JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 9, 1-8
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús subió de nuevo a la barca, pasó a la otra orilla del lago y llegó a Cafarnaún, su ciudad.
En esto, trajeron a donde él estaba a un paralítico postrado en una camilla. Viendo Jesús la fe de
aquellos hombres, le dijo al paralítico:
"Ten confianza, hijo; se te perdonan tus pecados".
Al oír esto, algunos escribas pensaron:
"Este hombre está blasfemando".
Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, les dijo:
"¿Por qué piensan mal en sus corazones? ¿Qué es más fácil: decir "Se te perdonan tus
pecados", o decir "Levántate y anda?" Pues para que sepan que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar los pecados -le dijo entonces al paralítico-: Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa".
El se levantó y se fue a su casa. Al ver esto, la gente se llenó de temor y glorificó a Dios, que había dado tanto poder a los hombres.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.
† Misal
Jue 13a. Ordinario año impar
Antífona de Entrada
Todo depende de tu voluntad, Señor, y nadie puede resistirse a ella. Tú creaste el cielo y la tierra y las maravillas que hay bajo el cielo. Tú eres el Señor del universo.
Oración Colecta
Oremos:
Padre lleno de amor, que nos concedes siempre más de lo que merecemos y deseamos: perdona misericordiosamente nuestras ofensas y otórganos aquellas gracias que no hemos sabido pedirte y tú sabes que necesitamos.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
El sacrificio de nuestro patriarca Abrahán
Lectura del libro del Génesis 22, 1-19
En aquel tiempo, Dios le puso una prueba a Abrahán y le dijo:
"¡Abrahán, Abrahán!"
El respondió:
"Aquí estoy".
Y Dios le dijo:
"Toma a tu hijo único, Isaac, a quien tanto amas; vete a la región de Moria y ofrécemelo en sacrificio, en la montaña que yo te indicaré".
Abrahán madrugó, preparó su burro, tomó consigo a dos de sus criados y a su hijo Isaac; partió leña para el sacrificio y se encaminó al lugar que Dios le había indicado. Al tercer día divisó a lo lejos el lugar. Entonces dijo a sus criados:
"Permanezcan aquí con el burro; yo iré con el muchacho allá arriba para adorar a Dios y después regresaremos".
Abrahán tomó la leña para el sacrificio, se la cargó a su hijo Isaac y tomó en su mano el fuego y el cuchillo. Los dos caminaban juntos. Isaac dijo a su padre Abrahán:
"Padre".
El respondió:
"¿Qué quieres, hijo?"
Isaac preguntó:
"Ya tenemos fuego y leña, pero, ¿dónde está el cordero para el sacrificio?"
Abrahán le respondió:
"Dios nos dará el cordero para el sacrificio, hijo mío".
Y continuaron caminando juntos. Cuando llegaron al sitio que Dios le había señalado, Abrahán levantó un altar y acomodó la leña. Luego ató a su hijo Isaac, lo puso sobre el altar, encima de la leña, y tomó el cuchillo para degollarlo. Pero el ángel del Señor lo llamó desde el cielo y le dijo:
"¡Abrahán, Abrahán!"
El respondió:
"Aquí estoy".
El ángel le dijo:
"No descargues la mano contra tu hijo, ni le hagas daño. Ya veo que obedeces a Dios, porque no le has negado a tu hijo único".
Abrahán levantó los ojos y vio un carnero, enredado por los cuernos en un matorral. Atrapó el carnero y lo ofreció en sacrificio, en lugar de su hijo. Abrahán puso por nombre a aquel lugar el nombre de "El Señor provee", y por eso todavía hoy se llama "La montaña del Señor provee".
El ángel del Señor volvió a llamar desde el cielo a Abrahán y le dijo:
"Juro por mí mismo, palabra del Señor, que por haber hecho esto y no haberme negado a tu único hijo, yo te bendeciré y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y las arenas del mar. Tus descendientes conquistarán las ciudades de sus enemigos. En tu descendencia serán bendecidos todos los pueblos de la tierra, porque obedeciste a mis palabras".
