JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 9, 32-38
Gloria a ti, Señor.
En   aquel tiempo, llevaron ante Jesús a un hombre mudo, que estaba poseído por el   demonio. 
Jesús expulsó al demonio y el mudo habló. La multitud, maravillada,   decía: 
"Nunca se había visto nada semejante en Israel". 
Pero los   fariseos decían: 
"Expulsa a los demonios por autoridad del príncipe de los   demonios". 
Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las   sinagogas, predicando el evangelio del Reino y curando toda enfermedad y   dolencia. Al ver a las multitudes, se compadecía de ellas, porque estaban   extenuadas y desamparadas, como ovejas sin pastor. Entonces dijo a sus   discípulos: 
"La cosecha es mucha y los trabajadores, pocos. Rueguen, por   tanto, al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos". 
Palabra del   Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.
El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu
El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
"El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?
Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).
Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?
Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).
† Misal
mar 14a. Ordinario año impar
Antífona de Entrada
Alégrese el corazón de quienes buscan al Señor. Busquen la ayuda del Señor, busquen continuamente su presencia.
Oración Colecta
Oremos:
Señor, aumenta en nosotros la fe, la esperanza y la   caridad, para que cumplamos con amor tus mandamientos y podamos conseguir el   cielo que nos tienes prometido.
Por nuestro Señor   Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
En adelante te llamarás Israel porque has luchado con Dios y has salido victorioso
Lectura del libro del Génesis 32, 23-32
En aquel tiempo, se levantó Jacob, tomó a sus dos mujeres con sus   dos siervas y sus once hijos y cruzó el arroyo de Yaboc. Los hizo cruzar el   torrente con todo lo que poseía. 
Jacob se quedó solo y un hombre estuvo   luchando con él hasta el amanecer. Pero, viendo que no podía vencerlo, el hombre   hirió a Jacob en la articulación femoral y le dislocó el fémur, mientras   luchaban. El hombre le dijo: 
"Suéltame, pues ya está amaneciendo". 
Jacob   le respondió: 
"No te soltaré hasta que me bendigas". 
El otro le   preguntó: 
"¿Cómo te llamas?" 
El le dijo: 
"Jacob". 
El otro   prosiguió: 
"En adelante ya no te llamarás Jacob sino Israel, porque has   luchado con Dios y con los hombres y has salido victorioso". 
Jacob le dijo:   
"Dime cómo te llamas". 
El otro le respondió:
"¿Por qué me preguntas   mi nombre?" 
Y allí mismo bendijo a Jacob.
Jacob llamó a aquel lugar   Penuel, pues se dijo: 
"He visto a Dios cara a cara y he quedado con vida".   
El sol salió después de que Jacob y los suyos pasaron Penuel, y Jacob iba   cojeando, por haber sido herido en el nervio del muslo. Por eso los israelitas   no comen, hasta el día de hoy, el nervio del muslo.
Palabra de Dios.
Te   alabamos, Señor.
Salmo Responsorial del salmo 16
Señor, escucha nuestra súplica.
Señor, hazme justicia y a mi clamor atiende; presta oídos a mi   súplica, pues mis labios no mienten.
Señor, escucha nuestra   súplica.
Júzgame tú, Señor, pues tus ojos miran al que es honrado. Examina   mi corazón, revísalo de noche, pruébame a fuego y no hallaras malicia de en   mí.
Señor, escucha nuestra súplica.
A   ti mi voz elevo, pues sé que me respondes. Atiéndeme, Dios mío, y escucha mis   palabras; muéstrame los prodigios de tu misericordia, pues a quien acude a ti,   de sus contrarios salvas.
Señor, escucha nuestra   súplica.
Protégeme, Señor, como a las niñas de tus ojos, bajo al sombra de   tus alas escóndeme, pues yo, por serte fiel, contemplaré tu rostro y al   despertarme, espero saciarme de tu vista.
Señor, escucha nuestra   súplica.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Yo soy el buen pastor, dice el señor; yo conozco a mis ovejas y   ellas me conocen a mí.
Aleluya.
Evangelio
La cosecha es mucha y los trabajadores pocos
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 9, 32-38
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, llevaron ante Jesús a un hombre mudo, que estaba   poseído por el demonio. 
Jesús expulsó al demonio y el mudo habló. La   multitud, maravillada, decía: 
"Nunca se había visto nada semejante en   Israel". 
