sábado, 6 de enero de 2018

[ † ] Sábado de la Santísima Virgen María. Fiesta de la Epifanía del Señor (Reyes Magos) 06/01/2018. En su día, lo que más agrada a María, es la Misa matutina.

JA

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo (2, 1-12)
Gloria a ti, Señor.

Jesús nació en Belén de Judá, en tiempos del rey Herodes. Unos magos de Oriente llegaron entonces a Jerusalén y preguntaron: "¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos surgir su estrella y hemos venido a adorarlo".
Al enterarse de esto, el rey Herodes se sobresaltó y toda Jerusalén con él. Convocó entonces a los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: "En Belén de Judá, porque así lo ha escrito el profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres en manera alguna la menor entre las ciudades ilustres de Judá, pues de ti saldrá un jefe, que será el pastor de mi pueblo, Israel".
Entonces Herodes llamó en secreto a los magos, para que le precisaran el tiempo en que se les había aparecido la estrella y los mandó a Belén, diciéndoles: "Vayan a averiguar cuidadosamente qué hay de ese niño, y cuando lo encuentren, avísenme para que yo también
vaya a adorarlo".
Después de oír al rey, los magos se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto surgir, comenzó a guiarlos, hasta que se detuvo encima de donde estaba el niño. Al ver de nuevo la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa y vieron al niño con María, su madre, y postrándose, lo adoraron. Después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Advertidos durante el sueño de que no volvieran a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.

El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk

El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu

El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc

Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?

Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).

Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?

Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html

Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).

 

 

Misal

 

Solemnidad de la Epifanía del Señor.

   

Antífona de Entrada

Mirad que ya viene el Señor de los ejércitos; en su mano están el reino y la potestad y el imperio.

Se dice, Gloria.

Oración Colecta

Oremos:
Señor, Dios nuestro, que por medio de una estrella, diste a conocer en este día, a todos los pueblos el nacimiento de tu Hijo, concede a los que ya te conocemos por la fe, llegar a contemplar, cara a cara, la hermosura de tu inmensa gloria.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.

Primera Lectura
Lectura del libro del profeta Isaías (60, 1-6)

Levántate y resplandece, Jerusalén, porque ha llegado tu luz y la gloria del Señor alborea sobre ti. Mira: las tinieblas cubren la tierra y espesa niebla envuelve a los pueblos; pero sobre ti resplandece el Señor y en ti se manifiesta su gloria. Caminarán los pueblos a tu luz y los reyes, al resplandor de tu aurora.
Levanta los ojos y mira alrededor: todos se reúnen y vienen a ti; tus hijos llegan de lejos, a tus hijas las traen en brazos. Entonces verás esto radiante de alegría; tu corazón se alegrará, y se ensanchará, cuando se vuelquen sobre ti los tesoros del mar y te traigan las riquezas de los pueblos.
Te inundará una multitud de camellos y dromedarios, procedentes de Madián y de Efá.
Vendrán todos los de Sabá trayendo incienso y oro y proclamando las alabanzas del Señor.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 71

Que te adoren, Señor,
todos los pueblos.

Comunica, Señor, al rey tu juicio y tu justicia, al que es hijo de reyes;
así tu siervo saldrá en defensa de tus
pobres y regirá a tu pueblo justamente.

Que te adoren, Señor,
todos los pueblos.

Florecerá en sus días la justicia
y reinará la paz, era tras era.
De mar a mar se extenderá su reino y de un extremo al otro de la tierra.

Que te adoren, Señor,
todos los pueblos.

Los reyes de occidente y de las
islas le ofrecerán sus dones. Ante él se postrarán todos los reyes y todas las naciones.

Que te adoren, Señor,
todos los pueblos.

Al débil librará del poderoso y ayudará al que se encuentra sin amparo; se apiadará del desvalido y pobre y salvará la vida al desdichado.

Que te adoren, Señor,
todos los pueblos.

Segunda Lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (3, 2-3. 5-6)

Hermanos: Han oído hablar de la distribución de la gracia de Dios, que se me ha confiado en favor de ustedes. Por revelación se me dio a conocer este misterio, que no había sido manifestado a los hombres en otros tiempos, pero que ha sido revelado ahora por el Espíritu a sus santos apóstoles y profetas: es decir, que por el Evangelio, también los paganos son coherederos de la misma herencia, miembros del mismo cuerpo y partícipes de la misma promesa en Jesucristo.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Aclamación
antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Hemos visto su estrella en el oriente y hemos venido a adorar al Señor.
Aleluya.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo (2, 1-12)
Gloria a ti, Señor.

