martes, 8 de marzo de 2016

Martes por los ángeles custodios. 08/03/2016. San ¡ruega por nosotros!

JA

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Juan 5, 1-3a. 5-16

Gloria a ti, Señor.

Era un día de fiesta para los judíos cuando Jesús subió a Jerusalén. Hay en Jerusalén, cerca de la puerta llamada de las Ovejas, una piscina que llaman en hebreo Betesda, con cinco pórticos. En estos pórticos había muchos enfermos recostados en el suelo: ciegos, cojos y paralíticos. Había entre ellos un hombre que llevaba treinta y ocho años inválido. Jesús, al verlo allí tendido, y sabiendo que llevaba mucho tiempo, le preguntó:
"¿Quieres quedar sano?"
Le respondió el enfermo:
"Señor, no tengo a nadie que me ayude a entrar en la piscina cuando se mueve el agua.
Mientras trato de llegar yo, otro se me ha adelantado".
Jesús le dijo:
"Levántate, toma tu camilla y camina".
Al momento el hombre quedó sano, tomó su camilla y comenzó a caminar.
Aquel día era sábado. Por eso los judíos le dijeron al que había sido sanado:
"Hoy es sábado y no te está permitido llevar tu camilla".
Pero él contestó:
"El que me sanó me dijo: "Toma tu camilla y camina"".
Ellos le preguntaron:
"¿Quién es ese hombre que te dijo: "Toma tu camilla y camina?""
Pero él no conocía ni sabía quién lo había sanado, pues Jesús había desaparecido entre la muchedumbre que se había reunido allí. Más tarde, Jesús se encontró con él en el templo y le dijo:
"Has sido sanado, no vuelvas a pecar más, pues podría sucederte algo peor".
El hombre fue a informar a los judíos que era Jesús quien lo había sanado. Jesús hacía obras como ésta en sábado; por eso lo perseguían los judíos.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.

El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk

El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu

El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc

Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?

Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).

Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?

Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html

Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).

 

 

Misal

 

mar 4a. Sem cuaresma

Antífona de Entrada

Los que están sedientos vengan por agua, dice el Señor; aunque no tengan dinero, vengan a beber con alegría.

 

Oración Colecta

Oremos:
Que los sacrificios y oraciones cuaresmales dispongan, Señor, a tus hijos para celebrar dignamente el misterio pascual y transmitir al mundo el feliz anuncio de la salvación.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

Vi salir agua del templo: era un agua que daba vida y fertilidad

Lectura del libro del profeta Ezequiel 47, 1-9.12

En aquellos tiempos, el ángel me llevó a la entrada del templo, y vi que debajo del umbral, por el lado oriental hacia el que mira la fachada del templo, brotaba una corriente de agua. El agua descendía por el lado derecho del templo hasta la parte sur del altar. Me hizo salir por el pórtico norte y dar la vuelta por fuera hasta el pórtico exterior que mira hacia oriente, y vi que las aguas manaban desde el costado derecho. El hombre salió en dirección este con un cordel de medir en la mano, midió quinientos metros y me hizo atravesar el agua, que me llegaba hasta los tobillos; midió otros quinientos metros y me hizo atravesar el agua, que me llegaba hasta las rodillas; midió todavía otros quinientos metros y me hizo atravesar al agua, que me llegaba hasta la cintura; midió por fin otros quinientos metros y la corriente de agua era ya un torrente que no
pude atravesar, pues había crecido al punto que sólo a nado se podía atravesar. Entonces me dijo:
"¿Has visto, hijo de hombre?"
Después me ordenó que regresara a la orilla del torrente, y al regresar vi que junto al torrente en las dos orillas había muchos árboles. Y me dijo:
"Estas aguas fluyen hacia oriente, bajan al Arabá y desembocan en el mar Muerto, cuyas aguas quedarán saneadas. Por donde pase este torrente, todo ser viviente que en él se mueva vivirá. Habrá abundancia de peces, porque las aguas del mar Muerto quedarán saneadas cuando llegue este torrente. Junto a las dos orillas del torrente crecerá toda clase de árboles frutales; sus hojas no se marchitarán ni sus frutos se acabarán. Cada mes darán frutos nuevos, porque las aguas que los riegan manan del santuario. Sus frutos servirán de alimento y su follaje de medicina".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 45, 2-3.5-6.8-9

El Señor está con nosotros.

Dios es nuestro refugio y fortaleza, nuestro auxilio oportuno en el peligro. Por eso no tememos, aunque tiemble la tierra y las montañas se desplomen en el mar.
El Señor está con nosotros.

Los canales de un río alegran la ciudad de Dios, la más santa morada del Altísimo. Dios está en medio de ella, no puede ser destruida; Dios la socorre al despuntar la aurora.
El Señor está con nosotros.

