JMJ
Pax
Este es el discípulo que ha escrito estas cosas, y su testimonio es verdadero
† Lectura del santo Evangelio según san Juan 21, 19b-25
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús le dijo a Pedro:
«Sígueme».
Pedro miró alrededor y vio que, detrás de ellos, venía el otro discípulo a quien
Jesús tanto amaba, el mismo que en la última cena estuvo reclinado sobre el
pecho de Jesús y le había preguntado: "Señor, ¿quién es el que te va a
entregar?"
Cuando Pedro lo vio preguntó a Jesús:
«Señor, y éste ¿qué?»
Jesús le respondió:
«Si yo quiero que él permanezca hasta que yo vuelva de nuevo, ¿a ti qué? Tú,
sígueme».
Estas palabras fueron interpretadas por los hermanos en el sentido de que este
discípulo no iba a morir. Sin embargo, Jesús no había dicho a Pedro que aquel
discípulo no moriría, sino: "Si yo quiero que él permanezca hasta que yo venga
de nuevo, ¿a ti qué?"
Este es el discípulo que da testimonio de todas estas cosas y las ha escrito. Y
nosotros
sabemos que dice la verdad.
Jesús hizo muchas otras cosas. Si se pusieran todas por escrito, pienso que ni
en el mundo entero cabrían los libros.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.
El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk
El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu
El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc
Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?
Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).
Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?
Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).
† Misal
sab 7a. Sem Pascua
Antífona de Entrada
Animados de un mismo espíritu, los discípulos perseveraban en la oración, en
compañía de algunas mujeres, entre ellas María, la Madre de Jesús, y con sus hermanos.
Aleluya.
Oremos:
Dios todopoderoso, concédenos conservar siempre en nuestra vida y en nuestras
costumbres la alegría de estas fiestas de pascua que nos disponemos a clausurar.
Por nuestro Señor, Jesucristo…
Amén.
Pablo permaneció en Roma y predicaba el Reino de Dios
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 28, 16-20.30-31
En aquellos días, cuando entramos en Roma, le permitieron a Pablo quedarse en
una casa particular, con un soldado que lo custodiara. Tres días después, Pablo
convocó a los judíos principales. Cuando llegaron les dijo:
«Hermanos, sin haber hecho nada contra el pueblo ni contra las costumbres de
nuestros antepasados, fui detenido en Jerusalén y entregado a los romanos.
Ellos, después de interrogarme, quisieron ponerme en libertad, porque no
encontraron en mí ningún cargo por el que mereciera la muerte. Pero, como los
judíos se opusieron, me vi obligado a apelar al emperador, aunque sin intención
de acusar a mi pueblo. Este es, pues, el motivo de haberlos llamado. Quería
verlos y conversar con ustedes, pues a causa de la esperanza de Israel llevo
estas cadenas».
Pablo estuvo dos años enteros en una casa alquilada por él, y allí recibía a
todos los que iban a verlo. Podía anunciar el reino de Dios y enseñar cuanto se
refiere a Jesucristo, el Señor, con toda libertad y sin obstáculo alguno.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Sal 10, 5-6.8
El Señor verá a los justos con complacencia.
El Señor está en su templo santo, el Señor tiene su trono en los cielos; sus ojos están observando, sus pupilas examinan a los hombres.
El Señor verá a los justos con complacencia.
El Señor examina al justo y al malvado, y aborrece al que ama la violencia. Porque el Señor es justo y ama la justicia, los honrados contemplarán su rostro.
El Señor verá a los justos con complacencia.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Yo les enviaré el Espíritu de la Verdad y los irá guiando hacia la verdad plena,
dice el Señor.
Aleluya.
Este es el discípulo que ha escrito estas cosas, y su testimonio es verdadero
† Lectura del santo Evangelio según san Juan 21, 19b-25
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús le dijo a Pedro:
«Sígueme».
Pedro miró alrededor y vio que, detrás de ellos, venía el otro discípulo a quien
Jesús tanto amaba, el mismo que en la última cena estuvo reclinado sobre el
pecho de Jesús y le había preguntado: "Señor, ¿quién es el que te va a
entregar?"
Cuando Pedro lo vio preguntó a Jesús:
«Señor, y éste ¿qué?»
Jesús le respondió:
«Si yo quiero que él permanezca hasta que yo vuelva de nuevo, ¿a ti qué? Tú,
sígueme».
