JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 19, 3-12
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba:
"¿Le está permitido a uno separarse de su mujer por cualquier motivo?"
Jesús les respondió:
"¿No han leído que el Creador, desde un principio, los creó hombre y mujer, y dijo: Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne? De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Así pues, lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre".
Ellos le replicaron:
"Entonces, ¿por qué ordenó Moisés que el marido le diera a la mujer un acta de separación, cuando se divorcia de ella?"
Jesús les contestó:
"Por la dureza de su corazón, Moisés les permitió divorciarse de sus esposas; pero al principio no fue así. Y yo les declaro que quienquiera que se divorcie de su esposa, salvo el caso de que vivan en unión ilegítima, y se case con otra, comete adulterio; y el que se case con la divorciada, también comete adulterio".
Entonces le dijeron sus discípulos:
"Si ésa es la situación del hombre con respecto a su mujer, no conviene casarse".
Pero Jesús les dijo:
"No todos comprenden esta enseñanza, sino sólo aquéllos a quienes se les ha concedido. Pues hay hombres que, desde su nacimiento, son incapaces para el matrimonio; otros han sido mutilados por los hombres, y hay otros que han renunciado al matrimonio por el Reino de los cielos. Que lo comprenda aquél que pueda comprenderlo".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.
† Misal
vie 19a. Ordinario año impar
Antífona de Entrada
Podrías hacer recaer sobre nosotros, Señor, todo el rigor de tu justicia, porque hemos pecado contra ti; haz honor a tu nombre, Señor, y trátanos según tu inmensa misericordia.
Oración Colecta
Oremos:
Dios nuestro, que con tu perdón y tu misericordia nos das la prueba más delicada de tu omnipotencia, apiádate de nosotros para que no desfallezcamos en la lucha por obtener el cielo que nos has prometido.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Yo tomé a su padre Abrahán de Mesopotamia, y a ustedes los saqué de Egipto y los he hecho entrar en la tierra prometida
Lectura del libro de Josué 24, 1-13
En aquellos días, Josué reunió en Siquén a todas las tribus de Israel y llamó a los ancianos, a los jueces, a los jefes y a los escribas. Cuando todos estuvieron en presencia del Señor, Josué le dijo al pueblo:
"Esto dice el Señor, Dios de Israel: "Al otro lado del río Eufrates vivieron hace tiempo sus antepasados, hasta la época de Téraj, padre de Abrahán y de Najor, y adoraban otros dioses. Tomé a su padre Abrahán del país de Mesopotamia y lo conduje a la tierra de Canaán; le di por hijo a Isaac y multipliqué su descendencia. A Isaac le di por hijos a Jacob y a Esaú; a Esaú le di en propiedad la montaña de Seír; Jacob y sus hijos se fueron a Egipto.
Envié después a Moisés y a Aarón para castigar Egipto con señales prodigiosas. Luego los saqué de allí a ustedes y a sus padres, y llegaron al mar. Los egipcios persiguieron a lo padres de ustedes con carros y guerreros hasta el mar Rojo. Ustedes clamaron entonces al Señor, el cual tendió una densa niebla entre ustedes y los egipcios e hizo caer sobre ellos el mar, que los cubrió. Con sus propios ojos vieron ustedes lo que hice con Egipto. Después vivieron mucho tiempo en el desierto.
Los introduje después en la tierra de los amorreos, que habitaban al otro lado del Jordán; ellos les declararon la guerra y yo los entregué en las manos de ustedes; los destruyeron y ocuparon su tierra.
Después se levantó Balac, hijo de Sipor, rey de Moab, para pelear contra Israel y mandó llamar a Balaán, hijo de Beor, para que los maldijera. Pero yo no quise escuchar a Balaán, que no tuvo más remedio que bendecirlos, y así los libré de las manos de Balac.
Pasaron ustedes el Jordán y llegaron a la región de Jericó. La gente les hizo la guerra, igual que los amorreos, los perezeos, los cananeos, los hititas, los guirgaseos, los jibeos y los yebuseos, pero yo los entregué en las manos de ustedes. Mandé delante de ustedes avispas que expulsaron, antes de que ustedes llegaran, a los dos reyes de los amorreos; eso no se realizó ni con las espadas ni con los arcos de ustedes.
