viernes, 7 de septiembre de 2012

Sábado 08 de Septiembre de 2012. Hoy cumple tu Madre, ¿por qué no vas a su Fiesta? Fiesta de la Natividad de María. ¿Qué regalarle? Lo que más agrada a María, es la Misa matutina, confesado y comulgado!

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo (1, 1-16. 18-23)

Gloria a ti, Señor.

Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham:

Abraham engendró a Isaac, Isaac a Jacob, Jacob a Judá y a sus hermanos; Judá engendró de Tamar a Fares y a Zará; Fares a EsromEsrom a Aram, AramAminadab, Aminadab a NaasónNaasón a Salmón, Salmón engendró de Rajab a BoozBooz engendró de Rut a Obed, Obed a Jesé, y Jesé al rey David.

David engendró de la mujer de Urías a Salomón, Salomón a Roboam, Roboam a AbiáAbiá a Asaf, Asaf a Josafat, Josafat a Joram, Joram a Ozías, Ozías aJoatamJoatam a Acaz, Acaz a Ezequías, Ezequías a Manasés, Manasés a Amón, Amón a Josías, Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos durante el destierro en Babilonia.

Después del destierro en Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel a ZorobabelZorobabel a Abiud, Abiud Eliaquim, Eliaquim a Azor, Azor a Sadoc, Sadoc aAquimAquim a Eliud, Eliud a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob, y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.

Cristo vino al mundo de la siguiente manera:

Estando María, su madre, desposada con José, y antes de que vivieran juntos, sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo, estaba esperando un hijo. José, su esposo, que era hombre justo, no queriendo ponerla en evidencia, pensó dejarla en secreto.

Mientras pensaba en estas cosas, un ángel del Señor le dijo en sueños: “José, hijo de

David, no dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”.

Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta Isaías:

He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las “palabras de vida eterna” (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354

Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=272692

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: “si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros” (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). “Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso”. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: “quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación” (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesar pecados graves al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.

 

Misal

 

Natividad de la Virgen María

Fiesta

Me llenaré de alegría en el Señor

Cantaré al Señor por el bien que me ha hecho

 

Antífona de Entrada

Celebremos con júbilo el nacimiento de la santísima Virgen María, de la cual nació

Cristo, nuestro Dios y Salvador.

Se dice Gloria.

Oración Colecta

Oremos:

Al celebrar hoy el nacimiento de la Virgen María, Madre de Cristo, nuestro Redentor, concédenos, Dios misericordioso, el don de tu alegría y de tu paz.

Por nuestro Señor Jesucristo...

Amén.

 

Primera Lectura

Lectura del libro del profeta Miqueas (5, 1-4)

Esto dice el Señor:

“De ti, Belén de Efrata, pequeña entre las aldeas de Judá, de ti saldrá el jefe de Israel, cuyos orígenes se remontan a tiempos pasados,a los días más antiguos.

Por eso, el Señor abandonará a Israel, mientras no dé a luz la que ha de dar a luz. Entonces el resto de sus hermanos se unirá a los hijos de Israel. El se levantará para pastorear a su pueblo con la fuerza y la majestad del Señor, su Dios. Ellos habitarán tranquilos, porque la grandeza del que ha de nacer llenará la tierra y él mismo será la paz”.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

 

Salmo Responsorial Salmo 12

Me llenaré de alegría en el Señor.

Confío, Señor, en tu lealtad, mi corazón se alegra con tu salvación.

Me llenaré de alegría en el Señor.

Cantaré al Señor por el bien que me ha hecho, tocaré mi música en honor del Dios altísimo.

Me llenaré de alegría en el Señor.

 

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.

Dichosa tú, santísima Virgen María, y digna de toda alabanza, porque de ti nació el sol de justicia, Jesucristo, nuestro Dios.

Aleluya.

 

Evangelio

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo (1, 1-16. 18-23)

Gloria a ti, Señor.

Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham:

Abraham engendró a Isaac, Isaac a Jacob, Jacob a Judá y a sus hermanos; Judá engendró de Tamar a Fares y a Zará; Fares a EsromEsrom a Aram, AramAminadab, Aminadab a NaasónNaasón a Salmón, Salmón engendró de Rajab a BoozBooz engendró de Rut a Obed, Obed a Jesé, y Jesé al rey David.

