J†A
  JMJ
  Pax
  †   Lectura del santo Evangelio según san Marcos 16, 9-15
  Gloria a ti, Señor.
  Habiendo resucitado al amanecer del primer día de la semana, Jesús   se apareció en primer lugar a María Magdalena, de la que había expulsado siete   demonios. Ella fue a comunicárselo a los que lo habían acompañado, que estaban   tristes y seguían llorando. Ellos, a pesar de oír que estaba vivo y que ella lo   había visto, no creyeron. 
Después de esto se apareció, con aspecto   diferente, a dos de ellos que iban de camino a una aldea. También ellos fueron a   dar la noticia a los demás; pero tampoco les creyeron.
Por último, se   apareció Jesús a los Once, cuando estaban a la mesa, y les reprochó su   incredulidad y su terquedad, por no haber creído a quienes lo habían visto   resucitado. Y les dijo: 
"Vayan por todo el mundo y proclamen la buena   noticia a toda criatura".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor   Jesús.
  Suplicamos tu   oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus   oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te   salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre   todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre   de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.   Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa! 
  Aclaración:   una relación muere sin comunicación   y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras   de vida eterna"   (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no   basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite   ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han   sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
  Por leer la Palabra, no se debe   dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse   el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al   Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y   nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias   por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en   CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
  Nota: es una película protestante, por eso   falta LA MADRE.
  El Misterio de la Misa en 2 minutos:   https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk
  El que no valora una obra de arte es   porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw
  Lo que no ven tus ojos (2 minutos):   http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu
  El Gran Milagro (película completa):   http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX
  Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
    San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto   de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc 
  Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58
  Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo,   tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc   14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y   no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros"   (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre   dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si   comulgamos   en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y   renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero   (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios,   que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos   auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es   ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la   Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo,   pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama   realmente?
  Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el   primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las   fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos   pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana:   0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses"   son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren   baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué   no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que   todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa   grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10;   Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).
  Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir   "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir   "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad",   "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la   tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la   Misa?
  Estamos en el mundo para ser felices para siempre,   santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la   Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el   representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes   de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el   Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm   14,23). ¿Otros pecados mortales? no   confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al   menos en tiempo pascual (920),   abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos),   promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación   artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual   fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón,   borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de   venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver   más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
  Si no ponemos los medios para confesamos lo antes   posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al   infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22;   10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.).   Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves,   si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa   (Jn 15,22).
   
    
  † Misal
   
  sab 8a. de Pascua
    El   Señor liberó a su pueblo y lo llenó de alegría; al pueblo elegido lo colmó de   júbilo. Aleluya.
   
  Se   dice "Gloria". 
  Oración Colecta
  Oremos:
Dios nuestro, que en tu bondad sin límites aumentas   cada día el número de los que creen en ti, mira con amor a tus elegidos que han   nacido a una nueva vida por medio del bautismo, y concédeles alcanzar la   resurrección gloriosa. 
Por nuestro Señor   Jesucristo....
Amén.
   
    No   podemos callar lo que hemos visto y oído
  Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 4,   13-21
  En aquellos días, al ver la valentía con que se expresaban Pedro y   Juan, los sumos sacerdotes, los ancianos y los escribas no salían de su asombro,   sabiendo que eran hombres del pueblo y sin cultura. Los
reconocían como   aquellos que habían acompañado a Jesús; pero, como veían con ellos de pie al   hombre que había sido curado, nada podían responder. Entonces les ordenaron   salir del Consejo y comenzaron a discutir entre ellos:
"¿Qué haremos con   estos hombres? El milagro que han hecho es notorio y lo saben todos los   habitantes de Jerusalén; no podemos negarlo. No obstante, para que no se   divulgue más entre el pueblo, los amenazaremos para que no vuelvan a hablar a   nadie en nombre de ése".
Así que los llamaron y les prohibieron   terminantemente hablar y enseñar en el nombre de Jesús. Pedro y Juan les   respondieron: 
"¿Les parece justo delante de Dios que les obedezcamos a   ustedes antes que a él? Por nuestra parte, no podemos dejar de proclamar lo que   hemos visto y oído".
Ellos, amenazándolos de nuevo, los dejaron en libertad.   No encontraron el modo de castigarlos por temor al pueblo, pues todos daban   gloria a Dios por lo sucedido.
Palabra de Dios.
Te alabamos,   Señor.
    Sal   117, 1.14-15.16ab-18.19-21
  La   diestra del Señor ha hecho maravillas.
  Den   gracias al Señor porque es bueno, porque es eterno su amor. El Señor es mi   fuerza y para él es mi canto, porque él es mi salvación. Se escuchan gritos de   júbilo y victoria en las tiendas de los vencedores. El brazo del Señor hace   prodigios.
La diestra del Señor ha hecho   maravillas.
  El   brazo del Señor es sublime, el brazo del Señor hace prodigios. Me castigó   duramente el Señor, pero no permitió que muriera.
La diestra del Señor ha   hecho maravillas.
  ¡Abranme las puertas del triunfo, entraré para dar gracias al   Señor! Esta es la puerta del Señor, los vencedores entrarán por ella. Te doy   gracias porque me escuchaste, y fuiste mi salvación.
La diestra del Señor   ha hecho maravillas.
    Aleluya, aleluya.
Este es el día del triunfo del Señor, día de júbilo y de   gozo.
Aleluya.
    Vayan por todo el mundo y prediquen el   Evangelio
  † Lectura del santo Evangelio según san Marcos 16,   9-15
  Gloria a ti, Señor.
  Habiendo resucitado al amanecer del primer día de la semana, Jesús   se apareció en primer lugar a María Magdalena, de la que había expulsado siete   demonios. Ella fue a comunicárselo a los que lo habían acompañado, que estaban   tristes y seguían llorando. Ellos, a pesar de oír que estaba vivo y que ella lo   había visto, no creyeron. 
Después de esto se apareció, con aspecto   diferente, a dos de ellos que iban de camino a una aldea. También ellos fueron a   dar la noticia a los demás; pero tampoco les creyeron.
Por último, se   apareció Jesús a los Once, cuando estaban a la mesa, y les reprochó su   incredulidad y su terquedad, por no haber creído a quienes lo habían visto   resucitado. Y les dijo: 
"Vayan por todo el mundo y proclamen la buena   noticia a toda criatura".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor   Jesús.
   
  No   se dice "Credo". 
  Oración sobre las   Ofrendas
  Concédenos, Señor, que la celebración de este sacrificio pascual   nos llene siempre de alegría, prosiga en nosotros tu obra redentora y nos   obtenga de ti la felicidad eterna. 
Por Jesucristo, nuestro Señor.   
Amén.
   
    El misterio pascual
  En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación   glorificarte siempre, Señor; pero más que nunca en este día en que Cristo,   nuestra Pascua, ha sido inmolado. 
Porque él es el verdadero Cordero que   quitó el pecado del mundo; muriendo destruyó nuestra muerte, y resucitando   restauró la vida.
Por eso, 
con esta efusión de gozo pascual, el mundo   entero se desborda de alegría, y también los coros 
celestiales, los ángeles   y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu   gloria:
    Todos los que han sido bautizados en Cristo se han revestido de   Cristo. Aleluya.
   
    Oremos:
Señor, mira con bondad a estos hijos tuyos que has   renovado por medio de los sacramentos, y condúcelos al gozo eterno de la   resurrección.
Por Jesucristo, nuestro   Señor.
Amén
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  Dia 2/04 San Francisco de Paula (ermitaño,   blanco)
  Antífona de Entrada
  El   Señor es el lote de mi heredad y mi copa, mi suerte está en su mano: me ha   tocado un lote hermoso me encanta mi heredad.
   
  Oración Colecta
  Oremos:
Señor, tú que otorgaste a san Francisco de Paula la   gracia de imitar con fidelidad a Cristo pobre y humilde; concédenos también a   nosotros, por intercesión de este santo, la gracia de vivir fielmente nuestra   vocación, para que así tendamos a la perfección que tú nos has propuesto en la   persona de tu Hijo. Que vive y reina   contigo...
Amén.
   
  Primera Lectura
  El   Señor es su heredad
  Lectura del libro de Deuteronomio 10, 8-9
  Moisés habló al pueblo y dijo:
"El Señor apartó a la tribu de   Leví para que llevara el arca de la alianza del Señor, estuviera en presencia   del Señor, a su servicio, y bendijera en su nombre, y así hacen todavía   hoy.
Por eso la levita no recibe parte en la heredad de sus hermanos, sino   que el Señor es su heredad, como le dijo el Señor tu Dios.
Palabra de   Dios.
Te alabamos Señor.
  Salmo Responsorial
  Del   salmo 15
  El   Señor es el lote de mi heredad.
  Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti; yo digo al Señor: "Tú   eres mi bien".
El Señor es el lote de mi heredad.
  
El Señor es el lote de mi heredad.
  Bendeciré al Señor que me aconseja, hasta de noche me instruye   internamente. Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no   vacilaré.
El Señor es el lote de mi heredad.
  Me   enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría   perpetua a tu derecha.
El Señor es el lote de mi   heredad.
  Aclamación antes del   Evangelio
  Aleluya, aleluya.
Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el Reino de   los cielos.
Aleluya.
  Evangelio
  Nuestro Padre ha tenido a bien darnos el   Reino
  Lectura del santo Evangelio según san Lucas 12,   32-34
  Gloria a ti, Señor.
  En   aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
"No temas, pequeño rebaño, porque   nuestro Padre ha tenido a bien darnos el Reino. Vendan sus bienes y den limosna;   hagan bolsas que no se echen a perder, y un tesoro inagotable en el cielo,   adonde no se acercan los ladrones ni roe la polilla. Porque donde está nuestro   tesoro, allí estará también nuestro corazón.
Palabra del Señor".
Gloria   a ti, Señor Jesús.
   
  Oración sobre las   Ofrendas
  Dios de bondad, que en san Francisco de Paula has querido destruir   el hombre viejo y crear en él un hombre nuevo, a tu imagen; concédenos, por sus   méritos, ser renovados por ti, como él lo fue, para que podamos ofrecerte un   sacrificio que te sea agradable.
Por Jesucristo, nuestro   Señor.
Amén.
   
  Prefacio
  La   gloria de los santos
  En   verdad es justo darte gracias y deber nuestro glorificarte, Padre santo. Porque   tu gloria resplandece en cada uno de los Santos, ya que, al coronar sus méritos,   coronas tus propios dones. Con su vida, nos proporcionas ejemplo; ayuda, con su   intercesión, y por la comunión con ellos, nos haces participar de sus bienes,   para que, alentados por testigos tan insignes, lleguemos victoriosos al fin de   la carrera y alcancemos con ellos la corona inmortal de la gloria, por Cristo,   Señor nuestro.
Por eso,
con los ángeles y arcángeles, y con la multitud de   los santos, te cantamos un himno de alabanza, diciendo sin   cesar:
  Antífona de la Comunión
  Créanme: Los que han dejado todo y me han seguido, recibirán cien   veces más y heredarán la vida eterna.
   
