viernes, 24 de julio de 2015

Domingo por la Santísima Trinidad. 26/07/2015. Excepto causa grave, no asistir a Misa dominical es pecado GRAVE (CIC 2042, 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). Precepto: Misa ENTERA. Víspera del Domingo comienza el Sábado después 1

JA

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Juan (6, 1-15)

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús se fue a la otra orilla del mar de Galilea o lago de Tiberíades. Lo seguía mucha gente, porque habían visto las señales milagrosas que hacía curando a los enfermos. Jesús subió al monte y se sentó allí con sus discípulos. Estaba cerca la Pascua, festividad de los judíos. Viendo Jesús que mucha gente lo seguía, le dijo a Felipe: "¿Cómo compraremos pan para que coman éstos?" Le hizo esta pregunta para ponerlo a prueba, pues él bien sabía lo que iba a hacer. Felipe le respondió: "Ni doscientos denarios bastarían para que a cada uno le tocara un pedazo de pan".

Otro de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo: "Aquí hay un muchacho que trae cinco panes de cebada y dos pescados. Pero, ¿qué es eso para tanta gente?" Jesús le respondió: "Díganle a la gente que se siente". En aquel lugar había mucha hierba. Todos, pues, se sentaron ahí; y tan sólo los hombres eran unos cinco mil.

Enseguida tomó Jesús los panes, y después de dar gracias a Dios, se los fue repartiendo a los que se habían sentado a comer. Igualmente les fue dando de los pescados todo lo que quisieron. Después de que todos se saciaron, dijo a sus discípulos: "Recojan los pedazos sobrantes, para que no se desperdicien". Los recogieron y con los pedazos que sobraron de los cinco panes llenaron doce canastos.

Entonces la gente, al ver la señal milagrosa que Jesús había hecho, decía: "Este es, en verdad, el profeta que había de venir al mundo". Pero Jesús, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró de nuevo a la montaña, él solo.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.

El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu

El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

"El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?

Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).

Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?

Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html

Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).

 

 

Misal

 

Decimoséptimo Domingo del Tiempo Ordinario

Día del Señor

Adoremos a Dios en su santo templo

Bendeciré al Señor eternamente

Antífona de Entrada

Adoremos a Dios en su santo templo. El nos hace habitar juntos en su casa. El es la fuerza y el poder de su pueblo.

Se dice Gloria.

Oración Colecta

Oremos:

Padre santo y todopoderoso, protector de los que en ti confían, ten misericordia de nosotros y enséñanos a usar con sabiduría de los bienes de la tierra, a fin de que no nos impidan alcanzar los del cielo.

Por nuestro Señor Jesucristo...

Amén.

 

Primera Lectura

Lectura del segundo libro de los Reyes (4, 42-44)

En aquellos días, llegó de Baal-Salisá un hombre que traía para el siervo de Dios, Eliseo, como primicias, veinte panes de cebada y grano tierno en espiga.

Entonces Eliseo dijo a su criado: "Dáselos a la gente para que coman". Pero él le respondió: "¿Cómo voy a repartir estos panes entre cien hombres?" Eliseo insistió: "Dáselos a la gente para que coman, porque esto dice el Señor: 'Comerán todos y sobrará' ".

El criado repartió los panes a la gente; todos comieron y todavía sobró, como había dicho el Señor.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

 

Salmo Responsorial Salmo 144

Bendeciré al Señor eternamente.

Que te alaben, Señor, todas tus obras y que todos tus fieles te bendigan. Que proclamen la gloria de tu reino y den a conocer tus maravillas.

Bendeciré al Señor eternamente.

A ti, Señor, sus ojos vuelven todos y tú los alimentas a su tiempo. Abres, Señor, tus manos generosas y cuantos viven quedan satisfechos.

Bendeciré al Señor eternamente.

Siempre es justo el Señor en sus designios y están llenas de amor todas sus obras. No está lejos de aquellos que lo buscan; muy cerca está el Señor de quien lo invoca.

Bendeciré al Señor eternamente.

 

Segunda Lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los efesios (4, 1-6)

Hermanos: Yo, Pablo, prisionero por la causa del Señor, los exhorto a que lleven una vida digna del llamamiento que han recibido. Sean siempre humildes y amables; sean comprensivos y sopórtense mutuamente con amor; esfuércense en mantenerse unidos en el espíritu con el vínculo de la paz.

Porque no hay más que un solo cuerpo y un solo Espíritu, como también una sola es la esperanza del llamamiento que ustedes han recibido. Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que reina sobre todos, actúa a través de todos y vive en todos.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

 

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.

Un gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo.

Aleluya.

 

Evangelio

† Lectura del santo Evangelio según san Juan (6, 1-15)

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús se fue a la otra orilla del mar de Galilea o lago de Tiberíades. Lo seguía mucha gente, porque habían visto las señales milagrosas que hacía curando a los enfermos. Jesús subió al monte y se sentó allí con sus discípulos. Estaba cerca la Pascua, festividad de los judíos. Viendo Jesús que mucha gente lo seguía, le dijo a Felipe: "¿Cómo compraremos pan para que coman éstos?" Le hizo esta pregunta para ponerlo a prueba, pues él bien sabía lo que iba a hacer. Felipe le respondió: "Ni doscientos denarios bastarían para que a cada uno le tocara un pedazo de pan".

Otro de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo: "Aquí hay un muchacho que trae cinco panes de cebada y dos pescados. Pero, ¿qué es eso para tanta gente?" Jesús le respondió: "Díganle a la gente que se siente". En aquel lugar había mucha hierba. Todos, pues, se sentaron ahí; y tan sólo los hombres eran unos cinco mil.

Enseguida tomó Jesús los panes, y después de dar gracias a Dios, se los fue repartiendo a los que se habían sentado a comer. Igualmente les fue dando de los pescados todo lo que quisieron. Después de que todos se saciaron, dijo a sus discípulos: "Recojan los pedazos sobrantes, para que no se desperdicien". Los recogieron y con los pedazos que sobraron de los cinco panes llenaron doce canastos.

Entonces la gente, al ver la señal milagrosa que Jesús había hecho, decía: "Este es, en verdad, el profeta que había de venir al mundo". Pero Jesús, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró de nuevo a la montaña, él solo.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Se dice Credo.

Oración de los Fieles

Celebrante:

Somos hermanos, porque Dios es nuestro Padre; por eso, con espíritu filial oremos diciendo:

Padre, escúchanos.

Por los cristianos del tercer milenio: para que seamos humildes, amables y comprensivos con todos.

Oremos al Señor.

Padre, escúchanos.

Por los pastores de la Iglesia: para que se esfuercen por mantener la unidad entre los discípulos de Cristo.

Oremos al Señor.

Padre, escúchanos.

Por los que tienen autoridad en nuestro país: para que velen por el bien común, la justicia y la paz.

Oremos al Señor.

Padre, escúchanos.

Por los que pasan hambre, sed,desnudez o abandono, por los que no tienen hogar: para que les llegue la ayuda que necesitan para vivir con dignidad.

Oremos al Señor.

Padre, escúchanos.

Por los enfermos: para que fortalecidos por la comunión con el Cuerpo de Cristo se sientan aliviados.

 Oremos al Señor.

Padre, escúchanos.

Por los que participamos de la Eucaristía: para que el alimento del Pan y la Palabra nos den fuerzas para no desfallecer en la vivencia de nuestra vocación.

Oremos al Señor.

Padre, escúchanos.

Celebrante:

Padre bueno, Tú que lo penetras todo y todo lo sabes, acoge las oraciones que te hemos presentado y las que cada uno lleva en el corazón, y haz que permanezcamos unidos en el amor.

