JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Marcos (1, 40-45)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, se le acercó a Jesús un leproso para suplicarle de rodillas: "Si tú quieres, puedes curarme".
Jesús se compadeció de él, y extendiendo la mano, lo tocó y le dijo: "¡Sí quiero: sana!" Inmediatamente se le quitó la lepra y quedó limpio.
Al despedirlo, Jesús le mandó con severidad: "No se lo cuentes a nadie; pero para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo prescrito por Moisés".
Pero aquel hombre comenzó a divulgar tanto el hecho, que Jesús no podía ya entrar abiertamente en la ciudad, sino que se quedaba fuera, en lugares solitarios, a donde acudían a él de todas partes.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.
† Misal
Sírveme de defensa, Dios mío
Jueves año par. Feria de la 1a. semana del Tiempo Ordinario
El Señor colmó el deseo de su pueblo
Antífona de Entrada
Sírveme de defensa, Dios mío, de roca y fortaleza salvadoras; y pues eres mi baluarte y mi refugio, acompáñame y guíame.
Oración Colecta
Oremos:
Señor nuestro, que prometiste venir y hacer tu morada en los corazones rectos y sinceros, concédenos la rectitud y sinceridad de vida que nos hagan dignos de esa presencia tuya.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.
Primera Lectura
Lectura del primer libro de Samuel (4, 1-11)
Sucedió en aquellos tiempos, que los filisteos se reunieron para hacer la guerra a Israel y los israelitas salieron a su encuentro. Acamparon cerca de Eben-Ezer y los filisteos en Afeq. Los filisteos se pusieron en orden de batalla contra Israel. Se trabó el combate y los israelitas fueron derrotados y sufrieron cuatro mil bajas. El ejército se retiró al campamento y los ancianos de Israel se preguntaban: "¿Por qué permitió el Señor que nos derrotaran hoy los filisteos? Traigamos de Siló el arca de la alianza del Señor, para que vaya en medio de nosotros y nos salve de nuestros enemigos".
Mandaron traer de Siló el arca del Señor de los ejércitos, que se sienta sobre los querubines. Los dos hijos de Elí, Jofní y Pinjás, acompañaron el arca.
Al entrar el arca de la alianza en el campamento, todos los israelitas lanzaron tan grandes gritos de júbilo, que hicieron retumbar la tierra. Cuando los filisteos oyeron el griterío, se preguntaron: "¿Qué significará ese gran clamor en el campamento de los hebreos?" Y se enteraron de que el arca del Señor había llegado al campamento.
Entonces los filisteos se atemorizaron. Decían:
"Sus dioses han venido al campamento. ¡Pobres de nosotros! Hasta ahora no nos había sucedido una desgracia semejante. ¿Quién nos librará de la mano de esos dioses poderosos? Estos son los dioses que castigaron a Egipto con toda clase de plagas. Cobren ánimo, filisteos, y sean hombres. No sea que tengamos que servir a los israelitas, como ellos nos han servido a nosotros. Luchemos
como los hombres".
Los filisteos lucharon e Israel fue derrotado. Todos los israelitas huyeron a sus tiendas. Fue una derrota desastrosa en la que Israel perdió treinta mil soldados. El arca de Dios fue capturada y murieron Jofní y Pinjás, los dos hijos de Elí.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial Salmo 43
Redímenos, Señor, por tu misericordia.
Ahora nos rechazas y avergüenzas; ya no sales, Señor, con nuestras tropas, nos haces dar la espalda al enemigo y nos saquean aquellos que nos odian.
Redímenos, Señor, por tu misericordia.
Nos has hecho el objeto del escarnio y la burla de pueblos fronterizos. Las naciones se mofan de nosotros y los pueblos nos ponen en ridículo.
Redímenos, Señor, por tu misericordia.
Despierta ya. ¿Por qué sigues durmiendo? No nos rechaces más; Señor, despierta. ¿Por qué te nos escondes? ¿Por qué olvidas nuestras tribulaciones y miserias?
