martes, 11 de junio de 2013

Miércoles de San José. 12/06/2013. Beata Mercedes de Jesús ¡ruega por nosotros!

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 5, 17-19

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: 
"No crean que he venido a abolir la ley y los profetas; no he venido a abolirlas, sino a llevarlas hasta sus últimas consecuencias. Porque les aseguro que mientras duren el cielo y la tierra, la más pequeña letra de la ley estará vigente hasta que todo se cumpla.
Por eso, el que descuide uno de estos mandamientos más pequeños y enseñe a hacer lo mismo a los demás, será el más pequeño en el Reino de los cielos. Pero el que los cumpla y enseñe, será grande en el Reino de los cielos".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354

Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.

 

Misal

 

mie 10a. Ordinario año impar

Antífona de Entrada

Pueblos todos, aplaudan; aclamen al Señor con gritos de júbilo.

Oración Colecta

Padre de bondad, que por medio de tu gracia nos has hecho hijos de la luz, concédenos vivir fuera de las tinieblas del error y permanecer siempre en el esplendor de la verdad.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

Primera Lectura

Dios nos ha hecho servidores de una alianza nueva, basada no en la letra, sino en el Espíritu

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 3, 4-11

Hermanos: La confianza que tenemos en Dios nos viene de Cristo. Ni siquiera somos capaces de pensar que algo procede de nosotros, sino que nuestra capacidad proviene de Dios, el cual nos ha capacitado para ser ministros de una alianza nueva, basada no en la letra de la ley, sino en la fuerza del Espíritu; porque la letra mata, mientras que el Espíritu da vida.
Y si aquel instrumento de muerte que fue la ley, grabada letra a letra sobre piedras, se proclamó con tal gloria que los israelitas no podían mirar fijamente el rostro de Moisés a causa de su resplandor -que era transitorio-, ¡cuánto más gloriosa será la acción del Espíritu!
En efecto, si lo que esinstrumento de condenación estuvo rodeado de gloria, mucho más lo estará lo que es
instrumento de salvación. Y así, lo que fue glorioso en otro tiempo, ha dejado de serlo, al ser eclipsado por esta gloria incomparable. 
Porque si lo transitorio fue glorioso, mucho más lo será lo permanente.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 98, 5.6.7.8.9

Glorifiquen al Señor, nuestro Dios.

Glorifiquen al Señor, nuestro Dios, póstrense ante el estrado de sus pies; él es Santo.
Glorifiquen al Señor, nuestro Dios.

Entre sus sacerdotes estaban Moisés y Aarón, y Samuel entre los que invocaban su nombre; clamaban al Señor y él les respondía.
Glorifiquen al Señor, nuestro Dios.

Desde la columna de nube conversaba con ellos, y ellos obedecían sus normas y la ley que les dio.
Glorifiquen al Señor, nuestro Dios.

Señor, Dios nuestro, tú les respondías, tú eras para ellos un Dios compasivo, aunque castigabas sus delitos. Glorifiquen al Señor, nuestro Dios. Glorifiquen al Señor, nuestro Dios, póstrense ante su monte santo, pues Santo es el Señor, nuestro Dios.
Glorifiquen al Señor, nuestro Dios.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Descúbrenos, Señor, tus caminos y guíanos con la verdad de tu doctrina.
Aleluya.

Evangelio

No he venido a abolir, sino a dar plenitud

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 5, 17-19

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: 
"No crean que he venido a abolir la ley y los profetas; no he venido a abolirlas, sino a llevarlas hasta sus últimas consecuencias. Porque les aseguro que mientras duren el cielo y la tierra, la más pequeña letra de la ley estará vigente hasta que todo se cumpla.
Por eso, el que descuide uno de estos mandamientos más pequeños y enseñe a hacer lo mismo a los demás, será el más pequeño en el Reino de los cielos. Pero el que los cumpla y enseñe, será grande en el Reino de los cielos".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Oración sobre las Ofrendas

Concédenos, Señor, participar dignamente en esta Eucaristía, por medio de la cual tú te dignas hacernos partícipes de los frutos de la redención.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Prefacio

Restauración universal por el misterio pascual

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Pues aunque no necesitas de nuestras alabanzas, ni nuestras bendiciones te enriquecen, Tú inspiras y haces tuya nuestra acción de gracias, para que nos sirva de salvación, por Cristo, Señor nuestro.
Por eso, 
unidos a los ángeles, te aclamamos llenos de alegría:

Antífona de la Comunión

Padre, te ruego por ellos para que sean uno en nosotros, a fin de que el mundo crea que tú me has enviado, dice el Señor.

Oración después de la Comunión

Oremos:
Padre Santo y todopoderoso, que el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, que hemos ofrecido y recibido en comunión, sean para nosotros principio de vida nueva; a fin de que unidos a ti por el amor, demos frutos que permanezcan para siempre.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Meditación diaria

10ª semana. Miércoles

LAS GRACIAS ACTUALES

— Necesidad de la gracia para realizar el bien.

— Las gracias actuales.

— Correspondencia.

I. La naturaleza humana perdió, por el pecado original, el estado de santidad al que había sido elevada por Dios y, en consecuencia, también quedó privada de la integridad y del orden interior que poseía. Desde entonces el hombre carece de la suficiente fortaleza en la voluntad para cumplir todos los preceptos morales que conoce. Obrar el bien se hizo difícil después de la aparición del pecado sobre la tierra. Y «esto es lo que explica la íntima división del hombre –enseña el Concilio Vaticano II–. Toda la vida humana, la individual y la colectiva, se presenta como lucha, y por cierto dramática, entre el bien y el mal, entre la luz y las tinieblas»1.

La ayuda de Dios nos es absolutamente necesaria para realizar actos encaminados a la vida sobrenatural. No es que nosotros seamos capaces de pensar algo como propio, sino que nuestra capacidad viene de Dios2. Además, tras el pecado de origen esa ayuda se hace más necesaria. «Nadie por sí y por sus propias fuerzas se libera del pecado y se eleva sobre sí mismo; nadie queda completamente libre de su debilidad, o de su soledad, o de su esclavitud»3; todos tenemos necesidad de Cristo modelo, maestro, médico, liberador, salvador, vivificador4. Sin Él nada podemos; con Él, lo podemos todo.

Aunque la naturaleza humana no está corrompida por el pecado de origen, experimentamos –incluso después del Bautismo– una tendencia al mal y una dificultad para hacer el bien: es el llamado fomes peccati o concupiscencia, que –sin ser en sí mismo pecado– procede del pecado y al pecado se inclina5. La misma libertad, aunque no ha sido suprimida, está debilitada.

Entendemos así, a la luz de esta doctrina, que nuestras buenas obras, los frutos de santidad y apostolado, son en primer lugar de Dios; en segundo término –muy en segundo término–, resultado de haber correspondido como instrumentos, siempre flojos y desproporcionados, de la gracia. El Señor nos pide que tengamos en cuenta siempre la pobreza de nuestra condición, evitando el peligro de una fatua vanidad. Porque a menudo –afirma San Alfonso María de Ligorio–, «el hombre dominado por la soberbia es un ladrón peor que los demás, porque roba no bienes terrenos, sino la gloria de Dios (...). En efecto, según el Apóstol, por nosotros mismos no podemos hacer obra buena, ni siquiera tener un buen pensamiento (cfr. 2 Cor 3, 5) (...). Y ya que esto es así, cuando hagamos algún bien, digamos al Señor: Te devolvemos, Señor, lo que de tu mano recibimos (1 Cron 29, 14)»6. Esto hemos de hacer con cualquier fruto que nos encontremos en las manos: ofrecerlo de nuevo a Dios, pues bien sabemos que lo malo, la deficiencia, es nuestra; la belleza y la bondad son de Él.

II. Como observamos en las páginas del Evangelio, los encuentros de aquellos hombres y mujeres con Cristo fueron únicos e irrepetibles: Nicodemo, Zaqueo, la mujer adúltera, el buen ladrón, los Apóstoles... La acción de Dios ya había preparado lentamente aquellas almas para que se abrieran al Señor en el momento oportuno; así mismo, tras ese encuentro singular y determinante, la gracia de Dios les acompañará, buscando y realizando en sus almas nuevas conversiones, nuevos progresos. Otros personajes no correspondieron, total o parcialmente, a la luz de Dios. Nuestros encuentros con Cristo también han sido irrepetibles y únicos, como los de estas gentes que le hallaron en tierras de Galilea, junto al lago de Genesaret, en Jerusalén o en un pueblo cualquiera a su paso por Samaria. Jesús está igualmente presente en nuestro vivir, y también recibimos, por la bondad de Dios, mociones y ayudas para acercarnos a Él, para acabar con perfección un trabajo, para hacer una mortificación o un acto de fe, para vencernos por amor de Dios en algo que nos cuesta...: son las gracias actuales, dones gratuitos y transitorios de Dios que en cada alma desarrollan sus efectos de una manera particular. ¡Cuántas hemos recibido nosotros cada jornada! ¡Cuántas más recibiremos si no cerramos la puerta del alma a esa acción callada y eficacísima del Santificador!

