JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Marcos 6, 45-52
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, después de la multiplicación de los panes, Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se dirigieran a Betsaida, mientras él despedía a la gente. Después de despedirlos, se retiró a la montaña a orar.
Entrada la noche, la barca estaba en medio del lago y Jesús, solo, en tierra. Viendo los trabajos con que avanzaban, pues el viento les era contrario, se dirigió a ellos caminando sobre el agua, poco antes de amanecer, y parecía que iba a pasar de largo, pero ellos, al verlo andar sobre el agua, creyeron que era un fantasma y se pusieron a gritar; porque todos lo habían visto y estaban espantados. Pero él les habló en seguida y les dijo:
"¡Animo! Soy yo; no teman".
Subió a la barca con ellos y se calmó el viento. Ellos quedaron más sorprendidos todavía, ya que no habían entendido lo de los panes, pues su mente seguía embotada.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.
† Misal
9 enero o MIÉRCOLES desp Epifania
Antífona de Entrada
El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaban en tierra de sombras y una luz les brilló.
Oración Colecta
Oremos:
Señor, luz radiante de todas las naciones: concede a los pueblos de la tierra gozar de una paz estable, e ilumina nuestros corazones con aquella luz espléndida que condujo a nuestros padres al conocimiento de tu Hijo. Que vive y reina contigo...
Amén.
Primera Lectura
Si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece en nosotros
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 4, 11-18
Queridos hermanos: Si Dios nos ha amado tanto, también nosotros debemos amarnos los unos a los otros. A Dios nadie lo ha visto nunca; si nosotros nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor en nosotros es perfecto.
Es esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros: en que nos ha comunicado su Espíritu. Nosotros hemos visto, y de ello damos testimonio, que el Padre envió a su Hijo como Salvador del mundo.
Quien confiesa que Jesús es Hijo de Dios, permanece en Dios y Dios en él. Nosotros hemos conocido y creído en el amor que Dios nos tiene.
Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios, y Dios en él. Nuestro amor llega a la plenitud cuando esperamos confiados el día del juicio, porque nosotros compartimos en este mundo su condición.
En el amor no hay lugar para el temor. Al contrario, el amor perfecto excluye el temor, porque el temor supone castigo, y el que teme no ha alcanzado la perfección en el amor.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Sal 71, 2.10.12-13
Que todos los pueblos te sirvan, Señor.
Dios mío, da tu juico al rey, tu justicia al heredero del trono; para que gobierne a tu pueblo con justicia y a tus humildes con equidad.
Que todos los pueblos te sirvan, Señor.
Que los reyes de Tarsis y de los pueblos lejanos le traigan regalos, y que le paguen tributos los monarcas de Arabia y de Sabá.
Que todos los pueblos te sirvan, Señor.
Porque él librará al necesitado que suplica, al humilde que no tiene defensor; tendrá compasión del necesitado y del abandonado, y salvará la vida de los necesitados.
Que todos los pueblos te sirvan, Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Gloria a ti, Cristo Jesús, que has sido proclamado a las naciones. Gloria a ti, Cristo Jesús, que has sido anunciado al mundo.
Aleluya.
Evangelio
Lo vieron caminar sobre el agua
† Lectura del santo Evangelio según san Marcos 6, 45-52
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, después de la multiplicación de los panes, Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se dirigieran a Betsaida, mientras él despedía a la gente. Después de despedirlos, se retiró a la montaña a orar.
Entrada la noche, la barca estaba en medio del lago y Jesús, solo, en tierra. Viendo los trabajos con que avanzaban, pues el viento les era contrario, se dirigió a ellos caminando sobre el agua, poco antes de amanecer, y parecía que iba a pasar de largo, pero ellos, al verlo andar sobre el agua, creyeron que era un fantasma y se pusieron a gritar; porque todos lo habían visto y estaban espantados. Pero él les habló en seguida y les dijo:
"¡Animo! Soy yo; no teman".
