JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 15, 21-28
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús se retiró a la comarca de Tiro y Sidón. Entonces una mujer cananea le salió al encuentro y se puso a gritar:
"¡Señor, hijo de David, ten compasión de mí! Mi hija está terriblemente atormentada por un demonio".
Jesús no le contestó una sola palabra; pero los discípulos se acercaron y le rogaban:
"Atiéndela, porque viene gritando detrás de nosotros".
Él les contestó:
"Yo no he sido enviado, sino a las ovejas descarriadas de la casa de Israel".
Ella se acercó entonces a Jesús y postrada ante él, le dijo:
"¡Señor, ayúdame!"
El le respondió:
"No está bien quitarles el pan a los hijos para echárselo a los perritos".
Pero ella replicó:
"Es cierto, Señor; pero también los perritos se comen las migajas que caen de la mesa de sus amos".
Entonces Jesús le respondió:
"Mujer, ¡qué grande es tu fe! Que se cumpla lo que deseas".
Y en aquel mismo instante quedó curada su hija.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.
† Misal
mie 18a. Ordinario año impar
Antífona de Entrada
Tengo los ojos puestos en el Señor, porque él me libra de todo peligro. Mírame, Dios mío, y ten piedad de mí, que estoy solo y afligido.
Oración Colecta
Oremos:
Nos acogemos, Señor, a tu providencia que nunca se equivoca, y te pedimos humildemente que apartes de nosotros todo mal y nos concedas aquello que pueda contribuir a nuestro bien.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Despreciaron la tierra prometida
Lectura del libro de los Números 13, 1-2.25-33; 14, 1.26-29.34-35
En aquellos días, el Señor le habló a Moisés en el desierto de Parán y le dijo:
"Envía algunos hombres, uno por cada tribu paterna, para que exploren la tierra de Canaán, que le voy a dar a los hijos de Israel".
Al cabo de cuarenta días volvieron los exploradores, después de recorrer toda aquella tierra. Fueron a presentarse ante Moisés, Aarón y toda la comunidad de los hijos de Israel, en el desierto de Parán, en Cades. Les mostraron los productos del país y les hicieron la siguiente relación:
"Fuimos al país a donde nos enviaste y de veras mana leche y miel, como puedes ver por estos frutos. Pero el pueblo que habita en el país es poderoso; las ciudades están fortificadas y son muy grandes y hasta hemos visto allí gigantes, descendientes de Anac. Los amalecitas ocupan la región del sur; los hititas, amorreos y yebuseos ocupan la montaña; y los cananeos, la orilla del mar y la ribera del Jordán".
Caleb, uno de los exploradores, calmó al pueblo, que empezaba a criticar a Moisés y les dijo: "Vayamos y conquistemos el país, porque sin duda podremos apoderarnos de él".
Pero los demás hombres que habían ido con Caleb, dijeron:
"No podemos atacar a ese pueblo, porque es más fuerte que nosotros".
Y empezaron a hablar mal del país que habían explorado, diciendo:
"El país que hemos recorrido y explorado, no produce lo suficiente ni para sus propios habitantes. Toda la gente que hemos visto allí es muy alta. Hemos visto hasta gigantes, descendientes de Anac; junta a ellos parecíamos saltamontes, y como tales nos veían ellos".
Al oír esto, toda la comunidad se puso a gritar y se pasó llorando toda la noche. Entonces el Señor les habló a Moisés y Aarón y les dijo:
"¿Hasta cuándo va a seguir protestando contra mí esta comunidad perversa? He oído las quejas de los hijos de Israel contra mí. Ve y diles:
"Por mi vida, dice el Señor, voy a hacer con ustedes lo que han pedido que suceda. Por haber hablado mal de mí, morirán en el desierto todos los que fueron registrados en el censo, de veinte años para arriba. Les juro que no entrarán en la tierra que prometí darles, con excepción de Caleb, hijo de Yefuné, y de Josué, hijo de Nun.
