domingo, 28 de enero de 2018

[ † ] Domingo por la Santísima Trinidad. 28/01/2018. Excepto causa grave, no asistir a Misa dominical es pecado GRAVE (CIC 2042, 2181; Mt16,18-19; Ex20,8-10; Tb1,6; Hch20,7; 2Ts2,15). Precepto (desde los 7 años): Misa ENTERA. Víspera Domingo: desde Sáb.15hs.

JA

JMJ

Pax

Evangelio

No enseñaba como los escribas, sino con autoridad

† Lectura del santo Evangelio según san Marcos 1, 21-28

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo llegó Jesús a Cafarnaún y el sábado fue a la sinagoga y se puso a enseñar a la gente que estaba admirada de su enseñanza, porque enseñaba con autoridad y no como los escribas.
Había en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a gritar:
"¿Qué tenemos nosotros que ver contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres: el Santo de Dios".
Jesús le ordenó:
"¡Cállate y sal de ese hombre!"
El Espíritu inmundo lo retorció violentamente y, dando un alarido, salió de él. Todos quedaron asombrados y se decían unos a otros:
"¿Qué es ésto? ¡Una doctrina nueva llena de autoridad! ¡Manda incluso a los espíritus inmundos y éstos lo obedecen!"
Y muy pronto se extendió su fama por toda la región de Galilea.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.

El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk

El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu

El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc

Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?

Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).

Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?

Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html

Catecismo 2181: La Eucaristía del domingo fundamenta y confirma toda la práctica cristiana. Por eso los fieles están obligados a participar en la Eucaristía los días de precepto, a no ser que estén excusados por una razón seria (por ejemplo, enfermedad, el cuidado de niños pequeños) o dispensados por su pastor propio (cf CIC can. 1245). Los que deliberadamente faltan a esta obligación cometen un pecado grave."

 

Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).

 

 

Misal

 

4o. Dom Ord Ciclo B (Id=111)

Antífona de Entrada

Sálvanos, Señor Dios nuestro; reúnenos de entre las naciones, para que podamos agradecer tu poder santo y sea nuestra gloria el alabarte.

Se dice "Gloria".

Oración Colecta

Oremos:
Señor, concédenos amarte con todo el corazón y, con el mismo amor, amar a nuestros prójimos.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

Primera Lectura

Les daré un profeta y pondré mis palabras en su boca

Lectura del libro del Deuteronomio
18, 15-20

En aquellos días, habló Moisés al pueblo diciendo:
"El Señor tu Dios suscitará en medio de tus hermanos un profeta como yo. A él lo escucharán. Es lo que pediste al Señor tu Dios en el Horeb:
"No quiero escuchar más la voz del Señor mi Dios, ni quiero volver a ver aquel gran fuego, para no morir".
El Señor me respondió:
"Dicen bien; yo suscitaré en medio de sus hermanos un profeta como tú; pondré mis palabras en su boca y él les dirá lo que yo le mande. A quien no escuche las palabras que él pronuncie en mi nombre, yo mismo le pediré cuentas. Pero el profeta que tenga el atrevimiento de anunciar en mi nombre lo que yo no le haya mandado decir o hable en nombre de otros dioses, morirá"".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 94

Señor, que no seamos sordos a tu voz.

Vengan, cantemos alegres al Señor, aclamemos a la Roca que nos salva; entremos en su presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos.
Señor, que no seamos sordos a tu voz.

Entremos, postrémonos para adorarlo, arrodillémonos ante el Señor, que nos ha hecho. Porque él es nuestro Dios y nosotros su pueblo, ovejas que él apacienta.
Señor, que no seamos sordos a tu voz.

¡Ojalá escuchen hoy su voz!: "No endurezcan su corazón como en Meribá, como el día de Masá en el desierto, cuando me tentaron sus antepasados, y me pusieron a prueba, a pesar de haber visto mis obras".
Señor, que no seamos sordos a tu voz.

Segunda Lectura

La mujer soltera se preocupa de las cosas del Señor

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios
7, 32-35

Hermanos: Quiero que estén libres de preocupaciones. Y mientras el soltero está en situación de preocuparse de las cosas del Señor y de cómo agradar a Dios, el casado debe preocuparse de las cosas de esta vida y de cómo agradar a su esposa, y por eso está dividido.
En la misma forma, la mujer sin marido y la soltera están en situación de preocuparse de las cosas del Señor, consagrándose a él en cuerpo y alma. La casada, en cambio, se preocupa de las cosas de esta vida y de cómo agradar a su esposo.
Les digo esto no para ponerles una trampa, sino para su provecho, teniendo en cuenta lo que es noble y facilita la dedicación plena al Señor.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz. Sobre los que vivían en tierra de sombras una luz resplandeció.
Aleluya.

Evangelio

No enseñaba como los escribas, sino con autoridad

† Lectura del santo Evangelio según san Marcos 1, 21-28

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo llegó Jesús a Cafarnaún y el sábado fue a la sinagoga y se puso a enseñar a la gente que estaba admirada de su enseñanza, porque enseñaba con autoridad y no como los escribas.
Había en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a gritar:
"¿Qué tenemos nosotros que ver contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres: el Santo de Dios".
Jesús le ordenó:
"¡Cállate y sal de ese hombre!"
El Espíritu inmundo lo retorció violentamente y, dando un alarido, salió de él. Todos quedaron asombrados y se decían unos a otros:
"¿Qué es ésto? ¡Una doctrina nueva llena de autoridad! ¡Manda incluso a los espíritus inmundos y éstos lo obedecen!"
Y muy pronto se extendió su fama por toda la región de Galilea.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Se dice "Credo".

Oración de los Fieles

Celebrante:
Invoquemos, hermanos y hermanas, con corazón unánime y plegaria ferviente a Dios Padre, fuente y origen de todo bien:
(Respondemos a cada petición: Escúchanos, Señor).

Por la santa Iglesia, reunida aquí en el nombre del Señor y extendida por todo el mundo, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.

Por nuestra comunidad, por su prosperidad y por todos los que en ella viven, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.

Por los que están de viaje, por los enfermos y prisioneros, por los pobres y todos los que sufren, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.

Por nuestros hermanos difuntos, para que Dios los reciba en su reino de luz y felicidad, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.

Celebrante:
Dios nuestro, que en Cristo, tu Hijo, nos has dado el único maestro de sabiduría y el verdadero libertador de las fuerzas del mal; escucha nuestras oraciones y haznos fuertes en la confesión de la fe, para que proclamemos siempre, de palabra y de obra tu verdad y demos testimonio de cómo son felices cuantos en ti ponen su esperanza.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Oración sobre las Ofrendas

Acepta, Señor, estos dones que te presentamos en señal de sumisión a ti, y conviértelos en el sacramento de nuestra redención.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Prefacio

El día del Señor

En verdad es justo bendecirte y darte gracias, Padre Santo, fuente de la verdad y de la vida, porque nos has convocado en tu casa en este día de fiesta.
Hoy tu familia, reunida en la escucha de tu Palabra, y en la comunión del pan único y partido, celebra el memorial del Señor resucitado, mientras espera el domingo sin ocaso en el que la humanidad entera entrará en tu descanso.
Entonces contemplaremos tu rostro y alabaremos por siempre tu misericordia.
Con esta gozosa esperanza y unidos a los ángeles y a los santos, cantamos unánimes el himno de tu gloria:

Antífona de la Comunión

Ven, Señor, en ayuda de tu siervo y sálvame por tu misericordia. Que no me arrepienta nunca de haberte invocado.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Que el sacramento del Cuerpo y la Sangre de tu Hijo que acabamos de recibir, nos ayude, Señor, a vivir más profundamente nuestra fe.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Meditación diaria

Cuarto Domingo
ciclo b

LA ESCLAVITUD DEL PECADO

— Cristo ha venido a librarnos del demonio y del pecado.

— La malicia del pecado.

— El carácter liberador de la Confesión. La lucha para evitar los pecados veniales.

I. El Evangelio de la Misa de este domingo1 nos habla de la curación de un endemoniado. La victoria sobre el espíritu inmundo –eso significa Belial o Belcebú, nombre que se asigna en la Escritura al demonio2– es una señal más de la llegada del Mesías, que viene a liberar a los hombres de su más temible esclavitud: la del demonio y el pecado.

Este hombre atormentado de Cafarnaún decía a gritos: ¿Qué hay entre nosotros y tú, Jesús Nazareno? ¿Has venido a perdernos? ¡Sé quién eres tú, el Santo de Dios! Y Jesús le mandó con imperio: Calla, y sal de él. Y se quedaron todos estupefactos.

