jueves, 3 de marzo de 2016

Viernes de la Pasión y Muerte de Jesucristo: día de penitencia y abstinencia de carne, excepto fiesta de precepto (CDC 1250/3). 04/03/2016. Día del Divino Rostro de Jesús. San Casimiro de Polonia ¡ruega por nosotros!

JA

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Marcos 12, 28-34

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, uno de los escribas se acercó a Jesús y le preguntó:
"¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?"
Jesús le respondió:
"El primero es: Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor; amarás al Señor tu Dios
con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. El segundo es éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos".
El escriba replicó:
"Muy bien, Maestro. Tienes razón, cuando dices que el Señor es único y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios".
Jesús, viendo que había hablado sensatamente, le dijo:
"No estás lejos del reino de Dios".
Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.

El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk

El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu

El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc

Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?

Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).

Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?

Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html

Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).

 

 

Misal

 

vie 3a. Sem cuaresma

Antífona de Entrada

Señor, no hay otro dios igual a ti, porque sólo tú eres grande y haces maravillas; porque sólo tú eres Dios.

 

Oración Colecta

Oremos:
Infunde Señor, en nosotros tu gracia para que podamos dominar nuestras pasiones y permanecer fieles a tus palabras de vida eterna.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

Nunca llamaremos ya "dios nuestro" a las obras de nuestras manos

Lectura del libro del profeta Oseas 14, 2-10

Esto dice el Señor:
"Conviértete, Israel, al Señor tu Dios, pues tu culpa te ha hecho caer. Busquen las palabras apropiadas y conviértanse al Señor; díganle:
"Perdona todos nuestros pecados y acepta el pacto; como ofrenda te presentamos las palabras de nuestros labios. Asiria no nos salvará, no volveremos a montar a caballo, y no llamaremos más dios nuestro a la obra de nuestras manos, pues en ti encuentra compasión el huérfano".
Yo sanaré su infidelidad, los amaré gratuitamente, pues ha cesado mi ira. Seré como rocío para Israel; él florecerá como el lirio, y echará raíces como los árboles del Líbano. Se extenderán sus ramas, tendrá el esplendor del olivo, y como el del Líbano será su perfume.
El Señor volverá a ser su protector, volverán a cultivar el trigo, florecerán como la parra, y serán famosos como el vino del Líbano. Efraín no tendrá ya nada que ver con los ídolos. Yo escucho su plegaria y cuido de él; yo soy como un ciprés siempre joven, y de mí proceden todos tus frutos.
¿Quién es tan sabio como para entender esto? ¿Quién tan inteligente como para comprenderlo? Los caminos del Señor son rectos, por ellos caminan los inocentes, y en ellos tropiezan los culpables".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 80, 6c-8a.8bc-9.10-11ab.14 y 17

Yo soy tu Dios, escúchame.

Oigo un lenguaje desconocido para mí; yo quité la carga de sus hombros, y sus manos quedaron libres de peso, clamaste en la aflicción y te libré.
Yo soy tu Dios, escúchame.

Te respondí escondido en la tormenta, te puse a prueba junto a las aguas de Meribá. Escucha, pueblo mío, que doy testimonio contra ti. ¡Ojalá me escucharas, Israel!
Yo soy tu Dios, escúchame.

No tendrás un dios extraño, no adorarás a un dios extranjero. Yo soy el Señor, tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto.
Yo soy tu Dios, escúchame.

¡Ojalá me escuchara mi pueblo y siguiera Israel mi camino! Yo alimentaría a Israel con lo mejor del trigo, lo saciaría con miel silvestre.
Yo soy tu Dios, escúchame.

Aclamación antes del Evangelio

Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Conviértanse, dice el Señor, porque está cerca el Reino de los cielos.
Honor y gloria a ti, Señor Jesús.

Evangelio

El Señor tu Dios es el único Dios: ámalo

† Lectura del santo Evangelio según san Marcos 12, 28-34

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, uno de los escribas se acercó a Jesús y le preguntó:
"¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?"
Jesús le respondió:
"El primero es: Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor; amarás al Señor tu Dios
con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. El segundo es éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos".
El escriba replicó:
"Muy bien, Maestro. Tienes razón, cuando dices que el Señor es único y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios".
Jesús, viendo que había hablado sensatamente, le dijo:
"No estás lejos del reino de Dios".
Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobre las Ofrendas

Mira, Señor, con benevolencia los dones que te presentamos; que te sean agradables y se conviertan para nosotros en fuente de salvación.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

Los frutos del ayuno

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque con el ayuno corporal refrenas nuestras pasiones, elevas nuestro espíritu, nos fortaleces y recompensas, por Cristo, Señor nuestro.
Por él,
los ángeles y arcángeles y todos los coros celestiales celebran tu gloria, unidos en común alegría.
Permítenos asociarnos a sus voces cantando humildemente tu alabanza:

Antífona de la Comunión

Amar a Dios con todo el corazón y al prójimo como a uno mismo, vale más que todos los sacrificios.

 

Oración después de la Comunión

Señor, que la fuerza de tu Espíritu vigorice todo nuestro ser, para que podamos obtener plenamente la salvación cuya prenda hemos recibido en esta Eucaristía.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Meditación diaria

Cuaresma. 3ª semana. Viernes

EL AMOR DE DIOS

— El amor infinito de Dios por cada hombre.

— El Señor nos ama siempre. También cuando le ofendemos, tiene misericordia de nosotros.

— Nuestra correspondencia. El primer mandamiento. Amor a Dios en las incidencias de cada día.

I. En toda la Sagrada Escritura se habla continuamente del amor de Dios por nosotros. Nos lo hace saber de muchas maneras. Nos asegura que, aunque una madre se olvidara del hijo de sus entrañas, Él jamás se olvidará de nosotros, pues nos lleva escritos en su mano para tenernos siempre a la vista1.

La Primera lectura de la Misa, del libro del profeta Oseas, es uno de esos textos que muestran el triunfo emocionante del amor de Dios sobre las infidelidades y las conversiones hipócritas de su pueblo. Israel reconoce al fin que no le salvarán alianzas humanas, ni dioses fabricados por sus manos2, ni holocaustos vacíos, sino el amor, expresado en la fidelidad a la Alianza. Se vislumbra entonces una felicidad sin límites. La misma conversión es obra del amor de Dios, pues todo nace de Él, que nos ama con largueza. Yo curaré sus extravíos –leemos–, los amaré sin que lo merezcan, mi cólera se apartará de ellos. Seré rocío para Israel, florecerá como azucena, arraigará como el álamo. Brotarán sus vástagos, como el olivo será su esplendor, su aroma como el Líbano. Volverán a descansar a su sombra: cultivarán el trigo, florecerán como la viña, será su fama como la del vino del Líbano3.

Jamás podremos imaginar lo que Dios nos ama. Para salvarnos, cuando estábamos perdidos, envió a su Unigénito para que, dando su vida, nos redimiera del estado en que habíamos caído: tanto amó Dios al mundo que le dio a su Hijo Unigénito, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga la vida eterna4. Este mismo amor le mueve a dársenos por entero de un modo habitual, habitando en nuestra alma en gracia: Si alguno me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y en él haremos morada5, y a comunicarse con nosotros en lo más íntimo de nuestro corazón, durante estos ratos de oración y en cualquier momento del día.

"Hasta te serviré, porque vine a servir y no a ser servido. Yo soy amigo, y miembro y cabeza, y hermano y hermana, y madre; todo lo soy, y solo quiero contigo intimidad. Yo, pobre por ti, mendigo por ti, crucificado por ti, sepultado por ti; en el cielo intercedo por ti ante Dios Padre; y en la tierra soy legado suyo ante ti. Todo lo eres para Mí, hermano y coheredero, amigo y miembro. ¿Qué más quieres?"6. ¿Qué más podemos desear? Cuando contemplamos al Señor en cada una de las escenas del Vía Crucis es fácil que desde el corazón se nos venga a los labios el decir: "¿Saber que me quieres tanto, Dios mío, y... no me he vuelto loco?"7.

