miércoles, 22 de enero de 2014

Jueves del Santísimo Sacramento. 23/01/2014. San Ildefonso ¡ruega por nosotros!

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Marcos (3, 7-12)

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del mar, seguido por una muchedumbre de galileos. Una gran multitud, procedente de Judea y Jerusalén, de Idumea y Transjordania y de la parte de Tiro y Sidón, habiendo tenido noticias de lo que Jesús hacía, se trasladó a donde él estaba.

Entonces rogó Jesús a sus discípulos que le consiguieran una barca para subir en ella, porque era tanta la multitud, que estaba a punto de aplastarlo.

En efecto, Jesús había curado a muchos, de manera que todos los que padecían algún mal, se le echaban encima para tocarlo. Cuando los poseídos por espíritus inmundos lo veían, se echaban a sus pies y gritaban: "Tú eres el Hijo de Dios". Pero Jesús les prohibía que lo manifestaran.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354

Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.

 

Misal

 

Escucha, Señor, mi voz y mis clamores

Jueves. Feria de la 2a. semana del Tiempo Ordinario

En el Señor confío y nada temo

Antífona de Entrada

Escucha, Señor, mi voz y mis clamores y ven en mi ayuda; no me rechaces, ni me abandones, Dios, salvador mío.

Oración Colecta

Oremos:

Dios nuestro, fuerza de todos los que en ti confían, ayúdanos con tu gracia, sin la cual nada puede nuestra humana debilidad, para que podamos serte fieles en la observancia de tus mandamientos.

Por nuestro Señor Jesucristo…

Amén.

 

Primera Lectura

Lectura del primer libro de Samuel (18, 6-9; 19, 1-7)

En aquellos días, cuando David regresaba de haber matado al filisteo, las mujeres de todos los poblados salieron a recibir al rey Saúl, danzando y cantando al son de tambores y panderos, y dando grandes gritos de alegría. Al danzar,

las mujeres cantaban a coro:

"Mató Saúl a mil, pero David a diez mil".

A Saúl le cayeron muy mal esas palabras y se enojó muchísimo y comentó: "A David le atribuyen diez mil, y a mí tan sólo mil. Lo único que le falta es ser rey". Desde entonces

Saúl, miraba a David con rencor.

Un día, Saúl comunicó a su hijo Jonatán y a sus servidores que había decidido matar a David. Pero Jonatán quería mucho a David y le dijo a éste:

"Mi padre Saúl, trata de matarte. Cuídate, pues, mucho, mañana por la mañana. Retírate a un lugar seguro y escóndete. Yo saldré con mi padre por el campo donde tú estés y le hablaré de ti; veré que piensa y te lo avisaré".

Habló entonces Jonatán a su padre en favor de David y le dijo:

"No hagas daño, señor mío, a tu siervo David, pues él no te ha hecho ningún mal, sino grandes servicios. Arriesgó su vida para matar al filisteo, con lo cual el Señor dio una gran victoria a todo Israel. Tú mismo lo viste y te alegraste. ¿Por qué, pues, quieres hacerte reo de sangre inocente, matando a David sin motivo?" Al oír esto, se aplacó Saúl y dijo: "Juro por Dios que David no morirá".

Entonces Jonatán llamó a David y le contó lo sucedido. Luego lo condujo ante Saúl, y David continuó a su servicio, como antes.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

 

Salmo Responsorial Salmo 55

En el Señor confío y nada temo.

Tenme piedad, Señor, porque me acosan, me persiguen y atacan todo el día; me pisan sin cesar mis enemigos; innumerables son los que me hostigan.

En el Señor confío y nada temo.

Toma en cuenta, Señor, todos mis pasos y recoge mis lágrimas. Que cuando yo te invoque, el enemigo se bata en retirada.

En el Señor confío y nada temo.

Yo sé bien que el Señor está conmigo; por eso en Dios, cuya promesa alabo, sin temor me confío. ¿Qué hombre ha de poder causarme daño?

En el Señor confío y nada temo.

 

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.

Jesucristo, nuestro Salvador, ha vencido a la muerte y ha hecho resplandecer la vida por medio del Evangelio.

Aleluya.

 

Evangelio

† Lectura del santo Evangelio según san Marcos (3, 7-12)

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del mar, seguido por una muchedumbre de galileos. Una gran multitud, procedente de Judea y Jerusalén, de Idumea y Transjordania y de la parte de Tiro y Sidón, habiendo tenido noticias de lo que Jesús hacía, se trasladó a donde él estaba.