Por Jesucristo nuestro Señor.

Amén.

 

Oración sobre las Ofrendas

Acepta, Señor, estos dones que tu generosidad ha puesto en nuestras manos, y concédenos que este sacrificio santifique toda nuestra vida y nos conduzca a la felicidad eterna.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.

Prefacio Dominical VII

La salvación por la obediencia de

Cristo

El Señor esté con ustedes.

Y con tu espíritu.

Levantemos el corazón.

Lo tenemos levantado hacia el Señor.

Demos gracias al Señor, nuestro Dios.

Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque tu amor al mundo fue tan misericordioso, que no sólo nos enviaste como redentor a tu propio Hijo, sino que lo quisiste en todo semejante a nosotros, menos en el pecado, para poder así amar en nosotros lo que en él amabas.

Y con su obediencia nos devolviste aquellos dones que por nuestra desobediencia habíamos perdido.

Por eso, ahora nosotros, llenos de alegría, te aclamamos con los ángeles y los santos, diciendo:

Santo, Santo, Santo...

 

Antífona de la Comunión

Bendice, alma mía, al Señor y no olvides sus muchos beneficios.

Oración después de la Comunión

Oremos:

Señor, que esta Eucaristía, memorial de la muerte y resurrección de tu Hijo, nos ayude a corresponder al don inefable de su amor y a procurar cada día nuestra salvación eterna.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.


Meditación diaria

Décimo séptimo Domingo

ciclo b

LA FIDELIDAD EN LO PEQUEÑO

— Jesús se nos muestra siempre atento a las diversas situaciones humanas y nos enseña a santificar las realidades corrientes.

— En el cumplimiento del propio deber encontramos el lugar, la materia y el modo de ser fieles al Señor. El valor de las cosas pequeñas.

— Dios nos pide cada día lo que está al alcance de nuestras fuerzas. Correspondencia en lo que parece de poca importancia.

I. Gentes de los pueblos vecinos habían acudido a un lugar alejado, junto al lago de Genesaret. Y mientras Jesús hablaba, ninguno pensó en el cansancio, ni en las horas de ayuno, ni en la falta de provisiones y en la imposibilidad de obtenerlas. Las palabras de Jesús les han cautivado, les han llegado a lo más hondo del corazón, y se han olvidado del hambre y del camino de vuelta. Sin embargo, Jesús sí comprende nuestras necesidades materiales; por eso, se apiadó también de aquellos cuerpos exhaustos de quienes, por un motivo u otro, le habían seguido durante varios días. Y realiza el espléndido milagro de la multiplicación de los panes y de los peces1.

Y cuando todos han comido y están entusiasmados por el milagro que han visto con sus propios ojos, el Señor aprovecha la ocasión para dar a los Apóstoles –y a nosotros– una lección práctica, a la vez, del valor de las cosas pequeñas, de pobreza cristiana, de buena administración de los bienes que se poseen. Cuando se saciaron, dijo a sus discípulos: Recoged los trozos que han sobrado para que nada se pierda. Entonces los recogieron y llenaron doce cestos con los trozos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido. Jesús nos muestra su magnificencia con la abundancia, pues todos comieron cuanto quisieron, y la necesidad de evitar el derroche inútil e irresponsable de los bienes; nos da ejemplo cuando se compadece de las multitudes y obra grandes prodigios, y también en estos detalles menudos.

La grandeza de alma de Cristo se manifiesta en los grandes prodigios y en lo poco de cada día. "La recogida de lo que sobró es un modo pedagógico de mostrarnos el valor de las cosas pequeñas hechas con amor de Dios: el orden en los detalles materiales, la limpieza, el acabar las tareas hasta el final"2. Durante treinta años de su vida estuvo ocupado en asuntos aparentemente sin trascendencia: elaborar cola para ensamblar unas maderas, aserrar troncos para fabricar muebles sencillos... Y también en estos trabajos de poco relieve externo estaba el Hijo de Dios redimiendo a la humanidad.

El Evangelio nos muestra con frecuencia cómo Jesús, durante su vida pública, permanecía constantemente en diálogo con su Padre celestial, y a la vez estaba atento a las cosas materiales y humanas, a lo que ocurría a su alrededor: cuando devuelve la vida a la hija de Jairo ordena que le den de comer; ante el asombro general que causó la resurrección de Lázaro, es Él quien ha de decir: Desatadle y dejadle ir3; sabe darse cuenta del momento en que sus discípulos tienen necesidad de descansar4... Vemos a Jesús bien atento a las situaciones humanas, y nos enseña a nosotros a santificar esas menudas realidades corrientes: estar en las cosas de los demás, estar en las cosas de la casa: no vivir en las nubes.

San Pablo nos recuerda en la Segunda lectura de la Misa5 la atención que debemos tener con todos aquellos con quienes nos relacionamos: sed siempre humildes y amables; sobrellevaos mutuamente con amor... Es una llamada a la afabilidad, a la paciencia, a la cordialidad..., a esas virtudes que permiten la convivencia y en las que mostramos que amamos a Dios y a nuestros hermanos los hombres.

II. Recoged los trozos que han sobrado... Parece que es un detalle de poca importancia en comparición con el milagro realizado, pero el Señor pide que se viva. Toda nuestra vida está compuesta prácticamente de cosas que casi no tienen relieve. Las virtudes están formadas por una tupida red de actos que quizá no sobresalen de lo corriente y ordinario, pero en ellas, con heroísmo, se va forjando día a día la propia santidad. Cada jornada la encontramos llena de ocasiones para ser fieles, para decirle al Señor que le amamos: ""Obras son amores y no buenas razones". ¡Obras, obras! —Propósito: seguiré diciéndote muchas voces que te amo –¡cuántas te lo he repetido hoy!–; pero, con tu gracia, será sobre todo mi conducta, serán las pequeñeces de cada día –con elocuencia muda– las que clamen delante de Ti, mostrándote mi Amor"6.

Ante el Señor tienen gran trascendencia el orden, la puntualidad, el cuidado de los libros con los que estudiamos o de los instrumentos de trabajo, la afabilidad con nuestros colegas, con la mujer, con los hijos, con los hermanos, el huir de la rutina que mata el amor humano –también el amor a la propia profesión–, el querer darle sentido a cada día, a cada hora, aunque sea el mismo trabajo que hemos realizado durante años. La vida se vuelve mediocre, desamorada, cuando permitimos que entre la rutina, cuando no damos importancia a lo que hacemos porque nos parece que da igual hacerlo de un modo o de otro. En el trabajo diario, en nuestros deberes profesionales, encontramos habitualmente un campo importante para vivir la mortificación: "no hablando mal de lo que va mal" en las personas o en la empresa si no hay verdadera necesidad de hacerlo –y entonces lo haremos con objetividad y caridad, salvando siempre la intención de las personas, que no conocemos–, poniendo intensidad, sin dejar para después lo que resulta más duro y costoso, prestando esos pequeños servicios que todo trabajo en común lleva consigo...