Abrahán volvió a donde estaban sus criados y juntos se pusieron en camino hacia Bersebá. Y Abrahán se quedó a vivir allí.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Del salmo 114
Nuestro Dios es compasivo.
Amo al Señor porque escucha el clamor de mi plegaria, porque me prestó atención cuando mi voz lo llamaba.
Nuestro Dios es compasivo.
Redes de angustia y de muerte me alcanzaron y me ahogaban. Entonces rogué al Señor que la vida me salvara.
Nuestro Dios es compasivo.
El Señor es bueno y justo, nuestro Dios es compasivo. A mí, débil, me salvó y protege a los sencillos.
Nuestro Dios es compasivo.
Mi alma libró de la muerte, del llanto los ojos míos, y ha evitado que mis pies tropiecen por el camino. Caminaré ante al Señor por la tierra de los vivos.
Nuestro Dios es compasivo.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Dios ha reconciliado consigo al mundo, por medio de Cristo, y nos ha encomendado a nosotros el mensaje de la reconciliación.
Aleluya.
Evangelio
La gente glorificó a Dios, que había dado tanto poder a los hombres
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 9, 1-8
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús subió de nuevo a la barca, pasó a la otra orilla del lago y llegó a Cafarnaún, su ciudad.
En esto, trajeron a donde él estaba a un paralítico postrado en una camilla. Viendo Jesús la fe de
aquellos hombres, le dijo al paralítico:
"Ten confianza, hijo; se te perdonan tus pecados".
Al oír esto, algunos escribas pensaron:
"Este hombre está blasfemando".
Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, les dijo:
"¿Por qué piensan mal en sus corazones? ¿Qué es más fácil: decir "Se te perdonan tus
pecados", o decir "Levántate y anda?" Pues para que sepan que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar los pecados -le dijo entonces al paralítico-: Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa".
El se levantó y se fue a su casa. Al ver esto, la gente se llenó de temor y glorificó a Dios, que había dado tanto poder a los hombres.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, este sacrificio de alabanza que tú mismo instituiste, y realiza en nosotros la obra de santificación que con su muerte nos mereció tu Hijo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
La gloria de Dios es el hombre viviente
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Tú eres el Dios vivo y verdadero; el universo está lleno de tu presencia, pero sobre todo has dejado la huella de tu gloria en el hombre, creado a tu imagen. Tú lo llamas a cooperar con el trabajo cotidiano en el proyecto de la creación, y le das tu Espíritu para que sea artífice de justicia y de paz, en Cristo, el hombre, nuevo.
Por eso,
unidos a los ángeles y a los santos, cantamos con alegría el himno de tu alabanza:
Antífona de la Comunión
Nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque todos participamos de un mismo pan y de un mismo cáliz.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Que esta comunión, Señor, sacie nuestra hambre y nuestra sed de ti y nos transforme a semejanza de tu Hijo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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Dia 4/07 Santa Isabel de Portugal (blanco)
Antífona de Entrada
Doctrina verdadera llevaba en su boca y en sus labios no se hallaba maldad. Con integridad y rectitud andaba conmigo y apartaba a muchos del mal.
Oración Colecta
Oremos:
Tú que conoces, Señor, nuestra debilidad y nuestros pecados, ten misericordia de nosotros y, por la intercesión y el ejemplo de los santos, condúcenos de nuevo a tu amor.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
También nosotros debemos dar la vida por nuestros hermanos
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 3, 14-18
Queridos hermanos: Nosotros estamos seguros de haber pasado de la muerte a la vida, porque amamos a nuestros hermanos. El que no ama permanece en la muerte. El que odia a su hermano es un homicida y bien saben ustedes que ningún homicida tiene la vida eterna.
Conocemos lo que es el amor, en que Cristo dio su vida por nosotros. Así también debemos nosotros dar la vida por nuestros hermanos. Si alguno, teniendo con qué vivir, ve a su hermano pasar necesidad, y sin embargo, no lo ayuda, ¿cómo habitará el amor de Dios en él?
