JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Juan 14, 23-29
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
"El que me ama cumplirá mi palabra, y mi Padre lo amará y haremos en él nuestra morada.
El que no me ama no cumplirá mis palabras, y la palabra que están oyendo no es mía, sino del Padre que me envió. Les he hablado de esto ahora que estoy con ustedes; pero el Consolador, el Espíritu Santo que mi Padre les enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les recordará todo cuanto yo les he dicho.
La paz les dejo, mi paz les doy, pero no se la doy como la dan los que son del mundo.
No pierdan la paz ni se acobarden, me han oído decir que me voy, pero volveré a su lado.
Si me amaran, se alegrarían de que me vaya al Padre, porque el Padre es más que yo.
Se lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda crean".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.
El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk
El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu
El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc
Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?
Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).
Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?
Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).
† Misal
6o. Dom. de Pascua Ciclo C
Con voz de júbilo anúncienlo; que se oiga, que Ilegue a todos los rincones de la tierra: el Señor ha redimido a su pueblo. Aleluya.
Oración Colecta
Oremos:
Concédenos, Dios todopoderoso, continuar celebrando con amor y alegría la victoria de Cristo resucitado, y que el misterio de su pascua transforme nuestra vida y se manifieste en nuestras obras.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
El Espíritu Santo y nosotros, hemos decidido no imponerles más cargas que las necesarias
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 15, 1-2. 22-29
En aquellos días, vinieron de Judea a Antioquía algunos discípulos, y se pusieron a enseñar a los hermanos que, si no se circuncidaban de acuerdo con la Ley de Moisés, no podrían salvarse.
Esto provocó un altercado y una violenta discusión con Pablo y Bernabé; al fin se decidió que Pablo, Bernabé y algunos más
fueran a Jerusalén para tratar el asunto con los apóstoles y los presbíteros.
Los apóstoles y los presbíteros, de acuerdo con toda la comunidad cristiana, juzgaron oportuno elegir a algunos de entre ellos y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé.
Los elegidos fueron Judas, llamado Barsabás, y Silas, varones prominentes en la comunidad. A ellos les entregaron una carta que decía:
"Nosotros los apóstoles y los presbíteros hermanos suyos, saludamos a los hermanos de Antioquía, Siria y Cilicia
convertidos del paganismo.
Enterados de que algunos de entre nosotros, sin mandato nuestro, los han alarmado e inquietado a ustedes con sus palabras, hemos decidido de común acuerdo elegir a dos varones y enviárselos en compañía de nuestros amados hermanos Pablo y Bernabé, que han consagrado su vida a la causa de nuestro Señor Jesucristo. Les enviamos, pues, a Judas y a Silas, quienes les trasmitirán de viva voz lo siguiente: El Espíritu Santo y nosotros, hemos decidido no imponerles más cargas que las estrictamente necesarias. A saber: que se abstengan de la fornicación y de comer lo inmolado a los ídolos, la sangre y los animales estrangulados. Si se apartan de esas cosas harán bien. Los saludamos".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del Salmo 66
Que te alaben, Señor, todos los pueblos. Aleluya.
Ten piedad de nosotros y bendícenos; vuelve, Señor, tus ojos a nosotros. Que conozca la tierra tu bondad y los pueblos tu obra salvadora.
Que te alaben, Señor, todos los pueblos. Aleluya.
Las naciones con júbilo te canten, porque juzgas al mundo con justicia; con equidad tú juzgas a los pueblos y rijes en la tierra a las naciones.
Que te alaben, Señor, todos los pueblos. Aleluya.
Que te alaben, Señor, todos los pueblos que los pueblos te aclamen todos juntos. Que nos bendiga Dios y que le rinda honor el mundo entero.
Que te alaben, Señor, todos los pueblos. Aleluya.
Un ángel me mostró la ciudad santa, que descendía del cielo
Lectura del libro del Apocalipsis del apóstol san Juan 21, 10-14. 22-23
Un ángel me transportó en espíritu a una montaña elevada y me mostró a Jerusalén, la ciudad santa, que descendía del cielo resplandeciente con la gloria de Dios.