Es posible que se nos presenten pocas ocasiones –quizá ninguna– de salvar a otros con un acto heroico, exponiendo nuestra propia vida. Sin embargo, todos los días tendremos oportunidad de decir una palabra amable a ese amigo, a ese hermano que se le nota más cansado o preocupado, de pedir las cosas con amabilidad, de ser agradecidos, de evitar conversaciones o comentarios que siembran la inquietud y de los que nada positivo resulta, de ceder en la opinión, de evitar a toda costa el malhumor, que tanto daño causa a nuestro alrededor; podemos esforzarnos por entablar una conversación cuando el silencio se vuelve oneroso, o en escuchar con interés a quien nos habla. A veces, lo que parece más trivial (un recuerdo, un saludo amable, un favor que casi no es nada) produce en los demás un bien desproporcionado: les hace sentirse seguros, tenidos en cuenta, apreciados, estimulados para el bien. Notamos entonces como un reflejo de Dios en la convivencia, en la vida familiar, tan distinto de aquellas situaciones en las que se desatan las envidias, se crea una situación tensa o distante, o se dicen palabras que nunca se debían haber pronunciado... Y así ocurre con todas las virtudes: la fe se expresa a veces en un acto de amor ("Jesús, te quiero, cuenta conmigo, no me dejes") cuando pasamos cerca de un Sagrario en medio del ruido de la ciudad; la piedad, en una mirada a una imagen de la Virgen (¡cuánto se puede decir en el solo mirar!); la fortaleza, en cortar una conversación impura, en dar la cara por Jesucristo, por la Iglesia..., en evitar una ocasión de pecado, en procurar rendir en la última hora de trabajo de esa jornada que nos ha parecido más larga porque han surgido más problemas, porque estábamos con menos salud...

Cada día nos espera Cristo con las manos abiertas. En ellas podemos dejar esfuerzos, sonrisas, constancia en la labor..., muchas cosas pequeñas, que Él sabe apreciar, tesoros que guarda para la eternidad, en donde nos dirá al llegar: Ven, siervo bueno y fiel, ya que has sido fiel en lo poco, yo te daré lo mucho7.

III. Nuestra vida se compone de muchos pequeños esfuerzos, y si todos los orientamos en la dirección de la voluntad de Dios, del amor, nos llevarán muy lejos. Muchos pequeños pasos llevan hasta el final del camino, y la fidelidad en lo pequeño nos permitirá resistir tentaciones importantes8. Por el contrario: el que desprecia las cosas pequeñas, poco a poco vendrá a caer en las grandes9.

Dios nos pide algo en cada momento, pero siempre al alcance de nuestras fuerzas. Tras la primera correspondencia, llegan más gracias para una segunda, por haber correspondido a la primera. Y así una gracia mayor se sucede a otra, si somos fieles.

Por otra parte, las cosas pequeñas no suelen mover a la vanidad, que tantas obras deja vacías. ¿A quién se le va a ocurrir aplaudir a quien ha cedido su asiento en el autobús, o a quien ha dejado ordenados los papeles y libros al terminar el estudio? ¿Quién va a alabar a la madre de familia porque sonría, si es lo que todos esperan de ella, o al profesor que ha preparado a conciencia su clase, o al alumno que ha estudiado la materia del examen, o al médico que ha tratado con delicadeza al enfermo?

Y estas cosas pequeñas, muchas de las cuales son meramente humanas, se tornan divinas por el ofrecimiento de obras que de ellas hacemos todas las mañanas y que luego hemos procurado renovar durante el día. Lo humano y lo divino se funden en una honda unidad de vida, que nos permite ganarnos poco a poco el Cielo con lo humano de cada jornada. Para ser fieles en lo pequeño necesitamos un gran amor al Señor, el deseo profundo de ser todo de Él, de querer buscarle en las ocasiones que se presentan en toda vida normal. A la vez, el cuidado de lo pequeño alimenta de continuo nuestro amor a Dios.

La Virgen Nuestra Señora nos enseñará a valorar lo que parece sin importancia, a cuidar los detalles, lo menudo. Y esto en la vida familiar, en las relaciones sociales, en el cumplimiento de nuestro deber, en la piedad con Dios.

1 Jn 6, 1-15. — 2 Sagrada Biblia, Santos Evangelios, EUNSA, Pamplona 1983, nota a Mc 6, 42. 3 Jn 11, 44. 4 Mc 6, 31. — 5 Ef 4, 16. — 6 San Josemaría Escrivá, Forja, n. 498. — 7 Mt 25, 21. — 8 Cfr. Lc 16, 10. — 9 Eclo 19, 1.


26 de julio

SAN JOAQUÍN Y SANTA ANA,

PADRES DE LA VIRGEN MARÍA*

Memoria

— El hogar de los padres de la Virgen.

— Familias cristianas.

— Educación de los hijos. Rezar en familia.

I. Alabemos a Joaquín y a Ana por su hija: en ella les dio el Señor la bendición de todos los pueblos1.

Una antiquísima tradición nos ha conservado los nombres de los padres de Santa María, que fueron, "dentro de su tiempo y de sus circunstancias históricas concretas, un eslabón precioso del proyecto de salvación de la humanidad"2. A través de ellos nos ha llegado la bendición que un día prometió Dios a Abrahán y a su descendencia, pues a través de su Hija recibimos al Salvador. San Juan Damasceno afirma que los conocemos por sus frutos: la Virgen María es el gran fruto que dieron a la humanidad. Ana la concibió purísima e inmaculada en su seno. "¡Oh bellísima niña, sumamente amable! exclama el santo Doctor. ¡Oh hija de Adán y Madre de Dios! ¡Bienaventuradas las entrañas y el vientre de los que saliste! ¡Bienaventurados los brazos que te llevaron, los labios que tuvieron el privilegio de besarte...!"3. San Joaquín y Santa Ana tuvieron la inmensa suerte de haber podido cuidar y tener en su hogar a la Madre de Dios. ¡Cuántas gracias derramaría el Señor sobre ellos! Santa Teresa de Jesús, que solía poner los monasterios que fundaba bajo la protección de San José y de Santa Ana, argumentaba: "La misericordia de Dios es tan grande que no dejará por nada de favorecer la casa de su gloriosa abuela"4. Jesús, por vía materna, desciende directamente de estos santos esposos que hoy celebramos.

A los padres de Nuestra Señora podemos encomendar nuestras necesidades, especialmente aquellas que se refieren a la santidad de nuestros hogares: Señor, Dios de nuestros padres rogamos con una oración de la Liturgia de la Misa, Tú que concediste a San Joaquín y a Santa Ana la gracia de traer a este mundo a la Madre de tu Hijo, concédenos, por la plegaria de estos santos, la salvación que has prometido a tu pueblo5. Ayúdanos, por su intercesión, a velar por aquellos que especialmente has puesto a nuestro cuidado. Enséñanos a crear a nuestro alrededor un clima humano y sobrenatural en el que sea más fácil encontrarte a Ti, nuestro fin último Y nuestro tesoro.

II. El Papa Juan Pablo II enseña que San Joaquín y Santa Ana son "una fuente constante de inspiración en la vida cotidiana, en la vida familiar y social". Y exhortaba: "Transmitíos mutuamente de generación en generación, junto con la oración, todo el patrimonio de la vida cristiana"6. En el hogar que formaron los padres de Santa María, recibió Ella el tesoro de las tradiciones de la Casa de David que pasaban de una generación a otra. Allí aprendió Nuestra Señora a dirigirse a su Padre Dios con inmensa piedad: en este hogar conoció las profecías referentes a la llegada del Mesías, al lugar de su nacimiento...

María recordaría el hogar de sus padres Joaquín y Ana cuando llegó el momento de formar el suyo, donde nacería Jesús. De Santa María, Jesús a su vez aprendería formas de hablar, dichos populares llenos de sabiduría, que años más tarde empleará en su predicación. De sus labios maternales, Jesús Niño oiría con inmensa piedad aquellas primeras oraciones que los hebreos enseñan a sus hijos en cuanto comienzan a pronunciar las primeras palabras. ¡Qué buena maestra sería la Virgen! ¡Con cuánta ternura manifestaría la riqueza de su alma llena de gracia!

