jueves, 10 de diciembre de 2015

Jueves del Santísimo Sacramento. 10/12/2015. Nuestra Señora de Loreto ¡ruega por nosotros!

JA

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 11, 11-15

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo dijo Jesús a la gente:
"Les aseguro que no ha surgido entre los hombres nadie mayor que Juan el Bautista; sin embargo,
el más pequeño en el Reino de los cielos es mayor que él.
Desde que apareció Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los cielos sufre violencia, y los violentos pretenden apoderarse de él. Pues todos los profetas y la ley anunciaron esto hasta que vino Juan. Y es que, lo acepten o no, él es Elías, el que tenía que venir.
El que tenga oídos, que oiga".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.

El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu

El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

"El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?

Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).

Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?

Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html

Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).

 

 

Misal

 

jue 2a. Adviento

Antífona de Entrada

Tú estás cerca, Señor, y todos tus caminos son derechos. Desde el principio comprendí que tu alianza la estableciste para siempre.

 

Oración Colecta

Oremos:
Haz, Señor, que nos decidamos a preparar los caminos de tu Hijo, para que por el misterio de su venida podamos servirte con un corazón limpio.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

Yo soy tu redentor, el Dios de Israel

Lectura de libro del profeta Isaías 41, 13-20

Yo, el Señor tu Dios, sostengo tu brazo y te digo: "No temas, yo mismo te auxilio". No temas, gusanito de Jacob, oruga de Israel; yo te auxilio, palabra del Señor; tu redentor es el Santo de Israel.
Te convertiré en trilladora afilada, trilladora nueva de doble filo; trillarás los montes hasta molerlos, reducirás a paja las colinas. Los echarás al viento y éste se los llevará, el ventarrón los esparcirá. Y tú podrás alegrarte gracias al Señor, gracias al Santo de Israel te gloriarás. Los necesitados y los pobres buscan agua y no la encuentran; su lengua está reseca por la sed.
Pero yo, el Señor, los atenderé; yo, el Dios de Israel, no los abandonaré. Haré que broten ríos en las colinas secas y fuentes en medio de los valles; trasformaré el desierto en estanque, la tierra árida en manantiales de agua. Pondré en el desierto cedros, acacias, mirtos y olivares; plantaré en la llanura abetos, y también cipreses y olmos, para que vean y sepan, para que reflexionen y aprendan que el poder del Señor ha hecho esto, que el Santo de Israel lo ha creado.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 144, 1 y 9.10-11.12-13ab

Bueno es el Señor para con todos.

Te glorificaré, rey y Dios mío, bendeciré tu nombre por siempre. El Señor es bondadoso con todos, a todas sus obras se extiende su ternura.
Bueno es el Señor para con todos.

Que tus obras te den gracias, Señor, y tus fieles te bendigan; que proclamen la gloria de tu reinado y hablen de tus hazañas.
Bueno es el Señor para con todos.

Das a conocer a los hombres tus hazañas, la gloria y el esplendor de tu reinado. Tu reinado es eterno, tu gobierno permanece para siempre.
Bueno es el Señor para con todos.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Dejen, cielos, caer su rocío y que las nubes lluevan al justo; que la tierra se abra y haga germinar al Salvador.
Aleluya.

Evangelio

No ha habido ninguno más grande que Juan el Bautista

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 11, 11-15

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo dijo Jesús a la gente:
"Les aseguro que no ha surgido entre los hombres nadie mayor que Juan el Bautista; sin embargo,
el más pequeño en el Reino de los cielos es mayor que él.
Desde que apareció Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los cielos sufre violencia, y los violentos pretenden apoderarse de él. Pues todos los profetas y la ley anunciaron esto hasta que vino Juan. Y es que, lo acepten o no, él es Elías, el que tenía que venir.
El que tenga oídos, que oiga".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobre las Ofrendas

Acepta, Señor, estas ofrendas que hemos tomado de tus mismos dones, y concédenos que esta Eucaristía que estamos celebrando nos alcance la salvación eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

Las dos venidas de Cristo

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Quien al venir por vez primera en la humildad de nuestra carne, realizó el plan de redención trazado desde antiguo y nos abrió el camino de la salvación; para que cuando venga de nuevo en la majestad de su gloria, revelando así la plenitud de su obra, podamos recibir los bienes prometidos que ahora, en vigilante espera, confiamos alcanzar.
Por eso,
con los ángeles y arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:

Antífona de la Comunión

Vivamos en este mundo como seres humanos responsables, justos y que sirven a Dios, en espera de que se cumpla la feliz esperanza: la manifestación gloriosa de Jesucristo, nuestro Dios y salvador.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Como fruto de nuestra participación en este sacramento de vida eterna, enséñanos, Señor a no sobrevalorar las cosas terrenales y a estimar las del cielo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Meditación diaria

Adviento. 2ª semana. Jueves

COMENZAR DE NUEVO

— Hemos de luchar contra los propios defectos y pasiones hasta el final de nuestros días. La vida cristiana no es compatible con el aburguesamiento.

