lunes, 11 de julio de 2011

Lecturas Lunes 11 de Julio de 2011. San Benito ¡ruega por nosotros!

Divina Misericordia

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 10, 34-42; 11,1

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo dijo Jesús a sus apóstoles:
"No piensen que he venido a traer la paz a la tierra; no he venido a traer la paz, sino la guerra. He venido a enfrentar al hijo con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; y los enemigos de cada uno serán los de su propia familia.
El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí.
El que salve su vida, la perderá y el que la pierda por mí, la salvará.
Quien los recibe a ustedes, me recibe a mí; y quien me recibe a mí, recibe al que me ha enviado.
El que recibe a un profeta por ser profeta, recibirá recompensa de profeta; y el que recibe a un justo por ser justo, recibirá recompensa de justo.
Quien diere, aunque no sea más que un vaso de agua fría a uno de estos pequeños, por ser discípulo mío, yo les aseguro que no perderá su recompensa".
Cuando acabó de dar instrucciones a sus doce discípulos, Jesús partió de allí para enseñar y predicar en otras ciudades.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/swf/l.swf?video_id=v82JVdXAUUs

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? abortar (todos los métodos anticonceptivos son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.

 

Misal

lun 15a. Ordinario año impar

Antífona de Entrada

Que se postre ante ti, Señor, la tierra entera; que todos canten himnos en tu honor y alabanzas

a tu nombre.

 

Oración Colecta

Oremos:
Dios todopoderoso y eterno, que con amor gobiernas cielos y tierra, escucha paternalmente las súplicas de tu pueblo y haz que los días de nuestra vida transcurran en tu paz.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

Tomemos precauciones contra Israel para que no siga multiplicándose

Lectura del libro del Exodo 1, 8-14.22

En aquel tiempo, subió al poder en Egipto un nuevo faraón, que no había conocido a José, y le dijo a su pueblo:
"Los hijos de Israel forman un pueblo más numeroso y fuerte que nosotros. Tomemos precauciones contra ellos para que no sigan multiplicándose, no sea que, en caso de guerra, se unan a nuestros enemigos, para luchar contra nosotros y se escapen del país".
Les pusieron, pues, capataces a los israelitas para que los oprimieran con trabajos pesados; y así construyeron para el faraón las ciudades de Pitom y Ramsés, como lugares de almacenamiento. Pero mientras más los oprimían, más crecían y se multiplicaban.
Los egipcios llegaron a temer a los hijos de Israel y los redujeron a una cruel esclavitud; les hicieron pesada la vida, sometiéndolos a rudos trabajos de albañilería y a toda clase de tareas serviles en el campo. Además, el faraón dio esta orden a su pueblo:
"Echen al río a todos los niños que les nazcan a los hebreos; pero si son niñas, déjenlas vivir".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 123

Nuestra ayuda es invocar al Señor.

Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte cuando los hombres nos asaltaron, nos habría devorado vivos el fuego de su cólera.
Nuestra ayuda es invocar al Señor.

Las aguas nos hubieran sepultado, un torrente nos hubiera llegado al cuello, un torrente de aguas encrespadas. Bendito sea el Señor, que no nos hizo presa de sus dientes.
Nuestra ayuda es invocar al Señor.

Nuestra vida se escapó como un pájaro de la trampa de los cazadores. La trampa se rompió y nosotros escapamos. Nuestra ayuda nos viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.
Nuestra ayuda es invocar al Señor.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos, dice el Señor.
Aleluya.

Evangelio

No he venido a traer paz, sino discordia

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 10, 34-42; 11,1

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo dijo Jesús a sus apóstoles:
"No piensen que he venido a traer la paz a la tierra; no he venido a traer la paz, sino la guerra. He venido a enfrentar al hijo con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; y los enemigos de cada uno serán los de su propia familia.
El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí.
El que salve su vida, la perderá y el que la pierda por mí, la salvará.
Quien los recibe a ustedes, me recibe a mí; y quien me recibe a mí, recibe al que me ha enviado.
El que recibe a un profeta por ser profeta, recibirá recompensa de profeta; y el que recibe a un justo por ser justo, recibirá recompensa de justo.
Quien diere, aunque no sea más que un vaso de agua fría a uno de estos pequeños, por ser discípulo mío, yo les aseguro que no perderá su recompensa".
Cuando acabó de dar instrucciones a sus doce discípulos, Jesús partió de allí para enseñar y predicar en otras ciudades.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobre las Ofrendas

Concédenos, Señor, participar dignamente en esta Eucaristía, porque cada vez que celebramos el memorial del sacrificio de tu Hijo, se lleva a cabo la obra de nuestra redención.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

Jesús, buen samaritano

En verdad es justo darte gracias, y deber nuestro alabarte, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, en todos los momentos y circunstancias de la vida, en la salud y en la enfermedad, en el sufrimiento y en el gozo, por tu siervo, Jesús, nuestro Redentor.
Porque él, en su vida terrena, pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el mal.
También hoy, como buen samaritano, se acerca a todo hombre que sufre en su cuerpo o en su espíritu, y cura sus heridas con el aceite del consuelo y el vino de la esperanza.
Por este don de tu gracia, incluso cuando nos vemos sumergidos en la noche del dolor, vislumbramos la luz pascual en tu Hijo, muerto y resucitado.
Por eso,
unidos a los ángeles y a los santos, cantamos a una voz el himno de tu gloria:

Antífona de la Comunión

Para mí, Señor, has preparado la mesa y has llenado la copa hasta los bordes.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Infúndenos, Señor, el espíritu de tu caridad; para que, alimentados del mismo pan del cielo, permanezcamos siempre unidos por el mismo amor.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Dia 11/07 San Benito (abad, blanco)

Antífona de Entrada

El Señor es la parte que me ha tocado en herencia; la parte que he recibido es la más hermosa. El mismo Señor es mi recompensa.