Con la gracia, Dios otorga a cada hombre, a cada mujer, no solo la facilidad para realizar el bien, sino incluso la misma posibilidad de realizarlo, porque las criaturas no somos capaces de cumplir –con nuestras solas fuerzas– los mandamientos y hacer otras obras sobrenaturalmente buenas. Sin Mí, nada podéis hacer7, dijo terminantemente el Señor. Y San Pablo enseña que la salvación no es obra del que quiere, ni del que corre, sino de Dios, que usa de misericordia8, de una constante e infinita misericordia. ¡Bien experimentado lo tenemos!

El Espíritu Santo nos ilumina para que conozcamos la verdad, nos inspira y nos mueve, antecediendo, acompañando y perfeccionando las buenas acciones. Dios es el que obra en vosotros, por efecto de su buena voluntad, no solo el querer, sino el ejecutar9. Sin embargo, la gracia no suprime la libertad, pues somos nosotros quienes queremos y actuamos.

Hemos de pedir al Señor la sabiduría práctica de apoyarnos siempre en Él y no en nosotros, de buscar en Él la fortaleza y no en la habilidad de nuestra inteligencia o en otros recursos personales; hemos de escuchar a menudo, en la vida práctica, la amorosa advertencia del Maestro: sin Mí, nada podéis hacer. En la vida sobrenatural seremos siempre principiantes, empeñándonos con la docilidad y aplicación de un niño que en todo necesita de sus mayores. San Francisco de Sales ilustra con este ejemplo la delicadeza del amor de Dios por los hombres: «Cuando una madre enseña a andar a su hijito, le ayuda y le sostiene cuanto es necesario, dejándole dar algunos pasos por los sitios menos peligrosos y más llanos, asiéndole de la mano y sujetándole, o tomándole en sus brazos y llevándole en ellos. De la misma manera Nuestro Señor tiene cuidado continuo de los pasos de sus hijos»10. Así somos nosotros delante de Dios: como niños pequeños que no acaban de aprender a andar.

A nosotros nos toca corresponder, manifestar nuestra buena voluntad, comenzar y recomenzar, siendo sinceros en la dirección espiritual, teniendo el examen particular (ese punto en el que luchamos de una manera especial) bien concreto. Nuestras jornadas se resumirán frecuentemente en: pedir ayuda, corresponder y agradecer.

III. Dios trata a cada alma con infinito respeto y, por eso, porque Él no fuerza nuestra voluntad, el hombre puede resistir a la gracia y hacer estéril el deseo divino. De hecho, a lo largo del día, quizá en cosas pequeñas, decimos que no a Dios. Y hemos de procurar decir muchas veces  a lo que el Señor nos pide, y no al egoísmo, a los impulsos de la soberbia, a la pereza.

La respuesta libre a la gracia de Dios debe hacerse en el pensamiento, con las palabras y los hechos11. No basta la sola fe para cooperar adecuadamente: Dios pide el esfuerzo personal, las obras, las iniciativas, los deseos eficaces... Aunque Nuestro Señor, con su Muerte en la Cruz, nos mereció un tesoro infinito de bienes, sin embargo estas gracias no se nos conceden todas de una vez; y su mayor o menor abundancia depende de cómo correspondemos. Cuando estamos dispuestos a decir  al Señor en todo, atraemos una verdadera lluvia de dones12. La gracia, el amor a Dios, nos inunda cuando somos fieles a las pequeñas insinuaciones de cada jornada: cuando vivimos el «minuto heroico» por la mañana y procuramos que nuestro primer pensamiento sea para el Señor, cuando preparamos la Santa Misa y rechazamos las distracciones que pretenden alejarnos de lo que importa, cuando ofrecemos el trabajo...

Nadie podrá decir que ha sido olvidado o desamparado por Dios, si hace cuanto está a su alcance, porque el Señor concede su auxilio a todos, también a quienes están fuera de la Iglesia sin culpa propia13. Es más, el Señor, infinitamente misericordioso y paciente, ha procurado una y otra vez, de mil maneras distintas, la vuelta de quien se marchó con la herencia y ahora se encuentra en una lamentable situación. Cada día sale a esperarle y mueve su corazón para que reemprenda el camino que conduce a la casa paterna. Y cuando encuentra correspondencia a sus gracias se vuelca en ayudas y bienes, y le anima a subir más y más.

Si, en esta oración personal, encontramos que nos cuesta corresponder, sigamos este consejo: «Ponte en coloquio con Santa María, y confíale: ¡oh Señora!, para vivir el ideal que Dios ha metido en mi corazón, necesito volar... muy alto, ¡muy alto! (...)»14. Y cerca de María siempre encontramos a José, su esposo fidelísimo, que tan bien y con tanta prontitud supo realizar lo que Dios, a través del Ángel, le iba manifestando. A él podemos acudir a lo largo del día, para que nos ayude a oír con claridad la voz del Espíritu Santo en tantos detalles y en ocasiones tan pequeñas, y seamos fuertes para llevarla a la práctica.

1 Cfr. Conc. Vat. II, Const. Gaudium et spes, 13. — 2 Primera lectura de la Misa, Año I, 2 Cor 3, 5. — 3 San Ireneo, Contra las herejías, 3, 15, 3. — 4 Cfr. Conc. Vat. II, Decr. Ad gentes, 8. — 5 Conc. de Trento, Decr. Sobre el pecado original, 5. — 6 San Alfonso Mª de Ligorio, Selva de materias predicables, 2, 6. — 7 Jn 15, 5. — 8 Rom9, 16. — 9 Flp 2, 13. — 10 San Francisco de Sales, Tratado del amor a Dios, 3, 4. —11 Cfr. Conc. Vat. II, Const. Lumen gentium, 14. — 12 Cfr. Pío XII, Enc. Mystici Corporis, 29-VI-1943. — 13 Cfr. Conc. Vat. II, Const. Lumen gentium, 16. — 14 Cfr.San Josemaría Escrivá, Forja, n. 994.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

San Juan de Sahagún
Predicador

Sahagún es una cuidad de España, y allá nació nuestro santo en el año 1430.

Sus padres no tenían hijos y dispusieron hacer una novena de ayunos, oraciones y limosnas en honor de la Santísima Virgen y obtuvieron el nacimiento de este que iba a ser su honor y alegría.

Educado con los monjes benedictinos, demostró muy buena inclinación hacia el sacerdocio y el señor obispo lo hizo seguir los estudios sacerdotales y después de ordenado sacerdote lo nombró secretario y canónigo de la catedral. Pero estos cargos honoríficos no le agradaban, y pidió entonces ser nombrado para una pobre parroquia de arrabal.

Después de varios años de sacerdocio, sintió el deseo de especializarse en teología y se matriculó como un estudiante ordinario en la Universidad de Salamanca. Allí estuvo cuatro años hasta completar todos sus estudios teológicos. Al principio era bastante desconocido pero un día fue invitado a hacer el sermón en honor de San Sebastián, patrono de uno de los colegios, y su predicación agradó tanto que empezó a ser muy popular entre la gente de la ciudad.

Y sucedió que le sobrevino una gravísima enfermedad con serio peligro de muerte y no había más remedio que hacerle una difícil operación quirúrgica (y con los métodos tan primarios de ese tiempo). Fue entonces cuando prometió a Dios que si le devolvía la salud mejoraría totalmente sus comportamientos y entraría de religioso. Dios le concedió la salud y Juan entró de religioso agustino.

En el noviciado lo pusieron a lavar platos y barrer corredores y desyerbar campos, y siendo todo un doctor, lo hacía todo con gran humildad y total esmero. Después lo pusieron a servir el vino a la comunidad, y todavía se conserva la vasija con la cual hizo el milagro de que con un poco de vino sirvió a muchos comensales y le sobró vino. En cumplimiento de sus deberes, en penitencias, en obediencia y en humildad, no le ganaba ninguno de los otros religiosos.

El convento de los padres Agustinos en Salamanca tenía fama de gran santidad, pero desde que Juan de Sahagún llegó allí, esa buena fama creció enormemente. Era un predicador muy elocuente y sus sermones empezaron a transformar a las gentes. En la ciudad había dos partidos que se atacaban sin misericordia y el santo trabajó incansablemente hasta que logró que los cabecillas de los partidos se amistaran y firmaran un pacto de paz, y se acabaron la violencia y los insultos.

Los biógrafos dicen que Fray Juan era un hombre de una gran amabilidad con todos, devotísimo del Santísimo Sacramento y muy amigo de dedicar largos ratos a la oración. Las gentes cuando lo veían rezar decían: "parece un ángel". El estudio que más le agradaba era el de la Sagrada Biblia, para lograr comprender y amar más la palabra de Dios. A veces gastaba todo el día visitando enfermos, tratando de poner paz en familias desunidas y ayudando a gentes pobres y hasta se olvidaba de ir a comer.

Algunos lo criticaban porque en la confesión era muy rígido con los que no querían enmendarse y se confesaban sólo para comulgar, sin tener propósito de volverse mejores. Pero su rigidez transformó a muchos que estaban como adormilados en sus vicios y malas costumbres. Confesarse con él era empezar a enmendarse.