II. No tienes otros iguales, Señor: Grande eres y haces maravillas, tú eres el único Dios8. Una de las mayores maravillas es el amor que nos tiene. Nos ama con amor personal e individual, a cada uno en particular. Jamás ha dejado de amarnos, de ayudarnos, de protegernos, de comunicarse con nosotros; ni siquiera en los momentos de mayor ingratitud por nuestra parte o cuando cometimos los pecados más graves. Quizá, en esas tristes circunstancias, ha sido cuando más atenciones hemos recibido de Dios, como nos muestra en las parábolas en las que quiso expresar de modo singular su misericordia: la oveja perdida es la única que es llevada a hombros, la fiesta del padre de familia es para el hijo que dilapidó la herencia pero que supo volver arrepentido, la dracma perdida es cuidadosamente buscada por su dueña hasta encontrarla...9.

A lo largo de nuestra vida, la atención de Dios y su amor para cada uno de nosotros han sido constantes. Ha tenido presentes todas las circunstancias y sucesos por los que habíamos de pasar. Está junto a nosotros en cada situación y en todo momento: Yo estaré con vosotros siempre hasta la consumación del mundo10, hasta el último instante de nuestra vida.

¡Tantas veces se ha hecho el encontradizo! En la alegría y en el dolor, a través de lo que al principio nos pareció una gran desgracia, en un amigo, en un compañero de trabajo, en el sacerdote que nos atendía... "Considerad conmigo esta maravilla del amor de Dios: el Señor que sale al encuentro, que espera, que se coloca a la vera del camino, para que no tengamos más remedio que verle. Y nos llama personalmente, hablándonos de nuestras cosas, que son también las suyas, moviendo nuestra conciencia a la compunción, abriéndola a la generosidad, imprimiendo en nuestras almas la ilusión de ser fieles, de podernos llamar sus discípulos"11.

Como muestra de amor nos dejó los sacramentos, "canales de la misericordia divina". Entre ellos, por recibirlos con más frecuencia, le agradecemos ahora de modo particular la Confesión, donde nos perdona los pecados, y la Sagrada Eucaristía, donde quiso quedarse como una muestra singularísima de amor por los hombres.

Por amor nos ha dado a su Madre por Madre nuestra. Como manifestación de este amor nos ha dado también un Ángel para que nos proteja, nos aconseje y nos preste infinidad de favores hasta que llegue el fin de nuestro paso por la tierra, donde Él nos espera para darnos el Cielo prometido, una felicidad sin límites y sin término. Allí tenemos preparado un lugar.

A Él le decimos, con una de las oraciones de la Misa de hoy: Señor, que la acción de tu Espíritu en nosotros penetre íntimamente nuestro ser, para que lleguemos un día a la plena posesión de lo que ahora recibimos en la Eucaristía12. Y le damos gracias por tanto Amor, por tanta atención, que no merecemos. Y procuramos encendernos en deseos: Amor, con amor se paga. Poéticamente expresa esta idea Francisca Javiera del Valle: "Mil vidas si las tuviera daría por poseerte, y mil... y mil... más yo diera... por amarte si pudiera... con ese amor puro y fuerte con que Tú, siendo quien eres... nos amas continuamente"13.

III. Nos dice el Evangelio de la Misa: Uno de los letrados se acercó a Jesús y le preguntó: ¿Qué mandamiento es el primero de todos?

Respondió Jesús: El primero es: Escucha, Israel, el Señor nuestro Dios es el único Señor, y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser14. Él espera de cada hombre una respuesta sin condiciones a su amor por nosotros.

Nuestro amor a Dios se muestra en las mil pequeñas incidencias de cada día: amamos a Dios a través del trabajo bien hecho, de la vida familiar, de las relaciones sociales, del descanso... Todo se puede convertir en obras de amor. "Mientras realizamos con la mayor perfección posible, dentro de nuestras equivocaciones y limitaciones, las tareas propias de nuestra condición y de nuestro oficio, el alma ansía escaparse. Se va hacia Dios, como el hierro atraído por la fuerza del imán. Se comienza a amar a Jesús, de forma más eficaz, con un dulce sobresalto"15.

Cuando correspondemos al amor a Dios los obstáculos se vencen; y al contrario, sin amor hasta las más pequeñas dificultades parecen insuperables. Todo se hace llevadero si hay unión con el Señor. "Todas estas cosas, sin embargo, hállanlas difíciles los que no aman; los que aman, al revés, eso mismo les parece liviano. No hay padecimiento, por cruel y desaforado que sea, que no lo haga llevadero y casi nulo el amor"16. La alegría mantenida aun en medio de las dificultades es la señal más clara de que el amor de Dios informa todas nuestras acciones, pues –como comenta San Agustín– "en aquello que se ama, o no se siente la dificultad o se ama la misma dificultad (...). Los trabajos de los que aman nunca son penosos"17.

El amor a Dios ha de ser supremo y absoluto. Dentro de este amor caben todos los amores nobles y limpios de la tierra, según la peculiar vocación recibida, y cada uno en su orden. "No sería justo decir: "O Dios o el hombre". Deben amarse "Dios y el hombre"; a este último, nunca más que a Dios o contra Dios o igual que a Dios. En otras palabras: el amor a Dios es ciertamente prevalente, pero no exclusivo. La Biblia declara a Jacob santo y amado por Dios; lo muestra empleando siete años en conquistar a Raquel como mujer, y le parecen pocos años, aquellos años –tanto era su amor por ella–. Francisco de Sales comenta estas palabras: "Jacob –escribe– ama a Raquel con todas sus fuerzas y con todas sus fuerzas ama a Dios; pero no por ello ama a Raquel como a Dios, ni a Dios como a Raquel. Ama a Dios como su Dios sobre todas las cosas y más que a sí mismo; ama a Raquel como a su mujer sobre todas las otras mujeres y como a sí mismo. Ama a Dios con amor absoluto y soberanamente sumo, y a Raquel con su amor marital; un amor no es contrario al otro, porque el de Raquel no viola las supremas ventajas del amor de Dios""18.

El amor a Dios se manifiesta necesariamente en el amor a los demás. La señal externa de nuestra unión con Dios es el modo como vivimos la caridad con quienes están junto a nosotros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos...19, nos dejó dicho el Señor: en la delicadeza en el trato, en el respeto mutuo, en el pensar del modo más favorable de los otros, en las pequeñas ayudas en el hogar o en el trabajo, en la corrección fraterna amable y oportuna, en la oración por el más necesitado...

Pidámosle hoy a la Virgen que nos enseñe a corresponder al amor de su Hijo, y que sepamos también amar con obras a sus hijos, nuestros hermanos.

1 Is 49, 15-17. — 2 Cfr. Os 14, 4. — 3 Primera lectura. Os 14, 2-10. — 4 Jn 3, 16. — 5 Jn 14, 23. — 6 San Juan Crisóstomo, Homilías sobre San Mateo, 76. — 7 San Josemaría Escrivá, Camino, n. 425. — 8 Antífona de entrada. Sal 85, 8. 10. — 9 Cfr. Lc 15, 1 ss. — 10 Mt 28, 20. — 11 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 59. — 12 Oración después de la comunión. — 13 Francisca Javiera del Valle, Decenario al Espíritu Santo, Rialp, Madrid 1974, 4ª edic., p. 139. — 14 Mc 12, 28-30. — 15 San Josemaría Escrivá, Amigos de Dios, 296. — 16 San Agustín, Sermón 70. — 17 ídem, De bono viduitatis, 21, 26. — 18 Juan Pablo I, Audiencia general, 27-9-1978. — 19 Jn 13, 35.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

4 de marzo se celebra el día del Divino Rostro de Jesús – revelación a Beata Pierina de Micheli

 

Dijo Jesús a Pierina: "Quiero que Mi Rostro, que refleja las penas más íntimas, el dolor y el amor de Mi Corazón, sea más honrado. Quien me contempla, me consuela". La Madre Pierina, que es siempre la fiel confidente, se hace portavoz de este ruego y, poco a poco, la devoción al Divino Rostro se va consolidando de un modo concreto gracias a la intervención milagrosa de la Santísima Virgen, que ordena y dispone: un escapulario, una medalla, los medios para costearla, y una fiesta después del martes de quincuagésima para honrar la Santa Faz.