Hijos míos, no amemos solamente de palabra; amemos de verdad y con las obras.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Del salmo 111
Dichosos los que temen al Señor.
Dichosos los que temen al Señor y aman de corazón sus mandamientos; poderosos serán sus descendientes, Dios bendice a los hijos de los buenos.
Dichosos los que temen al Señor.
Fortuna y bienestar habrá en su casa, siempre actuarán conforme a la justicia. Quien es justo, clemente y compasivo, como una luz en las tinieblas brilla.
Dichosos los que temen al Señor.
Quienes, compadecidos, prestan y llevan sus negocios rectamente, jamás se desviarán, vivirá su recuerdo para siempre.
Dichosos los que temen al Señor.
No temerán malas noticias, puesto que en el Señor viven confiados. Firme está y sin temor su corazón, pues vencidos verán a sus contrarios.
Dichosos los que temen al Señor.
Al pobre dan limosna, obran siempre conforme a la justicia; su frente se alzará llena de gloria.
Dichosos los que temen al Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Les doy un mandamiento nuevo, dice el Señor, que se amen los unos a los otros, como yo los ha amado.
Aleluya.
Evangelio
Cuando lo hicieron con el más insignificante de mis hermanos, conmigo lo hicieron
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 25, 31-46
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
"Cuando venga el Hijo del hombre rodeado de su gloria, acompañado de todos sus ángeles, se sentará en su trono de gloria. Entonces serán congregadas ante él todas las naciones y él apartará a los unos de los otros, como aparta el pastor a las ovejas de los cabritos, y pondrá a las ovejas a su derecha y a los cabritos a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha:
"Vengan, benditos de mi Padre; tomen posesión del Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo; porque estuve hambriento, y me dieron de comer; sediento, y me dieron de beber; era forastero, y me hospedaron; estuve desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; encarcelado, y fueron a verme".
Los justos le contestarán entonces:
"Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de forastero, y te hospedamos; o desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o encarcelado, y te fuimos a ver?"
Y el rey les dirá:
"Yo les aseguro que, cuando lo hicieron con el más insignificante de mis hermanos, conmigo lo hicieron". Entonces dirá también a los de la izquierda:
"Apártense de mí, malditos; vayan al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles; porque estuve hambriento, y no me dieron de comer; sediento, y no me dieron de beber; era forastero, y no me hospedaron; estuve desnudo, y no me vistieron; enfermo y encarcelado, y no me visitaron".
Entonces ellos le responderán:
"Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de forastero o desnudo, enfermo o encarcelado, y no te asistimos?"
Y él les replicará:
"Yo les aseguro que, cuando no lo hicieron con uno de aquellos más insignificantes, tampoco lo hicieron conmigo".
Entonces irán éstos al castigo eterno y los justos a la vida eterna".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Señor que el sacrificio que vamos a ofrecerte en memoria de santa Isabel de Portugal, sea para alabanza y gloria tuya y nos ayude a conseguir la salvación.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
La vida consagrada a Dios es un signo Del Reino de los cielos
En verdad es justo y necesario que te alaben, Señor, tus criaturas del cielo y de la tierra.
Porque al celebrar a los santos que por amor al Reino de los cielos se consagraron a Cristo,
reconocemos tu Providencia admirable, que no cesa de llamar al hombre a la santidad primera,
para hacerlo participar ya desde ahora de la vida que gozará en el cielo, por Cristo nuestro Señor.
Por eso,
con todos los ángeles y santos, te alabamos proclamando sin cesar:
Antífona de la Comunión
Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los pacificadores porque serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los que sufren persecución por causa de la justicia porque de ellos es el Reino de los cielos.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Tú que nos has permitido celebrar el memorial de la muerte y resurrección de tu Hijo, concédenos, Señor, experimentar en nuestra vida sus efectos redentores.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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† Meditación diaria
13ª Semana. Jueves
EL VALOR INFINITO DE LA MISA
— El sacrificio de Isaac, imagen y figura del Sacrificio de Cristo en el Calvario. Valor infinito de la Misa.
