JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 5, 27-32
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
"Han oído que se dijo: No cometerás adulterio. Pero yo les digo que quien mira con malos deseos a una mujer, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón. Por tanto, si tu ojo derecho es para ti ocasión de pecado, arráncatelo y arrójalo lejos de ti; te conviene más perder uno de tus miembros, que ser echado todo entero al fuego que no se apaga. Y si tu mano derecha es ocasión de pecado para ti, córtatela y arrójala lejos de ti; te conviene más perder uno de tus miembros, que ser arrojado todo entero al fuego que no se apaga.
También se dijo: El que se separe de su mujer, que le dé un acta de divorcio. Pero yo les digo que el que se separe de su mujer, salvo en caso de unión ilegítima, la expone a cometer adulterio; y el que se casa con una separada, comete adulterio".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.
† Misal
vie 10a. Ordinario año impar
Antífona de Entrada
Dios nuestro y protector nuestro; un solo día en tu casa es más valioso para tus elegidos que mil en cualquier otra parte.
Oración Colecta
Oremos:
Enciende, Señor, nuestros corazones con el fuego de tu amor, a fin de que, amándote en todo sobre todo, podamos obtener aquellos bienes que no podemos nosotros ni siquiera imaginar y has prometido tú a los que te aman.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Aquel que resucitó a Jesús nos resucitará también a nosotros con Jesús y nos colocará a su lado junto con ustedes
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 4, 6-15
Hermanos: El Dios que ha dicho: Brille la luz en la oscuridad, es quien ha encendido esa luz en
nuestros corazones, para hacer brillar el conocimiento de la gloria de Dios, que se refleja en el rostro de Cristo.
Pero este tesoro lo llevamos en vasijas de barro, para que todos vean que una fuerza tan extraordinaria proviene de Dios y no de nosotros.
Nos acosan por todas partes, pero no estamos aplastados, somos perseguidos, pero no estamos abandonados; nos derriban, pero no nos aniquilan. Por todas partes llevamos en el cuerpo la muerte de Jesús, para que la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo. Porque nosotros, mientras vivimos, estamos siempre expuestos a la muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra naturaleza mortal. De modo que en nosotros actúa la muerte y en ustedes, en cambio, la vida.
Y como poseemos el mismo espíritu de fe del que dice la Escritura: Creí y por eso hablé, también nosotros creemos y por eso hablamos, sabiendo que el que resucitó a Jesús, el Señor, nos resucitará también a nosotros con Jesús y nos dará un puesto junto a él en compañía de ustedes. Porque todo esto es para el bien de ustedes; para que la gracia, difundida abundantemente en muchos, haga crecer la acción de gracias para gloria de Dios.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Sal 115, 10-11.15-16.17-18
Invocaré, Señor, tu nombre.
Yo seguía confiando, incluso cuando pensaba: "¡Qué desgraciado soy!" En mi aflicción decía: "No se puede confiar en nadie".
Invocaré, Señor, tu nombre.
El Señor siente profundamente la muerte de los que lo aman. Señor, yo soy tu siervo, hijo de tu esclava: rompiste mis ataduras.
Invocaré, Señor, tu nombre.
Te ofreceré un sacrificio de acción de gracias invocando tu nombre: cumpliré mis promesas al Señor en presencia de todo el pueblo.
Invocaré, Señor, tu nombre.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Iluminen el mundo con la luz del Evangelio reflejada en su vida.
Aleluya.
Evangelio
Todo el que mire con malos deseos a una mujer, ya cometió adulterio en su corazón
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 5, 27-32
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
"Han oído que se dijo: No cometerás adulterio. Pero yo les digo que quien mira con malos deseos a una mujer, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón. Por tanto, si tu ojo derecho es para ti ocasión de pecado, arráncatelo y arrójalo lejos de ti; te conviene más perder uno de tus miembros, que ser echado todo entero al fuego que no se apaga. Y si tu mano derecha es ocasión de pecado para ti, córtatela y arrójala lejos de ti; te conviene más perder uno de tus miembros, que ser arrojado todo entero al fuego que no se apaga.
