos de Inglaterra". No deberán disputar con los protestantes. Les queda prohibido, en forma absoluta, inmiscuirse en los asuntos de Estado o enviar informes políticos. No deben permitir ninguna conversación contra la Reina. San Edmundo recibe las aclaraciones que pide. Queda claro, la Bula Regnans in Excelsis obliga sólo a la Reina y a los protestantes. Los católicos, mientras la Reina gobierne de facto, deben obedecer en todo lo que no toque a la fe católica.

El viaje a la patria
El 18 de abril de 1580 sale de Roma esa primera expedición jesuita a Inglaterra. La componen los PP. Roberto Persons, Edmundo Campion y el Hermano Rodolfo Emerson.
Con ellos van otros tres sacerdotes del Colegio inglés, dos seminaristas y cuatro sacerdotes ingleses radicados en Roma.Antes de salir, el Papa Gregorio XIII los abraza, a cada uno, cariñosamente, los bendice, a ellos y a toda Inglaterra. San Felipe Neri también los bendijo. En Milán, San Carlos Borromeo los obliga a alojar en su propio palacio arzobispal. Edmundo Campion predica en la Catedral, con gran complacencia del arzobispo. El resto del viaje lo hacen a través de Suiza, país ya sumido en las ideas de la reforma protestante. En Ginebra son admitidos, por ser ingleses, a pesar de ser católicos. San Edmundo, incluso, tiene una conversación con el célebre calvinista Teodoro Beza, ya anciano, quien lo recibe en su casa, después de comer. Fue una velada agradable, llena de humanismo.

En Reims tiene lugar el encuentro con el cardenal doctor, Sir William Allen. Campion, a petición de su amigo, predica a los jóvenes ingleses del Seminario. En su propio idioma, después de tantos años. Lo hace con fluidez y corrección, como si jamás hubiera dejado Inglaterra.

Inglaterra
El ingreso en Inglaterra resulta muy difícil. Las autoridades inglesas ya estaban en conocimiento de la expedición católica. Los informantes han comunicado nombres y también fechas. Conocedores de la dificultad, los jesuitas resuelven disolver la expedición. Cada cual, ingresará como pueda hacerlo.

Los jesuitas flamencos del Colegio de San Omer, prepararon el paso del Canal. Los tres jesuitas no deben viajar juntos. El P. Roberto Persons, como Superior, será el primero. Los otros dos pasarán a Inglaterra un tiempo después. Roberto Persons, vestido de militar y fingiendo ser soldado de los Países Bajos, cruza el Canal sin mayor dificultad. Edmundo Campion y Rodolfo Emerson, vestidos de mercaderes, son detenidos en Dover, el 24 de junio. Las autoridades tienen sospechas, los registran minuciosamente, pero al fin los dejan pasar. Ambos se dirigen al puerto de Gravesend, distante 30 kilómetros de Londres. En un bote, por el Támesis, llegan a la capital. Entretanto, el P. Roberto Persons había encargado a jóvenes católicos que se turnaran, paseándose, en los muelles de Londres. Uno de ellos los reconoce, por las señas del Hermano, y los lleva a la casa alquilada por Persons.Ministerios.

Así comenzaron los años ingleses del ministerio de Campion. El mejor resumen de esos años lo da él mismo en carta al P. General. "Por todas partes se publican contra nosotros edictos llenos de amenazas". "Con las precauciones que tomamos y con las oraciones de los buenos y, especialmente con el favor de Dios, hemos recorrido con toda felicidad buena parte de la isla.

Nunca nos han faltado personas, que olvidadas de su propio peligro se mostraron solícitas de nuestra seguridad". "La persecución se ha embravecido. Nuestra comunidad está triste, porque no se habla sino de muerte, de prisión o pérdida de bienes de los fieles.

Y con todo, vamos adelante animosamente". "En la actualidad son innumerables los que vuelven a la Iglesia. Trabajo desde muy de mañana hasta gran parte de la noche, habiendo cumplido los diversos oficios y predicado algunos días dos veces. Trabajo en una infinidad de asuntos: doy respuesta a casos de conciencia, organizo el trabajo de otro sacerdotes distribuyéndolos donde hubiere mayor necesidad; reconcilio a los separados con la Iglesia, procuro ayudas temporales para los que sufren en las cárceles. Son tantos, que fácilmente desmayaría de fatiga, pero es Dios quien favorece".

