jueves, 11 de julio de 2013

Viernes de la Pasión y Muerte de Jesucristo. 12/07/2013. Santa Inés Lê Thi Thành ¡ruega por nosotros!

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 10, 16-23

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo dijo Jesús a sus apóstoles: 
"Yo los envío como ovejas entre lobos. Sean, pues, precavidos como las serpientes y sencillos como las palomas.
Cuídense de la gente, porque los llevarán a los tribunales, los azotarán en las sinagogas, los llevarán ante gobernadores y reyes por mi causa; así darán testimonio de mí ante ellos y ante los paganos. Pero, cuando los enjuicien, no se preocupen por lo que van a decir o por la forma de decirlo, porque en ese momento se les inspirará lo que han de decir. Pues no serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu de su Padre el que hablará por ustedes.
El hermano entregará a su hermano a la muerte, y el padre a su hijo; los hijos se levantarán contra sus padres y los matarán; todos los odiarán a ustedes por mi causa, pero el que persevere hasta el fin, se salvará. 
Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra. Yo les aseguro que no alcanzarán a recorrer todas las ciudades de Israel, antes de que venga el Hijo del hombre". 
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354

Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.

 

Misal

 

vie 14a. Ordinario año impar

Antífona de Entrada

Llegue hasta ti mi súplica, Señor, presta oído a mis plegarias.

Oración Colecta

Oremos:
Ayúdanos, Señor, a dejar en tus manos paternales todas nuestras preocupaciones, a fin de que podamos entregarnos con mayor libertad a tu servicio.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

Primera Lectura

Yo puedo morir tranquilo, pues te he vuelto a ver

Lectura del libro del Génesis 46, 1-7. 28-30

En aquellos días, partió Jacob con todas sus pertenencias y llegó a Bersebá, donde hizo sacrificios al Dios de su Padre Isaac. Por la noche, Dios se le apareció y le dijo: 
"¡Jacob, Jacob!"
El le respondió:
"Aquí estoy".
El Señor le dijo:
"Yo soy el Dios, el Dios de tu padre. No tengas miedo de ir a Egipto, porque allí te convertiré en un gran pueblo. Yo iré allá, José te cerrará los ojos y después de muerto, yo mismo te haré volver aquí".
Al partir de Bersebá, los hijos de Jacob hicieron subir a su padre, a sus pequeños y a sus mujeres en las carretas que había mandado el faraón para transportarlos. Tomaron el ganado y cuando habían adquirido en la tierra de Canaán y se fueron a Egipto, Jacob y todos sus descendientes, sus hijos y nietos, sus hijas y nietas.
Jacob mandó a Judá por delante para que le avisara a José y le preparara un sitio en la región de Gosén. Cuando ya estaban por llegar, José enganchó su carroza y se fue a Gosén para recibir a su padre. Apenas lo vio, corrió a su encuentro y, abrazándolo largamente, se puso a llorar. Jacob le dijo a José: 
"Ya pudo morir tranquilo, pues te he vuelto a ver y vives todavía".
Palabra de Dios. 
Te alabamos Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 36

La salvación del justo es el Señor.

Por tu esperanza en Dios, practica el bien y vivirás tranquilo en esta tierra. Busca en él tu alegría y te dará el Señor cuanto deseas.
La salvación del justo es el Señor.

Cuida el Señor la vida de los buenos y su herencia perdura; no se marchitarán en la sequía y en tiempos de escasez tendrán hartura.
La salvación del justo es el Señor.

Apártate del mal, practica el bien y tendrás una casa eternamente; porque al Señor le agrada lo que es justo y vela por sus fieles.
La salvación del justo es el Señor.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Cuando venga el Espíritu de verdad, él les enseñará toda la verdad y les recordará todo cuanto yo les he dicho, dice el Señor. 
Aleluya.

Evangelio

No serán ustedes los que hablarán, sino el Espíritu de su Padre

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 10, 16-23

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo dijo Jesús a sus apóstoles: 
"Yo los envío como ovejas entre lobos. Sean, pues, precavidos como las serpientes y sencillos como las palomas.
Cuídense de la gente, porque los llevarán a los tribunales, los azotarán en las sinagogas, los llevarán ante gobernadores y reyes por mi causa; así darán testimonio de mí ante ellos y ante los paganos. Pero, cuando los enjuicien, no se preocupen por lo que van a decir o por la forma de decirlo, porque en ese momento se les inspirará lo que han de decir. Pues no serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu de su Padre el que hablará por ustedes.
El hermano entregará a su hermano a la muerte, y el padre a su hijo; los hijos se levantarán contra sus padres y los matarán; todos los odiarán a ustedes por mi causa, pero el que persevere hasta el fin, se salvará. 
Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra. Yo les aseguro que no alcanzarán a recorrer todas las ciudades de Israel, antes de que venga el Hijo del hombre". 
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Oración sobre las Ofrendas

Que estos dones traídos a tu altar nos obtengan de ti, Señor y Dios nuestro, la gracia de servirte con amor y la felicidad eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Prefacio

El misterio de nuestra salvación en Cristo

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias, Padre santo, siempre y en todo lugar, por Jesucristo, tu Hijo amado.
Por él, que es tu Palabra, hiciste todas las cosas; tú nos lo enviaste para que, hecho hombre por obra del Espíritu Santo y nacido de María la Virgen, fuera nuestro Salvador y Redentor.
El, en cumplimiento de tu voluntad, para destruir la muerte y manifestar la resurrección, extendió sus brazos en la cruz, y así adquirió para ti un pueblo santo.
Por eso,
con los ángeles y santos, proclamamos tu gloria diciendo:

Antífona de la Comunión

Mi felicidad es estar cerca de Dios y en poner sólo en él mis esperanzas.