El Señor todopoderoso está con nosotros, nuestra defensa es el Dios de Jacob. Vengan a ver las obras del Señor, los prodigios que hace en la tierra.
El Señor está con nosotros.

Aclamación antes del Evangelio

Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Crea en mí, Señor, un corazón puro y devuélveme tu salvación que regocija.
Honor y gloria a ti, Señor Jesús.

Evangelio

Al momento el hombre quedó curado

† Lectura del santo Evangelio según san Juan 5, 1-3a. 5-16

Gloria a ti, Señor.

Era un día de fiesta para los judíos cuando Jesús subió a Jerusalén. Hay en Jerusalén, cerca de la puerta llamada de las Ovejas, una piscina que llaman en hebreo Betesda, con cinco pórticos. En estos pórticos había muchos enfermos recostados en el suelo: ciegos, cojos y paralíticos. Había entre ellos un hombre que llevaba treinta y ocho años inválido. Jesús, al verlo allí tendido, y sabiendo que llevaba mucho tiempo, le preguntó:
"¿Quieres quedar sano?"
Le respondió el enfermo:
"Señor, no tengo a nadie que me ayude a entrar en la piscina cuando se mueve el agua.
Mientras trato de llegar yo, otro se me ha adelantado".
Jesús le dijo:
"Levántate, toma tu camilla y camina".
Al momento el hombre quedó sano, tomó su camilla y comenzó a caminar.
Aquel día era sábado. Por eso los judíos le dijeron al que había sido sanado:
"Hoy es sábado y no te está permitido llevar tu camilla".
Pero él contestó:
"El que me sanó me dijo: "Toma tu camilla y camina"".
Ellos le preguntaron:
"¿Quién es ese hombre que te dijo: "Toma tu camilla y camina?""
Pero él no conocía ni sabía quién lo había sanado, pues Jesús había desaparecido entre la muchedumbre que se había reunido allí. Más tarde, Jesús se encontró con él en el templo y le dijo:
"Has sido sanado, no vuelvas a pecar más, pues podría sucederte algo peor".
El hombre fue a informar a los judíos que era Jesús quien lo había sanado. Jesús hacía obras como ésta en sábado; por eso lo perseguían los judíos.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobre las Ofrendas

Acepta, Señor, los dones que tu providencia nos ha dado para sostén de nuestra vida mortal y conviértelos en alimento que da la vida eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

Los frutos del ayuno

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque con el ayuno corporal refrenas nuestras pasiones, elevas nuestro espíritu, nos das fuerza y recompensa, por Cristo, Señor nuestro.
Por él,
los ángeles y arcángeles y todos los coros celestiales celebran tu gloria, unidos en común alegría. Permítenos asociarnos a sus voces cantando humildemente tu alabanza:

Antífona de la Comunión

El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar, me conduce hacia fuentes tranquilas.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Que este sacramento, Señor, purifique y renueve nuestro espíritu e infunda en nuestro cuerpo la fuerza necesaria para vivir y morir cristianamente.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Meditación diaria

Cuaresma. 4ª semana. Martes

LUCHA PACIENTE CONTRA LOS DEFECTOS

— El paralítico de Betzatá. Constancia en la lucha y en los deseos de mejorar.

— Ser pacientes en la lucha interior. Volver al Señor cuantas veces sea necesario.

— Pacientes también con los demás. Contar con sus defectos. Pacientes y constantes en el apostolado.

I. El Evangelio de la Misa de hoy nos presenta a un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo, y que espera su curación milagrosa de las aguas de la piscina de Betzatá1. Jesús, al verlo echado, y sabiendo que llevaba mucho tiempo, le dice: ¿Quieres quedar sano? El enfermo le habló con toda sencillez: Señor –le dice–, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se remueve el agua; para cuando llego yo, otro se me ha adelantado. Jesús le dice: levántate, toma tu camilla y echa a andar. El paralítico obedeció: Y al momento el hombre quedó sanado, tomó su camilla y echó a andar.

El Señor está siempre dispuesto a escucharnos y a darnos en cada situación aquello que necesitamos. Su bondad supera siempre nuestros cálculos; pero quiere nuestra correspondencia personal, nuestro deseo de salir de aquella situación, que no pactemos con los defectos o los errores, y que pongamos esfuerzo para superarlos. No podemos "conformarnos" nunca con deficiencias y flaquezas que nos separan de Dios y de los demás, excusándonos en que forman parte de nuestra manera de ser, en que ya hemos intentado combatirlos otras veces sin resultados positivos.

La Cuaresma nos mueve precisamente a mejorar en nuestras disposiciones interiores mediante la conversión del corazón a Dios y las obras de penitencia, que preparan nuestra alma para recibir las gracias que el Señor quiere darnos.