Entonces rogó Jesús a sus discípulos que le consiguieran una barca para subir en ella, porque era tanta la multitud, que estaba a punto de aplastarlo.

En efecto, Jesús había curado a muchos, de manera que todos los que padecían algún mal, se le echaban encima para tocarlo. Cuando los poseídos por espíritus inmundos lo veían, se echaban a sus pies y gritaban: "Tú eres el Hijo de Dios". Pero Jesús les prohibía que lo manifestaran.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobre las Ofrendas

Dios nuestro, que en estos dones que te presentamos has otorgado al hombre el pan que lo alimenta y el sacramento que le da nueva vida, haz que nunca llegue a faltarnos este sustento del cuerpo y del espíritu.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.

Prefacio Común VI

El misterio de nuestra salvación en Cristo

El Señor esté con ustedes.

Y con tu espíritu.

Levantemos el corazón.

Lo tenemos levantado hacia el Señor.

Demos gracias al Señor, nuestro Dios.

Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias, Padre santo, siempre y en todo lugar, por Jesucristo, tu Hijo amado.

Por él, que es tu Palabra, hiciste todas las cosas; tú nos lo enviaste para que, hecho hombre por obra del Espíritu Santo y nacido de María, la Virgen, fuera nuestro Salvador y Redentor.

Él, en cumplimiento de tu voluntad, para destruir la muerte y manifestar la resurrección extendió sus brazos en la cruz y así adquirió para ti un pueblo santo.

Por eso, con los ángeles y los santos, proclamamos tu gloria,

diciendo:

Santo, Santo, Santo…

Antífona de la Comunión

Una sola cosa he pedido al Señor y es lo único que busco: habitar en su casa todos los días de mi vida.

Oración después de la Comunión

Oremos:

Que nuestra participación en este sacramento signo de la unión de los fieles en ti, contribuya, Señor, a la unidad de tu Iglesia.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.

___________________________________________________________________________________________

Dia 23/01 San Ildefonso (obispo, blanco)

Antífona de Entrada

Yo elegiré para mi pueblo un sacerdote fiel, que obre según mi corazón y mis deseos, dice el Señor.

 

Oración Colecta

Oremos:
Señor y Dios nuestro, tú que concediste a tu obispo Idelfonso, ser agregado al número de los santos pastores por su ardiente caridad y su fe insigne concédenos, por su intercesión, perseverar en el amor y en la fe, para poder así, participar del premio' de tu gloria.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

¿A quién mandaré? ¿Quién irá por mí?

Lectura del profeta Isaías 6, 1-8

El año de la muerte del rey Ozías, vi al Señor sentado sobre un trono alto y excelso: la orla de su manto llenaba el templo. Y vi serafines en pie junto a él, cada uno con seis alas, con dos alas se cubrían el rostro, con dos alas se cubrían el cuerpo, con dos alas aleteaban.
Y se gritaban uno a otro diciendo:
"¡Santo, santo, santo, el Señor, de los ejércitos, la tierra está llena de su gloria!"
Y temblaban las jambas de las puertas al clamor de su voz, y el templo estaba lleno de humo.
Yo dije:
"¡Ay de mí, estoy perdido! Yo, hombre de labios impuros, que habito en medio de un pueblo de labios impuros, he visto con mis ojos al Rey y Señor de los ejércitos".
Y voló hacía mí uno de los serafines, con un ascua en la mano, que había cogido del altar con unas tenazas; la aplicó a mi boca y me dijo:
"Mira : esto ha tocado tus labios, ha desaparecido tu culpa, está perdonado tu pecado".
Entonces escuché la voz del Señor, que decía:
"¿A quién mandaré? ¿Quién irá por mí?"
Contesté:
"Aquí estoy, mándame".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 88

Cantaré eternamente las misericordias del Señor.

Cantaré eternamente las misericordias del Señor, anunciaré tu fidelidad por todas las edades. Por que dije: "Tu misericordia es un edificio eterno, más que el cielo has afianzado tu fidelidad".
Cantaré eternamente las misericordias del Señor.

Sellé una alianza con mi elegido, jurando a David mi siervo: "Te fundaré un linaje perpetuo, edificaré tu trono para todas las edades".
Cantaré eternamente las misericordias del Señor.

Encontré a David mi siervo y lo he ungido con óleo sagrado, para que mi mano esté siempre con él y mi brazo lo haga valeroso.
Cantaré eternamente las misericordias del Señor.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Yo soy el buen pastor, dice el Señor, que conozco a mis ovejas y las mías me conocen.
Aleluya.

