JMJ
Pax
† Pasión de nuestro Señor Jesucristo, según san Juan 18, 1-40; 19, 1-42
Leer abajo por favor.
Nota: la Solemnidad de la Anunciación y Encarnación se pasa para después de la Octava de Pascua: lunes 4 de Abril de 2016. Ese día corresponde celebrar el día del niño por nacer.
Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.
El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk
El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu
El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc
Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?
Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).
Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?
Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).
† Misal
Viernes Santo
El   día de hoy y el de mañana, por una antiquísima tradición, la Iglesia omite por   completo la celebración del sacrificio eucarístico.
El altar deber estar   desnudo por completo: sin cruz, sin candelabros, sin manteles.
Después del   mediodía, alrededor de las tres, a no ser que por razón pastoral se elija una   hora más avanzada, se celebra la Pasión del Señor, que consta de tres partes:   Liturgia de la Palabra, Adoración de la Cruz y Sagrada Comunión. En este día la   sagrada comunión se distribuye a los fieles únicamente dentro de la celebración   de la Pasión del Señor.
Oración Colecta
¡Oh Dios!, tu Hijo Jesucristo, Señor nuestro, por medio de su pasión ha destruido la muerte, que, como consecuencia del antiguo pecado, a todos los hombres alcanza. Concédenos hacernos semejantes a él. De este modo, los que hemos llevado grabada, por exigencia de la naturaleza humana, la imagen de Adán, el hombre terreno, llevaremos grabada en adelante, por la acción santificadora de tu gracia, la imagen de Jesucristo, el hombre celestial. Que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
Primera Lectura
Él fue traspasado por nuestros crímenes
Lectura del libro del profeta Isaías 52, 13-15; 53, 1-12
Mi siervo tendrá éxito, crecerá y llegará muy alto. Lo mismo que   muchos se horrorizaban al verlo, porque estaba tan desfigurado que no parecía   hombre ni tenía aspecto humano, así asombrará a muchas naciones. Los reyes se   quedarán sin palabras, al ver algo que nunca les habían contado y comprender   algo que nunca habían oído. ¿Quién creyó nuestro anuncio? ¿A quién se manifestó   el poder del Señor?
Creció ante el Señor como un retoño, como raíz en tierra   árida. No tenía gracia ni belleza para que nos fijáramos en él, tampoco aspecto   atractivo para que lo admiráramos. Fue despreciado y rechazado por los hombres,   abrumado de dolores y habituado al sufrimiento; como alguien a quien no se   quiere mirar, lo 
despreciamos y lo estimamos en nada. Sin embargo, él   llevaba nuestros sufrimientos, soportaba nuestros dolores. Nosotros lo creíamos   castigado, herido por Dios y humillado, pero eran nuestras rebeldías las que lo   traspasaban y nuestras culpas las que lo trituraban. Sufrió el castigo para   nuestro bien y con sus heridas nos sanó. Andábamos todos errantes como ovejas,   cada uno por su camino, y el Señor cargó sobre él todas nuestras culpas. Cuando   era maltratado, él se sometía, y no abría la boca; como cordero llevado al   matadero, como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca. Sin   defensa ni juicio se lo llevaron, y ¿quién se preocupó de su suerte?
Lo   arrancaron de la tierra de los vivos, lo hirieron por los pecados de mi pueblo;   lo enterraron con los malhechores, lo sepultaron con los malvados, aunque él no   cometió ningún crimen ni hubo engaño en su boca. Pero el Señor quiso   quebrantarlo con sufrimientos. Y si él entrega su vida como expiación, verá su   
descendencia, tendrá larga vida y por medio de él, prosperarán los planes   del Señor. Después de una vida de amarguras verá la luz, comprenderá su destino.   Mi siervo, el justo, traerá a muchos la salvación cargando con las culpas de   ellos.
Por eso, le daré un puesto de honor entre los grandes y con los   poderosos participará del triunfo, por haberse entregado a la muerte y haber   compartido la suerte de los pecadores. Pues él cargó con los pecados de muchos e   intercedió por los pecadores.
Palabra de Dios.
Te alabamos,   Señor.
Salmo Responsorial
Sal 30, 2.6.12-13.15-16.17 y 25
Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.
A   ti, Señor, me acojo, que no quede yo nunca defraudado; líbrame por tu bondad. En   tus manos encomiendo mi espíritu; tú, mi Dios leal, me librarás.
Padre, en   tus manos encomiendo mi espíritu.
Soy   la burla de mis agresores, motivo de risa para mis vecinos, el espanto de mis   conocidos; los que me ven por la calle huyen de mí; olvidado de todos como un   muerto, me he convertido en un objeto inútil.
Padre, en tus manos   encomiendo mi espíritu.
Pero yo confío en ti, Señor; yo te digo: "Tú eres mi Dios". Mi   destino está en tus manos, líbrame de los enemigos que me   persiguen.
Padre, en tus manos encomiendo mi   espíritu.
Que   tu rostro resplandezca sobre tu siervo, sálvame por tu amor. Sean fuertes y   anímense, todos los que esperan en el Señor.
Padre, en tus manos   encomiendo mi espíritu.
Segunda Lectura
Aprendió a obedecer y se convirtió en causa de salvación eterna para todos los que le obedecen
Lectura de la carta a los Hebreos 4, 14-16; 5, 7-9
Hermanos: Ya que tenemos en Jesús, el Hijo de Dios, un sumo   sacerdote eminente que ha penetrado en los cielos, mantengámonos firmes en la fe   que profesamos.
Pues no es él un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de   nuestras flaquezas, sino que ha sido probado en todo como nosotros excepto en el   pecado. 
Acerquémonos, pues, con plena confianza al trono de la gracia, a fin   de obtener misericordia y encontrar la gracia de un socorro oportuno.
El   mismo Cristo, que en los días de su vida mortal presentó oraciones y súplicas   con grandes gritos y lágrimas al que podía salvarlo de la muerte, fue escuchado   en atención a su actitud reverente; y precisamente porque era Hijo, aprendió   sufriendo a obedecer. Llegado a la perfección, se convirtió en causa de   salvación eterna para todos los que le obedecen.
Palabra de Dios.
Te   alabamos, Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Cristo se humilló por nosotros y por obediencia aceptó incluso la   muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo exaltó sobre todas las cosas y le   otorgó el nombre que está sobre todo nombre.
Honor y gloria a ti, Señor   Jesús.
Evangelio
† Pasión de nuestro Señor Jesucristo, según san Juan 18, 1-40; 19, 1-42
C. En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos atravesaron el torrente   Cedrón y entraron en un huerto que había cerca. Este lugar era conocido por   Judas, el traidor, porque Jesús se reunía frecuentemente allí con sus   discípulos. Así que Judas, llevando consigo un destacamento de soldados romanos   y los guardias puestos a su disposición por los sumos sacerdotes y los fariseos,   se dirigió a aquel lugar. Iban armados y equipados con faroles y antorchas.   
Jesús, que sabía todo lo que iba a ocurrir, salió a su encuentro y les   preguntó:
†. "¿A quién buscan?"
C. Ellos contestaron:
S. "A Jesús de   Nazaret".
C. Les dijo Jesús:
†. "Yo soy".
C. Judas, el traidor, estaba   allí con ellos. En cuanto les dijo:"Yo soy", retrocedieron y cayeron a tierra.   Jesús les preguntó de nuevo:
†. "¿A quién buscan?"
C. Volvieron a   contestarle:
S. "A Jesús de Nazaret".
C. Jesús les dijo:
†. "Ya les he   dicho que soy yo. Por tanto, si me buscan a mí, dejen que éstos se vayan".
C.   Así se cumplió lo que él mismo había dicho: "No he perdido a ninguno de los que   me diste".
Entonces Simón Pedro, que tenía una espada, la desenvainó e hirió   con ella a un criado del sumo sacerdote, cortándole la oreja derecha. Este   criado se llamaba Malco. Pero Jesús dijo a Pedro:
†. "Guarda tu espada. ¿Es   que no debo beber este cáliz de amargura que el Padre me ha preparado?"
C.   Los soldados romanos, con su comandante al frente, y la guardia judía,   arrestaron a Jesús y le ataron las manos. Acto seguido, lo condujeron a casa de   Anás, el cual era suegro de Caifás, que era sumo sacerdote aquel año. Caifás era   el que había aconsejado a los judíos: "Conviene que muera un solo hombre por el   pueblo".
Simón Pedro y otro discípulo seguían a Jesús. Este discípulo, que   era conocido del sumo sacerdote, entró al mismo tiempo que Jesús en el patio   interior de la casa del sumo sacerdote. Pedro, en cambio, tuvo que quedarse   fuera junto a la puerta, hasta que el otro discípulo, el conocido del sumo   sacerdote, habló a la portera y consiguió que lo dejara entrar. Pero la portera   preguntó a Pedro:
S."¿No eres tú también uno de los discípulos de ese   hombre?"
C. Pedro le contestó:
S. "No, no lo soy".
C. Como hacía frío,   los criados y la guardia habían preparado una fogata y estaban en torno a ella   calentándose. Pedro estaba también con ellos calentándose.
El sumo sacerdote   interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de su enseñanza. Jesús   declaró:
†. "Yo he hablado siempre en público. He enseñado en las sinagogas y   en el templo, donde se reúnen todos los judíos. No he enseñado nada   clandestinamente. ¿Por qué me preguntas a mí? Pregunta a los que me han oído, y   ellos podrán informarte".
C. Al oír esta respuesta, uno de los guardias, que   estaba junto a él, le dio una bofetada, diciéndole: 
S. "¿Cómo te atreves a   contestar así al sumo sacerdote?"
C. Jesús le dijo:
†. "Si he hablado mal,   demuéstrame en qué; pero si he hablado bien, ¿por qué me pegas?"
C. Entonces   Anás lo envió, con las manos atadas, a Caifás, el sumo sacerdote.
Mientras   Simón Pedro estaba junto a la fogata, calentándose, uno le preguntó:
S. "¿No   eres tú también uno de los discípulos de ese hombre?"
C. Pedro lo negó   diciendo: 
S. "No, no lo soy".
C. Uno de los criados del sumo sacerdote,   pariente de aquél a quien Pedro había cortado la oreja, le insistió:
S.   "¿Cómo que no? Yo mismo te vi en el huerto con él".
C. Pedro volvió a   negarlo. Y en aquel momento cantó el gallo. 
Después condujeron a Jesús desde   la casa de Caifás hasta el palacio del gobernador. Era de madrugada. Los judíos   no entraron en el palacio para no contraer impureza legal, y poder celebrar así   la cena de pascua. Pilato, por su parte, salió adonde estaban ellos y les   preguntó: 
S. "¿De qué acusan a este hombre?"
C. Ellos le   contestaron:
S. "Si no fuera un criminal, no te lo habríamos entregado".   
C. Pilato les dijo:
S. "Llévenselo y júzguenlo según su ley".
C. Los   judíos dijeron:
S. "Nosotros no estamos autorizados para condenar a muerte a   nadie".
C. Así se cumplió la palabra de Jesús, que había anunciado de qué   forma iba a morir. Pilato volvió a entrar en su palacio, llamó a Jesús y le   interrogó:
S. "¿Eres tú el rey de los judíos?"
C. Jesús le contestó:
†.   "¿Dices eso por ti mismo o te lo han dicho otros de mí?" 
C. Pilato   respondió:
S. "¿Acaso soy yo judío? Son los de tu propia nación y lo sumos   sacerdotes los que te han
entregado a mí. ¿Qué has hecho?"
C. Jesús le   explicó:
†. "Mi reino no es de este mundo. Si lo fuera, mis seguidores   hubieran luchado para impedir que yo fuera entregado a los judíos. Pero no, mi   reino no es de este mundo".
C. Pilato insistió:
S. "Entonces, ¿eres rey?"   
C. Jesús le respondió: 
†. "Soy rey, como tú dices. Y mi misión consiste   en dar testimonio de la verdad. Precisamente para eso he nacido y para eso he   venido al mundo. Todo el que pertenece a la verdad escucha mi voz".
C. Pilato   le preguntó: 
S. "¿Y qué es la verdad?" 
C. Después de decir esto, Pilato   salió de nuevo y dijo a los judíos: 
S. "Yo no encuentro delito alguno en   este hombre. Pero como ustedes tienen derecho a que les ponga en libertad un   prisionero durante la fiesta de la pascua, ¿quieren que deje en libertad al rey   de los judíos?" 
C. Pero ellos seguían gritando: 
S. "¡No, a ése no! ¡Deja   en libertad a Barrabás!" (El tal Barrabás era un bandido). 
C. Entonces   Pilato ordenó que lo azotaran. Los soldados prepararon una corona de espinas y   se la pusieron en la cabeza. También le colocaron sobre los hombros un manto   rojo. Y se acercaban a él, diciendo: 
S. "¡Salve, rey de los judíos!" 
C.   Y le daban bofetadas. Pilato salió, una vez más, y les dijo: 
S. "Miren, lo   traigo de nuevo para que quede bien claro que yo no encuentro delito alguno en   este hombre".
C. Salió, pues, Jesús afuera. Llevaba sobre su cabeza la corona   de espinas y sobre sus hombros el manto rojo. Pilato lo presentó con estas   palabras: 
S. "¡Este es el hombre!" 
C. Los sumos sacerdotes y los   guardias, al verlo, comenzaron a gritar: 
S. "¡Crucifícalo, crucifícalo!"   
C. Pilato les dijo: 
S. "Llévenselo ustedes y crucifíquenlo; porque yo no   encuentro delito alguno en él".
C. Los judíos insistieron: 
S. "Nosotros   tenemos una ley y, según ella, debe morir, porque se ha presentado a sí mismo   como Hijo de Dios".
C. Al oír esto, Pilato sintió aún más miedo. Entró de   nuevo en el palacio y preguntó a Jesús: 
S. "¿De dónde eres tú?" 
C. Pero   Jesús no le contestó. Pilato le dijo: 
S. "¿Te niegas a contestarme? ¿Es que   no sabes que yo tengo autoridad, tanto para dejarte en libertad como para   ordenar que te crucifiquen?" 
C. Jesús le respondió: 
†. "No tendrías   autoridad alguna sobre mí, si no te la hubieran dado de lo alto; por eso, el que   me entregó a ti tiene más culpa que tú".
C. Desde ese momento Pilato   intentaba ponerlo en libertad. Pero los judíos le gritaban: 
S. "Si pones en   libertad a ese hombre, no eres amigo del emperador romano. Porque cualquiera que   tenga la pretensión de ser rey, es enemigo del emperador".
C. Pilato, al oír   esto, mandó que sacaran fuera a Jesús y lo sentó en el tribunal, en el lugar   conocido con el nombre de "Enlosado" (que en la lengua de los judíos, se llama   "Gábbata"). Era la víspera de la fiesta de la pascua, hacia el mediodía. Pilato   dijo a los judíos: 
S. "¡Aquí tienen a su rey!" 
C. Ellos comenzaron a   gritar: 
S. "¡Mátalo! ¡Crucifícalo!" 
C. Pilato insistió: 
S. "¿Cómo   voy a crucificar a su rey?" 
C. Pero los sumos sacerdotes contestaron: 
S.   "Nuestro único rey es el emperador romano".
C. Entonces Pilato les entregó a   Jesús para que lo crucificaran. 
Se hicieron, pues, cargo de Jesús quien,   llevando a hombros su propia cruz, salió de la ciudad hacia un lugar llamado "La   Calavera" (que en la lengua de los judíos se dice "Gólgota"). Allí lo   crucificaron junto con otros dos, uno a cada lado de Jesús. 
Pilato mandó   escribir y poner sobre la cruz un letrero con esta inscripción: "Jesús de   Nazaret, el rey de los judíos". Leyeron el letrero muchos judíos, porque el   lugar donde Jesús había sido crucificado estaba cerca de la ciudad, y estaba   escrito en hebreo, en latín y en griego. Los sumos sacerdotes se presentaron a   Pilato y le dijeron: 
S. "No escribas: "El rey de los judíos", sino más bien:   "Este hombre ha dicho: Yo soy el rey de los judíos"".
C. Pilato les contestó:   
S. "Lo que he escrito, escrito queda".
C. Los soldados, después de   crucificar a Jesús, se apropiaron de sus vestidos e hicieron con ellos cuatro   partes, una para cada uno. Dejaron aparte la túnica. Como era una túnica sin   costuras, tejida de una sola pieza de arriba abajo, los soldados llegaron a este   acuerdo: 
S. "Es mejor que no la dividamos, vamos a sortearla para ver a   quién le toca".
C. Así se cumplió este texto de la Escritura: 
Dividieron   entre ellos mis vestidos y mi túnica la echaron a suertes. 
Eso fue lo que   hicieron los soldados. 
Junto a la cruz de Jesús 
estaban su madre, la   hermana de su madre, María la mujer de Cleofás, y María Magdalena. Jesús, al ver   a su madre y junto a ella al discípulo a quien tanto amaba, dijo a su madre:   
†. "Mujer, ahí tienes a tu hijo".
C. Después dijo al discípulo: 
†.   "Ahí tienes a tu madre".
C. Y desde aquel momento, el discípulo la recibió   como suya. Después Jesús, sabiendo que todo se había cumplido, para que también   se cumpliera la Escritura, exclamó: 
†. "Tengo sed".
C. Había allí una   jarra con vinagre. Los soldados colocaron en la punta de una caña una esponja   empapada en el vinagre y se la acercaron a la boca. Jesús probó al vinagre y   dijo: 
†. "Todo está cumplido".
C. E inclinando la cabeza, entregó el   espíritu. 
Aquí todos se arrodillan y oran en silencio unos instantes.
C. Como era el día de la preparación de la fiesta de pascua, los   judíos no querían que los cuerpos quedaran en la cruz aquel sábado, ya que aquel   día se celebraba una fiesta muy solemne. Por eso pidieron a Pilato que ordenara   romper las piernas a los crucificados y que los bajaran de la cruz. 
Fueron,   pues, los soldados y rompieron las piernas a los dos que habían sido   crucificados con Jesús. Cuando se acercaron a Jesús, se dieron cuenta de que ya   había muerto; por eso no le rompieron las piernas. Pero uno de los soldados le   atravesó el costado con una lanza, y en seguida brotó del costado sangre y agua.   
El que vio estas cosas da testimonio de ellas, y su testimonio es verdadero.   El sabe que dice la verdad, para que también ustedes crean. Esto sucedió para   que se cumpliera la Escritura, que dice: No le quebrarán ningún hueso. La   Escritura dice también en otro pasaje: Mirarán al que traspasaron. 
Después   de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, aunque lo mantenía en   secreto por miedo a los judíos, pidió autorización a Pilato para retirar el   cuerpo de Jesús. Pilato se lo concedió. 
Entonces él fue y tomó el cuerpo de   Jesús. Llegó también Nicodemo, el que en una ocasión había ido a hablar con   Jesús durante la noche, con unos treinta kilos de una mezcla de mirra y perfume.   Entre los dos se llevaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron con vendas de lino   bien empapadas en la mezcla de mirra y perfume, según la costumbre judía de   sepultar a los muertos. 
Cerca del lugar donde fue crucificado Jesús había un   huerto y, en el huerto, un sepulcro nuevo en el que nadie había sido enterrado.   Allí, pues, depositaron a Jesús, dado que el sepulcro estaba cerca y era la   víspera de la fiesta de pascua. 
Hasta aquí la Pasión de nuestro Señor   Jesucristo, según san Juan. 
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Oración Universal
I. Por la Santa Iglesia
Oremos, hermanos y hermanas, por la santa Iglesia de Dios, para que el Señor le conceda la paz y la unidad, la proteja en toda la tierra y a todos nos conceda una vida serena para alabar a Dios Padre todopoderoso.
Se ora un momento en silencio. Prosigue el celebrante:
Dios todopoderoso y eterno, que en Cristo revelaste tu gloria a   todas las naciones, conserva la obra de tu amor para que tu Iglesia, extendida   por todo el mundo, persevere con fe inquebrantable en la confesión de tu nombre.   
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
II. Por el Papa
Oremos también por nuestro Santo Padre, el Papa N., para que Dios nuestro Señor, que lo eligió entre los obispos, lo asista y proteja para bien de su Iglesia como guía y pastor del pueblo santo de Dios.
Se ora un momento en silencio. Prosigue el celebrante:
Dios todopoderoso y eterno, cuya providencia gobierna todas las   cosas: atiende nuestras súplicas y protege con tu amor al Papa que nos has   elegido, para que el pueblo cristiano, confiado por ti a su guía pastoral,   progrese siempre en la fe. 
Por Jesucristo, nuestro   Señor.
Amén.
III. Por el pueblo de Dios y sus ministros
Oremos también por nuestros obispos, presbíteros, diáconos, y por todos los miembros del pueblo santo de Dios.
Se ora un momento en silencio. Prosigue el celebrante:
Dios todopoderoso y eterno, que con tu Espíritu santificas y   gobiernas a toda tu Iglesia; escucha las súplicas que te dirigimos por todos sus   miembros, para que, con la ayuda de tu gracia, cada uno te sirva fielmente en la   vocación a que les has llamado.
Por Jesucristo, nuestro   Señor.
Amén.
IV. Por los catecúmenos
Oremos también por los catecúmenos, para que Dios nuestro Señor les ilumine interiormente y les comunique su amor; y para que, mediante el bautismo, se les perdonen todos sus pecados y queden incorporados a Cristo, nuestro Señor.
Se ora un momento en silencio. Prosigue el celebrante:
Dios todopoderoso y eterno, que sin cesar concedes nuevos hijos a   tu Iglesia; aumenta en los catecúmenos el conocimiento de su fe, para que puedan   renacer por el bautismo a la vida nueva de tus hijos de adopción. 
Por   Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
V. Por la unidad de los cristianos
Oremos también por todos los hermanos que creen en Cristo, para que Dios nuestro Señor les conceda vivir sinceramente lo que profesan y se digne reunirlos para siempre en un solo rebaño.
Se ora un momento en silencio. Prosigue el celebrante:
Dios todopoderoso y eterno, que reúnes a los que están dispersos y   los mantienes en la unidad: mira con amor a todos los cristianos, a fin de que   cuantos están consagrados por un solo bautismo formen una sola familia unida por   el amor y la integridad de la fe. 
Por Jesucristo, nuestro   Señor.
Amén.
VI. Por los judíos
Oremos también por el pueblo judío, al que Dios se dignó hablar por medio de los profetas, para que el Señor le conceda progresar continuamente en el amor a su nombre y en la fidelidad a la alianza que selló con sus padres.
Se ora un momento en silencio. Prosigue el celebrante:
Dios todopoderoso y eterno, que prometiste llenar de bendiciones a   Abrahán y su descendencia; escucha las súplicas de tu Iglesia y concede al   pueblo de la primitiva alianza alcanzar la plenitud de la redención. 
Por   Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
VII. Por los que no creen en Cristo
Oremos también por los que no creen en Cristo, para que, iluminados por el Espíritu Santo, encuentren también ellos el camino de la salvación.
Se ora un momento en silencio. Prosigue el celebrante:
Dios todopoderoso y eterno, concede a quienes no creen en Cristo   buscar sinceramente agradarte para que encuentren la verdad; y a nosotros, tus   fieles, concédenos progresar en el amor fraterno y en el deseo de conocerte más,   para dar al mundo un testimonio creíble de tu amor. 
Por Jesucristo, nuestro   Señor.
Amén.
VIII. Por los que no creen en Dios