Estas palabras fueron interpretadas por los hermanos en el sentido de que este
discípulo no iba a morir. Sin embargo, Jesús no había dicho a Pedro que aquel
discípulo no moriría, sino: "Si yo quiero que él permanezca hasta que yo venga
de nuevo, ¿a ti qué?"
Este es el discípulo que da testimonio de todas estas cosas y las ha escrito. Y
nosotros
sabemos que dice la verdad.
Jesús hizo muchas otras cosas. Si se pusieran todas por escrito, pienso que ni
en el mundo entero cabrían los libros.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Que la venida del Espíritu Santo nos prepare, Señor, a participar fructuosamente
en tus sacramentos, porque él es el perdón de todos los pecados.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
En la espera de la venida del Espíritu Santo
En verdad es justo y necesario que todas las criaturas, en el cielo y en la
tierra, se unan en tu alabanza, Dios todopoderoso y eterno, por Jesucristo, tu
Hijo, Señor del universo.
El cual, habiendo entrado una vez para siempre en el santuario del cielo, ahora
intercede por nosotros, como mediador que asegura la perenne efusión del
Espíritu.
Pastor y obispo de nuestras almas, nos invita a la plegaria unánime, a ejemplo
de María y los apóstoles, en la espera de un nuevo Pentecostés.
Por este misterio de santificación y de amor, unidos a los ángeles y a los
santos, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
El Espíritu Santo me glorificará, porque recibirá de mí lo que les irá
comunicando, dice el Señor.
Aleluya.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Señor de misericordia, escucha nuestras súplicas y, ya que nos has hecho pasar
de los ritos antiguos a los sacramentos de la nueva alianza, ayúdanos a pasar de
nuestra antigua vida de pecado a la nueva vida del espíritu.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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† Meditación diaria
Pascua. 7ª semana. Sábado
Víspera de Pentecostés
EL ESPÍRITU SANTO Y MARÍA
— Esperar la llegada del Paráclito junto a la Virgen Santísima.
— El Espíritu Santo en la vida de María.
— La Virgen María, "corazón de la Iglesia naciente", colabora activamente en la acción del Espíritu Santo en las almas.
I. Mientras dura la espera de la venida del Espíritu Santo prometido, todos perseveraban unánimemente en la oración juntamente con las mujeres y con María, la Madre de Jesús...1. Todos están en un mismo lugar, en el Cenáculo, animados de un mismo amor y de una sola esperanza. En el centro de ellos se encuentra la Madre de Dios. La tradición, al meditar esta escena, ha visto la maternidad espiritual de María sobre toda la Iglesia. "La era de la Iglesia empezó con la "venida", es decir, con la bajada del Espíritu Santo sobre los Apóstoles reunidos en el Cenáculo de Jerusalén junto con María, la Madre del Señor"2.
Nuestra Señora vive como un segundo Adviento, una espera, que prepara la comunicación plena del Espíritu Santo y de sus dones a la naciente Iglesia. Este Adviento es a la vez muy semejante y muy diferente al primero, el que preparó el nacimiento de Jesús. Muy parecido porque en ambos se da la oración, el recogimiento, la fe en la promesa, el deseo ardiente de que esta se realice. María, llevando a Jesús oculto en su seno, permanecía en el silencio de su contemplación. Ahora, Nuestra Señora vive profundamente unida a su Hijo glorificado3.
Esta segunda espera es muy diferente a la primera. En el primer Adviento, la Virgen es la única que vive la promesa realizada en su seno; aquí, aguarda en compañía de los Apóstoles y de las santas mujeres. Es esta una espera compartida, la de la Iglesia que está a punto de manifestarse públicamente alrededor de nuestra Señora: "María, que concibió a Cristo por obra del Espíritu Santo, el amor de Dios vivo, preside el nacimiento de la Iglesia el día de Pentecostés, cuando el mismo Espíritu Santo desciende sobre los discípulos y vivifica en la unidad y en la caridad el Cuerpo místico de los cristianos"4.
El propósito de nuestra oración de hoy, víspera de la gran solemnidad de Pentecostés, es esperar la llegada del Paráclito muy unidos a nuestra Madre, "que implora con sus oraciones el don del Espíritu Santo, que en la Anunciación ya la había cubierto a Ella con su sombra"5, convirtiéndola en el nuevo Tabernáculo de Dios. Antes, en los comienzos de la Redención, nos dio a su Hijo; ahora, "por medio de sus eficacísimas súplicas, consiguió que el Espíritu del divino Redentor, otorgado ya en la Cruz, se comunicara con sus prodigiosos dones a la Iglesia, recién nacida el día de Pentecostés"6.