David engendró de la mujer de Urías a Salomón, Salomón a Roboam, Roboam a AbiáAbiá a Asaf, Asaf a Josafat, Josafat a Joram, Joram a Ozías, Ozías aJoatamJoatam a Acaz, Acaz a Ezequías, Ezequías a Manasés, Manasés a Amón, Amón a Josías, Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos durante el destierro en Babilonia.

Después del destierro en Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel a ZorobabelZorobabel a Abiud, Abiud Eliaquim, Eliaquim a Azor, Azor a Sadoc, Sadoc aAquimAquim a Eliud, Eliud a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob, y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.

Cristo vino al mundo de la siguiente manera:

Estando María, su madre, desposada con José, y antes de que vivieran juntos, sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo, estaba esperando un hijo. José, su esposo, que era hombre justo, no queriendo ponerla en evidencia, pensó dejarla en secreto.

Mientras pensaba en estas cosas, un ángel del Señor le dijo en sueños: “José, hijo de

David, no dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”.

Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta Isaías:

He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración de los Fieles

Celebrante:

Oremos a Dios, que preparó a María desde toda la eternidad para ser Madre de su Hijo amado, y digamos:

Mira a la Madre de tu Hijo y escúchanos.

Para que los cristianos del nuevo milenio cristiano vivamos el gozo de la salvación y lo anunciemos a todos los hombres.

Oremos al Señor.

Mira a la Madre de tu Hijo y escúchanos.

Para que la Iglesia sea, como María, madre cercana y acogedora para todo el mundo.

Oremos al Señor.

Mira a la Madre de tu Hijo y escúchanos.

Para que el Señor reciba nuestra gratitud por habernos dado a María como madre y para que imitemos sus virtudes y hagamos lo que a Él le agrada.

Oremos al Señor.

Mira a la Madre de tu Hijo y escúchanos.

Para que el Espíritu Santo ilumine a todos los que sienten la voz de Dios que los llama a seguirlo, les dé valentía y entusiasmo y, como María, se fíen de sus planes.

Oremos al Señor.

Mira a la Madre de tu Hijo y escúchanos.

Para que María, que nos dio a Jesús hecho hombre como nosotros, nos ayude a vivir la vida nueva que Él nos trajo.

Oremos al Señor.

Mira a la Madre de tu Hijo y escúchanos.

Para que los cristianos de todo el mundo, unidos como hermanos, hagamos del mundo un hogar cada vez más fraterno y solidario.

Oremos al Señor.

Mira a la Madre de tu Hijo y escúchanos.

 

Celebrante:

Infunde, Padre, el Espíritu de Jesús en nuestras vidas, para que como Él amemos a María como madre y le obedezcamos como hijos.

Por Jesucristo nuestro Señor.

Amén.

Oración sobre las Ofrendas

Santifica, Señor, los dones que te presentamos al celebrar el nacimiento de la Virgen María, la purísima Madre de tu Hijo, y haz que este sacrificio nos purifique

de todas nuestras culpas.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.

Prefacio de Santa María Virgen I

Maternidad de la santísima

Virgen María

El Señor esté con ustedes.

Y con tu espíritu.

Levantemos el corazón.

Lo tenemos levantado hacia el Señor.

Demos gracias al Señor, nuestro Dios.

Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Y alabar, bendecir y proclamar tu gloria en la Natividad de Santa María, siempre virgen:

Porque ella concibió a tu único Hijo por obra del Espíritu Santo y sin perder la gloria de su virginidad, hizo brillar sobre el mundo la luz eterna, Jesucristo nuestro Señor.

Por él, los ángeles y los arcángeles y todos los coros celestiales, celebran tu gloria, unidos en común alegría. Permítenos asociarnos a sus voces, cantando humildemente tu alabanza:

Santo, Santo, Santo...

 

Antífona de la Comunión

He aquí que la Virgen concebirá y dará a luz un hijo, el cual salvará a su pueblo de sus pecados.

Oración después de la Comunión

Oremos:

Que esta sagrada Eucaristía con que nos has renovado, nos llene, Señor, de júbilo en esta fiesta de la Natividad de la Virgen María, aurora de nuestra salvación.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.

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Meditación diaria

 

8 de septiembre

NATIVIDAD DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA*

Fiesta

— Alegría en el Nacimiento de Nuestra Señora.

— La fiesta de hoy nos lleva también a mirar con hondo respeto la concepción y nacimiento de todo ser humano.

