†
JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 13, 1-23
Gloria a ti, Señor.
Un día salió Jesús de la casa donde se hospedaba y se sentó a la orilla del lago. Se reunió en torno suyo tanta gente, que tuvo que subirse a una barca, donde se sentó, mientras la gente permanecía en la orilla. Entonces Jesús les habló de muchas cosas en parábolas y les dijo:
"Una vez salió un sembrador a sembrar, y al ir arrojando la semilla, unos granos cayeron al borde del camino; vinieron los pájaros y se los comieron. Otros granos cayeron en terreno pedregoso, que tenía poca tierra; allí germinaron pronto, porque la tierra no era gruesa; pero cuando salió el sol, los brotes se marchitaron, y como no tenían raíces, se secaron. Otros cayeron entre espinos, y cuando los espinos crecieron, sofocaron las plantitas. Otros granos cayeron en tierra buena y dieron fruto: unos, ciento por uno; otros, sesenta; y otros, treinta. El que tenga oídos, que oiga".
Los discípulos se le acercaron y le preguntaron:
"¿Por qué les hablas por medio de parábolas?"
Jesús les respondió:
"A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de los cielos, pero a ellos no. Al que tiene, se le dará más y nadará en la abundancia; pero al que tiene poco, aún eso poco se le quitará. Por eso les hablo por medio de parábolas, porque viendo no ven y oyendo no oyen ni entienden. En ellos se cumple aquella profecía de Isaías que dice: "Oirán una y otra vez y no entenderán; mirarán y volverán a mirar, pero no verán; porque este pueblo ha endurecido su corazón, ha cerrado sus ojos y tapado sus oídos, con el fin de no ver con los ojos, ni oír con los oídos, ni comprender con el corazón. Porque no quieren convertirse ni que yo los salve".
Pero, dichosos ustedes, porque sus ojos ven y sus oídos oyen. Yo les aseguro que muchos profetas y muchos justos desearon ver lo que ustedes ven y no lo vieron, y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron.
Escuchen, pues, ustedes lo que significa la parábola del sembrador.
A todo hombre que oye la palabra del Reino y no la entiende, le llega el diablo y le arrebata lo sembrado en su corazón. Esto es lo que significan los granos que cayeron al borde del camino.
Lo sembrado sobre terreno pedregoso significa al que oye la palabra y la acepta inmediatamente con alegría; pero, como es inconstante, no la deja echar raíces, y apenas le viene una tribulación o una persecución por causa de la palabra, sucumbe.
Lo sembrado entre espinos representa a aquél que oye la palabra, pero las preocupaciones de la vida y la seducción de las riquezas la sofocan y queda sin fruto. En cambio, lo sembrado en tierra buena representa a quienes oyen la palabra, la entienden y dan fruto: unos, el ciento por uno; otros, el sesenta; y otros, el treinta".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/swf/l.swf?video_id=v82JVdXAUUs
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? abortar (todos los métodos anticonceptivos son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.
† Misal
15o. Dom Ord Ciclo A
Antífona de Entrada
Yo quiero acercarme a ti, Señor, y saciarme de gozo en tu presencia.
Oración Colecta
Oremos:
Señor, tú que iluminas a los extraviados con la luz de tu Evangelio para que vuelvan al camino de la verdad; concede a cuantos nos llamamos cristianos imitar fielmente a Cristo y rechazar lo que pueda alejarnos de él.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
La Lluvia hará germinar la tierra
Lectura del profeta Isaías 55, 10-11
Esto dice el Señor:
"Como bajan del cielo la lluvia y la nieve y no vuelven allá, sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, a fin de que dé semilla para sembrar y pan para comer, así será la palabra que sale de mi boca: no volverá a mí sin resultado, sino que hará mi voluntad y cumplirá su misión".
Palabra de Dios.
te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Del Salmo 64
Señor, danos siempre de tu agua.
Señor, tú cuidas de la tierra, la riegas y la colmas de riquezas. Las nubes del Señor van por los campos, rebosantes de agua, como acequias.
Señor, danos siempre de tu agua.
Tú preparas la tierra para el trigo: riega los surcos, aplanas los terrenos, reblandeces el suelo con la lluvia, bendices los renuevos.
Señor, danos siempre de tu agua.