También se dijo: El que se separe de su mujer, que le dé un acta de divorcio. Pero yo les digo que el que se separe de su mujer, salvo en caso de unión ilegítima, la expone a cometer adulterio; y el que se casa con una separada, comete adulterio".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Señor, que este sacrificio nos purifique y nos renueve, y sea causa de eterna recompensa para los que cumplen tu voluntad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
La salvación por Cristo
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, que por amor creaste hombre, y, aunque condenado justamente, lo redimiste por tu misericordia, por Cristo, Señor nuestro.
Por él,
los ángeles y arcángeles y todos los coros celestiales celebran tu gloria, unidos en común alegría. Permítenos asociarnos a sus voces cantando humildemente tu alabanza:
Antífona de la Comunión
Mi alma espera al Señor con más ansia que los centinelas el amanecer, porque con el Señor viene la misericordia y la abundancia de su gracia.
Oración después de la comunión
Oremos:
Señor, tú que nos has hecho partícipes de la vida de Cristo en este sacramento, transfórmanos a imagen de tu Hijo para que participemos también de su gloria en el cielo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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† Meditación diaria
10ª semana. Viernes
PUREZA DE CORAZÓN
— El Noveno Mandamiento y la pureza del alma.
— La guarda del corazón y la fidelidad según la propia vocación y estado.
— La guarda de la vista, de la afectividad y de los sentidos internos.
I. El Señor señala en diversas ocasiones cómo la fuente de los actos humanos está en el corazón, en el interior del hombre, en el fondo de su espíritu; y esta interioridad ha de mantenerse pura y limpia de afectos desordenados, de rencores, de envidias... En el corazón se origina todo lo bueno que luego se hace realidad en la conducta externa de la persona. En él se consolidan, con la gracia, una piedad sincera para tratar a Dios, y el amor limpio, la comprensión y la cordialidad en las relaciones con el prójimo. La pureza del corazón agranda su capacidad de amar, mientras el aburguesamiento, el egoísmo, la ceguera espiritual son consecuencia de una interioridad manchada. Porque del corazón provienen también los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, fornicaciones, hurtos, falsos testimonios, blasfemias...1. Por eso advierte el Libro de los Proverbios: Guarda tu corazón más que toda otra cosa, porque de él brotan los manantiales de la vida2. El corazón es el símbolo de lo más íntimo del hombre.
El Señor nos señala hoy en el Evangelio de la Misa3: Habéis oído que se dijo: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que todo el que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio en su corazón. Jesucristo declara en su sentido más auténtico la esencia delNoveno Mandamiento, que prohíbe los actos internos (pensamientos, deseos, imaginaciones) contra la virtud de la castidad; también supone una transgresión de este precepto todo afecto desordenado, aunque aparentemente parezca limpio y desinteresado, si no está de acuerdo con la voluntad de Dios en las circunstancias de cada uno.
Para vivir con delicadeza este Mandamiento –condición de todo amor verdadero– es necesario, en primer lugar, tratar a Dios, para que su amor acabe por llenar nuestro corazón. Además, es necesario evitar los motivos de tentaciones internas contra la castidad. Éstas pueden tener lugar cuando falta la prudencia para guardar los sentidos, cuando no se mortifica la imaginación y se la deja vagar en fantasías que alejan de la realidad y del cumplimiento del deber, o en busca de compensaciones afectivas, de vanidad..., o revolviendo recuerdos. Si, una vez advertidas esas tentaciones internas, no se rechazan con prontitud y no se ponen los medios para alejarlas netamente, entre los que está en primer lugar la oración humilde y confiada, se mantiene un clima interior confuso, con falta de correspondencia a la gracia, y el alma se acostumbra a no ser generosa con el Señor; y, si se empeña en estar en ese límite dudoso del consentimiento, es fácil que la falta de mortificación interior llegue a constituir verdaderos pecados internos contra la santa pureza. Con esa actitud se hace difícil, quizá imposible, avanzar en el camino del verdadero progreso espiritual. Por el contrario, cuando el alma está decidida a mantenerse limpia, con la ayuda de la gracia, o rectifica con prontitud si ha tenido un descuido, aunque sea pequeño, entonces el Espíritu Santo, dulce Huésped del alma, da más y más gracias. Y de ese modo se va afianzando en ella la alegría, que es uno de los frutos del Paráclito en quienes le prefieren a Él y renuncian a ridículas compensaciones que suelen dejar en el alma un poso de tristeza y de soledad.
