JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 2, 36-40
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, que era ya muy anciana. Había estado casada siete años, siendo aún muy joven, y después había permanecido viuda hasta los ochenta y cuatro años. No se apartaba del templo, dando culto al Señor día y noche con ayunos y oraciones. Se presentó en aquel momento y se puso a dar gloria a Dios y a hablar del niño a todos los que esperaban la liberación de Israel.
Cuando cumplieron todas las cosas prescritas por la ley del Señor, regresaron a Galilea, a su ciudad de Nazaret.
El niño crecía y se fortalecía llenándose de sabiduría, y contaba con la gracia de Dios.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.
† Misal
Día VI de la 8a. de Nav (30 de dic)
Antífona de Entrada
Un silencio lo envolvía todo, y al mediar la noche su carrera, tu Palabra todopoderosa, Señor, vino desde el trono real de los cielos.
Oración Colecta
Oremos:
Dios todopoderoso: por este nuevo nacimiento de tu Hijo en nuestra carne, líbranos del yugo con que nos domina la antigua servidumbre del pecado.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
El que hace la voluntad de Dios tiene vida eterna
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 2, 12-17
Les escribo a ustedes, hijos, porque les han sido perdonados sus pecados por el poder de su nombre.
Les escribo a ustedes, padres, porque han conocido al que es desde el principio.
Les escribo a ustedes, jóvenes, porque han vencido al maligno. Les escribo a ustedes, hijos, porque han conocido al Padre.
Les escribo a ustedes, padres, porque han conocido al que es desde el principio.
Les escribo a ustedes, jóvenes, porque son fuertes y la palabra de Dios permanece en ustedes y han vencido al maligno.
No amen al mundo ni lo que hay en él. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no habita en él. Porque todo lo que hay en el mundo -los apetitos desordenados, la codicia de los ojos y el afán de la riqueza humana- no viene del Padre, sino del mundo. El mundo y todos sus atractivos pasan. Pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
Palabra de Dios.
Te alabamos Señor.
Salmo Responsorial
Sal 25, 7-8a.8b-9.10
Alégrese el cielo y goce la tierra.
Pueblos todos de la tierra, reconozcan la gloria y el poder del Señor; reconozcan que su nombre es glorioso.
Alégrese el cielo y goce la tierra.
Entren en su templo trayéndole ofrendas: adoren al Señor en su templo, tiemble en su presencia la tierra entera.
Alégrese el cielo y goce la tierra.
Digan a las naciones: "El Señor es Rey, él aseguró el mundo para que permanezca firme; él gobierna a los pueblos con rectitud".
Alégrese el cielo y goce la tierra.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Un día sagrado ha brillado para nosotros. Vengan, naciones, y adoren al Señor, porque hoy ha descendido una gran luz sobre la tierra.
Aleluya.
Evangelio
Ana hablaba del niño a los que aguardaban la liberación de Israel
† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 2, 36-40
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, que era ya muy anciana. Había estado casada siete años, siendo aún muy joven, y después había permanecido viuda hasta los ochenta y cuatro años. No se apartaba del templo, dando culto al Señor día y noche con ayunos y oraciones. Se presentó en aquel momento y se puso a dar gloria a Dios y a hablar del niño a todos los que esperaban la liberación de Israel.
Cuando cumplieron todas las cosas prescritas por la ley del Señor, regresaron a Galilea, a su ciudad de Nazaret.
El niño crecía y se fortalecía llenándose de sabiduría, y contaba con la gracia de Dios.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, con bondad las ofrendas de tu pueblo, y concédenos que cuanto creemos por la fe se haga vida en nosotros por medio de este sacramento.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
Intercambio efectuado en la Encarnación de Verbo
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque en el misterio que hoy celebramos, Cristo, el Señor, sin dejar la gloria del Padre, se hace presente entre nosotros de un modo nuevo: el que era invisible en su naturaleza se hace visible al adoptar la nuestra; el eterno, engendrado antes del tiempo, comparte nuestra vida temporal para asumir en sí todo lo creado, para reconstruir todo lo que estaba caído y restaurar de este modo el universo, para llamar de nuevo al Reino de los cielos al ser humano sumergido en el pecado.