Tú coronas el año con tus bienes, tus senderos derraman abundancia, están verdes los pastos del desierto, las colinas con flores adornadas.
Señor, danos siempre de tu agua.
Los prados se visten de rebaños, de trigales los valles se engalanan. Todo aclama al Señor. Todo le canta.
Señor, danos siempre de tu agua.
Segunda Lectura
Toda la creación espera la revelación de la gloria de los hijos de Dios
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 18-23
Hermanos: Considero que los sufrimientos de esta vida no se pueden comparar con la gloria que un día se manifestará en nosotros; porque toda la creación espera, con seguridad e impaciencia, la revelación de esa gloria de los hijos de Dios.
La creación está ahora sometida al desorden, no por su querer, sino por la voluntad de aquel que la sometió. Pero dándole al mismo tiempo esta esperanza: que también ella misma va a ser liberada de la esclavitud de la corrupción, para compartir la gloriosa libertad de los hijos de Dios.
Sabemos, en efecto, que la creación entera gime hasta el presente y sufre dolores de parto; y no sólo ella, sino también nosotros, los que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, anhelando que se realice a plenitud nuestra condición de hijos de Dios, la redención de nuestro cuerpo.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
La semilla es la palabra de Dios y el sembrador.
Aleluya.
Evangelio
Salió el sembrador a sembrar
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 13, 1-23
Gloria a ti, Señor.
Un día salió Jesús de la casa donde se hospedaba y se sentó a la orilla del lago. Se reunió en torno suyo tanta gente, que tuvo que subirse a una barca, donde se sentó, mientras la gente permanecía en la orilla. Entonces Jesús les habló de muchas cosas en parábolas y les dijo:
"Una vez salió un sembrador a sembrar, y al ir arrojando la semilla, unos granos cayeron al borde del camino; vinieron los pájaros y se los comieron. Otros granos cayeron en terreno pedregoso, que tenía poca tierra; allí germinaron pronto, porque la tierra no era gruesa; pero cuando salió el sol, los brotes se marchitaron, y como no tenían raíces, se secaron. Otros cayeron entre espinos, y cuando los espinos crecieron, sofocaron las plantitas. Otros granos cayeron en tierra buena y dieron fruto: unos, ciento por uno; otros, sesenta; y otros, treinta. El que tenga oídos, que oiga".
Los discípulos se le acercaron y le preguntaron:
"¿Por qué les hablas por medio de parábolas?"
Jesús les respondió:
"A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de los cielos, pero a ellos no. Al que tiene, se le dará más y nadará en la abundancia; pero al que tiene poco, aún eso poco se le quitará. Por eso les hablo por medio de parábolas, porque viendo no ven y oyendo no oyen ni entienden. En ellos se cumple aquella profecía de Isaías que dice: "Oirán una y otra vez y no entenderán; mirarán y volverán a mirar, pero no verán; porque este pueblo ha endurecido su corazón, ha cerrado sus ojos y tapado sus oídos, con el fin de no ver con los ojos, ni oír con los oídos, ni comprender con el corazón. Porque no quieren convertirse ni que yo los salve".
Pero, dichosos ustedes, porque sus ojos ven y sus oídos oyen. Yo les aseguro que muchos profetas y muchos justos desearon ver lo que ustedes ven y no lo vieron, y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron.
Escuchen, pues, ustedes lo que significa la parábola del sembrador.
A todo hombre que oye la palabra del Reino y no la entiende, le llega el diablo y le arrebata lo sembrado en su corazón. Esto es lo que significan los granos que cayeron al borde del camino.
Lo sembrado sobre terreno pedregoso significa al que oye la palabra y la acepta inmediatamente con alegría; pero, como es inconstante, no la deja echar raíces, y apenas le viene una tribulación o una persecución por causa de la palabra, sucumbe.
Lo sembrado entre espinos representa a aquél que oye la palabra, pero las preocupaciones de la vida y la seducción de las riquezas la sofocan y queda sin fruto. En cambio, lo sembrado en tierra buena representa a quienes oyen la palabra, la entienden y dan fruto: unos, el ciento por uno; otros, el sesenta; y otros, el treinta".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración de los Fieles
Celebrante:
Que nuestras oraciones lleguen, hermanos, a la presencia del Señor, y que nuestros ruegos sean escuchados por el que escruta el corazón humano:
Respondemos: Escúchanos, Señor.
