viernes, 2 de junio de 2017

[ † ] Viernes de la Pasión y Muerte de Jesucristo: día de penitencia y abstinencia de carne, excepto fiesta de precepto (CDC 1250/3). 02/05/2017. Santa Blandina ¡ruega por nosotros!

JA

JMJ

Pax

Apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas

† Lectura del santo Evangelio según san Juan 21, 15-19

Gloria a ti, Señor.

Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos y, comiendo con ellos, preguntó a Simón Pedro:
"Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?"
Pedro le contestó:
"Sí, Señor, tú sabes que te quiero".
Entonces Jesús le dijo:
"Apacienta mis corderos".
Jesús volvió a preguntarle:
"Simón, hijo de Juan, ¿me amas?"
Pedro respondió:
"Sí, Señor, tú sabes que te quiero".
Jesús le dijo:
"Cuida de mis ovejas".
Por tercera vez insistió Jesús:
"Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?"
Pedro se entristeció, porque Jesús le había preguntado por tercera vez si lo quería, y le respondió:
"Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero".
Entonces Jesús le dijo:
"Apacienta mis ovejas. Te aseguro que cuando eras más joven, tú mismo te vestías e ibas adonde querías; pero cuando seas viejo extenderás los brazos y será otro quien te vestirá y te conducirá adonde no quieras ir".
Jesús dijo esto para indicar la clase de muerte con la que Pedro daría gloria a Dios. Después le dijo:
"Sígueme".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.

El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk

El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu

El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc

Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?

Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).

Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?

Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html

Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).

 

 

Misal

 

vie 7a. Sem Pascua

Antífona de Entrada

Cristo nos ama y nos ha purificado de nuestros pecados por medio de su sangre; él nos ha convertido en un reino y hecho sacerdotes de Dios, su Padre. Aleluya.

 

Oración Colecta

Oremos:
Dios nuestro, que por medio del triunfo glorioso de Cristo y de la gracia del Espíritu Santo nos has abierto las puertas del cielo; haz que comprendamos la grandeza de este don, para que podamos crecer en la fe y servirte con mayor empeño.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

Pablo asegura que está vivo un hombre llamado Jesús, que había muerto

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 25, 13-21

En aquellos días, el rey Agripa y Berenice vinieron a Cesarea a saludar a Festo. Como se
quedaron allí muchos días Festo expuso al rey el asunto de Pablo:
"Hay aquí un hombre que Félix dejó encarcelado. Cuando estuve en Jerusalén, los sumos
sacerdotes y los ancianos de los judíos me presentaron una acusación contra él pidiendo su condena. Yo les respondí que los romanos no suelen condenar a ningún hombre antes que el acusado comparezca en
presencia de los acusadores y tenga oportunidad de defenderse de la acusación.
Sin demorarme, al día siguiente lo hice venir aquí, me senté en el tribunal y mandé traer a ese hombre. Los acusadores comparecieron, pero no presentaron ninguno de los cargos que yo sospechaba. Sólo lo acusaban de ciertas cuestiones referentes a su propia religión y a un tal Jesús, ya muerto, y que, según Pablo, está vivo.
Como no entendía muy bien aquella discusión, le dije a Pablo si quería ir a Jerusalén para ser juzgado allí. Pero entonces él solicitó ser juzgado por el emperador Augusto. Así que he ordenado que lo dejen en la cárcel hasta que se presente la oportunidad de remitirlo al
emperador".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Sal 102, 1-2.11-12.19-20ab

Bendice, alma mía, al Señor.

Bendice al Señor, alma mía y todo mi ser a su santo nombre. Bendice al Señor, alma mía, no te olvides de sus beneficios.
Bendice, alma mía, al Señor.

Como la altura del cielo sobre la tierra, así es su amor con los que lo respetan; y como está lejano el oriente del poniente, así aleja de nosotros nuestros crímenes.
Bendice, alma mía, al Señor.

El Señor estableció su trono en los cielos, ejerce su dominio sobre todas las cosas. Bendigan al Señor, ángeles suyos, poderosos guerreros ejecutores de sus órdenes.
Bendice, alma mía, al Señor.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
El Espíritu Santo les enseñará todas las cosas y les recordará todo cuanto les he dicho, dice el Señor.
Aleluya.

Evangelio

Apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas

† Lectura del santo Evangelio según san Juan 21, 15-19

Gloria a ti, Señor.

Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos y, comiendo con ellos, preguntó a Simón Pedro:
"Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?"
Pedro le contestó:
"Sí, Señor, tú sabes que te quiero".
Entonces Jesús le dijo:
"Apacienta mis corderos".
Jesús volvió a preguntarle:
"Simón, hijo de Juan, ¿me amas?"
Pedro respondió:
"Sí, Señor, tú sabes que te quiero".
Jesús le dijo:
"Cuida de mis ovejas".
Por tercera vez insistió Jesús:
"Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?"
Pedro se entristeció, porque Jesús le había preguntado por tercera vez si lo quería, y le respondió:
"Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero".
Entonces Jesús le dijo:
"Apacienta mis ovejas. Te aseguro que cuando eras más joven, tú mismo te vestías e ibas adonde querías; pero cuando seas viejo extenderás los brazos y será otro quien te vestirá y te conducirá adonde no quieras ir".
Jesús dijo esto para indicar la clase de muerte con la que Pedro daría gloria a Dios. Después le dijo:
"Sígueme".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobre las Ofrendas

Mira con bondad, Señor, las ofrendas de tu pueblo y haz que el Espíritu Santo nos purifique para que podamos presentarte un sacrificio agradable.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

En la espera de la venida del Espíritu Santo

En verdad es justo y necesario que todas las criaturas, en el cielo y en la tierra, se unan en tu alabanza, Dios todopoderoso y eterno, por Jesucristo, tu Hijo, Señor del universo.
El cual, habiendo entrado una vez para siempre en el santuario del cielo, ahora intercede por nosotros, como mediador que asegura la perenne efusión del Espíritu.
Pastor y obispo de nuestras almas, nos invita a la plegaria unánime, a ejemplo de María y los apóstoles, en la espera de un nuevo Pentecostés.
Por este misterio de santificación y de amor, unidos a los ángeles y a los santos, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:

Antífona de la Comunión

Cuando venga el Espíritu de la Verdad, él los guiará hasta la verdad plena, dice el Señor.

Aleluya.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Señor, tú que nos purificas y fortaleces por medio de tus sacramentos, haz que nuestra participación en esta Eucaristía nos conduzca a la vida eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Meditación diaria

Pascua. 7ª semana. Viernes
Decenario al Espíritu Santo

LOS FRUTOS DEL ESPÍRITU SANTO

— Los frutos del Espíritu Santo en el alma, manifestación de la gloria de Dios. El amor, el gozo y la paz.

Paciencia y longanimidad. Su importancia en el apostolado.

— Los frutos que se relacionan más directamente con el bien del prójimo: bondad, benignidad, mansedumbre, fidelidad, modestia, continencia y castidad.

I. Cuando el alma es dócil a las inspiraciones del Espíritu Santo se convierte en el árbol bueno que se da a conocer por sus frutos. Esos frutos sazonan la vida cristiana y son manifestación de la gloria de Dios: en esto será glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto1, dirá el Señor en la Última Cena.

Estos frutos sobrenaturales son incontables. San Pablo, a modo de ejemplo, señala doce frutos, resultado de los dones que el Espíritu Santo ha infundido en nuestra alma: caridad, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, longanimidad, mansedumbre, fe, modestia, continencia y castidad2.

En primer lugar figura el amor, la caridad, que es la primera manifestación de nuestra unión con Cristo. Es el más sabroso de los frutos, el que nos hace experimentar que Dios está cerca, y el que tiende a aligerar la carga a otros. La caridad delicada y operativa con quienes conviven o trabajan en nuestros mismos quehaceres es la primera manifestación de la acción del Espíritu Santo en el alma: "no hay señal ni marca que distinga al cristiano y al que ama a Cristo como el cuidado de nuestros hermanos y el celo por la salvación de las almas"3.

Al primer y principal fruto del Espíritu Santo "sigue necesariamente el gozo, pues el que ama se goza en la unión con el amado"4. La alegría es consecuencia del amor; por eso, al cristiano se le distingue por su alegría, que permanece por encima del dolor y del fracaso. ¡Cuánto bien ha hecho en el mundo la alegría de los cristianos! "Alegrarse en las pruebas, sonreír en el sufrimiento..., cantar con el corazón y con mejor acento cuanto más largas y más punzantes sean las espinas (...) y todo esto por amor... este es, junto al amor, el fruto que el Viñador divino quiere recoger en los sarmientos de la Viña mística, frutos que solamente el Espíritu Santo puede producir en nosotros"5.

El amor y la alegría dejan en el alma la paz de Dios, que supera todo conocimiento6; es –como la define San Agustín– "la tranquilidad en el orden"7. Existe la falsa paz del desorden, como la que reina en una familia en la que los padres ceden siempre ante los caprichos de los hijos, bajo el pretexto de "tener paz"; como la de la ciudad que, con la excusa de no querer contristar a nadie, dejase a los malvados cometer sus fechorías. La paz, fruto del Espíritu Santo, es ausencia de agitación y el descanso de la voluntad en la posesión estable del bien. Esta paz supone lucha constante contra las tendencias desordenadas de las propias pasiones.

II. La plenitud del amor, del gozo y de la paz solo la encontraremos en el Cielo. Aquí tenemos un anticipo de la felicidad eterna en la medida en que somos fieles. Ante los obstáculos, las almas que se dejan guiar por el Paráclito producen el fruto de la paciencia, que lleva a soportar con igualdad de ánimo, sin quejas ni lamentos estériles, los sufrimientos físicos y morales que toda vida lleva consigo. La caridad está llena de paciencia; y la paciencia es, en muchas ocasiones, el soporte del amor. "La caridad –escribía San Cipriano– es el lazo que une a los hermanos, el cimiento de la paz, la trabazón que da firmeza a la unidad... Quítale, sin embargo, la paciencia, y quedará devastada; quítale el jugo del sufrimiento y de la resignación, y perderá las raíces y el vigor"8. El cristiano debe ver la mano amorosa de Dios, que se sirve de los sufrimientos y dolores para purificar a quienes más quiere y hacerlos santos. Por eso, no pierden la paz ante la enfermedad, la contradicción, los defectos ajenos, las calumnias... y ni siquiera ante los propios fracasos espirituales.

