J†A
  JMJ
  Pax
  †   Lectura del santo Evangelio según san Lucas 11, 14-23
  Gloria a ti, Señor.
  En   aquel tiempo, Jesús estaba expulsando un demonio que era mudo. Cuando salió el   demonio, habló el mudo y la gente quedó maravillada. Pero algunos dijeron:   
"Expulsa a los demonios con el poder de Satanás, el príncipe de los   demonios". 
Otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal milagrosa. Pero   Jesús, que conocía sus malas intenciones, les dijo: 
"Todo reino dividido por   luchas internas va a la ruina y se derrumba casa por casa. Si también Satanás   está dividido contra sí mismo, ¿cómo mantendrá su reino? Ustedes dicen que yo   expulso los demonios con el poder de Satanás. Ahora bien, si yo expulso los   demonios con el poder de Satanás, sus hijos, ¿con qué poder los expulsan? Por   eso ellos mismos serán sus jueces. Pero si yo expulso los demonios con el poder   de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a ustedes.
Cuando un   hombre fuerte y bien armado custodia su palacio, sus bienes están seguros. Pero   si viene otro más fuerte que él y lo vence, le quita las armas en que confiaba y   reparte el botín.
El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge   conmigo, desparrama".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor   Jesús.
  Suplicamos tu   oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus   oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te   salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre   todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre   de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.   Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa! 
  Aclaración:   una relación muere sin comunicación   y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras   de vida eterna"   (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no   basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite   ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han   sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
  Por leer la Palabra, no se debe   dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse   el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al   Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y   nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias   por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en   CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
  Nota: es una película protestante, por eso   falta LA MADRE.
  El Misterio de la Misa en 2 minutos:   https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk
  El que no valora una obra de arte es   porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw
  Lo que no ven tus ojos (2 minutos):   http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu
  El Gran Milagro (película completa):   http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX
  Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
    San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto   de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc 
  Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58
  Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo,   tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc   14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y   no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros"   (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre   dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si   comulgamos   en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y   renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero   (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios,   que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos   auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es   ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la   Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo,   pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama   realmente?
  Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el   primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las   fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos   pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana:   0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses"   son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren   baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué   no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que   todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa   grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10;   Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).
  Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir   "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir   "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad",   "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la   tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la   Misa?
  Estamos en el mundo para ser felices para siempre,   santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la   Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el   representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes   de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el   Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm   14,23). ¿Otros pecados mortales? no   confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al   menos en tiempo pascual (920),   abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos),   promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación   artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual   fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón,   borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de   venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver   más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
  Si no ponemos los medios para confesamos lo antes   posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al   infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22;   10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.).   Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves,   si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa   (Jn 15,22).
   
    
  † Misal
   
  jue 3a. Sem cuaresma   (Id=222)
  Antífona de Entrada
  Yo   soy la salvación de mi pueblo, dice el Señor. Los escucharé en cualquier   tribulación en que me llamen y seré siempre su Dios.
   
  Oración Colecta
  Oremos:
Te pedimos humildemente, Señor, que conforme se acerca   la fiesta de nuestra redención, crezca en nosotros el fervor para celebrar   santamente la Pascua de tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del   Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los   siglos.
Amén.
   
  Primera Lectura
  Este es el pueblo que no escuchó la voz del Señor, su   Dios
  Lectura del libro del profeta Jeremías 7,   23-28
  Esto dice el Señor: 
"Esta fue la orden que di a mi pueblo: Si   obedecen mi voz, yo seré su Dios y ustedes serán mi pueblo; 
sigan fielmente   el camino que yo les he mandado para que sean felices.
Pero ellos no   escucharon ni hicieron caso; siguieron las inclinaciones de su corazón   endurecido; me dieron la espalda y no la cara. 
Desde el día en que sus   antepasados salieron de Egipto hasta hoy les envié a mis siervos, los profetas.   Pero no me obedecieron ni me hicieron caso, sino que endurecieron su corazón y   fueron peores que sus 
antepasados. Cuando les comuniques todo esto, no te   escucharán; cuando los llames, no te responderán. Entonces les dirás: Esta es la   nación que no escucha la voz del Señor su Dios y no aprende la lección. La   verdad ha desaparecido de su boca".
Palabra de Dios.
Te alabamos,   Señor.
  Salmo Responsorial
  Sal   94, 1-2.6-7.8-9
  Señor, que no seamos sordos a tu voz.
  Vengan, cantemos alegres al Señor, aclamemos a la Roca que nos   salva. Entremos en su presencia dándole gracias, aclamándolo con   cantos.
Señor, que no seamos sordos a tu voz.
  Entremos, postrémonos para adorarlo, arrodillémonos ante el Señor,   que nos ha hecho. Porque él es nuestro Dios y nosotros su pueblo, ovejas que él   apacienta. ¡Ojalá escuchen hoy su voz!
Señor, que no seamos sordos a tu   voz.
  "No   endurezcan su corazón como en Meribá, como el día de Masá en el desierto: cuando   me tentaron sus antepasados y me pusieron a prueba, a pesar de haber visto mis   obras".
Señor, que no seamos sordos a tu voz.
  Aclamación antes del   Evangelio
  Honor y gloria a ti, Señor Jesús. 
Todavía es tiempo, dice el Señor. Arrepiéntanse de todo corazón y   vuélvanse a mí, que soy compasivo y misericordioso.
Honor y gloria a ti,   Señor Jesús.
  Evangelio
  El   que no está conmigo, está contra mí
  †   Lectura del santo Evangelio según san Lucas 11, 14-23
  Gloria a ti, Señor.
  En   aquel tiempo, Jesús estaba expulsando un demonio que era mudo. Cuando salió el   demonio, habló el mudo y la gente quedó maravillada. Pero algunos dijeron:   
"Expulsa a los demonios con el poder de Satanás, el príncipe de los   demonios". 
Otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal milagrosa. Pero   Jesús, que conocía sus malas intenciones, les dijo: 
"Todo reino dividido por   luchas internas va a la ruina y se derrumba casa por casa. Si también Satanás   está dividido contra sí mismo, ¿cómo mantendrá su reino? Ustedes dicen que yo   expulso los demonios con el poder de Satanás. Ahora bien, si yo expulso los   demonios con el poder de Satanás, sus hijos, ¿con qué poder los expulsan? Por   eso ellos mismos serán sus jueces. Pero si yo expulso los demonios con el poder   de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a ustedes.
Cuando un   hombre fuerte y bien armado custodia su palacio, sus bienes están seguros. Pero   si viene otro más fuerte que él y lo vence, le quita las armas en que confiaba y   reparte el botín.
El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge   conmigo, desparrama".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor   Jesús.
   
  Oración sobre las   Ofrendas
  Preserva, Señor, a tu pueblo de toda maldad para que sus ofrendas   te sean agradables; no permitas que nos entreguemos a los falsos placeres, para   que podamos alcanzar la recompensa prometida. 
Por Jesucristo, nuestro   Señor.
Amén.
   
  Prefacio
  Los   frutos del ayuno
  En   verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre   y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque con   el ayuno corporal refrenas nuestras pasiones, elevas nuestro espíritu, nos   fortaleces y recompensas, por Cristo, Señor nuestro.
Por él, 
los ángeles   y arcángeles y todos los coros celestiales celebran tu gloria, unidos en común   alegría. Permítenos asociarnos a sus voces cantando humildemente tu   alabanza:
  Antífona de la Comunión
  Tú   promulgas tus preceptos para que se observen con exactitud. Que mi conducta se   ajuste siempre al cumplimiento de tu voluntad.
   
  Oración después de la   Comunión
  Oremos:
Señor, que la gracia de tu salvación que hemos recibido   en este sacramento, transforme toda nuestra vida. 
Por Jesucristo, nuestro   Señor.
Amén
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  † Meditación diaria
  Cuaresma. 3ª semana. Jueves
  SINCERIDAD Y VERACIDAD
  — El «demonio mudo». Necesidad de la sinceridad.
  — Amor a la verdad. Sinceridad en primer lugar con nosotros   mismos. Sinceridad con Dios. Sinceridad en la dirección espiritual y en la   Confesión. Medios para adquirir esta virtud.
  — Sinceridad y veracidad con los demás. La palabra del cristiano.   La lealtad y la fidelidad, virtudes relacionadas con la veracidad.   Otras consecuencias del amor a la verdad.
  I. Nos dice el Evangelio de la Misa que estaba Jesús echando un   demonio que era mudo, y apenas salió el demonio, habló el mudo, y la multitud se   quedó admirada1.