Evangelio

Los haré pescadores de hombres

Lectura del santo Evangelio según San Marcos 1,14-20

Gloria a ti, Señor.

Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía:
"Se ha cumplido el plazo, está cerca el Reino de Dios: conviértanse y crean la Buena Noticia".
Pasando junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que eran pescadores y estaban echando las redes en el lago. Jesús les dijo: "Vengan conmigo y los haré pescadores de hombres".
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Un poco más adelante vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. Los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon con él.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús

 

Oración sobre las Ofrendas

Recibe, Señor, las ofrendas que te presentamos en la festividad del obispo san Ildefonso, y concédenos obtener por ellas, como lo esperamos, el auxilio de tu misericordia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

Los santos pastores siguen presentes en la Iglesia

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque permites que tu Iglesia se alegre hoy con la festividad de san Idelfonso, para animarnos con el ejemplo de su vida,
instruirnos con su palabra y protegernos con su intercesión.
Por eso,
con los ángeles y los santos, te cantamos el himno de alabanza diciendo sin cesar:

Antífona de la Comunión

Yo vine al mundo para que tengan vida y la tengan en abundancia, dice el Señor.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Alimentados con el sacramento del Cuerpo y de la Sangre de tu Hijo, te pedimos, Dios y Padre nuestro, que el memorial que hemos celebrado con piedad nos obtenga plenamente tu perdón.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

___________________________________________________________________________________________

 

Meditación diaria

2ª semana. Jueves

UNA TAREA URGENTE: DAR DOCTRINA

— Necesidad apremiante de este apostolado.

— Formación en las verdades de la fe. Estudiar y enseñar el Catecismo. Transmitir las verdades que se reciben.

— La oración y la mortificación deben acompañar a todo apostolado. Solo la gracia puede mover a la voluntad a asentir a las verdades de la fe. Con la ayuda del Señor superamos los obstáculos.

I. En numerosas ocasiones nos dice el Evangelio que las gentes se agolpaban junto al Señor para ser curadas1. Hoy leemos en el Evangelio de la Misa2 que seguía a Jesús una gran muchedumbre de Galilea y de Judea; también de Jerusalén, de Idumea, de más allá del Jordán, y de los alrededores de Tiro y de Sidón. Es tanta la gente que el Señor manda a sus discípulos que preparen una barca por causa de la muchedumbre; porque sanaba a tantos, que se le echaban encima para tocarle todos los que tenían enfermedades. Es gente necesitada la que acude a Cristo. Y les atiende, porque tiene un corazón compasivo y misericordioso. Durante los tres años de su vida pública curó a muchos, libró a endemoniados, resucitó a muertos... Pero no curó a todos los enfermos del mundo, ni suprimió todas las penalidades de esta vida, porque el dolor no es un mal absoluto –como lo es el pecado–, y puede tener un incomparable valor redentor, si se une a los sufrimientos de Cristo.

Jesús realizó milagros, que fueron remedio, en casos concretos, de dolores y de sufrimientos, pero eran ante todo un signo y una muestra de su misión divina, de la redención universal y eterna. Y los cristianos continuamos en el tiempo la misión de Cristo: Id, pues, y enseñad a todas las gentes, bautizándolos... y enseñándoles a guardar todo cuanto os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo3. Antes de su Ascensión al Cielo nos dejó el tesoro de su doctrina, la única doctrina que salva, y la riqueza de los sacramentos, para que nos acerquemos a ellos en busca de la vida sobrenatural.

Las muchedumbres andan hoy tan necesitadas como entonces. También ahora las vemos como ovejas sin pastor, desorientadas, sin saber a dónde dirigir sus vidas. La humanidad, a pesar de todos los progresos de estos veinte siglos, sigue sufriendo dolores físicos y morales, pero sobre todo padece la gran falta de la doctrina de Cristo, custodiada sin error por el Magisterio de la Iglesia. Las palabras del Señor siguen siendo palabras de vida eterna que enseñan a huir del pecado, a santificar la vida ordinaria, las alegrías, las derrotas y la enfermedad..., y abren el camino de la salvación. Esta es la gran necesidad del mundo. Y las muchedumbres, ¡tantas veces lo hemos comprobado!, "están deseando oír el mensaje de Dios, aunque externamente lo disimulen. Quizá algunos han olvidado la doctrina de Cristo; otros –sin culpa de su parte– no la aprendieron nunca, y piensan en la religión como en algo extraño. Pero, convenceos de una realidad siempre actual: llega siempre un momento en el que el alma no puede más, no le bastan las explicaciones habituales, no le satisfacen las mentiras de los falsos profetas. Y, aunque no lo admitan entonces, esas personas sienten hambre de saciar su inquietud con la enseñanza del Señor"4. En nuestras manos está ese tesoro de doctrina para darla a tiempo y a destiempo5, con ocasión y sin ella, a través de todos los medios a nuestro alcance. Y esta es la tarea verdaderamente apremiante que tenemos los cristianos.