Pidamos la sabiduría del Hijo de Dios para los que proclaman con fidelidad la palabra divina, y para todos los ministros que sirven a la Iglesia, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.
Por Israel, el pueblo de la antigua alianza, por los cristianos separados de la Iglesia católica y apostólica y por los que no conocen al Dios verdadero, invoquemos al Señor, dueño de toda verdad.
Escúchanos, Señor.
Por los que viven lejos de su casa, por los encarcelados, por los débiles y oprimidos y por los justos que sufren persecución, oremos a Jesús, el Salvador.
Escúchanos, Señor.
Invoquemos con fe y devoción al Señor de la gloria, para que proporcione paz y felicidad a quienes ahora estamos aquí, huéspedes en la casa del Señor, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.
Celebrante:
Escucha, Señor, las oraciones de tu pueblo y aumenta en nosotros el deseo sincero de acoger la semilla de tu palabra; haz que esta simiente sea también sembrada en los surcos de toda la humanidad y fructifique en obras de justicia y paz, para que se manifieste a la humanidad la bendita esperanza de tu Reino.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Oración sobre las ofrendas
Mira bondadosamente, Señor, las ofrendas de tu Iglesia suplicante y conviértelas en alimento espiritual que ayude a crecer en santidad a todos tus fieles.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
La creación alaba al Señor
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación,
darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque creaste el universo entero, determinaste el ciclo de las estaciones, y al ser humano, formado a tu imagen y semejanza, sometiste las maravillas del mundo, para que, en nombre tuyo, dominara la creación, y, al contemplar tus grandezas, en todo momento te alabara, por Cristo, Señor nuestro.
A quien cantan los ángeles y los arcángeles, proclamando sin cesar:
Antífona de la Comunión
Dichosos los que se acercan a tu altar, Señor. Dichosos los que viven en tu casa y pueden alabarte siempre, Rey mío y Dios mío.
Oración después de la comunión
Te suplicamos, Señor, que esta Eucaristía que hemos recibido, nos ayude a amarte más y a servirte mejor cada día.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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† Meditación diaria
Décimo quinto Domingo
ciclo a
PARÁBOLA DEL SEMBRADOR
— La semilla y el camino. La falta de recogimiento interior impide la unión con Dios.
— El pedregal y los espinos. Necesidad del sacrificio y del desprendimiento en la vida sobrenatural.
— Correspondencia a la gracia. Dar fruto.
I. San Mateo nos dice en el Evangelio de la Misa1 que Jesús se sentó junto al mar y se le acercó tanta gente para oír su palabra que hubo de subirse a una barca, mientras la multitud le escuchaba desde la orilla. El Señor, sentado ya en la pequeña embarcación, comenzó a enseñarles: Salió un sembrador a sembrar, y la semilla cayó en tierra muy desigual.
En Galilea, terreno accidentado y lleno de colinas, se destinaban a la siembra pequeñas extensiones de terreno en valles y riberas; la parábola reproduce la situación agrícola de aquellas tierras. El sembrador esparce a voleo su semilla, y así se explica que una parte caiga en el camino. La semilla caída en estos senderos era pronto comida por los pájaros o pisoteada por los transeúntes. El detalle del suelo pedregoso, cubierto solo por una delgada capa de tierra, correspondía también a la realidad. A causa de su poca profundidad, brota la semilla con más rapidez, pero el calor la seca con la misma prontitud por carecer de raíces profundas. El terreno donde cae la buena semilla es el mundo entero, cada hombre; nosotros somos también tierra para la simiente divina. Y aunque la siembra es realizada con todo amor –es Dios que se vuelca en el alma–, el fruto depende en buena parte del estado de la tierra donde cae. Las palabras de Jesús nos muestran con toda fuerza la responsabilidad que tiene el hombre de disponerse para aceptar y corresponder a la gracia de Dios.
Parte cayó junto al camino, y vinieron los pájaros y se la comieron. Oyen la palabra de Dios, pero viene luego el Maligno y arrebata lo sembrado en su corazón. El camino es la tierra pisada, endurecida; son las almas disipadas, vacías, abiertas por completo a lo externo, incapaces de recoger sus pensamientos y guardar los sentidos, sin orden en sus afectos, poco vigilantes en los sentimientos, con la imaginación puesta con frecuencia en pensamientos inútiles; son también las almas sin cultivo alguno, nunca roturadas, acostumbradas a vivir de espaldas al Señor. Son corazones duros, como esos viejos caminos continuamente transitados. Escuchan la palabra divina, pero con suma facilidad el diablo la arranca de sus almas. "Él no es perezoso, antes bien, tiene los ojos siempre abiertos y está siempre preparado para saltar y llevarse el don que vosotros no usáis"2.