Otro defecto que le criticaban sus superiores era que tardaba mucho tiempo en celebrar la Santa Misa. Pero para ello había una explicación: y es que nuestro santo veía a Jesucristo en la Sagrada Eucaristía y al verlo se quedaba como en éxtasis y ya no era capaz por mucho rato de proseguir la celebración. Pero las gentes gustaban de asistir a sus misas porque les parecían más fervorosas que las de otros sacerdotes.

San Juan de Sahagún predicaba muy fuerte contra los ricos que explotan a los pobres. Y una vez un rico, amargado por estas predicaciones, pagó a dos delincuentes para que atalayaran al santo y le dieran una paliza. Pero cuando llegaron junto a él sintieron tan grande terror que no fueron capaces de mover las manos. Luego confesaron muy arrepentidos que los había invadido un temor reverencial y que no habían sido capaces de golpearlo.

En un pueblo habló muy fuerte contra los terratenientes que no pagaban lo debido a los campesinos y desde entonces aquellos ricachones no le permitieron volver a predicar en ese pueblo.

Sus preferidos eran los huérfanos, los enfermos, los más pobres y los ancianos. Para ellos recogía limosnas y buscaba albergues o asilos. A las muchachas en peligro les conseguía familias dignas que les dieran sanas ocupaciones y las protegieran.

Hizo frecuentes milagros, y obtuvo con sus oraciones que a Salamanca la librara Dios, durante la vida del santo, de la peste del tifo negro, que azotaba a otras regiones cercanas. Un joven se cayó a un hondo pozo. Fray Juan le alargó su correa y, sin saber cómo, salió el joven desde el abismo, prendido de la tal correa. La gente se puso a gritar "¡Milagro! ¡Milagro!", pero él se escondió para no recibir felicitaciones.

Salamanca sufría un terrible verano. El les anunció que con su muerte llegarían lluvias abundantes. Y así sucedió: apenas murió, enseguida llegaron muy copiosas y provechosas lluvias.

Y sucedió que un hombre que tenía una amistad de adulterio con una mala mujer, al escuchar los sermones de Fray Juan, se apartó totalmente de tan dañosa amistad. Entonces aquella pérfida y malvada exclamó: "Ya verá el tal predicador que no termina con vida este año". Y mandó echar un veneno en un alimento que el santo iba a tomar. Desde entonces Fray Juan empezó a enflaquecerse y a secarse, y en aquel mismo año de 1479, el santo predicador murió de sólo 49 años.

A su muerte, dejaba la ciudad de Salamanca completamente transformada, y la vida espiritual de sus oyentes renovada de manera admirable.

Que Dios nos mande muchos valientes predicadores como San Juan de Sahagún.

Dijo Jesús: El que pierda su vida por mi en este mundo, la salvará para la vida eterna (Jn. 12, 25).

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Fuente: Franciscanos.net
Guido (Guy) de Cortona, Beato Franciscano, 12 de junio  

Guido (Guy) de Cortona, Beato

Sacerdote de la Primera Orden Franciscana
(1190•1250)

Su culto y misa fueron concedidos por Gregorio XIII en 1583.

Guido, compañero de San Francisco, nació en Cortona hacia el 1190, de la familia Vignotelli. Pasó su juventud adquiriendo una buena cultura que le permitió llegar a ser sacerdote, y dado a la oración, la mortificación y el trabajo en ayuda de los pobres.

En 1211 el Poverello de Asís fue huésped suyo. Comieron juntos y cuando tomaban el postre, le confió al Santo con gran sencillez su deseo de hacerse discípulo suyo. Preguntó qué debía hacer y la respuesta fue breve. Dar todo a los pobres, renunciando a todos los bienes terrenos. Guido no perdió tiempo. Siguió con tanta rapidez el consejo del Pobrecillo, que al otro día, arreglados todos sus asuntos, pudo recibir el hábito y ceñir la cuerda de la penitencia franciscana.

Cortona tuvo así en las afueras de los muros su conventillo de Hermanos Menores, del cual Guido fue el alma y guía. Fue sacerdote y hermano, sin faltar en nada a la humildad franciscana y a la perfecta modestia. El Santo de Asís lo quiso sinceramente y lo estimó como a pocos otros discípulos.

Pero quien lo amó particularmente fue el pueblo de Cortona, del cual el Beato fue un gran bienhechor. La devoción popular le atribuye clamorosos milagros, como el del agua convertida en vino, de la harina prodigiosamente multiplicada, de la curación de un paralítico y sobre todo el de volver a la vida a una muchacha caída en un pozo. Entre los milagros y las muchas buenas obras, la oración y la penitencia, las prácticas religiosas y el cuidado del convento transcurrió serena y luminosa la vida de Guido.

Con el Seráfico Padre se retiró por algún tiempo a un lugar solitario a un kilómetro de Cortona, llamado el conventico de Las Celdas, que se considera uno de los primeros construidos en la Orden, y cultivó más intensamente la vida de piedad y de mortificación. Más tarde visitó a San Francisco de Asís y obtuvo el permiso de la predicación, con la cual, como con sus milagros, recogió abundantes frutos de bien. Al volver Francisco a Cortona, fue nuevamente a donde él, y recibió del mismo un gran elogio delante de los cortoneses, que obtuvieron la seguridad de la poderosa intercesión que él siempre había ejercitado en su favor, predicción que no quedó sin cumplirse.

Un día el Patriarca de Asís, muerto hacía cerca de veinte años, se apareció al fraile cortonés
anunciándole la hora de la recompensa. Cuando ésta llegó, pareció que Guido partiera para un viaje largamente ansiado, en compañía de la persona más amada: "He aquí a mi querido San Francisco, exclamó agonizando. Todos de pies! Vamos tras él". A los 60 años de edad, voló su alma de la tierra al cielo en junio de 1250. Su cuerpo permaneció donde vivió y murió, en Cortona, que así vino a ser la ciudad del Beato Guido, antes de ser, unos decenios después, la ciudad de Santa Margarita, la mujer apasionada, después del hombre generoso y bienhechor.

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Fuente: Enciclopedia Católica | ACI Prensa
León III, Santo XCVI Papa, Junio 12  

León III, Santo

XCVI Papa

Fecha de nacimiento desconocida; murió en 816. Fue elegido el mismo día que fue enterrado su predecesor (26 de diciembre de 795), y consagrado al día siguiente.

Es bastante probable que esta prisa fuera debida a un deseo de los romanos de evitar cualquier interferencia por parte de los francos en su libertad de elección. León era romano, hijo de Aciupio e Isabel. En el momento de su elección era cardenal de Santa Susana, y aparentemente también "vestiarius", o sea jefe del tesoro pontificio (o guardarropa).

Junto con la carta dirigida a Carlomagno en la que le informaba de que había sido elegido papa por unanimidad, León le envió las llaves de la confesión de San Pedro y el estandarte de la ciudad. Esto lo hizo para mostrar que consideraba al rey franco el protector de la Santa Sede. A cambio recibió de Carlomagno cartas de felicitación y una parte considerable del tesoro que el rey había tomado a los ávaros. La adquisición de esta riqueza fue una de las causas que permitieron a León ser un gran benefactor de las iglesias e instituciones de caridad de Roma.

Empujados por los celos, por la ambición o por sentimientos de odio y venganza, un cierto número de parientes del Papa Adriano I urdieron un plan para hacer a León indigno de ejercer su sagrado oficio. Con ocasión de la procesión de las Grandes Letanías (25 de abril de 799), cuando el papa se dirigía hacia la Puerta Flaminia, fue repentinamente atacado por un grupo de hombres armados. Fue arrojado al suelo, donde intentaron arrancarle la lengua y sacarle los ojos. Después de un tiempo sangrando en la calle, fue trasladado por la noche al monasterio de San Erasmo, en el Celio. Allí, de una manera al parecer bastante milagrosa, recuperó el uso total de los ojos y la lengua. Huyendo del monasterio, se trasladó, acompañado de muchos romanos, a la corte de Carlomagno. Fue recibido por el rey franco con todos los honores en Paderborn, a pesar de que sus enemigos habían llenado los oídos del rey de maliciosas acusaciones contra él.

Después de unos meses de estancia en Alemania, el monarca franco le envió con una escolta de vuelta a Roma, donde fue recibido con gran demostración de júbilo por todo el pueblo, tanto naturales como extranjeros.

Los enemigos del papa fueron juzgados por los enviados de Carlomagno y, como no fueron capaces de probar la culpa de León ni la inocencia de ellos mismos, fueron enviados como prisioneros a Francia (Reino de los francos). Al año siguiente (800) Carlomagno en persona fue a Roma, y el papa y sus acusadores fueron puestos frente a frente. Los obispos reunidos declararon que no tenía derecho a juzgar al papa; pero León, por su propia voluntad, con el objetivo, como dijo, de disipar cualquier sospecha en las mentes de aquellos hombres, declaró bajo juramento que era totalmente inocente de los cargos que se habían presentado contra él.

A petición suya, la pena de muerte emitida contra sus principales enemigos fue conmutada por una sentencia de exilio.

