lunes, 5 de septiembre de 2011

Lecturas Martes 06 de Septiembre de 2011

Divina Misericordia

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas (6, 6-11)

Gloria a ti, Señor.

Un sábado, Jesús entró en la sinagoga y se puso a enseñar. Había allí un hombre que tenía la mano derecha paralizada. Los escribas y fariseos estaban acechando a Jesús para ver si curaba en sábado y tener así de qué acusarlo.

Pero Jesús, conociendo sus intenciones, le dijo al hombre de la mano paralizada:

"Levántate y ponte ahí en medio".

El hombre se levantó y se puso en medio.

Entonces Jesús les dijo: "Les voy a hacer una pregunta: ¿Qué es lo que está permitido hacer en sábado: el bien o el mal, salvar una vida o acabar con ella?" Y después de recorrer con la vista a todos los presentes, le dijo al hombre:

"Extiende la mano". El la extendió y quedó curado.

Los escribas y fariseos se pusieron furiosos y discutían entre sí lo que le iban a hacer a Jesús.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/swf/l.swf?video_id=v82JVdXAUUs

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? abortar (todos los métodos anticonceptivos son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.

 

Misal

Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor

Feria de la 23a. semana del Tiempo Ordinario

Dios es nuestra salvación y nuestra Gloria

Antífona de Entrada

Vi al Señor sentado en un trono excelso; lo adoraban una multitud de ángeles que cantaban a una sola voz: "Este es aquél cuyo poder permanece eternamente".

Oración Colecta

Oremos:

Escucha, Señor, con bondad, las súplicas de tu pueblo, y concédenos luz para conocer tu voluntad y fortaleza para cumplirla.

Por nuestro Señor Jesucristo...

Amén.

 

Primera Lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los colosenses (1, 24—2, 3)

Hermanos: Ahora me alegro de sufrir por ustedes, porque así completo lo que falta a la pasión de Cristo en mí, por el bien de su cuerpo, que es la Iglesia.

Por disposición de Dios, yo he sido constituido ministro de esta Iglesia para predicarles por entero su mensaje, o sea el designio secreto que Dios ha mantenido oculto desde siglos y generaciones y que ahora ha revelado a su pueblo santo.

Dios ha querido dar a conocer a los suyos la gloria y riqueza que este designio encierra para los paganos, es decir, que Cristo vive en ustedes y es la esperanza de la gloria. Ese mismo Cristo, que nosotros predicamos, cuando corregimos a los hombres y los instruimos con todos los recursos de la sabiduría, a fin de que todos sean cristianos perfectos. Por eso precisamente me empeño y lucho con la fuerza de Cristo, que actúa poderosamente en mí.

Quiero que sepan cuántos esfuerzos estoy haciendo por ustedes, por los de Laodicea y por todos los que no me conocen personalmente. Se lo digo a ustedes para que todos se animen, y unidos íntimamente en el amor, puedan alcanzar en toda su riqueza el conocimiento pleno y perfecto del designio secreto de Dios, que es Cristo, en el cual están ocultos todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia.

Palabra de Dios.

Te alabamos Señor.

 

Salmo Responsorial Salmo 61

Dios es nuestra salvación y nuestra gloria.

Sólo Dios es mi esperanza, mi confianza es el Señor; es mi baluarte y firmeza, es mi Dios y salvador.

Dios es nuestra salvación y nuestra gloria.

De Dios viene mi salvación y mi gloria; él es mi roca firme y mi refugio. Confía siempre en él, pueblo mío, y desahoga tu corazón en su presencia, porque sólo en Dios está nuestro refugio.

Dios es nuestra salvación y nuestra gloria.

 

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.

Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor, yo las conozco y ellas me siguen.

Aleluya.

 

Evangelio

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas (6, 6-11)

Gloria a ti, Señor.

Un sábado, Jesús entró en la sinagoga y se puso a enseñar. Había allí un hombre que tenía la mano derecha paralizada. Los escribas y fariseos estaban acechando a Jesús para ver si curaba en sábado y tener así de qué acusarlo.

Pero Jesús, conociendo sus intenciones, le dijo al hombre de la mano paralizada:

"Levántate y ponte ahí en medio".

El hombre se levantó y se puso en medio.

Entonces Jesús les dijo: "Les voy a hacer una pregunta: ¿Qué es lo que está permitido hacer en sábado: el bien o el mal, salvar una vida o acabar con ella?" Y después de recorrer con la vista a todos los presentes, le dijo al hombre:

"Extiende la mano". El la extendió y quedó curado.

Los escribas y fariseos se pusieron furiosos y discutían entre sí lo que le iban a hacer a Jesús.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobre las Ofrendas

Acepta, Señor, el sacrificio que vamos a ofrecerte y, por sus méritos, escucha nuestras filiales oraciones y santifica toda nuestra vida.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.

Prefacio Común VI

El misterio de nuestra salvación

en Cristo

El Señor esté con ustedes.

Y con tu espíritu.

Levantemos el corazón.

Lo tenemos levantado hacia el Señor.

Demos gracias al Señor, nuestro Dios.

Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias, Padre santo, siempre y en todo lugar, por Jesucristo, tu Hijo amado. Por él, que es tu Palabra, hiciste todas las cosas; tú nos lo enviaste para que, hecho hombre por obra del Espíritu Santo y nacido de María, la Virgen, fuera nuestro Salvador y Redentor.

Él, en cumplimiento de tu voluntad, para destruir la muerte y manifestar la resurrección extendió sus brazos en la cruz y así adquirió para ti un pueblo

santo.

Por eso, con los ángeles y los santos, proclamamos tu gloria, diciendo:

Santo, Santo, Santo...

 

Antífona de la Comunión

Señor, en ti está la fuente de la vida, y tu luz nos hace ver la luz.

Oración después de la Comunión

Oremos:

A quienes has alimentado con tus sacramentos, concédeles, Dios todopoderoso, servirte con una vida que te sea agradable.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.

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Meditación diaria

23ª semana. Martes

LA ORACIÓN DE CRISTO.
NUESTRA ORACIÓN

— El Señor, desde el Cielo, sigue intercediendo por nosotros. Su oración es siempre eficaz.

— Frutos de la oración.

— Las oraciones vocales.

I. Se lee en el Santo Evangelio1 que Cristo salió al monte a orar, y pasó toda la noche en oración. Al día siguiente, eligió a los Doce Apóstoles. Es la oración de Cristo por la Iglesia incipiente.

En muchos lugares evangélicos se nos muestra Cristo unido a su Padre Celestial en una íntima y confiada plegaria. Convenía también que Jesús, perfecto Dios y Hombre perfecto, orase para darnos ejemplo de oración humilde, confiada, perseverante, ya que Él nos mandó orar siempre, sin desfallecer2, sin dejarse vencer por el cansancio, de la misma manera que se respira incesantemente.

