JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Marcos (6, 1-6)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús fue a su tierra en compañía de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, se puso a enseñar en la sinagoga, y la multitud que lo escuchaba se preguntaba con asombro: "¿Dónde aprendió este hombre tantas cosas? ¿De dónde le viene esa sabiduría y ese poder para hacer milagros? ¿Qué no es éste el carpintero, el hijo de María, el hermano de Santiago, José, Judas y Simón? ¿No viven aquí, entre nosotros, sus hermanas?"
Y estaban desconcertados.
Pero Jesús les dijo: "Todos honran a un profeta, menos los de su tierra, sus parientes y los de su casa". Y no pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó a algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y estaba extrañado de la incredulidad de aquella gente. Luego se fue a enseñar en los pueblos vecinos.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.
El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu
El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
"El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?
Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).
Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?
Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).
† Misal
Décimocuarto Domingo del Tiempo Ordinario
Día del Señor
El Espíritu del Señor está sobre mí
Dichoso el que se acoje al Señor
Antífona de Entrada
Recordaremos, Señor, los dones de tu amor, en medio de tu templo. Que todos los hombres de la tierra te conozcan y alaben, porque es infinita tu justicia.
Se dice Gloria.
Oración Colecta
Oremos:
Dios nuestro, que por medio de la muerte de tu Hijo has redimido al mundo de la esclavitud del pecado, concédenos participar ahora de una santa alegría y, después en el cielo, de la felicidad eterna.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura Lectura del libro del profeta Ezequiel (2, 2-5)
En aquellos días, el espíritu entró en mí, hizo que me pusiera en pie y oí una voz que me decía: "Hijo de hombre, yo te envío a los israelitas, a un pueblo rebelde, que se ha sublevado contra mí.
Ellos y sus padres me han traicionado hasta el día de hoy. También sus hijos son testarudos y obstinados.
A ellos te envío para que les comuniques mis palabras. Y ellos, te escuchen o no, porque son una raza rebelde, sabrán que hay un profeta en medio de ellos".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial Salmo 122
Ten piedad de nosotros, ten piedad.
En ti, Señor, que habitas en lo alto, fijos los ojos tengo, como fijan sus ojos en las manos de su señor, los siervos.
Ten piedad de nosotros, ten piedad.
Así como la esclava en su señora tiene fijos los ojos, fijos en el Señor están los nuestros, hasta que Dios se apiade de nosotros.
Ten piedad de nosotros, ten piedad.
Ten piedad de nosotros, ten piedad, porque estamos, Señor, hartos de injurias; saturados estamos de desprecios, de insolencias y burlas.
Ten piedad de nosotros, ten piedad.
Segunda Lectura Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los corintios (12, 7-10)
Hermanos: Para que yo no me llene de soberbia por la sublimidad de las revelaciones que he tenido, llevo una espina clavada en mi carne, un enviado de Satanás, que me abofetea para humillarme. Tres veces le he pedido al Señor que me libre de esto, pero él me ha respondido: "Te basta mi gracia, porque mi poder se manifiesta en la debilidad".
Así pues, de buena gana prefiero gloriarme de mis debilidades, para que se manifieste en mí el poder de Cristo. Por eso me alegro de las debilidades, los insultos, las necesidades, las persecuciones y las dificultades que sufro por Cristo, porque cuando soy más débil, soy más fuerte.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
El Espíritu del Señor está sobre mí; él me ha enviado para anunciar a los pobres la Buena nueva.
Aleluya.
Evangelio
† Lectura del santo Evangelio según san Marcos (6, 1-6)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús fue a su tierra en compañía de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, se puso a enseñar en la sinagoga, y la multitud que lo escuchaba se preguntaba con asombro: "¿Dónde aprendió este hombre tantas cosas? ¿De dónde le viene esa sabiduría y ese poder para hacer milagros? ¿Qué no es éste el carpintero, el hijo de María, el hermano de Santiago, José, Judas y Simón? ¿No viven aquí, entre nosotros, sus hermanas?"
Y estaban desconcertados.