Unos días después, León y Carlomagno volvieron a reunirse. Fue el día de Navidad en San Pedro. Después de leer el Evangelio, el papa se acercó a Carlomagno, que estaba de rodillas ante la Confesión de San Pedro, y le colocó una corona en la cabeza. Inmediatamente la muchedumbre reunida en la basílica pronunció el siguiente grito: "¡A Carlos, el más pío Augusto, coronado por Dios, a nuestro grande y pacífico emperador, larga vida y victoria!" Por este acto, resurgió el Imperio de Occidente y, al menos en teoría, la Iglesia declaró que el mundo estaba sujeto a un solo poder temporal, como Cristo lo había hecho sujeto a un solo poder espiritual. Se entendió que la primera obligación del nuevo emperador era ser el protector de la Iglesia romana y de la Cristiandad contra los paganos. Con la vista puesta en la alianza entre Oriente y Occidente bajo el efectivo gobierno de Carlomagno, León se esforzó en promover el proyecto de un matrimonio del emperador con la princesa de Oriente Irene. Sin embargo, el destronamiento de ésta (801) impidió que este excelente plan pudiera ser llevado a cabo. Unos tres años después de la partida de Carlomagno de Roma (801), León volvió a cruzar los Alpes para verle (804). Según algunos, fue a discutir con el emperador la división de sus territorios entre sus hijos. En cualquier caso, dos años después fue invitado a dar su aprobación a las previsiones del emperador para la mencionada partición. Actuando igualmente en armonía con el papa, Carlomagno combatió la herejía del adopcionismo que había surgido en España, pero fue algo más allá que su guía espiritual cuando deseó provocar la inserción general del "Filioque" en el Credo de Nicea. No obstante, los dos actuaron de consuno cuando hicieron a Salzburgo la sede metropolitana de Baviera y cuando Fortunato de Grado fue compensado por la pérdida de su sede de Grado con la entrega de la de Pola. La acción conjunta del Papa y el Emperador se sintió incluso en Inglaterra. Gracias a ella, Eardulfo de Northumbria recuperó su reino y se resolvió la disputa entre Eambaldo, arzobispo de Cork, y Ulfredo, arzobispo de Canterbury.

Sin embargo, León tenía muchas relaciones con Inglaterra por su cuenta. Bajo su mandato, el sínodo de Beccanceld (o Clovesho, 803) condenó el nombramiento de laicos como superiores de monasterios. De acuerdo con los deseos de Etelardo, arzobispo de Carterbury, León excomulgó a Eadberto Praen por usurpar el trono de Kent; además, retiró el palio que había sido concedido a Litchfield, autorizando la restauración de la jurisdicción eclesiástica de la Sede de Canterbury "como lo había establecido San Gregorio Apóstol y patrono de los ingleses". León también fue llamado para solventar las diferencias entre el arzobispo Ulfredo y Cenulfo, rey de Mercia. Muy poco se sabe acerca de las diferencias entre ellos, pero, quienquiera que fuera el más culpable, lo cierto es que el arzobispo fue el que más sufrió. Parece que el Rey indujo al Papa a suspenderle en sus funciones episcopales y a mantener el reino bajo una especie de interdicto durante seis años. Hasta la hora de su muerte (822), el ansia de oro provocó que Cenulfo continuara la persecución del arzobispo. Lo mismo hizo con el monasterio de Abingdon: hasta que no recibió una gran suma de dinero de su abad, no decretó la inviolabilidad del monasterio, actuando, como declaró, a petición del señor apostólico y muy glorioso Papa León.

Durante el pontificado de León III, la Iglesia de Constantinopla se encontraba en una situación de tensión. Los monjes, que prosperaban durante este periodo bajo la guía de hombres como San Teodoro el Estudita, sospechaban de lo que ellos concebían como los principios laxos de su patriarca Tarasio, y se oponían vigorosamente a la malvada conducta de su emperador Constantino VI. Con el propósito de ser libre para casarse con Teodota, el soberano se había divorciado de su mujer, María. Aunque Tarasio condenó la conducta de Constantino, rehusó, emperador, para evitar males mayores, a excomulgarle. Por haber condenado su nuevo matrimonio, Constantino castigó a los monjes con las penas de prisión y destierro. Afligidos, los monjes pidieron ayuda a León, como hicieron cuando fueron maltratados por oponerse a la arbitraria rehabilitación del sacerdote a quien Tarasio había degradado por casar a Constantino con Teodota. El Papa replicó, no sólo con palabras de alabanza y ánimo, sino también con el envío de ricos presentes; y, tras la llegada de Miguel I al trono bizantino, ratificó el tratado entre Carlomagno y él para asegurar la paz entre Oriente y Occidente.

El Papa y el Emperador de los francos actuaron conjuntamente, no sólo en la última operación mencionada, sino en todos los asuntos de importancia. Siguiendo el consejo de Carlomagno, León, para rechazar las violentas incursiones de los sarracenos, mantuvo una flota, de suerte que la línea costera era regularmente patrullada por sus navíos de guerra. No obstante, debido a que no se consideraba competente para mantener a los piratas musulmanes fuera de Córcega, confío la protección de la isla al Emperador. Apoyado por Carlomagno, fue capaz de recuperar una parte del patrimonio de la Iglesia romana en los alrededores de Gaeta, y pudo administrarlo de nuevo a través de sus párrocos. Pero cuando murió el gran Emperador (28 de enero de 814), los malos tiempos volvieron a León. Una nueva conspiración se formó contra él, pero en esta ocasión el Papa fue informado de ella antes de que llegara a un punto crítico. Ordenó que los cabecillas de la conspiración fueran detenidos y ejecutados. Apenas se había eliminado esta conspiración cuando un grupo de nobles de la Campania se levantaron en armas y se dedicaron al pillaje por toda la región. Estaban preparándose para marchar sobre la misma Roma cuando fueron derrotados por el duque de Spoleto, a las órdenes del Rey de Italia (Langobardía o Lombardía). Las enormes sumas de dinero que Carlomagno entregó al tesoro papal permitieron a León llegar a ser un eficaz protector de los pobres y mecenas del arte; así, llevó a cabo obras de renovación en las iglesias de Romas e incluso en las de Ravena. Empleó el imperecedero arte del mosaico, no solamente para retratar las relaciones políticas entre Carlomagno y él mismo, sino fundamentalmente para decorar las iglesias, en particular su iglesia titular de Santa Susana. Hasta finales del siglo XVI se podía contemplar una figura de León en un mosaico de esa antigua iglesia.

León III fue enterrado en San Pedro (12 de junio de 816), donde se encuentran sus reliquias, junto a las de Santos León I, León II y León IV. Fue canonizado en 1673. Los denarios de plata de León III todavía existentes llevan el nombre del Emperador además del de León, mostrando así al Emperador como protector de la Iglesia y señor de la ciudad de Roma.

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Fuente: ACIprensa.com
María Cándida de la Eucaristía, Beata Carmelita, 12 de junio  

María Cándida de la Eucaristía, Beata

Carmelita Descalza

María Barba nació el 16 de enero de 1884 en Catanzaro (Italia), a donde la familia, oriunda de Palermo, se había trasladado momentáneamente por motivos de trabajo del padre, Pedro Barba, consejero del Tribunal Superior.

Cuando la niña tenía dos años la familia regresó a la capital siciliana y allí vivió María Barba su juventud, en el seno de una familia profundamente creyente, pero que se opuso obstinadamente a su vocación religiosa, experimentada desde los quince años de edad. María, en efecto, tuvo que luchar casi veinte años hasta ver realizada su aspiración, demostrando, durante esos años de espera y de sufrimiento interior, una sorprendente fortaleza de ánimo y una fidelidad poco común a la inspiración inicial.

En esta batalla, que se prolongó hasta su entrada en el Carmelo teresiano de Ragusa el 25 de septiembre de 1919, María Barba fue sostenida por una especialísima devoción al misterio eucarístico: en la Eucaristía veía ella el misterio de la presencia sacramental de Dios en el mundo, la muestra concreta de su amor infinito a los hombres, el motivo de nuestra plena confianza en sus promesas.

En ella, el amor a la Eucaristía se manifiesta desde la más tierna infancia. "Cuando era pequeñita —cuenta ella misma— y todavía no se me había dado Jesús, esperaba a mi madre, cuando volvía de la Santa Comunión, casi en el umbral de casa, y, de puntillas para llegar hasta ella, le decía: "A mí también el Señor!". Mi madre se inclinaba con afecto y alentaba sobre mis labios; yo la dejaba en seguida y, cruzando y apretando las manos sobre el pecho, llena de alegría y de fe, repetía saltando: "Yo también tengo al Señor! yo también tengo al Señor"". Son señales de una vocación y de una llamada de Dios, cuya iniciativa comienza a preparar un regalo extraordinario para la Iglesia.

Desde que, a los 10 años, fue admitida a la Primera Comunión, su mayor alegría era poder comulgar. Desde entonces, privarse de la Santa Comunión, era para ella "una cruz y un tormento bien grande". En efecto, tras la muerte de su madre en 1914, no podía acercarse a la Comunión sino raramente, por no reñir con sus hermanos que no le permitían salir sola de casa.