 

Oración Colecta

Oremos:
Señor, tú que en el santo abad Benito nos has dejado un ejemplo de perfección evangélica, ayúdanos a buscar siempre, por encima de los bienes de este mundo, el Reino de los cielos. Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

Presta atención a la prudencia

Lectura del libro de los Proverbios
2,1-9

Hijo mío, si escuchas mis palabras y no olvidas mis consejos; si prestas oído a la sabiduría y atención a la prudencia; si invocas a la inteligencia y le haces caso a la sensatez; si procuras todo esto como procuras el dinero y lo buscas como un tesoro, entonces comprenderás lo que significa el temor del Señor y alcanzarás el conocimiento de Dios.
Porque el Señor es quien da la sabiduría y de su boca proceden el saber y la inteligencia. El atesora los aciertos para los hombres justos y es un escudo para los hombres de conducta intachable; él protege a los que cumplen con su deber y cuida en su camino al hombre bueno.
Teniendo presente esto comprenderás lo que es justo y debido, y todas las cosas que son convenientes y buenas.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 33

Bendigamos al Señor a todas horas.

Bendeciré al Señor a todas horas, no cesará mi boca de alabarlo. Yo me siento orgulloso del Señor; que se alegre su pueblo al escucharlo.
Bendigamos al Señor a todas horas.

Proclamemos qué grande es el Señor y alabemos su nombre. Cuando acudí al Señor, me hizo caso y me libró de todos mis temores.
Bendigamos al Señor a todas horas.

Vuélvanse a él y quedarán radiantes, jamás se sentirán decepcionados. El Señor siempre escucha al afligido, de su tribulación lo pone a salvo.
Bendigamos al Señor a todas horas.

A quien teme al Señor, el ángel del Señor lo salva y cuida. ¡Prueben! Verán qué bueno es el Señor; dichoso quien en él confía.
Bendigamos al Señor a todas horas.

Que amen al Señor todos sus fieles, pues nada faltará a quienes lo aman. El rico empobrece y pasa hambre; a quien busca al Señor nada le falta.
Bendigamos al Señor a todas horas.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Dichosos los pobres de Espíritu, por que de ellos es el Reino de los cielos.
Aleluya.

Evangelio

Ustedes, los que han dejado todo y me han seguido, recibirán el ciento por uno

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo
19, 27-29

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Pedro, tomando la palabra, le dijo a Jesús:
"Señor, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar?"
Jesús le dijo:
"Yo les aseguro que en la vida nueva, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, ustedes, los que me han seguido, se sentarán también en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.
Y todo aquel que por mí haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o padre o madre, o esposa o hijos, o propiedades, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobre las Ofrendas

Dios misericordioso, que transformaste a san Benito para hacer de él un hombre nuevo a imagen de Cristo, renuévanos también a nosotros mediante este sacrificio de reconciliación que vamos a ofrecerte.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

La vida consagrada a Dios es un signo Del Reino de los cielos

En verdad es justo y necesario que te alaben, Señor, tus criaturas del cielo y de la tierra.
Porque al celebrar a los santos que por amor al Reino de los cielos se consagraron a Cristo,
reconocemos tu Providencia admirable, que no cesa de llamar al hombre a la santidad primera,
para hacerlo participar ya desde ahora de la vida que gozará en el cielo, por Cristo, Señor nuestro.
Por eso,
con todos los ángeles y santos, te alabamos proclamando sin cesar:

Antífona de la Comunión

Yo os aseguro, dice el Señor, que los que habéis dejado todo para seguirme, recibiréis cien veces más y alcanzaréis la vida eterna.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Dios omnipotente, que por medio de este sacramento nos comunicas la fuerza de tu Espíritu, haz que, a ejemplo de san Benito te amenos sobre todas las cosas y vivamos siempre como verdaderos hijos tuyos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

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Meditación diaria

15ª Semana. Lunes

LOS PADRES Y LA VOCACIÓN DE LOS HIJOS

— Libertad plena para seguir a Cristo. La vocación es un honor inmenso.

— Dejar a los padres, cuando llega el momento oportuno, es ley de vida.

— Desear lo mejor para los hijos.

I. Quien ama a su padre o a su madre más que a Mí, no es digno de Mí; y quien ama a su hijo o a su hija más que a Mí, no es digno de Mí, leemos en el Evangelio de la Misa1. Al decidirnos libremente a seguir al Señor por entero, entendemos que han de ceder otros planes: padre, madre, novio, novia... El llamamiento de Dios es lo primero, lo demás debe quedar en segundo término.

Las palabras de Jesús no entrañan ninguna oposición entre el primero y el cuarto mandamiento, pero señalan el orden que ha de seguirse. Debemos amar a Dios con todas nuestras fuerzas a través de la peculiar vocación recibida; y también hemos de amar y respetar –en teoría y en la práctica– a los padres que Dios nos ha dado, con quienes tenemos una deuda tan grande. Pero el amor a los padres no puede anteponerse al amor a Dios; de ordinario no tiene por qué plantearse la oposición entre ambos, pero si en algún caso se llegara a dar, habría que recordar aquellas palabras de Cristo adolescente en el Templo de Jerusalén: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que es necesario que Yo esté en las cosas de mi Padre?2, respuesta de Jesús a María y a José, que le buscaban angustiados, y que constituye una enseñanza para los hijos y para los padres: los hijos, para aprender que no se puede anteponer el cariño familiar al amor de Dios, especialmente cuando el Señor pide un seguimiento que lleva consigo una total entrega; los padres, para saber que sus hijos son de Dios ante todo, y que Él tiene derecho a disponer de ellos, aunque en alguna ocasión esto suponga un sacrificio grande a los padres3.

Triste decisión sería aquella que llevara a desoír a Dios para no disgustar a los padres, y más triste consuelo sería el de los padres, pues, como dice San Bernardo, "su consuelo es la muerte del hijo"4. Difícilmente podrían haberle causado un daño mayor.

Al Señor solo se le puede seguir con la libertad nacida del desprendimiento más pleno: libertad de corazón, que no anda prendido en melancolías y añoranzas, en flojos sentimientos que conducen a una entrega a medias; libertad también que conlleva la necesaria autonomía para cumplir la voluntad de Dios. No se gana nada con una decisión a medias, con un corazón dividido. Puede ocurrir en algunos casos que la decisión de seguir por entero al Señor no sea comprendida por los propios parientes: porque no la entiendan, porque se hayan forjado otros planes, legítimos, o porque no quieran participar en la renuncia que les corresponde. Debemos contar con ello, y, aunque seguir a Cristo cause dolor a los padres, hemos de entender entonces que la fidelidad a la propia vocación es el mayor bien para nosotros y para la familia entera. En toda circunstancia, siendo muy firmes al propio camino, tenemos que querer a nuestros padres mucho más que antes de la llamada; debemos pedir mucho por ellos, para que comprendan que "no es un sacrificio, para los padres, que Dios les pida sus hijos; ni, para los que llama el Señor, es un sacrificio seguirle.