Pero los fariseos decían: 
"Expulsa a los demonios por autoridad   del príncipe de los demonios". 
Jesús recorría todas las ciudades y los   pueblos, enseñando en las sinagogas, predicando el evangelio del Reino y curando   toda enfermedad y dolencia. Al ver a las multitudes, se compadecía de ellas,   porque estaban extenuadas y desamparadas, como ovejas sin pastor. Entonces dijo   a sus discípulos: 
"La cosecha es mucha y los trabajadores, pocos. Rueguen,   por tanto, al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos". 
Palabra   del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Mira, Señor, con bondad las ofrendas que te presentamos, a fin de   que esta celebración eucarística sea para tu gloria y alabanza.
Por   Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
Alabanza a Dios por la creación y redención del género humano
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación,   darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y   eterno.
Porque has querido ser, por medio de tu amado Hijo, no sólo el   creador del género humano, sino también el autor bondadoso de la nueva   creación.
Por eso, 
con razón te sirven todas las criaturas, con justicia   te alaban todos los redimidos y unánimes te bendicen tus santos. Con ellos,   unidos a los ángeles, nosotros queremos celebrarte y te alabamos   diciendo:
Antífona de la Comunión
Cristo nos amó y se entregó a la muerte por nosotros, ofreciéndose a Dios como sacrificio fragante.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Concédenos, Señor, que este memorial de la muerte y   resurrección de tu Hijo, nos haga morir de veras al pecado y renacer a la nueva   vida.
Por Jesucristo, nuestro   Señor.
Amén
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† Meditación diaria
14ª Semana. Martes
LUCHA ASCÉTICA
— Muchos combates se libran cada día en el corazón del hombre. Ayuda constante del Señor.
— Para seguir a Cristo es necesario el esfuerzo diario, alegre y humilde.
— Recomenzar muchas veces. Acudir a la Virgen Nuestra Madre.
I. La lucha misteriosa de Jacob con un ángel con figura de hombre a orillas del río Yaboc señala un cambio radical en la vida del Patriarca. Hasta aquí Jacob había llevado una conducta demasiado humana, apoyado solo en medios puramente naturales. A partir de este momento confiará sobre todo en Dios, que reafirma en él la Alianza con el pueblo elegido.
Pudo Jacob vencer en el combate solamente por la fuerza que Dios le comunicó, y la lección de esta hazaña era que no le había de faltar la bendición y la protección divina en las dificultades venideras1. Así lo expresa el libro de la Sabiduría: Le concedió la palma en duro combate para enseñarle que la piedad prevalece contra todo2.
Para los Santos Padres, esta escena del Antiguo Testamento es imagen del combate espiritual que ha de sostener el cristiano ante fuerzas muy superiores a él, y contra sus propias pasiones y tendencias, inclinadas al mal después del pecado de origen: no es nuestra lucha la sangre y la carne -advierte San Pablo-, sino contra los principados, contra las potestades, contra los dominadores de este mundo, contra los espíritus malos de los aires3. Son los ángeles rebeldes, vencidos ya por Cristo, pero que no dejarán de incitar al mal hasta el fin de la vida del hombre. Todos los días hay combates en nuestro corazón, enseña San Agustín. Cada hombre en su alma lucha contra un ejército. Los enemigos son la soberbia, la avaricia, la gula, la sensualidad, la pereza... Y es difícil –añade el santo– que estos ataques no nos produzcan alguna herida4. Sin embargo, tenemos la seguridad de la victoria si echamos mano de los recursos que el Señor nos ha dado: la oración, la mortificación, la sinceridad plena en la dirección espiritual, la ayuda de nuestro Ángel Custodio y, sobre todo, de nuestra Madre Santa María. Además, «si Aquel que ha entregado su vida por nosotros es el juez de esta lucha, ¿qué orgullo y qué confianza no tendremos?
»En los juegos olímpicos, el árbitro permanece en medio de los dos adversarios, sin favorecer ni al uno ni al otro, esperando el desenlace. Si el árbitro se coloca entre los dos contendientes, es porque su actitud es neutral. En el combate que nos enfrenta al diablo, Cristo no permanece indiferente: está por entero de nuestra parte. ¿Cómo puede ser esto? Veis que nada más entrar en la liza –son palabras de San Juan Crisóstomo a unos cristianos en el día de su bautismo– nos ha ungido, mientras que encadenaba al otro. Nos ha ungido con el óleo de la alegría y a él le ha atado con lazos irrompibles para paralizar sus asaltos. Si yo tengo un tropiezo, Él me tiende la mano, me levanta de mi caída, y me vuelve a poner de pie»5.