Jesús hizo peticiones al Padre, y su oración siempre fue escuchada3. Sus discípulos conocían bien este poder de la oración del Señor. Después de la muerte de Lázaro, la hermana de este, Marta, le dijo a Jesús: Señor, si hubieras estado aquí, no hubiera muerto mi hermano; pero sé que cuanto pidas a Dios, te lo otorgará4. En el momento de la resurrección de Lázaro, Jesús levantó los ojos al cielo y dijo: Padre, te doy gracias porque me has escuchado; yo sé que siempre me escuchas5. Por Pedro rogará antes de la Pasión: Simón, Simón, le advierte, Satanás os busca para zarandearos como el trigo; pero yo he rogado por ti para que no desfallezca tu fe, y tú, una vez convertido, confirma a tus hermanos6. Y Pedro se convirtió después de su caída. Igualmente, había rogado por los Apóstoles y por todos los fieles cristianos en la Última Cena: No pido que los saques del mundo, sino que los guardes del mal... Santifícalos en la verdad...7. Jesús conoce el abatimiento en el que van a caer sus discípulos pocas horas más tarde, pero su oración los sostendrá; les obtendrá fuerzas para ser fieles hasta dar la vida por el Maestro.

En esta oración sacerdotal de la Última Cena suplica el Señor a su Padre por todos los que han de creer en Él a través de los siglos. Pidió el Señor por nosotros, y su gracia no nos falta. "Cristo vivo nos sigue amando todavía ahora, hoy, y nos presenta su corazón como la fuente de nuestra redención: Semper vivens ad interpellandum pro nobis (Heb 7, 25), En todo momento nos envuelve, a nosotros y al mundo entero, el amor de este corazón que tanto ha amado a los hombres y que es tan poco correspondido por ellos"8. Procuremos nosotros corresponder mejor.

Desde el Cielo, Jesucristo, "sentado a la derecha del Padre"9, intercede por quienes somos miembros de su Iglesia, y "permanece siempre siendo nuestro abogado y nuestro mediador"10. San Ambrosio nos recuerda que Jesús defiende siempre nuestra causa delante del Padre y su ruego no puede ser desechado11; pide al Padre que los méritos que adquirió durante su vida terrena nos sean aplicados continuamente.

¡Qué alegría pensar que Cristo, siempre vivo, no cesa de interceder por nosotros!12. Que podemos unir nuestras oraciones y nuestro trabajo a su oración, y que junto a ella alcanzan un valor infinito. En ocasiones, a nuestra oración le faltan la humildad, la confianza, la perseverancia que le serían necesarias; apoyémosla en la de Cristo; pidámosle que nos inspire orar como conviene, según las intenciones divinas, que haga brotar la oración de nuestros corazones y la presente a su Padre, para que seamos uno con Él por toda la eternidad13. Más aún: hagamos de nuestra vida entera una ofrenda íntimamente unida a la de Jesús, a través de Santa María: ¡Padre Santo! Por el Corazón Inmaculado de María, os ofrezco a Jesús, vuestro muy amado Hijo, y me ofrezco a mí mismo en Él, con Él y por Él, a todas sus intenciones y en nombre de todas las criaturas14. Así nuestra oración y todos nuestros actos, unidos íntimamente a los de Jesús, adquieren un valor infinito.

II. El Maestro nos enseñó con su ejemplo la necesidad de hacer oración. Repitió una y otra vez que es necesario orar y no desfallecer. Cuando también nosotros nos recogemos para orar nos acercamos sedientos a la fuente de las aguas vivas15. Allí encontramos la paz y las fuerzas necesarias para seguir con alegría y optimismo en este caminar de la vida.

¡Cuánto bien hacemos a la Iglesia y al mundo con nuestra oración! ¡Con estos ratos, como el de ahora, en los que permanecemos junto al Señor! Se ha dicho que quienes hacen oración verdadera son como "las columnas del mundo", sin los cuales todo se vendría abajo. San Juan de la Cruz enseñaba bellamente que "es más precioso delante de Dios y del alma un poquito de este amor puro, y más provecho hace a la Iglesia, aunque parece que no hace nada, que todas esas otras obras juntas"16, que poco o nada valdrían fuera de Cristo. Precisamente porque la oración nos hace fuertes ante las dificultades, nos ayuda a santificar el trabajo, a ser ejemplares en nuestros quehaceres, a tratar con cordialidad y aprecio a quienes conviven o trabajan con nosotros. En la oración descubrimos la urgencia de llevar a Cristo a los ambientes en que nos desenvolvemos, urgencia tanto más apremiante cuanto más lejos de Dios se encuentren quienes nos rodean.

Santa Teresa se hace eco de las palabras de un "gran letrado", para quien "las almas que no tienen oración son como un cuerpo con "perlesía" o tullido, que aunque tiene pies y manos, no los puede mandar"17. La oración es necesaria para querer más y más al Señor, para no separarnos jamás de Él; sin ella el alma cae en la tibieza, pierde la alegría y las fuerzas para hacer el bien.

El diálogo íntimo de Jesús con Dios Padre fue continuo: para pedir, para alabar, para dar gracias; en toda circunstancia, el Señor se dirige al Padre. A eso debemos aspirar nosotros, a tratar a Dios siempre, y especialmente en los momentos que dedicamos de lleno a hablar con Él, como en la Santa Misa y ahora, en este rato en el que nos encontramos con Él. También a lo largo del día, en las situaciones que tejen nuestra jornada: al comenzar o al terminar el trabajo o el estudio, mientras esperamos el ascensor, al encontrar por la calle a una persona conocida. Aquella invocación llena de ternura –¡Abbá, Padre!– estaba constantemente en los labios del Señor; con ella empezaba muchas veces sus acciones de gracias, su petición o su alabanza. ¡Cuánto bien traerá a nuestra alma el acostumbrarnos a llamar a Dios así: ¡Padre!, con ternura y confianza, con amor!

Todos los momentos solemnes de la vida del Señor están precedidos por la oración. "El Evangelista señala que fue precisamente durante la oración de Jesús cuando manifestó el misterio del amor del Padre y se reveló la comunión de las Tres Divinas Personas. Es en la oración donde aprendemos el misterio de Cristo y la sabiduría de la Cruz. En la oración percibimos, en todas sus dimensiones, las necesidades reales de nuestros hermanos y de nuestras hermanas de todo el mundo; en la oración nos fortalecemos de cara a las posibilidades que tenemos delante; en la oración tomamos fuerzas para la misión que Cristo comparte con nosotros"l8.

Solía decir el Santo Cura de Ars que todos los males que muchas veces nos agobian en la tierra vienen precisamente de que no oramos o lo hacemos mal19. Formulemos nosotros el propósito de dirigirnos con amor y confianza a Dios a través de la oración mental, de las oraciones vocales y de esas breves fórmulas, las jaculatorias, y tendremos la alegría de vivir la vida junto a nuestro Padre Dios, que es el único lugar en el que merece la pena ser vivida.