"Es, por el contrario, un honor inmenso, un orgullo grande y santo, una muestra de predilección, un cariño particularísimo, que ha manifestado Dios en un momento concreto, pero que estaba en su mente desde toda la eternidad"5. Es el mayor honor que el Señor puede hacer a una familia, una de las mayores bendiciones.

II. Quien ha entregado su corazón por completo al Señor, lo recupera más joven, más grande y más limpio para querer a todos. El amor a los padres, a los hermanos..., pasa entonces por el Corazón de Cristo, y de ahí sale enriquecido.

Señala Santo Tomás de Aquino que Santiago y Juan son alabados porque siguieron al Señor abandonando a su padre, y no lo hicieron porque este los incitase al mal, sino porque "estimaron que su padre podría pasar la vida de otro modo, siguiendo ellos a Cristo"6. El Maestro había estado cerca de sus vidas, los había llamado, y desde entonces todo lo demás se situó en segundo lugar. En el Cielo encontrarán los padres una especial gloria, fruto en buena parte de la correspondencia de sus hijos a la llamada de Dios: la vocación es un bien y una bendición para todos.

La vocación es iniciativa divina; Él sabe bien qué es lo mejor para el llamado y para la familia. Muchos padres aceptan incondicionalmente, con alegría, la voluntad de Dios para sus hijos y dan gracias cuando alguno de ellos es llamado para seguir a Cristo; otros adoptan actitudes muy diversas, alimentadas por varios motivos: lógicos y comprensibles unos, con mezcla de egoísmo otros. Con la excusa de que sus hijos son demasiado jóvenes –para seguir la llamada de Dios, no para tomar otras decisiones también comprometidas–, o de que carecen de la necesaria experiencia, se dejan llevar por la grave tentación a que aludía Pío XII: "aun entre aquellos que se jactan de la fe católica, no faltan muchos padres que no se resignan a la vocación de sus hijos, y combaten sin escrúpulos la llamada divina con toda clase de argumentos, incluso con medios que pueden poner en peligro, no solo la vocación a un estado más perfecto, sino la conciencia misma y la salvación eterna de aquellos que debían serles tan queridos"7. Olvidan que ellos son "colaboradores de Dios", y que es ley de vida que los hijos abandonen el hogar paterno también para formar un nuevo hogar, o simplemente por motivos de trabajo, de estudio. Muchas veces, aún jóvenes, se marchan a vivir a otro lugar, sin que ocurra ninguna catástrofe. En otras ocasiones, son las mismas familias quienes fomentan esta separación para el bien de los hijos. ¿Por qué han de poner trabas en el seguimiento de Cristo? Él "no separa jamás a las almas"8.

III. Los buenos padres desean siempre lo mejor para sus hijos. Son capaces de llevar a cabo los mayores sacrificios por su bien humano. Y, ¡cómo no!, por su bien sobrenatural. Se sacrifican para que crezcan llenos de salud, para que mejoren en sus estudios, para que tengan buenos amigos..., para que vivan según el querer de Dios, lleven una vida honrada y cristiana. Para eso los llamó Dios al matrimonio; la educación de los hijos es un querer expreso de Dios en sus vidas; es de ley natural.

En el Evangelio encontramos muchas peticiones en favor de los hijos: una mujer que sigue con perseverancia a Jesús hasta que cura a su hija9, un padre que le pide que expulse al demonio que atormenta a su hijo10, el jefe de la sinagoga de Cafarnaún, Jairo, que espera con impaciencia al Señor porque su única hija de doce años está a punto de morir11... Es ejemplar la decisión con que la madre de Santiago y Juan se acerca a Cristo para pedirle algo que ellos no se habían atrevido a pedir. Sin pensar en sí misma, se acercó a Jesús, le adoró, y manifestó querer pedirle una gracia12. ¡Cuántas madres y cuántos padres a lo largo de los siglos han pedido para sus hijos bienes y favores, que jamás se hubieran atrevido a solicitar para ellos mismos! El Señor, comprensivo ante este cariño tan grande de madre, no lo rechaza, pero se dirige a los dos hermanos para darles el mayor honor que puede tener un hombre: compartir con Él la propia copa, su mismo destino, su misma misión.

Los padres deben pedir lo mejor para sus hijos, y lo mejor es seguir la propia llamada, lo que Dios tiene dispuesto para cada uno. Este es el gran secreto para ser felices en la tierra y llegar al Cielo, donde nos espera un gozo sin límite y sin fin. Sin embargo, desde el punto de vista de cada llamada considerada en sí misma, es verdad que la castidad en el celibato por amor a Dios es la vocación más grande: "La Iglesia, durante toda su historia, ha defendido siempre la superioridad de este carisma –de virginidad o celibato– frente al del matrimonio, por razón del vínculo singular que tiene con el Reino de Dios"13. ¡Cuántas vocaciones a una entrega plena ha concedido Dios a los hijos por la generosidad y la petición de los padres! Es más, el Señor se vale de ordinario de los mismos padres para crear un clima idóneo donde pueda crecer y desarrollarse la semilla de la vocación: "Los esposos cristianos –afirma el Concilio Vaticano II– son para sí mismos, para sus hijos y demás familia, cooperadores de la gracia y testigos de la fe. Son para sus hijos los primeros predicadores y educadores de la fe; los forman con su palabra y su ejemplo para la vida cristiana y apostólica, les ayudan prudentemente a elegir su vocación y fomentan con todo esmero la vocación sagrada cuando la descubren en sus hijos"14. No pueden ir más allá, pues no les compete discernir si tienen o no vocación; únicamente han de formar bien su conciencia, y han de ayudarles a descubrir su camino, sin forzar su voluntad.

Una vocación en medio de la familia comporta una especial confianza y predilección del Señor para todos. Es un privilegio, que es necesario proteger –especialmente con la oración– como un gran tesoro. Dios bendice el lugar donde nació una vocación fiel: "no es sacrificio entregar los hijos al servicio de Dios: es honor y alegría"15.