Oremos también por los que no admiten a Dios, para que obren siempre con bondad y rectitud y puedan alcanzar el premio de llegar a él.
Se ora un momento en silencio. Prosigue el celebrante:
Dios todopoderoso y eterno, que creaste a todos los seres humanos   para que te busquen, y, sólo al encontrarte, hallen descanso; concédenos que, en   medio de las adversidades de este mundo, todos reconozcan las señales de tu amor   y, estimulados por el testimonio de nuestra vida, tengan por fin la alegría de   reconocerte como único Dios y Padre de todos los seres humanos. 
Por   Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
IX. Por los gobernantes
Oremos también por los gobernantes de todas las naciones, para que Dios nuestro Señor les inspire decisiones que promuevan el bien común en un ambiente de paz y libertad.
Se ora un momento en silencio. Prosigue el celebrante:
Dios todopoderoso y eterno, en cuyas manos está mover el corazón   de los seres humanos y defender los derechos de los pueblos; asiste a los que   gobiernan para que, con tu ayuda, promuevan una paz duradera, un auténtico   progreso social y una verdadera libertad religiosa.
Por Jesucristo, nuestro   Señor.
Amén.
X. Por los que se encuentran en alguna tribulación
Oremos, hermanos y hermanas, a Dios Padre todopoderoso por todos los que en el mundo sufren las consecuencias del pecado, para que cure a los enfermos, dé alimento a los que padecen hambre, libere de la injusticia a los perseguidos, redima a los encarcelados, conceda volver a casa a los emigrantes y desterrados, proteja a los que viajan y dé la salvación a los moribundos.
Se ora un momento en silencio. Prosigue el celebrante:
Dios todopoderoso y eterno, consuelo de los que lloran y fuerza de   los que sufren: lleguen hasta ti las súplicas de quienes te invocan en su   tribulación, para que sientan en sus adversidades la ayuda de tu   misericordia.
Por Jesucristo, nuestro   Señor.
Amén.
Adoración de la Cruz
Se   lleva al altar la cruz cubierta, acompañada por dos ministros con velas   encendidas. El celebrante, de pie ante el altar, toma la cruz, descubre un poco   su extremo superior y la eleva, comenzando a cantar el invitatorio "Miren el   árbol de la cruz". Todos responden "Vengan a adorarlo". El celebrante descubre   el brazo derecho de la cruz y, elevándola de nuevo, canta la invitación "Miren   el árbol de la cruz", y prosigue como la primera vez. Finalmente descubre por   completo la cruz y, elevándola, comienza por tercera vez el invitatorio "Miren   el árbol de la cruz", y el pueblo responde "Vengan a adorarlo".
El celebrante   el clero y los fieles se acercan procesionalmente y adoran la cruz, haciendo   delante de ella una genuflexión simple o venerarla besándola. Mientras tanto, se   canta la antífona "Tu cruz adoramos", los Improperios u otros cánticos   apropiados.
Tu cruz adoramos
Tu cruz adoramos, Señor, y tu santa resurrección alabamos y glorificamos. Por el árbol de la cruz ha venido la alegría al mundo entero.
El   Señor tenga piedad de nosotros y nos bendiga, que nos muestre su rostro radiante   y misericordioso.
Tu cruz adoramos, Señor, y tu santa resurrección alabamos y   glorificamos. Por el árbol de la cruz ha venido la alegría al mundo   entero.
El Señor tenga piedad de nosotros y nos bendiga, que nos muestre su rostro radiante y misericordioso.
Improperios
Pueblo mío, ¿qué te he hecho, en qué te he ofendido?   Respóndeme.
Yo te saqué de Egipto; tú preparaste una cruz para tu   Salvador.
Santo es Dios. Santo y fuerte. Santo e inmortal, ten piedad de nosotros.
Yo te guié cuarenta años por el desierto, te alimenté con el maná, te introduje en una tierra excelente; tú preparaste una cruz para tu Salvador.
Santo es Dios. Santo y fuerte. Santo e inmortal, ten piedad de nosotros.
¿Qué más pude hacer por ti? Yo te planté como viña mía, escogida y hermosa. ¡Qué amarga te has vuelto conmigo! Para mi sed me diste vinagre, con la lanza traspasaste el costado a tu Salvador.
Santo es Dios. Santo y fuerte. Santo e inmortal, ten piedad de nosotros.
Celebrante:
Fieles a la recomendación del Salvador, y siguiendo   su divina enseñanza, nos atrevemos a decir: 
El   celebrante, con las manos extendidas, y todos los presentes   prosiguen:
Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu nombre,   venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo.   Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también   nosotros perdonamos a los que nos ofenden, no nos dejes caer en la tentación y   líbranos del mal.
El celebrante con las manos extendidas, prosigue él solo:
Líbranos, Señor, de todos los males, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo.
Junta las manos. El pueblo concluye la plegaria aclamando:
¡Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria por siempre, Señor!
A continuación el celebrante, con las manos juntas, dice en secreto:
Señor Jesucristo, que esta comunión de tu Cuerpo que me atrevo a recibir, no sea para mí causa de condenación, sino que, por tu piedad, me aproveche para defensa de alma y cuerpo y como remedio saludable.
Seguidamente hace genuflexión, toma una hostia y, sosteniéndola un poco elevada sobre el copón y vuelto hacia el pueblo, dice en voz alta:
Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor.
Y juntamente con el pueblo, prosigue:
Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme.
Luego, comulga reverentemente el Cuerpo de Cristo. Después distribuye a los fieles la comunión. Durante ella se pueden entonar cánticos apropiados.
Oración
Dios todopoderoso y eterno, que nos has redimido con la   gloriosa muerte y resurrección de Jesucristo por medio de nuestra participación   en este Sacramento, prosigue en nosotros la obra de tu amor y ayúdanos a vivir   entregados siempre a tu servicio. 
Por Jesucristo, nuestro   Señor.
Amén.
Oración sobre el Pueblo
Oremos:
Que tu bendición, Señor, descienda con abundancia sobre   este pueblo, que ha celebrado la muerte de tu Hijo con la esperanza de su santa   resurrección; venga sobre él tu perdón, concédele tu consuelo, acrecienta su fe   y consolida en él la redención eterna.
Por Jesucristo, nuestro   Señor.
Amén.
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† Meditación diaria
Viernes Santo
Pasión de Nuestro Señor
JESÚS MUERE EN LA CRUZ
— En el Calvario. Jesús pide perdón por quienes le maltratan y crucifican.
— Cristo crucificado: se consuma la obra de nuestra Redención.
— Jesús nos da a su Madre como Madre nuestra. Los frutos de la Cruz. El buen ladrón.
I. Jesús es clavado en la cruz. Y canta la liturgia: ¡Dulces clavos! ¡Dulce árbol donde la Vida empieza...!1.
Toda la vida de Jesús está dirigida a este momento supremo. Ahora apenas logra llegar, jadeando y exhausto, a la cima de aquel pequeño altozano llamado «lugar de la calavera». Enseguida lo tienden sobre el suelo y comienzan a clavarle en el madero. Introducen los hierros primero en las manos, con desgarro de nervios y carne. Luego es izado hasta quedar erguido sobre el palo vertical que está fijo en el suelo. A continuación le clavan los pies. María, su Madre, contempla toda la escena.
El Señor está firmemente clavado en la cruz. «Había esperado en ella muchos años, y aquel día se iba a cumplir su deseo de redimir a los hombres (...). Lo que hasta Él había sido un instrumento infame y deshonroso, se convertía en árbol de vida y escalera de gloria. Una honda alegría le llenaba al extender los brazos sobre la cruz, para que supieran todos que así tendría siempre los brazos para los pecadores que se acercaran a Él: abiertos (...).
»Vio, y eso le llenó de alegría, cómo iba a ser amada y adorada la cruz, porque Él iba a morir en ella. Vio a los mártires, que, por su amor y por defender la verdad, iban a padecer un martirio semejante. Vio el amor de sus amigos, vio sus lágrimas ante la cruz. Vio el triunfo y la victoria que alcanzarían los cristianos con el arma de la cruz. Vio los grandes milagros que con la señal de la cruz se iban a hacer a lo largo del mundo. Vio tantos hombres que, con su vida, iban a ser santos, porque supieron morir como Él y vencieron al pecado»2. Contempló tantas veces cómo nosotros íbamos a besar un crucifijo; nuestro recomenzar en tantas ocasiones...
Jesús está elevado en la cruz. A su alrededor hay un espectáculo desolador; algunos pasan y le injurian; los príncipes de los sacerdotes, más hirientes y mordaces, se burlan; y otros, indiferentes, miran el acontecimiento. Muchos de los allí presentes le habían visto bendecir, e incluso hacer milagros. No hay reproches en los ojos de Jesús, solo piedad y compasión. Le ofrecen vino con mirra. Dad licor a los miserables y vino a los afligidos: que bebiendo olviden su miseria y no se acuerden más de sus dolores3. Era costumbre reservar estos gestos humanitarios con los condenados. La bebida –un vino fuerte con algo de mirra– adormecía y aliviaba el terrible sufrimiento.
El Señor lo probó por gratitud al que se lo ofrecía, pero no quiso tomarlo, para apurar el cáliz del dolor. ¿Por qué tanto padecimiento?, se pregunta San Agustín. Y responde: «Todo lo que padeció es el precio de nuestro rescate»4. No se contentó con sufrir un poco: quiso agotar el cáliz sin reservarse nada, para que aprendiéramos la grandeza de su amor y la bajeza del pecado. Para que fuéramos generosos en la entrega, en la mortificación, en el servicio a los demás.
II. La crucifixión era la ejecución más cruel y afrentosa que conoció la antigüedad. Un ciudadano romano no podía ser crucificado. La muerte sobrevenía después de una larga agonía. A veces, los verdugos aceleraban el final del crucificado quebrantándole las piernas. Desde los tiempos apostólicos hasta nuestros días muchos son los que se niegan a aceptar a un Dios hecho hombre que muere en un madero para salvarnos: el drama de la cruz sigue siendo motivo de escándalo para los judíos y locura para los gentiles5. Desde siempre, ahora también, ha existido la tentación de desvirtuar el sentido de la Cruz.
La unión íntima de cada cristiano con su Señor necesita de ese conocimiento completo de su vida, también de este capítulo de la Cruz. Aquí se consuma nuestra Redención, aquí encuentra sentido el dolor en el mundo, aquí conocemos un poco la malicia del pecado y el amor de Dios por cada hombre. No quedemos indiferentes ante un Crucifijo.
«Ya han cosido a Jesús al madero. Los verdugos han ejecutado despiadadamente la sentencia. El Señor ha dejado hacer, con mansedumbre infinita.
»No era necesario tanto tormento. Él pudo haber evitado aquellas amarguras, aquellas humillaciones, aquellos malos tratos, aquel juicio inicuo, y la vergüenza del patíbulo, y los clavos, y la lanza... Pero quiso sufrir todo eso por ti y por mí. Y nosotros, ¿no vamos a saber corresponder?
»Es muy posible que en alguna ocasión, a solas con un crucifijo, se te vengan las lágrimas a los ojos. No te domines... Pero procura que ese llanto acabe en un propósito»6.
