†
JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 8, 19-21
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, vinieron a ver a Jesús su madre y sus parientes, pero no podían llegar hasta él porque había mucha gente. Entonces le avisaron:
"Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte".
Pero él respondió:
"Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/swf/l.swf?video_id=v82JVdXAUUs
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? abortar (todos los métodos anticonceptivos son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.
† Misal
mar 25a. Ordinario año impar
Antífona de Entrada
Sírveme de defensa, Dios mío, de roca y fortaleza salvadoras. Que tú eres mi baluarte y mi refugio, acompáñame y guíame.
Oración Colecta
Oremos:
Señor nuestro, que prometiste venir y hacer tu morada en los corazones rectos y sinceros; concédenos la rectitud y sinceridad de vida que nos hagan dignos de esa presencia tuya.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Terminaron la reconstrucción del templo y celebraron la Pascua.
Lectura del libro de Esdras 6, 7-8. 12.14-20
En aquellos días, el rey Darío escribió a los jefes de la región del otro lado del río Eufrates: "Dejen que el gobernador y los dirigentes de los judíos reconstruyan el templo de Dios en su antiguo sitio. Estas son mis órdenes acerca del proceder de ustedes con los dirigentes de los judíos, en lo que se refiere a la reconstrucción del templo de Dios: Con los impuestos de la región del otro lado del río destinados al rey, se les pagarán puntualmente los gastos a esos hombres, para que no se interrumpa el trabajo. Yo, Darío, he promulgado este decreto para que se cumpla a la letra".
Así los dirigentes de los judíos avanzaron con rapidez en la reconstrucción del templo, alentados por las palabras de Ateo y de Zacarías, hijo de Idó, y llevaron a cabo la reconstrucción, conforme a lo mandado por el Dios de Israel y por Ciro, Darío y Artajerjes, reyes de Persia. El templo se terminó el día tres del mes de marzo del año sexto del reinado del rey Darío.
Los israelitas -sacerdotes, levitas y todos los demás que habían vuelto de la cautividad- celebraron con júbilo la dedicación del templo de Dios. Para la dedicación del templo ofrecieron cien toros, doscientos carneros, cuatrocientos corderos, y como sacrificio por el pecado de todo Israel, doce machos cabríos, conforme al número de las tribus de Israel.
El servicio del templo de Jerusalén se encomendó a los sacerdotes, y a los levitas, según el orden que les correspondía, conforme a la ley de Moisés. Los israelitas que habían vuelto de la cautividad celebraron la Pascua el día catorce de abril. Todos los sacerdotes y los levitas se habían preparado para celebrar y estaban puros; inmolaron, pues, la víctima pascual para todos los que habían vuelto de la cautivad, para sus hermanos los sacerdotes, y para sí mismos.
Palabra de Dios.
Te alabamos Señor.
Salmo Responsorial
Del salmo 121
Vayamos con alegría al encuentro del Señor.
¡Qué alegría sentí cuando me dijeron: "Vayamos a la casa del Señor! " Y hoy estamos aquí, Jerusalén jubilosos, delante de tus puertas.
Vayamos con alegría al encuentro del Señor.
A ti, Jerusalén, suben las tribus, las tribus del Señor, según lo que a Israel se le ha ordenado para alabar el nombre del Señor.
Vayamos con alegría al encuentro del Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica, dice el Señor.
Aleluya.
Evangelio
Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica
† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 8, 19-21
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, vinieron a ver a Jesús su madre y sus parientes, pero no podían llegar hasta él porque había mucha gente. Entonces le avisaron:
"Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte".
Pero él respondió:
"Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Que este sacrificio, Señor, que vamos a ofrecerte, nos purifique y nos renueve,
y nos ayude a obtener la recompensa eterna prometida a quienes cumplen
tu voluntad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
Jesús, buen samaritano
En verdad es justo darte gracias, y deber nuestro alabarte, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, en todos los momentos y circunstancias de la vida, en la salud y en la enfermedad, en el sufrimiento y en el gozo, por tu siervo, Jesús, nuestro Redentor.
Porque él, en su vida terrena, pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el mal. También hoy, como buen samaritano, se acerca a todo hombre que sufre en su cuerpo o en su espíritu, y cura sus heridas con el aceite del consuelo y el vino de la esperanza.
Por este don de tu gracia, incluso cuando nos vemos sumergidos en la noche del dolor, vislumbramos la luz pascual en tu Hijo, muerto y resucitado.