No se excluye –enseña Juan Pablo II– que en ciertos casos el espíritu maligno llegue incluso a ejercitar su influjo no solo sobre las cosas materiales, sino también sobre el cuerpo del hombre, por lo que se habla de «posesiones diabólicas»3. No resulta siempre fácil discernir lo que hay de preternatural en estos casos, ni la Iglesia condesciende o secunda fácilmente la tendencia a atribuir muchos hechos o intervenciones directas al demonio; pero en principio no se puede negar que, en su afán de dañar y conducir al mal, Satanás pueda llegar a esta extrema expresión de su superioridad4. La posesión diabólica aparece en el Evangelio acompañada ordinariamente de manifestaciones patológicas: epilepsia, mudez, sordera... Los posesos pierden frecuentemente el dominio sobre sí mismos, sobre sus gestos y palabras; en ocasiones son instrumentos del demonio. Por eso, estos milagros que realiza el Señor manifiestan la llegada del reino de Dios y la expulsión del diablo fuera de los dominios del reino: Ahora el príncipe de este mundo va a ser arrojado fuera5. Cuando vuelven los setenta y dos discípulos, llenos de alegría por los resultados de su misión apostólica, le dicen a Jesús: Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre. Y el Maestro les contesta: Veía yo a Satanás caer del cielo como un rayo6. Desde la llegada de Cristo el demonio se bate en retirada, aunque es mucho su poder y «su presencia se hace más fuerte a medida que el hombre y la sociedad se alejan de Dios»7; mediante el pecado mortal muchos hombres quedan sujetos a la esclavitud del demonio8, se alejan del reino de Dios para penetrar en el reino de las tinieblas, del mal; en un grado u otro, se convierten en instrumento del mal en el mundo, y quedan sometidos a la peor de las esclavitudes. En verdad os digo: todo el que comete pecado, esclavo es del pecado9. Y el dominio del diablo puede adoptar otras formas de apariencia más normal, menos llamativa.

Debemos permanecer vigilantes, para discernir y rechazar las insidias del tentador, que no se concede pausa en su afán de dañarnos, ya que, tras el pecado original, hemos quedado sujetos a las pasiones y expuestos al asalto de la concupiscencia y del demonio: fuimos vendidos como esclavos al pecado10. «Toda la vida humana, individual y colectiva, se presenta como lucha –lucha dramática– entre el bien y el mal, entre la luz y las tinieblas. Es más: el hombre se siente incapaz de someter con eficacia por sí solo los ataques del mal, hasta el punto de sentirse como aherrojado entre cadenas»11. Por eso, hemos de dar todo su sentido a la última de las peticiones que Cristo nos enseñó en el Padrenuestro: líbranos del mal, manteniendo a raya la concupiscencia y combatiendo, con la ayuda de Dios, la influencia del demonio, siempre al acecho, que inclina al pecado.

Además del hecho histórico concreto que nos muestra el Evangelio, con la luz de la fe podemos ver en este poseso a todo pecador que quiere convertirse a Dios, librándose de Satanás y del pecado, pues Jesús no ha venido a liberarnos «de los pueblos dominadores, sino del demonio; no de la cautividad del cuerpo, sino de la malicia del alma»12.

«Líbranos, oh Señor, del Mal, del Maligno; no nos dejes caer en la tentación. Haz, por tu infinita misericordia, que no cedamos ante la infidelidad a la cual nos seduce aquel que ha sido infiel desde el comienzo»13.

II. La experiencia de la ofensa a Dios es una realidad. Y con facilidad el cristiano descubre esa huella profunda de mal y ve un mundo esclavizado por el pecado14. La Iglesia nos enseña que existen pecados mortales por naturaleza –que causan la muerte espiritual, la pérdida de la vida sobrenatural–, mientras otros son veniales, los cuales, aunque no se oponen radicalmente a Dios, obstaculizan el ejercicio de las virtudes sobrenaturales y disponen para caer en pecados graves.

San Pablo nos recuerda que fuimos rescatados a un precio muy alto15 y nos exhorta con firmeza a no volver de nuevo a la esclavitud; hemos de ser sinceros con nosotros mismos, para evitar reincidir, avivando en nuestras almas el afán de santidad. «El primer requisito para desterrar ese mal (...), es procurar conducirse con la disposición clara, habitual y actual, de aversión al pecado. Reciamente, con sinceridad, hemos de sentir –en el corazón y en la cabeza– horror al pecado grave. Y también ha de ser nuestra la actitud, hondamente arraigada, de abominar del pecado venial deliberado, de esas claudicaciones que no nos privan de la gracia divina, pero debilitan los cauces por los que nos llega»16.

El pecado mortal es la peor desgracia que le puede suceder a un cristiano. Cuando este se mueve por el amor, todo sirve a la gloria de Dios y para servicio de sus hermanos los hombres, y las mismas realidades terrenas son santificadas: el hogar, la profesión, el deporte, la política... Por el contrario, cuando se deja seducir por el demonio, su pecado introduce en el mundo un principio de desorden radical, que lo aleja de su Creador y es causa de todos los horrores que en él se encuentran. Pidamos al Señor esa pureza de conciencia que nos lleve a no cohonestar, a no acostumbrarnos, a abominar de toda ofensa a Dios; hemos de hacer nuestro aquel lamento –de fuerte sentido de desagravio– del profeta Jeremías: Pasmaos, cielos, de esto y horrorizaos sobremanera, dice Yahvé. Un doble crimen ha cometido mi pueblo: dejarme a mí, fuente de agua viva, para excavarse cisternas agrietadas incapaces de retener el agua17. Aquí reside la maldad del pecado: en que los hombres, habiendo conocido a Dios, no lo glorificaron como a Dios, sino que se envanecieron con sus razonamientos y quedó su insensato corazón lleno de tinieblas..., dando culto y sirviendo a las criaturas en lugar de adorar al Creador18.

El pecado, un solo pecado, ejerce, de una forma a veces oculta y otras visible y palpable, una misteriosa influencia sobre la familia, los amigos, la Iglesia y sobre la entera humanidad. Si un sarmiento enferma, todo el organismo se resiente; si un sarmiento queda estéril, la vid no produce ya el fruto que de ella se esperaba; es más, otros sarmientos pueden también enfermar y morir.

Renovemos hoy el firme propósito de alejarnos de todo aquello (espectáculos, lecturas inconvenientes, ambientes donde desentona la presencia de un hombre, de una mujer que sigue a Cristo...) que pueda ser ocasión de ofender a Dios. Amemos mucho el sacramento de la Penitencia y enseñemos a amarlo con una profunda catequesis sobre este sacramento, y meditemos con frecuencia la Pasión del Señor para entender más la malicia del pecado. Pidamos al Señor que sea una realidad en nuestras vidas esa sentencia popular llena de sentido: «antes morir que pecar».

III. Si nos percatamos –nunca penetraremos bastante en la realidad del mysterium iniquitatis que es el pecado– de la malicia de la ofensa a Dios, nunca plantearemos la lucha en la frontera de lo grave y lo leve, pues el pecado mayor está en «despreciar la pelea en esas escaramuzas, que calan poco a poco en el alma, hasta volverla blanda, quebradiza e indiferente, insensible a las voces de Dios»19. Los pecados veniales realizan este funesto efecto en las almas que no luchan con firmeza para evitarlos, y constituyen un excelente aliado del demonio, empeñado en dañar. Sin matar la vida de la gracia, la debilitan, hacen más difícil el ejercicio de las virtudes y apenas se oyen las insinuaciones del Espíritu Santo y, si no se reacciona con energía, disponen para faltas y pecados graves. «¡Qué pena me das mientras no sientas dolor de tus pecados veniales! —Porque, hasta entonces, no habrás comenzado a tener verdadera vida interior»20. Pidamos al Señor su luz, su amor, su fuego que nos purifique, para no empequeñecer nunca la grandeza de nuestra vocación, para no quedar atrapados en la mediocridad espiritual a la que lleva la lucha lánguida, floja, ante las faltas veniales.

Para luchar contra los pecados veniales el cristiano ha de darles la importancia que tienen: son los causantes de la mediocridad espiritual, de la tibieza, y los que hacen realmente dificultoso el camino de la vida interior. Los santos han recomendado siempre la Confesión frecuente, sincera y contrita como medio eficaz contra estas faltas y pecados, y camino seguro para ir adelante. «Ten siempre verdadero dolor de los pecados que confiesas, por leves que sean –aconsejaba San Francisco de Sales–, y haz firme propósito de la enmienda para en adelante. Muchos hay que pierden grandes bienes y mucho aprovechamiento espiritual porque, confesándose de los pecados veniales como por costumbre y cumplimiento, sin pensar enmendarse, permanecen toda la vida cargados de ellos»21.

Ojalá escuchéis hoy su voz: no endurezcáis vuestros corazones22, nos exhorta el Salmo responsorial de la Misa. Pidamos al Espíritu Santo que nos ayude a tener un corazón cada vez más limpio y más fuerte, capaz de rechazar todo lazo que oprima y de abrirse a Dios, como Él espera de cada cristiano.