— Contar con las derrotas. Recomenzar muchas veces.

— El Señor desea que comencemos de nuevo después de cada fracaso: ese es el fundamento de nuestra esperanza.

I. En estos días de Adviento se nos presenta la figura de Juan el Bautista como modelo para imitar en muchas virtudes, y como figura dispuesta por Dios para preparar la llegada del Mesías. Con él se cierra el Antiguo Testamento y se llega al umbral del Nuevo.

El Señor nos anuncia en el Evangelio de la Misa de hoy que desde los días de Juan hasta ahora el Reino de los Cielos padece violencia, y quienes se esfuerzan lo conquistan1. Padece violencia la Iglesia por parte de los poderes del mal, y padece violencia el alma de cada hombre, inclinada al mal como consecuencia del pecado original. Será necesario luchar hasta el final de nuestros días para seguir al Señor en esta vida y contemplarle eternamente en el Cielo. La vida del cristiano no es compatible con el aburguesamiento, la comodidad y la tibieza. «Hay quien no es capaz ni siquiera de cambiarse de sitio por Dios. Quisieran sentir gustos y consuelos de Dios sin hacer más esfuerzos que tragar lo que Él les echa en la boca, y gozar lo que les pone en el corazón sin mortificarse ellos en nada; sin dejar sus gustos y veleidades. Pero esperan en vano. Porque mientras ellos no salgan a buscar a Dios, por mucho que le llamen, no le encontrarán»2.

Ahora es un momento especialmente propicio para que examinemos cómo luchamos contra las propias pasiones, los defectos, el pecado, el mal carácter... Esa lucha «es fortaleza para combatir las propias debilidades y miserias, valentía para no enmascarar las infidelidades personales, audacia para confesar la fe también cuando el ambiente es contrario.

»Hoy, como ayer, del cristiano se espera heroísmo. Heroísmo en grandes contiendas, si es preciso. Heroísmo –y será lo normal– en las pequeñas pendencias de cada jornada»3.

Esta lucha que nos pide el Señor a lo largo de toda nuestra vida, y especialmente en estos tiempos litúrgicos en que se nos manifiesta de modo más cercano en su Santísima Humanidad, se concretará muchas veces en fortaleza para cumplir delicadamente nuestros actos de piedad con el Señor, sin abandonarlos por cualquier otra cosa que se nos presente, sin dejarnos llevar por el estado de ánimo de ese día o de ese momento; se concretará en el modo de vivir la caridad, corrigiendo formas destempladas del carácter (del mal carácter), esforzándonos por tener detalles de cordialidad, de buen humor, de delicadeza con los demás; en realizar bien el trabajo, que hemos ofrecido a Dios; en hacer un apostolado eficaz a nuestro alrededor; en poner los medios oportunos para que nuestra formación no se estanque... Ordinariamente será una lucha en lo pequeño. «Oigamos al Señor, que nos dice: quien es fiel en lo poco, también lo es en lo mucho, y quien es injusto en lo poco, también lo es en lo mucho (Lc16,10). Que es como si nos recordara: lucha cada instante en esos detalles en apariencia menudos, pero grandes a mis ojos; vive con puntualidad el cumplimiento del deber; sonríe a quien lo necesite, aunque tú tengas el alma dolorida; dedica, sin regateo, el tiempo necesario a la oración; acude en ayuda de quien te busca; practica la justicia, ampliándola con la gracia de la caridad»4.

Nuestro amor al Señor se expresará en recomenzar muchas veces en este esfuerzo diario para no dejarnos vencer por la comodidad y la pereza, siempre al acecho. «El diablo no duerme, ni es aún la carne muerta, por eso no ceses de prepararte para la batalla. A la diestra y a la siniestra están los enemigos, que nunca descansan»5. No descansemos tampoco nosotros en una lucha alegre y con metas concretas. El Señor está de nuestro lado y ha puesto un Ángel Custodio que nos prestará inestimables ayudas, si acudimos a él.

II. En nuestro andar hacia el Señor no siempre venceremos. Muchas derrotas serán de escaso relieve; otras sí tendrán importancia, pero el desagravio y la contrición nos acercarán más a Dios. Y comenzaremos de nuevo, con la ayuda del Señor, sin desánimos ni pesimismo, que son fruto de la soberbia, sino con paciencia y humildad para empezar una vez más aunque no veamos fruto alguno.

En muchísimas ocasiones oiremos al Espíritu Santo: Vuelve a empezar..., sé constante, no importa el reciente fracaso, no importan todas las experiencias negativas anteriores juntas..., vuelve a empezar con más humildad, pidiendo más ayuda a tu Señor.