Por muchas que sean las tentaciones, las dificultades, las tribulaciones, Cristo es nuestra seguridad. ¡Él no nos deja!, ¡Él no es neutral!, está siempre de nuestra parte. Todos podemos decir con San Pablo: Omnia possum in eo qui me confortat... Todo lo puedo en Cristo que me conforta, que me da las ayudas necesarias si acudo a Él, a los medios que tiene establecidos.
II. Caminaba un montañero hacia un refugio de alta montaña. El sendero subía más y más, y en ocasiones resultaba difícil dar un paso; el frío azotaba su cara, pero el lugar era impresionante por el gran silencio que allí reinaba y por la belleza del paisaje.
El refugio, sencillo y tosco, resultó muy acogedor. Muy pronto observó que, sobre la chimenea, estaba escrito algo con lo que se identificó plenamente: «Mi puesto está en la cumbre». Allí está también nuestro sitio: en la cumbre, junto a Cristo, en un deseo continuo de aspirar a la santidad en el lugar donde estamos y a pesar de conocer bien el barro del que estamos hechos, las flaquezas y los retrocesos. Pero sabemos también que el Señor nos pide el esfuerzo pequeño y diario, la lucha sin tregua contra las pasiones que tienden a tirarnos para abajo, el no pactar con los defectos, con los errores. Lo que nos hará perseverar en este combate es el amor, el amor profundo a Cristo, a quien buscamos incesantemente6.
La lucha ascética del cristiano ha de ser positiva, alegre, constante, con «espíritu deportivo». «La santidad tiene la flexibilidad de los músculos sueltos. El que quiere ser santo sabe desenvolverse de tal manera que, mientras hace una cosa que le mortifica, omite –si no es ofensa a Dios– otra que también le cuesta y da gracias al Señor por esta comodidad. Si los cristianos actuáramos de otro modo, correríamos el riesgo de volvernos tiesos, sin vida, como una muñeca de trapo.
»La santidad no tiene la rigidez del cartón: sabe sonreír, ceder, esperar. Es vida: vida sobrenatural»7.
En la lucha interior encontraremos también fracasos. Muchos de ellos tendrán poca importancia; otros sí la tendrán, pero el desagravio y la contrición nos acercarán más al Señor. Y si hubiéramos roto en pedazos lo más preciado de nuestra vida, Dios sabrá recomponerla si somos humildes. Él perdona y ayuda siempre, cuando acudimos con el corazón contrito. Hemos de aprender a recomenzar muchas veces; con una alegría nueva, con una humildad nueva, pues incluso si se ha ofendido mucho a Dios y se ha hecho mucho daño a los demás, se puede estar después muy cerca del Señor en esta vida y luego en la otra, si existe verdadero arrepentimiento, si se lleva una vida acompañada de penitencia. Humildad, sinceridad, arrepentimiento..., y volver a empezar.
Dios cuenta con nuestra fragilidad y perdona siempre, pero es preciso ser sinceros, arrepentirse, levantarse. Hay una alegría incomparable en el Cielo cada vez que recomenzamos. Y a lo largo de nuestro caminar tendremos que hacerlo en muchas ocasiones, porque siempre habrá faltas, deficiencias, fragilidades, pecados. Que no nos falte nunca la sinceridad de reconocerlo y de abrir el alma al Señor en el Sagrario y en la dirección espiritual.
III. La lucha diaria del cristiano se concretará de ordinario en cosas pequeñas: en fortaleza para cumplir delicadamente los actos de piedad con el Señor, sin abandonarlos por cualquier otra cosa que se nos presente, sin dejarnos llevar por el estado de ánimo de ese día o de ese momento; en el modo de vivir la caridad, corrigiendo formas destempladas del carácter (del mal carácter), esforzándonos por tener detalles de cordialidad, de buen humor, de delicadeza con los demás; en realizar acabadamente el trabajo que hemos ofrecido a Dios, sin chapuzas, con perfección; en poner los medios para recibir la formación que necesitamos...