Es muy probable que nosotros también hayamos recibido el incomparable don de la fe y costumbres buenas desde muchos ascendientes que las han ido conservando y transmitiendo como un tesoro. A la vez, tenemos el grato deber de conservar ese patrimonio para llevarlo a otros.

Ahora, cuando los ataques contra la familia parecen arreciar, debemos guardar con fortaleza ese patrimonio recibido, que también hemos procurado enriquecer con el ejercicio de las virtudes humanas y con nuestra fe. Hemos de hacer presente a Dios en el hogar también con esas costumbres cristianas de siempre: la bendición de la mesa, rezar con los hijos más pequeños las oraciones de la noche... leer con los mayores algún versículo del Evangelio, rezar por los difuntos alguna oración breve, por las intenciones de la familia y del Papa..., asistir juntos los domingos a la Santa Misa... Y el Santo Rosario, la oración que los Romanos Pontífices tanto han recomendado que se rece en familia. Alguna vez se puede rezar durante un viaje, o en un momento en el que se acomoda mejor al horario familiar... No es necesario que sean numerosas las prácticas de piedad en la familia, pero sería poco natural que no se realizara ninguna en un hogar en el que todos, o casi todos, se profesan creyentes. Se ha dicho que a los padres que saben rezar con sus hijos les resulta más fácil encontrar el camino que lleva hasta su corazón. Y estos jamás olvidan las ayudas de sus padres para rezar, para acudir a la Virgen en todas las situaciones. ¡Cómo agradecemos nosotros las oraciones que nos enseñaron de pequeños, las formas prácticas de tratar a Jesús Sacramentado...! Es, sin duda, la mejor herencia que recibimos.

Las nuevas circunstancias piden familias coherentes, generosas en su comportamiento. Será también muy grato a Nuestra Madre, Santa María, que renovemos una vez más el propósito tantas veces formulado de procurar ser siempre instrumentos de unión entre los diversos miembros de la familia a través del servicio gustoso y de los pequeños sacrificios diarios en favor de los demás. Este empeño santo llevará a pedir cada día por aquel de la familia que más lo necesite, a tener mayores atenciones con el más débil, con el que parece que flaquea, a poner más cariño con quien se encuentra enfermo o impedido.

III. San Joaquín y Santa Ana debieron pensar muchas veces que algo grande quería Dios de aquella hija suya, llena de tantos dones humanos y sobrenaturales, y la ofrecerían a Dios como los hebreos solían hacer con sus hijos. Los padres, que fortalecen su amor en la oración, sabrán respetar la voluntad de Dios sobre sus hijos, más aún cuando estos reciben una vocación de entrega plena a Dios incluso muchas veces la pedirán al Señor y la desearán para esos hijos, porque "no es sacrificio entregar los hijos al servicio de Dios solía decir San Josemaría Escrivá: es honor y alegría"7, el mayor honor, la mayor alegría. Y los hijos "sentirán toda la belleza de dedicar sus energías al servicio del Reino de Dios", porque, de muchas maneras, así lo han aprendido en el hogar familiar.

El amor en el matrimonio "puede ser también un camino divino, vocacional, maravilloso, cauce para una completa dedicación a nuestro Dios"8. Este amor ha de ser eficaz y operativo en cuanto se refiere a su fruto, que son los hijos. El verdadero amor se manifestará en el empeño por formarles para que sean trabajadores, austeros, educados en el pleno sentido de la palabra..., y sean así buenos cristianos. Que arraiguen en ellos los fundamentos de las virtudes humanas: la reciedumbre, la sobriedad en el uso de los bienes, la responsabilidad, la generosidad, la laboriosidad...; que aprendan a gastar sabiendo las necesidades que muchos padecen actualmente en el mundo...

El amor verdadero por los hijos llevará a interesarse por el centro educativo donde se forman, a estar muy pendientes de la calidad de enseñanza que reciben, y de modo particular de la enseñanza religiosa, pues de ella puede depender su misma salvación. Ese amor moverá a los padres a buscar un lugar adecuado para la época de vacaciones y de descanso con frecuencia sacrificando gustos o intereses, evitando aquellos ambientes que harían imposible, o al menos muy difícil, la práctica de una verdadera vida cristiana. No deben olvidar nunca que son administradores de un inmenso tesoro de Dios y que, por ser cristianos y así procuran enseñarlo a sus hijos, forman una familia en la que Cristo está presente, lo que le da unas características propias.

Pidamos hoy a San Joaquín y a Santa Ana que los hogares cristianos sean lugares donde fácilmente se encuentre a Dios. Acudamos también a Nuestra Señora. "Todos unidos, elevemos a Ella nuestros corazones y, por su mediación, digamos a María, hija y Madre: Muéstrate Madre para todos, ofrece nuestra oración, que Cristo la acepte benigno, Él, que se ha hecho Hijo tuyo"9.

1 Antífona de entrada. — 2 Juan Pablo II. Homilía 26-VII-1983. — 3 Liturgia de las Horas. San Juan Damasceno, Disertación 6, Sobre la Natividad de la Virgen María, 6. — 4 Cfr. M. Auclair, Vida de Santa Teresa de Jesús, Palabra, 5.ª ed., Madrid 1985, p. 316 — 5 Oración colecta. — 6 Juan Pablo II, En el Santuario del Monte de Santa Ana (Polonia), 21-VI-1983. — 7 San Josemaría Escrivá, Surco, n. 22. — 8 Conversaciones con Mons. Escrivá de Balaguer, Rialp, 14.ª ed., Madrid 1985, n. 121. — 9 Juan Pablo II, Homilía 10-XII-1978.

* Una antigua tradición, de la que ya hay constancia en el siglo ii, atribuye los nombres de Joaquín y Ana a los padres de la Santísima Virgen. La devoción de los fieles por San Joaquín y Santa Ana es una prolongación de la piedad que siempre han profesado a la Santísima Virgen. El Papa León XIII dignificó su fiesta, que se celebró por separado hasta la última reforma litúrgica.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

San Joaquín y Santa Ana

 

Por sus frutos los conoceréis

De los sermones de san Juan Damasceno, obispo, Damasco, Siria, 675 - 749.

 

¡Oh bienaventurados esposos Joaquín y Ana! Toda la creación os está obligada, ya que por vosotros ofreció al Creador el más excelente de todos los dones, a saber, aquella madre casta, la única digna del Creador.

 

¡Oh bienaventurados esposos Joaquín y Ana, totalmente inmaculados! Sois conocidos por el fruto de vuestro vientre, tal como dice el Señor: Por sus frutos los conoceréis. Vosotros os esforzasteis en vivir siempre de una manera agradable a Dios y digna de aquella que tuvo en vosotros su origen. Con vuestra conducta casta y santa, ofrecisteis al mundo la joya de la virginidad, aquella que había de permanecer virgen antes del parto en el parto y después del parto; aquella que, de un modo único y excepcional, cultivaría siempre la virginidad en su mente, en su alma y en su cuerpo.

 

¡Oh castísimos esposos Joaquín y Ana! Vosotros, guardando la castidad prescrita por la ley natural, conseguisteis, por la gracia de Dios, un fruto superior a la ley natural, ya que engendrasteis para el mundo a la que fue madre de Dios sin conocer varón. Vosotros, comportándoos en vuestras relaciones humanas de un modo piadoso y santo, engendrasteis una hija superior a los ángeles, que es ahora la reina de los ángeles. ¡Oh bellísima niña, sumamente amable! ¡Oh hija de Adán y madre de Dios! ¡Bienaventuradas las entrañas y el vientre de los que saliste! ¡Bienaventurados los brazos que te llevaron, los labios que tuvieron el privilegio de besarte castamente, es decir, únicamente los de tus padres, para que siempre y en todo guardaras intacta tu virginidad!