  Oración después de la   Comunión
  Oremos:
Te rogamos, Señor, que nosotros tus siervos,   fortalecidos por este sacramento, aprendamos a buscarte sobre todas las cosas, a   ejemplo de san Francisco de Paula y a ser nosotros, mientras vivamos en el   mundo, la imagen del hombre nuevo.
Por Jesucristo, nuestro   Señor.
Amén
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  † Meditación diaria
  Octava de Pascua. Sábado
  ID   AL MUNDO ENTERO...
  —   El Señor nos envía al mundo para dar a conocer su doctrina.
  —   Como los Apóstoles, encontraremos obstáculos. Ir contra corriente. La   reevangelización de Europa y del mundo. Santidad personal.
  —   "Tratar a las almas una a una". Optimismo sobrenatural.
  I.   La Resurrección del Señor es una llamada al apostolado hasta el fin de los   tiempos. Cada una de las apariciones concluye con un mandato apostólico. A María   Magdalena le dice Jesús: ... ve a mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y a   vuestro Padre1; a las demás mujeres: Id y decid a mis hermanos   que vayan a Galilea y que allí me verán2. Los mismos discípulos   de Emaús sienten la necesidad, aquella misma noche, de comunicar a los demás que   Cristo vive3. En el Evangelio de la Misa de hoy, San Marcos recoge el   gran mandato apostólico, que seguirá vigente siempre: Por último se apareció   a los Once, cuando estaban a la mesa (...). Y les dijo: Id al mundo entero y   predicad el Evangelio a toda la creación4.
  Desde entonces, los Apóstoles comienzan a dar testimonio de lo que   han visto y oído, y a predicar en el nombre de Jesús la penitencia   para la remisión de los pecados a todas las naciones, comenzando por   Jerusalén5. Lo que predican y atestiguan no son especulaciones,   sino hechos salvíficos de los que ellos han sido testigos. Cuando por la muerte   de Judas es necesario completar el número de doce Apóstoles, se exige como   condición que sea testigo de la Resurrección6.
  En   aquellos Once está representada toda la Iglesia. En ellos, todos los cristianos   de todos los tiempos recibimos el gozoso mandato de comunicar a quienes   encontramos en nuestro caminar que Cristo vive, que en Él ha sido vencido el   pecado y la muerte, que nos llama a compartir una vida divina, que todos   nuestros males tienen solución... El mismo Cristo nos ha dado este derecho y   este deber. "La vocación cristiana es, por su misma naturaleza, vocación también   al apostolado"7, y "todos los fieles, desde el Papa al último   bautizado, participan de la misma vocación, de la misma fe, del mismo Espíritu,   de la misma gracia (...). Todos participan activa y corresponsablemente (...) en   la única misión de Cristo y de la Iglesia"8.
  Nadie nos debe impedir el ejercicio de este derecho, el   cumplimiento de este deber. La Primera lectura de la Misa nos relata la reacción   de los Apóstoles cuando los sumos sacerdotes y los letrados les prohíben   absolutamente predicar y enseñar en el nombre de Jesús. Pedro y Juan replicaron:   ¿Puede aprobar Dios que os obedezcamos a vosotros en vez de a él? Juzgadlo   vosotros. Nosotros no podemos menos de contar lo que hemos visto y   oído9.
  Tampoco nosotros podemos callar. Es mucha la ignorancia a nuestro   alrededor, es mucho el error, son incontables los que andan por la vida perdidos   y desconcertados porque no conocen a Cristo. La fe y la doctrina que hemos   recibido debemos comunicarla a muchos a través del trato diario. ""No se   enciende la luz para ponerla debajo de un celemín, sino sobre un candelero, a   fin de que alumbre a todos los de la casa; brille así vuestra luz ante los   hombres, de manera que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre   que está en los cielos".
  "Y,   al final de su paso por la tierra, manda: "euntes docete" —id y enseñad. Quiere   que su luz brille en la conducta y en las palabras de sus discípulos, en las   tuyas también"10.
  II.   En cuanto los Apóstoles comenzaron, con valentía y audacia, a enseñar la verdad   sobre Cristo, empezaron también los obstáculos, y más tarde la persecución y el   martirio. Pero al poco tiempo la fe en Cristo traspasará Palestina, alcanzando   Asia Menor, Grecia e Italia, llegando a hombres de toda cultura, posición social   y raza.
  También nosotros debemos contar con las incomprensiones, señal   cierta de predilección divina y de que seguimos los pasos del Señor, pues no   es el discípulo más que el Maestro11. Las recibiremos con   alegría, como permitidas por Dios; las acogeremos como ocasiones para actualizar   la fe, la esperanza y el amor; nos ayudarán a incrementar la oración y la   mortificación, con la confianza de que la oración y el sacrificio siempre   producen frutos12, pues los elegidos del Señor no trabajarán en   vano13. Y trataremos siempre bien a los demás, con comprensión,   ahogando el mal en abundancia de bien14.
  No   nos debe extrañar que en muchas ocasiones hayamos de ir contra corriente en un   mundo que parece alejarse cada vez más de Dios, que tiene como fin el bienestar   material, y que desconoce o relega a segundo plano los valores espirituales; un   mundo que algunos quieren organizar completamente de espaldas a su Creador. A la   profunda y desordenada atracción que los bienes materiales ejercen sobre quienes   han perdido todo trato con Dios, se suma el mal ejemplo de algunos cristianos   que, "con el descuido de la educación religiosa, o con la exposición inadecuada   de la doctrina, o incluso con los defectos de su vida religiosa, moral y social,   han velado más bien que revelado el genuino rostro de Dios y de la   religión"15.
  El   campo apostólico en el que habían de sembrar los Apóstoles y los primeros   cristianos era un terreno duro, con abrojos, cardos y espinos. Sin embargo, la   semilla que esparcieron fructificó abundantemente. En unas tierras el ciento, en   otras el sesenta, en otras el treinta por uno. Basta que haya un mínimo de   correspondencia para que el fruto llegue, porque es de Dios la semilla, y Él   quien hace crecer la vida divina en las almas16. A nosotros nos toca   el trabajo apostólico de prepararlas: en primer lugar, con la oración, la   mortificación y las obras de misericordia, que atraen siempre el favor divino;   con la amistad, la comprensión, la ejemplaridad.
  El   Señor nos espera en la familia, en la Universidad, en la fábrica, en las   asociaciones más diversas, dispuestos a recristianizar de nuevo el mundo: Id   al mundo entero y predicad el Evangelio a toda la creación, nos sigue   diciendo el Señor. Es la nuestra una época en la que Cristo necesita hombres y   mujeres que sepan estar junto a la Cruz, fuertes, audaces, sencillos,   trabajadores, sin respetos humanos a la hora de hacer el bien, alegres, que   tengan como fundamento de sus vidas la oración, un trato lleno de amistad con   Jesucristo.
  El   Señor cuenta con nuestros propósitos de ser mejores, de luchar más contra los   defectos y contra todo aquello, por pequeño que sea, que nos separa de Él;   cuenta con un apostolado intenso entre aquellas personas con las que nos   relacionamos más a menudo. Debemos pensar hoy en nuestra oración si a nuestro   alrededor, como ocurría entre los primeros cristianos, hay una porción de gente   que se está acercando más firmemente a Dios. Debemos preguntarnos si nuestra   vida influye para bien entre aquellos que frecuentan nuestro trato por razón de   amistad, de trabajo, de parentesco, etcétera.
  III. Del misterio pascual de Cristo nace la Iglesia y esta se   presenta a los hombres de su tiempo con una apariencia pequeña, como la   levadura, pero con una fuerza divina capaz de transformar el mundo, haciéndolo   más humano y más cercano a su Creador. Muchos hombres de buena voluntad han   respondido hoy a las frecuentes llamadas del sucesor de Pedro para dar luz a   tantas conciencias que andan en la oscuridad en tierras en las que en otro   tiempo se amaba a Cristo.
  Como hicieron los primeros cristianos, "lo verdaderamente   importante es tratar a las almas una a una, para acercarlas a   Dios"17. Por eso, nosotros mismos debemos estar muy cerca del Señor,   unidos a Él como el sarmiento a la vid18. Sin santidad personal no es   posible el apostolado, la levadura viva se convierte en masa inerte. Seríamos   absorbidos por el ambiente pagano que con frecuencia encontramos en quienes   quizá en otro tiempo fueron buenos cristianos.
  La   Primera lectura de la Misa nos dice que los sumos sacerdotes, los ancianos y   los letrados estaban sorprendidos viendo el aplomo de Pedro y Juan, sabiendo que   eran hombres sin letras ni instrucción, y descubrieron que habían sido   compañeros de Jesús19. A los Apóstoles se les ve seguros, sin   complejos, con el optimismo que da el ser amigos de Cristo. Esa amistad que   crece día a día en la oración, en el trato con Él.
  El   cristiano, si está unido al Señor, será siempre optimista, "con un optimismo   sobrenatural que hunde sus raíces en la fe, que se alimenta de la esperanza y a   quien pone alas el amor (...).
  "Fe: evitad el derrotismo y las lamentaciones estériles sobre la   situación religiosa de vuestros países, y poneos a trabajar con empeño, moviendo   (...) a otras muchas personas. Esperanza: Dios no pierde batallas (San   Josemaría Escrivá, passim) (...). Si los obstáculos son grandes, también   es más abundante la gracia divina: será Él quien los remueva, sirviéndose de   cada uno como de una palanca. Caridad: trabajad con mucha rectitud, por amor a   Dios y a las almas. Tened cariño y paciencia con el prójimo, buscad nuevos   modos, iniciativas nuevas: el amor aguza el ingenio. Aprovechad todos los cauces   (...) para esta tarea de edificar una sociedad más cristiana y más   humana"20.
  Santa María, Reina de los Apóstoles, nos encenderá en la   fe, en la esperanza y en el amor de su Hijo para que colaboremos, eficazmente,   en nuestro propio ambiente y desde él, a recristianizar el mundo de hoy, tal   como el Papa nos pide. En nuestros oídos siguen resonando las palabras del   Señor: Id a todo el mundo... Entonces solo eran Once hombres, ahora somos   muchos más... Pidamos la fe y el amor de aquellos.
  1   Jn 20, 17. — 2 Mt 28, 10. — 3 Cfr. Lc 24, 35.   — 4 Mc 16, 14-15. — 5 Cfr. Lc 24, 44-47. — 6   Cfr. Hech 1, 21-22. — 7 Conc. Vat. II, Decr.   Apostolicam actuositatem, 2. — 8 A. del Portillo, Fieles y   laicos en la Iglesia, EUNSA, 1ª ed., Pamplona 1969, p. 38. — 9   Hech 4, 20. — 10 San Josemaría Escrivá, Surco, n. 930. —   11 Mt 10, 24. — 12 Cfr. San Josemaría Escrivá,   Camino, nn. 694-697. — 13 Is 65, 23. — 14 Cfr.   Rom 12, 21. — 15 Conc. Vat. II, Const. Gaudium et spes, 19. —   16 Cfr. 1 Cor 3, 6. — 17 A. del Portillo, Carta   pastoral, 25-XII-1985, n. 9. — 18 Cfr. Jn 15, 5. —   19 Hech 4, 13. — 20 A. del Portillo, Ibídem, n.   10.
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  † Santoral                   (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
   
  San   Juan Pablo II, CCLXIV   Papa, Abril 2   
                                                        |                 
  |                        |                San Juan Pablo II, el           Grande  |           CCLXIV Papa         Karol Wojtyla nace el 18 de mayo de 1920, en Wadowice, a         unos pocos kilómetros de Cracovia, una importante ciudad y centro         industrial al norte de Polonia.
  Su padre, un hombre profundamente         religioso, era militar de profesión. Enviudó cuando Karol contaba apenas         con nueve años. De él -según su propio testimonio- recibió la mejor         formación: "Bastaba su ejemplo para inculcar disciplina y sentido del         deber. Era una persona excepcional".
  De joven el interés de Karol         se dirigió hacia el estudio de los clásicos, griegos y latinos. Con el         tiempo fue creciendo en él un singular amor a la filología: a principios         de 1938 se traslada junto con su padre a Cracovia para matricularse en la         universidad Jaghellonica y cursar allí estudios de filología         polaca.
  Sin embargo, con la ocupación de Polonia por parte de las         tropas de Hitler, hecho acontecido el 1 de septiembre de 1939, sus planes         de estudiar filología se verían definitivamente truncados.
  En esta         difícil situación, y con el fin de evitar la deportación a Alemania, Karol         busca un trabajo. Es contratado como obrero en una cantera de piedra,         vinculada a una fábrica química, de nombre Solvay.
  También en         aquella difícil época Karol se iniciaba en el "teatro de la palabra viva",         una forma muy sencilla de hacer teatro: la actuación consistía         esencialmente en la recitación de un texto poético. Las representaciones         se realizaban en la clandestinidad, en un círculo muy íntimo, por el         riesgo de verse sometidos a graves sanciones por parte de los         nazis.
  Otra importante ocupación de Karol por aquella época era la         ayuda eficaz que prestaba a las familias judías para que pudiesen escapar         de la persecución decretada por el régimen nacionalsocialista. Poniendo en         riesgo su propia vida, salvaría la vida de muchos judíos.
  A         principios de 1941 muere su padre. Karol contaba por entonces con 21 años         de edad. Este doloroso acontecimiento marcará un hito importante en el         camino de su propia vocación: "después de la muerte de mi padre -dirá el         Santo Padre en diálogo con André Frossard-, poco a poco fui tomando         conciencia de mi verdadero camino. Yo trabajaba en la fábrica y, en la         medida en que lo permitía el terror de la ocupación, cultivaba mi afición         a las letras y al arte dramático. Mi vocación sacerdotal tomó cuerpo en         medio de todo esto, como un hecho interior de una transparencia         indiscutible y absoluta. Al año siguiente, en otoño, sabía ya que había         sido llamado. Veía claramente qué era lo que debía abandonar y el objetivo         que debía alcanzar "sin una mirada atrás". Sería         sacerdote".
  Habiendo escuchado e identificado con claridad el         llamado del Señor, Karol emprende el camino de su preparación para el         sacerdocio, ingresando al seminario clandestino de Cracovia, en 1942.         Dadas las siempre difíciles circunstancias, el hecho de su ingreso al         seminario -que se había establecido clandestinamente en la residencia del         Arzobispo Metropolitano, futuro Cardenal Adam Stepan Sapieha- debía quedar         en la más absoluta reserva, por lo que no dejó de trabajar como obrero en         Solvay. Años de intensa formación transcurrieron en la clandestinidad         hasta el 18 de enero de 1945, cuando los alemanes abandonaron la ciudad         ante la llegada de la "armada roja".
  El 1 de noviembre de 1946,         fiesta de Todos los Santos, llegó el día anhelado: por la imposición de         manos de su Obispo, Karol participaba desde entonces -y para siempre- del         sacerdocio del Señor. De inmediato el padre Wojtyla fue enviado a Roma         para continuar en el Angelicum sus estudios teológicos.
  Dos años         más tarde, culminados excelentemente los estudios previstos, vuelve a su         tierra natal: "Regresaba de Roma a Cracovia -dice el Santo Padre en Don y         Misterio- con el sentido de la universalidad de la misión sacerdotal, que         sería magistralmente expresado por el Concilio Vaticano II, sobre todo en         la Constitución dogmática sobre la Iglesia, Lumen gentium. No sólo el         obispo, sino también cada sacerdote debe vivir la solicitud por toda la         Iglesia y sentirse, de algún modo, responsable de ella".
  Como         Vicario fue destinado a la parroquia de Niegowic, donde además de cumplir         con las obligaciones pastorales propias de la parroquia, asumió la         enseñanza del curso de religión en cinco escuelas         elementales.
  Pasado un año fue trasladado a la parroquia de San         Florián. Entre sus nuevas labores pastorales le tocó hacerse cargo de la         pastoral universitaria de Cracovia. Semanalmente iba disertando -para la         juventud universitaria- sobre temas básicos que tocaban los problemas         fundamentales sobre la existencia de Dios y la espiritualidad del ser         humano, temas que eran necesarios profundizar junto con la juventud en el         contexto del ateísmo militante, impuesto por el régimen comunista de turno         en el gobierno de Polonia.
  Dos años después, en 1951, el nuevo         Arzobispo de Cracovia, mons. Eugeniusz Baziak, quiso orientar la labor del         padre Wojtyla más hacia la investigación y la docencia. No sin un gran         sacrificio de su parte, el padre Karol hubo de reducir notablemente su         trabajo pastoral para dedicarse a la enseñanza de Ética y Teología Moral         en la Universidad Católica de Lublín. A él se le encomendó la cátedra de         Ética. Su labor docente la ejerció posteriormente también en la Facultad         de Teología de la Universidad Estatal de Cracovia.
  Nombrado Obispo         por el Papa Pío XII, fue consagrado el 23 de setiembre de 1958. Fue         entonces destinado como Obispo auxiliar a la diócesis de Cracovia,         quedando a cargo de la misma en 1964. Dos años después, la diócesis de         Cracovia sería elevada al rango de Arquidiócesis por el Papa Pablo         VI.
  Su labor pastoral como Obispo estuvo marcada por su         preocupación y cuidado para con las vocaciones sacerdotales. En este         sentido, su infatigable labor apostólica y su intenso testimonio         sacerdotal dieron lugar a una abundante respuesta de muchos jóvenes que         descubrieron su llamado al sacerdocio y tuvieron el coraje de         seguirlo.
  Asimismo, ya desde entonces destacaba entre sus grandes         preocupaciones la integración de los laicos en las tareas         pastorales.
  Mons. Wojtyla tendrá una activa participación en el         Concilio Vaticano II. Además de sus intervenciones, que fueron numerosas,         fue elegido para formar parte de tres comisiones: Sacramentos y Culto         Divino, Clero y Educación Católica. Asimismo formó parte del comité de         redacción que tuvo a su cargo la elaboración de la Constitución pastoral         Gaudium et spes.
  Es creado Cardenal por el Papa Pablo VI en 1967,         un año clave para la Iglesia peregrina en tierras polacas. Fue entonces         que la Sede Apostólica puso en marcha su conocida Ostpolitik, dando inicio         a un importante "deshielo" a nivel de las frías relaciones entre la         Iglesia y el Estado comunista. El flamante Cardenal Wojtyla asumiría un         importante papel en este diálogo, y sin duda respondió a esta difícil y         delicada tarea con mucho coraje y habilidad. Su postura -la postura en         representación de la Iglesia- era la misma que había sido tomada también         por sus ejemplares predecesores: la defensa de la dignidad y derechos de         toda persona humana, así como la defensa del derecho de los fieles a         profesar libremente su fe.
  Su sagacidad y tenacidad le permitieron         obtener también otras significativas victorias: tras largos años de         esfuerzos, en contra de la persistente oposición de las autoridades, tuvo         el gran gozo de inaugurar una iglesia en Nowa Huta, una "ciudad piloto"         comunista. Los muros de esta iglesia, cual símbolo silente y a la vez         elocuente de la victoria de la Iglesia  S.S. Juan Pablo II (1978- 2005         )  sobre el régimen comunista, habían sido levantados con más de dos         millones de piedras talladas voluntariamente por los cristianos de         Cracovia.
  En cuanto a la pastoral de su arquidiócesis, el continuo         crecimiento de la cuidad planteaba al Cardenal muchos retos. Ello motivó a         que con habitual frecuencia reuniese a su presbiterio para analizar las         diversas situaciones, con el objeto de responder adecuada y eficazmente a         los desafíos que se iban presentando.
  En 1975 asiste al III         Simposio de Obispos Europeos. Allí en el que se le confía la ponencia         introductoria: "El obispo como servidor de la fe". Ese mismo año dirige         los ejercicios espirituales para Su Santidad Pablo VI y para la Curia         vaticana. Las pláticas que dio en aquella ocasión fueron publicadas en un         libro titulado Signo de contradicción.
 