Victorias y derrotas, caer y levantarse, recomenzar siempre..., esto es lo que pide el Señor a todos. Esta lucha supone un amor vigilante, un deseo eficaz de buscarle a lo largo del día. Este esfuerzo alegre es el polo opuesto a la tibieza, que es dejadez, falta de interés en buscar a Dios, pereza y tristeza en nuestras obligaciones para con Él y para con los demás.
En este combate siempre contamos con la ayuda de nuestra Madre Santa María, que sigue paso a paso nuestro caminar hacia su Hijo. En la Liturgia de las Horas, la Iglesia recomienda todos los días a los sacerdotes esta Antífona de la Virgen: Salve, Madre soberana del Redentor, Puerta del Cielo siempre abierta, Estrella del mar; socorre al pueblo que sucumbe y lucha por levantarse...8. Este pueblo que cae y lucha por levantarse somos nosotros todos. Y este cambio que se produce cada vez que comenzamos –aunque sea en aspectos que parecen de poca importancia: en el examen particular, en los consejos recibidos en la dirección espiritual, en los propósitos del examen de conciencia– es el más grande que podemos imaginar. ¡Cuánto más cuando se trata de pasar de la muerte del pecado a la vida de la gracia! «La humanidad ha hecho admirables descubrimientos y ha alcanzado resultados prodigiosos en el campo de la ciencia y de la técnica, ha llevado a cabo grandes obras en la vía del progreso y de la civilización, y en épocas recientes se diría que ha conseguido acelerar el curso de la historia. Pero el cambio fundamental, cambio que se puede definir "original", acompaña siempre el camino del hombre y, a través de los diversos acontecimientos históricos acompaña a todos y a cada uno. Es el cambio entre el "caer" y el "levantarse", entre la muerte y la vida»9.
Cada vez que recomenzamos, que nos decidimos a luchar una vez más, nos llega la ayuda de Santa María, Medianera de todas las gracias. A Ella hemos de acudir con pleno abandono cuando las tentaciones arrecien. «¡Madre mía! Las madres de la tierra miran con mayor predilección al hijo más débil, al más enfermo, al más corto, al pobre lisiado...
»—¡Señora!, yo sé que tú eres más Madre que todas las madres juntas... —Y, como yo soy tu hijo... Y, como yo soy débil, y enfermo... y lisiado... y feo...»10.
1 Primera lectura. Año I. Gen 32, 22-32. — 2 Sab 10, 12. — 3 Ef 6, 12. — 4 San Agustín, Comentario al Salmo 99. — 5 San Juan Crisóstomo, Catequesis bautismales, 3, 9-10. — 6 Tanquerey, Compendio de teología ascética y mística, n. 193 ss. — 7 San Josemaría Escrivá, Forja, n. 156. — 8 Liturgia de las horas, Antífona Alma Redemptoris Mater. — 9 Juan Pablo II, Enc. Redemptoris Mater, 25-III-1987, 52. — 10 San Josemaría Escrivá, o. c., n. 234.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
San Fermín. Obispo y mártir. Siglo IV.
Este Santo es el famoso patrono de las "Corridas de San Fermín" en   España. Su nombre proviene de "Firmus", el firme, el valeroso.
Nació   en Pamplona, España, lo convirtió a la Fé San Honesto, un discipulo de San   Saturnino, y lo consagro el Obispo de Toulose, el cual lo envío a predicar por   Francia.
San Fermín construyo un templo en Amiens, y en esa ciudad   convirtió muchos paganos al cristinanismo. Amiens recibió también el martirio   por proclamar la fe en Jesucristo.
Predico San Fermín con mucho fruto   en las regiones de Pamplona y Navarra y logró dejar ahí muchos sacerdotes   fervorosos, los cuales reafirmaron la fe católica en aquellas tierras. Cuando se   fue de allí, la mayoría de los paganos de la región se habían vuelto   cristianos.
En Francia un gobernador lo puso preso, pero el pueblo invadió la   cárcel y lo libero.
Más tarde el jefe pagano de Amiens le ordeno que   dejara de predicar la religión de Cristo. Como Santo no quiso dejar de predicar   la verdadera religión., entonces el gobernador le mando cortar la   cabeza.
Y así obtuvo lo que más quería en toda su vida : derramar su   sangre por Jesucristo y llegar a ser mártir de nuestra santa religión.
La   ciudad de Pamplona celebra su fiesta, cada 7 de julio con grandes regocijos   populares.