Así como ustedes emplearon cuarenta días en explorar el país, así cargarán con sus pecados cuarenta años por el desierto, a razón de un año por día. Así sabrán lo que significa desobedecerme. Yo, el Señor, he hablado. Esto es lo que haré con esta comunidad perversa, amotinada contra mí. En este desierto van a consumirse y en él van a morirÞ ".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Del salmo 105
Por tu pueblo, Señor, acuérdate de mí.
Hemos pecado igual que nuestros padres, cometimos maldades e injusticias. Allá en Egipto, nuestros padres no entendieron, Señor, tus maravillas.
Por tu pueblo, Señor, acuérdate de mí.
Se olvidaron pronto de tus obras y no se fiaron de tus designios. Su apetito era insaciable en el desierto y te provocaron, Señor, en la estepa.
Por tu pueblo, Señor, acuérdate de mí.
Se olvidaron del Dios que los salvó y que hizo portentos en Egipto, en la tierra de Cam, mil maravillas, y en las aguas del mar Rojo, sus prodigios.
Por tu pueblo, Señor, acuérdate de mí.
Por eso hablaba Dios de aniquilarlos; pero Moisés, que era su elegido, se interpuso, a fin de que, en su cólera, no fuera el Señor a destruirlos.
Por tu pueblo, Señor, acuérdate de mí.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Un gran profeta ha surgido entre nosotros; Dios ha visitado a su pueblo.
Aleluya.
Evangelio
Mujer, ¡qué grande es tu fe!
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 15, 21-28
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús se retiró a la comarca de Tiro y Sidón. Entonces una mujer cananea le salió al encuentro y se puso a gritar:
"¡Señor, hijo de David, ten compasión de mí! Mi hija está terriblemente atormentada por un demonio".
Jesús no le contestó una sola palabra; pero los discípulos se acercaron y le rogaban:
"Atiéndela, porque viene gritando detrás de nosotros".
Él les contestó:
"Yo no he sido enviado, sino a las ovejas descarriadas de la casa de Israel".
Ella se acercó entonces a Jesús y postrada ante él, le dijo:
"¡Señor, ayúdame!"
El le respondió:
"No está bien quitarles el pan a los hijos para echárselo a los perritos".
Pero ella replicó:
"Es cierto, Señor; pero también los perritos se comen las migajas que caen de la mesa de sus amos".
Entonces Jesús le respondió:
"Mujer, ¡qué grande es tu fe! Que se cumpla lo que deseas".
Y en aquel mismo instante quedó curada su hija.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Confiados en tu misericordia, Señor, venimos a tu altar con nuestros dones a fin de que te dignes purificarnos por este memorial que estamos celebrando.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
La gloria de Dios es el hombre viviente
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Tú eres el Dios vivo y verdadero; el universo está lleno de tu presencia, pero sobre todo has dejado la huella de tu gloria en el hombre, creado a tu imagen.
Tú lo llamas a cooperar con el trabajo cotidiano en el proyecto de la creación y le das tu Espíritu para que sea artífice de justicia y de paz, en Cristo, el hombre nuevo.
Por eso,
unidos a los ángeles y a los santos, cantamos con alegría el himno de tu alabanza:
Antífona de la Comunión
Yo les aseguro, dice el Señor, que todo cuanto pidan en la oración, si tienen fe en obtenerlo les será concedido.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Padre Santo, tú que nos has alimentado con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, guíanos por medio de tu Espíritu a fin de que, no sólo con palabras, sino con toda nuestra vida podamos demostrarte nuestro amor y así merezcamos entrar al Reino de los cielos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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Dia 7/08 San Cayetano (presbítero, blanco )
Antífona de Entrada
El justo se alegra con el Señor, se refugia en él y se felicitan los rectos de corazón.