Finalmente les he dado una tierra que no han cultivado; unas ciudades que no han construido y en las que, sin embargo, habitan; les he dado viñedos y olivares que no habían plantado y de los que ahora se alimentan"".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Del salmo 135
Demos gracias al Señor.
Demos gracias al Señor, porque él es bueno. Al Dios de los dioses demos gracias; demos gracias al Señor de los señores.
Demos gracias al Señor.
El guió a su pueblo por el desierto, hirió a grandes reyes y dio muerte a reyes poderosos.
Demos gracias al Señor.
El le dio sus tierras en herencia a Israel, su siervo, y nos libró de nuestros enemigos.
Demos gracias al Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Reciban la palabra de Dios, no como palabra humana, sino como palabra divina, tal como es en realidad.
Aleluya.
Evangelio
Por la dureza de su corazón, Moisés les permitió divorciarse de sus esposas; pero al principio no fue así
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 19, 3-12
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba:
"¿Le está permitido a uno separarse de su mujer por cualquier motivo?"
Jesús les respondió:
"¿No han leído que el Creador, desde un principio, los creó hombre y mujer, y dijo: Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne? De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Así pues, lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre".
Ellos le replicaron:
"Entonces, ¿por qué ordenó Moisés que el marido le diera a la mujer un acta de separación, cuando se divorcia de ella?"
Jesús les contestó:
"Por la dureza de su corazón, Moisés les permitió divorciarse de sus esposas; pero al principio no fue así. Y yo les declaro que quienquiera que se divorcie de su esposa, salvo el caso de que vivan en unión ilegítima, y se case con otra, comete adulterio; y el que se case con la divorciada, también comete adulterio".
Entonces le dijeron sus discípulos:
"Si ésa es la situación del hombre con respecto a su mujer, no conviene casarse".
Pero Jesús les dijo:
"No todos comprenden esta enseñanza, sino sólo aquéllos a quienes se les ha concedido. Pues hay hombres que, desde su nacimiento, son incapaces para el matrimonio; otros han sido mutilados por los hombres, y hay otros que han renunciado al matrimonio por el Reino de los cielos. Que lo comprenda aquél que pueda comprenderlo".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Padre misericordioso, nuestros dones y conviértelos en el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, fuente de toda bendición para tu Iglesia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
El misterio de nuestra salvación en Cristo
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias, Padre santo, siempre y en todo lugar, por Jesucristo, tu Hijo amado.
Por él, que es tu Palabra, hiciste todas las cosas; tú nos lo enviaste para que, hecho hombre por obra del Espíritu Santo y nacido de María la Virgen, fuera nuestro Salvador y Redentor.
El, en cumplimiento de tu voluntad, para destruir la muerte y manifestar la resurrección, extendió sus brazos en la cruz, y así adquirió para ti un pueblo santo.
Por eso,
con los ángeles y los santos, proclamamos tu gloria diciendo:
Antífona de la Comunión
Señor, recuerda la promesa que hiciste a tu fiel, de la que hice mi esperanza y ha sido mi consuelo en la aflicción.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Que esta Eucaristía renueve, Señor, nuestro cuerpo y nuestro espíritu, a fin de que podamos participar de la herencia gloriosa de tu Hijo, cuya muerte hemos anunciado y compartido.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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Dia 16/08 Esteban de Hungría (santo, rojo)
Antífona de Entrada
El justo se alegra con el Señor, se refugia en él y se felicitan los rectos de corazón.
Oración Colecta
Oremos:
Proclamamos, Señor, que sólo tú eres santo, sólo tú eres bueno y nadie puede serlo sin tu gracia; por eso te pedimos que, mediante la intercesión de san Esteban de Hungría, nos ayudes a vivir de tal forma en el mundo, que nunca nos veamos privados tu gloria.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
El Señor es su heredad
Lectura del libro del Deuteronomio
10, 8-9
Moisés habló al pueblo y dijo:
"El Señor apartó a la tribu de Leví para que llevara el arca de la alianza del Señor, estuviera en presencia del Señor, a su servicio, y bendijera en su nombre, y así hacen todavía hoy. Por eso el levita no recibe parte en la heredad de sus hermanos, sino que el Señor es su heredad, como le dijo el Señor tu Dios".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Del Salmo 111
Dichoso quien teme al Señor.