II. Para dar la doctrina de Jesucristo es necesario tenerla en el entendimiento y en el corazón: meditarla y amarla. Todos los cristianos, cada uno según los dones que ha recibido –talento, estudios, circunstancias...–, necesita poner los medios para adquirirla. En ocasiones, esta formación comenzará por conocer bien el Catecismo, que son esos libros "fieles a los contenidos esenciales de la Revelación y puestos al día en lo que se refiere al método, capaces de educar en una fe robusta a las generaciones cristianas de los tiempos nuevos"6, de los que habla Juan Pablo II.

La vida de fe de un cristiano corriente lleva, en muchas ocasiones, a un flujo continuo de adquisición y transmisión de la fe: Tradidi quod accepi... Os entrego lo que recibí7, decía San Pablo a los cristianos de Corinto. La fe de la Iglesia es fe viva, porque es continuamente recibida y entregada. De Cristo a los Apóstoles, de estos a sus sucesores. Así, hasta hoy: resuena siempre idéntica a sí misma en el Magisterio vivo de la Iglesia8. La doctrina de la fe es "recibida y entregada" por la madre de familia, por el estudiante, por el empresario, por la empleada de comercio... ¡Qué buenos altavoces tendría el Señor si nos decidiéramos todos los cristianos –cada uno en su sitio– a proclamar su doctrina salvadora, como hicieron nuestros hermanos en la fe! Id y enseñad..., nos dice a todos el mismo Cristo. Se trata de la difusión espontánea de la doctrina, de modo a veces informal, pero extraordinariamente eficaz, que realizaron los primeros cristianos: de familia a familia; entre compañeros del mismo trabajo, entre vecinos, entre los padres de un colegio; en los barrios, en los mercados, en las calles. El trabajo, la calle, el colegio profesional, la Universidad, la vida civil... se convierten entonces en el cauce de una catequesis discreta y amable, que penetra hasta lo más hondo de las costumbres de la sociedad y de la vida de los hombres. "Créeme, el apostolado, la catequesis, de ordinario, ha de ser capilar: uno a uno. Cada creyente con su compañero inmediato.

"A los hijos de Dios nos importan todas las almas, porque nos importa cada alma"9. ¡Cómo conmoverán el corazón de Dios esas madres, sin tiempo muchas veces, que pacientemente explican las verdades del Catecismo a sus hijos... y quizá a los hijos de sus vecinas y amigas! ¡O el estudiante que se traslada al barrio, quizá lejano, para explicar las mismas verdades..., aunque tenga que esforzarse para preparar el examen que tiene a los pocos días y en el que ha de sacar buena calificación!

Ahora, cuando en tantos lugares y con tantos medios se ataca la doctrina de la Iglesia, es necesario que los cristianos nos decidamos a poner todos los medios para adquirir un conocimiento hondo de la doctrina de Jesucristo y de las implicaciones de estas enseñanzas en la vida de los hombres y en la sociedad. Amar a Dios con obras significará en muchos casos dedicar el tiempo oportuno a esa formación: estudio, esmero en la lectura espiritual, estar atentos en las charlas de formación que oímos... Aprovechar también esos días de descanso, en los que se puede disponer de más tiempo. Amar a Dios con obras será apreciar esas verdades, que tienen su origen en el mismo Cristo, como un tesoro que hemos de amar y meditar con frecuencia. Nadie da lo que no tiene: y para dar doctrina hay primero que tenerla.

III. "Ante tanta ignorancia y tantos errores acerca de Cristo, de su Iglesia... de las verdades más elementales, los cristianos no podemos quedarnos pasivos, pues el Señor nos ha constituido sal de la tierra (Mt 5, 13) y luz del mundo (Mt 5, 14). Todo cristiano ha de participar en la tarea de formación cristiana. Ha de sentir la urgencia de evangelizar, que no es para mí motivo de gloria, sino que se me impone (1 Cor 9, 16)"10. Nadie puede desentenderse de este urgente quehacer. "Tarea del cristiano: ahogar el mal en abundancia de bien. No se trata de campañas negativas, ni de ser atinada. Al contrario: vivir de afirmación, llenos de optimismo, con juventud, alegría y paz; ver con comprensión a todos: a los que siguen a Cristo y a los que le abandonan o no le conocen.