Oración Colecta
Proclamamos, Señor, que sólo tú eres santo, sólo tú eres bueno y nadie puede serlo sin tu gracia; por eso te pedimos que, mediante la intercesión de san Cayetano, nos ayudes a vivir de tal forma en el mundo, que nunca nos veamos privados de tu gloria.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Crean en el Señor y ámenlo
Lectura del libro del Eclesiástico 2, 7-13
Los que temen al Señor, esperen en su misericordia; no se alejen de él y no caerán. Los que temen al Señor, confíen en él, porque no los dejará sin recompensa. Los que temen al Señor, esperen sus beneficios, su misericordia y la felicidad eterna. Los que temen al Señor, ámenlo, y se iluminará su corazón.
Miren a sus antepasados y comprenderán. ¿Quién confió en el Señor y quedó defraudado? ¿Quién perseveró en su santo temor y fue abandonado? ¿Quién lo invocó y fue desatendido? El Señor es clemente y misericordioso, perdona los pecados y salva en el tiempo de la tribulación, y es protector de todos los que lo buscan con sinceridad.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Del salmo 111
Dichosos los que temen al Señor.
Dichosos los que temen al Señor y aman de corazón sus mandamientos; poderosos serán sus descendientes, Dios bendice a los hijos de los buenos.
Dichosos los que temen al Señor.
Fortuna y bienestar habrá en su casa, siempre actuarán conforme a la justicia. Quien es justo, clemente y compasivo, como una luz en las tinieblas brilla.
Dichosos los que temen al Señor.
Quienes compadecidos, prestan y llevan sus negocios rectamente, jamás se desviarán, vivirá su recuerdo para siempre.
Dichosos los que temen al Señor.
No temerán malas noticias, puesto que en el Señor viven confiados. Firme está y sin temor su corazón, pues vencidos verán a sus contrarios.
Dichosos los que temen al Señor.
Al pobre dan limosna, obran siempre conforme a la justicia; su frente se alzará llena de gloria.
Dichosos los que temen al Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos.
Aleluya.
Evangelio
El Padre ha tenido a bien darles el Reino
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 12, 32-34
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
"No temas, rebañito mío, porque tu Padre ha tenido a bien darte el Reino. Vendan sus bienes y den limosna. Consíganse unas bolsas que no se destruyan y acumulen en el cielo un tesoro que no se acaba, allá donde no llega el ladrón ni carcome la polilla. Porque donde está su tesoro, allí estará su corazón".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Te suplicamos, Dios todopoderoso, que este sacrificio, ofrecido humildemente en honor de tus santos, sea grato a tus ojos y purifique nuestro cuerpo y nuestro espíritu.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
La presencia de los santos pastores en la Iglesia
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque nos concedes la alegría de celebrar hoy la memoria de san Cayetano, fortaleciendo a tu Iglesia con el ejemplo de su vida, instruyéndola con su palabra y protegiéndola con su intercesión.
Por eso,
con los ángeles y los santos, te cantamos el himno de alabanza diciendo sin cesar:
Antífona de la Comunión
El que quiera servirme, que me siga, dice el Señor; y donde esté yo, allí también estará mi servidor.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Los sacramentos que hemos recibido, en la memoria de san Cayetano santifiquen, Señor, nuestro corazón y nuestro espíritu, para que merezcamos ser partícipes de tu naturaleza divina.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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† Meditación diaria
18ª semana. Miércoles
LA VIRTUD DE LA HUMILDAD
— La humildad de la mujer sirofenicia.
— Carácter activo de la humildad.
— El camino de la humildad.
I. Narra San Mateo en el Evangelio de la Misa1 que Jesús se retiró con sus discípulos a tierras de gentiles, en la región de Tiro y de Sidón. Allí se les acercó una mujer que, a grandes gritos, imploraba: ¡Señor, Hijo de David, apiádate de mí! Mi hija es cruelmente atormentada por el demonio. Jesús la oyó y no contestó nada. Comenta San Agustín que no le hacía caso precisamente porque sabía lo que le tenía reservado: no callaba para negarle el beneficio, sino para que lo mereciera ella con su perseverancia humilde2.