  II. Sucesor de         Pedro
  Elegido pontífice el 16 de octubre de 1978, escogió los         mismos nombres que había tomado su predecesor: Juan Pablo. En una hermosa         y profunda reflexión, hecha pública en su primera encíclica (Redemptor         hominis), dirá él mismo sobre el significado de este nombre:
  "ya el         día 26 de agosto de 1978, cuando él (el entonces electo Cardenal Albino         Luciani) declaró al Sacro Colegio que quería llamarse Juan Pablo -un         binomio de este género no tenía precedentes en la historia del Papado-         divisé en ello un auspicio elocuente de la gracia para el nuevo         pontificado. Dado que aquel pontificado duró apenas 33 días, me toca a mí         no sólo continuarlo sino también, en cierto modo, asumirlo desde su mismo         punto de partida. Esto precisamente quedó corroborado por mi elección de         aquellos dos nombres. Con esta elección, siguiendo el ejemplo de mi         venerado Predecesor, deseo al igual que él expresar mi amor por la         singular herencia dejada a la Iglesia por los Pontífices Juan XXIII y         Pablo VI y al mismo tiempo mi personal disponibilidad a desarrollarla con         la ayuda de Dios. A través de estos dos nombres y dos pontificados conecto         con toda la tradición de esta Sede Apostólica, con todos los Predecesores         del siglo XX y de los siglos anteriores, enlazando sucesivamente, a lo         largo de las distintas épocas hasta las más remotas, con la línea de la         misión y del ministerio que confiere a la Sede de Pedro un puesto         absolutamente singular en la Iglesia. Juan XXIII y Pablo VI constituyen         una etapa, a la que deseo referirme directamente como a umbral, a partir         del cual quiero, en cierto modo en unión con Juan Pablo I, proseguir hacia         el futuro, dejándome guiar por la confianza ilimitada y por la obediencia         al Espíritu que Cristo ha prometido y enviado a su Iglesia (...). Con         plena confianza en el Espíritu de Verdad entro pues en la rica herencia de         los recientes pontificados. Esta herencia está vigorosamente enraizada en         la conciencia de la Iglesia de un modo totalmente nuevo, jamás conocido         anteriormente, gracias al Concilio Vaticano II".
 
  "No tengáis         miedo"
  Fueron éstas las primeras palabras que S.S. Juan Pablo II         lanzó al mundo entero desde la Plaza de San Pedro, en aquella memorable         homilía celebrada con ocasión de la inauguración oficial de su         pontificado, el 22 de octubre de 1978. Y son ciertamente estas mismas         palabras las que ha hecho resonar una y otra vez en los corazones de         innumerables hombres y mujeres de nuestro tiempo, alentándonos -sin caer         en pesimismos ni ingenuidades- a no tener miedo "a la verdad de nosotros         mismos", miedo "del hombre ni de lo que él ha creado": "¡no tengáis miedo         de vosotros mismos!". Desde el inicio de su pontificado ha sido ésta su         firme exhortación a confiar en el hombre, desde la humilde aceptación de         su contingencia y también de su ser pecador, pero dirigiendo desde allí la         mirada al único horizonte de esperanza que es el Señor Jesús, vencedor del         mal y del pecado, autor de una nueva creación, de una humanidad         reconciliada por su muerte y resurrección. Su llamado es, por eso mismo,         un llamado a no tener miedo a abrir de par en par las puertas al Redentor,         tanto de los propios corazones como también de las diversas culturas y         sociedades humanas.
  Este llamado que ha dirigido a todos los         hombres de este tiempo, es a la vez una enorme exigencia que él mismo se         ha impuesto amorosamente. En efecto, "el Papa -dice él de sí mismo-, que         comenzó Su pontificado con las palabras "!No tengáis miedo!", procura ser         plenamente fiel a tal exhortación, y está siempre dispuesto a servir al         hombre, a las naciones, y a la humanidad entera en el espíritu de esta         verdad evangélica".
 
  Desde "un país lejano"
  "Me han         llamado de una tierra distante, distante pero siempre cercana en la         comunión de la Fe y Tradición cristianas". Fueron estas, al inicio de su         pontificado, las palabras del primer Papa no italiano desde Adriano VI         (1522).
  Juan Pablo II nació en Polonia, una extraordinaria nación         que por su fidelidad a la fe, puesta en el crisol de la prueba muchas         veces, llegó a ser considerada como un "baluarte de la cristiandad", de         allí el "Semper fidelis" con que orgullosamente califican los católicos         polacos a su patria. La personalidad de S.S. Juan Pablo II está sellada         por la identidad y cultura propias de su Polonia natal: una nación con         raíces profundamente católicas, cuya unidad e identidad, más que en sus         límites territoriales, se encuentra en su historia común, en su lengua y         en la fe católica.
  Su origen, al mismo tiempo, lo une a los pueblos         eslavos, evangelizados hace once siglos por los santos hermanos Cirilo y         Metodio. Será casualmente "recordando la inestimable contribución dada por         ellos a la obra del anuncio del Evangelio en aquellos pueblos y, al mismo         tiempo, a la causa de la reconciliación, de la convivencia amistosa, del         desarrollo humano y del respeto a la dignidad intrínseca de cada nación",         que su S.S. Juan Pablo II proclamó a los santos Cirilo y Metodio         copatronos de Europa, junto a San Benito. A ellos, dicho sea de paso, está         dedicada su hermosa encíclica Slavorum apostoli, en la que hace explícita         esta gratitud: "se siente particularmente obligado a ello el primer Papa         llamado a la sede de Pedro desde Polonia y, por lo tanto, de entre las         naciones eslavas".
 
  Una nación probada en su fe
  El nuevo         Papa era un hombre que había podido conocer "desde dentro, los dos         sistemas totalitarios que han marcado trágicamente nuestro siglo: el         nazismo de una parte, con los horrores de la guerra y de los campos de         concentración, y el comunismo, de otra, con su régimen de opresión y de         terror". A lo largo de aquellos años de prueba, la personalidad de Karol         fue forjada en el crisol del dolor y del sufrimiento, sin perder jamás la         esperanza, nutrida en la fe. Esta experiencia vivida en su juventud nos         permite comprender su gran "sensibilidad por la dignidad de toda persona         humana y por el respeto de sus derechos, empezando por el derecho a la         vida". Su encíclica Evangelium vitae es la expresión magisterial más firme         y acabada de esta profunda sensibilidad humana y pastoral.
  Gracias         a aquellas dramáticas experiencias que vivió en aquellos tiempos terribles         "es fácil entender también mi preocupación por la familia y por la         juventud". Esta preocupación, por su parte, ha hallado su más amplia         expresión magisterial en la encíclica Familiaris         consortio.
 
  Improntas del pontificado de Juan Pablo II
  La         vida cristiana y la Trinidad: Dios es Padre, Hijo y Espíritu         Santo
  El Papa Juan Pablo II ha querido hacer evidente desde el         inicio de su pontificado la relación existente -aunque quizá tantas veces         olvidada o relegada- de la vida de la Iglesia (y de cada uno de sus hijos)         con la Trinidad, dedicando sus primeras encíclicas a profundizar en cada         una de las tres personas de la Trinidad: una a Dios Padre, rico en         misericordia (1980); otra al Hijo, Redentor del mundo (1979); y otra al         Espíritu Santo, Señor y dador de vida (1986). Este es el misterio central         de la fe cristiana: Dios es uno solo, pero a la vez tres Personas.         Recuerda así las bases de la verdadera fe, y con ello el fundamento de la         auténtica vida de la Iglesia y de cada uno de sus hijos: en efecto, no se         entiende la vida del cristiano si no es en relación con Dios, Padre, Hijo         y Espíritu Santo, Comunión de Amor.
 
  "Totus Tuus"... un Papa         sellado por el amor a la Madre
  Totus Tuus, o Todo tuyo (con         evidente referencia a María), fue el lema ele-gido por Su Santidad Juan         Pablo II al asumir el timón de la barca de Pedro. De este modo se         consagraba a Ella, se acogía a su tierno cuidado e intercesión,         invitándola a sellar con su amorosa presencia maternal la entera         trayectoria de su pontificado. Con ocasión de la Eucaristía celebrada el         18 de octubre de 1998, a los veinte años de su elección y a los 40 años de         haber sido nombrado obispo, reiterará en la Plaza de San Pedro ese "Totus         Tuus" ante el mundo católico.
  En otra ocasión había dicho él mismo         con respecto a esta frase: "Totus Tuus. Esta fórmula no tiene solamente un         carácter piadoso, no es una simple expresión de devoción: es algo más. La         orientación hacia una devoción tal se afirmó en mí en el período en que,         durante la Segunda Guerra Mundial, trabajaba de obrero en una fábrica. En         un primer momento me había parecido que debía alejarme un poco de la         devoción mariana de la infancia, en beneficio de un cristianismo         cristocéntrico. Gracias a san Luis Grignon de Montfort comprendí que la         verdadera devoción a la Madre de Dios es, sin embargo, cristocéntrica, más         aún, que está profundamente radicada en el Misterio trinitario de Dios, y         en los misterios de la Encarnación y la Redención. Así pues, redescubrí         con conocimiento de causa la nueva piedad mariana, y esta forma madura de         devoción a la Madre de Dios me ha seguido a través de los años: sus frutos         son la Redemptoris Mater y la Mulieris dignitatem".
  Otro signo de         su amor filial a Santa María es su escudo pontificio: sobre un fondo azul,         una cruz amarilla, y bajo el madero horizontal derecho, una "M", también         amarilla, representando a la Madre que estaba "al pie de la cruz", donde         -a decir de San Pablo- en Cristo estaba Dios reconciliando el mundo         consigo. En su sorprendente sencillez, su escudo es, pues, una clara         expresión de la importancia que el Santo Padre le reconoce a Santa María         como eminente cooperadora en la obra de la reconciliación realizada por su         Hijo.
  Su escudo se alza ante todos como una perenne y silente         profesión de un amor tierno y filial hacia la Madre del Señor Jesús, y a         la vez, es una constante invitación a todos los hijos de la Iglesia para         que reconozcamos su papel de cooperadora en la obra de la reconciliación,         así como su dinámica función maternal para con cada uno de nosotros. En         efecto, "entregándose filialmente a María, el cristiano, como el apóstol         Juan, "acoge entre sus cosas propias" a la Madre de Cristo y la introduce         en todo el espacio de su vida interior, es decir, en su "yo" humano y         cristiano: "La acogió en su casa". Así el cristiano, trata de entrar en el         radio de acción de aquella "caridad materna", con la que la Madre del         Redentor "cuida de los hermanos de su Hijo", "a cuya generación y         educación coopera" según la medida del don, propia de cada uno por la         virtud del Espíritu de Cristo. Así se manifiesta también aquella         maternidad según el espíritu, que ha llegado a ser la función de María a         los pies de la Cruz y en el cenáculo".
  La profundización de la         teología y de la devoción mariana -en fiel continuidad con la         ininterrumpida tradición católica- es una impronta muy especial de la         persona y pontificado del Santo Padre.
 
