viernes, 16 de junio de 2017

[ † ] Viernes de la Pasión y Muerte de Jesucristo: día de penitencia y abstinencia de carne, excepto fiesta de precepto (CDC 1250/3). 16/06/2017. Santa Lutgarda ¡ruega por nosotros!

JA

JMJ

Pax

Todo el que mire con malos deseos a una mujer, ya cometió adulterio en su corazón

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 5, 27-32

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: 
"Han oído que se dijo: No cometerás adulterio. Pero yo les digo que quien mira con malos deseos a una mujer, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón. Por tanto, si tu ojo derecho es para ti ocasión de pecado, arráncatelo y arrójalo lejos de ti; te conviene más perder uno de tus miembros, que ser echado todo entero al fuego que no se apaga. Y si tu mano derecha es ocasión de pecado para ti, córtatela y arrójala lejos de ti; te conviene más perder uno de tus miembros, que ser arrojado todo entero al fuego que no se apaga.
También se dijo: El que se separe de su mujer, que le dé un acta de divorcio. Pero yo les digo que el que se separe de su mujer, salvo en caso de unión ilegítima, la expone a cometer adulterio; y el que se casa con una separada, comete adulterio". 
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.

El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk

El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu

El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc

Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?

Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).

Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?

Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html

Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).

 

 

Misal

 

vie 10a. Ordinario año impar

Antífona de Entrada

Dios nuestro y protector nuestro; un solo día en tu casa es más valioso para tus elegidos que mil en cualquier otra parte.

 

Oración Colecta

Oremos:
Enciende, Señor, nuestros corazones con el fuego de tu amor, a fin de que, amándote en todo sobre todo, podamos obtener aquellos bienes que no podemos nosotros ni siquiera imaginar y has prometido tú a los que te aman.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

Aquel que resucitó a Jesús nos resucitará también a nosotros con Jesús y nos colocará a su lado junto con ustedes

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 4, 6-15

Hermanos: El Dios que ha dicho: Brille la luz en la oscuridad, es quien ha encendido esa luz en 
nuestros corazones, para hacer brillar el conocimiento de la gloria de Dios, que se refleja en el rostro de Cristo. 
Pero este tesoro lo llevamos en vasijas de barro, para que todos vean que una fuerza tan extraordinaria proviene de Dios y no de nosotros.
Nos acosan por todas partes, pero no estamos aplastados, somos perseguidos, pero no estamos abandonados; nos derriban, pero no nos aniquilan. Por todas partes llevamos en el cuerpo la muerte de Jesús, para que la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo. Porque nosotros, mientras vivimos, estamos siempre expuestos a la muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra naturaleza mortal. De modo que en nosotros actúa la muerte y en ustedes, en cambio, la vida.
Y como poseemos el mismo espíritu de fe del que dice la Escritura: Creí y por eso hablé, también nosotros creemos y por eso hablamos, sabiendo que el que resucitó a Jesús, el Señor, nos resucitará también a nosotros con Jesús y nos dará un puesto junto a él en compañía de ustedes. Porque todo esto es para el bien de ustedes; para que la gracia, difundida abundantemente en muchos, haga crecer la acción de gracias para gloria de Dios. 
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 115, 10-11.15-16.17-18

Invocaré, Señor, tu nombre.

Yo seguía confiando, incluso cuando pensaba: "¡Qué desgraciado soy!" En mi aflicción decía: "No se puede confiar en nadie".
Invocaré, Señor, tu nombre.

El Señor siente profundamente la muerte de los que lo aman. Señor, yo soy tu siervo, hijo de tu esclava: rompiste mis ataduras.
Invocaré, Señor, tu nombre.

Te ofreceré un sacrificio de acción de gracias invocando tu nombre: cumpliré mis promesas al Señor en presencia de todo el pueblo.
Invocaré, Señor, tu nombre.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Iluminen el mundo con la luz del Evangelio reflejada en su vida.
Aleluya.