1 Mc 1, 21-28. — 2 Cfr. Mc 5, 2-9. — 3 Cfr. Juan Pablo II, Audiencia general, 13-VIII-1986. — 4 Cfr. Juan Pablo II, loc. cit. — 5 Jn 12, 31. — 6 Lc 10, 17-18. — 7 Juan Pablo II, loc. cit. — 8 Cfr. Conc. de Trento, Sesión XIV, cap. 1. 9 Jn 8, 34. — 10 Cfr. Rom 8, 14. — 11 Conc. Vat. II, Const. Gaudium et spes, 13. — 12 San Agustín, Sermón 48. — 13 Juan Pablo II, loc. cit. — 14 Cfr. Conc. Vat. II, loc. cit., 2. — 15 Cfr. 1 Cor 7, 23. — 16 San Josemaría Escrivá, Amigos de Dios, 243. — 17 Jer 2, 12-13. — 18 Rom 1, 21-25. — 19 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 77. — 20 ídem, Camino, n. 330. — 21 San Francisco de Sales, Introducción a la vida devota, II, 19. — 22 Salmo responsorial, Sal 94, 1-2; 6-7; 8-9.

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28 de enero

SANTO TOMÁS DE AQUINO*
Doctor de la Iglesia
Memoria

— El camino hacia Dios: piedad y doctrina.

— Autoridad de Santo Tomás. Necesidad de formación.

— La doctrina, alimento de la piedad.

I. En la asamblea le da la palabra, el Señor lo llena de espíritu de sabiduría e inteligencia, lo viste con un traje de honor1.

Cuando Santo Tomás tenía aún pocos años solía preguntar reiteradamente a su maestro de Montecassino: "¿Quién es Dios?", "explicadme qué cosa es Dios". Y pronto comprendió que para conocer al Señor no bastan los maestros y los libros. Se necesita además que el alma le busque de verdad y se entregue con corazón puro, humilde, y con una intensa oración. En él se dio una gran unión entre doctrina y piedad. Nunca comenzó a escribir o a enseñar sin haberse encomendado antes al Espíritu Santo. Cuando trabajaba en el estudio y exposición del Sacramento de la Eucaristía solía bajar a la capilla y pasar largas horas delante del Sagrario.

Dotado de un talento prodigioso, Santo Tomás llevó a cabo la síntesis teológica más admirable de todos los tiempos. Su vida, relativamente corta, fue una búsqueda profunda y apasionada del conocimiento de Dios, del hombre y del mundo a la luz de la Revelación divina. El saber antiguo de los autores paganos y de los Santos Padres le proporcionó elementos para llevar a cabo una síntesis armoniosa de razón y fe que ha sido propuesta repetidamente por el Magisterio de la Iglesia como modelo de fidelidad a la Iglesia y a las exigencias de un sano razonamiento.

Santo Tomás es ejemplo de humildad y de rectitud de intención en el trabajo. Un día, estando en oración, oyó la voz de Jesús crucificado que le decía: "Has escrito bien de Mí, Tomás: ¿qué recompensa quieres por tu trabajo?". Y él respondió: "Señor, no quiero ninguna cosa, sino a Ti"2. También en este momento se manifestaron la sabiduría y la santidad de Tomás, y nos enseña lo que hemos de pedir y desear nosotros sobre cualquier otra cosa.

Con su enorme talento y sabiduría, siempre tuvo conciencia de la pequeñez de su obra ante la inmensidad de su Dios. Un día en que había celebrado la Santa Misa con especial recogimiento, decidió no volver a escribir más: dejó inconclusa su obra magna, la Suma Teológica. Y ante las preguntas insistentes de sus colaboradores acerca de la interrupción de su trabajo, contestó el Santo: "Después de lo que Dios se dignó revelarme el día de San Nicolás, me parece paja todo cuanto he escrito en mi vida, y por eso no puedo escribir más"3. Dios es siempre más de lo que puede pensar la inteligencia más poderosa, de lo que desea el corazón más sediento.

El Doctor Angélico nos enseña cómo hemos de buscar a Dios: con la inteligencia, con una honda formación, adecuada a las peculiares circunstancias de cada uno, y con una vida de amor y de oración4.

II. El Magisterio de la Iglesia ha recomendado frecuentemente a Santo Tomás como guía de los estudios y de la investigación teológica. La Iglesia ha hecho suya esta doctrina, por ser la más conforme con las verdades reveladas, las enseñanzas de los Santos Padres y la razón natural5. Y el Concilio Vaticano II recomienda profundizar en los misterios de la fe y descubrir su mutua conexión "bajo el magisterio de Santo Tomás"6. Los principios de Santo Tomás son faros que arrojan luz sobre los problemas más importantes de la filosofía y hacen posible entender mejor la fe en nuestro tiempo7.

La fiesta de Santo Tomás trae a nuestra meditación de hoy la necesidad de una sólida formación doctrinal religiosa, soporte indispensable de nuestra fe y de una vida plenamente cristiana en toda ocasión. Solo así, meditando y estudiando los puntos capitales de la doctrina católica, enriqueceremos nuestro vivir cristiano y podremos contrarrestar mejor esa ola de ignorancia religiosa que, a todos los niveles, recorre el mundo. Si tenemos buena doctrina en nuestra inteligencia no estaremos a merced de los estados de ánimo y del solo sentimiento, que puede ser frágil y cambiante. En ocasiones esta formación comienza por el repaso del Catecismo de la doctrina cristiana y por la constancia en la lectura espiritual que nos indica quién aconseja a nuestra alma.

La formación adecuada, profunda, es imprescindible en una época en que la confusión y los errores doctrinales se multiplican y los medios a través de los cuales pueden difundirse son más abundantes y poderosos (lecturas, televisión, radio, etc.). Es necesario decir "creo todo lo que Dios ha revelado", pero esta fe entraña el compromiso de no desentenderse de lograr una mejor y más profunda comprensión de los misterios de la fe, según las propias circunstancias, pues en caso contrario no daríamos importancia a aquello que Dios, en su infinito amor, ha querido revelarnos para que crecieran la fe, la esperanza y la caridad. Santa Teresa de Jesús decía que "quien más conoce a Dios, más fácil se le hacen las obras"8, interpreta con una visión más aguda los acontecimientos, santifica mejor su quehacer y encuentra sentido al dolor que toda vida lleva consigo. "No sé cuántas veces me han dicho –escribe un autor de nuestros días– que un anciano irlandés que solo sepa rezar el Rosario puede ser más santo que yo, con todos mis estudios. Es muy posible que así sea; y por su propio bien, espero que así sea. No obstante, si el único motivo para hacer tal afirmación es el de que sabe menos teología que yo, ese motivo no me convence; ni a mí ni a él. No le convencería a él, porque todos los ancianos irlandeses con devoción al Santo Rosario y al Santísimo que he conocido (y muchos de mis antepasados lo han sido) estaban deseosos de conocer más a fondo su fe. No me convencería a mí, porque si bien es evidente que un hombre ignorante puede ser virtuoso, es igualmente evidente que la ignorancia no es una virtud. Ha habido mártires que no hubieran sido capaces de enunciar correctamente la doctrina de la Iglesia, siendo el martirio la máxima prueba del amor. Sin embargo, si hubieran conocido más a Dios, su amor habría sido mayor"9. Y nosotros sabremos amar más a Jesús si ponemos empeño en conocerle a Él y en conocer su doctrina, que se nos transmite en la Iglesia. Por esto, hoy, que celebramos a este Santo Doctor de la Iglesia, es oportuno que nos preguntemos si ponemos verdadero interés en aprovechar aquellos medios de formación que tenemos a nuestro alcance, y si sentimos la urgencia de una adecuada formación doctrinal que contrarreste esa enorme ola de ignorancia y de error que se abate sobre tantos fieles indefensos.

III. Considerando la vida y la obra de Santo Tomás, advertimos cómo la piedad exige doctrina; por eso, la formación nos lleva a una piedad profunda, manifestada casi siempre de modo sencillo. En el autógrafo de la Suma contra Gentiles se encuentran, por ejemplo, las palabras del Ave María repartidas por los márgenes, como jaculatorias que ayudaban al Santo a mantener el corazón encendido. Y cuando quería probar la pluma, lo hacía escribiendo estas y otras jaculatorias10. Todos sus escritos y sus enseñanzas orales llevan a amar más a Dios, con más profundidad, con más ternura. De él es esta sentencia: de la misma manera que quien poseyese un libro en el que estuviera contenida toda la ciencia solo buscaría saber este libro, así nosotros no debemos sino buscar solo a Cristo, porque en Él, como dice San Pablo, están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia11. Toda la doctrina que aprendemos nos ha de llevar a amar a Jesús, a desear servirle con más prontitud y alegría.