Jesús nos pide perseverancia para luchar y recomenzar cuantas veces sea necesario, sabiendo que en la lucha está el amor. "No le pregunta el Señor al paralítico para saber –era superfluo–, sino para poner de manifiesto la paciencia de aquel hombre que, durante treinta y ocho años, sin cejar, insistió, esperando verse libre de su enfermedad"2.

Nuestro amor a Cristo se manifestará en la decisión y en el esfuerzo por arrancar lo antes posible el defecto dominante o por alcanzar aquella virtud que se presenta difícil de conseguir. Pero también se manifiesta en la paciencia que hemos de tener en la lucha interior: es posible que nos pida el Señor un período largo de lucha, quizá treinta y ocho años, para crecer en determinada virtud o para superar aquel aspecto negativo de nuestra vida anterior.

Un conocido autor espiritual señalaba la importancia de saber tener paciencia con los propios defectos: tener el arte de aprovechar nuestras faltas3. No debemos sorprendernos –ni desconcertarnos– cuando, habiendo puesto todos los medios que razonablemente están a nuestro alcance, no terminamos de superar esa meta espiritual que nos habíamos propuesto. No debemos "acostumbrarnos", pero podemos aprovechar las faltas para crecer en humildad verdadera, en experiencia, en madurez de juicio...

Este hombre que nos presenta el Evangelio de la Misa fue constante durante treinta y ocho años, y podemos suponer que lo hubiera sido hasta el final de sus días. El premio a su constancia fue, ante todo, el encuentro con Jesús.

II. Tened, pues, paciencia, hermanos, hasta que llegue el Señor. Ved cómo el labrador, con la esperanza de los preciosos frutos de la tierra, aguarda con paciencia las lluvias tempranas y las tardías4.

Es necesario saber esperar y luchar con paciente perseverancia, convencidos de que con nuestro interés agradamos a Dios. "Hay que sufrir con paciencia –decía San Francisco de Sales– los retrasos en nuestra perfección, haciendo siempre lo que podamos por adelantar y con buen ánimo. Esperemos con paciencia, y en vez de inquietarnos por haber hecho tan poco en el pasado, procuremos con diligencia hacer más en lo porvenir"5.

Además, la adquisición de una virtud no se logra, de ordinario, con violentos esfuerzos esporádicos, sino con la continuidad de la lucha, la constancia de intentarlo cada día, cada semana, ayudados por la gracia. "En las batallas del alma, la estrategia muchas veces es cuestión de tiempo, de aplicar el remedio conveniente, con paciencia, con tozudez. Aumentad los actos de esperanza. Os recuerdo que sufriréis derrotas, o que pasaréis por altibajos –Dios permita que sean imperceptibles– en vuestra vida interior, porque nadie anda libre de esos percances. Pero el Señor, que es omnipotente y misericordioso, nos ha concedido los medios idóneos para vencer. Basta que los empleemos (...) con la resolución de comenzar y recomenzar en cada momento, si fuera preciso"6.

El alma de la constancia es el amor; solo por amor se puede ser paciente7 y luchar, sin aceptar los defectos y los fallos como algo inevitable y sin remedio. No podemos ser como aquellos cristianos que, después de muchas batallas y peleas, "acabóseles el esfuerzo, faltóles el ánimo" cuando estaban ya "a dos pasos de la fuente del agua viva"8.

Ser paciente con uno mismo al desarraigar las malas tendencias y los defectos del carácter, significa a la vez huir del conformismo y aceptar el presentarse muchas veces delante del Señor como aquel siervo que no tenía con qué pagar9, con humildad, pidiendo nuevas gracias. En nuestro caminar hacia el Señor, sufriremos abundantes derrotas; muchas de ellas no tendrán importancia; otras sí, pero el desagravio y la contrición nos acercarán todavía más a Dios. Este dolor y arrepentimiento por nuestros pecados y deficiencias no son tristes, porque son dolor y lágrimas de amor. Es el pesar de no estar devolviendo tanto amor como el Señor se merece, el dolor de estar devolviendo mal por bien a quien tanto nos quiere.

III. Además de ser pacientes con nosotros mismos hemos de ejercitar esta virtud con quienes tratamos con mayor frecuencia, sobre todo si tenemos más obligación de ayudarles en su formación, en una enfermedad, etcétera. Hemos de contar con los defectos de quienes nos rodean. La comprensión y la fortaleza nos ayudarán a tener calma, sin dejar de corregir cuando sea oportuno y en el momento más indicado. El esperar un poco de tiempo para corregir, dar una buena contestación, sonreír..., puede hacer que nuestras palabras lleguen al corazón de esas personas, que de otra forma permanecería cerrado, y les podremos ayudar mucho más, con mayor eficacia.