Evangelio

Todo el que mire con malos deseos a una mujer, ya cometió adulterio en su corazón

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 5, 27-32

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: 
"Han oído que se dijo: No cometerás adulterio. Pero yo les digo que quien mira con malos deseos a una mujer, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón. Por tanto, si tu ojo derecho es para ti ocasión de pecado, arráncatelo y arrójalo lejos de ti; te conviene más perder uno de tus miembros, que ser echado todo entero al fuego que no se apaga. Y si tu mano derecha es ocasión de pecado para ti, córtatela y arrójala lejos de ti; te conviene más perder uno de tus miembros, que ser arrojado todo entero al fuego que no se apaga.
También se dijo: El que se separe de su mujer, que le dé un acta de divorcio. Pero yo les digo que el que se separe de su mujer, salvo en caso de unión ilegítima, la expone a cometer adulterio; y el que se casa con una separada, comete adulterio". 
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobre las Ofrendas

Señor, que este sacrificio nos purifique y nos renueve, y sea causa de eterna recompensa para los que cumplen tu voluntad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

La salvación por Cristo

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, que por amor creaste hombre, y, aunque condenado justamente, lo redimiste por tu misericordia, por Cristo, Señor nuestro.
Por él,
los ángeles y arcángeles y todos los coros celestiales celebran tu gloria, unidos en común alegría. Permítenos asociarnos a sus voces cantando humildemente tu alabanza:

Antífona de la Comunión

Mi alma espera al Señor con más ansia que los centinelas el amanecer, porque con el Señor viene la misericordia y la abundancia de su gracia.

 

Oración después de la comunión

Oremos:
Señor, tú que nos has hecho partícipes de la vida de Cristo en este sacramento, transfórmanos a imagen de tu Hijo para que participemos también de su gloria en el cielo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Meditación diaria

 

10ª semana. Viernes

PUREZA DE CORAZÓN

— El Noveno Mandamiento y la pureza del alma.

— La guarda del corazón y la fidelidad según la propia vocación y estado.

— La guarda de la vista, de la afectividad y de los sentidos internos.

I. El Señor señala en diversas ocasiones cómo la fuente de los actos humanos está en el corazón, en el interior del hombre, en el fondo de su espíritu; y esta interioridad ha de mantenerse pura y limpia de afectos desordenados, de rencores, de envidias... En el corazón se origina todo lo bueno que luego se hace realidad en la conducta externa de la persona. En él se consolidan, con la gracia, una piedad sincera para tratar a Dios, y el amor limpio, la comprensión y la cordialidad en las relaciones con el prójimo. La pureza del corazón agranda su capacidad de amar, mientras el aburguesamiento, el egoísmo, la ceguera espiritual son consecuencia de una interioridad manchada. Porque del corazón provienen también los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, fornicaciones, hurtos, falsos testimonios, blasfemias...1. Por eso advierte el Libro de los Proverbios: Guarda tu corazón más que toda otra cosa, porque de él brotan los manantiales de la vida2. El corazón es el símbolo de lo más íntimo del hombre.

El Señor nos señala hoy en el Evangelio de la Misa3Habéis oído que se dijo: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que todo el que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio en su corazón. Jesucristo declara en su sentido más auténtico la esencia delNoveno Mandamiento, que prohíbe los actos internos (pensamientos, deseos, imaginaciones) contra la virtud de la castidad; también supone una transgresión de este precepto todo afecto desordenado, aunque aparentemente parezca limpio y desinteresado, si no está de acuerdo con la voluntad de Dios en las circunstancias de cada uno.

Para vivir con delicadeza este Mandamiento –condición de todo amor verdadero– es necesario, en primer lugar, tratar a Dios, para que su amor acabe por llenar nuestro corazón. Además, es necesario evitar los motivos de tentaciones internas contra la castidad. Éstas pueden tener lugar cuando falta la prudencia para guardar los sentidos, cuando no se mortifica la imaginación y se la deja vagar en fantasías que alejan de la realidad y del cumplimiento del deber, o en busca de compensaciones afectivas, de vanidad..., o revolviendo recuerdos. Si, una vez advertidas esas tentaciones internas, no se rechazan con prontitud y no se ponen los medios para alejarlas netamente, entre los que está en primer lugar la oración humilde y confiada, se mantiene un clima interior confuso, con falta de correspondencia a la gracia, y el alma se acostumbra a no ser generosa con el Señor; y, si se empeña en estar en ese límite dudoso del consentimiento, es fácil que la falta de mortificación interior llegue a constituir verdaderos pecados internos contra la santa pureza. Con esa actitud se hace difícil, quizá imposible, avanzar en el camino del verdadero progreso espiritual. Por el contrario, cuando el alma está decidida a mantenerse limpia, con la ayuda de la gracia, o rectifica con prontitud si ha tenido un descuido, aunque sea pequeño, entonces el Espíritu Santo, dulce Huésped del alma, da más y más gracias. Y de ese modo se va afianzando en ella la alegría, que es uno de los frutos del Paráclito en quienes le prefieren a Él y renuncian a ridículas compensaciones que suelen dejar en el alma un poso de tristeza y de soledad.