Aclama al Señor, tierra entera; gritad, vitoread, tocad. Alzad fuerte la voz, alzadla, no temáis.

 

Oración

Señor, Dios de nuestros padres, tú concediste a san Joaquín y a santa Ana la gracia de traer a este mundo a la Madre de tu Hijo; concédenos, por la plegaria de estos santos, la salvación que has prometido a tu pueblo. Por nuestro Señor Jesucristo.

Santa Ana

 

26 de julio

Meditación

Grande es la dignidad de Santa Ana por ser la Madre de la Virgen María, predestinada desde toda la eternidad para ser Madre de Dios, la santificada desde su concepción, Virgen sin mancilla y mediadora de todas las gracias. Nieto de Santa Ana fue el hijo de Dios hecho hombre, el Mesías, el Deseado de las naciones. María es el fundamento de la gloria y poder de Santa Ana a la vez que es gloria y corona de su madre.

La santidad de Santa Ana es tan grande por las muchas gracias que Dios le concedió. Su nombre significa "gracia". Dios la preparó con magníficos dones y gracias. Como las obras de Dios son perfectas, era lógico que Él la hiciese madre digna de la criatura más pura, superior en santidad a toda criatura e inferior solo a Dios.

Santa Ana tenía celo por hacer obras buenas y esforzarse en la virtud. Amaba a Dios sinceramente y se sometió a su santa voluntad en todos los sufrimientos, como fue su esterilidad por veinte años, según cuenta la tradición. Esposa y madre fue fiel cumplidora de sus deberes para con el esposo y su encantadora hija María.

Muy grande es el poder intercesor de Santa Ana. Ciertamente santa amiga de Dios, distinguida sobre todo por ser la abuela de Jesús en cuanto Hombre.

La Santísima Trinidad le concederá sus peticiones: el Padre, para quien ella gestó, cuidó y educó a su hija predilecta; el Hijo, a quien le dió madre; el Espíritu Santo, cuya esposa educó con tan gran solicitud.

Esta Santa privilegiada sobresale en mérito y gloria, cercana al Verbo encarnado y a sus Santísima Madre. Sin duda que Santa Ana tiene mucho poder ante Dios. La madre de la Reina del Cielo, que es poderosa por su intercesión y Madre de misericordia, es también llena de poder y de misericordia.

Tenemos muchos motivos para escoger a Santa Ana como nuestra intercesora ante Dios. Como abuela de Jesucristo, nuestro hermano según la carne, es también nuestra abuela y nos ama a nosotros sus nietos. Nos ama mucho porque su nieto Jesús murió por nuestra salvación y María, su hija, fue proclamada Madre nuestra bajo la Cruz. Nos ama de verdad en atención a las dos Personas que ella amó más en esta vida: a Jesús y a María. Si su amor es tan grande su intercesión no será menos. Debemos, por tanto acudir a ella con tal confianza en nuestras necesidades. No hay la menor duda de que esto agrada a Jesús y a María, quienes la amaron tan profundamente. Se celebra la fiesta de Santa Ana el 26 de julio.

La Palabra de Dios

El logrará la bendición de Yahveh, la justicia del Dios de su salvación. Sal 24, 5

"¡Pero dichosos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque oyen!

Pues os aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron, y oír lo que vosotros oís, pero no lo oyeron. Mt 13, 16-17

Oraciones propias de la Novena

Gloriosa Santa Ana, quiero honrarte con especial devoción. Te escojo, después de la Santísima Virgen, por mi madre espiritual y protectora. Te encomiendo mi alma y mi cuerpo, todos mis intereses: espirituales y temporales y los de mi familia.

Te consagro mi mente, para que en todo se guíe por la luz de la fe; para que se conserve puro y lleno de amor a Jesús, a María, a José y a ti misma; mi voluntad para que, como la tuya, este siempre conforme con la de Dios.

Buenísima Santa Ana, desbordante de amor para cuantos te invocan y de compasión con los que sufren. Confiadamente pongo ante ti la necesidad de que me concedas están gracia en particular (mencione el favor que desea)

Te suplico recomiendes mi petición a tu Hija, la Santísima Virgen María, para que ambas, María y tu, la presentéis a Jesús. Por tu valiosa intercesión sea cumplido mi deseo.

Pero si lo que pido no fuere voluntad de Dios, obténme lo que sea de mayor bien para mi alma. Por el poder y gracia con que Dios te ha bendecido dame una mano y ayúdame.

Te pido sobre todo, misericordiosísima Santa Ana, me ayudes a dominar mis malas inclinaciones de mi estado de vida y de practicar las virtudes que sean más necesarias para mi salvación.

Como tu, haz que yo logre por el perfecto amor a Dios ser para El en vida y en muerte. Que después de haberte amado y honrado en la tierra con verdadera devoción de hijo pueda, por tus oraciones, tener el privilegio de amarte y honrarte en el Cielo con los ángeles y Santos por toda la eternidad.

Bondadosísima Santa Ana, madre de aquella que es nuestra vida, muestra tu dulzura y dame esperanza, intercede ante tu Hija, para que yo alcance la paz.

Memorare a Santa Ana

Recuerda, gloriosa Santa Ana, pues tu nombre significa gracia y misericordia, que nunca se ha oído decir que uno solo de cuantos se acogieron a tu protección o han implorado tu auxilio y buscado tu intercesión hayan sido desamparados.

Yo, pecador, animado de tal confianza, acudo a ti, santa madre de la Inmaculada Virgen María y encantadora abuela del Salvador. No rechaces mi petición, antes bien escucha y accede a mis ruegos. Amén.

Oración a San Joaquín y Santa Ana

Insigne y glorioso patriarca San Joaquín y bondadosísima Santa Ana, ¡cuánto es mi gozo al considerar que fueron escogidos entre todos los santos de Dios para dar cumplimiento divino y enriquecer al mundo con la gran Madre de Dios, María Santísima! Por tan singular privilegio, han llegado a tener la mayor influencia sobre ambos, Madre e Hijo, para conseguirnos las gracias que más necesitamos.

Con gran confianza recurro a su protección poderosa y les encomiendo todas mis necesidades espirituales y materiales y las de mi familia. Especialmente la gracia particular que confío a su solicitud y vivamente deseo obtener por su intercesión.

Como ustedes fueron ejemplo perfecto de vida interior, obténgame el don de la más sincera oración. Que yo nunca ponga mi corazón en los bienes pasajeros de esta vida.

Denme vivo y constante amor a Jesús y a María. Obténganme también una devoción sincera y obediencia a la Santa Iglesia y al Papa que la gobierna para que yo viva y muera con fe, esperanza y perfecta caridad.

Que yo siempre invoque los santos Nombres de Jesús y de María, y así me salve.

Letanía en honor a Santa Ana

Señor, ten piedad.

Cristo, ten piedad.

Señor, ten piedad.

Cristo, óyenos.

Cristo, escúchanos.

Dios, Padre celestial, ten piedad de nosotros

Dios, Hijo, redentor del mundo, ten piedad de nosotros.

Dios, Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.

Santísima Trinidad, un solo Dios, ten piedad de nosotros.