La impaciencia hace difícil la convivencia y también vuelve ineficaz la posible ayuda y la corrección. "Sigue sacando las mismas exhortaciones –nos recomienda San Juan Crisóstomo–, y nunca con pereza; actúa siempre con amabilidad y gracia. ¿No ves con qué cuidado los pintores unas veces borran sus trazos, otras los retocan, cuando tratan de reproducir un bello rostro? No te dejes ganar por los pintores. Porque si tanto cuidado ponen ellos en la pintura de una imagen corporal, con mayor razón nosotros, que tratamos de formar la imagen de un alma, no dejaremos piedra por mover a fin de sacarla perfecta"10.

Debemos ser particularmente constantes y pacientes en el apostolado. Las personas necesitan tiempo y Dios tiene paciencia: en todo momento da su gracia, perdona y anima a seguir adelante. Con nosotros tuvo y tiene esta paciencia sin límites, y nosotros debemos tenerla con los amigos que queremos llevar hasta el Señor, aunque en ocasiones parezca que no escuchan, que no se interesan por las cosas de Dios. No les abandonemos por eso. En estas ocasiones será necesario intensificar la oración y la mortificación, y también nuestra caridad y nuestra amistad sincera.

Ninguno de nuestros amigos, en ningún momento de su vida, debería dar al Señor la contestación de este hombre paralítico: "no tengo a nadie que me ayude". Porque "esto podrían asegurar, ¡desdichadamente!, muchos enfermos y paralíticos del espíritu, que pueden servir... y deben servir.

"Señor: que nunca me quede indiferente ante las almas"11, le pedimos nosotros.

Examinemos hoy en nuestra oración si nos preocupan las personas que nos acompañan en el camino de la vida; si nos preocupa su formación, o si, por el contrario, nos hemos ido acostumbrando a sus defectos como si fueran algo irremediable, y al mismo tiempo si somos pacientes.

Además, en esta Cuaresma nos viene bien recordar que con la mortificación podemos expiar también por los pecados de los demás y merecer de algún modo, para ellos, la gracia de la fe, de la conversión, de una mayor entrega a Dios.

En Jesucristo está el remedio de todos los males que aquejan a la humanidad. En Él todos pueden encontrar la salud y la vida. Es la fuente de las aguas que todo lo vivifican. Así nos lo dice el profeta Ezequiel en la lectura de la Misa: Estas aguas corren a la comarca de Levante, bajarán hasta el Arabá y desembocarán en el mar, el de las aguas pútridas, y lo sanearán. Todos los seres vivos que bullan allí donde desemboque la corriente, tendrán vida, y habrá peces en abundancia; al desembocar allí estas aguas quedará saneado el mar y habrá vida dondequiera que llegue la corriente12. Cristo convierte en vida lo que antes era muerte, y en virtud, la deficiencia y el error.

1 Jn 5, 1-6. — 2 San Juan Crisóstomo, Homilías sobre el Evangelio de San Juan, 36. — 3 J. Tissot, El arte de aprovechar nuestras faltas, Palabra, Madrid 1976, 6ª ed. 4 Sant 5-7. — 5 J. Tissot, loc. cit., p. 32. — 6 San Josemaría Escrivá, Amigos de Dios, 219. — 7 Cfr. Santo Tomás, Suma Teológica, 2-2, q. 136, a. 3. — 8 Cfr. Santa Teresa, Camino de perfección, 19, 2. — 9 Cfr. Mt 18, 23 ss. — 10 San Juan Crisóstomo, Homilías sobre el Evangelio de San Mateo, 30. — 11 San Josemaría Escrivá, Surco, n. 212. — 12 Ez 47, 8-9.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

San Juan de Dios
Fundador de la Comunidad
de Hermanos Hospitalarios
de San Juan de Dios
Año 1550

Nació y murió un 8 de marzo. Nace en Portugal en 1495 y muere en Granada, España, en 1550 a los 55 años de edad.

De familia pobre pero muy piadosa. Su madre murió cuando él era todavía joven. Su padre murió como religioso en un convento.

En su juventud fue pastor, muy apreciado por el dueño de la finca donde trabajaba. Le propusieron que se casara con la hija del patrón y así quedaría como heredero de aquellas posesiones, pero él dispuso permanecer libre de compromisos económicos y caseros pues deseaba dedicarse a labores más espirituales.

Estuvo de soldado bajo las órdenes del genio de la guerra, Carlos V en batallas muy famosas. La vida militar lo hizo fuerte, resistente y sufrido.

La Sma. Virgen lo salvó de ser ahorcado, pues una vez lo pusieron en la guerra a cuidar un gran depósito y por no haber estado lo suficientemente alerta, los enemigos se llevaron todo. Su coronel dispuso mandarlo ahorcar, pero Juan se encomendó con toda fe a la Madre de Dios y logró que le perdonaran la vida. Y dejó la milicia, porque para eso no era muy adaptado.

Salido del ejército, quiso hacer un poco de apostolado y se dedicó a hacer de vendedor ambulante de estampas y libros religiosos.

