JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 4, 14-22a
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, con la fuerza del Espíritu, Jesús volvió a Galilea. Iba enseñando en las sinagogas; todos lo alababan y su fama se extendió por toda la región.
Fue también a Nazaret, donde se había criado; entró en la sinagoga según su costumbre un sábado, y se levantó para hacer la lectura. Se le dio el libro del profeta Isaías, lo desenrolló y encontró el pasaje en que estaba escrito:
El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para llevar a los pobres la buena nueva, para anunciar la liberación a los cautivos y la curación a los ciegos, para dar libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor.
Enrolló el libro, lo devolvió al encargado y se sentó. Los ojos de todos los asistentes a la sinagoga estaban fijos en él. Entonces comenzó a decirles:
"Hoy se ha cumplido ante ustedes está profecía".
Todos le daban su aprobación y admiraban la sabiduría de las palabras que había pronunciado.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.
† Misal
10 enero o JUEVES desp Epifania
Antífona de Entrada
En el principio y antes de los siglos, la Palabra era Dios, el mismo que luego se dignó nacer como Salvador del mundo.
Oración Colecta
Oremos:
Señor, Dios nuestro, que por medio de tu Hijo nos has hecho brillar la luz eterna de tu divinidad ante todas las naciones; haz que tu pueblo descubra plenamente el misterio de Cristo, su Redentor, para que, en virtud de este misterio, pueda llegar a gozar de aquella luz que no tiene ocaso.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
El que ama a Dios, que ame también a su hermano
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 4, 19-21; 5, 1-4
Queridos hijos: Nosotros debemos amarnos, porque Dios nos amó primero. Si alguno dice:
"Amo a Dios", y odia a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve. Además, Jesús nos ha dado este mandamiento: el que ama a Dios, que ame también a su hermano.
El que cree que Jesús es el Mesías, ha nacido de Dios; y todo el que ama a Dios, que da el ser, debe amar también a todo el que ha nacido de él.
Por tanto, si amamos a los hijos de Dios, es señal de que amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos. Porque el amor consiste en que cumplamos sus mandamientos, y sus mandamientos no son pesados. Todo el que ha nacido de Dios vence al mundo. Y nuestra fe es la fuerza victoriosa que ha vencido al mundo.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Sal 71, 2.14.15bc.17
Que te adoren, Señor, todos los pueblos.
Dios mío, da tu juicio al rey, tu justicia al heredero del trono; para que gobierne a tu pueblo con justicia y a tus humildes con equidad.
Que te adoren, Señor, todos los pueblos.
El los librará de la violencia y la opresión, porque sus vidas valen mucho para él. Que rueguen por él continuamente y lo bendigan todo el día.
Que te adoren, Señor, todos los pueblos.
Que su nombre sea perpetuo y su descendencia dure como el sol. Que traiga la bendición a las naciones, y que lo proclamen dichoso.
Que te adoren, Señor, todos los pueblos.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
El Señor me ha enviado para anunciar a los pobres la buena nueva y proclamar la liberación a los cautivos.
Aleluya.
Evangelio
Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura
† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 4, 14-22a
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, con la fuerza del Espíritu, Jesús volvió a Galilea. Iba enseñando en las sinagogas; todos lo alababan y su fama se extendió por toda la región.
Fue también a Nazaret, donde se había criado; entró en la sinagoga según su costumbre un sábado, y se levantó para hacer la lectura. Se le dio el libro del profeta Isaías, lo desenrolló y encontró el pasaje en que estaba escrito:
El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para llevar a los pobres la buena nueva, para anunciar la liberación a los cautivos y la curación a los ciegos, para dar libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor.
Enrolló el libro, lo devolvió al encargado y se sentó. Los ojos de todos los asistentes a la sinagoga estaban fijos en él. Entonces comenzó a decirles:
"Hoy se ha cumplido ante ustedes está profecía".