Jesús nació en Belén de Judá, en tiempos del rey Herodes. Unos magos de Oriente llegaron entonces a Jerusalén y preguntaron: "¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos surgir su estrella y hemos venido a adorarlo".
Al enterarse de esto, el rey Herodes se sobresaltó y toda Jerusalén con él. Convocó entonces a los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: "En Belén de Judá, porque así lo ha escrito el profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres en manera alguna la menor entre las ciudades ilustres de Judá, pues de ti saldrá un jefe, que será el pastor de mi pueblo, Israel".
Entonces Herodes llamó en secreto a los magos, para que le precisaran el tiempo en que se les había aparecido la estrella y los mandó a Belén, diciéndoles: "Vayan a averiguar cuidadosamente qué hay de ese niño, y cuando lo encuentren, avísenme para que yo también
vaya a adorarlo".
Después de oír al rey, los magos se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto surgir, comenzó a guiarlos, hasta que se detuvo encima de donde estaba el niño. Al ver de nuevo la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa y vieron al niño con María, su madre, y postrándose, lo adoraron. Después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Advertidos durante el sueño de que no volvieran a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Se dice Credo.

Oración de los Fieles

Celebrante
Hermanos, sigamos la estrella que nos conduce a Belén y vayamos al encuentro del Señor, sabiendo que Él es el Dios con nosotros, el Dios nuestro. Digamos con fe:

Manifiéstate en nuestros corazones, Señor.

Para que Dios destierre de la Iglesia todo afán de poder, de dominio y de
privilegio. Oremos.

Manifiéstate en nuestros corazones, Señor.

Para que la vida de la Iglesia ilumine el camino de los hombres y les manifieste
el amor que Dios tiene a sus criaturas. Oremos.

Manifiéstate en nuestros corazones, Señor.

Para que todos los hombres vivamos en continua adoración a Dios que salva
a la humanidad y que no hace acepción de personas. Oremos.

Manifiéstate en nuestros corazones, Señor.

Para que seamos agradecidos al Señor por el don de la fe, la vivamos con audacia y la comuniquemos con alegría. Oremos.

Manifiéstate en nuestros corazones, Señor.

Para que el Señor se manifieste a los que reciben el anuncio de la salvación en tierras de misión. Oremos.

Manifiéstate en nuestros corazones, Señor.

Para que los niños de nuestras familias acojan a Jesús, como el mejor regalo
del Padre y sean solidarios con los niños que sufren la pobreza o la enfermedad. Oremos.

Manifiéstate en nuestros corazones, Señor.

Celebrante:
Señor, escucha nuestras súplicas filiales, manifiéstanos tu verdad, háblanos al corazón, y haz que nuestra vida sea un anuncio gozoso de tu salvación universal.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.

Oración
sobre las Ofrendas

Mira, Señor, con bondad los dones de tu Iglesia, que no consisten ya en
oro, incienso y mirra, sino en tu mismo Hijo, Jesucristo, que, bajo las apariencias
de pan y de vino, va a ofrecerse en sacrificio y a dársenos en alimento y que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.

Prefacio de la Epifanía
Cristo, luz de las naciones

El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque hoy has revelado en Cristo, para luz de todos los pueblos, el misterio de nuestra salvación; pues al manifestarse tu Hijo en nuestra carne mortal, nos hiciste partícipes de la gloria de su inmortalidad.
Por eso, con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo…

Antífona de la Comunión

Hemos visto su estrella en el Oriente y venimos con regalos a adorar al Señor.

Oración después de la Comunión

Oremos:
Que tu luz, Señor, nos guíe y nos acompañe siempre para que comprendamos cada día más este sacramento en el que hemos participado y podamos recibirlo con mayor amor.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

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Meditación diaria

Epifanía del Señor
6 de enero

LA ADORACIÓN DE LOS MAGOS

— Alegría de encontrar a Jesús. Adoración en la Sagrada Eucaristía.

— Los dones de los Magos. Nuestras ofrendas.

— Manifestación del Señor a todos los hombres. Apostolado.

I. Mirad que llega el Señor del señorío: en la mano tiene el reino, y la potestad y el imperio1.

Hoy celebra la Iglesia la manifestación de Jesús al mundo entero. Epifanía significa "manifestación"; y en los Magos están representadas las gentes de toda lengua y nación que se ponen en camino, llamadas por Dios, para adorar a Jesús. Los reyes de Tarsis y las islas le ofrecen dones, los reyes de Arabia y de Sabá le traerán presentes y le adorarán todos los reyes de la tierra; todas las naciones le servirán2.

Al salir los Magos de Jerusalén he aquí que la estrella que habían visto en Oriente iba delante de ellos, hasta pararse sobre el sitio donde estaba el niño. Al ver la estrella se llenaron de inmensa alegría3.

No se extrañan por haber sido conducidos a una aldea, ni porque la estrella se detenga ante una casita sencilla. Ellos se alegran. Se alegran con un gozo incontenible. ¡Qué grande es la alegría de estos sabios que vienen desde tan lejos para ver a un rey, y son conducidos a una casa pequeña de una aldea! ¡Cuántas enseñanzas tiene para nosotros! En primer lugar, aprenderemos que todo reencuentro con el camino que nos conduce a Jesús está lleno de alegría.

Nosotros tenemos, quizá, el peligro de no darnos cuenta cabal de lo cerca de nuestras vidas que está el Señor, "porque Dios se nos presenta bajo la insignificante apariencia de un trozo de pan, porque no se revela en su gloria, porque no se impone irresistiblemente, porque, en fin, se desliza en nuestra vida como una sombra, en vez de hacer retumbar su poder en la cima de las cosas...