Por eso,
unidos a los ángeles y a los santos, cantamos a una voz el himno de tu gloria:
Antífona de la Comunión
El Señor colmó el deseo de su pueblo: comieron y quedaron satisfechos.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Señor, aviva cada vez más en nosotros el deseo de recibir este pan eucarístico, por medio del cual nos comunicas tú la vida verdadera.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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Dia 20/09 San Andrés Kim Taegon y san Pablo Chong Hasa (presbítero, y compañeros, mártires, rojo)
Antífona de Entrada
El Señor es quien salva a los justos, él es su alcázar en el peligro.
Oración Colecta
Oremos:
Señor, que el triunfo de estos mártires nos llene de alegría, aumente el vigor de nuestra fe y nos consuele en la certeza de que todos ellos interceden por nosotros.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Vivo, pero ya no soy yo el que vive; es Cristo quien vive en mí
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas
2, 19-20
Hermanos: Por la ley estoy muerto a la ley, a fin de vivir para Dios. Estoy crucificado con Cristo. Vivo, pero ya no soy yo el que vive; es Cristo quien vive en mí. Pues mi vida en este mundo la vivo en la fe que tengo en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó a sí mismo por mí.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Del Salmo 125
Los que sembraban con lágrimas, cosechan entre cantares.
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, nos parecía soñar: la boca se nos llenaba de risas, la lengua de cantares.
Los que sembraban con lágrimas, cosechan entre cantares.
hasta los gentiles decían: "El Señor ha estado grande con ellos". El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres.
Los que sembraban con lágrimas, cosechan entre cantares.
Que el Señor cambie nuestra suerte como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas, cosechan entre cantares.
Los que sembraban con lágrimas, cosechan entre cantares.
Al ir, iban llorando, llevando la semilla; al volver vuelven cantando, trayendo sus gavillas.
Los que sembraban con lágrimas, cosechan entre cantares.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Vayan y enseñen a todas las naciones, dice el Señor, y sepan que yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo.
Aleluya.
Evangelio
Vayan y enseñen a todas las naciones
Lectura del santo Evangelio según san Mateo
28, 16-20
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea y subieron al monte en el que Jesús los había citado. Al ver a Jesús, se postraron, aunque algunos titubeaban. Entonces, Jesús se acercó a ellos y les dijo:
"Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, pues, y enseñen a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándolas a cumplir todo cuanto yo les he mandado; y sepan que yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Recibe, Señor, esta ofrenda de tu pueblo en honor del martirio de tus santos, y, ya que en la persecución dio fortaleza a los gloriosos Andrés, y Pablo y compañeros mártires, nos dé a nosotros constancia para resistir la adversidad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
Testimonio y ejemplo de los mártires
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor.
Porque la sangre del glorioso mártir san Andrés Kim Taegon,, derramada como la de Cristo para proclamar su fidelidad a ti, manifiesta tu admirable poder, que convierte la fragilidad en fortaleza y al hombre débil robustece para que se testigo tuyo.
Por eso,
como los ángeles te cantan en el cielo, así nosotros en la tierra te aclamamos, diciendo si cesar:
Antífona de la Comunión
El que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará, dice el Señor.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Señor, guarda intacto tu don en nuestros corazones, y lo que de tu mano hemos recibido en la festividad de tus santos Andrés, Pablo y compañeros mártires, sea para nosotros prenda de salvación y de paz.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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† Meditación diaria
25ª semana. Martes
EL SILENCIO DE MARÍA
— La Virgen ponderaba en su corazón los acontecimientos de su vida.
— Silencio de María en los tres años de la vida pública de Jesús.
— El recogimiento interior del cristiano.
I. Muchas veces hemos deseado que los Evangelistas narraran más sucesos y palabras de Santa María. El amor nos hace desear haber tenido más noticias de Nuestra Madre del Cielo. Sin embargo, Dios se encargó de dar a conocer todo lo necesario, tanto durante la vida de Nuestra Señora aquí en la tierra, como ahora, después de veinte siglos, a través del Magisterio de la Iglesia cuando, con la asistencia del Espíritu Santo, desarrolla y explicita los datos revelados.