  La enfermedad, un mal físico normalmente sin relación con el   pecado, es un símbolo del estado en el que se encuentra el hombre pecador;   espiritualmente es ciego, sordo, paralítico... Las curaciones que hace Jesús,   además del hecho concreto e histórico de la curación, son también un símbolo:   representan la curación espiritual que viene a realizar en los hombres. Muchos   de los gestos de Jesús para con los enfermos son como una imagen de los   sacramentos.
  A propósito del pasaje del Evangelio que se lee en la Misa,   comenta San Juan Crisóstomo que este hombre «no podía presentar por sí mismo su   súplica, pues estaba mudo; y a los otros tampoco podía rogarles, pues el demonio   había trabado su lengua, y juntamente con la lengua le tenía atada el   alma»2. Bien atado le tenía el diablo.
  Cuando en la oración personal no hablamos al Señor de nuestras   miserias y no le suplicamos que las cure, o cuando no exponemos esas miserias   nuestras en la dirección espiritual, cuando callamos porque la soberbia ha   cerrado nuestros labios, la enfermedad se convierte prácticamente en incurable.   El no hablar del daño que sufre el alma suele ir acompañado del no escuchar; el   alma se vuelve sorda a los requerimientos de Dios, se rechazan los argumentos y   razones que podrían dar luz para retornar al buen camino. Por el contrario, nos   será fácil abrir con sinceridad el corazón si procuramos vivir este consejo:   «... no te asustes al notar el lastre del pobre cuerpo y de las humanas   pasiones: sería tonto e ingenuamente pueril que te enterases ahora de que "eso"   existe. Tu miseria no es obstáculo, sino acicate para que te unas más a Dios,   para que le busques con constancia, porque Él nos purifica»3.
  Al repetir hoy, en el Salmo responsorial de la Misa, Ojalá   escuchéis hoy su voz: no endurezcáis vuestro corazón4, formulemos el propósito de no resistirnos a la gracia, siendo   siempre muy sinceros.
  II. Para vivir una vida auténticamente humana, hemos de amar mucho   la verdad, que es, en cierto modo, algo sagrado que requiere ser tratado con   respeto y con amor. La verdad está a veces tan oscurecida por el pecado, las   pasiones y el materialismo que, de no amarla, no sería posible reconocerla. ¡Es   tan fácil aceptar la mentira cuando viene en ayuda de la pereza, de la vanidad,   de la sensualidad, del falso prestigio...! A veces la causa de la insinceridad   es la vanagloria, la soberbia, el temor a quedar mal.
  El Señor ama tanto esta virtud que declaró de Sí mismo: Yo soy   la Verdad5, mientras que el diablo es mentiroso y padre de la   mentira6, todo lo que promete es falsedad. Jesús pedirá al Padre para los   suyos, para nosotros, que sean santificados en la verdad7.
  Mucho se habla hoy de ser sinceros, de ser auténticos o de   palabras similares, y, sin embargo, los hombres tienden a ocultarse en el   anonimato y, con frecuencia, a disfrazar los verdaderos móviles de sus actos   ante sí mismos y ante los demás. También ante Dios intentan pasar en el   anonimato, y rehúyen el encuentro personal con Él en la oración y en el examen   de conciencia. Sin embargo, no podremos ser buenos cristianos si no hay   sinceridad con nosotros mismos, con Dios y con los demás. A los hombres nos da   miedo, a veces, la verdad porque es exigente y comprometida. Y en determinadas   ocasiones puede llegar la tentación de emplear el disimulo, el pequeño engaño,   la verdad a medias, la mentira misma; otras veces, podemos sentir la tentación   de cambiar el nombre a los hechos o a las cosas para que no resulte estridente   el decir la verdad tal como es.
  La sinceridad es una virtud cristiana de primer orden. Y no   podríamos ser buenos cristianos si no la viviéramos hasta sus últimas   consecuencias La sinceridad con nosotros mismos nos lleva a reconocer nuestras   faltas, sin disimularlas, sin buscar falsas justificaciones; nos hace estar   siempre alerta ante la tentación de «fabricarnos» la verdad, de pretender que   sea verdad lo que nos conviene, como hacen aquellos que pretenden engañarse a sí   mismos diciendo que «para ellos» no es pecado algo prohibido por la Ley de Dios.   La subjetividad, las pasiones, la tibieza pueden contribuir a no ser sincero con   uno mismo. La persona que no vive esta sinceridad radical deforma con facilidad   su conciencia y llega a la ceguera interior para las cosas de   Dios.
  Otro modo frecuente de engañarse a sí mismo es no querer sacar las   consecuencias de la verdad para no tener que enfrentarse con ellas, o no decir   toda la verdad: «Nunca quieres "agotar la verdad". —Unas veces, por corrección.   Otras –las más–, por no darte un mal rato. Algunas, por no darlo. Y, siempre,   por cobardía.
  »Así, con ese miedo a ahondar, jamás serás hombre de   criterio»8.
  Para ser sinceros, el primer medio que hemos de emplear es la   oración: pedir al Señor que veamos los errores, los defectos del carácter...,   que nos dé fortaleza para reconocerlos como tales, y valentía para pedir ayuda y   luchar. En segundo lugar, el examen de conciencia diario, breve pero eficaz,   para conocernos. Después, la dirección espiritual y la Confesión, abriendo de   verdad el alma, diciendo toda la verdad, con deseos de que conozcan   nuestra intimidad para que nos puedan ayudar en nuestro caminar hacia Dios. «No   permitáis que en vuestra alma anide un foco de podredumbre, aunque sea muy   pequeño. Hablad. Cuando el agua corre, es limpia; cuando se estanca, forma un   charco lleno de porquería repugnante, y de agua potable pasa a ser un caldo de   bichos»9. Con frecuencia nos ayudará a ser sinceros el decir en primer   lugar aquello que más nos cuesta.
  Si rechazamos ese demonio mudo, con la ayuda de la gracia,   comprobaremos que uno de los frutos inmediatos de la sinceridad es la alegría y   la paz del alma. Por eso le pedimos a Dios esta virtud, para nosotros y para los   demás.
  III. Sinceros con Dios, con nosotros mismos y con los demás. Si no   lo somos con Dios, no podemos amarle ni servirle; si no somos sinceros con   nosotros mismos, no podemos tener una conciencia bien formada, que ame el bien y   rechace el mal; si no lo somos con los demás, la convivencia se torna imposible,   y no agradamos al Señor.
  Quienes nos rodean han de sabernos personas veraces, que no   mienten ni engañan jamás. Nuestra palabra de cristianos y de hombres y mujeres   honrados ha de tener un gran valor delante de los demás: Sea pues, vuestro   modo de hablar, sí, sí; no, no, que lo que pasa de esto, de mal principio   procede10. El Señor quiere realzar la palabra de la persona de bien que se   siente comprometida por lo que dice. La verdad en nuestro actuar debe ser   también un reflejo de nuestro trato con Dios.
  El amor a la verdad nos llevará a rectificar, si nos hubiéramos   equivocado. «Acostúmbrate a no mentir jamás a sabiendas, ni por excusarte, ni de   otro modo alguno, y para eso ten presente que Dios es el Dios de la verdad. Si   acaso faltas a ella por equivocación, enmiéndalo al instante, si puedes, con   alguna explicación o reparación; hazlo así, que una verdadera excusa tiene más   gracia y fuerza para disculpar que la mentira»11.
  Otra virtud relacionada con la veracidad y la sinceridad es la   lealtad, que es la veracidad en la conducta: el mantenimiento de la   palabra dada, de las promesas, de los pactos. Nuestros amigos y las personas con   las que nos relacionamos han de conocernos como hombres y mujeres leales. La   fidelidad es la lealtad a un compromiso estricto que se contrae con Dios   o ante Él. A Jesús se le llama el que es fiel y veraz12. Y constantemente la Sagrada Escritura habla de Dios como el que   es fiel al pacto con su pueblo, el que cumple con fidelidad el plan de salvación   que tiene prometido13.
  La infidelidad es siempre un engaño, mientras que la fidelidad es   una virtud indispensable en la vida personal y en la vida social. Sobre ella   descansan, por ejemplo, el matrimonio, el cumplimiento de los contratos, las   actuaciones de los gobernantes...