Su fulgor era semejante al de una piedra preciosa, como el de un diamante cristalino. Tenía una muralla ancha y elevada con doce puertas monumentales, y sobre ellas doce ángeles y doce nombres escritos, los nombres de las doce tribus de Israel. Tres de estas puertas daban al oriente, tres al norte, tres al sur y tres al poniente. La muralla descansaba sobre doce cimientos, en los que estaban escritos los doce nombres de los apóstoles del Cordero.
No vi ningún templo en la ciudad; porque el Señor, Dios todopoderoso y el Cordero, son el templo. La ciudad no necesita la luz del sol o de la luna, porque la gloria de Dios la ilumina y el Cordero es su lumbrera.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
En que me ama, cumplirá mi palabra, dice el Señor, y mi Padre lo amará y vendremos a él.
Aleluya.
El Espíritu Santo les recordará todo cuanto les he dicho
† Lectura del santo Evangelio según san Juan 14, 23-29
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
"El que me ama cumplirá mi palabra, y mi Padre lo amará y haremos en él nuestra morada.
El que no me ama no cumplirá mis palabras, y la palabra que están oyendo no es mía, sino del Padre que me envió. Les he hablado de esto ahora que estoy con ustedes; pero el Consolador, el Espíritu Santo que mi Padre les enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les recordará todo cuanto yo les he dicho.
La paz les dejo, mi paz les doy, pero no se la doy como la dan los que son del mundo.
No pierdan la paz ni se acobarden, me han oído decir que me voy, pero volveré a su lado.
Si me amaran, se alegrarían de que me vaya al Padre, porque el Padre es más que yo.
Se lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda crean".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración de los Fieles
Celebrante:
Unidos a Cristo, que intercede siempre por nosotros, elevemos, hermanos, nuestras súplicas al Padre:
A cada petición respondemos, Escúchanos, Padre.
Para que el que estaba muerto y ahora vive por los siglos de los siglos, conceda a la Iglesia ser, con firmeza y valentía, testimonio perseverante de su resurrección, roguemos al Señor.
Escúchanos, Padre.
Para que el resucitado, que dio a los apóstoles su paz, quiera concederla también en abundancia a todos los pueblos, roguemos al Señor.
Escúchanos, Padre.
Para que el vencedor de la muerte transforme los sufrimientos de los enfermos, de los moribundos y de todos los que sufren en aquella alegría que nunca nadie les podrá quitar, roguemos al Señor.
Escúchanos, Padre.
Para que el que tiene las llaves de la muerte y de su reino nos conceda celebrar un día su resurrección, roguemos al Señor.
Escúchanos, Padre.
Celebrante:
Dios nuestro, que has sido el primero en amarnos enviándonos a tu Hijo, para que vivamos por medio de él, escucha nuestra oración y haz que, llenos del Espíritu Santo, aprendamos a amarnos los unos a los otros como Cristo nos ha amado.
Por Jesucristo tu Hijo, que vive y reina, inmortal y glorioso por los siglos de los siglos.
Amén.
Acepta, Señor, las ofrendas que te presentamos, y purifica nuestros corazones para que podamos participar dignamente en este Sacramento de tu amor.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
El misterio Pascual
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor,
pero más que nunca en este tiempo en que Cristo, nuestra pascua, fue inmolado.
Porque, Cristo es el Cordero de Dios que quitó el pecado del mundo: muriendo destruyó nuestra muerte y, resucitando, restauró la vida.
Por eso,
con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría, y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria:
Si me aman, cumplan mis mandamientos, dice el Señor; y yo rogaré al Padre y él les dará otro Abogado, que permanecerá con ustedes para siempre. Aleluya.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Dios todopoderoso y eterno, que en Cristo resucitado nos has hecho renacer a la
vida eterna, haz que este misterio Pascual en el que acabamos de participar por medio de la Eucaristía, dé en nosotros abundantes frutos de salvación.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
__________________________________________________________________________________________
† Meditación diaria
Pascua. Sexto domingo
LA ESPERANZA DEL CIELO
— Hemos sido creados para el Cielo. Fomentar la esperanza.
— Lo que Dios ha revelado sobre la vida eterna.
— La resurrección de los cuerpos. El pensamiento del Cielo nos debe llevar a una lucha decidida y alegre por alcanzarlo.