"La mayor consolación la recibimos al constatar la increible alegría de estos hermanos, por nuestra venida a Inglaterra".

Defensa de la fe
Fue muy célebre el famoso documento, escrito por San Edmundo dirigido al Consejo de la Reina. En él refuta el falso rumor, difundido por las autoridades. Los católicos, de ninguna manera, pretenden la desobediencia civil y aman especialmente a la Reina Isabel. El excelente estilo gusta a todos, aún a muchos protestantes. Las ediciones de este escrito se multiplican y es conocido por toda la población.

Los católicos se sienten muy confortados y tranquilos al verse defendidos en su patriotismo. Poco después Campion compone y edita, en abril de 1581, su opúsculo "Diez Razones", un compendio de la fe católica y los principales argumentos teológicos. Esta obra ocasiona una verdadera revolución en la Iglesia reformada. Fue todo un éxito. Católicos y protestantes no pueden hablar, durante meses y en todas partes, sino del libro del P. Edmundo Campion. Las autoridades, muy molestas, se endurecen y la persecución se hace más rigurosa. En la Universidad de Oxford, el libro de Campion fue conocido y comentado, con admiración, por todos y en especial por sus compañeros y antiguos discípulos.

Detención
El 16 de julio de 1581, el P. Edmundo Campion es detenido en el castillo de Lyford. Es traicionado por Jorge Elliot, quien se ha hecho pasar por católico. San Edmundo no guarda rencor alguno al traidor. Requerido por él, sonriendo le dice: "Dios te perdone, Jorge, y yo te perdono. Si te arrepientes y te confiesas, yo te absolveré, pero tendrás que hacer penitencia". Es llevado a Londres y encerrado en la Torre. En el calabozo Little Ease, tal vez el más lóbrego y húmedo, de las 22 torres. Allí pasó el primer tiempo. Por expreso deseo de la Reina Isabel, es llevado a su presencia, al cuarto día. "¿Me tenéis por verdadera Reina de Inglaterra?". "Sí, Majestad". La Reina promete: "Os ofrezco la vida, la libertad, bienes de fortuna, grandeza y honores, si consentís en servirme". La respuesta de San Edmundo es muy rápida: "Soy vuestro vasallo, mi Reina, pero soy católico". Por ultimo la Reina dice: "En vos no hay otro crimen que el ser papista". "Esta es mi mayor gloria", le contestó Campion, con un buen humor inglés.

Prisión
Se le dio un trato muy humano, para ablandarlo. Los carceleros, por expreso encargo de la corte, renuevan constantemente las promesas de la Reina. Le dicen que su conversión al protestantismo lo llevará al arzobispado de Canterbury. Cuando las autoridades constatan el fracaso, lo someten a la tortura. Pero no logran una sola palabra de debilidad. Ni siquiera una indiscreción que pudiera delatar a los otros jesuitas, o a algún católico.

Disputas teológicas
Destrozado por los tormentos, días después, lo hacen disputar con los mejores teólogos protestantes. San Edmundo Campion hace un gran esfuerzo. Muestra serenidad, e incluso amabilidad con todos. Con un dejo de humor les dice no estar en las mejores condiciones para sostener una discución teológica.

Y, sin embargo, con verdadera sabiduría expone muy bien los argumentos. El conde de Arendel, protestante, hijo del duque de Norfolk, presente en las disputas y convencido por Campion, decide volver a la fe católica. Merecerá más tarde dar su vida por la fe.

Condenación a muerte
A los actos finales lo acompañan San Alexander Briant y el Bienaventurado Thomas Cottam, ambos sacerdotes de la Compañía de Jesús, Ralph Sherwim y otros sacerdotes católicos. San Edmundo dijo en esa ocasión: "Se nos acusa y se pide nuestra muerte. No tenemos a quien apelar, sino a las conciencias de Uds. ¿Pueden Uds. creer a nuestros acusadores?.