Pero Jesús les dijo: "Todos honran a un profeta, menos los de su tierra, sus parientes y los de su casa". Y no pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó a algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y estaba extrañado de la incredulidad de aquella gente. Luego se fue a enseñar en los pueblos vecinos.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice Credo.
Oración de los Fieles
Celebrante:
Levantemos nuestros ojos al Señor y confiando en su misericordia pidámosle por nosotros y por el mundo entero. Invoquémosle con fe diciendo:
Te lo pedimos, Señor.
Para que el Señor aleje de la Iglesia todo triunfalismo.
Oremos.
Te lo pedimos, Señor.
Para que nuestros Pastores, escuchando a los pobres y sencillos, se abran a los valores ocultos a los sabios de este mundo.
Oremos.
Te lo pedimos, Señor.
Para que en nuestro país reine el respeto, la solidaridad y el empeño por el bien común.
Oremos.
Te lo pedimos, Señor.
Para que los enfermos, los que son incomprendidos o perseguidos, los que se ven privados de lo necesario para vivir con dignidad, experimenten la fuerza de Cristo que los sostiene.
Oremos.
Te lo pedimos, Señor.
Para que el Señor sea la posesión y la felicidad de los difuntos.
Oremos.
Te lo pedimos, Señor.
Para que no nos quedemos en las apariencias sino que descubramos la presencia de Cristo en el corazón de nuestros hermanos.
Oremos.
Te lo pedimos, Señor.
Celebrante:
Muéstranos, Señor, tu amor y tu fidelidad, escucha nuestras oraciones y haz que vivamos con humildad de corazón.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
Oración sobre las Ofrendas
Que el sacrificio que vamos a ofrecerte nos purifique, Señor, y nos ayude a conformar cada día más nuestra vida con los ejemplos de tu Hijo Jesucristo, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.
Prefacio Dominical IV
Historia de la salvación
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor. Porque naciendo, restauró nuestra naturaleza caída; con su muerte destruyó nuestros pecados; al resucitar nos dio nueva vida; y ascendiendo hasta ti, Padre, nos abrió las puertas del Reino de los cielos.
Por eso, unidos a los coros angélicos, te aclamamos, llenos de alegría:
Santo, Santo, Santo...
Antífona de la Comunión
Probad y ved qué bueno es el Señor; dichoso el que se acoge a él.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Dios omnipotente y eterno, que nos has alimentado con el sacramento de tu amor, concédenos vivir siempre en tu amistad y agradecer continuamente tu misericordia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
† Meditación diaria
Décimo cuarto Domingo
ciclo b
TE BASTA MI GRACIA
— El Señor nos presta su ayuda para superar los obstáculos, las tentaciones y las dificultades.
— "Si quieres, puedes".
— Medios que debemos poner en las tentaciones.
I. En la Segunda lectura1 de la Misa nos muestra San Pablo su profunda humildad. Después de hablar a los de Corinto de sus trabajos por Cristo y de las visiones y revelaciones del Señor, les declara también su debilidad: para que no me engría, me fue clavado un aguijón en la carne, un ángel de Satanás, para que me abofetee, y no me engría.
No sabemos con seguridad a qué se refiere San Pablo cuando habla de este aguijón de la carne. Algunos Padres (San Agustín) piensan que se trata de una enfermedad física particularmente dolorosa; otros (San Juan Crisóstomo) creen que se refiere a las tribulaciones que le causan las continuas persecuciones de que es objeto; y algunos (San Gregorio Magno) opinan que se refiere a tentaciones especialmente difíciles de rechazar2. De todas formas, es algo que humilla al Apóstol, que entorpece en cierto modo su tarea de Evangelizador.
San Pablo había pedido al Señor por tres veces que apartara de él ese obstáculo. Y recibió esta sublime respuesta: Te basta mi gracia, porque la fuerza resplandece en la flaqueza. Para superar esa dificultad le basta la ayuda de Dios, y sirve además para poner de manifiesto el poder divino que le permite superarla. Al contar con la ayuda de Dios es más fuerte, y esto le hace exclamar: por eso, con sumo gusto me gloriaré más todavía en mis flaquezas, en los oprobios, en las necesidades, en las persecuciones y angustias, por Cristo; pues cuando soy débil, entonces soy fuerte. En nuestra debilidad experimentamos constantemente la necesidad de acudir a Dios y a la fortaleza que de Él nos viene. ¡Cuántas veces nos ha dicho el Señor en la intimidad de nuestro corazón: Te basta mi gracia, tienes mi ayuda para vencer en las pruebas y dificultades!