Redímenos, Señor, por tu misericordia.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Jesús predicaba el Evangelio del Reino y curaba toda clase de enfermedades en el pueblo.
Aleluya.
Evangelio
† Lectura del santo Evangelio según san Marcos (1, 40-45)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, se le acercó a Jesús un leproso para suplicarle de rodillas: "Si tú quieres, puedes curarme".
Jesús se compadeció de él, y extendiendo la mano, lo tocó y le dijo: "¡Sí quiero: sana!" Inmediatamente se le quitó la lepra y quedó limpio.
Al despedirlo, Jesús le mandó con severidad: "No se lo cuentes a nadie; pero para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo prescrito por Moisés".
Pero aquel hombre comenzó a divulgar tanto el hecho, que Jesús no podía ya entrar abiertamente en la ciudad, sino que se quedaba fuera, en lugares solitarios, a donde acudían a él de todas partes.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Que este sacrificio, Señor, que vamos a ofrecerte, nos purifique y nos renueve y nos ayude a obtener la recompensa eterna, prometida a quienes cumplen tu voluntad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio Común IX
La gloria de Dios es el hombre viviente.
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Tú eres el Dios vivo y verdadero; el universo está lleno de tu presencia, pero sobre todo has dejado la huella de tu gloria en el hombre, creado a tu imagen.
Tú lo llamas a cooperar con el trabajo cotidiano en el proyecto de la creación y le das tu Espíritu para que sea artífice de justicia y de paz, en Cristo, el hombre nuevo.
Por eso, unidos a los ángeles y a los santos, cantamos con alegría el himno de tu alabanza:
Santo, Santo, Santo...
Antífona de la Comunión
El Señor colmó el deseo de su pueblo: comieron y quedaron satisfechos.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Señor, aviva cada vez más en nosotros el deseo de recibir este pan eucarístico, por medio del cual nos comunicas tú la vida verdadera.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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Dia 16/01 San Marcelo (obispo, blanco)
Antífona de Entrada
Cuidaré de mis ovejas, dice el Señor, y les buscaré un pastor que las apaciente, y yo, el Señor, seré su Dios.
Oración Colecta
Oremos:
Dios todopoderoso y eterno, que confiaste al obispo san Marcelo el cuidado pastoral de tu pueblo santo, concédenos, por su intercesión, tu perdón y tu gracia.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
El Señor es su heredad
Lectura del libro del Deuteronomio 10, 8-9
Moisés habló al pueblo diciendo:
"El Señor apartó a la tribu de Leví para que llevara el arca de la alianza del Señor, estuviera en presencia del Señor, a su servicio, y bendijera en su nombre, y así hacen todavía hoy. Por eso el levita no recibe parte en la heredad de sus hermanos, sino que el Señor es su heredad, como le dijo el Señor tu Dios".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Del salmo 145
El Señor es el lote de mi heredad.
Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti; yo digo al Señor: "Tú eres mi bien". El Señor es el lote de mi heredad y mi copa.
El Señor es el lote de mi heredad.
Bendeciré al Señor que me aconseja, hasta de noche me instruye internamente Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré.
El Señor es el lote de mi heredad.
Me enseñarás el sendero de la vida; me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha.
El Señor es el lote de mi heredad.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
A ustedes los llamo amigos, dice el Señor, porque lo que he oído a mi Padre, se los he dado a conocer.
Aleluya.
Evangelio
El buen pastor da la vida por la ovejas
Lectura del santo Evangelio según San Juan 10,11-16
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo dijo Jesús:
"Yo soy el Buen Pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo hace estrago y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas. Yo soy el Buen Pastor, que conozco a las mías y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas.
Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a ésas las tengo que traer, y escucharán mi voz y habrá un solo rebaño, un solo Pastor".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Mira, Señor, con bondad las ofrendas que te presentamos, en la fiesta del obispo san Marcelo, para que nos obtengan tu perdón y glorifiquen así tu santo nombre.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
Los santos pastores siguen presentes en la Iglesia
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque permites que tu Iglesia se alegre hoy con la festividad de san Marcelo,
para animarnos con el ejemplo de su vida, instruirnos con su palabra y protegernos con su intercesión.
