viernes, 20 de diciembre de 2013

Domingo por la Santísima Trinidad. 22/12/2013. Excepto causa grave, no asistir a Misa dominical es pecado GRAVE (Catecismo 2042, 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). Precepto: Misa ENTERA. Víspera del Domingo comienza el Sábado a las 15 o 16:00 hs según diócesis

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 1, 18-24

Gloria a ti, Señor.

Cristo vino al mundo de la siguiente manera: Estando la madre de Jesús desposada con José y,
antes de vivir juntos, sucedió que esperaba un hijo, por obra del Espíritu Santo. José, su esposo,
que era justo, y no quería ponerla en evidencia, pensó dejarla en secreto. Mientras pensaba en
estas cosas, un ángel del Señor le dijo en sueños:
"José, hijo de David, no dudes en recibir a María tu esposa, porque ella ha concebido por obra
del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su
pueblo de los pecados".
Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta Isaías:
Miren: la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Enmanuel, que significa:
Dios con nosotros.
Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor: recibió a su esposa.
Palabra de Dios.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354

Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.

 

Misal

 

Adviento (4o.dom) Ciclo A

Antífona de Entrada

Un retoño brotará del tronco de Jesé, la gloria del Señor llenará la tierra y toda criatura verá la salvación de Dios.

 

No se dice "Gloria".

Oración Colecta

Oremos:
A ejemplo de la Virgen Inmaculada que, al aceptar tu voluntad anunciada por el ángel, recibió en su seno a tu Hijo, fue llena de gracia del Espíritu Santo y se convirtió en templo de divinidad; concédenos, Padre todopoderoso, la gracia de aceptar tus designios con humildad de corazón.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

La virgen concebirá

Lectura del libro del profeta Isaías 7, 10-14

En aquellos tiempos el Señor habló a Ajaz y le dijo:
"Pide al Señor tu Dios una señal, en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo".
Contesto Ajaz:
"No la pido, pues no quiero tentar al Señor".
Entonces dijo Dios:
"Escucha, heredero de David: ¿No les basta cansar a los hombres, sino que quieren cansar
también a Dios? Pues bien, el Señor mismo les dará por eso una señal:
He aquí que la Virgen está encinta y dará a luz un hijo, y le pondrán el nombre de Enmanuel,
que significa: Dios con nosotros".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 23

Ya llega el Señor, el rey de la gloria.

Del Señor es la tierra y lo que la llena, el orbe y todos su habitantes: él la edificó sobre los mares, él la asentó sobre los ríos.
Ya llega el Señor, el rey de la gloria.

¿Quién puede subir al monte del Señor? ¿Quién puede entrar en su recinto santo? El de corazón limpio y manos puras.
Ya llega el Señor, el rey de la gloria.

Ese obtendrá la bendición del Señor, Dios su salvador le hará justicia. Este es el grupo que te busca y viene ante ti, Dios de Jacob.
Ya llega el Señor, el rey de la gloria.

Segunda Lectura

Jesucristo, nuestro Señor, Hijo de Dios, nació del linaje de David

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 1, 1-7

Yo Pablo, siervo de Cristo Jesús, llamado por Dios a ser apóstol y elegido para proclamar
su Evangelio. Este Evangelio, anunciado de antemano por los profetas en las Sagradas
Escrituras, se refiere a su Hijo, nacido según lo humano, del linaje de David; constituido por su
resurrección de entre los muertos Hijo poderoso de Dios, según el Espíritu santificador:
Jesucristo nuestro Señor.
Por medio de Jesucristo hemos recibido la gracia del apostolado, a fin de llevar a los pueblos
paganos la aceptación de la fe, para gloria de su nombre.
Entre ellos también están ustedes, llamados a pertenecer a Cristo Jesús.
A todos los de Roma, a quienes Dios ama y ha llamado para constituir su pueblo, les deseo la
gracia y la paz de Dios nuestro Padre, y de Jesucristo, el Señor.
Palabra de Dios
Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
La Virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Enmanuel, que significa: Dios
con nosotros.
Aleluya.

Evangelio

Jesús nació de María, desposada con José, hijo de David

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 1, 18-24

Gloria a ti, Señor.

Cristo vino al mundo de la siguiente manera: Estando la madre de Jesús desposada con José y,
antes de vivir juntos, sucedió que esperaba un hijo, por obra del Espíritu Santo. José, su esposo,
que era justo, y no quería ponerla en evidencia, pensó dejarla en secreto. Mientras pensaba en
estas cosas, un ángel del Señor le dijo en sueños:
"José, hijo de David, no dudes en recibir a María tu esposa, porque ella ha concebido por obra
del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su
pueblo de los pecados".
Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta Isaías:
Miren: la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Enmanuel, que significa:
Dios con nosotros.
Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor: recibió a su esposa.
Palabra de Dios.