Alguna vez quizá experimentemos de modo especialmente vivo la soledad, la flaqueza o la tribulación: "Busca entonces el apoyo del que ha muerto y resucitado. Procúrate cobijo en las llagas de sus manos, de sus pies, de su costado. Y se renovará tu voluntad de recomenzar, y reemprenderás el camino con mayor decisión y eficacia"3.
Las mismas debilidades y flaquezas se pueden convertir en un bien mayor. Santo Tomás de Aquino, al comentar este pasaje, explica que Dios puede permitir en ocasiones ciertos males de orden físico o moral para obtener bienes más grandes y más necesarios4. Nunca nos dejará el Señor en medio de las pruebas. Nuestra misma debilidad nos ayuda a confiar más, a buscar con más presteza el refugio divino, a pedir más fuerzas, a ser más humildes: "¡Señor!, no te fíes de mí. Yo sí que me fío de Ti. Y al barruntar en nuestra alma el amor, la compasión, la ternura con que Cristo Jesús nos mira, porque Él no nos abandona, comprenderemos en toda su hondura las palabras del Apóstol: virtus in infirmitate perficitur (2 Cor 12, 9); con fe en el Señor, a pesar de nuestras miserias –mejor con nuestras miserias–, seremos fieles a nuestro Padre Dios; brillará el poder divino, sosteniéndonos en medio de nuestra flaqueza"5.
II. Me fue clavado un aguijón en la carne, un ángel de Satanás, para que me abofetee... Parece como si San Pablo sintiera aquí de una manera muy viva sus limitaciones, junto a las ocasiones en las que ha contemplado la grandeza de Dios y de su misión de Apóstol. También nosotros algunas veces hemos entrevisto en la vida "metas generosas, metas de sinceridad, metas de perseverancia.... y, sin embargo, tenemos como metida en el alma, como en lo más hondo de lo que somos, una especie de raíz de debilidad, de falta de fuerza, de oscura impotencia... y esto algunas veces nos tiene tristes y decimos: no puedo"6. Vemos lo que el Señor espera de nosotros en esa situación o en aquellas circunstancias, pero quizá nos encontramos débiles y cansados ante las pruebas y dificultades que debemos superar: "La inteligencia –iluminada por la fe– te muestra claramente no solo el camino, sino la diferencia entre la manera heroica y la estúpida de recorrerlo. Sobre todo, te pone delante la grandeza y la hermosura divina de las empresas que la Trinidad deja en nuestras manos.
"El sentimiento, en cambio, se apega a todo lo que desprecias, incluso mientras lo consideras despreciable. Parece como si mil menudencias estuvieran esperando cualquier oportunidad, y tan pronto como –por cansancio físico o por pérdida de visión sobrenatural– tu pobre voluntad se debilita, esas pequeñeces se agolpan y se agitan en tu imaginación, hasta formar una montaña que te agobia y te desalienta: las asperezas del trabajo; la resistencia a obedecer; la falta de medios; las luces de bengala de una vida regalada; pequeñas y grandes tentaciones repugnantes; ramalazos de sensiblería; la fatiga; el sabor amargo de la mediocridad espiritual... Y, a veces, también el miedo: miedo porque sabes que Dios te quiere santo y no lo eres.
"Permíteme que te hable con crudeza. Te sobran "motivos" para volver la cara, y te faltan arrestos para corresponder a la gracia que Él te concede, porque te ha llamado a ser otro Cristo, "ipse Christus!" —el mismo Cristo. Te has olvidado de la amonestación del Señor al Apóstol: "¡te basta mi gracia!", que es una confirmación de que, si quieres, puedes"7.
Te basta mi gracia. Son palabras que hoy el Señor dirige a cada uno de nosotros para que nos llenemos de fortaleza y de esperanza ante las pruebas que tengamos delante. Nuestra misma debilidad nos servirá para gozarnos en el poder de Cristo, nos enseñará a amar y sentir la necesidad de estar siempre muy cerca de Jesús. Las mismas derrotas, los proyectos incumplidos nos llevarán a exclamar: Cuando soy débil, entonces soy fuerte, porque Cristo está conmigo.