Oración después de la Comunión

Oremos:
Señor, que nuestra participación en esta Eucaristía, que tu Hijo nos mandó celebrar como memorial suyo, nos una siempre con el vínculo de tu amor.
Por Jesucristo, Nuestro Señor.
Amén

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Meditación diaria

14ª Semana. Viernes

PRUDENTES Y SENCILLOS

— El Señor, ejemplo de estas dos virtudes, que se perfeccionan mutuamente.

— Pedir consejo.

— La falsa prudencia.

I. Jesús envía a los Doce por todo Israel anunciando que el Reino de Dios se acerca, está ya muy próximo. Y el Maestro les da unos consejos bien precisos sobre lo que han de hacer y decir, y les habla de las dificultades que sufrirán. Así, leemos en el Evangelio de la Misa:Mirad que Yo os envío como ovejas en medio de lobos. Sed, pues, prudentes como las serpientes y sencillos como las palomas1. Han de ser cautos para no dejarse engañar por el mal, para reconocer a los lobos disfrazados de corderos, para distinguir a los falsos de los verdaderos profetas2, y para no dejar pasar una sola ocasión de anunciar el Evangelio y de hacer el bien. Han de ser a la vez sencillos, porque solo quien es así puede ganarse el corazón de todos. Sin sencillez, la prudencia se convertirá fácilmente en astucia.

Los cristianos hemos de andar por el mundo con estas dos virtudes, que se fortalecen y complementan. La sencillez supone rectitud de intención, firmeza y coherencia en la conducta. La prudencia señala en cada ocasión los medios más adecuados para cumplir nuestro fin. San Agustín enseña que la prudencia «es el amor que discierne lo que ayuda a ir a Dios de aquello que lo entorpece»3. Esta virtud nos permiteconocer con objetividad la realidad de las cosas, según el fin último;juzgar acertadamente sobre el camino a seguir, y actuar en consecuencia. «Prudente no es –como frecuentemente se cree– el que sabe arreglárselas en la vida y sacar de ella el máximo provecho, sino quien acierta a edificar la vida entera según la voz de la conciencia recta y según las exigencias de la moral justa.

»De este modo, la prudencia viene a ser la clave para que cada uno realice la tarea fundamental que ha recibido de Dios. Esta tarea es la perfección del hombre mismo»4, la santidad.

El Señor nos enseñó a ser prudentes con su palabra y con su ejemplo. La primera vez que habló en los atrios del Templo, a los doce años, todos admiraban su prudencia5. Más tarde, durante su vida pública, sus palabras y su conducta eran tan claras como prudentes, de tal manera que sus enemigos no podían contradecirle. No se anda el Señor con subterfugios, pero tiene en cuenta el público a quien habla; por eso da a conocer su mesianidad de modo gradual y anuncia su muerte en la Cruz según el grado de preparación y conocimientos de quienes le escuchan. De Cristo hemos de aprender nosotros.

II. Para ser prudentes es necesario tener luz en el entendimiento; así podremos juzgar con rectitud los hechos y las circunstancias6; solo con una buena formación doctrinal religiosa y ascética, y con la ayuda de la gracia, sabremos encontrar los caminos que verdaderamente llevan a Dios, qué decisiones hemos de tomar... Sin embargo, en muchas ocasiones habremos de pedir consejo. «El primer paso de la prudencia es el reconocimiento de la propia limitación: la virtud de la humildad. Admitir, en determinadas cuestiones, que no llegamos a todo, que no podemos abarcar, en tantos casos, circunstancias que es preciso no perder de vista a la hora de enjuiciar. Por eso acudimos a un consejero; pero no a uno cualquiera, sino a uno capacitado y animado por nuestros mismos deseos sinceros de amar a Dios, de seguirle fielmente. No basta solicitar un parecer; hemos de dirigirnos a quien pueda dárnoslo desinteresado y recto»7.

Santo Tomás indica que, de ordinario, antes de tomar decisiones que acarreen graves consecuencias para sí o para otros, se debe pedir consejo8. Pero no solamente en esos casos extremos debemos pedirlo. A veces se hace urgente una orientación, a mayores y pequeños, en materia de lectura de libros, revistas y periódicos o asistencia a espectáculos que, unas veces de forma violenta y otras de una manera solapada, pueden arrebatar la fe del alma o crear un fondo malo en el corazón, en el que después arraiguen con facilidad todo género de dudas o de tentaciones que se podían haber evitado con un poco más de humildad y de prudencia. No existe justificación alguna para no alejarse de una situación que puede ser el comienzo del descamino.

La sencillez nos mueve a rectificar cuando nos hemos equivocado, cuando aparecen datos nuevos que cambian el planteamiento y la solución de un problema. En la vida sobrenatural, la sencillez, tan cercana a la humildad, nos lleva a pedir perdón muchas veces en nuestra vida, pues son muchas las flaquezas y los errores que cometemos.