— Adoración y acción de gracias.
— Expiación y propiciación por nuestros pecados; impetración de todo aquello que necesitamos.
I. Leemos en el libro del Génesis1 cómo Dios quiso probar la fe de Abrahán. Le había sido prometido que su descendencia sería como las estrellas del cielo. El Patriarca ve el paso del tiempo hasta llegar a una edad muy avanzada; y su mujer era estéril. Pero él siguió creyendo en la palabra de Dios.
Yahvé le había anunciado que tendría un hijo, y Abrahán lo creyócontra toda esperanza; cuando al fin vino al mundo lo llamó Isaac, y cuando, ya mayor, constituía el premio a su confianza, Dios, señor de la vida y de la muerte, le mandó que lo sacrificara: Toma a tu hijo único, al que quieres, a Isaac, y vete al país de Moria y ofrécemelo allí en uno de los montes que Yo te indicaré. Pero en el momento en que iba a sacrificar al hijo amado, el Ángel del Señor le detuvo. Y oyó el Patriarca estas palabras llenas de bendiciones sobreabundantes: Por haber hecho esto, por no haberte reservado a tu hijo, tu hijo único, te bendeciré, multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo y como la arena de la playa. Tus descendientes conquistarán las puertas de las ciudades enemigas. Todos los pueblos del mundo serán bendecidos en tu descendencia, porque me has obedecido.
Los Padres de la Iglesia han visto en el sacrificio de Isaac un anuncio del sacrificio de Jesús. Isaac, el único hijo de Abrahán, el amado, cargado con la leña hacia el monte donde va a ser sacrificado, es figura de Cristo, el Unigénito del Padre, el Amado, que camina con la cruz a cuestas hacia el Calvario, donde se ofrece como sacrificio de valor infinito por todos los hombres.
En la Misa, después de la Consagración, el Canon Romano celebra la memoria de esta oblación de Abrahán, la entrega de su hijo. Él es nuestro «padre en la fe». Dirige tu mirada serena y bondadosa sobre esta ofrenda, decimos a Dios Padre: acéptala como aceptaste los dones del justo Abel, el sacrificio de Abrahán, nuestro padre en la fe, y la oblación pura de tu sumo sacerdote Melquisedec...2.
La obediencia de Abrahán es la máxima expresión de su fe sin condiciones a Dios. Por eso, recobró de nuevo a Isaac y, después de haberlo ofrecido, lo recibió como un símbolo. Pensaba, en efecto, que Dios es poderoso para resucitar de entre los muertos; por eso lo recobró y fue como una imagen de lo venidero3.
Orígenes señala que el sacrificio de Isaac nos hace comprender mejor el misterio de la Redención. «El hecho de que Isaac llevara la leña para el holocausto es figura de Cristo que llevó su cruz a cuestas. Pero, al mismo tiempo, llevar la leña para el holocausto es tarea del sacerdote. Luego Isaac fue a la vez víctima y sacerdote (...). Cristo es al mismo tiempo Víctima y Sumo Sacerdote. Según el espíritu, en efecto, ofrece la víctima a su Padre; según la carne, Él mismo es ofrecido sobre el altar de la Cruz»4. Por eso, cada Misa tiene un valor infinito, inmenso, que nosotros no podemos comprender del todo: «alegra toda la corte celestial, alivia a las pobres almas del purgatorio, atrae sobre la tierra toda suerte de bendiciones, y da más gloria a Dios que todos los sufrimientos de los mártires juntos, que las penitencias de todos los santos, que todas las lágrimas por ellos derramadas desde el principio del mundo y todo lo que hagan hasta el fin de los siglos»5.
II. Aunque todos los actos de Cristo fueron redentores, existe, sin embargo, en su vida un acontecimiento singular que destaca sobre todos, y al que todos se dirigen: el momento en que la obediencia y el amor del Hijo ofrecieron al Padre un sacrificio sin medida, a causa de la dignidad de la Ofrenda y por el Sacerdote que la ofrecía. Y es Él quien permanece en la Misa como Sacerdote principal y Víctima realmente ofrecida y sacramentalmente inmolada.