Dichoso quien teme al Señor y ama de corazón sus mandatos. Su linaje será poderoso en la tierra, la descendencia del justo será poderosa en la tierra, la descendencia del justo será bendita.
Dichoso quien teme al Señor.
En su casa habrá riquezas y abundancia; su caridad es constante, sin falta. En las tinieblas brilla como luz el que es justo, clemente y compasivo.
Dichoso quien teme al Señor.
Dichoso el que se apiada y presta y administra rectamente sus asuntos. El justo jamás vacilará; su recuerdo será perpetuo; no temerá las malas noticias.
Dichoso quien teme al Señor.
Su corazón está firme en el Señor. Su corazón está seguro, sin temor, hasta ver derrotados a sus enemigos.
Dichoso quien teme al Señor.
Reparte limosna a los pobres, sus caridad es constante, sin falta, y alzará la frente con dignidad.
Dichoso quien teme al Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
El que me ama guardará mi palabra y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él.
Aleluya.
Evangelio
Has sido fiel en lo poco, pasa al banquete de tu señor
Ý Lectura del santo Evangelio según san Mateo
25, 14-30
Gloria ti, Señor.
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
"Un hombre que iba al extranjero llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó.
El que recibió cinco talentos fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio el que recibió uno hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.
"Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar las cuentas con ellos. Se acercó el que había recibido cinco talentos, y le presentó otros cinco diciendo:
"Señor cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco".
Su señor le dijo:
"Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor".
Se acercó luego el que había recibido dos talentos, y dijo:
"Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos".
Su señor le dijo:
"Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor: como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor".
Finalmente se acercó el que había recibido un talento y dijo
"Señor, sabía que eres exigente, que sigas donde no siembras y recoges donde no esparces; tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo".
El Señor le respondió:
"Eres un empleado negligente y holgazán; ¿conque sabias que siego donde no siembre y recojo donde no esparzo. Pues debías hacer puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quítenle el talento y désenlo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil échenlo fuera, a las tinieblas: allí será el llanto y el rechinar de dientes.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas.
Te suplicamos, Dios todopoderoso, que este sacrificio, ofrecido humildemente en honor de tus santos, sea grato a tus ojos y purifique nuestro cuerpo y nuestro espíritu.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
Acción de los santos en la Iglesia
En verdad es justo y necesario, nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque con la vida de tus santos, enriqueces a tu Iglesia con formas siempre nuevas de admirable santidad, y nos das pruebas indudables de tu amor por nosotros; y también, porque su ejemplo nos impulsa y su intercesión nos ayuda a colaborar en el misterio de la salvación.
Por eso,
ahora nosotros, llenos de alegría, te aclamamos con los ángeles y santos diciendo:
Antífona de la Comunión
El que quiera servirme, que me siga dice el Señor; y donde esté yo, allí también estará mi servidor.
Oración después de la Comunión
Oremos:
En el aniversario de la glorificación de tus santos, te suplicamos, Señor, que, robustecidos con los sacramentos, alcancemos plenamente en el cielo los bienes con que ahora nos ayudas por tu misericordia.
Por Jesucristo, Señor nuestro.
Amén
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† Meditación diaria
19ª semana. Viernes
MATRIMONIO Y VIRGINIDAD
— El matrimonio, camino vocacional, Dignidad, unidad, indisolubilidad.
— La fecundidad de la virginidad y del celibato apostólico.
— La santa pureza, defensora del amor humano y del divino.
I. El Evangelio de la Misa1 nos presenta a unos fariseos que se acercaron a Jesús para hacerle una pregunta con ánimo de tentarle:¿Es lícito a un hombre repudiar a su mujer por cualquier motivo? Era una cuestión que dividía a las diferentes escuelas de interpretación de la Escritura. El divorcio era comúnmente admitido; la cuestión que plantean aquí a Jesús se refiere a la casuística sobre los motivos. Pero el Señor se sirve de esta pregunta banal para entrar en el problema de fondo: la indisolubilidad. Cristo, Señor absoluto de toda legislación, restaura el matrimonio a su esencia y dignidad originales, tal como fue concebido por Dios: ¿No habéis leído -les contesta Jesús- que al principio el Creador los hizo varón y hembra, y que dijo: Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne? Así, pues, ya no son dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios unió no lo separe el hombre (...).
