viernes, 8 de julio de 2011

Lecturas Domingo 10 de Julio de 2011

Divina Misericordia

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 13, 1-23

Gloria a ti, Señor.

Un día salió Jesús de la casa donde se hospedaba y se sentó a la orilla del lago. Se reunió en torno suyo tanta gente, que tuvo que subirse a una barca, donde se sentó, mientras la gente permanecía en la orilla. Entonces Jesús les habló de muchas cosas en parábolas y les dijo:
"Una vez salió un sembrador a sembrar, y al ir arrojando la semilla, unos granos cayeron al borde del camino; vinieron los pájaros y se los comieron. Otros granos cayeron en terreno pedregoso, que tenía poca tierra; allí germinaron pronto, porque la tierra no era gruesa; pero cuando salió el sol, los brotes se marchitaron, y como no tenían raíces, se secaron. Otros cayeron entre espinos, y cuando los espinos crecieron, sofocaron las plantitas. Otros granos cayeron en tierra buena y dieron fruto: unos, ciento por uno; otros, sesenta; y otros, treinta. El que tenga oídos, que oiga".
Los discípulos se le acercaron y le preguntaron:
"¿Por qué les hablas por medio de parábolas?"
Jesús les respondió:
"A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de los cielos, pero a ellos no. Al que tiene, se le dará más y nadará en la abundancia; pero al que tiene poco, aún eso poco se le quitará. Por eso les hablo por medio de parábolas, porque viendo no ven y oyendo no oyen ni entienden. En ellos se cumple aquella profecía de Isaías que dice: "Oirán una y otra vez y no entenderán; mirarán y volverán a mirar, pero no verán; porque este pueblo ha endurecido su corazón, ha cerrado sus ojos y tapado sus oídos, con el fin de no ver con los ojos, ni oír con los oídos, ni comprender con el corazón. Porque no quieren convertirse ni que yo los salve".
Pero, dichosos ustedes, porque sus ojos ven y sus oídos oyen. Yo les aseguro que muchos profetas y muchos justos desearon ver lo que ustedes ven y no lo vieron, y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron.
Escuchen, pues, ustedes lo que significa la parábola del sembrador.
A todo hombre que oye la palabra del Reino y no la entiende, le llega el diablo y le arrebata lo sembrado en su corazón. Esto es lo que significan los granos que cayeron al borde del camino.
Lo sembrado sobre terreno pedregoso significa al que oye la palabra y la acepta inmediatamente con alegría; pero, como es inconstante, no la deja echar raíces, y apenas le viene una tribulación o una persecución por causa de la palabra, sucumbe.
Lo sembrado entre espinos representa a aquél que oye la palabra, pero las preocupaciones de la vida y la seducción de las riquezas la sofocan y queda sin fruto. En cambio, lo sembrado en tierra buena representa a quienes oyen la palabra, la entienden y dan fruto: unos, el ciento por uno; otros, el sesenta; y otros, el treinta".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/swf/l.swf?video_id=v82JVdXAUUs

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? abortar (todos los métodos anticonceptivos son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.

 

Misal

15o. Dom Ord Ciclo A

Antífona de Entrada

Yo quiero acercarme a ti, Señor, y saciarme de gozo en tu presencia.

 

Se dice "Gloria".

Oración Colecta

Oremos:
Señor, tú que iluminas a los extraviados con la luz de tu Evangelio para que vuelvan al camino de la verdad; concede a cuantos nos llamamos cristianos imitar fielmente a Cristo y rechazar lo que pueda alejarnos de él.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

La Lluvia hará germinar la tierra

Lectura del profeta Isaías 55, 10-11

Esto dice el Señor:
"Como bajan del cielo la lluvia y la nieve y no vuelven allá, sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, a fin de que dé semilla para sembrar y pan para comer, así será la palabra que sale de mi boca: no volverá a mí sin resultado, sino que hará mi voluntad y cumplirá su misión".
Palabra de Dios.
te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del Salmo 64

Señor, danos siempre de tu agua.

Señor, tú cuidas de la tierra, la riegas y la colmas de riquezas. Las nubes del Señor van por los campos, rebosantes de agua, como acequias.
Señor, danos siempre de tu agua.

Tú preparas la tierra para el trigo: riega los surcos, aplanas los terrenos, reblandeces el suelo con la lluvia, bendices los renuevos.
Señor, danos siempre de tu agua.

Tú coronas el año con tus bienes, tus senderos derraman abundancia, están verdes los pastos del desierto, las colinas con flores adornadas.
Señor, danos siempre de tu agua.

Los prados se visten de rebaños, de trigales los valles se engalanan. Todo aclama al Señor. Todo le canta.
Señor, danos siempre de tu agua.

Segunda Lectura

Toda la creación espera la revelación de la gloria de los hijos de Dios

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 18-23

Hermanos: Considero que los sufrimientos de esta vida no se pueden comparar con la gloria que un día se manifestará en nosotros; porque toda la creación espera, con seguridad e impaciencia, la revelación de esa gloria de los hijos de Dios.
La creación está ahora sometida al desorden, no por su querer, sino por la voluntad de aquel que la sometió. Pero dándole al mismo tiempo esta esperanza: que también ella misma va a ser liberada de la esclavitud de la corrupción, para compartir la gloriosa libertad de los hijos de Dios.
Sabemos, en efecto, que la creación entera gime hasta el presente y sufre dolores de parto; y no sólo ella, sino también nosotros, los que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, anhelando que se realice a plenitud nuestra condición de hijos de Dios, la redención de nuestro cuerpo.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
La semilla es la palabra de Dios y el sembrador.
Aleluya.

Evangelio

Salió el sembrador a sembrar

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 13, 1-23

Gloria a ti, Señor.

