lunes, 22 de enero de 2018

[ † ] Martes por los ángeles custodios. 22/01/2018. San Ildefonso ¡ruega por nosotros!

JA

JMJ

Pax

El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre

† Lectura del santo Evangelio según san Marcos 3, 31-35

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, llegaron a donde estaba Jesús, su madre y sus parientes; se quedaron fuera y lo mandaron llamar. En torno a él estaba sentada una multitud, cuando le dijeron:
"Allí fuera están tu madre y tus hermanos, que te buscan".
El les respondió:
"¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?"
Luego, mirando a los que estaban sentados a su alrededor, dijo:
"Estos son mi madre y mis hermanos. Porque el que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.

El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk

El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu

El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc

Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?

Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).

Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?

Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html

Catecismo 2181: La Eucaristía del domingo fundamenta y confirma toda la práctica cristiana. Por eso los fieles están obligados a participar en la Eucaristía los días de precepto, a no ser que estén excusados por una razón seria (por ejemplo, enfermedad, el cuidado de niños pequeños) o dispensados por su pastor propio (cf CIC can. 1245). Los que deliberadamente faltan a esta obligación cometen un pecado grave."

 

Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).

 

 

Misal

 

mar 3a. Ordinario año Par

Antífona de Entrada

Que llegue hasta ti mi súplica, Señor, y encuentren acogida mis plegarias.

 

Oración Colecta

Oremos:
Ayúdanos, Señor, a dejar en tus manos paternales todas nuestras preocupaciones, a fin de que podamos entregarnos con mayor libertad a tu servicio.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

Entre la alegría general, David llevó el arca a Jerusalén

Lectura del segundo libro de Samuel 6, 12-15. 17-19

En aquellos días David fue a casa de Obededom, donde estaba el arca de la alianza, y la transportó con gran alborozo a la Ciudad de David. Cuando habían dado seis pasos los que llevaban el arca, él sacrificó un toro y un becerro gordo.
David danzaba con todas sus fuerzas ante el Señor, ceñido con una especie de mandil de lino que usaban los sacerdotes. David y toda la casa de Israel conducían el arca del Señor con aclamaciones de júbilo y al son de las trompetas.
Llevaron el arca del Señor y la colocaron en su sitio, en medio de la tienda que David había mandado levantar. Luego, David ofreció al Señor holocaustos y sacrificios de acción de gracias, y cuando terminó David bendijo al pueblo en nombre del Señor de los ejércitos; luego repartió a todo el pueblo, a cada hombre y a cada mujer de Israel, un pan, un trozo de carne asada y un pastel de pasas. Después se fueron todos, cada uno a su casa.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 23

El Señor es el rey de la gloria.

¡Puertas, ábranse de par en par; agrándense portones eternos, porque va a entrar el rey de la gloria!
El Señor es el rey de la gloria.

Y ¿quién es el rey de la gloria? Es el Señor, fuerte y poderoso, el Señor poderoso en la batalla.
El Señor es el rey de la gloria.

¡Puertas, ábranse de par en par; agrándese, portones eternos, porque va a entrar el rey de la gloria!
El Señor es el rey de la gloria.

Y ¿quién es el rey de la gloria? El Señor, Dios de los ejércitos, es el rey de la gloria.
El Señor es el rey de la gloria.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del Reino a la gente sencilla.
Aleluya.

Evangelio

El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre

† Lectura del santo Evangelio según san Marcos 3, 31-35

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, llegaron a donde estaba Jesús, su madre y sus parientes; se quedaron fuera y lo mandaron llamar. En torno a él estaba sentada una multitud, cuando le dijeron:
"Allí fuera están tu madre y tus hermanos, que te buscan".
El les respondió:
"¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?"
Luego, mirando a los que estaban sentados a su alrededor, dijo:
"Estos son mi madre y mis hermanos. Porque el que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobre las Ofrendas

Señor, mira con bondad los dones que te presentamos, a fin de que el sacramento de la muerte y resurrección de tu Hijo nos alcance de ti la vida verdadera.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

La alabanza, don de Dios

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Pues, aunque no necesitas de nuestra alabanza, es don tuyo el que seamos agradecidos; y aunque nuestras bendiciones no aumentan tu gloria, nos aprovechan para nuestra salvación, por Cristo Señor nuestro.
Por eso, unidos a los ángeles,te aclamamos llenos de alegría:

Antífona de la Comunión

El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas para reparar mis fuerzas.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Te damos gracias, Señor, por habernos alimentado con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo; y te rogamos que la fuerza del Espíritu Santo, que nos has comunicado en este sacramento, permanezca en nosotros y transforme toda nuestra vida.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

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Dia 23/01 San Ildefonso (obispo, blanco)

Antífona de Entrada

Yo elegiré para mi pueblo un sacerdote fiel, que obre según mi corazón y mis deseos, dice el Señor.