"¡Cuántas almas a quienes oprime la duda, porque Dios no se muestra de un modo conforme al que ellos esperan!..."4.

Muchos de los habitantes de Belén vieron en Jesús a un niño semejante a los demás. Los Magos supieron ver en Él al Niño al que desde entonces todos los siglos adoran. Y su fe les valió un privilegio singular: ser los primeros entre los gentiles en adorarle cuando el mundo le desconocía. ¡Qué alegría tan grande debieron tener estos hombres venidos de lejos por haber podido contemplar al Mesías al poco tiempo de haber llegado al mundo!

Nosotros hemos de estar atentos porque el Señor se nos manifiesta también en lo habitual de cada día. Que sepamos recuperar esa luz interior que permite romper la monotonía de los días iguales y encontrar a Jesús en nuestra vida corriente.

Y entrando en la casa, vieron al Niño con María, su madre, y postrándose le adoraron5.

"Nos arrodillamos también nosotros delante de Jesús, del Dios escondido en la humanidad: le repetimos que no queremos volver la espalda a su divina llamada, que no nos apartaremos nunca de Él; que quitaremos de nuestro camino todo lo que sea un estorbo para la fidelidad; que deseamos sinceramente ser dóciles a sus inspiraciones"6.

Le adoraron. Saben que es el Mesías, Dios hecho hombre. El Concilio de Trento cita expresamente este pasaje de la adoración de los Magos al enseñar el culto que se debe a Cristo en la Eucaristía. Jesús presente en el Sagrario es el mismo a quien encontraron estos hombres sabios en brazos de María. Quizá debamos examinar nosotros cómo le adoramos cuando está expuesto en la custodia o escondido en el Sagrario, con qué adoración y reverencia nos arrodillamos en los momentos indicados en la Santa Misa, o cada vez que pasamos por aquellos lugares donde está reservado el Santísimo Sacramento.

II. Los Magos abrieron sus cofres y le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra7. Los dones más preciosos del Oriente; lo mejor, para Dios. Le ofrecen oro, símbolo de la realeza. Nosotros los cristianos también queremos tener a Jesús en todas las actividades humanas, para que ejerza su reino de justicia, de santidad y de paz sobre todas las almas. También le ofrecemos "el oro fino del espíritu de desprendimiento del dinero y de los medios materiales. No olvidemos que son cosas buenas, que vienen de Dios. Pero el Señor ha dispuesto que los utilicemos, sin dejar en ellos el corazón, haciéndolos rendir en provecho de la humanidad"8.

Le ofrecemos incienso, el perfume que, quemado cada tarde en el altar, era símbolo de la esperanza puesta en el Mesías. Son incienso "los deseos, que suben hasta el Señor, de llevar una vida noble, de la que se desprende el bonus odor Christi (2 Cor 2, 15), el perfume de Cristo. Impregnar nuestras palabras y acciones en el bonus odor, es sembrar comprensión, amistad. Que nuestra vida acompañe las vidas de los demás hombres para que nadie se encuentre o se sienta solo (...).

"El buen olor del incienso es el resultado de una brasa, que quema sin ostentación una multitud de granos; el bonus odor Christi se advierte entre los hombres no por la llamarada de un fuego de ocasión, sino por la eficacia de un rescoldo de virtudes: la justicia, la lealtad, la fidelidad, la comprensión, la generosidad, la alegría"9.

Y, con los Reyes Magos, ofrecemos también mirra, porque Dios encarnado tomará sobre sí nuestras enfermedades y cargará con nuestros dolores. La mirra es "el sacrificio que no debe faltar en la vida cristiana. La mirra nos trae al recuerdo la Pasión del Señor: en la cruz le dan a beber mirra mezclada con vino (Cfr. Mc 15, 23), y con mirra ungieron su cuerpo para la sepultura (Cfr. Jn 19, 39). Pero no penséis que, reflexionar sobre la necesidad del sacrificio y de la mortificación, signifique añadir una nota de tristeza a esta fiesta alegre que celebramos hoy.

"Mortificación no es pesimismo, ni espíritu agrio"10. La mortificación, por el contrario, está muy relacionada con la alegría, con la claridad, con hacer la vida agradable a los demás. La mortificación "no consistirá de ordinario en grandes renuncias, que tampoco son frecuentes. Estará compuesta de pequeños vencimientos: sonreír a quien nos importuna, negar al cuerpo caprichos de bienes superfluos, acostumbrarnos a escuchar a los demás, hacer rendir el tiempo que Dios pone a nuestra disposición... Y tantos detalles más, insignificantes en apariencia, que surgen sin que los busquemos –contrariedades, dificultades, sinsabores–, a lo largo de cada día"11.

Diariamente hacemos nuestra ofrenda al Señor, porque cada día podemos tener un encuentro con Él en la Santa Misa y en la Comunión. En la patena que el sacerdote ofrece, podemos poner también nuestra ofrenda, hecha de cosas pequeñas, y que Jesús aceptará. Si las hacemos con rectitud de intención, esas cosas pequeñas que ofrecemos obtienen mucho más valor que el oro, el incienso y la mirra, pues se unen al sacrificio de Cristo, Hijo de Dios, que allí se ofrece12.