Quiera Dios que nuestros religiosos ni apostoles, no dejen   nunca de predicar y enseñar, sin cansarse, ni desanimarse, la verdadera religión   de Jesús. Aunque ello les cueste grandes sacrificios.
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San Ilídio. Obispo de Clermont (Auvergne, Francia).
San   Ilídio fue el cuarto obispo de los Auvergneses, según san Gregorio de Tours.   
Su nombre podría tener como origen el río Allier: el santo nació en   sus riberas y allí comenzó también su veneración. La vida de san Ilídio fue   escrita por san Gregorio de Tours siguiendo la tradición de la Iglesia de   Clermont. 
San Ilídio asumió su episcopado a continuación del de San   Leogontius, hacia el año 370. Su reputación de santidad se extendió hasta la   capital de Trier, en el Mosela. 
El emperador (usurpador) Maxime tenía   una hija poseída del demonio, incurable. Él recurrió al taumaturgo de Auvergne:   Ilídio fue solicitado; éste llegó, actuó y venció; con simplemente poner un dedo   en la boca de la joven, ella sintió inmediatamente la curación. El emperador,   agradecido y sorprendido, le ofreció una gran cantidad de dinero, pero Ilídio la   rechazó. Simplemente pidió que el acostumbrado tributo de vino y maíz otorgado a   la Iglesia - hasta entonces pagados en especies - fueran convertidos en dinero   efectivo. Ilídio regresaba a su casa cuando fue sorprendido por la muerte. Debía   ser el año de 384, puesto que en el Concilio de 385 Clermont ya tenía como   obispo a Népotien. Dos siglos después de su muerte, la veneración a Ilídio   permanecía tan viva como desde sus mismos comienzos en Clermont - en tiempos de   san Gregorio de Tours - quien ya entonces decía: "sus milagros son innumerables,   tantos que no todos pueden ser registrados ". Muchos de ellos ocurrieron en el   lugar de la tumba del santo, situada en la cripta de Santa María de los Santos,   la cual después se convirtió en la Basílica de San Ilídio. 
Cuando   Gregorio se convierte en obispo le dedica un oratorio que aún guarda sus   reliquias. Los normandos quemaron la Basílica de San Ilídio en el año 865. Fue   reedificada en el siglo X y asignada como monasterio benedictino. Hacia el año   916, un monje publicó una nueva biografía del santo, atribuyéndole aún más   milagros.
(Tomado   de "Vie des Saints et des Bienheureux selon l'ordre du calendrier, avec   l'historique des fêtes" de los Padres Benedictinos de París).
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|          María Romero Meneses, Beata  | 
Religiosa Salesiana
Martirologio Romano: En la ciudad de León, en Nicaragua, beata María Romero Meneses, virgen del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, que en las diversas obras sociales para la formación de las jóvenes, en especial las pobres y abandonadas, trabajó con eficacia, difundiendo la devoción a la Eucaristía y a la Santísima Virgen (1977)
María Romero Meneses nace en Granada (Nicaragua) el 13 de enero de   1902, en una familia muy acomodada, pero de gran sensibilidad hacia las   necesidades de los más pobres, a quienes socorre regularmente con   generosidad.
Orientada en familia hacia los estudios artísticos, pronto   revela su talento para la música y la pintura. A los doce años, en el colegio de   las Hijas de María Auxiliadora, recién llegadas a su ciudad, empieza a conocer a   don Bosco: congenia inmediatamente con la figura del gran apóstol de la   juventud, en quien encuentra como la encarnación de los ideales que vibran en su   espíritu, primero de manera genérica y vaga y luego cada vez más claramente y   con mayor capacidad de entusiasmarla.
Hace su opción: Hija de María   Auxiliadora (1923), y en el nombre de esta su Madre y "su Reina" – como ama   invocarla – realiza una incansable actividad apostólica, dando vida a grandiosas   obras sociales, especialmente en Costa Rica, a donde es enviada en   1931.
Con viva sensibilidad evangélica y eclesial, conquista para su   misión apostólica a las jóvenes alumnas que se vuelven "misioneras"   (misioneritas, las llama Sr. María) en los pueblitos de los alrededores de la   Capital, entre niños semi abandonados y familias desheredadas. Luego, también   adultos, empresarios adinerados y renombrados profesionales quedan conquistados   por su devoción mariana, que obtiene gracias estrepitosas, y se sienten por lo   tanto comprometidos a colaborar efectivamente a las iniciativas asistenciales   que Sr. María, bajo la acción del Espíritu, va proyectando continuamente con la   audacia de la más auténtica fe en la Providencia.