Cuando iba llegando a la ciudad de Granada vio a un niñito muy pobre y muy necesitado y se ofreció bondadosamente a ayudarlo. Aquel "pobrecito" era la representación de Jesús Niño, el cual le dijo: "Granada será tu cruz", y desapareció.

Estando Juan en Granada de vendedor ambulante de libros religiosos, de pronto llegó a predicar una misión el famoso Padre San Juan de Avila. Juan asistió a uno de sus elocuentes sermones, y en pleno sermón, cuando el predicador hablaba contra la vida de pecado, nuestro hombre se arrodillo y empezó a gritar: "Misericordia Señor, que soy un pecador", y salió gritando por las calles, pidiendo perdón a Dios. Tenía unos 40 años.

Se confesó, repartió entre los pobres todo lo que tenía en su pequeña librería, empezó a deambular por las calles de la ciudad pidiendo misericordia a Dios por todos sus pecados.

La gente lo creyó loco y empezaron a atacarlo a pedradas y golpes.

Al fin lo llevaron al manicomio y los encargados le dieron fuertes palizas, pues ese era el medio que tenían en aquel tiempo para calmar a los locos: azotarlos fuertemente. Pero ellos notaban que Juan no se disgustaba por los azotes que le daban, sino que lo ofrecía todo a Dios. Pero al mismo tiempo corregía a los guardias y les llamaba la atención por el modo tan brutal que tenían de tratar a los pobres enfermos.

Aquella estadía de Juan en ese manicomio, que era un verdadero infierno, fue verdaderamente providencial, porque se dio cuenta del gran error que es pretender curar las enfermedades mentales con métodos de tortura. Y cuando quede libre fundará un hospital, y allí, aunque él sabe poco de medicina, demostrará que él es mucho mejor que los médicos, sobre todo en lo relativo a las enfermedades mentales, y enseñará con su ejemplo que a ciertos enfermos hay que curarles primero el alma si se quiere obtener después la curación de su cuerpo. Sus religiosos atienden enfermos mentales en todos los continentes y con grandes y maravillosos resultados, empleando siempre los métodos de la bondad y de la comprensión, en vez del rigor de la tortura.

Cuando San Juan de Avila volvió a la ciudad y supo que a su convertido lo tenían en un manicomio, fue y logró sacarlo y le aconsejó que ya no hiciera más la penitencia de hacerse el loco para ser martirizado por las gentes. Ahora se dedicará a una verdadera "locura de amor": gastar toda su vida y sus energías a ayudar a los enfermos más miserables por amor a Cristo Jesús, a quien ellos representan.

Juan alquila una casa vieja y allí empieza a recibir a cualquier enfermo, mendigo, loco, anciano, huérfano y desamparado que le pida su ayuda. Durante todo el día atiende a cada uno con el más exquisito cariño, haciendo de enfermero, cocinero, barrendero, mandadero, padre, amigo y hermano de todos. Por la noche se va por la calle pidiendo limosnas para sus pobres.

Pronto se hizo popular en toda Granada el grito de Juan en las noches por las calles. El iba con unos morrales y unas ollas gritando: ¡Haced el bien hermanos, para vuestro bien! Las gentes salían a la puerta de sus casas y le regalaban cuanto les había sobrado de la comida del día. Al volver cerca de medianoche se dedicaba a hacer aseo en el hospital, y a la madrugada se echaba a dormir un rato debajo de una escalera. Un verdadero héroe de la caridad.

El señor obispo, admirado por la gran obra de caridad que Juan estaba haciendo, le añadió dos palabras a su nombre de pila, y empezó a llamarlo "Juan de Dios", y así lo llamó toda la gente en adelante. Luego, como este hombre cambiaba frecuentemente su vestido bueno por los harapos de los pobres que encontraba en las calles, el prelado le dio una túnica negra como uniforme; así se vistió hasta su muerte, y así han vestido sus religiosos por varios siglos.

Un día su hospital se incendió y Juan de Dios entró varias veces por entre las llamas a sacar a los enfermos y aunque pasaba por en medio de enormes llamaradas no sufría quemaduras, y logró salvarle la vida a todos aquellos pobres.

Otro día el río bajaba enormemente crecido y arrastraba muchos troncos y palos. Juan necesitaba abundante leña para el invierno, porque en Granada hace mucho frío y a los ancianos les gustaba calentarse alrededor de la hoguera. Entonces se fue al río a sacar troncos, pero uno de sus compañeros, muy joven, se adentró imprudentemente entre las violentas aguas y se lo llevó la corriente. El santo se lanzó al agua a tratar de salvarle la vida, y como el río bajaba supremamente frío, esto le hizo daño para su enfermedad de artritis y empezó a sufrir espantosos dolores.