 

Oración Colecta

Oremos:
Señor y Dios nuestro, tú que concediste a tu obispo Idelfonso, ser agregado al número de los santos pastores por su ardiente caridad y su fe insigne concédenos, por su intercesión, perseverar en el amor y en la fe, para poder así, participar del premio' de tu gloria.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

¿A quién mandaré? ¿Quién irá por mí?

Lectura del profeta Isaías 6, 1-8

El año de la muerte del rey Ozías, vi al Señor sentado sobre un trono alto y excelso: la orla de su manto llenaba el templo. Y vi serafines en pie junto a él, cada uno con seis alas, con dos alas se cubrían el rostro, con dos alas se cubrían el cuerpo, con dos alas aleteaban.
Y se gritaban uno a otro diciendo:
"¡Santo, santo, santo, el Señor, de los ejércitos, la tierra está llena de su gloria!"
Y temblaban las jambas de las puertas al clamor de su voz, y el templo estaba lleno de humo.
Yo dije:
"¡Ay de mí, estoy perdido! Yo, hombre de labios impuros, que habito en medio de un pueblo de labios impuros, he visto con mis ojos al Rey y Señor de los ejércitos".
Y voló hacía mí uno de los serafines, con un ascua en la mano, que había cogido del altar con unas tenazas; la aplicó a mi boca y me dijo:
"Mira : esto ha tocado tus labios, ha desaparecido tu culpa, está perdonado tu pecado".
Entonces escuché la voz del Señor, que decía:
"¿A quién mandaré? ¿Quién irá por mí?"
Contesté:
"Aquí estoy, mándame".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 88

Cantaré eternamente las misericordias del Señor.

Cantaré eternamente las misericordias del Señor, anunciaré tu fidelidad por todas las edades. Por que dije: "Tu misericordia es un edificio eterno, más que el cielo has afianzado tu fidelidad".
Cantaré eternamente las misericordias del Señor.

Sellé una alianza con mi elegido, jurando a David mi siervo: "Te fundaré un linaje perpetuo, edificaré tu trono para todas las edades".
Cantaré eternamente las misericordias del Señor.

Encontré a David mi siervo y lo he ungido con óleo sagrado, para que mi mano esté siempre con él y mi brazo lo haga valeroso.
Cantaré eternamente las misericordias del Señor.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Yo soy el buen pastor, dice el Señor, que conozco a mis ovejas y las mías me conocen.
Aleluya.

Evangelio

Los haré pescadores de hombres

† Lectura del santo Evangelio según San Marcos 1,14-20

Gloria a ti, Señor.

Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía:
"Se ha cumplido el plazo, está cerca el Reino de Dios: conviértanse y crean la Buena Noticia".
Pasando junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que eran pescadores y estaban echando las redes en el lago. Jesús les dijo: "Vengan conmigo y los haré pescadores de hombres".
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Un poco más adelante vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. Los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon con él.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús

 

Oración sobre las Ofrendas

Recibe, Señor, las ofrendas que te presentamos en la festividad del obispo san Ildefonso, y concédenos obtener por ellas, como lo esperamos, el auxilio de tu misericordia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

Los santos pastores siguen presentes en la Iglesia

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque permites que tu Iglesia se alegre hoy con la festividad de san Idelfonso, para animarnos con el ejemplo de su vida,
instruirnos con su palabra y protegernos con su intercesión.
Por eso,
con los ángeles y los santos, te cantamos el himno de alabanza diciendo sin cesar:

Antífona de la Comunión

Yo vine al mundo para que tengan vida y la tengan en abundancia, dice el Señor.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Alimentados con el sacramento del Cuerpo y de la Sangre de tu Hijo, te pedimos, Dios y Padre nuestro, que el memorial que hemos celebrado con piedad nos obtenga plenamente tu perdón.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Meditación diaria

3ª semana. Martes

LA VOLUNTAD DE DIOS

— Santa María y el cumplimiento de la voluntad de Dios. La "nueva familia" de Jesús.