Un día salió Jesús de la casa donde se hospedaba y se sentó a la orilla del lago. Se reunió en torno suyo tanta gente, que tuvo que subirse a una barca, donde se sentó, mientras la gente permanecía en la orilla. Entonces Jesús les habló de muchas cosas en parábolas y les dijo:
"Una vez salió un sembrador a sembrar, y al ir arrojando la semilla, unos granos cayeron al borde del camino; vinieron los pájaros y se los comieron. Otros granos cayeron en terreno pedregoso, que tenía poca tierra; allí germinaron pronto, porque la tierra no era gruesa; pero cuando salió el sol, los brotes se marchitaron, y como no tenían raíces, se secaron. Otros cayeron entre espinos, y cuando los espinos crecieron, sofocaron las plantitas. Otros granos cayeron en tierra buena y dieron fruto: unos, ciento por uno; otros, sesenta; y otros, treinta. El que tenga oídos, que oiga".
Los discípulos se le acercaron y le preguntaron:
"¿Por qué les hablas por medio de parábolas?"
Jesús les respondió:
"A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de los cielos, pero a ellos no. Al que tiene, se le dará más y nadará en la abundancia; pero al que tiene poco, aún eso poco se le quitará. Por eso les hablo por medio de parábolas, porque viendo no ven y oyendo no oyen ni entienden. En ellos se cumple aquella profecía de Isaías que dice: "Oirán una y otra vez y no entenderán; mirarán y volverán a mirar, pero no verán; porque este pueblo ha endurecido su corazón, ha cerrado sus ojos y tapado sus oídos, con el fin de no ver con los ojos, ni oír con los oídos, ni comprender con el corazón. Porque no quieren convertirse ni que yo los salve".
Pero, dichosos ustedes, porque sus ojos ven y sus oídos oyen. Yo les aseguro que muchos profetas y muchos justos desearon ver lo que ustedes ven y no lo vieron, y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron.
Escuchen, pues, ustedes lo que significa la parábola del sembrador.
A todo hombre que oye la palabra del Reino y no la entiende, le llega el diablo y le arrebata lo sembrado en su corazón. Esto es lo que significan los granos que cayeron al borde del camino.
Lo sembrado sobre terreno pedregoso significa al que oye la palabra y la acepta inmediatamente con alegría; pero, como es inconstante, no la deja echar raíces, y apenas le viene una tribulación o una persecución por causa de la palabra, sucumbe.
Lo sembrado entre espinos representa a aquél que oye la palabra, pero las preocupaciones de la vida y la seducción de las riquezas la sofocan y queda sin fruto. En cambio, lo sembrado en tierra buena representa a quienes oyen la palabra, la entienden y dan fruto: unos, el ciento por uno; otros, el sesenta; y otros, el treinta".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Se dice "Credo".

Oración de los Fieles

Celebrante:
Que nuestras oraciones lleguen, hermanos, a la presencia del Señor, y que nuestros ruegos sean escuchados por el que escruta el corazón humano:
Respondemos: Escúchanos, Señor.

Pidamos la sabiduría del Hijo de Dios para los que proclaman con fidelidad la palabra divina, y para todos los ministros que sirven a la Iglesia, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.

Por Israel, el pueblo de la antigua alianza, por los cristianos separados de la Iglesia católica y apostólica y por los que no conocen al Dios verdadero, invoquemos al Señor, dueño de toda verdad.
Escúchanos, Señor.

Por los que viven lejos de su casa, por los encarcelados, por los débiles y oprimidos y por los justos que sufren persecución, oremos a Jesús, el Salvador.
Escúchanos, Señor.

Invoquemos con fe y devoción al Señor de la gloria, para que proporcione paz y felicidad a quienes ahora estamos aquí, huéspedes en la casa del Señor, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.

Celebrante:
Escucha, Señor, las oraciones de tu pueblo y aumenta en nosotros el deseo sincero de acoger la semilla de tu palabra; haz que esta simiente sea también sembrada en los surcos de toda la humanidad y fructifique en obras de justicia y paz, para que se manifieste a la humanidad la bendita esperanza de tu Reino.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Oración sobre las ofrendas

Mira bondadosamente, Señor, las ofrendas de tu Iglesia suplicante y conviértelas en alimento espiritual que ayude a crecer en santidad a todos tus fieles.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

La creación alaba al Señor

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación,
darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque creaste el universo entero, determinaste el ciclo de las estaciones, y al ser humano, formado a tu imagen y semejanza, sometiste las maravillas del mundo, para que, en nombre tuyo, dominara la creación, y, al contemplar tus grandezas, en todo momento te alabara, por Cristo, Señor nuestro.
A quien cantan los ángeles y los arcángeles, proclamando sin cesar:

Antífona de la Comunión

Dichosos los que se acercan a tu altar, Señor. Dichosos los que viven en tu casa y pueden alabarte siempre, Rey mío y Dios mío.

 

Oración después de la comunión

Te suplicamos, Señor, que esta Eucaristía que hemos recibido, nos ayude a amarte más y a servirte mejor cada día.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Meditación diaria

Décimo quinto Domingo

ciclo a

PARÁBOLA DEL SEMBRADOR

— La semilla y el camino. La falta de recogimiento interior impide la unión con Dios.

— El pedregal y los espinos. Necesidad del sacrificio y del desprendimiento en la vida sobrenatural.

— Correspondencia a la gracia. Dar fruto.

I. San Mateo nos dice en el Evangelio de la Misa1 que Jesús se sentó junto al mar y se le acercó tanta gente para oír su palabra que hubo de subirse a una barca, mientras la multitud le escuchaba desde la orilla. El Señor, sentado ya en la pequeña embarcación, comenzó a enseñarles: Salió un sembrador a sembrar, y la semilla cayó en tierra muy desigual.

En Galilea, terreno accidentado y lleno de colinas, se destinaban a la siembra pequeñas extensiones de terreno en valles y riberas; la parábola reproduce la situación agrícola de aquellas tierras. El sembrador esparce a voleo su semilla, y así se explica que una parte caiga en el camino. La semilla caída en estos senderos era pronto comida por los pájaros o pisoteada por los transeúntes. El detalle del suelo pedregoso, cubierto solo por una delgada capa de tierra, correspondía también a la realidad. A causa de su poca profundidad, brota la semilla con más rapidez, pero el calor la seca con la misma prontitud por carecer de raíces profundas. El terreno donde cae la buena semilla es el mundo entero, cada hombre; nosotros somos también tierra para la simiente divina. Y aunque la siembra es realizada con todo amor –es Dios que se vuelca en el alma–, el fruto depende en buena parte del estado de la tierra donde cae. Las palabras de Jesús nos muestran con toda fuerza la responsabilidad que tiene el hombre de disponerse para aceptar y corresponder a la gracia de Dios.

