JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 2, 41-52
Gloria a ti, Señor.
Los padres de Jesús iban cada año a Jerusalén, a la fiesta de pascua. Cuando el niño cumplió doce años, fueron a celebrar la fiesta, según la costumbre. Terminada la fiesta, cuando regresaban, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo sus padres. Estos creían que iba en la caravana, y al terminar la primera jornada lo buscaron entre los parientes y conocidos. Al no encontrarlo, regresaron a Jerusalén en su busca.
Al cabo de tres días, lo encontraron en el templo sentado en medio de los doctores, no sólo escuchándolos, sino también haciéndoles preguntas. Todos los que le oían estaban sorprendidos de su inteligencia y de sus respuestas. Al verlo, se quedaron asombrados, y su madre le dijo:
"Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Tu padre y yo te hemos buscado angustiados".
El les contestó:
"¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?"
Pero ellos no comprendieron lo que les decía. Regresó con ellos a Nazaret, donde vivió obedeciéndolos. Su madre conservaba cuidadosamente todos estos recuerdos en su corazón. Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en aprecio ante Dios y ante los hombres.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.
El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu
El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
"El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?
Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).
Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?
Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).
† Misal
La Sagrada Familia Ciclo C
Cuando esta fiesta se celebra en domingo se dice "credo".
Antífona de Entrada
Fueron los pastores a toda prisa y encontraron a María y a José y, acostado en un pesebre, al niño.
Oración Colecta
Oremos:
Dios, Padre nuestro, que has propuesto a la Sagrada Familia como maravilloso ejemplo a los ojos de tu pueblo; concédenos, te rogamos, que, imitando sus virtudes domésticas y su unión en el amor, lleguemos a gozar de los premios eternos en el hogar del cielo.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
El que teme al Señor, honra a sus padres
Lectura del primer libro del profeta Samuel 1, 20-22. 24-28
En aquellos días, Ana concibió y dio a luz un hijo, al que puso por nombre Samuel, pues dijo:
"Al Señor se lo pedí".
Cuando su marido Elcaná subió con toda su familia para ofrecer al Señor el sacrificio anual y cumplir sus promesas, Ana no quiso subir, sino que dijo a su marido:
"Cuando el niño haya dejado de tomar la leche materna, yo lo llevaré para presentárselo al Señor y que se quede allí para siempre".
Un tiempo después, Ana subió con el niño al santuario del Señor en Siló, llevando un novillo de tres años, un costal de harina y un odre de vino. Cuando inmolaron el novillo y presentaron el niño a Elí, Ana le dijo:
"Señor mío, te ruego que me escuches; yo soy la mujer que estuvo aquí, junto a ti, rezando al Señor. Este niño es lo que yo pedía, y el Señor me ha concedido lo que le pedí. Ahora yo lo devuelvo al Señor; por todos los días de su vida quedará al servicio del Señor".
Y se postraron allí ante el Señor.
Palabra de Dios.
Te alabamos Señor.
Salmo Responsorial
Sal 83, 3.5-6.9-10
Dichosos los que viven en tu casa, Señor.
Me consumo anhelando los atrios del Señor, todo mi ser se estremece de alegría ansiando al Dios vivo.
Dichosos los que viven en tu casa, Señor.
Dichosos los que viven en tu casa y te alaban siempre; dichoso el que encuentra en ti su fuerza y peregrina hacia ti con sinceridad de corazón.
Dichosos los que viven en tu casa, Señor.
Señor, Dios todopoderoso, escucha mi súplica, atiéndeme, Dios de Jacob. Oh Dios, escudo nuestro, mira: fíjate en el rostro de tu ungido.
Dichosos los que viven en tu casa, Señor.
Segunda Lectura
La vida en familia, de acuerdo con el Señor.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 3, 12-21
Hermanos: Puesto que Dios los ha elegido a ustedes, los ha consagrado a él y les ha dado su amor, sean compasivos, magnánimos, humildes, afable y pacientes. Sopórtense mutuamente y perdónense cuando tengan quejas contra, otro, como el Señor los ha perdonado a ustedes. Y sobre todas estas virtudes, tengan amor, que es el vínculo de la perfecta unión.