Sr. María sueña para   sus pobres siempre nuevas soluciones a las urgencias apremiantes: obtiene   primero visitas médicas gratuitas, gracias a la acción voluntaria de médicos   especialistas, y con la colaboración de industriales del lugar organiza cursos   de formación profesional para jóvenes y mujeres que en la pobreza hubieran   encontrado una pésima consejera. En esta forma logra dar vida en poco tiempo a   un ambulatorio múltiple, con varias especialidades, para asegurar la asistencia   médico-farmacéutica a muchas personas y familias privadas de toda garantía   social. Al mismo tiempo crea cerca instalaciones adecuadas para Ia acogida de   los pacientes – a veces familias enteras – como también salas para la catequesis   y la alfabetización en los momentos de espera, además la capilla y un gracioso   jardín, y hasta el balcón con los canarios.
Para las familias sin techo,   reducidas con frecuencia a una vida precaria bajo los puentes de la periferia,   hace construir – siempre con la ayuda de una sorprendente Providencia –   "verdaderas" casitas, en las cuales limpidez y propiedad, junto con los colores   de un pequeñísimo jardín, tienen la función pedagógica de recuperar personas   amargadas, restituir dignidad a vidas envilecidas por el abandono, abriendo los   corazones a horizontes de verdad, de esperanza y de nueva capacidad de inserción   social. Surgen así las ciudadelas de María Auxiliadora: una obra que continúa   todavía, debido al interés de sus colaboradores a través de la Asociación de   laicos Asayne (Asociación de Ayuda a los Necesitados).
En medio del   sucederse de obras para organizar, y de una peculiar actividad suya como   consejera espiritual (cada día horas y horas de intensos coloquios privados, las   llamadas consultas) encuentra espacio y momentos de ardientes elevaciones del   espíritu y de una profunda vida mística, que es en realidad la fuente de la   fuerza interior de donde su apostolado brota y recibe extraordinaria   eficacia.
Su ideal: amar profundamente a Jesús, "su Rey", y difundir su   devoción junto a la de su divina Madre. Su íntima alegría es la posibilidad de   acercar a la verdad evangélica a los niños, a los pobres, a los que sufren, a   los marginados. La más ambicionada recompensa a sus sacrificios es la de ver   reflorecer la paz y la fe en una vida "perdida".
Haciéndose como el   Apóstol, "toda para todos" y olvidándose de sí para conquistar cada vez nuevos   amigos a su Jesús, se entrega hasta el último de sus días: el primero en el que   decidió darse un poco de descanso. La esperaba allí el descanso eterno, con "su   Rey" y "su Reina". Era el 7 de julio de 1977.
La fama de su santidad se   expresa en el lamento general de sus asistidos y de sus colaboradores; y por   obra de éstos, en el continuo reflorecimiento de las obras fundadas por   ella.
Fue beatificada el 14 de abril de 2002 por S.S. Juan Pablo   II.
Reproducido con autorización de Vatican.va
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Benedicto Xl (Nicolás Boccasini), Beato CXCIV Papa, Julio 7
        
 CXCIV Papa De         nombre Nicolás Boccasini, a los 14 años ingresó en la orden dominica en         Venecia. Destacó por su inteligencia como maestro. Fue nombrado prior de         la Lombardía y en 1296 el noveno de superior general de la Orden de         Predicadores. Por sus cualidades estuvo encargado de una delicada misión         diplomática en Flandes, donde obtuvo éxito y a continuación el Papa le         nombró cardenal en 1298. Fue obispo de Ostia. En la controversia con el         rey Felipe el Hermoso de Francia, es uno de los cardenales que permaneció         fiel a Bonifacio VIII, con quien se refugió en el castillo de Anagni,         siendo hecho prisionero y forzado sin éxito a abdicar. A la muerte de         Bonifacio VIII, fue elegido Papa en 1303.  | 
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Fuente: Franciscanos.net 
Antonino Fantosati, Santo   Obispo y Mártir, Julio 7   
        
 Nació en Santa Maria in Valle en Trevi, provincia de Perusa,         el 16 de octubre de 1842.   | 
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Fuente: Franciscanos.net 
José María Gambaro, Santo   Presbítero y Mártir, 7 de julio   
        
 Presbitero Franciscano y Mártir Martirologio Romano: Cerca de la ciudad de Heu-Chow-Fou, en la provincia de         Hunan, en China, santos Antonino Fantosati, obispo, y José María Gambaro,         presbítero de la Orden de los Menores, que durante la persecución         promovida por el movimiento de los Yihetuan, al acercarse a la costa para         prestar ayuda a los fieles cristianos, fueron lapidados (1900).          