I. En estos cuarenta días que median entre la Pascua y la Ascensión del Señor, la Iglesia nos invita a tener los ojos puestos en el Cielo, nuestra Patria definitiva, a la que el Señor nos llama. Esta invitación se hace más apremiante cuando se acerca el día en que Jesús sube a la derecha del Padre.
El Señor había prometido a sus discípulos que después de un poco de tiempo estaría con ellos para siempre. Todavía un poco y el mundo ya no me verá, pero vosotros me veréis...1. El Señor ha cumplido su promesa en estos días en que permanece junto a los suyos, pero esta presencia no se terminará cuando suba con su Cuerpo glorioso al Padre, pues con su Pasión y Muerte nos ha preparado un lugar en la casa del Padre, donde hay muchas moradas2. De nuevo vendré –les dice– y os llevaré junto a mí para que donde yo estoy estéis también vosotros3.
Los Apóstoles, que habían quedado entristecidos por la predicción de las negaciones de Pedro, son confortados con la esperanza del Cielo. La vuelta a la que hace referencia Jesús incluye su segunda venida al fin de mundo4 y el encuentro con cada alma cuando se separe del cuerpo. Nuestra muerte será eso: el encuentro con Cristo, a quien hemos procurado servir a lo largo de nuestra vida. Él nos llevará a la plenitud de la gloria, al encuentro con su Padre celestial, que es también Padre nuestro. Allí, en el Cielo, donde tenemos preparado un lugar, nos espera Jesucristo, a quien tenemos presente y hablamos en nuestra oración, con el que hemos dialogado tantas veces.
Del trato habitual con Jesucristo nace el deseo de encontrarnos con Él. La fe lima muchas asperezas de la muerte. El amor al Señor cambia por completo el sentido de ese momento final que llegará para todos. "Los que se quieren, procuran verse. Los enamorados solo tienen ojos para su amor. ¿No es lógico que sea así? El corazón humano siente esos imperativos. Mentiría si negase que me mueve tanto el afán de contemplar la faz de Jesucristo. Vultum tuum, Domine, requiram, buscaré, Señor, tu rostro"5.
El pensamiento del Cielo nos ayudará a vivir el desprendimiento de los bienes materiales y a superar circunstancias difíciles. Es muy agradable a Dios que fomentemos esta esperanza teologal, que está unida a la fe y al amor, y en muchas ocasiones tendremos especial necesidad de ella. "A la hora de la tentación piensa en el Amor que en el cielo te aguarda: fomenta la virtud de la esperanza, que no es falta de generosidad"6. También en los momentos en que el dolor y la tribulación arrecien, cuando cueste la fidelidad o la perseverancia en el trabajo o en el apostolado. ¡El premio es muy grande! Y está a la vuelta de la esquina, dentro de no mucho tiempo.
La meditación sobre el Cielo, hacia donde nos encaminamos, debe espolearnos para ser más generosos en nuestra lucha diaria, "porque la esperanza del premio conforta el alma para realizar las buenas obras"7.
El pensamiento de ese definitivo encuentro de amor, al que somos llamados, nos ayudará a estar vigilantes en las cosas grandes y en las pequeñas, haciéndolas acabadamente, como si fueran las últimas antes de irnos al Padre.
II. No existen palabras para expresar, ni de lejos, lo que será nuestra vida en el Cielo que Dios ha prometido a sus hijos. Sabemos, como recientemente se ha recordado, que "estaremos con Cristo y veremos a Dios (cfr. 1 Jn 3, 2); promesa y misterio admirables en los que consiste esencialmente nuestra esperanza. Si la imaginación no puede llegar allí, el corazón llega instintiva y profundamente"8.
Será una realidad dichosísima lo que ahora entrevemos por la revelación y que apenas podemos imaginar en nuestro ser actual. En el Antiguo Testamento se describe la felicidad del Cielo evocando la tierra prometida después de tan largo y duro caminar por el desierto. Allí, en la nueva y definitiva patria, se encuentran todos los bienes9, allí se terminarán las fatigas de tan largo y difícil peregrinaje.