Cuando la tentación o los contratiempos o el cansancio se hagan mayores, el demonio tratará de insinuarnos la desconfianza, el desánimo, el descamino. Por eso, hoy debemos aprender la lección que nos da San Pablo: Cristo está entonces especialmente presente con su ayuda; basta que acudamos a Él. Y también podremos decir con el Apóstol: Con sumo gusto me gloriaré más todavía en mis flaquezas, en los oprobios, en las necesidades, en la persecuciones y angustias, por Cristo....
III. Sería temerario desear la tentación o provocarla, pero sería un error el temerla, como si el Señor no nos fuera a proporcionar su asistencia para vencerla. Podemos aplicarnos confiadamente las palabras del Salmo: Te enviará a su ángeles para que te guarden en todos tus caminos, // y ellos te llevarán en sus manos para que no tropieces en las piedras. // Pisarás sobre áspides y víboras, y hollarás al león y al dragón. // Porque me amó, Yo le salvaré; Yo le defenderé porque confesó mi nombre. // Me invocará y Yo le oiré, estaré con él en la tribulación, le sacaré y le honraré. // Le saciaré de días y le daré a ver mi salvación8.
Pero, a la vez, el Señor nos pide prevenir la tentación y poner todos los medios a nuestro alcance para vencerla: la oración y mortificaciones voluntarias; huir de las ocasiones de pecado, pues el que ama el peligro perecerá en él9; llevar una vida laboriosa de trabajo continuo, cumpliendo ejemplarmente los deberes profesionales y cambiando de actividad en el descanso; fomentar un gran horror a todo pecado, por pequeño que parezca; y, sobre todo, esforzándonos por aumentar en nosotros el amor a Cristo y a Santa María.
Combatimos con eficacia abriendo el alma en la dirección espiritual cuando comienza a insinuarse la tentación de la infidelidad, "pues manifestarla es ya casi vencerla. El que revela sus propias tentaciones al director espiritual puede estar seguro de que Dios otorga a este la gracia necesaria para dirigirle bien (...).
"No creamos nunca que la tentación se combate poniéndonos a discutir con ella, ni siquiera afrontándola directamente (...). Apenas se presente, apartemos de ella la mirada para dirigirla al Señor que vive dentro de nosotros y combate a nuestro lado, que ha vencido el pecado; abracémonos a Él en un acto de humilde sumisión a su voluntad, de aceptación de esa cruz de la tentación (...), de confianza en Él y de fe en su proximidad, de súplica para que nos transmita su fuerza. De este modo la tentación nos conducirá a la oración, a la unión con Dios y con Cristo: no será una pérdida, sino una ganancia. Dios hace concurrir todas las cosas para el bien de los que le aman (Rom 8, 28)"10.
De las pruebas, tribulaciones y tentaciones podemos sacar mucho provecho, pues en ellas demostraremos al Señor que le necesitamos y que le amamos. Nos encenderán en el amor y aumentarán las virtudes, pues no solo vuela el ave por el impulso de sus alas, sino también por la resistencia del aire: de alguna manera, necesitamos obstáculos y contrariedades para que crezca nuestro amor. Cuanto mayor sea la resistencia del ambiente o de las propias flaquezas para ir adelante en el camino, más ayudas y gracias nos dará Dios. Y Nuestra Madre del Cielo estará siempre muy cerca en esos momentos de mayor necesidad: no dejemos de acudir a su protección maternal.
1 2 Cor 12, 7-10. — 2 Cfr. Sagrada Biblia, vol. VII, Epístolas de San Pablo a los Corintios, EUNSA, Pamplona 1984, in loc. — 3 San Josemaría Escrivá, Vía Crucis, Rialp, Madrid 1981, XII, n. 2. — 4 Santo Tomás. Comentario a la Segunda Carta a los Corintios, in loc. — 5 San Josemaría Escrivá, Amigos de Dios, 194. — 6 A. García Dorronsoro, Apuntes de esperanza, Rialp, Madrid 1974, p. 123. — 7 San Josemaría Escrivá, Surco, n. 166. — 8 Sal 90, 11 ss. — 9 Eclo 3, 27. — 10 B. Baur, En la intimidad con Dios, Barcelona 1975, pp. 121-122.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
San Antonio María Zaccaria
Sacerdote y fundador
Año 1539.