El Papa Juan Pablo II, hablando de la prudencia, invitaba a un examen de conciencia de la propia conducta, que hoy podemos hacer nuestro: «¿Soy prudente? ¿Vivo consecuente y responsablemente? El programa que realizo, ¿sirve para el bien verdadero? ¿Sirve para la salvación que quiere para nosotros Cristo y la Iglesia?»9. ¿Voy derechamente a conseguir el fin sobrenatural –la santidad– para el que me llamó el Señor? ¿Dejo a un lado lo que entorpece mi caminar? ¿Suelo pedir consejo en lo que a mi alma se refiere? ¿Rectifico cuando me equivoco?

III. No sería buena la prudencia que, bajo la necesaria ponderación de los datos, escondiera la cobardía de no tomar una decisión arriesgada, de evitar enfrentarse a un problema. No es prudente la actitud del que se deja llevar por los respetos humanos en el apostolado y deja pasar las ocasiones, esperando otras mejores que quizá nunca se presenten. A esta falsa virtud, San Pablo la llama prudencia de la carne10. Es la que desearía más razones y argumentos ante la entrega que Dios pide al alma, la que se preocupa excesivamente del futuro y le sirve de argumento para no ser generoso en el presente; es aquella que siempre encuentra alguna razón para no tomar la decisión que le compromete del todo.

La prudencia no es falta de arrojo para la entrega y para las empresas de Dios, no es habilidad para buscar tibios compromisos o para justificar con aceptables teorías una actitud remisa y negligente. No actuaron así los Apóstoles. Buscaron en todo momento, con sus flaquezas y a veces con sus temores, el camino de una más rápida propagación de la doctrina de su Maestro, aunque estos caminos a veces los llevaran a molestias y tribulaciones sin cuento, e incluso hasta el martirio.

La vida de seguimiento al Señor está hecha de pequeñas y de grandes locuras, como ocurre en todo amor verdadero. Cuando el Señor nos pida más –y nos lo pide siempre–, no podemos detenernos por una falsa prudencia, la prudencia del mundo, por el juicio de aquellos que no se sienten llamados y que lo ven todo con ojos humanos, y a veces ni siquiera humanos, porque tienen una visión solo terrena y pegada a la tierra. Ningún hombre y ninguna mujer se habrían entregado a Dios o habrían iniciado una empresa sobrenatural con esta prudencia de la carne. Siempre habrían encontrado argumentos y «razones» para decir que no, o para retrasar la respuesta a un tiempo más oportuno, que muchas veces significa lo mismo.

Jesús fue tachado de loco11, y la más elemental de las cautelas le hubiese bastado para escapar a la muerte. Pocas fórmulas le hubieran bastado para mitigar su doctrina y llegar a un compromiso con los fariseos, para presentar de otro modo su doctrina sobre la Eucaristía en la sinagoga de Cafarnaún12, donde muchos le abandonaron; pocas palabras le hubieran bastado –¡a Él, que era la Sabiduría eterna!– para conseguir la libertad cuando estaba en manos de Pilato. No fue Jesús prudente según el mundo, pero lo fue más que las serpientes, más que los hombres, más que sus enemigos. Con otro género de prudencia. Esa ha ser la nuestra, aunque por imitarle alguna vez los hombres nos llamen locos e imprudentes. La prudencia sobrenatural nos señala en todo momento el camino más rápido y directo para llegar hasta Cristo..., acompañados de muchos amigos, parientes, colegas...

«¿Quieres vivir la audacia santa, para conseguir que Dios actúe a través de ti? —Recurre a María, y Ella te acompañará por el camino de la humildad, de modo que, ante los imposibles para la mente humana, sepas responder con un "fiat!" –¡hágase!–, que una la tierra al Cielo»13.

1 Mt 10, 16. — 2 Mt 7, 15. — 3 San Agustín, De las costumbres de la Iglesia católica, 25, 46. — 4 Juan Pablo II, Alocución 25-X-1978. — 5 Lc 2, 47. — 6 Cfr. R. Garrigou-Lagrange, Las tres edades de la vida interior, vol. II, pp. 625 ss. — 7 San Josemaría Escrivá, Amigos de Dios, 86. — 8 Santo Tomás, Suma Teológica, 2-2, q. 49, a. 3. — 9 Juan Pablo II, loc. cit. — 10 Cfr. Rom 8, 6. — 11 Mt 3, 21. — 12 Cfr. Jn6, 1 ss. — 13 San Josemaría Escrivá, Surco, n. 124.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

San Juan Gualberto
Religioso benedictino
Año 1073

Nació en Florencia, de familia muy rica y su único hermano fue asesinado. Era heredero de una gran fortuna y su padre deseaba que ocupara altos puestos en el gobierno.

Un Viernes Santo iba este santo por un camino rodeado de varios militares amigos suyos, y de pronto se encontró en un callejón al esesino de su hermano. El enemigo no tenía a donde huir, y Juan dispuso matarlo allí mismo. El asesino se arrodilló, puso sus brazos en cruz y le dijo: "Juan, hoy es Viernes Santo. Por Cristo que murió por nosotros en la cruz, perdóname la vida". Al ver Gualberto aquellos brazos en cruz, se acordó de Cristo crucificado. Se bajó de su caballo. Abrazó a su enemigo y le dijo: "Por amor a Cristo, te perdono".

