JMJ
Pax
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 11, 1-13
Gloria a ti, Señor.
Un día Jesús estaba orando y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo:
"Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a su discípulos".
Entonces Jesús les dijo:
Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu nombre, venga tu Reino, danos hoy nuestro pan de cada día y perdona nuestras ofensas, puesto que también nosotros perdonamos a todo el que nos ofende, y no nos dejes caer en tentación".
También les dijo:
"Supongamos que alguno de ustedes tiene un amigo y viene a media noche a decirle: "Préstame, por favor, tres panes, pues un amigo mío ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle"".
Pero el otro le responde desde dentro:
"No me molestes; no puedo levantarme a dártelos; la puerta ya está cerrada y mis hijos y yo
estamos acostados".
Si el otro sigue tocando, yo les aseguro que, aunque no se levante a dárselos por ser un amigo, al menos por su molesta insistencia sí se levantará y le dará cuanto necesite.
Así también les digo a ustedes: Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, toquen y se les abrirá; porque quien pide recibe, quien busca encuentra, y al que toca se le abre.
¿Habrá entre ustedes algún padre que cuando su hijo le pide pan, le da una piedra? ¿O cuando le pide pescado, le da una culebra? ¿O cuando le pide un huevo, le da un alacrán? Si ustedes, pues, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!"
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.
† Misal
17o. Dom Ord Ciclo C
Antífona de entrada
Adoremos a Dios en su santo templo; él nos hace habitar juntos en su casa; él es la fuerza y el poder de su pueblo.
Oración Colecta
Oremos:
Padre santo todopoderoso, protector de los que en ti confían, ten misericordia de nosotros y enséñanos a usar con sabiduría de los bienes de la tierra, a fin de que no nos impidan alcanzar los del cielo.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
No se enfade mi Señor si sigo hablando
Lectura del libro de Génesis 18, 20-32
En aquellos días, el Señor dijo:
"El clamor contra Sodoma y Gomorra es grande y su pecado es demasiado grave; bajaré, a ver si sus hechos corresponden a ese clamor; y si no, lo sabré".
Los hombres que estaban con Abrahán se despidieron de él y se encaminaron hacia Sodoma. Abrahán se quedó ante el Señor y preguntó:
"Será posible que tú destruyas al inocente junto con el culpable? Supongamos que hay cincuenta justos en la ciudad, ¿acabarás con todos ellos y no perdonarás al lugar en atención a esos cincuenta justos? ¡Lejos de ti tal cosa!, matar al inocente junto con el culpable, de manera que la suerte del justo sea como la del malvado; eso no puede ser. El juez de todo el mundo, ¿no hará justicia? El Señor le contestó:
"Si encuentro en Sodoma cincuenta justos, perdonaré a toda la ciudad en atención a ellos".
Abrahán insistió:
"Me he atrevido a hablar a mi Señor, yo que soy polvo y ceniza. Supongamos que faltan cinco para los cincuenta justos, ¿por esos cinco que faltan, destruirás toda la ciudad?"
Respondió el Señor:
"No la destruiré si encuentro allí cuarenta y cinco justos".
Abrahán volvió a insistir:
"Quizá no se encuentren allí más que cuarenta".
El Señor le respondió:
"En atención a los cuarenta, no lo haré".
Abrahán siguió insistiendo:
Qué no se enoje mi Señor si sigo hablando.
¿Y si hubiera treinta?
El Señor le respondió:
"No lo haré, si hay treinta".
Abrahán insistió otra vez:
"Ya que me he atrevido a hablar a mi Señor; ¿y si se encuentran sólo veinte?"
Respondió el Señor:
"En atención a los veinte no la destruiré".
Abrahán continuó:
"No se enoje mi Señor, hablaré sólo una vez más. ¿Y si se encuentran sólo diez?"
Contestó el Señor:
"Por esos diez no destruiré la ciudad".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Del Salmo 137
Cuando te invoquemos, Señor, nos escuchaste.