 

El martes anterior al Miercoles de Ceniza es cuando Jesús pide a Pierina se instaure la fiesta para honrar Su Santa Faz. María Pierina de Michelis fue beatificada el domingo 30 de mayo de 2010 en la Iglesia de Santa María la Mayor, en Roma, y de ella provienen estas hermosas revelaciones sobre el Divino Rostro del Señor.

 

Dijo Pierina: Tenía doce años cuando un Viernes Santo esperaba en mi Parroquia mi turno para besar el Crucifijo, cuando una Voz clara me dijo:

 

¿Nadie me da un beso de amor en el Rostro para reparar el beso de Judas?

 

En mi inocencia de niña, creí que todos habían escuchado la Voz, y sentía pena viendo que la gente continuaba besando las llagas y ninguno pensaba besarlo en el Rostro.

 

"Te doy yo Jesús el beso de amor, ten paciencia", y llegado el momento le estampé un fuerte beso en la Cara con el ardor de mi corazón.

 

Era feliz pensando que Jesús, ya contento, no tendría más pena. Desde aquel día el primer beso al Crucifijo era a Su Divino Rostro y muchas veces los labios rehusaban separarse porque me sentía fuertemente retenida.

 

Con los años, la niña se hizo mujer, y sorprendida sintió un día como el beso a Jesús se encontró con una mejilla humana, suave y tibia. La experiencia cambió su vida, para siempre.

 

Desde esta simple mujer nace la devoción al Divino Rostro de Jesús. Conozca la historia, y enamórese también del Rostro del Señor, un regalo para nuestros tiempos.

 

La Beata Madre
MARIA PIERINA DE MICHELI
Hija de la Inmaculada Concepción de Buenos Aires

 

En intensos diálogos con el Señor, Pierina fue conociendo los deseos de Jesús respecto del consuelo que se prodiga a Su Corazón amante con una sincera devoción a Su Divino Rostro. La imagen del Señor se refleja de un modo especial en la Eucaristía, para que encontremos en el Sagrario la llama que avive nuestra fe y nuestra confianza en Su Presencia y ayuda providencial.

 

La Madre María Pierina, llamada por sus padres Josefina Francisca María, nace en Milán el 11 de septiembre de 1890. Se mantuvo fiel a su propósito de "dar a Jesús, dar todo, dar siempre". Con 23 años ingresa a la Congregación de las Hijas de la Inmaculada Concepción de Buenos Aires, que era una pequeña comunidad recientemente fundada por la Madre Eufrasia Iaconis. Desde el día de su ingreso a la comunidad, guarda una amistad profunda y verdadero sentimiento filial hacia la Madre Estanislada, que será su maestra, superiora y siempre confidente. Entre 1919 y 1921 la Madre Pierina visita Argentina, en un breve paréntesis antes de asumir cargos de gran responsabilidad que afronta con total dedicación a pesar de su precaria salud. Definitivamente en Italia, es elegida Superiora de la Casa de Milán en 1928, Superiora de la Casa de Roma en 1939 y, diez años después, Superiora Regional.

 

En el desempeño de sus tareas demuestra que es una mujer sumamente capaz, de una personalidad avasallante, con una actividad febril, que sabe conjugar siempre con una intensa vida interior. Finalmente, después de innumerables fatigas nunca evitadas, cuando la Segunda Guerra Mundial apenas había terminado y Roma estaba ocupada por las tropas de los aliados, el 26 de julio de 1945 en Centonara D'Artó, Novara, a los 55 años, bendiciendo a sus Hermanas y con los ojos fijos en el Divino Rostro, muere esta Hija de la Inmaculada, que según tantos testimonios fue una persona serena, dulce, afable, dueña de sí misma en todo su comportamiento, siempre sensible para percibir los problemas ajenos, y también confiada para buscar su solución.

 

Celebramos con alegría la beatificación de la madre Pierina de Micheli, hija de la Congregación de la Inmaculada Concepción de Buenos Aires, que tuvo lugar el domingo 30 de mayo de 2010 en la iglesia de Santa María la Mayor. Ahora rezamos para que su causa avance, hasta alcanzar un día la canonización de esta amiga del Señor, Pierina.

 

Revelaciones de la Beata Pierina

 

La Madre Pierina hizo cuanto hizo en su corta vida, aceptando el dolor y el sufrimiento interiores en grado superlativo, sin dejar traslucir a sus queridas hijitas y hermanas otra cosa que una sonrisa cordial o una ayuda eficaz, todo... por Jesús. Una única preocupación como un fuego interior la consumía: dar a Jesús, donar a Jesús, porque Jesús es todo.

 

Pero si éste es el compromiso que asume cualquier bautizado cuando promete renunciar a Satanás, a sus pompas y a sus obras y entregarse a Jesucristo por siempre jamás, si éste es el recto orden del amor que se deja traslucir en la vida de aquél que cumple con los mandamientos de la ley de Dios, ¿por qué consideramos heroica la respuesta de la Madre Pierina?

 

En una extensa carta que la Madre Pierina escribió al Papa Pío XII brota una piedad apasionada: Humildemente confieso que siento una gran devoción por el Divino Rostro de Jesús, devoción que me parece que me la infundió el mismo Jesús. Tenía doce anos cuando un viernes santo esperaba en mi Parroquia mi turno para besar el crucifijo, cuando una voz clara me dijo: ¿Nadie me da un beso de amor en el rostro para reparar el beso de Judas? En mi inocencia de niña, creí que todos habían escuchado la voz, y sentía pena viendo que la gente continuaba besando las llagas y ninguno pensaba besarlo en el Rostro. Te doy yo Jesús el beso de amor, ten paciencia, y llegado el momento le estampé un fuerte beso en la cara con el ardor de mi corazón. Era feliz pensando que Jesús, ya contento, no tendría más pena. Desde aquel día el primer beso al crucifijo era a Su Divino Rostro y muchas veces los labios rehusaban separarse porque me sentía fuertemente retenida.

 

La experiencia se repite cuando tiene 25 años, pero con otros prodigios: En la noche del jueves al viernes santo de 1915, mientras rezaba ante el crucifijo en la Capilla de mi Noviciado, sentí que me decían: "bésame". Lo hice y mis labios en vez de apoyarse sobre un rostro de yeso, sintieron el contacto con Jesús. ¿Qué pasó? Me es imposible decirlo.

 

Cuando la Superiora me llamó era ya de mañana, sentía el corazón lleno de las penas y deseos de Jesús; deseaba reparar las ofensas que recibió su Santísimo Rostro en la pasión y las que recibe en el Santísimo Sacramento.

 

En este mismo Colegio de Argentina sucede otra aparición cinco anos después: En 1920, el 12 de abril me encontraba en Buenos Aires en la Casa Madre. Tenía una gran amargura en el corazón. Fui a la Iglesia y prorrumpí en llanto lamentándome con Jesús. Se me presentó con el Rostro ensangrentado y con una expresión de dolor tal que conmovería a cualquiera. Con una ternura que jamás olvidaré me dijo: "Y Yo, ¿qué he hecho?"

 

Comprendí… y a partir de ese día el Divino Rostro se convirtió en mi libro de meditación, la puerta de entrada a Su Corazón... De tanto en tanto, en los años siguientes –continúa la carta- se me aparecía ya triste, ya ensangrentado, comunicándome Sus penas y pidiéndome reparación y sufrimientos, llamándome a inmolarme ocultamente por la salvación de las almas.