  Hombre del perdón;         apóstol de la reconciliación
  Quizá muchos jóvenes desconocen el         atentado que el Santo Padre sufrió aquel ya lejano 13 de mayo de 1981, a         manos de un joven turco, de nombre Alí Agca. Entonces, guardándolo         milagrosamente de la muerte, se manifestó la Providencia divina que le         concedía a su elegido una invalorable ocasión para experimentar en sí         mismo el dolor y sufrimiento humano -físico, sicológico y también         espiritual- para poder mejor asociarse a la cruz del Señor Jesús y         solidarizarse más aún con tantos hermanos dolientes. Fruto de esta         experiencia vivida con un profundo horizonte sobrenatural será su hermosa         Carta Apostólica Salvifici doloris.
  Aquel hecho fue también una         magnífica oportunidad para mostrar al mundo entero que él, fiel discípulo         del Maestro, es un hombre que no sólo llama a vivir el perdón y la         reconciliación, sino que él mismo lo vive: una vez recuperado, en un gesto         auténticamente cristiano y de enorme grandeza de espíritu, el Santo Padre         se acercó a su agresor -recluido en la cárcel- para ofrecerle el perdón y         constituirse él mismo en un testimonio vivo de que el amor cristiano es         más grande que el odio, de que la reconciliación -aunque exigente- puede         ser vivida, y de que éste es el único camino capaz de convertir los         corazones humanos y de traerles la paz tan anhelada.
 
  Servidor         de la comunión y de la reconciliación
  El deseo de invitar a todos         los hombres a vivir un proceso de reconciliación con Dios, con los         hermanos humanos, consigo mismos y con la entera obra de la creación ha         dado pie a numerosas exhortaciones en este sentido. Ocupa un singular         lugar su Exhortación Apostólica Post-Sinodal Reconciliatio et paenitentiae         -sobre la reconciliación y la penitencia en la misión de la Iglesia hoy         (se nutre de la reflexión conjunta que hicieron los obispos del mundo         reunidos en Roma el año 1982 para la VI Asamblea General del Sínodo de         Obispos)-, y tiene un peso singularmente importante la declaración que         hiciera en el Congreso Eucarístico de Téramo, el 30 de junio de 1985:         "Poniéndome a la escucha del grito del hombre y viendo cómo manifiesta en         las circunstancias de la vida una nostalgia de unidad con Dios, consigo         mismo y con el prójimo, he pensado, por gracia e inspiración del Señor,         proponer con fuerza ese don original de la Iglesia que es la         reconciliación".
 
  La preocupación social de S.S. Juan Pablo         II
  La encíclica Centessimus annus, que conmemora el centésimo año         desde el inicio formal del Magisterio Social Pontificio con la publicación         de encíclica Rerum novarum de S.S. León XIII, se ha constituido en el         último gran aporte de S.S. Juan Pablo II en lo que toca a dicho         Magisterio. En ella escribía: "... deseo ante todo satisfacer la deuda de         gratitud que la Iglesia entera ha contraído con el gran Papa (León XIII) y         con su "inmortal Documento". Es también mi deseo mostrar cómo la rica         savia, que sube desde aquella raíz, no se ha agotado con el paso de los         años, sino que, por el contrario, se ha hecho más         fecunda".
  Indudablemente enriquecido por su propia experiencia como         obrero, y en su particular cercanía con sus compañeros de labores, la gran         preocupación social del actual Pontífice ya había encontrado otras dos         ocasiones para manifestarse al mundo entero en lo que toca al magisterio:         la encíclica Laborem exercens, sobre el trabajo humano, y la encíclica         Sollicitudo rei socialis, sobre los problemas actuales del desarrollo de         los hombres y de los pueblos.
 
  La nueva evangelización: tarea         principal de la Iglesia
  Desde el inicio de su pontificado el Papa         Juan Pablo II ha estado empeñado en llamar y comprometer a todos los hijos         de la Iglesia en la tarea de una nueva evangelización: "nueva en su ardor,         en sus métodos, en su expresión".
  Pero, como recuerda el Santo         Padre, "si a partir de la Evangelii nuntiandi se repite la expresión nueva         evangelización, eso es solamente en el sentido de los nuevos retos que el         mundo contemporáneo plantea a la misión de la Iglesia" ... "Hay que         estudiar a fondo -dice el Santo Padre- en qué consiste esta Nueva         Evangelización, ver su alcance, su contenido doctrinal e implicaciones         pastorales; determinar los "métodos" más apropiados para los tiempos en         que vivimos; buscar una "expresión" que la acerque más a la vida y a las         necesidades de los hombres de hoy, sin que por ello pierda nada de su         autenticidad y fidelidad a la doctrina de Jesús y a la tradición de la         Iglesia".
  En esta tarea el Papa Juan Pablo II tiene una profunda         conciencia de la necesidad urgente del apostolado de los laicos en la         Iglesia, preocupación que se refleja claramente en su Encíclica         Christifideles laici y en el impulso que ha venido dando al desarrollo de         los diversos Movimientos eclesiales. Por eso mismo, en la tarea de la         nueva evangelización "la Iglesia trata de tomar una conciencia más viva de         la presencia del Espíritu que actúa en ella (...) Uno de los dones del         Espíritu a nuestro tiempo es, ciertamente, el florecimiento de los         movimientos eclesiales, que desde el inicio de mi pontificado he señalado         y sigo señalando como motivo de esperanza para la Iglesia y para los         hombres".
  Pero S.S. Juan Pablo II no entiende la nueva         evangelización simplemente como una "misión hacia afuera": la misión hacia         adentro (es decir, la reconciliación vivida en el ámbito interno de la         misma Iglesia) ha sido también destacada por el Santo Padre como una         urgente necesidad y tarea, pues ella es un signo de credibilidad para el         mundo entero. Desde esta perspectiva hay que comprender también el fuerte         empeño ecuménico alentado por el Santo Padre, muy en la línea del rumbo         marcado por los pontífices precedentes y por los Padres conciliares.         
 
  "Que todos sean uno"
  El Santo Padre, como Cristo el         Señor hace dos mil años, sigue elevando también hoy al Padre esta         ferviente súplica: "¡Que todos sean uno (Ut unum sint)… para que el mundo         crea!". Como incansable artesano de la reconciliación, el actual Sucesor         de Pedro ha venido trabajado desde el inicio de su pontificado por lograr         la unidad y reconciliación de todos los cristianos entre sí, sin que ello         signifique de ningún modo claudicar a la Verdad: "El diálogo -dijo Su         Santidad a los Obispos austriacos, en 1998-, a diferencia de una         conversa-ción superficial, tiene como objetivo el descubrimiento y el         reconocimiento co-mún de la verdad. (…) La fe viva, transmitida por la         Iglesia universal, representa el fundamento del diálogo para todas las         partes. Quien abandona esta base común elimina de todo diálo-go en la         Iglesia la posibilidad de conver-tirse en diálogo de salvación. (…) nadie         puede desempeñar since-ramente un papel en un proceso de diá-logo si no         está dispuesto a exponerse a la verdad y a crecer en         ella".
 
  Renovado impulso a la catequesis
  Como dice el         Santo Padre, la Encíclica Redemptoris missio quiere ser -después de la         Evangelii nuntiandi- "una nueva síntesis de la enseñanza sobre la         evangelización del mundo contemporáneo".
  Por otro lado, la         Exhortación Apostólica Catechesi tredendae es un intento -ya desde el         inicio de su pontificado- de dar un nuevo impulso a la labor pastoral de         la catequesis.
  El Santo Padre, desde que asumió su pontificado, ha         mantenido las catequesis de los miércoles iniciadas por su predecesor         Pablo VI. En ellos ha desarrollado principalmente el contenido del         "Credo".
  En este mismo sentido el Catecismo de la Iglesia Católica         -aprobado por el Santo Padre en 1992- ha querido ser "el mejor don que la         Iglesia puede hacer a sus Obispos y a todo el Pueblo de Dios", teniendo en         cuenta que es un "valioso instrumento para la nueva evangelización, donde         se compendia toda la doctrina que la Iglesia ha de enseñar".
 
  El         Papa peregrino
  Quizá más de uno se ha preguntado sobre el sentido         de los numerosos viajes apostólicos que ha realizado el Santo Padre (más         de doscientos, contando sus viajes al exterior como al interior de         Italia):
  "En nombre de toda la Iglesia, siento imperioso el deber         de repetir este grito de san Pablo ("Predicar el Evangelio no es para mí         ningún motivo de gloria; es más bien un deber que me incumbe: Y ¡ay de mi         si no predicara el Evangelio!"). Desde el comienzo de mi pontificado he         tomado la decisión de viajar hasta los últimos confines de la tierra para         poner de manifiesto la solicitud misionera; y precisamente el contacto         directo con los pueblos que desconocen a Cristo me ha convencido aún más         de la urgencia de tal actividad a la cual dedico la presente Encíclica         (Redemptoris missio)".
  Asimismo dirá el Papa de sus numerosas         visitas a las diversas parroquias: "la experiencia adquirida en Cracovia         me ha enseñado que conviene visitar personalmente a las comunidades y,         ante todo, las parroquias. Éste no es un deber exclusivo, desde luego,         pero yo le concedo una importancia primordial. Veinte años de experiencia         me han hecho comprender que, gracias a las visitas parroquiales del         obispo, cada parroquia se inscribe con más fuerza en la más vasta         arquitectura de la Iglesia y, de este modo, se adhiere más íntimamente a         Cristo".
 
  S.S. Juan Pablo II y los jóvenes
  Desde 1985 la         Iglesia ha visto surgir las Jornadas Mundiales de los Jóvenes. Su génesis         -recuerda el Santo Padre- fue el Año Jubilar de la Redención y el Año         Internacional de la Juventud, convocado por la Organización de las         Naciones Unidas en aquel mismo año:
  "Los jóvenes fueron invitados a         Roma. Y éste fue el comienzo. (...) El día de la inauguración del         pontificado, el 22 de octubre de 1978, después de la conclusión de la         liturgia, dije a los jóvenes en la plaza de San Pedro: "Vosotros sois la         esperanza de la Iglesia y del mundo. Vosotros sois mi         esperanza"".
 
  Maestro de ética y valores
  También en         nuestro siglo, y con sus particulares notas de gravedad, el Santo Padre ha         notado con paternal preocupación como el hombre ha "cambiado la verdad por         la mentira". Consecuencia de este triste "cambio" es que el hombre ha         visto ofuscada su capacidad para conocer la verdad y para vivir de acuerdo         a esa verdad, en orden a encontrar su felicidad en la plena realización         como persona humana. La publicación de la Encíclica Veritatis splendor         constituye la plasmación de un testimonio ante el mundo del esplendor de         la Verdad. En ella se descubren las enseñanzas de quien fuera un notable         profesor de ética, que en su calidad de Sumo Pontífice sale al encuentro         del relativismo moral a que ha llegado la cultura de hoy: "Ningún hombre         puede eludir las preguntas fundamentales: ¿qué debo hacer?, ¿cómo puedo         discernir el bien del mal? La respuesta sólo es posible gracias al         esplendor de la verdad que brilla en lo más íntimo del espíritu humano… La         luz del rostro de Dios resplandece con toda su belleza en el rostro de         Jesucristo… Él es "el Camino, la Verdad y la Vida". Por esto la respuesta         decisiva de cada interrogante del hombre, en particular de sus         interrogantes religiosos y morales, la da Jesucristo; más aún, como         recuerda el Concilio Vaticano II, la respuesta es la persona misma de         Jesucristo: "Realmente, el misterio del hombre sólo se esclarece en el         misterio del Verbo encarnado…"". A lo largo de toda su encíclica el Santo         Padre, con desarrollos magistrales, se ocupa de presentar un horizonte         ético -en íntima conexión con la verdad sobre el hombre- para el pleno         desarrollo de la persona humana en respuesta al designio         divino.
 