III. El Espíritu Santo nos enseña a tratar a Jesús en la oración mental y mediante la oración vocal, quizá también ton esas oraciones que de pequeños aprendimos de nuestras madres. Aun siendo omnisciente como Dios, el Señor, en cuanto hombre, debió de aprender de labios de su Madre la fórmula de muchas plegarias que se habían transmitido de generación en generación en el pueblo hebreo, y nos dio ejemplo de aprecio por la oración vocal. En su última plegaria al Padre utilizará las palabras de un Salmo. Y nos enseñó la oración por excelencia, el Padrenuestro, donde se contiene todo lo que debemos pedir. La oración vocal es una manifestación de la piedad del corazón y nos ayuda para mantener viva la presencia de Dios durante el día, y en esos momentos de la oración mental en los que estamos secos y nada se nos ocurre.

El texto de las oraciones vocales, muchas de raigambre bíblica, tanto de la liturgia como otras que fueron compuestas por santos, han servido a innumerables cristianos para alabar, dar gracias y pedir ayuda, desagraviar. Cuando acudimos a estas oraciones estamos viviendo de modo íntimo la Comunión de los Santos, y apoyamos nuestra fe en la fe de la Iglesia20.

Para rezar mejor y evitar la rutina, nos puede ayudar este consejo: "procura recitarlas con el mismo amor con que habla por primera vez el enamorado..., y como si fuera la última ocasión en que pudieras dirigirte al Señor"21.

1 Lc 6, 12-19. — 2 Cfr. Lc 16, 1. — 3 Cfr. Santo Tomás, Suma Teológica, 3, q. 21, a. 4. — 4 Jn 11, 21 — 5 Jn 11, 42 — 6 Lc 22, 32 — 7 Cfr. Jn 17, 15 ss. — 8 Juan Pablo II, Homilía en la Basílica del Sagrado Corazón de Montmartre, París 1-VI-1980. — 9 Misal Romano, Símbolo niceno-constantinopolitano. — 10 San Gregorio Magno, Comentario al Salmo 5. — 11 Cfr. San Ambrosio, Comentario a la Epístola a los Romanos, 8, 34. — 12 Heb 7, 25. — 13 Cfr. R. Garrigou-Lagrange, El Salvador, p. 351. — 14 P. M. Sulamitis, Ofrenda al Amor misericordioso. — 15 Cfr. Sal 41, 2. — 16 San Juan de la Cruz, Cántico espiritual, Canción 29, 2 b. — 17 Santa Teresa de Jesús, Castillo interior, Moradas primeras, 1, 6. — 18 Juan Pablo II, Homilía 13-I-1981. — 19 Santo Cura de Ars, Sermón sobre la oración. — 20 Cfr. G. Chevrot, En lo secreto, Rialp, Madrid 1960, pp. 100-101. — 21 Cfr. San Josemaría Escrivá, Forja, n. 432.

Si desea adquirir los libros: http://www.palabra.es/buscar.asp?buscar=Hablar+con+Dios&tc=8501

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Santoral             (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

Santos Cleto y Donaciano

 ("Ilustre", en griego, el primero; "Regalado", en latín, el segundo)

Vivieron en el siglo V. Ambos fueron obispos. Cleto fue quemado vivo. Donaciano murió en el desierto, deportado por el Rey Hunerico, en torno al año 484.

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Fuente: Archidiócesis de Madrid
Eleuterio, Santo Abad, 6 de septiembre  

Eleuterio, Santo

Abad

 

Fue un santo abad del monasterio de San Marcos Evangelista en Espoleto. Debió ser un hombre de grandes y probadas virtudes por los relatos que se conocen de su vida a través del gran Papa Gregorio Magno que fue contemporáneo, conocido personal, amigo y hasta una de las personas que salió beneficiada del trato con el santo abad. De hecho, cuenta San Gregorio de su amigo que, un buen día y con una sola bendición, el abad Eleuterio consiguió curarlo de un vehemente deseo de ingerir alimentos que él sufría. Además, refiere el mismo Papa, su santidad era tan grande que hasta llegó a resucitar un muerto.

Pero lo que llama la atención al relator de la vida del santo es un acontecimiento que tiene valor de ejemplaridad y estímulo para los hombres que, llenos de dificultades, limitaciones y pecados, viven soportando sus faltas de virtud y sufriendo los propios fracasos. Por eso la figura de este santo es más cercana, al ser víctima de su propio desmoronamiento.

Unas monjas habían confiado al santo abad la custodia de un niño atormentado por el Diablo. Como pasaran varios días sin notarse fenómenos extraños, el abad comentó a sus monjes que Satanás tenía asustadas a las pobres monjas, pero que ahora estaba con miedo y por eso no se manifestaba.

Al punto, el mal espíritu se apoderó del niño y de inmediato comenzó a maltratarlo.

Eleuterio cayó en la cuenta de que su expresión fue de soberbia y presunción. Lloró dolorido su pecado y pidió a los monjes oraciones y penitencias para que cesaran los embates del Demonio.

Una simple frase con un poco de vanidad hizo que Satanás se sintiese en terreno propio y se necesitase la oración y mortificación de todos para expulsarlo.

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Fuente: Mercaba.org
Bertrán de Garrigue, Santo Presbítero Dominico, 6 de septiembre  

Bertrán de Garrigue, Santo

Presbítero

Martirologio Romano: En el monasterio cisterciense de Boschette (o Vauluisant), cerca de Orange, en la Provenza en Francia, memoria del beato Bertrán (Bertrando) de Garrigues, presbítero, uno de los primeros discípulos de santo Domingo y siempre fiel a sus consignas (1230).

Fecha de beatificación: El 14 de julio de 1881, el Papa León XIII confirmó su culto.

 

Tiempos de crisis y de profunda transformación social. El refinamiento y la frivolidad de costumbres penetraron en Occidente con el botín y las novedades importadas por los cruzados. Por otra parte, se apreció una sensible disminución del espíritu de sumisión y obediencia al Pontífice, como consecuencia natural de los ataques de los emperadores. Estas contiendas y, sobre todo, las Cruzadas agotaron los recursos de la Iglesia, que, sin embargo, sentía las necesidades de una Europa a oscuras, impotente para soportar la avalancha de las diversas invasiones de los pueblos bárbaros y paganos.