El Señor nos habló de muchas maneras de la incomparable felicidad de quienes en este mundo amen con obras a Dios. La eterna bienaventuranza es una de las verdades que con más insistencia predicó nuestro Señor: La voluntad de mi Padre, que me ha enviado –declara–, es que yo no pierda a ninguno de los que me ha dado, sino que los resucite a todos en el último día. Por tanto, la voluntad de mi Padre... es que todo aquel que ve al Hijo, y cree en Él, tenga vida eterna, y yo le resucitaré en el último día10. Oh Padre, dirá en la Última Cena, yo deseo ardientemente que aquellos que Tú mes has dado estén conmigo allí donde yo estoy, para que contemplen mi gloria, que Tú me has dado, porque Tú me amaste antes de la creación del mundo11.
La bienaventuranza eterna es comparada a un banquete que Dios prepara para todos los hombres, en el que quedarán saciadas todas las ansias de felicidad que lleva en el corazón el ser humano12.
Los Apóstoles nos hablan frecuentemente de esa felicidad que esperamos. San Pablo enseña que ahora vemos a Dios como en un espejo y bajo imágenes oscuras; pero entonces le veremos cara a cara13, y que la alegría y la felicidad allí son indescriptibles14.
La felicidad de la vida eterna consistirá ante todo en la visión directa e inmediata de Dios. Esta visión no es solo un perfectísimo conocimiento intelectual, sino también comunión de vida con Dios, Uno y Trino. Ver a Dios es encontrarse con Él, ser felices en Él. De la contemplación amorosa de las Tres divinas Personas se seguirá en nosotros un gozo ilimitado. Todas las exigencias de felicidad y de amor de nuestro pobre corazón quedarán colmadas, sin término y sin fin. "Vamos a pensar lo que será el Cielo. Ni ojo vio, ni oído oyó, ni pasó a hombre por pensamiento cuáles cosas tiene Dios preparadas para los que le aman. ¿Os imagináis qué será llegar allí, y encontrarnos con Dios, y ver aquella hermosura, aquel amor que se vuelca en nuestros corazones, que sacia sin saciar? Yo me pregunto muchas veces al día: ¿qué será cuando toda la belleza, toda la bondad, toda la maravilla infinita de Dios se vuelque en este pobre vaso de barro que soy yo, que somos todos nosotros? Y entonces me explico bien aquello del Apóstol: ni ojo vio, ni oído oyó... Vale la pena, hijos míos, vale la pena"15.
III. Además del inmenso gozo de contemplar a Dios, de ver y de estar con Jesucristo glorificado, existe una bienaventuranza accidental, por la que gozaremos de los bienes creados que responden a nuestras aspiraciones. La compañía de las personas justas que más hemos querido en este mundo: familia, amigos; y también la gloria de nuestros cuerpos resucitados, porque nuestro cuerpo resucitado será numérica y específicamente idéntico al terreno: es preciso –indica San Pablo– que "este" ser corruptible se revista de incorruptibilidad, y que "este" ser mortal se revista de inmortalidad16. "Este", el nuestro, no otro semejante o muy parecido. "Importa mucho –afirma el Catecismo Romano– estar persuadidos de que este mismo cuerpo, y sin duda el mismo cuerpo que ha sido propio de cada uno, aunque se haya corrompido y reducido a polvo, sin embargo de eso ha de resucitar"17. Y San Agustín afirma con toda claridad: "Resucitará esta carne, la misma que muere y es sepultada (...). La carne que ahora enferma y padece dolores, esa misma ha de resucitar"18. Nuestra personalidad seguirá siendo la misma, y tendremos el propio cuerpo, pero revestido de gloria y esplendor, si hemos sido fieles. Nuestro cuerpo tendrá las cualidades propias de los cuerpos gloriosos: agilidad y sutileza –es decir, no estar sometidos a las limitaciones del espacio y del tiempo–, la impasibilidad –no habrá ya muerte, ni llanto ni gemido, ni habrá más dolor..., ni tendrán ya más hambre, ni más sed..., enjugará Dios toda lágrima de sus ojos19–, la claridad, la belleza.