III. Los frutos de la Cruz no se hicieron esperar. Uno de los ladrones, después de reconocer sus pecados, se dirige a Jesús: Señor, acuérdate de mí cuando estés en tu reino. Le habla con la confianza que le otorga el ser compañero de suplicio. Seguramente habría oído hablar antes de Cristo, de su vida, de sus milagros. Ahora ha coincidido con Él en los momentos en que parece estar oculta su divinidad. Pero ha visto su comportamiento desde que emprendieron la marcha hacia el Calvario: su silencio que impresiona, su mirar lleno de compasión ante las gentes, su majestad grande en medio de tanto cansancio y de tanto dolor. Estas palabras que ahora pronuncia no son improvisadas: expresan el resultado final de un proceso que se inició en su interior desde el momento en que se unió a Jesús. Para convertirse en discípulo de Cristo no ha necesitado de ningún milagro; le ha bastado contemplar de cerca el sufrimiento del Señor. Otros muchos se convertirían al meditar los hechos de la Pasión recogidos por los Evangelistas.
Escuchó el Señor emocionado, entre tantos insultos, aquella voz que le reconocía como Dios. Debió producir alegría en su corazón, después de tanto sufrimiento. Yo te aseguro, le dijo, que hoy mismo estarás conmigo en el Paraíso7.
La eficacia de la Pasión no tiene fin. Ha llenado el mundo de paz, de gracia, de perdón, de felicidad en las almas, de salvación. Aquella Redención que Cristo realizó una vez, se aplica a cada hombre, con la cooperación de su libertad. Cada uno de nosotros puede decir en verdad: el Hijo de Dios me amó y se entregó por mí8. No ya por «nosotros», de modo genérico, sinopor mí, como si fuese único. Se actualiza la Redención salvadora de Cristo cada vez que en el altar se celebra la Santa Misa9.
«Jesucristo quiso someterse por amor, con plena conciencia, entera libertad y corazón sensible (...). Nadie ha muerto como Jesucristo, porque era la misma vida. Nadie ha expiado el pecado como Él, porque era la misma pureza»10. Nosotros estamos recibiendo ahora copiosamente los frutos de aquel amor de Jesús en la Cruz. Solo nuestro «no querer» puede hacer baldía la Pasión de Cristo.
Muy cerca de Jesús está su Madre, con otras santas mujeres. También está allí Juan, el más joven de los Apóstoles. Jesús, viendo a su Madre y al discípulo a quien amaba, que estaba allí, dijo a su madre: Mujer, he ahí a tu hijo. Luego dijo al discípulo: He ahí a tu madre. Y desde aquel momento el discípulo la recibió en su casa11. Jesús, después de darse a sí mismo en la Última Cena, nos da ahora lo que más quiere en la tierra, lo más precioso que le queda. Le han despojado de todo. Y Él nos da a María como Madre nuestra.
Este gesto tiene un doble sentido. Por una parte se preocupa de la Virgen, cumpliendo con toda fidelidad el Cuarto Mandamiento del Decálogo. Por otra, declara que Ella es nuestra Madre. «La Santísima Virgen avanzó también en la peregrinación de la fe, y mantuvo fielmente su unión con el Hijo hasta la Cruz, junto a la cual, no sin designio divino, se mantuvo de pie (Jn19, 25), sufriendo profundamente con su Unigénito y asociándose con entrañas de madre a su sacrificio, consintiendo amorosamente en la inmolación de la Víctima que Ella misma había engendrado; y, finalmente, fue dada por el mismo Cristo Jesús, agonizante en la Cruz, como madre al discípulo»12.
«Se apaga la luminaria del cielo, y la tierra queda sumida en tinieblas. Son cerca de las tres, cuando Jesús exclama:
»—Elí, Elí, lamma sabachtani?! Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? (Mt 27, 46).
»Después, sabiendo que todas las cosas están a punto de ser consumadas, para que se cumpla la Escritura, dice:
»—Tengo sed (Jn 19, 28).
»Los soldados empapan en vinagre una esponja, y poniéndola en una caña de hisopo se la acercan a la boca. Jesús sorbe el vinagre, y exclama:
»—Todo está cumplido (Jn 19, 30).
»El velo del templo se rasga, y tiembla la tierra, cuando clama el Señor con una gran voz:
»—Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu (Lc 23, 46).
»Y expira.
»Ama el sacrificio, que es fuente de vida interior. Ama la Cruz, que es altar del sacrificio. Ama el dolor, hasta beber, como Cristo, las heces del cáliz»13.
Con María, nuestra Madre, nos será más fácil, y por eso le cantamos con el himno litúrgico: «¡Oh dulce fuente de amor!, hazme sentir tu dolor para que llore contigo. Hazme contigo llorar y dolerme de veras de sus penas mientras vivo; porque deseo acompañar en la cruz, donde le veo, tu corazón compasivo. Haz que me enamore su cruz y que en ella viva y more...»14.
1 Himno Crux fidelis. Adoración de la Cruz .— 2 L. de la Palma, La Pasión del Señor, pp. 168-169. — 3 Prov 31, 6-7. — 4 San Agustín, Comentario sobre el salmo 21, 11, 8. — 5 Cfr. 1 Cor 1, 23. — 6 San Josemaría Escrivá, Vía Crucis, XI, 1. — 7 Lc 23, 43. — 8 Gal 2, 20. — 9 Cfr. Conc. Vat. II, Const. Lumen gentium, 3 y Oración sobre las Ofrendas del Domingo II del tiempo ordinario. — 10 R. Guardini, El Señor, Madrid 1956, vol. II, p. 170. — 11 Jn 19, 26-27. — 12 Conc. Vat. II, Const. Lumen gentium, 58. — 13 San Josemaría Escrivá, Vía Crucis, XII. — 14 HimnoStabat Mater.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
¿Cómo vivir el Viernes Santo?
Video: https://youtu.be/6D0j5hNHOug
Via Crucis
Es la oración inventada, rezada y vivida por la Santísima Virgen, ya desde la Pasión y luego todos los días de su vida terrena, tal como vio la Beata Ana Catalina Emmerick. Es una forma muy poderosa de reparar, ayudar a salvar almas y obtener gracias, en especial, para quienes no se mortifican (porque no piden amor a la Cruz a Dios).
http://www.devociones.org/viacrucisindex.htm
Meditación
Es muy bueno aprovechar para leer o escuchar las revelaciones de Emmerick sobre la Pasión, en http://www.emmerick.org/home/es/biblioteca
Son las revelaciones más detalladas sobre la vida del Señor y de la Santísima Virgen que tiene la Iglesia, a tal punto que permitieron descubrir la casa de la Virgen en Éfeso y muchos otros sitios y reliquias sagradas (aún quedan muchos otros por descubrir).
Se puede escuchar en:
https://gloria.tv/video/nNYv6mVcryt
https://gloria.tv/video/L7pm6DLx8W1
https://gloria.tv/video/mXNky2ovLSU
https://gloria.tv/video/6HjK7gRwUhH
https://gloria.tv/video/dGQPdPYoFK6
https://gloria.tv/video/HYB6hAWX34N
https://gloria.tv/video/5Yxo6QDvs1L
Hay más revelaciones en http://www.emmerick.org/home/es/biblioteca
Las 7 palabras de Jesús en la Cruz: 
https://youtu.be/5xKUVFM7Avs?list=PLovntvwjHVGjS6inbJQRcD3KOaZa_DxFK
Novena a la Divina Misericordia
Lo mismo que en la Misa, aunque en menor grado porque la Misa es la Oración Perfecta donde se vive realmente la Pasión y Resurrección, ofrecemos al Padre no sólo los méritos de Su Hijo sino a Jesús mismo.
Es una novena con gran poder de intercesión revelada por Cristo mismo a Santa Faustina, cuyo Diario se puede bajar gratis de:
http://www.divina-misericordia.org/diario-de-santa-faustina/index.html
Coronilla a la Divina Misericordia
A través de ella obtendrás todo, si lo que pides está de acuerdo   con Mi voluntad (1731).
Jesús garantiza la conversión, aunque no sea   instantánea, de quien la rece (687). Salva a quienes amas: invítales a rezarla,   aunque sea como regalo para tu cumpleaños. Rézala incesantemente... quienquiera   que la rece recibirá gran misericordia a la hora de la muerte (687). Cuando un   alma vea la gravedad de sus pecados, que no se desespere, sino que se arroje en   Mi Misericordia, como un niño en brazos de su madre amadísima. Cuando se reza   ante un agonizante la insondable misericordia envuelve al alma ¡y se salva! (si   no puedes estar físicamente, basta espiritualmente, 809-11, 834, 207, 1798, 828,   924/8/9, 935).
La rezarás durante nueve días con un rosario común:   primero rezarás una vez el Padre Nuestro y el Ave María y el Credo, después, en   las cuentas correspondientes al Padre Nuestro, dirás las siguientes palabras:   "Padre Eterno, Te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad, de Tu   Amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación por nuestros pecados   y los del mundo entero"; en las cuentas del Ave María, dirás las siguientes   palabras: "Por Su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo   entero". Para terminar, dirás tres veces estas palabras: "Santo Dios, Santo   Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero" (476). En las   cuentas grandes, nos unimos a los sacrificios eucarísticos (Misas) que se   celebran en ese momento en el mundo y ofrecemos las Hostias en todos los   sagrarios. En las cuentas pequeñas, meditamos la Pasión.
Después de la   Misa, Adoración, Rosario y Vía Crucis (recomendando el tradicional, Juan Pablo   II creó uno 100% bíblico), es ideal para el ecumenismo rezarla con los hermanos   separados: a) ellos rezan el Credo de los Apóstoles porque es un documento   indiscutido y porque consideran 'católica' como 'universal' y b) El Ave María es   100% bíblico, incluso la intercesión de los Santos (Lc 16, 19-31; Jn 2, 1-11; si   pedimos a los 'vivos' que recen por nosotros, ¿cómo no poder pedir a los que   están cara a Dios?), además Lutero rezaba a la Virgen, pero si alguno se niega,   puede quedarse callado desde el 'ruega'. CORONILLA POR TRES HORAS
El   Señor me ha dado a conocer que a través de esta oración se puede obtener todo   (1128). Incluso hacer llover. De rodillas con los brazos en cruz, rosario   bendecido en mano derecha (23,268) y si puedes frente al Santísimo (346) y con   otros. Es incoherente no ir antes a Misa, allí se vive realmente la   coronilla.
Novena a la Divina Misericordia
Todo el año (476), pero especialmente, comenzarla el Viernes   Santo. Durante este novenario concederé a las almas toda clase de gracias (796).   Deseo que durante esos nueve días lleves a las almas a la Fuente de Mi   misericordia para que saquen fuerzas, alivio y toda gracia que necesiten para   afrontar las dificultades de la vida y especialmente en la hora de la muerte.   Cada día traerás a Mi Corazón a un grupo diferente de almas y las sumergirás en   este mar de Mi misericordia. Y no rehusaré nada a ningún alma que traerás a la   Fuente de Mi misericordia. Cada día pedirás a mi Padre las gracias para estas   almas por Mi amarga Pasión (1209-1229). Cada día, leer la oración   correspondiente y rezar la coronilla (796):
1. Hoy, tráeme a toda la   humanidad y especialmente a todos los pecadores, y sumérgelos en el mar de Mi   misericordia. De esta forma, me consolarás de la amarga tristeza en que Me sume   la pérdida de las almas.
Jesús misericordiosísimo, cuya naturaleza es la de   tener compasión de nosotros y de perdonarnos, no mires nuestros pecados sino la   confianza que depositamos en Tu bondad infinita. Acógenos en la morada de Tu muy   compasivo Corazón y nunca nos dejes salir de Él. Te lo suplicamos por Tu amor,   que Te une al Padre y al Espíritu Santo.
Oh omnipotencia de la Divina   Misericordia,
salvación del hombre pecador,
Tú eres la misericordia y un   mar de compasión,
ayudas a quien Te ruega con humildad.
Padre eterno, mira   con misericordia a toda la humanidad y especialmente a los pobres pecadores que   están encerrados en el Corazón de Jesús lleno de compasión, y por Su dolorosa   Pasión, muéstranos Tu misericordia, para que alabemos su omnipotencia por los   siglos de los siglos. Amén.