III. Después, obedeciendo a la voz de un ángel, los Magos regresaron a su país por otro camino13, nos dice el Evangelista. ¡Qué transparente han debido tener el alma estos hombres hasta el fin de sus días por haber visto al Niño y a su Madre!

Nosotros vemos en estos singulares personajes a miles de almas de toda la tierra que se ponen en camino para adorar al Señor. Han pasado veinte siglos desde aquella primera adoración y ese largo desfile del mundo gentil sigue llegando a Cristo.

Mediante esta fiesta, la Iglesia proclama la manifestación de Jesús a todos los hombres, de todos los tiempos, sin distinción de raza o nación. Él "instituyó la nueva alianza en su sangre, convocando un pueblo entre los judíos y los gentiles que se congregará en unidad... y constituirá el nuevo Pueblo de Dios"14.

La fiesta de la Epifanía nos mueve a todos los fieles a compartir las ansias y las fatigas de la Iglesia, que "ora y trabaja a un tiempo, para que la totalidad del mundo se incorpore al pueblo de Dios, Cuerpo del Señor y Templo del Espíritu Santo"15.

Nosotros podemos ser de aquellos que, estando en el mundo, en medio de las realidades temporales hemos visto la estrella de una llamada de Dios, y llevamos esa luz interior, consecuencia de tratar cada día a Jesús; y sentimos por eso la necesidad de hacer que muchos indecisos o ignorantes se acerquen al Señor y purifiquen su vida. La Epifanía es la fiesta de la fe y del apostolado de la fe. "Participan en esta fiesta tanto quienes han llegado ya a la fe como los que se encuentran en el camino para alcanzarla. Participan, agradeciendo el don de la fe, al igual que los Magos, que, llenos de gratitud, se arrodillaron ante el Niño. En esta fiesta participa la Iglesia, que cada año se hace más consciente de la amplitud de su misión. ¡A cuántos hombres es preciso llevar todavía a la fe! Cuántos hombres es preciso reconquistar para la fe que han perdido, siendo a veces esto más difícil que la primera conversión a la fe. Sin embargo, la Iglesia, consciente de aquel gran don, el don de la Encarnación de Dios, no puede detenerse, no puede pararse jamás. Continuamente debe buscar el acceso a Belén para todos los hombres y para todas las épocas. La Epifanía es la fiesta del desafío de Dios"16.

La Epifanía nos recuerda que debemos poner todos los medios para que nuestros amigos, familiares y colegas se acerquen a Jesús: a unos será facilitarles un libro de buena doctrina, a otros unas palabras vibrantes para que se decidan a ponerse en camino, a aquella otra persona hablándole de la necesidad de formación espiritual.

Al terminar hoy nuestra oración, no pedimos a estos santos Reyes que nos den oro, incienso y mirra; parece más natural pedirles que nos enseñen el camino que lleva a Cristo para que cada día le llevemos nuestro oro, nuestro incienso y nuestra mirra. Pidámosle también "a la Madre de Dios, que es nuestra Madre, que nos prepare el camino que lleva al amor pleno: Cor Mariae dulcissimum, iter para tutum! Su dulce corazón conoce el sendero más seguro para encontrar a Cristo.

"Los Reyes Magos tuvieron una estrella; nosotros tenemos a María Stella maris, Stella orientis"17.

1 Antífona de entrada de la Misa. — 2 Salmo responsorial de la Misa, Sal 71. — 3 Mt 2, 10. — 4 J. Leclerq, Siguiendo el año litúrgico, p. 100. — 5 Mt 2, 11. — 6 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 35. — 7 Mt 2, 11. — 8 San Josemaría Escrivá, o. c., 35. — 9 Ibídem, 36. — 10 Ibídem, 37. — 11 Ibídem. — 12 Cfr. Oración de la Ofrenda de la Misa. — 13 Mt 2, 12. — 14 Conc. Vat. II, Const. Lumen gentium, 9. — 15 Ibídem, 17. — 16 Juan Pablo II, Homilía 6-1-1979. — 17 San Josemaría Escrivá, o. c., 38.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

Epifanía del Señor
6 de enero

 


La Epifanía es una de las fiestas litúrgicas más antiguas, más aún que la misma Navidad. Comenzó a celebrarse en Oriente en el siglo III y en Occidente se la adoptó en el curso del IV. Epifanía, voz griega que a veces se ha usado como nombre de persona, significa "manifestación", pues el Señor se reveló a los paganos en la persona de los magos.

Tres misterios se han solido celebrar en esta sola fiesta, por ser tradición antiquísima que sucedieron en una misma fecha aunque no en un mismo año; estos acontecimientos salvíficos son la adoración de los magos, el bautismo de Cristo por Juan y el primer milagro que Jesucristo, por intercesión de su madre, realizó en las bodas de Caná y que, como lo señala el evangelista Juan, fue motivo de que los discípulos creyeran en su Maestro como Dios.