Que en sus corazones reine la paz de Cristo, esa paz a la que han sido llamados, como miembros de un solo cuerpo. Finalmente, sean agradecidos.
Que la palabra de Cristo habite en ustedes con toda su riqueza. Enséñense y aconséjense unos a otros lo mejor que sepan. Con el corazón lleno de gratitud, alaben a Dios con salmos, himnos y cánticos espirituales; y todo lo que digan y todo lo que hagan, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dándoles gracias a Dios Padre, por medio de Cristo.
Mujeres respeten la autoridad de sus maridos, como lo quiere el Señor. Maridos, amen a sus esposas y no sean rudos con ellas. Hijos, obedezcan en todo a sus padres, porque eso es agradable al Señor. Padres no exijan demasiado a sus hijos, para que no se depriman.
Palabra del Dios.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Que en sus corazones reine la paz de Cristo; que la Palabra de Cristo habite en ustedes con toda su riqueza.
Aleluya.
Evangelio
Los padres de Jesús lo encontraron en medio de los doctores
† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 2, 41-52
Gloria a ti, Señor.
Los padres de Jesús iban cada año a Jerusalén, a la fiesta de pascua. Cuando el niño cumplió doce años, fueron a celebrar la fiesta, según la costumbre. Terminada la fiesta, cuando regresaban, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo sus padres. Estos creían que iba en la caravana, y al terminar la primera jornada lo buscaron entre los parientes y conocidos. Al no encontrarlo, regresaron a Jerusalén en su busca.
Al cabo de tres días, lo encontraron en el templo sentado en medio de los doctores, no sólo escuchándolos, sino también haciéndoles preguntas. Todos los que le oían estaban sorprendidos de su inteligencia y de sus respuestas. Al verlo, se quedaron asombrados, y su madre le dijo:
"Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Tu padre y yo te hemos buscado angustiados".
El les contestó:
"¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?"
Pero ellos no comprendieron lo que les decía. Regresó con ellos a Nazaret, donde vivió obedeciéndolos. Su madre conservaba cuidadosamente todos estos recuerdos en su corazón. Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en aprecio ante Dios y ante los hombres.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración de los Fieles
Celebrante:
Oremos, hermanos y hermanas, a Jesucristo el Señor, quien para santificar la familia quiso compartir la vida de un hogar humano:
(Respondemos a cada petición: Escúchanos, Señor).
Para que el Señor, que quiso participar de la vida de familia en el hogar de María y José, mantenga en paz y armonía a todas las familias cristianas, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.
Para que los novios tengan la presencia de Dios en la vivencia de su amor mutuo y se preparen santamente para su matrimonio, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.
Para que Dios ilumine y consuele a las familias desunidas, a los esposos que han de vivir separados por causa del trabajo, a los hijos de los divorciados, a los hogares sin hijos y a los que lloran la muerte de sus familiares, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.
Para que nos esforcemos por vivir en paz y armonía con nuestros familiares y con los miembros de nuestra comunidad, superando con bondad, comprensión y caridad fraterna nuestras mutuas desavenencias, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.
Celebrante:
Señor Dios nuestro, que has querido que tu Hijo, engendrado antes de todos los siglos, fuera miembro de una familia humana, escucha nuestras súplicas y haz que los padres de familia participen de la fecundidad de tu amor, y que sus hijos crezcan en sabiduría, entendimiento y gracia ante ti y ante los hombres.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, este sacrificio de reconciliación y, por intercesión de la Virgen, Madre de Dios, y de san José, concede a nuestras familias vivir siempre en tu amistad y en tu paz.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
Cristo, luz del mundo
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque gracias al misterio de la Palabra hecha carne, la luz de tu gloria brilló ante nuestros ojos con nuevo resplandor, para que conociendo a Dios visiblemente, él nos lleve al amor de lo invisible.