2. Hoy, tráeme a las almas de los sacerdotes   y de los religiosos, y sumérgelas en Mi misericordia insondable. Fueron ellas   las que Me dieron fortaleza para soportar Mi amarga Pasión. A través de ellas,   como a través de canales, Mi misericordia fluye hacia la humanidad.
Jesús   misericordiosísimo, de quien procede todo bien, aumenta Tu gracia en nosotros   para que realicemos dignas obras de misericordia, de manera que todos aquellos   que nos vean, glorifiquen al Padre de Misericordia que está en el cielo.
La   fuente del amor de Dios,
vive en los corazones limpios,
purificados en el   mar de misericordia,
resplandecientes como las estrellas,
claros como la   aurora.
Padre eterno, mira con misericordia al grupo elegido de Tu viña, a   las almas de los sacerdotes y a las almas de los religiosos; otórgales el poder   de Tu bendición. Por el amor del Corazón de Tu Hijo, en el cual están   encerradas, concédeles el poder de Tu luz para que puedan guiar a otros en el   camino de la salvación y a una sola voz canten alabanzas a Tu misericordia sin   límite por los siglos de los siglos. Amén.
3. Hoy, tráeme a todas las   almas devotas y fieles, y sumérgelas en el mar de Mi misericordia. Estas almas   Me consolaron a lo largo del Vía Crucis. Fueron una gota de consuelo en medio de   un mar de amargura.
Jesús misericordiosísimo, que desde el tesoro de Tu   misericordia les concedas a todos Tus gracias en gran abundancia, acógenos en la   morada de Tu clementísimo Corazón y nunca nos dejes escapar de Él. Te lo   suplicamos por el inconcebible amor Tuyo con que Tu Corazón arde por el Padre   celestial.
Son impenetrables las maravillas
de la misericordia,
no   alcanza sondearlas ni el pecador ni el justo,
Miras a todos con   compasión,
y atraes a todos a tu amor.
Padre eterno, mira con misericordia   a las almas fieles como herencia de Tu Hijo y por Su dolorosa Pasión, concédeles   Tu bendición y rodéalas con Tu protección constante para que no pierdan el amor   y el tesoro de la santa fe, sino que con toda la legión de los ángeles y los   santos, glorifiquen Tu infinita misericordia por los siglos de los siglos.   Amén.
4. Hoy, tráeme a aquellos no creen en Dios y aquellos que todavía   no Me conocen. También pensaba en ellos durante Mi amarga Pasión y su futuro   celo consoló Mi Corazón. Sumérgelos en el mar de Mi misericordia.
Jesús   misericordioso, que eres la luz del mundo entero, acoge en la morada de Tu   piadosísimo Corazón a las almas de aquellos que no creen en Dios y de aquellos   que todavía no Te conocen. Que los rayos de Tu gracia las iluminen para que   también ellas unidas a nosotros, ensalcen Tu misericordia admirable y no las   dejes salir de la morada de Tu compasivísimo Corazón.
Que la luz de Tu   amor
ilumine las tinieblas de las almas.
Haz que estas almas Te   conozcan,
y junto con nosotros glorifiquen
Tu misericordia.
Padre   eterno, mira con misericordia a las almas de aquellos no creen en Dios y de   aquellos que todavía no Te conocen, pero que están encerrados en el muy   compasivo Corazón de Jesús. Atráelas hacia la luz del Evangelio. Estas almas   desconocen la gran felicidad que es amarte. Concédeles que también ellas   ensalcen la generosidad de Tu misericordia por los siglos de los siglos.   Amén.
5. Hoy, tráeme a las almas de los hermanos separados y de los   cismáticos y sumérgelas en el mar de Mi misericordia. Durante Mi amarga Pasión,   desgarraron Mi cuerpo y Mi Corazón, es decir, Mi Iglesia. Según regresan a la   Iglesia, Mis llagas cicatrizan y de este modo alivian Mi Pasión.
Jesús   misericordiosísimo, que eres la bondad misma, Tú no niegas la luz a quienes Te   la piden. Acoge en la morada de Tu muy compasivo Corazón a las almas de nuestros   hermanos separados y a las almas de los cismáticos y llévalas con Tu luz a la   unidad con la Iglesia; no las dejes alejarse de la morada de tu compasivísimo   Corazón sino haz que también ellas glorifiquen la generosidad de Tu   misericordia.
También para aquellos que rasgaron
la vestidura de Tu   unidad,
brota de Tu Corazón la fuente de piedad.
La omnipotencia de Tu   misericordia, oh Dios,
puede sacar también a estas almas del error.
Padre   eterno, mira con misericordia a las almas de los hermanos separados y de los   cismáticos que han malgastado Tus bendiciones y han abusado de Tus gracias por   persistir obstinadamente en sus errores. No mires sus errores, sino el amor de   Tu Hijo y su amarga Pasión que sufrió por ellos, ya que también ellos están   acogidos en el sumamente compasivo Corazón de Jesús. Haz que también ellos   glorifiquen Tu gran misericordia por los siglos de los siglos. Amén.
6.   Hoy, tráeme a las almas mansas y humildes y a las almas de los niños pequeños y   sumérgelas en Mi misericordia. Estas son las almas más semejantes a Mi Corazón.   Ellas Me fortalecieron durante Mi amarga agonía. Las veía como ángeles   terrestres que velarían al pie de Mis altares. Sobre ellas derramo torrentes   enteros de gracias. Solamente el alma humilde es capaz de recibir Mi gracia;   concedo Mi confianza a las almas humildes.
Jesús misericordiosísimo, Tú Mismo   has dicho: Aprendan de Mí que soy manso y humilde de corazón. Acoge en la morada   de Tu compasivísimo Corazón a las almas mansas y humildes y a las almas de los   niños pequeños. Estas almas llevan a todo el cielo al éxtasis y son las   preferidas del Padre celestial. Son un ramillete perfumado ante el trono de   Dios, de cuyo perfume se deleita Dios mismo. Estas almas tienen una morada   permanente en Tu compasivísimo Corazón y cantan sin cesar un himno de amor y   misericordia por la eternidad.
De verdad el alma humilde y mansa,
ya aquí   en la tierra respira el paraíso,
y del perfume de su humilde corazón,
se   deleita el Creador Mismo.
Padre eterno, mira con misericordia a las almas   mansas y humildes y a las almas de los niños pequeños que están encerradas en el   muy compasivo Corazón de Jesús. Estas almas son las más semejantes a Tu Hijo. Su   fragancia asciende desde la tierra y alcanza Tu trono. Padre de misericordia y   de toda bondad, Te suplico por el amor que tienes por estas almas y el gozo que   Te proporcionan, bendice al mundo entero para que todas las almas canten juntas   las alabanzas de Tu misericordia por los siglos de los siglos. Amén.
7.   Hoy, tráeme a las almas que veneran y glorifican Mi misericordia de modo   especial y sumérgelas en Mi misericordia. Estas almas son las que más lamentaron   Mi Pasión y penetraron más profundamente en Mi Espíritu. Ellas son un reflejo   viviente de Mi Corazón compasivo... resplandecerán con un resplandor especial en   la vida futura. Ninguna de ellas irá al fuego del infierno. Defenderé de modo   especial a cada una en la hora de la muerte.
Jesús misericordiosísimo, cuyo   Corazón es el amor mismo, acoge en la morada de Tu compasivísimo Corazón a las   almas que veneran y ensalzan de modo particular la grandeza de Tu misericordia.   Estas almas son fuertes con el poder de Dios Mismo. En medio de toda clase de   aflicciones y adversidades siguen adelante confiadas en Tu misericordia y unidas   a Ti, ellas cargan sobre sus hombros a toda la humanidad. Estas almas no serán   juzgadas severamente, sino que Tu misericordia las protegerá en la hora de la   muerte.
El alma que ensalza la bondad de su Señor,
es por Él   particularmente amada.
Está siempre al lado de la fuente viva,
y saca   gracias de la Misericordia Divina.
Padre eterno, mira con misericordia a   aquellas almas que glorifican y veneran Tu mayor atributo, es decir, Tu   misericordia insondable y que están encerradas en el compasivísimo Corazón de   Jesús. Estas almas son un Evangelio viviente, sus manos están llenas de obras de   misericordia y sus corazones desbordantes de gozo, Te cantan, oh Altísimo, un   cántico de misericordia. Te suplico, oh Dios, muéstrales Tu misericordia según   la esperanza y la confianza que han puesto en Ti. Que se cumpla en ellas la   promesa de Jesús quien les dijo: "A las almas que veneren esta infinita   misericordia Mía, Yo Mismo las defenderé como Mi gloria durante sus vidas y   especialmente en la hora de la muerte." Amén.
8. Hoy, tráeme a las almas   que están en la cárcel del Purgatorio y sumérgelas en el abismo de Mi   misericordia. Que los torrentes de Mi sangre refresquen el ardor del Purgatorio.   Todas estas almas son muy amadas por Mí. Ellas cumplen con el justo castigo que   se debe a Mi justicia. Está en tu poder llevarles alivio. Haz uso de todas las   indulgencias del tesoro de Mi Iglesia y ofrécelas en su nombre... Oh, si   conocieras los tormentos que ellas sufren ofrecerías continuamente por ellas las   limosnas del espíritu y saldarías las deudas que tienen con Mi   justicia.
Jesús misericordiosísimo, Tú Mismo has dicho que deseas la   misericordia, heme aquí que llevo a la morada de Tu muy compasivo Corazón a las   almas del Purgatorio, almas que Te son muy queridas, pero que deben pagar su   culpa adeudada a Tu justicia. Que los torrentes de Sangre y Agua que brotaron de   Tu Corazón, apaguen el fuego del Purgatorio para que también allí sea   glorificado el poder de Tu misericordia.
Del tremendo ardor del fuego del   Purgatorio,
se levanta un lamento a Tu misericordia.
Y reciben consuelo,   alivio y frescura,
en el torrente de Sangre y Agua derramado.
Padre   eterno, mira con misericordia a las almas que sufren en el Purgatorio y que   están encerradas en el compasivísimo Corazón de Jesús. Te suplico por la   dolorosa Pasión de Jesús, Tu Hijo, y por toda la amargura con la cual Su   sacratísima alma fue inundada, muestra Tu misericordia a las almas que están   bajo Tu justo escrutinio. No las mires sino a través de las heridas de Jesús, Tu   amadísimo Hijo ya que creemos que Tu bondad y Tu compasión no tienen límites.   Amén.
9. Hoy, tráeme a las almas tibias y sumérgelas en el abismo de Mi   misericordia. Estas almas son las que más dolorosamente hieren Mi Corazón. A   causa de las almas tibias, Mi alma experimentó la más intensa repugnancia en el   Huerto de los Olivos. A causa de ellas dije: Padre, aleja de Mí este cáliz, si   es Tu voluntad. Para ellas, la última tabla de salvación consiste en recurrir a   Mi misericordia.
Jesús misericordioso, que eres la compasión misma, Te traigo   a las almas tibias a la morada de Tu piadosísimo Corazón. Que estas almas   heladas que se parecen a cadáveres y Te llenan de gran repugnancia se calienten   con el fuego de Tu amor puro. Oh Jesús tan compasivo, ejercita la omnipotencia   de Tu misericordia y atráelas al mismo ardor de Tu amor y concédeles el amor   santo, porque tú lo puedes todo.
El fuego y el hielo no pueden estar   juntos,
ya que se apaga el fuego o se derrite el hielo.
Pero Tu   misericordia, oh Dios,
puede socorrer las miserias aún mayores.
Padre   eterno, mira con misericordia a las almas tibias que, sin embargo, están   acogidas en el piadosísimo Corazón de Jesús. Padre de la misericordia, Te   suplico por la amarga Pasión de Tu Hijo y por su agonía de tres horas en la   Cruz, permite que también ellas glorifiquen el abismo de Tu misericordia.   Amén.
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Fuente:   ar.geocities.com/misa_tridentina01   
Margarita   Clitherow, Santa Mártir, Marzo   25   
        