  Incansable Servidor de la fe y de la Verdad
  A         los veinte años de su elevación al Solio Pontificio, el Papa Juan Pablo II         -como un incansable Maestro de la Verdad- ha dado a conocer al mundo         entero su decimotercera encíclica: Fides et ratio, fe y razón. En ella         presenta en forma positiva la búsqueda de la verdad que nace de la         naturaleza profunda del ser humano. Sale al paso de múltiples errores que         actualmente obstaculizan el acceso a la verdad, y más aún a la Verdad         última sobre Dios y sobre el hombre que como don gratuito Dios mismo ha         ofrecido a la humanidad entera a través de la revelación. La verdad, la         posibilidad de conocerla, la relación entre razón y fe, entre filosofía y         teología son temas que va tocando en respuesta a la situación de enorme         confusión, de relativismo y subjetivismo en la que se encuentra inmersa         nuestra cultura de hoy.
 
  Trabajando por la consolidación de los         frutos del Concilio Vaticano II
  El Santo Padre ha sido un         incansable artesano que ha trabajado, a lo largo de los ya veinte años de         su fecundo pontificado, en favor de la profundización y consolidación de         los abundantísimos frutos suscitados por el Espíritu Santo en el Concilio         Vaticano segundo. Al respecto ha dicho él mismo: "Es indispensable este         trabajo de la Iglesia orientado a la verificación y consolidación de los         frutos salvíficos del Espíritu, otorgados en el Concilio. A este respecto         conviene saber "discernirlos" atentamente de todo lo que contrariamente         puede provenir sobre todo del "príncipe de este mundo". Este         discernimiento es tanto más necesario en la realización de la obra del         Concilio ya que se ha abierto ampliamente al mundo actual, como aparece         claramente en las importantes Constituciones conciliares Gaudium et spes y         Lumen gentium".
 
  Con S.S. Juan Pablo II hacia el tercer         milenio
  El Papa Juan Pablo II, mediante su Carta apostólica Tertio         millenio adveniente, ha invitado a toda la cristiandad a prepararse para         lo que será una gran celebración y conmemoración: tres años han sido         dedicados por deseo explícito del Sumo Pontífice a la reflexión y         profundización en torno a cada una de las Personas divinas del Misterio de         la Santísima Trinidad: 1997 ha sido dedicado al Hijo, 1998 al Espíritu         Santo y 1999 al Padre. De este modo la Iglesia se prepara a celebrar con         un gran Jubileo los dos mil años del nacimiento de Jesucristo, el Hijo         eterno del Padre que -de María Virgen y por obra del Espíritu Santo-         "nació del Pueblo elegido, en cumplimiento de la promesa hecha a Abraham y         recordada constantemente por los profetas". 
  De Él, y del         cristianismo, nos ha recordado en su misma Carta el Papa: "Estos (los         profetas de Israel) hablaban en nombre y en lugar de Dios. (…) Los libros         de la Antigua Alianza son así testigos permanentes de una atenta pedagogía         divina. En Cristo esta pedagogía alcanza su meta: Él no se limita a hablar         "en nombre de Dios" como los profetas, sino que es Dios mismo quien habla         en su Verbo eterno hecho carne. Encontramos aquí el punto esencial por el         que el cristianismo se diferencia de las otras religiones, en las que         desde el principio se ha expresado la búsqueda de Dios por parte del         hombre. El cristianismo comienza con la Encarnación del Verbo. Aquí no es         sólo el hombre quien busca a Dios, sino que es Dios quien viene en Persona         a hablar de sí al hombre y a mostrarle el camino por el cual es posible         alcanzarlo. (…) El Verbo Encarnado es, pues, el cumplimiento del anhelo         presente en todas las religiones de la humanidad: este cumplimiento es         obra de Dios y va más allá de toda expectativa humana". 
  Este         acontecimiento histórico central para la humanidad entera, acontecimiento         por el que Dios que se hace hombre para decir "la palabra definitiva sobre         el hombre y sobre la historia", es lo que la Iglesia se prepara a celebrar         con un gran Jubileo, y de este modo se prepara a trasponer el umbral del         nuevo milenio. Su Santidad, el "dulce Cristo sobre la tierra", como icono         visible del Buen Pastor va a la cabeza de la Iglesia que peregrina en este         tiempo de profundas transformaciones, constituyéndose para todos sus hijos         e hijas que con valor quieren escucharle y seguirle, en roca segura y guía         firme … "¡No tengáis miedo!"… son las palabras que también hoy brotan con         insistencia de los labios de Pedro, hombre de frágil figura, pero elegido         y fortalecido por Dios para sostener el edificio de la Iglesia toda con         una fe firme y una esperanza inconmovible.
  (Lo que sigue es un         artículo titulado "S.S. Juan Pablo II: "Profeta del sufrimiento"", cuyo         autor es Mons. Cipriano Calderón Polo)
  "S.S. Juan Pablo II, es en         esta etapa final del segundo milenio, el Pastor universal del pueblo de         Dios, guía segura para atravesar el "umbral de la esperanza" que nos         introducirá en el tercer milenio de la evangelización... 
  "¿Cómo se         presenta al mundo de hoy el Papa en esta encrucijada decisiva de la         historia? "Su imagen característica es ahora la de profeta del         sufrimiento, un sacerdote, un evangelizador que realiza en su amable         persona la doctrina que él mismo ha explicado en la carta apostólica         Salvifici doloris (11 de febrero de 1984) y en tantos discursos sobre el         significado del dolor humano. 
  "Juan Pablo II, en las celebraciones         litúrgicas, en las audiencias, en los viajes apostólicos, en todas sus         actividades, aparece como un icono del sufrimiento, dando a la Iglesia un         testimonio formidable de la fuerza evangelizadora del dolor físico y         moral. 
  "En su persona de Vicario de Cristo se cruzan las         debilidades físicas: esas "debilidades del Papa" a las que él mismo se         refirió el día de Navidad de 1995 desde la ventana de su despacho; las         penas y dolores cada vez más crecientes de los hombres y mujeres de         nuestro tiempo, de todos los pueblos, especialmente de aquellos más pobres         de América Latina, África y Asia; los sufrimientos de toda la Iglesia, que         naturalmente se acumulan en el vértice de la misma. Y a todo ello se une         la fatiga pastoral producida por una entrega sin reservas al ministerio         petrino, al que el Papa Wojtyla sigue ofreciendo generosamente todas sus         energías, sin dejarse rendir por la edad o por los quebrantos de salud.         
  "El Santo Padre camina hacia el año 2000, al frente de la         humanidad, llevando la cruz de Jesús. Así se parece más al divino         Redentor. 
  "Él mismo lo ha hecho notar en una alocución dominical         -Ángelus- pronunciada desde su habitación del hospital Gemelli: "¿Cómo me         presentaré yo ahora -comentaba- a los potentes del mundo y a todo el         pueblo de Dios? Me presentaré con lo que tengo y puedo ofrecer: con el         sufrimiento. He comprendido -decía- que debo conducir a la Iglesia de         Cristo hacia el tercer milenio, con la oración, con múltiples iniciativas         (como la que actualmente está viviendo toda la Iglesia: un trienio de         preparación propuesto en su carta Tertium millenium adveniente); pero he         visto que esto no basta: necesito llevarla también con el         sufrimiento"".
  Nació al Reino de Dios, el 2 de abril de 2005, El 28         de junio del mismo año se inició su causa para la         beatificación.         Oración para implorar favores por intercesión del  Siervo         de Dios Juan Pablo II
  Oh Trinidad Santa, Te damos gracias por haber concedido a         la Iglesia al Papa Juan Pablo II y porque en él has reflejado la         ternura de Tu paternidad, la gloria de la cruz de Cristo y el esplendor         del Espíritu de amor.
  Él, confiando totalmente en tu infinita         misericordia y en la maternal intercesión de María, nos ha mostrado una         imagen viva de Jesús Buen Pastor, indicándonos la santidad, alto grado         de la vida cristiana ordinaria, como camino para alcanzar la comunión         eterna Contigo.
  Concédenos, por su intercesión, y si es Tu         voluntad, el favor que imploramos, con la esperanza de que sea pronto         incluido en el número de tus santos.  Amén.  | 
   
  
   01:22:21
  KAROL-EL HOMBRE QUE SE CONVIRTIO EN   PAPA-1era Parte
  http://www.gloria.tv/?media=35268
  
   01:44:25
  KAROL-EL HOMBRE QUE SE CONVIRTIO EN PAPA-2da   Parte
  http://www.gloria.tv/?media=35284
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  SAN FRANCISCO DE PAULA
Fundador de los Frailes   Mínimos
  