María Cándida de la Eucaristía, Beata



Entrada en el Carmelo, donde tomó el nombre, en cierto modo profético, de María Cándida de la Eucaristía, quiso "acompañar a Jesús, en su condición de Eucaristía, lo más que pudiese". Prolongaba sus horas de adoración, y, sobre todo, la hora de las 23 a las 24 de cada jueves, la pasaba ante el Tabernáculo. La Eucaristía polarizaba verdaderamente toda su vida espiritual, no tanto por las manifestaciones devocionales, cuanto por la incidencia vital en la relación entre su alma y Dios. De la Eucaristía sacó fuerzas María Cándida para consagrarse a Dios como víctima el 1 de noviembre de 1927.

María Cándida desarrolló plenamente lo que ella misma define como su "vocación a la Eucaristía" ayudada por la espiritualidad carmelitana, a la que se había acercado a través de la lectura de la Historia de un alma de Santa Teresita. Son bien conocidas las páginas en que santa Teresa de Jesús describe su especialísima devoción a la Eucaristía y cómo, en la Eucaristía, experimentó la santa Fundadora el misterio fecundo de la Humanidad de Cristo.

Elegida priora del monasterio en 1924, lo fue, salvo una breve interrupción, hasta 1947, infundiendo en su comunidad un profundo amor a las Constituciones de santa Teresa de Jesús y contribuyendo de forma directa a la expansión del Carmelo teresiano en Sicilia, fundación de Siracusa, y al retorno de la rama masculina de la Orden.

A partir de la solemnidad del Corpus Domini de 1933, año santo de la Redención, María Cándida comienza a escribir lo que podríamos definir como su pequeña obra maestra de espiritualidad eucarística, La Eucaristía, "verdadera joya de espiritualidad eucarística vivida". Se trata de una larga, intensa meditación sobre la Eucaristía, siempre tensa entre el recuerdo de la experiencia personal y la profundización teológica de esa misma experiencia. En la Eucaristía ve sintetizadas, la Madre Cándida, todas las dimensiones de la experiencia cristiana. La fe: "Oh mi Amado Sacramentado, yo Te veo, yo Te creo!... Oh Santa Fe". "Contemplar con Fe redoblada a nuestro Amado en el Sacramento: vivir de Él que viene cada día". La esperanza: "Oh mi divina Eucaristía, mi querida esperanza, todo lo espero de ti... Desde niña fue grande mi esperanza en la Santísima Eucaristía". La caridad: "Jesús mío, cuánto Te amo! Es un amor inmenso el que nutro en mi corazón por Ti, oh Amor Sacramentado... Cuán grande es el amor de un Dios hecho pan por las almas! De un Dios hecho prisionero por mí".

En la Eucaristía, la Madre Cándida, entonces priora de su comunidad, descubre también el sentido profundo de los tres votos religiosos, que en una vida intensamente eucarística hallan, no sólo su plena expresión, sino también un ejercicio concreto de vida, una especie de profunda ascesis y de progresiva conformación al único modelo de toda consagración, Jesucristo muerto y resucitado por nosotros: "¿Qué himno no debería entonarse a la obediencia de nuestro Dios Sacramentado? Y ¿qué es la obediencia de Jesús en Nazareth, comparada con su obediencia en el Sacramento desde hace veinte siglos?". "Después de instruirme sobre la obediencia, cuánto me hablas, cuánto me instruyes en la pobreza, oh blanca Hostia! Quién más despojada, más pobre que Tú...No tienes nada, no pides nada!... Divino Jesús, haz que las almas religiosas estén sedientas de desprendimiento y de pobreza sincera!"."Si me hablas de obediencia y de pobreza..., qué fascinación de pureza no suscitas Tú con solo mirarte! Señor, si tu descanso lo encuentras en las almas puras, ¿qué alma, tratando contigo, no se hará tal?". De ahí el propósito: "Quiero permanecer junto a Ti por pureza y amor".

Pero es sin duda la Virgen María el verdadero modelo de vida eucarística, Ella que llevó en su seno al Hijo de Dios y que continuamente lo engendra en el corazón de sus discípulos: "Quisiera ser como María — escribe la María Cándida en una de las páginas más intensas y profundas de La Eucaristía —, ser María para Jesús, ocupar el puesto de su madre. En mis Comuniones, María la tengo siempre presente. De sus manos quiero recibir a Jesús, ella debe hacerme una sola cosa con Él. Yo no puedo separar a María de Jesús. Salve! Oh Cuerpo nacido de María!. Salve María, aurora de la Eucaristía!".

Para María Cándida, la Eucaristía es alimento, es encuentro con Dios, es fusión de corazón, es escuela de virtud, es sabiduría de vida. "El Cielo mismo no posee más. Aquel único tesoro está aquí, es Dios! Verdaderamente, sí verdaderamente: mi Dios y mi Todo". "Le pido a mi Jesús ser puesta como centinela de todos los sagrarios del mundo hasta el fin de los tiempos".

El Señor la llamó, después de algunos meses de agudos sufrimientos físicos, el 12 de junio de 1949, Solemnidad de la Santísima Trinidad en ese año.

Fue beatificada el 21 de marzo de 2004 por S.S. Juan Pablo II.

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Fuente: www.mercedesdejesus.com
Mercedes de Jesús Molina y Ayala, Beata La Rosa del Guayas, Junio 12  

Mercedes de Jesús Molina y Ayala, Beata

La Rosa del Guayas
Fundadora del Instituto de las Hermanas de Santa Mariana de Jesús

Nació en Baba, población perteneciente en esa época parte del Departamento de Guayaquil, provincia del Guayas (luego de una división administrativa Baba queda hoy en día en la provincia de Los Ríos), el 24 de septiembre de 1828, hija de don Miguel Molina y Arbeláez y de doña Rosa Ayala y Aguilar.

Dos años más tarde murió su padre, por lo que con su madre se trasladó a vivir a Guayaquil, donde ingresó a estudiar en una de las escuela de la ciudad. Por esa época su madre le enseñó a rezar y a conocer la doctrina cristiana.

A los quince años de edad sufrió el gran dolor de perder a su madre; era entonces una bella jovencita que atraía poderosamente a muchos gentiles galanes que rondaban su casa con pretensiones amorosas, pero en 1849, cuando acababa de cumplir veintiún años, renunció a un brillante matrimonio, y al frente de un asilo de huérfanos se dedicó a la acción social y evangélica. Entonces repartió todos los bienes que había heredado de sus padres -destinándolos a obras para los pobres-, y colaboró con la incipiente Junta de Beneficencia de Guayaquil (institución de servicio social existente hasta nuestros días).

Mercedes se entregó por entero a Dios y emitió votos de virginidad perpetua tomando el camino del sacrificio, la bondad, la oración y la meditación. Sucedió entonces que estando en oración contemplativa, siguiendo los pasos de
Mariana de Jesús a quien imitaba en su amor a Dios, éste le manifestó, a través de un rosal florido, que fundaría un colegio religioso.

En 1862 comenzó a levitar cuando oraba, perdía los sentidos y entraba en éxtasis después de comulgar. Al año siguiente su fama de beata se extendió por toda la ciudad ocasionando los más variados comentarios. Fue justamente por esa época cuando conoció a
Narcisa de Jesús Martillo Morán, con quien compartió su casa por largo tiempo para ayudarse mutuamente en el camino de la cruz, y practicar juntas la virtud, la oración y la penitencia.

En 1870 viajó al oriente con el propósito de evangelizar a los jíbaros, y tres años más tarde, luego de cumplir con su labor cristiana a costa de muchos sufrimientos, el Señor la condujo a la ciudad de Riobamba donde el 14 de abril de 1873 vio cristalizado su deseo de fundar un instituto religioso, al que puso bajo el patrocinio de la santa quiteña Mariana de Jesús.

Posteriormente continuó llevando una vida ejemplar, de amor al prójimo y de sacrificio hasta el heroísmo, y debido al ayuno y la penitencia su cuerpo se fue debilitando poco a poco hasta que la muerte la sorprendió, en olor a santidad, el 12 de junio de 1883.

El 8 de febrero de 1946, Su Santidad el Papa Pío XII decretó la introducción de la causa de su beatificación, y el 27 de noviembre de 1981, el Papa Juan Pablo II expidió el Decreto sobre las Virtudes Heroicas y le dio el título de Venerable. Cuatro años más tarde, el 1 de febrero de 1985, "La Rosa del Guayas" fue beatificada durante la visita pastoral que el Santo Padre realizó a la ciudad de Guayaquil.

Sus restos descansan en la ciudad de Riobamba, en la misma casa donde fundó la Congregación de las Marianitas.

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Fuente: www.passiochristi.org
Lorenzo Salvi, Beato Pasionista, Junio 12  

Lorenzo Salvi, Beato

El Misionero del Niño Jesús

Lorenzo Salvi es un hombre que ha gastado su vida al servicio de Dios y no se detuvo nunca por lo que mereció como apelativo "movimiento perpetuo". Otras de sus características fueron la mansedumbre y la humildad que aprendió en la escuela de Jesús a niño y de la familia de Nazareth.