  El amor a la verdad nos llevará también a no formarnos juicios   precipitados, basados en una información superficial, sobre personas o hechos.   Es necesario tener un sano espíritu crítico ante noticias difundidas por la   radio, la televisión, periódicos o revistas, que muchas veces son tendenciosas o   simplemente incompletas. Con frecuencia, los hechos objetivos vienen envueltos   en medio de opiniones o interpretaciones que pueden dar una visión deformada de   la realidad. Especial cuidado hemos de tener con noticias referentes, directa o   indirectamente, a la Iglesia. Por el mismo amor a la verdad, hemos de dejar a un   lado los canales informativos sectarios que enturbian las aguas, y buscar una   información objetiva, veraz y con criterio, a la vez que contribuimos a la recta   información de los demás. Entonces se hará realidad la promesa de Jesús: La   verdad os hará libres14.
  1 Lc 11, 14; Mt 9, 32-33. — 2 San Juan Crisóstomo, Homilías sobre los Evangelios, 32, 1.   — 3 San Josemaría Escrivá, Surco, n. 134. — 4 Sal 94. — 5 Jn 14, 6. — 6 Jn8, 44. — 7 Cfr. Jn 17, 17 ss. — 8 San Josemaría Escrivá, Camino, n. 33. — 9 ídem,Amigos de Dios, 181. — 10 Mt 5, 37. — 11 San Francisco de Sales, Introd. a la vida devota, III, 30.   — 12 Apoc 19, 11. — 13 Cfr. Rom 3, 7. — 14 Jn 8, 32.
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  † Santoral                   (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
   
  
  San   Emeterio y SAN Celedonio
Mártires (s. III)   
  El poeta hispano Prudencio recogió en verso los relatos de la   muerte de Emeterio y Celedonio. 
  Calahorra está unida a estos soldados por el hecho de su martirio   y quizás también por ser el lugar de su nacimiento. Otros señalan a León como   cuna por los libros de rezos leoneses -antifonarios, leccionarios y breviarios   del siglo XIII- al interpretar "ex legione" como lugar de su proveniencia,   cuando parece ser que la frase latina es mejor referida a la Legión Gemina Pia   Felix a la que pertenecieron y que estuvo acampada cerca de la antigua Lancia,   hoy León, según se encuentra en el documento histórico denominado "Actas de   Tréveris" del siglo VII.
  En la parte alta de Calahorra está la iglesia del Salvador   -probablemente en testimonio perpetuante del hecho martirial- por donde antes   estuvo un convento franciscano y antes aún la primitiva catedral visigótica que   debió construirse, según la costumbre de la época, junto a la residencia real,   para defensa ante posibles invasiones y que fue destruida por los musulmanes en   la invasión del 923, según consta en el códice primero del archivo   catedralicio.
  No se conocen las circunstancias del martirio de estos santos; no   las refiere Prudencio. ¡Qué pena que el emperador Diocleciano ordenara quemar   los códices antiguos y expurgar los escritos de su tiempo! Con ello intentó, por   lo que nos refiere Eusebio, que no quedara constancia ni sirviera como   propaganda de los mártires y evitar que se extendiera el incendio. Tampoco hay   en el relato nombres que faciliten una aproximación. ¿Fue al comienzo del siglo   IV en la persecución de Diocleciano? Parece mejor inclinarse con La Fuente por   la mitad del siglo III, en la de Valeriano, contando con que algún otro   retrotrae la historia hasta el siglo II. Cierto es que Prudencio nació hacia el   350, deja escrita en su verso la historia antes del 401, cuando se marcha a   Italia, hablando de ella como de suceso muy remoto y no debe referirse con esto   al tiempo de Daciano (a. 304) porque esta época ya fue conocida por los padres   del poeta. Es bueno además no perder de vista que el narrador antiguo no es tan   exacto en la datación de los hechos como la actual crítica, siendo frecuente   toparse con anacronismos poco respetuosos con la historia.
  El caso es que Emeterio y Celedonio -hermanos de sangre según   algunos relatores- que fueron honrados con la condecoración romana de origen   galo llamada torques por los méritos al valor, al arrojo guerrero y disciplina   marcial, ahora se ven en la disyuntiva de elegir entre la apostasía de la fe o   el abandono de la profesión militar. Así son de cambiantes los galardones de los   hombres. Por su disposición sincera a dar la vida por Jesucristo, primero sufren   prisión larga hasta el punto de crecerles el cabello. En la soledad y retiro   obligados bien pudieron ayudarse entre ellos, glosando la frase del Evangelio,   que era el momento de "dar a Dios lo que es de Dios" después de haberle ya dado   al César lo que le pertenecía. Su reciedumbre castrense les ha preparado para   resistir los razonamientos, promesas fáciles, amenazas y tormentos. En el arenal   del río Cidacos se fija el lugar y momento del ajusticiamiento. Cuenta el relato   que los que presencian el martirio ven, asombrados, cómo suben al cielo el   anillo de Emeterio y el pañuelo de Celedonio como señal de su triunfo   señero.
  Muy pronto el pueblo calagurritano comenzó a dar culto a los   mártires. Sus restos se llevaron a la catedral del Salvador; con el tiempo, las   iglesias de Vizcaya y Guipúzcoa con otras hispanas y medio día de Francia   dispusieron de preciosas reliquias. Junto al arenal que recogió la sangre   vertida se levanta la catedral que guarda sus cuerpos. Hoy Emeterio y Celedonio,   los santos cantados por su paisano Prudencio, y recordados por sus compatriotas   Isidoro y Eulogio son los patronos de Calahorra que los tiene por hermanos o de   sangre o -lo que es mayor vínculo- de patria, de ideal, de profesión, de fe, de   martirio y de gloria. 
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  Fuente: Vatican.va 
Catalina Drexel, Santa Fundadora,   Marzo 3   
                                                        |                 
  |                        |                Catalina Drexel,         Santa  |           Fundadora de la Congregación de las Hermanas del         Santísimo Sacramento         Martirologio Romano: En Filadelfia, del estado de Pensilvania, en los Estados         Unidos de Norteamérica, santa Catalina Drexel, virgen, que fundó la         Congregación de las Hermanas del Santísimo Sacramento y utilizó los bienes         de su herencia con largueza y benignidad, en educar y ayudar a indios y         negros (1955).
  Etimológicamente: Catalina = Aquella         que es pura y casta, es de origen griego.
  Nacida en Filadelfia,         Pensilvania, en los Estados Unidos de América, el 26 de noviembre de 1858,         Catalina Drexel fue la segunda hija de Francis Anthony Drexel y Hannah         Langstroth. Su padre era un bien conocido banquero y filántropo. Ambos         padres inculcaron en sus hijas la idea de que su riqueza simplemente era         prestada a ellos y debía ser compartida con otros. 
  Cuando la         familia hizo un viaje al Oeste de los Estados Unidos, Catalina, como una         mujer joven, vio la condición y degradación de los nativos         indio-americanos. Esta experiencia despertó su deseo de hacer algo         específico para ayudar a aliviar su condición. Éste fue el inicio de una         vida de apoyo personal y financiero a numerosas misiones y misioneros en         los Estados Unidos. La primera escuela que ella estableció fue la St.         Catherine Indian School en Santa Fe, Nuevo México (1887). 
  Después,         cuando visitó al Papa León XIII en Roma, le pidió proveer de misioneros         para algunas de las misiones indias que ella como una persona laica estaba         financiando, se sorprendió al oír al Papa sugerirle que ella misma se haga         misionera. Después de consultar con su director espiritual, el Obispo         James O´Connor, tomó la decisión de entregarse totalmente a Dios, junto         con su herencia, a través del servicio a los indios americanos y a los         afro-americanos. 
  Su riqueza se transformó ahora en una pobreza de         espíritu que se volvió una constante diaria en su vida, recibiendo apoyo         tan sólo para sus necesidades básicas. El 12 de febrero de 1891, ella         profesó sus primeros votos como un religiosa, fundando a las Hermanas del         Santísimo Sacramento cuya dedicación sería compartir el mensaje del         Evangelio y la vida en la Eucaristía entre los indios americanos y         afro-americanos.
  Siendo desde siempre una mujer de oración intensa,         Catalina encontró en la Eucaristía la fuente de su amor para el pobres y         oprimidos y de su preocupación para combatir los efectos de racismo.         Conociendo que muchos afro-americanos estaban aún lejos de la libertad y         todavía vivían en condiciones denigrantes como labradores o criados mal         pagados, a los que se les negaba la educación y los derechos         constitucionales que si eran disfrutados por otros, sintió la compasiva         urgencia de ayudar a cambiar las actitudes raciales en los Estados Unidos.         