Por eso,
con los ángeles y los santos, te cantamos el himno de alabanza diciendo sin cesar:
Antífona de la Comunión
No son ustedes los que me han elegido, dice el Señor, soy yo quien los ha elegido, para que vayan y den fruto y ese fruto perdure.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Reanimados por este sacramento, te pedimos, Señor, que, a ejemplo de san Marcelo, nos esforcemos en dar testimonio de la fe que él tuvo y en llevar a la práctica sus enseñanzas.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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† Meditación diaria
1ª Semana. Jueves
LA COMUNIÓN SACRAMENTAL
— Jesucristo nos espera cada día.
— Presencia real de Cristo en el Sagrario. Ser consecuentes.
— El Señor nos sana y purifica en la Sagrada Comunión, y nos da las gracias que necesitamos.
I. Llegó un leproso a donde estaba Jesús1, se postró de rodillas, y le dijo: Si quieres puedes limpiarme. Y el Señor, que siempre desea el bien nuestro, se compadeció de él, le tocó y le dijo: Quiero, queda limpio. Y al momento desapareció de él la lepra y quedó limpio. «Aquel hombre se arrodilla postrándose en tierra –lo que es señal de humildad–, para que cada uno se avergüence de las manchas de su vida. Pero la vergüenza no ha de impedir la confesión: el leproso mostró la llaga y pidió el remedio. Su oración está además llena de piedad: esto es, reconoció que el poder curarse estaba en manos del Señor»2. En sus manos sigue estando el remedio que necesitamos.
El mismo Cristo nos espera cada día en la Sagrada Eucaristía. Allí está verdadera, real y sustancialmente presente, con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. Allí se encuentra con el esplendor de su gloria, pues Cristo resucitado no muere ya3. El Cuerpo y el Alma permanecen inseparables y unidos para siempre a la Persona del Verbo. Todo el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios está contenido en la Hostia Santa, con la riqueza profunda de su Santísima Humanidad y la infinita grandeza de su Divinidad, una y otra veladas y ocultas. En la Sagrada Eucaristía encontramos al mismo Señor que dijo al leproso: Quiero, queda limpio. El mismo que contemplan y alaban los ángeles y los santos por toda la eternidad.
Cuando nos acercamos a un Sagrario, allí le encontramos. Quizá hemos repetido muchas veces en su presencia el himno con el que Santo Tomás expresó la fe y la piedad de la Iglesia, y que tantos cristianos han convertido en oración personal:
Te adoro con devoción, Dios escondido, oculto verdaderamente bajo estas apariencias. A Ti se somete mi corazón por completo, y se rinde totalmente al contemplarte.
Al juzgar de Ti se equivocan la vista, el tacto, el gusto, pero basta con el oído para creer con firmeza; creo todo lo que ha dicho el Hijo de Dios: nada es más verdadero que esta Palabra de verdad.
En la Cruz se escondía solo la divinidad, pero aquí también se esconde la humanidad; creo y confieso ambas cosas, y pido lo que pidió el ladrón arrepentido.
No veo las llagas como las vio Tomás, pero confieso que eres mi Dios; haz que yo crea más y más en Ti, que en Ti espere, que te ame4.
Esta maravillosa presencia de Jesús en medio de nosotros debería renovar cada día nuestra vida. Cuando le recibimos, cuando le visitamos, podemos decir en sentido estricto: hoy he estado con Dios. Nos hacemos semejantes a los Apóstoles y a los discípulos, a las santas mujeres que acompañaban al Señor por los caminos de Judea y de Galilea. «Non alius sed aliter», no es otro, sino que está de otro modo, suelen decir los teólogos5. Se encuentra aquí, con nosotros: en cada ciudad, en cada pueblo. ¿Con qué fe le visitamos?, ¿con qué amor le recibimos?, ¿cómo disponemos nuestra alma y nuestro cuerpo cuando nos acercamos a la Comunión?