1 Mt 10, 34; 11, 1. — 2 Lc 2, 49. — 3 Cfr. Sagrada Biblia, Santos Evangelios, I, EUNSA, Pamplona 1983, notas a Mt 10, 34-37 y Lc 2, 49. — 4 San Bernardo, Epístola 3, 2. — 5 San Josemaría Escrivá, Forja, n. 18. — 6 Santo Tomás, Suma Teológica, 2-2 q. 101, a. 4 ad 1. — 7 Pío XII, Enc. Ad catholici sacerdotii, 20-XII-1935. — 8 Cfr. San Josemaría Escrivá, Surco, n. 23. — 9 Mt 15, 21-28. — 10 Mt 17, 14-20. — 11 Mt 9, 18-26. — 12 Mt 20, 20-21. — 13 Juan Pablo II, Exhort. Apost. Familiaris consortio, 22-XI-1981, n. 16. — 14 Conc. vat. II, Decr. Apostolicam actuositatem, 11. — 15 Cfr. San Josemaría Escrivá, Surco, n. 22.

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11 de julio

SAN BENITO, PATRÓN DE EUROPA*

Memoria

— Raíces cristianas de Europa.

— Necesidad de una nueva evangelización.

— Tarea de todos. Hacer lo que esté en nuestras manos.

I. Al conmemorar el quince centenario del nacimiento de San Benito, el Papa Juan Pablo II recordaba el "trabajo gigantesco" del santo, que contribuyó en gran manera a configurar lo que más tarde sería Europa1. Era un tiempo en el que "corrían gran peligro no solo la Iglesia, sino también la sociedad civil y la cultura. San Benito atestiguó, con insignes obras y con su santidad, la perenne juventud de la Iglesia". Además, "él y sus seguidores sacaron de la barbarie y llevaron a la vida civilizada y cristiana a pueblos bárbaros, y conduciéndolos a la virtud, al trabajo y al pacífico ejercicio de las letras, los unió en caridad a manera de hermanos"2. San Benito contribuyó en gran medida a forjar el alma y las raíces de Europa, que son esencialmente cristianas, sin las cuales no se entienden ni se explican nuestra cultura ni nuestro modo de ser3. La misma identidad europea "es incomprensible sin el Cristianismo", y "precisamente en él se hallan esas raíces comunes, de las que ha madurado la civilización del continente, su cultura, su dinamismo, su actividad, su capacidad de expansión constructiva a los demás continentes; en una palabra, todo lo que constituye su gloria"4.

Hoy estamos asistiendo, por desgracia, a un empeño decidido y sistemático que trata de eliminar lo más esencial de nuestras costumbres: su hondo sentido cristiano. "Por una parte, la orientación casi exclusiva hacia el consumo de los bienes materiales, quita a la vida humana su sentido más profundo. Por otra parte, el trabajo está volviéndose en muchos casos casi una coacción alienante para el hombre, sometido al colectivismo, y se separa, casi a cualquier precio, de la oración, quitando a la vida humana su dimensión ultraterrena"5. Parece en ocasiones como si pueblos enteros se encaminaran a una nueva barbarie, peor que la de tiempos pasados. El materialismo práctico "impone hoy al hombre su dominio de maneras muy diferentes y con una agresividad que a nadie excluye. Los principios más sagrados, que fueron guía segura de comportamiento de los individuos y de la sociedad, están siendo desplazados por falsos pretextos referentes a la libertad, la sacralidad de la vida, la indisolubilidad del matrimonio, el sentido auténtico de la sexualidad humana, la recta actitud hacia los bienes materiales, que el progreso ha traído"6. No parece exagerado pensar que en muchos lugares, si no llega el remedio oportuno, las ideas que están cristalizando darán lugar a una nueva sociedad pagana. Por influjo del laicismo, que prescinde de toda relación con Dios, en no pocas legislaciones civiles, los derechos y deberes del ciudadano se establecen sin ninguna relación con una ley moral objetiva. Y lo hacen compatible con una apariencia de bondad, que solo engaña a personas de escasa formación y a los que ya han perdido el sentido de la dignidad humana.

Ante esta situación, el Papa Juan Pablo II ha hecho múltiples llamadas a una nueva evangelización de Europa y del mundo, en la que estamos todos comprometidos. Examinemos hoy, en la festividad de San Benito, nuestro sentido cristiano de la vida y el espíritu apostólico que debe animar todos nuestros actos. No olvidemos que "en la proximidad del tercer milenio de la Redención, Dios está preparando una gran primavera cristiana, de la que ya se vislumbra su comienzo"7. Y nos quiere a nosotros como protagonistas de este renacer de la fe. Sentiremos la alegría de dar a conocer a Cristo a compañeros de trabajo, amigos, familiares... Y el Señor premiará ese esfuerzo con gracias abundantes que nos llevarán a una mayor intimidad con Él.

II. Muchos cristianos, ante un panorama que parece adverso, han preferido poner entre paréntesis, dejar a un lado, lo que podía chocar con la opinión más generalizada, que muchas veces se ha puesto a sí misma la etiqueta de "moderna" y de "progreso", y "a fuerza de poner entre paréntesis lo que nos molesta en un problema escribe un pensador de nuestros días, para no separarnos de nuestros compañeros, corremos el riesgo de enterrar en nosotros lo que es esencial"8, aquello que explica el sentido de nuestro vivir cotidiano.

Ningún cristiano puede permanecer al margen de las grandes cuestiones humanas que el mundo tiene planteadas. "No podemos cruzarnos de brazos, cuando una sutil persecución condena a la Iglesia a morir de inedia, relegándola fuera de la vida pública y, sobre todo, impidiéndole intervenir en la educación, en la cultura, en la vida familiar.

"No son derechos nuestros: son de Dios, y a nosotros, los católicos, Él los ha confiado... ¡para que los ejercitemos!"9.

Ante esta situación, cuyas consecuencias vemos todos los días, hemos de sentir la urgencia de recristianizar el mundo, ese mundo quizá pequeño en el que se desarrolla nuestra vida: "cada uno de nosotros ha de plantearse de verdad esta pregunta: ¿qué puedo hacer yo en mi ciudad, en mi lugar de trabajo, en mi escuela o en mi universidad, en esa agrupación social o deportiva de la que formo parte, etc. para que Jesucristo reine efectivamente en las almas y en las actividades? Pensadlo delante de Dios, pedid consejo, rezad... y lanzaos con santa agresividad, con valentía espiritual a conquistar para Dios ese ambiente"10.