— Manifestaciones del querer de Dios. El cumplimiento de los propios deberes.

— Buscar en la oración los planes de Dios sobre nosotros.

I. San Marcos nos dice en el Evangelio de la Misa1 que se presentó la Madre de Jesús con algunos parientes preguntando por Él, mientras hablaba a un gran número de personas. María, quizá a causa de la multitud que debía de abarrotar la casa, se quedó fuera, y pasó aviso a su Hijo. Entonces, Jesús respondió al que le hablaba: ¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos? Y, extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos. Pues todo el que haga la voluntad de mi Padre que está en los Cielos, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre. Es la nueva familia de Cristo, con lazos más fuertes que los de la sangre, y a la que pertenece María en primer término, pues nadie cumplió jamás la voluntad divina con más amor y más hondura que Ella.

Santa María está unida a Jesús por un doble vínculo. En primer lugar porque, al aceptar el mensaje del Ángel, se unió íntimamente, de un modo que nosotros apenas podemos comprender, a la voluntad de Dios, adquiriendo una maternidad espiritual sobre el Hijo que concibe, perteneciendo ya a esta familia, de vínculos más fuertes, que Jesucristo proclama ahora delante de sus discípulos. "De poco hubiera servido a María la maternidad corporal –señala San Agustín–, si no hubiese concebido primero a Cristo, de manera más dichosa, en su corazón, y solo después en su cuerpo"2. María es Madre de Jesús al concebirlo en su seno, al cuidarlo, alimentarlo y protegerlo, como toda madre con su hijo. Pero Jesús vino a formar la gran familia de los hijos de Dios, y "con benignidad incluyó en ella a la misma María, pues ella hacía la voluntad del Padre (...), y al aludir ante sus discípulos a esa parentela celestial, mostró que la Virgen María estaba unida a Él en un nuevo linaje de familia"3; María es Madre de Jesús según la carne, y es también la "primera" entre todos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen con plenitud4.

Nosotros tenemos la inmensa alegría de poder pertenecer, con lazos más fuertes que los de la sangre, a la familia de Jesús en la medida en que cumplimos la voluntad divina. Por eso el discípulo de Cristo debe decir, como su Maestro: mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado5, aun cuando para ello tenga que sacrificar –poner en su sitio– los sentimientos naturales de la familia. Santo Tomás explica, a su vez, esta declaración de Jesús en la que antepone el vínculo de la gracia al del orden familiar, diciendo que Él tenía una generación eterna y otra temporal, y antepone la eterna a la temporal. Y todo fiel que hace la voluntad divina es hermano de Cristo, porque se hace semejante a Él, que hizo siempre la voluntad del Padre6.

En la oración de hoy podemos examinar si deseamos cumplir siempre lo que Dios quiere de nosotros, en lo grande y en lo pequeño, en lo que es grato y en lo que nos desagrada, y pedir a Nuestra Madre Santa María que nos enseñe a amar esta santa voluntad en todos los acontecimientos, también en aquellos que nos cuesta entender o interpretar adecuadamente. Así somos de la familia de Jesús.

II. He aquí una consecuencia de la vocación cristiana: pertenecer a la misma familia de Dios, estar unidos a Él mediante unos lazos fuertes que nacen del cumplimiento de la voluntad divina en todas las cosas. En esto consiste la santidad a la que debemos aspirar, en identificar nuestro querer con el de Cristo: "esta es la llave para abrir la puerta y entrar en el Reino de los Cielos: "qui facit voluntatem Patris mei qui in coelis est, ipse intrabit in regnum coelorum" —el que hace la voluntad de mi Padre..., ¡ese entrará!"7.

En contraste con la actitud de quienes a veces miran con triste resignación el cumplimiento de la tarea redentora del Maestro, Él ama ardientemente la voluntad de su Padre Dios, y así lo manifiesta en muchas ocasiones8. Y si nosotros queremos imitar a Cristo, esa ha de ser nuestra actitud: amar lo que Dios quiere, que, entendámoslo o no, es siempre el camino que conduce al Cielo, el fin de nuestra vida. Santa Catalina de Siena pone en labios del Señor estas palabras consoladoras: "Mi voluntad no quiere más que vuestro bien, y cuanto doy o permito, lo permito o lo doy para que consigáis vuestro fin, para el cual os crié"9. Él solo desea nuestro bien.