El espectáculo era realmente desolador. Pero la reacción no se hizo esperar. La vida monástica cobró una vitalidad espléndida, insospechada. Aparte de las dos reformas benedictinas —cistercienses y cartujos—, surgieron otras nuevas Ordenes y Congregaciones. Francisco de Asís ha escuchado la llamada divina apremiante y, desposándose con la pobreza, se ha lanzado por aldeas y ciudades predicando penitencia. La misma llamada oyeron el obispo de Osma, Diego de Acevedo, y Domingo de Guzmán al llegar en embajada de paz a Tolosa. Dice el Beato Jordán de Sajonia, refiriéndose a Domingo de Guzmán, que en cuanto advirtió que los habitantes de aquel país habían caído en la herejía, llenóse de compasión su pecho misericordioso, considerando las innumerables almas que vivían engañadas". Fue entonces cuando, inflamados de caridad, marcharon a Roma y expusieron a Inocencio III un amplio plan de evangelización en tierra de cumanos, al que hubieron de renunciar por indicación del Pontífice, que ordenó al santo obispo el regreso a su diócesis para proseguir allí su gobierno y la reforma del cabildo.

Obedientes y dóciles a los deseos del Papa, Diego de Acevedo y Domingo de Guzmán emprendieron su viaje de retorno a España sin sospechar la gran sorpresa que la Providencia les reservaba en Montpellier y que transformaría su retirada en marcha victoriosa.

Cuando llegaron a esta ciudad, en la primavera de 1206, coincidieron con una asamblea de obispos y abades cistercienses de la región, presidida por un legado pontificio. Se hallaban reunidos para estudiar la grave situación e iniciar una campaña definitiva contra la herejía. Solicitaron el consejo del santo y prudente obispo de Osma y las palabras de éste fueron una invitación a abrazar la pobreza evangélica, comenzando por renunciar a toda ostentación y aparato. Esta sería el arma más eficaz para combatir y acabar con las críticas propagadas por las sectas. Y dando ejemplo el santo obispo, puso por obra sus recomendaciones, despidiendo a todo su séquito, quedándose en el Lanquedoc con Domingo de Guzmán y un grupo de clérigos. Los abades repitieron la escena y se reservaron tan sólo los libros imprescindibles para el rezo y la controversia. La empresa había comenzado. Apiñados alrededor del buen obispo de Osma, aquella primera expedición de animosos apóstoles inició su ruta, saliendo de Montpellier hacia la capital de la herejía. A pie, sin dinero, en voluntaria pobreza, van predicando la fe católica. A su paso, los herejes se inquietan y arrecian sus ataques. Pero la marcha hasta Tolosa fue triunfal, ya que su presencia, sus discursos y muchas veces sus milagros despertaron la conciencia de muchas pobres gentes.

Embarcado en esta colosal obra de predicación y apostolado permaneció el santo obispo de Osma hasta mediado el año 1207. Pero comprendiendo que la ausencia de su diócesis se había prolongado demasiado y temeroso de ser juzgado negligente de su gobierno, decidió regresar a España, dejando al frente de aquella empresa de evangelización a su querido subprior e inseparable compañero Domingo de Guzmán. Los propósitos del obispo eran visitar la diócesis y volver para dedicarse plenamente a esta gran obra, soñando "ordenar en aquella región, con asentimiento del Papa, algunos varones idóneos que se dedicasen a confutar errores y a estar prontos para defender la verdad de la fe". Pero la muerte puso fin a todos sus planes. La Providencia había reservado la realización de aquellos ambiciosos proyectos a Domingo de Guzmán y sus frailes, los hermanos predicadores...

La noticia de la muerte del santo obispo se difundió rápidamente y, al conocerla los que con el habían quedado en aquellas tierras de Tolosa, se volvieron a sus casas. "Fray Domingo quedó solo allí en la brega de la predicación. Algunos le siguieron algún tiempo." Pero inaccesible al desaliento, prosiguió incansable su actividad apostólica.

Fue en esta época verdaderamente heroica de Domingo de Guzmán cuando se asoció Bertrán de Garriga, apellidado así por el lugar de su nacimiento, en la diócesis de Nimes. Corazón generoso y alma noble, no pudo menos de vibrar y sentirse contagiado por la santidad y elocuencia de fray Domingo. Según afirma uno de sus biógrafos, "fue escogido por la Providencia para llenar en el corazón del bienaventurado Domingo el vacío que don Diego de Acevedo había dejado". Desde entonces le vemos con frecuencia al lado de fray Domingo, gozando de su más pura amistad y apareciendo en las crónicas como compañero inseparable en muchos de sus viajes, haciéndole partícipe en numerosos milagros. Imitador de la santidad de fray Domingo, llegó a ser —en frase de Bernardo Guidón— verdadera imagen de Domingo de Guzmán".

La corrupción, las guerras y el desorden seguían estragando las costumbres y minando la autoridad de la Iglesia. Los legados pontificios presentaron a Inocencio III un informe de la situación, ante el cual, viendo el Papa que los medios pacíficos de persuasión eran insuficientes, expidió la Bula de Cruzada contra los herejes del Lanquedoc, confiando así poder acabar con tales males. En un principio el llamamiento del Pontífice no halló eco entre los nobles, pero el asesinato de Pedro de Castelnau, legado pontificio, perpetrado por los herejes, levantó una fuerte indignación y movió a los condes de Tolosa a tomar las armas y emprender la Cruzada, poniendo al frente a Simón de Montfort. Unidos se batían en aquel territorio los dos caudillos de la causa de la Iglesia: Domingo de Guzmán y sus compañeros con la palabra y Simón de Montfort y sus huestes con la espada.

Por aquella época fue propuesto fray Domingo para ocupar diversas sedes, pero siempre se resistió a aceptar estas dignidades alegando: "Tengo que ocuparme de mi nueva plantación de predicadores y de las monjas de Prulla, que me pertenecen". Precisamente entonces se habían unido algunos discípulos más y se arregló el problema del alojamiento gracias a la donación de dos grandes casas que entregó a fray Domingo un caballero de Tolosa llamado Pedro de Seila, que más tarde sería prior de Limoges. Desde aquel momento fijaron su residencia en Tolosa, viviendo en aquellas casas juntos, acostumbrándose a una vida más humilde y conforme con las costumbres de los religiosos. Fue aquélla la cuna de la futura Orden de Hermanos Predicadores. Y no habían transcurrido tres meses allí instalados fray Domingo y sus diez compañeros, cuando el obispo Fulco les nombra predicadores contra la herejía en su diócesis.

En agosto de 1215 salió el obispo Fulco hacia Roma para asistir al IV Concilio de Letrán, y le acompañó fray Domingo, esperando poder exponer juntos al Papa su proyecto de fundación de una Orden que se llamase y fuese de Predicadores. Pero antes de partir para Roma, fray Domingo escogió a Bertrán de Garriga para superior de aquella incipiente comunidad, que había de constituir el núcleo básico de la nueva Orden. En este período el grupo de predicadores alternaba su apostolado con la asistencia a las lecciones de Teología de un insigne maestro que había traído el obispo Fulco para regentar estas enseñanzas en la catedral de Tolosa. Era deseo expreso de fray Domingo que sus discípulos adquiriesen una sólida preparación científica para luego poder discutir con los herejes.