De todo corazón te damos gracias, Señor porque escuchaste nuestros ruegos. Te cantaremos delante de tus ángeles te adoraremos en tu templo.
Cuando te invoquemos, Señor, nos escuchaste.
Señor, te damos gracias por tu lealtad y por tu amor: siempre que te invocamos nos oíste y nos llenaste de valor.
Cuando te invoquemos, Señor, nos escuchaste.
Que todos los reyes de la tierra te reconozcan, al escuchar tus prodigios. Que alaben tus caminos, porque tu gloria es inmensa.
Cuando te invoquemos, Señor, nos escuchaste.
Tu mano, Señor, nos pondrá a salvo, y así concluirás en nosotros tu obra. Señor, tu amor perdura eternamente, obra tuya soy, no me abandones.
Cuando te invoquemos, Señor, nos escuchaste.
Segunda Lectura
Les dio a ustedes una vida nueva con Cristo, perdonándoles todos sus pecados
Lectura de la carta del apóstol Pablo a los Colosenses 2, 12-14,
Hermanos: Por el bautismo fueron ustedes sepultados con Cristo y también resucitaron con él, mediante la fe en el poder de Dios que lo resucitó de entre los muertos. Ustedes estaban muertos por sus pecados y no pertenecían al pueblo de la alianza. Pero Dios les dio una nueva vida en Cristo, perdonándoles todos los pecados. El anuló el documento que nos era contrario, cuyas cláusulas nos condenaban; y lo eliminó clavándolo en la cruz de Cristo.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Hemos recibido un espíritu de hijos que nos hace exclamar: ¡Padre!
Aleluya.
Evangelio
Pidan y se les dará
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 11, 1-13
Gloria a ti, Señor.
Un día Jesús estaba orando y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo:
"Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a su discípulos".
Entonces Jesús les dijo:
Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu nombre, venga tu Reino, danos hoy nuestro pan de cada día y perdona nuestras ofensas, puesto que también nosotros perdonamos a todo el que nos ofende, y no nos dejes caer en tentación".
También les dijo:
"Supongamos que alguno de ustedes tiene un amigo y viene a media noche a decirle: "Préstame, por favor, tres panes, pues un amigo mío ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle"".
Pero el otro le responde desde dentro:
"No me molestes; no puedo levantarme a dártelos; la puerta ya está cerrada y mis hijos y yo
estamos acostados".
Si el otro sigue tocando, yo les aseguro que, aunque no se levante a dárselos por ser un amigo, al menos por su molesta insistencia sí se levantará y le dará cuanto necesite.
Así también les digo a ustedes: Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, toquen y se les abrirá; porque quien pide recibe, quien busca encuentra, y al que toca se le abre.
¿Habrá entre ustedes algún padre que cuando su hijo le pide pan, le da una piedra? ¿O cuando le pide pescado, le da una culebra? ¿O cuando le pide un huevo, le da un alacrán? Si ustedes, pues, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!"
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración de los Fieles
Celebrante: Pidamos, hermanos y hermanas, el auxilio del Espíritu Santo para que inspire nuestras oraciones y ruegue con nosotros por las necesidades del mundo:
Respondemos: Te lo pedimos Señor, óyenos.
Para los que empiezan a conocer a Cristo, desean la gracia del bautismo y para los que preparan el bautismo de sus hijos, pidamos el favor de Dios todopoderoso, roguemos al Señor.
Te lo pedimos Señor, óyenos.
Para nuestro pueblo, para todos los que habitan en él y para todos los pueblos y naciones, pidamos al Señor paz y prosperidad abundantes, roguemos al Señor.
Te lo pedimos Señor, óyenos.
Para los que persiguen a la Iglesia y para los pecadores que viven intranquilos, pidamos la luz del Espíritu y la gracia de la conversión, roguemos al Señor.