Subió a la barca con ellos y se calmó el viento. Ellos quedaron más sorprendidos todavía, ya que no habían entendido lo de los panes, pues su mente seguía embotada.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro, fuente de la piedad sincera y del amor fraterno: que esta ofrenda glorifique tu nombre y nuestra unión se haga fuerte por la participación en estos sacramentos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
Cristo, luz de los pueblos
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque hoy has revelado en Cristo, para luz de los pueblos, el verdadero misterio de nuestra salvación; pues al manifestarse Cristo en nuestra carne mortal, nos hiciste partícipes de la gloria de su inmortalidad.
Por eso,
con los ángeles y arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Antífona de la Comunión
La Vida, que estaba con el Padre, se hizo visible y se nos manifestó.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Que tu pueblo, Señor, dirigido por tu ayuda continua, reciba los auxilios presentes y futuros que le envías, y, sostenido por el consuelo de las cosas temporales, ayúdale a aspirar con más confianza a los bienes eternos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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Dia 9/01 San Eulogio de Córdova (presbítero y mártir, rojo)
Antífona de Entrada
Esté santo luchó hasta la muerte en defensa de la ley de Dios, y no temió las palabras de los malvados; estaba afianzado sobre roca firme.
Oración Colecta
Oremos:
Dios de poder y misericordia, que infundiste tu fuerza a san Eulogio de Córdova para que pudiera soportar el dolor del martirio; concede, a los que hoy celebramos su victoria, vivir defendidos de los engaños del enemigo bajo tu protección amorosa.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Zacarías, a quien ustedes mataron entre el templo y el altar
Lectura del segundo libro de las Crónicas 24,18-22
En aquellos días se olvidaron del templo del Señor, Dios de sus padres, y dieron culto a las estelas y a los ídolos. Este pecado provocó la ira de Dios sobre Judá y Jerusalén. Les envió profetas para que se convirtiesen, pero no hicieron caso a sus amonestaciones.
Entonces el Espíritu de Dios revistió a Zacarías, hijo del sacerdote Yehoyadá, que se presentó ante el pueblo y le dijo:
"Esto dice el Señor: ¿Por qué no cumplen los preceptos del Señor? Van al fracaso. Han abandonado al Señor y él os abandonará a su vez.
Pero ellos conspiraron contra él y lo apedrearon en el atrio del templo por orden del rey. El rey Joás, sin tener en cuenta el bien que le había hecho Yehoyadá, mató a su hijo Zacarías, que murió diciendo:
"¡Que el Señor te lo tome en cuenta!"
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Del salmo 30
A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
Sé la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve, tú que eres mi roca y mi baluarte; por tu nombre dirígeme y guíame.
A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
A tus manos encomiendo mi espíritu: tú, el Dios leal, me librarás; yo confío en el Señor, tu misericordia sea mi gozo y mi alegría.
A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
Haz brillar tu rostro sobre tu siervo; en el asilo de tu presencia los escondes de las conjuras humanas.
A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Dichoso el hombre que soporta la prueba, porque una vez aquilatado recibirá la corona de la vida.
Aleluya.
Evangelio
No tengan miedo a los que matan el cuerpo
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 10, 28-33
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo dijo Jesús a sus apóstoles:
"No tengan miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No, teman al que puede destruir con el fuego alma y cuerpo. ¿No se venden un par de gorriones por unos cuartos? Y, sin embargo, ni uno solo cae al suelo sin que lo disponga el Padre. Pues ustedes hasta los cabellos de la cabeza tienen contados. Por eso, no tengan miedo: no hay comparación entre ustedes y los gorriones.
Si uno se pone de mi parte ante los hombres, yo también me pondré de su parte ante mi Padre del cielo. Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre del cielo".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Señor, santifica con tu bendición estas ofrendas que te presentamos, y concédenos la gracia de vivir encendidos en el fuego de tu amor que dio fuerza al mártir san Eulogio de Córdova, para soportar los tormentos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
Significado y ejemplaridad del martirio
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación d arte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque la sangre del glorioso mártir san Eulogio de Córdova, derramada, como la de Cristo, para confesar tu nombre, manifiesta las maravillas de tu poder; pues en su martirio, Señor, has sacado fuerza de lo débil, haciendo de la fragilidad tu propio testimonio, por Cristo, Señor nuestro.