La longanimidad es semejante a la paciencia. Es una disposición estable por la que esperamos con ecuanimidad, sin quejas ni amarguras, y todo el tiempo que Dios quiera, las dilaciones queridas o permitidas por Él, antes de alcanzar las metas ascéticas o apostólicas que nos proponemos.

Este fruto del Espíritu Santo da al alma la certeza plena de que –si pone los medios, si hay lucha ascética, si recomienza siempre– se realizarán esos propósitos, a pesar de los obstáculos objetivos que se pueden encontrar, a pesar de las flaquezas y de los errores y pecados, si los hubiera.

En el apostolado, la persona longánime se propone metas altas, a la medida del querer de Dios, aunque los resultados concretos parezcan pequeños, y utiliza todos los medios humanos y sobrenaturales a su alcance, con santa tozudez y constancia. "La fe es un requisito imprescindible en el apostolado, que muchas veces se manifiesta en la constancia para hablar de Dios, aunque tarden en venir los frutos.

"Si perseveramos, si insistimos bien convencidos de que el Señor lo quiere, también a tu alrededor, por todas partes, se apreciarán señales de una revolución cristiana: unos se entregarán, otros se tomarán en serio su vida interior, y otros –los más flojos– quedarán al menos alertados"9.

El Señor cuenta con el esfuerzo diario, sin pausas, para que la tarea apostólica dé sus frutos. Si alguna vez estos tardan en aparecer, si el interés que hemos puesto por acercar a Dios a un familiar o a un colega pareciera estéril, el Espíritu Santo nos dará a entender que nadie que trabaje por el Señor con rectitud de intención lo hace en vano; mis elegidos no trabajarán en vano10. La longanimidad se presenta como el perfecto desarrollo de la virtud de la esperanza.

III. Después de los frutos que relacionan el alma más directamente con Dios y con la propia santidad, San Pablo enumera otros que miran en primer lugar al bien del prójimo: revestíos de entrañas de misericordia, bondad, humildad, mansedumbre (...), soportándoos y perdonándoos mutuamente...11.

La bondad de la que nos habla el Apóstol es una disposición estable de la voluntad que nos inclina a querer toda clase de bienes para otros, sin distinción alguna: amigos y enemigos, parientes o desconocidos, vecinos o lejanos. El alma se siente amada por Dios y esto le impide tener celos y envidias, y ve en los demás a hijos de Dios, a los que Él quiere, y por quienes ha muerto Jesucristo.

No basta querer el bien para otros en teoría. La caridad verdadera es amor eficaz que se traduce en hechos. La caridad es bienhechora12, anuncia San Pablo. La benignidad es precisamente esa disposición del corazón que nos inclina a hacer el bien a los demás13. Este fruto se manifiesta en multitud de obras de misericordia, corporales y espirituales, que los cristianos realizan en el mundo entero sin acepción de personas. En nuestra vida se manifiesta en los mil detalles de servicio que procuramos realizar con quienes nos relacionamos cada día. La benignidad nos impulsa a llevar paz y alegría por donde pasemos, y a tener una disposición constante hacia la indulgencia y la afabilidad.

La mansedumbre está íntimamente unida a la bondad y a la benignidad, y es como su acabamiento y perfección. Se opone a las estériles manifestaciones de ira, que en el fondo son signo de debilidad. La caridad no se aíra14, sino que se muestra en todo con suavidad y delicadeza y se apoya en una gran fortaleza de espíritu. El alma que posee este fruto del Espíritu Santo no se impacienta ni alberga sentimientos de rencor ante las ofensas o injurias que recibe de otras personas, aunque sienta –y a veces muy vivamente, por la mayor finura que adquiere en el trato con Dios– las asperezas de los demás, los desaires, las humillaciones. Sabe que de todo esto se sirve Dios para purificar a las almas.

A la mansedumbre sigue la fidelidad. Una persona fiel es la que cumple sus deberes, aun los más pequeños, y en quien los demás pueden depositar su confianza. Nada hay comparable a un amigo fiel –dice la Sagrada Escritura–; su precio es incalculable15. Ser fieles es una forma de vivir la justicia y la caridad. La fidelidad constituye como el resumen de todos los frutos que se refieren a nuestras relaciones con el prójimo.

Los tres últimos frutos que señala San Pablo hacen referencia a la virtud de la templanza, la cual, bajo el influjo de los dones del Espíritu Santo, produce frutos de modestia, continencia y castidad.

Una persona modesta es aquella que sabe comportarse de modo equilibrado y justo en cada situación, y aprecia los talentos que posee sin exagerarlos ni empequeñecerlos, porque sabe que son un regalo de Dios para ponerlos al servicio de los demás. Este fruto del Espíritu Santo se refleja en el porte exterior de la persona, en su modo de hablar y de vestir, de tratar a la gente y de comportarse socialmente. La modestia es atrayente porque refleja la sencillez y el orden interior.