 MártirMartirologio         Romano: En York, en         Inglaterra, santa Margarita Clitherow, mártir, la cual, con la anuencia de         su marido, abrazó la fe católica, en la que educó también a sus hijos, y         se preocupó de ocultar en su casa a sacerdotes que eran perseguidos, por         cuyo motivo fue detenida varias veces durante el reinado de Isabel I, y         finalmente, rehusando que su causa fuese llevada ante el tribunal para que         los ánimos de los consejeros del juez no cargasen con la responsabilidad         de su sentencia a muerte, la condenaron, por su fe en Cristo, a ser         asfixiada hasta la muerte bajo un gran peso (1586).          
 Tenemos la fortuna de poseer amplia información acerca de         Margarita Clitherow, gracias a la biografía escrita por su confesor, padre         John Mush, completada en sus detalles con otros documentos contemporáneos.         En York todavía podemos ver la casa del ayuntamiento donde fue juzgada, el         castillo en que estuvo encarcelada, la casa vecina al matadero, que se         cree haber sido su hogar durante su vida matrimonial y la habitación con         la buhardilla en la posada del Cisne Negro, que la tradición señala como         el lugar que ella alquiló para que se celebrara la misa, cuando se         consideró insegura su propia capilla.  | 
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Vatican.va   
Emiliano   (Omeljan) Kovc, Beato Sacerdote y Mártir,   Marzo 25   
        