Te lo pedimos Señor, óyenos.
Por los que estamos aquí reunidos y por aquellos por los que queremos rezar, pidamos al Señor que nos guarde a todos en la fe y nos reúna en el Reino de su Hijo, roguemos al Señor.
Te lo pedimos Señor, óyenos.
Celebrante: Escucha, Padre santo, la voz de tu Iglesia y haz que comprendamos el misterio de la oración filial que tu Hijo Jesús nos enseñó; danos tu Espíritu, para que invocándote con aquella confianza y perseverancia que él nos enseñó, crezcamos más y más en la experiencia de tu amor.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, estos dones que tu generosidad ha puesto en nuestras manos, y concédenos que este sacrificio santifique toda nuestra vida y nos conduzca a la felicidad eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
La creación alaba al Señor
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque creaste el universo con todo cuanto contiene, determinaste el ciclo de las estaciones, y formaste al ser humano a tu imagen y semejanza: porque lo hiciste dueño de un mundo portentoso para que, en tu nombre, dominara la creación entera y, al contemplar la grandeza de tus obras, en todo momento te alabara, por Cristo, nuestro Señor.
A quien cantan los cielos y la tierra, los ángeles y los arcángeles, proclamando sin cesar:
Antífona de la Comunión
Bendice, alma mía, al Señor y no olvides sus muchos beneficios.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Señor, que esta Eucaristía, memorial de la muerte y resurrección de tu Hijo, nos ayude a corresponder al don inefable de su amor y a procurar cada día nuestra salvación eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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† Meditación diaria
Décimo séptimo Domingo
ciclo c
APRENDER A PEDIR
— El sentido de nuestra filiación divina debe estar presente siempre en nuestra oración.
— Pedir bienes sobrenaturales, y también bienes materiales, si nos ayudan a amar a Dios.
— La súplica de Abrahán.
I. Jesús se retiraba a orar, con frecuencia, muy de mañana y a lugares apartados1. Sus discípulos le encontraron muchas veces en un diálogo lleno de ternura con su Padre del Cielo. Y un día, al terminar la oración, le dijo uno de sus discípulos: Señor, enséñanos a orar2... Esto hemos de pedir también nosotros: Jesús, enséñame a tratarte, dime cómo y qué cosas debo pedirte... Porque en ocasiones –incluso aunque llevemos años haciendo oración– estamos delante de Dios como el niño que apenas sabe pronunciar unas cuantas palabras mal aprendidas.
El Señor les enseñó entonces el modo de rezar y la oración por excelencia: el Padrenuestro. Sus labios pronunciarían cada palabra de esta oración universal con una particular entonación. Y nos señala la confianza que hemos de tener siempre en todo diálogo con Dios al mostrar nuestra radical necesidad, porque esa confianza es fundamento de toda oración verdadera: ¿Quién de vosotros que tenga un amigo, y acuda a él a medianoche y le diga: Amigo, préstame tres panes, porque un amigo mío ha llegado de viaje y no tengo qué ofrecerle...? Os digo que si no se levanta a dárselos por ser su amigo, al menos por su importunidad se levantará para darle cuanto necesite. Una buena parte de nuestras relaciones con Dios están definidas por la petición confiada. Somos hijos de Dios, hijos necesitados, y Él solo desea darnos, y en abundancia: pues, ¿qué padre habrá entre vosotros a quien si el hijo le pide un pez, en lugar de un pez le dé una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dé un escorpión?