El Señor proclamó para siempre la unidad y la indisolubilidad del matrimonio por encima de cualquier consideración humana. Existen muchas razones en favor de la indisolubilidad del vínculo matrimonial: la misma naturaleza del amor conyugal, el bien de los hijos, el bien de la sociedad... Pero la raíz honda de la indisolubilidad matrimonial está en la misma voluntad del Creador, que así lo hizo: uno e indisoluble. Es tan fuerte este vínculo que se contrae, que solo la muerte puede romperlo. Con esta imagen gráfica lo explica San Francisco de Sales: «Cuando se pegan dos trozos de madera de abeto formando ensambladura, si la cola es fina, la unión llega a ser tan sólida, que las piezas se romperán por otra parte, pero nunca por el sitio de la juntura»2; así el matrimonio.
Para sacar adelante esa empresa es necesaria la vocación matrimonial, que es un don de Dios3, de tal forma que la vida familiar y los deberes conyugales, la educación de los hijos, el empeño por sacar adelante y mejorar económicamente a la familia, son situaciones que los esposos deben sobrenaturalizar4, viviendo a través de ellas una vida de entrega a Dios; han de tener la persuasión de que Dios provee su asistencia para que puedan cumplir adecuadamente los deberes del estado matrimonial, en el que se han de santificar.
Por la fe y la enseñanza de la Iglesia, los cristianos tenemos un conocimiento más hondo y perfecto de lo que es el matrimonio, de la importancia que tiene la familia para cada hombre, para la Iglesia y para la sociedad. De aquí nuestra responsabilidad en estos momentos en los que los ataques a esta institución humana y divina no cesan en ningún frente: a través de revistas, de escándalos llamativos a los que se da una especial publicidad, de seriales de televisión que alcanzan a un gran público que poco a poco va deformando su conciencia... Al dar la doctrina verdadera –la de la ley natural, iluminada por la fe– estamos haciendo un gran bien a toda la sociedad.
Pensemos hoy en nuestra oración si defendemos la familia –especialmente a los miembros más débiles, a los que pueden sufrir más daño– de esas agresiones externas, y si nos esmeramos en vivir delicadamente esas virtudes que son ayuda para todos: el respeto mutuo, el espíritu de servicio, la amabilidad, la comprensión, el optimismo, la alegría que supera los estados de ánimo, las atenciones para con todos pero especialmente para el más necesitado...
II. La doctrina del Señor acerca de la indisolubilidad y dignidad del matrimonio resultó tan chocante a los oídos de todos que hasta sus mismos discípulos le dijeron: Si tal es la condición del hombre respecto a su mujer, no trae cuenta casarse. Y Jesús proclamó a continuación el valor del celibato y de la virginidad por amor al Reino de los Cielos, la entrega plena a Dios, indiviso corde5, sin la mediación del amor conyugal, que es uno de los dones más preciados de la Iglesia.
Quienes han recibido la llamada a servir a Dios en el matrimonio, se santifican precisamente en el cumplimiento abnegado y fiel de los deberes conyugales, que para ellos se hace camino cierto de unión con Dios. Los que han recibido la vocación al celibato apostólico encuentran en la entrega total a Dios, y a los demás por Dios, la gracia para vivir felices y alcanzar la santidad en medio de sus quehaceres temporales, si allí los buscó y los dejó el Señor: ciudadanos corrientes, con una vocación profesional definida, entregados a Dios y al apostolado, sin límites y sin condicionamientos. Es una llamada en la que Dios muestra una particular predilección y para la que da unas ayudas muy determinadas. La Iglesia crece así en santidad con la fidelidad de los cristianos, respondiendo a la llamada peculiar que el Señor hizo a cada uno. Entre estas «sobresale el don precioso de la gracia divina, que el Padre concede a algunos (Mt 19, 11; 1 Cor 7, 7) para que con mayor facilidad se puedan entregar solo a Dios en la virginidad o en el celibato»6. Esta plena entrega a Dios «siempre ha tenido un lugar de honor en la Iglesia, como señal y estímulo de la caridad y como manantial peculiar de espiritual fecundidad en el mundo»7.