Necesitamos pedir al Señor fortaleza para no ser jamás como estos que "se parecen al camino donde cayó la semilla: negligentes, tibios y desdeñosos"3. Negligencia y tibieza que se manifiestan en la falta de contrición y de arrepentimiento, y de una lucha decidida contra los pecados veniales. La primera vez que el Sembrador arrojó su semilla en la tierra de nuestra alma fue en el Bautismo. ¡Cuántas veces desde entonces nos ha dado su gracia abundante! ¡Cuántas veces pasó cerca de nuestra vida, ayudando, alentando, perdonando! Ahora, en la intimidad de la oración, calladamente, podemos decirle: "¡Oh, Jesús! Si, siendo ¡como he sido! –pobre de mí–, has hecho lo que has hecho...; si yo correspondiera, ¿qué harías?
"Esta verdad te ha de llevar a una generosidad sin tregua.
"Llora, y duélete con pena y con amor, porque el Señor y su Madre bendita merecen otro comportamiento de tu parte"4.
II. Otra parte cayó en pedregal, donde no había mucha tierra, y brotó pronto por no ser hondo el suelo; pero al salir el sol, se agostó y se secó porque no tenía raíz. Este pedregal representa a las almas superficiales, con poca hondura interior, inconstantes, incapaces de perseverar. Tienen buenas disposiciones, incluso reciben la gracia con alegría, pero, llegado el momento de hacer frente a las dificultades, retroceden; no son capaces de sacrificarse por llevar a cabo los propósitos que un día hicieron, y estos mueren sin dar fruto.
Hay algunos, enseña Santa Teresa, que después de vencer a los primeros enemigos de la vida interior "acabóseles el esfuerzo, faltóles ánimo", dejaron de luchar, cuando solo estaban "a dos pasos de la fuente del agua viva que dijo el Señor a la Samaritana que quien la bebiere no tendrá sed"5. Hemos de pedir al Señor constancia en los propósitos, espíritu de sacrificio para no detenernos ante las dificultades, que necesariamente hemos de encontrar. Comenzar y recomenzar una y otra vez, con santa tozudez, empeñándonos en llegar a la santidad a la que Jesús nos llama, y para la que nos da las gracias necesarias. "El alma que ama a Dios de veras no deja por pereza de hacer lo que puede para encontrar al Hijo de Dios, su Amado. Y después que ha hecho todo lo que puede, no se queda satisfecha y piensa que no ha hecho nada"6, enseña San Juan de la Cruz.
Otra parte cayó entre espinos; crecieron los espinos y la sofocaron. Son los que oyen la palabra de Dios, pero las preocupaciones de este mundo y la seducción de las riquezas sofocan la palabra y queda estéril.
El amor a las riquezas, la ambición desordenada de influencia o de poder, una excesiva preocupación por el bienestar y el confort, y la vida cómoda son duros espinos que impiden la unión con Dios. Son almas volcadas en lo material, envueltas en "una avaricia de fondo, que lleva a no valorar sino lo que se puede tocar. Los ojos que se quedan como pegados a las cosas terrenas, pero también los ojos que, por eso mismo, no saben descubrir las realidades sobrenaturales"7; están como ciegos para lo que verdaderamente importa.
Dejar que el corazón se aficione al dinero, a las influencias, al aplauso, a la última comodidad que pregona la publicidad, a los caprichos, a la abundancia de cosas innecesarias, es un grave obstáculo para que el amor de Dios arraigue en el corazón. Es difícil que quien está poseído por esta afición a tener más, a buscar siempre lo más cómodo, no caiga en otros pecados. "Por eso –comenta San Juan de la Cruz– el Señor los llamó en el Evangelio espinas, para dar a entender que el que los manoseare con la voluntad, quedará herido de algún pecado"8.