— El valor de los días corrientes.

I. Celebremos con alegría el Nacimiento de María, la Virgen: de Ella salió el Sol de justicia, Cristo, nuestro Dios1.

La invitación a la alegría de los textos litúrgicos es constante desde los antiquísimos comienzos de esta fiesta2. Es lógico que así sea: si se alegran la familia y los amigos y vecinos cuando nace una criatura, y si se celebran los cumpleaños con júbilo, ¿cómo no nos íbamos a llenar de alegría en la conmemoración del nacimiento de nuestra Madre? Este acontecimiento feliz nos señala que el Mesías está ya próximo: María es la Estrella de la mañana que, en la aurora que precede a la salida del sol, anuncia la llegada del Salvador, el Sol de justicia en la historia del género humano3. “Convenía señala un antiguo escritor sagrado que esta fulgurante y sorprendente venida de Dios a los hombres fuera precedida de algún hecho que nos preparara para recibir con gozo el gran don de la salvación. Y este es el significado de la fiesta que hoy celebramos, ya que el Nacimiento de la Madre de Dios es el exordio de todo este cúmulo de bienes (...). Que toda la creación, pues, rebose de contento y contribuya a su modo a la alegría propia de este día. Cielo y tierra se aúnen en esta celebración y que la festeje con gozo todo lo que hay en el mundo y por encima del mundo”4.

La Liturgia de la Misa de hoy aplica a la Virgen recién nacida el pasaje de la Carta a los Romanos5 en el que San Pablo describe la misericordia divina que elige a los hombres para un destino eterno: María, desde la eternidad, es predestinada por la Trinidad Beatísima para ser la Madre de su Hijo. Para este fin fue adornada de todas las gracias: “El alma de María fue la más bella que Dios crió, de tal manera que, después de la encarnación del Verbo, esta fue la obra mayor y más digna que el Omnipotente llevó a cabo en este mundo”6. La gracia de María en el momento de su concepción sobrepasó las gracias de todos los santos y ángeles juntos, pues Dios da a cada uno la gracia que corresponde a su misión en el mundo7. La inmensa gracia de María fue suficiente y proporcionada a la singular dignidad a la que Dios la había llamado desde la eternidad8. Fue tan grande María en santidad y belleza expone San Bernardo, que no convenía que Dios tuviese otra Madre, ni convenía tampoco que María tuviese otro Hijo que Dios9. Y San Buenaventura afirma que Dios puede hacer un mundo mayor, pero no puede hacer una madre más perfecta que la Madre de Dios10.

Recordemos hoy también nosotros que hemos recibido de Dios una llamada a la santidad, a cumplir una misión concreta en el mundo. Además de la alegría que nos produce siempre el contemplar la plenitud de gracia y la belleza de Nuestra Señora, también debemos pensar que Dios nos da a cada uno las gracias necesarias y suficientes, sin que falte una, para llevar a cabo nuestra vocación específica en medio del mundo. También hoy podemos considerar que es lógico que deseemos festejar el aniversario del propio nacimiento nuestro cumpleaños porque Dios quiso expresamente que naciéramos, y porque nos llamó a un destino eterno de felicidad y de amor.

II. Que se alegre tu Iglesia, Señor (...), y se goce en el nacimiento de la Virgen María, que fue para el mundo esperanza y aurora de salvación11.

¿Cuántos años cumple hoy Nuestra Madre?... Para Ella el tiempo ya no pasa, porque ha alcanzado la plenitud de la edad, esa juventud eterna y plena que nace de la participación en la juventud de Dios que, según nos dice San Agustín, “es más joven que todos”12, precisamente por ser eterno e inmutable. Quizá hemos podido ver de cerca la alegría y la juventud interior de alguna persona santa, y contemplar cómo de un cuerpo que llevaba el peso de los años surgía una juventud del corazón con una energía y una vida incontenible. Esta juventud interior es más honda cuanto mayor es la unión con Dios. María, por ser la criatura que más íntimamente ha estado unida a Él, es ciertamente la más joven de todas las criaturas. Juventud y madurez se confunden en Ella, y también en nosotros cuando vamos derechamente ad Deum, qui laetificat iuventutem meam, hacia Dios que nos rejuvenece cada día por dentro y, con su gracia, nos inunda de alegría13.