La mujer debió de insistir largo rato, de tal manera que los discípulos, cansados de tanto empeño, dijeron al Maestro: Atiéndela y que se vaya, pues viene gritando detrás de nosotros. El Señor le explicó entonces que Él había venido a predicar en primer lugar a los judíos. Pero la mujer, a pesar de esta negativa, se acercó y se postró ante Jesús, diciendo: ¡Señor, ayúdame!
Ante la perseverante insistencia de la mujer cananea, el Señor le repitió las mismas razones con una imagen que ella comprendió enseguida: No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perrillos. Le dice de nuevo que ha sido enviado primero a los hijos de Israel y que no debe preferir a los paganos. El gesto amable y acogedor de Jesús, el tono de sus palabras, quitarían completamente cualquier tono hiriente a la expresión. Las palabras de Jesús llenaron aún más de confianza a la mujer, quien, con gran humildad, dijo: Es verdad, Señor, pero también los perrillos comen de las migajas que caen de las mesas de sus amos. Reconoció la verdad de su situación, «confesó que eran señores suyos aquellos a quienes Él había llamado hijos»3. El mismo San Agustín señala que aquella mujer «fue transformada por la humildad» y mereció sentarse a la mesa con los hijos4. Conquistó el corazón de Dios, recibió el don que pedía y una gran alabanza del Maestro: ¡Oh mujer, grande es tu fe! Hágase como tú quieres. Y quedó sanada su hija en aquel instante. Sería seguramente más tarde una de las primeras mujeres gentiles que abrazaron la fe, y siempre conservaría en su corazón el agradecimiento y el amor al Señor.
Nosotros, que nos encontramos lejos de la fe y de la humildad de esta mujer, le pedimos con fervor al Maestro: «Buen Jesús: si he de ser apóstol, es preciso que me hagas muy humilde.
»El sol envuelve de luz cuanto toca: Señor, lléname de tu caridad, endiósame: que yo me identifique con tu Voluntad adorable, para convertirme en el instrumento que deseas... Dame tu locura de humillación: la que te llevó a nacer pobre, al trabajo sin brillo, a la infamia de morir cosido con hierros a un leño, al anonadamiento del Sagrario.
»—Que me conozca: que me conozca y que te conozca. Así jamás perderé de vista mi nada»5. Solo así podré seguirte como Tú quieres y como yo quiero: con una fe grande, con amor hondo, sin condición alguna.
II. Se cuenta en la vida de San Antonio Abad que Dios le hizo ver el mundo sembrado de los lazos que el demonio tenía preparados para hacer caer a los hombres. El santo, después de esta visión, quedó lleno de espanto, y preguntó: «Señor, ¿quién podrá escapar de tantos lazos?». Y oyó una voz que le contestaba: «Antonio, el que sea humilde; pues Dios da a los humildes la gracia necesaria, mientras los soberbios van cayendo en todas las trampas que el demonio les tiende; mas a las personas humildes el demonio no se atreve a atacarlas».
Nosotros, si queremos servir al Señor, hemos de desear y pedirle con insistencia la virtud de la humildad. Nos ayudará a desearla de verdad el tener siempre presente que el pecado capital opuesto, la soberbia, es lo más contrario a la vocación que hemos recibido del Señor, lo que más daño hace a la vida familiar, a la amistad, lo que más se opone a la verdadera felicidad... Es el principal apoyo con que cuenta el demonio en nuestra alma para intentar destruir la obra que el Espíritu Santo trata incesantemente de edificar.