El Señor mismo sale fiador de nuestra petición: todo el que pide, recibe; y el que busca, encuentra; y a quien llama, se le abrirá. No pudo ser más categórico. Solo nos iremos de vacío si nos sentimos satisfechos de nosotros mismos; si pensáramos que nada necesitamos, porque nos hubiéramos contentado con unas metas bien cortas, o porque hubiéramos pactado con defectos y flaquezas. Colmó de bienes a los hambrientos, y a los ricos los despidió sin nada3. Debemos acudir al Sagrario como gente muy necesitada ante Quien todo lo puede: como acudían a Jesús los leprosos, los ciegos, los paralíticos... "Rezar –señalaba Juan Pablo II al comentar este pasaje del Evangelio– significa sentir la propia insuficiencia a través de las diversas necesidades que se presentan al hombre, y que forman parte de su vida: la misma necesidad del pan a que se refiere Cristo, poniendo como ejemplo al hombre que despierta a su amigo a medianoche para pedírselo. Tales necesidades son numerosas. La necesidad de pan es, en cierto sentido, el símbolo de todas las necesidades materiales, de las necesidades del cuerpo humano (...). Pero la escala de estas necesidades es más amplia..."4.
La humildad de sentirnos limitados, pobres, carentes de tantos dones, y la confianza en que Dios es el Padre incomparable pendiente de sus hijos, son las primeras disposiciones con las que debemos acudir diariamente a la oración. "Si nosotros aprendemos en el sentido pleno de la palabra, en su plena dimensión, la realidad Padre, hemos aprendido todo (...). Aprender quién es el Padre quiere decir adquirir la certeza absoluta de que Él no podrá rechazar nada. Todo esto se dice en el Evangelio de hoy. Él no te rechaza ni siquiera cuando todo, material y psicológicamente, parece indicar el rechazo. Él no te rechaza jamás"5. Nunca deja de atendernos. El sentido de nuestra filiación divina y la conciencia de la propia indigencia y debilidad deben estar siempre presentes en nuestro trato con Dios.
II. Todo el que pide, recibe; y el que busca, encuentra; y a quien llama, se le abrirá.
Ante todo debemos pedir y buscar los bienes del alma, querer amar cada día más al Señor, deseos auténticos de santidad en medio de las peculiares circunstancias en las que nos encontremos. También debemos pedir los bienes materiales, en la medida en que nos sirvan para alcanzar a Dios: la salud, bienes económicos, lograr ese empleo que quizá nos es necesario...
"Pidamos los bienes temporales discretamente –nos aconseja San Agustín–, y tengamos la seguridad –si los recibimos– de que proceden de quien sabe que nos convienen. ¿Pediste y no recibiste? Fíate del Padre; si te conviniera te lo habría dado. Juzga por ti mismo. Tú eres delante de Dios, por tu inexperiencia de las cosas divinas, como tu hijo ante ti con su inexperiencia de las cosas humanas. Ahí tienes a ese hijo llorando el día entero para que le des un cuchillo o una espada. Te niegas a dárselo y no haces caso de su llanto, para no tener que llorarle muerto. Ahora gime, se enfada y da golpes para que le subas a tu caballo; pero tú no le haces caso porque, no sabiendo conducirlo, le tirará o le matará. Si le rehusas ese poco, es para reservárselo todo; le niegas ahora sus insignificantes demandas peligrosas para que vaya creciendo y posea sin peligro toda la fortuna"6. Así hace el Señor con nosotros, pues somos como el niño pequeño que muchas veces no sabe lo que pide.
Dios quiere siempre lo mejor; por eso, la felicidad del hombre se encuentra siempre en la plena identificación con el querer divino, pues, aunque humanamente no lo parezca, por ese camino nos llegará la mayor de las dichas. Cuenta el Papa Juan Pablo II cómo le impresionó la alegría de un hombre que encontró en un hospital de Varsovia después de la insurrección de aquella ciudad durante la Segunda Guerra Mundial. Estaba gravemente herido y, sin embargo, era evidente su extraordinaria felicidad. "Este hombre llegó a la felicidad –comentaba el Pontífice– por otro camino, ya que juzgando visiblemente su estado físico desde el punto de vista médico, no había motivos para ser tan feliz, sentirse tan bien y considerarse escuchado por Dios. Y sin embargo había sido escuchado en otra dimensión de su humanidad"7, en aquella dimensión en la que el querer divino y el humano se hacen una sola cosa. Por eso, lo que nosotros debemos pedir y desear es hacer la voluntad de Dios: hágase tu voluntad en la tierra como en el Cielo. Y este es siempre el medio para acertar, el mejor camino que podíamos haber soñado, pues es el que preparó nuestro Padre del Cielo. "Dile: Señor, nada quiero más que lo que Tú quieras. Aun lo que en estos días vengo pidiéndote, si me aparta un milímetro de la Voluntad tuya, no me lo des"8. ¿Para qué lo quiero yo, si Tú no lo quieres? Tú sabes más. Hágase tu voluntad...