Santa Ana, ruega por nosotros

Descendente de la familia de David,

Hija de los patriarcas,

Fiel esposa de San Joaquín,

Madre de María, la Virgen Madre de Dios,

Amable madre de la Reina del Cielo,

Abuela de nuestro Salvador,

Amada de Jesús, María y José,

Instrumento del Espíritu Santo

Ricamente dotada de las gracias de Dios,

Ejempol de piedad y paciencia en el sufrimiento,

Espejo de obediencia,

Ideal del autentico feminismo,

Protectora de las vírgenes,

Modelo de las madres cristianas,

Protectora de las casadas,

Guardián de los niños,

Apoyo de la vida familiar cristiana,

Auxilio de la Iglesia,

Madre de misericordia,

Madre merecedora de toda confianza,

Amiga de los pobres,

Ejemplo de las viudas,

Salud de los enfermos,

Cura de los que sufren del mal,

Madre de los enfermos,

Luz de los ciegos,

Voz de quienes no pueden hablar,

Oído de los sordos,

Consuelos de los afligidos,

Alentadora de los oprimidos,

Alegría de los ángeles y Santos,

Refugio de los pecadores,

Puerto de salvación,

Patrona de la buena muerte,

Auxilio de cuantos recurren a ti,

Cordero de Dios que quitas los pecado del mundo,

perdónanos Señor,

Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo,

escúchanos Señor,

Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo,

ten piedad de nosotros,

Ruega por nosotros buenísima Santa Ana,

Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

Oremos: Dios todopoderoso y eterno te has complacido en escoger a Santa Ana para que de ella naciera la Madre de tu amado hijo. Haz, te rogamos, que cuantos la honramos con especial confianza podamos, por su intercesión, alcanzar la vida eterna. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

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Fuente: Vatican.va

Jorge Preca, Santo Presbítero Fundador, 26 de julio  

Jorge Preca, Santo

Presbítero maltés, promotor del laicado.

Fundador de la Sociedad de la Doctrina Cristiana, para el apostolado de la catequesis.

Martirologio Romano: En La Valetta, capital de la isla de Malta, beato Jorge Preca, presbítero, que se entregó amorosamente a la formación catequética de los niños y fundó la Sociedad de la Doctrina Cristiana, cuya misión es ser testigos de la Palabra de Dios y propagarla.

 

Etimología: Jorge = Aquel que trabaja la tierra, es de origen griego

 

Nació en La Valletta, Malta, el 12 de febrero de 1880. El 17 de febrero fue bautizado en la iglesia parroquial de la Santísima Virgen María de Puerto Salvo.

 

En 1888 la familia se trasladó a la ciudad comercial de Hamrun —poco distante de La Valletta—, en cuya iglesia parroquial recibió la Confirmación y la primera Comunión.

 

Terminado el bachillerato, entró al seminario. Era muy apreciado por sus compañeros, a los que solía hacer breves reflexiones espirituales. Especialmente marcaron su vida, como una meta y una misión, las palabras que le dirigió un día su confesor y director espiritual: "Dios te ha elegido para enseñar a su pueblo".

 

Fue ordenado sacerdote el 22 de diciembre de 1906. Durante algunas semanas sólo salió de casa para celebrar la santa misa; el resto del tiempo lo pasaba en oración y contemplación.

 

Algunos lo definieron "el san Felipe Neri de Malta". Se propuso como objetivo principal de su vida preparar a los jóvenes para que ellos a su vez dieran la necesaria formación religiosa a los demás. Recién ordenado sacerdote comenzó a reunirse con algunos jóvenes de Hamrun para formarlos en la lectura de la sagrada Escritura. Así nació, en marzo de 1907, la "Sociedad de la Doctrina Cristiana".

 

Al inicio, don Jorge llamó a su asociación "Societas Papiduum et Papidissarum", pues quería que tuvieran una devoción filial al Vicario de Cristo. Pero luego, escogió como nombre Museum —museo para conservar la palabra de Dios—, palabra que el siervo de Dios convirtió en un acróstico: Magister, utinam sequatur Evangelium universus mundus, es decir: "Maestro, ojalá que todo el mundo siga el Evangelio". Ese fue el gran anhelo que impulsó a don Jorge a lo largo de toda su vida.

 

En el año 1910 se inauguró la sección femenina. Con el paso del tiempo se fue definiendo la fisonomía de la Sociedad: laicos, trabajadores, célibes, totalmente entregados al apostolado de la catequesis, tanto de niños como de adultos, una vida de gran disciplina, modestia en el vestido, una serie de oraciones para rezar de memoria cada cuarto de hora ("El reloj del Museum"), una hora de catequesis cada día en centros abiertos en casi todas las parroquias de las islas maltesas, y luego una hora de formación permanente.

 

La Sociedad atravesó momentos de dificultad y prueba. En 1909 don Jorge recibió la orden de cerrar todos los centros, y obedeció sin quejas. Ante las protestas de los párrocos el obispo revocó la orden. En los años 1914-1915 aparecieron en los periódicos de Malta artículos infamantes contra la Sociedad, pero don Jorge pidió a todos los socios que los aceptaran con mansedumbre y serenidad.

 

La erección canónica de la Sociedad de la Doctrina Cristiana tuvo lugar el 12 de abril de 1932. Durante la segunda guerra mundial se desarrolló, desempeñando su actividad en casi todas las parroquias de las islas de Malta y de Gozo.

 

Don Jorge se prodigó como apóstol del Evangelio. Escribió numerosos libros de dogmática, ascética y moral. Pero sobre todo destacó por la divulgación de la palabra de Dios, traducida al maltés, presentada en textos breves, fáciles de memorizar, o en libritos de meditación.

Como consejero y director espiritual, brilló por su prudencia y sabiduría. Mucha gente acudía a él para recibir una palabra de consuelo y aliento.

 

Fue también gran apóstol del misterio de la Encarnación. Propagó la devoción a las palabras "Verbum Dei caro factum est" (Jn 1, 14), estableciendo que los miembros de la Sociedad las tomaran como lema. Y les pidió que, la víspera de Navidad, organizaran en cada aldea una celebración en honor de Jesús Niño.

 

En los momentos de prueba se encomendó totalmente a la protección de la Virgen. El 21 de julio de 1918 se inscribió en la Tercera Orden Carmelitana, eligiendo, al profesar, el nombre de fray Franco. Además, quiso que todos los socios, y los niños que frecuentaban sus secciones, llevaran el escapulario del Carmen. Tuvo una devoción particular a la Virgen del Buen Consejo y divulgó con empeño la medalla milagrosa.

 

En 1952 la Sociedad comenzó su apostolado fuera de Malta: cinco miembros fueron enviados a Australia. Hoy tiene centros en Inglaterra, Albania, Kenia, Sudán y Perú.

 

Después de una vida de entrega total al apostolado, don Jorge murió, con fama de santidad, el 26 de julio de 1962 en su casa en Santa Venera, Malta.

 

El Papa Juan Pablo II lo beatificó el 9 de mayo de 2001 en Malta.

 

El Papa Benedicto XVI lo canonizó el 3 de Junio de 2007 en ceremonia efectuada en la Plaza de San Pedro.

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Fuente: aica.org

María Pierina de Micheli, Beata Religiosa, 26 de julio  

María Pierina de Micheli, Beata

Religiosa

En Centonara D´Artò, provincia de Novara, Italia, Beata Maria Pierina de Micheli (en el siglo Giuseppina), religiosa del Instituto de las Hijas de la Inmaculada Concepción de Buenos Aires, Argentina. ( 1945)

 

Fecha de Beatificación: 30 de mayo de 2010 durante el pontificado de S.S. Benedicto XVI.