"—Pero comprensión no significa abstencionismo, ni indiferencia, sino actividad"11, iniciativas, deseos de dar a conocer a todos el rostro amable del Señor.

Al advertir la extensión de esta tarea –difundir la doctrina de Jesucristo– hemos de empezar por pedirle al Señor que nos aumente la fe: fac me tibi semper magis credere, haz que yo crea más y más en Ti, suplicamos en el Adoro te devote, ese himno eucarístico de Santo Tomás de Aquino. De este modo podremos decir, también con palabras de este himno: "creo todo lo que me ha dicho el Hijo de Dios; nada es más verdadero que esta Palabra de verdad". Con una fe robustecida, nos dispondremos a ser instrumentos en manos del Señor, que concede la luz a las mentes oscurecidas por la ignorancia y el error. Solo la gracia de Dios puede mover la voluntad para asentir a las verdades de la fe. Por eso, cuando queremos atraer a alguno a la verdad cristiana, debemos acompañar ese apostolado con una oración humilde y constante; y, junto a la oración, la penitencia: una mortificación, quizá en detalles pequeños referentes al trabajo, a la vida familiar..., pero sobrenatural y concreta.

Ante las barreras que algunas veces encontraremos en ambientes difíciles, y ante obstáculos que puedan parecer insuperables, nos llenará de optimismo recordar que la gracia del Señor puede remover los corazones más duros, que es mayor la ayuda sobrenatural cuanto mayores sean las dificultades que encontremos.

Señor, ¡enséñanos a darte a conocer! También hoy las muchedumbres andan perdidas y necesitadas de Ti, ignorantes y tantas veces sin luz y sin camino. Santa María, ¡ayúdanos a no desaprovechar ninguna ocasión en la que podamos dar a conocer a tu Hijo Jesucristo!, ¡guíanos para que sepamos ilusionar a otros muchos en esta noble tarea de difundir la Verdad!

1 Cfr. Lc 6, 19; 8, 45, etc. — 2 Mc 3, 7-12. — 3 Mt 28, 19-20. — 4 San Josemaría Escrivá, Amigos de Dios, 260. — 5 Cfr. 2 Tim 4, 2. — 6 Juan Pablo II, Exhor. Apost. Catechesi tradendae, 16-X-1979, 50. — 7 Cfr. 1 Cor 11, 23. — 8 Cfr. P. Rodríguez, Fe y vida de fe, p. 164. — 9 San Josemaría Escrivá, Surco, n. 943. — 10 Juan Pablo II, Discurso en Granada, 15-XI-1982. — 11 San Josemaría Escrivá, Surco, n. 864.

___________________________________________________________________________________________

23 de enero. 6º Día del Octavario

LA IGLESIA, NUEVO PUEBLO DE DIOS

— Los cristianos somos linaje escogido, sacerdocio regio, pueblo adquirido en propiedad por Jesucristo.

— Participación de los laicos en la función sacerdotal, profética y real de Cristo. La santificación de las tareas seculares.

— El sacerdocio ministerial.

I. Dios llama personalmente, por su nombre, a cada hombre1; pero, desde el principio, «fue voluntad de Dios santificar y salvar a los hombres, no aisladamente, sino constituyendo un pueblo que le confesara en verdad y le sirviera santamente»2. Quiso escoger entre las demás naciones de la tierra al pueblo de Israel para manifestarse a sí mismo y revelar los designios de Su voluntad. Hizo con él una alianza, que fue renovada una y otra vez. Pero todo esto sucedió como figura y preparación del nuevo Pueblo de Dios, la Iglesia, que Jesús rescataría para sí con su Sangre derramada en la Cruz. En ella se cumplen con plenitud los títulos que se daban en el Antiguo Testamento al pueblo de Israel: es linaje escogido3, pueblo adquirido para pregonar las excelencias de Dios4.

La cualidad esencial de quienes componen este nuevo pueblo «es la dignidad y la libertad de los hijos de Dios, en cuyos corazones habita el Espíritu Santo como en un templo; tiene por ley el nuevo mandato del amor, como el mismo Cristo nos amó a nosotros (cfr. Jn 13, 34); y tiene como fin el dilatar más y más el reino de Dios, incoado por el mismo Dios en la tierra»5. Vosotros -enseña San Pedro a los cristianos de la primitiva cristiandad- sois linaje escogido, sacerdocio regio, nación santa, pueblo adquirido en propiedad, para que pregonéis las maravillas de Aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable: los que un tiempo no erais pueblo, ahora sois pueblo de Dios; los que antes no habíais alcanzado misericordia, ahora habéis alcanzado misericordia6.