Todos le daban su aprobación y admiraban la sabiduría de las palabras que había pronunciado.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, las ofrendas que te presentamos para esta Eucaristía, en la que se realiza un admirable intercambio, pues al ofrecerte los dones que tú mismo nos diste, esperamos merecerte a ti mismo como premio.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
Cristo, luz los pueblos
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque hoy has revelado en Cristo, para luz de todos los pueblos, el verdadero misterio de nuestra salvación: pues al manifestarse Cristo en nuestra carne mortal, nos hiciste partícipes de la gloria de su inmortalidad.
Por eso,
con los ángeles y arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Antífona de la Comunión
Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Concédenos, Dios todopoderoso, que la gracia de estos sacramentos fortalezca, cada día más, nuestra vida cristiana.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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† Meditación diaria
Después de Epifanía
10 de enero
JESÚS, NUESTRO MAESTRO
— El Señor es el Maestro de todos los hombres. Es nuestro único Maestro.
— Aprender de Él. Meditar el Evangelio.
— Jesús nos enseña en la intimidad de nuestro corazón, a través de los acontecimientos y personas que nos rodean y, sobre todo, a través del Magisterio de la Iglesia.
I. Al cabo de tres días, lo encontraron en el Templo, sentado en medio de los doctores, escuchándoles y preguntándoles1.
Los rabinos solían comentar en el Templo la Sagrada Escritura. Para los forasteros de Jerusalén era esta la única ocasión de ver y oír a los maestros más relevantes de Israel. Los oyentes tomaban asiento sobre las esteras alrededor del maestro y podían intervenir, y también ser preguntados sobre el texto que se explicaba. Las preguntas y respuestas de Jesús, aunque de acuerdo con su edad, llamaron poderosamente la atención de todos: Cuantos le oían quedaban admirados de su sabiduría y de sus respuestas.
Cuando comience su vida pública, el Evangelista nos dirá que las gentes se maravillaban de su doctrina, pues la enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas2. Oyéndole, las multitudes se olvidaban del hambre y del frío de la intemperie. Nunca se opuso a que el pueblo le llamase profeta o maestro3, y a sus discípulos les decía:Vosotros me llamáis maestro y señor, y hacéis bien, porque lo soy4.
Con frecuencia Jesús utiliza la expresión: Pero Yo os digo. Quiere indicarnos que su doctrina tiene una fuerza especial: es el Hijo de Dios quien habla. Y se oyó una voz del cielo que decía: Este es mi Hijo muy amado. Escuchadle5. Desde entonces ya no hay otro a quien escuchar.
Moisés os dijo..., pero Yo os digo. Los antiguos profetas se presentaban como portavoces de Dios: Así habla Yahvé, declaraban después de sus discursos. Jesús habla en nombre propio (cosa que jamás había hecho ningún profeta), e imparte una enseñanza divina. Precisa el sentido y el alcance de los mandamientos de Dios recibidos por Moisés en el Sinaí, corrige falsas interpretaciones. Sus preceptos, siguiendo la misma revelación del Antiguo Testamento, son sin embargo absolutamente nuevos. Nadie como Él ha mostrado la soberanía de Dios y, al mismo tiempo, su cualidad de Padre amorosamente preocupado de las cosas del mundo y, sobre todo, de sus hijos, los hombres. Nadie como Él ha señalado la verdad fundamental del hombre: su libertad interior y su intocable dignidad.
La vida de Jesús fue una predicación incesante. Habló en las sinagogas6, a la orilla del lago7, en el Templo8, en los caminos9, en las casas, en todas partes. Su doctrina nos ha sido transmitida, fidelísima y sustancialmente completa, a través de los Evangelios. Mucho más hizo Jesús; si se escribiera todo, creo que las obras escritas no cabrían en el mundo entero10, nos dice San Juan al terminar su Evangelio. Pero todo lo esencial lo conocemos tal y como sucedió, tal y como lo enseñó el Maestro. Nuestro único Maestro. Junto a Él nos sentimos seguros. Siempre dice a cada uno lo que necesita oír. Leyendo el Evangelio unos minutos todos los días con corazón leal, meditándolo despacio, uno se siente empujado a repetir con San Pedro. Señor, solo Tú tienes palabras de vida eterna11. Solo Tú, Señor. Examinemos cómo y con qué atención leemos el Evangelio.