Dios nos manifiesta su voluntad a través de los Mandamientos, que son la expresión de todas las obligaciones y la norma práctica para que nuestra conducta esté dirigida a Dios. Cuanto más fielmente los cumplamos, tanto mejor amaremos lo que Él quiere. Dios se nos manifiesta también a través de las indicaciones, consejos y Mandamientos de nuestra Madre la Iglesia, "que nos ayudan a guardar los Mandamientos de la ley de Dios"10, y de los consejos recibidos en la dirección espiritual. Las obligaciones del propio estado determinan lo que Dios quiere de nosotros según las propias circunstancias en las que se desenvuelve la vida de cada uno. Nunca amaremos a Dios, nunca podremos santificarnos, si no cumplimos con fidelidad estas obligaciones: atención y cuidado de la familia, afán por mejorar en el estudio o en el ejercicio de la profesión... En estas obligaciones del propio estado que llenan el día, el cristiano distingue en cada instante lo que Dios quiere personalmente de él. Reconocer y amar la voluntad del Señor en esos deberes nos dará la fuerza necesaria para hacerlos con perfección, y en ellos encontraremos el campo para ejercitar las virtudes humanas y las sobrenaturales.

También se nos manifiesta la voluntad de Dios en aquellos sucesos que Él permite, y que siempre están dirigidos a un mayor bien si permanecemos junto a nuestro Padre Dios con más confianza, con más amor. Hay una providencia oculta detrás de cada acontecimiento: todo está ordenado y dispuesto –también lo que no entendemos, aquello que nuestra voluntad se resiste en un principio a admitir– para que sirva al bien de todos. En esta vida no comprenderemos del todo cada uno de los sucesos que el Señor permite.

Producirá abundantes frutos en nuestra alma acostumbrarnos a realizar actos de identificación con la voluntad de Dios en las circunstancias importantes y en lo pequeño de la vida diaria: "Jesús, lo que Tú "quieras"... yo lo amo"11. Y solo deseo amar lo que Tú quieres que ame.

III. El que haga la voluntad de mi Padre que está en los Cielos, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre. El cumplimiento de la voluntad de Dios debe ser el único afán del cristiano. Por eso ha de preguntarse con frecuencia ante los acontecimientos diarios: ¿qué quiere Dios de mí en este asunto, en el trato con aquella persona?, ¿qué es más grato al Señor?..., y hacerlo. La oración personal sobre nuestro actuar diario, sobre el comportamiento en la vida familiar, con los amigos, en el trabajo, nos da una gran luz para acertar en el cumplimiento de la voluntad divina. La oración personal nos moverá muchas veces a actuar de una determinada manera, a cambiar o a rectificar nuestra vida o nuestro comportamiento para que se realice más de acuerdo con el querer divino. En otros asuntos, el Señor nos dará luz sobre su voluntad en la dirección espiritual personal.

Cuando veamos que Dios quiere algo de nosotros, debemos hacerlo con prontitud y alegría. Porque muchos se rebelan cuando los proyectos del Señor no coinciden con los suyos; otros aceptan la voluntad de Dios con resignación, como un mero doblegarse a los planes divinos porque no hay otro remedio; otros se conforman simplemente, pero sin amor. El Señor, sin embargo, quiere que amemos con santo abandono el querer divino, confiando plenamente en nuestro Padre Dios, sin dejar de poner, por otra parte, los medios que el caso requiera. ¿Qué quieres que haga? ¡Qué pocas personas se encuentran en esta disposición de obediencia plena, que hayan renunciado a su voluntad hasta el punto de no pertenecerles los deseos de su propio corazón!12.