Siguió su camino y al llegar a la próxima iglesia se arrodillo ante la imagen de Cristo crucificado y le pareció que Jesús inclinaba la cabeza y le decía: "Gracias Juan".

Desde aquel día su vida cambió por completo. En premio de su buena acción, Jesús le concedió la vocación, y Juan dejó sus uniformes militares y sus armas y se fue al convento de los monjes benedictinos de su ciudad a pedir que lo admitieran como religioso. Su padre se opuso totalmente y exigió al superior del convento que le dovolvieran a Juan inmediatamente.

Cuando el papá vio al antiguo guerrero convertido en sencillo y piadoso monje se echó a llorar, y dándole su bendición se retiró.

En aquellos tiempos, el peor defecto que había en la Iglesia era la Simonía, es decir, algunos compraban los altos cargos, y así llegaban a dirigir la Santa Iglesia algunos hombres indignos. En el convento de florencia, donde estaba Juan, se murió el superior, uno de los monjes fue con el obispo y con dinero hizo que lo nombraran superior a él. También el obispo había comprado su cargo.

Gualberto no pudo soportar esta indignidad y se retiró de aquel convento con otros monjes y antes de salir de la ciudad, declaró publicamente en la plaza principal que el superior del convento y el obispo merecían ser destituidos porque habían cometido el pecado de simonía. Más tarde logró que los destituyeran.

Fundador. Se fue a un sitio muy apartado y silencioso, llamado Valleumbroso y allá fundó un monasterio de mojes benedictinos que se propusieron cumplir exactamente todo lo que San Benito había recomendado a sus monjes. El monasterio llegó a ser muy famoso y le llegaron vocaciones de todas partes. Con los mejores religiosos de su nuevo convento fue fundando varios monasterios más y así logró difundir por muchas partes de Italia las buenas costumbres, y fue atacando sin misericordia la simonía y las costumbres corrompidas. Las gentes sentían gran veneración por él.

Después de haber logrado que muchas personas abandonaran sus vicios y se convirtieran y que muchos sacerdotes empezara a llevar una vida santa, y gozando del enorme aprecio del Papa y de numerosos obispos, murió el 12 de julio de 1073, dejando muchos monasterios de religiosos que trataban de imitarlo en sus virtudes y llegaron a gran santidad.

Que sus ejemplos sean de gran provecho para nuestra alma.

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Fuente: Archidiócesis de Madrid
Proclo e Hilarión, Santos Mártires, 12 de julio  

Proclo e Hilarión, Santos

Mártires

Martirologio Romano: En Ancira, de Galacia, santos Proclo e Hilarión, mártires en tiempo del emperador Trajano y del prefecto Máximo (s. II).

 


Su memoria se hace el 12 de Julio en el martirologio romano; fueron naturales de Serpa.

Ambos, tío y sobrino fueron testigos de la fe, cuando Trajano era emperador en Roma y Marco Aurelio gobernaba la Bétic. Ante el prefecto Máximo y hacia el año 100, fueron castigados con tormentos horribles: colgados de un madero son decapitados, asaeteados e incendiados. De este modo cruento entregaron su espíritu a Dios.

Su rezo en el obispado de Badajoz comenzó juntamente con el de San Julián. Aunque en este obispado se carece de reliquias, sus memorias estuvieron vivas al ser territorio reconquistado por el Rey Sabio en tiempos posteriores.

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Fuente: Santiebeati.it
Inés Lê Thi Thành, Santa Mártir, 12 de julio  

Inés Lê Thi Thành, Santa

Madre de Familia y Mártir

Martirologio Romano: En la provincia de Ninh Binh, en Tonquín también, santa Inés Lê Thi Thành (Dê), mártir, madre de familia, que en tiempo del emperador Thiêu Tri fue cruelmente atormentada a causa de haber ocultado en su casa a un sacerdote, muriendo en la cárcel por negarse a abjurar de su fe (1841).

Etimológicamente: Inés = Aquella que es casta y pura, es de origen griego,

 

Ha sido siempre muy lo difícil hallar noticias seguras sobre los mártires, ya desde los primeros siglos de la era cristiana, ya también a veces para mártires de la era moderna, sobre todo si vivían en algún rincón apartado del planeta, esto ocurre con Santa Inés Lê Thi Thành, de nacionalidad vietnamita. Inés nació en el 1781 cerca de a Ba Den, en los alrededores de Tranh Hoa en Vietnam.

Madre de familia, a la edad de sesenta años fue encarcelada y sometida a crueles torturas por tener escondido en su casa a un sacerdote. Habiendo rechazado la posibilidad de renegar de su fe cristiana, murió en cárcel en la provincia de Ninh Binh en el Tonchino en época del emperador Thieu Tri el 12 de julio de 1841.

Inés Lê Thi Thành fue canonizada por el Papa a Juan Pablo II el 19 de junio de 1988 junto con otros 116 mártires que rociaron con su sangre el suelo de su patria vietnamita. El grupo, que tiene como protomártir a San Andrés Dung Lac y sus compañeros, son celebrados en el calendario litúrgico latino al 24 de noviembre.