Por eso,
con los ángeles y arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Antífona de la Comunión
Nuestro Dios apareció en el mundo y convivió con los hombres.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Padre lleno de amor, concede a los que acabamos de alimentarnos con este sacramento celestial
imitar siempre los ejemplos de la Sagrada Familia, para que después de las pruebas de esta vida, podamos gozar eternamente con ellos en el cielo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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† Meditación diaria
Primer domingo después de Navidad
Fiesta de la Sagrada Familia
LA FAMILIA DE NAZARET
— Jesús quiso comenzar la Redención del mundo enraizado en una familia.
— La misión de los padres. Ejemplo de María y de José.
— La Sagrada Familia, ejemplo para todas las familias.
I. Cuando cumplieron todas las cosas mandadas en la Ley del Señor regresaron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y fortaleciéndose lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba en él1.
El Mesías quiso comenzar su tarea redentora en el seno de una familia sencilla, normal. Lo primero que santificó Jesús con su presencia fue un hogar. Nada ocurre de extraordinario en estos años de Nazaret, donde Jesús pasa la mayor parte de su vida.
José era el cabeza de familia; como padre legal, él era quien sostenía a Jesús y a María con su trabajo. Es él quien recibe el mensaje del nombre que ha de poner al Niño: Le pondrás por nombre Jesús; y los que tienen como fin la protección del Hijo: Levántate, toma al Niño y huye a Egipto. Levántate, toma al Niño y vuelve a la patria. No vayas a Belén, sino a Nazaret. De él aprendió Jesús su propio oficio, el medio de ganarse la vida. Jesús le manifestaría muchas veces su admiración y su cariño.
De María, Jesús aprendió formas de hablar, dichos populares llenos de sabiduría, que más tarde empleará en su predicación. Vio cómo Ella guardaba un poco de masa de un día para otro, para que se hiciera levadura; le echaba agua y la mezclaba con la nueva masa, dejándola fermentar bien arropada con un paño limpio. Cuando la Madre remendaba la ropa, el Niño la observaba. Si un vestido tenía una rasgadura buscaba Ella un pedazo de paño que se acomodase al remiendo. Jesús, con la curiosidad propia de los niños, le preguntaba por qué no empleaba una tela nueva; la Virgen le explicaba que los retazos nuevos cuando se mojan tiran del paño anterior y lo rasgan; por eso había que hacer el remiendo con un paño viejo... Los vestidos mejores, los de fiesta, solían guardarse en un arca. María ponía gran cuidado en meter también determinadas plantas olorosas para evitar que la polilla los destrozara. Años más tarde, esos sucesos aparecerán en la predicación de Jesús. No podemos olvidar esta enseñanza fundamental para nuestra vida corriente: "la casi totalidad de los días que Nuestra Señora pasó en la tierra transcurrieron de una manera muy parecida a las jornadas de otros millones de mujeres, ocupadas en cuidar de su familia, en educar a sus hijos, en sacar adelante las tareas del hogar. María santifica lo más menudo, lo que muchos consideran erróneamente como intrascendente y sin valor: el trabajo de cada día, los detalles de atención hacia las personas queridas, las conversaciones y las visitas con motivo de parentesco o de amistad. ¡Bendita normalidad, que puede estar llena de tanto amor a Dios!"2.
Entre José y María había cariño santo, espíritu de servicio, comprensión y deseos de hacerse la vida feliz mutuamente. Así es la familia de Jesús: sagrada, santa, ejemplar, modelo de virtudes humanas, dispuesta a cumplir con exactitud la voluntad de Dios. El hogar cristiano debe ser imitación del de Nazaret: un lugar donde quepa Dios y pueda estar en el centro del amor que todos se tienen.
¿Es así nuestro hogar? ¿Le dedicamos el tiempo y la atención que merece? ¿Es Jesús el centro? ¿Nos desvivimos por los demás? Son preguntas que pueden ser oportunas en nuestra oración de hoy, mientras contemplamos a Jesús, a María y a José en la fiesta que les dedica la Iglesia.
II. En la familia, "los padres deben ser para sus hijos los primeros educadores de la fe, mediante la Palabra y el ejemplo"3. Esto se cumplió de manera singularísima en el caso de la Sagrada Familia. Jesús aprendió de sus padres el significado de las cosas que le rodeaban.