Enseña San Pablo que quien pone su corazón en los bienes terrenos como si fueran bienes absolutos comete una especie de idolatría9. Este desorden del alma lleva con frecuencia a la falta de mortificación, a la sensualidad, a apartar la mirada de los bienes sobrenaturales, pues se cumplen siempre aquellas palabras del Señor: donde está vuestro tesoro, allí estará vuestro corazón10. En este mal terreno quedará indudablemente sofocada la semilla de la gracia.
III. Lo sembrado en buena tierra es el que oye la palabra y la entiende, y fructifica y produce el ciento, o el sesenta, o el treinta.
Dios espera de nosotros que seamos un buen terreno que acoja la gracia y dé frutos; más y mejores frutos produciremos cuanto mayor sea nuestra generosidad con Dios. "Lo único que nos importa –comenta San Juan Crisóstomo– es no ser camino, ni pedregal, ni cardos, sino tierra buena (...). No sea el corazón camino donde el enemigo se lleve, como el pájaro, la semilla pisada por los transeúntes; ni peñascal donde la poca tierra haga germinar enseguida lo que ha de agostar el sol; ni abrojal de pasiones humanas y cuidados de la vida"11.
Todos los hombres pueden convertirse en terreno preparado para recibir la gracia, cualquiera que haya sido su vida pasada: el Señor se vuelca en el alma en la medida en que encuentra acogida. Dios nos da tantas gracias porque tiene confianza en cada uno; no existen terrenos demasiado duros o baldíos para Él, si se está dispuesto a cambiar y a corresponder: cualquier alma se puede convertir en un vergel, aunque antes haya sido desierto, porque la gracia de Dios no falta y sus cuidados son mayores que los del más experto labrador. Supuesta la gracia, el fruto solo depende del hombre, que es libre de corresponder o no. "La tierra es buena, el sembrador el mismo, y las simientes las mismas; y sin embargo, ¿cómo es que una dio ciento, otra sesenta y otra treinta? Aquí la diferencia depende también del que recibe, pues aun donde la tierra es buena, hay mucha diferencia de una parcela a otra. Ya veis que no tienen la culpa el labrador, ni la semilla, sino la tierra que la recibe; y no es por causa de la naturaleza, sino de la disposición de la voluntad"12.
Examinemos hoy en la oración si estamos correspondiendo a las gracias que el Señor nos está dando, si aplicamos el examen particular a esas malas raíces del alma que impiden el crecimiento de la buena semilla, si limpiamos las hierbas dañinas mediante la Confesión frecuente, si fomentamos los actos de contrición, que tan bien preparan el alma para recibir las inspiraciones de Dios. "No podemos conformarnos con lo que hacemos en nuestro servicio a Dios, como un artista no se queda satisfecho con el cuadro o la estatua que sale de sus manos. Todos le dicen: es una maravilla; pero él piensa: no, no es esto; yo querría más. Así deberíamos reaccionar nosotros.
"Además, el Señor nos da mucho, tiene derecho a nuestra más plena correspondencia..., y hay que ir a su paso"13. No nos quedemos atrás.
1 Mt 13, 1-23. — 2 Card. J. H. Newman, Sermón para el Domingo de Sexagésima: Llamadas de la gracia. — 3 San Juan Crisóstomo, Homilías sobre San Mateo, 44, 3. — 4 San Josemaría Escrivá, Forja, n. 388. — 5 Santa Teresa, Camino de perfección, 19, 2. — 6 San Juan de la Cruz, Cántico espiritual, 3, 1. — 7 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 6. — 8 San Juan de la Cruz, Subida al Monte Carmelo 3, 18, 1 — 9 Cfr. Col 3, 5. — 10 Lc 12, 34. — 11 San Agustín, Sermón 101, 3. — 12 San Juan Crisóstomo, loc. cit. — 13 San Josemaría Escrivá, Forja, n. 385.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
San Cristóbal
Mártir
Siglo III
Cristóbal significa "el que carga o portador de Cristo".
San Cristóbal, popularísimo gigantón que antaño podía verse con su barba y su cayado en todas las puertas de las ciudades: era creencia común que bastaba mirar su imagen para que el viajero se viese libre de todo peligro durante aquel día. Hoy que se suele viajar en coche, los automovilistas piadosos llevan una medalla de san Cristóbal junto al volante.