Parte cayó junto al camino, y vinieron los pájaros y se la comieron. Oyen la palabra de Dios, pero viene luego el Maligno y arrebata lo sembrado en su corazón. El camino es la tierra pisada, endurecida; son las almas disipadas, vacías, abiertas por completo a lo externo, incapaces de recoger sus pensamientos y guardar los sentidos, sin orden en sus afectos, poco vigilantes en los sentimientos, con la imaginación puesta con frecuencia en pensamientos inútiles; son también las almas sin cultivo alguno, nunca roturadas, acostumbradas a vivir de espaldas al Señor. Son corazones duros, como esos viejos caminos continuamente transitados. Escuchan la palabra divina, pero con suma facilidad el diablo la arranca de sus almas. "Él no es perezoso, antes bien, tiene los ojos siempre abiertos y está siempre preparado para saltar y llevarse el don que vosotros no usáis"2.

Necesitamos pedir al Señor fortaleza para no ser jamás como estos que "se parecen al camino donde cayó la semilla: negligentes, tibios y desdeñosos"3. Negligencia y tibieza que se manifiestan en la falta de contrición y de arrepentimiento, y de una lucha decidida contra los pecados veniales. La primera vez que el Sembrador arrojó su semilla en la tierra de nuestra alma fue en el Bautismo. ¡Cuántas veces desde entonces nos ha dado su gracia abundante! ¡Cuántas veces pasó cerca de nuestra vida, ayudando, alentando, perdonando! Ahora, en la intimidad de la oración, calladamente, podemos decirle: "¡Oh, Jesús! Si, siendo ¡como he sido! –pobre de mí–, has hecho lo que has hecho...; si yo correspondiera, ¿qué harías?

"Esta verdad te ha de llevar a una generosidad sin tregua.

"Llora, y duélete con pena y con amor, porque el Señor y su Madre bendita merecen otro comportamiento de tu parte"4.

II. Otra parte cayó en pedregal, donde no había mucha tierra, y brotó pronto por no ser hondo el suelo; pero al salir el sol, se agostó y se secó porque no tenía raíz. Este pedregal representa a las almas superficiales, con poca hondura interior, inconstantes, incapaces de perseverar. Tienen buenas disposiciones, incluso reciben la gracia con alegría, pero, llegado el momento de hacer frente a las dificultades, retroceden; no son capaces de sacrificarse por llevar a cabo los propósitos que un día hicieron, y estos mueren sin dar fruto.

Hay algunos, enseña Santa Teresa, que después de vencer a los primeros enemigos de la vida interior "acabóseles el esfuerzo, faltóles ánimo", dejaron de luchar, cuando solo estaban "a dos pasos de la fuente del agua viva que dijo el Señor a la Samaritana que quien la bebiere no tendrá sed"5. Hemos de pedir al Señor constancia en los propósitos, espíritu de sacrificio para no detenernos ante las dificultades, que necesariamente hemos de encontrar. Comenzar y recomenzar una y otra vez, con santa tozudez, empeñándonos en llegar a la santidad a la que Jesús nos llama, y para la que nos da las gracias necesarias. "El alma que ama a Dios de veras no deja por pereza de hacer lo que puede para encontrar al Hijo de Dios, su Amado. Y después que ha hecho todo lo que puede, no se queda satisfecha y piensa que no ha hecho nada"6, enseña San Juan de la Cruz.

Otra parte cayó entre espinos; crecieron los espinos y la sofocaron. Son los que oyen la palabra de Dios, pero las preocupaciones de este mundo y la seducción de las riquezas sofocan la palabra y queda estéril.

El amor a las riquezas, la ambición desordenada de influencia o de poder, una excesiva preocupación por el bienestar y el confort, y la vida cómoda son duros espinos que impiden la unión con Dios. Son almas volcadas en lo material, envueltas en "una avaricia de fondo, que lleva a no valorar sino lo que se puede tocar. Los ojos que se quedan como pegados a las cosas terrenas, pero también los ojos que, por eso mismo, no saben descubrir las realidades sobrenaturales"7; están como ciegos para lo que verdaderamente importa.

Dejar que el corazón se aficione al dinero, a las influencias, al aplauso, a la última comodidad que pregona la publicidad, a los caprichos, a la abundancia de cosas innecesarias, es un grave obstáculo para que el amor de Dios arraigue en el corazón. Es difícil que quien está poseído por esta afición a tener más, a buscar siempre lo más cómodo, no caiga en otros pecados. "Por eso –comenta San Juan de la Cruz– el Señor los llamó en el Evangelio espinas, para dar a entender que el que los manoseare con la voluntad, quedará herido de algún pecado"8.

Enseña San Pablo que quien pone su corazón en los bienes terrenos como si fueran bienes absolutos comete una especie de idolatría9. Este desorden del alma lleva con frecuencia a la falta de mortificación, a la sensualidad, a apartar la mirada de los bienes sobrenaturales, pues se cumplen siempre aquellas palabras del Señor: donde está vuestro tesoro, allí estará vuestro corazón10. En este mal terreno quedará indudablemente sofocada la semilla de la gracia.

III. Lo sembrado en buena tierra es el que oye la palabra y la entiende, y fructifica y produce el ciento, o el sesenta, o el treinta.

Dios espera de nosotros que seamos un buen terreno que acoja la gracia y dé frutos; más y mejores frutos produciremos cuanto mayor sea nuestra generosidad con Dios. "Lo único que nos importa –comenta San Juan Crisóstomo– es no ser camino, ni pedregal, ni cardos, sino tierra buena (...). No sea el corazón camino donde el enemigo se lleve, como el pájaro, la semilla pisada por los transeúntes; ni peñascal donde la poca tierra haga germinar enseguida lo que ha de agostar el sol; ni abrojal de pasiones humanas y cuidados de la vida"11.

Todos los hombres pueden convertirse en terreno preparado para recibir la gracia, cualquiera que haya sido su vida pasada: el Señor se vuelca en el alma en la medida en que encuentra acogida. Dios nos da tantas gracias porque tiene confianza en cada uno; no existen terrenos demasiado duros o baldíos para Él, si se está dispuesto a cambiar y a corresponder: cualquier alma se puede convertir en un vergel, aunque antes haya sido desierto, porque la gracia de Dios no falta y sus cuidados son mayores que los del más experto labrador. Supuesta la gracia, el fruto solo depende del hombre, que es libre de corresponder o no. "La tierra es buena, el sembrador el mismo, y las simientes las mismas; y sin embargo, ¿cómo es que una dio ciento, otra sesenta y otra treinta? Aquí la diferencia depende también del que recibe, pues aun donde la tierra es buena, hay mucha diferencia de una parcela a otra. Ya veis que no tienen la culpa el labrador, ni la semilla, sino la tierra que la recibe; y no es por causa de la naturaleza, sino de la disposición de la voluntad"12.