La Sagrada Familia recitaría con devoción las oraciones tradicionales que se rezaban en todos los hogares israelitas, pero en aquella casa todo lo que se refería a Dios particularmente tenía un sentido y un contenido nuevo. ¡Con qué prontitud, fervor y recogimiento repetiría Jesús los versículos de la Sagrada Escritura que los niños hebreos tenían que aprender!4. Recitaría muchas veces estas oraciones aprendidas de labios de sus padres.
Al meditar estas escenas, los padres han de considerar con frecuencia las palabras del Papa Pablo VI recordadas por Juan Pablo II: "¿Enseñáis a vuestros niños las oraciones del cristiano? ¿Preparáis, de acuerdo con los sacerdotes, a vuestros hijos para los sacramentos de la primera edad: confesión, comunión, confirmación? ¿Los acostumbráis, si están enfermos, a pensar en Cristo que sufre? ¿A invocar la ayuda de la Virgen y de los santos? ¿Rezáis el Rosario en familia? (...) ¿Sabéis rezar con vuestros hijos, con toda la comunidad doméstica, al menos alguna vez? Vuestro ejemplo en la rectitud del pensamiento y de la acción, apoyado por alguna oración común, vale una lección de vida, vale un acto de culto de mérito singular; lleváis de este modo la paz al interior de los muros domésticos: Pax huic domui. Recordad: así edificáis la Iglesia"5.
Los hogares cristianos, si imitan el que formó la Sagrada Familia de Nazaret, serán "hogares luminosos y alegres"6, porque cada miembro de la familia se esforzará en primer lugar en su trato con el Señor, y con espíritu de sacrificio procurará una convivencia cada día más amable.
La familia es escuela de virtudes y el lugar ordinario donde hemos de encontrar a Dios. "La fe y la esperanza se han de manifestar en el sosiego con que se enfocan los problemas, pequeños o grandes, que en todos los hogares ocurren, en la ilusión con que se persevera en el cumplimiento del propio deber. La caridad lo llenará así todo, y llevará a compartir las alegrías y los posibles sinsabores; a saber sonreír, olvidándose de las propias preocupaciones para atender a los demás; a escuchar al otro cónyuge o a los hijos, mostrándoles que de verdad se les quiere y comprende; a pasar por alto menudos roces sin importancia que el egoísmo podría convertir en montañas; a poner un gran amor en los pequeños servicios de que está compuesta la convivencia diaria.
"Santificar el hogar día a día, crear, con el cariño, un auténtico ambiente de familia: de eso se trata. Para santificar cada jornada se han de ejercitar muchas virtudes cristianas; las teologales en primer lugar y, luego, todas las otras: la prudencia, la lealtad, la sinceridad, la humildad, el trabajo, la alegría..."7.
Esta virtudes fortalecerán la unidad que la Iglesia nos enseña a pedir: Tú, que al nacer en una familia fortaleciste los vínculos familiares, haz que las familias vean crecer la unidad8.
III. Una familia unida a Cristo es un miembro de su Cuerpo místico y ha sido llamada "iglesia doméstica"9. Esa comunidad de fe y de amor se ha de manifestar en cada circunstancia, como la Iglesia misma, como testimonio vivo de Cristo. "La familia cristiana proclama en voz muy alta tanto las presentes virtudes del reino, como la esperanza de la vida bienaventurada"10. La fidelidad de los esposos a su vocación matrimonial les llevará incluso a pedir la vocación de sus hijos para dedicarse con abnegación al servicio del Señor.
En la Sagrada Familia cada hogar cristiano tiene su ejemplo más acabado; en ella, la familia cristiana puede descubrir lo que debe hacer y el modo de comportarse, para la santificación y la plenitud humana de cada uno de sus miembros. "Nazaret es la escuela donde empieza a entenderse la vida de Jesús, es la escuela donde se inicia el conocimiento de su Evangelio. Aquí aprendemos a observar, a escuchar, a meditar, a penetrar en el sentido profundo y misterioso de esta sencilla, humilde y encantadora manifestación del Hijo de Dios entre los hombres. Aquí se aprende incluso quizá de una manera casi insensible, a imitar esta vida"11.