 

Gloria a ti, Señor Jesús. No se dice "Credo".

Oración de los Fieles

Celebrante:
Pidamos, hermanos y hermanas, el auxilio del Señor; para que, apiadado del pobre y del oprimido, venga a salvar al mundo de sus males:
A cada petición respondemos, Ven, Señor, a liberarnos.

Para que todos los fieles se dispongan a recibir a Cristo como lo recibió María, y, como ella, conserven sus palabras en el corazón, roguemos al Señor.
Ven, Señor, a liberarnos.

Para que aquellos hermanos nuestros que han abandonado las prácticas cristianas, pero acudirán a la iglesia en las próximas fiestas de Navidad, descubran la buena noticia del Evangelio, no como un rayo fugaz en la noche, sino como luz permanente que ilumina y alegra toda la vida, roguemos al Señor.
Ven, Señor, a liberarnos.

Para que las fiestas del nacimiento del Señor alejen las tinieblas de quienes viven sumergidos en dudas e incertidumbres, y colme los deseos de quienes se sienten descorazonados y tristes, roguemos al Señor.
Ven, Señor, a liberarnos.

Para que el nacimiento de Cristo nos ayude a renunciar a los deseos mundanos, y a vivir sobria y honradamente esperando la aparición definitiva de Cristo, roguemos al Señor.
Ven, Señor, a liberarnos.

Celebrante:
Señor Dios, que has mostrado tu gratitud y la fuerza de tu amor eligiendo las entrañas purísimas de María para revestir de carne mortal a tu Hijo; escucha muestras plegarias y haz que también nosotros sepamos acoger y engendrar espiritualmente tu Verbo, escuchando tu palabra y obedeciendo en la fe.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Oración sobre las Ofrendas

Acepta, Señor, el único sacrificio que puede agradarte y, por nuestra participación en este
sacramento, concédenos los bienes que la fe nos invita a esperar.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

La doble espera de Cristo


En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo
lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
A quien todos los profetas anunciaron, la Virgen esperó con inefable amor de madre, Juan lo
proclamó ya próximo y señaló después entre los hombres. El mismo Señor nos concede ahora
prepararnos con alegría al misterio de su nacimiento para
encontrarnos así, cuando llegue, velando en oración y cantando su alabanza.
Por eso,
con los ángeles y arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de
tu gloria:

Antífona de la comunión

Oremos:

Dijo el ángel a María: "Has hallado gracia delante de Dios: vas a concebir y a dar a luz un hijo y

será llamado Hijo del Altísimo".

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Protege, Señor, con tu poder a cuantos has alimentado con esta Eucaristía, y haz que
encuentren en este sacramento la fuente de la paz verdadera.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

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Meditación diaria

 

Adviento. 22 de diciembre

EL MAGNIFICAT. LA HUMILDAD DE MARÍA

— Humildad de la Virgen. Qué es la humildad.

— Fundamento de la caridad. Frutos de la humildad.

— Caminos para alcanzar esta virtud.

I. Portones, ¡alzad los dinteles! Que se alcen las antiguas compuertas, va a entrar el Rey de la gloria1.

La Virgen lleva la alegría por donde pasa: en cuanto llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno2, le dice Santa Isabel refiriéndose a Juan el Bautista, que crecía en su vientre. A la alabanza de su prima, la Virgen responde con un bellísimo canto de júbilo. Mi alma glorifica al Señor; y mi espíritu está transportado de gozo en Dios mi Salvador.

En el Magnificat se contiene la razón profunda de toda humildad. María considera que Dios ha puesto sus ojos en la bajeza de su esclava; por eso en Ella ha hecho cosas grandes el Todopoderoso.

En este tono de grandeza y de humildad transcurre toda la vida de Nuestra Señora. «¡Qué humildad, la de mi Madre Santa María! —No la veréis entre las palmas de Jerusalén, ni –fuera de las primicias de Caná– a la hora de los grandes milagros.

»—Pero no huye del desprecio del Gólgota: allí está, "juxta crucem Jesu" — junto a la cruz de Jesús, su Madre»3. No buscó nunca gloria personal alguna.

La virtud de la humildad –que tanto se transparenta en la vida de la Virgen– es la verdad4, es el reconocimiento verdadero de lo que somos y valemos ante Dios y ante los demás; es también el vaciarnos de nosotros mismos y dejar que Dios obre en nosotros con su gracia. «Es rechazo de las apariencias y de la superficialidad; es la expresión de la profundidad del espíritu humano; es condición de su grandeza»5.