Desde su adolescencia, la Virgen gozó de una madurez interior plena y proporcionada a su edad. Ahora, en el Cielo, con la plenitud de la gracia la inicial y la que alcanzó con sus méritos uniéndose a la Obra de su Hijo nos contempla y presta oído a nuestras alabanzas y a nuestras peticiones. Hoy escucha nuestro canto de acción de gracias a Dios por haberla creado, y nos mira y nos comprende porque Ella -después de Dios es quien más sabe de nuestra vida, de nuestras fatigas, de nuestros empeños14.

Todos los padres piensan cuando nace un hijo que es incomparable. También debieron de pensarlo San Joaquín y Santa Ana cuando nació María, y ciertamente no se equivocaban. Todas las generaciones la llaman bienaventurada... “No podían sospechar aquel día, Joaquín y Ana, lo que había de ser aquel fruto de su limpio amor. Nunca se sabe. ¿Quién puede decir lo que será una criatura recién nacida? Nunca se sabe...”15. Cada una es un misterio de Dios que viene al mundo con un específico quehacer del Creador.

La fiesta de hoy nos lleva a mirar con hondo respeto la concepción y el nacimiento de todo ser humano, a quien Dios le ha dado el cuerpo a través de los padres y le ha infundido un alma inmortal e irrepetible, creada directamente por Él en el momento de la concepción. “La gran alegría que como fieles experimentamos por el nacimiento de la Madre de Dios (...) comporta a la vez, para todos nosotros, una gran exigencia: debemos sentirnos felices por principio cuando en el seno de una madre se forma un niño y cuando ve la luz del mundo. Incluso cuando el recién nacido exige dificultades, renuncias, limitaciones, gravámenes, deberá ser siempre acogido y sentirse protegido por el amor de sus padres”16. Todo ser humano concebido está llamado a ser hijo de Dios, a darle gloria y a un destino eterno y feliz.

Dios Padre, al contemplar a María recién nacida, se alegró con una alegría infinita al ver a una criatura humana sin el pecado de origen, llena de gracia, purísima, destinada a ser la Madre de su Hijo para siempre. Aunque Dios concedió a Joaquín y a Ana una alegría muy particular, como participación de la gracia derramada sobre su Hija, ¿qué habrían sentido si, al menos de lejos, hubieran vislumbrado el destino de aquella criatura, que vino al mundo como las demás? En otro orden, tampoco nosotros podemos sospechar la eficacia inconmensurable de nuestro paso por la tierra si somos fieles a las gracias recibidas para llevar a cabo nuestra propia vocación, otorgada por Dios desde la eternidad.

III. Ningún acontecimiento acompañó el Nacimiento de María, y nada nos dicen de él los Evangelios. Nació, quizá, en una ciudad de Galilea, probablemente en el mismo Nazareth, y aquel día nada se reveló a los hombres. El mundo seguía dándole importancia a otros acontecimientos que luego serían completamente borrados de la faz de la tierra sin dejar la menor huella. Con frecuencia, lo importante para Dios pasa oculto a los ojos de los hombres que buscan algo extraordinario para sobrellevar su existencia. Solo en el Cielo hubo fiesta, y fiesta grande.

Después, durante muchos años, la Virgen pasa inadvertida. Todo Israel esperaba a esa doncella anunciada en la Escritura17 y no sabe que ya vive entre los hombres. Externamente, apenas se diferencia de los demás. Tenía voluntad, quería, amaba con una intensidad difícil de comprender para nosotros, con un amor que en todo se ajustaba al amor de Dios. Tenía entendimiento, al servicio de los misterios que poco a poco iba descubriendo, comprendía la perfecta relación que había entre ellos, las profecías que hablaban del Redentor...; y entendimiento para aprender cómo se hilaba o se cocinaba... Y tenía memoria guardaba las cosas en su corazón18- y pasaba de unos recuerdos a otros, se valía de referencias concretas. Poseía Nuestra Señora una viva imaginación que le hizo tener una vida llena de iniciativas y de sencillo ingenio en el modo de servir a los demás, de hacerles más llevadera la existencia, a veces penosa por la enfermedad o por la desgracia... Dios la contemplaba lleno de amor en los menudos quehaceres de cada día y se gozaba con un inmenso gozo en estas tareas sin apenas relieve.