II. Uno solo es vuestro Maestro, Cristo12. Si después ha habido maestros y doctores en su Iglesia13 ha sido porque Él los constituyó14, subordinándolos a Él, repetidores y testigos, de lo que han visto y oído15. A través de la Iglesia, del Evangelio, tal como se lee en la Iglesia, nos llega como por un canal la Buena Nueva de Cristo.
Solo se verá privado de oír su palabra quien se cierra a ella voluntariamente. Todos pueden comprenderla. La doctrina más sublime se hace accesible a los espíritus más sencillos. Los humildes, quienes se hacen pequeños como los niños, captan sin esfuerzo la doctrina, mientras que a los «sabios» que se dejan llevar por su soberbia no les da la luz el Espíritu Santo, y se quedan a oscuras, sin entender nada o deformando la verdad salvadora: Porque has tenido encubiertas estas cosas a los sabios y prudentes, y las has revelado a los pequeñuelos16.
Jesús es el Maestro de todos, nuestro Maestro. Y puede serlo porque sabe Él mismo lo que hay dentro de cada hombre17. No se engaña sobre nuestras miserias y flaquezas: conoce bien el abismo de maldad que puede anidar en cada corazón. Pero conoce también, mejor que nosotros mismos, las posibilidades de generosidad, de sacrificio, de grandeza que existen también en todo corazón, y Él puede despertarlas con su Palabra viva.
La enseñanza de Cristo afecta al hombre entero en lo más profundo de su ser. «Es Maestro de una ciencia que solo Él posee: la del amor sin límites a Dios y, en Dios, a todos los hombres. En la escuela de Cristo se aprende que nuestra existencia no nos pertenece...»18.
Tomar a Jesús como Maestro es tomarlo por guía, andar sobre sus huellas, buscar con afán su voluntad sobre nosotros, sin desalentarnos jamás por nuestras derrotas, de las que Él nos levanta y las convierte en victorias una y otra vez. Tomarle como Maestro es querer parecernos cada vez más a Él: que los demás, al ver nuestro trabajo, nuestro comportamiento con la familia, con los extraños, y sobre todo con los más necesitados, puedan reconocer a Jesús. De la misma manera que en el trato habitual con una persona a la que se quiere mucho y se admira mucho, se termina por adoptar no solo su manera de pensar, sino sus expresiones y gestos, tratándole diariamente en la oración y meditando el santo Evangelio, nos pareceremos a Él, casi sin darnos cuenta: «Ojalá fuera tal tu compostura y tu conversación que todos pudieran decir al verte y al oírte hablar: este lee la vida de Jesucristo»19.
III. Nos dice San Pablo que la palabra de Dios es viva y eficaz (Cfr.Heb 4, 12). La doctrina de Jesús es siempre actual, nueva para cada hombre; es una enseñanza personal porque va destinada a cada uno de nosotros. No es difícil reconocernos en un determinado personaje de una parábola o comprender en lo más íntimo de nuestra alma que unas palabras de Jesús hace veinte siglos fueron pronunciadas para nosotros, como si hubiéramos sido los únicos destinatarios. Muchas veces y de muchas maneras habló Dios en otro tiempo a nuestros padres a través de los profetas; últimamente, en estos días, nos ha hablado por su Hijo (Cfr. Heb 1, 1). Estos días son también los nuestros. Jesucristo sigue enseñando. Sus palabras, por ser divinas y eternas, son siempre actuales.