En este nuevo Pueblo hay un único sacerdote, Jesucristo, y un único sacrificio, que tuvo lugar en el Calvario y que se renueva cada día en la Santa Misa. Todos aquellos que componen este pueblo son linaje escogido, participan del sacerdocio de Cristo y quedan capacitados para llevar a cabo una mediación sacerdotal, fundamento de todo apostolado, y para participar activamente en el culto divino. De esta manera pueden convertir todas sus actividades en sacrificios espirituales, agradables a Dios7. Se trata de un sacerdocio verdadero, aunque esencialmente distinto del sacerdocio ministerial, por el que el sacerdote queda capacitado para hacer las veces de Cristo, principalmente cuando perdona los pecados y celebra la Santa Misa. Sin embargo, ambos están ordenados el uno al otro y participan, cada uno a su modo, del único sacerdocio de Cristo. En él -en la participación del sacerdocio de Cristo nos santificamos y encontramos las gracias necesarias para ayudar a los demás.

II. Los fieles participan en la misión de Cristo y, así, impregnan su propia vida en medio del mundo, y el mundo mismo, con el espíritu de su Señor. Sus oraciones, la vida familiar y social, sus iniciativas apostólicas, el trabajo y el descanso, y las mismas pruebas y contradicciones de la vida, se convierten en una ofrenda santa que llega hasta Dios principalmente en la Santa Misa, «centro y raíz de la vida espiritual del cristiano»8.

Esta participación de los laicos en la función sacerdotal de Cristolleva consigo una vida centrada en la Santa Misa, pero su participación eucarística no se agota cuando asisten activamente al Sacrificio del Altar, ni se expresa principalmente en determinadas funciones litúrgicas que los laicos también pueden desempeñar, sino que su campo propio está en la santificación de su trabajo ordinario, en el cumplimiento de sus deberes profesionales, familiares, sociales... que procuran desempeñar con la máxima rectitud.

Los laicos participan también de la misión profética de Cristo. Su vocación específica les lleva a anunciar la palabra de Dios, no en la Iglesia, sino en la calle: en la fábrica, en la oficina, en el club, en la familia9. Proclamarán la palabra divina con su ejemplo como compañeros de trabajo, como vecinos, como ciudadanos... Y con la sugerencia oportuna, con la conversación íntima y profunda a la que da derecho una honda amistad; al aconsejar un libro que orienta y al desaconsejar un espectáculo que no es propio de un hombre de bien, al infundir aliento –haciendo las veces de Cristo– y al prestar con alegría un pequeño servicio.

El cristiano es partícipe también de la función real de Cristo. En primer lugar, siendo señor de su trabajo profesional, no dejándose esclavizar por él, sino gobernándolo y dirigiéndolo, con rectitud de intención, a la gloria de Dios, al cumplimiento del plan divino sobre toda la creación10. El papel de los laicos no se potencia cuando se les brinda una participación en la autoridad o en el ministerio clerical. Quizá algunos pocos puedan ir en esa dirección, pero ni siquiera eso es lo más propio de una vocación secular11. Es en el mundo, en medio de las estructuras seculares de la vida humana, donde se desarrolla su participación en la misión real de Jesucristo. «Su tarea principal e inmediata –señalaba Pablo VI no es establecer y desarrollar la comunidad eclesial –esta es tarea específica del clero sino aprovechar todas las posibilidades cristianas y evangélicas latentes pero ya presentes y activas en los asuntos temporales»12. Dentro de este nuevo Pueblo de Dios que es la Iglesia, la participación en la misión real de Cristo les lleva a impregnar el orden social con aquellos principios cristianos que lo humanizan y elevan: la dignidad y primacía de la persona humana, la solidaridad social, la santidad de la familia y del matrimonio, la libertad responsable, el amor a la verdad, la promoción de la justicia en todos los niveles, el espíritu de servicio, la comprensión mutua y la caridad fraterna... «Los laicos no han de ser la "longa manus" de la jerarquía. No son la extensión de un "sistema" eclesiástico oficial. Son –cada uno es, por derecho propio y sobre la base de su piedad, competencia y doctrina– la presencia de Cristo en los asuntos temporales»13. Pensemos hoy si los demás, al ver nuestro actuar diario, se sienten movidos a un mayor acercamiento a Cristo, si a través de nuestro trabajo y de nuestra participación en las tareas sociales –en sus distintos niveles– estamos de hecho llevando el mundo a Dios.