Mientras fray Domingo se encontró ausente, Bertrán de Garriga recibió algunos compañeros más en la comunidad, pues según las crónicas, al regresar Domingo de Roma, la pequeña familia religiosa había aumentado, eran ya dieciséis... En el mes de febrero de 1216 estaba fray Domingo de vuelta en Tolosa con su comunidad. La Cuaresma la consagraron a la predicación y después, durante las fiestas de Pascua —seguramente en el convento de Prulla—, se dedicaron a tratar los problemas de la fundación y las sugerencias hechas a fray Domingo por el Papa y el cardenal Hugolino. En primer lugar eligieron por Regla la de San Agustín. Una vez escogida la Regla y redactadas las Constituciones, urgía la erección del primer convento sobre el que recaería directamente la aprobación del Pontífice. El obispo Fulco, con asentimiento del cabildo, otorgó a fray Domingo y sus frailes la capilla de San Román, junto a la cual levantaron el convento. Pero, estando ocupados en la fundación, llegó la noticia de la muerte de Inocencio III y la designación de Honorio III como sucesor en el Pontificado. No demoró más fray Domingo su viaje a Roma, presentando al nuevo Papa la causa de su Orden. La acogida no pudo ser mejor. Honorio III confirmó la Orden de los Hermanos Predicadores y la tomó bajo su especial protección.

Cuando en la primavera de 1217 regresó a Tolosa con las dos encomiásticas bulas de confirmación de la Orden, su pequeña comunidad debió saltar de gozo. Pero una visión profética que tuvo fray Domingo le hizo comprender los peligros que se cernían sobre la ciudad. En la visión II se le mostró —cuenta el Beato Jordán— un árbol de grandes proporciones y agradable aspecto, en cuyas ramas se cobijaban muchas aves. Resquebrajóse el árbol y los pájaros que en él anidaban huyeron". Entendió aquel hombre, lleno del espíritu de Dios, a través de la visión, que el conde de Montfort, príncipe y tutor de muchos desvalidos, iba a morir en breve. Domingo y sus frailes, que se amparaban bajo la singular protección del conde, tomaron el partido de las aves. Pese a lo reducido de su número, había llegado la hora de la dispersión. Así fue como a los pocos días de la visión salieron los dieciséis de Tolosa para refugiarse en el monasterio de Prulla, auténtica cuna de la Orden. Notificó Domingo a los obispos y al mismo conde de Montfort de su propósito decidido de dispersar sus frailes por el mundo. Invocado el Espíritu Santo, una vez reunidos los frailes, les manifestó su resolución y, aunque todos se admirasen de tan prematura dispersión, conocían bien la santidad de fray Domingo y en él habían depositado su fe y esperanza.

Domingo reunió a sus hijos en el monasterio de Prulla, para que Nuestra Señora, que había alcanzado del Señor la fundación de la Orden, bendijera la dispersión de los frailes por el mundo. Tuvo lugar precisamente aquel "Pentecostés dominicano" en la fiesta de la Asunción de la Santísima Virgen del año 1217. Después de la más tierna y patética de las despedidas, marcharon cuatro frailes hacia España y siete a París. Mateo de Francia iba como superior de la nueva comunidad de París y con él salió fray Bertrán de Garriga, a quien el beato Jordán presenta en este momento como "varón de gran santidad y de un rigor inexorable para consigo, acérrimo mortificador de su carne, que había copiado en muchas cosas la vida ejemplar de su maestro Santo Domingo". Con ellos iban otros dos frailes para estudiar en la universidad. Uno de ellos, fray Lorenzo de Inglaterra, antes de entrar en París, tuvo una visión, revelándole el Señor muchas noticias acerca de la fundación, lugar del convento y prosperidad de la comunidad, que pronto se vería favorecida con selectas vocaciones. Los otros tres compañeros designados a París, entre los que se encontraba fray Manés, hermano de Santo Domingo, habían llegado antes. Todos ellos marchaban con el mismo fin; "para estudiar, predicar y fundar un convento".

Una vez instalados los frailes en París, fray Bertrán de Garriga regresó a Tolosa. La situación se agravaba por días en la capital del Languedoc, hervía la insurrección, que, al fin, estalló, y en el asalto a las murallas de Tolosa murió Simón de Montfort. Pero el convento de San Román, custodiado por fray Bertrán y la pequeña comunidad, se salvó.

Por aquellos días fray Domingo abandona Roma para cursar visita a las distintas fundaciones, Estamos ya avanzado el otoño de 1218. Pudo comprobar al pasar por Prulla, Tolosa y cruzar la región del Lanquedoc que, pese a los acontecimientos, la "Santa Predicación" se había extendido y enraizado. Continuó su viaje a España, donde consolidó la fundación de Madrid y fundó en Segovia, recorriendo muchas ciudades. Regresó a Francia y de nuevo pasó por Prulla y Tolosa, donde tomó por compañero a fray Bertrán de Garriga para reanudar la ruta hacia París.

En las Vidas de los Frailes Predicadores, de Gerardo de Frachet, se recoge aquí el milagro que tuvo lugar durante este viaje. Caminando fray Bertrán con el santo fundador hacia París, después de hacer noche en el santuario de Nuestra Señora de Rocamador, se les unieron al paso unos peregrinos alemanes que, oyéndoles cantar salmos y la letanía de la Virgen, no pudieron menos de sentirse edificados. Al llegar a una aldea les invitaron a quedarse y les obsequiaron espléndidamente, y así cuatro días seguidos. Al quinto día el bienaventurado Domingo manifestó a fray Bertrán, enternecido: "Fray Bertrán, tengo por cierto que cosecharemos cosas carnales de estos peregrinos, si no sembramos en ellos bienes espirituales. Por tanto, si te parece, arrodillémonos y pidamos al Señor nos otorgue entender y hablar su idioma para que podamos predicarles a Jesucristo". Así lo hicieron y, con gran asombro de los peregrinos, comenzaron a hablar alemán, caminando juntos aún otros cuatro días, hablándoles de Jesucristo, hasta llegar a Orleáns, donde los alemanes, que deseaban ir a Chartres, se despidieron de ellos, encomendándose a sus oraciones.

Al día siguiente dijo el bienaventurado Domingo a fray Bertrán: "Hermano, he aquí que estamos ya para entrar en París, y si supieran los frailes el milagro que el Señor ha realizado con nosotros, nos tendrían por santos, siendo, en verdad, pecadores..., así es que por obediencia te prohibo que digas algo mientras yo viva. Y así lo hizo fray Bertrán. Pero después de la muerte del bienaventurado Domingo contó estas cosas a los frailes".