En este sacerdote que murió muy joven, sí que se cumplió aquella frase del Libro de la Sabiduría en la S. Biblia "Vivió muy poco tiempo, pero hizo obras como si hubiera tenido una vida muy larga".
Nació en Cremona, Italia, en 1502. Quedó huérfano de padre cuando tenia muy pocos años. Su madre, viuda a los 18 años, renunció a nuevos matrimonios que se le ofrecían con tal de dedicarse totalmente a la educación de su hijita y los resultados que obtuvo fueron admirables.
Estudió medicina en la Universidad de Padua, y allí supo cuidarse muy bien para huir de las juergas universitarias y así conservar la santa virtud de la castidad. Desde joven renunció a los vestidos elegantes y costosos, y vistió siempre como la gente pobre, y el dinero que ahorraba con esto, lo repartía entre los más necesitados.
A los 22 años se graduó de médico y su gran deseo era dedicarse totalmente a atender a las gentes más pobres, la mayor parte de las veces gratuitamente, y aprovechar su profesión para ayudarles también a sus pacientes a salvar el alma y ganarse el cielo. Pero unos años después, sus directores espirituales le aconsejaron que hiciera también los estudios sacerdotales, y así logró ordenarse de sacerdote. Así fue doblemente médico: de los cuerpos y de las almas.
Antonio María tuvo siempre desde muy pequeño un inmenso amor por los pobres. Ya en la escuela, volvía a veces a casa sin saco, porque lo había regalado a algún pobrecito que había encontrado por ahí tiritando de frío. Durante sus años de profesional y sacerdote, todo lo que consigue lo reparte entre los más necesitados.
Se trasladó a Milán (la ciudad de mayor número de habitantes en Italia) porque en esa gran ciudad tenía más posibilidades de extender su apostolado a muchas gentes. Y allí, por medio de la hermana Luisa Torelli fundó la comunidad de las hermanas llamadas "Angelicales" (nombre que les pusieron porque su convento se llamaba de "Los Santos Angeles"). El fin de esta comunidad era preservar a las jovencitas que estaban en peligro de caer en vicios, y redimir y volver al buen camino a las que ya habían caído. Estas hermanas le ayudaron muchísimo a nuestro santo en todos sus apostolados.
Luego con otros compañeros fundó la Comunidad llamada "Clérigos de San Pablo" los cuales, por vivir en un convento llamado de San Bernabé, fueron llamados por la gente "Los Padres Bernabitas". Esta congregación tenía por fin predicar para convertir a los pecadores, extender por todas partes la devoción a la Pasión y muerte de Cristo, y a su santa Cruz. Y esforzarse lo más posible por tratar de obtener la renovación de la vida espiritual y piadosa entre el pueblo, que estaba muy decaida y relajada. Estos religiosos hicieron tanto bien en la ciudad y sus alrededores que unos años mas tarde, San Carlos, gran arzobispo de Milán, dirá de ellos: "Son la ayuda más formidable que he encontrado en mi arquidiócesis".
San Antonio María sentía un gran cariño por la Sagrada Eucaristía, donde está Cristo presente en la Santa Hostia, con su Cuerpo, Sangre, alma y divinidad. Por eso propagó por todas partes la devoción de las Cuarenta Horas, que consiste en dedicar tres días cada año, en cada templo, a honrar solemnemente a la Sma. Eucaristía con rezos, cantos y otros actos solemnes de culto.