III. Este nuevo Pueblo de Dios tiene a Cristo como Sumo y Eterno Sacerdote. El Señor asumió la tradición antigua transformándola y renovándola, instituyendo un sacerdocio eterno. Los sacerdotes de Cristo son, cada uno de ellos, como un instrumento del Señor y prolongación de su Santísima Humanidad. No actúan en nombre propio, ni son simples representantes de los pueblos, sino que hacen las veces de Cristo. De cada uno de ellos se puede decir que, escogido entre los hombres, está constituido en favor de los hombres en lo que se refiere a Dios...14.

Cristo actúa realmente a través de ellos, por medio de sus palabras, gestos, etc., y su sacerdocio está íntima e inseparablemente unido al sacerdocio de Cristo y a la vida y crecimiento de la Iglesia. El sacerdote es padre, hermano, amigo...; su persona pertenece a los demás, es posesión de la Iglesia, que lo ama con amor del todo particular y tiene sobre él relaciones y derechos de los que ningún otro hombre puede ser depositario15. «Jesús –enseñaba Juan Pablo II con motivo de una numerosa ordenación en Brasil– nos identifica de tal modo consigo en el ejercicio de los poderes que nos confirió, que nuestra personalidad es como si desapareciese delante de la suya, ya que es Él quien actúa por medio de nosotros. "Por el Sacramento del Orden –dijo alguien acertadamente–, el sacerdote se capacita efectivamente para prestar a Nuestro Señor la voz, las manos, todo su ser; es Jesucristo quien, en la Santa Misa, con las palabras de la Consagración, cambia la sustancia del pan y del vino en su Cuerpo, su Alma, su Sangre y su Divinidad" (cfr. San Josemaría Escrivá, Amar a la Iglesia, Palabra, Madrid 1986, p. 69). Y podemos añadir –continuaba el Papa–: Es el propio Jesús quien, en el sacramento de la penitencia, pronuncia la palabra autorizada y paterna: Tus pecados te son perdonados (Mt 9, 2; Lc 5, 20; 7, 48; cfr.Jn 20, 23). Y es Él quien habla cuando el sacerdote, ejerciendo su ministerio en nombre y en el espíritu de la Iglesia, anuncia la Palabra de Dios. Es el propio Cristo quien cuida los enfermos, los niños y los pecadores, cuando les envuelve el amor y la solicitud pastoral de los ministros sagrados»16.

La ordenación sagrada confiere el más alto grado de dignidad que el hombre es capaz de recibir. Por ella, el sacerdote es constituido en ministro de Dios y dispensador de sus tesoros divinos17. Estos tesoros son principalmente la celebración de la Santa Misa, de valor infinito, y el poder de perdonar los pecados, de devolver la gracia al alma. De muchas formas el sacerdote se convierte en canal de la gracia divina. Además, por la ordenación, el sacerdote es constituido mediador y embajador entre Dios y los hombres, entre el Cielo y la tierra. Con una mano toma los tesoros de la misericordia divina; con la otra los distribuye a sus hermanos los hombres.

Un sacerdote es un inmenso bien para la Iglesia y para la humanidad entera. Por eso, hemos de pedir que nunca falten sacerdotes santos, que se sientan servidores de sus hermanos los hombres, que no olviden nunca su dignidad y el tesoro que Dios ha puesto en sus manos para que lo distribuyan generosamente al resto del Pueblo de Dios. Bien se puede decir que «sí ha habido un tiempo en que un sacerdote es un espectáculo para los hombres y para los ángeles, es en esta época que se abre ante nosotros»18. No dejemos de pedir por ellos.

1 Is 43, 1. — 2 Conc. Vat. II, Const. Lumen gentium, 9. — 3 Cfr. Ex 19, 5-6. — 4 Cfr.Is 43, 20-21. — 5 Conc. Vat. II, loc. cit. — 6 1 Pdr 2, 9-10. — 7 1 Pdr 2, 5. — 8 Cfr.San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 87. — 9 Cfr. Juan Pablo II, Exhor. Apost.Christifideles laici, 30-XII-1988, 14. — 10 Cfr. ídem, Enc. Laborem exercens, 14-IX-1981, 5. — 11 Cfr. C. Burke, Autoridad y libertad en la Iglesia, Rialp, Madrid 1988, p. 196. — 12 Pablo VI, Exhor. Apost. Evangelii nuntiandi, 8-XII-1975, 70. — 13 C. Burke,o. c., p. 203. — 14 Cfr. Heb 5, 1-4. — 15 Cfr. A. del Portillo, Escritos sobre el sacerdocio, Palabra, Madrid 1970, p. 81. — 16 Juan Pablo II, Homilía 2-VII-1980. —17 Cfr. 1 Cor 4, 1. — 18 Card. J. H. Newman, Sermón en la inauguración del Seminario San Bernardo, 2-X-1873.