En la Santa Misa, los frutos que miran inmediatamente a Dios, como la adoración y la acción de gracias, se producen siempre en su plenitud infinita, sin depender de nuestra atención, ni del fervor del sacerdote. En cada Misa se ofrecen infaliblemente a Dios una adoración, una reparación y una acción de gracias de valor sin límites, porque es Cristo mismo quien la ofrece y el que se ofrece. Por eso, es imposible adorar mejor a Dios, reconocer su dominio soberano sobre todas las cosas y sobre todos los hombres. Es la realización más acabada del precepto:Adorarás al Señor tu Dios y a Él solo servirás6.
Es imposible dar a Dios una reparación más perfecta por las faltas diariamente cometidas que ofreciendo y participando con devoción del Santo Sacrificio del Altar7. Es imposible agradecerle mejor los bienes recibidos que a través de la Santa Misa: Quid retribuam Domino pro omnibus quae retribuit mihi?... ¿Cómo retribuiré a Dios por todos los beneficios que ha tenido conmigo? Elevaré el cáliz de la salvación e invocaré el nombre del Señor8. Qué gran oportunidad para agradecer a Dios tantos bienes como recibimos..., pues a veces es posible que nos olvidemos de dar gracias a Dios por sus dones, tantos y tantos; puede sucedernos como a los leprosos curados por Jesús...
«La adoración, la reparación y la acción de gracias son efectos infalibles del sacrificio de la Misa que miran al mismo Dios»9, ya que es el mismo el que ofrece y se ofrece. ¡Qué honor tan grande el de los sacerdotes, al prestarle a Cristo la voz y las manos en el sacrificio eucarístico! ¡Qué grandeza la de los fieles de poder participar en tan gran Misterio!
«Dile al Señor que, en lo sucesivo, cada vez que celebres o asistas a la Santa Misa, y administres o recibas el Sacramento Eucarístico, lo harás con una fe grande, con un amor que queme, como si fuera la última vez de tu vida.
»—Y duélete, por tus negligencias pasadas»10.
III. En el monte Moria no fue sacrificado Isaac, el hijo único y amado de Abrahán; en el Calvario, Jesús padeció y murió por todos nosotros,pro peccatis, a causa de nuestros pecados. Este fruto de expiación y de propiciación alcanza también a las almas de quienes nos precedieron y que se purifican en el Purgatorio, esperando el traje de bodas11 para entrar en el Cielo.
El sacrificio eucarístico realiza, por sí mismo y por su propia virtud, el perdón de los pecados; «pero lo opera de una manera mediata... Por ejemplo, una persona que pida a Dios sin asistir al sacrificio la gracia de mudar de vida y de confesarse, la obtendrá solo en virtud de su fervor y de sus instancias...; pero si oye Misa con este fin es seguro que obtendrá este favor eficazmente con tal de que no oponga obstáculos a ello»12.
Jesucristo, al ofrecerse al Padre, pide por todos. Él vive para interceder por nosotros13. ¿Qué mejor momento encontraríamos que este de la Santa Misa para acercarnos a pedir lo que tanto necesitamos?
Cada Misa es ofrecida por la Iglesia entera, que suplica a su vez por todo el mundo. «Cada vez que se celebra una Misa es la sangre de la Cruz la que se derrama como lluvia sobre el mundo»14. Junto a la Iglesia, pedimos de modo particular por el Papa, el obispo diocesano, el propio prelado y todos los demás que, «fieles a la verdad, promueven la fe católica y apostólica»15. Junto a este fruto general de la Misa, hay también un fruto especial, de diverso modo, para quienes participan en el Santo Sacrificio: quienes han procurado que se celebre; para el sacerdote hay un fruto especialísimo irrenunciable, puesto que depende de su voluntad meritoria el que se diga la Misa; participan de este fruto especial los acólitos, los cantores... y todo el pueblo santo que esté presente en el Sacrificio, cada uno según sus disposiciones: todos los circunstantes, cuya fe y entrega bien conoces... Por ellos y todos los suyos, por el perdón de sus pecados y la salvación que esperan, te ofrecemos y ellos mismos te ofrecen este sacrificio de alabanza a ti, eterno Dios, vivo y verdadero16.