 Nació en Galliate, provincia de Novara, el 7 de agosto de         1869. A los trece años entró en el colegio seráfico y el 20 de septiembre         de 1886 recibió el hábito religioso de los Hermanos Menores con el nombre         de José María.  | 
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Pedro To Rot, Beato Mártir, Julio 7
        
 Primer Beato de Papua Nueva Guinea Angel To Puia, jefe respetado y rico, vivía con su esposa,         María Ja Tumul, una mujer honrada y silenciosa, en la aldea de Rakunai, en         el extremo nororiental de Nueva Bretaña (hoy Papua Nueva Guinea). Hombre         de gran influencia entre los suyos, la tribu Gunantuna, era considerado         como padre y protector, cuyo consejo se buscaba y cuyas opiniones contaban         en orden a la vida de la comunidad. Fuentes de Información:  | 
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Fuente: Vatican.va 
Carlos Liviero, Beato Obispo y   Fundador, 7 de juliio   
        
 Fundador de la Congregación Nació         en Vicenza (Italia) el 29 de mayo de 1866; era el mayor de cuatro hijos.         Fue ordenado sacerdote el 20 de noviembre de 1888. Desde 1889 desempeñó su         ministerio en Gallio, provincia de Vicenza y diócesis de Padua. Allí         manifestó desde el inicio el celo pastoral que lo caracterizaría durante         toda su vida. Veía las necesidades espirituales y materiales de sus fieles         y se dedicaba sin descanso a la evangelización y a la promoción humana. Se         entregó con pasión a la predicación, a la catequesis y a la administración         de los sacramentos.   | 
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Fuente: Santiebeati.it 
Oddino Barotti, Beato   Presbítero, 7 de Julio   
        
 Presbítero Martirologio Romano: En Fossano, en el Piamonte, beato Oddino Barotti, presbítero, párroco pobre y de conducta austera, que consumió su vida entregándose día y noche al cuidado de enfermos y moribundos durante una peste contagiosa (1400). 
 Más         que 650 años nos separan de él, pero quizás todavía tendría algo que decir         a sus conciudadanos, sacerdotes y laicos, por el heroísmo de una fe         integralmente sentida y concretada en obras de caridad. Hunde sus raíces         en la parte más antigua de Fossano (provincia de Cuneo, Italia), dónde, en         calle Garibaldi, se indica todavía la casa en que habría visto la luz, en         el año 1344.  | 
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Fuente: Santiebeati.it 
Willibaldo, Santo Obispo, 7 de   julio   
        
 Obispo Martirologio Romano: En Dryopolis (hoy Eichstätt), en Franconia, san Willibaldo, obispo, el cual, habiendo abrazado la vida monástica, recorrió como peregrino muchos santuarios y lugares santos con el fin de establecer en ellos la vida monástica, hasta que san Bonifacio le ordenó obispo de esta sede e hizo de él un valioso colaborador suyo en la evangelización de Germania, convirtiendo a Cristo muchos pueblos (787). 
 Es a este caminante inglés que Montecassino debe su         renacimiento espiritual, después de la destrucción encabezada por el         longobardo Zottone en los años 580-81. Su familia lo puso en la escuela de         los monjes de Waltham, dónde luego Villibaldo decide hacerse monje. Pero         antes de hacer sus votos definitivos sale de de su celda y de Inglaterra:         se va a Tierra Santa con un grupo de peregrinos, entre los que están su         padre (que morirá en Lucca) y su hermano Vinnibaldo. Permanece dos años en         Roma, luego continua sin su hermano su viaje hacia Palestina, territorio         que en aquel entonces estaba bajo dominio árabe. Los peregrinos cristianos         eran generalmente bien acogidos, sin embargo, por tensiones políticas con         el imperio de oriente, Villibaldo y los suyos caen en prisión: los         consideran espías. Pero en cuanto se re-establece la paz son liberado,         regresando a Roma en el 729, habían pasado siete años desde que su         partida.   | 
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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