La tarea de la recristianización de Europa y del mundo no se puede plantear como si solo fuera abordable por aquellos que tienen una influencia política o pública considerable. Por el contrario, es tarea de todos. Volvemos de nuevo a evangelizar este mundo nuestro cuando vivimos como quiere Dios: cuando los padres y madres de familia comenzando por su conducta, por ejemplo en la generosidad en el número de hijos, en el modo de tratar a quienes les ayudan en las tareas domésticas, a los vecinos... educan a sus hijos en el desprendimiento de sus cosas personales, en el sentido del deber, en la austeridad de vida, en el espíritu de sacrificio para el cuidado de los mayores y de los más necesitados... Cooperan en la recristianización de la sociedad los predicadores y catequistas que recuerdan, sin cansancio y sin reduccionismos oportunistas, todo el mensaje de Cristo; los colegios que, teniendo en cuenta los objetivos para los que fueron fundados, forman realmente en el espíritu cristiano; los profesionales que, aunque esto les acarree un cierto perjuicio económico, se niegan a prácticas inmorales: comisiones injustas, aprovechamiento desleal de informaciones reservadas, de influencias, intervenciones médicas que pugnan con la Ley de Dios, o inserciones publicitarias que ayudan a sostener emisoras o publicaciones claramente anticristianas... Y siempre el apostolado personal basado en la amistad, que es eficaz en toda circunstancia.

III. Existe un antiguo proverbio que dice: "más vale encender una cerilla que maldecir la oscuridad". Aparte de que no es propio de los hijos de Dios la queja sistemática sobre el mal, el clima pesimista y negativo, si los cristianos nos decidiéramos a llevar a cabo lo que está en nuestras manos, cambiaríamos el mundo de nuevo, como hicieron los primeros cristianos, pocos en número, pero con una fe viva y operativa. Es un gran error no hacer nada, por pensar quizá que se puede hacer poco. Una carta a un periódico alabando o agradeciendo un buen artículo, puede alentar al director de la publicación o al periodista a publicar otros en la misma línea; recomendar un buen libro puede ser el instrumento que utilice el Espíritu Santo para transformar un alma; expresar nuestra opinión con serenidad puede reafirmar a otro en su sentido cristiano... Todas nuestras acciones, con la gracia Dios, tienen repercusiones insospechadas.

Y hemos de contar con que hacer el bien es siempre más atractivo que el mal; y también con la ayuda de la Virgen y de los santos Ángeles Custodios para sacar adelante lo que nos proponemos, y con la fortaleza que otorga la ayuda de la Comunión de los Santos, que alcanza incluso a los que están más lejos. Son muchas las razones para ser optimistas, "con un optimismo sobrenatural que hunde sus raíces en la fe, que se alimenta de la esperanza y a quien pone alas el amor. Hemos de impregnar de espíritu cristiano todos los ambientes de la sociedad. No os quedéis solamente en el deseo: cada una, cada uno, allá donde trabaje, ha de dar contenido de Dios a su tarea, y ha de preocuparse –con su oración, con su mortificación, con su trabajo profesional bien acabado– de formarse y de formar a otras almas en la Verdad de Cristo, para que sea proclamado Señor de todos los quehaceres terrenos"11. Para esto aprovecharemos todas las situaciones, incluso los viajes por motivos de descanso o de trabajo, como hicieron los primeros cristianos, que "viajando o estableciéndose en regiones donde Cristo no había sido anunciado, testimoniaban con valentía su fe y fundaban allí las primeras comunidades"12.

A San Benito, le encomendamos hoy esta tarea de todos de recristianizar la sociedad, y le pedimos que sepamos proclamar con nuestra vida y nuestra palabra "la perenne juventud de la Iglesia". Sobre todo le pedimos esa santidad personal que está en la base de todo apostolado. "Veo amanecer señala el Papa Juan Pablo II- una nueva época misionera, que llegará a ser un día radiante y rica en frutos, si todos los cristianos y, en particular, los misioneros y las jóvenes Iglesias responden con generosidad y santidad a las solicitaciones y desafíos de nuestro tiempo"13.

Santa María, Reina de Europa y del mundo, ruega por todos aquellos que se hallan en camino hacia Cristo... ruega por nosotros.

1 Juan Pablo II, Homilía 1-I-1980. — 2 Pío XII, Enc. Fulgens radiatur, en el Centenario de la muerte de San Benito, 21-III-1947. — 3 Cfr. L. Suárez. Raíces cristianas de Europa, Palabra, 2ª ed., Madrid 1986, pp. 16 ss. — 4 Juan Pablo II, Discurso en Santiago de Compostela, 9-XI-1982. — 5 ídem, Homilía en Nursia, 23-III-1980. — 6 ídem, Homilía en el Phoenix Park de Dublín, 29-IX-1979. — 7 ídem, Enc. Redemptoris missio, 7-XII-1990, n. 86. — 8 J. Guiton, Silencio sobre lo esencial, EDICEP, Valencia 1988, p. 20. — 9 San Josemaría Escrivá, Surco, Rialp, 3.ª ed., Madrid 1986, n. 310. — 10 A. del Portillo, Carta 2-X-1985. — 11 ídem, Carta 25-XII-1985, n. 10. — 12 Juan Pablo II, Enc. Redemptoris missio, cit. 82. — 13 Ibídem, n. 92.

* San Benito nació en Nursia (Italia) hacia el año 480. Después de haber recibido una esmerada formación en Roma comenzó a practicar la vida eremítica en Subiaco, donde reunió algunos discípulos; más tarde se trasladó a Casino. Allí fundó el célebre monasterio de Montecasino y escribió la Regla de la vida monástica, cuya difusión le valió el ser llamado "Padre de los monjes de Occidente". Influyó y sigue ejerciendo su influencia en muchas Constituciones de la vida religiosa. Murió en Montecasino el 21 de marzo del año 547, pero ya desde fines del siglo viii comenzó a celebrarse su fiesta en muchos lugares en el día de hoy. Pablo VI, en la Carta Apostólica Pacis nuntius (24-X-1964), proclamó a San Benito Patrón de Europa por el extraordinario influjo que ejerció personalmente y a través de sus monjes en establecer las raíces cristianas de este viejo continente. Juan Pablo II, con la Carta Apostólica Egregiae virtutis (31-XII-1980), proclamó a los Santos Cirilo y Metodio copatronos de Europa (cfr. Encíclica Slavorum Apostoli, 2-VI-1985).