Además de los frutos de alabanza y de adoración a Dios, también produce la Santa Misa, de modo infinito e ilimitados en sí mismos, los frutos de remisión de nuestros pecados y de impetración de todo aquello que necesitamos, pero son finitos y limitados según nuestras disposiciones. Por eso es tan importante la preparación del alma con la que nos acercamos a participar de este único Sacrificio, y los momentos de recogimiento ya acabada la acción sagrada. «¿Estáis allí –pregunta el Santo Cura de Ars– con las mismas disposiciones que la Virgen Santísima en el Calvario, tratándose de la presencia de un mismo Dios y de la consumación de igual sacrificio?»17.
Pidamos a Nuestra Señora que la celebración o la participación del sacrificio eucarístico sea para nosotros la fuente donde se sacian y se aumentan nuestros deseos de Dios.
1 Primera lectura. Año I. Gen 22, 1-19. — 2 Misal Romano, Plegaria Eucarística, 1. —3 Cfr. Heb 11, 19. — 4 Orígenes, Homilías sobre el Génesis, 8, 6, 9. — 5 Santo Cura de Ars, Sermón sobre la Santa Misa. — 6 Mt 4, 10. — 7 Conc. de Trento, Sesión 22, c. 1. — 8 Sal 115, 12. — 9 R. Garrigou-Lagrange, El Salvador, p. 457 — 10 San Josemaría Escrivá, Forja, n. 829 — 11 Cfr. Mt 22, 12. — 12 Anónimo, La Santa Misa, Rialp, Madrid 1975, p. 95. — 13 Cfr. Heb 7, 25. — 14 Ch. Journet, La Misa, Desclée de Brouwer, 2ª ed., Bilbao 1962, p. 182. — 15 Misal Romano, Plegaria Eucarística, I. — 16 Ibídem. — 17 Santo Cura de Ars, Sermón sobre el pecado.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
Santa Isabel de Portugal
Reina, madre de familia y pacificadora
Año 1336
Isabel significa "Promesa de Dios" (Isab = promesa. El = Dios).
Nació en 1270. Era hija del rey Pedro III de Aragón, nieta del rey Jaime el Conquistador, biznieta del emperador Federico II de Alemania. Le pusieron este nombre en honor de su tía abuela Santa Isabel de Hungría.
Santa Isabel tuvo la dicha que su familia se esmerara extremadamente en formarla lo mejor posible en su niñez. Desde muy niña tenía una notable inclinación hacia la piedad, y un gusto especial por imitar los buenos ejemplos que leía en las vidas de los santos o que observaba en las vidas de las personas buenas. En su casa le enseñaron que si quería en verdad agradar a Dios debía unir a su oración, la mortificación de sus gustos y caprichos y esforzarse por evitar todo aquello que la pudiera inclinar hacia el pecado. Le repetían la frase antigua: "tanta mayor libertad de espíritu tendrás, cuanto menos deseos de cosas inútiles o dañosas tengas". Sus educadores le enseñaron que una mortificación muy formativa es acostumbrarse a no comer nada entre horas (o sea entre comida y comida), y soportar con paciencia que no se cumplan los propios deseos, y esmerarse cada día por no amargarle ni complicarle la vida a los demás. Dicen sus biógrafos que la formidable santidad que demostró más tarde se debe en gran parte a la esmerada educación que ella recibió en su niñez.
A los 15 años ya sus padres la habían casado con el rey de Portugal, Dionisio. Este hombre admiraba las cualidades de tan buena esposa, pero él por su parte tenía un genio violento y era bastante infiel en su matrimonio, llevaba una vida nada santa y bastante escandalosa, lo cual era una continua causa de sufrimientos para la joven reina, quien soportara todo con la más exquisita bondad y heroica paciencia.