"Creo en la resurrección de la carne", confesamos en el Símbolo Apostólico. Nuestros cuerpos en el Cielo tendrán características diferentes de las actuales, pero seguirán siendo cuerpos y ocuparán un lugar20, como ahora el Cuerpo glorioso de Cristo y el de la Virgen. No sabemos cómo ni dónde está ni cómo se forma ese lugar. La tierra de ahora se habrá transfigurado: vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habrán desaparecido... he aquí que hago todas las cosas nuevas21. Muchos Padres y Doctores de la Iglesia, y también muchos santos, piensan que la renovación de todo lo creado se desprende de la misma revelación.
El recuerdo del Cielo, próxima ya la fiesta de la Ascensión del Señor, nos debe llevar a una lucha decidida y alegre por quitar los obstáculos que se interpongan entre nosotros y Cristo, nos impulsa a buscar sobre todo los bienes que perduran y a no desear a toda costa los consuelos que acaban.
Pensar en el Cielo da una gran serenidad. Nada aquí es irreparable, nada es definitivo, todos los errores pueden ser reparados. El único fracaso definitivo sería no acertar con la puerta que lleva a la Vida. Allí nos espera también la Santísima Virgen.
1 Jn 14, 19-20. — 2 Cfr. Jn 14, 2. — 3 Jn 14, 3. — 4 Cfr. 1 Cor 4, 5; 11, 26; 1 Jn 2, 28. — 5 San Josemaría Escrivá, en Hoja informativa, n. 1, de su proceso de beatificación, p. 5. — 6 ídem, Camino, n. 139. — 7 San Cirilo de Jerusalén, Catequesis, 348, 18, 1. — 8 S. C. para la doctrina de la fe, Carta sobre algunas cuestiones referentes a la escatología, 17-V-1979. — 9 Cfr. Ex 3, 17. — 10 Jn 6, 39-40. — 11 Jn 17, 24. — 12 Cfr. Lc 13, 29; 14, 15. — 13 1 Cor 13, 12. — 14 1 Cor 2, 9. — 15 San Josemaría Escrivá, en Hoja informativa, n. 1, de su proceso de beatificación, p. 5. — 16 1 Cor 15, 53. — 17 Catecismo Romano, parte I, cap. XI, nn. 7-9; Cfr. S. C. para la doctrina de la fe, Declaración acerca de la traducción del artículo "carnis resurrectionem" del Símbolo Apostólico, 14-XII-1983. — 18 San Agustín, Sermón 264, 6. — 19 Cfr. Apoc 21, 3 ss. — 20 Cfr. M. Schmaus, Teología dogmática, vol. VII: Los Novísimos, Rialp, Madrid 1961, p. 514. — 21 Cfr. Apoc 21,1 ss.
___________________________________________________________________________________________
SAN JOSÉ OBRERO*
Memoria
— El trabajo, un don de Dios.
— Sentido humano y sobrenatural del trabajo.
— Amar el propio quehacer profesional.
I. Comerás el fruto de tu trabajo...1.
La Iglesia, al presentarnos hoy a San José como modelo, no se limita a valorar una forma de trabajo, sino la dignidad y el valor de todo trabajo humano honrado. En la Primera lectura de la Misa2 leemos la narración del Génesis en la que se muestra al hombre como partícipe de la Creación. También nos dice la Sagrada Escritura que puso Dios al hombre en el jardín del Edén para que lo cultivara y guardase3. El trabajo, desde el principio, es para el hombre un mandato, una exigencia de su condición de criatura y expresión de su dignidad. Es la forma en la que colabora con la Providencia divina sobre el mundo. Con el pecado original, la forma de esa colaboración, el cómo, sufrió una alteración: Maldita sea la tierra por tu causa -leemos también en el Génesis4-; con fatiga te alimentarás de ella todos los días de tu vida... Con el sudor de tu frente comerás el pan...
Lo que habría de realizarse de un modo apacible y placentero, después de la caída original se volvió dificultoso, y muchas veces agotador. Con todo, permanece inalterado el hecho de que la propia labor está relacionada con el Creador y colabora en el plan de redención de los hombres. Las condiciones que rodean al trabajo han hecho que algunos lo consideren como un castigo, o que se convierta, por la malicia del corazón humano cuando se aleja de Dios, en una mera mercancía o en "instrumento de opresión", de tal manera que en ocasiones se hace difícil comprender su grandeza y su dignidad. Otras veces, el trabajo se considera como un medio exclusivo de ganar dinero, que se presenta como fin único, o como manifestación de vanidad, de propia autoafirmación, de egoísmo..., olvidando el trabajo en sí mismo, como obra divina, porque es colaboración con Dios y ofrenda a Él, donde se ejercen las virtudes humanas y las sobrenaturales.