II. El cuerpo del leproso quedó limpio al sentir la mano de Cristo. Y nosotros podemos quedar divinizados al contacto con Jesús en la Comunión. Hasta los ángeles se asombran de tan gran Misterio. El Alma de Cristo está en la Hostia Santa, y todas sus facultades humanas conservan en ella las mismas propiedades que en el Cielo. Nada escapa a la mirada amable y amorosa de Cristo: ni la creación material, ni la gloria de los bienaventurados, ni la actividad de los ángeles. Él conoce el pasado, el presente, el porvenir. «Su vida eucarística es una vida de amor. Del Corazón de Cristo sube sin cesar el fervor de una caridad infinita. Toda la vida íntima del alma sacerdotal del Verbo encarnado –adoración, peticiones, acción de gracias, expiación– es inspirada por este amor sin límites»6. La Santísima Trinidad encuentra en Jesucristo presente en el Sagrario una gloria sin medida y sin fin.
Enseña Santo Tomás de Aquino7 que el Cuerpo de Cristo está presente en la Sagrada Eucaristía tal como es en sí mismo, y el Alma de Cristo con su inteligencia y voluntad; se excluyen solo aquellas relaciones que hacen referencia a la cantidad, pues no está Cristo presente en la Hostia Santa a la manera de una cantidad localizada en el espacio8. De un modo misterioso e inefable está con su Cuerpo glorioso.
La Segunda Persona de la Trinidad Beatísima está allí, en el Sagrario que visitamos cada día, quizá muy cercano a la casa donde vivimos o muy próximo a la oficina donde trabajamos, en la Capilla de la Universidad, de un hospital o del aeropuerto; y está con el poder soberano de su Divinidad increada. Él, el Hijo Unigénito de Dios, ante quien tiemblan los Tronos y las Dominaciones, por Quien todo fue hecho, igual en poder, en sabiduría, en misericordia a las otras Personas de la Trinidad Beatísima, permanece perpetuamente con nosotros, como uno de los nuestros, sin dejar jamás de ser Dios. En verdad, en medio de vosotros está uno a quien no conocéis9. Absortos por nuestros negocios, por el trabajo, por las preocupaciones diarias, ¿pensamos con frecuencia que allí, muy cerca, al lado de nuestro hogar, habita realmente Dios misericordioso y omnipotente? Nuestro gran fracaso, el mayor error de nuestra vida, sería que se nos pudiesen aplicar en algún momento aquellas palabras que el Espíritu Santo puso en la pluma de San Juan: Vino a los suyos, y los suyos no le recibieron10, porque estaban –podemos añadir– ocupados en sus cosas y en sus trabajos, asuntos todos que sin Él no tienen la menor importancia. Pero nosotros hacemos hoy el propósito firme de permanecer con un amor vigilante: alegrándonos mucho cuando divisamos los muros de una iglesia, realizando durante el día muchas comuniones espirituales, y actos de fe y de amor; y le expresaremos nuestros deseos de desagravio por quienes pasan a su lado sin dirigirse a Él.
III. Señor Jesús, bondadoso pelícano, límpiame, a mí inmundo, con tu Sangre, de la que una gota puede liberar de todos los crímenes al mundo entero11.
El Señor nos da en la Sagrada Eucaristía, a cada hombre en particular, la misma vida de la gracia que trajo al mundo por su Encarnación12. Si tuviéramos más fe se realizarían en nosotros los mismos milagros al contacto con su Santísima Humanidad: en cada Comunión nos limpiaría hasta lo más profundo del alma de nuestras flaquezas e imperfecciones. ¡Haz que yo crea más y más en Ti!, nos invita a clamar, a suplicar interiormente, el himno eucarístico. Si acudimos con fe, oiremos las mismas palabras que dirigió al leproso: Quiero, sé limpio. Otras veces veremos cómo se levanta ante las olas, como en Tiberíades, para apaciguar la tempestad. Y en el alma se hará también una gran calma, se llenará de paz.