  Las plantaciones, en aquella época, eran una atrincherada         institución social que hacían que las personas de color siguieran siendo         víctimas de opresión. Ésta era una profunda afrenta al sentido de justicia         de Catalina. La necesidad de ofrecer a la gente de color una institución         educativa de calidad era prioritario para ella, por ello habló sobre este         tema con quienes compartían su preocupación por la desigualdades en la         educación de los afro-americanos. Restricciones legales en el sur rural         también obstaculizaban el acceso a una educación básica. 
  Fundar y         proveer de personal a escuelas, a lo largo del país, que atendieran a los         nativo-americanos y afro-americanos se volvió una prioridad para Catalina         y su congregación. 
  Durante su vida, ella abrió, proveyó de         personal, y apoyó directamente casi 60 escuelas y misiones, sobre todo en         el Oeste y Sudoeste de los Estados Unidos. Su máximo logro en el campo         educativo fue la creación, en 1925, de la "Xavier University" en         Louisiana, la única institución de educación superior en los Estados         Unidos destinada predominantemente a los afro-americano católicos.         
  La educación religiosa, el servicio social, las visitas en los         hogares, hospitales y prisiones forman parte del ministerio de Catalina y         su Congregación.
  De una manera callada y serena, Catalina         armonizaba una piadosa y total dependencia a la Divina Providencia con un         activismo muy marcado. Su alegre iniciativa en armonía con el Espíritu         Santo, superaba los obstáculos y facilitó sus adelantos en el campo de la         justicia social. A través del testimonio profético de Catalina Drexel, la         Iglesia en los Estados Unidos pudo darse cuenta de la grave necesidad         doméstica por un apostolado que trabajara para los nativo-americanos y         afro-americanos. Ella no dudó hablar contra la injusticia y toma una         posición pública cuando la discriminación racial era evidente.         
  Durante los últimos 18 años de su vida ella sufrió de una grave         enfermedad que la dejó casi completamente inmóvil. Durante estos años hizo         una vida de intensa adoración y contemplación tal como lo había deseado en         su niñez. Murió el 3 de marzo de 1955. 
  Catalina dejó un dinámico         legado de cuatro conceptos a sus Hermanas del Santísimo Sacramento, quines         continúan su apostolado hoy al servicio de todas las gentes: 
  –Su         amor para la Eucaristía, su espíritu de oración, y su perspectiva de         unidad de toda la gente en torno a la Eucaristía;
  –Su espíritu         indómito de valerosa iniciativa para enfrentar la injustita social         existente y la protección a las minorías étnicas —cien años antes de que         tal preocupación despertara interés público en los Estados Unidos;         
  –Su creencia en la importancia de educación de calidad para todos,         y sus esfuerzos por lograrlo; 
  –Su donación total de su persona, de         su herencia y todo lo material en generoso servicio generoso a las         víctimas de injusticia. 
  Catalina Drexel fue beatificada por el         Papa Juan Pablo II el 20 de noviembre de 1980 y canonizada por él mismo el         1 de octubre de 2000.  | 
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  Ticiano   de Brescia, Santo   Obispo, Marzo 3   
                                                        |                 
  |                        |                Ticiano de Brescia,           Santo  |           Obispo         Martirologio Romano: En Brescia, en la región de Venecia, san Ticiano, obispo         (c. 526).
  Etimología: Ticiano = Tito = el valiente         defensor, es de origen italiano.
  Ante las rivalidades que         inmovilizan, nada tan esencial como ponerse en marcha para visitarse unos         a otros, escucharse, celebrar juntos el misterio pascual.
  No se         sabe mucho de la vida de este obispo de Brescia, ciudad de la que han         salido muchos a lo largo de la historia de la Iglesia.
  Le tocó         vivir a finales del siglo V. Intentó – como el Papa san Simplicio,         reconstruir todo lo que habían destrozado los Bárbaros.
  Su restos         mortales fueron sepultados en la iglesia de san Cosme y Damián.
  Se         sabe que fue él mismo quien la mandó construir. Muy pronto se le hizo al         lado mismo de ella, un monasterio.
  Más tarde, en 1202, el obispo         Berardo Maggi mandó que se destruyera todo para que el Palacio Broletto         tuviera más espacio. En la actualidad es lo que ocupa la Plaza del         Duomo.
  La iglesia y el monasterio fueron reconstruidos en la parte         occidental de la ciudad, en la zona de los Campos Bajos donde siguen         todavía.
  Sus reliquias se quitaron. Y el obispo Paolo Zane, en         1505, mandó construir un arca de mármol en la capilla de la izquierda. En         ella están ahora.
  Su sarcófago primitivo está hoy en la fuente de         la plaza de Tito Speri.  | 
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  Fuente: Vicenziani.com 
Pedro Renato Rogue, Beato   Mártir, Marzo 3   
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  |                        |                Pedro Renato Rogue,           Beato  |           Martirologio Romano: En Vannes, de la Bretaña Menor, en Francia, beato Pedro         Renato Rogue, presbítero de la Congregación de la Misión y mártir, que en         tiempo de la Revolución Francesa, rechazando el injusto juramento impuesto         al clero, permaneció secretamente en la ciudad, para atender con su         ministerio a los fieles, y finalmente, condenado a la pena capital,         descansó en la misericordia del Señor en la misma iglesia donde celebraba         los sagrados misterios (1796).
  La figura del Beato Pedro Renato         Rogue, misionero paúl y mártir durante la Revolución francesa, es una         figura atrayente y de gran actualidad. Se llama "Mártir de la Eucaristía y         de la Caridad". Con este sobrenombre se compendia su joven vida, al         servicio de Dios y de los hermanos.
  Es Vannes una antigua ciudad de         la Bretafia francesa, donde nació Pedro Renato, el 11 de junio de 1758,         siendo sus padres Claudio Rogue y Francisca Loiseau, pertenecientes a la         clase media de la ciudad. Como buenos cristianos bautizaron a su hijo al         día siguiente de su nacimiento. 
  La prueba se abatió sobre la         familia Rogue con la muerte del padre, cuando Pedro Renato no tenia más         que tres años. Su madre, como la mujer fuerte de la Biblia, supo hacer         frente a su desgracia y educar adecuadamente a su hijo, en el Colegio de         san Ivo, dirigidos por los Jesuitas. Formó parte de la Congregación         mariana del Colegio y en ella profundizo en la devoción a la Virgen, que         perduraría durante toda su vida. 
  En aquel ambiente no fue extraño         el brote vocacional al sacerdocio, animado por su generosa madre. Estaba         el Seminario diocesano de Vannes, dirigido por los Hijos de san Vicente de         Paúl, que lo recibieron en l776, cuando contaba 18 años. Quizás por no         dejar sola a su madre, paso un tiempo como externo. Fue un discípulo         aventajado en virtud y ciencia, necesarias para la vida sacerdotal         Terminados su estudios, fue ordenado sacerdote el 21 de septiembre de         1782, celebrando al día siguiente su primera misa en la iglesia del         Seminario diocesano,  Enseguida su Obispo le nombró cape1lán de la Casa         de Ejercicios espirituales para mujeres, donde continuo su dedicación a la         oración y al estudio, que hizo florecer en su alma el deseo de un         compromiso mayor en el servicio a Dios y a las hermanos, volviendo sus         ojos a los Hijos de san Vicente de Paúl, que habían sido sus formadores en         la virtud y en la ciencia. Pero no le resultaba fácil tal determinación:         debería separarse de su madre y su apostolado en la Diòcesis que le         llenaba plenamente. Pero la llamada de Dios le hizo superar todo,         ingresando en el Seminario interno (noviciado) de los Hijos de san Vicente         de Paúl, en la Casa Madre de san Lázaro de Paris, el 25 de octubre de         1786. 
  Dos años duraba el noviciado. Quienes le conocieron en         aquella época, afirmaban que poseía la figura de un predestinado: su         bondad se reflejaba en todo su ser: su carácter dulce y afable atraía a         cuantos le trataban. 
  Al terminar el primer año de noviciado,         juzgaron los superiores (por su formación tanto espiritual como         teológica), podría ser ya destinado, para seguir su segundo año de         noviciado en su destino, Ya era misionero de san Vicente de Paúl. Sus         superiores, pensando que en su anciana madre y también en el apostolado         anterior en Vannes, quizás pedido por el Obispo, que tan bien conocía a         Pedro Renato, le destinaron al Seminario diocesano de Vannes, su ciudad         natal, como profesor de teología. Al1i completo su noviciado y pronuncio         sus votos en la Congregación de la Misión, el 26 de octubre de 1788.         