En lo humano, la genialidad es fruto, normalmente, de una prolongada paciencia, de un esfuerzo repetido incesantemente y mejorado sin cesar. «El sabio repite sus cálculos y renueva sus experiencias, modificándolas hasta dar con el objeto de sus investigaciones. El escritor retoca veinte veces su obra. El escultor rompe uno después de otro sus intentos hasta que expresan su creación interior... Todas las creaciones humanas son fruto de una perpetua vuelta a empezar»6. En lo sobrenatural, nuestro amor al Señor no se manifiesta tanto en los éxitos que creemos haber alcanzado como en la capacidad de comenzar de nuevo, de renovar la lucha interior. La mediocridad espiritual, la tibieza, es, por el contrario, el abandono y la dejadez en nuestros propósitos y metas de vida interior. En el camino que conduce a Dios, «dormir es morir»7. El desánimo, que lleva siempre en sí mismo un punto de soberbia y de excesiva confianza en uno mismo, induce al abandono de los propósitos y metas que el Espíritu Santo sugirió un día en la intimidad del corazón.

Con frecuencia, el progreso de la vida interior viene después de fracasos, quizá inesperados, ante los que reaccionamos con humildad y deseos más firmes de seguir al Señor. Se ha dicho con razón que la perseverancia no consiste en no caer nunca, sino en levantarse siempre. «Cuando un soldado que está combatiendo recibe alguna herida o retrocede un poco, nadie es tan exigente o tan ignorante de las cosas de la guerra que piense que eso es un crimen. Los únicos que no reciben heridas son los que no combaten; quienes se lanzan con más ardor contra el enemigo son quienes reciben los golpes»8.

Pidámosle a la Virgen la gracia de no abandonar jamás nuestra lucha interior, aunque sea triste y catastrófica nuestra experiencia anterior, y la gracia y la humildad de recomenzar siempre.

Pidámosle también hoy a Nuestra Señora ser constantes en nuestro apostolado, aunque aparentemente no se vea fruto alguno. Un día, quizá cuando ya estemos en su presencia, el Señor nos hará contemplar los frutos de un apostolado que en ocasiones nos parecía estéril, y que fue siempre eficaz. La semilla que se siembra da siempre su fruto: una, cien; otra sesenta; otra, treinta...9. Mucho fruto para una sola semilla.

III. Levantaos, alzad la cabeza. Se acerca vuestra liberación10.

Se nos narra en los Hechos de los Apóstoles que un día Pedro y Juan subían al Templo para orar y se encontraron con un cojo de nacimiento que pedía limosna. Entonces Pedro le dijo: No tengo plata ni oro; pero lo que tengo, eso te doy: en el nombre de Jesucristo Nazareno levántate y anda11.

En el nombre de Jesucristo... Así hemos de recomenzar nosotros en el apostolado y en nuestra lucha contra todo lo que intenta separarnos de Dios. Esa es nuestra fuerza. No comenzamos de nuevo por un empeño personal, como si tratáramos de afirmar que nosotros podemos sacar adelante las cosas. Nosotros no podemos nada. Precisamente, cuando nos sentimos débiles, la fuerza de Cristo habita en nosotros12. ¡Y es una fuerza poderosa!

Como San Pedro que, después de aquella noche perdida en la que no había pescado nada, echa de nuevo las redes al mar solo porque el Señor se lo manda: Maestro, le dice, toda la noche hemos estado fatigándonos y no hemos cogido nada; pero porque Tú lo dices echaré la red13. A pesar del cansancio, a pesar de que no es hora para pescar, aquellos hombres volverán a tomar las redes, que ya estaban lavando para otro día. Los elementos humanos que hacían aconsejable la pesca han quedado atrás. El motivo de iniciar de nuevo la tarea es la confianza de Pedro en su Señor. Pedro obedece sin más razonamientos.

El fundamento de nuestra esperanza está en que el Señor desea que recomencemos de nuevo cada vez que hemos tenido un fracaso, quizá aparente, en nuestra vida interior o en nuestro apostolado. «Porque Tú me lo dices, Señor, comenzaré de nuevo». Si vivimos así, eliminaremos para siempre en nuestra vida el fantasma del desaliento, que a tantas almas ha sumido en la mediocridad espiritual y en la tristeza.

Recomienza de nuevo... Nos lo dice Jesús con especial intimidad en estos días en que la Navidad se acerca. «Cuando tu corazón caiga, levántalo, humillándote profundamente ante Dios con reconocimiento de tu miseria, sin maravillarte de haber caído, pues no tiene nada de admirable que la enfermedad sea enferma, la debilidad débil, y la miseria mezquina. Sin embargo, detesta con todas tus fuerzas la ofensa que has hecho a Dios y, con valor y confianza en su misericordia, prosigue el camino de la virtud que habías abandonado»14.

1 Mt 11, 12. — 2 San Juan de la Cruz, Cántico espiritual, 3, 2. — 3 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 82. — 4 Ibídem, 77. — 5 T. Kempis, Imitación de Cristo, II, 9, 8. — 6 G. Chevrot, Simón Pedro, Madrid 1980, p. 34. — 7 San Gregorio Magno,Hom. 12 sobre los Evangelios. — 8 San Juan Crisóstomo, Exhort. II a Teodoro 5.  9Mt 13, 8. — 10 Cfr. Is 35, 4. — 11 Hech 3, 6. — 12 2 Cor 11-12. — 13 Lc 5, 5. — 14San Francisco de Sales, Introd. a la vida devota, 3, 9.