Con todo, la virtud de la humildad no consiste solo en rechazar los movimientos de la soberbia, del egoísmo y del orgullo. De hecho, ni Jesús ni su Santísima Madre experimentaron movimiento alguno de soberbia y, sin embargo, tuvieron la virtud de la humildad en grado sumo. La palabra humildad tiene su origen en la latina humus, tierra;humilde, en su etimología, significa inclinado hacia la tierra; la virtud de la humildad consiste en inclinarse delante de Dios y de todo lo que hay de Dios en las criaturas6. En la práctica, nos lleva a reconocer nuestra inferioridad, nuestra pequeñez e indigencia ante Dios. Los santos sienten una alegría muy grande en anonadarse delante de Dios y en reconocer que solo Él es grande, y que en comparación con la suya todas las grandezas humanas están vacías y no son sino mentira.
La humildad se fundamenta en la verdad7, sobre todo en esta gran verdad: es infinita la distancia entre la criatura y el Creador. Por eso, frecuentemente hemos de detenernos para tratar de persuadirnos de que todo lo bueno que hay en nosotros es de Dios, todo el bien que hacemos ha sido sugerido e impulsado por Él, y nos ha dado la gracia para llevarlo a cabo. No decimos ni una sola jaculatoria si no es por el impulso y la gracia del Espíritu Santo8; lo nuestro es la deficiencia, el pecado, los egoísmos. «Estas miserias son inferiores a la misma nada, porque son un desorden y reducen a nuestra alma a un estado de abyección verdaderamente deplorable»9. La gracia, por el contrario, hace que los mismos ángeles se asombren al contemplar un alma resplandeciente por este don divino.
La mujer cananea no se sintió humillada ante la comparación de Jesús, señalándole la diferencia entre los judíos y los paganos; era humilde y sabía su lugar frente al pueblo elegido; y porque fue humilde, no tuvo inconveniente en perseverar a pesar de haber sido aparentemente rechazada, en postrarse ante Jesús... Por su humildad, su audacia y su perseverancia obtuvo una gracia tan grande. Nada tiene que ver la humildad con la timidez, la pusilanimidad o con una vida mediocre y sin aspiraciones. La humildad descubre que todo lo bueno que existe en nosotros, tanto en el orden de la naturaleza como en el orden de la gracia, pertenece a Dios, porque de su plenitud hemos recibido todos10; y tanto don nos mueve al agradecimiento.
III. «A la pregunta "¿cómo he de llegar a la humildad?", corresponde la contestación inmediata: "por la gracia de Dios" (...). Solamente la gracia de Dios puede darnos la visión clara de nuestra propia condición y la conciencia de su grandeza que origina la humildad»11. Por eso hemos de desearla y pedirla incesantemente, convencidos de que con esta virtud amaremos a Dios y seremos capaces de grandes empresas a pesar de nuestras flaquezas...
Junto a la petición, hemos de aceptar las humillaciones, normalmente pequeñas, que surgen cada día por motivos tan diversos: en la realización del propio trabajo, en la convivencia con los demás, al notar las flaquezas, al ver las equivocaciones que cometemos, grandes y pequeñas. De Santo Tomás de Aquino se cuenta que un día fue corregido por una supuesta falta de gramática mientras leía; la corrigió según le indicaban. Luego, sus compañeros le preguntaron por qué la había corregido si él mismo sabía que era correcto el texto tal como lo había leído. Y el Santo contestó: «Vale más delante de Dios una falta de gramática, que otra de obediencia y de humildad». Andamos el camino de la humildad cuando aceptamos las humillaciones, pequeñas o grandes, y cuando aceptamos los propios defectos procurando luchar en ellos.
Quien es humilde no necesita demasiadas alabanzas y elogios en su tarea, porque su esperanza está puesta en el Señor; y Él es, de modo real y verdadero, la fuente de todos sus bienes y su felicidad: es Él quien da sentido a todo lo que hace. «Una de las razones por las que los hombres son tan propensos a alabarse, a sobreestimar su propio valor y sus propios poderes, a resentirse de cualquier cosa que tienda a rebajarlos en su propia estima o en la de otros, es porque no ven más esperanza para su felicidad que ellos mismos. Por esto son a menudo tan susceptibles, tan resentidos cuando son criticados, tan molestos para quien les contradice, tan insistentes en salirse con la suya, tan ávidos de ser conocidos, tan ansiosos de alabanza, tan determinados a gobernar su medio ambiente. Se afianzan en sí mismos como el náufrago se sujeta a una paja. Y la vida prosigue, y cada vez están más lejos de la felicidad...»12.