Todo esto se dio cuando la suerte lo hizo nacer en Roma, en un ambiente aristocrático, el 30 de octubre de 1782 de Antonio y Mariana Biondi, en el palacio de los condes de Carpegna. El padre se desempeñaba como el administrador de esta noble familia y en aquel tiempo esto significaba casi gozar de los privilegios de la noble familia. Apenas un mes después de su nacimiento su madre muere, por suerte no padece por ello un gran trauma; en efecto esto sólo lo sabrá antes de su ordenación sacerdotal.

Desarrolla sus estudios bajo la guía de los preceptores de los Carpegna y frecuenta el cercano Colegio Romano, donde encuentra como compañero de escuela a S. Gaspare del Búfalo y se convierte en discípulo del camaldolense don Mauro Cappellari, que será Papa con el nombre de Gregorio XVI.

A 19 años se convierte en religioso y elige a los Pasionistas, que ha conocido por la fuerte personalidad y oratoria de S. Vicente Maria Strambi. El padre intenta retenerlo, para ello le pide esperar todavía un año más mientras le dice: "Por un año no me hables ni de curas, ni de frailes". Lorenzo obedece, pero terminado el año, se presenta puntualmente al padre y le pide:

"He obedecido, pero ahora debes mantener tu promesa". El Sr. Antonio no puede incumplir los pactos. Transcurre el año de noviciado en el monte Argentaro y emite la profesión religiosa el 20 de noviembre de 1802. Es ordenado Sacerdote en Roma el 29 de diciembre de 1805.

También le toca sufrir por la supresión de los conventos decretada por Napoleón; durante los años de 1811 al 1814 se refugia en el pequeño convento de Pievetorina (Mc). Pasada la tormenta napoleónica, es elegido como consejero provincial y como superior de varias comunidades, comprendida la casa general de los Santos Juan y Pablo en Roma, dónde tiene como vicario al B. Domingo Barberi. Lorenzo es un hombre activo y contemplativo y también un óptimo organista. Tiene los dones de la profecía y el éxtasis durante la oración. Realiza muchos hechos prodigiosos.

Es un misionero incansable y óptimo director espiritual. Muchos lo piden como guía espiritual debido a su gran piedad, su celo incansable y su prudencia. Son al menos 260 los cursos de misiones y ejercicios espirituales conducidos por él. Agradable y siempre buscado, prédica a toda clase de personas, desde las monjas de clausura hasta los presos con frutos abundantes. Su palabra es eficaz porque está acompañada del ejemplo de una vida santa y de muchos hechos prodigiosos.

Pero su característica principal es su tierna devoción al niño Jesús que en Pievetorina (Mc) en el año de 1812 se le apareció y lo curó de una grave enfermedad. Desde aquel momento el misterio de Belén es "el más dulce y el más suave de los misterios", este misterio se convierte en el alma de su vida ascética y mística, de su apostolado y de sus escritos. Con un voto particular y con la escritura de muchos libros se empeña en propagar esta devoción. Con la imagen del niño Jesús, que él llama cariñosamente "mi dulce pequeño emperador", realiza no poco milagros. Lo bautizan "el misionero del niño Jesús". Belén, en su decir, "es 1a primera escuela pública de todas las virtudes". Lorenzo, hombre activo y concreto, vive y enseña la bienaventuranza de los "pequeños" a los cuales Dios se complace en revelar "los misterios del reino de los cielos". La pequeña vía de la infancia "espiritual", que será después recorrida y difundida por santa Teresa de Lisieux, es la respuesta de Lorenzo a los desafíos culturales y sociales de su tiempo, a los que propone otras categorías y otros parámetros.

No sin emoción todavía hoy podemos admirar algunos "Niños Jesús" de cera construidos por él y un libro para enseñar a construirlos escrito por él mismo. También funda la asociación llamada la "Escuadra de la Sagrada Cuna" para quienes publica un reglamento. Nacido cuando la Ilustración había ya ofuscado muchas mentes, Lorenzo habla de un Dios que por amor se viste de humanidad y que, convertido en niño, invita a todos a caminar con sencillez de corazón.

En el 1856, a pesar de no sentirse con fuerzas, obedece a la invitación de los superiores de ir a Capranica (VT) para visitar algunos enfermos que desean su bendición. Va, pero advierte que no estará allí más que tres días. Llega el 9 de junio de 1856; acoge a los que lo visitan, confiesa a los penitentes, bendice a los enfermos, conforta a los dolientes. El 12 de junio muere por un ictus.

"Hemos perdido nuestro santo", dice la gente conmovida mientras acaparan sus reliquias. Antes de que Lorenzo sea reconducido al convento, quieren que su cuerpo sea llevado en procesión por todo el pueblo; con trabajos los guardias logran defenderlo de la excesiva devoción.

Y enterrado en el convento de S. Ángel de Vetralla VT. Juan Pablo II lo proclama beato el primero octubre de 1989.

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Gaspar Luis Bertoni, Santo Fundador, Junio 12  

Gaspar Luis Bertoni, Santo

Fundador de la Congrecación
de los Sagrados Estigmas de Nuestro Señor Jesucristo

GASPAR BERTONI nació en Verona, en la República de Venecia, el 9 de octubre de 1777, hijo de Francis Bertoni y Brunora Ravelli de Sirmione. Fue bautizado al día siguiente por su tío abuelo, Fr. James Bertoni, en la iglesia de la parroquia de San Pablo, en el Campo Marzo de la sección de Verona.

En ambos lados de la familia, se ejercía la profesión de "Notario", y en un viejo documento legal, puede verse que la familia era bastante rica. Pero aun más aun rica, era sin embargo, la práctica de la fe.

A consecuencia de la temprana muerte de su pequeña hermana, Gaspar siguió siendo el único hijo. Tuvo el beneficio de una educación excelente, tanto en su casa como en la escuela de San Sebastían que era dirigida por la municipalidad luego de la supresión de los Jesuitas. Ellos, sin embargo, continuaban enseñando el enseñando y también dirigiendo la Congregación Mariana. El joven Bertoni ingresó aquí bajo la influencia de de Fr. Louis Fortis quien luego habría de ser el primer General de los Jesuítas luego de la reintegración de la Compañía de Jesús.

Como fruto de la gracia de su primera comunión, a edad de 11 años, Gaspar Bertoni fue llamado a una vida de unión mística. Su vocación al sacerdocio maduró, y a las 18 años, entró en el seminario. Asistiendo al curso teológico como un estudiante externo, él encontró en su profesor de teología moral, Fr. Nicolás Galvani, un director espiritual excelente.

Durante su primer año de teología, fue testigo de la invasión de los ejércitos franceses, (1 de junio de 1796). Esto era el principio de un periodo de 20 años de gran lucha para su ciudad natal. Inspirado por su profunda caridad, se dedicó a la ayuda de los enfermos y heridos, como un miembro de la Fraternidad del Evangelio para los Hospitales que había sido creada por el Siervo de Dios Fr. Peter Leonardi.

A su ordenación sacerdotal (el 20 de septiembre de 1800), se encontró en un mundo con necesidad de mucha ayuda para solucionar los serios problemas que perturbaban el alba de un nuevo siglo.

Se dedicó con todos su energías y gran habilidad organizativa a su nueva misión pastoral. Estableció un Oratorio bajo la forma de una "Cohorte Mariana", que tenía fomo meta el cristianizar y formar a los jóvenes. Todas esas organizaciones fueron suprimidas por un decreto de Napoleon (1807), y Fr. Bertoni guardó sus planes para tiempos mejores.

Entretanto, él tomó la dirección espiritual de una comunidad fundada en aquel entonces por Santa Magdalena de Canossa en el Convento de San José (mayo de 1808), aquí conoció a la Sierva de Dios Leopoldina Naudet, a quien él guiaría espiritualmente a lo más alto del misticismo del santo abandono y en la fundación de las Hermanas de la Sagrada Familia. Él extendió esta faceta de su ministerio a otra Sirvia de Dios, Teodora Campostrini, de noble cuna, quien también estaba en la etapa de discernimiento de su vocación, para la fundación de su Comunidad, la de las "Hermanas Mínimas" de la Caridad de la Madre Dolorosa.

En su espíritu de abandono a Dios, y servicio a la Iglesia, Fr. Bertoni fue guiado por el espíritu santo para fundar una Congregación llamada de los "Estigmatinos" quienes quiso que fueran "Misioneros Apostólicos para Ayudar a los Obispos".

El 4 de noviembre de 1816 se mudó con otros 2 religiosos a la casa de los estigmas de San Francisco, de la cual derivó parte del nombre de su congregación y en ella interiorizó sobre la meditación de los estigmas de Jesucristo, se abrió una escuela gratuita con otros servicios gratuitos a la comunidad.

Sus últimos años
Gaspar Bertoni cayó gravemente enfermo, y mientras era atendido en la enfermería de la casa generalicia, dijo sus últimas palabras: "Preciso sufrir".

Pronunciando estas palabras, murió el dia 12 de junio de 1853.

Fue canonizado el 1 de noviembre de 1989 por Juan Pablo II.