La humildad se apoya en la conciencia del puesto que ocupamos frente a Dios y frente a los hombres, y en la sabia moderación de nuestros siempre desmesurados deseos de gloria. Nada tiene que ver esta virtud con la timidez, con la pusilanimidad o la mediocridad.

No se opone a que tengamos conciencia de los talentos recibidos, ni a disfrutarlos plenamente con corazón recto; la humildad descubre que todo lo bueno que existe en nosotros, tanto en el orden de la naturaleza como en el de la gracia, a Dios pertenece, porque de su plenitud hemos recibido todos6. El Señor es toda nuestra grandeza; lo nuestro es deficiencia y flaqueza. Frente a Dios, nos encontramos como deudores que no saben cómo pagar7, y por eso acudimos como Medianera de todas las gracias a María, Madre de misericordia y de ternura, a la que nadie ha recurrido en vano; «abandónate lleno de confianza en su seno materno, pídele que te alcance esta virtud que Ella tanto apreció; no tengas miedo de no ser atendido. María le pedirá para ti a ese Dios que ensalza a los humildes y reduce a la nada a los soberbios, y como María es omnipotente cerca de su Hijo, será con toda seguridad oída»8.

II. La humildad está en el fundamento de todas las virtudes y sin ella ninguna podría desarrollarse. Sin la humildad todo lo demás es «como un montón muy voluminoso de paja que habremos levantado, pero al primer embate de los vientos queda derribado y deshecho. El demonio teme muy poco esas devociones que no están fundadas en la humildad, pues sabe muy bien que podrá echarlas al traste cuando le plazca»9. No es posible la santidad si no hay lucha eficaz por adquirir esta virtud; ni siquiera podría darse una auténtica personalidad humana. El humilde tiene, además, una especial facilidad para la amistad, incluso con gente muy diferente en gustos, edad, etc., que le prepara para todo apostolado personal.

La humildad es, especialmente, fundamento de la caridad. Le da consistencia y la hace posible: «la morada de la caridad es la humildad»10, decía San Agustín. En la medida en que el hombre se olvida de sí mismo, puede preocuparse y atender a los demás. Muchas faltas de caridad han sido provocadas por faltas previas de vanidad, orgullo, egoísmo, deseos de sobresalir, etc. Y estas dos virtudes, humildad y caridad, «son las virtudes madres; las otras las siguen como polluelos a la clueca»11.

El que es humilde no gusta de exhibirse. Sabe bien que no se encuentra en el puesto que ocupa para lucir y recibir consideraciones, sino para servir, para cumplir una misión. No te sientes en el primer puesto..., por el contrario, cuando seas invitado ve a sentarte en el último lugar12. Y si el cristiano se encuentra entre los primeros puestos, ocupando un lugar de preeminencia, sabe que «este motivo de excelencia se lo ha dado Dios para que aproveche a los demás, de donde se sigue que tanto debe agradarle al hombre el testimonio de los demás, cuanto que esto contribuya al bien ajeno»13.

Hemos de estar en nuestro sitio (en conversaciones, familia, etc.), trabajando cara a Dios, y evitar que la ambición nos ofusque. Mucho menos convertir la vida, llevados por la vanidad, en una loca carrera por puestos cada vez más altos, para los que quizá no serviríamos y que más tarde habrían de humillarnos creando en nosotros el profundo malestar de sentir que no estamos en el lugar que nos corresponde y para el que tampoco estábamos dotados. Esto no se opone a la llamada del Señor para hacer rendir al máximo nuestros talentos, con muchos sacrificios a la hora del aprovechamiento del tiempo.

Sí se opone, por el contrario, a la falta de rectitud de intención, síntoma claro de soberbia. La persona humilde sabe estar en su papel, se siente centrada y es feliz en su quehacer. Además, es siempre una ayuda. Conoce sus limitaciones y posibilidades, y no se deja engañar fácilmente por su ambición. Sus cualidades son ayuda, mayor o menor, pero nunca estorbo. Cumple su función dentro del conjunto.

Otra manifestación de humildad es evitar el juicio negativo sobre los demás. El conocimiento de nuestra flaqueza impedirá «un mal pensamiento de nadie, aunque las palabras u obras del interesado den pie para juzgar así razonablemente»14. Veremos a los demás con respeto y comprensión, que llevarán, cuando sea necesario, a hacer la corrección fraterna.