Poco tiempo después de la Anunciación, aunque la Virgen no comunicó nada a Isabel, esta penetró en el misterio de su prima por revelación divina. Tampoco Nuestra Señora manifestó suceso alguno a José, y un ángel le informó en sueños sobre la grandeza de la misión de la que ya era su esposa. En el nacimiento del Mesías también María guardó silencio, pero los pastores fueron informados puntualmente del acontecimiento más grande de la humanidad, y estos comunicaron a sus amigos y conocidos la gran noticia. Y todos los que les escucharon se maravillaron de cuanto los pastores les habían dicho1. Nada dijeron María y José a Simeón y a Ana, la profetisa, cuando como un joven matrimonio más subieron al Templo para presentar al Niño. Y en Egipto primero y luego en Nazaret, a nadie habló María del misterio divino que llenaba su vida. Nada comentó con sus parientes y vecinos. Se limitó a guardar estas cosas ponderándolas en su corazón2. El silencio de María dio lugar a que Natanael se equivocara en el comentario que le hizo a Felipe sobre aquella pequeña ciudad fronteriza con Caná, su tierra: ¿De Nazaret puede salir algo bueno?3. "La Virgen no buscaba, como tú y como yo, la gloria que los hombres se dan unos a otros. Le basta saber que Dios lo sabe todo. Y que no necesita pregoneros para anunciar a los hombres sus prodigios. Que, cuando Él quiere, ya los cielos refieren su gloria y el firmamento anuncia las obras de sus manos; un día trasmite al otro su palabra y una noche a la siguiente sus noticias (Sal 18, 1-2). Él sabe hacer de sus vientos, mensajeros; y del fuego abrasador, embajadores (Sal 104, 4)"4.
"Es tan hermosa la Madre en el perenne recogimiento con que el Evangelio nos la muestra...: ¡Conservaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón! Aquel silencio pleno tiene su encanto para la persona que am a"5. Allí, en la intimidad de su alma, Nuestra Señora fue penetrando más y más en el misterio que le había sido revelado. María, Maestra de oración, nos enseña a descubrir a Dios, ¡tan cercano a nuestras vidas!, en el silencio y en la paz de nuestros corazones, pues "solo a quien pondera con espíritu cristiano las cosas en su corazón le es dado descubrir la inmensa riqueza del mundo interior, del mundo de la gracia: de ese tesoro escondido que está dentro de nosotros (...). Fue la ponderación de las cosas en el corazón lo que hizo que, al compás del tiempo, fuera creciendo la Virgen María en la comprensión del misterio, en santidad, en unión con Dios"6. También a nosotros nos pide el Señor ese recogimiento interior donde guardar tantos encuentros con el Maestro, preservarlos en la intimidad de miradas indiscretas o vacías, guardarlos para tratar de ellos a solas "con quien sabemos nos ama"7.
II. "La Anunciación representa el momento culminante de la fe de María a la espera de Cristo, pero es además el punto de partida de donde se inicia todo su camino hacia Dios, todo su camino de fe"8. Esta fe fue creciendo de plenitud en plenitud, pues Nuestra Señora no lo comprendió todo al mismo tiempo en sus múltiples manifestaciones. Quizá con el paso de los días sonreiría ante el recuerdo de su sorpresa al formular al ángel la pregunta sobre la guarda de su virginidad, o al interrogar a Jesús hallado en el Templo, como si no hubiera tenido sobradas razones para actuar así y no se debiera primero a su Padre... Podía extrañarse ahora de no haber comprendido entonces lo que ya se le manifestaba9.
El recogimiento de María –donde Ella penetra en los misterios divinos acerca de su Hijo– es paralelo al de su discreción, "pues es condición indispensable para que las cosas puedan guardarse en el interior, y ponderarlas luego en el corazón, que haya silencio. El silencio es el clima que hace posible la profundidad del pensamiento. El mucho hablar disipa el corazón y este pierde cuanto de valioso guarda en su interior; es entonces como un frasco de esencia que, por estar destapado, pierde el perfume, quedando en él solo agua y apenas un tenue aroma que recuerda el precioso contenido que alguna vez tuvo"10.
La Virgen también guardó un discreto silencio durante los tres años de vida pública de Jesús. La marcha de su Hijo, el entusiasmo de las multitudes, los milagros, no cambiaron su actitud. Solo su corazón experimentó la ausencia de Jesús. Incluso cuando los Evangelistas hablan de las mujeres que acompañaban al Maestro y le servían con sus bienes11 nada dicen de María, que con toda probabilidad permaneció en Nazaret. Parece normal que la Virgen se acercara en alguna ocasión para ver a su Hijo, oírle, hablar con Él... El Evangelio de la Misa12 narra una de estas ocasiones. Vino a verle su Madre y algunos parientes y, al llegar a la puerta de la casa, no pudieron entrar por el gran número de gente que se agolpaba alrededor de su Hijo. Le avisaron a Jesús que su Madre estaba fuera y que deseaba verle. Entonces, según indica San Mateo, Jesús extendió la mano sobre los discípulos13; San Marcos14 señala que Jesús, mirando a los que estaban sentados a su alrededor, respondió: Mi madre y mis hermanos son aquellos que oyen la palabra de Dios y la cumplen.