III. La Primera lectura9 de la Misa nos muestra otro ejemplo conmovedor: la súplica de Abrahán, el amigo de Dios, por aquellas ciudades que tanto habían ofendido a Dios y que iban a ser destruidas: ¿Es que vas a destruir al inocente con el culpable? Si hay cincuenta justos en la ciudad, ¿los destruirías y no perdonarás el lugar por los cincuenta inocentes que hay en él? Abrahán tratará de salvar las ciudades, "regateando" con Dios, en el que confía y del que se siente verdaderamente querido. Y habla poniendo delante de Dios el inmenso tesoro que son unos cuantos justos, unos cuantos santos.
El Señor se complace tanto en quienes son justos, en quienes le aman y por tanto cumplen su voluntad, que estará dispuesto a perdonar a miles de pecadores que cometieron incontables ofensas contra Él, con tal de que se encuentren diez justos en la ciudad. Tan agradable es a Dios el amor y la adoración de estos pocos que es capaz de olvidar las iniquidades de aquellas ciudades. Es una enseñanza clara para nosotros, que queremos seguir al Señor de cerca –¡con obras!– y contarnos entre sus íntimos, pues a veces puede insinuarse en el alma la tentación de preguntarse: ¿de qué sirve que yo trate de luchar y de esforzarme en cumplir con fidelidad la voluntad de Dios, si son tantos los que le ofenden y quienes viven como si Él no existiera o como si no mereciera ningún interés? Dios tiene otras medidas, bien distintas de las humanas, acerca de la utilidad de una vida. Un día, al final, el Señor nos hará ver la eficacia enorme, más allá del tiempo y de la distancia, de aquella madre de familia que gastó sus días en sacar la familia adelante; el valor para toda la Iglesia del dolor de aquel enfermo que ofreció diariamente al Señor sus padecimientos; el "precio" de una hora de estudio o de trabajo convertida en oración...
Con una medida que solo la misericordia divina conoce, a Yahvé le hubieran bastado diez justos para salvar a Sodoma y Gomorra. Las obras de estos justos, puestas en una balanza, habrían pesado más que todos lo pecados de aquellos miles de infelices pecadores. Nosotros, cuando procuramos ser fieles al Señor, hemos de experimentar la alegría de saber que esta entrega, a pesar de nuestros muchos defectos, es el gozo de Dios en el mundo. Él está pronto a escuchar nuestra oración. Y debemos pedir cada día por la sociedad que nos rodea, pues parece alejarse cada vez más de Dios. "La oración de Abrahán –comenta el Papa Juan Pablo II– es muy actual en los tiempos en los que vivimos. Es necesaria una oración así, para que todo hombre justo trate de rescatar al mundo de la injusticia"10.
Terminemos nuestra oración haciendo el propósito de aprender a orar, de aprender a pedir como hijos. Hemos de acudir al Señor con mucha frecuencia, pues nos encontramos tan necesitados como aquellos que se agolpaban a la puerta11, esperando de Él la salud del alma o del cuerpo. La Virgen Nuestra Madre nos enseñará a ser audaces en la petición. A Ella le rogamos que nos ayude a conseguir, con nuestro apostolado, que en todos los ambientes –en cada ciudad y en todo pueblo, en cada lugar de trabajo y en toda profesión– haya esos diez, veinte, cincuenta... justos que son agradables a Dios y en los que Él se puede apoyar.