Uds. lo saben, ellos han traicionado a Dios y al hombre. No han mostrado el menor fundamento para dar crédito a sus juramentos. Ni siquiera son hombres honrados. Aunque Uds. quisieran creerles, no pueden. Yo encomiendo todo a Dios. Esta condena la encomiendo a Uds. Nunca hemos temido a la muerte. Lo único que podemos decir es, que si nuestra religión nos hace traidores, merecemos ser condenados. Pero somos, y hemos sido, los mejores súbditos que la Reina haya tenido. Al condenarnos, Uds. condenan a todos nuestros antepasados, a todos los sacerdotes, obispos y reyes, a todo lo que fue la gloria de Inglaterra, la isla de los santos y la más fiel hija de la Sede de San Pedro. La posteridad nos dará la razón. El juicio futuro no va a estar sujeto a la corrupción como el de hoy." Y ese día, el 21 de noviembre de 1581, todos son condenados a muerte. "Sean llevados a Tyburn. Serán ahorcados. Descolgados con vida, se les cortarán las partes inferiores y se les arrancarán las entrañas para ser quemadas en presencia de ellos. Se les cortará la cabeza y serán descuartizados. Y Dios tenga piedad de Uds". San Edmundo Campion entona entonces el Te Deum. Los otros sacerdotes condenados lo siguen en su canto.

Los últimos días
San Edmundo estuvo encadenado los once días que mediaron entre el juicio y la ejecución. Recibió la visita de una hermana, facultada para hacerle el último ofrecimiento de libertad y de grandes beneficios, a condición de que renunciara a su Fe. También lo visita Jorge Elliot. "Si yo hubiera pensado que habíais de sufrir algo más que la prisión, yo nunca os hubiera acusado". "En ese caso, le contesta con humor Campion, os suplico, en nombre de Dios, que hagáis penitencia y que confeséis vuestro pecado, para gloria de Dios y salvación de vuestra alma". Y ante el temor manifestado por Elliot, por las posibles represalias católicas, le agrega: "Estáis equivocado si creéis que los católicos llevan su odio y su ira hasta la venganza. Para que os sintáis seguro, si queréis, os recomendaré a un Duque católico alemán, donde podréis vivir en paz".

El carcelero de San Edmundo Campion, presente en la entrevista, se conmovió de tal modo por la generosidad de Campion, que se hizo católico.

El martirio
El 1° de diciembre de 1581 sufre el martirio, en compañía de San Alexander Briant y de Ralph Sherwim.Lo sacan de la Torre. Está lloviendo. Ha llovido durante varios días. Un gran multitud se ha agolpado a las puertas. San Edmundo, con una sonrisa, los saluda a todos. "Que Dios os salve, caballeros, y os haga buenos católicos". Lo atan a una rastra tirada por un caballo. A él y a Briant los arrastran lentamente por la lluvia y el barro, hasta llegar a Tyburn. Al pasar por el Arco de Newgate ve una imagen de la Virgen María, que se ha salvado de los martillazos, y la saluda cariñosamente. En el camino un católico le enjuga el rostro, salpicado de lodo y suciedad. San Edmundo le dijo: "Dios te premie y te bendiga".

En Tyburn, San Edmundo subió a la carreta instalada bajo la horca. El mismo se pone la soga alrededor del cuello. Entonces, pide utilizar el derecho que le otorga la ley, decir unas palabras."Soy inocente de las traiciones que me han acusado. Soy católico y sacerdote de la Compañía de Jesús. En esta fe he vivido y en ella quiero morir". Entonces le gritan que pida perdón a la Reina."¿En qué la he ofendido?. Soy inocente. He rezado y rezo mucho por ella". Un cortesano le exige que diga por cuál Reina reza. "Por Isabel, vuestra Reina y la mía, a la que deseo un largo reinado, tranquilo y feliz". De inmediato dieron orden de retirar la carreta que estaba bajo sus pies. Y San Edmundo queda colgando. Inconsciente, tal vez muerto, cortan la cuerda que lo ata y el carnicero lo descuartiza. Entre los presentes, en primera línea, está Enrique Walpole, un joven de familia católica, pero inclinado a la reforma. Tan cerca está, que un poco de sangre le salpica el abrigo cuando el carnicero arranca las entrañas de Campion y las arroja al caldero de agua hirviendo. Enrique Walpole se conmovió profundamente. Tanto que decidió, poco después, cruzar el mar y ordenarse de sacerdote en la Compañía de Jesús. Trece años más tarde morirá del mismo modo que San Edmundo, en el cadalso de York.

Glorificación
San Edmundo Campion fue canonizado el 25 de octubre de 1970 conjuntamente con San Alexander Briant, San Enrique Walpole y otros siete jesuitas, ingleses y galeses, mártires de la fe, como él. También fue canonizado su compañero San Ralph Sherwim.