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10 de diciembre

NUESTRA SEÑORA DE LORETO*

Memoria

— La casa de Nazareth.

— El hogar de Nazareth, modelo que han de imitar los hogares cristianos.

— Hacer la vida amable a quienes conviven con nosotros.

I. El culto de la Santísima Virgen bajo la advocación de Nuestra Señora de Loreto "está vinculado, según la antigua y viva tradición, a la casa de Nazareth; la casa en la que, como recuerda el Evangelio de la Misa de hoy, María habitó después de los desposorios con José; la casa de la Sagrada Familia"1, el hogar que con tanto cariño prepararía San José para recibir a Santa María. Esta morada fue en primer lugar la casa de María, pues "toda casa es, ante todo, santuario de la madre. Y ella lo crea de modo especial con su maternidad"2. Dios desea "que los hijos de la familia humana, al venir al mundo, tengan un techo sobre su cabeza, que tengan una casa. Sin embargo, la casa de Nazareth, como sabemos, no fue el lugar del nacimiento del Hijo de María e Hijo de Dios. Probablemente, todos los antepasados de Cristo, de los que habla la genealogía del Evangelio de hoy según San Mateo, venían al mundo bajo el techo de una casa. Esto no se le concedió a Él. Nació como un extraño en Belén, en un establo. Y no pudo volver a la casa de Nazareth, porque, obligado a huir desde Belén a Egipto por la crueldad de Herodes, solo después de morir el rey, José se atrevió a llevar a María con el Niño al hogar de Nazareth. Y desde entonces en adelante, esa casa fue el lugar de la vida cotidiana, el lugar de la vida oculta del Mesías; la casa de la Sagrada Familia. Fue el primer templo, la primera iglesia en la que la Madre de Dios irradió su luz con su maternidad. La irradió con su luz, procedente del gran misterio de la Encarnación; del misterio de su Hijo"3.

Sus muros fueron testigos del amor entrañable de los miembros de la Sagrada Familia, del trabajo escondido de los seres que Dios más amó en el mundo. Esta morada, llena de luz y de amor, limpia, alegre, de servicio gustoso, es el modelo de todos los hogares cristianos. En ella se reflejaría el alma de María; los modestos adornos, el orden, la limpieza, hacían que Jesús y José, después de una jornada de trabajo, encontraran el descanso junto a Nuestra Señora. El cuidado material de nuestros hogares, a veces rodeados de una gran pobreza, de unos muebles modestos, nunca es indiferente para esa convivencia en la que debemos encontrar a Dios. La Virgen María nos enseña hoy a que sean también muestra de caridad hacia los demás.

II. Ante el Cielo, aquella casa de Nazareth resplandecía de luz, porque allí se encontraba la Luz del mundo. A la vez, fue un hogar que sobresalía por su limpieza, por el buen gusto dentro de su pobreza, por el cuidado de las cosas... Nuestra Señora preparó la comida muchas veces, remendó la ropa y procuró que aquel hogar estuviera siempre acogedor. ¡Con qué amor serviría Santa María a Jesús y a José! ¡Cómo estaría pendiente de esos momentos del mediodía cuando hacían un parón en el trabajo, o al atardecer cuando daban por concluida su tarea! En el calor de intimidad de aquel hogar fue creciendo el Hijo de Dios, hasta que llegó el tiempo prefijado desde la eternidad para iniciar su predicación por ciudades y aldeas. Siempre tendría presentes aquellas paredes y aquel lugar pobre, pero ordenado y limpio, humanamente agradable. Cuando, en su ministerio público, Jesús volvió a Nazareth recordaría momentos inolvidables junto a su Madre y a San José. Entre las cosas que Santa María guardaba en su corazón4 estarían sin duda tantos pequeños sucesos corrientes de su Hijo, que fueron la alegría de su alma. "No olvidemos que la casi totalidad de los días que Nuestra Señora pasó en la tierra transcurrieron de una manera muy parecida a las jornadas de otros millones de mujeres, ocupadas en cuidar de su familia, en educar a sus hijos, en sacar adelante las tareas del hogar. María santifica lo más menudo, lo que muchos consideran erróneamente como intrascendente y sin valor: el trabajo de cada día, los detalles de atención hacia las personas queridas, las conversaciones y las visitas con motivo de parentesco o de amistad. ¡Bendita normalidad, que puede estar llena de tanto amor de Dios!"5.