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Santoral             (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 


San Benito

Primer Fundador de Religiosos
Año 517


Benito significa: "Bendecido".

En 1980 el Santo Padre Juan Pablo II nombró a San Benito como patrono de toda Europa, en el XV Centenario de su nacimiento, porque ha sido el santo que más in- fluencia ha tenido quizás en ese continente, por medio de la Comunidad religiosa que fundó, y por medio de sus maravillosos escritos y sabias enseñanzas.



SU VIDA Y OBRA

San Benito nació en Nursia (Italia, cerca de Roma) en el año 480. De padres acomodados, fue enviado a Roma a estudiar filosofía y letras, y se nota que aprendió muy bien el idioma nacional (que era el latín) porque sus escritos están redactados en muy buen estilo. 

Todos los datos de su biografía los tomamos de la Vida de San Benito, escrita por San Gregorio Magno, que fue monje de su comunidad benedictina.

Su primera huida. La ciudad de Roma estaba habitada por una mezcla de cristianos fervorosos, cristianos relajados, paganos, ateos, bárbaros y toda clase de gentes de diversos países y de variadas creencias, y el ambiente, especialmente el de la juventud, era espantosamente relajado. Así que Benito se dio cuenta de que si permanecía allá en medio de esa sociedad tan dañada, iba a llegar a ser un tremendo corrompido. Y sabía muy bien que en la lucha contra el pecado y la corrupción resultan vencedores los que en apariencia son "cobardes", o sea, los que huyen de las ocasiones y se alejan de las personas malvadas. Por eso huyó de la ciudad y se fue a un pueblecito alejado, a rezar, meditar y hacer penitencia.

Pequeño percance. Segunda huida. Pero sucedió que en el pueblo a donde llegó, obtuvo un milagro sin quererlo. Vio a una pobre mujer llorando porque se le había partido un precioso jarrón que era ajeno. Benito rezó y le dio la bendición, y el jarrón volvió a quedar como si nada le hubiera pasado. Esto conmovió mucho a las gentes del pueblo y empezaron a venerarlo como un santo. Entonces tuvo que salir huyendo hacia más lejos.

Subiaco. Principios heroicos. Se fue hacia una región totalmente deshabitada y en un sitio llamado "Subiaco"(que significa: debajo del lago, porque había allí cuevas debajo del agua) se retiró a vivir en una roca, rodeada de malezas y de espinos, y a donde era dificilísimo subir. Un monje que vivía por los alrededores lo instruyó acerca de cómo ser un buen religioso y le llevaba un pan cada día, el cual amarraba a un cable, que Benito tiraba desde arriba. Su barba y su cabellera crecieron de tal manera y su piel se volvió tan morena en aquella roca, que un día unos pastores que buscaban unas cabras, al encontrarlo, creyeron que era una fiera. Más luego al oírle hablar, se quedaron maravillados de los buenos consejos que sabía dar. Contaron la noticia y mucha gente empezó a visitarlo para pedirle que les aconsejara y enseñara.

Superior contra su voluntad. Y sucedió que otros hombres, cansados de la corrupción de la ciudad, se fueron a estos sitios deshabitados a rezar y a hacer penitencia, y al darse cuenta de la gran santidad de Benito, aunque él era más joven que los otros, le rogaron que se hiciera superior de todos ellos. El santo no quería porque sabía que varios de ellos eran gente difícil de gobernar y porque personalmente era muy exigente con los que querían llegar a la santidad y sospechaba que no le iban a hacer caso. Pero tanto le rogaron que al fin aceptó el cargo de superior. Con todos ellos fundó allí 12 pequeños conventos de religiosos, cada uno con un superior o abad. El tenía la dirección general de todo.

Primer atentado.  Cuando algunos de aquellos hombres se dieron cuenta de que Benito como superior era exigente y no permitía "vivir prendiéndole un vela a Dios y otra al diablo", que no permitía vivir en esa vida de retiro tan viciosamente como si se viviera en el mundo, dispusieron deshacerse de él y matarlo. Y echaron un fuerte veneno en la copa de vino que él se iba a tomar. Pero el santo dio una bendición a la copa, y esta saltó por los aires hecha mil pedazos. Entonces se dio cuenta de que su vida corría peligro entre aquellos hombres, y renunció a su cargo, se alejó de allí.

Icono 
de San Benitoterribles Tentaciones. Al joven Benito le llegaron espantosas tentaciones impuras. A su imaginación se le presentaban escenas más corruptas y le llegaba el recuerdo de cierta mujer que él había visto hacía tiempo y sentía toda la fuerza de la pasión. Rezaba y pedía ayudas al cielo, y al fin cuando sintió que ya iba a consentir, se lanzó contra un matorral lleno de punzantes espinas y se revolcó allí hasta que todo su cuerpo quedó herido y lastimado. Así, mediante esas heridas corporales logró curar las heridas de su alma, y la tentación impura se alejó de él.

Su fundación más famosa. Con unos discípulos que le habían sido siempre fieles (San Mauro, San Plácido y otros) se dirigió hacia un monte escarpado, llamado Monte Casino. Allá iba a fundar su famosísima Comunidad de Benedictinos. Su monasterio de Monte Casino ha sido famoso durante muchos siglos.

En el año 530, después de ayunar y rezar por 40 días, empezó la construcción del convento, en la cima del Monte. En ese sitio había un templo pagano, dedicado a Apolo; lo hizo derribar y en su lugar construyó una capilla católica. Luego con sus discípulos fue evangelizando a todos los paganos que vivían en los alrededores, y enseguida sí empezó a levantar el edificio, del cual por tantos siglos han salido santos misioneros a llevar la santidad a pueblos y naciones.

Milagros a montón. San Gregorio en su biografía de San Benito, narra muchos hechos interesantes de entre los cuales vamos a recordar algunos.

El muchacho que no sabía nadar. El joven Plácido cayó en un profundo lago y se estaba ahogando. San Benito mandó a su discípulo preferido Mauro: "Láncese al agua y sálvelo". Mauro se lanzó enseguida y logró sacarlo sano y salvo hasta la orilla. Y al salir del profundo lago se acordó de que había logrado atravesar esas aguas sin saber nadar. La obediencia al santo le había permitido hacer aquel salvamento milagroso.