Por eso,
unidos a los coros angélicos, te alabamos llenos de alegría:
Antífona de la Comunión
De su plenitud todos hemos recibido gracia tras gracia.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Señor Dios, que nos unes a ti por la participación en este sacramento, concédenos obtener toda su eficacia, y que al recibirlo nos hagamos cada día más dignos de este don que nos haces.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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† Meditación diaria
Tiempo de Navidad
30 de diciembre
NO TENGáIS MIEDO
— Jesucristo es siempre nuestra seguridad en medio de las dificultades y tentaciones que podamos padecer. Con Él se ganan todas las batallas.
— Sentido de nuestra filiación divina. Confianza en Dios. Él nunca llega tarde para socorrernos.
— Providencia. Todas las cosas contribuyen al bien de los que aman a Dios.
I. La historia de la Encarnación se abre con estas palabras: No temas, María1. Y a San José le dirá también el Ángel del Señor: José, hijo de David, no temas2. A los pastores les repetirá de nuevo el Ángel: No tengáis miedo3. Este comienzo de la entrada de Dios en el mundo marca un estilo propio de la presencia de Jesús entre los hombres.
Más tarde, acompañado ya de sus discípulos, atravesaba Jesús un día el pequeño mar de Galilea. Y se levantó una tempestad tan recia en el mar, que las olas cubrían la barca4. San Marcos precisa el momento histórico del suceso: fue por la tarde del día en el que Jesús habló de las parábolas sobre el reino de los cielos5. Después de esta larga predicación, se explica que el Señor, cansado, se durmiese mientras navegaban.
La tormenta debió de ser imponente. Aquellas gentes, aunque estaban acostumbradas al mar, se vieron, sin embargo, en peligro. Y recurrieron angustiadas a Jesús: ¡Señor, sálvanos, que perecemos!
Los Apóstoles respetarían al principio el sueño del Maestro (¡muy cansado tenía que estar para no despertarse!), y ponen los medios a su alcance para hacer frente al peligro: arriaron las velas, tomaron los remos con fuerza, achicaron el agua que comenzaba a entrar en la barca... Pero el mar se embravecía más y más, y el peligro de naufragio era inminente. Entonces, inquietos, con miedo, acuden al Señor como único y definitivo recurso. Le despertaron diciendo: ¡Maestro, que perecemos! Jesús les respondió: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe?6.
¡Qué poca fe también la nuestra cuando dudamos porque arrecia la tempestad! Nos dejamos impresionar demasiado por las circunstancias que nos rodean: enfermedad, trabajo, reveses de fortuna, contradicciones del ambiente. El temor es un fenómeno cada vez más extendido. Se tiene miedo de casi todo. Muchas veces es el resultado de la ignorancia, del egoísmo (la excesiva preocupación por uno mismo, la ansiedad por males que tal vez nunca llegarán, etc.) pero, sobre todo, es consecuencia de que en ocasiones apoyamos la seguridad de nuestra vida en fundamentos muy frágiles. Nos podríamos olvidar de una verdad esencial: Jesucristo es, siempre, nuestra seguridad. No se trata de ser insensibles ante los acontecimientos, sino de aumentar nuestra confianza y de poner, en cada caso, los medios humanos a nuestro alcance. No debemos olvidar jamás que estar cerca de Jesús, aunque parezca que duerme, es estar seguros. En momentos de turbación, de prueba, Jesús no se olvida de nosotros: "nunca falló a sus amigos"7, nunca.
II. Dios nunca llega tarde para socorrer a sus hijos. Aun en los casos que parezcan más extremos, Dios llega siempre, aunque sea de modo misterioso y oculto, en el momento oportuno. La plena confianza en Dios, con los medios humanos que sea necesario poner, dan al cristiano una singular fortaleza y una especial serenidad ante los acontecimientos y circunstancias adversas.