Dios quiere que sus hijos nazcan, vivan y se formen en un hogar, que ha de ser imitación del de Nazareth. Aunque la mujer está llamada a desempeñar funciones capitales en otros trabajos en bien de la sociedad, la dedicación al cuidado de su hogar ocupará un lugar central en su vida, pues es allí donde principalmente, a través de múltiples detalles, ejerce esa maternidad sobre los suyos, el encargo más excelente que ha recibido del Señor. Y marido y mujer no deben olvidar "que el secreto de la felicidad conyugal está en lo cotidiano, no en ensueños. Está en encontrar la alegría escondida que da la llegada al hogar; en el trato cariñoso con los hijos; en el trabajo de todos los días, en el que colabora la familia entera; en el buen humor ante las dificultades, que hay que afrontar con deportividad; en el aprovechamiento también de todos los adelantos que nos proporciona la civilización, para hacer la casa agradable, la vida más sencilla, la formación más eficaz"6.

En la Sagrada Familia tenemos el modelo que hemos de mirar muchas veces. "Nazareth es la escuela donde empieza a entenderse la vida de Jesús, es la escuela donde se inicia el conocimiento de su Evangelio. Aquí aprendemos a observar, a escuchar, a meditar, a penetrar en el sentido profundo y misterioso de esta sencilla, humilde y encantadora manifestación del Hijo de Dios entre los hombres. Aquí se aprende incluso, quizá de una manera casi insensible, a imitar esta vida"7. ¡Cuántas veces en nuestra oración mental hemos entrado en aquella casa modesta de Nazareth y hemos contemplado a Jesús, a María y a José mientras trabajan, y en los muchos detalles que tendrían entre sí, en la convivencia diaria!

Examinemos hoy junto a la Sagrada Familia si nuestros hogares son un reflejo de aquel de Nazareth: si procuramos que Jesús ocupe el centro de los pensamientos y del amor de todos, si mantenemos despierto el espíritu de servicio, si nos desvivimos por hacer la vida amable a los demás; o si, por el contrario, se dan riñas frecuentes, si nos preocupamos excesivamente de lo nuestro, si por presiones del ambiente dejamos esas costumbres cristianas que tanto ayudan a tener presente a Dios: la bendición de la mesa, el rezo de alguna oración en común, el asistir juntos a la Misa del domingo o de alguna fiesta principal...

III. "¡Qué gran ejemplo de convivencia cotidiana! afirmaba León XIII, refiriéndose a la Sagrada Familia. ¡Qué perfecta imagen de un hogar! Allí se vive con sencillez de costumbres y calor humano; en constante armonía de sentimientos; sin desorden, con mutuo respeto; con amor sincero, sin fingimientos, plenamente operativo por la perseverancia en el cumplimiento del deber, que tanto atrae a los que lo contemplan"8. Es allí donde debemos mirar para reproducir en nuestras familias el ejemplo de Jesús, María y José.

El calor de hogar no solo depende de la madre aunque su función no es fácilmente sustituible, sino de la aportación personal de cada uno. Hemos de vivir pensando en los demás, usar de las cosas de tal manera que haya algo que ofrecer siempre a otros, cuidar de las tradiciones propias de cada familia... ¡Cuánta semejanza puede haber entre nuestra vida y la de Jesús, María y José en la casa de Nazareth! Todo transcurrió allí con la más completa normalidad, sin acontecimientos de extraordinario relieve externo. El Señor no nos pide sacrificios llamativos. Nos busca, sin embargo, en la propia familia, en mil pequeños detalles de entrega: una sonrisa para aquel que se encuentra más cansado, adelantarnos en los pequeños servicios que requiere toda convivencia, no manifestar desagrado por cosas de poca importancia, vencer el malhumor para no hacer daño a los demás, estar atentos al santo o cumpleaños de quienes conviven con nosotros, festejar en familia esos aniversarios y fiestas especialmente ligados a todos...

"Acepta, ¡oh Señora de Loreto! oraba el Papa Juan Pablo II en este Santuario, Madre de la casa de Nazareth, esta peregrinación mía y nuestra, que es una gran oración común por la casa del hombre de nuestra época: por la casa que prepara a los hijos de toda la tierra para la casa eterna del Padre en el Cielo"9. A Ella le pedimos que nos enseñe a cuidar del propio hogar, como del lugar querido por Dios para aprender y ejercitar las virtudes humanas y sobrenaturales y para restaurar las fuerzas perdidas en orden a una mayor eficacia en el servicio que prestamos a la sociedad con nuestro trabajo, y en el apostolado. Le pedimos que nuestras casas "constituyan esos hogares vivos del amor, en los cuales el hombre puede calentarse cada día"10, y que sean anticipo de la Casa del Cielo, un cielo aquí en la tierra.

1 Juan Pablo II, Homilía en Loreto, 8-IX-1979. — 2 Ibídem. — 3 Ibídem. — 4 Cfr. Lc 2, 51. — 5 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 148. — 6 Conversaciones con Monseñor Escrivá de Balaguer, n. 91. — 7 Pablo VI, Homilía en Nazareth, 5-I-1964. — 8 León XIII, Enc. Laetitiae sanctae, 8-IX-1893, 3. — 9 Juan Pablo II, loc cit. — 10 ídem, Exhort. Apost. Familiaris consortio, 22-IX-1981, 37.