Señor Jesús, bondadoso pelícano... En la Comunión el Señor no solo ofrece un alimento espiritual, sino que Él mismo se nos da como Alimento. Antiguamente se pensaba que cuando morían los polluelos del pelícano, este se abría el costado y alimentaba con su sangre a sus hijos muertos y así los volvía a la vida... Cristo nos da la vida eterna. La Comunión, recibida con las debidas disposiciones, suscita en el alma fervientes actos de amor, y nos transforma e identifica con Cristo. El Maestro viene a cada uno de sus discípulos con su amor personal, eficaz, creador y redentor. Se nos presenta como el Salvador de nuestras vidas, ofreciéndonos su amistad. Este sacramento es alimento insustituible de toda intimidad con Jesús.
En contacto con Cristo, el alma se purifica y allí encontramos el vigor necesario para ejercitar la caridad en los mil pequeños incidentes de cada jornada, para vivir ejemplarmente los propios deberes, para vivir la santa pureza, para realizar con valentía y espíritu de sacrificio el apostolado que Él mismo nos ha encomendado... En la Sagrada Eucaristía hallamos remedio para las faltas diarias, para salir adelante en esas pequeñas dejaciones y faltas de correspondencia, que no matan el alma pero que la debilitan y la conducen a la tibieza. La Comunión fervorosa nos impulsa eficazmente hacia Dios, por encima de las propias flaquezas y cobardías. Allí encontramos diariamente las fuerzas que necesitamos, el alimento imprescindible para el alma. La vida humana tiene en Cristo su realización, su prenda de vida eterna... «Cristo es el pan de vida. Y así como el pan ordinario está en proporción al hambre terrena, así Cristo es el pan extraordinario proporcionado al hambre extraordinaria, desmedida, del hombre, capaz, más aún, inquieto por abrirse a aspiraciones infinitas... Cristo es el pan de vida. Cristo es necesario a todos los hombres, a todas las comunidades»13. Sin Él, no podríamos vivir.
En la Sagrada Eucaristía nos espera Jesús para restaurar nuestras fuerzas: Venid a Mí todos los que andáis fatigados y agobiados, y yo os aliviaré14. Y fundamentalmente agobian y fatigan esas enfermedades que fuera de Cristo no tienen remedio. Venid todos: a nadie excluye Jesús: si alguien quiere acercarse a Mí, yo no lo echaré fuera15. Mientras dure el tiempo de la Iglesia militante, Jesús permanecerá con nosotros como la fuente de todas las gracias que nos son necesarias.
Con Santo Tomás de Aquino, podemos decirle a Jesús, presente en la Sagrada Eucaristía, cuando nos acerquemos a recibirle: «me acerco como un enfermo al médico de la vida, como un inmundo a la fuente de la misericordia, como un ciego a la luz de la claridad eterna, como un pobre y necesitado al Señor de cielos y tierra. Imploro la abundancia de tu infinita generosidad para que te dignes curar mi enfermedad, lavar mi impureza, iluminar mi ceguera, remediar mi pobreza y vestir mi desnudez, para que me acerque a recibir el Pan de los Ángeles, al Rey de reyes y Señor de señores con tanta reverencia y humildad, con tanta contrición y piedad, con tanta pureza y fe, y con tal propósito e intención como conviene a la salud de mi alma»16.
Nuestra Madre la Virgen nos impulsa siempre al trato con Jesús sacramentado: «Acércate más al Señor..., ¡más! —Hasta que se convierta en tu Amigo, en tu Confidente, en tu Guía»17.