 

El 11 de septiembre de 1890 nació en Milán (Italia) Josefina De Micheli. A la edad de 12 años, un Viernes Santo, esperando el turno para besar el crucifijo oyó una voz interior que le dijo: "¿Nadie me da un beso de amor en el Rostro para reparar el beso de Judas?". Llegado el momento, como ella misma lo relata, le dio un fuerte beso con todo el ardor de su corazón. Con el pasar de los años, esta devoción fue creciendo.

 

En Milán, cerca de la casa de la familia De Micheli, en 1912 se establece una comunidad de la congregación "Hijas de la Inmaculada Concepción", venida de la Argentina, a la que el párroco de San Pietro in Sala le confía el oratorio femenino.

 

El 15 de octubre de 1913, a la edad de 23 años, Josefina ingresa a esta Congregación y es recibida por la Fundadora, Sierva de Dios María Eufrasia Iaconis.

 

Al año siguiente, en la ceremonia de la vestición religiosa, recibe el nombre de María Pierina. Cuatro años después de emitir los primeros votos, es destinada con otras compañeras a la Casa Madre de la Congregación, en Buenos Aires. Allí, en 1921, se consagra para siempre, con la emisión de los votos perpetuos, y en noviembre del mismo año, vuelve a Milán.

 

Luego de ser durante varios años Superiora de Milán, en 1939 pasa a Roma como Superiora de una nueva casa y en 1940 recibe el nombramiento de Superiora Regional.

 

Con la bendición y el aliento de Pío XII, acuña y difunde la medalla que la Santísima Virgen le había pedido. La Madre Pierina comunica al Papa que, el 31 de mayo de 1938, mientras oraba en la Capilla de Milán, tuvo una visión en la que la Virgen María le mostraba un escapulario formado por dos retazos de tela blanca: uno con la imagen del Divino Rostro y a su alredor el texto "Illumina, Domine, vultum tuum super nos" (Ilumínanos con tu rostro o Señor), y sobre el otro lado una Hostia resplandeciente y a su alrededor el texto "Mane nobiscum Domine" (Estás con nosotros Señor).

 

Ese escapulario, reemplazado luego por la medalla, será "un arma de defensa, un escudo de fortaleza, una prenda de amor y misericordia que Jesús quiere dar al mundo". Promete a los que la lleven y hagan los días martes una visita al Santísimo Sacramento, "ser fortificados en la fe, prontos a defenderla y a superar todas las dificultades internas y externas" y además "una muerte serena bajo la mirada de su Divino Hijo".

 

Transcurridos los duros años de la Segunda Guerra Mundial y apenas le fue posible, la Madre Pierina parte el 7 de junio de 1945 de Roma hacia Milán en un camión, con el deseo de volver a ver a las Hermanas.

 

En los primeros días de julio llega a la casa "Santo Volto" (Santo Rostro) en Centonara D´Artò, provincia de Novara, donde habían trasladado el Noviciado. Enferma gravemente y allí, el 26 de julio de 1945, a la edad de 54 años, se duerme en el Señor rodeada por sus hijas espirituales.

 

Carisma específico de la Madre María Pierina

 

María Pierina De Micheli vivió intensamente el carisma de las "Hijas de la Inmaculada Concepción". Amó profundamente a la Virgen Inmaculada con un corazón siempre dispuesto a aceptar la voluntad de Dios. Manifiesta en su Diario: "Quiero pedir cada día a la Virgen la gracia de vivir en un abandono gozoso…".

 

Como don personal experimentó un incondicional amor al Divino Rostro de Jesús, que se le presentó numerosas veces, haciéndole participar de sus sufrimientos y pidiéndole que se entregase como reparadora por la santificación de los sacerdotes y la conversión de los pecadores, gozando también de las consolaciones propias de los místicos.

 

La medalla que ella acuñó fue instrumento de numerosas gracias y se sigue difundiendo a lo largo de los años.

 

Congregación Hijas de la Inmaculada Concepción de Buenos Aires

 

La familia religiosa de las Hijas de la Inmaculada Concepción nació en Buenos Aires en 1904, fundada por la Sierva de Dios María Eufrasia Iaconis.

 

Sus miembros se sienten llamadas a vivir su identidad eclesial con un carisma particular, inspirando la vida espiritual y el apostolado en el misterio de la Inmaculada Concepción.

 

Animadas de esta específica espiritualidad mariana, las Hijas de la Inmaculada Concepción están disponibles a la Voluntad de Dios, a favor de los hermanos, cultivando una gran apertura a las necesidades de la Iglesia, siguiendo el ejemplo de su Fundadora, una mujer fuerte y fiel, que enfrentó grandes dificultades, dispuesta a cualquier sacrificio por el bien de la Congregación.

 

La Madre María Eufrasia Iaconis llegó a la Argentina a fines del siglo XIX, y su primera tarea fue la asistencia a los enfermos en el Hospital Italiano de Buenos Aires. Más tarde se lanzó a la tarea educativa, fundando colegios en diversas provincias del país. Su espíritu incansable y generoso la llevó a fundar también en Milán, Italia. Falleció el 2 de agosto de 1916, a la edad de 48 años.

 

Sus hijas, con el deseo de ser la presencia de María en el mundo de hoy, desarrollan su apostolado en colegios, hospitales, hogares de ancianos, pensionados, guarderías infantiles, 1arroquias y obras misioneras.

 

En la Argentina se encuentran presentes en las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos. El carisma se ha extendido a Italia, España, Brasil, Chile y México.

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Tito Brandsma, Beato Presbítero y Mártir, 26 de julio  

Tito Brandsma, Beato

Presbítero y Mártir

Martirologio Romano: En el campo de concentración de Dachau, cercano a Munich, de Baviera, en Alemania, beato Tito Brandsma, presbítero de la Orden de los Carmelitas, mártir, holandés de nacimiento, que por defender la Iglesia y la dignidad del hombre sufrió con ánimo sereno toda clase de quebrantos y vejaciones, dando ejemplo de una caridad sin límites, tanto en favor de sus hermanos concautivos como de sus mismos verdugos (1942).

 

El beato Tito Brandsma nació en Bolsward, Holanda, 23 de febrero de 1881; murió en Dachau, Alemania, el 26 de julio de 1942) fue un sacerdote carmelita y profesor de filosofía holandés conocido por su vehemente oposición a la ideología nazi y a sus pronunciamientos en contra de la misma desde antes de la Segunda Guerra Mundial.

 

Procedente de una familia tradicional católica, Brandsma se incorporó a la orden de los carmelitas el 17 de septiembre de 1898, donde recibió el nombre religioso Titus (Tito).

 

Ordenado sacerdote en 1905, Brandsma fue un estudioso brillante de la mística carmelita, disciplina en la que se doctoró en filosofía en Roma en 1909. A continuación, enseñó en varias escuelas en los Países Bajos. Entre sus logros se encuentra una traducción de las obras de Santa Teresa de Ávila al holandés.

 

La abundante documentación recogida por el estudioso en su publicación del misticismo holandés es la base para el actual Instituto Tito Brandsma de Nijmegen, dedicado al estudio de la espiritualidad.

 

Brandsma fue uno de los fundadores de la Universidad Católica de Nijmegen (actualmente Universidad Radboud), donde se convirtió en profesor de filosofía e historia de la mística durante el curso 1923-1924]]. Más tardefue elegido Rector Magnífico.