Quien lucha por ser humilde no busca ni elogios ni alabanzas; y si llegan procura enderezarlos a la gloria de Dios, Autor de todo bien. La humildad se manifiesta no tanto en el desprecio como en el olvido de sí mismo, reconociendo con alegría que no tenemos nada que no hayamos recibido, y nos lleva a sentirnos hijos pequeños de Dios que encuentran toda la firmeza en la mano fuerte de su Padre.
Aprendemos a ser humildes meditando la Pasión de Nuestro Señor, considerando su grandeza ante tanta humillación, el dejarse hacer como cordero llevado al matadero, según había sido profetizado13, su humildad en la Sagrada Eucaristía, donde espera que vayamos a verle y hablarle, dispuesto a ser recibido por quien se acerque al Banquete que cada día prepara para nosotros, su paciencia ante tantas ofensas... Aprenderemos a caminar por este sendero si nos fijamos en María, laEsclava del Señor, la que no tuvo otro deseo que el de hacer la voluntad de Dios. También acudimos a San José, que empleó su vida en servir a Jesús y a María, llevando a cabo la tarea que Dios le había encomendado.
1 Mt 15, 21-28. — 2 Cfr. San Agustín, Sermón 154 A, 4. — 3 ídem, Sermón 60 A, 2-4. — 4 Ibídem. — 5 San Josemaría Escrivá, Surco, n. 273. — 6 Cfr. R. Garrigou-Lagrange, Las tres edades de la vida interior, vol. II, p. 670. — 7 Santa Teresa, Las Moradas, VI, 10. — 8 Cfr. 1 Cor 12, 3. — 9 R. Garrigou-Lagrange, o. c., vol II, p. 674. — 10 Cfr. 1 Cor 1, 4. — 11 E. Boylan, El amor supremo, vol. II, p. 81. — 12 Ibídem, p. 82. — 13 Is 53, 7.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
San Cayetano
Fundador
Año 1547
San Cayetano bendito: lo que tú más deseabas: la conversión de los que somos tan pecadores, es un favor inmenso que no hemos logrado conseguir, pero que tú con tu intercesión nos puedes obtener. Pídele a Dios que nos logremos convertir.
Dichoso el que Confía en Dios (Salmo 83).
Este santo, muy popular entre los comerciantes y ganaderos porque los protege de muchos males, nació en 1480 en Vicenza, cerca de Venecia, Italia.
Su padre, militar, murió defendiendo la ciudad contra un ejército enemigo. El niño quedó huérfano, al cuidado de su santa madre que se esmeró intensamente por formarlo muy buen.
Estudió en la Universidad de Padua donde obtuvo dos doctorados y allí sobresalía por su presencia venerable y por su bondad exquisita que le ganaba muchas amistades.
Se fue después a Roma, y en esa ciudad capital llegó a ser secretario privado del Papa Julio II, y notario de la Santa Sede.
A los 33 años fue ordenado sacerdote. El respeto que tenía por la Santa Misa era tan grande, que entre su ordenación sacerdotal y su primera misa pasaron tres meses, tiempo que dedicó a prepararse lo mejor posible a la santa celebración.
En Roma se inscribió en una asociación llamada "Del Amor Divino", cuyos socios se esmeraban por llevar una vida lo más fervorosa posible y por dedicarse a ayudar a los pobres y a los enfermos.