"Piedad de niños y doctrina de teólogos", solía inculcar San Josemaría Escrivá, porque la fe firme, cimentada sobre sólidos principios doctrinales, se manifiesta frecuentemente en una vida de infancia en la que nos sentimos pequeños ante Dios y nos atrevemos a manifestarle el amor a través de cosas muy pequeñas, que Él bendice y acoge con una sonrisa, como hace un padre con su hijo. El amor -enseñó Santo Tomás lleva al conocimiento de la verdad12, y todo el conocimiento está ordenado a la caridad como a su fin13. El conocimiento de Dios debe llevar a realizar frecuentes actos de amor, a una disposición firme de trato amable, sin miedos, con Él. Mientras la mente atiende al pequeño deber de cada momento, el corazón está fijo en Dios, recibiendo el suave impulso de la gracia, que la hace tender hacia el Padre, en el Hijo y por el Espíritu Santo.

Una formación doctrinal más profunda lleva a tratar mejor a la Humanidad Santísima del Señor, a la Virgen, Madre de Dios y Madre nuestra, a San José, "nuestro Padre y Señor", a los ángeles custodios, a las benditas almas del Purgatorio... Examinemos hoy cómo es nuestro empeño por adquirir esa formación sólida y cómo la difundimos a nuestro alrededor -con naturalidad y como quien da un tesoro en la propia familia, entre los amigos... y siempre que tenemos la menor oportunidad.

1 Antífona de entrada. Eclo 15, 5. — 2 Cfr. Fontes vitae Sancti Tomae, p. 108. — 3 Bartolomé de Capua, en el Proceso napolitano de canonización, n. 79: Fontes vitae Sancti Tomae, p. 3777. — 4 Cfr. Juan Pablo II, Discurso en la Pontificia Universidad de Santo Tomás de Aquino, 17-XI-1979. — 5 Cfr. Juan XXIII, Alocución 28-IX-1960. — 6 Conc. Vat. II, Decr. Optatam totius, 16. — 7 Cfr. Pablo VI, Carta Apost. Lumen Ecclesiae, 20-XI-1974, 29. — 8 Santa Teresa, Fundaciones, 3, 5. — 9 F. J. Sheed, Teología para todos, Palabra, 4ª ed., Madrid 1982, pp. 15-16. — 10 Cfr. Santo Tomás, Suma contra Gentiles, ed. Leonina, vol. 13, Pref. p. VIII b. — 11 Cfr. ídem, Comentario sobre la Epístola a los Tesalonicenses, 2, 3, 1 — 12 Cfr. ídem, Comentario al Evangelio de San Juan, 5, 6. — 13 Cfr. ibídem, 15, 2.

* Nació hacia el año 1225 en el castillo de Roccaseca, de Aquino, cerca de Montecassino (Italia). Estudió primero en la abadía benedictina de este lugar y luego en Nápoles; a los veinte años ingresó en la Orden de Predicadores, a pesar de la fuerte oposición familiar. Fue maestro de Filosofía y Teología en Roma, Nápoles, Viterbo y, principalmente, en Colonia y París. Elaboró la primera síntesis teológica, partiendo de la filosofía de Aristóteles, de la teología de San Agustín y de la Sagrada Escritura. Su gran piedad se trasluce de modo especial en sus sermones y en el Oficio que compuso para la fiesta del Corpus Christi. El Magisterio de la Iglesia, desde su muerte, ha hecho suya su doctrina "por estar más conforme que ninguna otra con las verdades reveladas, las enseñanzas de los Santos Padres y la recta razón" (Juan XXIII). Su autoridad doctrinal es universalmente reconocida.

Murió cerca de Terracina el 7 de marzo de 1274, cuando se dirigía al Concilio de Lyón. Su fiesta se celebra hoy, 28 de enero, día en que su cuerpo fue trasladado a Toulouse, en el año 1639. Fue canonizado y declarado Doctor de la Iglesia en el año 1323.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

Santo Tomás de Aquino
El Doctor Angélico

Presbítero y Doctor de la Iglesia
(+1274)

Suma Teológica (versión web)

http://hjg.com.ar/sumat/

 

Suma Teológica (versión descargable)

Suma Teológica - 4ta Ed. BAC, 2001 - Parte 1 de 5 (Prima)

http://gloria.tv/?media=334330

 

Suma Teológica - 4ta Ed. BAC, 2001 - Parte 2 de 5 (Prima …

Suma Teológica - 4ta Ed. BAC, 2001 - Parte 3 de 5 (Secunda …

Suma Teológica - 4ta Ed. BAC, 2001 - Parte 4 de 5 (Secunda …

Suma Teológica - 4ta Ed. BAC, 2001 - Parte 5 de 5 (Tertia)

 


 03:24

Benedicto XVI -Importancia de Santo Tomás de Aquino-Actualidad de sus Escritos.

SU VIDA

Nace en el Castillo de Rocaseca, cerca de Nápoles, Italia, en 1225.

Es el último hijo varón de una numerosa familia de doce hijos. Su padre se llamaba Landulfo de Aquino.

Alto, grueso, bien proporcionado, frente despejada, porte distinguido, una gran amabilidad en el trato, y mucha delicadeza de sentimientos.

Cerca del Castillo donde nació estaba el famoso convento de los monjes Benedictinos llamado Monte Casino. Allí lo llevaron a hacer sus primeros años de estudios.

Los monjes le enseñaron a meditar en silencio. Es el más piadoso, meditabundo y silencioso de todos los alumnos del convento. Lo que lee o estudia lo aprende de memoria con una facilidad portentosa.

Continúa sus estudios por cinco años en la Universidad de Nápoles. Allí supera a todos sus compañeros en memoria e inteligencia. Conoce a los Padres Dominicos y se entusiasma por esa Comunidad. Quiere entrar de religioso pero su familia se opone. El religiosos huye hacia Alemania, pero por el camino lo sorprenden sus hermanos que viajan acompañados de un escuadrón de militares y lo ponen preso. No logran quitarle el hábito de dominico, pero lo encierran en una prisión del castillo de Rocaseca.

Tomás aprovecha su encierro de dos años en la prisión para aprenderse de memoria muchísimas frases de la S. Biblia y para estudiar muy a fondo el mejor tratado de Teología que había en ese tiempo, y que después él explicará muy bien en la Universidad.

Sus hermanos al ver que por más que le ruegan y lo amenazan no logran quitarle la idea de seguir de religioso, le envían a una mujer de mala vida para que lo haga pecar. Tomás toma en sus manos un tizón encendido y se lanza contra la mala mujer, amenazándola con quemarle el rostro si se atreve a acercársele. Ella sale huyendo y así al vencer él las pasiones de la carne, logró la Iglesia Católica conseguir un gran santo. Si este joven no hubiera sabido vencer la tentación de la impureza, no tendríamos hoy a este gran Doctor de la Iglesia.

Esa noche contempló en sueños una visión Celestial que venía a felicitarlo y le traía una estola o banda blanca, en señal de la virtud, de la pureza que le concedía Nuestro Señor.

Liberado ya de la prisión lo enviaron a Colonia, Alemania, a estudiar con el más sabio Padre Dominico de ese tiempo: San Alberto Magno. Al principio los compañeros no imaginaban la inteligencia que tenía Tomás, y al verlo tan robusto y siempre tan silencioso en las discusiones le pusieron de apodo: "El buey mudo". Pero un día uno de sus compañeros leyó los apuntes de este joven estudiante y se los presentó al sabio profesor. San Alberto al leerlos les dijo a los demás estudiantes: "Ustedes lo llaman el buey mudo. Pero este buey llenará un día con sus mugidos el mundo entero". Y así sucedió en verdad después.

Sus compañeros de ese tiempo dejaron este comentario: "La ciencia de Tomás es muy grande, pero su piedad es más grande todavía. Pasa horas y horas rezando, y en la Misa, después de la elevación, parece que estuviera en el Paraíso. Y hasta se le llena el rostro de resplandores de vez en cuando mientras celebra la Eucaristía.

A los 27 años, en 1252, ya es profesor de la famosísima Universidad de París. Sus clases de teología y filosofía son las más concurridas de la Universidad. El rey San Luis lo estima tanto que lo consulta en todos los asuntos de importancia. Y en la Universidad es tan grande el prestigio que tiene y su ascendiente sobre los demás, que cuando se traba una enorme discusión acerca de la Eucaristía y no logran ponerse de acuerdo, al fin los bandos aceptan que sea Tomás de Aquino el que haga de árbitro y diga la última palabra, y lo que él dice es aceptado por todos sin excepción.

En 1259 el Sumo Pontífice lo llama a Italia y por siete años recorre el país predicando y enseñando, y es encargado de dirigir el colegio Pontificio de Roma para jóvenes que se preparan para puestos de importancia especial.

En 4 años escribe su obra más famosa: "La Suma Teológica", obra portentosa en 14 tomos, donde a base de Sagrada Escritura, de filosofía y teología y doctrina de los santos va explicando todas las enseñanzas católicas. Es lo más profundo que se haya escrito en la Iglesia Católica.