Para tener esos vínculos tan estrechos –más que los de la sangre– de los que Cristo nos habla en el Evangelio, debemos procurar, cada día, entregarnos, abandonarnos sin reservas y aun sin entender todo lo que Dios permite; ser incondicionalmente dóciles a su acción, manifestada en las pruebas internas y externas con las que quiere purificar el alma; aceptar y acoger las innumerables alegrías de la vida familiar, del trabajo, del descanso...; aceptar y acoger las dificultades, obstáculos y penas que la vida lleva también consigo, las tentaciones, la sequedad en la vida de piedad cuando no se debe a la tibieza, al poco amor... "Debemos aceptar esta acción de Dios y estas permisiones de su providencia sin reserva alguna, sin curiosidad, inquietud o desconfianza, porque sabemos que Dios quiere siempre nuestro bien; aceptarlas con agradecimiento, confiando en su proximidad y en la asistencia de su gracia. Nuestra única respuesta a esta acción de Dios en nosotros sea siempre: "Sea como tú, Señor, lo quieres, hágase tu voluntad""13. Y esto ante el dolor y la enfermedad, el fracaso, un desastre que parece irreparable... Y, enseguida, pedir fuerzas a nuestro Padre Dios y poner los medios humanos que razonablemente se deban poner; pedir que aquellas contrariedades pasen, si es su voluntad, y gracias para sacar el mayor fruto sobrenatural y humano de aquello que al principio solo se veía bajo el aspecto de mal irreparable.

Lo que ocurre cada día en el pequeño universo de nuestra profesión y familia, en el círculo de nuestros amigos y conocidos, puede y debe ayudarnos a encontrar a Dios providente. El cumplimiento del querer divino es fuente de serenidad y de agradecimiento. En muchas ocasiones terminaremos dando gracias por aquello que en un principio nos pareció un desastre sin arreglo posible.

"La Virgen Santa María, Maestra de entrega sin límites. —¿Te acuerdas?: con alabanza dirigida a Ella, afirma Jesucristo: "¡el que cumple la Voluntad de mi Padre, ese –esa– es mi madre!...""14.

1 Mc 3, 31-35. — 2 San Agustín, Sobre la virginidad, 3. — 3 ídem, Carta 243, 9-10. — 4 Cfr. Juan Pablo II, Enc. Redemptoris Mater, 25-III-1987, 20-21. — 5 Jn 4, 34. — 6 Cfr. Santo Tomás, Comentario sobre San Mateo, 14, 49-50. — 7 San Josemaría Escrivá, Camino, n. 754. — 8 Cfr. Lc 22, 42; Jn 6, 38. — 9 Santa Catalina de Siena, El Diálogo, Rialp, Madrid 1956, 2, 6. — 10 Catecismo de San Pío X, n. 472.— 11 San Josemaría Escrivá, o. c., n. 773. — 12 Cfr. San Bernardo, Sermón I, sobre la conversión de S. Pablo. — 13 B. Baur, En la intimidad con Dios, Herder, Barcelona 1962, pp. 219-220. — 14 San Josemaría Escrivá, Surco, n. 33.

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23 de enero. 6º Día del Octavario

LA IGLESIA, NUEVO PUEBLO DE DIOS

— Los cristianos somos linaje escogido, sacerdocio regio, pueblo adquirido en propiedad por Jesucristo.

— Participación de los laicos en la función sacerdotal, profética y real de Cristo. La santificación de las tareas seculares.

— El sacerdocio ministerial.

I. Dios llama personalmente, por su nombre, a cada hombre1; pero, desde el principio, «fue voluntad de Dios santificar y salvar a los hombres, no aisladamente, sino constituyendo un pueblo que le confesara en verdad y le sirviera santamente»2. Quiso escoger entre las demás naciones de la tierra al pueblo de Israel para manifestarse a sí mismo y revelar los designios de Su voluntad. Hizo con él una alianza, que fue renovada una y otra vez. Pero todo esto sucedió como figura y preparación del nuevo Pueblo de Dios, la Iglesia, que Jesús rescataría para sí con su Sangre derramada en la Cruz. En ella se cumplen con plenitud los títulos que se daban en el Antiguo Testamento al pueblo de Israel: es linaje escogido3pueblo adquirido para pregonar las excelencias de Dios4.

La cualidad esencial de quienes componen este nuevo pueblo «es la dignidad y la libertad de los hijos de Dios, en cuyos corazones habita el Espíritu Santo como en un templo; tiene por ley el nuevo mandato del amor, como el mismo Cristo nos amó a nosotros (cfr. Jn 13, 34); y tiene como fin el dilatar más y más el reino de Dios, incoado por el mismo Dios en la tierra»5Vosotros -enseña San Pedro a los cristianos de la primitiva cristiandad- sois linaje escogido, sacerdocio regio, nación santa, pueblo adquirido en propiedad, para que pregonéis las maravillas de Aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable: los que un tiempo no erais pueblo, ahora sois pueblo de Dios; los que antes no habíais alcanzado misericordia, ahora habéis alcanzado misericordia6.