La familia es la forma básica y más sencilla de la sociedad. Es la principal "escuela de todas las virtudes sociales". Es el semillero de la vida social, pues es en la familia donde se ejercita la obediencia, la preocupación por los demás, el sentido de responsabilidad, la comprensión y ayuda, la coordinación amorosa entre las diversas maneras de ser. Esto se realiza especialmente en las familias numerosas, siempre alabadas por la Iglesia12. De hecho, se ha comprobado que la salud de una sociedad se mide por la salud de las familias. De aquí que los ataques directos a la familia (como es el caso de la introducción del divorcio en la legislación) sean ataques directos a la sociedad misma, cuyos resultados no se hacen esperar.
"Que la Virgen María, Madre de la Iglesia, sea también Madre de la "Iglesia doméstica", y, gracias a su ayuda materna, cada familia cristiana pueda llegar a ser verdaderamente una pequeña Iglesia de Cristo. Sea ella, Esclava del Señor, ejemplo de acogida humilde y generosa de la voluntad de Dios; sea ella, Madre Dolorosa a los pies de la Cruz, la que alivie los sufrimientos y enjugue las lágrimas de cuantos sufren por las dificultades de sus familias.
"Que Cristo Señor, Rey del universo, Rey de las familias, esté presente, como en Caná, en cada hogar cristiano para dar luz, alegría, serenidad y fortaleza"13.
De modo muy especial le pedimos hoy a la Sagrada Familia por cada uno de los miembros de nuestra familia, por el más necesitado.
1 Lc 2, 39-40. — 2 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 148. — 3 Conc. Vat. II, Const. Lumen gentium, 11. — 4 Cfr. Sal 55, 18; Dan 6, 11; Sal 119. — 5 Juan Pablo II, Exhort. Apost. Familiaris consortio, 60. — 6 Cfr. San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 22. — 7 Ibídem, 23. — 8 Preces. II Vísperas del día 1 de enero. — 9 Conc. Vat. II, Const. Lumen gentium, 11. — 10 Ibídem, 35. — 11 Pablo VI, Aloc. Nazaret, 5-I-1964. — 12 Cfr. Conc. Vat. II, Const. Gaudium et spes, 52. — 13 Juan Pablo II, Exhort. Apost. Familiaris consortio, 86.
† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
San Juan Evangelista
Año 100
San Juan Evangelista: consíguenos de Dios
la gracia especial de leer con fe y cariño tu santo evangelio,
y obtener de su lectura gran provecho para nuestra alma.
Dios es amor (San Juan).
Juan significa: "Dios es misericordioso".
Este apóstol tuvo la inmensa dicha de ser el discípulo más amado por Jesús. Y se ha hecho muy famoso por haber compuesto el cuarto evangelio.
Nació en Galilea. Era hijo de Zebedeo y hermano de Santiago el Mayor. Su oficio era el de pescador. Parece que fue uno de los dos primeros discípulos de Jesús, junto con Andrés. Los dos eran también discípulos de Juan Bautista y un día al escuchar que el Bautista señalaba a Jesús y decía: "Este es el cordero de Dios, que quita el pecado del mundo", se fueron detrás de Él. Jesús se volvió y les dijo: "¿Qué buscan?". Ellos le respondieron: "Señor: ¿dónde habitas?". Y Jesús les dijo: "Vengan y verán". Y se fueron con él y estuvieron en su compañía toda la tarde recibiendo sus enseñanzas. Durante toda su vida, jamás Juan podrá olvidar el día, la hora y el sitio en que se encontró por primera vez con Jesucristo. Fue el momento más decisivo de su existencia.
Juan estaba después un día con su hermano Santiago, y con sus amigos Simón y Andrés, remendando las redes a la orilla del lago, cuando pasó Jesús y les dijo: "Vengan conmigo y los haré pescadores de almas". Inmediatamente, dejando a su padre y a su empresa pequeña, se fue con Cristo a dedicarse para siempre y por completo a extender el Reino de Dios.