 

Jesús habla a Pierina

 

Entre 1920 y 1940, fecha en que data esta carta, el pedido de Nuestro Señor se sucede en reiteradas apariciones: "Quiero que Mi Rostro, que refleja las penas más íntimas, el dolor y el amor de Mi Corazón, sea más honrado. Quien me contempla, me consuela" La Madre Pierina, que es siempre la fiel confidente, se hace portavoz de este ruego y, poco a poco, la devoción al Divino Rostro se va consolidando de un modo concreto gracias a la intervención milagrosa de la Santísima Virgen, que ordena y dispone: un escapulario, una medalla, los medios para costearla, y una fiesta después del martes de quincuagésima para honrar la Santa Faz.

 

Mientras tanto continúa la entrega o la inmolación oculta de la Madre Pierina. Como lo describe en su diario el día 5 de septiembre de 1942: Anoche en la Capilla le dije a Jesús: Jesús quiero ser tu gloria y tu alegría. Y Jesús me respondió. "Ven. Te necesito. Hoy he buscado el gozo en tantos corazones y me fue negado". Dime Jesús: ¿Qué debo hacer para suplir los rechazos que tuviste? Jesús, envuelto en ternura, me respondió. "¿Quieres gozar las dulzuras de la unión conmigo o sentir la pena de mi corazón por los pecados de los hombres? Lo que Tú quieras, Jesús. Y mi alma instantáneamente participó del dolor de Su corazón, dolor imposible de traducir en palabras. Jamás, como en ese instante, comprendí qué cosa era el pecado... Oh, Jesús! Que no te ofenda yo jamás... repara por mí, por los otros, como quieras... Tómamelo todo!

 

Cuando volví en mí, se había cumplido el tiempo y me dispuse a retirarme. Entonces Jesús me dijo: "¡Quédate un poco más conmigo! ¡Ya me dejas solo…!" Al responderle yo que había pasado el tiempo que me indicara mi director espiritual, Su Rostro se iluminó. "He aquí mi gloria! –me dijo- ¡La obediencia!

 

Reflexiones sobre la vida de Pierina

 

En fin, está a la vista de Uds., el ciento por uno que redituó el corazón de esta hermana humilde, callada, obediente, pobre, siempre bien dispuesta y entrega«a los demás, que sólo tuvo una pasión para revivir en carne propia, la de Jesús, es decir, sufrir con Él la abyección del mal cometido por los hombres -como en la noche del Huerto-, aceptar siempre la Voluntad de Dios -como acto de obediencia reparadora-, desterrar la más leve sombra de pecado, aunque fuese venial - como la Virgen Inmaculada, Su Madre Celeste-, y contemplar cuál es la anchura, la profundidad y la longura del más grande misterio de amor manifestado en el Divino Rostro de Cristo Jesús.

 

Su virtud: el recto orden del amor. Ese hoy nos toca imitar, si queremos que un día el Señor nos muestre Su Rostro, el del Corazón que tanto amó a los hombres. Pero la historia de una pasión es siempre, a la vez, una lección que debemos aprender los que no somos ni fríos ni calientes, los que también como ella podemos decir: "Compruebo día a día que soy una nada, más que una nada, una miseria" (Diario, noviembre de 1938).

 

Quiera Dios que, con su ejemplo, continuemos descubriendo que esta nada y esta miseria, en las manos de María, y con María perdida en el Corazón de Jesús, puede aspirar a una gran santidad, para llegar a la misma convicción de que si un alma santa da mayor gloria a Dios que un millón de almas comunes, yo tengo la obligación de hacerme santa, no por mí, sino por la mayor gloria de Dios. Ella, con su resolución, trazó esta vida ejemplar que hemos celebrado, porque sólo ella se animó a elegir: Sí, Padre, lo quiero, a cualquier costo, quiero ser la Santa de la Gloria de Dios, en la humildad, en la ocultación, en la sostenida e incondicional adhesión al Querer Divino, en el confiado abandono en Dios y en la Obediencia. El Getsemaní y el Tubernáculo serán mi residencia. Sor Pierina debe desaparecer para dejar en sí misma el lugar a su Jesús...que es todo.
 
Delia Maria Albisu

 

JESÚS habla a la Madre Maria Pierina De Micheli

 

"Deseo que mi Rostro, el cual refleja la íntimas penas de mi alma, el dolor y el amor de mi Corazón, sea más honrado. Quien me contempla me consuela."
(primer viernes de Cuaresma de 1936)

 

A los 12 años, en la Iglesia Parroquial San Pedro in Sala, Milán, un Viernes Santo, oyó una voz que le dijo: ¿Ninguno me da un beso de amor en el rostro, para reparar el beso de Judas?

 

En su simplicidad de niña, creyó que todos habían oído esa voz y experimentó gran pena al ver que continuaban besando las llagas y no el Rostro de Jesús. Dentro de su corazón exclamó: Te doy yo el beso de amor. ¡Oh, Jesús, ten paciencia! Y llegado su turno, le imprimió con todo el ardor de su corazón, un beso en el Rostro.

 

Ya siendo novicia, durante la adoración nocturna, en la noche del Jueves al Viernes Santo de 1915, mientras ora delante del crucifijo, oye que le dice: Bésame. Sor María Pierina obedece, y sus labios, en lugar de posarse sobre un rostro de yeso, sienten el contacto del verdadero Rostro de Jesús. Cuando la Superiora la llama, ya es de día: tiene el corazón lleno de los padecimientos de Jesús y siente el deseo de reparar los ultrajes que recibió en el Rostro y que recibe cada día en el Sacramento del altar.

 

El Martes de Pasión de 1936, Jesús le vuelve a decir: Cada vez que se contemple mi Rostro, derramaré mi amor en los corazones y por medio de mi Divino Rostro, se obtendrá la salvación de tantas almas.

 

En 1937, mientras oraba y "después de haberme instruido en la devoción de su Divino Rostro", le dijo: Podría ser que algunas almas teman que la devoción a mi Divino Rostro, disminuya aquella de mi Corazón. Diles que al contrario, será completada y aumentada. Contemplando mi Rostro las almas participarán de mis penas y sentirán el deseo de amar y reparar. ¿No es ésta, tal vez, la verdadera devoción a mi corazón?

 

Estas manifestaciones de parte de Jesús se hacían siempre más insistentes.

 

En mayo de 1938, mientras reza, se presenta sobre la tarima del altar, en un haz de luz, una bella Señora: tenía en sus manos un escapulario, formado por dos franelas blancas unidas por un cordón. Una franela llevaba la imagen del Divino Rostro de Jesús y escrito alrededor: Ilumina Domine Vultum Tuum super nos (Ilumina, Señor, Tu rostro sobre nosotros); la otra, una Hostia circundada por unos rayos y con la inscripción: Mane nobiscum Domine (Quédate con nosotros Señor). Lentamente se acerca y le dice:

 

Escucha bien y refiere al Padre Confesor. Este escapulario es un arma de defensa, un escudo de fortaleza, una prueba de misericordia que Jesús quiere dar al mundo en estos tiempos de sensualidad y de odio contra Dios y la Iglesia. Los verdaderos apóstoles son pocos. Es necesario un remedio divino y este remedio es el Divino Rostro de Jesús. Todos aquellos que lleven un escapulario como éste y hagan, si es posible, una visita cada martes al Ssmo. Sacramento, para reparar los ultrajes que recibió el Divino Rostro de Jesús durante su Pasión y que recibe cada día en la Eucaristía, serán fortificados en la fe, prontos a defenderla y a superar todas las dificultades internas y externas. Además, tendrán una muerte serena bajo la mirada amable de mi Divino Hijo.

 

En el mismo año, Jesús vuelve a presentase todavía chorreando sangre y con tristeza: ¿Ves cómo sufro? Y sin embargo, de poquísimos soy comprendido. ¡Cuántas ingratitudes de parte de aquellos que dicen amarme! He dado mi corazón como objeto sensibilísimo de mi gran amor por los hombres y doy mi Rostro como objeto sensible de mi dolor por los pecados de los hombres: quiero que sea honrado con una fiesta particular el martes de Quincuagésima, fiesta precedida de una novena en que todos los fieles reparen conmigo, uniéndose a la participación de mi dolor.