La Virgen no se desconcertó por la respuesta. Ella comprendió que era la mejor alabanza que podía dirigirle su Hijo. Su vida de fe y de oración le llevó a entender que su Hijo se refería muy particularmente a Ella, pues nadie estuvo jamás más unido a Jesús que su Madre. Nadie cumplió con tanto amor la voluntad del Padre. La Iglesia nos recuerda que la Santísima Virgen "acogió las palabras con las que el Hijo, exaltando el Reino por encima de las condiciones y lazos de la carne y de la sangre, proclamó bienaventurados a los que escuchan y guardan la palabra de Dios, como Ella lo hacía fielmente"15. María es más amada por Jesús a causa de los lazos creados en ambos por la gracia que en razón de la generación natural, que hizo de Ella su Madre en el orden humano. María también guardó silencio en aquella ocasión, a nadie explicó que las palabras del Maestro estaban especialmente destinadas a Ella. Después, quizá a los pocos minutos, la Madre se encontró con su Hijo y le agradeció tan extraordinaria alabanza.
Jesús se dirige a nosotros de muchas maneras, pero solo entenderemos su lenguaje en un clima habitual de recogimiento, de guarda de los sentidos, de oración, de paciente espera. Porque el cristiano, como el poeta, el escritor y el artista, ha de saber aquietar "la impaciencia y el temor al paso del tiempo. Aprender –con dolor, quizá– que solamente cuando la semilla escondida en tierra ha germinado y prendido y tiene numerosas raíces, entonces brota una pequeña planta. Y al oír que preguntan sonrientes: ¿y eso es todo?, hay que decir que sí, y estar convencido de que solo si está bien radicada, la planta irá creciendo, hasta que ya árbol muestre con sus ramas –según se creía en antiguas épocas– la extensión de su profundidad"16.
III. El silencio interior, el recogimiento que debe tener el cristiano es plenamente compatible con el trabajo, la actividad social y el tráfago que muchas veces trae la vida, pues "los hijos de Dios hemos de ser contemplativos: personas que, en medio del fragor de la muchedumbre, sabemos encontrar el silencio del alma en coloquio permanente con el Señor: y mirarle como se mira a un Padre, como se mira a un Amigo, al que se quiere con locura"17.
La misma vida humana, si no está dominada por la frivolidad, por la vanidad o por la sensualidad, tiene siempre una dimensión profunda, íntima, un cierto recogimiento que tiene su pleno sentido en Dios. Es ahí donde conocemos la verdad acerca de los acontecimientos y el valor de las cosas. Recogerse –"juntar lo separado", restablecer el orden perdido– consiste, en buena parte, en evitar la dispersión de los sentidos y potencias, en buscar a Dios en el silencio del corazón, que da sentido a todo el acontecer diario. El recogimiento es patrimonio de todos los fieles que buscan con empeño al Señor. Sin esta lucha decidida, no sería posible –contando siempre con la ayuda de la gracia– este silencio interior en medio del ruido de la calle, ni tampoco en la mayor de las soledades.
Para tener a Dios con nosotros en cualquier circunstancia, y nosotros estar metidos en Él mientras trabajamos o descansamos, nos serán de gran ayuda –quizá imprescindibles– esos ratos que dedicamos especialmente al Señor, como este en el que procuramos estar en su presencia, hablarle, pedirle... "Procura lograr diariamente unos minutos de esa bendita soledad que tanta falta hace para tener en marcha la vida interior"18. Y junto a la oración, el hábito de mortificación en todo aquello que separa de Dios y también en cosas de suyo lícitas, de las que nos privamos para ofrecerlas al Señor.
En un mundo de tantos reclamos externos necesitamos "esta estima por el silencio, esa admirable e indispensable condición de nuestro espíritu, asaltado por tantos clamores (...). Oh silencio de Nazaret, enséñanos el recogimiento, la interioridad, la disponibilidad para escuchar las buenas inspiraciones y las palabras de los verdaderos maestros. Enséñanos la necesidad y el valor de la preparación del estudio, de la meditación, de la vida personal e interior, de la plegaria secreta que solo Dios ve"19.