Leer el Evangelio con fe es creer que todo lo que se dice en él está, de alguna manera, ocurriendo ahora. Es actual la marcha y la vuelta del hijo pródigo; la oveja que anda perdida y el Pastor que ha salido a buscarla; la necesidad de la levadura para transformar la masa y la luz que debe iluminar la gran oscuridad que, con demasiada frecuencia, se cierne sobre el mundo y sobre el hombre. «En los Libros sagrados, el Padre que está en el cielo, sale amorosamente al encuentro de sus hijos para conversar con ellos. Y es tan grande el poder y la fuerza de la palabra de Dios, que constituye sustento y vigor de la Iglesia, firmeza de fe para sus hijos, alimento del alma, fuente límpida y perenne de vida espiritual»20. Pero debemos aprender a oír a Cristo en nuestra vida y en nuestra alma, en las muchas formas y circunstancias en las que Él nos habla.
Cierto día estaba el Señor en casa de un fariseo llamado Simón. Y le interpeló Jesús: Simón, una cosa tengo que decirte21.
Cristo tiene siempre algo que decirnos, a cada uno en particular, personalmente. Para oírle hemos de tener un corazón que sepa escuchar, un corazón atento para las cosas de Dios. Él es el Maestro de siempre. Era el Maestro ayer y lo será mañana: Jesucristo es el mismo, ayer, hoy y siempre22. Y se dirige a cada hombre singular, a cada hombre que quiera escucharle. Todo aquel que con sinceridad de corazón busque un Norte para su vida, lo encontrará: el Señor no niega su gracia a quien de verdad lo busca.
Cuando Salomón, que amaba a Yahvé, era todavía joven, se le apareció Yahvé durante la noche en sue-ños, y le dijo: Pídeme lo que quieras que te dé. Y Salomón no pidió riquezas, ni poder, ni una vida larga..., sino sabiduría para gobernar al pueblo de Dios. Esto fue muy grato al Señor y le concedió un corazón sabio e inteligente, un corazón capaz de entender23.
También nosotros debemos pedir ante todo un corazón capaz de escuchar y de entender esas mociones interiores del Paráclito en nuestra alma, ese lenguaje de Dios que nos habla a través del Magisterio de la Iglesia, esa doctrina que nos llega con suma claridad a través del Papa y de los obispos unidos a él, que requiere una respuesta práctica. Conviene que repasemos ahora en nuestra meditación qué empeño y qué medios ponemos para conocer bien la doctrina del Magisterio. Y no solo conocerla, sino vivirla personalmente y difundirla entre los católicos y entre los hombres de buena voluntad. El Maestro, Jesús, nos habla a través de esa doctrina.
Y, en otro orden de cosas, también hemos de saber entender el lenguaje de Dios que nos habla a través de acontecimientos y personas que nos rodean. Muy especialmente en esas sugerencias precisas que nos vienen por medio de la dirección espiritual.
Le pedimos a la Virgen un oído atento a la voz de Dios, que nos habla hoy como lo hizo hace veinte siglos, aunque a veces utilice intermediarios.
1 Lc 2, 46-47. — 2 Mc 1, 22. — 3 Mt 21, 11. — 4 Jn 13, 13. — 5 Mc 9, 7. — 6 Mt 4, 23 ss. — 7 Mc 3, 9. — 8 Mt 21, 22-23. — 9 Jn 4, 5 ss. — 10 Jn 21, 25. — 11 Jn 6, 68. — 12 Mt 23, 10. — 13 Cfr. Hech 13, 1; 1 Cor 12, 28-29. — 14 Ef 4, 11. — 15 Cfr.Hech 10, 39. — 16 Mt 11, 25. — 17 Jn 2, 24. — 18 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 93. — 19 ídem, Camino, n. 2. — 20 Conc. Vat. II, Const. Dei verbum, 21. —21 Lc 7, 40. — 22 Heb 13, 8. — 23 Cfr. 1 Re 3, 4 ss.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
Gregorio X, Beato CLXXXIV Papa, 10 Enero
La personalidad de Teobaldo Visconti, que fue papa desde 1272 hasta 1276 con el nombre de Gregorio X, demuestra la verdad de la afirmación de san Pablo: Dios elige lo que es débil al parecer de los criterios corrientes de los hombres, y sabe darle el vigor necesario para llevar a cabo su plan. |
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Fuente: E W T N
Pablo de Tebas, Santo Ermitaño, Enero 10