Examinemos hoy en la oración si estamos correspondiendo a las gracias que el Señor nos está dando, si aplicamos el examen particular a esas malas raíces del alma que impiden el crecimiento de la buena semilla, si limpiamos las hierbas dañinas mediante la Confesión frecuente, si fomentamos los actos de contrición, que tan bien preparan el alma para recibir las inspiraciones de Dios. "No podemos conformarnos con lo que hacemos en nuestro servicio a Dios, como un artista no se queda satisfecho con el cuadro o la estatua que sale de sus manos. Todos le dicen: es una maravilla; pero él piensa: no, no es esto; yo querría más. Así deberíamos reaccionar nosotros.

"Además, el Señor nos da mucho, tiene derecho a nuestra más plena correspondencia..., y hay que ir a su paso"13. No nos quedemos atrás.

1 Mt 13, 1-23. — 2 Card. J. H. Newman, Sermón para el Domingo de Sexagésima: Llamadas de la gracia. — 3 San Juan Crisóstomo, Homilías sobre San Mateo, 44, 3. — 4 San Josemaría Escrivá, Forja, n. 388. — 5 Santa Teresa, Camino de perfección, 19, 2. — 6 San Juan de la Cruz, Cántico espiritual, 3, 1. — 7 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 6. — 8 San Juan de la Cruz, Subida al Monte Carmelo 3, 18, 1 — 9 Cfr. Col 3, 5. — 10 Lc 12, 34. — 11 San Agustín, Sermón 101, 3. — 12 San Juan Crisóstomo, loc. cit. — 13 San Josemaría Escrivá, Forja, n. 385.

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Santoral             (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

San Cristóbal
Mártir
Siglo III

San CristobalCristóbal significa "el que carga o portador de Cristo".

San Cristóbal, popularísimo gigantón que antaño podía verse con su barba y su cayado en todas las puertas de las ciudades: era creencia común que bastaba mirar su imagen para que el viajero se viese libre de todo peligro durante aquel día. Hoy que se suele viajar en coche, los automovilistas piadosos llevan una medalla de san Cristóbal junto al volante.

¿Quién era? Con la historia en la mano poco puede decirse de él, como mucho que quizá un mártir de Asia menor a quien ya se rendía culto en el Siglo v. Su nombre griego, "el portador de Cristo", es enigmático, y se empareja con una de las leyendas más bellas y significativas de toda la tradición cristiana. Nos lo pintan como un hombre muy apuesto de estatura colosal, con gran fuerza física, y tan orgulloso que no se conformaba con servir a amos que no fueran dignos de él.

Cristóbal sirvió  primero a un rey, aparente señor de la tierra,  a quién Cristóbal vío temblando un día cuando le mencionaron al demonio.

Cristóbal entonces decidió ponerse al servicio del diablo, verdadero príncipe de este mundo, y buscó a un brujo que se lo presentara. Pero en el camino el brujo pasó junto a una Cruz, y temblando la evitó. Cristóbal le pregunto entonces si él le temía a las cruces, contestándole el brujo que no, que le temía a quién había muerto en la Cruz, Jesucristo. Cristóbal le pregunto entonces si el demonio temía también a Cristo, y el brujo le contestó que el diablo tiembla a la sola mención de una Cruz donde murió el tal Jesucristo.

¿Quién podrá ser ese raro personaje tan poderoso aun después de morir? Se lanza a los caminos en su busca y termina por apostarse junto al vado de un río por donde pasan incontables viajeros a los que él lleva hasta la otra orilla a cambio de unas monedas. Nadie le da razón del hombre muerto en la cruz que aterroriza al Diablo.

Hasta que un día cruza la corriente cargado con un insignificante niño a quien no se molesta en preguntar; ¿qué va a saber aquella frágil criatura? A mitad del río su peso se hace insoportable y sólo a costa de enormes esfuerzos consigue llegar a la orilla: Cristóbal llevaba a hombros más que el universo entero, al mismo Dios que lo creó y redimió. Por fin había encontrado a Aquél a quien buscaba.

--¿Quién eres, niño, que me pesabas tanto que parecía que transportaba el mundo entero?--Tienes razón, le dijo el Niño. Peso más que el mundo entero, pues soy el creador del mundo. Yo soy Cristo. Me buscabas y me has encontrado. Desde ahora te llamarás Cristóforo, Cristóbal, el portador de Cristo. A cualquiera que ayudes a pasar el río, me ayudas a mí.

Cristóbal fue bautizado en Antioquía. Se dirigió sin demora a predicar a Licia y a Samos. Allí fue encarcelado por el rey Dagón, que estaba a las órdenes del emperador Decio. Resistió a los halagos de Dagón para que se retractara. Dagón le envió dos cortesanas, Niceta y Aquilina, para seducirlo. Pero fueron ganadas por Cristóbal y murieron mártires. Después de varios intentos de tortura, ordenó degollarlo. Según Gualterio de Espira, la nación Siria y el mismo Dagón se convirtieron a Cristo.

San CristobalSan Cristóbal es un Santo muy popular, y poetas modernos, como García Lorca y Antonio Machado, lo han cantado con inspiradas estrofas. Su efigie, siempre colosal y gigantesca, decora muchísimas catedrales, como la de Toledo, y nos inspira a todos protección y confianza.

Sus admiradores, para simbolizar su fortaleza, su amor a Cristo y la excelencia de sus virtudes, le representaron de gran corpulencia, con Jesús sobre los hombros y con un árbol lleno de hojas por báculo.

Es patrono de los transportadores y automovilistas.

_____________________________________________________________Pacífico, Beato Franciscano, 10 de julio  

Pacífico, Beato

Trovador

Etimológicamente significa "portador de paz". Viene de la lengua latina.

Nacido en Marches (Italia) y entró a la casa del Padre en Lens (Hainaut, Bélgica) alrededor del año 1234.

Fue uno de los compañeros predilectos de san Francesco que le impuso el nombre de Pacífico. Después de una vida mundana, habiendo sido un célebre trovador, apodado el "Rey de los versos" a partir de que el emperador lo había coronado como "Príncipe de los poetas" en el Capitolio. Inició su camino de conversión a la edad de cincuenta años, luego de escuchar a San Francisco cuando este predicaba en San Severino Marche, este lo recibió entre los suyos

En 1217 lo envió para que implantara la orden en París. Al regresar a Italia (1223). Pacífico fue nombrado visitador de las clarisas.