Para los occidentales, que, como queda dicho más arriba, aceptaron la fiesta alrededor del año 400, la Epifanía es popularmente el día de los reyes magos. En la antífona de entrada de la misa correspondiente a esta solemnidad se canta: "Ya viene el Señor del universo. en sus manos está la realeza, el poder y el imperio". El verdadero rey que debemos contemplar en esta festividad es el pequeño Jesús. Las oraciones litúrgicas se refieren a la estrella que condujo a los magos junto al Niño Divino, al que buscaban para adorarlo.

Precisamente en esta adoración han visto los santos padres la aceptación de la divinidad de Jesucristo por parte de los pueblos paganos. Los magos supieron utilizar sus conocimientos-en su caso, la astronomía de su tiempo- para descubrir al Salvador, prometido por medio de Israel, a todos los hombres.

 El sagrado misterio de la Epifanía está referido en el evangelio de san Mateo. Al llegar los magos a Jerusalén, éstos preguntaron en la corte el paradero del "Rey de los judíos". Los maestros de la ley supieron informarles que el Mesías del Señor debía nacer en Belén, la pequeña ciudad natal de David; sin embargo fueron incapaces de ir a adorarlo junto con los extranjeros. Los magos, llegados al lugar donde estaban el niño con María su madre, ofrecieron oro, incienso y mirra, sustancias preciosas en las que la tradición ha querido ver el reconocimiento implícito de la realeza mesiánica de Cristo (oro), de su divinidad (incienso) y de su humanidad (mirra).

A Melchor, Gaspar y Baltasar -nombres que les ha atribuido la leyenda, considerándolos tres por ser triple el don presentado, según el texto evangélico -puede llamárselos adecuadamente peregrinos de la estrella. Los orientales llamaban magos a sus doctores; en lengua persa, mago significa "sacerdote". La tradición, más tarde, ha dado a estos personajes el título de reyes, como buscando destacar más aún la solemnidad del episodio que, en sí mismo, es humilde y sencillo. Esta atribución de realeza a los visitantes ha sido apoyada ocasionalmente en numerosos pasajes de la Escritura que describen el homenaje que el Mesías de Israel recibe por parte de los reyes extranjeros.

La Epifanía, como lo expresa la liturgia, anticipa nuestra participación en la gloria de la inmortalidad de Cristo manifestada en una naturaleza mortal como la nuestra. Es, pues, una fiesta de esperanza que prolonga la luz de Navidad.

Esta solemnidad debería ser muy especialmente observada por los pueblos que, como el nuestro, no pertenecen a Israel según la sangre. En los tiempos antiguos, sólo los profetas, inspirados por Dios mismo, llegaron a vislumbrar el estupendo designio del Señor: salvar a la humanidad entera, y no exclusivamente al pueblo elegido.

Con conciencia siempre creciente de la misericordia del Señor, construyamos desde hoy nuestra espiritualidad personal y comunitaria en la tolerancia y la comprensión de los que son distintos en su conducta religiosa, o proceden de pueblos y culturas diferentes a los nuestros.

Sólo Dios salva: las actitudes y los valores humanos, la raza, la lengua, las costumbres, participan de este don redentor si se adecuan a la voluntad redentora de Dios, "nunca" por méritos propios. Las diversas culturas están llamadas a encarnar el evangelio de Cristo, según su genio propio, no a sustituirlo, pues es único, original y eterno.


Pedro Tomas, Santo Obispo, 6 Enero  

Pedro Tomas, Santo

Etimológicamente significa " roca y gemelo". Vienen de la lengua hebrea.

Tuvo un desarrollo espiritual estupendo. Gracias a él pudo afrontar con garantías todo lo que le esperaba después. Sin una preparación a fondo en lo religioso, es muy difícil para un creyente solventar todo lo que se le echa encima cuando menos lo piensa.

¿Qué hizo este joven para ser santo?

Nada de particular. Supo vivir en continuo contacto con Dios, el eje que da vida a toda persona de fe. Fue un mártir del siglo XIV. Si el nombre de Pedro lo creó Jesús para designar la primera "piedra de la Iglesia", desde entonces este nombre es de los más comunes a lo largo y ancho de las distintas lenguas.

Fue un monje que en su tiempo llegó a ser obispo, arzobispo y patriarca. Y por si esto fuera poco, también se le encomendaron altas y difíciles misiones diplomáticas.

Vino al mundo al inicio del siglo XIII en un pueblo del Perigord. Como joven de una densa perseverancia, se metió a carmelita para, de esta forma, observar mejor los consejos evangélicos de celibato, obediencia y pobreza.

Dadas sus cualidades, se convirtió con los años en el Superior General de la Orden Carmelitana y en uno de los miembros más cualificados de la entonces Curia pontificia.

El Papa Inocencio IV lo envió a Génova como embajador para que lograse que la paz entre la grandiosa ciudad de Milán y la República de Venecia se hicieran realidad.

Tras este éxito, el Papa lo mandó por motivos muy distintos a que trabajara por la unión entre la iglesia ortodoxa y la romana.

Tanto fue su éxito que, a su vuelta, lo nombraron legado universal para el Oriente y Patriarca de Constantinopla. Fue el Papa Urbano V.