III. Entre los caminos para llegar a la humildad está, en primer lugar, el desearla ardientemente, valorarla y pedirla al Señor; fomentar la docilidad ante los consejos recibidos en la dirección espiritual, y esforzarse por ponerlos en práctica; recibir con alegría agradecida la corrección fraterna, llena de delicadeza, que nos hacen; aceptar las humillaciones en silencio, por amor al Señor; la obediencia rápida y de corazón; y, sobre todo, la alcanzaremos a través de la caridad, en constantes detalles de servicio alegre a los demás. Jesús es el ejemplo supremo de humildad. Nadie tuvo jamás dignidad comparable a la suya, y nadie sirvió a los hombres con tanta solicitud como Él lo hizo; yo estoy en medio de vosotros como un sirviente15. Imitando al Señor, aceptaremos a los demás como son y pasaremos por alto muchos detalles quizá molestos que, en el fondo, casi siempre carecen de verdadera importancia. La humildad nos dispone y nos ayuda a tener paciencia con los defectos de quienes nos rodean y, también, con los propios. Prestaremos pequeños servicios en la convivencia diaria, sin darles excesiva importancia y sin pedir nada a cambio, y aprenderemos de Jesús y de María a convivir con todos, a saber comprender a los demás, también con sus defectos. Si procuramos ver a los demás como los ve el Señor, será fácil acogerles también como Él los acoge.

Al meditar los pasajes del Evangelio en los que se manifiestan las imperfecciones de los Apóstoles, aprenderemos nosotros a no impacientarnos con las nuestras: el Señor cuenta con ellas, y cuenta con el tiempo, con la gracia, con nuestros deseos de mejorar en esas virtudes o en esa determinada faceta del propio carácter.

Terminaremos este día nuestra oración contemplando a Nuestra Madre Santa María, que alcanzará de su Hijo para nosotros esta virtud que tanto necesitamos. «Mirad a María. Jamás criatura alguna se ha entregado con más humildad a los designios de Dios. La humildad de la ancilla Domini (Lc 1, 38), de la esclava del Señor, es el motivo de que la invoquemos como causa nostrae laetitiae, causa de nuestra alegría (...). María, al confesarse esclava del Señor, es hecha Madre del Verbo divino, y se llena de gozo. Que este júbilo suyo, de Madre buena, se nos pegue a todos nosotros: que salgamos en esto a Ella –a Santa María–, y así nos pareceremos más a Cristo»16.

1 Antífona de entrada, Sal 23, 7. — 2 Lc 1, 44. — 3 San Josemaría Escrivá, Camino, n. 507. — 4 Cfr. Santa Teresa, Moradas sextas, c. 10 b. — 5 Juan Pablo II, Ángelus 4-III-1979. — 6 1 Cor 1, 4. — 7 Cfr. Mt 18, 23-25. — 8 J. Pecci (León XIII), Práctica de la humildad, 56. — 9 Santo Cura de Ars, Sermón sobre la humildad. — 10 San Agustín,Sobre la Virginidad, 51. — 11 San Francisco de Sales, Epistolario, fragm. 17, vol. II, p. 651. — 12 Lc 14, 7 ss. — 13 Santo Tomás, Suma Teológica, 2-2, q. 131. — 14 San Josemaría Escrivá, cfr. Camino, n. 442. — 15 Lc 22, 27. — 16 San Josemaría Escrivá,Amigos de Dios, 109.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

Francisca Javiera Cabrini Fundadora, 22 Diciembre  

Francisca Javier Cabrini

Madre de los emigrantes

 

Entre el 1901 y el 1913 emigraron a Estados Unidos 4.711.000 italianos. A pesar de los innumerables dramas que suscita la emigración hay que recordar todavía hoy a una frágil maestra del S. Angelo Lodigiano, Francisca Cabrini, nacida en 1850, la menor de 13 hijos. Se distinguió, por no mirar la emigración con los ojos del político ni del sociólogo, sino con esos humanísimos de mujer cristiana, mereciendo el titulo de madre de los emigrantes.

Huérfana de padre y de madre, Francisca hubiera querido encerrarse en un convento, pero no fue aceptada por su delicada salud. Entonces aceptó el cargo que le confió el párroco de Codogno para que ayudara en un orfanatorio. La joven, graduada de maestra hacia poco tempo, hizo mucho más: reunió a algunas compañeras y formó el primer núcleo de las Hermanas Misioneras del Sagrado Corazón, orientadas por el espíritu de un intrépido misionero, San Francisco Javier. Cuando Francisca hizo los votos religiosos tomó el nombre del santo. Como él, hubiera querido partir también para China, pero cuando tuvo noticia del descuido y del drama de desesperación de los miles y miles de emigrantes italianos que descargaban en el puerto de Nueva York sin ninguna ayuda material ni espiritual, Francisca Javier no dudó un instante.