El rey no era ningún santo, pero dejaba a Isabel plena libertad para dedicarse a la piedad y a obras de caridad. Ella se levantaba de madrugada y leía cada día seis salmos de la Santa Biblia. Luego asistía devotamente a la Santa Misa; enseguida se dedicaba a dirigir las labores del numeroso personal del palacio. En horas libres se reunía con otras damas a coser y bordar y fabricar vestidos para los pobres. Las tardes las dedicaba a visitar ancianos y enfermos y a socorrer cuanto necesitado encontraba.
Hizo construir albergues para indigentes, forasteros y peregrinos. En la capital fundó un hospital para pobres, un colegio gratuito para niñas, una casa para mujeres arrepentidas y un hospicio para niños abandonados. Conseguía ayudas para construir puentes en sitios peligrosos y repartía con gran generosidad toda clase de ayudas. Visitaba enfermos, conseguía médicos para los que no tenían con qué pagar la consulta; hacía construir conventos para religiosos, a las muchachas muy pobres les costeaba lo necesario para que pudieran entrar al convento, si así lo deseaban. Tenía guardada una linda corona de oro y unos adornos muy bellos y un hermoso vestido de bodas, que prestaba a las muchachas más pobres, para que pudieran lucir bien hermosas el día de su matrimonio.
Su marido el rey Dionisio era un buen gobernante pero vicioso y escandaloso. Ella rezaba por él, ofrecía sacrificios por su conversión y se esforzaba por convencerlo con palabras bondadosas para que cambiara su conducta. Llegó hasta el extremo de educarle los hijos naturales que él tenía con otras mujeres.
Tuvo dos hijos: Alfonso, que será rey de Portugal, sucesor de su padre, y Constancia (futura reina de Castilla). Pero Alfonso dio muestras desde muy joven de poseer un carácter violento y rebelde. Y en parte, esta rebeldía se debía a las preferencias que su padre demostraba por sus hijos naturales. En dos ocasiones Alfonso promovió la guerra civil en su país y se declaró contra su propio padre. Isabel trabajó hasta lo increíble, con su bondad, su amabilidad y su extraordinaria capacidad de sacrificio y su poder de convicción, hasta que obtuvo que el hijo y el papá hicieran las paces. Lo grave era que los partidos políticos hacían todo lo más posible para poder enemistar al rey Dionisio y su hijo Alfonso.
Algunas veces cuando los ejércitos de su esposo y de su hijo se preparaban para combatirse, ella vestida de sencilla campesina atravesaba los campos y se iba hacia donde estaban los guerreros y de rodillas ante el esposo o el hijo les hacía jurarse perdón y obtenía la paz. Son impresionantes las cartas que se conservan de esta reina pacificadora. Escribe a su esposo: "Como una loba enfurecida a la cual le van a matar a su hijito, lucharé por no dejar que las armas del rey se lancen contra nuestro propio hijo. Pero al mismo tiempo haré que primero me destrocen a mí las armas de los ejércitos de mi hijo, antes que ellos disparen contra los seguidores de su padre". Al hijo le escribe: "Por Santa María la Virgen, te pido que hagas las paces con tu padre. Mira que los guerreros queman casas, destruyen cultivos y destrozan todo. No con las armas, hijo, no con las armas, arreglaremos los problemas, sino dialogando, consiguiendo arbitrajes para arreglar los conflictos. Yo haré que las tropas del rey se alejen y que los reclamos del hijo sean atendidos, pero por favor, recuerda que tienes deberes gravísimos con tu padre como hijo y como súbdito con el rey". Y conseguía la paz una y otra vez.
Su esposo murió muy arrepentido, y entonces Isabel dedicó el resto de su vida a socorrer pobres, auxiliar enfermos, ayudar a religiosos y rezar y meditar.