1 Cfr. Mt 14, 23; Mc 1, 35; Lc 5, 16; 9, 18. — 2 Evangelio de la Misa. Lc 11, 1-13. — 3 Lc 1, 53. — 4 Juan Pablo II, Homilía 27-VII-1980. — 5 Ibídem. — 6 San Agustín, Sermón 80, 2, 7-8. — 7 Juan Pablo II, loc. cit. — 8 San Josemaría Escrivá, Forja, n. 512. — 9 Gen 18, 20-32. — 10 Juan Pablo II, loc. cit. — 11 Cfr. Mc 1, 33.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
Santa María Josefa Rosello
Fundadora
Año 1880
Esta activísima mujer tuvo el consuelo de que al morir ya había fundado 66 conventos de su comunidad. Es la fundadora de las Hermanas de la Misericordia.
En un retrato que le fue tomado, la santa aparece con un rostro firmemente perfilado y lleno de energía; sereno, y con la alegría de quien espera conseguir nuevos triunfos.
María Josefa nació en 1811 en Abisola, Italia, de familia pobre. Cuando todavía era muy jovencita, su papá la llamaba "la pequeña capitana", porque demostraba tener cualidades de líder y ejercía mucha influencia entre sus compañeras.
Un día todas las personas mayores del pueblo dispusieron irse en peregrinación a visitar un santuario de la Virgen, en otra población. Cuando ya los mayores se habían marchado, María Josefa organizó a las niñas de la población y con ellas se fue cantando y rezando, en peregrinación al templo del pueblo. Un joven subió a la torre e hizo repicar las campanas, y así también los menores tuvieron su fiesta religiosa.
Un par de esposos muy ricos sufrían porque el marido estaba paralizado y no tenían quien le hiciera de enfermera. Averiguaron qué mujer había de absoluta confianza y les recomendaron a Josefa. Y ella atendió con el más esmerado cariño al pobre paralítico durante ocho años. Los esposos en pago a tantas bondades, dispusieron hacerla heredera de sus cuantiosos bienes. Pero la joven les dijo que solamente había hecho esto por amor a Dios, y no les recibió nada.
Nuestra joven sentía un gran deseo de dedicarse a llevar una vida de soledad y oración, pero su confesor le dijo que eso no era lo mejor para su temperamento emprendedor. Entonces al saber que el señor obispo de Savona estaba aterrado al ver que había tantas niñas abandonadas por las calles, sin quién las educara, se le presentó para ofrecerle sus servicios. Al prelado le pareció muy buena su oferta y la encargó de conseguir otras jovenes que quisieran dedicarse a la educación de niñas abandonadas. Y así en 1837 con ella y varias de sus amigas quedó fundada la congregación de Nuestra Señora de la Merced o de las Misericordias, con el fin de atender a las jóvenes más pobres.
Con unos muebles viejos, una casona casi en ruinas, cuatro colchones de paja extendidos en el suelo, unos kilos de papas, un crucifijo y un cuadro de la Santísima Virgen, empezaron su nueva comunidad. Y Dios la bendijo tanto, que ya en vida de la fundadora se fundaron 66 casas de la comunidad. Sus biógrafos dicen que María Josefa no hizo milagros de curaciones, pero que obtuvo de Dios el milagro de que su congregación se multiplicara de manera admirable. Cada vez que tenía unos centavos sobrantes en una casa, ya pensaba en fundar otra para las gentes más pobres.
La esposa del paralítico al cual ella había atendido con tanta caridad cuando era joven, le dejó al morir toda su grande herencia y con eso pudo pagar terribles deudas que tenía y fundar nuevas casas.