En este nuevo Pueblo hay un único sacerdote, Jesucristo, y un único sacrificio, que tuvo lugar en el Calvario y que se renueva cada día en la Santa Misa. Todos aquellos que componen este pueblo son linaje escogido, participan del sacerdocio de Cristo y quedan capacitados para llevar a cabo una mediación sacerdotal, fundamento de todo apostolado, y para participar activamente en el culto divino. De esta manera pueden convertir todas sus actividades en sacrificios espirituales, agradables a Dios7. Se trata de un sacerdocio verdadero, aunque esencialmente distinto del sacerdocio ministerial, por el que el sacerdote queda capacitado para hacer las veces de Cristo, principalmente cuando perdona los pecados y celebra la Santa Misa. Sin embargo, ambos están ordenados el uno al otro y participan, cada uno a su modo, del único sacerdocio de Cristo. En él -en la participación del sacerdocio de Cristo nos santificamos y encontramos las gracias necesarias para ayudar a los demás.

II. Los fieles participan en la misión de Cristo y, así, impregnan su propia vida en medio del mundo, y el mundo mismo, con el espíritu de su Señor. Sus oraciones, la vida familiar y social, sus iniciativas apostólicas, el trabajo y el descanso, y las mismas pruebas y contradicciones de la vida, se convierten en una ofrenda santa que llega hasta Dios principalmente en la Santa Misa, «centro y raíz de la vida espiritual del cristiano»8.

Esta participación de los laicos en la función sacerdotal de Cristolleva consigo una vida centrada en la Santa Misa, pero su participación eucarística no se agota cuando asisten activamente al Sacrificio del Altar, ni se expresa principalmente en determinadas funciones litúrgicas que los laicos también pueden desempeñar, sino que su campo propio está en la santificación de su trabajo ordinario, en el cumplimiento de sus deberes profesionales, familiares, sociales... que procuran desempeñar con la máxima rectitud.

Los laicos participan también de la misión profética de Cristo. Su vocación específica les lleva a anunciar la palabra de Dios, no en la Iglesia, sino en la calle: en la fábrica, en la oficina, en el club, en la familia9. Proclamarán la palabra divina con su ejemplo como compañeros de trabajo, como vecinos, como ciudadanos... Y con la sugerencia oportuna, con la conversación íntima y profunda a la que da derecho una honda amistad; al aconsejar un libro que orienta y al desaconsejar un espectáculo que no es propio de un hombre de bien, al infundir aliento –haciendo las veces de Cristo– y al prestar con alegría un pequeño servicio.

El cristiano es partícipe también de la función real de Cristo. En primer lugar, siendo señor de su trabajo profesional, no dejándose esclavizar por él, sino gobernándolo y dirigiéndolo, con rectitud de intención, a la gloria de Dios, al cumplimiento del plan divino sobre toda la creación10. El papel de los laicos no se potencia cuando se les brinda una participación en la autoridad o en el ministerio clerical. Quizá algunos pocos puedan ir en esa dirección, pero ni siquiera eso es lo más propio de una vocación secular11. Es en el mundo, en medio de las estructuras seculares de la vida humana, donde se desarrolla su participación en la misión real de Jesucristo. «Su tarea principal e inmediata –señalaba Pablo VI no es establecer y desarrollar la comunidad eclesial –esta es tarea específica del clero sino aprovechar todas las posibilidades cristianas y evangélicas latentes pero ya presentes y activas en los asuntos temporales»12. Dentro de este nuevo Pueblo de Dios que es la Iglesia, la participación en la misión real de Cristo les lleva a impregnar el orden social con aquellos principios cristianos que lo humanizan y elevan: la dignidad y primacía de la persona humana, la solidaridad social, la santidad de la familia y del matrimonio, la libertad responsable, el amor a la verdad, la promoción de la justicia en todos los niveles, el espíritu de servicio, la comprensión mutua y la caridad fraterna... «Los laicos no han de ser la "longa manus" de la jerarquía. No son la extensión de un "sistema" eclesiástico oficial. Son –cada uno es, por derecho propio y sobre la base de su piedad, competencia y doctrina– la presencia de Cristo en los asuntos temporales»13. Pensemos hoy si los demás, al ver nuestro actuar diario, se sienten movidos a un mayor acercamiento a Cristo, si a través de nuestro trabajo y de nuestra participación en las tareas sociales –en sus distintos niveles– estamos de hecho llevando el mundo a Dios.