La virginidad y el matrimonio son necesarios para el crecimiento de la Iglesia, y ambos suponen una vocación específica de parte del Señor. La virginidad y el celibato no solo no contradicen la dignidad del matrimonio, sino que la presuponen y la confirman. El matrimonio y la virginidad «son dos modos de expresar y de vivir el único misterio de la Alianza de Dios con su pueblo»8. Y si no se estima la virginidad, no se comprende con toda hondura la dignidad matrimonial; también «cuando la sexualidad humana no se considera un gran valor dado por el Creador, pierde significado la renuncia por el Reino de los Cielos»9. «Quien condena el matrimonio –decía ya San Juan Crisóstomo–, priva también a la virginidad de su gloria; en cambio, quien lo alaba, hace la virginidad más admirable y luminosa»10.
El amor vivido en la virginidad o en un celibato apostólico es el gozo de los hijos de Dios, porque les posibilita de un modo nuevo ver al Señor en este mundo, contemplar Su rostro a través de las criaturas. Es para los cristianos y para los no creyentes un signo luminoso de la pureza de la Iglesia. Lleva consigo una particular juventud interior y una eficacia gozosa en el apostolado. «Aun habiendo renunciado a la fecundidad física, la persona virgen se hace espiritualmente fecunda, padre y madre de muchos, cooperando a la realización de la familia según el designio de Dios.
»Los esposos cristianos tienen, pues, el derecho de esperar de las personas vírgenes el buen ejemplo y el testimonio de la fidelidad a su vocación hasta la muerte. Así como para los esposos la fidelidad se hace a veces difícil y exige sacrificio, mortificación y renuncia de sí, así también puede ocurrir a las personas vírgenes. La fidelidad de estas incluso ante eventuales pruebas, debe edificar la fidelidad de aquellos»11.
Dios, dice San Ambrosio, «amó tanto a esta virtud, que no quiso venir al mundo sino acompañado de ella, naciendo de Madre virgen»12. Pidamos con frecuencia a Santa María que haya siempre en el mundo personas que respondan a esta llamada concreta del Señor; que sepan ser generosas para entregar al Señor un amor que no comparten con nadie, y que les posibilita el darse sin medida a los demás.
III. Para llevar a cabo la propia vocación es necesario vivir la santa pureza, de acuerdo con las exigencias del propio estado. Dios da las gracias necesarias a quienes han sido llamados en el matrimonio y a quienes les ha pedido el corazón entero, para que sean fieles y vivan esta virtud, que no es la principal, pero sí es indispensable para entrar en la intimidad de Dios. Puede ocurrir que, en algunos ambientes, esta virtud no esté de moda, y que vivirla con todas sus consecuencias sea, a los ojos de muchos, algo incomprensible o utópico. También los primeros cristianos hubieron de hacer frente a un ambiente hostil y agresivo en este y en otros campos.
Después, los pastores de la Iglesia se vieron obligados a pronunciar palabras como estas de San Juan Crisóstomo, que parecen dirigidas a muchos cristianos de nuestros días: «¿Qué quieres que hagamos? ¿Subirnos al monte y hacernos monjes? Y eso que decís es lo que me hace llorar: que penséis que la modestia y la castidad son propias de los monjes. No. Cristo puso leyes comunes para todos. Y así, cuando dijo: el que mira a una mujer para desearla (Mt 5, 28), no hablaba con el monje, sino con el hombre de la calle (...). Yo no te prohíbo casarte, ni me opongo a que te diviertas. Solo quiero que se haga con templanza, no con impudor, no con culpas y pecados sin cuento. No pongo por ley que os vayáis a los montes y desiertos, sino que seáis buenos, modestos y castos aun viviendo en medio de las ciudades»13.
¡Qué bien tan grande podemos realizar en el mundo viviendo delicadamente esta santa virtud! Llevaremos a todos los lugares que habitualmente frecuentamos nuestro propio ambiente, con el bonus odor Christi14, el buen aroma de Cristo, que es propio del alma recia que vive la castidad.
A esta virtud acompañan otras, que apenas llaman la atención pero que marcan un modo de comportamiento siempre atractivo. Así son, por ejemplo, los detalles de modestia y de pudor en el vestir, en el aseo, en el deporte; la negativa, clara y sin paliativos, a participar en conversaciones que desdicen de un cristiano y de cualquier persona de bien, el rechazo de espectáculos inmorales, un planteamiento de las vacaciones que evita la ociosidad y el deterioro moral...; y, sobre todo, el ejemplo alegre de la propia vida, el optimismo ante los acontecimientos, el deseo de vivir...