En Italia la gente se agolpaba para escucharle con gran respeto como a un enviado de Dios, y lloraban de emoción al oírle predicar acerca de la Pasión de Cristo, y se emocionaban de alegría cuando les hablaba de la Resurrección de Jesús y de la Vida Eterna que nos espera.

El Romano Pontífice le encargó que escribiera los himnos para la Fiesta del Cuerpo y Sangre de Cristo, y compuso entonces el Pangelingua y el Tantumergo y varios otros bellísimos cantos de la Eucaristía (dicen que el Santo Padre encargó a Santo Tomás y a San Buenaventura que cada uno escribiera unos himnos, pero que mientras oía leer los himnos tan bellos que había compuesto Santo Tomás, San Buenaventrua fue rompiendo los que él mismo había redactado, porque los otros le parecían más hermosos). Después de haber escrito tratados hermosísimos acerca de Jesús en la Eucaristía, sintió Tomás que Jesús le decía en una visión: "Tomás, has hablado bien de Mi. ¿Qué quieres a cambio?". Y el santo le respondió: "Señor: lo único que yo quiero es amarte, amarte mucho, y agradarte cada vez más".

De tal manera se concentraba en los temas que tenía que tratar, que un día estando almorzando con el rey, de pronto dio un puñetazo a la mesa y exclamó: "Ya encontré la respuesta para tal y tal pregunta". Después tuvo que presentar excusas al rey por estar pensando en otros temas distintos a los que estaban tratando los demás en la conversación.

Pocos meses antes de morir tuvo una visión acerca de lo sobrenatural y celestial, y desde entonces dejó de escribir. Preguntado por el Hermano Reginaldo acerca de la causa por la cual ya no escribía más, exclamó: "Es que, comparando con lo que vi en aquella visión, lo que he escrito es muy poca cosa".

Santo Tomás logró que la filosofía de Aristóteles llegara a ser parte de las enseñanzas de los católicos. Este santo ha sido el más famoso profesor de filosofía que ha tenido la Iglesia.

Tan importantes son sus escritos que en el Concilio de Trento (o sea la reunión de los obispos del mundo), los tres libros de consulta que había sobre la mesa principal eran: la Sagrada Biblia, los Decretos de los Papas, y la Suma Teológica de Santo Tomás.

Decía nuestro santo que él había aprendido más, arrodillándose delante del crucifijo, que en la lectura de los libros. Su secretario Reginaldo afirmaba que la admirable ciencia de Santo Tomás provenía más de sus oraciones que de su ingenio. Este hombre de Dios rezaba mucho y con gran fervor para que Dios le iluminara y le hiciera conocer las verdades que debía explicar al pueblo.

Su humildad: Cumplía exactamente aquel consejo de San Pablo: "Consideren superiores a los demás". Siempre consideraba que los otros eran mejores que él. Aun en las más acaloradas discusiones exponía sus ideas con total calma; jamás se dejó llevar por la cólera aunque los adversarios lo ofendieran fuertemente y nunca se le oyó decir alguna cosa que pudiera ofender a alguno. Su lema en el trato era aquel mandato de Jesús: "Tratad a los demás como deseáis que los demás os traten a vosotros".

Su devoción por la Virgen María era muy grande. En el margen de sus cuadernos escribía: "Dios te salve María". Y compuso un tratado acerca del Ave María.

SU MUERTE
El Sumo Pontífice lo envió al Concilio de Lyon, pero por el camino se sintió mal y fue recibido en el monasterio de los monjes cistercienses de Fosanova. Cuando le llevaron por última vez la Sagrada Comunión exclamó: "Ahora te recibo a Ti mi Jesús, que pagaste con tu sangre el precio de la redención de mi alma. Todas las enseñanzas que escribí manifiestan mi fe en Jesucristo y mi amor por la Santa Iglesia Católica, de quien me profeso hijo obediente".

Murió el 7 de marzo de 1274 a la edad de 49 años.

Fue declarado santo en 1323 apenas 50 años después de muerto. Y sus restos fueron llevados solemnemente a la Catedral de Tolouse un 28 de enero. Por eso se celebra en este día su fiesta.

Oración a Santo Tomás de Aquino
Angélico doctor Santo Tomás, gloria inmortal de la religión, columna firmísima de la Iglesia, varón santísimo y sapientísimo, que por los admirables ejemplos de tu inocente vida fuiste elevado a la cumbre de una perfección consumada, y con tus prodigiosos escritos eres martillo de los herejes, luz de maestros y doctores, y milagro estupendo de sabiduría;

¡Oh! quien acertara, Santo mío, a ser en virtud y letras verdadero discípulo, aprendiendo en el libro de vuestras virtudes y en las obras que con tanto acierto escribiste la ciencia de los santos, que es la verdadera y única sabiduría. 

¡Quién supiera hermanar, como vos, la doctrina con la modestia, y la alta inteligencia con la profunda humildad! Alcanzadme del Señor esta gracia, junto con el inestimable don de la pureza y haced que, practicando tu doctrina y siguiendo tus ejemplos, consiga la eterna bienaventuranza. Amén.

 

Himnos y oraciones de Santo Tomás de Aquino
 

Oración de Acción de Gracias de Sto. Tomás de Aquino

Gracias te doy Señor Padre Omnipotente, eterno Dios, que a mí pecador, 
indigno siervo tuyo, sin mérito alguno y sólo por tu misericordia te has dignado 
alimentarme con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo.

Te suplico que esta Sagrada Comunión no sea para mi alma ocasión de castigo, 
sino intercesión saludable de perdón.

Que esta Sagrada Comunión sea para mí armadura de fe, escudo de buena 
voluntad, muerte de mis vicios, destierro de todos mis carnales apetitos y 
aumento de caridad, de paciencia y de todas las virtudes. Sea digna defensa 
contra todos los enemigos de mi alma. Que sea perfecto remedio para mí espíritu; 
perpetua amistad contigo; verdadero Dios y Señor mío; y sello de mi muerte.

Dichoso, ruégote tengas por bien llevar a este pecador a aquel convite inefable 
donde Tú, con tu Hijo y el espíritu Santo, eres para todos los santos, Luz 
verdadera, satisfacción cumplida, gozo perdurable, dicha consumada y felicidad 
perfecta.

Por el mismo Cristo nuestro Señor. 
Amén.

 

Himno Pange Lingua

Santo Tomas de Aquino

Canta, oh lengua, del glorioso, 
Cuerpo de Cristo el misterio, 
Y de la Sangre preciosa
Que, en precio del mundo
Vertió el Rey de las naciones
Fruto del más noble seno.
Veneremos, pues postrados
Tan augusto sacramento; 
Y el oscuro rito antiguo
Ceda a la luz de este nuevo;
Supliendo la fe sencilla
Al débil sentido nuestro.
Al Padre, al Hijo, 
Salud, honor y poder, 
Bendición y gozo eterno:
Y al que procede de ambos
Demos igual alabanza.
Amén.

 

Himno Adóro te devote


Te adoro con devoción, Dios escondido, oculto verdaderamente bajo estas apariencias. A Ti se somete mi corazón por completo, y se rinde totalmente al contemplarte.

Al juzgar de Ti, se equivocan la vista, el tacto, el gusto; pero basta el oído para creer con firmeza; creo todo lo que ha dicho el Hijo de Dios: nada es más verdadero que esta Palabra de verdad.
 
En la Cruz se escondía sólo la Divinidad, pero aquí se esconde también la Humanidad; sin embargo, creo y confieso ambas cosas, y pido lo que pidió aquel ladrón arrepentido.

No veo las llagas como las vió Tomás pero confieso que eres mi Dios: haz que yo crea más y más en Ti, que en Ti espere y que te ame.

¡Memorial de la muerte del Señor! Pan vivo que das vida al hombre: concede a mi alma que de Ti viva y que siempre saboree tu dulzura.

Señor Jesús, Pelícano bueno, límpiame a mí, inmundo, con tu Sangre, de la que una sola gota puede liberar de todos los crímenes al mundo entero.

Jesús, a quien ahora veo oculto, te ruego, que se cumpla lo que tanto ansío: que al mirar tu rostro cara a cara, sea yo feliz viendo tu gloria. 

Amén.

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Fuente: Archidiócesis de Madrid
Julián de Cuenca, San Obispo, Enero 28  

Julián de Cuenca, San

Obispo de Cuenca

Martirologio Romano: En la ciudad de Cuenca, en Castilla la Nueva, en España, san Julián, obispo. Fue el segundo obispo de esta ciudad, una vez recuperada de manos de los musulmanes, y, egregio por su modo de vivir, se distinguió por repartir entre los pobres los bienes de la Iglesia, trabajando con sus manos para obtener el sustento diario (c. 1207).

Fue el segundo obispo de Cuenca -desde el 1198 al 1208-, después de D. Juan Yáñez.

Nació a mediados del siglo XII.