Pero un día supo que entre su hijo Alfonso de Portugal y su nieto, el rey de Castilla, había estallado la guerra. Anciana y achacosa como estaba, emprendió un larguísimo viaje con calores horrendos y caminos peligrosos, para lograr la paz entre los dos contendores. Y este viaje fue mortal para ella. Sintió que le llegaba la muerte y se hizo llevar a un convento de hermanas Clarisas, y allí, invocando a la Virgen María murió santamente el 4 de julio del año 1336.
Dios bendijo su sepulcro con varios milagros y el Sumo Pontífice la declaró santa en 1626. Es abogada para los territorios y países donde hay guerras civiles, guerrillas y falta de paz. Que Santa Isabel ruegue por nuestros países y nos consiga la paz que tanto necesitamos.
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Berta de Blangy, Santa Abadesa, Julio 4
Abadesa Etimológicamente significa "resplandeciente". Viene de la lengua alemana. |
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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Laureano, Santo Arzobispo y Mártir, Julio 4
Arzobispo de Sevilla |
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Pier Giorgio Frassati, Beato Laico, Julio 4
Laico "Vivir sin fe, sin un patrimonio que defender, sin mantener una lucha por la Verdad no es vivir, sino ir tirando..."
ser conocida. Hasta tal punto, que un domingo, cuando Pier Giorgio come en casa con su madre, un escuadrón de fascistas entra para destrozarlo todo. Nuestro joven aparece en el vestíbulo de ingreso, arranca un bastón a uno de los agresores y, con el bastón en mano, pone en fuga a los fascistas. |
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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Andrés de Creta, Santo Obispo, Julio 4
San Andrés de Creta, nació en Damasco a mediados del siglo VII, abrazó la vida monástica en un convento de Jerusalén, por lo que también es llamado Andrés Jerosolimitano. Asistió al III Concilio de Constantinopla que condenó la herejía del monotelismo (año 681), como legado del Patriarca de la Ciudad Santa. Más tarde, consagrado obispo de Creta, defendió la legitimidad del culto a las imágenes. Murió hacia el año 720. |
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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Alberto Quadrelli de Rivolta, Santo Obispo, Julio 4
San Alberto Quadrelli de Rivolta nació en Rivolta. El 29 de marzo de 1168, Jueves Santo, fue elegido por el clero y el pueblo de Lodi como obispo. Fue activo y celoso pastor, defensor del papa Alejandro III, y participo en el III Concilio Lateranense. |
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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Ulrico de Ausburgo, Santo Obispo, Julio 4
San Ulrico, obispo, descendía del noble linaje de los condes de Kyburg. Al nacer, era una criaturita tan esmirriada, que sus padres sentían incluso vergüenza de mostrarle a la gente, todos cuantos le veían quedaban convencidos de que aquel condesito no llegaría a valer para nada. Solamente un peregrino, que acababa de regresar de Tierra Santa, fue de distinto parecer y predijo que aquel niñito llegaría a ser un personaje famoso. De hecho, Ulrico, a quien solían llamar con la abreviatura familiar de Utz, alcanzó la edad de 83 años. |
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Fuente: Vatican.va
María Crucificada Curcio, Beata Fundadora, Julio 4
Fundadora de las |
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Catalina Jarrige, Beata Virgen Dominica, Julio 4
Catherine nació el 4 de octubre de 1754 en una pobre familia de campesinos en Doumis, Cantal, Francia. |
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Fuente: Franciscanos.net
Cesidio Giacomantonio de Fossa, Santo Mártir, Julio 4
Mártir Angel nació en Fossa, Abruzzo, provincia de Aquila, el 30 de agosto de 1873. Ya desde jovencito a menudo se iba al solitario convento de Ocre, donde reposan los restos del Beato Bernardino de Fossa y del Beato Timoteo de Monticchio. Orando ante aquellas urnas sintió germinar en su corazón la vocación religiosa y la idea de la vida franciscana. |
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Fuente: Vatican.va
Pedro Kibe Kasui y 187 compañeros, Beatos Mártires japoneses, 4 de julio
Mártir
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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