Después de tantísimos trabajos, ayunos y trasnochadas por hacer el bien, y resfriados por ayudar a sus enfermos, la salud de Juan de Dios se debilitó totalmente. El hacía todo lo posible porque nadie se diera cuenta de los espantosos dolores que lo atormentaban día y noche, pero al fin ya no fue capaz de simular más. Sobre todo la artritis le tenía sus piernas retorcidas y le causaba dolores indecibles. Entonces una venerable señora de la ciudad obtuvo del señor obispo autorización para llevarlo a su casa y cuidarlo un poco. El santo se fue ante el Santísimo Sacramento del altar y por largo tiempo rezó con todo el fervor antes de despedirse de su amado hospital. Le confió la dirección de su obra a Antonio Martín, un hombre a quien él había convertido y había logrado que se hiciera religioso, y colaborador suyo, junto con otro hombre a quien Antonio odiaba; y después de amigarlos, logró el santo que le ayudaran en su obra en favor de los pobres, como dos buenos amigos.

Al llegar a la casa de la rica señora, exclamó Juan: "OH, estas comodidades son demasiado lujo para mí que soy tan miserable pecador". Allí trataron de curarlo de su dolorosa enfermedad, pero ya era demasiado tarde.

El 8 de marzo de 1550, sintiendo que le llegaba la muerte, se arrodilló en el suelo y exclamó: "Jesús, Jesús, en tus manos me encomiendo", y quedó muerto, así de rodillas. Había trabajado incansablemente durante diez años dirigiendo su hospital de pobres, con tantos problemas económicos que a veces ni se atrevía a salir a la calle a causa de las muchísimas deudas que tenía; y con tanta humildad, que siendo el más grande santo de la ciudad se creía el más indigno pecador. El que había sido apedreado como loco, fue acompañado al cementerio por el obispo, las autoridades y todo el pueblo, como un santo.

Después de muerto obtuvo de Dios muchos milagros en favor de sus devotos y el Papa lo declaró santo en 1690. Es Patrono de los que trabajan en hospitales y de los que propagan libros religiosos.

San Juan de Dios: alcánzanos de Dios un gran amor hacia los enfermos y los pobres.

NOTA: Los religiosos Hospitalarios de San Juan de Dios son 1,500 y tienen 216 casas en el mundo para el servicio de los enfermos. Los primeros beatos de Colombia pertenecieron a esta santa Comunidad.

Todo lo que hicisteis con cada uno de estos mis hermanos enfermos, conmigo lo hicisteis (Jesucristo Mt. 25,40).

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Veremundo, Santo Abad, 8 Marzo  

Veremundo, Santo

Abad

 

Etimológicamente significa "verdaderamente limpio". Viene de la lengua alemana.

Vivió en Edad Media, murió en el año 1092. Su tío era un benedictino de la abadía de Nuestra Señora de Irache, al lado mismo de Estella, en la Ribera de Navarra, España.

Con el tiempo, se convirtió en abad, siguiendo a su tío en la misma vocación a la que Dios le había llamado. Y durante sus años de abad de esta preciosa abadía, la influencia religiosa y cultural que salían de sus muros fue muy importante para todo el reino de esta autonomía española.

Veremundo, por sus méritos, preparación intelectual y sus dotes de prudencia se erigió en el consejero de los mismos reyes.

Pero, sin duda, lo que más destacan sus biógrafos, fue su entrega a los pobres y una cuidada recitación del Oficio divino, las oraciones que los monjes hacen en el coro varias veces al día.

Es una característica de la Orden benedictina el cuidado, esmero y elegantes ritos durante las celebraciones de los misterios sagrados.

Tuvo sus controversias acerca de si emplear o no el rito mozárabe, una vez que se había aprobado y extendido por todo el universo el rito romano. Lo suprimió. Una pena porque, a estas alturas, se vuelve a emplear de nuevo, y no solamente en Toledo – en donde nunca se perdió – sino porque supone un rito típicamente hispano y sería una lástima que se hubiera perdido.

Su estancia en la abadía, situada en las faldas del Montejurra, fue nada menos que de 42 años: desde 1056 a 1098.

Una de las cosas que también distinguió a este lugar en donde se forjaron santos, fue la acogida que dispensaban a los peregrinos del Camino de Santiago.

La razón era porque allí fundó un hospital para atender a los enfermos, igual que el que había en Puente la Reina y en Eunate.

Desde Nájera a Pamplona, Irache fue el foco cultural más importante junto con el monasterio de san Salvador de Leire, junto a Sangüesa.

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Faustino Miguez, Beato Presbítero Escolapio y Fundador, 8 Marzo  

Faustino Miguez, Beato

Sacerdote Escolapio y Fundador


Etimológicamente significa "afortunado". Viene de la lengua latina.

La familia y, en su caso, el mismo lugar montañoso en que vivía, le hicieron un joven trabajador, sensible a la mirada de Dios en la naturaleza y en las personas.