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Fuente: Corazones.org
Verónica, Santa La mujer que secó la sangre de Jesús, 12 de julio  

Verónica, Santa

Etimología: Verónica = Aquella que es la verdadera imagen o Aquella que es la imagen verdadera, viene de de la palabra latina "vero" y de la palabra griega "eikom".

Santa Verónica es recordada por su gesto compasivo hacia Jesús en Su camino al Calvario. Unos le agredían, otros permanecían indiferentes ante tanta crueldad. Ella se le acercó y le enjugó el rostro con su velo. Aquel divino rostro, cruelmente golpeado, ensangrentado y sudoroso suscitó en el corazón de Santa Verónica la misericordia. La fuente de Misericordia recibe de ella en aquel momento un amor que casi todos le negaron.

Aunque poco sabemos de la vida de Verónica y su acto de amor no aparece en las Sagradas Escrituras, la tradición lo ha recogido como un acto ejemplar que recordamos en la sexta estación del Via Crucis. Dante lo evoca en el canto XXXI del Paraíso.

Santa Verónica es mujer de gran valentía, ya que su acto de amor le podría haber causado una peligrosa reacción por parte de los romanos o de las turbas. Es mujer de gran compasión, ya que venció todo miedo y decidió amar en medio de una multitud movida por odio o la indiferencia.

Santa Verónica, ruega por nosotros. Que sepamos consolar a Cristo en el Via Crucis de hoy.

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Juan el Ibérico, Santo Abad, 12 de julio  

Juan el Ibérico, Santo

Abad

Etimológicamente significa "Dios es misericordia". Viene de la lengua hebrea.

En la antigüedad, la Iglesia de Georgia (llamada entonces la Iberia de Cólquide), se distinguió por el florecimiento de la vida monástica, no sólo en la misma Georgia, sino también en Siria, en Palestina, en Sinaí, en Bitinia, en Grecia y en las islas circundantes. Cuando San Atanasio el Atónita organizaba la vida religiosa, San Juan el Ibérico y su hijo San Eutimio fundaron ahí el monasterio de Ivirón. Felizmente, el monje Jorge, que fue casi contemporáneo de los dos santos, nos dejó un relato de los hechos.

Juan, que pertenecía a una noble familia ibérica, se distinguía por su simpatía, su valor en los combates, su inteligencia y su pureza de vida. En la alborada de la Edad Media, el futuro santo abandonó a su mujer y a su familia, renunció a su fortuna, a su cargo en el gobierno y se retiró a un monasterio del Monte Olimpo, en Bitinia. Sin embargo, tuvo que ir a la corte de Constantinopla, pues su hijo Eutimio y otros nobles de Georgia habían sido entregados como rehenes al emperador. Juan consiguió rescatar a su hijo, quien se retiró con él al Monte Olimpo. Pero al poco tiempo, ambos santos, cuya fama se había extendido mucho, se refugiaron en la "laura" de San Atanasio en la "Santa Montaña" de Athos. San Juan ejerció durante dos años el oficio de cocinero. Su cuñado, Juan Tornikios, renunciando a una brillante carrera militar, fue a reunírsele ahí. Los tres compatriotas obtuvieron entonces licencia de construir sus propias celdas y una capilla para ellos. El año 980, dado que los religiosos ibéricos del Monte Athos se habían multiplicado, quedó decidido que formasen una comunidad aparte. La construcción del nuevo monasterio se pagó en gran parte con el botín que Juan Tornikios había conquistado en su última campaña. A la muerte de éste, San Juan decidió retirarse a España con su hijo y algunos discípulos predilectos. El santo nunca había sido partidario de la idea de que los ibéricos formasen una comunidad aparte; y, una vez muerto su amigo Tornikios, con quien hasta entonces había compartido las dificultades de la fundación, la carga le resultó demasiado pesada. Cuando los peregrinos se hallaban ya en Abidos, el prefecto se enteró de su huida, y los fugitivos recibieron la orden de presentarse en Constantinopla. Los emperadores Basilio II y Constantino VIII dijeron a San Juan: "Santo padre, nosotros hemos dado abundantes muestras del afecto y la estima que te profesamos. ¿Por qué, pues, huyes de nosotros y emigras a un país extranjero?" El santo replicó: "Religiosísimos y muy poderosos emperadores, yo no soy más que un pobre laico y me encuentro muy mal en este mundo saturado de maldad. Por eso, deseo retirarme a un país remoto en el que pueda consagrarme a trabajar por la salvación de mi alma. Ahí podré vivir pobremente y librarme de la multitud de preocupaciones y de visitantes que me empezaron a asediar desde que mi cuñado llegó al Monte Athos." A pesar de todo, los emperadores lograron persuadirle a que volviese al Monte Athos y siguiese gobernando el monasterio de Ivirón.