Nació en un pueblecito llamado Paula, en Italia, en 1416. Cuando   tenía unos pocos años se enfermó gravemente de los ojos. Se encomendó junto con   sus padres a San Francisco y este santo le obtuvo de Dios la curación. En acción   de gracias se fue a los 14 años en peregrinación a Asís, y allá recibió la   inspiración de convertirse en ermitaño, dedicado a rezar y a hacer   penitencia.
  Se retiró a la montaña, y ahí permaneció durante cinco años,   rezando, meditando y alimentándose solamente de agua y de yerbas silvestres y   durmiendo sobre el duro suelo, teniendo por almohada una piedra. Pronto, varios   hombres siguieron su ejemplo. Francisco tuvo que fundar varias casas para sus   religiosos y, en todos sus conventos puso una consigna o ley que había que   cumplir siempre. Decía así: "Cuaresma perpetua". Esto quiere decir que en la   alimentación se debían hacer las mortificaciones que antiguamente se hacían en   cuaresma con el fin de fortificar la voluntad.
  Miles de hombres decidieron abandonar la vida pecaminosa del mundo   e irse a la Comunidad religiosa fundada por San Francisco de Paula. Así como San   Francisco de Asís les había puesto a sus religiosos el nombre de "hermanos   menores", San Francisco de Paula les puso a los que pertenecían a su comunidad   el nombre de "hermanos Mínimos". El Divino Espíritu le concedió a San Francisco   de Paula el don de hacer milagros, de hacer curaciones, y el don de   profecía.
  El Papa Pablo VI dijo en 1977 que San Francisco de Paula es un   verdadero modelo para los que tienen que llamarles la atención a los gobernantes   que abusan de su poder y que malgastan en gastos innecesarios el dinero que   deberían emplear en favor de los pobres. Por muchos años nuestro santo recorrió   ciudades y pueblos llevando los mensajes de Dios a las gentes. Y en aquellos   tiempos (como ahora) había alcaldes, gobernadores, ministros y hasta jefes de   Estado que abusaban de su poder y gastaban los dineros públicos para   enriquecerse o para hacer gastos inútiles y conseguir lujos, en vez de socorrer   a los necesitados. A ellos les iba recordando San Francisco que a cada uno le   dirá Cristo en el día del juicio aquellas palabras que dijo en el Evangelio:   "Dame cuenta de tu administración" .
  También les recordaba esta frase del Apocalipsis: "He aquí que   tengo y traigo conmigo mi salario. Y le daré a cada uno según hayan sido sus   obras". Todo esto hacía pensar muy seriamente a muchos gobernantes y los llevaba   a corregir los modos equivocados de proceder que habían tenido en el   pasado.
El santo logró convertir a Luis XI antes de su muerte. Este quedó tan   agradecido que nombró a Francisco de Paula como director espiritual de su hijo,   el futuro Carlos VIII, rey de Francia.
  Murió el Santo, 2 de abril de 1507. El pueblo empezó   inmediatamente a proclamarlo como santo y los milagros empezaron a   sucederse.
Doce años después de su muerte, fue proclamado santo por el Sumo   Pontífice León X , en 1519.
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  Fuente: Archidiócesis de Madrid 
Eustasio de Luxeuil,   Santo Abad, Abril 2   
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  |                        |                Eustasio de Luxeuil, Santo  |           Abad         Martirologio Romano: En el monasterio de Luxeuil, en Burgundia, san Eustasio,         abad, discípulo de san Columbano, que fue padre de casi seiscientos monjes         (629). 
  Etimológicamente: Eustasio = Aquel que es         bien plantado, es de origen griego.                   Nació Eustasio pasada la segunda mitad del siglo VI, en         Borgoña. 
  Fue discípulo de san Columbano, monje irlandés que pasó a         las Galias buscando esconderse en la soledad y que recorrió el Vosga, el         Franco-Condado y llegó hasta Italia. Fundó el monasterio de Luxeuil a cuya         sombra nacieron los célebres conventos de Remiremont, Jumieges,         Saint-Omer, foteines etc. 
  Eustasio tiene unos deseos grandes de         encontrar el lugar adecuado para la oración y la penitencia. Entra en         Luxeuil y es uno de sus primeros monjes. Allí lleva una vida a semejanza         de los monjes del desierto de oriente.
  Columbano se ve forzado a         condenar los graves errores de la reina Bruneguilda y de su nieto rey de         Borgoña. Con esta actitud, por otra parte inevitable en quien se preocupa         por los intereses de la Iglesia, desaparece la calma que hasta el momento         disfrutaban los monjes. Eustasio considera oportuno en esa situación         autodesterrarse a Austrasia, reino fundado el 511, en el periodo         merovingio, a la muerte de Clodoveo y cuyo primer rey fue Tierry, donde         reina Teodoberto, el hermano de Tierry. Allí se le reúne el abad         Columbano. Predican por el Rhin, río arriba, bordeando el lago Constanza,         hasta llegar a tierras suizas. 
  Columbano envía a Eustasio al         monasterio de Luxeuil después de nombrarle abad. Es en este momento -con         nuevas responsabilidades- cuando la vida de Eustasio cobra dimensiones de         madurez humana y sobrenatural insospechadas. Arrecia en la oración y en la         penitencia; trata con caridad exquisita a los monjes, es afable y recto;         su ejemplo de hombre de Dios cunde hasta el extremo de reunir en torno a         él dentro del monasterio a más de seiscientos varones de cuyos nombres hay         constancia en los fastos de la iglesia. Y el influjo espiritual del         monasterio salta los muros del recinto monacal; ahora son las tierras de         Alemania las que se benefician de él prometiéndose una época altamente         evangelizadora.
  Pero han pasado cosas en el monasterio de Luxeuil         mientras duraba la predicción por Alemania. Un monje llamado Agreste o         Agrestino que fue secretario del rey Tierry ha provocado la relajación y         la ruina de la disciplina. Orgulloso y lleno de envidia, piensa y dice que         él mismo es capaz de realizar idéntica labor apostólica que la que está         realizando su abad; por eso abandona el retiro del que estaba aburrido         hacía tiempo y donde ya se encontraba tedioso; ha salido dispuesto a         evangelizar paganos, pero no consigue los esperados triunfos de         conversión. Y es que no depende de las cualidades personales ni del saber         humano la conversión de la gente; ha de ser la gracia del Espíritu Santo         quien mueva las inteligencias y voluntades de los hombres y esto         ordinariamente ha querido ligarlo el Señor a la santidad de quien predica.         En este caso, el fruto de su misionar tarda en llegar y con despecho se         precipita Agreste en el cisma. 
  Eustasio quiere recuperarlo, pero         se topa con el espíritu terco, inquieto y sedicioso de Agreste que ha         empeorado por los fracasos recientes y está dispuesto a aniquilar el         monasterio. Aquí interviene Eustasio con un feliz desenlace porque llega a         convencer a los obispos reunidos haciéndoles ver que estaban equivocados         por la sola y unilateral información que les había llegado de parte de         Agreste. 
  Restablecida la paz monacal, la unidad de dirección y la         disciplina, cobra nuevamente el monasterio su perdida         prestancia.
  Sus grandes méritos se acrecentaron en la última         enfermedad, con un mes entero de increíbles sufrimientos, que consumen su         cuerpo sexagenario el 29 de marzo del año 625.  | 
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  Fuente: Vatican.va 
Mykola (Nicolás) Charneckyj, Beato   Obispo y Mártir, 2 de abril   
                                                        |                 
  |                        |                Mykola (Nicolás) Charneckyj, Beato  |           Obispo y Mártir         Martirologio Romano: En Lwiw, en Ucrania, beato Nicolás Carneckyj, obispo,         que ejerciendo como exarca apostólico de Volyn' y Pidljashja en tiempo de         persecución contra la fe, siguió como pastor fiel las huellas de Cristo y,         por su gracia, llegó al reino de los cielos (1959)         
  Etimológicamente: Nicolás = Aquel que es el vencedor, es         de origen griego.                   Nació el 14 de diciembre de 1884 en Semakivtsi (Ucrania         occidental). 
  Prosiguió los estudios en Roma, ciudad en la que         durante siete años frecuentó el Colegio Ucraniano (se licenció en sagrada         teología en 1910). 
  Recibió la ordenación sacerdotal en 1909;         realizó su apostolado en la diócesis de Stanislaviv (actualmente         Ivano-Frankivsk, Ucrania). 
  En 1919 entró en el noviciado de la         Congregación del Santísimo Redentor, y el 16 de diciembre de 1920 emitió         la profesión religiosa. 
  Pío XII lo nombró obispo titular de Lebed         y visitador apostólico para los ucranios de la región de Volyn´ y         Pidljasja. 
  El 8 de febrero de 1931 fue ordenado obispo en Roma.         Durante la primera ocupación soviética de Ucrania occidental (1939-1941),         el metropolita Septyckyj lo nombró exarca apostólico para los ucranios de         la misma región. 
  Expulsado de Volyn´ por los comunistas en 1939,         se estableció en Lvov. 
  El 11 de abril de 1945 las autoridades         comunistas lo arrestaron junto con otros obispos de la Iglesia         greco-católica. 
  Comenzaron enseguida las torturas, tanto físicas         como morales. Fue declarado culpable de colaboración "con el régimen nazi"         y de ser "agente del Vaticano". 
  Lo condenaron a seis años de         cárcel por la primera acusación y a diez por la segunda. Cumplió la pena         en diversos campos de concentración siberianos. Las autoridades,         convencidas de que moriría de un momento a otro por su grave enfermedad,         lo dejaron libre en 1956, al cabo de once años de prisión. 
  Murió         el 2 de abril de 1959, a los 74 años de edad, en Lvov.
  Fue         beatificado por S.S. Juan Pablo II el 27 de Junio de 2001 con un grupo de         mártires conformado por:
  El grupo beatificado está integrado         por:
  Mykolay Charneckyj, Obispo, 2 abril Josafat Kocylovskyj, Obispo, 17         noviembre Symeon Lukac, Obispo, 22 agosto Basilio Velyckovskyj, Obispo, 30 Junio Ivan Slezyuk, Obispo, 2 diciembre Mykyta Budka, Obispo, 28 septiembre Gregorio (Hryhorij) Lakota, Obispo, 5 noviembre Gregorio (Hryhorij) Khomysyn, Obispo, 28 diciembre Leonid Fedorov, Sacerdote, 7 marzo Mykola Konrad, Sacerdote, 26         junio Andrij Iscak, Sacerdote, 26 junio Román Lysko, Sacerdote, 14 octubre Mykola Cehelskyj, Sacerdote, 25         mayo Petro Verhun, Sacerdote, 7 febrero Alejandro (Oleksa) Zaryckyj, Sacerdote, 30 octubre Klymentij Septyckyj, Sacerdote, 1 mayo Severijan Baranyk, Sacerdote, 28         junio Jakym Senkivskyj, Sacerdote, 28 junio Zynovij (Zenón) Kovalyk, Sacerdote, 30 junio Vidal Vladimir (Vitalij Volodymyr)         Bajrak, Sacerdote, 16 Mayo Ivan Ziatyk, Sacerdote, 17 mayo Tarsicia (Olga) Mackiv, Monja, 18 Julio Olympia (Olha) Bidà, Suora, 28         enero Laurentia (Leukadia) Harasymiv, Monja, 26 agosto Volodymyr         Pryjma, Laico, 26 Junio  (las fechas indicadas corresponden a las de su         martirio)  | 
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  Fuente: Vatican.va 
Guillermo (Vilmos) Apor, Beato   Obispo y Mártir, Abril 2   
                                                        |                 
  |                        |                Guillermo (Vilmos) Apor,           Beato  |           Obispo y Mártir         Martirologio Romano: En Györ, en Hungría, beato Guillermo Apor, obispo y         mártir, que en plena guerra abrió su casa a unos trescientos prófugos y,         por defender a unas muchachas de manos de los soldados, la tarde del         Viernes Santo de la Pasión del Señor fue herido, falleciendo tres días más         tarde (1945). 
  Etimológicamente: Guillermo = Aquel         que es un protector decidido, es de origen         germánico.                   Vilmos Apor nació el 29 de febrero de 1892 en Segesvár         (Hungría). Era el sexto hijo de una familia noble. Su padre murió cuando         él todavía era niño; su madre lo educó en un profundo fervor religioso.         Fue monaguillo. Estudió con los jesuitas y, al terminar los estudios         secundarios, ingresó en el seminario. Su obispo lo envió a la universidad         de Innsbruck, dirigida por los jesuitas, donde obtuvo el doctorado en         teología. 
  Recibió la ordenación sacerdotal el 24 de agosto de         1915, incardinado en la diócesis de Nagyvárad. Ejerció primero su         ministerio como vicepárroco en Gyula y, durante la guerra, por poco         tiempo, como capellán militar. Trabajó un año como prefecto en el         seminario de Nagyvárad y luego volvió a Gyula como párroco. Se distinguió         por su amor a los pobres. Para favorecer la educación religiosa de los         jóvenes fundó un colegio y llamó a la ciudad a congregaciones religiosas,         con la finalidad de intensificar la vida de piedad de los fieles. En su         parroquia se formó una verdadera comunidad sacerdotal. Se esforzó por         crear buenas relaciones con los pastores y fieles de otras confesiones.         
  El Papa Pío XII lo nombró obispo de Gyor el 21 de enero de 1941.         Recibió la consagración episcopal el 24 de febrero del mismo año y tomó         posesión de su sede episcopal el 2 de marzo sucesivo. El lema de su escudo         episcopal era: "La cruz fortalece al débil y hace humilde al fuerte". A         pesar de las dificultades que suponía la segunda guerra mundial, desempeñó         su misión con gran entusiasmo. Amaba mucho a sus sacerdotes, a los débiles         y necesitados. Se dedicó con energía a fomentar la educación moral y         religiosa de la juventud. Cuando en Hungría se introdujeron las leyes         raciales, defendió a las víctimas de la injusticia, alzando su voz incluso         contra los mismos políticos que estaban en el poder. Condenó las acciones         inhumanas y la persecución en varios escritos y en las predicaciones, con         lo cual puso en peligro incluso su seguridad personal. Durante los         bombardeos no dudó en acudir a socorrer a las víctimas. 
  Cuando los         combates afectaron al territorio de su diócesis, puso a disposición de los         refugiados el palacio episcopal y él se retiró a una habitación pequeña.         Al tener conocimiento del peligro que corrían las mujeres, declaró que         estaba dispuesto a defenderlas incluso a costa de su vida. Esto lo         demostró cuando la tarde del Viernes Santo llegaron al palacio episcopal         algunos soldados rusos, borrachos, para llevar al cuartel a numerosas         mujeres, que se habían refugiado en el sótano del obispado. El obispo         rechazó categóricamente la petición. Después de una larga lucha, cuando un         oficial comenzó a amenazarlo con su pistola, él fue avanzando poco a poco         tratando de sacarlo fuera. Pero el oficial se volvió de repente y le         disparó, quedando herido en la frente, en la mano y en el estómago. Los         soldados, asustados, huyeron, y el obispo cayó en tierra. 
  Fue         llevado al hospital, donde le operaron. Al volver en sí, dio gracias a         Dios porque ninguna de las mujeres había sufrido violencia y por haber         aceptado su sacrificio. Se preparó a bien morir; oró por sus sacerdotes,         por los fieles, por el pueblo húngaro, por los dirigentes del Estado y por         su país. Murió el lunes de Pascua, 2 de abril de 1945. Fue sepultado en la         iglesia de los carmelitas. 
  En la basílica de Gyor se construyó un         sarcófago de mármol para trasladar a él los restos mortales del obispo el         24 de noviembre de 1948, pero las autoridades estatales lo impidieron.         Hubo que esperar hasta el 23 de mayo de 1986. La tumba del obispo Vilmos         Apor se halla actualmente en la capilla Hédervári de la nave lateral de         dicha basílica. 
  El 7 de septiembre de 1996, con ocasión de su         segunda visita pastoral a Hungría, Juan Pablo II acudió también a esa         capilla y oró ante la tumba de monseñor Apor. 
  Su beatificación se         realizó en la Basílica de San Pedro, el 9 de noviembre de 1997, en         ceremonia presidida por S.S. Juan Pablo II  | 
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  Fuente: Devocionario.com 
María de San José (Laura Alvarado   Cardozo), Beata Fundadora, Abril 2   
                                                        |                 
  |                        |                María de San José (Laura Alvarado Cardozo),               Beata  |           Primera Beata Venezolana Fundadora de las Agustinas         Recoletas del Sagrado Corazón         Martirologio Romano: En Maracay, en Venezuela, beata María de San José         (Laura) Alvarado, virgen, que fundó las Agustinas Recoletas del Sagrado         Corazón, siempre solícita en su caridad a favor de las jóvenes huérfanas,         de los ancianos y pobres abandonados (1967).         
  Etimológicamente: María = eminencia, excelsa, es de         origen hebreo.
  Etimológicamente: Laura = Aquella que         triunfa, es de origen latino.                   Primogénita de cuatro hermanos, Laura Elena Alvarado Cardozo         nació en Choroní, Aragua, Venezuela, el 25 de abril de 1875.         
  Inclinada desde niña a la piedad y a servir a los pobres, a la         edad de 17 años hizo voto de virginidad y se dedicó al servicio de los         enfermos en un hospital fundado en Maracay por el párroco Vicente López         Aveledo. 
  Con la ayuda de éste fundó en 1901 una congregación         religiosa que más tarde tomaría el nombre de Agustinas Recoletas del         Corazón de Jesús. 
  Preocupada por la pobreza y el abandono de la         gente sencilla, abrió en Venezuela centros de acogida para huérfanas y         ancianos abandonados. "Los desechados de todos -decía a sus religiosas-         ésos son los nuestros". 
  Rigió la congregación como superiora         general hasta el año 1960. Murió con fama de santidad el 2 de abril de         1967. Fue beatificada el 7 de mayo de 1995 por Juan Pablo         II.         ORACIÓN Dios omnipotente y eterno  que nos has dado en la beata         Maria de san José un modelo de amor  a los huérfanos y ancianos         abandonados,  haz que, siguiendo su ejemplo,  reconozcamos en los         pobres y marginados  a tu hijo Jesucristo  y logremos servirles con         el mismo amor con que ella les sirvió.  Por Cristo Nuestro Señor,      Amén.  | 
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  Diego   Luis de San Vitores, Beato   Misionero Mártir, Abril 2   
                                                        |                 
  |                        |                Diego Luis de San Vitores,           Beato  |           Presbítero y Martir         Martirologio Romano: En el pueblo de Tomhom, de la isla de Guam, en Oceanía,         beatos mártires Diego Luis de San Vitores, presbítero de la Compañía de         Jesús, y Pedro Calungsod, catequista, que fueron cruelmente precipitados         al mar, en odio a la fe cristiana, por algunos apóstatas y nativos         seguidores del paganismo (1672). 
  Etimológicamente:         Diego = Aquel que es instruido, es de origen         griego.                   Fue         hijo de un hidalgo caballero, nació en la ciudad de Burgos, Castilla la         Vieja, el 12 de noviembre de 1627, y fue bautizado como Diego Jerónimo de         San Vitores y Alonso de Maluendo en la Iglesia de San Gil. 
  Sus         padres trataron de persuadirlo a seguir una carrera militar, pero en lugar         de ello Diego optó por seguir su vocación religiosa. 
  En 1640,         ingresa en el noviciado de la Compañía de Jesús, siendo ordenado sacerdote         en 1651. Convencido de su vocación era servir como misionero a los no         cristianos, Diego asignado a una misión en Manila, Filipinas.
  En         1662, San Vitores, hizo escala en la isla Guaján (Guam)1 en el         camino hacia las Filipinas, prometiendo regresar algún día. Tres años más         tarde, a través de su estrecha vinculación a la corte real, persuadió a         Felipe IV de España y a la Reina Ana Maria de Austria a fin de que se         estableciera la de misión en Guaján .
  Mientras estuva en México en         camino a Guam, tuvo problemas para convencer al Virrey español de realizar         su misión.
  Sin embargo, en 1668, el Padre Diego Luis de San Vitores         partió de Acapulco a Guam. San Vitores nombró el archipiélago de Chamorro,         "Islas Marianas" en honor de la Reina Regente de España, María Ana de         Austria, y la Santísima Virgen María. 
  El misionero arribó en Guam         a un pueblo llamado Hagåtña y fue saludado por el jefe Kepuha. 
  La         familia de Kepuha donó tierra para establecer la primera misión católica         en Guam. 
  El 2 de febrero, 1669 el Padre San Vitores estableció la         primera Iglesia católica en Hagåtña y lo dedicó al "Dulce Nombre de         María".
  Después de la muerte del jefe Kepuha en 1669, las         relaciones entre los jefes locales y España empeoraron, iniciándose una         guerra en el año 1671 que fue liderada por el jefe Hurao.
  Después         de varios ataques a la misión, se llegó a un acuerdo de paz.
  El         Padre San Vitores había escogido imitar a San Francisco Javier, quien no         usó militares en sus afanes misioneros en la India, pero, se dió cuenta         que una presencia militar era necesaria para proteger a los sacerdotes que         servían en Guam.
  En 1672 el Padre San Vitores consagró iglesias         construidas en cuatro pueblos, incluyendo Merizo.
  Luego, la         resistencia aumentó, liderada por Makahnas y Kakahnas (sacerdote y         sacedotisa indígenas) quienes perderían su importante posición Chamorri         por la conversión al catolicismo de su pueblo.
  El 2 de Abril de         1672, Mata´pang y Hirao mataron al Padre San Vitores y a su ayudante Pedro         Calungsod por que el Padre había bautizado a la hija de Mata´pang sin         autorización del jefe. Según algunos relatos la esposa de Mata´pang había         autorizado el bautiso, pero su esposo creía que el agua usada en el         bautismo era la causa de muerte de algunos bebés desde la llegada de los         españoles.
 