También el Beato Jordán relata otro milagro que le contó fray Bertrán. En cierta ocasión, viajando con el bienaventurado Domingo, estalló una gran tormenta y la lluvia inundaba los caminos. Entonces el maestro Domingo hizo la señal de la cruz y pudieron proseguir la marcha sin que el agua les tocase, formándose una especie de cortina protectora a tres codos de distancia según andaban. Este hecho tuvo lugar entre Montreal y Carcasona. La devoción popular para perpetuar este suceso levantó una ermita, que la Revolución Francesa destruyó, erigiendo el pasado siglo un monumento con la siguiente inscripción: "Aquí, en el siglo XIII fueron milagrosamente preservados de la lluvia torrencial el glorioso Santo Domingo y su compañero San Bertrán de Garriga. Santo Domingo y San Bertrán, rogad por nosotros y libradnos de las tormentas".

Los últimos años de Santo Domingo fueron de una fecundidad sorprendente. Viajes, fundaciones, visitas a monasterios, negociaciones con el Papa, con los prelados y con los príncipes, envíos de misioneros a las regiones más remotas y un celo infatigable en la predicación, que se traducía en nuevas y escogidas vocaciones. Preocupado por la organización de la Orden, aún pudo celebrar los dos primeros Capítulos Generales. En el segundo, el año 1221, celebrado también en Bolonia, se dividió la Orden en ocho provincias, siendo nombrado fray Bertrán de Garriga prior provincial de la región meridional francesa, llamada Provenza. Uno de sus principales cuidados, sobre todo al morir el santo fundador, fue el sostenimiento y aliento de las monjas de Prulla, procurando conservar el espíritu que Santo Domingo les había infundido. Y fiel discípulo suyo, recorrió a pie el Languedoc predicando y atrayendo a las gentes con su ejemplo, levantando muchos conventos...

Su fundación predilecta era Montpellier. Allí tuvo lugar un notable episodio que nos cuenta Gerardo de Frachet en la Vida de los Frailes: "...casi todos los días celebraba la misa por sus pecados. Y advirtiendo esto fray Benito, varón bueno y prudente, le preguntó por que tan pocas veces ofrecía la misa por los difuntos y, en cambio, con tanta frecuencia por sus pecados. A lo cual respondió fray Bertrán: "Porque los difuntos, por quienes ora la lglesia, ya están seguros y es cierto que llegarán a la gloria. Mas nosotros pecadores nos vemos en muchos peligros y azares". Díjole fray Benito: "Decidme, carísimo prior, si aquí hubiera dos mendigos igualmente pobres, pero uno de ellos tuviera los miembros sanos, ¿a quién auxiliarías primero?". "A aquel que se pudiera valer menos", respondió fray Bertrán. Entonces añadió fray Benito: "Así son los difuntos, los cuales no tienen boca para confesar, ni oídos para oír, ni ojos para llorar, ni manos para trabajar, ni pies para caminar, sino que sólo esperan y desean nuestra ayuda; mas los pecadores, además de sufragios, se pueden valer de los demás miembros". Mas como ni por esas razones se convenciese fray Bertrán, se le apareció la noche siguiente un difunto terrible, que le golpeó duramente con un féretro de madera, el cual le despertó, espantó y atormentó más de diez veces aquella noche. En cuanto amaneció, fray Bertrán se levantó, llamó a fray Benito y, acercándose devotamente llorando al altar, ofreció desde entonces la misa por los difuntos".

El año 1230, siendo todavía provincial, difundida su fama de santidad por la región, estando predicando a las monjas cistercienses de Botichet, una rápida enfermedad le condujo a la muerte. Su cuerpo, que recibió sepultura en el cementerio de las monjas, fue hallado incorrupto después de veintitrés años. Durante el Cisma de Occidente los dominicos le trasladaron al convento de Orange, donde recibió culto público por privilegio de Martín V. Pero en el siglo XVI, asaltada y saqueada la iglesia, pereció en el incendio llevado a cabo por los herejes.

León XIII ratificó sus méritos y confirmó su culto, fijando la fecha del 6 de septiembre para conmemorar su fiesta. Los cronistas e historiadores de su época son unánimes en los elogios de sus singulares virtudes, resaltando su humildad, espíritu de penitencia y oración.

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Onesiforo y Porfirio, Santos Mártires, 6 de septiembre  

Onesiforo y Porfirio, Santos

Mártires

Martirologio Romano: Conmemoración también de san Onesíforo, que sirvió muchas veces a san Pablo en Efeso y, sin sentir vergüenza por sus cadenas, llegado a Roma, se interesó solícitamente por su suerte (s. I).

 

Estos dos mártires, murieron en el año 80. El primero fue un fiel discípulo y colaborador de san Pablo.

Lo nombra en su carta a Timoteo: "Quiera el Señor darte la gracia al bueno de Onesíforo porque a menudo me animaba ; nunca se avergonzó de verme encadenado, pero cuando llegó a Roma, me buscó por todos sitios con gran valentía y, gracias a mí, quiso el Señor concederle la gracia de encontrar misericordia".

Y en otro versículo dice de él así: "Saluda a Prisca y Aquila y al inestimable Onesíforo".

La tradición añade que Onesíforo siguió los pasos de san Pablo a España y volvió al Este, en donde fue martirizado durante el reinado de Domiciano en Helesponto, atado a caballos salvajes.

Porfirio, un fiel amigo del primero, compartió su trabajo y el mismo martirio.

El Señor estuvo cerca de ellos para darles el valor de anunciar su Evangelio y ser colaboradores de un gran apóstol del Evangelio.

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Zacarías, Santo Profeta, 6 de septiembre  

Zacarías, Santo

Profeta del Antiguo Testamento

Martirologio Romano: Conmemoración de san Zacarías, profeta, vaticinador de la vuelta del pueblo desterrado a la tierra de promisión, anunciando al mismo tiempo que un rey pacífico, Cristo el Señor, entraría triunfante en la Ciudad Santa de Jerusalén, lo que se llevó a cumplimiento.

 

Zacarías es uno de los profetas menores, a quien se atribuye el libro que lleva su nombre. Su nombre significa Yaveh Ha Recordado. Zacarías se llama a sí mismo hijo de Berekías hijo de Idó (Zac 1:1,7) pero en otros pasajes se omite el nombre de Berekías. Probablemente nació en algún lugar de Babilonia, puesto que su actividad profética empezó tan solo diecisiete años después del regreso del exilio, y es razonable pensar que para entonces tenía más de diecisiete años, aunque todavía se le consideraba joven.

Yahveh se valió de Zacarías y Ageo para animar a Zorobabel, al sumo sacerdote Jesúa y a los exiliados que habían regresado a terminar la reconstrucción del templo de Yaveh, aun cuando todavía estaba en vigor una prohibición del gobierno persa. La profecía de Zacarías contiene mensajes que pronunció con ese fin durante un período de dos años y un mes.

Una de las profecías que recoge el libro de Zacarías en el capitulo 11 y versículos 12 y 13 hace referencia directa al precio (treinta piezas de plata) que los principales de los sacerdotes ofrecieron a Judas por entregarles a Jesús. Ver el evangelio de San Mateo en el capítulo 26 y versículo 15.