La Madre Josefa tenía una confianza total en la Divina Providencia, o sea en el gran amor generoso con que Dios cuida de nosotros. Y aún en las circunstancias más difíciles no dudaba de que Dios iba a intervenir a ayudarla, y así sucedía.
En su escritorio tenía una calavera para recordar continuamente en que terminan las bellezas y vanidades del mundo.
Durante 40 años fue superiora general, pero aún teniendo tan alto cargo, en cada casa donde llegaba, se dedicaba a ayudar en los oficios más humildes: lavar, barrer, cocinar, atender a los enfermos más repugnantes, etc.
Ante tantos trabajos y afanes se enfermó gravemente. El obispo se dio cuenta de que se trataba de cansancio y exceso de trabajo. La envió a descansar varias semanas, y volvió llena de salud y de energías para seguir trabajando, por el Reino de Dios.
Los misioneros encontraban muchas niñas abandonadas y en graves peligros y las llevaban a la Madre Josefa. Y ella, aun con grandes sacrificios y endeudándose hasta el extremo, las recibía gratuitamente para educarlas.
Su gran deseo era el poder enviar misioneras a lejanas tierras. Y la ocasión se presentó en 1875 cuando desde Buenos Aires, Argentina, le rogaron que enviara a sus religiosas a atender a las niñas abandonadas. Y coincidió el envío de sus primeras misioneras con el primer grupo de misioneros salesianos que enviaba San Juan Bosco. Así que ellas en el barco recibieron la bendición y los consejos de este gran santo que estaba ese día despidiendo a sus primeros misioneros salesianos.
También en América sus religiosas fueron fundando hospitales, casas de refugio y obras de beneficiencia.
Sus últimos años padeció muy dolorosas enfermedades que la redujeron casi a total quietud. Y llegaron escrúpulos o falsos temores de que se iba a condenar. Era una pena más que le permitía Dios para que se santificara más y más. Pero venció esas tentaciones con gran confianza en Dios y murió diciendo: "Amemos a Jesús. Lo más importante es amar a Dios y salvar el alma". El 7 de diciembre de 1880 pasó a la eternidad. En 1949 fue declarada santa.
Que la Divina Providencia de Dios envíe a su santa Iglesia muchas "capitanas" que, como María Josefa Rosello, se dediquen a llenar el mundo de obras de caridad.
Dijo Jesús: "Id por todo el mundo y predicad el Evangelio".
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Fuente: Mercaba.org
Catalina Tomás, Santa Monja, 28 de julio
Monja Martirologio Romano: En la ciudad de Palma, en la isla de Mallorca, en España, santa Catalina Tomás, virgen, que, habiendo ingresado en la Orden de Canonesas Regulares de San Agustín, destacó por su humildad y la abnegación de la voluntad (1574). Sí alguna vez van ustedes a Mallorca, será obligado que visiten Valldemosa. El turismo se basa, por desgracia, en lo espectacular. Y así, les enseñarán la Cartuja, con sus celdas, y aquellas donde vivieron el pobre Federico Chopin y la escritora George Sand una bien pobre aventura humana. O en La Foradada, la mancha de humo de aquella hoguera que encendió Rubén Darío, cuando quiso hacer una paella junto al mar. Salvo que ustedes pregunten, nadie o casi nadie les hablará de Catalina Thomás, aquella "santita mucama", como la llamó un escritor viajero español. |
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Fuente: itunet
Nazario y Celso, santos Mártires, 28 de julio
Mártires Martirologio Romano: En Milán, de la provincia de Liguria, santos Nazario y Celso, mártires, cuyos cuerpos fueron hallados por san Ambrosio (inventio 395). |
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Pedro Poveda Castroverde, Santo Sacerdote y Mártir, 28 de julio
Sacerdote y Mártir Martirologio Romano: En Madrid, capital de España, San Pedro Poveda Castroverde, presbítero y mártir, fundador de la Institución Teresiana destinada a promover la formación cristiana, que al comienzo de la persecución contra la Iglesia fue asesinado por odio a la religión, dando un claro testimonio de su fe (1936). |