El edificio que se cae. Estando construyendo el monasterio, se vino abajo una enorme pared y sepultó a uno de los discípulos de San Benito. Este se puso a rezar y mandó a los otros monjes que removieran los escombros, y debajo de todo apareció el monje sepultado, sano y sin heridas, como si hubiera simplemente despertado de un sueño.

La piedra que no se movía. Estaban sus religiosos constructores tratando de quitar una inmensa piedra, pero esta no se dejaba ni siquiera mover un centímetro. Entonces el santo le envió una bendición, y enseguida la pudieron mover de allí como si no pesara nada. Por eso desde hace siglos cuando la gente tiene algún grave problema en su casa que no logra alejar, consigue una medalla de San Benito y le reza con fe, y obtiene prodigios. Es que este varón de Dios tiene mucho influjo ante Nuestro Señor.

El disfrazado. El terrible rey Totila, pagano, estaba invadiendo a Italia, y oyó ponderar la santidad del famoso fundador. Entonces mandó al jefe de su guardia que se vistiera de rey y fuera con los ministros, a presentarse ante el santo, como si él fuera Totila. San Benito, apenas lo vio le dijo: "Quítate esos vestidos de rey que no son los tuyos". El otro volvió a contarle al rey lo sucedido y este se fue a visitarlo con gran respeto. El venerable anciano le anunció que lograría apoderarse de Roma y de Sicilia, pero que poco después de llegar a esa isla moriría. Y así le sucedió, tal cual.

Panes que se multiplican. Hubo una gran escasez en esa región y San Benito mandó repartir entre los pobres todo el pan que había en el convento. Solamente dejó cinco panes, y los monjes eran muchos. Al verlos aterrados ante este atrevimiento les dijo: "Ya verán que el Señor nos devolverá con la misma generosidad con la que hemos repartido". A la mañana siguiente, llegaron a las puertas del monasterio 200 bultos de harina, y nunca se supo quién los envió.

Muertes anunciadas. Un día exclamó: "Se murió mi amigo el obispo de Cápua, porque vi que subía al cielo un bello globo luminoso". Al día siguiente vinieron a traer la noticia de la muerte del obispo. Otro día vio que salía volando hacia el cielo una blanquísima paloma y exclamó: "Seguramente se murió mi hermana Escolástica". Los monjes fueron a averiguar, y sí, en efecto acababa de morir tan santa mujer. El, que había anunciado la muerte de otros, supo también que se aproximaba su propia muerte y mandó a unos religiosos a excavar en el suelo su sepultura. Duraron seis días haciéndola, y apenas la terminaron, empezó él a sentir las altísimas fiebres, y poco después murió.

un día en la vida de San Benito. Icono 
de San BenitoSe levantaba a las dos de la madrugada a rezar los salmos. Pasaba horas y horas rezando y meditando. Jamás comía carne. Dedicaba bastantes horas al trabajo manual, y logró que sus seguidores se convencieran de que el trabajo no es un rebajarse, sino un ser útil para la sociedad y un modo de imitar a Jesucristo que fue un gran trabajador, y hasta un método muy bueno para alejar tentaciones. Ayunaba cada día, y su desayuno lo tomaba en las horas de la tarde. La mañana la pasaba sin comer ni beber. Atendía a todos los que le iban a hacer consultas espirituales, que eran muchos, y de vez en cuando se iba por los pueblos de los alrededores, con sus monjes a predicar y a tratar de convertir a los pecadores. Su trato con todos era extremadamente amable y bien educado. Su presencia era venerable.

Su famoso reglamento: LA SANTA REGLA. Inspirado por Dios, escribió nuestro santo un Reglamento para sus monjes que llamó "Santa Regla". Es un documento que se ha hecho famoso en todo el mundo, y en el cual se han basado los Reglamentos de todas las demás Comunidades religiosas en la Iglesia Católica. Allí recomienda ciertos detalles como estos:

  • La primera virtud que necesita un religioso (después de la caridad) es la humildad.
  • La casa de Dios es para rezar y no para charlar.
  • Todo superior debe esforzarse por ser amable como un padre bondadoso.
  • El ecónomo o el que administra el dinero no debe humillar a nadie.
  • Nuestro lema debe ser: Trabajar y rezar.
  • Cada uno debe esforzarse por ser exquisito y agradable en su trato.
  • Cada comunidad debe ser como una buena familia donde todos se aman.
  • Evite cada individuo todo lo que sea rústico y vulgar. Recuerde lo que decía San Ambrosio: "Portarse con nobleza es una gran virtud".

Y los que vivieron con él afirmaban que todo lo bueno que recomienda en su Santa Regla, lo practicaba él en su vida diaria. Con estos principios, su Comunidad de Benedictinos ha hecho inmenso bien en todo el mundo en 15 siglos.

Morir de pie, como los robles. El 21 de marzo del año 543, estaba el santo en la Ceremonia del Jueves Santo, cuando se sintió morir. Se apoyó en los brazos de dos de sus discípulos, y elevando sus ojos hacia el cielo cumplió una vez más lo que tanto recomendaba a los que lo escuchaban: "Hay que tener un deseo inmenso de ir al cielo", y lanzando un suspiro como de quien obtiene aquello que tanto había anhelado, quedó muerto.

Dos de sus monjes estaban lejos de allí rezando, y de pronto vieron una luz esplendorosa que subía hacia los cielos y exclamaron: "Seguramente es nuestro Padre Benito, que ha volado a la eternidad". Era el momento preciso en el que moría el santo.

 

Oraciones a San Benito

Oración 1

Santísimo Confesor del Señor,
Padre y Jefe de los monjes,
intercede por nuestra salud.

Destierra de esta casa las
asechanzas del maligno espíritu.
Líbranos de funestas herejías;
y de malas lenguas y hechicerías.

Pídele al Señor
que remedie nuestras necesidades
espirituales y corporales.

Pide también por el progreso de
la Santa Iglesia Católica
y porque mi alma no muera en pecado
mortal para que así
confiado en tu poderosa intercesión
pueda algún día en el Cielo
cantar las eternas alabanzas.
Amén.