II. No solo pide el Señor en este Mandamiento que evitemos lo que claramente es impuro en pensamientos y deseos contra la castidad, sino también que guardemos el corazón, defendiéndolo de aquello que puede incapacitarlo para amar. Conservar el alma limpia significa cuidar la intimidad, los afectos, ser prudentes para que la ternura no se desborde donde y cuando no debe, ser consecuentes en todo momento con la propia vocación y estado4. Quienes han sido llamados por el camino del matrimonio deben guardar su corazón para conservarlo siempre entregado a la persona con quien se casaron; y esto en los comienzos y cuando pasen los años. Y para ello es necesario encauzar el corazón con perseverancia, vigilarlo para no dejar que se enrede en compensaciones reales o imaginarias. Los esposos no deben olvidar «que el secreto de la felicidad conyugal está en lo cotidiano, no en ensueños (...). Digo constantemente, a los que han sido llamados por Dios a formar un hogar, que se quieran siempre, que se quieran con el amor ilusionado que se tuvieron cuando eran novios. Pobre concepto tiene del matrimonio –que es un sacramento, un ideal y una vocación–, el que piensa que el amor se acaba cuando empiezan las penas y los contratiempos, que la vida lleva siempre consigo»5.

Aquellos a quienes el Señor pidió un día su corazón por entero, sin compartirlo con otra criatura, tienen además motivos más altos para conservar su alma limpia y libre de ataduras. Sería un lamentable engaño dejar el corazón enredado en unas pequeñeces que ahogarían –como el tallo frágil entre espinas– el amor infinito de Dios, al cual fue llamado desde la eternidad. «¿Tú crees –pregunta San Jerónimo– que has llegado a la cumbre de las virtudes, porque has ofrecido una parte del todo? A ti mismo te quiere el Señor como hostia viva y grata a Dios»6. El Señor da siempre su gracia para conservar el corazón intacto para Él y para las almas todas por Él: sin compensaciones, sin hilillos o cadenas que le impidan alcanzar las alturas a las que fue llamado, con generosidad, con fortaleza para cortar una atadura o rectificar un afecto.

Para la guarda del corazón es preciso primero cuidar el amor, pues una persona desamorada en lo humano, tibia en el trato con Dios, difícilmente podrá impedir que penetren en su alma deseos y afán de compensaciones, pues el corazón fue hecho para amar y no se resigna a la sequedad y al hastío.

Examinemos en nuestra oración cómo cuidamos esos momentos de nuestro plan de vida más particularmente dedicados al Señor: la Comunión, la Visita al Santísimo, el rato de oración, el recogimiento en las horas de la noche... Miremos hoy si nuestro trato con Jesús es un trato personal, como el de un Amigo, si huimos de la rutina y de la mediocridad. Veamos si los afectos de nuestro corazón están ordenados según el querer de Dios, si rechazamos con prontitud cualquier pensamiento que los enturbien o distorsionen.

III. La guarda del corazón comenzará en muchas ocasiones por la guarda de la vista. Entonces, el sentido común y el sentido sobrenatural ponen como un filtro delante de los ojos, para no fijarse en lo que no se debe mirar. Y esto con naturalidad y sencillez, sin hacer cosas raras, pero con reciedumbre, sabiendo bien lo que se guarda; por la calle, en el trabajo, en las relaciones sociales.