"Si no le dejas, Él no te dejará"8. Y nosotros –se lo decimos en nuestra oración personal– no queremos dejarle. Junto a Él se ganan todas las batallas, aunque, con mirada corta, parezca que se pierden. "Cuando imaginamos que todo se hunde ante nuestros ojos, no se hunde nada, porque Tú eres, Señor, mi fortaleza (Sal 42, 2). Si Dios habita en nuestra alma, todo lo demás, por importante que parezca, es accidental, transitorio; en cambio nosotros, en Dios, somos lo permanente"9. Esta es la medicina para barrer, de nuestras vidas, miedos, tensiones y ansiedades. San Pablo alentaba a los primeros cristianos de Roma, ante un panorama humanamente difícil, con estas palabras: Si Dios está con nosotros, ¿quién estará en contra.?... ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿La tribulación, la angustia, la persecución, el hambre, la desnudez, el peligro, la espada?... Mas en todas estas cosas vencemos por aquel que nos amó. Porque persuadido estoy que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los principados, ni lo presente, ni lo futuro, ni las potestades, ni la altura, ni la profundidad, ni ninguna otra criatura podrá separarnos del amor de Dios10. El cristiano es, por vocación, un hombre entregado a Dios, y a Él ha entregado también todo cuanto pueda acontecerle.
Otra vez instruía el Señor a las gentes acerca del amor y cuidado que Dios tiene por cada criatura. Quienes le escuchan son personas sencillas y honradas que alaban la majestad de Dios, pero a las que les falta esa peculiar confianza de hijos en su Padre Dios.
Es probable que en el preciso momento en que se dirigía a su auditorio, pasara cerca una bandada de pájaros buscando cobijo en un lugar cercano. ¿Quién se preocupa de ellos? ¿Acaso las amas de casa no solían comprarlos por unos pocos céntimos para mejorar sus comidas ordinarias? Estaban al alcance del más modesto bolsillo. Tenían poco valor.
El Señor los señalaría con un ademán, a la vez que decía a su auditorio: "Ni uno solo de estos gorriones está olvidado por Dios". Dios los conoce a todos. Ninguno de ellos cae al suelo sin el consentimiento de vuestro Padre. Y el Señor vuelve a darnos confianza: No temáis, vosotros valéis más que muchos pájaros11. Nosotros no somos criaturas de un día, sino sus hijos para siempre. ¿Cómo no se va a cuidar de nuestras cosas? No temáis. Nuestro Dios nos ha dado la vida y nos la ha dado para siempre. Y el Señor nos dice: A vosotros, mis amigos, os digo: No temáis12. "Todo hombre, con tal que sea amigo de Dios –son palabras de Santo Tomás–, debe tener confianza en ser librado por Él de cualquier angustia... Y como Dios ayuda de modo especial a sus siervos, muy tranquilo debe vivir quien sirve a Dios"13. La única condición: ser amigos de Dios, vivir como hijos suyos.
III. "Descansad en la filiación divina. Dios es un Padre lleno de ternura, de infinito amor"14. En toda nuestra vida, en lo humano y en lo sobrenatural, nuestro "descanso", nuestra seguridad, no tiene otro fundamento firme que nuestra filiación divina. Echad sobre Él vuestras preocupaciones –decía San Pedro a los primeros cristianos–, pues Él tiene cuidado de vosotros15.
La filiación divina no puede considerarse como algo metafórico: no es simplemente que Dios nos trate como un padre y quiera que le tratemos como hijos; el cristiano es, por la fuerza santificadora del mismo Dios presente en su ser, hijo de Dios. Esta realidad es tan profunda que afecta al mismo ser del hombre, hasta el punto de que Santo Tomás afirma que por ella el hombre es constituido en un nuevo ser16.
La filiación divina es el fundamento de la libertad, seguridad y alegría de los hijos de Dios, y en donde el hombre encuentra la protección que necesita, el calor paternal y la seguridad del futuro, que le permite un sencillo abandono ante las incógnitas del mañana y le confiere el convencimiento de que detrás de todos los azares de la vida hay siempre una última razón de bien: Todas las cosas contribuyen al bien de los que aman a Dios17. Los mismos errores y desviaciones del camino acaban siendo para bien, porque "Dios endereza absolutamente todas las cosas para su provecho..."18.
El saberse hijo de Dios hace adquirir al cristiano, en todas las circunstancias de su vida, un modo de ser en el mundo esencialmente amoroso, que es una de las manifestaciones principales de la virtud de la fe; el hombre que se sabe hijo de Dios no pierde la alegría, como no pierde la serenidad. La conciencia de la filiación divina libera al hombre de tensiones inútiles y, cuando por su debilidad se descamina, si verdaderamente se siente hijo de Dios, es capaz de volver a Él, seguro de ser bien recibido.