1 Mc 1, 40-45. — 2 San Beda, Comentario al Evangelio de San Marcos. in loc. — 3 Rom 6, 9. — 4 Himno Adoro te devote. — 5 Cfr. M. M. Philipon, Nuestra transformación en Cristo, p. 116. — 6 Ibídem, p. 117. — 7 Cfr. Santo Tomás, Suma Teológica, III, q. 76, a. 5, ad 3. — 8 Cfr. Ibídem, III, q. 81, a. 4. — 9 Jn 1, 26. — 10 Jn 1, 11. — 11 Himno Adoro te devote. — 12 Cfr. Santo Tomás, o. c., I, q. 3, a. 79. — 13 Pablo VI, Homilía 8-VIII-1976. — 14 Mt 11, 28. — 15 Cfr. Jn 6, 37. — 16 Misal Romano, Praeparatio ad Missam. — 17 San Josemaría Escrivá, Surco, n. 680.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
Sierva de Dios, Mariana Francisca de Jesús Torres y Berriochoa
(1563 †1635)
Fiesta: 16 de Enero
Nació 1563 Biscaya, España. † Enero 16, 1635 Quito, Ecuador.
Mariana fue la primogénita de D. Diego Torres Cádiz y de Doña María Berriochoa Álvaro, que también tuvieron dos hijos varones; nació en el año 1563 en España.
En 1556, las piadosas mujeres de Quito, en comunión de ideales con su primer obispo, Don García Díaz Arias, habían elevado ferviente petición al Rey de España, Don Felipe II, para la fundación de un Monasterio de la Limpia Concepción.
La Navidad de 1534 fue una fiesta inolvidable para toda la comunidad, porque sabían que sus días se acortaban y todas querían unas palabras de la madre querida, que les decía entre otras cosas: "Mirad hijas mías, que mi destierro se ha prolongado mucho, todas mis hermanas fundadoras gozan ya de la visión de Dios, dentro de un mes y medio también yo os dejaré, como nos han dejado ellas".
La llama su biógrafo la "Monja que muere tres veces" porque se comprueba histórica y documentalmente que esta bendita monja, murió realmente en el año 1582; luego sigue viviendo y muere por segunda vez el 17 de septiembre de 1588, para resucitar y volver a morir definitivamente el 16 de enero de 1635 a la edad de 72 años.
A las tres de la tarde dejó de latir el corazón de Madre Marianita.
Bajo el Altar de una capilla interior del Monasterio de la Limpia Concepción, (Quito, Ecuador.)
Se conservan 4 de los cuerpos incorruptos de las Madres Fundadoras.
Uno de ellos es el de la Madre Mariana de Jesús Torres.
Fuente: http://oscarvera.blogspot.es/1278257820/
Profecías:
Nota: se solicita donación para poner sus revelaciones en internet al costo de 5 centavos de dólar por página (son 3 libros de unas 200 pgs cada uno, total 600, 30 dólares): iesvs.org @gmail.com
San Marcelo
Papa
En la serie de los Pontífices (que hasta 1994 ya eran 265) el Papa Marcelo ocupa el puesto número 30. Fue Pontífice por un año: del 308 al 309. El nombre "Marcelo" significa: "Guerrero".
Era uno de los más valientes sacerdotes de Roma en la terrible persecución de Diocleciano en los años 303 al 305. Animaba a todos a permanecer fieles al cristianismo aunque los martirizaran.
Elegido Sumo Pontífice se dedicó a reorganizar la Iglesia que estaba muy desorganizada porque ya hacía 4 años que había muerto el último Pontífice, San Marcelino. Era un hombre de carácter enérgico, aunque moderado, y se dedicó a volver a edificar los templos destruidos en la anterior persecución. Dividió Roma en 25 sectores y al frente de cada uno nombró a un Presbítero (o párroco). Construyó un nuevo cementerio que llegó a ser muy famoso y se llamó "Cementerio del Papa Marcelo".