 Sacerdote de la archieparquía de Lvov de los ucraniosMartirologio         Romano: En la ciudad         de Majdanek, cerca de Lublín, en Polonia, beato Emiliano Kovc, presbítero         y mártir, que en tiempo de guerra fue deportado a un campo de         concentración, donde, por el combate de la fe, alcanzó la vida eterna         (1944).  
 Cuando el Papa Juan Pablo II hizo su viaje pastoral a         Ucrania, entre los muchos actos que llevó a cabo en tan poco tiempo, uno         de los más importantes fue, sin duda, la beatificación de varios         ucranianos y ucranianas.   | 
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Fuente:   ar.geocities.com/misa_tridentina01   
Lucia   Filippini, Santa Fundadora, Marzo   25   
        
 Fundadora del Instituto         | 
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Agapito de Sínada, San Obispo de Sínada, Marzo 25
        
 Obispo de SínadaEsta santo que recordamos hoy, murió en el siglo III. Nació         en Roma en el seno de la familia Anicia.  | 
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Fuente: Vatican.va   
Josafata   (Michaelina) Hordashevska, Beata Co-Fundadora, Marzo   25   
        
 Cofundadora de la congregación de las Esclavas de María InmaculadaMartirologio Romano: En el lugar de Chervonohrad, junto a Lwiw, en Ucrania, beata Josafata (Miguelina) Hordáshevska, virgen, que fundó el Instituto de Hermanas Esclavas de María Inmaculada, dedicándose a hacer el bien donde fuese mayor la necesidad (1919). 
 