  El entonces Superior general de los Hijos de san Vicente de Paúl,         P. Jacquier, dejo un hermoso retrato del misionero, como sacerdote de la         Congregación de la Misión:"Exacto en la hora de levantarse, en la oración         comunitaria y demás ejercicios de piedad de la Regla. Exacto en sus         obligaciones. Todo su tiempo lo dedica al ejercicio de sus funciones         sacerdotales o a prepararlos con la oración o el estudio. Amigo del         silencio, separado del mundo y si en él está, es para ayudar a todos, Fiel         imitador de san Vicente de Paúl en la sencillez, humildad, mansedumbre,         mortificación y celo por la salvación de las almas, Por todas partes deja         "el buen olor de Cristo". 
  Esta era la vida de Pedro Renato Rogue.         Por otra parte Dios le había dotado de dones preciosos que conquistaba las         almas, de una fisonomía serena, hermosa voz que le ayudaba en la         predicación; incansable en el confesionario al que dedicaba la mayoría del         tiempo que le dejaban sus clases de teología. 
  El horizonte de         Francia no se veía muy halagüeño. El pueblo pedía un mejor régimen social,         La iglesia pedía se corrigiesen los abusos. Pero la revolución estaba         servida: era el mes de mayo de 1789.El 13 de junio, la Casa Madre de los         Hijos de san Vicente, san Lázaro, era asaltada y profanada por los         revolucionarios. Al día siguiente fue tomada la Bastilla y un largo y         sangriento etc. El 12 de julio de 1790, se voto la famosa Constitución         civil del Clero, que no reconocía al Papa como cabeza de la Iglesia y si         al Estado. El Papa Pío VI, en abril de 1791 previno a los fieles que dicha         Constitución civil era cismática. La persecución se desato contra el clero         fiel, El Rey fue encarcelado, los bienes de la Iglesia, fueron         confiscados, las Ordenes religiosas suprimidas. El 2 de septiembre de         1792, comienzan las horribles matanzas en Paris, donde tres Obispos y 250         sacerdotes y religiosos fueron martirizados.  El clero de Vannes con su         Obispo a la cabeza, rehusaron, desde el primer momento, la Constitución         civil, negándose a prestar juramento. Algunos sacerdotes fueron         sobornados, entre ellos el Superior del Seminario, que prometieron emitir         el juramento. Y surge la figura de Pedro Renato Rogue: comenzó a animar al         Superior del Seminario para que se retractase de la promesa del juramento.         Los sacerdotes que habían dado palabra para el juramento lo rechazaron con         una sola excepción. 
  Pedro Renato era mirado por el clero de         Vannes, como el defensor de la Iglesia. El Obispo, los sacerdotes y         religiosos fueron expulsados. La casa de su anciana madre fue el refugio         de Pedro Renato, pero tuvo que disfrazarse y cambiar de domicilio, al         arreciar la persecución tuvo que disfrazarse y cambiar de domicilio         mientras seguía visitando enfermos, animando a los que flaqueaban. Su         coraje y su animo juvenil le llevó incluso a entrar en las cárceles para         animar a los presos y administrar los sacramentos. Tan querido y respetado         era que a pesar de ser reconocido, nadie se atrevió a denunciarle.         
  En la vigilia de la Navidad de 1795, a las 9 de la noche, fue         llamado a atender a un moribundo. Llevando consigo el viático, fue         apresado poco antes de llegar a la casa del enfermo. Despidió         apresuradamente a los que le acompañaban para que no fueran también         detenidos y se dejó prender por aquellos que le perseguían, entre los         cuales, uno que había recibido de Pedro Renato abundantes ayudas de todo         género: un nuevo Judas, 
  Fue llevado al tribunal, formado por         algunos antiguos compañeros suyos, que se enfrentaron con los que le         habían detenido, señal de gran aprecio y estima que hacia Pedro Renato         sentían. Le dieron ocasión para que pudiera huir y esconderse, pero no         acepto, para no comprometerles."Llevo conmigo la Sagrada Eucaristía", les         dijo y retirándose a un rincón, ele mismo se comulgó, ante el silencio         respetuoso de todos, 
  Llevado a la cárcel el mismo 24 de diciembre,         en ella permaneció hasta el 3 de marzo siguiente. 
  Fue encerrado en         una de las torres de la antigua prisión de la ciudad de Vannes, llena de         humedad y frío, sin que de sus labios saliera una sola queja. En aquellas         fechas la persecución parecía amainar y tan ilusionado como estaba por el         martirio, que creía cercano, llegó a exclamar:"Señor, no soy digno. .         ".Pero la calma de la persecución fue sólo temporal. 
  Llamado al         tribunal y después del interrogatorio de rigor, confeso y no negó su         condición de sacerdote refractario a la Constitución civil y que había         seguido ejercitando su ministerio sacerdotal: por ella fue condenado a la         guillotina. La sentencia debía ser ejecutada antes de veinticuatro horas y         en la plaza pública, sin que pudiera haber remisión alguna. Su madre         estaba presente en el juicio y se le permitió abrazarla por ultima vez.         Terminado aquel inicuo proceso, fue devuelto a la cárcel, desde donde         escribió la ultima carta a su anciana madre y a sus hermanos de Comunidad,         comunicándoles que va a morir por la fe y que en aquellos momentos se         sentía feliz y contento al dar su vida por Cristo,  Hubo varias         tentativas para sacarle de la prisión, mientras él pasó la noche en         oración y ayudando a los que, como él, habían sido condenados a         muerte.
  Era jueves, el 3 de marzo de aquel año de 1796, a las tres         de la tarde, cuando Pedro Renato, con las manos atadas a la espalda fue         sacado de la prisión y conducido a las guillotina, que había sido colocada         cerca de su colegio, donde se había consagrado al Señor y que traería a su         mente tantos y tantos recuerdos La cuchilla de la guillotina segó su         cabeza en pocos minutos, mientras pronunciaba las palabras de Cristo:" A         tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu". 
  La multitud, sin miedo         alguno, se lanzo al patíbulo para empapar en la sangre del mártir lienzos,         que se guardaron como preciosas reliquias. Los soldados volvieron de la         ejecución llenos de admiración y respeto hacia el heroico mártir,         exclamando:"No era un hombre, era un ángel".Tenia 38 años. 
  Al día         siguiente su cuerpo fue inhumado en el cementerio de la ciudad. Cinco         personas se atrevieron a asistir al entierro y una de ellas escribió su         nombre "Rogue", sobre un trozo de pizarra, que colocó sobre su cuerpo,         para poder, algún día identificarlo. Su propia madre, pasada la época de         la persecución, hizo colocar una cruz sobre la tumba de su querido hijo.         
  Vannes siempre considero a aquel hijo preclaro, como un santo y un         mártir. Su tumba era muy frecuentada y se la atribuían favores de todo         tipo. 
  El Papa Hipo X1, el 12 de junio de 1929, firmo el Decreto de         la Causa de Beatificación y el 10 de mayo de 1934 en la basílica de san         Pedro del Vaticano era declarado BEATO Pedro Renato Rogue, misionero de         san Vicente de Paúl y mártir de la Eucaristía y de la Caridad,  La         ciudad de Vannes le honró con grandes fiesta y colocó sus reliquias en una         hermosa imagen yaciente en su iglesia Catedral, donde se venera.           | 
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  Fuente: Op.org.ar 
Pedro Geremía, Beato Sacerdote   Dominíco, Marzo 3   
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  |                        |                Pedro Geremía,         Beato  |           Presbítero Dominico         Martirologio Romano: En Palermo, en Sicilia, beato Pedro Geremia, presbítero         de la Orden de Predicadores, que, confirmado por san Vicente Ferrer en el         ministerio de la palabra de Dios, se entregó del todo a la salvación de         las almas (1452).
  El Beato Pedro Geremia nació en Palermo         (Italia), en 1399.
  Estudió derecho en Bolonia y en 1424, en la         víspera de su graduación, entró en un convento de la Orden         Dominica.
  Fue novicio de San Antonio. Participó en la reforma         espiritual de Orem y ayudó en la reforma del clero diocesano.         
  Murió en 1452.
  El culto fue confirmado por el Papa Pío VI         el 12 de mayo de 1784.  | 
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  Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina02 
Teresa Eustochio   Verzeri, Santa Fundadora, Marzo 3   
                                                        |                 
  |                        |                Teresa Eustochio Verzeri,           Santa  |           Virgen y Fundadora de las Hijas del Sagrado Corazón de         Jesús         Martirologio Romano: En Brescia, en Lombardía, santa Teresa Eustoquio         (Ignacia) Verzeri, virgen, fundadora del Instituto de las Hijas del         Sacratísimo Corazón de Jesús (1852).