San Juan pasó en el lecho los últimos años de su vida, a causa de la gota y de su estado de debilidad general. Cuando se sintió ya sin fuerzas, entregó la dirección del monasterio a su hijo. Pero, mientras vivió su padre, Eutimio no hacía absolutamente nada sin consultarle. En su lecho de muerte, San Juan exhortó a sus hermanos: "No permitáis que nadie os aparte de la santidad y el amor de Dios, es decir, de la humilde obediencia y de la caridad que debe reinar entre vosotros. Así os salvaréis de esta vida mortal y ganaréis la vida eterna por el amor que Cristo vino a traer al mundo. Que el Dios de misericordia se apiade de vosotros y os conduzca por el camino de sus divinas enseñanzas y de su santa voluntad, por la intercesión de su Santísima Madre y de todos los santos. Amén. Acoged siempre con los brazos abiertos a los huéspedes y compartid con ellos, en cuanto sea posible, todo lo que Dios os ha concedido por su bondad... Celebrad todos los años la memoria de nuestro padre espiritual Atanasio. Pedid por mí, hijos y hermanos míos, y no me olvidéis..." En seguida pidió la bendición a su hijo Eutimio y entregó apaciblemente su alma a Dios. Su biógrafo escribe: "En verdad, nuestro padre Juan fue un hombre amado de Dios y digno de toda veneración. Como Abraham, abandonó su país para vivir en la pobreza en el exilio. Se puso totalmente en manos de sus padres espirituales y Dios le hizo tan grande como los hombres en cuyas manos se había puesto." Y, hablando del monasterio que San Juan ayudó a fundar tan contra su voluntad, el biógrafo añade: "Admirad esa famosa "laura", esa construcción magnífica y primorosamente decorada. Estos santos varones la erigieron con gran trabajo e infatigable laboriosidad para que sirviese de refugio a muchas almas. Construyeron iglesias de celestial belleza y las enriquecieron con libros e imágenes. Dotaron el monasterio de tierras, fincas, dependencias y celdas e hicieron lo necesario para que el culto fuese dignamente celebrado. Obtuvieron de los más piadosos emperadores protección y privilegios y reunieron en el monasterio a un ejército de monjes de vida angélica, cuyas traducciones de los sagrados textos son el ornato de nuestro país y la flor de nuestro idioma." San Eutimio se distinguió precisamente en este tipo de trabajo, ya que tradujo más de cincuenta obras religiosas del griego al ibérico.

La liberalidad de San Juan se extendió a León el Romano, quien fundó en el Monte Athos un monasterio benedictino. Fue ése el primero y único monasterio latino del gran centro monástico bizantino, pero se le suprimió desde hace muchos siglos. El monasterio de Ivirón existe todavía, aunque ya no pertenece a los georgianos sino a los griegos.

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Fuente: Franciscanos.net
Juan Jones, Santo Mártir, Julio 12  

Juan Jones, Santo

Sacerdote y mártir de la Primera Orden Franciscana
(1559‑1598)

Martirologio Romano: En Londres, Inglaterra, san Juan Jones, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, mártir, el cual, oriundo de Gales, abrazó la vida religiosa en Francia, y por haber entrado en Inglaterra como sacerdote, siendo reina Isabel I, fue condenado a pena capital, consumando el martirio en la horca (1598).

Etimológicamente: Juan = Dios es misericordioso, es de origen hebreo.

 


Canonizado por Pablo VI el 25 de octubre de 1970.

Después de haber separado la Iglesia de Inglaterra de la Iglesia de Roma, el rey Enrique VIII persiguió a los católicos que no le reconocían el derecho a proclamarse cabeza de una religión de Estado. Bajo él cayeron, entre otros, el Obispo San Juan Fischer, el canciller Santo Tomás Moro, el Beato Juan Forest, San Juan Jones y San Juan Wall. A los católicos se les prohibía toda actividad religiosa.

Bajo estas leyes vino a caer en 1596 Juan, de la familia galesa Jones, el cual, habiendo crecido en un ambiente católico y educado religiosamente, había entrado en la Orden de los Hermanos Menores. Al destacarse entre sus cohermanos por su sencillez y espiritualidad, fue enviado a Roma, al convento franciscano de Aracoeli, en Campidoglio. Hubiera podido permanecer en Italia viviendo tranquila y santamente. Pero él mismo pidió regresar a Inglaterra, y no precisamente a Gales, donde había mayor tolerancia religiosa, sino a Londres, el centro irradiador de la reforma anglicana.

En Londres logró realizar por algún tiempo su actividad misionera bajo el falso nombre de Juan Buckley, hasta que cayó en manos de uno de los llamados "Cazadores de sacerdotes". Fue torturado cruelmente y mantenido en prisión dos años en espera del juicio.

Finalmente en julio de 1598 tuvo lugar el proceso del fraile franciscano acusado de haber sido ordenado sacerdote en el extranjero y haber regresado ilegalmente a Inglaterra para sublevar al pueblo. El fraile se defendió brevemente: "Soy religioso franciscano y sacerdote de Cristo, vine a Inglaterra para conquistar el mayor número posible de almas para Jesús. Si esto es un delito, soy el primero en acusarme y estoy listo para dar la vida por la fe católica y por el primado del Romano Pontífice".