¿Quién era? Con la historia en la mano poco puede decirse de él, como mucho que quizá un mártir de Asia menor a quien ya se rendía culto en el Siglo v. Su nombre griego, "el portador de Cristo", es enigmático, y se empareja con una de las leyendas más bellas y significativas de toda la tradición cristiana. Nos lo pintan como un hombre muy apuesto de estatura colosal, con gran fuerza física, y tan orgulloso que no se conformaba con servir a amos que no fueran dignos de él.
Cristóbal sirvió primero a un rey, aparente señor de la tierra, a quién Cristóbal vío temblando un día cuando le mencionaron al demonio.
Cristóbal entonces decidió ponerse al servicio del diablo, verdadero príncipe de este mundo, y buscó a un brujo que se lo presentara. Pero en el camino el brujo pasó junto a una Cruz, y temblando la evitó. Cristóbal le pregunto entonces si él le temía a las cruces, contestándole el brujo que no, que le temía a quién había muerto en la Cruz, Jesucristo. Cristóbal le pregunto entonces si el demonio temía también a Cristo, y el brujo le contestó que el diablo tiembla a la sola mención de una Cruz donde murió el tal Jesucristo.
¿Quién podrá ser ese raro personaje tan poderoso aun después de morir? Se lanza a los caminos en su busca y termina por apostarse junto al vado de un río por donde pasan incontables viajeros a los que él lleva hasta la otra orilla a cambio de unas monedas. Nadie le da razón del hombre muerto en la cruz que aterroriza al Diablo.
Hasta que un día cruza la corriente cargado con un insignificante niño a quien no se molesta en preguntar; ¿qué va a saber aquella frágil criatura? A mitad del río su peso se hace insoportable y sólo a costa de enormes esfuerzos consigue llegar a la orilla: Cristóbal llevaba a hombros más que el universo entero, al mismo Dios que lo creó y redimió. Por fin había encontrado a Aquél a quien buscaba.
--¿Quién eres, niño, que me pesabas tanto que parecía que transportaba el mundo entero?--Tienes razón, le dijo el Niño. Peso más que el mundo entero, pues soy el creador del mundo. Yo soy Cristo. Me buscabas y me has encontrado. Desde ahora te llamarás Cristóforo, Cristóbal, el portador de Cristo. A cualquiera que ayudes a pasar el río, me ayudas a mí.
Cristóbal fue bautizado en Antioquía. Se dirigió sin demora a predicar a Licia y a Samos. Allí fue encarcelado por el rey Dagón, que estaba a las órdenes del emperador Decio. Resistió a los halagos de Dagón para que se retractara. Dagón le envió dos cortesanas, Niceta y Aquilina, para seducirlo. Pero fueron ganadas por Cristóbal y murieron mártires. Después de varios intentos de tortura, ordenó degollarlo. Según Gualterio de Espira, la nación Siria y el mismo Dagón se convirtieron a Cristo.
San Cristóbal es un Santo muy popular, y poetas modernos, como García Lorca y Antonio Machado, lo han cantado con inspiradas estrofas. Su efigie, siempre colosal y gigantesca, decora muchísimas catedrales, como la de Toledo, y nos inspira a todos protección y confianza.
Sus admiradores, para simbolizar su fortaleza, su amor a Cristo y la excelencia de sus virtudes, le representaron de gran corpulencia, con Jesús sobre los hombros y con un árbol lleno de hojas por báculo.
Es patrono de los transportadores y automovilistas.
_____________________________________________________________Pacífico, Beato Franciscano, 10 de julio
Trovador Etimológicamente significa "portador de paz". Viene de la lengua latina. |
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Rufina y Segunda, Santas Mártires de Roma, 10 de julio
MártiresMartirologio Romano: En la vía Cornelia, a nueve miliarios de la ciudad de Roma, santas Rufina y Segunda, mártires (s. inc.). Un hombre llamado Nicodemo fue a visitar a Jesús de noche. De él aprendió que, a menos que no se "nazca de nuevo", nadie puede ver las realidades de Dios. |
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Fuente: Franciscanos.org
Manuel Ruiz y Compañeros, Beatos Mártires en Damasco, 10 de julio
MártiresMartirologio Romano: En Damasco, en Siria, muerte de los mártires beatos Manuel Ruiz, presbítero, y compañeros, de los cuales siete eran de la Orden de los Hermanos Menores y los otros tres, que eran hermanos carnales, pertenecían a la Iglesia maronita. Entregados fraudulentamente por un traidor, sufrieron toda clase de vejaciones a causa de su fe, consiguiendo la palma del martirio con una muerte gloriosa (1860). En la noche del 9 al 10 de julio de 1860, fueron martirizados en Damasco por los drusos musulmanes ocho frailes franciscanos y tres católicos maronitas seglares, hermanos de sangre. A todos ellos, once en total, los beatificó Pío XI el 10 de octubre de 1926. Cuyos nombres son: beatos Carmelo Volta, Pedro Soler, Nicolás Alberga, Engelberto Kolland, Ascanio Nicanor, presbíteros; Manuel Ruiz, Francisco Pinazo y Juan Santiago Fernández, religiosos de la Orden de los Hermanos Menores; Francisco, Moocio y Rafael Massabki, hermanos carnales.