  1Guaján (Guam), es una isla en el         Pacífico occidental, perteneciente a Estados Unidos como territorio no         incorporado. Se trata de la más grande y meridional de las Islas Marianas.         La capital es         Agaña.  | 
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  Fuente: Franciscanos.org 
Isabel Vendramini, Beata   Funadadora, Abril 2   
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  |                        |                Isabel Vendramini, Beata  |           Virgen Fundadora del Instituto de Hermanas Isabelas de         la Tercera Orden de San Francisco         Martirologio Romano: En Padua, en el territorio de Venecia, beata Isabel         Vendramini, virgen, que dedicó su vida a los pobres y, tras superar muchas         adversidades, fundó el Instituto de Hermanas Isabelas de la Tercera Orden         de San Francisco (1860). 
  Etimológicamente: Isabel =         Aquella a quien Dios da salud, es de origen hebreo.                   La beata Isabel, fundadora de las Religiosas Terciarias         Franciscanas Isabelinas de Padua, familia religiosa consagrada a servir a         los pobres, centró su vida en la contemplación de Cristo pobre y         crucificado, al que reconocía y servía después en los pobres sus         hermanos.
  Isabel (Elisabetta) Vendramini nació en Bassano del Grappa         (Italia) el 9 de abril de 1790. 
  Era de índole dócil y muy         caritativa. 
  En las religiosas agustinas recibió la educación         propia de aquel tiempo, con una intensa vida espiritual. 
  Joven         brillante, le gustaba vestir bien y era centro de interés. Era amante de         la soledad y se retiraba a menudo al campo para orar. Después de seis años         de noviazgo, en vísperas de la boda, el Señor le dio a conocer con         claridad su llamada, y para Isabel constituyó una verdadera conversión.         
  En el año 1821 vistió el hábito de Terciaria Franciscana con el         nombre de Margarita, en Fassano. 
  Luego fue a Padua y allí fundó,         el 4 de octubre de 1830, una familia religiosa consagrada a Dios en la         observancia de la Tercera Orden Franciscana para servir a los pobres.         
  Al año siguiente hicieron la profesión las primeras religiosas. Se         dedicaron a la educación de la juventud y a atender a las señoras         ancianas, sanas y enfermas. Falleció en Padua el 2 de abril de 1860. La         beatificó Juan Pablo II el 4 de noviembre de 1990.  | 
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  Fuente: Vatican.va 
Francisco Coll y Guitart, Santo   Presbítero Dominico, 2 de abril   
                                                        |                 
  |                        |                Francisco Coll y Guitart,           Santo  |           Dominico, misionero y  fundador de las Dominicas de la         Anunciata         Martirologio Romano: En Vic, de Cataluña, en España, beato Francisco Coll,         presbítero de la Orden de Predicadores, que, al ser injustamente         exclaustrado, prosiguió su firme vocación y anunció por toda la región el         nombre del Señor Jesucristo (1875). 
  Etimológicamente:         Francisco = el abanderado, es de origen germano.                   Nació         en Gombrèn, diócesis de Vic y provincia de Gerona (España), el 18 de mayo         de 1812 y al día siguiente recibió el bautismo. Era el menor de diez         hermanos. Al poco tiempo murió su padre, y su madre se defendió entre mil         dificultades económicas. 
  Desde la infancia se sintió inclinado al         sacerdocio y en 1823 ingresó en el seminario de la capital de su diócesis,         donde cursó estudios humanísticos y el trienio filosófico. En 1830 ingresó         en la Orden de Predicadores en el convento de la Anunciación de Gerona.         Tras el año de noviciado y la profesión religiosa, se entregó al estudio         de la teología y recibió las órdenes sagradas hasta el diaconado         inclusive. 
  En agosto de 1835, cuando el Gobierno central decretó         la suspensión de las Órdenes religiosas, se vio obligado a abandonar el         convento con sus hermanos de comunidad. Vivió con una fidelidad         extraordinaria a sus reglas, obediencia fiel a los superiores y un gran         amor a todo lo que constituía su vocación dominicana, a pesar de que a lo         largo de la vida no fue posible restaurar convento alguno de frailes de la         Orden de Predicadores en el territorio de la provincia de Aragón, a la que         pertenecía. 
  Recibió el presbiterado en Solsona el 28 de mayo de         1836 y, al comprobar que no se autorizaba la reapertura de conventos, de         acuerdo con los superiores ofreció su servicio ministerial al obispo de         Vic. Este lo envió como coadjutor a la parroquia de Artés, primero, y poco         después, en diciembre de 1839, a la de Moià. 
  Desde el comienzo de         su entrega al ministerio asumió tareas que iban más allá de las         estrictamente parroquiales. El celo que le devoraba lo salvó de la inercia         de la exclaustración. En un principio formó parte de la "Hermandad         apostólica" que promovió san Antonio María Claret, y se entregó a predicar         ejercicios espirituales y misiones populares. Este último, arzobispo y         fundador de los Hijos del Corazón Inmaculado de María, decía sobre su         compañero de predicación: "Donde yo predico, todavía puede venir el padre         Coll a añadir algo; pero donde predica él, a mí ya no me queda nada que         hacer". En 1848 recibió el título de "misionero apostólico". Varios         prelados lo llamaron a sus diócesis para que desarrollara una predicación         misionera, que fue pacificadora en tiempo de frecuentes conflictos         civiles. Su nombre se hizo popular en las diferentes comarcas de Cataluña.         
  Reclamaban a porfía su predicación evangélica orientada a reavivar         la fe en medio del pueblo de Dios y a conseguir el retorno de los alejados         a las prácticas religiosas. Se valió muy especialmente del rosario, que         propagó entre la gente de pueblos y ciudades por medio de la renovación de         cofradías, establecimiento del "Rosario perpetuo" al que se apuntaban         miles de personas, e instrucciones dirigidas a los fieles para que         meditaran con fruto sus misterios. Con este mismo objetivo publicó         pequeños libros, titulados "La hermosa rosa" y "Escala del cielo", de los         que se hicieron varias ediciones con gran número de ejemplares en cada una         de ellas, porque los distribuía abundantemente en las misiones. Predicaba         todos los años la cuaresma y los meses de mayo y octubre en honor de María         en núcleos importantes por su población, como Barcelona, Lérida, Vic,         Gerona, Solsona, Manresa, Igualada, Tremp, Agramunt y Balaguer...         
  Al comprobar la ignorancia religiosa y la falta de correspondencia         a las normas de la vida cristiana por parte de los bautizados, fundó el 15         de agosto de 1856 la congregación de Hermanas Dominicas de la Anunciata,         para la santificación de sus miembros y la educación cristiana de la         infancia y de la juventud, muy afectadas por el abandono y la ignorancia         religiosa. Actualmente está presente no sólo en Europa, sino también en         América, África y Asia. 
  La entrega a la predicación,         particularmente por medio de ejercicios espirituales dirigidos a         sacerdotes y religiosas, misiones populares, cuaresmas, novenarios y otros         modos de evangelización continuó hasta el fin de su vida, aun cuando en         los cinco últimos años se vio afectado por una apoplejía progresiva y la         consiguiente ceguera, que se le declaró el mismo día en que los obispos         del mundo católico se reunían en Roma para iniciar los trabajos del         concilio Vaticano I.
  Falleció santamente en Vic el 2 de abril de         1875. Fue beatificado por el siervo de Dios Juan Pablo II el 29 de abril         de 1979.
  Fue canonizado         el 11 de Octubre de 2009.   | 
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  Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01 
Juancito   (Costa), Beato Pastor, Abril 2   
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  |                        |                Juancito (Costa), Beato  |           El beato Juancito, llamado también Juancito Costa que al         parecer era su apodo, se venera en Volpedo en la provincia de Alessandria         (Italia).
  Según algunos había nacido en Tortona. Fue un joven         pastor, asesinado por judíos por odio a la fe de Cristo, el 2 de abril de         1468. 
  Inicialmente sus reliquias se dividieron. La cabeza en         Volpedo y el cuerpo fue llevado a Tortona, pero en 1820 fueron reunidos, y         actualmente se encuentran en Volpedo.
  El 19 de agosto de 1920 se         hizo un reconocimiento canónico de las reliquias; su culto está en vigor         desde el siglo XV, y fue autorizado por el obispo de Tortona en el siglo         subsiguiente.
  En Volpedo la fiesta del beato se celebra en su fecha         tradicional del 2 de abril, pero también el lunes después del segundo         domingo después de Pascua.  | 
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  Fuente: VidasEjemplares.org 
Leopoldo de Gaiche, Beato   Presbítero Franciscano, Abril 2   
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  |                        |                Leopoldo de Gaiche, Beato  |           Sacerdote de la Orden de Hermanos Menores         Franciscanos         Martirologio Romano: En Spoleto, en la Umbría, beato Leopoldo de Gaiche,         presbítero de la Orden de Hermanos Menores, que estableció el santuario de         Monte Luco (1815). 
  Etimológicamente: Leopoldo =         Aquel que es valiente junto al pueblo, es de origen         germánico.                   Beatificado         por León XIII el 12 de marzo de 1893.
  Leopoldo, bautizado con el         nombre de Giovanni, nació en Gaiche, Perusa, el 30 de octubre de 1732 y         murió en Monteluco de Espoleto el 2 de abril de 1815. 
  Sus padres,         José Croci y Antonia María Giorgi, eran campesinos acomodados que educaron         a su hijo en la vida cristiana con sencillez y profundidad. Deseoso de         consagrarse a Dios, escogió la Orden de los Hermanos Menores y vistió el         hábito el 19 de marzo de 1751 en el convento de San Bartolomé de Civitola.         
  De 1752 a 1757 se dedicó al estudio de literatura, filosofía y         teología. Ordenado sacerdote el 5 de marzo de 1757, enseñó filosofía y         teología con gran provecho de los estudiantes. 
  Su constante amor         al saber se aprecia por sus manuscritos. El campo de acción a que el Beato         Leopoldo ligó principalmente su nombre fue la predicación, a la cual se         sentía más atraído por sus excelentes cualidades de orador. Se distinguió         sobre todo en los cursos de misiones, que duraban por lo menos 15 días,         con 3 o 4 sermones diarios, siguiendo el método de San Leonardo de Puerto         Mauricio, cuyo reglamento para las Misiones llevaba siempre consigo y daba         a leer al grupo de misioneros que él dirigía. Viajaba siempre a         pie.
  En todas sus misiones eran característicos los         "despertadores", que tenían como misión despertar a los que vivían en         pecado. 
  Después de una incisiva predicación, a menudo se flagelaba         las espaldas. Durante las misiones predicadas por él se hacían dos         procesiones, una penitencial en la cual participaban todos con los pies         descalzos y coronas de espinas en la cabeza, y la otra de la Virgen, en la         cual intervenían especialmente mujeres y muchachas vestidas de blanco.         
  En 47 años de ininterrumpido apostolado, según un pequeño "Diario         de predicaciones", tuvo 30 cursos de Misiones, de 15 días de duración,         predicando varias veces al día, 40 cuaresmas, 14 cursos de adviento, 94         cursos de ejercicios espirituales, muchas otras predicaciones aisladas         en variados lugares y circunstancias. 
  Donde predicaba, inculcaba         la devoción a la Pasión y muerte de Jesús, por lo cual al terminar las         misiones erigía el Via-crucis (erigió 73). levantaba cruces conmemorativas         sobre los montes y en las llanuras. Los frutos recogidos de esta intensa         predicación fueron copiosísimos.
  Dentro de la Orden de los Hermanos         Menores Fray Leopoldo desempeñó importantes oficios: fue guardián,         custodio de Provincia y Ministro provincial de la Umbría. San Leonardo de         Puerto Mauricio al morir dejó su espiritualidad a otro gigante de los         Retiros, el beato Leopoldo de Gaiche, que en 47 años de predicación,         respaldados con una penitencia implacable, evangeliza la Umbría y el Lacio         y lo fortalece y defiende contra los errores, oponiéndose con su palabra         poderosa a la corrupción de las costumbres. 