También ella, en la primera de

Francisca Javier Cabrini

sus 24 travesias oceánicas, compartió las incomodidades y las incertidumbres de sus compatriotas; pero se destacó por su extraordinaria valentía con la que afrontó las grandes necesidades que se le presentaron y supo desenvolverse para establecer un punto de encuentro y de ayuda para los emigrantes. Ante todo se preocupó por los huérfanos y los enfermos, construyendo casas, escuelas y un grande hospital en Nueva York, luego en Chicago, después en California, y así siguió exteniendo su obra en toda América, hasta Argentina.

A quien le manifestaba admiración por el éxito de tantas obras, la Madre Cabrini le contestaba con sincera humildad "¿Acaso todo esto no lo ha hecho el Señor?". Murió en el surco, durante uno de sus tantos viajes a Chicago, en 1917. Su cuerpo fue llevado triunfalmente a Nueva York y enterrado en la iglesia contigua a la "Mother Cabrini High School", para que estuviera cerca de los emigrados.

¿Quieres saber más? Consulta corazones.org

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Francisca de Colledimezzo, Santa Monja Clarisa, 22 de diciembre  

Diciembre 22
Monja Clarisa

Etimológicamente significa "franca, libre". Viene de la lengua alemana.

Moisés dice: "Abre la mano a tu hermano, a aquel de los tuyos que es humillado y pobre en tu tierra".

Fue una monja clarisa del siglo XIII.

Cuando se visita Así, la cuna de san Francisco y de santa Clara, hay un convento, el de san Damián, que muestra un portento de la fundadora de las clarisas.

La santa que hoy veneramos, tuvo parte activa en este portento.

Santa Clara cayó enferma con la invasión sarracena. Fue a socorrerla Francisca de Colledimezzo, mientras mantenía elevado el pan eucarístico enfrente de sus agresores, que ante su poder huyeron de la presencia Real de Cristo.

Francisca fue una seguidora fiel de santa Clara. De su alma y de su trato aprendió y mamo el carisma mejor que nadie.

El testimonio atrae mucho más que los escritos y las palabras.

Su contacto personal hizo que floreciera en esta joven el amor por la contemplación y la vida de oración tal y como lo vivía santa Clara.

Eran como palomas que seguían con su vuelo a la fundadora adondequiera que fuera.
Era un grupo de mujeres llenas de amistad, no sólo sentimental, sino perfumada con el amor sobrenatural a Jesucristo y a todo el santo Evangelio.

Francisca fue la confidente del corazón de santa Clara. Ella nunca se ausentó de Asís hasta la muerte de santa Clara.

Su cuerpo se encuentra en la cripta de la iglesia de san Damián.

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Fuente: ArchiMeridaBadajoz.org
Queremón de Nilópolis y compañeros mártires, Santos Obispo y mártir, 22 Diciembre  

Queremón de Nilópolis y compañeros mártires, Santos

San Dionisio de Alejandría, en su carta a Fabiano de Antioquía, hablando de los cristianos egipcios que padecieron en la persecución de Decio, cuenta que muchos fueron arrojados al desierto, donde murieron de hambre, de sed, de insolación, o perecieron atacados por las fieras o por hombres no menos feroces.

Otros muchos cristianos fueron vendidos como esclavos; cuando escribía San Dionisio, muy pocos habían sido rescatados.

El santo menciona en particular al anciano obispo de Nilópolis, Queremón, quien había ido a refugiarse a las montañas de Arabia con otro compañero y a quien nadie había vuelto a ver.

Los cristianos los buscaron, pero no lograron encontrar ni siquiera los cadáveres.

El Martirologio Romano conmemora a estos dos mártires el día de hoy.

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Honorato de Toulouse, Santo Obispo, 22 Diciembre  

Honorato de Toulouse, Santo

En la cripta de San Saturnino de Toulouse, se compendió taxativamente en estos términos, debajo de unas reliquias:

"San Honorato, segundo Obispo de Toulouse. Había nacido en la provincia de España llamada Tarraconensis. Fue convertido y bautizado en Pamplona por San Saturnino, al cual se vinculó de una manera especial."

"Después del martirio del apóstol de Toulouse, fue llamado a sucederle. Él confirió la unción episcopal a San Fermín, primer Obispo de Amiens, y que era como él uno de los más ilustres convertidos de Pamplona."

No sólo Toulouse, en la cripta de su catedral venera destacadamente el sepulcro de San Honorato. También la catedral de Amiens conserva su figura en piedra, formando el cortejo de San Fermín.

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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