Muchos cristianos habían renegado de la fe, por miedo en la última persecución, pero deseaban volver otra vez a pertenecer a la Iglesia. Unos (los rigoristas) decían que nunca más se les debía volver a aceptar. Otros (los manguianchos) decían que había que admitirlos sin más ni más otra vez a la religión. Pero el Papa Marcelo, apoyado por los mejores sabios de la Iglesia, decretó que había que seguir un término medio: sí aceptarlos otra vez en la religión si pedían ser aceptados, pero no admitirlos sin más ni más, sino exigirles antes que hicieran algunas penitencias por haber renegado de la fe, por miedo, en la persecución.
Muchos aceptaron la decisión del Pontífice, pero algunos, los más perezosos para hacer penitencias, promovieron tumultos contra él. Y uno de ellos, apóstata y renegado, lo acusó ante el emperador Majencio, el cual, abusando de su poder que no le permitía inmiscuirse en los asuntos internos de la religión, decretó que Marcelo quedaba expulsado de Roma. Era una expulsión injusta porque él no estaba siendo demasiado riguroso sino que estaba manteniendo en la Iglesia la necesaria disciplina, porque si al que a la primera persecución ya reniega de la fe se le admite sin más ni más, se llega a convertir la religión en un juego de niños.
El Papa San Dámaso escribió medio siglo después el epitafio del Papa Marcelo y dice allí que fue expulsado por haber sido acusado injustamente por un renegado.
El "Libro Pontifical", un libro sumamente antiguo, afirma que en vez de irse al destierro, Marcelo se escondió en la casa de una señora muy noble, llamada Lucina, y que desde allí siguió dirigiendo a los cristianos y que así aquella casa se convirtió en un verdadero templo, porque allí celebraba el Pontífice cada día.
Un Martirologio (o libro que narra historias de mártires) redactado en el siglo quinto, dice que el emperador descubrió dónde estaba escondido Marcelo e hizo trasladar allá sus mulas y caballos y lo obligó a dedicarse a asear esa enorme pesebrera, y que agotado de tan duros trabajos falleció el Pontífice en el año 209.
La casa de Lucina fue convertida después en "Templo de San Marcelo" y es uno de los templos de Roma que tiene por titular a un Cardenal.
Señor Dios: concédenos la gracia de no renegar jamás de nuestras creencias cristianas, y haz que te ofrezcamos las debidas penitencias por nuestros pecados. Amen.
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Honorato de Arles, Santo Obispo, Enero 16
Obispo Martirologio Romano: En Arlés, ciudad de la Provenza, en la Galia (hoy Francia), san Honorato, obispo, que estableció el célebre monasterio en la isla de Lérins y después aceptó regir la sede de Arlés (429). |
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José Vaz, Beato Presbítero, Enero 16
Presbítero Misionero Martirologio Romano: En Kandy, ciudad de la isla de Ceilán (hoy Sri Lanka), en el Océano Índico, beato José Vaz, presbítero, de la Congregación del Oratorio, que se entregó con inusitado fervor a predicar el evangelio de salvación a los católicos diseminados por aquellas tierras, confirmando en la fe a los que permanecían escondidos (1711). |
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Fuente: Franciscanos.org
José Antonio Tovini, Beato Maestro Laico, Enero 16
Maestro Laico Martirologio Romano: En Brescia, ciudad de Italia, beato José Antonio Tovini, que, siendo maestro, se ocupó en erigir numerosas escuelas cristianas y en promover la construcción de obras públicas, y en toda su actividad dejó testimonio de su oración y de sus virtudes (1897). |
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Fuente: Vatican.va
Juana María Condesa Llunch, Beata Virgen Fundadora, 16 de enero
Fundadora de la Congregación de Martirologio Romano: En Valencia, ciudad de España, beata Juana María Condesa Lluch, virgen, la cual, con solícita caridad y espíritu de sacrificio para con los pobres, niños y jóvenes obreras, se entregó completamente a atenderlos y, para su tutela, fundó la Congregación de Siervas de la Inmaculada Concepción Protectoras de las Obreras (1916). |
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Fuente: Martirologio Romano
Otros Santos y Beatos Completando santoral de este día, Enero 16
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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