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Fuente: Vatican.va
Liduina (Elisa Ángela) Meneguzzi, Beata Religiosa Misionera, 1 de diciembre  

Liduina (Elisa Ángela) Meneguzzi, Beata

Religiosa

Martirologio Romano: En la ciudad de Dire-Daua, en Etiopía, beata Liduina (Elisa Anagela) Meneguzzi, virgen del Instituto de San Francisco de Sales, que, cual espejo de humildad y caridad cristiana, mostró la misericordia de Dios entre los pobres, enfermos y cautivos (1941).

 

Elisa Angela Meneguzzi (la futura Hermana Liduina) nace el 12 de septiembre del 1901 en Giarre, barrio de Abano Terme, provincia de Padua.

Pertenece a una familia de modestos campesinos, pero rica en honestidad y fe, valores que la niña asimila desde muy temprana edad; demuestra un vivo espíritu de oraciòn: participa cada día en la Misa aunque tenga que caminar casi dos kilómetros, frecuenta la catequesis, más tarde será catequista Reza, durante las noches con su liimilia y es feliz de poder hablar de Dios a sus hermanos.

A los catorce años, para ayudar económicamente a su familia, empieza a trabajar fuera de casa y lo hace como empleada doméstica de fanilias acomodadas y en los hoteles de Abano, ciudad reconocida por sus tratamientos termales.

Su carácter es dulce, siempre disponible y se hace amar y apreciar en cualquier lugar.

Deseosa de consagrar su vida a Dios, el 5 de niarzo de 1926, ingresa en la Congregación de las Hermanas de San Francisco de Sales en la Casa Generalicia de Padua. Allí realiza su entrega a Dios y difunde en torno a sí los tesoros de su gran corazón.

Realiza con amor su trabajo como encargada del cuidado de la ropa, enfermera y sacristana entre las jóvenes del Colegio de la Santa Cruz; éstas ven en ella la amiga buena capaz de ayudarlas en sus problemas con sus sabios consejos. Deja, en todas ellas, huellas de imborrable ternura, de valiente serenidad y de probada paciencia.

Realiza por fin su gran sueño que desde siempre guarda en su corazòn: irse en 1937 a tierras de misiòn y llevar la fe y el amor de Cristo a muchos hermanos que no lo conocen. Las Superioras la envían como misionera a Etiopía, a la ciudad cosmopolita de DireDawa, en donde viven gentes de diversas costumbres y religiones. La humilde hermana dedica con fervor toda su actividad misionera en este mundo. No tiene gran cultura teológica pero sí una fuerte riqueza interior, alimentada por un profundo trato con Dios. Trabaja como enfermera en el Hospital Civil Parmi, que una vez estallada la guerra se habilita como hospital militar, donde llegan los soldados heridos. Sor Liduina es verdaderamente para ellos un "àngel de caridad". Cuida los males fisicos con ternura e incansable dedicaciòn viendo la imagen de Dios en cada herniario que sufre.

Su nombre se encuentra muy pronto en boca de todos: la buscan, la invocan como una bendiciòn. La gente del lugar la llaman "Hermana Gudda" (grande). Arrecian los bombardeos en la ciudad y todos en el hospital piden ayuda con un solo grito: "!Socorro, hermana Liduina!". Y ella sin preocuparse del peligro, lleva los heridos al refugio y corre, inmediatamente, a socorrer a otros. Se inclina ante los moribundos para sugerirles el acto de contrición y con su inseparable botellita de agua bautiza a los niños moribundos.

Su entrega no conoce límites; ayuda con un verdadero espíritu ecwnénico a todos: italianos, blancos y negros, católicos, coptos, musulmanes y paganos.

Le gusta hablar, especialmente, de la bondad de Dios Padre y del cielo preparado para todos sus hijos.

Todo esto hace que la gente del lugar, casi todos musulmanes, queden fascinados y manifiesten una gran simpatía por la religión católica.

Por lo cual se le atribuye el apelativo de "llama ecuménica" porque ya antes del Concilio Vaticano li realiza uno de los aspectos más recomendados del ecumenismo. Los santos se anticipan a su tiempo: son como faros luminosos que señalan la dirección justa en la obscuridad más densa.

Mientras tanto una enfermedad incurable mina su salud; acepta con paz y serenamente su situación; sufre y se consume cumpliendo con valor su preciosa obra de amor entre los enfermos.