Para conocer y querer es necesario el trato. Y para evitar que el corazón se quede apegado a lo que no deba será necesario mantener una prudente distancia con aquellas personas «con las que es más fácil que esto suceda» y «Dios no quiere que suceda». Se trata de esa distancia moral, espiritual, afectiva, que se manifiesta en evitar confidencias indebidas, manifestaciones y desahogos de penas o disgustos... Suele haber circunstancias en las que la prudencia aconseje incluso poner por medio una distancia física... Si hay rectitud en la conciencia, el examen atento y sincero descubrirá una intención menos recta en esa compañía o en esos desahogos: lo que parece quererse y lo que en realidad se busca.

Para evitar que se desborde la afectividad no es necesario suprimirla (no sería posible, ni quizá humano), sino ordenarla y encauzarla según el querer de Dios: llenar el corazón de un amor fuerte y limpio que lo defienda de afectos no gratos a Dios.

Con la guarda del corazón está relacionado el control de la memoria, para rechazar escenas, diálogos, imágenes que pueden encender los rescoldos de una afectividad que impide tener el corazón donde se debe. De modo parecido, el refugio en una imaginación desbordada, en unos sueños fantásticos, impide estar abiertos a la realidad cotidiana. Cuando se cede con alguna frecuencia a esta tentación –que quizá se agudiza en momentos de cansancio, de aridez interior, o como compensación a los pequeños fracasos de la vida normal–, se va produciendo una falta de unidad de vida entre ese mundo interior en el que la vanidad sale siempre triunfante, y la vida real, austera, que es la única válida para llevar a cabo la santificación personal, para hacer el bien que Dios espera de cada hombre, de cada mujer. Un alma descontenta de su situación y dada a evadirse en esa interioridad irreal y fantástica difícilmente afrontará con generosidad y realismo lo que le corresponde hacer en cada momento para crecer en las virtudes. ¿Cómo es posible vivir de fantasías sin descuidar los propios deberes? ¿Cómo luchará contra sus defectos quien, en vez de afrontarlos con humildad y esperanza, los rehúye y los vence solo en su imaginación? ¿Qué alegría se puede poner en aquello que exige sacrificio cuando existe el hábito de refugiarse en el reducto de la fantasía llena de sueños y de irrealidad? También es posible tener el corazón apegado –atado– a personajes sacados de una película, de una novela o de la vida real, pero con los que no se tiene trato alguno. Y el corazón así atado, y quizá manchado, no puede subir hasta el Señor.

Examinemos hoy dónde tenemos puesto el corazón a lo largo del día, en quién pensamos, quién es el personaje central de nuestro mundo interior. Pidámosle a Nuestra Señora que Jesús sea el centro real de nuestro vivir y, junto a Él, el querer noble y limpio real, sacrificado, que Él también desea para cada hombre y para cada mujer, según la propia vocación.

«Permíteme un consejo, para que lo pongas en práctica a diario. Cuando el corazón te haga notar sus bajas tendencias, reza despacio a la Virgen Inmaculada: ¡mírame con compasión, no me dejes, Madre mía! —Y aconséjalo a otros»7. ¡No me dejes... no les dejes, no le dejes, Madre mía!

1 Mt 15, 19. — 2 Prov 4, 23. — 3 Mt 5, 27-32. — 4 Cfr. J. L. Soria, Amar y vivir la castidad, p. 116. — 5 Conversaciones con Mons. Escrivá de Balaguer, 91. — 6 San Jerónimo, Epístola 118, 5. — 7 San Josemaría Escrivá, Surco, n. 849.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

Autor: Archidiócesis de Madrid
Juan Francisco de Regis, Santo Predicador Misionero, Junio 16  

Juan Francisco de Regis, Santo

Predicador Misionero

La tensión entre los católicos y los calvinistas franceses -los que recibieron el nombre de hugonotes-, alimentada por los intereses políticos de la Casa de Valois y la Casa de Guisa, fue aumentando en Francia; estallará la guerra civil en el siglo XVI y se prolongará durante el siglo XVII.

En uno de los períodos de paz en que se despierta el fervor religioso con manifestaciones polarizadas en torno a la Eucaristía y a la Santísima Virgen, en nítido clima de resurgimiento católico, nace Juan Francisco en Foncouverte, en el 1597, de unos padres campesinos acomodados.