En familia noble burgalesa, cuando Burgos era la cabeza de Castilla. Inicia su educación en la escuela catedralicia de la época, donde se refugia la ciencia junto al clérigo del monasterio, aplicándose con esmero a las artes liberales.

En Palencia cursa estudios superiores. Estudioso, serio y formal, impresiona a los profesores y se hace notar entre los alumnos por su ciencia y piedad.

Terminados sus estudios es nombrado profesor de filosofía y teología cuando solamente tiene 24 años. Esta situación es un caso excepcional en el centro que el obispo Poncio convirtió en Estudio, Alfonso VIII elevó a la categoría de Universidad y el papa Urbano VI enriqueció con todos los privilegios de la universidad de París.

En la docencia quemará diez años de su vida. Ocupa una habitación funcional que es a la vez lugar de reposo-estudio-oratorio, y allí hace además cestillos que son parte de su limosna a los pobres: los da para que con su venta se ayuden a vivir.

A los 35 años se retira a Burgos con la intención de prepararse al sacerdocio abandonando la fama, el honor y prestigio que se ha bien ganado con la docencia. Vive con el fiel criado Lesmes a orillas del Arlanzón en intensa vida de oración, mortificación y estudio hasta que en 1166 es ordenado sacerdote. Los alrededores de la capital burgalesa son los primeros beneficiados de su apostolado.

Pero al poco tiempo decide ampliar el campo de su predicación. Con un crucifijo, una estampa de la Virgen y una muda está convertido en misionero tierras abajo hasta la Córdoba averroista ¡Cuánto bien hizo con su bien formada cabeza! Está misionando en Toledo cuando el arzobispo Don Martín López le nombra arcediano de la catedral.

La excursión misionera ha durado veinte años. Ahora, en la nueva situación, alterna las tareas de gobierno con la predicación, la administración de los sacramentos, y la santa manía de fabricar cestillas para los pobres, junto a la oración y penitencia que ama vivamente y a las que se dedica de modo especial una temporada en determinados días cada año.

Alfonso VIII lo obliga a aceptar la diócesis de Cuenca a la muerte de su primer obispo. En 1196 es consagrado obispo vencida su resistencia. Y comienza un nuevo cargo pastoral en la hosca y brava sierra, el altozano de la Alcarria y los llanos de la Mancha donde ha de cuidar del complejo mosaico de musulmanes, judíos y cristianos que su diócesis encierra.

Se preocupó de modo exquisito de los sacerdotes que son su mano larga para llevar a Cristo al pueblo. La caridad con los pobres, y la atención a los descarriados destacan bases que consiguen para Dios una parcela cristiana. Los biógrafos hacen sobresalir dos momentos de su vida de pastor en los que demostró virtudes heroicas: la hambruna y la peste que sufrió el pueblo y en las que su generosidad y entrega no tuvo límite a favor de sus fieles.

Murió en el 1208.

Sus atributos son con propiedad episcopales, la mitra y el báculo al que se añade un cestillo testigo de su caridad. Ordinariamente se le representa sentado ante su mesa de trabajo.

A lo largo de su vida se complementan lo intelectual y lo pastoral, la teoría se hace práctica, el espíritu informa a la vida, y las palabras no se quedan huecas sino que se colman con las obras. Fue el hombre de Dios que sirvió a la Iglesia estando donde se le necesitaba y en el momento oportuno. Aparte quedan los fastos apócrifos que adornan su vida con prodigios sobrenaturales desde su entrada en el mundo y existentes sólo en la imaginación de quien tuvo la sana pretensión de exaltar la figura del santo.
San Julián no los necesitaba.

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Fuente: Vatican.va
José Freinademetz, Santo Misionero, Enero 28  

José Freinademetz, Santo

Presbítero Misionero

Martirologio Romano: En la ciudad de Daijiazhuang, en la provincia de Shandong, al sur de China, beato José Freinademetz, presbítero de la Sociedad del Verbo Divino, que trabajó incansablemente en la evangelización de aquella región (1908).

Giuseppe (José) Freinademetz nació el 15 de abril de 1852 en Oies, un pequeño paraje de cinco casas entre los Alpes Dolomitas del norte de Italia. Bautizado el mismo día de su nacimiento, heredó de su familia una fe sencilla pero tenaz.

Ya durante sus estudios teológicos en el seminario mayor diocesano de Bresanone comenzó a pensar seriamente en las "misiones extranjeras" como una posibilidad para su vida. Ordenado sacerdote el 25 de julio de 1875, fue destinado a la comunidad de San Martino di Badia, muy cerca de su casa natal, donde pronto se ganó el corazón de sus paisanos. Sin embargo, la inquietud misional no lo había abandonado. Apenas dos años después de su ordenación se puso en contacto con el P. Arnoldo Janssen, fundador de la casa misional que pronto se convertiría oficialmente en la "Congregación del Verbo Divino".

Con el permiso de su obispo, José llegó a la casa misional de Steyl en agosto de 1878. El 2 de marzo de 1879 recibió la cruz misional y partió hacia China junto a otro misionero verbita, el P. Juan Bautista Anzer. Cinco semanas después desembarcaron en Hong Kong, donde pasarán dos años preparándose para la misión que les fue asignada en Shantung del Sur, una provincia con 12 millones de habitantes y sólo 158 bautizados.

Fueron años duros, marcados por viajes largos y difíciles, asaltos de bandoleros y arduo trabajo para formar las primeras comunidades cristianas. Tan pronto como lograba poner en pié una comunidad, llegaba del obispo la orden de dejarlo todo y recomenzar en otro lugar.

José comprendió pronto la importancia que tenían los laicos comprometidos para la primera evangelización, sobre todo como catequistas. A su formación dedicó muchos esfuerzos y preparó para ellos un manual catequístico en chino. Al mismo tiempo, junto con Anzer que ya había sido nombrado obispo, se empeñó en la preparación, atención espiritual y formación permanente de sacerdotes chinos y de los otros misioneros.

Toda su vida estuvo marcada por el esfuerzo de hacerse chino entre los chinos, al punto de escribir a sus familiares: "Yo amo la China y a los chinos; en medio ellos quiero morir, y entre ellos ser sepultado".

En 1898 el trabajo incesante y las muchas privaciones cobraron su precio. Enfermo de la laringe y con un principio de tuberculosis, por insistencia del obispo y de los cohermanos, pasó un tiempo en el Japón, en espera de recuperar la salud. Volvió a China algo recuperado, aunque no curado.

A fines de 1907, mientras administraba la diócesis en ausencia del obispo que había tenido que viajar a Europa, se desató una epidemia de tifus. José, como buen pastor, prestó su asistencia incansable, hasta que él mismo contrajo la enfermedad. Volvió inmediatamente a Taikia, sede de la diócesis, donde murió el 28 de enero de 1908. Lo sepultaron bajo la duodécima estación del Via Crucis y su tumba se volvió pronto un punto de referencia y peregrinación para los cristianos.

Freinademetz supo descubrir y amar profundamente la grandeza de la cultura del pueblo al que había sido enviado. Dedicó su vida a anunciar el Evangelio, mensaje del Amor de Dios a la humanidad, y a encarnar ese amor en la comunión de comunidades cristianas chinas. Animó a esas comunidades a abrirse en solidaridad con el resto del pueblo chino. Entusiasmó a muchos chinos para que fueran misioneros de sus paisanos como catequistas, religiosos, religiosas y sacerdotes. Su vida entera fue expresión del que fue su lema: "El idioma que todos entienden es el amor".

Fue beatificado por Paulo VI el 19 de Octubre de 1975 y canonizado por Juan Pablo II el 5 de Octubre de 2003.

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Bartolomé Aiutamicristo de Pisa, Beato Religioso Camaldulense, Enero 28  

Bartolomé Aiutamicristo de Pisa, Beato

Monje Camaldulense

Martirologio Romano: En el monasterio de san Frediano, cerca de Pisa, en la Toscana (hoy Italia), beato Bartolomé Aiutamicristo, religioso de la Orden de los Camaldulenses (1224).

El beato Bartolomé Aiutamicristo, monje camaldulense, provino de una antigua y noble familia pisana, pero fue más ilustre por la santidad de su vida, santidad confirmada por los milagros realizados durante su vida y luego de su muerte, misma que aconteció un 28 de Enero de 1224.

No es que se hiciera camaldulense porque temiera que la torre de su pueblo se viniera abajo, (en realidad durante su vida la torre de Pisa sólo tenía tres de los seis pisos actuales). Ni porque temiera que la ira de Dios se le viniera encima, sino porque oyó decir que los monjes fundados por San Romualdo sonreían siempre.

No se hizo sacerdote porque decía que él nunca aprendería a predicar.

El Hermano Bartolomé del monasterio de San Frediano hablaba poco, pero suspiraba mucho "Aiutami Cristo" (Ayúdame Cristo), y con ese sobrenombre ha pasado a la historia.