De la Virgen Nuestra Señora aprendemos a estimar cada día más ese silencio del corazón que no es vacío sino riqueza interior, y que, lejos de separarnos de los demás, nos acerca más a ellos, a sus inquietudes y necesidades.
1 Lc 2, 18. — 2 Lc 2, 51. — 3 Jn 1, 46. — 4 S. Muñoz Iglesias, El Evangelio de María, Palabra, Madrid 1973, pp. 27-28. —5 Ch. Lubich, Meditaciones, Ciudad Nueva, Madrid 1989, p. 14. — 6 F. Suárez, La Virgen Nuestra Señora, Rialp, 17ª ed., Madrid 1984, p. 198. — 7 Santa Teresa, Vida, 8, 2. — 8 Juan Pablo II, Enc. Redemptoris Mater, 25-III-1987, 14. — 9 Cfr. J. Guitton, La Virgen María, Rialp, 2ª ed., Madrid 1964, p. 109. — 10 F. Suárez, o. c., pp. 200-201. — 11 Cfr. Lc 81 2-3. — 12 Lc 8, 19-21. — 13 Mt 12, 49. — 14 Mc 3, 34. — 15 Conc. Vat. II, Const. Lumen gentium, 58. — 16 F. Delclaux, El silencio creador, Rialp, Madrid 1969, p. 15. — 17 San Josemaría Escrivá, Forja, n. 738. — 18 ídem, Camino, n. 304. — 19 Pablo VI, Alocución en Nazareth, 5-I-1964.
Si desea adquirir los libros: http://www.palabra.es/buscar.asp?buscar=Hablar+con+Dios&tc=8501
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
San Pedro de Arbués |
San Pedro de Arbués, nació en Aragón (España) en 1441.
Como tenía muy especiales cualidades intelectuales, sus padres lo enviaron a estudiar a la famosa Universidad de Bolonia, donde impresionó a superiores y compañeros, por la exquisita amabilidad de su trato y el rendimiento excepcional en los estudios.
Habiéndose graduado de doctor en ambos derechos, volvió a España y allá fue nombrado Canónigo o monseñor de la Catedral de Zaragoza.
Fue encargado luego de defender la religión católica contra los herejes que querían enseñar doctrinas falsas. Estos trataron de sobornarlo ofreciéndole grandes cantidades de dinero si dejaba de oponérseles. Como no lo lograron, dispusieron matarlo. Varias veces se salvó milagrosamente de criminales atentados.
A quienes le aconsejaban que se consiguiera guardaespaldas, les respondía: "¿Para qué? Si muero asesinado, muero por defender la fe católica. ¿Qué mayor honor puedo esperar?"
Varios herejes se juntaron con los judíos más anticatólicos de Zaragoza y se propusieron atacar al santo cuando fuera a la catedral a orar. Sabían que cada noche entraba al templo y se arrodillaba por bastante tiempo a rezar.
Y el 14 de septiembre de 1485, estando él de rodillas orando devotamente, salieron los asesinos que se habían escondido en la oscura catedral y lo asesinaron.
Sus últimas palabras fueron: "Muero por Jesucristo. Alabado sea su santo nombre". El pueblo que conocía la gran amabilidad y la santidad de vida de este sacerdote reaccionó violentamente, y si no hubiera sido porque el Señor Arzobispo salió a las calles a defender a los herejes, esa misma noche los habrían linchado a todos en la ciudad.
El autor intelectual del crimen se suicidó en la prisión. Los autores materiales fueron sentenciados a muerte.
Inmensa muchedumbre acompañó al santo mártir en su funeral, y después en su sepulcro se consiguieron muchos favores de Dios muy admirables.
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Andrés Kim, Pablo Chong y compañeros, Santos Mártires Coreanos, Septiembre 20
Santos Martires Coreanos |
Andrés Kim, Pablo Chong y compañeros, Santos |
21 de agosto de 1821 en Solmoe (Corea). Sus padres eran Ignacio Kim Chejun y Ursula Ko. Era niño cuando la familia se trasladó a Kolbaemasil para huir de las persecuciones. Su padre murió mártir el 26 de septiembre de 1839. También su bisabuelo Pío Kim Chunhu había muerto mártir en el año 1814, después de diez años de prisión. Tenía quince años de edad cuando el padre Maubant lo invitó a ingresar al seminario.
Fue enviado al seminario de Macao. Hacia el año 1843 intentó regresar a Corea con el obispo Ferréol, pero en la frontera fueron rechazados.