 

El padre Brandsma también trabajó como periodista y fue consejero eclesiástico de varios periódicos católicos a partir de 1935. Fue su lucha contra la propagación de la ideología nazi y por la educación y la libertad de prensa lo trajo que llamó la atención de los nazis.

 

Fue detenido en enero de 1942, cuando trataba de persuadir a los periódicos católicos holandeses para que no incluyesen propaganda nazi en sus ediciones, contraviniento la ley nazi para los territorios ocupados.

 

Previamente había colaborado en la elaboración una Carta Pastoral que se leyó en todas las parroquias por la que los obispos holandeses condenaban oficialmente las medidas antisemitas nazis y las primeras deportaciones de judíos. En dicha carta se afirmaba que el nazismo era incompatible per se con el catolicismo.

 

Después de la carta, los nazis deportaron a los primeros c. de 3000 judíos procedentes de los Países Bajos, todos ellos convertidos al catolicismo.

 

El mismo Brandsma fue detenido en 1942 y trasladado a Dachau el 13 de junio, después de haber sido prisionero en Scheveningen, Amersfoort, y Cleves. En Dachau fueron reunidos la mayoría de los prisioneros cristianos detenidos por los nazis.

 

Brandsma murió el 26 de julio de 1942, a causa una inyección letal administrada por un médico de las SS Allgemeine.

 

Fue beatificado el 3 de noviembre de 1985 por Juan Pablo II. Su fiesta se celebra el día 27 de julio.

 

En 2005, Tito Brandsma fue elegido por los habitantes de Nijmegen como el ciudadano más grande de la ciudad en su historia.

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Fuente: preguntasantoral.blogia.com

Camila Gentilli, Beata Mártir, 26 de julio  

Camila Gentilli, Beata

Mártir

Martirologio Romano: En Septémpeda (hoy San Severino Marche), en el Piceno, beata Camila Gentili, martirizada por su propio esposo (s. XIV/XV).

 

Etimológicamente: Camila = Aquella que es mensajera de Dios, es de origen hebreo.

 

Camilla Gentilli de Rovellone vivió a finales del siglo XV en San Severino, Italia. Sus padres, miembros de la nobleza, eran los señores Rovellone y Brandina parte de la familia Giusti. Como era costumbre de aquellos tiempos entre poderosas familias, Camilla fue entregada como esposa a Battista Santucci, un violento individuo que tenía fuertes sentimientos de antipatía por los Giusti, probablemente las dos familias buscaban evitar futuros conflictos entre ellas, pero eso no impide que nosotros ahora no seamos capaces de entender esas situaciones. La historia cuenta que Camilla era una mujer llena de cualidades: mansa, pacífica, disciplinada, y que todos quienes la conocían la estimaban por su bondad. Tenía todos los dones que en aquellos tiempos se demandaba a una esposa.

 

En el 1482 Battista mató a Pierozzo Grassi, miembro de la familia Giusti, y lógicamente fue enjuiciado por ese acto, la condena era la muerte, pero se salvó gracias a la intervención de Camilla, que interpuso todos sus recursos para ello, y que agregó a sus personales esfuerzos sus oraciones. Pese haber recibido semejante favor, Battista no sólo no lo correspondió, sino que su irracional odio hacia la familia de su esposa se incrementó, y agregó a la lista de sus enemigos personales a su esposa, llegó a prohibirle que ella pudiera visitar a su madre, cosa que Camila nunca aceptó, por lo que sus visitas nunca se interrumpieron.

 

Eso indignó a Battista, quien ideó minuciosamente su venganza, aparentando un cariño que no era habitual en él, planteó a su mujer el proyecto de pasar unos días, solos y juntos, en Uvaiolo, en donde tenían una quinta. Ella, con la esperanza de que su esposo estabiera cambiando, aceptó encantada. Arribaron a su propiedad el 26 de julio de 1486, y una vez solos, él la acuchilló cruelmente, clavando el arma en su costado izquierdo, en donde está el corazón, para luego abrir de un solo corte su cuello, ella tan sólo pudo invocar al Señor y perdonó a su verdugo.

 

Battista tuvo la desvergüenza de pretender escabullirse, pero dada su vinculación a aquellas propiedades, y a sus antecedentes, se convirtió en el principal sospechoso y al poco tiempo se reveló toda la verdad, logrando así ganarse el desprecio de toda la sociedad. No quedan registros de cuál fue su condena.

 

El cuerpo de Camilla fue enterrado en la iglesia de Santa Maria dal Mercato (actual iglesia de San Doménico) que era donde la familia Gentilli tenía su mausoleo. En la actualidad su tumba sigue siendo destino de peregrinos que piden gracias e intercesión a la hoy beata. Entre sus devotos encontramos a Prospero Lambertini, cardenal de Bolonia, quien al llegar a ser papa tomó el nombre de Benedicto XV. El 15 de enero de 1841, S.S. Gregorio XVI la proclamó Beata y estableció su fiesta para el 27 de julio, día posterior al de su entrada al reino de Dios.

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Bartolomea Capitanio, Santa Virgen Fundadora, 26 de julio  

Bartolomea Capitanio, Santa

Virgen Fundadora

de las Hermanas de la Caridad de María Niña

Martirologio Romano: En Luere, de la Lombardía, santa Bartolomea Capitanio, virgen, fundadora junto con santa Vicenta Gerosa del Instituto de las Hermanas de la Caridad de María Niña. Murió a los veintisiete años, atacada por la tisis o más bien consumida por su caridad (1833).

 

(1807-1833)

Nació en Lovere, en Bergamo, en la región de Lombardía en el norte de Italia.

 

Desde niña, Santa Bartolomea se mostró precoz y despierta, y siempre mostró interés por enseñar. Con todo su afán por aprender, a los 11 años ingresó al monasterio de las Clarisas de Lovere, y en 1822 obtiene certificación de educadora.

 

Dos años después regresó al hogar familiar, donde abrió una pequeña escuela para muchachas pobres. Sucedió que por su actividad pedagógica tuvo contacto con otra persona nacida también en Lovere, y que también alcanzaría la santidad.

 

En efecto, Santa Bartolomea Capitanio entra en contacto con Santa Vicenta Gerosa (1784-1847) (28 de junio), quien sería su amiga, compañera y asociada.

 

En 1829, Santa Bartolomea comenzó a trabajar como directora en el hospital para pobres que habían fundado las hermanas Gerosa en la misma villa de Lovere.

 

Cuando Santa Bartolomea y Santa Vicenta se conocen más íntimamente e intercambian ideas, ambas contemplan la grandiosa posibilidad de trabajar juntas en favor de la juventud, especialmente de género femenino.

 

Así fundan entre las dos la Congregación de Hermanas de María Niña, en 1832, instalándose en un antiguo edificio abandonado que llevaba el nombre de Casa Gaya, y que la gente empezó a llamar "El Conventito".

 

Luego de hacer solemnes votos de pobreza, obediencia y caridad, se ofrendaron a sí mismas al servicio de los pobres. Su Instituto abarcaba escuela, orfelinato y congregaciones, y se daban tiempo además de atender el hospital.

 

El proyecto de ambas fue creciendo con rapidez asombrosa, acogiendo cada vez a más discípulas. Sin embargo, cuando apenas era el comienzo de una obra que llegaría a ser por demás fructífera, Santa Bartolomea falleció súbitamente, a la edad de 26 años.

 

A pesar de su breve vida, Santa Bartolomea Capitanio destacó en la perfección del servicio a los demás. Fue canonizada junto con Santa Vicenta Gerosa en 1950 por el papa Pío XII.

 

Santa Bartolomea nos enseña la importancia de enseñar a los niños mediante el amor.

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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