Viendo que el estado de relaajación de los católicos era sumamente grande y escandaloso, se propuso fundar una comunidad de sacerdotes que se dedicaran a llevar una vida lo más santa posible y a enfervorizar a los fieles. Y fundó los Padres Teatinos (nombre que les viene a Teati, la ciudad de la cual era obispo el superior de la comunidad, Msr. Caraffa, que después llegó a ser el Papa Pablo IV)
San Cayetano le escribía a un amigo: "Me siento sano del cuerpo pero enfermo del alma, al ver cómo Cristo espera la conversión de todos, y son tan poquitos los que se mueven a convertirse". Y este era el más grande anhelo de su vida: que las gentes empezaran a llevar una vida más de acuerdo con el santo Evangelio.
Y donde quiera que estuvo trabajó por conseguirlo.
En ese tiempo estalló la revolución de Lutero que fundó a los evangélicos y se declaró en guerra contra la Iglesia de Roma. Muchos querían seguir su ejemplo, atacando y criticando a los jefes de la santa Iglesia Católica, pero San Cayetano les decía: "Lo primero que hay que hacer para reformar a la Iglesia es reformarse uno a sí mismo".
San Cayetano era de familia muy rica y se desprendió de todos sus bienes y los repartió entre los pobres. En una carta escribió la razón que tuvo para ello: "Veo a mi Cristo pobre, ¿y yo me atreveré a seguir viviendo como rico?" Veo a mi Cristo humillado y despreciado, ¿y seguiré deseando que me rindan honores? Oh, que ganas siento de llorar al ver que las gentes no sienten deseos de imitar al Redentor Crucificado".
En Nápoles un señor rico quiere regalarle unas fincas para que viva de la renta, junto con sus compañeros, diciéndole que allí la gente no es tan generosa como en otras ciudades. El santo rechaza la oferta y le dice: "Dios es el mismo aquí y en todas partes, y El nunca nos ha desamparado, si siquiera por un minuto".
Fundó asociaciones llamadas "Montes de piedad" (Montepíos) que se dedicaban a prestar dinero a gentes muy pobres con bajísimos intereses.
Sentía un inmenso amor por Nuestro Señor, y lo adoraba especialmente en la Sagrada Hostia en la Eucaristía y recordando la santa infancia de Jesús. Su imagen preferida era la del Divino Niño Jesús.
La gente lo llamaba: "El padrecito que es muy sabio, pero a la vez muy santo".
Los ratos libres los dedicaba, donde quiera que estuviera, a atender a los enfermos en los hospitales, especialmente a los más abandonados y repugnantes.
Un día en su casa de religioso no había nada para comer porque todos habían repartido sus bienes entre los pobres. San Cayetano se fue al altar y dando unos golpecitos en la puerta del Sagrario donde estaban las Santas Hostias, le dijo con toda confianza: "Jesús amado, te recuerdo que no tenemos hoy nada para comer". Al poco rato llegaron unas mulas trayendo muy buena cantidad de provisiones, y los arrieros no quisieron decir de dónde las enviaban.
En su última enfermedad el médico aconsejó que lo acostaran sobre un colchón de lana y el santo exclamó: "Mi Salvador murió sobre una tosca cruz. Por favor permítame a mí que soy un pobre pecador, morir sobre unas tablas". Y así murió el 7 de agosto del año 1547, en Nápoles, a la edad de 67 años, desgastado de tanto trabajar por conseguir la santificación de las almas.
En seguida empezaron a conseguirse milagros por su intercesión y el Sumo Pontífice lo declaró santo en 1671.