Durante mucho tiempo se despreció el trabajo material como medio de ganarse la vida, considerándolo como algo sin valor o envilecedor. Y con frecuencia observamos cómo la sociedad materialista de hoy divide a los hombres "por lo que ganan", por su capacidad de obtener un mayor nivel de bienestar económico, muchas veces desorbitado. "Es hora de que los cristianos digamos muy alto que el trabajo es un don de Dios, y que no tiene ningún sentido dividir a los hombres en diversas categorías según los tipos de trabajo, considerando unas tareas más nobles que otras. El trabajo, todo trabajo, es testimonio de la dignidad del hombre, de su dominio sobre la creación. Es ocasión de desarrollo de la propia personalidad. Es vínculo de unión con los demás seres, fuente de recursos para sostener a la propia familia; medio de contribuir a la mejora de la sociedad, en la que se vive, y al progreso de toda la Humanidad"5. Esto es lo que nos recuerda la fiesta de hoy6, al proponernos como modelo y patrono a San José, un hombre que vivió de su oficio, al que debemos recurrir con frecuencia para que no se degrade ni se desdibuje la tarea que tenemos entre manos, pues no raras veces, cuando se olvida a Dios, "la materia sale del taller ennoblecida, mientras que los hombres se envilecen"7. Nuestro trabajo, con ayuda de San José, debe salir de nuestras manos como una ofrenda gratísima al Señor, convertido en oración.
II. El Evangelio de la Misa8 nos muestra, una vez más, cómo a Jesús le conocen en Nazareth por su trabajo. Cuando vuelve Jesús a su tierra, sus vecinos decían: ¿No es este el hijo del carpintero? ¿No es su madre María?... En otro lugar se dice que Jesús siguió el oficio del que le hizo las veces de padre aquí en la tierra, como ocurre en tantas ocasiones: ¿No es este el carpintero, hijo de María?...9. El trabajo quedó santificado al ser asumido por el Hijo de Dios y, desde entonces, puede convertirse en tarea redentora, al unirlo a Cristo Redentor del mundo. La fatiga, el esfuerzo, las condiciones duras y difíciles, consecuencia del pecado original, se convierten con Cristo en valor sobrenatural inmenso para uno mismo y para toda la humanidad. Sabemos que el hombre ha sido asociado a la obra redentora de Jesucristo, "que ha dado una dignidad eminente al trabajo ejecutándolo con sus propias manos en Nazareth"10.
Cualquier trabajo noble puede llegar a ser tarea que perfecciona a quien lo realiza, a la sociedad entera, y puede convertirse, con todas sus incidencias, en medio para ayudar a otros a través de la comunión que existe entre todos los miembros del Cuerpo Místico de Cristo, que es la Iglesia. Pero para esto es necesario no olvidar el fin sobrenatural, además del humano, que deben tener todos los actos de la vida, incluso los que se presentan como más duros y difíciles: "el condenado a galeras bien sabe que rema con el fin de mover un barco, pero para reconocer que esto da sentido a su existencia, tendría que profundizar en el significado que el dolor y el castigo tiene para un cristiano; es decir, tendría que ver su situación como una posibilidad de identificarse con Cristo. Ahora bien, si por ignorancia o por desprecio no lo logra, llegará a odiar su "trabajo". Un efecto similar puede darse cuando el fruto o el resultado del trabajo (no su retribución económica, sino lo que se ha "trabajado", "elaborado" o "hecho") se pierde en una lejanía de la que casi no se tiene noticia"11. ¡Cuántos cada mañana, por desgracia, se dirigen a su "trabajo" como si fueran a galeras! A remar para un barco que no saben a dónde va, ni siquiera les importa. Solo esperan el fin de semana y la paga mensual. Ese trabajo, evidentemente, no dignifica, no santifica, difícilmente servirá para desarrollar la propia personalidad y ser un bien para la sociedad.