Se somete por fin a una delicada operación quirúrgica que parece superar, pero las cosas se complican y una parálisis intestinal, el 2 de Diciembre de 1941, corta su vida.

La hermana Liduina muere santamente a los 40 años de edad entregada completamente a la voluntad de Dios y ofreciendo su existencia por la paz del mundo.

Un médico que estaba presente allí, afirmaba: "Nunca he visto morir a alguien con tanta paz y serenidad".

Los soldados, que la quieren como una de su propia familia la hacen enterrar en el cementerio reservado para ellos. Los restos mortales de la hermana Liduina, después de 20 años son trasladados, en junio de 1961, a Padua, a una capilla de la Casa Generalicia donde devotos y amigos perigrinan a su tumba para invocar su intercesión ante Dios.

Beatificada el 20 de Octubre del 2002 por Juan Pablo II.

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Fuente: Vatican.va
María Rosa de Jesús Pellesi, Beata Religiosa Franciscana, 1 Diciembre  

María Rosa de Jesús Pellesi, Beata

Nació en Prignano sulla Secchia (Italia) el 11 de noviembre de 1917. Era la última de nueve hermanos. Desde el inicio, la vida le dio belleza, elegancia, buen humor, dulzura, alegría y mucha paz. A los 17 años llegó también el amor. Su existencia parecía haber tomado el camino de la plena realización y de la felicidad. El binomio amor-felicidad era el sueño que perseguía con todo su entusiasmo. Pero Dios tenía otros planes.

Escuchó la voz del Señor, que la invitaba a dejarlo todo para seguirlo. El 27 de agosto de 1940 dejó su casa para entrar en el convento de las Religiosas Franciscanas de San Onofrio en Rímini, fundadas en 1885 por la madre Teresa de Jesús Crucificado —en el siglo Faustina de los condes Zavagli—, que después, por sugerencia de ella, se llamarían Franciscanas Misioneras de Cristo. Al profesar tomó el nombre de María Rosa.

Emitió la profesión temporal el 25 de septiembre de 1942. Se dedicó a la enseñanza en la escuela Santa Ana, de Rímini, y luego en la escuela parroquial Pro Patria, en Ferrara. El 22 de julio de 1945 abrió una guardería en Tamara, en Ferrara, pero menos de tres meses después se tuvo que internar en la sección de enfermos de tuberculosis en el hospital Santa Ana de Ferrara, iniciando así, a los 27 años, una larguísima experiencia de dolor, que duraría otros 27 años, hospitalizada y sufriendo numerosísimas intervenciones quirúrgicas.

Siempre buscó hacer la voluntad de Dios y ser santa en todas las circunstancias. En la escuela del Cristo crucificado aprendió a sufrir y sobre todo a entregarse como ofrenda por amor. En el hospital se comportó como el buen samaritano, ayudando a los demás enfermos con su palabra, con su sonrisa y con su sola presencia. Describiendo su experiencia hablaba siempre de alegría, paz, serenidad, amor e incluso de felicidad.

El 16 de julio de 1946 se consagró a la Virgen. Repitió la consagración el 8 de diciembre de 1961.
En marzo de 1947 tuvieron que operarla para eliminar las adherencias de un neumotórax y se vio afectada por una pleuritis con exudación. Desde entonces tuvieron que extraerle periódicamente líquido de la pleura, que se convirtió en una "fuente inagotable". Un solo médico registró más de mil de esas intervenciones dolorosísimas (toracentesis). Durante una de ellas, el 28 de octubre de 1955, se rompió la aguja y, dado que no lograron extraérsela, llevó desde entonces clavada en su pecho esa "lanza", como ella la llamaba, hasta su muerte.

En uno de sus escritos afirma: "Me abandono totalmente en Jesús. Me fío de él. Lo amo. Es un abandono vivido en una oración continua y silenciosa.

A lo largo de 13 años llevó insertado, día y noche, el tubo de drenaje.

Ante el agravamiento de su salud, el 31 de agosto de 1947 anticipó la profesión perpetua. Hizo peregrinaciones a Loreto en 1948, 1950 y 1957, y también una a Lourdes en 1951.

El 5 de agosto de 1955 hizo un voto de abandono a la voluntad de Dios.

El 15 de marzo de 1968, al agravarse el edema pulmonar que sufría, recibió la unción de los enfermos.

Murió el 1 de diciembre de 1972, a la hora de las Vísperas.

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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