II. No solo pide el Señor en este Mandamiento que evitemos lo que claramente es impuro en pensamientos y deseos contra la castidad, sino también que guardemos el corazón, defendiéndolo de aquello que puede incapacitarlo para amar. Conservar el alma limpia significa cuidar la intimidad, los afectos, ser prudentes para que la ternura no se desborde donde y cuando no debe, ser consecuentes en todo momento con la propia vocación y estado4. Quienes han sido llamados por el camino del matrimonio deben guardar su corazón para conservarlo siempre entregado a la persona con quien se casaron; y esto en los comienzos y cuando pasen los años. Y para ello es necesario encauzar el corazón con perseverancia, vigilarlo para no dejar que se enrede en compensaciones reales o imaginarias. Los esposos no deben olvidar «que el secreto de la felicidad conyugal está en lo cotidiano, no en ensueños (...). Digo constantemente, a los que han sido llamados por Dios a formar un hogar, que se quieran siempre, que se quieran con el amor ilusionado que se tuvieron cuando eran novios. Pobre concepto tiene del matrimonio –que es un sacramento, un ideal y una vocación–, el que piensa que el amor se acaba cuando empiezan las penas y los contratiempos, que la vida lleva siempre consigo»5.
Aquellos a quienes el Señor pidió un día su corazón por entero, sin compartirlo con otra criatura, tienen además motivos más altos para conservar su alma limpia y libre de ataduras. Sería un lamentable engaño dejar el corazón enredado en unas pequeñeces que ahogarían –como el tallo frágil entre espinas– el amor infinito de Dios, al cual fue llamado desde la eternidad. «¿Tú crees –pregunta San Jerónimo– que has llegado a la cumbre de las virtudes, porque has ofrecido una parte del todo? A ti mismo te quiere el Señor como hostia viva y grata a Dios»6. El Señor da siempre su gracia para conservar el corazón intacto para Él y para las almas todas por Él: sin compensaciones, sin hilillos o cadenas que le impidan alcanzar las alturas a las que fue llamado, con generosidad, con fortaleza para cortar una atadura o rectificar un afecto.
Para la guarda del corazón es preciso primero cuidar el amor, pues una persona desamorada en lo humano, tibia en el trato con Dios, difícilmente podrá impedir que penetren en su alma deseos y afán de compensaciones, pues el corazón fue hecho para amar y no se resigna a la sequedad y al hastío.
Examinemos en nuestra oración cómo cuidamos esos momentos de nuestro plan de vida más particularmente dedicados al Señor: la Comunión, la Visita al Santísimo, el rato de oración, el recogimiento en las horas de la noche... Miremos hoy si nuestro trato con Jesús es un trato personal, como el de un Amigo, si huimos de la rutina y de la mediocridad. Veamos si los afectos de nuestro corazón están ordenados según el querer de Dios, si rechazamos con prontitud cualquier pensamiento que los enturbien o distorsionen.
III. La guarda del corazón comenzará en muchas ocasiones por la guarda de la vista. Entonces, el sentido común y el sentido sobrenatural ponen como un filtro delante de los ojos, para no fijarse en lo que no se debe mirar. Y esto con naturalidad y sencillez, sin hacer cosas raras, pero con reciedumbre, sabiendo bien lo que se guarda; por la calle, en el trabajo, en las relaciones sociales.