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Germán Martín Martín, Beato Sacerdote y Mártir, 28 de julio
Germán Martín Martín nace en San Cristóbal del Priero, Oviedo (España), el 9 de febrero de 1899. |
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Fuente: franciscanos.org
Alfonsa de la Inmaculada Concepción (Ana) Muttathupadathu, Santa Primera Santa de la India, 28 de julio
Religiosa Clarisa de la India Martirologio Romano: En la ciudad de Bharananganam, en Kérala, en la India, Santa Alfonsa de la Inmaculada Concepción (Ana) Muttathupadathu, virgen, que, para evitar que la obligasen a casarse, metió el pie en el fuego, y admitida en las Clarisas Malabarenses, vivió casi continuamente enferma ofreciendo su vida a Dios (1946). |
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_Fuente: Archidiócesis de Madrid
Inocencio I, Santo XL Papa, 28 de julio
XL Papa Martirologio Romano: En Roma, en el cementerio de Ponciano, junto al "Oso peludo", sepultura de san Inocencio I, papa, que defendió a san Juan Crisóstomo, consoló a san Jerónimo y aprobó a san Agustín (417). Nació en la segunda mitad del siglo IV y parece ser que en Albano, aunque documentalmente no pueda demostrarse con certeza. Fue elegido papa en el año 401, como sucesor de Anastasio I. |
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Fuente: www.lasalle.org
Jaime Hilario (Manuel Barbal Cosán), Santo Mártir Lasallista, 28 de julio
Mártir Lasallista Martirologio Romano: En Tarragona, España, beato Jaime Hilario (Manuel) Barbal Cosán, religioso de los Hermanos de la Escuelas Cristianas, mártir, condenado a la pena capital por odio a la Iglesia en la mencionada persecución (1936). |
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Fuente: www.dominicos.org
Melchor de Quirós, Santo Obispo y Mártir, 28 de julio
Obispo y Mártir Martirologio Romano En Nam Dinh, de Tonquín (hoy Vietnam), san Melchor García Sampedro, obispo, de la Orden de Predicadores y mártir, encerrado primero por ser cristiano en una estrechísima cárcel, y después, por orden del emperador Tu Duc, materialmente despedazado (1858). ORACIÓN |
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Fuente: ACIprensa.com
Víctor I, Santo XIV Papa, 28 de julio
XIV Papa de la Iglesia Martirologio Romano: En Roma, san Víctor I, papa, africano de nacimiento, que fijó para todas las Iglesias la celebración de la fiesta de Pascua en el domingo que sigue inmediatamente a la Pascua judía (c. 200). |
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Fuente: www.sdb.org
José Caselles Moncho y José Castell Camps, Beatos Mártires Salesianos, 28 de julio
Mártires Salesianos Martirologio Romano: En Barcelona, España, beatos José Caselles Moncho y José Castell Camps, presbíteros de la Sociedad Salesiana y mártires, que durante la misma persecución religiosa merecieron alcanzar con el martirio la gloria de la vida eterna (1936). |
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Fuente: L´oservatore Romano
Manuel Segura, Beato Mártir, 28 de julio
Martirologio Romano: En Gabasa, pueblo de la provincia de Zaragoza, en España, beatos Manuel Segura, presbítero, y David Carlos, religioso de la Orden de los Clérigos Regulares de las Escuelas Pías, mártires durante la persecución contra la Iglesia durante la guerra civil española(1936). Nació en Almonacid de la Sierra (Zaragoza), el 21 de enero de 1881. Vistió el hábito escolapio en Peralta de las Sal (Huesca) el 1 de noviembre de 1899 y fue ordenado sacerdote en Barbastro el 25 de mayo de 1907. |
Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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