Los dos últimos frutos que señala San Pablo son la continencia y la castidad. Como por instinto, el alma está extremadamente vigilante para evitar lo que pueda dañar la pureza interior y exterior, tan grata al Señor. Estos frutos, que embellecen la vida cristiana y disponen al alma para entender lo que a Dios se refiere, pueden recogerse aun en medio de grandes tentaciones, si se quita la ocasión y se lucha con decisión, sabiendo que nunca faltará la gracia del Señor.

A la Virgen Santísima nos acercamos al terminar nuestra oración, porque Dios se sirve de Ella para, por influjo del Paráclito, producir abundantes frutos en las almas. Yo soy la Madre del amor hermoso, del temor, de la ciencia y de la santa esperanza. Venid a mí cuantos me deseáis, y saciaos de mis frutos. Porque recordarme es más dulce que la miel, y poseerme, más rico que el panal de miel...16.

1 Jn 15, 8. — 2 Cfr. Gal 5, 22-23. — 3 San Juan Crisóstomo, Homilías sobre lo incomprehensible, 6, 3. — 4 Santo Tomás, Suma Teológica, 1-2, q. 70, a. 3. — 5 A. Riaud, La acción del Espíritu Santo en las almas, Palabra, 4ª ed., Madrid 1935, p. 120. — 6 Flp 4, 7. — 7 San Agustín, La ciudad de Dios, 19, 13, 1. — 8 San Cipriano, Del bien de la paciencia, 15. — 9 San Josemaría Escrivá, Surco, n. 207. — 10 Is 45, 23. — 11 Col 3, 12-13. — 12 1 Cor 13, 4. — 13 Cfr. A. Riaud, o. c., p. 148 ss. — 14 1 Cor 13, 5. — 15 Eclo 6, 15. — 16 Eclo 24, 17-19.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

Marcelino y Pedro, Santos Mártires, Junio 2  

Marcelino y Pedro, Santos

Mártires

Muchísimas veces en la historia se ha confirmado el dicho: "El hombre propone y Dios dispone", es decir, que a menudo Dios "dispone" lo contrario de lo que el hombre se ha "propuesto". Fue lo que sucedió con los santos Marcelino y Pedro. San Dámaso, casi adivinando su misión de transmitir la memoria de innumerables mártires, como él mismo dice, escribió a un niño la narración del verdugo de los santos Marcelino y Pedro.

El "percussor" refirió que él había dispuesto la decapitación de los dos en un bosque apartado para que no quedara de ellos ni el recuerdo: incluso los dos tuvieron que limpiar el lugar que se iba a manchar con su sangre.

Los últimos tres versos, de los nueve que componen el poema 23 del Papa Dámaso, informan que los "santísimos miembros" de los mártires permanecieron ocultos durante algún tiempo en una "cándida gruta", hasta cuando la piadosa matrona Lucila llevada por la devoción, les dio digna sepultura. El martirio se había llevado a cabo en donde hay se encuentra Torpignattara, a tres millas de la antigua vía Labicana, la actual Casilina. Constantino edificó ahí una basílica, cerca de donde reposaban los restos de su madre santa Helena, antes de que el emperador los hiciera llevar a Constantinopla. Más tarde fue violada por los Godos, y entonces el Papa Virgilio la hizo restaurar e introdujo los nombres de los santos Marcelino y Pedro en el canon romano de la Misa, garantizando así el recuerdo y la devoción por parte de Los fieles.

En Roma hay una basílica dedicada a los santos Marcelino y Pedro, edificada en 1751 sobre una base que parece se remonta a la mitad del siglo IV y en donde parece que se encontraba la casa de uno de los santos. Una Pasión del siglo VI habla de la vida del presbítero Marcelino y del exorcista Pedro, aunque tiene mucho de leyenda. Dicha Pasión cuenta que Pedro y Marcelino fueron encerrados en una prisión bajo la vigilancia de un tal Artemio, cuya hija Paulina estaba endemoniada. Pedro, exorcista, le aseguró a Artemio que, si él y su esposa Cándida se convertían, Paulina quedaría inmediatamente curada. Después de algunas perplejidades, la familia se convirtió y poco después dio testimonio de su fe con el martirio: Artemio fue decapitado, y Cándida y Paulina fueron ahogadas debajo de un montón de piedras.

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Santa Blandina

 

Una carta de los cristianos de Vienne y de Lyon a las iglesias de Asia nos permite saber lo que fue de un grupo de hermanos lioneses que en tiempos de Marco Aurelio fueron objeto de una redada de las autoridades.- Se les acusaba de incesto y canibalismo, y la suposición de que celebraban monstruosas orgías secretas provocó un gran alboroto.