El mismo rey de Chipre se lanzó a llevar a cabo una cruzada contra los turcos. El se unió a ella con la cruz, en lugar de con la espada.

Murió en Famagusta, Chipre, el 6 de enero de 1366.

Fuente: ACI Prensa
Juan de Ribera, Santo Obispo, 6 Enero  

Juan de Ribera, Santo

San Juan nació en Sevilla el 27 de Diciembre de 1532.

Sus padres se llamaban Pedro y Teresa, familia que se distinguía entre la nobleza por su generosidad.

Enviaron a Juan a estudiar a Salamanca, donde se convirtió en discípulo de Vitoria y de otros teólogos que brillaban a la vez en Trento.

No tenía aún 30 años cuando fue nombrado por el Papa Pio IV Obispo de Badajoz, dedicándose de lleno a la santificación de sus ovejas, enviando misioneros por toda la diócesis.

A la edad de 36 años fue trasladado a la sede de Valencia, donde pronto advirtió las necesidades de esta gran arquidiócesis.

Al santo, entre otras cosas, le tocó aplicar las reformas de Trento en su jurisdicción, así como también la catequización de los moriscos pero con pocos frutos, siendo éstos expulsados en 1609 por el rey Felipe III.

Frente a esto, San Juan fue nombrado virrey de Valencia; el santo aceptó este cargo a ruegos del rey, y Valencia disfrutó largos años de paz y de mejor administración de la justicia.

San Juan recorrió varias veces la diócesis y entre 1570 y 1610 llevó a cabo 2.715 visitas pastorales, y celebró siete sínodos. Fundó el Colegio de Corpus Christi para la formación del clero y honrar solemne al Santísimo Sacramento.

San Juan de Ribera falleció en enero de 1611.



Autor: n/a | Fuente: Archidiócesis de Madrid

Tan mal estaban las cosas en su época que los herejes y los infieles disfrutaban esperando la pronta disolución de la Iglesia. Juan sintió fervor por los santos reformadores que el Espíritu Santo suscitó, también en ese tiempo, para aliviar las penas de su pueblo.

Nace en Sevilla cuando era la puerta de entrada y salida para el Nuevo Mundo y pertenece a la mejor prosapia. Hijo de don Pedro Afán Enríquez de Ribera y Portocarrero, conde de los Molares, duque de Alcalá, Virrey de Nápoles y antes de Cataluña. Su madre, doña Teresa de los Pinelos, murió muy pronto. La familia, con sus títulos nobles, es conocida en la ciudad por su generosidad y amor a los pobres.

Estudia en la Universidad de Salamanca cuando el Claustro salmanticense vive un periodo áureo entre las lecciones de Vitoria y los teólogos que tienen mucho que ver con Trento, porque son tiempos en los que la infidelidad y la herejía se combaten con las espadas y con la pluma. Allí termina los estudios y tiene cátedra.

El papa Pío IV lo nombra obispo de Badajoz, cuando aún no ha cumplido treinta años; no hay que olvidar que es hijo del Virrey de Nápoles y esas cosas tenían mucho peso por aquel entonces. Da comienzo a su andadura como prelado enviando seis predicadores con San Juan de Ávila para preparar las almas a la reforma que se postula desde Trento. Por su parte, no se queda quieto: predica con entusiasmo, se pone como un confesor más en el confesonario, visita y atiende con los sacramentos a los enfermos y, a veces, le toca dormir sobre sacos de sarmientos. Y hasta vende la vajilla de plata para remediar a los pobres. Escribe normas para la reforma de la vida de los obispos, primeras en España en su género. Para disgusto de los pacenses, les dura poco este obispo como pastor.

Ahora es Valencia la que disfrutará de su gobierno. Le ha precedido un santo que puso las metas muy altas. Fue Santo Tomás de Villanueva, el fraile que dio un vuelco a Valencia que por un siglo no ha disfrutado de la presencia de sus obispos. Allá va Juan como Arzobispo, después de haber dejado en Badajoz, repartidos entre los pobres, sus dineros, bienes y alhajas. Madruga, reza, estudia, recibe a la gente sin trabas ni excesos de respeto; es parco en la comida, rompe frecuentemente los moldes usuales de la época, siendo suficiente en ocasiones los higos secos, uvas, o frutas del tiempo. Va haciendo acopio de libros como intelectual sin remedio. La Misa le dura con frecuencia dos horas... y con lágrimas, después de despedir al acólito para estar a gusto con el Señor después de la consagración y entrar en diálogo íntimo, personal e intenso. Suenan las disciplinas y guarda los cilicios en lugar recóndito que siempre descubre su perspicaz asistente.

La meta marcada en su trabajo es poner en marcha la reforma de Trento. Sufre el problema de la abundante morisca a la que no consiguió convertir. Celebró siete sínodos. Las continuas visitas pastorales son el quicio de su pastoral junto con la atención a su clero al que adoctrina, anima, corrige o amonesta, siempre dándole ejemplo. Burjasot le ha visto en su plaza explicando el catecismo a los niños. En su propio palacio monta una escuela para los hijos de los nobles porque afirma que es obispo de todos: allí se forman bien los alumnos, se educan, pasan a la universidad, ayudan en los pontificales; aquello se parece por la piedad y los buenos modos a un seminario y, de hecho, salen de la institución cardenales, arzobispos y altos eclesiásticos.