Paúles y las Hermanas de la Caridad, fueron los franciscanos invitados a refugiarse en el palacio de Ab-el-Kader, mas los frailes, que ningún mal habían hecho a nadie y veían a muchos cristianos temerosos refugiados en el convento franciscano, no quisieron abandonarlo. Cuando oyeron arreciar los golpes en las puertas que amenazaban con echarlas a tierra, se reunieron en la iglesia haciendo fervorosísima oración para que Jesús no los abandonara en tan grave trance, y luego buscaron refugio. El padre Manuel, superior de la comunidad, para evitar toda profanación, sumió el Santísimo Sacramento que había de ser su Viático, ¡y ya era tiempo!, porque los turcos invadían el sagrado recinto. -- "¡Hazte musulmán o mueres!", le dijo un soldado; y él respondió con fortaleza: -- "Mil veces antes la muerte". Colocó su cabeza sobre el altar y se consumó el primer sacrificio. A cada religioso que sorprendían en la celda, en las terrazas, en los claustros, repicaban las campanas, y así uno tras otro fueron martirizados a golpes o a tiros, de cien diversos modos, cebándose su rabia y furor en la mansedumbre de los ocho franciscanos, admirables en sus respuestas, dignas de los primeros cristianos. |
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Victoria y Anatolia, Santas Virgenes y Mártires, 10 de julio
Virgenes y Mártires Martirologio Romano: En Sabina, santas Anatolia y Victoria, mártires (s. inc.). Estas dos chicas eran muy amigas. Victoria tenía novio y se iba a casar pronto con él. |
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Amalberga, Santa Viuda, 10 de julio
ViudaMartirologio Romano: En Tamise, en Flandes, santa Amalberga, a quien san Wilibrordo impuso el velo de las vírgenes consagradas (s. VIII). También es conocida como Amalburga, Amelia o Amalia. |
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Fuente: Franciscanos.net
Nicanor Ascanio, Beato Mártir Franciscano, Julio 10
Sacerdote y mártir de la Primera Orden Franciscana Beatificado por Pío XI el 10 de octubre de 1926. |
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Fuente: Franciscanos.net
Engelberto Kolland, Beato Mártir Franciscano, Julio 10
Sacerdote y mártir de la Primera Orden Beatificado por Pío XI el 10 de octubre de 1926. |
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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Francisco, Abdel Moti y Rafael Masabki, Beatos Mártires Maronitas, Julio 10
Mártires Maronitas en Damasco Según consta en el Directorio Santoral Franciscano, el 10 de Julio, se recuerda a 8 frailes franciscanos y 3 católicos maronitas seglares, de la familia Masabki,- que fueron martirizados en Damasco en 1860. |
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Fuente: ArchiMadrid.es
Canuto de Dinamarca, Santo Mátir, 10 de julio
Mártir |
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Pedro Vincioli, Santo Abad, 10 de julio
Monje y ArquitectoMartirologio Romano: En Perugia, de la Umbría, san Pedro Vincioli, presbítero y abad, que reedificó una antigua iglesia dedicada a san Pedro que amenazaba ruina, y a ella unió un monasterio en el que, venciendo gran oposición y con gran paciencia, introdujo los usos y costumbres cluniacenses (1007). Uno de los monumentos más importantes de Peregia es la iglesia de san Pedro. Se ve a distancia en virtud o gracias a su campanario octogonal. Representa realmente algo bello con las líneas renacentistas del 1400 y 1500. |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net
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