III. Este nuevo Pueblo de Dios tiene a Cristo como Sumo y Eterno Sacerdote. El Señor asumió la tradición antigua transformándola y renovándola, instituyendo un sacerdocio eterno. Los sacerdotes de Cristo son, cada uno de ellos, como un instrumento del Señor y prolongación de su Santísima Humanidad. No actúan en nombre propio, ni son simples representantes de los pueblos, sino que hacen las veces de Cristo. De cada uno de ellos se puede decir que, escogido entre los hombres, está constituido en favor de los hombres en lo que se refiere a Dios...14.

Cristo actúa realmente a través de ellos, por medio de sus palabras, gestos, etc., y su sacerdocio está íntima e inseparablemente unido al sacerdocio de Cristo y a la vida y crecimiento de la Iglesia. El sacerdote es padre, hermano, amigo...; su persona pertenece a los demás, es posesión de la Iglesia, que lo ama con amor del todo particular y tiene sobre él relaciones y derechos de los que ningún otro hombre puede ser depositario15. «Jesús –enseñaba Juan Pablo II con motivo de una numerosa ordenación en Brasil– nos identifica de tal modo consigo en el ejercicio de los poderes que nos confirió, que nuestra personalidad es como si desapareciese delante de la suya, ya que es Él quien actúa por medio de nosotros. "Por el Sacramento del Orden –dijo alguien acertadamente–, el sacerdote se capacita efectivamente para prestar a Nuestro Señor la voz, las manos, todo su ser; es Jesucristo quien, en la Santa Misa, con las palabras de la Consagración, cambia la sustancia del pan y del vino en su Cuerpo, su Alma, su Sangre y su Divinidad" (cfr. San Josemaría Escrivá, Amar a la Iglesia, Palabra, Madrid 1986, p. 69). Y podemos añadir –continuaba el Papa–: Es el propio Jesús quien, en el sacramento de la penitencia, pronuncia la palabra autorizada y paterna: Tus pecados te son perdonados (Mt 9, 2; Lc 5, 20; 7, 48; cfr.Jn 20, 23). Y es Él quien habla cuando el sacerdote, ejerciendo su ministerio en nombre y en el espíritu de la Iglesia, anuncia la Palabra de Dios. Es el propio Cristo quien cuida los enfermos, los niños y los pecadores, cuando les envuelve el amor y la solicitud pastoral de los ministros sagrados»16.

La ordenación sagrada confiere el más alto grado de dignidad que el hombre es capaz de recibir. Por ella, el sacerdote es constituido en ministro de Dios y dispensador de sus tesoros divinos17. Estos tesoros son principalmente la celebración de la Santa Misa, de valor infinito, y el poder de perdonar los pecados, de devolver la gracia al alma. De muchas formas el sacerdote se convierte en canal de la gracia divina. Además, por la ordenación, el sacerdote es constituido mediador y embajador entre Dios y los hombres, entre el Cielo y la tierra. Con una mano toma los tesoros de la misericordia divina; con la otra los distribuye a sus hermanos los hombres.

Un sacerdote es un inmenso bien para la Iglesia y para la humanidad entera. Por eso, hemos de pedir que nunca falten sacerdotes santos, que se sientan servidores de sus hermanos los hombres, que no olviden nunca su dignidad y el tesoro que Dios ha puesto en sus manos para que lo distribuyan generosamente al resto del Pueblo de Dios. Bien se puede decir que «sí ha habido un tiempo en que un sacerdote es un espectáculo para los hombres y para los ángeles, es en esta época que se abre ante nosotros»18. No dejemos de pedir por ellos.