Felipe III lo hace Virrey de Valencia y desde entonces las cosas marchan mejor, sobre todo la recta administración de la justicia.

Fundó en la ciudad el Colegio y Seminario del Corpus Christi. Y falleció en su amado colegio el 6 de Enero de 1611. En Valencia se festeja el día 14 y en Badajoz el 19, ambos en Enero.

Con hombres tan íntegros y apostólicos la Iglesia superó el obstáculo de herejes y de infieles. No hizo San Juan sino lo que es propio de un obispo, pero hacerlo en aquel tiempo fue mucho mérito.


Fuente: Wikipédia
Andrés (Alfredo) Bessette, Beato Religioso, 6 Enero  

Andrés (Alfredo) Bessette, Beato

Fue un religioso canadiense, perteneciente a la Congregación de Santa Cruz

Nació en Quebec, el 29 de noviembre de 1846; murió en Montreal, 6 de enero de 1937.

Su nombre real fue Alfred Bessette.

Hijo de una familia humilde y profundamente religiosa; su padre era armador de carretas, su madre se dedicaba a educar a sus diez hijos. Tenía nueve años de edad cuando su padre falleció en un trágico accidente de trabajo. Tres años más tarde muere su madre. Trabajó de zapatero, panadero, labrador, herrero, y a los veintiún años se fue a los Estados Unidos, donde trabajó en ranchos y molinos durante tres años.

Ingresó a la Congregación de Santa Cruz en 1863 e hizo sus votos religiosos en 1866. Se destacó no solo por su humildad, sino también por ser visionario (se le apareció San José en 1900), místico y taumaturgo (tenía el don de sanar enfermos). Tantos fueron sus milagros atribuidos en vida al Hermano Andrés, que no fue exento de polemicas y de ciertos malentendidos que lo afectaron emocionalmente.

Fue portero del convento de Montreal, y fue el gestor de la construcción de la Basílica Oratorio de San José, en 1904 y en la cual actualmente descansan sus restos.

Murió en Montreál, el 6 de enero de 1937, a la edad de 92 años, y su reputación de hombre milagroso se extendió universalmente, siendo beatificado por el Papa Juan Pablo II el 23 de mayo de 1982.


Fuente: Vatican.va
Rita Amada de Jesús (Rita López de Almeida) Beata Fundadora, 6 Enero  

Rita Amada de Jesús (Rita López de Almeida) Beata

Rita Amada de Jesús nació el 5 de Marzo de 1848, en un pequeño pueblo de la parroquia de Ribafeita, Diócesis de Viseu, Portugal. Pocos días después fue bautizada con el nombre de Rita Lopes de Almeida.

Creció en un ambiente familiar de mucha piedad, donde en las noches se hacía lectura espiritual. Desde su niñez demostró una devoción especial a Jesús Sacramentado, la Santísima Virgen y S. José, así como cariño por el Santo Padre, quien en ese tiempo se encontraba en exilio.

La Iglesia en Portugal continuaba a ser perseguida por parte de la Masonería, que se apoderó de los bienes eclesiásticos, cerró los Seminarios, y Casas de Religiosos. A los Institutos de Religiosas, les prohibió la admisión de Novicias. Obispos y sacerdotes provenientes de familias de alto nivel económico fueron objeto también de ataques. Debido a esto no podían dedicarse a su ministerio completamente, ya que tenían que defenderse. Todo esto debilitó en parte la Iglesia.

Pero esta situación política no apagó el ansia de una auténtica vida cristiana que la familia de Rita experimentaba, en especial sus Papás, así como el deseo de comunicarla a los demás. En este ambiente familiar Dios suscitó en Rita la vocación misionera, para liberar la juventud del indiferentismo religioso, y fomentar los valores morales, y así con este apostolado pudo fortalecer la familia.

Su celo apostólico hizo de ella una itinerante. Iba de pueblo en pueblo y enseñaba a orar. A través del Santo Rosario y otras oraciones deseaba despertar en los corazones de quienes la escuchaban, la imitación de Nuestra Señora, Madre de Dios.

En su apostolado buscaba siempre las personas que llevaban una vida inmoral, y hacía todo lo posible para rescatarlas del mal y conducirlas a Dios. Este estilo radical de apostolado, la hizo objeto de amenazas de muerte.

A la oración unió la penitencia. Para llevar a cabo este objetivo, logró conseguir algunos "instrumentos de mortificación", en sus visitas a las Hnas. Benedictinas del Convento de Jesús a Viseu.

En este tiempo, con la ayuda de su Confesor, pudo discernir que Dios la llamaba a la Vida Consagrada. En esta Época no era posible entrar a ningún Instituto, debido a que las leyes masónicas prohibían la entrada de novicias. Por lo tanto, Rita siguió en el "mundo", entregada al apostolado y a las prácticas de mortificación, con la esperanza de poder consagrarse a Dios en el futuro. Durante este tiempo rechazó pretendientes, algunos de ellos ricos, pues según ella ya había hecho su consagración a Dios en el íntimo de su corazón.