  Teresa Verzeri nació en         Bérgamo de Lombardía, el 31 de julio de 1801. Era una de las hijas de         Antonio Verzeri y de su esposa Elena, perteneciente a la familia de los         condes de Pedroça-Grumelli. Los Verzeri profesaban gran devoción a San         Jerónimo. Uno de sus hijos, que fue más tarde obispo de Frescia, se         llamaba Jerónimo y Teresa tenía como segundo nombre Eustoquio, en recuerdo         de la hija de Santa Paula. Como es bien sabido, estas dos santas habían         sido muy amigas de San Jerónimo y habían ejercido, por turno, el         superiorato del convento de mujeres que éste había fundado en Jerusalén.         En el caso de Teresa, el nombre Eustoquio resultó profético.
  Se         cuenta que Teresa decidió hacerse religiosa a los diez años de edad, el         día de su primera comunión. Tales inspiraciones no son raras a esa edad,         pero la firme resolución de Teresa no hizo más que crecer hasta el día de         su confirmación. En esto le ayudó mucho al canónigo José Bengalio, de la         catedral de Bérgamo. Es difícil determinar si el canónigo tenía ideas         claras sobre Teresa o si estaba tratando de probar su vocación, pues tres         veces la hizo entrar y volver a salir del convento de las benedictinas de         Santa Grata. La obediencia ciega de Teresa al canónigo le valió no pocas         críticas y burlas, pero la beata las soportó con paciencia y alegría. Fue         sin duda una época de rudo aprendizaje.
  Después de haber salido por         tercera vez del convento, Teresa se consagró enteramente a la instrucción         religiosa de las niñas en una pequeña casa llamada Gromo, que pronto se         convirtió en la semilla de la nueva congregación religiosa que había de         fundar. Antonia, su hermana y otras dos jóvenes, llamadas Virginia Simoni         y Catalina Manghenoni, se le unieron al poco tiempo. Las cuatro hicieron         la profesión de votos simples ante el canónigo Benaglio, quien las destinó         a la enseñanza de la juventud. La vida de la nueva comunidad era muy         austera, con largos períodos de silencio y ayuno. Teresa tuvo que hacer         frente a muchas dificultades espirituales, dudas y tentaciones. La         congregación empezó pronto a crecer, pues ingresaron en ella numerosas         jóvenes de buena familia, entre las que se contaban tres hermanas de         Teresa, llamadas María, Judit y Catalina, además de su propia madre que         había quedado viuda. El canónigo Benaglio se encargaba de la dirección         espiritual de la comunidad y ayudó a redactar las reglas y constituciones         que comprendían diferentes obras de caridad: escuelas para los niños         pobres, visitas a las mujeres enfermas, centros religiosos y de recreación         para las jóvenes que se hallaban en peligro y sobre todo, retiros para         mujeres, según el espíritu de San Ignacio de Loyola.
  El obispo de         Bérgamo, Mons. Carlos Gritti-Morlacchi, favoreció al principio a la nueva         congregación, pero después se dedicó a obstaculizar su crecimiento. Mayor         prueba fue para Teresa su propia indecisión y humildad. ¿La llamaba Dios         realmente a fundar una nueva congregación, dado que ya existían otros         institutos similares, como el del Sagrado Corazón, fundado por Santa         Magdalena Sofía Barat? Teresa fue a Turín, donde la madre Barat había         empezado a organizar, desde 1832, los retiros para mujeres y se sintió muy         inclinada a unir su congregación con la de la santa. Pero pronto         comprendió que la voluntad de Dios era diferente, pues había campo más que         suficiente para las dos congregaciones, por similares que fuesen. Así         pues, la beata tuvo que superar ésta y otras dificultades y soportar con         paciencia numerosas desilusiones, antes de conseguir que se estableciera         sólidamente su instituto. Finalmente, en 1841, Teresa y sus compañeras         pudieron hacer la profesión solemne en manos del mismo prefecto de la         congregación de obispos y religiosos, el cardenal Constantino Patrizi.         Unos cuantos días más tarde, fue publicado el decreto aprobatorio de la         Santa Sede y la congregación fue definitivamente confirmada en 1847. Con         esta ocasión, se autorizó a la fundadora a abrir una casa en         Roma.
  Entre los que ayudaron a Teresa Verzeri en las dificultades,         se contaba el Beato Luis Pavoni, de Brescia, quien se encargó de imprimir         las constituciones de la nueva congregación, en un momento en que esto         significaba exponerse a muchas molestias; pero el beato hizo caso omiso de         las murmuraciones y hablillas. Además, intercedió ante Mons. Speranza para         que apoyase en Roma la causa de las Hijas del Sagrado Corazón. Cuando         Teresa compró un antiguo monasterio en Brescia, el Beato Luis proyectó los         cambios que era necesario hacer al edificio y se encargó de vigilar         personalmente la obra. Para ayudar a Teresa, hizo varios viajes a Bérgamo         y a Trento, y se comprometió a asegurar la misa diaria en la casa madre.         Nada era demasiado difícil para el Beato Luis, cuando se trataba de ayudar         a las religiosas. La gran estima mutua que se profesaban el Beato Luis y         la Beata Teresa ha continuado entre sus congregaciones respectivas, en el         siglo que ha transcurrido desde su muerte. La beata vivió todavía         cuatro años después de la fundación de la casa de Roma. Durante ellos         creció en gracia y santidad y su congregación con ella. El cólera que         azotó el norte de Italia, arrebató a la beata el 3 de marzo de 1852. La         multitud que asistió a sus funerales fue el mejor testimonio de la         reputación de santidad de que gozaba y que no ha hecho sino aumentar con         el tiempo. 
  Teresa fue beatificada en 1946 por Pío XII y canonizada         el 10 de Junio de 2001 por Juan Pablo   II.  | 
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  Fuente: Franciscanos.net 
Inocencio de Berzo, Beato   Presbítero Capuchino, Marzo 3   
                                                        |                
  |                        |                Inocencio de Berzo,           Beato  |           Presbítero Capuchino         Martirologio Romano: En Bérgamo, también de Lombardía, en Italia, beato         Inocencio de Berzo (Juan) Scalvinoni, presbítero de la Orden de los         Hermanos Menores Capuchinos, que brilló por su eximia caridad difundiendo         la palabra de Dios y escuchando las confesiones         (1890).
  Etimológicamente: Inocencio = Aquel que no         tiene maldad, es de origen latino
  Sacerdote de la Primera         Orden (1844‑1890). Beatificado por Juan XXIII el 12 de noviembre de         1961.
  Inocencio, hijo de Pedro Scalvinoni y Francisca Poli, nació         el 19 de marzo de 1844 en Niardo en Valcamonica (Brescia), en el bautismo         se le llamó Juan. Perdió pronto a su padre. Entró al Seminario y se ordenó         sacerdote el 2 de junio de 1867. Coadjutor parroquial, se distinguió por         su desprendimiento de las cosas, por la asiduidad en el confesionario y su         caridad para con los pobres, la asistencia a los enfermos y la predicación         humilde.
  Nombrado por su obispo Vicerrector del Seminario, un año         después fue nuevamente destinado al trabajo pastoral parroquial en Berzo,         donde desarrolló una intensa actividad apostólica, a base de oración, buen         ejemplo y una predicación sencilla y paternal, acompañamiento individual a         las personas para conducirlas a Dios. Pero el Señor lo llamaba a una vida         más austera. Después de una mayor preparación espiritual, superadas no         pocas dificultades, pidió ser admitido entre los Hermanos Menores         Capuchinos, donde ingresó en 1874, con el nombre de Fray         Inocencio.
  Fue a Albino, luego al convento de la Santísima         Anunciata, como vice‑maestro de novicios; en 1880 fue asignado a la         redacción de los Anales franciscanos en Milán. Después fue a Crema,         llevando a todas partes la irradiación de su santidad. Nuevamente         destinado al convento de la Santísima Anunciata, donde encontró lo que su         espíritu anhelaba: ser santo a toda costa. En el solitario convento tenía         modo de sumergirse en aquella unión con Dios que era acorde con su         temperamento, secundar su intensa ansia de sacrificio, de penitencia y de         ocultamiento. Su ideal era anularse y hacerse olvidar, el ejercicio de         prolongadas horas de oración y de contemplación, el desempeño de los         humildes oficios del ministerio sacerdotal y de aquellos todavía más         humildes de la vida conventual, como la petición de limosna de casa en         casa, con la predicación del buen ejemplo y de una buena palabra. La         belleza de su alma se transparentaba a través de estas manifestaciones.         