1 Is 43, 1. — 2 Conc. Vat. II, Const. Lumen gentium, 9. — 3 Cfr. Ex 19, 5-6. — 4 Cfr.Is 43, 20-21. — 5 Conc. Vat. II, loc. cit. — 6 1 Pdr 2, 9-10. — 7 1 Pdr 2, 5. — 8 Cfr.San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 87. — 9 Cfr. Juan Pablo II, Exhor. Apost.Christifideles laici, 30-XII-1988, 14. — 10 Cfr. ídem, Enc. Laborem exercens, 14-IX-1981, 5. — 11 Cfr. C. Burke, Autoridad y libertad en la Iglesia, Rialp, Madrid 1988, p. 196. — 12 Pablo VI, Exhor. Apost. Evangelii nuntiandi, 8-XII-1975, 70. — 13 C. Burke,o. c., p. 203. — 14 Cfr. Heb 5, 1-4. — 15 Cfr. A. del Portillo, Escritos sobre el sacerdocio, Palabra, Madrid 1970, p. 81. — 16 Juan Pablo II, Homilía 2-VII-1980. —17 Cfr. 1 Cor 4, 1. — 18 Card. J. H. Newman, Sermón en la inauguración del Seminario San Bernardo, 2-X-1873.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

San Ildefonso
Arzobispo de Toledo
Año 667

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El nombre "Ildefonso" significa "preparado para el combate".

San Ildefonso ha sido considerado como una de las glorias de la Iglesia Española. Sobrino de San Eugenio y discípulo de San Isidro, fue escogido por el pueblo para ser arzobispo de Toledo, que era en ese tiempo la capital de España.

Escribió un famoso libro acerca de la Virginidad de María, y por su gran devoción a la Madre de Dios fue llamado "El Capellán de la Virgen". Se cuenta que Nuestra Señora se le apareció para felicitarlo y darle las gracias por haber hablado tan fervorosamente acerca de Ella y que le regaló un ornamento de celebrar la Santa Misa. En los cuadros antiguos se pinta a San Ildefonso, recibiendo el ornamento de manos de la Santísima Virgen.

San Ildefonso ha sido llamado "Doctor de la Virginidad de María".

Si tu haces algo por la Virgen María, la Virgen María hará mucho más por ti.

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Emerenciana, Santa Mártir, Enero 23  

Emerenciana, Santa

Mártir

Martirologio Romano: En Roma, en el cementerio Mayor de la vía Nomentana, santa Emerenciana, mártir (c. s. IV).

Según el Martirologio Romano y la lección del breviario de este día, Santa Emerenciana era hermana de leche de Santa Inés.

Eran, pues, de la misma edad aproximadamente, pero Emerenciana era catecúmena (cristiana conversa que aún no ha recibido el bautismo).

Dos días después del martirio de Santa Inés, Santa Emerenciana murió apedreada, cuando se hallaba orando junto a la tumba de su hermana de leche. En esa forma recibió el bautismo de sangre.

Este relato, que constituye una especie de apéndice de las "actas" de Santa Inés, no puede tomarse a la letra; pero existen pruebas de que una mártir llamada Emerenciana estuvo originalmente sepultada en el "Coemeterium majus". Dicho cementerio está un poco más distante de la Vía Nomentana que el sitio en que fue erigida la basílica de Santa Inés.

Según parece, se celebraba a Santa Emerenciana el 16 de septiembre, junto con los santos Víctor, Félix y Alejandro; pero por alguna razón, sus restos fueron trasladados posteriormente a la basílica de Santa Inés y así, la leyenda relacionó a ambas santas.

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Fuente: Martirologio Romano
Otros Santos y Beatos Completando el santoral de este día, Enero 23  

Otros Santos y Beatos

Santos Severiano y Aquila, mártires
En Cesarea de Mauritania (hoy Argelia), santos mártires Severiano y Aquila, esposos, que fueron quemados vivos (s. III).

Santos Clemente, obispo, y Agatángelo, mártires
En Ancira, ciudad de Galacia (hoy Turquía), santos Clemente, obispo, y Agatángelo, mártires (s. IV).

San Amasio, obispo
En Teano, ciudad de la Campania (hoy Italia), conmemoración de san Amasio, obispo (c. 356).

San Mainbodo, eremita

En Dampierre, cerca de Besançon, en Borgoña (hoy Francia), san Mainbodo, oriundo de Hibernia (hoy Irlanda), el cual, peregrino y eremita, fue asesinado por unos ladrones (c. s. VIII).

San Andrés Chong (Tyong) Hwagyong, catequista mártir
En la ciudad de Seúl, en Corea, san Andrés Chong (Tyong) Hwagyong, catequista y mártir, que colaboró con el santo obispo Lorenzo Imbert, haciendo de su casa un refugio para los cristianos y, por esta razón, fue herido cruelmente y estrangulado en la cárcel (1840).

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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