Su consagración a Dios la llevó a la práctica frecuente de la Comunión Reparadora, que fomentó su fervor Eucarístico, y a la devoción al Sagrado Corazón. Dios hizo de ella un verdadero apóstol concediéndole una pasión por la salvación de las almas.

Colaborando con el apostolado de Rita, sus padres llegaron a albergar en casa mujeres muy deseosas de conversión.

Como a los 20 años de edad, su deseo de consagrarse a Dios aumentó considerablemente. Compartió con sus padres este su gran deseo. No obstante la fe y vida ejemplar cristiana de sus padres, sus padres no aprobaron su decisión. Rita no desistió, al contrario, continuó nutriendo la esperanza de realizarlo. Y a la edad de 29 años logró entrar a una Congregación.

Esta congregación era la única que existía en Portugal porque era extranjera, y se dedicaba solo a ayudar a los pobres. Pero como el carisma de este Instituto era diverso del tipo de celo apostólico que ardía en su corazón, Rita no se pudo identificar con el.

El Director Espiritual de la Comunidad, en quien Rita confiaba plenamente, vio que la Voluntad de Dios para ella, era: el recibir y educar niñas pobres y abandonadas. Rita salió de este Instituto, de origen francés, a la edad de 32 años.

De acuerdo con el Rev. P. Francisco Pereira, S.J. buscó los medios para prepararse y realizar su futura y urgente misión. Rita era dotada de muchos dones y virtudes y de naturaleza piadosa, y solo deseaba cumplir la voluntad de Dios.

Dócil a su Director Espiritual, logró vencer los conflictos político y religiosos y fundar un Colegio-Instituto de Jesús, María y José, en la Parroquia de Ribafeita, con la espiritualidad de la Sagrada Familia, el 24 de Septiembre, 1880.

En breve tiempo, este tipo de apostolado se extendió a otras diócesis de Portugal. En las diócesis de Viseu, Lamego y Guarda, las autoridades civiles trataron siempre de suprimirlo. Experimentó dificultades de carácter económico, así como con una religiosa de su Instituto.

Aún más, en el año 1910, se desencadenó una feroz persecución contra la Iglesia. Todos los Institutos fueron suprimidos, sus propiedades fueron expropiadas incluyendo el Instituto de Madre Rita, quien consiguió refugiarse en su tierra natal.

Es aquí donde poco a poco logró localizar sus religiosas dispersas debido a la situación política, y reagruparlas en una humilde casa de Ribafeita. Desde este lugar, envió varios grupos de ellas a Brasil, que perpetuaron el Carisma de la Fundadora. En esta forma su Instituto pudo sobrevivir.

Madre Rita, falleció el 6 de Enero de 1913, en Casalmendinho (Parroquia de Ribafeita), en olor de santidad. Su funeral, fue presidido por el Vicario General de la Diócesis, y fue un acción de gracias a Dios por el don de esta religiosa a la Iglesia y al mundo.


Fuente: ACIprensa.com
Rafaela María del Sagrado Corazón, Santa Co-fundadora, Enero 6  

Rafaela María del Sagrado Corazón, Santa

Co-Fundadora de las
Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús

Rafaela María del Rosario Francisca Rudencinda Porras y Ayllón nació en Pedro Abad, Córdoba, el 1 de marzo de 1850.

Era miembro de una familia de once hermanos y dos hermanas. Al morir los padres, las hermanas pasaron un tiempo en las clarisas de Córdoba.

A la edad de 15 años habia hecho voto de castidad perpetua, e intensificó su piedad y obras de caridad.

Con la ayuda de Mons. Ceferino González, la santa y su hermana Dolores fundan el Instituto de Adoradoras del Santísimo Sacramento e Hijas de María Inmaculada, pero al poco tiempo se traslada junto con otras 16 religiosas a Madrid, donde se les concede la aprobación diocesana en 1877, y 10 años más tarde, el Papa León XIII apruebla la Congregación con el nombre de Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús.

Pronto se multiplicaron las fundaciones de nuevas casas: obras de apostolado y adoración reparadora. En la base de todo estaba la altísima y continua oración, que la M. Rafaela vivía e infundia en sus hijas, y sus heroicas virtudes, sobre todo la profundísima humildad, tanto que alguien llamó a la Madre "la humildad hecha carne".

Sin embargo, surgen pronto las desconfianzas, las incomprensiones, el arrinconamiento, el largo y absoluto olvido; graves dificultades que surgieron en el gobierno, la movieron a renunciar a favor de su hermana Dolores. Durante 30 años permaneció en el aislamiento, realizando duros trabajos y sufriendo pacientemente terribles humillaciones.

El Año Santo 1925, el 6 de enero, falleció.

Fue beatificada el 18 de mayo de 1952 y el 23 de enero de 1977 el Papa Paulo VI la canonizó.

En muchos santorales se la recuerda el 6 de enero y en otros el 18 de mayo.

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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