Destaca el valor de una esclava a la que habían encarcelado junto con su señora. Su nombre era Blandina y extenuaba a los que por turnos y de todas las maneras la iban torturando desde el amanecer hasta el ocaso.   La bienaventurada mujer, rejuvenecía en la confesión: ¡Soy cristiana y nada malo se hace entre nosotros!   Conducidos a las fieras, para común espectáculo, a Blandina la colgaron de un madero y quedó expuesta allí para pasto de las fieras, pero éstas la respetaron y acabaron devolviéndola a la prisión con el fin de guardarla para otro momento.

Luego Blandina, envuelta en una red la pusieron ante un toro salvaje que la corneó hasta matarla. La persona que consideramos la más débil resulta ser la más fuerte. Cuando reconocemos nuestra debilidad es cuando la fuerza ilimitada de Dios puede operar a través nuestro.   Santa Blandina: «Soy cristiana, nosotros no negociamos ninguna maldad».-   Es patrona de Lyon ( Francia) y patrona con santa Zita de las criadas.

Himno

Testigos de la sangre

Con sangre rubricada,

Frutos de amor cortados

Al golpe de la espada.

Testigos del amor En sumisión callada;

Canto y cielo en los labios

Al golpe de la espada.

Testigos del dolor  De vida enamorada;

Diario placer de muert

Al golpe de la espada.

Demos gracias al Padre

Por la sangre sagrada;

Pidamos ser sus mártires,

Y a cada madrugada.

Poder morir la vida

Al golpe de la espada.  Amén

     Padre todopoderoso, por gracia tuya la fuerza se realiza en la debilidad; por eso te pedimos que a cuantos celebramos el triunfo de tu mártir Santa Blandina, nos concedas el don de fortaleza con el que ella salió vencedora en el martirio. Por nuestro Señor Jesucristo.

Santa Blandina: ora pro nobis

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Mártires de Lyon

Corría el año 177 de nuestra Era; y con él, a su postrimería, corrían los días de Marco Aurelio, emperador meditabundo. La inminencia de la celebridad anual que en Lyon, ciudad cabecera de la Galia, situada en la confluencia del Saona y del Ródano, se solemnizaba todos los años en las calendas del mes sextil (agosto), reunía en derredor del altar de Roma y de Augusto a los legados de las tres Galias. En esta famosa conmemoración, las jóvenes y aguerridas cristiandades de Lyon y de Viena del Delfinado sostuvieron una serie de luchas cruentísimas y triunfales. Lavaron sus estolas en la sangre del Cordero y volaron a los brazos de Cristo con alas plateadas de paloma. De los episodios de estas luchas nos queda una relación auténtica pormenorizada, salvada por Eusebio en el libro V de su Historia eclesiástica, que yo —spatiis exclusus iniquis— me veo forzado a resumir.

 Los siervos de Cristo que habitan Viena y Lyon, en la Galia, a sus hermanos del Asia y de la Frigia, que profesan la misma fe e idénticas esperanzas en la redención que nosotros, paz, gracia y gloria de parte de Dios Padre y de Cristo Jesús, Nuestro Señor.

 ... No tenemos palabras con que expresar en este mensaje la intensidad de la opresión y la saña de los gentiles contra los santos y los tormentos que los bienaventurados mártires soportaron. El Fuerte Armado descargó en nosotros toda la furia y el poder de su brazo. Se nos echó de nuestras casas, se nos privaron los baños, el foro y hasta la pública convivencia. Con todo, la gracia de Dios combatió contra ellos; alejó a los débiles; pero quedaron enhiestos y firmes los sólidos pilares de la fe, que demostraron que las tribulaciones temporales no merecen consideración ante la perspectiva de la gloria que en nosotros será revelada. La plebe frenética les infligió toda suerte de sevicias: escarnios, golpes, lapidaciones y cárcel indistinta; mientras no llegaba el gobernador...

 Fueron interrogados por este orden:

 Vetio Epagato, el más conspicuo de nuestros hermanos. Había llegado a la plenitud del amor de Dios y del prójimo, y hervía de Espíritu Santo. Varón representativo en nuestra comunidad, no se avino al expeditivo procedimiento y reclamó que se le oyera; la plebe aulló; el presidente se limitó a la pregunta escueta: "¿Eres cristiano?" Su respuesta fue afirmativa y tajante: "Soy cristiano". La pequeña grey fiel le calificó de paráclito de la cristiandad lionesa.

 ... En las detenciones en masa de fieles de ambas iglesias, que de día en día y con ritmo creciente íbanse haciendo, como la cizaña en el trigo, anduvieron mezclados con los santos algunos paganos que estaban al servicio de los nuestros; los cuales, caídos en la paranza de Satán, declararon que nosotros hacíamos cenas como las de Tiestes e incestos como los de Edipo. Entonces pareció tener realidad la palabra evangélica: Día vendrá cuando el que os diere muerte creerá haber rendido culto a Dios.