* En el Santuario de Loreto, según antigua tradición, se conserva la Santa Casa, donde la Virgen nació y recibió el anuncio de su divina maternidad. El pequeño edificio, tal como aparece hoy, consiste en una pieza rectangular, construida con piedras arenosas de sillería unidas por argamasa de barro; la parte superior es de ladrillo. Las paredes no son visibles desde el exterior, habiendo sido incluidas en el siglo xvi en un monumental revestimiento marmóreo. La imagen de la Virgen es obra reciente, y sustituye a una procedente del siglo xvi que fue destruida en el incendio de 1921. Loreto fue, desde muy antiguo, centro de peregrinaciones y foco de piedad mariana.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

La Virgen de Loreto

Patrona de los aviadores.

Loreto significa: rodeado de árboles de laurel.

En el norte de Italia hay un santuario mariano sumamente famoso, visitado continuamente por millares de peregrinos. Se llama la Casita de Nazaret en Loreto.

A este santuario han ido en peregrinación famosos santos. Por ej. San Carlos Borromeo, San Luis Gonzaga, Santa Teresita, San José Cupettino, San Juan Bosco, los Pontífices Juan XXIII, Pablo VI, y Juan Pablo II, y muchos más. Es un templo muy amado por los católicos de Europa.

Empezó a existir este santuario cuando los Cruzados tomaron a Jerusalén y hacia el año 1200 empezaron a llevar a Italia materiales de la Tierra Santa para construir una réplica o imitación de lo que pudo ser la casita de Jesús, José y María de Nazaret.

Cuando después de muchos viajes portando materiales lograron hacer una edificación parecida a la que pudo habitar la Sagrada Familia, comenzaron a invitar a los devotos a visitar aquel lugar sagrado y a honrar en él a la Madre de Dios.

Y, como sucede en los santuarios de todo el mundo, comenzaron a obrarse allí admirables milagros. Los santuarios son precisamente lugares donde Dios, misteriosamente, sin saber por qué, concede impresionantes favores a los que van allí a pedirle su ayuda. Quizás porque la fe del peregrino es muy viva y se aumenta con el contagio del fervor de los demás orantes en ese lugar, en cada santuario se consiguen gracias que en otras partes no se habían logrado obtener. Y esto sucede en Loreto continuamente.

Algunos, para darle más poesía a la existencia de la Casa de Loreto, llegaron a afirmar que esa construcción había sido llevada por los ángeles, volando por los aires, desde Nazaret. Por eso la Virgen de Loreto es Patrona de los aviadores. Esa narración es sólo una bella leyenda, pero a la gente le gustó y algunos hasta la creyeron.

Nosotros al recordar hoy en esta fiesta la Vida de María, José y el Divino Niño en Nazaret, nos alegramos de ser amigos y devotos de tan santas y amables personas, y pedimos a Jesús, José y María que sigan bendiciendo cada día más y más a nuestras familias y a nuestras casas. Quiera Dios que cada uno de nuestros hogares sea una réplica o imitación fiel del santo Hogar de Nazaret.

Jesús, José y María: Bendecid nuestros hogares.

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Milciades (Melquiades), Santo Papa, 10 de diciembre  

Milciades (Melquiades), Santo

Diciembre 10
Papa

 

Etimológicamente significa "de tez roja". Viene de la lengua griega.

Dice marcos: "Se acercó un leproso a Jesús y le suplicó de rodillas: Si quieres, puedes limpiarme. Conmovido, Jesús extendió la mano al leproso, le tocó y le dijo: Quiero. Quedas limpio".

Fue Papa en el siglo IV.

Bajo su pontificado la Cruz llegó a ser signo de infamia hasta que se convirtió en signo de gloria y augurio de victoria.

Y no solamente en la Iglesia, sino incluso en los estandartes del emperador Constantino.

Sin que exista una buena razón, bajo su pontificado, la Cruz y el cristianismo cayeron bajo sospecha.

Era de origen africano. Debía encontrarse en Roma cuando se desencadenó la persecución de Diocleciano.

Cuando lo eligieron Papa, ocurrió algo importante.

Galerio escribió un edicto de tolerancia religiosa. Gracias a Dios, lo suscribieron después dos emperadores más, Licino y Constantino.

Macencio no lo había firmado y seguía con sus persecuciones, pero duró poco.

En seguida abandonó las persecuciones.

El Papa se valió de este cambio político para organizar la Iglesia..

Intentó recuperar todos los bienes que le había robado. Para ello envió a diáconos a recogerlos.

Tras la batalla de Milvio, entró Constantino y el signo de la Cruz.

Se inició la catedral de Roma, el Laterano.

Milcíades estuvo poco tiempo de pontificado.
Le sucedió san Silvestre.

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Fuente: Wikipédia
Gregori III, Santo Papa, 10 Diciembre  

Gregori III, Santo

XC Papa



Gregorio III, papa de la Iglesia Católica entre el 18 de marzo de 731 y su muerte, en noviembre de 741.

Nacido en Siria, fue elevado por el pueblo a la silla pontificia durante los funerales de Gregorio II.