Pensemos hoy, junto a San José, en el amor y aprecio que tenemos a nuestra tarea, el cuidado que ponemos en acabarla con perfección, la puntualidad, el prestigio profesional, el sosiego –no reñido con la urgencia– con que lo llevamos a cabo, la consideración y el respeto que tenemos por todo trabajo, la laboriosidad... Si nuestro quehacer está humanamente bien hecho, podremos decir con la liturgia de la Misa de hoy: Señor, Dios nuestro, fuente de misericordia, acepta nuestra ofrenda en la fiesta de San José obrero, y haz que estos dones se transformen en fuente de gracia para los que te invocan12.
III. La obra bien hecha es la que se lleva a cabo con amor. Apreciar la propia profesión, el oficio al que nos dedicamos es, quizá, el primer paso para dignificarlo y para elevarlo al plano sobrenatural. Debemos poner el corazón en lo que tenemos entre manos, y no hacerlo "porque no hay más remedio". "Aquel hombre, hijo mío, que vino a verme esta mañana –¿sabes?, el de la cazadora color de tierra– no es un hombre honesto (...). Este hombre ejerce la profesión de caricaturista en un periódico ilustrado. Esto le da de qué vivir; esto le ocupa las horas de la jornada. Y, sin embargo, él habla siempre con asco de su oficio, y me dice: "¡Si yo pudiera ser pintor! Pero me es indispensable dibujar esas tonterías para comer. ¡No mires los muñecos, chico, no los mires! Comercio puro...". Quiere decir que él cumple únicamente por la ganancia. Y que ha dejado que su espíritu se vaya lejos de la labor que le ocupa las manos. Porque él tiene su labor por muy vil. Pero dígote, hijo, que si la faena de mi amigo es tan vil, si sus dibujos pueden ser llamados tonterías, la razón está justamente en que él no metió allí su espíritu. Cuando el espíritu en ella reside, no hay faena que no se vuelva noble y santa. Lo es la del caricaturista, como la del carpintero y la del que recoge las basuras (...). Hay una manera de dibujar caricaturas, de trabajar la madera (...), que revela que en la actividad se ha puesto amor, cuidado de perfección y armonía, y una pequeña chispa de fuego personal: eso que los artistas llaman estilo propio, y que no hay obra ni obrilla humana en que no pueda florecer. Manera de trabajar que es la buena. La otra, la de menospreciar el oficio, teniéndolo por vil, en lugar de redimirlo y secretamente transformarlo, es mala e inmoral. El visitante de la cazadora color de tierra es, pues, un hombre inmoral, porque no ama su oficio"13.
San José nos enseña a amar el oficio en el que empleamos tantas horas: el hogar, el laboratorio, el arado o el ordenador, el traer y llevar paquetes o el cuidar de la portería de aquel gran edificio... La categoría de un trabajo reside en su capacidad de perfeccionarnos humana y sobrenaturalmente, en las posibilidades que nos ofrece de sacar la familia adelante y de colaborar en obras buenas en favor de los hombres, en la ayuda que a través de él prestamos a la sociedad...
San José tuvo delante a Jesús mientras trabajaba. A veces le pedía que le sostuviera una madera mientras aserraba y, otras, le enseñaba a manejar el formón o la garlopa... Cuando estaba cansado miraba a su hijo, que era el Hijo de Dios, y aquella tarea adquiría un nuevo vigor porque sabía que con su trabajo estaba colaborando en los planes misteriosos, pero reales, de la salvación. Pidámosle hoy que nos enseñe a tener esa presencia de Dios que él tuvo mientras ejercía su oficio. No olvidemos a Santa María, a la que vamos a dedicar, con mucho amor, este mes de mayo que hoy comenzamos. No olvidemos ofrecer cada día alguna hora de trabajo o de estudio, más intensa, mejor acabada, en su honor.
1 Cfr. Antífona de entrada. Sal 127, 1-2. — 2 Gen 1, 26; 2, 3. — 3 Gen 2, 15. — 4 Gen 3, 17-19. — 5 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 47. — 6 Juan Pablo II, Exhor. Apost. Redemptoris custos, 15-VIII-1989, 22. — 7 Pío XI, Enc. Quadragesimo anno, 15-V-1931. — 8 Mt 13, 54-58. — 9 Mc 6, 3. — 10 Conc. Vat. II, Const. Gaudium et spes, 67. — 11 P. Berglar, Opus Dei, Rialp, Madrid 1987, p. 309. — 12 Misal Romano, Oración sobre las ofrendas. — 13 E. D'Ors, Aprendizaje y heroísmo; grandeza y servidumbre de la inteligencia, EUNSA, Pamplona 1973, pp. 19-20.