Se ordenó diácono en China en el año 1844. Volvió a Corea el 15 de enero de 1845. Por su seguridad sólo saludó unos cuantos catequistas; ni siquiera vio a su madre quien, pobre y sola, tenía que mendigar la comida. En una pequeña embarcación de madera guió, a los misioneros franceses hasta Shangai, a la que arribaron soportanto peligrosas tormentas.
En Shangai recibió la ordenación sacerdotal de manos de monseñor Ferréol el 17 de agosto de 1845, convirtiéndose en el primer sacerdote coreano. Hacia fines del mismo mes emprendió el regreso a Corea con el obispo y el padre Daveluy. Llegaron a la Isla Cheju y, en octubre del mismo año, arribaron a Kanggyong donde pudo ver a su madre.
El 5 de junio de 1846 fue arrestado en la isla Yonpyong mientras trataba con los pescadores la forma de llevar a Corea a los misioneros franceses que estaban en China. Inmediatamente fue enviado a la prisión central de Seúl. El rey y algunos de ministros no lo querían condenar por sus vastos conocimientos y dominar varios idiomas. Otros ministros insistieron en que se le aplicara la pena de muerte. Después de tres meses de cárcel fue decapitado en Saenamt´õ el 16 de septiembre de 1846, a la edad de veintiséis años.
Antes de morir dijo: ¡Ahora comienza la eternidad!
Andrés Kim, Pablo Chong y compañeros, Santos |
y con serenidad y valentía se acercó al martirio.
Pablo Chong Ha-Sang nació en el año 1795 en Mahyon (Corea) siendo miembro de una noble familia tradicional. Después del martirio de su padre, Agustín Chong Yakjong, y de su hermano mayor Carlos, ocurridos en el año 1801, la familia sufrió mucho. Pablo tenía siete años. Su madre, Cecilia Yu So-sa, vio cómo confiscaban sus bienes y les dejaban en extrema pobreza. Se educó bajo los cuidados de su devota madre.
A los veinte años dejó su familia para reorganizar la iglesia católica en Seúl y pensó en traer misioneros. En el año 1816 viajó a Pekín para solicitar al obispo algunos misioneros; se le concedió uno que falleció antes de llegar a Corea. Él y sus compañeros escribieron al papa para que enviara misioneros. Finalmente gracias a los ruegos de los católicos, el 9 de septiembre de 1831 se estableció el vicariato apostólico de Corea y se nombró su primer obispo encargando a la Sociedad de las Misiones Extranjeras de París la evangelización de Corea.
Pablo introdujo al obispo Ímbert en Corea, lo recibió en su casa y lo ayudó durante su ministerio. Monseñor Ímbert pensó que Pablo podía ser sacerdote y comenzó a enseñarle teología... Mientras tanto brotó una nueva persecución. El obispo pudo escapar a Suwon. Pablo, su mamá y su hermana Isabel fueron arrestados en el año 1839.
Aguantó las torturas hasta que fue decapitado a las afueras de Seúl el 22 de septiembre. Poco después también su madre y su hermana sufrieron el martirio.
Los dos forman parte de 103 mártires canonizados por S.S. Juan Pablo II el 6 de mayo de 1984, en Seúl, Corea.
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Eustaquio, Santo Biografía, 20 de septiembre
Septiembre 20 Etimológicamente significa "cargado de bellas espigas". Viene de la lengua griega. |
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Paloma, Santa Mártir, 19 de septiembre
Mártir |
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Eusebia, Beata Máritr, 20 de septiembre
Mártir |
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Fuente: Mercaba.org
Francisco de Posadas, Beato Sacerdote, 20 de septiembre
PresbíteroMartirologio Romano: En Córdoba, en España, beato Francisco de Posadas, presbítero de la Orden de Predicadores, que durante cuarenta años predicó a Cristo en su región, sobresaliendo por su humildad y caridad (1713). Del padre Posadas se ha dicho que tenía la pobreza de San Francisco de Asís, la austeridad y poder taumatúrgico de San Francisco de Paula, la dulzura y sabiduría de San Francisco de Sales, el celo por la fe de San Francisco de Regis, la obediencia y temple de San Francisco Javier. |
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Fuente: Enciclopedia Católica | ACI Prensa
Agapito I, Santo LVII Papa, Septiembre 20
LVII PapaReinó del 535-536.
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Fuente: Vatican.va
María Teresa de San José, Beata Fundadora, 20 de septiembre
Virgen, Fundadora de las |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: www.iesvs.org
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