Oración 2

Omnipotente y eterno Dios,
que en este día, libre de las
ataduras de la carne, llevaste
al Cielo a tu santísimo
confesor Benito: concédenos
a todos los que celebramos
esta fiesta el perdón de
nuestros pecados, para que,
cuantos nos congratulamos 
de su gloria, mediante su
poderoso intercesión
logremos también asociarnos
a sus méritos.

Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.

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Fuente: www.corazones.org
Olga de Kiev, Santa Granduquesa, 11 de julio  

Olga de Kiev, Santa

Patrona de conversos y viudas

También conocida como: Olha; Helena; Helga

Memorial 11 Julio (no aparece en el calendario lit. actual)

Nació en el 879AD en Pskov; murió el 11 de julio, 969

Primera reina cristiana de Ucrania. Esposa de Igor I, duque de Kiev a la edad de 24. Gobernó Kiev después del asesinato de su esposo en el 945.

Se convirtió y fue bautizada en Constantinopla en 957AD. Tomó el nombre de Elena. Trató de introducir el cristianismo en Ucrania pero en general fracasó. Cuando su hijo Sviatoslav llegó a ser adulto, ella le entregó el reino.

Olga es abuela de San Vladimiro, bisabuela de San Boris y Gleb.

Su restos se encontraron incorruptos y se llevaron a la iglesia de Tithes en Kiev.
Se perdieron en el siglo XVIII.

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Marciana de Cesarea de Mauritania, Santa Mártir, 11 Julio  

Marciana de Cesarea de Mauritania, Santa

Santa Marciana, originaria de "Rusuccur" (actualmente Tigzirt), en Mauritania, abandonó valientemente todas las ventajas que procura el mundo para ir a encerrarse en una celda en Cesarea y guardar intacta su virginidad, bajo la mirada de Dios.

Sin embargo, ella creyó que era su deber declarar la guerra a la idolatría que entonces reinaba en África. Un día, al atravesar la plaza pública, no pudo soportar ver expuesta una estatua de Diana y le rompió la cabeza.

La apresaron, la golpearon con varas, y, después, la condenaron a morir en el anfiteatro, desgarrada por los dientes de las fieras. Cuando esperaba este último suplicio, la entregaron a los gladiadores para que violaran su castidad, pero Dios no permitió esta infamia.

Al llegarse la fecha del suplicio, Marciana fue expuesta primero a un león que no le hizo daño alguno; después, un toro se lanzó sobre ella y le hundió los cuernos en el pecho, con lo que cayó de bruces sobre el suelo, casi sin sentido. Por último, un leopardo la destrozó y en este tormento expiró.

Los manuscritos de las Actas no están de acuerdo sobre la fecha del martirio, 9 de enero, 9 ó 12 de julio. Baronio, en sus notas al Martirologio Romano, estima que el 12 de julio marca una traslación de reliquias y el 9 de enero, el aniversario del martirio. El 12 de julio el Martirologio menciona una santa Marciana, virgen y mártir, en Toledo. Baronio piensa que se trata de santa Marciana de Mauritania, venerada en Toledo. En el breviario mozárabe se encuentra un bello himno en su honor.

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Fuente: Enciclopedia Católica
Pío I, Santo X Papa, 11 de julio  

Pío I, Santo

X Papa

Martirologio Romano: En Roma, conmemoración de san Pío I, papa, hermano de Hermas, autor éste de una obra cuyo título es El Pastor, denominación que bien mereció el santo Pontífice, pues durante quince años fue de verdad un buen pastor que guardó la Iglesia (155).

Etimológicamente: Pío = Aquel que es piadoso, es de origen latino.

 


Fecha de nacimiento desconocida: nombrado Papa hacia el año 140 hasta el 154. De acuerdo con la lista más antigua del Papado, dado por Ireneo, Pío fue el noveno sucesor de S. Pedro. El único dato cronológico que poseemos es supuesto por el año de la muerte de S. Policarpo de Esmirna, el cual está referido con gran certeza al año 155-6.

En su visita a Roma en el año anterior a su muerte, Policarpo se presento ante Aniceto, el sucesor de Pío. Obispo de allí. Por consecuencia la muerte de Pío debió haber ocurrido cerca del año 154. El "Liber Pontificalis" dice que el padre de Pío era Rufino y lo declara nativo de Alquileia, sin embargo es probablemente una conjetura de autor que había escuchado de Rufino de Alquileia.

Durante el pontificado de Pío, la Iglesia Romana, fue visitada por varios herejes, que buscaban propagar sus falsas doctrinas entre los fieles de esta capital. El gnóstico Valentín que había hecho su aparición durante el pontificado del Papa Higinio, continuómostrando esas herejías, aparentemente no sin éxito. El gnóstico Cerdos estuvo activo también en Roma, en este perdido, durante el cual Marción llegó a la capital. Excomulgado por Pío, fue el último fundador de esta doctrina herética. Tambien maestros católicos visitaron la iglesia romana, el más importante fue S. Justino, el cual expuso las enseñanzas cristianas, durante el pontificado de Pío y el de su sucesor.

De esta manera, adquiere una gran actividad la comunidad cristiana de Roma, la cual es claramente visitada como el centro de la iglesia. El "Liber Pontificalis" habla de la decisión de este Papa de que los judíos convertidos al cristianismo deberían ser admitidos y bautizados. No sabemos que quiere decir con esto, sin duda aquí el autor de "Liber pontificalis", como casi siempre, refiere al Papa un decreto válido en la iglesia de su propio tiempo.

Una tardía leyenda, se refiere a la fundación de dos iglesias, la "titulus pudentis" (ecclesia Pudentiana) y la "titulus Praxedis", del tiempo de este Papa, del cual se supone también, que construyo un baptisterio cerca y haber ejercido funciones episcopales allí. Sin embargo esta leyenda, no tiene credibilidad histórica. Estas dos iglesias vinieron a existir en el siglo IV, y es posible que ellas sustituyeron a las casas cristianas en las cuales los fieles de Roma se reunían para los servicios divinos antes del tiempo de Constantino.

La leyenda sin embargo puede no estar alejada, en sus pruebas de este hecho. En muchos escritos posteriores (ej. Liber Pontificalis) el "Pastor" o "Shepherd" en el trabajo de Hermas, y desde el puesto de Pastor y Obispo Romano le es asignado un importante papel en la fundación de esas iglesias.

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net

 

 

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