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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Donato de Arezzo, Santo Obispo y mártir, 7 de agosto
Obispo y Mártir Martirologio Romano: En Arezzo, de la Toscana, san Donato, segundo obispo de esta sede. La virtud y eficacia de sus oraciones son alabadas por el papa san Gregorio I Magno (s. IV). |
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Fuente: Franciscanos.org
Vicente de L´Aquila, Beato Religioso Franciscano, 7 de agosto
Religioso Martirologio Romano: En L'Aquila, en la región Vestina (hoy Abbruzo), Italia, beato Vicente, religioso de la Orden de los Hermanos Menores, célebre por su humildad y su espíritu profético (1504). El Beato Vicente nació hacia el año 1430, en L´Aquila, ciudad que por aquel tiempo formaba parte del reino de Nápoles. Sus padres habitaban en el barrio llamado Poggio o Cerro Santa María, encantador edén coronado de verdura y refrescado por manantiales abundantes, cuyas aguas se despeñan por continuadas cascadas hasta el río Aterno. Aquel maravilloso rincón, testigo de los primeros años del niño Vicente, lo fue también de sus grandes virtudes, favorecidas por el cuidado de sus padres, y estimuladas por el ambiente religioso en que se crió. Su alma, predestinada a gloriosa santidad, encontró desde el primer instante el clima necesario; clima que supo aprovechar con generoso corazón. |
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Fuente: Franciscanos.net
Agatángel de Vendome y Casiano de Nantes. Beatos Mártires, 7 de agosto
Martirologio Romano: En la ciudad de Gondar, en Etiopía, beatos Agatángel de Vendome (Francisco) Nourry y Casiano de Nantes (Gonzalo) Vaz López Netto, presbíteros de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos y mártires, que en Siria, Egipto y Etiopía buscaron reconciliar con la Iglesia católica a los cristianos separados y, por orden del rey de Etiopía, fueron colgados en troncos con su cordón religioso y lapidados hasta la muerte (1638). Beatificados por San Pío X el 1 de enero de 1905. |
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Jordán Forzaté, Beato Abad, 7 de agosto
Abad Martirologio Romano: En Venecia, beato Jordán Forzaté, abad, fundador de monasterios en Padua. No habiendo podido evitar la ruina de su patria a pesar de todos sus esfuerzos, padeció el destierro, que vivió piadosísimamente. Insigne por su modestia, probidad de costumbres y ciencia, se durmió devotamente en el Señor (c. 1248). Jordán Forzaté nació alrededor de 1158. Existe un documento de 1203 que menciona a Jordán como monje benedictino en Padua, en un monasterio posiblemente fundado por la familia Transelgardi, de la que él formaba parte. Ya en 1213 está documentado que él era el Prior de dicho monasterio. bibliografía: Diccionario de los Santos, Volumen II |
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Fuente: Santiebeati.it
Edmundo Bojanowski, Beato Fundador, 7 de agosto
Laico Fundador Martirologio Romano: En la localidad de Gorka Duchovna, cerca de Posnam, en Polonia, beato Edmundo Bojanowski, que, conforme a los preceptos del Evangelio, trabajó con sumo ahínco en la formación de los pobres y gente analfabeta, y fundó la Congregación de las Esclavas de la Inmaculada Concepción de la Madre de Dios (1871).
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Fuente: Enciclopedia Católica || ACI Prensa
Afra de Augusta, Santa Mártir, 7 de agosto
Mártir Martirologio Romano: En Augsburgo, de la Retia, santa Afra, mártir. Siendo pecadora, se convirtió a Cristo y, sin haber sido aún bautizada, según cuenta la tradición, fue quemada viva por confesar a Cristo (304). |
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Fuente: www.cem.org
Miguel de la Mora de la Mora, Santo Sacerdote y Mártir, 7 de agosto
Presbítero y Mártir Martirologio Romano: En Colima, de México, san Miguel de la Mora, presbítero y mártir, que, en el furor de la persecución contra la Iglesia, fue coronado con el martirio por el hecho de ser sacerdote (1927). |
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Fuente: Carmelnet.org
Alberto degli Abbati, Santo Presbítero Carmelita, 7 de agosto
Presbítero Carmelita Martirologio Romano: En Mesina, de Sicilia, san Alberto degli Abbati, presbítero de la Orden de los Carmelitas, que convirtió a muchos judíos a la fe en Cristo y proveyó de víveres a su ciudad sitiada (c. 1306/1307) |
Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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