Era la confesión que ellos esperaban, y de inmediato fue emitida la condena, que debía ejecutarse fuera de la ciudad, en el camino recorrido en la Edad Media por los peregrinos que visitaban la tumba de otro famoso mártir inglés, Santo Tomás de Cantorbery, víctima, cuatro siglos antes, de la intolerancia de otro Rey. La ejecución debía llevarse a cabo rápidamente, sin mucha publicidad, pero un contratiempo grotesco desbarató los planes de los perseguidores. El verdugo había olvidado el lazo y hubo de demorarse una hora. Desde el carruaje de los condenados Juan Jones pudo así hablar serenamente al pueblo que se había reunido a su alrededor, afirmando haber orado todos los días por el retorno del pueblo inglés a la unidad de la Iglesia católica y por la salvación de la reina de Inglaterra.
Tenía 39 años.

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Ignacio Clemente Delgado, Santo

 

San Clemente Ignacio Delgado Cebrián,Obispo

 

Martirologio Romano: En la ciudad de Nan Dinh, en Tonquín, san Clemente Ignacio Delgado Cebrián, obispo y mártir, que después de pasar cincuenta años predicando el Evangelio, fue encarcelado por orden del emperador Minh Mang a causa de su fe en Cristo y murió en la cárcel, donde tuvo que sufrir mucho (1838).

Etimología: Ignacio = ardiente. Viene del latín.
Clemente = valiente, cariñoso. Viene de la lengua griega


S.S. Juan Pablo II. En un solo día, el 19 de junio de 1988, el Papa canonizó a 117 mártires que habían derramado su sangre por Cristo, en diversos momentos, en Conchinchina, Annalll y Tonkíll, hoy Vietnam del Norte.

Era hasta ahora la canonización más numerosa. El Papa pedía que estos Santos fueran semillas fecundas de nuevas y numerosas vocaciones misioneras.

Entre los 117 mártires había 11 españoles y un grupo de franceses, junto con una gran mayoría de nativos. Había obispos, sacerdotes seculares, religiosos dominicos, miembros de la fraternidad laical dominicana, catequistas, un seminarista y numerosos laicos de todas las clases sociales. Todos murieron víctimas de horrendos suplicios, de hambre, sed, asfixia, torturas, insultos y burlas. Todos murieron amando y perdonando.

Entre los 11 españoles -todos de la familia dominicana - había 6 obispos. Estos son los nombres de los nuevos Santos: Mateo, Francisco, Jacinto, José, Domingo, Jerónimo, José María, Melchor, Pedro, Valentín e Ignacio Clemente.

Ignacio Clemente nació en Villafeliche (Zaragoza) el 1762. Sus padres se llamaban Francisco Delgado y Teresa Cebrián-Melús. De ellos y de un tío sacerdote recibió desde niño una esmerada educación cristiana.
Profesó en los Dominicos de Calatayud y se ofreció para ir al Extremo Oriente. Ya no volvería más. Casi un año duró la azarosa travesía, por el Atlántico, México y el Pacífico. Ordenado Sacerdote en Filipinas, es nombrado obispo por Pío VI, a sus 31 años, en 1794, para el Tonkín Oriental.
Entre terribles dificultades y persecuciones, durante casi medio siglo de entrega misionera, se hizo todo para todos, con frutos abundantes de conversiones, consiguiendo también muchas vocaciones nativa. Traicionado y encarcelado, "a gusto daré mi vida por Cristo" exclamó. Fue enjaulado y expuesto al ardor del calor insoportable, hasta desfallecer y morir el 12 de Julio de 1838. "Todo lo soportó con increíble paciencia", dijo Gregorio XVI.

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Paterniano, Santo Obispo, 12 de julio  

Paterniano, Santo

Obispo

Martirologio Romano: En Fano, en la región del Piceno, en Italia, san Paterniano, obispo (s. IV).

 

Según una antigua tradición, San Paterniano nació en Fano alrededor de 275.

Mientras arreciaba la persecución de Diocleciano una visión angélica le aconsejó dejar la ciudad; así lo hizo, yéndose al desierto, en donde vivió como ermitaño. Más tarde, cuando cesaron las persecuciones y el Cristianismo se convirtió en la Religión del estado con el emperador Constantino, los ciudadanos de Fano reclamaron como obispo al virtuoso eremita que tenía fama de santo

En vano trató él de oponerse, finalmente "casi a viva fuerza" fue llevado a la ciudad. Gobernó la diócesis durante 42 años aplacando los ánimos, istruyendo y confortando. Los paganos, atraidos por su predicación, abandonaron los ídolos y destruyeron los templos uniéndose al santo obispo. El Señor avaló su celo con muchos prodigios.

Advertido de su inminente fin, emprendió una visita a toda la diócesis. Murió en la periferia de la ciudad, el 13 de noviembre, probablemente en el año 360. sobre su sepulcro se multiplicaron los prodigios y su culto se extendió rápidamente en toda Italia. Sus reliquias se veneran en Fano, en la Basilica a a él dedicada.

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Nabor y Félix, Santos Mártires, 12 de julio  

Nabor y Félix, Santos

Mártires

Martirologio Romano: En Milán, ciudad de la Liguria, santos Nabor y Félix, mártires, que, siendo soldados oriundos de Mauritania, se dice que sufrieron el martirio en Laus Pompeia (hoy Lodi) y fueron sepultados en Milán (c. 304).

Etimológicamente: Nabor = Aquel que lleva la luz del profeta, es de origen hebreo.

Etimológicamente: Félix = Aquel que se considera Feliz o afortunado, es de origen latino.