Al contemplar su vida normal, nos enseña a nosotros a obrar de tal modo que sepamos hacer lo de todos los días de cara a Dios: a servir a los demás sin ruido, sin hacer valer constantemente los propios derechos o los privilegios que nosotros mismos nos hemos otorgado, a terminar bien el trabajo que tenemos entre manos... Si imitamos a Nuestra Madre, aprenderemos a valorar lo pequeño de los días iguales, a dar sentido sobrenatural a nuestros actos, que quizá nadie ve: limpiar unos muebles, corregir unos datos en el ordenador, arreglar la cama de un enfermo, buscar las referencias precisas para explicar la lección que estamos preparando... Estas pequeñas cosas, hechas con amor, atraen la misericordia divina y aumentan de continuo la gracia santificante en el alma. María es el ejemplo acabado de esta entrega diaria, “que consiste en hacer de la propia vida una ofrenda al Señor”19.

Bajo diversas advocaciones, muchos pueblos y ciudades celebran hoy su fiesta, con intuición acertada, pues “si Salomón enseña San Pedro Damián, con motivo de la dedicación del templo material, celebró con todo el pueblo de Israel solemnemente un sacrificio tan copioso y magnífico, ¿cuál y cuánta no será la alegría del pueblo cristiano al celebrar el nacimiento de la Virgen María, en cuyo seno, como en un templo sacratísimo, descendió Dios en persona para recibir de ella la naturaleza humana y se dignó vivir visiblemente entre los hombres?”20. No dejemos de festejar hoy a Nuestra Señora con esas delicadezas propias de los buenos hijos.

1 Antífona de entrada. — 2 J. Pascher, El año litúrgico, BAC, Madrid 1965, p. 689. — 3 Cfr. Juan Pablo II, Enc. Redemptoris Mater, 25-III-1987, 3. — 4 Liturgia de las Horas, Segunda lectura. San Andrés de Creta, Disertaciones, 1. — 5 Rom 8, 28-30. — 6 San Alfonso M.ª de Ligorio, Las glorias de María, II, 2. — 7 Cfr. Santo Tomás, Suma Teológica, 3, q. 27, a. 5, ad 1. — 8 Cfr. Ibídem, 3, q. 7, a. 10 ad 1. — 9 Cfr. San Bernardo, Sermón 4 en la Asunción de la B. Virgen María, 5. — 10 San Buenaventura, Speculum, 8 — 11 Misal Romano, Oración después de la comunión. — 12 San Agustín, Homilías sobre el Génesis, 8, 26, 48. — 13 Sal 42, 4. — 14 Cfr. A. Orozco, En torno a María, Rialp, Madrid 1975, p. 8. — 15 Ibídem, p. 9. — 16 Juan Pablo II, Ángelus en Liechtenstein, 8-IX-1985. — 17 Gen 3, 15; Is 7, 14. 18 Lc 2, 51. — 19 Juan Pablo II, Discurso al Congreso Mariano Internacional de Zaragoza, 12-X-1979. — 20 San Pedro Damián, Sermón 45, 4.

* Desde muy antiguo se tienen noticias de esta fiesta de la Virgen, primero en Oriente y luego en la Iglesia universal. Esta festividad, en la que se conmemora el nacimiento de la que habría de ser la Madre de Dios, y también Madre nuestra, está llena de alegría. Su llegada al mundo es el anuncio de la Redención ya próxima. Muchos pueblos y ciudades, bajo diversas advocaciones, celebran hoy a su Patrona.

 

 

22ª semana. Sábado

LA FE DE SANTA MARÍA

— El sábado, un día dedicado a la Virgen. Honrarla especialmente y meditar sus virtudes.

— La obediencia de la fe.

— Vida de fe de Santa María.

I. Hoy, sábado, es un día apropiado para que meditemos la vida de fe de la Virgen y le pidamos su ayuda para crecer más y más en esta virtud teologal. Desde los primeros siglos, los cristianos han dedicado este día de la semana a honrar de modo muy particular a Nuestra Señora. Algunos teólogos, antiguos y recientes, señalan razones de conveniencia para honrar en este día a nuestra Madre del Cielo. Entre otras, porque el sábado fue para Dios el día de descanso, y la Virgen fue aquella en la que –como escribe San Pedro Damián– “por el misterio de la Encarnación, Dios descansó como en un lecho sacratísimo”1; el sábado es también preparación y camino del domingo, símbolo y signo de la fiesta del Cielo, y la Virgen Santísima es la preparación y el camino hacia Cristo, puerta de la felicidad eterna2. Santo Tomás señala que dedicamos el sábado a nuestra Madre porque “conservó en ese día la fe en el misterio de Cristo mientras Él estaba muerto”3. Y además está el argumento de amor: los cristianos necesitamos un día particular para honrar a Santa María.