Esta virtud, tan importante en todo apostolado en medio del mundo, es guardiana del Amor, del que a la vez se nutre y en el que encuentra su sentido; protege y defiende tanto el amor divino como el humano. Y si el amor se apaga sería muy difícil, quizá imposible, vivirla, al menos en su verdadera plenitud y juventud.
1 Mt 19, 3-12. — 2 San Francisco de Sales, Introducción a la vida devota, 3, 38. — 3Cfr. Conc. Vat. II, Const. Lumen gentium, 11. — 4 Cfr. San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 23. — 5 1 Cor 7, 33. — 6 Conc. Vat. II, loc. cit., 42. — 7 Ibídem. —8 Juan Pablo II, Exhor. Apost. Familiaris consortio, 22-XI-1981, 16. — 9 Ibídem. — 10San Juan Crisóstomo, Tratado sobre la virginidad, 10. — 11 Juan Pablo II, loc. cit. —12 San Ambrosio, Tratado sobre las vírgenes. 1. — 13 San Juan Crisóstomo, Homilías sobre el Evangelio de San Mateo, 7, 7. — 14 2 Cor 2, 15.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
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Fuente: EWTN.com
Roque, Santo Peregrino, 16 de agosto
Peregrino y Taumaturgo Martirologio Romano: En la Lombardía, san Roque, que, nacido en Montpellier, del Languedoc, en Francia, adquirió fama de santidad peregrinando piadosamente y curando por toda Italia a los afectados de peste (c. 1379) Este santo se ha hecho famoso en el mundo por los grandes favores que consigue a favor de pobres y enfermos. Su popularidad ha sido verdaderamente extraordinaria cuando a pueblos o regiones han llegado pestes o epidemias, porque consigue librar de la enfermedad y del contagio a muchísimos de los que se encomiendan a él. Quizás él pueda librarnos de epidemias peligrosas. |
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Fuente: vidasejemplares.org
Serena, santa Emperatriz Romana, 16 de agosto
Emperatriz Martirologio Romano: Santa Serena de Roma, emperatriz, mujer del emperador Diocleciano. Convertida y bautizada por San Ciriaco, practicó la religión católica en el palacio del emperador y salvó las vidas de muchos cristianos, interponiendo su valimiento ante aquel monstruo de crueldad. Santa Serena fue emperatriz romana de finales del siglo III. Fue esposa nada menos que de Diocleciano. La cruelísima persecución que desencadenó este emperador contra los cristianos en los últimos años de su reinado, después de un largo período de paz, movió a piedad el corazón de Serena, que intercedió repetidamente ante su esposo para que pusiera fin a tantos y tan crueles martirios. Pero no amainó la tormenta, sino que fue in crescendo. Y llegó a ser tal la admiración que despertó en Serena el valor de los cristianos, que acabó sintiéndose atraída por aquella fe tan recia y se convirtió al cristianismo, siendo bautizada por san Ciríaco. A pesar de la severidad con que se perseguía a los cristianos, Serena pudo practicar su fe en la corte sin ser molestada por nadie. La corte imperial era inaccesible a los jueces, y el emperador amaba demasiado a su esposa como para incomodarse por su fe después de haberla tolerado tantos años. Pudo por tanto Serena acabar sus días en paz, reconfortando a los cristianos perseguidos. La Iglesia la elevó al honor de los altares y conmemora su fiesta el 16 de agosto, el día siguiente de la Asunción |
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Fuente: ACIprensa.com
Gabriel Mª de Benifayó (José María Sanchís Mompó), Beato Religioso y Mártir, 16 de agosto
Religioso y Mártir Martirologio Romano: En la localidad de Picasent, en el territorio de Valencia, en España, beato Gabriel María de Benifayo (José María Sanchís Mompó), religioso de los Terciarios Capuchinos de la Virgen de los Dolores y mártir, que, por la violencia de los enemigos de la Iglesia, emigró al Señor (1936). José María Sanchis Mompó, su verdadero nombre, nace el 8 de octubre de 1866 en Benifayó de Espioca, diócesis y provincia de Valencia. Fueron sus padres Gabriel y Vicenta. |
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Fuente: Franciscanos.org
Enrique de Almazora (Enrique García Beltrán), Beato Diácoo y Mártir, 16 de agosto