Cuando nació, ya había pasado la terrible Noche de san Bartolomé del 1572 en la que miles de hugonotes fueron asesinados en París y en otros lugares de Francia, con Coligny, su jefe. Y faltaba un año para que el rey Enrique IV, ya convertido al catolicismo, promulgara el Edicto de Nantes que proporcionaría a los hugonotes libertad religiosa casi completa.

Juan Francisco decidió entrar en la Compañía de Jesús. Estaba comenzando los estudios teológicos, cuando se declara en Touluose la terrible epidemia de peste del año 1628. Hay abundantes muertes entre enfermos y enfermeros hasta el punto de fallecer 87 jesuitas en tres años; y como hacen falta brazos para la enorme labor de caridad que tiene ante los ojos, no cesa de pedir insistentemente su plaza entre los que cooperan en lo que pueden para dar algo de remedio al mal. Se hace ordenar sacerdote precisamente para ello, aunque su decisión conlleve dificultades para la profesión solemne.

Este hombre es tan de Dios que, cuando la obediencia le manda desempeñar su ministerio sacerdotal en la región de Montpellier, se hace notar por su predicación a pesar de que su estilo no goza del cuidado y pulcritud que tienen los sermones y pláticas de otros

Juan Francisco de Regis, Santo

predicadores. Tan es así que, ante el éxito de multitudinaria asistencia y las conversiones que consigue, grandes figuras de la elocuencia sagrada van a escucharle y salen perplejos del discurso que han escuchado por la fuerza que transmite a pesar de la pobreza de expresión. Alguien llegó a decir que "se creía lo que predicaba". De hecho, llegó a provocar celotipias entre los oradores de fama hasta el punto de llegar a acusarle ante su padre provincial declarando que deshonraba el ministerio de la predicación por las inconveniencias y trivialidades que salían de su boca. ¿Por qué el santo suscita envidia precisamente entre los más capacitados que él? ¿Por qué la envidia de los demás es casi consustancial al santo? ¿Cómo es posible que se dé tanta envidia precisamente entre los eclesiásticos? Son preguntas a las que no consigo dar respuesta adecuada.

Quiso ir al Canadá a predicar la fe; pretendía ir con deseo de martirio; hace gestiones, lo solicitó a sus superiores que le prometieron mandarlo, pero aquello no fue posible. Su Canadá fue más al norte de Francia, en la región del Vivarais, donde vivió el resto de su vida. Allí fue donde se pudo comprobar más palpablemente el talante de aquel religioso grandote y flaco que con su sotana raída y parcheada buscaba a las almas. La región era el reducto inexpugnable de los hugonotes que habían ido escapándose de las frecuentes persecuciones. La diócesis de Viviers se encontraba en un deplorable estado espiritual; la mayor parte de los puestos eclesiásticos se encontraban en mano de los protestantes; sólo veinte sacerdotes católicos tenía la diócesis y en qué estado. La ignorancia, la pobreza, el abandono y las costumbres nada ejemplares habían hecho presa en ellos. Le ocupó la preocupación de atenderles y esto volvió otra vez más a acarrearle inconvenientes, ya que algunos que no querían salir de su "situación establecida" le culparon ante el obispo de rigorismo excesivo y de que su predicación -llena de sátiras e invectivas- creaba el desorden en las parroquias; y la calumnia llegó hasta Roma desde donde le recomiendan los jefes prudencia y le prohiben exuberancia en el celo. Creyeron más fácilmente a los "instalados" que al santo. ¿Por qué será eso?

Si los sacerdotes estaban así, no es difícil imaginar la situación de la gente. A pie recorre sube por los picos de la intrincada montaña, camina por los senderos, predica en las iglesias, visita las casas, catequiza, convence y convierte. Allí comienzan los lugareños a llamarle "el santo" y se llenan las iglesias más grandes de gente ávida de escucharle. Organiza la caridad. Funda casas para sacar de la prostitución a jóvenes de vida descaminada. No le sobra tiempo. Pasa noches en oración y la labor de confesonario no se cuenta por horas, sino por mañanas y tardes. Así le sorprendió la muerte cuando sólo contaba él 43 de edad: derrumbándose después de una jornada de confesonario, ante los presentes que aún esperaban su turno para recibir el perdón. Cinco días después, marchó al cielo. Era el año 1640.