 ... Llegó el segundo interrogatorio de mártires, iniciado por Vetio Epagato. Abriólo el diácono de Viena (del Delfinado), Santo de nombre y de vida; siguió el de Maturo, simple neófito pero invencible púgil; continuó Atalo, originario de Pérgamo, columna y sostén de la cristiandad lionesa, y Blandina finalmente. En ella Cristo hizo gallardísimo alarde de que lo que es ruin y rahez, sin atractivo físico, desdeñable a los ojos de los hombres, se juzgó digno de gloria muy grande ante el acatamiento dé Dios. Todos nosotros recelábamos, y hasta su propia ama según la carne, que estaba con nosotros, mártires designados, que Blandina no pudiera dar testimonio de su fe, tanta era la flaqueza de su cuerpo. Para acabar con ella los verdugos se relevaban; a cada momento parecía que iba a quebrarse el tenue hilo de su vida; mas en la confesión se rejuvenecía y para ella constituía una insuflación de nueva vida decir: Soy cristiana; y nosotros no hacemos ningún mal. Y en diciéndolo parecía embellecerse.

 Santo, de Viena, se mantuvo firme como un risco marino en medio del oleaje, combatido de sal asidua. No se dignó decir su nombre, ni el de su nación, ni el de su ciudad, ni su condición de esclavo o libre, ni su grado eclesiástico. A todas las preguntas capciosas contestaba en latín paladino: Soy cristiano. A las más delicadas partes de su cuerpo aplicáronsele láminas de bronce al rojo. Santo perseveró inconmovible en su silencio y en su confesión. La fuente de agua paradisíaca que brotó del costado de Cristo le comunicaba refrigerio y reciedumbre. También la tortura para él era fuente de juventud.

 ... En gran ansiedad y congoja teníamos el caso de Biblis, dama conspicua de nuestra cristiandad, que en el primer asalto de terror había renegado. Creídos estábamos que Satanás la había ya engullido; mas el asalto segundo la despertó de su ceguera y de su momentánea embriaguez. Aquel dolor pasajero hízola pensar en la gehena de fuego; y con vehemencia echó en rostro a los calumniadores:¿Cómo podéis pensar que esta gente coma carne de niños si les está mandado abstenerse de sangre de animales?Biblis abjuró de su abjuración y se sumó al grupo de los mártires.

 ... Satanás inspiró a los verdugos una nueva suerte de martirio exangüe: el encierro colectivo y promiscuo en noche perpetua de una zahurda más que plutónica, con ambos pies en un cepo, separados el uno del otro hasta el quinto agujero. En número muy grande, anónimamente, murieron de asfixia en aquellas tinieblas palpables, irrespirables; y sus almas volaron en canoros bandos, como alondras, al aire vivo del amanecer, allá, hacia la esfera que huye más del suelo...

 ... El bienaventurado Potino, a quien el Espíritu confiara el episcopado de Lyon, había ya colmado la rotación de nueve decenios. Era como un ángel que hubiese envejecido. Apenas respirar podía. Fue sacado de las tinieblas y arrastrado por la venerable melena al tribunal. El gobernador le preguntó cuál era el Dios de los cristianos. Respondió: Si tú lo merecieras le conocerías. Atado de manos y pies, por que no huyese, saturado de oprobios se le volvió a sepultar en la carcenal negrura y en el aire irrespirable. Dos días después, silenciosamente como un ave cautiva, dio suelta a su acérrimo espíritu aleluyante.

 En la tartera confusión de la mazmorra, en desconcertante promiscuidad, andaban mezclados los creyentes y los renegados a quienes la apostasía de nada les valiera. En este comedio iba a producirse una poderosa intervención de Dios y una inconmensurable misericordia de Jesús. Quienes tras el primer arresto habían renegado de su fe compartían los sufrimientos con los que la habían confesado. Aquellos permanecían detenidos por sospecha de las cenas de Tiestes y de los incestos de Edipo, y su castigo había de ser más fiero que el de los cristianos partícipes de sus cadenas. Roíales trágicamente la conciencia de su cobardía, al paso que los cristianos exultaban por la proximidad de su liberación y por beber el cáliz inebriante del martirio.

 ... Maturo, Santo, Atalo y Blandina fueron excarcelados; vencedores de la sevicia de los hombres, iban a encararse con la voracidad de las fieras. Este era el postrer y sensacional programa de los festivales olímpicos con que las tres Galias solemnizaban las calendas de agosto, en derredor del altar de Día Roma y de Augusto, en el cerco del anfiteatro.

 A Maturo y Santo sólo les faltaba la postrera fase del combate para merecer la corona incorruptible: sufrieron azotes, zarpazos y dentelladas de bestias, todos los crudelísimos antojos de una multitud delirante. Ambos se ofrecieron en espectáculo al mundo, a los ángeles y a los hombres. De Santo no se oyeron más palabras que las de su confesión: Soy cristiano. Maturo soportó toda la variedad de luchas que se veían en los gladiadores profesionales.

 Quedaba Atalo como olvidado. El populacho, que harto bien le conocía, le reclamó a gritos. Se le hizo dar la vuelta al ruedo, con un letrero infamante: ¡Atalo, cristiano! Enteróse el gobernador de su condición de ciudadano de Roma. Tuvo escrúpulos el melindroso gobernador; determinó que se le devolviera al báratro infernal del que se creía ya redimido, mientras consultaba con el emperador qué debía hacerse con ese delincuente honrado. Esta obligada demora no fue ni inútil ni estéril. En este lapso de tiempo la inconmensurable misericordia de Cristo tuvo una espléndida manifestación en la misma cárcel. Los vivos vivificaron a los muertos. Allí estuvo el dedo de Dios. Esta mudanza ocasionó un júbilo inenarrable de nuestra Madre Virginal. El milagro fue que quienes anteriormente renegaron de Cristo quisieron de nuevo medirse con el perseguidor; se reanimaron a nueva vida. Dios, que no quiere la muerte del pecador, sino que se enmiende y viva, les tornó sabroso y fácil el regreso a la casa del Padre de familia.