  Predicó cursos de ejercicios espirituales a sus cohermanos, en los         cuales derramó la abundancia de su espíritu seráfico. En este ministerio         de la predicación de ejercicios espirituales debió imponerse violencia,         pues no se consideraba capaz de nada.
  Murió a los cuarenta y seis         años el 3 de marzo de 1890, en la enfermería del convento de Bérgamo. El         Señor llamó a sí al siervo bueno y fiel, que había vivido en la humildad y         en la pobreza. Sus paisanos de Berzo reivindicaron el cuerpo de este         auténtico hijo de San Francisco.  | 
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  Fuente: Mercaba.org 
Cunegunda, Santa Emperatriz de   Alemania, Marzo 3   
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  |                        |                Cunegunda, Santa  |           Emperatriz de Alemania y Monja         Martirologio Romano: En el monasterio de Kaufungen, en Hesse, santa         Cunegunda, que aportó muchos beneficios a la Iglesia junto con su cónyuge,         el emperador san Enrique, y tras la muerte de éste abrazó la vida         cenobítica en el monasterio donde se había retirado. Al morir hizo a         Cristo heredero de todos sus bienes y su cuerpo fue colocado junto a los         restos de san Enrique, en Bamberg (1033/         1039).
  Etimológicamente: Cunegunda = Aquella guerrera         de origen noble, es de origen germánico.
  Emperatriz alemana. N.         hacia el 980, hija del conde Sigfredo de Luxemburgo. Hacia 998-1000 se         casó con el último sucesor de la casa reinante de Sajonia, duque Enrique         de Baviera (Enrique II el Santo), elegido en 1002 rey de Alemania y que en         1014, junto con su esposa, fue coronado Emperador en Roma por el papa         Benedicto VIII. El matrimonio, aunque muy feliz, no tuvo descendencia.         
  Cunegunda poseía una formación muy buena para su época, participó         en muchas gestiones de gobierno, acompañó a su esposo en viajes y         campañas, ejerciendo como sus predecesoras una gran influencia política.         En 1012 y 1016 representó a Enrique como gobernadora del reino de Sajonia.         Constantemente trató de moderar al Emperador, impulsivo e iracundo por         naturaleza, intercediendo siempre por la paz interior y exterior, así como         por la justicia social. 
  Cunegudna estaba en relación con el         monasterio reformado de Cluny en Francia, que también visitó         personalmente. Desde ese lugar la pareja imperial era animada a llevar a         cabo la reforma del sistema eclesiástico en Alemania (que tantos fallos         mostraba, sobre todo en los monasterios benedictinos y en el alto clero),         tal como ordenaba específicamente el sínodo de Pavía de 1022, convocado         por el Papa y el Emperador. Por medio de ricas fundaciones sufragadas con         su dote, Cunegunda apoyó el episcopado de Bamberg, de nueva creación, así         como el de Merseburg, desde donde se inició la evangelización de los         vendos. 
  Al morir Enrique II en 1024, Cunegunda hizo de regente         tomando parte activa en el nombramiento de Conrado 11 como rey de         Alemania, retirándose luego a la abadía de monjas benedictinas de         Kaufungen (Hessen-Kassel), fundada por ella, donde, ya de monja, realizó         grandes obras de caridad. M. en esta abadía en 3 mar. 1033, siendo         enterrada en la catedral de Bamberg, junto a su difunto esposo.         
  Enrique fue canonizado el 1145 y Cunegunda en 1200. El pueblo y la         liturgia la veneran como la emperatriz virgen que mantuvo una relación muy         especial con la Virgen María. Alrededor de su recuerdo se tejen varias         leyendas (p. ej., la prueba del fuego narrada por la Leyenda aurea de         Jacobo de Varagine a la que se sometió por pretendida infidelidad). Según         la versión de las nuevas investigaciones, también es fruto de leyenda         popular la versión del voto de castidad en el matrimonio         imperial.
  La fiesta de Cunegunda se celebra el 3 de marzo. Las         principales fuentes para conocer su vida son especialmente la crónica de         su contemporáneo, el Obispo Thietmar de Merseburg (ed. R. Holtzmann, MGH,         Scriptores reruin Germanicarum, IX), y la bula de canonización (Acta         Sanct., marzo 1,281 ss.).  | 
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  Fuente: Carmelnet.org 
Jacobino de Canepacis, Beato   Religioso Carmelita, Marzo 3   
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  |                        |                Jacobino de Canepacis, Beato  |           Religioso Carmelita         Martirologio Romano:         En Vercelli, en el Piamonte, beato Jacobino de' Canepacci, religioso de         la Orden de los Carmelitas, preclaro por su dedicación a la oración y la         penitencia (1508).
  Etimológicamente: Jacobino =         Perteneciente a la familia de Jacobo, es de origen         latino.
  Nació en Piasca, diócesis de Vercelli (Italia), el         1438. Sus padres, buenos cristianos, le educaron en todas las virtudes         humano-divinas. El niño y el joven Jacobino iba poco a poco asimilando         estas enseñanzas.
  Siendo ya un joven maduro y atraído por la         especial devoción que conoció que los carmelitas profesaban a la Santísima         Virgen, pidió ser acogido entre ellos.
  Desde un principio rogó ser         admitido como hermano de obediencia y se puso al servicio de todos y a         disposición incondicional tanto de los superiores como de todos los demás         hermanos.
  Al profesar, el primer oficio que le encargaron los         superiores fue el de limosnero. Malos tiempos aquellos para la débil         economia conventual. Abundaban también las pestes y otras enfermedades.         Todo ello contribuía a la penuria que reinaba en casi todos los         conventos.
  Fray Jacobino recorría, con gran sacrificio y bondad,         calles y plazas, tanto de Vercelli como de otros pueblos vecinos, para         recoger cuantas limosnas le daban los buenos cristianos.
  Con estas         limosnas, además de ayudar a su propia comunidad, ayudaba también, con         permiso de los superiores, a cuantos pobres encontraba a su         paso.
  Otro cargo que también desempeñó con la admiración de todos         fue el de portero del convento de Vercelli durante muchos años. El sabía         muy bien que cuantos visitan los conventos la imagen que se llevan de él         es lo que les ha dado el Hermano portero. El Hno. Jacobino procuraba dar         buen ejemplo siempre y a todos con su afabilidad, humildad y exquisito         trato. Todos quedaban admirados de su bondad y le tenían por         santo.
  Lleno de méritos, a los 70 años de edad, y después de         habérselo anunciado la Santísima Virgen María, expiró en el Señor el         3.3.1508, en el convento de Vercelli.
  Se le conoce con el doble         nombre de Jacobino de Canepacis o de Crevacuore.
  El papa         Gregorio XVI, el 5.3.1845, aprobó su culto     inmemorial.  | 
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  Fuente: Franciscanos.org 
Liberato Weiss y compañeros,   Beatos Mártires, Marzo 3   
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  |                        |                Liberato Weiss y compañeros, Beatos  |           Mártires Franciscanos         Martirologio Romano:         En Gondar, en Etiopía, beatos Liberato Weiss, Samuel Marzorati, y         Miguel Pío Fasoli da Zerbo, presbíteros, de la Orden de los Hermanos         Menores y mártires, que murieron lapidados a causa de la fe católica         (1716).
  Etimológicamente: Liberato = Aquel que ha         sido liberado, es la derivación italiana del nombre Librado que es de         origen latino.
  Liberato Weiss (de seglar, Juan Lorenzo)         nació en Konnersreuth (Baviera, Alemania), el 4 de enero de 1675. A la         edad de 18 años pidió su ingreso en la Provincia franciscana de San         Bernardino, en Austria. Comenzó el noviciado en Graz (Stiria, Austria) el         17 de octubre de 1693. Recibió la ordenación sacerdotal en Viena cinco         años más tarde. Tan pronto como supo que los superiores pedían voluntarios         para la misión de Etiopía, se ofreció para ser enviado.
  Samuel         Marzorati (de seglar, Antonio Francisco) nació en Biumo Inferiore,         barriada de Varese (Italia), el 10 de septiembre de 1670, cerca del         convento franciscano de la Anunciación, donde pasó los primeros años de su         vida. A los 22 años entró en el convento franciscano, de los llamados         "Reformados", de Lugano (Suiza). Pronto pidió ir a misiones, y los         superiores lo enviaron a Roma, al Colegio erigido en San Pedro in Montorio         para preparar a los que iban a ser enviados a tierras de misión.         Completada su formación, se le confió otra tarea, pero luego se incorporó         a la misión de Etiopía.