* Desde 1955 se celebra litúrgicamente la Memoria de San José Obrero. La Iglesia recuerda así -"a ejemplo de San José y con su patrocinio"- el valor humano y sobrenatural del trabajo. Todo trabajo humano es colaboración en la obra de Dios, Creador, y por Jesucristo se convierte -según el amor a Dios y la caridad con los demás- en verdadera oración y en apostolado.
___________________________________________________________________________________________
† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
Jeremías, Santo Profeta, Mayo 1
Profeta Etimológicamente significa "Dios me levanta". Viene de la lengua hebrea.
su labor apostólica. Sentía en sus carnes que parte del pueblo y sus gobernantes "pasaban" de él. "Señor, todos se burlan de mí. Cuando voy por las calles se ríen y y dicen: Allá va el de las malas noticias". Eran los desahogos del profeta ante Dios. |
___________________________________________________________________________________________
Segismundo, Santo Rey de Borgoña, Mayo 1
Rey de los burgundios Fue rey de la Borgoña desde el 516 hasta su muerte. Historia
|
___________________________________________________________________________________________
Mafalda de Portugal, Santa Abadesa, 1 de mayo
Mafalda de Borgoña y de Barcelona Infanta de Portugal y reina de Castilla. Era hija de Sancho I el Poblador y de su mujer, Dulce de Barcelona. |
___________________________________________________________________________________________
Orencio y Paciencia, Santos Esposos y Mártires, Mayo 1
Esposos y Mártires Etimológicamente significan "amaneciente", de la lengua griega, y "paciente", de la lengua latina. |
___________________________________________________________________________________________
Agustín Schoeffler, Santo Sacerdote y Mártir, Mayo 1
Nació el 22 de Noviembre de 1822 en Mittelbronn, Mosela, Francia. |
___________________________________________________________________________________________
Aldebrando de Fossombrone, Beato Obispo, Mayo 1
Etimológicamente significa "governante con la espada", viene del germánico. |
___________________________________________________________________________________________
Clemente Septyckyj, Beato Sacerdote y Mártir, 1 de mayo
Mártir Clemente Septyckyj, era el hermano menor del obispo greco-católico Andrés Septyckyj, nació el 17 de noviembre de 1869 en el villorio de Prylbychi, en la provincia de Lviv (Ucrania). |
___________________________________________________________________________________________
Juan Luis Bonnard, Santo Sacerdote y Mártir, Mayo 1
Nació el 1 de marzo de 1824, en Saint Christot-en-Jarret, poblado del departamenteo de Loira, Francia. |
___________________________________________________________________________________________
Fuente: Devocionario.com
Peregrino Laziosi, Santo Patrón de los enfermos de Cáncer y SIDA, Mayo 1
Patrón de los enfermos de Cáncer y SIDA Fecha canonización: 1726 por Benedicto XIII ORACIÓN A SAN PEREGRINO, |
___________________________________________________________________________________________
Fuente: Vatican.va
Ricardo Pampuri, Santo Religioso, Mayo 1
HERMINIO FELIPE PAMPURI en religión Fr. Ricardo, décimo de once hijos, nació el 2 de agosto de 1897 en Trivolzio (Pavia) de Inocencio y de Angela Campari, y fue bautizado el día siguiente. |
___________________________________________________________________________________________
Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
Si NO desea el evangelio, santoral y meditación diaria y sólo artículos interesantes censurados por la prensa (la mayoría), unos 4 por semana escriba a: ave-maria-purisima+subscribe@googlegroups.com (responder el mensaje de confirmación).
Para de-suscribirse escribir desde su casilla de email a:
REEMPLACEporNOMBREdelGRUPO+unsubscribe@googlegroups.com
Si no se desuscribe es porque recibe el mensaje en su otro email que le reenvía al actual: debe escribir desde ese otro email.