Juan evangelista hizo parte, junto con Pedro y Santiago, del pequeño grupo de preferidos que Jesús llevaba a todas partes y que presenciaron sus más grandes milagros. Los tres estuvieron presentes en la Transfiguración, y presenciaron la resurrección de la hija de Jairo. Los tres presenciaron la agonía de Cristo en el Huerto de los Olivos. Junto con Pedro, fue este apóstol encargado por Jesús de prepararle la Última Cena.
Al ver la mamá de Santiago y Juan que Jesús los prefería tanto, y aconsejada por ellos dos, que eran bien orgullosos, se atrevió a pedirle al Señor una gracia muy especial: que cuando él empezara a reinar, nombrara a Juan primer ministro y a Santiago ministro también. Jesús le respondió que el señalar los primeros puestos en el Reino de los cielos le correspondía al Padre Celestial, y que estos ya estaban determinados para otros. Los demás apóstoles se indignaron contra estos dos vanidosos, pero Jesús aprovechó aquella ocasión para recordarles que en el Reino de los cielos ocuparán los primeros puestos los que se hayan dedicado a prestar servicios humildes a los demás.
A Juan y su hermano Santiago les puso Jesús un sobrenombre: "Hijos del trueno". Y esto se debió a que un día fueron los apóstoles a pedir hospedaje en un pueblo de samaritanos (que odiaban a los judíos) y nadie les quiso proporcionar nada. Entonces estos dos hermanos, que eran violentos, le propusieron a Jesús que les mandara a aquellos maleducados samaritanos alguno de los rayos que tenía desocupados por allá en las nubes. Jesús tuvo que regañarlos porque no habían comprendido todavía que Él no había venido a hacer daño a ninguno, sino a tratar de salvar a cuantos más pudiera. Más tarde estos dos hermanos tan vanidosos y malgeniados, cuando reciban el Espíritu Santo, se volverán humildes y sumamente amables y bondadosos.
En la Última Cena tuvo el honor de recostar su cabeza sobre el corazón de Cristo.
Juan Evangelista fue el único de los apóstoles que estuvo presente en el Calvario al morir Jesús. Y recibió de Él en sus últimos momentos el más precioso de los regalos. Cristo le encomendó que se encargara de cuidar a la Madre Santísima María, como si fuera su propia madre, diciéndole: "He ahí a tu madre". Y diciendo a María: "He ahí a tu hijo".
El domingo de la resurrección, fue el primero de los apóstoles en llegar al sepulcro vacío de Jesús. Se fue corriendo con Pedro (al oír la noticia de que el sepulcro estaba vacío), pero como era más joven, corrió a mayor velocidad y llegó primero. Sin embargo por respeto a Pedro lo dejó entrar a él primero y luego entró él también y vio y creyó que Jesús había resucitado.
Después de la resurrección de Cristo, cuando la segunda pesca milagrosa, Juan fue el primero en darse cuenta de que el que estaba en la orilla era Jesús. Luego Pedro le preguntó al Señor señalando a Juan: "¿Y éste qué será?". Jesús le respondió: "Y si yo quiero que se quede hasta que yo venga, a ti qué?". Con esto algunos creyeron que el Señor había anunciado que Juan no moriría. Pero lo que anunció fue que se quedaría vivo por bastante tiempo, hasta que el reinado de Cristo se hubiera extendido mucho. Y en efecto vivió hasta el año 100, y fue el único apóstol al cual no lograron matar los perseguidores.
Después de recibir el Espíritu Santo en Pentecostés, Juan iba con Pedro un día hacia el templo y un pobre paralítico les pidió limosa. En cambio le dieron la curación instantánea de su enfermedad. Con este milagro se convirtieron cinco mil personas, pero los apóstoles fueron llevados al tribunal supremo de los judíos que les prohibió hablar de Jesucristo. Pedro y Juan les respondieron: "Tenemos que obedecer a Dios, antes que a los hombres". Los encarcelaron, pero un ángel llegó y los libertó. Otra vez los pusieron presos y les dieron 39 azotes a cada uno. Ellos salieron muy contentos de haber tenido el honor de sufrir esta afrenta por amor al Señor Jesús, y siguieron predicando por todas partes.