 En el ínterin llegó la orden del César: Decapitación para Atalo, ciudadano romano; para los restantes, la voracidad de las fieras. Cristo fue magníficamente glorificado por quienes le negaron; y su Iglesia les incorporó en el ejército de mártires que visten túnicas blancas. Mientras duró el interrogatorio individual Alejandro, de nación frigio y médico de profesión, avecindado de muchos años en la Galia lionesa, conocido y amado de todos por su amor a Dios, por su libertad de palabra, copiosamente dotado del carisma apostólico, de pie cerca del tribunal, exhortaba con señas a los interrogados que proclamasen su fe. Se le culpó de haber sido él quien promovió aquella retractación colectiva. Se le preguntó que quién era, respondió:Cristiano. Fue condenado a las bestias.

 Dios, que eligió lo más flaco de este mundo para confusión de lo más fuerte, había reservado para la lucha final a dos seres entecos. Blandina fue sacada al anfiteatro, llevando de la mano a Póntico, mozuelo en su primer bozo, de quince años escasos. Con refinadísima perversidad todos los días se les había sacado por que viesen los suplicios de sus hermanos en la fe. La plebe, ebria y sedienta de sangre, no se apiadó de la niñez del muchacho venerando ni respetó el augusto carácter de la mujer. Ambos recorrieron todo el ciclo de los tormentos. A Pontico infundíale bríos la muchacha. Pontico le precedió en la muerte y en la liberación. Libróse, como gamo, del cazador; como pájaro, del lazo del parancero.

 Quedaba Blandina, la última de todos, madre virgen y feliz de haber enviado al Rey de los siglos, inmortal e invisible, a muchos hijos victoriosos. Sobreabundaba de gozo como partícipe en un festín nupcial. Recorrió toda la cadena de los tormentos ya conocidos y superados. Se la brindó, por fin, a un toro furioso, que, como arista leve, la proyectaba hacia arriba, como en un ansia de vuelo y de cielo... Fue inmolada por fin.

 Los cadáveres de los mártires de Lyon, durante seis días, quedaron insepultos, en la gran inverecundia de la muerte, bajo las miradas de Dios y el estupor de los cielos. Incinerados al fin, llevó solemnemente al mar sus pavesas leves el Ródano sonoroso y raudo, fluviorum rex, majestuoso rey de los ríos de Francia.

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Erasmo de Formia, Santo Obispo y Mártir, Junio 2  

Erasmo de Formia, Santo

Obispo y Mártir

San Erasmo de Formia, muerto hacia 303 d. C. también conocido como San Elmo, es el santo patrón de los marineros.

Jacobo de la Vorágine en su Leyenda dorada, le reconoce como un obispo de Formia y de la Campania, un eremita de las montañas libanesas y un mártir sacrificado durante las persecuciones del emperador bizantino Diocleciano.

Según la leyenda, cuando empezaron las persecuciones de Diocleciano, Erasmo fue obligado a comparecer ente un juez, le golpearon y le escupieron, después le causaron laceraciones que hicieron que se le reventaran las venas. Erasmo sufrió estos tormentos con una gran presencia de ánimo. Le metieron en una fosa llena de serpientes y gusanos, le rociaron con aceite hirviendo y cubrieron sus manos con azufre, pero él resistió todos estos suplicios con un estoicismo formidable "dando gracias y alabando a Dios". Una terrible tormenta se abatió sobre sus torturadores salvando a Erasmo de una muerte segura, los Santos le estaban protegiendo. Diocleciano le hizo meter en otra fosa más angosta esperando que las serpientes y los gusanos acabaran con él.

A Diocleciano le sucedió el emperador romano Maximiano Hercule quien, según Voragine, "(…) era mucho peor que Diocleciano". Erasmo siguió predicando el Evangelio y fue, nuevamente, perseguido. Le zambulleron en un baño que contenía agua hirviendo e intentaron cerrarle la boca aplicándole una combinación que contenía un metal derretido. Un ángel acudió en su ayuda resguardándole de sus torturadores. El emperador, enfurecido, le hizo meter en un tonel claveteado con pinchos y lo lanzó desde lo alto de una montaña, haciéndolo rodar; un ángel volvió a salvarle. Sufrió otras torturas:

"Le arrancaron los dientes (…) con unas tenazas. Le ataron a un poste y le asaron sobre unas parrillas… le atravesaron los dedos con unos clavos y le arrancaron los ojos. Desnudo, le ataron de pies y manos a unos caballos con el fin de que éstos le arrastraran hasta que sus venas reventaran".