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Fuente: Franciscanos.org
Florida Cevoli, Beata Clarisa, Junio 12  

Florida Cevoli, Beata

Clarisa Capuchina

Florida Cevoli, en el siglo Lucrecia Elena, hija del conde Curzio Cevoli y de la condesa Laura della Seta, nació en Pisa (Italia) el 11 de noviembre de 1685. Educada en la fe en el seno de su familia, afinó su espíritu bajo la guía de las clarisas del monasterio de San Martín, de Pisa, adonde la llevaron a los 13 años y donde vivió como educanda durante cinco años. Aquel clima de silencio que se respiraba allí suscitó en ella un gran deseo de la vida religiosa.

A los 18 años ingresó en el monasterio de las Clarisas capuchinas de Città di Castello (Perusa), el 7 de junio de 1703; tomó el nombre de Florida. Guiada por los consejos y sobre todo por los ejemplos de santa Verónica Giuliani, maestra de las novicias, sor Florida demostró un espíritu de oración excepcional y un gran deseo de progresar en el camino de la contemplación. Se insertó en la vida comunitaria con espíritu atento y humilde, prodigándose en los trabajos más modestos. Hizo la profesión religiosa el 10 de junio de 1704.

Desempeñó varios oficios: cocinera, despensera, panadera, responsable de la farmacia, maestra de novicias, vicaria y abadesa. En 1716 sor Verónica fue nombrada abadesa del monasterio y sor Florida, vicaria; estaban tan compenetradas, que toda la comunidad recibió un gran impulso hacia el ideal de la íntima unión con Cristo: era la confidente de la Santa y además le ayudaba como secretaria. En 1727, al morir sor Verónica, fue llamada a ocupar su puesto, y hasta su muerte, ejerció el oficio de abadesa, reelegida en trienios consecutivos, con algunos intervalos.

Como su maestra, fue una gran reformadora: se distinguió por una vida de pobreza y austeridad, propia de la reforma de las capuchinas. Los sufrimientos de Cristo en su pasión y la presencia eucarística constituían el objeto primario de su contemplación y de su amor; tenía una devoción especial a la Virgen de los Dolores. Su fama de santidad en vida fue mayor que la de santa Verónica. Es de destacar el servicio que prestó a Città di Castello como mediadora de paz, con ocasión del levantamiento popular que estalló a la muerte del papa Benedicto XIV, en 1758. Murió el 12 de junio de 1767.

La beatificó Juan Pablo II el 16 de mayo de 1993.

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Autor: Archidiócesis de Madrid
Onofre, Santo Ermitaño, Junio 12  

Onofre, Santo

Ermitaño

Si no lo hubiera encontrado el abad san Panufcio, ya moribundo, y no hubiera escrito su vida es seguro que no conoceríamos a este personaje originalísimo. Es un ermitaño, morador de una cueva del desierto egipcio de la Tebaida.

Allí mismo donde la civilización faraónica había florecido siglos antes, ahora, en las primeras centurias del cristianismo, los monjes pueblan el despoblado y viven en solitario su intensa experiencia interior y espiritual.

A nuestra sociedad lo profundo le sabe a raro y los compromisos definitivos o las decisiones comprometedoras de por vida no están de moda. Onofre, sin embargo, nos ofrece un testimonio admirable de profundidad interior capaz de abarcar todo su paso por la tierra.

Se dedicó a la oración y, después de orar, a dar buen consejo a quien se lo requería. ¿Nada más? Y... nada menos: dejar que el alma rebose amor de Dios para que otros puedan descubrirlo y amarlo; dejarse afectar desde el centro de la propia personalidad por la Gracia y contagiarla a otros como la gran curación, la gran salud, la gran salvación.

Si en la Iglesia no existieran estos absolutos testimonios del Absoluto, todo sería aún más relativo de lo que es.

¡Estaríamos buenos!

Gracias, san Onofre, por liberarnos de relativismos estériles con tu testimonio.

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Fuente: ACI Prensa
108 mártires de Polonia durante la segunda guerra, Beatos Mártires, 12 de junio  

108 mártires de Polonia durante la segunda guerra, Beatos

El 13 de junio de 1999, el papa Juan Pablo II beatificó, en Varsovia, a 108 mártires de la última Guerra Mundial en Polonia, y estableció que su fiesta se celebre el 12 de junio. Entre ellos hay 3 obispos, 52 sacerdotes diocesanos, 26 sacerdotes religiosos, 3 clérigos, 7 religiosos no sacerdotes, 8 religiosas y 9 personas laicas.

Durante la II Guerra Mundial, en Polonia fueron numerosas las víctimas de la encarnizada persecución nazi contra la Iglesia. También otros muchísimos ciudadanos fueron perseguidos y asesinados en aquellas terribles circunstancias. Pero los 108 beatificados por el Papa fueron todos ellos asesinados por odio a la fe cristiana en diversas circunstancias o lugares, o murieron como consecuencia de los sufrimientos infligidos por el mismo motivo en las cárceles y campos de concentración. La mayoría de los sacerdotes murieron por no dejar de ejercer su ministerio, a pesar de las amenazas; muchos de estos mártires perdieron la vida por defender a judíos; las religiosas, por su parte, en su servicio amoroso y silencioso, aceptaron con espíritu de fe los sufrimientos y la muerte. Todos fueron en sentido estricto testigos de la fe de Cristo.

Los padecimientos de los 108 mártires polacos —torturados y ejecutados por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial —elevados a los altares por el Papa Juan Pablo II— evidencian los sufrimientos de la Iglesia durante la Segunda Guerra Mundial, así como la ayuda que ellos prestaron a judíos, comunistas y en general a todo perseguido por las fuerzas del Eje.

El Postulador General de los mártires, P. Tomasz Kaczmarek, informó que los 108 polacos, que murieron a manos de soldados alemanes durante la ocupación nazi (1939-1945) y que fueron declarados beatos el 13 de junio en Varsovia, proceden de 18 diócesis diferentes y 22 órdenes religiosas.

Salvadores de judíos

Entre los polacos a ser beatificados están 15 víctimas del campo de concentración de Auschwitz y otros 43 que sufrieron en Dachau, campo ubicado cerca de Munich. También se cuentan varios católicos que fueron perseguidos, torturados y ejecutados por salvar a judíos y comunistas que eran buscados por los soldados alemanes.

Así por ejemplo, dos religiosas, que se encuentran en la lista de los futuros beatos, fueron asesinadas por rescatar a decenas de judíos durante la Segunda Guerra Mundial. De la misma manera, la religiosa dominica Julia Rodzinska (1899-1945) murió de tifus en el campo de concentración de Stutthof, luego de dar ayuda, junto con otras siete religiosas, a varias mujeres judías.

Los judíos hallados por los nazis en el ático del convento de las hermanas de la Inmaculada Concepción fueron causa de tortura y ejecución de las religiosas Bogumila Noiszewska (Maria Ewa) y Kazimiera Wolowska (Maria Marta), que murieron fusiladas en Slonim en 1942. Del mismo modo, el párroco de Gdeszyn, P. Zygmunt Pisarski, fue arrestado y asesinado en Dachau en 1943 por rechazar entregar a comunistas locales a la Gestapo.

Perseguidos por ser católicos

El P. Kaszmarek afirmó también que la misma experiencia de sufrimiento fue vivida por Mons. Julian Nowowiejski, Arzobispo de Plock (1858-1941), quien fue duramente maltratado y finalmente asesinado en el campo de concentración de Dzialdow.

Otro de los obispos que fueron acosados por el nazismo fue el también prisionero en Dachau,
Michal Kozal (1893-1943), Obispo de Wloclawek, diócesis que sufrió el exterminio de la mitad de sus sacerdotes, once de los cuales están en la lista de beatificaciones.

"El odio a los polacos se mezcló con el ataque a la Iglesia Católica, que representaba un inconveniente obstáculo a la implementación de la insana visión de Hitler sobre la raza y la vida política y social", afirma el P. Kaczmarek.

El Postulador de la causa de los beatos cree que el Papa Wojtila conoció a uno de los mártires durante su juventud, cuando él estudiaba en Cracovia, el P. Jozef Kowalski, quien fue asesinado en Auschwitz en 1942 por rehusarse a cometer sacrilegio con su propio rosario.

Entre los 52 sacerdotes que pasaron por las torturas y ejecuciones nazis, la mayoría de ellos jóvenes, hay dos hermanos que ofrecieron sus vidas en virtud de su ministerio pastoral. Se trata de los padres Kazimierz y Stefan Grelewski, procedentes de Radom, el primero de los cuales fue colgado y el segundo torturado hasta morir en Dachau en 1943.

Otros dos ejemplos de sacrificio y amor a la Iglesia fueron el fray Anicet Koplinski (1875-1941), un capuchino nacido en Alemania que prefirió morir en las cámaras de gas a abandonar su orden, y dos marianistas Jerzy Kaszyra (1904-1943) y Antoni Leszczewicz (1890-1943), que murieron quemados en dos atrocidades cometidas en Rosica.

También laicos

Entre los 108 mártires polacos, existen un total de nueve laicos como Natalia Tulasiewicz, una agente pastoral de 39 años, que fue asesinada en una cámara de gas en Ravensbruck, y Mariana Biernacka (1888-1943), una campesina que pidió ser fusilada en lugar de su nuera que tenía varios meses de embarazo, en Grodno.