Y "si hay un santo a quien pueda invocarse como patrón de las misiones rurales en tierras de Francia, este es san Juan Francisco de Regis", lo dijo Pío XII.

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Ciro de Tarso, Santo Niño Mártir, Junio 16  

Ciro de Tarso, Santo

Niño Mártir
(también se lo comoce como San Ciriaco o San Qurico)

Etimológicamente significa "señorial". Viene del griego.

Hijo de Santa Julieta, mártir, cuando él era apenas un niño su madre fue sentenciada a muerte en Tarso durante la persecución a los cristianos bajo el régimen de Diocleciano.

Cuenta la leyenda que había en Tarso, Turquía, un juez llamado Alejandro cuya felicidad mayor consistía en condenar a los cristianos a la pena de muerte.

Ciro, que tenía sólo cinco años, se le metió en la cabeza que quería ser mártir. El ejemplo arrastra más que las palabras.

Un día que había audiencia pública, se presentó ante el tribunal. Se deslizó por la escalera y llegó justo al lado de Alejandro. Le gritaba a los oídos:"Soy cristiano".

Echando imaginación al hecho, hay que suponer al juez y a su lado un niño que le dice que era cristiano. Se llenaría de extrañeza y los mismos verdugos de espanto.

En seguida pusieron orden, callaron al niño porque estaba blasfemando contra los dioses del imperio.

Pero el niño no se callaba. Es más, cuanto más le decían que se callara, más gritaba.

Era ágil como un gato. Corría, se escondía en los muebles o detrás de las estatuas.

Y cada vez gritaba más fuerte:"Soy cristiano". El juez, harto de escucharle, mandó que lo atrapasen. Ya en su presencia, lo cogió como si fuera un gato, y lo estrelló contra los muros.

No se dice nada si Alejandro se volvió loco o se suicidó por tamaña afrenta. Más tarde, Ciro se hizo muy célebre entre todos los cristianos por haber despreciado a uno de los tiranos más grandes de aquel tiempo.

Sus reliquias se llevaron de una parte para otra. A Francia llegaron bastantes. Y de aquí le viene el nombre a muchas localidades.

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Fuente: Corazones.org
Lutgarda, Santa Mística, Junio 16  

Lutgarda, Santa

Virgen

Santa Mística sisterciense de Aywieres, Bélgica.

Nace en 1182. A los doce años de edad fue encomendada a las monjas benedictinas cerca de Saint-Trond, no por piedad sino porque el dinero para su dote matrimonial había sido perdido por su padre. Era la costumbre de la época.

Lutgarda era bonita y le gustaba divertirse sanamente y vestir bien. No aparentaba vocación religiosa, por lo que en el convento vivía como una especie de pensionista, libre para entrar y salir. Sin embargo, un día, mientras charlaba con unas amistades, tuvo una visión de Nuestro Señor Jesucristo que le mostraba sus heridas y le pedía que lo amase solo a El. Lutgarda aquel día descubrió el amor de Jesús y lo aceptó al instante como su Prometido. Desde aquel momento su vida cambió.

Algunas monjas que observaron el cambio en Lutgarda vaticinaron que aquello no duraría. Se equivocaron, ya que su amor por Jesús mas bién crecía. Al rezar lo veía con sus ojos corporales, hablaba con El en forma familiar. Cuando la llamaban para algún servicio, le decía a Jesús: "Aguárdame aquí, mi Señor; volveré tan pronto como termine esta tarea". También tuvo visiones de Santa Catalina, la patrona de su convento y San Juan Evangelista. En éxtasis a veces se alzaba un palmo del suelo o su cabeza irradiaba luz.

Compartió místicamente los sufrimientos de Jesús cuando meditaba la Pasión. En esas ocasiones aparecían en su frente y cabellos minúsculas gotas de sangre. Su amor se extendía a todos de manera que sentía como propios los dolores y penurias ajenas.

Después de doce años en el convento de Santa Catalina, sintió la inspiración de abrazar la regla cisterciense que es mas estricta. Siguiendo el consejo de su amiga Santa Cristina que era de su mismo convento, ingresó en el Cister de Aywieres a pesar que allí solo se hablaba francés, idioma que desconocía.