Fue él quien hizo escuchar por primera vez el Cántico del sol que acababa de componer el Poverello (1225). Nuevamente la gente de Asís luchaba entre sí unos sosteniendo al obispo que había excomulgado al podestá, los otros apoyando a este último. Todo mundo estaba ahí cuando el viejo trovador entonó con su hermosa voz: "Loado seas tú Señor, por todas las creaturas y particularmente por mi Señor el Hermano Sol que da el día y que nos ilumina". El podestá se había levantado de inmediato se lee en el Speculum, las manos juntas, los ojos anegados de lágrimas escuchaba piadosamente.

"Loado seas tu Señor por la Hermana Tierra nuestra madre, que nos lleva y nos alimenta".

Aquí es donde Francia había puesto su llamado al perdón: "Loado seas tú, Señor, por aquellos que perdonan y perseveran en la paz, pues por ti, oh Altísimo, serán coronados". Al oír esas palabras todos se echaron a llorar. El podestá se arrojó de rodillas a los pies del obispo: "Aunque él hubiese matado a mi propio hijo" -dijo- "no hay hombre en este mundo a quien en este momento no quisiese perdonar por el amor de Dios y de su siervo Francisco. Estoy listo Señor a darte la satisfacción con que me pidas". El obispo lo levantó y lo besó tiernamente diciendo "Yo también te pido perdón. Excusa mi falta de humildad y por haber cedido, una vez más, a mi cólera"

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Rufina y Segunda, Santas Mártires de Roma, 10 de julio  

Rufina y Segunda, Santas

Mártires

Martirologio Romano: En la vía Cornelia, a nueve miliarios de la ciudad de Roma, santas Rufina y Segunda, mártires (s. inc.).

Etimológicamente: Rufina = Aquella de cabellera pelirroja o rojiza, es de origen latino

Etimológicamente: Segunda = La número dos, es de origen latino

 

Un hombre llamado Nicodemo fue a visitar a Jesús de noche. De él aprendió que, a menos que no se "nazca de nuevo", nadie puede ver las realidades de Dios.

La reconciliación y el perdón se cuentan entre esas limpias fuentes que abren a un nuevo nacimiento.

Esta dos chicas nacieron en Roma bajo el emperador Valeriano, que llevaría a cabo una terrible persecución contra los cristianos.
Eran jóvenes. Estaban prometidas con sus novios, llamados Armentario y Verino.

Ellos eran también cristianos, pero apostataron de su fe en el Señor Jesús por miedo a la muerte. Consiguieron de la autoridades el libelo, un documento especial para estos casos.

Pensaban que iban a hacer como ellos. Las dos chicas tuvieron que salir de Roma porque sus prometidos se pusieron muy pesados y eran un incordio continuo.

Se marcharon a Etri, en donde había una finca de recreo. Era un chalet a las afueras de la gran urbe.

Sus novios las descubrieron y las denunciaron ante el gobernador Aequesilao.

Ante su presencia, con todo el amor del mundo y naciendo de nuevo, ratificaron que eran cristianas. Y sin ningún juicio, les cortaron las cabezas tal día como hoy del año 257.

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Fuente: Franciscanos.org
Manuel Ruiz y Compañeros, Beatos Mártires en Damasco, 10 de julio  

Manuel Ruiz y Compañeros, Beatos

Mártires

Martirologio Romano: En Damasco, en Siria, muerte de los mártires beatos Manuel Ruiz, presbítero, y compañeros, de los cuales siete eran de la Orden de los Hermanos Menores y los otros tres, que eran hermanos carnales, pertenecían a la Iglesia maronita. Entregados fraudulentamente por un traidor, sufrieron toda clase de vejaciones a causa de su fe, consiguiendo la palma del martirio con una muerte gloriosa (1860).

Etimológicamente: Manuel = Dios esta con nosotros, es de origen hebreo,

 

En la noche del 9 al 10 de julio de 1860, fueron martirizados en Damasco por los drusos musulmanes ocho frailes franciscanos y tres católicos maronitas seglares, hermanos de sangre. A todos ellos, once en total, los beatificó Pío XI el 10 de octubre de 1926. Cuyos nombres son: beatos Carmelo Volta, Pedro Soler, Nicolás Alberga, Engelberto Kolland, Ascanio Nicanor, presbíteros; Manuel Ruiz, Francisco Pinazo y Juan Santiago Fernández, religiosos de la Orden de los Hermanos Menores; Francisco, Moocio y Rafael Massabki, hermanos carnales.

El 9/10 de julio de 1860, llegaron a su apogeo las matanzas de cristianos que los drusos y los turcos llevaban a cabo en toda Siria. Damasco sobre todo fue testigo de una horrorosa carnicería, en la que por el hierro y por el fuego perdieron la vida muchos cientos de cristianos, víctimas del furor anticristiano de turbas fanatizadas.

Había a la sazón ocho religiosos franciscanos en el convento de Damasco, uno era natural del Tirol y los otros siete españoles, a saber: el padre Manuel Ruiz, superior de la casa, nacido en San Martín de Ollas (Santander) el año 1804, que tomó el hábito franciscano en la Provincia de la Inmaculada Concepción; el padre Carmelo Bolta, párroco de los católicos de Damasco, natural de Real de Gandía (Valencia), nacido en 1803, hijo de la Seráfica Provincia de Valencia, activo y profundamente instruido; el padre
Engelberto Kolland, nacido en Ramsau el año 1827, de la Provincia de San Leopoldo (Austria), alegre, conocedor de seis idiomas, y teniente cura del padre Carmelo; el padre Nicanor Ascanio, de Villarejo, provincia de Madrid, nacido en 1814, religioso exclaustrado que se ordenó como sacerdote del clero secular, a quien siendo vicario de las Concepcionistas de Aranjuez, la venerable sor Patrocinio predijo su martirio y hasta mandó esculpir su imagen, y que se incorporó al Colegio de Priego cuando éste se fundó; el padre Nicolás M. Alberca y Torres, de Aguilar de la Frontera (Córdoba), nacido en 1830, varón inocentísimo y ejemplar religioso; el padre Pedro Nolasco Soler, natural de Lorca (Murcia), nacido en 1827; fray Francisco Pinazo Peñalver, nacido en Alpuente (Valencia) el año 1812 e hijo de la Seráfica Provincia de Valencia, y fray Juan S. Fernández, nacido en Carballeda (Orense) el año 1808; esta dos últimos, exclaustrados, que se incorporaron a la Custodia de Tierra Santa. Todos los ocho se hallaban en el convento de Damasco aquel día nefasto en que, a pesar de las buenas palabras del gobernador, arreciaban las matanzas.