  Miguel Pío Fasoli nació en Zerbo,         cerca de Pavía (Italia), el 3 de mayo de 1670. Ingresó en la Provincia de         San Diego de la región de Insubria (Milán) y, ordenado sacerdote, comenzó         su actividad enseñando teología, pero enseguida se ofreció también para         integrarse en la misión de Etiopía. 
  Tres vidas semejantes y         divergentes, tres franciscanos que habrían recorrido caminos diversos si         la Providencia no los hubiera unido para siempre camino del         martirio.
  Desde hacía mucho tiempo la Iglesia católica se esforzaba         grandemente por restablecer la comunión plena y la unión con la Iglesia         copta, sin conseguirlo. El 20 de enero de 1697, la Santa Sede, por medio         de la Congregación de Propaganda Fide, abrió de nuevo la misión de Etiopía         y la encomendó a los franciscanos. El Ministro general de la Orden hizo         entonces un llamamiento a sus religiosos buscando voluntarios para tal         misión, y muchos se ofrecieron. Entre ellos se hallaban nuestros tres         Beatos. La misión franciscana tenía como objetivo llevar de nuevo a la         Iglesia copta de Egipto y a la de Etiopía a la unión con la de         Roma.
  Los padres Liberato y Miguel Pío fueron destinados a Etiopía;         el padre Samuel, a la isla de Socotra, en el Océano Indico, pero no         consiguió su objetivo y regresó a El Cairo, donde se unió a la segunda         expedición de sus compañeros.
  El año 1705 un grupo de franciscanos         salió de Egipto, junto a una caravana de mercaderes, para llegar a Etiopía         por la ruta del Nilo. Llegaron a Sudán y se encontraron con una revuelta         militar contra el rey de Sennar. No pudieron proseguir su camino y ante         una situación tan peligrosa se establecieron en Allefun, ciudad que era         respetada a causa de un famoso santuario musulmán que había allí, hasta         que llegasen tiempos mejores. En 1708, el rey, que había vencido a los         rebeldes, llamó a los misioneros a Sennar. Poco a poco, de los ocho         franciscanos que habían salido de El Cairo, sólo quedaban dos, los padres         Liberato y Miguel Pío, mientras los otros habían regresado al punto de         partida o habían fallecido. Nuestros dos beatos, por último, se volvieron         a El Cairo en 1710 sin haber conseguido esta vez llegar a         Etiopía.
  Por su parte, el padre Samuel, con otros compañeros, no         logrando saber nada de los cristianos de la isla del Océano Indico         evangelizada por San Francisco Javier, marcharon para El         Cairo.
  Propaganda Fide decidió que se intentara de nuevo el viaje         apostólico a Etiopía, esta vez siguiendo la ruta del Mar Rojo, y el 20 de         abril de 1711 encargó a los padres Liberato, como prefecto apostólico,         Miguel Pío y Samuel que se pusieran en camino para llevar a cabo la misión         que se les encomendaba. Salieron de El Cairo el 3 de noviembre de 1711.         Guiaba el grupo el padre Weiss. Llegaron a Gondar, capital entonces de         Etiopía, tras numerosas peripecias, en julio de 1712. El Rey Justos (el         Negus) los acogió amistosamente, pero la situación del reino no era         pacífica, los europeos no eran gratos a la población y la oposición al         mismo Rey era fuerte, por lo que éste rogó a los misioneros que, a la         espera de que la situación mejorase, procuraran pasar desapercibidos, y no         discutieran con los coptos sobre cuestiones religiosas ni se declararan         "romanos": temía por su misma continuidad en el trono. Los frailes         llevaban una vida sencilla y pobre, vivían de la profesión que había         aprendido cada uno, curaban a los enfermos y aprendían las lenguas         locales. Con todo, la población nativa difundió habladurías contra los         misioneros que fueron enrareciendo la convivencia. El Rey Justos, para         evitar males mayores, envió a los franciscanos a otra provincia,         Tigré.
  Entretanto la crisis política se agravó, el Rey Justos         enfermó y sus adversarios aprovecharon la situación para destronarlo y         coronar a un nuevo Negus, David, hijo de otro rey. Los misioneros fueron         entonces localizados y trasladados a Gondar para procesarlos. En el         juicio, acusados de herejía contra la Iglesia Copta de Etiopía, declararon         abiertamente que eran cristianos y que habían sido enviados por el Sumo         Pontífice para enseñarles la verdadera fe cristiana. Contra las creencias         de los coptos monofisitas, proclamaron, entre otras cosas, que Cristo         tiene dos naturalezas, divina y humana, y no una sola. Afirmaron, además,         la presencia real de Cristo en la Eucaristía conforme a la fe profesada         por la Iglesia católica. Manifestaron que la circuncisión era innecesaria.         En sus muchas discusiones, los monjes coptos no consiguieron que los         franciscanos renunciaran a su fe y abrazaran las creencias de la Iglesia         copta. Tras rechazar los frailes por última vez la oferta de absolución si         renegaban de su credo, fueron condenados a muerte, trasladados a un lugar         llamado Amba-Abo y lapidados el 3 de marzo de 1716. El padre Liberato         murió casi inmediatamente, poco después falleció el padre Samuel, mientras         el padre Miguel Pío, antes de expirar, aún se levantó por tres veces del         montón de piedras.
  La noticia del martirio llegó de inmediato a         Europa por las relaciones escritas que enviaron testigos presenciales de         los hechos. Con todo, el proceso de beatificación se retrasó         considerablemente por diversas circunstancias. 
  Los beatificó         Juan Pablo II el 20 de noviembre de 1988.     | 
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  Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01 
Anselmo de   Nonántola, Santo Abad, Marzo 3   
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  |                        |                Anselmo de Nonántola, Santo  |           Abad         Martirologio Romano: En Nonántola, en la Emilia, san Anselmo, fundador y         primer abad de este monasterio, en el que durante cincuenta años promovió         la disciplina monástica, tanto con sus preceptos como en el ejercicio de         las virtudes (803).
  Etimológicamente: Anselmo = Aquel         que tiene la protección divina, es de origen germánico.
  Cuando         el rey Aistulfo gobernaba Italia, su cuñado Anselmo, duque de Friuli, le         acompañó en sus campañas militares. El duque no sólo era un valiente         soldado, sino también un fervoroso cristiano. 
  Primero fundó un         monasterio y un hospital en Fanano, en la provincia de Módena y más tarde,         una gran abadía a unos 30 kilómetros al sur de Nonántola. 
  Deseoso         de consagrarse enteramente a Dios, San Anselmo fue a Roma, donde tomó el         hábito de San Benito y fue nombrado abad de la nueva comunidad. 
  El         Papa Esteban III le dio también permiso de trasladar a Nonántola el cuerpo         del Papa San Silvestre. 
  Astiulfo enriqueció mucho la abadía, y le         concedió grandes privilegios, de suerte que se hizo famosa en toda Italia.         
  El abad Anselmo llegó a gobernar a más de mil monjes. Igualmente         estaba encargado de un gran hospital y de un albergue para los enfermos y         peregrinos que él mismo había construido cerca del monasterio, en honor de         San Ambrosio. Desiderio, el sucesor de Aistulfo, desterró al santo abad a         Monte Casiono, donde pasó siete años; pero Carlomagno le restituyó a         Nonántola, y ahí murió, ya muy anciano, después de haber pasado cincuenta         años en religión.  | 
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  Fuente: Martirologio Romano 
Otros Santos y Beatos   Completando santoral de este día, Marzo 3   
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  Santos Cleónico y Eutropio, mártires En Amasea, en         el Ponto, santos Cleónico y Eutropio, mártires en la persecución bajo el         emperador Maximiano, siendo procurador Asclepiódato (s. IV).
  San         Winwaleo, abad En la península de Armórica (Bretaña), san Winwaleo,         primer abad de Landevenec, del cual la tradición narra que era discípulo         de san Budoco en la isla de Lavret, y que con su vida ilustró la regla         monástica (533).
  Santa Artelaides, virgen En Benevento,         en la Campania, santa Artelaides, virgen (c. 570).
  Beato         Federico, abad En Frisia, beato Federico, presbítero, que siendo         párroco en la ciudad de Hallum, llegó a ser después abad del monasterio de         Mariengaarde, de la Orden Premostratense     (1175).  | 
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  Fuentes: IESVS.org; EWTN.com;   hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com
   
  Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
   
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