La consideración de la Providencia nos ayudará a dirigirnos a Dios, no como a un Ser lejano, indiferente y frío, sino como a un Padre que está pendiente de cada uno de nosotros y que ha puesto un Ángel –como esos Ángeles que anunciaron a los pastores el Nacimiento del Señor– para que nos guarde en todos nuestros caminos.
La serenidad que esta verdad comunica a nuestro modo de ser y de vivir no procede de permanecer de espaldas a la realidad, sino de verla con optimismo, porque confiamos siempre en la ayuda del Señor. "Esta es la diferencia entre nosotros y los que no conocen a Dios: estos, en la adversidad, se quejan y murmuran; a nosotros las cosas adversas no nos apartan de la virtud, sino que nos afianzan en ella"19, porque sabemos que hasta los cabellos de nuestra cabeza están contados.
Estemos siempre con paz. Si de verdad buscamos a Dios, todo será ocasión para mejorar.
Al terminar nuestra oración hagamos el propósito de acudir a Jesús, presente en el Sagrario, siempre que las contradicciones, las dificultades o la tribulación nos pongan en situación de perder la alegría y la serenidad. Acudamos a María, a la que contemplamos en el belén tan cercana a su Hijo. Ella nos enseñará en estos días llenos de paz de la Navidad, y siempre, a comportarnos como hijos de Dios; también en las circunstancias más adversas.
1 Lc 1, 30. — 2 Mt 1, 20. — 3 Lc 2, 10. — 4 Mt 8, 24. — 5 Mc 4, 35. — 6 Mt 8, 25-26. — 7 Santa Teresa, Vida, 11, 4. — 8 San Josemaría Escrivá, Camino, n. 730. — 9 ídem, Amigos de Dios, 92. — 10 Rom 3, 31 ss. — 11 Cfr. Mt 8, 26-27. — 12 Lc 8, 50. — 13 Santo Tomás, Exp. Simb. Apost., 5. — 14 San Josemaría Escrivá, o. c., 150. — 15 1 Pedr 5, 7. — 16 Santo Tomás, Suma Teológica, 1-2, q. 110, a. 2 ad 3. — 17 Rom 8, 28. — 18 San Agustín, De corresp. et gracia, 30, 35. — 19 San Cipriano, De moralitate, 13.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
Santa Judit
Heroína Israelita
Gloria a Dios para siempre. Amén.
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Autor: Archidiócesis de Madrid
Traslado del cuerpo de Santiago Fiesta, Diciembre 30
Traslado del cuerpo de Santiago Apóstol De hecho, por los breves apostólicos de dos papas, Gregorio XIII y Sixto V, se celebra en Santiago y en España la fiesta de la Traslación. |
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Perpetuo de Tours, Santo Obispo, Diciembre 30
Obispo de Tours Martirologio Romano: En Tours, de la Galia Lugdunense, san Perpetuo, obispo, que edificó la basílica de San Martín y muchas otras en honor de los santos, y reguló en su Iglesia la práctica de ayunos y vigilias (491). Perpetuo era de familia senatorial. Una vez que lo nombraron obispo de Tours, dejó todo cuanto tenía – que era mucho – para el consuelo de los pobres. Los pobres son mis herederos. Les dejó campos, casas, jardines, pastizales, viñas y hasta la propia ropa. |
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Sabino, Santo Mártir, Diciembre 30
Mártir Etimología: Sabino = Nativo en las Sabinas (antiguo pueblo de la Italia Central). Viene de la lengua latina. |
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Fuente: www.FrateFrancesco.org
Margarita Colonna, Beata Monja, Diciembre 30
Monja Martirologio Romano: En Palestrina, del Lacio, beata Margarita Colonna, virgen, que prefirió a las riquezas y deleites del siglo la pobreza por Cristo, a quien sirvió profesando la Regla de santa Clara (1280). ORACIÓN |
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Juan (Giovanni) Marìa Boccardo, Beato Presbítero y Fundador, Diciembre 30
Presbítero y Fundador Martirologio Romano: En el pueblo de Pancalieri, cerca de Turín, en Italia, beato Juan María Boccardo, presbítero, el cual, trabajando infatigablemente en el cuidado de los ancianos y enfermos, fundó la Congregación de Hermanas de los Pobres Hijas de San Cayetano (1913). |
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Fuente: Vatican.va
Eugenia Ravasco, Beata Virgen y Fundadora, 30 de diciembre
Fundadora del Instituto de las |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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