Por eso,
corno los ángeles te cantan en el cielo, así nosotros en la tierra te aclamamos diciendo sin cesar:
Antífona de la Comunión
El que quiere venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y que me siga, dice el Señor.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Señor que el sacramento que hemos recibido nos dé la fortaleza con que el mártir san Eulogio de Córdova, se mostró siempre fiel a tu servicio y vencedor en el tormento.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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† Meditación diaria
Después de Epifanía
9 de enero
ENCONTRAR A JESÚS
— Jesús perdido y hallado en el Templo. El dolor y la alegría de María y de José. Nosotros le perdemos por nuestra culpa.
— La realidad del pecado y el alejamiento de Cristo. La tibieza.
— Poner nosotros los medios para no perder a Jesús. Dónde podemos hallarlo.
I. Jesús creció en un clima de piedad y de cumplimiento de la Ley. Parte importante de esta eran las peregrinaciones al Templo. Tres veces al año celebraréis fiesta solemne en mi honor... Tres veces al año comparecerá todo varón ante Yahvé, su Dios1. Estas fiestas eran las de la Pascua, Pentecostés y la de los Tabernáculos, y, aunque no obligaban a ir al Templo a quienes vivían lejos, eran muchos los judíos de toda Palestina que se trasladaban a Jerusalén en alguna de esas fechas. La Sagrada Familia solía hacerlo en Pascua: Todos los años sus padres iban a Jerusalén por la fiesta de la pascua2. Aunque solo era obligatorio para los varones mayores de doce años, María, según se deduce del relato de San Lucas, acompañaba a José.
Nazaret dista de Jerusalén algo más de cien kilómetros por el camino más recto. Al llegar la Pascua solían reunirse varias familias para hacer el camino juntos, en cuatro o cinco jornadas.
Al ser ya el Niño de doce años cumplidos, subió a Jerusalén, según solían hacer en aquella fiesta3. Terminados los ritos pascuales, se inicia la vuelta a Nazaret. En estos viajes, las familias se dividían en dos grupos, uno de hombres y otro de mujeres. Los niños podían ir con cualquiera de los dos. Esto explica que pudiera pasar inadvertida la ausencia de Jesús hasta que terminó la primera jornada, momento en el que se reagrupaban todos para acampar.
¿Qué sintieron y pensaron entonces? Parece inútil describirlo. Creyeron haber perdido a Jesús, o que Jesús les había perdido a ellos, y andaba solo, Dios sabe por dónde. La aglomeración a la salida de la ciudad y por los caminos que a ella conducen era muy grande en esos días. Aquella noche debió ser terrible para María y para José. Por la mañana, muy temprano, comenzaron a desandar el camino y se dirigieron de nuevo a Jerusalén. Pasaron tres días, cansados, angustiados, preguntando a todo el mundo si habían visto a un niño como de doce años... Todo inútil.
María y José le perdieron sin culpa suya. Nosotros le perdemos por el pecado, por la tibieza, por la falta de espíritu de mortificación y de sacrificio. Entonces, nuestra vida sin Jesús se queda a oscuras.
Cuando nos encontremos en esa oscuridad hemos de reaccionar enseguida y buscarle, hemos de saber preguntar a quien puede y debe saberlo: «¿Dónde está el Señor?».
«La Madre de Dios, que buscó afanosamente a su Hijo, perdido sin culpa de Ella, que experimentó la mayor alegría al encontrarle, nos ayudará a desandar lo andado, a rectificar lo que sea preciso cuando por nuestras ligerezas o pecados no acertemos a distinguir a Cristo. Alcanzaremos así la alegría de abrazarnos de nuevo a Él, para decirle que no lo perderemos más.
»Madre de la ciencia es María, porque con Ella se aprende la lección que más importa: que nada vale la pena, si no estamos junto al Señor; que de nada sirven todas las maravillas de la tierra, todas las ambiciones colmadas, si en nuestro pecho no arde la llama de amor vivo, la luz de la santa esperanza que es un anticipo del amor interminable en nuestra definitiva Patria»4.