Combatió a los lombardos e iconoclastas pero murió sin haber erradicado la herejía de estos últimos.

Ganó por su caridad el sobrenombre de Amigo de los pobres y no sólo excomulgó al emperador de Oriente, León III, como hereje iconoclasta, sino que le insultó en distintas cartas tratándolo de bárbaro e indigno de reinar.

Tuvo con el rey de Lombardía, Luitprando, trato doble: primero se hizo su amigo para que no se apoderase de Roma y para que le cediera los pueblos de su provincia, luego acogió a los duques de Spoleto y de Benevento, rebeldes, uniéndose a ellos contra su bienhechor.

Y como éste trató de vengarse, Gregorio reconociendo su debilidad, envió primeros, segundos y terceros embajadores a Carlos Martel, duque de Francia, para que le socorriera contra Luitprando.

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Fuente: Vatican.va
Marco Antonio Durando, Beato Presbítero y Fundador, 10 de diciembre  

Marco Antonio Durando, Beato

Presbítero
Fundador de la Congregación de las Hermanas de Jesús Nazareno

Martirologio Romano: En Turín, del Piamonte, en Italia, beato Marco Antonio Durando, presbítero de la Congregación de la Misión, que fundó la Congregación de las Hermanas de Jesús Nazareno, para cuidar enfermos y jóvenes abandonados (1880).

Etimológicamente: Marco = variante de Marco = Aquel que es varonil, masculino, es de oriten latino.

 

Marco Antonio nació el 22 de mayo de 1801, en Mondoví, en la ilustre familia de los Durando, cuya casa daba a la Plaza Mayor y estaba cerca de la catedral y de la iglesia de la Misión. Al revés que su madre, que era persona muy piadosa y que inspiró la religiosidad y la fe en el corazón de sus ocho hijos, el padre tenía ideas liberales y era de tendencia laica y agnóstica. Dos de los hijos, de manera especial, profesaron tales convicciones y se implicaron en los sucesos del Risorgimento italiano. Ocuparon puestos de relieve en la vida política y militar. Santiago fue ministro de asuntos exteriores en el gobierno Rattazzi, de 1862. Juan, general y jefe de las tropas pontificias, en 1848, desobedeció las órdenes de Pío IX llevando a las tropas pontificias más allá del Po para cerrar el paso a los austríacos. Una vez que regresó al ejército piamontés, participó con Carlos Alberto en la batalla de Novara, en la expedición de Crimea y en las guerras de independencia.

La pasión misionera.

Marco Antonio salió más a la madre. A los 15 años manifestó el deseo de marchar como misionero a China. Entró en la Congregación de la Misión, que por entonces se estaba reconstruyendo en Italia. A los 18 años emitió los votos perpetuos y el 12 de junio de 1824 fue ordenado sacerdote. Durante cinco años permaneció en Casale Monferrato y después, desde 1829 hasta su muerte, en la casa de Turín, de la que fue superior dos años después de llegar. En lugar de ir a China, su destino fueron las misiones populares, en las que expresó la pasión misionera del anuncio de Cristo. Sostuvo y difundió la recién nacida obra de la Propagación de la Fe, instituida en Lyon en 1822. En la plenitud de su responsabilidad como Visitador, en 1855, inauguró el colegio Brignole-Sale para las misiones extranjeras con el objetivo de formar sacerdotes para las misiones ad gentes.

En los años jóvenes de su primer sacerdocio, su dinamismo misionero fue absorbido por las misiones, que predicó en muchos pueblos del Piamonte. Huyendo de los extremismos, tanto del laxismo como del rigorismo jansenista, el padre Durando predicó la misericordia de Dios, atrayendo a las gentes a la conversión: "La gente —relata un cronista de la misión de Bra— se agolpaba para oírlo y estaba tan silenciosa y atenta oyéndolo como si fuese un único hombre". En estas misiones no se limitó a predicar, sino que allí donde encontraba situaciones graves de pobreza, de acuerdo con los cohermanos, actuaba de modo concreto. En Locana, por ejemplo, hizo "convertir todo el legado económico de la misión, que consistía en 700 liras, en harina de maíz para los pobres del pueblo", practicando así la enseñanza de San Vicente de actuar espiritual y corporalmente en favor de los pobres.