Tenía gran humildad y solo se quejaba de su propia impotencia para responder como era debido a las gracias de Dios. En una ocasión oraba ofreciendo vehemente su vida al Señor, cuando se le reventó una vena que le causó una fuerte hemorragia. Le fue revelado que, en el cielo, su efusión se aceptaba como un martirio.

Tenía el don de curación de enfermos, de profetizar, de entender las Sagradas Escrituras, de consolar espiritualmente. Según la beata María de Oignies, Lutgarda es una intercesora sin igual por los pecadores y las almas del purgatorio.

Tuvo visiones del Sagrado Corazón de Jesús. En una ocasión Nuestro Señor le preguntó que regalo ella deseaba. Ella respondió: "Quiero Tu Corazón", a lo que Jesús respondió: "Yo quiero tu corazón". Entonces ocurrió un evento sin precedentes conocidos: Nuestro Señor místicamente intercambió corazones con Lutgarda.

Once años antes de morir perdió la vista, lo cual recibió con gozo, como una gracia para desprenderse mas del mundo. Aun ciega ayunaba severamente. El Señor se le apareció para anunciarle su próxima muerte y las tres cosas que debía hacer para prepararse: 1-dar gracias a Dios sin cesar por los bienes recibidos; 2- orar con la misma insistencia por la conversión de los pecadores; 3- Para todo confiar únicamente en Dios.

Predijo su muerte que ocurrió en la noche del sábado posterior a la Santísima Trinidad, precisamente cuando comenzaba el oficio nocturno del domingo.
Era el 16 de junio del 1246.

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Fuente: Franciscanos.org
María Teresa Scherer, Beata Cofundadora, Junio 16  

María Teresa Scherer, Beata

Co-fundadora de las Religiosas de la Caridad de la Santa Cruz

María Teresa Scherer nació el 31 de octubre de 1825 en Meggen (Lago de los Cuatro Cantones, Suiza). Fue bautizada con el nombre de Ana María Catalina. Era la cuarta de siete hijos de la familia Scherer-Sigrist. A los siete años quedó huérfana de padre y fue a vivir con unos parientes, que le dieron una sana educación cristiana. En los tiempos libres se ocupaba de los trabajos de la casa y del campo.

Por deseo de su madre, a los 16 años entró en el hospital cantonal de Lucerna para completar su preparación doméstica. Después tuvo que ocuparse también de los pobres y los enfermos. A los 17 años fue admitida en la Tercera Orden de san Francisco y en la congregación de Hijas de María. Durante una peregrinación a Einsiedein se sintió llamada a la vida religiosa. El 1 de marzo de 1845 ingresó en el instituto de las Religiosas Enseñantes, que había fundado hacía poco el capuchino P. Teodosio Florentini. En el otoño de aquel mismo año hizo los primeros votos. Un año después fue enviada a Baar y luego a Oberägeri, como profesora y superiora en ambas comunidades. Fue un período de dudas y dificultades, que superó con una ascesis austera y la obediencia a su director espiritual. El año 1850 el P. Teodoro la llamó a Näfels, para que guiase el hospicio de los pobres y huérfanos. Ese mismo año el P. Teodosio fundó en Coira un pequeño hospital y encomendó a María Teresa su dirección. Ella aceptó, convencida de que el carisma del fundador abarcaba el aspecto escolar-educativo y el caritativo.