 

En 1939, Jesús de nuevo le dice: Quiero que mi Rostro sea honrado de un modo particular el martes.

 

Maria Pierina logra hacer acuñar una medalla en lugar del escapulario. El 7 de abril de 1943, La Virgen se le presenta y le dice: Hija mía, tranquilízate porque el escapulario queda suplido por la medalla con las mismas promesas y favores: falta solo difundirla más. AHORA ANHELO LA FIESTA DEL SANTO ROSTRO DE MI DIVINO HIJO: DÍSELO AL PAPA PUES TANTO ME APREMIA. La bendijo y se fue.

 

La medalla se difunde con entusiasmo. ¡Cuántas gracias se han obtenido! Peligros evitados, curaciones, conversiones, liberación de condenas...

 

Invitamos a todos a llevar la medalla y rezar, diariamente, 5 Glorias al Santo Rostro de Nuestro Señor.

 

ORACIÓN (con aprobación eclesiástica)

 

Dios Uno y Trino, Padre, Hijo y Espíritu Santo, que hiciste brillar los dones de tu gracia en el alma de la humilde Sor Maria Pierina De Micheli, y quisiste que en el silencio y en la obediencia fuera la consoladora del Divino Crucificado y la misionera de la Santa Faz de Jesús, haz que también nosotras sigamos con gozo el camino de la caridad, para gloria tuya y bien del prójimo.

 

Por los méritos de tu sierva, concédenos la gracia que te pedimos, a fin de que por su eficaz intercesión, se manifiesten para nuestro ejemplo y consuelo, las heroicas virtudes que ella practicó generosamente en esta vida y podamos venerarla un día sobre los altares. Así sea.

 

+GILLA VICENTE GREMIGNI - Arzobispo - Obispo de Novara

 

Nihil obstat. A. P. Frutaz subs. S. Congr. pro C.S. L+S. Romae, 5-6-1970

 

Quienes reciban gracias por la intercesión de la Sierva de Dios Madre Maria Pierina de Micheli se ruega lo notifiquen a Casa Generalizia F.I.C., Via Asinio Pollione, 5 - 00153 Roma

 

Novena al Santo Rostro de Jesús

 

Mi alma tiene sed del Dios vivo ¿cuándo veré Su Rostro?

 

...Quisiera que mis hijas -y los devotos- se distinguieran en ardor práctico, amoroso, generoso en honrar el SANTO ROSTRO de nuestro JESÚS, dolorido por los pecados de los hombres... de todos... de los nuestros... pero especialmente de aquellos que tendrían que ser sus imitadores... ¿Qué haremos? Si miramos profundamente aquel divino Rostro, nos hablará al corazón, nos hará partícipes de las amargas penas.., y nos dirá: consuélame al menos tú, que dices que me amas, que eres toda mía...
- pausa -
...entremos con Jesús en el huerto de los olivos y contemplemos con amor y contrición los dolores de su Corazón, en Su Santo Rostro.
...unámonos a la divina Víctima, ofreciéndonos por todas las personas del mundo para ser con EL auténticas almas reparadoras, en unión con la Virgen Inmaculada, primera Reparadora.

 

Canto

 

Oh Santo Rostro ultrajado por nosotros,
no te acuerdes más de los fallos de la tierra,
no te acuerdes más,
de tu último grito un día en el Calvario
acuérdate, acuérdate Jesús,
acuérdate, acuérdate, oh Rostro de Jesús.

 

Oración
¡Oh! amabilísimo Jesús, que quisiste sufrir tanto en Tu Santo Rostro, por nuestro amor, vuélvenos a mirar benignamente e imprime en nuestros corazones Tu divina semblanza, para que nuestra alegría sea sufrir por Ti.
Gloria al Padre...
¡Oh! dulcísimo Jesús, que en Tu Rostro divino has sido golpeado,
maltratado, humillado por nuestro amor, haz que el desprecio y la humillación sean nuestra porción predilecta.
Gloria al Padre...
¡Oh! manso Jesús, que en Tu Divino Rostro sudaste sangre por nuestro amor, concédenos la gracia de sufrir por tu amor y así volver a ser mirados por Ti.
Gloria al Padre...

 

¡Oh! Santo Rostro de Jesús, mientras esperamos el feliz día de poderte contemplar en la gloria del Paraíso, queremos procurarte tanta gloria y deleitar Tu mirada divina.
Tu mirada velada sea nuestro paraíso aquí en la tierra, las lágrimas que lo velan las recogeremos para salvar tantas almas e inflamar los corazones con Tu amor.
Amén.

 

Santo Rostro de Jesús, míranos con Tu Misericordia.

Fuente: Reina del Cielo

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San Casimiro de Polonia

(año 1484)

En su idioma, el polaco, Casimiro significa: "el que impone la paz". (Kas = imponer, Mir = paz).

Casimiro nació en 1458 en Cracovia. Era el tercero de los trece hijos de Casimiro, rey de Polonia. Muchos santos han salido de familias muy numerosas, y de esta clase de familias llegan a la Iglesia Católica excelentes vocaciones.

Su madre Isabel, hija del emperador de Austria, era una fervorosa católica y se esmeró con toda el alma porque sus hijos fueran también entusiastas practicantes de la religión. Ella en una carta a una amiga hace una formidable lista de las cualidades que debe tener una buena madre, y seguramente que esas cualidades fueron las que practicó con sus propios hijos.

Y además de la educación que le dieron sus padres, Casimiro tuvo la gran suerte de que el rey le consiguió dos maestros que eran buenísimos educadores. El Padre Juan y el profesor Calímaco. El Padre Juan era Polaco y dejó fama de ser muy sabio y muy santo, pero su mayor honor le viene de haber sido el que encaminó a San Casimiro hacia una altísima santidad. El Profesor Calímaco era un gran sabio que había sido secretario del Papa Pío II, y después estuvo 30 años en la corte del rey de Polonia ayudándole en la instrucción de los jóvenes. Calímaco dijo: "Casimiro es un adolescente santo", y el Padre Juan escribió también: "Casimiro es un joven excepcional en cuanto a virtud".

Claro está que no basta con recibir una buena educación de parte de los papás y tener buenos profesores, sino que es necesario que el joven ponga de su parte todo el empeño posible por ser bueno. Pues de los otros doce hermanos de Casimiro, que tuvieron los mismos profesores, ninguno llegó a la santidad, y algunos hasta dieron malos ejemplos. En cambio nuestro santo llegó a unas alturas de virtud que admiraron a los que lo conocieron y lo trataron.

Dicen los biógrafos de San Casimiro que su más grande anhelo y su más fuerte deseo era siempre agradar a Dios. Para eso trataba de dominar su cuerpo, antes de que las pasiones sensuales mancharan su alma. Siendo hijo del rey, sin embargo vestía muy sencillamente, sin ningún lujo. Se mortificaba en el comer, en el beber, en el mirar y en el dormir. Muchas veces dormía sobre el puro suelo y se esforzaba por no tomar licor. Y esto en un palacio real donde las gentes eran bastante inclinadas a una vida fácil y de muchas comodidades y comilonas.

Para Casimiro el centro de su devoción era la Pasión y Muerte de Jesucristo. En aquellos tiempos los maestros espirituales insistían frecuentemente en que para ser fervoroso y crecer en el amor a Dios aprovecha muchísimo el meditar en la Pasión de Jesucristo. Nuestro santo pasaba mucho tiempo meditando en la Agonía de Jesús en el Huerto y en los azotes que padeció, como también en la coronación de espinas y las bofetadas que le dieron a Nuestro Señor. Ratos y ratos se estaba pensando en la subida de Jesús al Calvario y en las cinco heridas del crucificado, y meditando en el amor que llevó a Jesús a sacrificarse por nosotros. Le gustaban los cristos muy sangrantes, y ante un crucifijo se quedaba tiempos y tiempos meditando, suplicando y dando gracias.