Otra de sus grandes devociones era la pasión y muerte de Cristo. Cada viernes, a las tres de la tarde hacía sonar las campanas, para recordar a la gente que a esa hora había muerto Nuestro Señor. Siempre llevaba una imagen de Jesús crucificado, y se esmeraba por hacer que sus oyentes meditaran en los sufrimientos de Jesús en su Pasión y Muerte, porque esto aumenta mucho el amor hacia el Redentor. Y una tercera devoción que lo acompaño en sus años de sacerdocio fue un enorme entusiasmo por las Cartas de San Pablo. Su lectura lo emocionaba hasta el extremo, y de ellas predicaba, y a sus discípulos les insistía en que leyeran tan preciosas cartas frecuentemente, y que meditaran en sus importantísimas enseñanzas. A él le sucedió lo que le ha pasado a miles y millones de creyentes en el mundo entero, que al leer las Cartas de San Pablo han descubierto en ellas unos mensajes celestiales tan interesantes que quedan entusiasmados para siempre por su lectura y meditación.
A nuestro santo le correspondió vivir en los tiempos difíciles en los que en Alemania el falso reformador Lutero proclamaba una falsa reforma en la religión, y en Roma y España, San Ignacio y sus jesuitas empezaban a trabajar por conseguir una verdadera reforma de la Iglesia, y muchísimos católicos sentían un intenso deseo de que empezara una era de mayor fervor y menos frialdad y maldad. San Antonio María fue uno de los que con su enorme apostolado preparó la gran Reforma de la Iglesia Católica que iba a traer el Concilio de Trento.
Siendo aún muy joven, sintió que de tanto trabajar por el apostolado, le faltaban las fuerzas. Se fue a casa de su santa madre, y en sus brazos murió el 5 de julio de 1539. Tenía apenas 37 años, pero había hecho labores apostólicas como si hubiera trabajado por tres docenas de años más. El Papa León XIII lo declaró santo en 1897. Y nosotros le pedimos a San Antonio Zaccaría, que pida mucho al buen Dios para que la Iglesia Católica se renueve día por día y no vaya a caer nunca en la relajación y que no se enfríe nunca en el santo fervor que Nuestro Señor quiere de cada uno de los creyentes.
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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Atanasio el Atonita, Santo Abad, 5 de julio
AbadMartirologio Romano: En el monte Athos, san Atanasio, hegúmeno, humilde y pacífico, que estableció la vida cenobítica en la Gran Laura (c. 1004).
El Monte Athos, o sea el pico oriental del triple promontorio con que la península Calcídica penetra en el Mar Egeo, ha sido durante mil años el principal centro del monaquismo bizantino. Esa "república monástica", como se la ha llamado, no está en comunión con la Santa Sede desde hace muchos siglos Pero, a los comienzos de su organización y en los siglos anteriores, cuando el Monte Athos estaba poblado por pequeñas colonias de ermitaños, constituía un centro de ortodoxia católica en un sentido diferente del actual. Quien organizó el conjunto de monasterios en el Monte Athos, fue San Atanasio. Nació en Trebizonda, hacia el año 920. Era hijo de un antioqueño y recibió en el bautismo el nombre de Abraham. Hizo sus estudios en Constantinopla, donde; llegó a ser profesor. Cuando ejercía en dicha ciudad el oficio de maestro, conoció a San Miguel Maleinos y a su sobrino Nicéforo Focas. Este último había de convertirse en su protector, al ocupar el trono imperial. Abraham tomó el hábito en el monasterio que San Miguel gobernaba en Kimina de Bitinia y recibió el nombre de Atanasio. Ahí vivió hasta el año 958, más o menos. El monasterio de Kimina era una "laura", es decir, una serie de celdas aisladas, construidas alrededor de una iglesia. Cuando murió San Miguel Maleinos, Atanasio, previno que iban a elegirle abad, y huyó al Monte Athos. Ahí le reservaba Dios una responsabilidad todavía más pesada que el cargo de abad que había rehuido. |
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Fuente: Santopedia.com
Marta, Santa Laica, 5 de julio
Madre de San Simeón Estilita, el JovénMartirologio Romano: En el monte Admirable, en Siria, santa Marta, madre de san Simeón Estilita el Joven (551)
Nacida en Antioquía a inicios del siglo VI, Marta, aunque en su juventud había hecho un voto de virginidad, contrajo matrimonio con Juan, originario de Edesa, por obediencia a sus padres y por una revelación durante un sueño, en la que San Juan Bautista le anunciaba el nombre que tendría el hijo que nacería de ella. |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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