"Quien nos transmite ese dato es San Lucas, el evangelista que ha narrado con más extensión la infancia de Jesús. Parece como si quisiera darnos a entender que, así como María tuvo un papel de primer plano en la Encarnación del Verbo, de una manera análoga estuvo presente también en los orígenes de la Iglesia, que es el Cuerpo de Cristo"7.
Para estar bien dispuestos a una mayor intimidad con el Paráclito, para ser más dóciles a sus inspiraciones, el camino es Nuestra Señora. Los Apóstoles lo entendieron así; por eso los vemos junto a María en el Cenáculo.
Examinemos cómo es nuestro trato habitual con Nuestra Señora; concretemos para el día de hoy algún propósito: cuidemos mejor el rezo del Santo Rosario, contemplando sus misterios; ofrezcámosle alguna pequeña mortificación distinta a las que acostumbramos durante la semana; cuidemos mejor el saludarla a través de sus imágenes, que encontraremos en la calle, en la habitación...
II. La Virgen Santísima recibió el Espíritu Santo con una plenitud única el día de Pentecostés, porque su corazón era el más puro, el más desprendido, el que de modo incomparable amaba más a la Trinidad Beatísima. El Paráclito descendió sobre el alma de la Virgen y la inundó de una manera nueva. Es el "dulce Huésped" del alma de María. Nuestro Señor había prometido al que ame a Dios: Vendremos sobre él y en él haremos nuestra morada8. Esta promesa se realiza, ante todo, en Nuestra Señora.
Ella, "la obra maestra de Dios"9, había sido preparada con inmensos cuidados por el Espíritu Santo para ser tabernáculo vivo del Hijo de Dios. Por eso el Ángel la saluda: Salve, llena de gracia10. Y ya poseída por el Espíritu Santo y llena de su gracia, recibió todavía una nueva y singular plenitud de ella: El Espíritu Santo vendrá sobre ti y te cubrirá con su sombra11. "Redimida de modo eminente, en previsión de los méritos de su Hijo, y unida a Él con un vínculo estrecho e indisoluble, está enriquecida con la suma prerrogativa y dignidad de ser la Madre de Dios Hijo y, por eso, Hija predilecta del Padre y Sagrario del Espíritu Santo; con el don de una gracia tan extraordinaria que aventaja con creces a todas las criaturas, celestiales y terrenas"12.
Durante su vida, Nuestra Señora fue creciendo en amor a Dios Padre, a Dios Hijo (su Hijo Jesús), a Dios Espíritu Santo. Ella correspondió a todas las inspiraciones y mociones del Paráclito, y cada vez que era dócil a estas inspiraciones recibía nuevas gracias. En ningún momento opuso la más pequeña resistencia, nunca negó nada a Dios; el crecimiento en las virtudes sobrenaturales y humanas (que estaban bajo una especial influencia de la gracia) fue continuo.
Los que son movidos por el Espíritu de Dios, estos son hijos de Dios13. Ninguna criatura se dejó llevar y guiar por el Espíritu Santo como nuestra Madre Santa María: ninguna vivió la filiación divina como Ella.
El Espíritu Santo, que ha habitado en María desde el misterio de su Concepción Inmaculada, en el día de Pentecostés vino a fijar en Ella su morada, de una manera nueva. Todas las promesas que Jesús había realizado acerca del Paráclito se cumplen plenamente en el alma de la Virgen: Él os recordará todas las cosas14. Él os guiará a la verdad completa15.
La Virgen es la Criatura más amada de Dios. Pues si a nosotros, a pesar de tantas ofensas, nos recibe como el padre al hijo pródigo; si a nosotros, siendo pecadores, nos ama con amor infinito y nos llena de bienes cada vez que correspondemos a sus gracias, "si procede así con el que le ha ofendido, ¿qué hará para honrar a su Madre, inmaculada, Virgo fidelis, Virgen Santísima, siempre fiel?
"Si el amor de Dios se muestra tan grande cuando la cabida del corazón humano –traidor, con frecuencia– es tan poca, ¿qué será en el Corazón de María, que nunca puso el más mínimo obstáculo a la Voluntad de Dios?"16.