Otra gran devoción de Casimiro era la de Jesús Sacramentado. Como durante el día estaba sumamente ocupado ayudando a su padre a gobernar el Reino de Polonia y de Lituania, aprovechaba el descanso y el silencio de las noches para ir a los templos y pasar horas y horas adorando a Jesús en la Santa Hostia.

Sus preferidos eran los pobres. La gente se admiraba de que siendo hijo de un rey, nunca ni en sus palabras ni en su trato se mostraba orgulloso o despreciador con ninguno, ni siquiera con los más miserables y antipáticos. Un biógrafo (enviado por el Papa León X a recoger datos acerca de él) afirma que la caridad de Casimiro era casi increíble, un verdadero don del Espíritu Santo. Que el amor tan grande que le tenía a Dios, lo llevaba a amar inmensamente al prójimo, y que nada le era tan agradable y apetecible como la entrega de todos sus bienes en favor de los más necesitados, y no sólo de sus bienes materiales, sino de su tiempo, sus energías, de su influencia respecto a su padre y de su inteligencia. Que prefería siempre a los más afligidos, a los más pobres, a los extranjeros que no tenían a nadie que los socorriera, y a los enfermos. Que defendía a los miserables y por eso el pueblo lo llamaba "el defensor de los pobres".

Su padre quiso casarlo con la hija del Emperador Federico, pero Casimiro dijo que le había prometido a la Virgen Santísima conservarse en perpetua castidad. Y renunció a tan honroso matrimonio.

Los secretarios y otras personas que vivieron con Casimiro durante varios años estuvieron todos de acuerdo en afirmar que lo más probable es que este santo joven no cometió ni un solo pecado grave en toda su vida. Y esto es tanto más admirable en cuanto que vivía en un ambiente de palacio de gobierno donde generalmente hay mucha relajación de costumbres. La gente se admiraba al ver que un joven de veinte años observaba una conducta tan equilibrada y seria como si ya tuviera sesenta.

A su padre el rey le advertía con todo respeto pero con mucha valentía, las fallas que encontraba en el gobierno, especialmente cuando se cometían injusticias contra los pobres. Y el papa atendía con rapidez a sus peticiones y trataba de poner remedio.

Casimiro llegó lo mismo que San Luis Gonzaga, San Gabriel de la Dolorosa, San Estanislao de Koska, San Juan Berchmans, y Santa Teresita de Jesús, a una gran santidad, en muy pocos años.

Se enfermó de tuberculosis, y el 4 de marzo de 1484, a la corta edad de 26 años, murió santamente dejando en todos los más edificantes recuerdos de bondad y de pureza. Lo sepultaron en Vilma, capital de Lituania.

A los 120 años de enterrado abrieron su sepulcro y encontraron su cuerpo incorrupto, como si estuviera recién enterrado. Ni siquiera sus vestidos se habían dañado, y eso que el sitio donde lo habían sepultado era muy húmedo.

Sobre su pecho encontraron una poesía a la Sma. Virgen, que él había recitado frecuentemente y que mandó que la colocaran sobre su cadáver cuando lo fueran a enterrar. Esa poesía que él había propagado mucho empieza así:

Cada día alma mía, di a María su alabanza. En sus fiestas la honrarás y su culto extenderás, etc., etc.

Hasta después de muerto quería que en su sepulcro se honrara a la Virgen María a quien le tuvo inmensa devoción durante toda su vida.

San Casimiro trabajó incansablemente por extender la religión católica en Polonia y Lituania, y estas dos naciones han conservado admirablemente su fe católica, y aún en este tiempo cuando las gentes ven que está en peligro su religión, invocan al santo joven que fue tan entusiasta por nuestra religión. Y él demuestra con verdaderos prodigios lo mucho que intercede ante Dios en favor de los que lo invocan con fe.

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Maria de Mattias, Santa Fundadora, Marzo 4  

Maria de Mattias, Santa

Fundadora

Martirologio Romano En Roma, beata María de Matías, virgen, que fundó el Instituto de las Hermanas de la Adoración de la Preciosísima Sangre del Señor (1866).

 

Nació el 4 de febrero de 1805 en Vallecorsa (Italia) en una familia acomodada y de profunda fe cristiana. Ya desde niña se familiarizó con la Sagrada Escritura, y sintió un gran amor a Jesús, Cordero inmolado por la salvación de la humanidad. Tuvo especial devoción por la Sangre de Cristo, derramada por amor a los hombres.

Por las costumbres de la época, vivió su niñez y adolescencia relativamente aislada, con pocos contactos y relaciones exteriores. En su interior, sin embargo, buscaba el sentido de su vida, que esperaba encontrar en un amor sin confines.

Se encomendó a la Virgen María para que la iluminara y Dios la hizo experimentar la belleza de su amor, que se manifestó con plenitud en Cristo crucificado, en Cristo que derramó su preciosísima sangre por nuestra salvación. Esta experiencia fue la fuente, la fuerza y la motivación que la llevó a difundir por doquier el amor misericordioso del Padre celestial, y el amor de Jesús crucificado.

Estaba convencida de que la reforma de la sociedad nace del corazón de las personas y que los hombres se transforman cuando llegan a comprender cuán valiosos son a los ojos de Dios, cuando caen en la cuenta del inmenso amor de que han sido objeto: Jesús dio toda su sangre para rescatarlos.

Cuando tenía 17 años, san Gaspar del Búfalo predicó en Vallecorsa una misión popular y María vio cómo se transformaba el pueblo, con la conversión de muchas personas. En su interior surgió el deseo de contribuir, como ese santo, a la transformación espiritual de las personas.

Bajo la guía de un compañero de san Gaspar, el venerable don Giovanni Merlini, el 4 de marzo de 1834 fundó la congregación de las Religiosas Adoratrices de la Sangre de Cristo.

Además de promover la educación de las niñas, reunía a las madres y a las jóvenes para catequizarlas, para hacer que se enamoraran de Jesús, impulsándolas a vivir cristianamente, según su estado de vida. Muchos hombres, a los que no podía hablar, a causa de las costumbres de la época, acudían espontáneamente a escucharla.

A pesar de su carácter tímido e introvertido, el celo por la causa de Cristo la convirtió en una gran predicadora, que convencía tanto a las personas sencillas como a las cultas, tanto a los laicos como a los sacerdotes, porque cuando hablaba de los misterios de la fe daba la impresión de que había experimentado personalmente esas realidades. Su gran deseo era que no se perdiera ni siquiera una gota de la Sangre de Cristo, sino que llegara a todos los pecadores para purificarlos y para que, lavados en aquel río de misericordia, volvieran al buen camino.

Este celo arrastró a muchas jóvenes. Así, pudo fundar cerca de setenta casas religiosas, principalmente en Italia, pero también en Alemania e Inglaterra. Casi todas sus casas se abrían en pequeñas aldeas abandonadas del centro de Italia, a excepción de Roma, a donde fue llamada por el Papa Pío IX para dirigir el Hospicio de San Luis y una escuela en Civitavecchia.

Vivió toda su vida con el único deseo de agradar a Jesús, que le había robado el corazón desde su juventud, y con el compromiso gozoso de difundir al máximo el conocimiento del amor de Dios por la humanidad. Para ello no escatimó esfuerzos, ni se dejó abatir por las dificultades. Siempre actuó en profunda comunión con la Iglesia universal y particular, y por amor a ella.

Murió en Roma el 20 de agosto de 1866. Fue beatificada por el Papa Pío XII el 1 de octubre de 1950.

Fue canonizada el 18 de mayo de 2003 por el Papa Juan Pablo II, día en que además Su Santidad cumplió 83 años de edad.

El 20 de agosto se recuerda el nacimiento al cielo de Santo Domingo Savio, siendo el 4 de marzo la fecha fijada para la celebración litúrgica de su fiesta.