Ermitaño Martirologio Romano: En la Tebaida (hoy Egipto), san Pablo, eremita, uno de los primeros en abrazar la vida monástica (s. IV). Oh Señor: Tu que moviste a San Pablo el primer ermitaño a dejar las vanidades del mundo e irse a la soledad del desierto a orar y meditar, concédenos también a nosotros, dedicar muchas horas en nuestra vida, apartados del bullicio mundanal, a orar, meditar y a hacer penitencia por nuestra salvación y por la conversión del mundo. |
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Fuente: Archidiócesis de Madrid
Gonzalo de Amarante, Beato Dominico, 10 Enero
Tagilde, del obispado de Braga, es el pueblo portugués que le vió nacer. Por la discreción que desde pequeño demostró el Arzobispo de Braga lo toma bajo su techo preparándolo para el sacerdocio. Luego le encomienda la Abadía de San Pelayo por sus cualidades. Es muy responsable y celoso de sus ovejas a las que acerca a Jesucristo más con las obras que con los sermones, por ello adopta unas ropas de mendigo y, arreciando en la penitencia, da en limosna a los pobres cuanto le llega. |
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Guillermo de Bourges, Santo Obispo, 10 Enero
Nació en Nevers, Francia, de familia noble y murió en Bourges, Francia, en 1209. |
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Fuente: Wikipédia
Agatón, Santo LXXIX Papa, 10 Enero
Nació en Palermo en fecha no conocida, murió en Roma el 10 de enero de 681. |
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Fuente: SanPablo.com.co
Aldo, Santo Eremita, 10 Enero
De este santo se conoce muy poco, ni siquiera el lugar y fecha de nacimiento. Parece que vivió en el siglo VIII, cuando la humanidad estaba amenazada por el islamismo. Se conoce sí el lugar de su sepultura: en Pavía, primero en la capilla de San Columbano y después en la basílica de San Miguel. |
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Fuente: ACI Prensa
Ana de los Ángeles Monteagudo, Beata Dominica, 10 Enero
Nació en Arequipa el 26 de julio de 1602, hija del español Sebastián Monteagudo de la Jara y de la arequipeña Francisca Ponce de León. |
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Fuente: Franciscanos.org
Gil de Lorenzana (Bernardino de Bello), Beato Eremita Frenciscano, 10 Enero
Gil, en el siglo Bernardino De Bello, nació en Laurenzana, al sur de Italia, en la región de Basilicata, hacia el año 1443,en el seno de un hogar modesto y cristiano. |
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Fuente: Vatican.va
María Dolores Rodriguez Sopeña, Beata Fundadora, 10 de enero
Fundadora del Movimiento de Laicos Sopeña, Martirologio Romano: En Madrid, capital de España, beata María Dolores Rodríguez Sopeña, virgen, la cual dio muestras de su gran caridad cristiana al dedicarse a los más abandonados de la sociedad de su tiempo, acercándose especialmente a los suburbios de las mayores ciudades, y para anunciar el Evangelio y atender a los pobres y a los obreros en cuestiones sociales, fundó el Instituto de la Damas Catequistas y la Obra de la Doctrina (1918). Dolores Rodríguez Sopeña nace en Vélez Rubio (Almería), el 30 de diciembre de 1848, cuarta entre siete hermanos. Sus padres, Tomás Rodríguez Sopeña y Nicolasa Ortega Salomón, castellanos, se habían trasladado desde Madrid a esa localidad por motivos de trabajo. Don Tomás había terminado su carrera judicial demasiado joven, por lo que no podía ejercer y consigue un empleo como administrador de las fincas de los marqueses de Vélez. |
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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina02
Pedro Orseolo, Santo Monje eremita, 10 Enero
La vocación de San Pedro Orseolo o Urseolo es una de las más extrañas que registra la historia eclesiástica. |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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