Esta versión de la Leyenda dorada, no cuenta de qué forma Erasmo huyó al monte Líbano y sobrevivió alimentándose con lo que unos cuervos le llevaban, un misterio pre-cristiano, sin duda, interesante. Volvió a ser capturado, le llevaron ante el emperador que le condenó, fue recubierto con pez y quemado (como lo fueron los primeros cristianos durante los juegos de Nerón), pero… sobrevivió. Vuelto a encerrar con la intención de dejarle morir de hambre, él se las compuso para evadirse de la misma.

De nuevo volvió a ser capturado y torturado en la provincia de Illyricum tras haber predicado y convertido al cristianismo a numerosos paganos. Por último, y según la leyenda, "su estómago fue partido en dos y sus intestinos fueron enrollados alrededor de un cabrestante".

Erasmo fue denominado patrón de los marinos porque continuó predicando después de que un rayo abriera la tierra cerca de él. Este hecho hizo creer a los marinos que, cuando se desata la tormenta en el mar, invocando a San Erasmo se librarían del peligro de naufragar. Las descargas eléctricas en los mástiles de los navíos fueron consideradas como un signo de su protección y, por ello, fueron llamadas "Fuegos de San Elmo".

Además de ser el patrón de los marinos, es invocado, también, contra los cólicos infantiles, las enfermedades intestinales, los calambres y dolores propios de las mujeres, y contra la peste de los animales.

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Eugenio I, Santo LXXV Papa, Junio 2  

Eugenio I, Santo

San Eugenio I nació en Roma. Fue elegido por expresa voluntad del emperador Constante, un año antes de la muerte de Martín, mientras éste era conducido en cadenas a Constantinopla. El clero romano y el mismo Eugenio I no se opusieron a la voluntad de Constante, probablemente no por sumisión o miedo, sino por motivos de oportunidad. Tal vez no quería indisponer al emperador quien, por ejemplo, hubiera podido hacer elegir a un papa monotelista; o quizás dando muestras de condescendencia no se quiso comprometer aún más la ya precaria posición del Papa Martín.

No hay duda de que la actitud de Eugenio fuera demasiado reverente y condescendiente, hasta tal punto que el Liber pontificalis le defino demasiado "benévolo, dulce y lleno de mansuedumbre". Se rescató hacia el final rechazando la epístola sinodal que le envió el patriarca Pedro, que contenía graves ambigüedades doctrinales en sentido monotelista, y negándose a suscribir una profesión de fe dictada por el mismo emperador. Antes bien, contestó a la provocación denunciando los abusos y las persecuciones que Martín había sufrido por parte de la Corte imperial, haciéndolos de público dominio.

Habría recibido el mismo trato que su antecesor si mientras tanto no hubiese muerto.

Se distinguió por varios reglamentos utilísimos que dio a la Iglesia en una época bastante azarosa. Prescribió que los curas tuviesen que guardar castidad perpetua.

Estuvo dotado del don de milagros, y murió en el Señor el 2 de junio del año 657.

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Nicolás el Peregrino, Santo Patrono de Trani, Junio 2  

Nicolás el Peregrino, Santo

Contrariamente al más célebre San Nicolás, patrono de Bari, de este San Nicolás llamado El Peregrino, poseemos poquísimos datos.

Es el patrón de la ciudad de Trani, donde murió en 1094, apenas quince días después de su arribo, proveniente de Taranto y antes aún de Otranto.

Había nacido en Grecia y después de haber pasado algunos años de soledad en Puglia, la recorrió llevando una cruz en la mano, repitiendo continuamente la invocación: 'Kyrie Eleison'.

Después de su muerte, hizo numerosos milagros. Cuatro años después, en 1098, en el Sinodo Romano, el Obispo de Trani propuso a la Asamblea que el venerable Nicolás fuese inscripto en el catálogo de los Santos, por los méritos que acumuló durante su vida y por los milagros conseguidos mediante su intercesión después de su muerte.

El Papa Urbano II mediante un 'Breve' autorizó al Obispo de Trani a actuar al respecto como lo considerara oportuno. De regreso a Trani el Obispo lo canonizó y después de edificar una nueva basilica, depositó allí el cuerpo del Santo.

En 1748 El Papa Benedicto XIV lo incluyó en el Martirologio Romano.

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Fuente: Op.org.ar
Sadoc, Beato Mártir, Junio 2  

Sadoc, Beato

Sadoc siendo aún joven recibió el hábito de manos de santo Domingo -según la tradición-.

Fue enviado por él desde el capítulo general de Bolonia de 1221 junto con fray Pablo de Hungría (Vidas, Apénd. 1) a extender la Orden en Hungría, siendo por tanto considerado como uno de los fundadores e impulsores de esta provincia en la que vivió durante mucho tiempo.

Fue más tarde trasladado a Sandomierz (Polonia) como superior de la comunidad. Allí junto con la comunidad de cuarenta y ocho frailes fueron asesinados por los tártaros mientras cantaban la Salve al final de Completas. Esa destrucción fue recientemente comprobada en excavaciones hechas en el convento de Sandomierz.

Pío VII confirmó su culto el 18 de octubre de 1807.

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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