Diácono y Mártir Martirologio Romano: En la localidad de Benicasim, cerca de Castellón, España, beato Enrique de Almazora (Enrique García Beltrán), diácono de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos y mártir, que, sufriendo el martirio, tuvo parte en la victoria de Cristo (1936). Nació en Almassora (Castellón) el 16 de marzo de 1913, y fue fusilado el 16 de agosto de 1936 en La Pedrera (Castellón) a la edad de 23 años. |
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Fuente: Franciscanos.org
Plácido García Gilabert, Beato Sacerdote y Mártir, 16 de agosto
Sacerdote y Mártir Martirologio Romano: En Denia, en el territorio de Alicante, España, beato Plácido García Gilabert, religioso de la Orden de los Hermanos Menores y mártir, que llevó a cabo un glorioso combate por su amor a Cristo (1936). Nació el día 1 de enero de 1895 en Benitachell, provincia de Alicante y diócesis de Valencia. Al día siguiente fue bautizado y se le impuso el nombre de Miguel. Su familia, profundamente cristiana, gozaba de gran estima, y en ella aprendió a amar y servir al Señor. Hizo los estudios primarios en las escuelas nacionales de su pueblo, destacando entre sus compañeros por sus dotes intelectuales y por su carácter bondadoso, avispado y organizador; era siempre el primero de clase. En 1907, a los doce años, ingresó en el Seminario menor franciscano de Benissa (Alicante), donde cursó las Humanidades con notable aprovechamiento. |
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Fuente: MadresDeDesamparados.org
Petra de San José (Ana Josefa Pérez Florido), Beata Fundadora, 16 de agosto
Fundadora de la Congregación Martirologio Romano: En Barcelona, en España, beata Petra de San José (Ana Josefa) Pérez Florido, virgen, que ofreció con alegría un cuidado asiduo a los ancianos abandonados y fue fundadora de la Congregación de Hermanas Madres de los Desamparados (1906). La Beata Petra de San José nació el 7 de diciembre de 1845, en el Valle de Abdalajís (Málaga). En el bautismo recibió el nombre de Ana Josefa. Fue la más pequeña de cinco hermanos. Sus padres, José Pérez Reina y María Florido González, la educaron en un ambiente familiar verdaderamente cristiano. |
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Fuente: Santiebeati.it
Tomás Gengoro y compañeros, Beatos Mártires, 16 de agosto
Mártires Martirologio Romano: En Kokura, también en Japón, beatos mártires Simón Bokusai Kiota, catequista, y Magdalena, su esposa; Tomás Gengoro y su esposa María, y el hijo de ambos, Jacobo, todavía niño, que, por orden del prefecto Yetsundo y por odio hacia el nombre de Cristo, fueron crucificados cabeza abajo (1620). Simón Bokusai Kiota y Magdalena su esposa, Tommaso Gengoro, María su esposa y su Jacobo paro, bajo la acusación de haber enseñado la doctrina cristiana a pesar de los edictos del emperador, fueron condenados a ser crucificados a cabeza abajo, como san Pedro, la orden fue dada por Yetsundo, prefecto de Kokura, capital de Bougen. |
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Fuente: Franciscanos.net
Juan de Santa Marta, Beato Presbítero y Mártir, 16 de agosto
Presbítero y Mártir Martirologio Romano: En Kioto, de Japón, beato Juan de Santa Marta, presbítero de la orden de los Hermanos Menores y mártir, que, mientras era conducido al lugar del suplicio, iba predicando al pueblo y cantando el salmo Alabad al Señor, todas las gentes (1618). (1578‑1618) Beatificado por Pío IX el 7 de julio de 1867. |
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Fuente: Ocarm.org
Ángel Agustín Mazzinghi, Beato Presbítero, 16 de agosto
Presbítero Martirologio Romano: En Florencia, de la Toscana, beato Ángel Agustín Mazzinghi, presbítero de la Orden de los Carmelitas (1438). Nació en Florencia, de la ilustre familia de los Mazinghi, alrededor de 1386. Ya grandito, a sus 25 años, allá por 1414, abrazó la vida del Carmelo en la recién iniciada "Observancia de Las Selvas", que intentaban vivir la Regla carmelita en toda su pureza. |
Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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