III. Todo cuanto se ha hecho en la Iglesia desde su nacimiento hasta nuestros días, es obra del Espíritu Santo: la evangelización del mundo, las conversiones, la fortaleza de los mártires, la santidad de sus miembros... "Lo que el alma es al cuerpo del hombre –enseña San Agustín–, eso es el Espíritu Santo en el Cuerpo de Jesucristo que es la Iglesia. El Espíritu Santo hace en la Iglesia lo que el alma hace en los miembros de un cuerpo"17, le da vida, la desarrolla, es su principio de unidad... Por Él vivimos la vida misma de Cristo Nuestro Señor en unión con Santa María, con todos los ángeles y los santos del Cielo, con quienes se preparan en el Purgatorio y los que peregrinan aún en la tierra.
El Espíritu Santo es también el santificador de nuestra alma. Todas las obras buenas, las inspiraciones y deseos que nos impulsan a ser mejores, las ayudas necesarias para llevarlas a cabo... Todo es obra del Paráclito. "Este divino Maestro pone su escuela en el interior de las almas que se lo piden y ardientemente desean tenerle por Maestro"18. "Su actuación en el alma es suave, su experiencia es agradable y placentera, y su yugo es levísimo. Su venida va precedida de los rayos brillantes de su luz y de su ciencia. Viene con la verdad del genuino protector; pues viene a salvar, a curar, a enseñar, a aconsejar, a fortalecer, a consolar, a iluminar, en primer lugar la mente del que lo recibe y después, por las obras de este, la mente de los demás"19.
Y del mismo modo que el que se hallaba en tinieblas, al salir el sol, recibe su luz en los ojos del cuerpo y contempla con toda claridad lo que antes no veía, así también al que es hallado digno del don del Espíritu Santo se le ilumina el alma y, levantado por encima de su razón natural, ve lo que antes ignoraba.
Después de Pentecostés la Virgen es "como el corazón de la Iglesia naciente"20. El Espíritu Santo, que la había preparado para ser Madre de Dios, ahora, en Pentecostés, la dispone para ser Madre de la Iglesia y de cada uno de nosotros.
El Espíritu Santo no cesa de actuar en la Iglesia, haciendo surgir por todas partes nuevos deseos de santidad, nuevos hijos y a la vez mejores hijos de Dios, que tienen en Jesucristo el Modelo acabado, pues es el primogénito de muchos hermanos. Nuestra Señora, colaborando activamente con el Espíritu Santo en las almas, ejerce su maternidad sobre todos sus hijos. Por eso es proclamada con el título de Madre de la Iglesia, "es decir, Madre de todo el Pueblo de Dios, tanto de los fieles como de los Pastores, que la llaman Madre amorosa, y queremos –proclamaba Pablo VI– que de ahora en adelante sea honrada e invocada por todo el pueblo cristiano con este gratísimo título"21.
Santa María, Madre de la Iglesia, ruega por nosotros y ayúdanos a preparar la venida del Paráclito a nuestras almas.
1 Hech 1, 14. — 2 Juan Pablo II, Enc. Dominum et vivificantem, 18-V-1986, 25. — 3 Cfr. M. D. Philippe, Misterio de María, Rialp, Madrid 1986, pp. 348-349. — 4 Pablo VI, Discurso, 25-X-1969. — 5 Conc. Vat. II, Const. Lumen Gentium, 59. — 6 Pío XII, Enc. Mystici Corporis, 29-VI-1943. — 7 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 141. — 8 Jn 14, 23. — 9 Cfr. San Josemaría Escrivá, Amigos de Dios, 292. — 10 Lc 1, 28. — 11 Lc 1, 35. — 12 Conc. Vat. II, loc. cit., 53. — 13 Rom 8, 14. — 14 Cfr. Jn 14, 26. — 15 Cfr. Jn 16, 13. — 16 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 178. — 17 San Agustín, Sermón 267. — 18 Francisca Javiera del Valle, Decenario al Espíritu Santo, de la consideración para el día 4º. — 19 San Cirilo de Jerusalén, Catequesis 16, sobre el Espíritu Santo, 1. — 20 R. Garrigou-Lagrange, La Madre del Salvador, Rialp, Madrid 1976, p. 144. — 21 Pablo VI, Discurso al Concilio, 2-lX-1964.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
San Carlos Luanga y los mártires de Uganda Año 1886 Santos mártires de Uganda:
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Uganda es un país del Africa. Los padres Blancos del Cardenal Lavigerie empezaron a misionar ese país y pronto hubo muchos negros convertidos al catolicismo y esta religión les transformó muy notablemente su modo de pensar y obrar.