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Everardo (Everado) de Nellenburg, Beato Monje Benedictino, Marzo 25
        
 Monje BenedictinoMartirologio         Romano: En         Schaffhausen, en Suabia, beato Everado, que, siendo conde de Nellenburg,         abrazó la vida monástica en el cenobio de Todos los Santos         (Allerheiligen), construido con su esfuerzo (1078).          
 Llevado por los impulsos hacia la santidad, pensó que su         camino estaba centrado en la vida benedictina.  | 
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Fuente:   ar.geocities.com/misa_tridentina01   
Tomás   de Costacciaro, Beato Eremita Camaldulense,   Marzo 25   
        
 EremitaMartirologio         Romano: Junto a         Costacciaro, en la Umbría, beato Tomás, ermitaño, que pasó sesenta y cinco         años en vida eremítica y la enseñó a otros a vivirla (1337).          
 El Beato Tomás nació en el pequeño pueblo de Costacciaro,         distante alrededor de once kilómetros de Gubbio, en Umbría.           | 
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Fuente:   ar.geocities.com/misa_tridentina01   
Hermelando,   Santo Abad, Marzo   25   
        
 AbadMartirologio Romano: En la isla de Antrum (hoy Aindre), cerca de Nantes, en Francia, san Hermelando, el cual, después de servir en la corte real, se hizo monje del monasterio de Fontenelle y finalmente fue designado primer abad del lugar (c. 720). 
 San Hermelando nació en la diócesis de Noyon y desde su más         temprana juventud aspiró a la vida religiosa. Sus padres, sin embargo,         tenían mundanas ambiciones respecto a él y lo enviaron a la corte del rey         Clotario III, donde fue nombrado escanciador.   | 
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Fuente: ACI Prensa   
Dimas,   Santo El buen ladrón, Marzo   25   
        "HOY estarás conmigo en el Paraíso"Martirologio Romano: Conmemoración del santo ladrón, que en la cruz reconoció a Cristo, y de Él mereció oír: Hoy estarás conmigo en el Paraíso (s. I). 
 Sólo poseemos noticias ciertas acerca de su muerte y de su         solemne canonización -por parte del mismo Jesucristo-, no repetida en la         historia de la Santidad. - Fiesta: 25 de marzo.  Su verdadera historia se puede leer en www.emmerick.org el texto apócrifo denominadoEvangelio de Nicodemo, llama Dimas al 'buen ladrón' crucificado a la derecha de Cristo y Gestas al 'mal ladrón' crucificado a su izquierda. En otro evangelio apócrifo, el Protoevangelio de Santiago, José de Arimatea explica que "El segundo […] se llamaba Dimas; era de origen galileo y poseía una posada. Atracaba a los ricos, pero a los pobres les favorecía. Aun siendo ladrón, se parecía a Tobías, pues solía dar sepultura a los muertos. Se dedicaba a saquear a la turba de los judíos; robó los libros de la ley en Jerusalén, dejó desnuda a la hija de Caifás, que era a la sazón sacerdotisa del santuario, y substrajo incluso el depósito secreto colocado por Salomón. Tales eran sus fechorías". Además, el documento apócrifo 'Evangelio Árabe de la Infancia de Jesús' llama a ambos ladrones Tito y Dumaco, y añade una historia sobre cómo Tito (el bueno) impidió que otros ladrones le robaran a la Sagrada Familia cuando huía a Egipto, pero en realidad Emmerick explica que fueron los padres de Dimas quienes ayudaron a la Sagrada Familia en vez de asaltarla y el bebé Dimas quedó curado de lepra cuando se bañó en el agua que había dejado María luego de bañarlo al bebé Jesús en una piedra. Es un error decir que fue el primer santo: se es santo al llegar al Cielo y Dimas fue al seno de Abraham hasta que Jesús llevó al Cielo a todos los justos que esperaban que abriera las puertas del Cielo pero el primero en entrar al Cielo después de Jesús, fue San José.  | 
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Fuente: OCarm.org   
Hilario   (Pawel) Januszewski, Beato Mártir Carmelita,   Marzo 25   
        
 Presbítero y MártirMartirologio         Romano: En el campo         de concentración de Dachau, cercano a Munich, de Baviera, en Alemania,         beato Hilario Januszewski, presbítero de la Orden de los Carmelitas         Descalzos y mártir, que en tiempo de guerra, por confesar a Cristo fue         deportado desde Polonia a esta cárcel, y habiéndose contagiado del tifus         por asistir a los enfermos, falleció dejando un hermoso testimonio de fe y         caridad (1945).  
 El P. Hilario Januszewski nació el 11 de junio de 1907 en         Krajenki (Polonia) y se le dio el nombre de Pawel. Fue educado         cristianamente por sus padres Martin y Marianne. Después de frecuentar el         colegio de Greblin ( donde su familia residía desde 1915), continuó sus         estudios en el Instituto de Suchary que abandonó más tarde por problemas         económicos familiares. Después de un tiempo la familia se trasladó a         Cracovia, donde pudo hacer algunos estudios y entró luego en el 1927 en la         Orden Carmelita.   | 
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Fuente: ACI   Prensa 
Isaac,   Santo Patriarca, Marzo   25   
        
 Hijo de Abraham y Sara. Los incidentes de su vida están         contenidos en Génesis 15-35, en una narrativa que ha sido estudiada por         muchos académicos, basados en varios documentos (J,E,P) utilizados en la         composición del Libro de Génesis (véase ABRAHAM).   | 
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Fuente:   Vatican.va 
María   Rosa (Margarita) Flesch, Beata Fundadora, Marzo   25   
        
 Fundadora del Instituto de Religiosas Franciscanas Nació el 24 de febrero de 1826 en Shönstat, localidad         situada cerca de Vallander, a orillas del río Rhin, donde sus padres,         Jorge Flesch e Inés Breitbach, vivían de la modesta producción de un         molino. En el bautismo recibió el nombre de Margarita.   | 
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Fuente: Santiebeati.it 
Procopio   de Sázava, Santo Abad, Marzo   25   
        
 AbadMartirologio         Romano: En Sázava, en         Bohemia, san Procopio, que, dejando mujer e hijo, abrazó la vida eremítica         y después presidió el monasterio fundado allí por él mismo, celebrando las         divinas alabanzas en rito griego y en lengua eslava (1053).          
 Es uno de los santos Patrones del Bohemia (actual República         Checa), su representación es abundante en el País, en especial el episodio         legendario, según el cual San Procopio logró atar el demonio a un arado,         haciéndoselo tirar de él.  | 
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Fuente: Zenit.org   
Maria   Alfonsina Danil Ghattas, Beata Fundadora, 25 de   marzo   
        
 Co-fundadora de la Congregación         de         | 
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Fuente:   Martirologio Romano 
Otros   Santos y Beatos Completando el   santoral de este día, Marzo 25   
        
 San Dula, mártir  | 
San Tarasio, (en griego: Ταράσιος), (c. 730–25 de febrero de 806) fue patriarca de Constantinopla desde el 25 de diciembre de 784 hasta su muerte en 806.
Tarasio nació y murió en Constantinopla. Hijo de un juez de alto rango, desde su infancia tuvo relación con otras familias importantes, como la del último patriarca, Focio. Tarasio desarrolló una carrera en la administración seglar y pasó a ser secretario imperial (asekretis). En este cargo, como mostró simpatías tanto por los Iconodulas como por la obediencia a las órdenes imperiales, la emperatriz Irene le nombró patriarca en 784, aunque en aquel tiempo era seglar. Sin embargo, como todos los bizantinos educados, estaba muy versado en teología. Para poder ser nombrado patrirca Tarasio fue ordenado apresuradamente sacerdote.
En 784 participó en el Concilio de Nicea, convocado para tratar la controversia iconoclasta. Mientras duraron las deliberaciones se produjeron varios tumultos. Finalmente se condenó la iconoclasia y se afirmó oficialmente la veneración de las imágenes.
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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