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina02
Plácida Viel, Beata Virgen, Marzo 4  

Plácida Viel, Beata

Superiora General de la
Congregación de las Escuelas Cristianas de la Misericordia

Martirologio Romano: En el cenobio de Saint-Sauveur-le-Vicomte, de Normandía, en Francia, beata Plácida (Eulalia) Viel, virgen, que brilló por su celo y humildad, dirigiendo la Congregación de las Escuelas Cristianas de la Misericordia (1877).

Etimológicamente: Plácida = Aquella que posee un carácter tranquilo, viene del latín.

 

Victoria Eulalia Jacqueline Viel, que un día sería superiora general de las Hermanas de las Escuelas Cristianas de la Misericordia, nació en el pueblecito normando de Val-Vacher. Era la octava hija de un agricultor y su instrucción se redujo a siete años de escuela primaria, en la ciudad de Quettehou. La beata era seria y tímida por temperamento. Hasta los diecisiete años, vivió la existencia tranquila y ordenada de una hija de agricultor, encargada de hacer casa a su hermano. A esa edad fue a visitar a una tía suya, que era religiosa en el convento de Santa María Magdalena Postel, en Saint-Sauveur-le- Vicomte. La visita impresionó tanto a la joven, que decidió ingresar en la comunidad. Fue admitida y tomó el nombre de Plácida.

La madre Postel, que tenía ya ochenta años, vio en la joven religiosa a una sucesora ideal para el gobierno de la congregación. Así pues, cuando Plácida terminó sus dos años de noviciado, asistió a unos cursos intensivos en la escuela normal de Argentan y después fue nombrada profesora en un pensionado. Al mismo tiempo, la santa fundadora la iba iniciando en los deberes y responsabilidades de la administración y aun la mandó a abrir algunas nuevas casas. A los cinco años de vida religiosa, Plácida fue nombrada maestra de novicias, pero bien pronto tuvo que dejar el cargo para ir a París a reunir fondos para la restauración de la iglesia en la abadía de Saint-Sauveur y a arreglar otros asuntos de importancia.

Santa María Magdalena Postel murió el 16 de julio de 1846. El capítulo general de las Hermanas de las Escuelas Cristianas escogió a Plácida para sucederla. La hermana María, su tía, esperaba ser elegida y, aunque la nueva superiora le dio mucha autoridad y responsabilidades, la hermana María, que ya desde antes se había mostrado hostil a su sobrina, obstaculizó mucho el gobierno de la madre Plácida durante los diez años siguientes. Para evitar esa dificultad, la beata residía el menor tiempo posible en la casa matriz y, mientras vivió su tía, gobernó la congregación "desde los abruptos y tortuosos caminos y senderos del centro y el oeste de Francia." En efecto, durante esa época, beata viajó mucho por Francia para recoger fondos y visitar los conventos de la congregación, que crecía rápidamente. Trabajó con particular empeño por obtener la aprobación oficial de la congregación. Las negociaciones fueron muy laboriosas y en una ocasión, la beata tuvo que hacer un viaje secreto a Viena para ver al conde de Chambord.

La madre Plácida fue superiora general durante treinta años y la congregación prosperó mucho bajo su gobierno; se multiplicaron los orfanatos, las casas de cuna, los talleres y las escuelas primarias gratuitas. Una de las más famosas fundaciones fue el orfanato del Sagrado Corazón de María, en París, donde en 1877, había ya 500 niños. La beata pudo también llevar felizmente a término la reconstrucción de la gran iglesia de la casa matriz, emprendida por la fundadora. El cardenal Guibert, arzobispo de Burdeos, hablando de la situación de Francia en 1870, aplicó a la madre Plácida lo que se había dicho de la
Beata Ana Javouhey: "Sólo conozco a una persona capaz de restablecer el orden en Francia: la madre Plácida, del convento de Saint-Sauveur-le-Vicomte". La impresión que dejan la vida y las realizaciones de la beata es la de que fue una religiosa de gran encanto personal y buen humor, serenamente decidida a hacer por las niñas lo que San Juan Bautista de la Salle había hecho por los niños. Durante su gobierno, se abrieron en Normandía treinta y seis colegios para niñas pobres y se suprimió como libro de lectura "Les ordonnances de Louis XIV."

La vida de la beata fue muy sencilla en todos sentidos. No tuvo pruebas espirituales especiales ni gracias místicas. Sin embargo, no faltaron algunos hechos milagrosos, que ella atribuía a la intercesión de la madre Postel por cuya beatificación trabajó mucho. Su muerte ocurrió el 4 de marzo de 1877, cuando tenía sesenta y dos años de edad. Plácida Viel fue beatificada el 6 de mayo 1951 por el Papa Pío XII.

Bajo su gobierno, el número de conventos de la congregación aumentó de treinta y siete a ciento cinco y el número de religiosas, de ciento cincuenta a más de mil.

Si usted tiene información relevante para la canonización de la Beata Plácida escriba a:
Abbaye de Ste-Marie-Madeleine-Postel
50390 Saint-Sauveur-le-Vicomte, FRANCIA

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Fuente: Vatican.va
Juan Antonio Farina, Beato Obispo y Fundador, Marzo 4  

Juan Antonio Farina, Beato

Obispo de Vicenza
y Fundador del Instituto de las Hermanas Maestras de Santa Dorotea Hijas de los Sagrados Corazones

Martirologio Romano:En Vicenza, ciudad de Italia, beato Juan Antonio Farina, obispo, cuyo trabajo en el campo de la pastoral fue intenso, y fundó el Instituto de las Hermanas Maestras de Santa Dorotea Hijas de los Sagrados Corazones, para la formación de las jóvenes pobres y ayuda a las personas afligidas (1888).

 

Sacerdote de extraordinaria espiritualidad y de gran generosidad apostólica, Juan Antonio Farina puede ser considerado uno de los obispos más insignes del siglo XIX italiano. Fue el fundador de las Hermanas Maestras de S. Dorotea Hijas de los Sagrados Corazones, que actualmente se encuentran en varias partes del mundo con actividades educativas, asistenciales y pastorales.

Originario de Gambellara (Vicenza), lugar en el que nació el 11 de enero de 1803 de Pedro y Francisca Bellame, Juan Antonio Farina recibió la primera formación bajo la tutela de su tío paterno, un santo sacerdote que fue para él un verdadero maestro del espíritu además de su preceptor, ya que todavía no existían las escuelas públicas en los pueblos pequeños. A los quince años entró en el seminario diocesano de Vicenza donde asistió a todos los cursos distinguiéndose por su bondad y una particular aptitud para el estudio. A los 21 años, mientras todavía asistía a los cursos de Teología, fue destinado a la enseñanza en el mismo seminario, revelando así sus marcadas dotes como educador.

El 14 de enero de 1827 recibió la ordenación sacerdotal y poco después obtuvo el diploma que lo habilitaba a la enseñanza en las escuelas de primaria. En los primeros años de su ministerio se ocupó de varios encargos: la enseñanza en el seminario durante 18 años, la capellanía en la parroquia de S. Pedro en Vicenza por 10 años y la participación en distintas instituciones culturales, espirituales y caritativas de la ciudad, entre las cuales la dirección de la escuela pública primaria y superior.

En 1831 dio inicio a la primera escuela popular femenina y en 1836 fundó las Hermanas Maestras de S. Dorotea Hijas de los Sagrados Corazones, un instituto de "maestras de auténtica vocación, consagradas al Señor y dedicadas totalmente a la educación de las niñas pobres". Poco después, quiso también que sus religiosas se dedicasen a las hijas de familias acomodadas, a las sordomudas y a las ciegas; más tarde las envió a la asistencia de los enfermos y de los ancianos en los hospitales, en los asilos y en sus domicilios. El 1 de marzo de 1839 obtuvo el decreto de alabanza del Papa Gregorio XVI; la Regla por él redactada permaneció en vigor hasta 1905, año en que el Instituto fue aprobado por el Papa Pío X, quien había sido ordenado sacerdote por el obispo Farina.