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Magno de Füssen, Santo Abad, 6 de septiembre  

Magno de Füssen, Santo

Abad

Martirologio Romano: En el monasterio de Füssen, en Baviera (Alemania), san Magno, abad (s. VIII).

Fecha de canonización: Información no disponible, la antigüedad de los documentos y de las técnicas usadas para archivarlos, la acción del clima, y en muchas ocasiones del mismo ser humano, han impedido que tengamos esta concreta información el día de hoy. Si sabemos que fue canonizado antes de la creación de la Congregación para la causa de los Santos, y que su culto fue aprobado por el Obispo de Roma, el Papa.

 

SAN MAGNO DE FÜSSEN nació cerca de St. Gallen, en la actual Suiza, aunque son pocos los datos biográficos que se conocen de este santo.

Las referencias que tenemos de la vida de San Magno provienen primordialmente de comentarios de sus compañeros San Columbano y San Galo.

Junto con ellos, San Magno fue designado por Witkerp, el obispo de Augsburgo, para evangelizar rincones de Alemania que todavía eran paganos. Hacia 746 San Magno estuvo activo en la región de Algovia, o Allgäu, en el sur de Baviera, donde fundó el monasterio de Füssen.

Según la tradición, San Magno habría recibido el bastón de San Columbano cuando falleció. En el camino de vuelta se le habría aparecido un dragón, pero por medio del bastón lo habría derrotado fácilmente.

También se narra que con el mismo bastón San Magno sometió a un oso que había invadido su huerto, y que con el bastón era capaz de ahuyentar víboras y alimañas.

Durante su vida, San Magno, abad de Füssen, presenció las pugnas que concluyeron con la victoria de los francos sobre los alamanes.

A pesar de la actividad política de Witkerp, obispo y superior suyo, San Magno siempre prefirió fomentar actividades que beneficiaran a la población local, como la minería.

A San Magno de Füssen se le ha considerado tradicionalmente el "Apóstol de Algovia". Se le venera todavía en el sur de Baviera y Suavia, en el Tirol y en Suiza, se le invoca en la labranza como protector contra insectos y animales perniciosos.

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Fuente: Santopedia.com
María de los Apóstoles (Teresa von Wüllenweber), Beata Cofundadora, Septiembre 5  

María de los Apóstoles (Teresa von Wüllenweber), Beata

Cofundadora de la Congregación de las Heemanas del Divino Salvador

Martirologio Romano: En Roma, beata María de los Apóstoles (María Teresa) von Wüllenweber, virgen, alemana de origen, que, inflamada por el ardor misionero, fundó el Instituto de las Hermanas del Divino Salvador, en Tívoli, del Lacio (1907)

Teresa Wüllenweber nació en el castillo de Myllendonk, Alemanía, el 19 de Febrero de 1833, siendo sus padres el Barón Thedoro Wüllenweber y la Baronesa Elizabeth Lefort.

Cronología

1848 – 1850
2 años en el Internado de la Benedictinas en Lieja (Bélgica)

1850 – 1857
7 años en Myllendonk (Alemania) Misiones parroquiales

1857 – 1863
6 años en la Congregación del Sagrado Corazón; votos temporales

1863 – 1868
En Myllendonk 3 semanas en convento de la Visitación

1868 – 1871
Con las Hermanas de la Adoración Perpetua; noviciado

1871 – 1876
Myllendonk; voto misionero privado; arrienda Neuwerk

1876 – 1882
Instituto Santa Bárbara dirigido por ella; compra Neuwerk

1882
Bajo la dirección del P. Jordán; sigue en Neuwerk


Tras largos años de búsqueda, descubre que en Alemania se necesitan nuevas fundaciones para enfrentar el Kulturkampf; lucha contra la religión.

Alquila un convento en Neuwerk y comienza una fundación de "hermanas Misioneras Alemanas"

Cuando oigo hablar sobre las misiones
Experimento en mi interior una verdadera urgencia
Un amor y un anhelo que
De otro modo son desconocidos para mi…

La gente del pueblo pensaba que el convento debía convertirse en hospital.

Teresa pensaba que debía servir para todo uso bueno De hecho lo primero que recibió fueron niñas huérfanas y niños pobres.

El párroco escribió unos estatutos para que todo funcionara.

Teresa insistía en normas conventuales.

Las jóvenes que llegaban lo tomaban como algo de paso.

El alcalde quería que fuera un hospital.

Empresarios querían que fuera para sus empleadas en dificultad.

O sea que todo el mundo metía la cuchara en el asunto.

Desde Suiza, las Hijas del Divino Amor, hicieron un contrato de colaboración, pero hubo de romperse

También estuvo en negociaciones con el Verbo Divino (Arnold Janssen), misioneros, pero tampoco llegó a cuajar.

Hemos despachado hasta aquí en pocas líneas los 50 primeros años de vida de Teresa, aunque ella veía que "el hecho de que sus esfuerzos fueran compensados con un modesto resultado, era una prueba difícil y humillante, que aceptaba como la voluntad de Dios".

El 12 de abril de 1882 leyó una nota en una revista con el siguiente contenido: "Sociedad Apostólica Instructiva (SAI): fundada en Roma por Juan Bautista Jordán con dos sacerdotes: Bernhard Lüthen y Friedrich von Leonhardi. El propósito: extender, proclamar y fortalecer la fe católica en todas partes del mundo en el espíritu de los Apóstoles. Los miembros se dividen en tres grupos:

1.- Sacerdotes y laicos: aquellos que lo dejan todo, según el ejemplo de los apóstoles y se dedican exclusivamente al propósito de la Sociedad.

2.- Hombres instruidos que, sin dejar su ocupación, contribuyen a los esfuerzos científicos o literarios de la Sociedad;

3.- Todos los que se esfuerzan por cumplir sus deberes en el espíritu de la Sociedad".


Jordán visitó a Teresa el 4 de julio: "Me dio la impresión de ser un humilde, verdadero, celoso apóstol (se quedó tres días) mi primer y único deseo es pertenecer a esta Sociedad siempre más estrechamente hasta mi muerte. Amado Dios, ¡gracias a ti por siempre!"

A los pocos días escribió la siguiente poesía con la melodía latina de "O Sanctissima":

Oh santa, venerable única Sociedad!
Apostólica, celosa por las almas, noble Sociedad!
Crece firmemente, multiplícate,
difúndete por todas partes!
abarca y renueva el universo!
Atrae hacia ti pastores de almas, atrae maestros, educadores,
mujeres consagradas -Oh, condúcelos y guíalos a todos ellos!
Recristianiza la patria; evangeliza a los infieles;
protege a los niños huérfanos -
Oh, enséñales e instrúyelos a todos ellos!
Motiva a los padres a la fidelidad,
a las madres, a la santa formación de los hijos,
a los administradores públicos a la honradez -
llámales a la santidad a todos ellos!
Imparte la verdadera sabiduría a los doctos;
dale profundidad a las artes;
consagra y transforma el mundo del trabajo.
Oh, hazlo... hazlo!
Ilumina a tus propios líderes,
enciéndeles el corazón y el alma
de modo que, realmente, no busquen sino sólo a Jesús!
Oh santa, venerable, única Sociedad!
Apostólica, celosa por las almas, noble Sociedad!