Vino al mundo en un pueblo de Orense, España, en el año 1831. Los padres lo enviaron a que estudiase en el santuario de Nuestra Señora de los Milagros de la capital.

Viendo la rectitud y la felicidad de aquellos profesores, sintió el deseo de ser sacerdote escolapio con el fin de dedicarse por entero a la labor pastoral y educativa en los colegios.

Una vez que lo ordenaron de sacerdote, lo destinaron al colegio de Getafe, Madrid. Y de este centro, como es habitual en los religiosos dedicados ala educación, fue pasando por muchos otros centros.

Le encantaba dar ciencias naturales. Desde pequeño as había apreciado en aquellos parajes de su tierra natal.

No le gustaba figurar en nada. Su placer era la obra a favor de los chicos y jóvenes. Los trataba con mucha amabilidad, respeto y afecto. Sólo buscaba hacerles el bien humano y espiritual.

Era un verdadero maestro amigo de la gente. Sus ratos libres los empleaba escribiendo libros sencillos sobre ciencias naturales. Y como sacerdote, le gustaba mucho echar horas y horas en el confesionario.

Hombre con grandes dotes científicas. No pasó de largo ante el dolor físico de los hombres de su tiempo, sobre ellos quiso derramar el aceite del amor y de la ciencia para aligerar el peso de su sufrimiento.

Fue en Guanabacoa donde observa el uso de los habitantes de las plantas con fines terapéuticos, y se siente atraído por ello. Puso sus estudios y dotes científicas al servicio del que sufre la enfermedad. Como el samaritano que recorre los caminos del mundo, desde su mirada atenta, no pasa de largo ante el dolor físico de sus hermanos, los hombres. Supo derramar sobre el enfermo el aceite del amor y de la ciencia para aligerar el peso de su sufrimiento. Faustino tiene la ocasión de conocer más de cerca y de forma más continuada la utilidad terapéutica de las plantas.

Inicia sus experimentos con la flora del país que continúa a su regreso a la Península. En 1872 el Ayuntamiento de Sanlúcar de Barrameda le encargan el análisis de las propiedades curativas de las aguas de los manantiales de la ciudad.

Dios le concedió el don de curar a enfermos. Muchos otros acudían a él para hacerle consultas sobre plantas medicinales. Elabora unos preparados medicinales, La Dirección General de la salud registró, en el año 1922, doce de sus preparados a los que se les dió el nombre de "Específicos Miguez", dando origen a unos de los legados del P. Faustino, el "Laboratorio Miguez". Este surge de la conjunción de varios rasgos característicos en él: caminar cercano a las necesidades de los hombres, la preocupación por el que sufre en el cuerpo, el amor a la ciencia y la convicción que tiene que Dios ha puesto en la naturaleza los medios suficientes para curar la enfermedad, y precisamente en las plantas.

El P.Faustino sabe que las niñas de su tiempo son "las esposas y madres del mañana", descubre en ellas "al apóstol de la familia, la parte más interesante de la sociedad, la portadora de paz, y el alma de la familia ". Desde su experiencia, descubre la necesidad que tiene la niñez femenina de alguien que le guíe por el camino de la promoción humano-cristiana. Su respuesta para hacer presente el Reino entre los marginados con un nuevo proyecto de fundación: la Congregación de Hijas de la Divina Pastora cuyo fin es:" formar el corazón e ilustrar la inteligencia del bello sexo para hacerlo culto y civilizado según el espíritu de Jesucristo, a fin de que sea un día el alma de la familia y la salvación de la sociedad".

Ya anciano, a los 94 años murió en Getafe el 8 de marzo de 1925.
Juan Pablo II lo beatificó el 23 de Octubre de 1998.

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Fuente: ACI Prensa
Vicente (o Vincent) Kadlubek, Santo Obispo de Cracovia, 8 Marzo  

Vicente (o Vincent) Kadlubek, Santo

Obispo de Cracovia
Marzo 8


(KADLUBO, KADLUBKO)

Obispo de Cracovia, cronista, nacido en Karnow, ducado de Sandomir, Polonia, en 1160; falleció en Jedrzejow el 8 de marzo de 1222.

Hijo de una rica familia polaca, hizo tales progresos en sus estudios que en 1189 podía firmar como "Magister Vincentius" (Zeissberg, in ""Archiv fur osterreichische Geschichte", XLII, Vienna, 1870, 25), de lo cual algunos concluyen que para ese entonces era canónigo en Cracovia y director de la escuela catedralicia.

En otro documento de 1212 (Zeissberg, 29) firma como quondam Sandomirensis praepositus.

Cuando muere el obispo Fulk de Cracovia, el 11 de septiembre de 1207, el capítulo votó por Vincent.