 

Los Santos Nabor y Félix derramaron su sangre por Cristo durante la persecución de Diocleciano (303). En tiempos posteriores, las legendarias actas de estos santos han aparecido, reproducidas de las actas de otros mártires (Víctor, Firmus, y Rusticus). Según éstas, que tienen un incalculable valor histórico, Nabor y Félix eran soldados del ejército romano de Maximiano Hercúleo. Al descubrirse que seguían a Cristo fueron condenados a muerte en Milán y se les decapitó en Lodi. Estos santos testigos de la fe fueron sepultados en Milán y sobre su tumba se erigió una iglesia. Posteriormente, en 1164, sus restos se trasladaron a Colonia, Alemania. San Ambrosio exaltó las virtudes de estos dos mártires.

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Fortunato y Hermágoras, Santos Mártires, 12 de julio  

Fortunato y Hermágoras, Santos

Mártires

Martirologio Romano: En Aquileia, en los confines de Venecia, santos Fortunato y Hermágoras, mártires.

Etimológicamente: Fortunato = Aquel que es favorecido por la suerte, es de origen latino.

Etimológicamente: Hermágoras = Aquel que pertenece a Hermes, es de origen griego.

 

Según una tradición que data del siglo VIII, San Marcos el Evangelista, antes de ir a fundar la Iglesia de Alejandría, fue enviado por San Pedro a evangelizar Aquilea. El Apóstol predicó ahí el Evangelio, reforzó su predicación con milagros y convirtió a muchos paganos. Al partir de Aquilea, nombró obispo a un "distinguido personaje", llamado Hermágoras, a quien San Pedro confirió la consagración episcopal.

Los cristianos de Istria y sus alrededores le veneran como primer obispo de Aquilea. San Hermágoras, acompañado por su diácono San Fortunato, predicó el Evangelio en Belluno, Como, Ceneda y otras ciudades.

Las actas de San Hermágoras, que son muy posteriores y carecen de valor histórico, cuentan que Nerón envió a Sebastio a Aquilea para que pusiese en vigor los edictos de persecución contra los cristianos. Sebastio encarceló y torturó a San Hermágoras.

Una noche, el carcelero vio la celda donde estaba el santo, iluminada por una luz muy brillante; el prodigio le impresionó tanto, que se convirtió al cristianismo. Pero, lleno de un entusiasmo imprudente, salió a gritar por las calles de la ciudad: "¡Grande es el Dios de Hermágoras y grandes los prodigios que obra!" Muchas gentes acudieron entonces a la prisión y vieron la luz en la celda del santo, y se convirtieron. Aprovechando la oscuridad de la noche, Sebastio mandó decapitar inmediatamente a San Hermágoras y a San Fortunato.

En realidad, aunque San Fortunato fue martirizado en Aquilea, no hay ninguna razón de peso para relacionarle con San Hermágoras.

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Fuente: Martirologio Romano
Otros Santos y Beatos Completando el santoral de este día, 12 de julio  

Otros Santos y Beatos

San Vivenciolo, obispo
En Lyon, ciudad de la Galia, san Vivenciolo, obispo, que fue promovido al episcopado cuando enseñaba en la escuela monástica de San Eugendio, y animó a clérigos y laicos a estar presentes en el Concilio de Pau, para que el pueblo conociese mejor lo que los pontífices establecían (c. 523).

San León I, abad
En el monasterio de Cava, en la Campania, san León I, abad, que proveyó a los pobres con el trabajo de sus manos y les protegió ante los príncipes (1079).

Beato David Gunston, mártir
En Londres, en Inglaterra, beato David Gunston, mártir, caballero de la Orden de San Juan de Jerusalén, que por oponerse en lo espiritual al régimen del rey Enrique VIII, fue ahorcado en el patíbulo de Southwark (1581).

Beatos Matías Araki y siete compañeros, mártires
En Nagasaki, ciudad del Japón, beatos Matías Araki y siete compañeros, que sufrieron el martirio por su fe en Cristo (1626). Cuyos nombres son: beatos Pedro Arakiyori Chobioye y Susana, esposos; Juan Tanaka y Catalina, esposos: Juan Nagai Naisen y Mónica, esposos, y su hijo el niño Luis.

Beatas Rosa de San Javier (Magdalena Teresa) Tallien, Marta del Buen Ángel (María) Cluse, María de San Enrique (Margarita Eleonor) de Justamond y Juana María de San Bernardo de Romillon, vírgenes y mártires
En la población de Orange, en la región de la Provenza, en Francia, beatas Rosa de San Javier (Magdalena Teresa) Tallien, Marta del Buen Ángel (María) Cluse, María de San Enrique (Margarita Eleonor) de Justamond y Juana María de San Bernardo de Romillon, vírgenes y mártires, que alcanzaron la palma del martirio durante la Revolución Francesa (1794).

San Pedro Khanh, presbítero y mártir
En la provincia de Nghê An, en Annam, san Pedro Khanh, presbítero y mártir, que al ser reconocido como cristiano cuando se hallaba en su mesa de recaudador, pasó seis meses preso en la cárcel, y al negarse a abjurar de la fe, fue degollado por orden del emperador Thiêu Tri (1842).

 

 

Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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