En 1850 fue nombrado obispo de Treviso y recibió la consagración episcopal el 19 de enero de 1851. En esta diócesis desarrolló una variada actividad apostólica: en seguida inició la visita pastoral y organizó en todas las parroquias asociaciones para la ayuda material y espiritual de los pobres, incluso llegó a ser llamado "el obispo de los pobres". Propagó la práctica de los Ejercicios espirituales y la asistencia a los sacerdotes pobres y enfermos; cuidó la formación doctrinal y cultural del clero y de los fieles, y la instrucción y catechesis de los jóvenes. Los diez años de su episcopado en Treviso fueron marcados por el sufrimiento debido a cuestiones jurídicas con el Cabildo de la Catedral; esta situación condicionó la realización de su programa pastoral obstaculizando varias iniciativas y llegando a impedir la celebración del Sínodo diocesano.

El 18 de junio de 1860 fue trasladado a la sede episcopal de Vicenza, donde puso en acto un amplio programa de renovación y desarrolló una importante obra pastoral orientada a la formación cultural y espiritual del clero y de los fieles, a la catechesis de los niños, a la reforma de los estudios y de la disciplina en el seminario. Convocó el Sínodo diocesano, que no había sido celebrado desde el 1689; en su visita pastoral a veces recorría kilómetros a pie o a lomos de una mula para poder llegar a los pueblos de montaña que no habían visto nunca un obispo. Instituyó numerosas confraternidades para socorrer a los pobres y sacerdotes ancianos y para la predicación de Ejercicios espirituales al pueblo; propagó una profunda devoción al Sagrado Corazón de Jesús, a la Virgen María y a la Eucaristía. Entre diciembre de 1869 y junio de 1870 participó al Concilio Vaticano I, donde hacía parte de los que sostenían la definición de la infalibilidad pontificia.

Los últimos años de su vida fueron señalados con públicos reconocimientos por su labor apostólica y su caridad, pero también con fuertes sufrimientos e injustas acusaciones frente a las cuales él reaccionó con el silencio, la paz interior y el perdón, en fidelidad a su propia conciencia y a la regla suprema de la "salvación de las almas". Después de una primera grave enfermedad en 1886, sus fuerzas físicas se fueron debilitando gradualmente hasta el momento en que un ataque de apoplejía lo llevó a la muerte el 4 de marzo de 1888.

Fue proclamado Beato por Juan Pablo II el 4 de Noviembre de 2001.

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Fuente: Santiebeati.it
Zoltán Lajos Meszlényi, Beato Obispo y Mártir, 4 de marzo  

Zoltán Lajos Meszlényi, Beato

Obispo y Mártir

Fecha de Beatificación: 31 de octubre de 2009, durante el pontificado de S.S. Benedicto XVI, en ceremonia realizada en la Catedral de Esztengom.

 

Zoltán Lajos nació el 2 de enero de 1892 en el seno de una familia de sólida tradición católica. Llamado al sacerdocio, consiguió en la Pontificia Universidad Gregoriana el doctorado en Filosofía y en Teología y el título en Derecho Canónico. El 28 de octubre de 1937 fue ordenado obispo y nombrado auxiliar de la archidiócesis de Esztergom en Hungría. Su preparación y su celo pastoral le permitieron una notable laboriosidad pastoral y cultural. Inmediatamente después de la segunda Guerra Mundial, el régimen comunista húngaro inició un encarnizado ataque contra la Iglesia católica, aplicando a sus integrantes formas de intolerancia que a menudo desembocaron en violentas y sanguinarias persecuciones. Acontecimiento emblemático de este período de terror y real opresión fue la detención del Primado de Hungría, el arzobispo Jozsef Mindszenty.

En el 1950, en oposición al deseo gubernativo, los canónigos de la catedral de Esztergom-Budapest eligieron al Beato Meszlényi como nuevo Vicario capitular, reconociendo así su rectitud y firmeza. Mons. Meszlényi, consciente de los riesgos, aceptó el nombramiento con prontitud y disponibilidad. La represión del régimen no se hizo esperar. Diez días después, el obispo fue detenido y, sin ningún proceso, fue internado en el establecimiento penal de Recsk y luego deportado al campo de concentración de Kistarcsa, cerca de Budapest, donde lo mantuvieron en total aislamiento. Iniciaron así ocho meses de cruel reclusión, en los que tuvo que sobrevivir casi sin comida y ni calefacción, jornadas de trabajo forzado y de violencias e inexplicables torturas, cosas en que los opresores de todos los tiempos son muy expertos. Frente al dilema ´fidelidad-traición´, Mons. Meszlényi confirmó con fortaleza su fidelidad al Evangelio, pese a vivir la perversidad de los acontecimientos, nunca perdió su fe en la misericordia y providencia divina. Soportó todo con amor. Murió agotado de privaciones el 4 de marzo1951. La reclusión inhumana literalmente lo mató. El móvil de su martirio fue el odio de los verdugos hacia Jesús, hacia Evangelio y hacia Iglesia. Esa es la consecuencia del mal que engendra odio: se va dejando una estela de muerte, destrucción y dolor indecible.

Apenas se supo la noticia de su muerte, los que lo conocieron vieron en lo vivido por Mons. Meszlényi el sello del martirio. El régimen comunista obstaculizó de todos los modos posibles cualquier investigación para conocer la realidad de lo acontecido. Pero, como se sabe, la mentira no puede vencer a la verdad. Después de la caída del régimen la verdad brilló en toda su magnitud por el múltiple testimonio de documentos y personas.

La Iglesia es una Iglesia de mártires, es decir de fuertes y atrevidos testigos del Evangelio. El mártir cristiano tiene a una muy precisa cualidad. Es asesinado, no mata. Es ultimado por odio a Jesús y a su Evangelio de vida y verdad. Pero su respuesta no es el odio sino el amor, no es la venganza sino el perdón, no es el resentimiento sino el rogar por la salvación de sus perseguidores y verdugos. Y esta es la gran lección de vida que mons. Meszlényi nos deja hoy, primera víctima del régimen comunista soviético posterior a la II Guerra Mundial que llega a la gloria de los altares.

Si usted tiene información relevante para la canonización del Beato Zoltan, contacte a:
Dr Andrea Ambrosi
Primási és Érseki Hivatal
Mindszenty hercegprímas tér 2
Pf. 25
H-2501 Esztergom, HUNGARY

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Fuente: Martirologio Romano
Otros Santos y Beatos Completando santoral de este día, Marzo 4  

Otros Santos y Beatos

Santos Focio, Arquelao, Quirino y otros diecisiete compañeros, mártires
En Nicomedia, en Bitinia, los santos Focio, Arquelao, Quirino y otros diecisiete, mártires (s. III/IV).

San Basino, monje y obispo
En Tréveris, de Renania, en Austrasia, san Basino, obispo, de la familia de los duques del reino de Austrasia, que primero fue monje, después abad de San Máximo de Tréveris y, elevado finalmente a la sede episcopal de la ciudad, aprobó la fundación del monasterio de Epternach, realizada por santa Irmina (705).

San Apiano, eremita
En Comacchio, en la provincia de Flaminia, san Apiano, monje, que, enviado desde el monasterio de Pavía, llevó en esta ciudad vida eremítica (s. VIII).

San Pedro, eremita y obispo
En el monasterio de Cava, en la Campania, san Pedro, que habiendo seguido desde su juventud vida eremítica, fue elegido obispo de Policastro, pero cansado del estrépito de la vida exterior, regresó al monasterio, donde, constituido abad, restableció admirablemente la disciplina (1123).

Beato Umberto, monje
En Chambery, en Saboya, beato Umberto, tercer conde de Saboya, que habiendo sido coaccionado a dejar el claustro para ocuparse del gobierno, volvió más tarde a la vida monástica, viviendo con fidelidad (1188).

Beatos Cristóbal Bales, presbítero, Alejandro Blake y Nicolás Horner, mártires
En Londres, en Inglaterra, los beatos Cristóbal Bales, presbítero, Alejandro Blake y Nicolás Horner, mártires, los cuales, durante la persecución bajo el reinado de Isabel I, recibieron al mismo tiempo la corona de la gloria (1590).

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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