Como los religiosos

Manuel Ruiz y Compañeros, Beatos

Paúles y las Hermanas de la Caridad, fueron los franciscanos invitados a refugiarse en el palacio de Ab-el-Kader, mas los frailes, que ningún mal habían hecho a nadie y veían a muchos cristianos temerosos refugiados en el convento franciscano, no quisieron abandonarlo. Cuando oyeron arreciar los golpes en las puertas que amenazaban con echarlas a tierra, se reunieron en la iglesia haciendo fervorosísima oración para que Jesús no los abandonara en tan grave trance, y luego buscaron refugio. El padre Manuel, superior de la comunidad, para evitar toda profanación, sumió el Santísimo Sacramento que había de ser su Viático, ¡y ya era tiempo!, porque los turcos invadían el sagrado recinto. -- "¡Hazte musulmán o mueres!", le dijo un soldado; y él respondió con fortaleza: -- "Mil veces antes la muerte". Colocó su cabeza sobre el altar y se consumó el primer sacrificio. A cada religioso que sorprendían en la celda, en las terrazas, en los claustros, repicaban las campanas, y así uno tras otro fueron martirizados a golpes o a tiros, de cien diversos modos, cebándose su rabia y furor en la mansedumbre de los ocho franciscanos, admirables en sus respuestas, dignas de los primeros cristianos.

Sus cadáveres mutilados fueron arrojados en lugares inmundos, siendo algún tiempo después sacados de allí y colocados honoríficamente. Estos ocho invictos confesores de Cristo, junto con tres católicos maronitas, hermanos de sangre:
Francisco, Abdel Moti y Rafael Masabki, fueron beatificados solemnemente por Su Santidad Pío XI el 10 de octubre de 1926.

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Victoria y Anatolia, Santas Virgenes y Mártires, 10 de julio  

Victoria y Anatolia, Santas

Virgenes y Mártires

Martirologio Romano: En Sabina, santas Anatolia y Victoria, mártires (s. inc.).

Etimología: Victoria = Aquella que resulta vencedora, es de origen latino. Anatolia = amanecer, es de origen griego.

 

Estas dos chicas eran muy amigas. Victoria tenía novio y se iba a casar pronto con él.

Quería que Anatolia, también muy guapa, hiciera los mismo. Incluso Eugenio, novio de Victoria, quiso buscarle un novio.

Pero ella insistía una y otra vez:" Es inútil que me lo digáis. No me casaré nunca".

Su amiga le contestaba que san Pedro estuvo casado y que los sacerdotes enseñan que el matrimonio es agradable al Señor.

Y ella repetía:"Le es más agradable la virginidad".

¿Cómo lo sabes?, volvía a preguntarle.
Y respondía: "Me lo ha dicho mi ángel de la guarda".

Se le apareció el ángel y le dijo: "El matrimonio es bueno, pero la virginidad es mejor; el matrimonio es de plata y la virginidad es de oro".

Estas palabras conmovieron tanto a Victoria que, desde ese instante, dejó aparte su noviazgo para seguir virgen.

Entonces, los dos jóvenes encerraron a las dos hermanas en sus casas de campo respectivas y trataron de vencerlas por el hambre. Pero al no obtener los resultados deseados las denunciaron al emperador por ser cristianas.

Todo razonamiento resultó inútil. Desesperado el novio, se lanzó sobre Anatolia y la estranguló.

El novio de Victoria quería ganársela con regalos.

Pero como seguía empeñada en su virginidad, le dijo al gobernador que enviase al verdugo para que le diese muerte.

Son dos mártires de los primeros siglos. Su martirio tuvo lugar entre Roma y Rieti.

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Amalberga, Santa Viuda, 10 de julio  

Amalberga, Santa

Viuda

Martirologio Romano: En Tamise, en Flandes, santa Amalberga, a quien san Wilibrordo impuso el velo de las vírgenes consagradas (s. VIII).

 

También es conocida como Amalburga, Amelia o Amalia.

Personaje del siglo VII, pariente del Beato Pipino de Landen. Siendo muy jóven se casó con el Conde Witger, con quien tuvo tres hijos que son santos de la Iglesia Católica: Gudula, Emeberto y Reinaldo, a quienes educó ella personalmente enseñándoles todo incluso su amor a Dios.

Siendo ya mayores, ella y su esposo ingresaron a monasterios Benedictinos, el Conde al monasterio de Lobbes y Amalberga al de Maubeuge en donde ella llevó una vida ascética y de oración.

Al enviudar recibió el velo de manos de San Wilibrordo.

Murió hacia el año 690 y fue enterrada junto a su marido, en el monasterio de Lobbes. Desde 1073 sus restos están en la iglesia de la abadía de San Pedro Gante, Bélgica.

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Fuente: Franciscanos.net
Nicanor Ascanio, Beato Mártir Franciscano, Julio 10  

Nicanor Ascanio, Beato

Sacerdote y mártir de la Primera Orden Franciscana
(1814‑1860)

Beatificado por Pío XI el 10 de octubre de 1926.

Nicanor Ascanio nació en Villarejo de Salvanes, provincia de Madrid, en 1814. A los 16 años tomó el hábito de los Hermanos Menores, continuó sus estudios y se ordenó sacerdote. Fue director de las Hermanas Concepcionistas y párroco en su tierra natal. Oración, penitencia, celo de la gloria del Señor, deseo de consagrarse por entero a las misiones hicieron de él un sacerdote modelo.

En los años juveniles había soñado en la vida apostólica, el sacrificio y el martirio, pero durante 26 años esos deseos se habían quedado en meros sueños. La venerable Sor María de los Dolores, muerta con fama de santidad el 27 de enero de 1891, le había asegurado que Dios lo quería misionero en Tierra Santa y mártir en la patria de Jesús. El Beato Nicanor, obediente a la voz del cielo, muchas veces oída en sus largas horas de oración, parte lleno de gozo para Tierra Santa, tierra que sería para él teatro de dinámico apostolado, de luchas, de sacrificios y de martirio.