II. María y José no perdieron a Jesús, fue Él quien se ausentó de su lado.
Con nosotros es distinto; Jesús jamás nos abandona. Somos nosotros los hombres quienes podemos echarlo de nuestro lado por el pecado, o al menos alejarlo por la tibieza. En todo encuentro entre el hombre y Cristo, la iniciativa siempre ha sido de Jesús; por el contrario, en toda situación de desunión, la iniciativa la llevamos siempre nosotros. Él no nos deja jamás.
Cuando el hombre peca gravemente se pierde para sí mismo y para Cristo. El hombre anda entonces sin sentido y sin dirección, pues el pecado desorienta esencialmente. El pecado es la mayor tragedia que puede sucederle a un cristiano. En unos pocos momentos se aparta radicalmente de Dios por la pérdida de la gracia santificante, pierde los méritos adquiridos a lo largo de toda su vida, queda sujeto de algún modo a la esclavitud del demonio y disminuye en él la inclinación a la virtud. El alejamiento de Dios «lleva siempre consigo una gran destrucción en quien lo realiza»5.
Por desgracia, lo peor de todo es que para muchos esto apenas tiene importancia. Es la tibieza, el desamor, el que lleva a valorar poco o nada la compañía de Jesús, Él sí que valora estar con nosotros: murió en una cruz para rescatarnos del demonio y del pecado, y para estar siempre con cada uno de nosotros en este mundo y en el otro.
María y José amaban a Jesús entrañablemente; por eso le buscaron sin descanso, por eso sufrieron de una manera que nosotros no podemos comprender, por eso se alegraron tanto cuando de nuevo le encontraron. «Hoy no parece que haya mucha gente que sufra por su ausencia; cristianos hay para quienes la presencia o ausencia de Cristo en sus almas no significa prácticamente nada. Pasan de la gracia al pecado y no experimentan sufrimiento ni dolor, aflicción ni angustia. Pasan del pecado a la gracia y no dan la impresión de hombres que han vuelto del infierno, que han pasado de la muerte a la vida: no se les ve el alivio, el gozo, la paz y el sosiego de quien ha recuperado a Jesús»6.
Nosotros hemos de pedir hoy a María y a José que sepamos apreciar la compañía de Jesús, que estemos dispuestos a todo antes que perderle. ¡Qué oscuro estaría el mundo, y nuestro mundo, sin Jesús! ¡Qué gracia tan grande darnos cuenta de esto! «Jesús: que nunca más te pierda...»7. Pondremos todos los medios, sobrenaturales y humanos, para no caer en el pecado mortal y ni siquiera en el pecado venial deliberado. Si no ponemos empeño en aborrecer el pecado venial, sin la falsa excusa de que no es «grave», no llegaremos a un trato de intimidad con el Señor.
III. El Templo de Jerusalén tenía una serie de dependencias destinadas al culto y a la enseñanza de las Escrituras. En una de estas dependencias entraron María y José. Probablemente se trataba del atrio del Templo, donde se escuchaban las explicaciones de los doctores y se podía intervenir con preguntas y respuestas. Allí se encontraba Jesús; sus preguntas llamaban la atención de los doctores por su sabiduría y ciencia. Está como uno de tantos oyentes, sentado en el suelo, y también interviene como harían otros, pero las preguntas descubren su maravillosa sabiduría. Con todo era un modo de enseñar acomodado a su edad.
María y José están maravillados contemplando toda esta escena. María se dirige a Él llena de alegría por haberle encontrado. En sus palabras encuentra San Agustín una muestra de humildad y de deferencia hacia San José. «Pues, aun con haber merecido alumbrar al Hijo del Altísimo, era Ella humildísima, y al nombrarse no se antepone a su esposo, diciendo Yo y tu padre, sino: Tu padre y yo. No tuvo en cuenta la dignidad de su seno, sino la jerarquía conyugal. La humildad de Cristo, en efecto, no había de ser para su madre una escuela de soberbia»8.