___________________________________________________________________________________________

 

Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

San Ildefonso
Arzobispo de Toledo
Año 667

.

El nombre "Ildefonso" significa "preparado para el combate".

San Ildefonso ha sido considerado como una de las glorias de la Iglesia Española. Sobrino de San Eugenio y discípulo de San Isidro, fue escogido por el pueblo para ser arzobispo de Toledo, que era en ese tiempo la capital de España.

Escribió un famoso libro acerca de la Virginidad de María, y por su gran devoción a la Madre de Dios fue llamado "El Capellán de la Virgen". Se cuenta que Nuestra Señora se le apareció para felicitarlo y darle las gracias por haber hablado tan fervorosamente acerca de Ella y que le regaló un ornamento de celebrar la Santa Misa. En los cuadros antiguos se pinta a San Ildefonso, recibiendo el ornamento de manos de la Santísima Virgen.

San Ildefonso ha sido llamado "Doctor de la Virginidad de María".

Si tu haces algo por la Virgen María, la Virgen María hará mucho más por ti.

___________________________________________________________________________________________

Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Emerenciana, Santa Mártir, Enero 23  

Emerenciana, Santa

Mártir

Martirologio Romano: En Roma, en el cementerio Mayor de la vía Nomentana, santa Emerenciana, mártir (c. s. IV).

Según el Martirologio Romano y la lección del breviario de este día, Santa Emerenciana era hermana de leche de Santa Inés.

Eran, pues, de la misma edad aproximadamente, pero Emerenciana era catecúmena (cristiana conversa que aún no ha recibido el bautismo).

Dos días después del martirio de Santa Inés, Santa Emerenciana murió apedreada, cuando se hallaba orando junto a la tumba de su hermana de leche. En esa forma recibió el bautismo de sangre.

Este relato, que constituye una especie de apéndice de las "actas" de Santa Inés, no puede tomarse a la letra; pero existen pruebas de que una mártir llamada Emerenciana estuvo originalmente sepultada en el "Coemeterium majus". Dicho cementerio está un poco más distante de la Vía Nomentana que el sitio en que fue erigida la basílica de Santa Inés.

Según parece, se celebraba a Santa Emerenciana el 16 de septiembre, junto con los santos Víctor, Félix y Alejandro; pero por alguna razón, sus restos fueron trasladados posteriormente a la basílica de Santa Inés y así, la leyenda relacionó a ambas santas.

___________________________________________________________________________________________

Fuente: Martirologio Romano
Otros Santos y Beatos Completando el santoral de este día, Enero 23  

Otros Santos y Beatos

Santos Severiano y Aquila, mártires
En Cesarea de Mauritania (hoy Argelia), santos mártires Severiano y Aquila, esposos, que fueron quemados vivos (s. III).

Santos Clemente, obispo, y Agatángelo, mártires
En Ancira, ciudad de Galacia (hoy Turquía), santos Clemente, obispo, y Agatángelo, mártires (s. IV).

San Amasio, obispo
En Teano, ciudad de la Campania (hoy Italia), conmemoración de san Amasio, obispo (c. 356).

San Mainbodo, eremita

En Dampierre, cerca de Besançon, en Borgoña (hoy Francia), san Mainbodo, oriundo de Hibernia (hoy Irlanda), el cual, peregrino y eremita, fue asesinado por unos ladrones (c. s. VIII).

San Andrés Chong (Tyong) Hwagyong, catequista mártir
En la ciudad de Seúl, en Corea, san Andrés Chong (Tyong) Hwagyong, catequista y mártir, que colaboró con el santo obispo Lorenzo Imbert, haciendo de su casa un refugio para los cristianos y, por esta razón, fue herido cruelmente y estrangulado en la cárcel (1840).

___________________________________________________________________________________________

 

Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

Si NO desea el evangelio, santoral y meditación diaria y sólo artículos interesantes censurados por la prensa (la mayoría), unos 4 por semana escriba a: ave-maria-purisima+subscribe@googlegroups.com (responder el mensaje de confirmación).

 

Para de-suscribirse escribir desde su casilla de email a:

Evangelio+unsubscribe@googlegroups.com

Si no se desuscribe es porque recibe el mensaje en su otro email que le reenvía al actual: debe escribir desde ese otro email.