Llegado a Jerusalén, oró intensamente junto al Santo Sepulcro, el Calvario y Getsemaní, en la gruta de Belén y en todos los demás santuarios. Fue enviado a Damasco para aprender la lengua árabe bajo la dirección del Beato Carmelo Volta, cuando se avecinaba la persecución religiosa.

El 10 de julio de 1860 los musulmanes lo conminaron a renunciar a la fe cristiana y abrazar la religión de Mahoma si quería salvar su vida. Nicanor, todavía poco conocedor de la lengua árabe, no comprendió de inmediato lo que se le pedía, pero en cuanto lo pudo entender, respondió enérgicamente: "Soy cristiano, mátenme. Yo creo en Cristo y no en el profeta Mahoma!". Al instante fue asesinado cortándole la cabeza. Así se cumplieron las voces misteriosas que había escuchado muchas veces en su corazón y la profecía de la hermana concepcionista María de los Dolores.

Fue un episodio tristísimo, debido más que todo al fanatismo y a la crueldad de los drusos, los cuales la noche entre el 9 y el 10 de julio en Damasco hicieron una irrupción en el convento de los franciscanos, en el barrio cristiano, centro reconocido y floreciente. También se habían refugiado dentro tres cristianos maronitas, martirizados junto con los ocho franciscanos.
Nicanor en el momento del martirio tenía 46 años.

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Fuente: Franciscanos.net
Engelberto Kolland, Beato Mártir Franciscano, Julio 10  

Engelberto Kolland, Beato

Sacerdote y mártir de la Primera Orden
(1827‑1860)

Beatificado por Pío XI el 10 de octubre de 1926.

Engelberto Kolland, joven religioso, cayó mártir de Cristo a la edad de 33 años años. Había nacido el 21 de septiembre de 1827 en Ramsau, en Austria, hijo de Cayetano y de María Sporer, de condición modesta pero ricos en virtudes cristianas. El padre, en el verano, dejaba a sus hijos en casa de María Brugger para ir a Estiria con su esposa a trabajar como leñador y ganar un pedazo de pan. Los hijos estaban en manos seguras, en la escuela de la Señora Brugger, crecieron buenos, instruidos y fervorosos cristianos.

Engelberto tenía un carácter vivaz e inquieto pero en el momento de la oración se calmaba y se ponía en actitud tan devota que parecía un santo. El arzobispo de Salzburgo, en una visita a las parroquias de Zell, conoció al pequeño Engelberto, vislumbró en él síntomas de vocación y que podría llegar a ser un óptimo sacerdote, lo admitió gratuitamente en el seminario diocesano. Después de cuatro años fue retirado porque era demasiado inquieto. Al volver a la familia, trabajó con su padre por un año, luego retomó los estudios porque sentía en su corazón una voz misteriosa que lo llamaba al servicio de Dios. Un día se encontró por la calle un grupo de jóvenes novicios franciscanos. Los observó atentamente, y quedó impresionado por su modestia y su recogimiento. Volviéndose a sus compañeros exclamó : "Yo seré pronto como uno de ellos !". Mantuvo su palabra. Después de algunos meses tomó el hábito religioso en la Orden de los Hermanos Menores.

El 13 de julio de 1851, en Bolzano, subía por primera vez al altar de Dios para inmolar la víctima divina. Agradecido al Señor por esta gracia, prometió partir para la Custodia de Tierra Santa, pero este deseo sólo se realizó algunos años más tarde. En este período trabajó como coadjutor en la parroquia franciscana de Bolzano e intensificó el estudio de diversas lenguas: alemán, latín, inglés, italiano, francés y árabe, bajo la dirección de un antiguo misionero de Tierra Santa, el padre Vergeiner.

En 1855 llegó al país de Jesús y fue destinado como coadjutor del Beato Carmelo en la parroquia latina de Damasco, donde se empeñó con celo apostólico hasta el momento del sacrificio supremo. Su seráfica serenidad lo hizo querer de todos y todos lo llamaban "Abuna Melac", es decir, Padre Angel.

Al momento de la irrupción de los Drusos Engelberto se encontraba en casa de una señora greco‑católica, pronto fue localizado y reconocido por los musulmanes, quienes le intimaron renunciar a la fe y hacerse seguidor de Mahoma. La respuesta fue un No rotundo. Antes de ser asesinado se dirigió al verdugo: "Amigo, ¿qué mal he hecho para que me mates?". La respuesta fue esta: "El único motivo es porque eres cristiano". Fue asesinado con repetidos golpes de hacha en la cabeza.

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Francisco, Abdel Moti y Rafael Masabki, Beatos Mártires Maronitas, Julio 10  

Francisco, Abdel Moti y Rafael Masabki, Beatos

Mártires Maronitas en Damasco
Hermanos Consanguíneos

Según consta en el Directorio Santoral Franciscano, el 10 de Julio, se recuerda a 8 frailes franciscanos y 3 católicos maronitas seglares, de la familia Masabki,- que fueron martirizados en Damasco en 1860.

El año 1860 es un período impreso en la mente de todos los cristianos y no cristianos de Siria y del Líbano, pues en ella se perpetraron crímenes que, si bien no son los únicos, fueron los más sangrientos de los cometidos bajo el Imperio Otomano. Los cristianos en este tiempo, una vez más, fueron el blanco del extremismo y de la impiedad. Muchos de estos hombres fueron masacrados en Damasco y en el Líbano por los agentes de la autoridad turca con el propósito de amedrentar a los creyentes y subrogarlos al régimen imperante. Grupos de extremistas y fundamentalistas religiosos recorrían las calles invadiendo las casas de los cristianos para obligarles a renunciar a sus creencias y usurparles sus bienes.

En la noche del 9 al 10 de Julio de 1860, llegó a su apogeo la matanza de cristianos que los drusos y los turcos realizaron en toda Siria. Damasco, sobre todo, fue testigo del asesinato de cientos de personas víctimas del furor anticristiano.

Los tres hermanos Masabki, Francisco, Abdel Moti y Rafael, pertenecían a una familia maronita muy conocida en Siria. Uno de ellos era profesor en la Escuela de los Padres Franciscanos, los otros dos eran comerciantes; habían acudido al convento en busca de asilo y protección.

Cuando oyeron arreciar los golpes en las puertas del Convento, se reunieron en la iglesia haciendo oración para que Jesús no los abandonara. El padre
Manuel Ruiz, superior de la comunidad, para evitar toda profanación protegió el Santísimo Sacramento, porque los turcos invadían el sagrado recinto. "¡Hazte musulmán o mueres!" le dijo un soldado; y él respondió con fortaleza: "Mil veces antes la muerte". Colocó su cabeza sobre el altar y se consumó el primer sacrificio.