La pérdida de Jesús no fue involuntaria por su parte. Teniendo plena conciencia de quién era y de la misión que traía, quiso comenzar de algún modo a cumplirla. Igual que hará después, busca ahora cumplir la voluntad del Padre celestial sin que sea un obstáculo la de sus padres terrenos. Para ellos debió de ser una dolorosa prueba; pero también un rayo de luz, que les va descubriendo el misterio de la vida de Jesús. Fue un episodio de la vida de Jesús que jamás olvidarían.
Para todos queda claro la conciencia que Jesús tiene de su misión y de ser el Hijo de Dios. Para penetrar un poco más en la respuesta habría que haber oído la entonación de la voz de Jesús mientras se dirige a sus padres. De todas formas, nos hace ver que los planes de Dios están siempre por encima de los planes terrenos, y si alguna vez se presenta conflicto entre ambos, es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres9.
Si alguna vez perdemos a Jesús, acordémonos de aquel consejo del mismo Señor: Buscad y encontraréis10. Le encontramos siempre en el Sagrario, en aquellas personas que Dios mismo ha dispuesto para señalarnos el camino; y si le hubiéramos ofendido gravemente, siempre nos está esperando en el sacramento de la Penitencia. En este sacramento nos disponemos a purificar nuestros ojos manchados por las faltas de amor y por los pecados veniales.
Quizá hoy nos puede hacer mucho bien, especialmente cuando estemos delante del Sagrario o cuando veamos los muros de una iglesia, decir como jaculatoria, repetir en la intimidad de nuestro corazón: «Jesús: que nunca más te pierda...»11. María y José serán nuestras ayudas para no perder de vista a Jesús a lo largo del día, y de toda nuestra vida.
1 Ex 23, 14-17; Cfr. Dt 16, 18. — 2 Lc 2, 41. — 3 Lc 2, 42. — 4 San Josemaría Escrivá, Amigos de Dios, 278. — 5 Conc. Vat. II, Const. Gaudium et spes, 13. — 6F. Suárez, José, el esposo de María, p. 195. — 7 San Josemaría Escrivá, Santo Rosario, quinto misterio de gozo. — 8 San Agustín, Sermón 51, 18. — 9 Hech 5, 9. — 10 Lc 11, 9. — 11 San Josemaría Escrivá, l. c.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
Fuente: Osanet.org
Julia de la Rena de Certaldo, Beata Reclusa Agustina, Enero 9
Reclusa Martirologio Romano: En Certaldo, lugar de la Toscana (hoy Italia), beata Julia de la Rena, de la Tercera Orden de San Agustín, que permaneció encerrada en una pequeña celda junto a la iglesia, en la que vivió sólo para Dios (1367). |
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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Lucrecia de Córdoba, Santa Mártir, Enero 9
Mártir Martirologio Romano: En la ciudad de Córdoba, en la región hispánica de Andalucía, memoria de santa Lucrecia, virgen y mártir, bautizada por san Eulogio, presbítero y mártir (859). |
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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina02
Adrián (Adriano) de Canterbury, Santo Abad, Enero 9
Abad Martirologio Romano: En la ciudad de Canterbury, en Inglaterra, san Adriano, abad, el cual, nacido en África, llegó a Inglaterra desde la ciudad de Nápoles, de la Campania, y muy preparado en ciencias eclesiásticas y civiles, educó egregiamente a gran número de discípulos (710). |
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Alexia (Alicia) le Clerc (María Teresa de Jesús), Beata Virgen y Cofundadora, Enero 9
Cofundadora de la Congregación de Martirologio Romano: En la ciudad de Nancy, en Francia, beata María Teresa de Jesús (Alexia) Le Clerc, virgen, que, junto con san Pedro Fourier, fundó la Congregación de Canonesas Regulares de Nuestra Señora, bajo la Regla de san Agustín, para la educación de las jóvenes (1622). |
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Marcelino de Ancona, Santo Obispo, Enero 9
Obispo Martirologio Romano: En la ciudad de Ancona, en el Piceno (hoy Italia), san Marcelino, obispo, que, según escribió el papa san Gregorio I Magno, por gracia de Dios libró a la ciudad de un incendio (s. VI). |
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Fuente: Martirologio Romano
Otros Santos y Beatos Completando santoral de este día, Enero 9
San Felano, abad |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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