Juan, para cumplir el mandato de Jesús en la cruz, se encargó de cuidar a María Santísima como el más cariñoso de los hijos. Con Ella se fue a evangelizar a Éfeso y la acompañó hasta la hora de su gloriosa muerte.
El emperador Dominiciano quiso matar al apóstol San Juan y lo hizo echar en una olla de aceite hirviente, pero él salió de allá más joven y más sano de lo que había entrado, entonces fue desterrado de la isla de Patmos, donde fue escrito el Apocalipsis.
Después volvió otra vez a Éfeso donde escribió el Evangelio según San Juan, que es el libro que lo ha hecho tan famoso. Este libro tiene un estilo elevadísimo e impresionantemente hermoso. Agrada mucho a las almas místicas, y ha convertido a muchísimos con su lectura.
A San Juan Evangelista lo pintan con un águila al lado, porque es el escritor de la Biblia que se ha elevado a más grandes alturas de espiritualidad con sus escritos. Ningún otro libro tiene tan elevados pensamientos como en su evangelio.
Dice San Jerónimo que cuando San Juan era ya muy anciano se hacía llevar a las reuniones de los cristianos y lo único que les decía siempre era esto: "hermanos, ámense los unos a otros". Una vez le preguntaron por qué repetía siempre lo mismo, y respondió: "es que ese es el mandato de Jesús, y si lo cumplimos, todo lo demás vendrá por añadidura".
San Epifanio dice que San Juan murió hacia el año cien, a los 94 años de edad. Poco antes había ido a un monte tenebroso a convertir a un discípulo suyo que se había vuelto guerrillero, y lo logró convertir volviéndolo bueno otra vez. Dicen los antiguos escritores que amaba mucho a todos pero que les tenía especial temor a los herejes porque ellos con sus errores pierden muchas almas.
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Fabiola de Roma, Santa Matrona romana, 27 de diciembre
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Loreta o Lorena Fusconi, Santa Religiosa, 27 de diciembre
Diciembre 27
Etimológicamente significa "laurel". Viene de la lengua latina. |
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Fuente: ArchiBurgos.org
Alfredo Parte, Beato Mártir Escolapio, 27 Diciembre
El P. Alfredo se nos presenta como un testigo de Cristo en estos tiempos modernos, víctima de la intolerancia que desencadenó la dura guerra civil española en los años 1.936-39. |
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Fuente: Vatican.va
Francisco Spoto, Beato Sacerdote y Mártir, 27 Diciembre
Francisco Spoto nació al 8 de julio de 1924, en Raffadali (Italia). Los padres lo educaron para una fe profunda y genuina y ellos lo transmitieron un gran sentido del deber. La familia, la escuela y la parroquia eran las atmósferas frecuentadas por Francisco: sus educadores y los padres en primer lugar se dieron cuenta de que en ese muchacho bueno, conciente y sensible estaba madurando el germen de la vocación al servicio de Dios y de los hermanos. |
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José María Corbín Ferrer, Beato Mártir de Valencia, 27 Diciembre
Nació en Valencia, el 26 de Diciembre de 1914. |
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Fuente: Vatican.va
Sara Salkahazi, Beata Mártir, 27 de iciembre
Nació el 11 de mayo de 1899 en Kassa-Košice, Eslovaquia. Provenía de una familia acomodada. Era una mujer inteligente, profesora y periodista. En contacto con sus alumnos, conoció los problemas sociales de los pobres, que después denunció en sus artículos periodísticos. Para ampliar sus horizontes y experimentar directamente lo que implicaba ser discriminado, aprendió el oficio de encuadernadora y también trabajó para una modista. Se afilió al partido social cristiano y fue redactora de su periódico, ocupándose sobre todo de problemas sociales femeninos. |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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