El año 1856 las Religiosas Enseñantes se separaron del fundador para continuar su apostolado educativo independientemente. Sor María Teresa sufrió mucho por ello: oró, se aconsejó y finalmente comprendió que Dios deseaba se ocupase en el futuro de las obras de misericordia espirituales y corporales. En 1857 fue elegida superiora general de las "Religiosas al servicio de la escuela y de los pobres". Al lado del P. Teodosio guió el instituto de las Religiosas de la Caridad de la Santa Cruz, que se desarrolló rápidamente. A Ingenbohl llegaban continuamente peticiones, solicitando religiosas para que se ocuparan de los pobres y los huérfanos, del servicio en casas de corrección y lazaretos: eran tareas arduas, pero estaban en sintonía con el pensamiento de la madre María Teresa. Abrió hospitales y escuelas especializadas para inválidos, pero no le gustaba ver a las religiosas como responsables de empresas. Por ello se crearon tensiones con el fundador. De todas formas, estaba persuadida de que la intención del P. Teodosio era resolver la cuestión obrera con justicia y solidaridad, por lo que le ayudó todo lo posible, y a cuyo espíritu permaneció fiel aun después de su muerte, acaecida el 15 de febrero de 1865. Recibió no sólo su herencia espiritual sino también la material, teniendo que trabajar ella y sus hermanas durante años para saldar las deudas que había contraído el P. Teodosio en su apostolado social. Luchó por salvar las constituciones que había dado al instituto el P. Teodosio, aun a costa de oponerse al celo reformador de sus sucesores. La madre María Teresa era la regla viviente, pero pocos años antes de su muerte fue criticada por el modo de guiar la congregación y de observar la pobreza. Fue calumniada y soportó grandes sufrimientos físicos, que no le impidieron realizar numerosos viajes para animar a sus hijas y orientarlas a vivir según el espíritu del fundador. Falleció el 16 de junio de 1888 en el convento de Ingenbohl. Ya formaban parte del instituto 1.689 religiosas.


Juan Pablo II la beatificó el 29 de octubre de 1995

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Aureliano de Arlés, Santo Obispo, 16 de junio  

Aureliano de Arlés, Santo

Obispo

Martirologio Romano: En Lyon, en la Galia, sepultura de san Aureliano, obispo de Arlés, el cual, nombrado vicario en la Galia por el papa Vigilio, fundó en su ciudad dos monasterios, uno masculino y otro femenino, a los que dio una Regla propia (551).

Etimológicamente: Aureliano = aquel de color dorado, es de origen latino.

 

Era originario de una familia aristocrática de Borgoña, cercana al poder, que jugaba un papel importante cerca de los reyes francos. San Aureliano era hijo de San Sacerdos, quien llegara a ser en 544 arzobispo de Lyon y primo hermano de San Niceto, sucesor de San Sacerdos en la sede arzobispal de Lyon.

San Aureliano sucede a Auxanio en la sede de Arlés el 23 de agosto de 546. Su designación a la edad de 23 años para tan importante sede episcopal de Francia es debida tanto a sus cualidades espirituales y religiosas como a la pretensión del rey merovingio Childeberto I de tener un punto de apoyo fiable en la zona mediterránea.

No es sorprendente tampoco que el nuevo arzobispo recibiera, muy poco tiempo después de su consagración, el Palio y el vicariato, manifiestamente de acuerdo a la voluntad de Childeberto I. En efecto, en 548, el papa Vigilio le nombra vicario de la Santa Sede y le otorga el Palio.

En el año 547 o 548, San Aureliano funda en Arlés un monasterio masculino, por orden del rey Childeberto I, al que va a tener en gran estima. Este monasterio llamado Monasterio de los Santos Apóstoles, hoy desaparecido, es el origen de la actual Iglesia de la Santa Cruz, (Sainte-Croix en francés), del barrio de La Roquette de la ciudad de Arlés. Su primer abad fue Florentinus († 553). San Aureliano enriqueció la iglesia de este monasterio de reliquias fort précieuses y le dio una regla llena de honestidad y mortificación, de inspiración benedictina.

Fundó igualmente en 547 o 548 en el interior de las murallas de la ciudad, en un lugar hoy desconocido, un monasterio femenino bajo la advocación de la Santa Virgen, dotado de la misma regla monástica que el masculino.

Asistió al Concilio de Orleans el 28 de octubre de 549. Se sabe a través de Gregorio de Tours que, ese mismo año, Arlés fue golpeada por la Peste de Justiniano. Las actas de dicho concilio están firmadas en primer lugar por San Sacerdos, arzobispo de Lyon y padre de San Aureliano, y por éste último inmediatamente después.

Poco tiempo después, en 550, en el marco de la Controversia de los Tres capítulos, San Aureliano envió a Anastasio, un clérigo de su iglesia a Constantinopla para entrevistarse con el papa Vigilio para asegurarse de la veracidad de las opiniones emitidas por el papa. El 29 de abril de 550, el papa Vigilio le remitió una carta a través de su enviado.

En 1308 se descubrió una inscripción sobre su tumba en la iglesia de San Niceto de Lyon en la que se indica que San Aureliano murió en esa ciudad el viernes 16 de junio de 551.

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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