  Tiene el dolor de ver         suprimido su querido convento de Monteluco, transformado por él en Retiro         modelo. Al caer el gobierno napoleónico, Leopoldo pudo retornar a su         retiro, pero gozó poco de la paz del retorno: ya enfermo y sin fuerzas por         la ancianidad, murió el 2 de abril de 1815, con llanto general de las         gentes de Espoleto. Tenía 83         años.  | 
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  Fuente: ACI Prensa 
Pedro Calungsod, Beaato Catequista   Mártir, Abril 2   
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  |                        |                Pedro Calungsod, Beaato  |           Catequista Laico y Mártir         Martirologio         Romano:         En el pueblo de Tomhom, de la isla de Guam, en Oceanía, beatos mártires         Diego Luis de San Vitores, presbítero de la Compañía de Jesús, y Pedro         Calungsod, catequista, que fueron cruelmente precipitados al mar, en odio         a la fe cristiana, por algunos apóstatas y nativos seguidores del         paganismo (1672).                   Pedro Calungsod era un adolescente cuando salió de la         Filipinas para las islas Ladrones en el Pacífico Oriental en 1668.         
  El jóven catequista era parte de un grupo de misioneros jesuitas         que habían ido a traer a Cristo al pueblo Chamarro. 
  La vida era         dura en las islas. Los víveres frequentemente tardaban en llegarles y eran         sujetos a tifones. 
  A pesar de las privaciones, Pedro y los         misioneros tuvieron éxito evangelizando a la gente. Las islas cambiaron de         nombre a Las Marianas en honor a la Virgen María. 
  No tardaron en         circular rumores acerca del agua que usaban los misioneros para bautizar a         los conversos. Decían que era venenosa, y como algunos bebes morían         después de su bautismo, muchos creyeron en los rumores. 
  El 2 de         Abril de 1672, Pedro y un sacerdote jesuita, el Padre Diego, bautizaron a         un bebe sin el consentimiento del Padre. El Padre se enfureció y empezó a         aventarle lanzas a Pedro. 
  El Padre Diego no le permitía a sus         compañeros cargar armas así es que no pudieron defenderse. Pedro fue         herido en el pecho y en la cabeza. El Padre Diego le dió una absolución         sacramental y después a él mismo le dieron muerte. Los asesinos echaron         los cadaveres al mar y los restos de estos mártires nunca se recobraron.         
  Al recibir las noticias, los compañeros de Pedro dijeron: "¡Jóven         afortunado! ¡Qué bién recompensados fueron sus cuatro años de servicio         constante a Dios en esta misión tan dificil: ha ganado la primera entrada         al cielo a nuestro superior, Padre Diego!".
  Pedro era un buen         jóven, un catequista virtuoso, un asistente constante y un buen Católico         cuya perseverancia en la fe hasta el martirio comprobó que era un buen         soldado de Cristo. 
  El Padre Diego Luis de San Vitores fue         beatificado en 1985. Quince años después, el 5 de marzo de 2000, su         compañero Pedro Callungsod fue también beatificado por S.S. Juan Pablo         II.         Oración Beato Pedro Calungsod, joven imigrante, estudiante,         catequista, misionero, amigo fiel, mártir,  nos inspiras con tu         fidelidad  en tiempos de adversidad,  con la valentía con la que         enseñaste  en medio de hostilidades y  con tu amor al dar tu vida         por el evangelio.  Haz tuyos nuestros problemas,  e intercede por         nosotros  ante el trono de gracia  y misericordia para que al         recibir  la ayuda del cielo seamos alentados  a proclamar y vivir el         evangelio  aqui en la tierra.  Amen.  | 
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  Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01 
Juan Payne,   Santo Presbítero y Mártir, Abril 2   
                                                        |                 
  |                        |                Juan Payne,   Santo  |           Presbítero y Mártir         Martirologio Romano: En Chelmsford, en Inglaterra, san Juan Payne, presbítero         y mártir, que en tiempo de la reina Isabel I fue ahorcado, acusado         falsamente de sedición (1582). 
  Etimológicamente:         Juan = Dios es misericordia, es de origen         hebreo.                   Según parece, el San Juan Payne nació en Peterborough. Lo         único que sabemos de su familia es que uno de sus hermanos era un         protestante muy fervoroso, lo cual permite conjeturar que tal vez Juan         Payne se había convertido del protestantismo.
  La primera noticia         cierta que tenemos sobre Juan es que llegó a Douai, en 1574, a estudiar         teología en el seminario. Menos de tres semanas después de su ordenación,         partió a la misión inglesa. Su sitio de destino era Essex, en tanto que su         compañero, San Cutberto Mayne, se dirigía a Devonshire. El P. Juan se         alojó en Ingatestone, en casa de lady Petre, como si fuera uno de los         criados que estaban a su servicio; pero tenía también un cuarto en         Londres. Parece que el San Juan era muy activo; a diferencia de tantos         otros mártires, el éxito coronó sensiblemente sus esfuerzos. En una de sus         cartas escribe: "En todas partes y cada día más se multiplican las         reconciliaciones con la Iglesia católica, con gran asombro de los         herejes." A continuación, explica que eso exige que el seminario de Douai         envíe más sacerdotes. Menos de un año después de su llegada, fue hecho         prisionero en casa de lady Petre; pero cuatro semanas más tarde, le         pusieron en libertad. A los nueve meses salió de Inglaterra, aunque         ignoramos por qué razón y por cuánto tiempo. Lo cierto es que en la         Navidad de 1579 estaba ya de vuelta en Essex, pues el hombre que le         traicionó afirmó que le había visto por primera vez, en esa fecha, en casa         de lady Petre y no hay razón para dudar de ello. En la casa de lady Petre,         llamada "Ingatestone Hall", se refugiaban con frecuencia los sacerdotes         que pasaban por el lugar; en 1855 se redescubrió casualmente la covacha en         que se ocultaban, que tenía unos cuatro metros de largo por sesenta         centímetros de ancho y tres metros de alto.
  El P. Payne fue         arrestado por segunda y última vez en Warwckshire. Aunque estaba acusado         de conspiración, el juez Waslsingham, después de interrogarle, declaró a         Burleigh que la acusación carecía de fundamento. Pero, como era sacerdote,         no pareció prudente dejarle en libertad, aunque todavía no existía ley que         consideraba como traición el hecho de recibir la ordenación sacerdotal en         el extranjero. Así pues, el hombre que había denunciado a Payne hubo de         declarar que éste había tratado de enredarle en una conspiración para         asesinar a la reina, al tesorero y a Walsingham. Dicho testigo se llamaba         Juan Eliot (más tarde conocido con el sobrenombre de "Judas Eliot"), quien         había ocupado puestos de confianza en casa de lady Petre y de otras         familias católicas y demostró ser un bribón y un asesino. Para escapar del         castigo y ganar dinero, denunció a más de treinta sacerdotes, entre los         que se contaba Edmundo Campion. La simple acusación de un testigo tan         dudoso, costó al P. Payne ocho meses de prisión en la Torre de Londres,         antes de ser juzgado. Fue torturado varias veces. El 31 de agosto se lee         en el diario de la Torre de Londres: "Juan Payne, sacerdote, fue sometido         a terrible tortura en el potro."
  La noche del 20 de marzo de 1582,         los verdugos despertaron al P. Payne y le condujeron inmediatamente a la         prisión de Chelmsford, sin darle tiempo de vestirse y tomar su cartera.         Lady Hopton recuperó más tarde la cartera. Ante los jueces, Eliot repitió         la acusación. No había ningún otro testigo, cosa que importo bien poco a         los jueces. El mártir se declaró inocente y protestó que era contrario a         todas las leyes divinas y humanas condenarle por el testimonio de un solo         testigo, por añadidura muy sospechoso. A pesar de ello, los jueces le         condenarn a muerte. La sentencia se ejecutó el 2 de abril. La multitud,         compadecida del mártir, impidió que el verdugo le descuartizase y         desentrañase antes de morir. La fiesta del San Juan Payne se celebra en         las diócesis de Northampton y Brentwood el 3 de abril.
  Fue         beatificado en 1886 y canonizado por el Papa Pablo VI el año         1970.  | 
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  Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01 
Nicecio de Lyon,   Santo Obispo, Abril 2   
                                                        |                 
  |                        |                Nicecio de Lyon,         Santo  |           Obispo         Martirologio         Romano:         En Lyon, en la Galia, san Nicecio, obispo, que se distinguió por su         dedicación a los pobres y su benignidad para con los sencillos,         estableciendo en esta Iglesia la norma de cantar salmos         (573).                   San Nicecio, que era tío abuelo de San Gregorio de Tours,         descendía de una familia de Borgoña y había sido destinado al servicio de         la Iglesia desde muy joven. 
  Después de su ordenación sacerdotal,         siguió viviendo con su madre, que era viuda, obedeciéndola con la         sencillez del último de los criados. Nicecio tenía en tan alta estima la         instrucción, que insistía en que todos los niños nacidos en sus posesiones         aprendiesen a leer y a recitar los salmos; ello no le impedía ayudar         personalmente a sus criados y servidores en el trabajo manual para cumplir         con el precepto apostólico y tener algo que dar a los pobres.         
  Cuando San Sacerdote, obispo de Lyon, se hallaba en París en su         lecho de muerte, el rey Childeberto fue a visitarle y le rogó que nombrase         a su sucesor. El anciano prelado nombró a su sobrino Nicecio, quien fue         poco después consagrado obispo Era un hombre de vida irreprochable, que         combatía con todas sus fuerzas las conversaciones ligeras y poco         caritativas, predicando contra ellas siempre que podía. Sus poderes de         exorcista le ganaron gran fama. 
  Durante su episcopado, que duró         casi veinte años, San Nicecio resucitó y mejoró el canto en las iglesias         de su diócesis. San Gregorio de Tours cuenta muchos milagros obrados en su         tumba.  | 
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  Fuente: Martirologio Romano 
Otros Santos y Beatos   Completando santoral de este día, Abril 2   
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  |                        |                Otros Santos y         Beatos  |           San Affiano o Anfiano, mártir En Cesarea de Palestina, san Affiano o Anfiano, mártir, que,         como se obligase al pueblo a sacrificar públicamente a los dioses en         tiempo del emperador Maximino, se acercó intrépido al prefecto Urbano y,         cogiéndole por el brazo, quiso impedir el rito, por lo cual le prendieron         fuego con los pies envueltos en lino empapado con aceite y, respirando         aún, fue arrojado al mar por los soldados (306). 
  Santa Teodora,         mártir En la misma ciudad, pasión de santa Teodora, virgen, natural         de Tiro, que, en la misma persecución citada, por haber saludado a los         confesores de la fe que estaban de pie ante el tribunal, rogándoles que al         llegar ante el Señor se acordasen de ella, fue detenida por los soldados y         llevada al mismo prefecto, y por mandato de éste fue torturada con acerbos         tormentos y arrojada finalmente al mar (307). 
  San Abundio,         obispo En Como, en la provincia de Liguria, san Abundio, obispo,         que enviado a Constantinopla por san León Magno, defendió allí con celo la         fe ortodoxa (468). 
  San Víctor, obispo En Capua, de la         Campania, san Víctor, obispo, conspicuo por su erudición y su santidad         (554).
  Santo Domingo Tuoc, presbítero y mártir En el         pueblo Xuong Dien, en Tonquín, santo Domingo Tuoc, presbítero de la Orden         de Predicadores y mártir en tiempo del emperador Minh Mang (1839).           | 
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  Fuentes: IESVS.org; EWTN.com;   hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com
   
  Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
   
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