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Fuente: ar.geocities,com/misa_tridentina06
Julián Maunoir, Beato Sacerdote Jesuita, Enero 28  

Julián Maunoir, Beato

Sacerdote Jesuita

Martirologio Romano: En el lugar de Plévin, de la Bretaña Menor, en Francia, beato Julián Maunoir, presbítero de la Compañía de Jesús, que se entregó por espacio de cuarenta y dos años a las misiones populares por todos los lugares y aldeas de la provincia (1683).

No se puede decir que los católicos de otras naciones ignoran la historia religiosa de Francia en el siglo XVII, pero es indudable que uno de los aspectos menos conocidos de esa historia es el trabajo de los misioneros en el interior del país.

Todo el mundo está al tanto de las actividades de un monsieur Olier, en París, o de un San Vicente en todo el territorio francés; pero son mucho menos conocidas las actividades de un San Juan Eudes en Normandía, de un San Pedro Fourrier en Lorena, de un P. Juan Lejeune en el Limousin, el Languedoc y la Provenza, de un San Juan Francisco de Regis en Velai y Vivarés, y en general de todas las misiones de la Bretaña.

Sin embargo, según opina Henri Brémond, estas últimas fueron las más fructuosas de todas y, ciertamente, las más pintorescas.

Entre los misioneros de la Bretaña se destacan el benedictino Miguel Le Nobletz y el P. Julián Maunoir.

Julián había nacido en la diócesis de Reims en 1606 e ingresó en la Compañía de Jesús, en 1625.

Sin duda que se ha exagerado la impiedad y barbarie de los bretones de aquella época y la negligencia de su clero; pero eso no quita que fuesen ex tremendamente supersticiosos, brutales, turbulentos y al mismo tiempo, muy abiertos al mensaje evangélico. La región que produjo tantos piratas pendencieros fue también la tierra de Armelle Nicolás y de los calvarios barrocos y las estatuas de la Baja Bretaña. Los místicos abrieron el camino a los misioneros. Y el P. Bernard, S. J., y Dom Le Nobletz, atrajeron la atención de Julián Maunoir hacia ese campo y le aconsejaron que aprendiese el idioma bretón. El P. Maunoir llegó a dominarlo en brevísimo tiempo.

Hay ciertas analogías entre la Bretaña católica y las regiones protestantes de Gales y Cornwall. A propósito de las misiones bretonas, Henri Brémond usa la palabra inglesa "revival" (renovación), y hace mención de Bunyan y del "Pilgrim´s Progress". El historiador anglicano de las misiones de Cornwall, el difunto canónigo Gilbert Doble, tituló su corta biografía de Julián Maunoir "El John Wesley de la Bretaña". Es muy instructiva la comparación entre la biografía del P. Maunoir, escrita por Séjourné, y el "Diario" de John Wesley, así como la comparación entre este "Diario" y el del beato Julián Maunoir.

Cuando el P. Maunoir empezó a trabajar en la Bretaña, en 1640, había sólo otros dos misioneros. A su muerte, ocurrida cuarenta y tres años más tarde, había más de mil. Renán habría de quejarse, más tarde, de que sus antepasados habían sido "jesuitizados" y desnacionalizados por los misioneros procedentes de otras regiones de Francia.

La realidad es que hubo apenas un puñado de jesuitas, de los que la mayoría eran bretones, y un fuerte contingente del clero bretón que cooperó con los padres de la Compañía y se sometió espontáneamente a la rigurosa disciplina que les impuso el P. Maunoir. Por lo demás, la técnica del trabajo misional había sido ideada por un bretón no jesuita, Miguel Le Nobletz, a quien se ha llamado "el último de los bardos".

La tarea consistía, ante todo, en la instrucción religiosa; "la predicación emocional", capaz de arrastrar a las multitudes en un momento dado, sólo se empleó como instrumento secundario. Los misioneros se ayudaban en su tarea con imágenes en colores, algunas de las cuales se conservan todavía en la biblioteca de Quimper. Se trataba de ilustraciones de la Pasión, del Padre nuestro, de los pecados capitales, etc., bajo las diferentes alegorías del Caballero Errante, de las Seis Ciudades de Refugio, de Los Tres Árboles... Con esto, se despertaba la imaginación popular y las cualidades poéticas del espíritu humano.

Las imágenes, lo vivencial y el sentido del humor de los comentarios hechos por los misioneros es lo que hacía pensar a Henri Brémond en Bunyan. Pero además, había representaciones con cuadros plásticos vivientes. De ahí se originaron las famosas procesiones en las que se representaba, por ejemplo, la Pasión del Señor. El P. Maunoir predicaba y los actores encarnaban su palabra, en tanto que "los oyentes sollozaban de emoción". Algunos se quejaron de la emotividad de tales actos, pero los obispos bretones apoyaron al misionero.

Otro de los métodos era el empleo de cantos religiosos, de los cuales algunos eran ya tradicionales y otros habían sido compuestos por el mismo P. Maunoir. Probablemente sólo nos ha quedado uno, tal como él lo escribió, y debe confesarse que en la traducción del bretón al francés, pierde mucho de su gracia original. Lo cierto es que Julián tenía el don de versificar con gran sentimiento y que los cánticos religiosos constituían un factor importante en las misiones bretonas.

Al empleo del idioma local se añadía la devoción a los santos bretones de la antigüedad. La región de Sto. Corentin, en la diócesis de Quimper, fue el campo predilecto del P. Maunoir.

Como la leyenda de los santos celtas está llena de milagros -algunos de ellos conmovedores, otros fantásticos y aun poco edificantes entre los realmente convincentes-, así la evangelización llevada a cabo por Julián, fue apoyada por numerosos milagros y prodigios. El P. Boschet, S. J., que escribió la primera biografía del beato en 1697, había estudiado una narración de sus milagros; su comentario fue el siguiente: "Me parecieron tan extraordinarios que no pude por menos que sospechar que el autor había exagerado la realidad para glorificar al siervo de Dios". Sin embargo, después de haber hecho investigaciones de tenidas, el escepticismo del P. Boschet disminuyó mucho. ¿ Por qué sorprenderse de que la renovación del Cristianismo en Bretaña haya sido confirmada con milagros semejantes a los que acompañaron su introducción en el mundo? ( Desde el punto de vista humano, el P. Maunoir no era especialmente inteligente y tenía cierta tendencia a la credulidad; pero era, a la vez, un verdadero jefe que se hacía obedecer, un organizador de primera talla y un hombre de gran visión. Buena parte del éxito de sus misiones se debe a que las dirigió tanto a los pastores, como a las ovejas. El puntero para comentar las imágenes, se convirtió en el arma distintiva de sus misioneros y en un símbolo del dedo que señalaba el camino.

Durante los Ejercicios Espirituales que precedieron a su ordenación, Julián de Maunoir escribió, acabando de comulgar: "Sentí un celo extraordinario por la salvación de las almas y un gran deseo de trabajar por ellas con todos los medios posibles. La voz del Señor repetía en mi corazón: ´Yo trabajé, lloré, sufrí y morí por ellas´." Estas palabras resumen la vida de Julián. Después de su muerte, ocurrida en Plévin de Cournouaille, el 28 de enero de 1683, los peregrinos acudieron en masa a besar aquellos pies que habían viajado por toda la Bretaña y llevaron hasta sus últimos rincones el mensaje evangélico.
Fue beatificado por Pío XII el 20 de mayo de 1951.

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Fuente: Oremosjuntos.com
María Luisa Montesinos Orduña, Beata Virgen y mártir, Enero 28  

María Luisa Montesinos Orduña, Beata

Virgen y Mártir

Martirologio Romano: En la localidad de Picassent, en la provincia de Valencia, en España, beata María Luisa Montesinos Orduña, virgen y mártir, la cual, durante la persecución contra la fe, tuvo parte en la victoria de Cristo por el martirio (1937).

Fiel laica de la arquidiócesis de Valencia, nació el 3 de marzo de 1901 y en tal ciudad fue bautizada dos días después.

Recibió el sacramento de la confirmación el 18 de marzo de 1907, a la pequeña edad de 6 años, en la iglesia de San Andrés apóstol.

Educada en colegio de religiosas, consiguió una buena cultura general.

Su vida se orientó por el servicio del poseer genitor.

Ensambló la Asociación Católica Española y participó ciudadanamente a la celebración eucarística, distinguiéndose por otra parte por su devoción mariana.

Fue una catequista activa, se dedicó a los enfermos y a la caridad hacia los pobres. Tras la explosión de la guerra civil española y de la feroz persecución religiosa que atravesó a España, María Luisa donó la vida para defender su fe a Cristo. Con ella también fueron martirizados: su padre, una hermana, dos hermanos y una tía.

El martirio tuvo lugar el 28 de enero de 1937 en Picassent, en presionados de Valencia.