Amor a los pobres
y primer director de las Hijas de la Caridad en Italia


La preocupación por los pobres fue la otra cara de su pasión misionera. Poco después de haber sido elegido superior, intuyó la utilidad de introducir en Italia del norte a las Hijas de la Caridad, nacidas del carisma caritativo de san Vicente y de santa Luisa de Marillac. Éstas, tras haber sido dispersadas en la época de la revolución francesa, habían comenzado a reorganizarse. Las apariciones de la Medalla Milagrosa, en 1830, a santa Catalina Labouré, novicia de las Hijas de la Caridad, pueden considerarse como el origen del nuevo florecimiento que estaba experimentando esta comunidad. La inteligencia del padre Durando consistió en intuirlo. Las quiso en Piamonte. El rey Carlos Alberto, en 1833, las acogió y ellas comenzaron a tomar la responsabilidad de varios hospitales, tanto los militares de Turín y Génova, como los civiles de Carignano, Castellamonte y Turín. En 1855, tuvo el valor de enviarlas a la retaguardia de la guerra de Crimea para curar a los heridos. Al mismo tiempo difundió la asociación mariana de la Medalla Milagrosa entre las jóvenes y de ella nacieron nuevas vocaciones: en el breve espacio de diez años, surgieron 20 fundaciones e ingresaron 260 hermanas. El número de las vocaciones era tan desbordante que Carlos Alberto puso a su disposición, en 1837, el convento de san Salvario, en Turín. Gracias al crecimiento de las hermanas, el padre Durando dotó a la ciudad de Turin de una red de centros de caridad, llamados Misericordias, desde las que las hermanas, con las Damas de la Caridad, salían para prestar el servicio a domicilio y la ayuda a los pobres. Alrededor de las Misericordias surgieron diferentes obras, como las primeras guarderías para niños pobres, talleres para muchachas y orfanatos. Las Hijas de la Caridad han sido extraordinarias impulsoras del desarrollo del catolicismo social en Italia gracias a su obra de asistencia entre los enfermos y los pobres, a la vez que con la asunción de variadas obras educativas.

Hombre de gobierno y director de conciencias

En 1837, con apenas 36 años, fue nombrado visitador (o superior mayor) de la Provincia del norte de Italia de los misioneros vicencianos, cargo que ocupó durante 43 años ininterrumpidos, hasta su muerte. Por ello, tuvo que mermar su participación en las misiones. Su tiempo estuvo absorbido por la organización de la congregación de los misioneros vicencianos y la predicación de ejercicios espirituales a los sacerdotes y clérigos de la diócesis de Turín. La calidad de su dirección espiritual atrajo también la atención de las nuevas fundaciones que estaban surgiendo en Turín. El arzobispo, monseñor Fransoni, le confió la dirección de las hermanas de san José, llegadas a Italia recientemente. Contribuyó a la redacción de las reglas de las hermanas de santa Ana. Fue guía espiritual de las clarisas capuchinas del nuevo monasterio de santa Clara. La marquesa de Barolo, que había fundado un monasterio para la recuperación de las muchachas perdidas, las hermanas penitentes de santa Magdalena, deseó que fuese consejero en la redacción de las reglas y director de la obra. Sin embargo, la obra que lo caracteriza es la fundación de las hermanas Nazarenas.

En la escuela de Jesús crucificado, fundador de las Nazarenas

Como sucede con las obras de Dios, sin haberlo querido, el 21 de noviembre de 1865, fiesta de la Presentación de María, el padre Durando pudo confiar a la sierva de Dios, Luisa Borgiotti, las primeras postulantes de la nueva Compañía de la Pasión de Jesús Nazareno. Eran jóvenes que se habían dirigido a él, puesto que, deseosas de consagrarse a Dios, carecían de algunos requisitos canónicos para poder entrar en las comunidades religiosas. Él les encomendó la tarea de servir a los que sufren, como miembros dolientes de Cristo crucificado, yendo a asistirles a su domicilio, día y noche. La obra era hasta tal punto novedosa y original que un canónigo de la catedral exclamó: "Si el padre Durando viniese a confesarse conmigo, en conciencia no me sentiría en grado de absolverlo". Y sin embargo, gracias a la caridad de estas hermanas, que supieron estar junto a los moribundos con delicadeza, discreción y fe, porque contemplaban en los que sufrían el sufrimiento del Señor, se produjeron algunas conversiones significativas como las de Guido Gozzano, Felice Raccagni, Sofia Graf y Anni Vivanti.

Muerte y glorificación

El padre Durando murió el 10 de diciembre de 1880: tenía 79 años. Sus restos mortales, significativamente, están sepultados en aquel pequeño santuario de la Pasión, anejo a la Iglesia de la Visitación de Turín, donde la comunidad de las Nazarenas se había nutrido de la devoción a la pasión del Señor para introducirse de forma misionera en el servicio de los que sufren.

La causa de beatificación, iniciada en Turín en 1928 y continuada en Roma con el proceso apostólico en 1940, se ha concluido en el 2001 con el reconocimiento del milagro obtenido por su intercesión. La ceremonia de beatificación se llevó a cabo el 20 de octubre de 2002.

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Gonzalo Viñes Masip, Beato Mártir, 10 Diciembre  

Gonzalo Viñes Masip, Beato

Canónigo de la Colegiata de Xàtiva

Nació en Xàtiva, el 19 de Enero de 1883, murió en Vallés, un pequeño poblado de Valenci el 10 de Diciembre de1936.

Hizo el bachillerato en el Colegio Setabense y después ingresó en el Seminario de Valencia.

Ordenado en 1906 estuvo siempre en su ciudad. Estimado como poeta, historiador, investigador, periodista y escritor valenciano, fue miembro de asociacio­nes culturales y trabajó mucho con la juventud.

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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