5 sep de 1882:
"Por la presente prometo, con pleno conocimiento de lo que estoy haciendo, obedecer al P. J. B. Jordán, Fundador de la Sociedad Apostólica Instructiva, en todo lo que es conforme a la ley y vivir en espíritu de pobreza, como también de acuerdo a la santa castidad. A través de este compromiso mío me propongo comprometerme con el P. Juan Bautista Jordán provisionalmente por un año a ser contado a partir de la fecha de hoy."

Fundación Santa Bárbara en Neuwerk. Radicalidad de Teresa:

"El día 6… ante notario, di mi convento y las tres casas a la Primera Orden, a los tres Fundadores".

Y trabaja distribuyendo la revista "Missionär" = El misionero, otras publicaciones, así como la Liga Angélica con niños y vendiendo "piedras de construcción", para recaudar fondos.

En mayo del 83 Jordán visita Neuwerk, anima a las Hermanas, y Teresa escribe "Hice votos perpetuos".

En Neuwerk sigue trabajando durante unos años hasta que Jordán la llama para ir a Tívoli, cerca de Roma para comenzar con la actual rama femenina de las Salvatorianas. Se desprende fácilmente de la casona de Neuwerk y sale con ánimo para Roma el 21 de noviembre de 1888.

A excepción de María, ninguna de las Hermanas había estado lejos de su pueblo natal. Les costó adaptarse y casi cada día había alguna que estaba enferma.

"La congregación de las Hermanas será grande, si está cimentada en la cruz, no desistan, el Señor ayuda", les escribió Jordán.

Llegadas a Roma con varias candidatas de Munich que se incorporaron en el trayecto, se prepararon con unos retiros para recibir el hábito el 8 de Diciembre, quedando fundadas las salvatorianas. Teresa von Wüllenweber, cambió su nombre por María de los Apóstoles. En total eran 5 Hermanas. Jordán les invitó a ser santas.

El 25 de marzo del 89, con dispensa especial, pudo hacer la madre María sus votos perpetuos, por su preparación y porque estaba destinada a ser madre superiora.

Escribe en su diario:

"Debo estar muy agradecida, porque mi vida está completa con el fin de vivir enteramente una nueva vida hasta la muerte para darme totalmente a la Sociedad, venga lo que sea. Hacer todo de acuerdo al espíritu del Fundador"

Durante los primeros meses no tuvieron grandes dificultades económicas, pues el padre de María vendió los muebles de Neuwerk y otras pertenencias y pudo seguir ayudando a su hija.

En estos primeros momentos el P. Lüthen era el confesor ordinario de las Hermanas, dándoles a la vez conferencias sobre la santa regla y clases de italiano. Los padres Otto y Thomas también ayudaron mucho.

A finales de 1890 podían salir algunas Hermanas como misioneras para Assam, en la India, a fin de acompañar a los padres que ya llevaban allá unos meses.

María estaba contenta por ello, dado su espíritu misionero.

El tiempo en Tívoli era dedicado especialmente a la formación y al apostolado con los niños y los pobres.

Bastantes Hermanas estuvieron enfermas y algunas murieron. La casa se llenó con más de 50 candidatas. Era hora de pensar en ir a fundar a Roma (lo cual estaba prohibido por el momento).

En 1893 son enviadas 3 Hermanas muy jóvenes a Ecuador.

La experiencia les dicta que deben prepararse mejor como maestras, y se funda una institución para ello.

Entra el tifus, terrible enfermedad, en la casa y mueren varias Hermanas jóvenes. Varias tienen que salir de Tívoli para no contagiarse y es el momento de ir a Roma, aunque no son aceptadas de forma definitiva en la ciudad.

Se comenta de ella, que en el trato con las jóvenes fue siempre amable, y que la trataban como una compañera más que como una superiora.

Aunque el guión de superioras de entonces exigía ser duras, y exigir con frecuencia humillaciones, que probaran a las candidatas, sin embargo supo disculparse cuando a alguna por esos motivos se le salían las lágrimas.


"La superiora debe ser como un saco cargado sobre un asno, que no le importe si la suben o bajan, así debe ser una superiora. Si le dan el cargo o se lo quitan, debe ser lo mismo para ella".


En 1894 se pueden establecer de forma definitiva en Roma.

Además de las propias tareas de formación, se dedican a dar catequesis en una parroquia cercana y a atender a menesterosos en un centro cercano.

El 30 de mayo del 95 son enviadas las 3 primeras Hermanas a Estados Unidos.
Fueron creciendo tanto que era difícil encontrar trabajo para todas en Roma.

Testamento de la Madre María:


"Espero confiadamente
que mis buenas hermanas orarán mucho por mi
y continuarán trabajando con santo celo
por la propia santificación, deseosas de hacer al prójimo el verdadero bien
adheridas al espíritu del Fundador
de la Sociedad del Divino Salvador". (antes de 1903)


Por ese entonces ya eran más de 150 religiosas, y habían sido reconocidas oficialmente en Roma, y M. de los Apóstoles escribe:


"Las cosas ahora han cambiado, querida. Algunas veces llegan veinte cartas en un día y necesitan respuesta. Puesto que nuestra Congregación ha crecido, también debe crecer nuestro espíritu de sacrificio y un verdadero amor interior debe unirnos estrechamente, de modo que ni la desconfianza ni el resentimiento se arraiguen entre nosotras".


En diciembre de 1905, a pesar de su edad y sus achaques fue reelegida como Superiora General por unanimidad, queriendo mostrar así el amor hacia ella y la unidad congregacional.

El 25 de diciembre de 1907, fiesta de Navidad, muere rodeada de Hermanas y de Salvatorianos en gran paz.

Como resumen de la vida de María de los Apostoles podemos decir que:

Buscó siempre la voluntad de Dios,
No se desanimó en tiempos de oscuridad y de cruz. Amó mucho a la Iglesia y a la gente sencilla. Fue una intrépida misionera junto con Jordán,

No pudo salir a países lejanos a misionar, pero envió a jóvenes religiosas a hacerlo, y comprendió que la misión está cerca de casa y lejos de la misma.

Su carácter fue sencillo y afable, su conversación amigable y espontánea, su forma de vida –aún siendo baronesa- sencilla, pobre y abnegada. Su entrega: radical, constante y perseverante.

Fue beatificada el 13 de octubre de 1968 y su fiesta se celebra el 5 de Septiembre

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net

 

 

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