Documentación

El padre Kaczmarek explicó que las causas de los mártires fueron sólidamente fundadas en 92,000 páginas de documentación, que fueron entregados oportunamente al Vaticano en 1994. En la investigación han participado 600 especialistas, entre archivistas, historiadores y teólogos.

"Una pregunta me viene a la mente muchas veces: ¿por qué Dios ha querido revelar sus mártires a sus compatriotas contemporáneos justo ahora, en el umbral del Tercer Milenio? Una sola respuesta viene siempre a mi mente: necesitamos estos testigos para nuestros tiempos´´, dijo el padre Kaczmarek.

A continuación la lista de los 108 mártires:

- Adam Bargielski
- Aleksy Sobaszek
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Alfons Maria Mazurek
- Alicja Maria Jadwiga Kotowska
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Alojzy Liguda
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Anastazy Jakub Pankiewicz
- Anicet Koplinski
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Antoni Beszta-Borowski
- Antoni Julian Nowowiejski
- Antoni Leszczewicz
- Antoni Rewera
- Antoni Swiadek
- Antoni Zawistowski , sacerdote (1882-1942 KL Dachau)
- Boleslaw Strzelecki , sacerdote (1896-1941, Germania Auschwitz)
- Bronislaw Komorowski , sacerdote (1889-22.3.1940 KL Stutthof)
- Bronislaw Kostkowski , estudiante (1915-1942 KL Dachau)
- Brunon Zembol , religioso (1905-1922 KL Dachau)
- Czeslaw Jozwiak (1919-1942 prisionero en Dresden),
- Dominik Jedrzejewski , sacerdote (1886-1942 KL Dachau)
- Edward Detkens , sacerdote (1885-1942 KL Dachau)
- Edward Grzymala , sacerdote (1906-1942 KL Dachau)
- Edward Kazmierski (1919-1942 prisionero en Dresden),
- Edward Klinik (1919-1942 prisionero en Dresden),
- Emil Szramek, sacerdote (1887-1942 KL Dachau)
- Ewa Noiszewska, religiosa (1885-1942, Góra Pietrelewicka in Slonim)
- href="http://es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=42617" target="_blank">Fidelis Chojnacki, religioso (1906-1942 KL Dachau)
-
Florian Stepniak, religioso, sacerdote (1912-1942 KL Dachau)
- Franciszek Dachtera, sacerdote (1910-23.8.1942 KL Dachau)
- Franciszek Drzewiecki, religioso, sacerdote (1908-1942 KL Dachau)
- Franciszek Kesy (1920-1942 priosionero en Dresden),
-
Franciszek Rogaczewski, sacerdote (1892-11.1.1940)
- Franciszek Roslaniec, sacerdote (1889-1942 KL Dachau)
-
Francisco (Franciszek) Stryjas, padre de familia, (1882-31.7.1944 prisionero en Kalisz)
-
Gregorio (Grzegorz) Boleslaw Frackowiak, religioso (1911-1943 decapitado en Dresden)
- Henryk Hlebowicz, sacerdote (1904-1941 Borysewo)
-
Enrique (Henryk) Kaczorowski, sacerdote (1888-1942 KL Dachau)
-
Henryk Krzysztofik, religioso, sacerdote (1908-1942 KL Dachau)
-
Hilario (Pawel) Januszewski, religioso, sacerdote (1907-1945 KL Dachau)
-
Jan Antonin Bajewski, religioso, sacerdote (1915-1941 KL Auschwitz)
- Jan Nepomucen Chrzan, sacerdote (1885-1942 KL Dachau)
- Jarogniew Wojciechowski (1922-1942 prisionero en in Dresden).
- Jerzy Kaszyra, religioso,sacerdote (1910-1943, in Rosica),
- Jozef Achilles Puchala, religioso, sacerdote (1911-1943)
-
Jozef Cebula, religioso, sacerdote (1902-1941 KL Mauthausen)
- Jozef Czempiel, sacerdote (1883-1942 KL Mauthausen)
-
Jozef Innocenty Guz, religioso, sacerdote (1890-1940 KL Sachsenhausen)
- Jozef Jankowski, religioso,sacerdote, (1910 -16.10.1941, Auschwitz)
- Jozef Kowalski
- Jozef Kurzawa, sacerdote (1910-1940)
- Jozef Kut, sacerdote (1905-1942 KL Dachau)
- Jozef Pawlowski, sacerdote (1890-9.1.1942 KL Dachau)
- Jozef Stanek, religioso, sacerdote (1916-23.9.1944, morto a seguito delle torture in Varsavia)
- Jozef Straszewski, sacerdote (1885-1942 KL Dachau)
- Jozef Zaplata, religioso (1904-1945 KL Dachau)
-
Julia Rodzinska, religiosa (1899-20.2.1945 Stutthof);
- Karol Herman Stepien, religioso, sacerdote (1910-1943)
-
Katarzyna Celestyna Faron, religiosa (1913-1944 KL Auschwitz)
- Kazimierz Gostynski, sacerdote (1884-1942 KL Dachau)
- Kazimierz Grelewski, sacerdote (1907-1942 KL Dachau)
- Kazimierz Sykulski, sacerdote (1882-1942 KL Auschwitz)
-
Cristino (Krystyn) Gondek, religioso, sacerdote (1909-1942)
- Leon Nowakowski, sacerdote (1913-1939)
- Leon Wetmanski(1886-1941, Dzialdowo), Obispo
- Ludwik Gietyngier
- Ludwik Mzyk, religioso, sacerdote (1905-1942)
- Ludwik Pius Bartosik, religioso, sacerdote (1909-1941 KL Auschwitz)
- Maksymilian Binkiewicz, sacerdote (1913-24.7.1942, Dachau)
- Marcin Oprzadek, religioso (1884-1942 KL Dachau)
- Maria Antonina Kratochwil, religiosa (1881-1942)
- Maria Klemensa Staszewska, religiosa (1890-1943 KL Auschwitz)
- Marian Gorecki, sacerdote (1903-22.3.1940 KL Stutthof)
- Marian Konopinski, sacerdote (1907-1.1.1943 KL Dachau)
- Marian Skrzypczak, sacerdote (1909-1939 in Plonkowo)
- Mariana Biernacka (1888-1943),
- Marta Wolowska, religiosa (1879-1942, Góra Pietrelewicka in Slonim)
- Michal Czartoryski, religioso, sacerdote (1897-1944)
- Miguel (Michal) Ozieblowski, sacerdote (1900-1942 KL Dachau)
- Michal Piaszczynski, sacerdote (1885-1940 KL Sachsenhausen)
- Michal Wozniak, sacerdote (1875-1942 KL Dachau)
- Mieczyslaw Bohatkiewicz, sacerdote (1904-4.3.1942 shot in Berezwecz)
- Mieczyslawa Kowalska, religiosa (1902-1941 KL Dzialdowo)
- Narcyz Putz, sacerdote (1877-1942 KL Dachau)
- Narciso Turchan, religioso, sacerdote (1879-1942 KL Dachau)
- Natalia Tulasiewicz (1906-31.3.1945 Ravensbrück),
- Piotr Bonifacy Z|ukowski, religioso (1913-1942 KL Auschwitz)
- Piotr Edward Dankowski, sacerdote (1908-3.4.1942 KL Auschwitz)
- Roman Archutowski, sacerdote (1882-1943 KL Majdanek)
- Roman Sitko, sacerdote (1880-1942 KL Auschwitz)
- Stanislaw Kubista, religioso, sacerdote (1898-1940 KL Sachsenhausen)
- Stanislaw Kubski, religioso, sacerdote (1876-1942 KL Dachau)
- Stanislaw Mysakowski, sacerdote (1896-1942 KL Dachau)
- Stanislaw Pyrtek, sacerdote (1913-4.3.1942 Berezwecz)
- Stanislaw Starowieyski, padre de familia (1895-13.4.1940/1 KL Dachau)
- Stanislaw Tymoteusz Trojanowski, religioso (1908-1942 KL Auschwitz)
- Stefan Grelewski, sacerdote (1899-1941 KL Dachau)
- Symforian Ducki, religioso (1888-1942 KL Auschwiitz)
- Tadeusz Dulny, seminarita (1914-1942 KL Dachau)
- Wincenty Matuszewski, sacerdote (1869-1940)
- Wladyslaw Bladzinski, religioso, sacerdote (1908-1944)
- Wladyslaw Demski, sacerdote (1884-28.5.1940, Sachsenhausen)
- Wladyslaw Goral,(1898-1945 KL Sachsenhausen), Obispo
- Wladyslaw Mackowiak, sacerdote (1910-4.3.1942 Berezwecz)
- Wladyslaw Maczkowski, sacerdote (1911-20.8.1942 KL Dachau)
- Wladyslaw Miegon, sacerdote, (1892-1942 KL Dachau)
- Wlodzimierz Laskowski, sacerdote (1886-1940 KL Gusen)
- Wojciech Nierychlewski, religioso, sacerdote (1903-1942 KL Auschwitz)
- Zygmunt Pisarski, sacerdote (1902-1943)
- Zygmunt Sajna, sacerdote (1897-1940 Palmiry)

 

 

Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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