El Papa Juan Pablo II el 11 de marzo de 2001 elevó al honor y gloria de los altares a 233 víctimas de la misma persecución, entre ellos la Beata María Luisa Montesinos Orduña, que hoy se festeja el aniversario de su martirio.

Para ver màs sobre estos 233 mártires haz "clic" AQUI

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Fuente: Oremosjuntos.com
Olympia (Olga) Bidá, Beata Religiosa y Mártir, Enero 28  

Olympia (Olga) Bidá, Beata

Virgen y Mártir

Martirologio Romano: En el campo de concentración de Kharsk, cerca de Tomsk, en la región de Siberia, en Rusia, beata Olimpia (Olga) Bidà, virgen y mártir, de la Congregación de las Hermanas de San José, que durante la persecución antirreligiosa soportó toda clase de pruebas por amor a Cristo (1952).

Olga nació en el año 1903 en la aldea de Tsebliv (región de Aviv).

Monja de la Congregación de las Religiosas de San José, se sabe que realizó su actividad religiosa en la aldea de Zhuzhil.

Después en el 1945, durante la persecución comunista, su actividad apostólica fue el ayudar a las comunidades en la labor pastora ya que varios clérigos fueron llevados a las cárceles por el soviet.

En abril del 1950, Sor Olympia fue también capturada junto con Sor Laurencia mientras asistían al entierro de un fiel difunto.

El 27 de mayo de 1950 fue declarada culpable de la actividad antisoviética y por lo tanto, deportada en Kharsk y Siberia, donde murió por problemas de salud y la falta total de aistencia médica, el 28 de enero de 1952 a la edad de 49 años.

Beatificada el 27 de junio de 2001, junto con 24 mártires ucranianos por el Papa Juan Pablo II en el Hipódromo (Lviv) durante su peregrinaje apostólico a la gloriosa tierra de Ucrania.

Olympia (Olha) Bidá, religiosa ucraniana, que fue beatificada por Juan Pablo II en Leopoli (Lviv) junto con otros 24 mártires del comunismo el 27 de junio de 2001.

Fue beatificada dentro de un grupo integrado por:

El grupo beatificado está integrado por:

Mykolay Charneckyj, Obispo, 2 abril
Josafat Kocylovskyj, Obispo, 17 noviembre
Symeon Lukac, Obispo, 22 agosto
Basilio Velyckovskyj, Obispo, 30 Junio
Ivan Slezyuk, Obispo, 2 diciembre
Mykyta Budka, Obispo, 28 septiembre
Gregorio (Hryhorij) Lakota, Obispo, 5 noviembre
Gregorio (Hryhorij) Khomysyn, Obispo, 28 diciembre
Leonid Fedorov, Sacerdote, 7 marzo
Mykola Konrad, Sacerdote, 26 junio
Andrij Iscak, Sacerdote, 26 junio
Román Lysko, Sacerdote, 14 octubre
Mykola Cehelskyj, Sacerdote, 25 mayo
Petro Verhun, Sacerdote, 7 febrero
Alejandro (Oleksa) Zaryckyj, Sacerdote, 30 octubre
Klymentij Septyckyj, Sacerdote, 1 mayo
Severijan Baranyk, Sacerdote, 28 junio
Jakym Senkivskyj, Sacerdote, 28 junio
Zynovij Kovalyk, Sacerdote, 30 junio
Vidal Vladimir (Vitalij Volodymyr) Bajrak, Sacerdote, 16 Mayo
Ivan Ziatyk, Sacerdote, 17 mayo
Tarsicia (Olga) Mackiv, Monja, 18 Julio
Olympia (Olha) Bidà, Suora, 28 enero
Laurentia (Leukadia) Harasymiv, Monja, 26 agosto
Volodymyr Pryjma, Laico, 26 Junio
(las fechas indicadas corresponden a las de su martirio)

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Fuente: Vatican.va
Moisés Tovini, Beato Sacerdote, 28 de enero  

Moisés Tovini, Beato

Nació en Cividate Camuno (Brescia) el 27 de diciembre de 1877. Su padrino de bautismo fue su tío paterno, el abogado José Tovini (beatificado el 20 de septiembre de 1998), que con su vida evangélica influyó mucho también en las decisiones de Moisés.

Sus padres, Eugenio Tovini y Domenica Malaguzzi, después del nacimiento de Moisés tuvieron otros siete hijos. Una vez terminada la escuela primaria, gracias a la buena posición económica de su familia, Moisés prosiguió los estudios secundarios primero en el instituto Venerable Luzzago de Brescia, luego en el colegio episcopal San Defendente de Romano Lombardo y, por último, en el colegio de Celana de Bérgamo. En aquellos años maduró su vocación.

A los 15 años fue admitido en el colegio del seminario de Brescia. Desde octubre de 1897 hasta octubre de 1898 realizó en dicha ciudad el servicio militar en el cuerpo de infantería. Al final de sus estudios, recibió la ordenación sacerdotal en la catedral de Brescia el 9 de junio de 1900.

Desempeñó su ministerio, durante algunos meses, como capellán en Astrio de Breno. Luego, para completar su formación, fue enviado a Roma, donde consiguió el doctorado en matemáticas, el doctorado en filosofía y la licenciatura en teología. Por aquellos años realizó un intenso apostolado en dos iglesias de la periferia de Roma, frecuentadas por los pobres del Agro Romano: Cervelletta y Riposo.

En 1904 volvió a su diócesis, y fue uno de los primeros tres sacerdotes oblatos de la congregación diocesana de la Sagrada Familia, formada por sacerdotes seculares a disposición del obispo. Allí desempeñó el cargo de superior durante varios años.

El compromiso principal de su vida fue el colegio del seminario. Primero enseñó matemáticas y filosofía, y a partir de 1908, tras conseguir el doctorado en Milán, también apologética y dogmática.

Profesor apreciado, gozaba de la estima del mundo laico por su preparación cultural y científica. En 1914, en el Ateneo de ciencias de Brescia, pronunció una conferencia, que tuvo mucho éxito, sobre los últimos adelantos en cosmología.

En el período de la primera guerra mundial el obispo le encomendó durante casi un año el cuidado pastoral de la parroquia de Provaglio d´Iseo, y luego el de la de Tórbole: en ambas demostró ser un pastor de almas celoso y caritativo.

Además de la enseñanza, se dedicó a la obra catequística diocesana, contribuyendo en gran medida a la formación de los catequistas en las parroquias ciudadanas y a la habilitación de los maestros para la enseñanza de la religión en las escuelas públicas. Fue particularmente valiosa su aportación a la Acción católica, de 1921 a 1926, como consiliario de la junta diocesana. Eran tiempos difíciles para la asociación, que encontró en él un guía sabio y apreciado.

Entre los diversos encargos que don Moisés desempeñó en la curia, figuran: miembro del tribunal eclesiástico, examinador sinodal, censor de libros y canónigo de la catedral.

En 1926 fue nombrado rector del seminario. Fueron años difíciles a causa de algunas incomprensiones con sus colaboradores, que lo consideraban demasiado bueno con los seminaristas; pero su dedicación a la obra educativa de los futuros sacerdotes fue total.

En su primera homilía como rector indicó a los seminaristas el camino de la santidad, siguiendo tres grandes amores: la Eucaristía, la Virgen Inmaculada y el Papa.

Tras una breve enfermedad, sobrellevada con mansedumbre y humildad, murió el 28 de enero de 1930 en la clínica bresciana de los Hermanos de San Juan de Dios. Su cuerpo recibió sepultura en el cementerio de su ciudad natal, pero, al ir aumentando su fama de santidad, fue trasladado a la iglesia parroquial, donde actualmente se custodia y venera.

En 1963 se introdujo su causa de canonización. En abril de 2003 se reconocieron sus virtudes heroicas. El 19 de diciembre de 2005 Benedicto XVI aprobó el decreto referente al milagro en favor de don Giovanni Flocchini, que había sido alumno del nuevo beato.

Fue beatificado el 17 de septiembre de 2006.

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Fuente: Martirologio Romano
Otros Santos y Beatos Completando el santoral de este día, Enero 28  

Otros Santos y Beatos

San Juan, abad
En el monasterio de Réome, en el territorio de Langres, en Neustria (hoy Francia), san Juan, presbítero, varón devoto de Dios, que presidió durante tiempo una comunidad monástica según la Regla de san Macario (c. 554).

San Jacobo, eremita
Conmemoración de san Jacobo, eremita en Palestina, que se escondió largo tiempo en una tumba para llevar vida penitente (s. VI).

Santos Agata Lin Zhao, Jerónimo Lu Tingmei y Lorenzo Wang Bing, catequistas mártires
En la ciudad de Maokou, en la provincia de Guizhou, en China, santos Agata Lin Zhao, virgen, Jerónimo Lu Tingmei y Lorenzo Wang Bing, mártires, que, siendo catequistas, en tiempo del emperador Wenzongxian fueron denunciados como cristianos y condenados a ser decapitados (1858).

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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