Para conocer y querer es necesario el trato. Y para evitar que el corazón se quede apegado a lo que no deba será necesario mantener una prudente distancia con aquellas personas «con las que es más fácil que esto suceda» y «Dios no quiere que suceda». Se trata de esa distancia moral, espiritual, afectiva, que se manifiesta en evitar confidencias indebidas, manifestaciones y desahogos de penas o disgustos... Suele haber circunstancias en las que la prudencia aconseje incluso poner por medio una distancia física... Si hay rectitud en la conciencia, el examen atento y sincero descubrirá una intención menos recta en esa compañía o en esos desahogos: lo que parece quererse y lo que en realidad se busca.
Para evitar que se desborde la afectividad no es necesario suprimirla (no sería posible, ni quizá humano), sino ordenarla y encauzarla según el querer de Dios: llenar el corazón de un amor fuerte y limpio que lo defienda de afectos no gratos a Dios.
Con la guarda del corazón está relacionado el control de la memoria, para rechazar escenas, diálogos, imágenes que pueden encender los rescoldos de una afectividad que impide tener el corazón donde se debe. De modo parecido, el refugio en una imaginación desbordada, en unos sueños fantásticos, impide estar abiertos a la realidad cotidiana. Cuando se cede con alguna frecuencia a esta tentación –que quizá se agudiza en momentos de cansancio, de aridez interior, o como compensación a los pequeños fracasos de la vida normal–, se va produciendo una falta de unidad de vida entre ese mundo interior en el que la vanidad sale siempre triunfante, y la vida real, austera, que es la única válida para llevar a cabo la santificación personal, para hacer el bien que Dios espera de cada hombre, de cada mujer. Un alma descontenta de su situación y dada a evadirse en esa interioridad irreal y fantástica difícilmente afrontará con generosidad y realismo lo que le corresponde hacer en cada momento para crecer en las virtudes. ¿Cómo es posible vivir de fantasías sin descuidar los propios deberes? ¿Cómo luchará contra sus defectos quien, en vez de afrontarlos con humildad y esperanza, los rehúye y los vence solo en su imaginación? ¿Qué alegría se puede poner en aquello que exige sacrificio cuando existe el hábito de refugiarse en el reducto de la fantasía llena de sueños y de irrealidad? También es posible tener el corazón apegado –atado– a personajes sacados de una película, de una novela o de la vida real, pero con los que no se tiene trato alguno. Y el corazón así atado, y quizá manchado, no puede subir hasta el Señor.
Examinemos hoy dónde tenemos puesto el corazón a lo largo del día, en quién pensamos, quién es el personaje central de nuestro mundo interior. Pidámosle a Nuestra Señora que Jesús sea el centro real de nuestro vivir y, junto a Él, el querer noble y limpio real, sacrificado, que Él también desea para cada hombre y para cada mujer, según la propia vocación.
«Permíteme un consejo, para que lo pongas en práctica a diario. Cuando el corazón te haga notar sus bajas tendencias, reza despacio a la Virgen Inmaculada: ¡mírame con compasión, no me dejes, Madre mía! —Y aconséjalo a otros»7. ¡No me dejes... no les dejes, no le dejes, Madre mía!
1 Mt 15, 19. — 2 Prov 4, 23. — 3 Mt 5, 27-32. — 4 Cfr. J. L. Soria, Amar y vivir la castidad, p. 116. — 5 Conversaciones con Mons. Escrivá de Balaguer, 91. — 6 San Jerónimo, Epístola 118, 5. — 7 San Josemaría Escrivá, Surco, n. 849.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
Autor: Archidiócesis de Madrid
Digna, Anastasio y Félix, Santos Mártires en Córdoba, Junio 14
Mártires Fueron martirizados en Córdoba el 14 de Junio. |
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Fuente: Enciclopédia Católica | ACI Prensa
Metodio de Constantinopla, Santo Patriarca, Junio 14
Patriarca de Constantinopla Defensor de imágenes durante la segunda persecución iconoclasta, nació en Siracusa a finales del siglo octavo; murió en Constantinopla el 14 de Junio de 846. |
Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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