Y sucedió que el jefe de esa nación, llamado Muanga, tenía el vicio de la homosexualidad. Y cuando el jefe del personal de mensajeros del palacio José Makasa, se convirtió al catolicismo le hizo saber al jefe que la Biblia condena y prohibe totalmente la homosexualidad y que la llama una "aberración", o sea algo abominable, que va contra la Ley Divina y que es totalmente impropio de la persona humana. Y que el Libro Sagrado dice que "la homosexualidad es un pecado merecedor de la muerte" (Levítico 18) y "algo que va contra la naturaleza (Rom. 1,26) y que los que lo cometen no poseerán el Reino de Dios (1 Cor. 6,10). Esto indignó tanto al reyezuelo, que ordenó asesinar a José Makasa el 15 de noviembre de 1885, y así este llegó a ser el primero de los 26 mártires de Uganda. (Ahora se llama San José Makasa). Otra de las causas del asesinato de José fue haber reprendido al rey por el asesinato del dos misioneros.
Al saber esta terrible noticia, los demás católicos que trabajaban en el palacio real como mensajeros o empleados, en vez de acobardarse, se animaron más fuertemente a preferir morir antes que ofender a Dios.
La segunda víctima fue un pequeño mensajero llamado Denis. El jefe Muanga quiso irrespetar a un jovencito llamado Muafa, pero este le dijo que su cuerpo era un templo del Espíritu Santo, y que él se haría respetar costara lo que costara. Averiguó el rey quién le había enseñado al niño estas doctrinas y le dijeron que era otro de los mensajeros, Denis, ¡y le dio muerte! Así este jovencito llegó a ser el segundo mártir San Denis. (Antes de darle muerte, el rey le preguntó: "¿eres cristiano?" y el niño respondió: "Sí, soy cristiano y lo seré hasta la muerte").
Mientras tanto allá en un salón del palacio, el nuevo jefe de los mensajeros, Carlos Luanga (que había reemplazado a San José Makasa) reunía a todos los jóvenes y les recordaba lo que enseña San Pablo en la S. Biblia, que "los que cometen el pecado de homosexualidad tendrán un castigo inevitable por su extravío" (Rom. 1,18) y les recordaba que "homosexualidad es la tendencia a cometer acciones impuras con personas del propio sexo", y que eso no es amor de caridad que busca el bien de la otra persona, sino que es un "amor de concupiscencia" por el afecto que se siente hacia personas bien parecidas del propio sexo, y que lo que busca es satisfacer sus propios apetitos e inclinaciones anormales hacia las cualidades físicas del otro. Y les narraba cómo las ciudades de Sodoma y Gomorra fueron destruidas por una lluvia de fuego por cometer ese pecado, y cómo la Biblia anuncia tremendos castigos para los que lo cometen. Carlos terminaba sus charlas recordando aquellas palabras de Jesús: "Al que se declare a mí favor aquí, yo me declararé a su favor en el cielo".
Con estas instrucciones de Carlos Luanga, ya todos los jovencitos mensajeros y empleados del palacio real de Uganda quedaron resueltos a perder su vida antes que renunciar a las creencias católicas o perder la pureza de su alma con un pecado de homosexualidad. Y ahora iba a llegar el desenlace fatal y sangriento.
El reyezuelo tenía como primer ministro al terrible brujo Katikiro, el cual estaba disgustadísimo porque los que se volvían cristianos católicos, ya no se dejaban engañar por sus brujerías. Y entonces se propuso convencer al rey de que debía hacer morir a todos los que se declararon cristianos.
El cruel Muanga reunió a todos sus mensajeros y empleados y les dijo: "De hoy en adelante queda totalmente prohibido ser cristiano, aquí en mi reino. Los que dejen de rezar al Dios se los cristianos, y dejen de practicar esa religión, quedarán libres. Los que quieran seguir siendo cristianos irán a la cárcel y a la muerte".
Y luego les dio una orden mortal: - Los que quieran seguir siendo cristianos darán un paso hacia adelante".
Inmediatamente Carlos Luanga, jefe de todos los empleados y mensajeros del palacio, dio el paso hacia adelante. Lo siguió el más pequeño de los mensajeros, que se llamaba Kisito. Y enseguida 22 jóvenes más dieron el paso decisivo. Inmediatamente entre golpes y humillaciones fueron llevados todos a prisión.