Mientras los tres hermanos se encontraban rezando ante la imagen de la Madre Dolorosa, uno de los jefes anarquistas preguntó por los Masabki. Francisco se dio a conocer, inquiriendo qué querían de ellos. El jefe insitó a que toda la familia Masabki abjurara de su fe y se convertirse al islam. Frente a este planteo Francisco le contestó: "Señor hemos nacido cristianos y queremos morir cristianos", mirando a sus hermanos, les alentó a no temer y a confesar su fe. Todos respondieron ratificando su fe cristiana, afirmando que también deseaban morir en esa condición. Inmediatamente se recrudeció la violencia y los tres hermanos fueron brutalmente asesinados junto a los frailes franciscanos el 10 de Julio de 1864. A todos ellos, once en total, los beatificó Pío XI el 10 de octubre de 1926.

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Fuente: ArchiMadrid.es
Canuto de Dinamarca, Santo Mátir, 10 de julio  

Canuto de Dinamarca, Santo

Mártir
Parono de Dinamarca

Martirologio Romano: En Odense, ciudad de Dinamarca, san Canuto, mártir, rey de ardiente celo, que dio gran esplendor al culto en su reino, promovió el estado clerical y asentó sólidamente las iglesias de Lund y Odense, siendo finalmente asesinado por unos sediciosos (1086).

Etimológicamente: Canuto = Aquel que es imprescindible,es de origen germánico.

 

Canuto IV el Santo (en danés, Knud den Hellige) (1040 - 1086) reinó en Dinamarca desde 1080 hasta su asesinato en 1086. Era hijo natural de Sven II rey de Inglaterra. Sucedió a su hermano Harald III Hen.

Desde joven resaltan en él las mejores cualidades para la lucha y posee apreciadas dotes de conquistador. Pelea contra los piratas que destrozan las costas del reino y logra limpiar los mares; sale vencedor en las sangrientas guerras contra los vendos paganos. Crece más y más su estima entre el pueblo. Pero a la muerte de su padre usurpa el trono su hermano Harald porque la nobleza prefiere un rey flojo y estúpido, que muere a los dos años. Entonces es cuando sube al trono Canuto, corriendo el año 1080.

Se esfuerza por restablecer las buenas costumbres ya que se ha encontrado con un reino que aún sufre los tropiezos del paganismo. Purga al pueblo de vicios y desórdenes. Guerrea contra Estonia y añade a Dinamarca los territorios de Curlandia y Samogitia. Parece que no por ambición, sino por piedad; de hecho, inmediatamente manda misioneros que evangelicen a los habitantes de esas tierras.

Como suele suceder en un rey, se casó con Adela, hija de Roberto, conde de Flandes, de quien tuvo a Carlos el Bueno.

Dispone las cosas del reino con leyes humanas, sabias y prudentes. Hace por los menesterosos, construye hospitales, su tesoro es para los pobres. Favorece la misión de la Iglesia con la construcción de templos y patrocinando monasterios.

Precisamente la cuestión de los diezmos le indispone con los nobles. Intenta desarraigar en el pueblo la mala costumbre de atribuir únicamente a los pecados de los clérigos la causa de las calamidades que periódicamente afligen al pueblo, las enfermedades, catástrofes y todo tipo de desórdenes naturales.

Por su parte, adopta actitudes penitenciales. Tiene una piedad grande que le lleva a traer después de invadir Inglaterra, las reliquias de san Albano. Entre todas las actitudes religiosas destaca su amor y veneración por la Eucaristía. Sinceramente es capaz de poner a los pies de Cristo crucificado su espada, su corona y las insignias reales ¡y lo hace!

Es traicionado por su hermano Olao. Un día que asiste a la Misa en Odense, en la isla de Fünen y en la iglesia de san Albano, acompañado por algunos leales, los rebeldes capitaneados por Blacon rodean la Iglesia. Después de haber confesado y comulgado, muere asaeteado, perdonando a sus enemigos. Fue un 10 de enero del 1087. Es canonizado y proclamado primer santo de Dinamarca el año 1.100. El Papa Clemente X reconoce su culto para toda la Iglesia.

En nuestra época puede resultarnos extraña la figura de un santo rudo, peleón, invasor de tierras extrañas y exigente sin contemplaciones. Parece convencernos más su bondad con los pobres, su compasión con el débil, su piedad y penitencia. Pero él hizo lo que pudo para ser leal consigo mismo, bueno con su pueblo y fiel con la Iglesia. Eso era lo que le pedía el siglo de hierro, aquel oscuro tiempo bárbaro y turbulento.

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Pedro Vincioli, Santo Abad, 10 de julio  

Pedro Vincioli, Santo

Monje y Arquitecto

Martirologio Romano: En Perugia, de la Umbría, san Pedro Vincioli, presbítero y abad, que reedificó una antigua iglesia dedicada a san Pedro que amenazaba ruina, y a ella unió un monasterio en el que, venciendo gran oposición y con gran paciencia, introdujo los usos y costumbres cluniacenses (1007).

Etimológicamente: Pedro = Aquel que es firme como la piedra, es de origen latino.

 

Uno de los monumentos más importantes de Peregia es la iglesia de san Pedro. Se ve a distancia en virtud o gracias a su campanario octogonal. Representa realmente algo bello con las líneas renacentistas del 1400 y 1500.

Pero lo más antiguo es la iglesia de san Pedro Vincioli, que vivió en el siglo X. Ya había otra iglesia más pequeña en honor de san Pedro, que fue fundada por san Escolano, Obispo y patrono de Peregia. Era la ciudad un maremagno de paganos y algunos cristianos que rezaban en su pequeña iglesia.

A Pedro le encantaba el arte que armonizaba con su entrega pastoral a todo el mundo. El Papa lo nombró abad de la iglesia y del monasterio al mismo tiempo.

Si hay que definir o entresacar la característica más importante de Pedro, sería, sin duda, su caridad para con los pobres y abandonados de la ciudad.

Estuvo a punto de morir a manos de unos ladrones , pero esta vez se salvó de la muerte que, realmente, le sobrevino de forma natural en el año 1707.

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net

 

 

Mensajes anteriores en: www.iesvs.org

 

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