Inocencio III aprobó la elección el 28 de marzo de 1208, y Vicente fue consagrado por Henry Kielicz, arzobispo de Gnesen.

Polonia se encontraba entonces en un estado de degradación moral en lo político y lo eclesial, e Inocencio le había pedido al arzobispo, su compañero de estudios, que llevara a cabo una reforma en el clero y en el pueblo. Vicente trabajó en armonía con su metropolitano, y en sus visitas y sermones buscó obedecer las instrucciones del Pontífice.

Asistió a los religiosos en su diócesis, e hizo importantes donaciones a los monasterios de Sulejow, Koprzywnica y Jedrzejow.

También fue a través de su influencia que en 1214 se restauró la paz entre Andrés de Hungría y Leslek de Polonia, quienes estaban luchando por la posesión de Galicia. En 1218, Vicente envió su renuncia, y después de ser aceptada por Honorio III, ingresó al monasterio de Jedrzejow.

Fue el primer polaco en recibir el hábito de Cisterciense (Starovolscius, 56). En su debido momento realizó su profesión, y vivió en el retiro hasta su muerte. Fue enterrado delante del altar mayor de la iglesia abacial.

En 1682 John Sobieski solicitó a la santa Sede su beatificación. El capítulo General de la Orden del Císter hizo una petición similar en 1699.
El 18

Vicente (o Vincent) Kadlubek, Santo

de febrero de 1764, Clemente XIII ratificó su culto con base en la solicitud de Wojciech Ziemicki, abad de Jedrzejow.

Obras

"Chronica seu originale regum et principum Poloniae", en cuatro tomos.
Los tres primeros están escritos en forma de diálogo entre el arzobispo John de Gnesen (1148-65) y Matthew, obispo de Cracovia (1145-65). El primero es legendario, el segundo está basado en la crónica de Galo, y el tercero y cuarto contienen sucesos de la propia experiencia de Vicente. Algunos afirman que esta obra fue escrita por solicitud del rey Casimiro, mientras otros dicen que por pedido del rey Leslek, mientras Vincent era obispo; y otros, que fue escrito cuando se retiró a la vida monástica. La edición más reciente de esta obra fue hecha por Bielowski en "Mon. Pol. Hist.", II (Lemberg, 1870)

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Fuente: ACI Prensa
Teófilo de Nicomedia, Santo Obispo, Marzo 8  

Teófilo de Nicomedia, Santo

Obispo

Martirologio Romano: En Nicomedia, de Bitinia, san Teofilacto, obispo, que desterrado por defender el culto de las sagradas imágenes, falleció en Estróbilo de Caria (c. 840).

Etimológicamente: Teófilo = Aquel que ama a Dios, es de origen griego.

 

Fue discípulo de San Tarasio quien al darse cuenta de la vocación y dones del muchacho para la vida religiosa, decidió confiárselo a otros de sus discípulos, San Migel el Confesor, quien se hallaba fundando un monasterio junto al Bósforo. Años más tarde, y luego de soportar ambos las más duras y difíciles pruebas, San Tarasio confirió la dignidad episcopal: Teófilo recibió la sede de Nicomedia y Miguel a la Sínada.

Cuando el León V emprendió de nuevo su batalla contra las imágenes, San Nicéforo, sucesor de San Tarasio en la sede de Constantinopla, convocó a un Concilio para mantener la doctrina católica contra el emperador. San Teofilo y otros teólogos de gran saber defendieron con elocuencia el punto de vista de la Iglesia, pero el emperador pemanecía inconmovible.

Fue entonces, que el santo, al ver la dureza del corazón del emperador, vaticinó terribles desgracias y pesares que caerían sobre él; el emperador, enfurecido, mandó a encarcelar al santo en un oscura y terrible celda, donde falleció treinta años después.

San Teófilo tuvo un corazón grande y generoso; su incansable servicio y entrega hacia los más pobres y enfermos conllevó a que más adelante, el santo fundase varios hospitales en la región.

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Fuente: OremosJuntos.com
Félix de Dunwich, Santo Obispo, 8 Marzo  

Félix de Dunwich, Santo

San Félix, que convirtió a los anglos del este, nació en la región de Borgoña (la cual ahora es Francia).

Era un obispo que fue enviado a Inglaterra por órdenes de San Honorio de Canterbury para evangelizar en Anglia del Este.

San Félix se estableció en Dunwich en la costa de Suffolk en el año 731, y trabajado allí con éxito por diecisiete años.

Fundó una escuela para jóvenes con la ayuda del rey Siegeberto, y comandado por profesores de Canterbury.

San Félix murió en el año 748 y fue enterrado en Dunwich, pero sus reliquias fueron transferidas a la abadía de Ramsey en Huntingdonshire en el año 971.

San Félix ha dado su nombre a Felixstowe en Suffolk, y a Felixkirk en Yorkshire.

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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