El Padre misionero no había alcanzado a bautiza a algunos de ellos, y entonces estos jóvenes valientes viendo que su muerte estaba ya muy próxima pidieron a Carlos que los bautizara. Y allí en la oscuridad de la prisión Carlos Luanga bautizó a los que aún no estaban bautizados, y se prepararon todos para su paso a la eternidad feliz, que ya estaba muy cerca.
El reyezuelo los volvió a reunir y les preguntó: "¿Siguen decididos a seguir siendo cristianos?". Y ellos respondieron a coro: "Cristianos hasta la muerte". Entonces por orden del cruel ministro Katikiro fueron llevados prisioneros a 60 kilómetros de distancia por el camino, y allí mismo fueron asesinados por los guardias.
Después de haberlos tenido siete días en prisión en esas lejanías, en medio de los más atroces sufrimientos, mientras reunían la leña para el holocaustos el 3 de junio del año 1886, día de la Ascensión, los envolvieron en esteras de juntos muy secos, y haciendo un inmenso montón de leña seca los colocaron allí y les prendieron fuego. Entre las llamas salían sus voces aclamando a Cristo y cantando a Dios, hasta el último aliento de su vida.
Por el camino se llevaron los verdugos a dos mártires más, ya mayores de edad. El uno por haber convertido y bautizado a unos niños (San Matías Kurumba) y el otro por haber logrado que su esposa se hiciera cristiana (San Andrés Kawa). Ellos se unieron a los otros mártires (de los cuales 17 eran jóvenes mensajeros) y en total murieron en aquel año 26 mártires católicos por defender su fe y su castidad.
El cruel Katikiro fue fusilado y echado a los perros unos años después en una revolución. El reyezuelo Muanga fue derrotado por sus enemigos y desterrado a terminar sus años en una isla solitaria. Y los 26 mártires de Uganda, con Carlos Luanga a la cabeza, fueron declarados santos por el Papa Pablo VI, y ahora en Uganda hay un millón de católicos: "La sangre de los mártires, produce nuevos cristianos".
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Morando, Santo Monje, Junio 3
Monje En la aldea de Altkirch, en la región de Basilea, entre los helvecios, san Morando, monje, oriundo de Renania, que siendo presbítero peregrinó a Compostela y al regreso entró en el monasterio de Cluny, fundando más adelante el cenobio en el que terminó su santa vida (c. 1115). |
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Fuente: EWTN.com
Clotilde, Santa Reina de Francia, Junio 3
Reina de Francia Clotilde quiere decir: "la que lucha victoriosamente" (tild: luchar. Clot: victoria). |
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Fuente: www.ParroquiaSanJuanGrande.es
Juan Grande Román, Santo Religioso, Junio 3
Patrón de la Diocesis de Asidonia-Jerez Juan Grande Román nació en Carmona, Sevilla, España, el sábado 6 de marzo de 1546. Sus padres fueron Cristóbal Grande e Isabel Román, matrimonio muy cristiano, y fue bautizado por el párroco Andrés Muñoz. Su padre, artesano de oficio, falleció cuando Juan tenía 11 años. tenía 11 años. |
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Fuente: Santopedia.com
Andrés Caccioli, Beato Franciscano, Junio 3
Primer Sacerdote de la Orden de los Hermanos Menores Andrés Caccioli nació en Spello, Umbría, en 1194. Pronto abrazó la vida eclesiástica y llegó a ser sacerdote. |
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Fuente: Franciscanos.org
Diego Oddi, Beato Laico Franciscano, Junio 3
Hermano laico profeso de la Orden de Hermanos Menores. Se dedicó a la vida de piedad y al trabajo del campo hasta que entró en la casa retiro de Bellegra (Roma). Fue limosnero durante cuarenta años y, aunque no tenía estudios, edificó a las gentes con sus palabras germinadas en un corazón acostumbrado a dialogar con Dios. Lo beatificó Juan Pablo II el 3 de octubre de 1999. |
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Fuente: Santopedia.com
Kevin de Glendalough, Santo Abad, Junio 3
Glendalough (el Valle de Los Dos Lagos) es un valle estrecho, pintoresco y solitario, en el corazón de las Montañas de Wicklow. La fama de su escuela monástica se debe principalmente, a su fundador, San Kevin y a Laurence O´Tool, el último de los santos irlandeses canonizados. |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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