Desde muy antiguo, en iglesias, capillas, ermitas y oratorios se reza o se canta la Salve, u otras preces marianas, en la tarde del sábado. Y muchos cristianos procuran esmerarse este día en honrar a la Reina del Cielo: escogen una jaculatoria para repetírsela muchas veces en el día, hacen una visita a alguna persona enferma o sola o necesitada, ofrecen una mortificación que marca ese día mariano, acuden a rezar a alguna ermita o iglesia dedicada a la Virgen, ponen más atención en las oraciones que le dirigen: Santo Rosario, Ángelus o Regina Coeli, la Salve...

Existen muchas devociones marianas, y el cristiano no tiene por qué vivirlas todas, pero “no posee la plenitud de la fe quien no vive alguna de ellas, quien no manifiesta de algún modo su amor a María.

“Los que consideran superadas las devociones a la Virgen Santísima, dan señales de que han perdido el hondo sentido cristiano que encierran, de que han olvidado la fuente de donde nacen: la fe en la voluntad salvadora de Dios Padre, el amor a Dios Hijo que se hizo realmente hombre y nació de una mujer, la confianza en Dios Espíritu Santo que nos santifica con su gracia”4.

“Si buscas a María, encontrarás “necesariamente” a Jesús, y aprenderás –siempre con mayor profundidad– lo que hay en el Corazón de Dios”5. Consideremos cómo vivimos el sábado habitualmente, y si tenemos específicos detalles de cariño hacia la Virgen.

II. Busquemos hoy a Nuestra Señora meditando su fe grande, mayor que la de cualquier otra criatura. Antes de que el Ángel anunciara a la Virgen que había sido elegida para ser la Madre de Dios, Ella meditaba la Sagrada Escritura y profundizaba en su conocimiento como nunca lo hizo otra inteligencia humana. Su entendimiento, que nunca había estado afectado por los daños del pecado, y además esclarecido por la fe y los dones del Espíritu Santo, meditaría con hondura las profecías referentes al Mesías. Esta luz divina, y su amor sin límites a Dios y a los hombres, le hacían anhelar y clamar por la venida del Salvador con mayor vehemencia que los Patriarcas y todos los justos que la habían precedido. Y el Señor se complacía en esa oración llena de fe y de esperanza. Ella, con esa oración, daba más gloria a Dios que el universo entero con todas las demás criaturas.

Cuando llegó la plenitud de los tiempos, bajo la mirada amorosa de la Santísima Trinidad, ante la expectación de los ángeles del Cielo, la Virgen recibe la embajada del Ángel: Dios te salve, llena de gracia, el Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres6. Narra San Lucas que la Virgen se turbó al escuchar el mensaje del Ángel, y se puso a considerar qué significaría tal salutación7. En su alma nada se resiste, nada se opone, todo está abierto a la acción directa de Dios. En Ella no hay limitación alguna al querer divino. Dios había preparado su corazón llenándola de gracia, y su libre cooperación a estos dones la convierte en buena tierra para recibir la semilla divina. Inmediatamente prestó su asentimiento pleno, abandonada en el Señor: fiat mihi secundum verbum tuum, hágase en mí según tu palabra.

“En la Anunciación María se ha abandonado en Dios completamente, manifestando “la obediencia de la fe” a aquel que le hablaba a través de su mensajero y prestando “el homenaje del entendimiento y de la voluntad” (Const. Dei Verbum, 5). Ha respondido, por tanto, con todo su “yo” humano, femenino, y en esta respuesta de fe estaban contenidas una cooperación perfecta con “la gracia de Dios que previene y socorre” y una disponibilidad perfecta a la acción del Espíritu Santo, que “perfecciona constantemente la fe por medio de sus dones” (Ibídem, 5; cfr. Const. Lumen gentium, 56)”8. En la Anunciación tiene lugar el momento culminante de la fe de María: tiene realidad lo que tantas veces había meditado en la intimidad de su corazón; “pero es además el punto de partida, de donde inicia todo su “camino hacia Dios”, todo su camino de fe”9.

Esta es la primera consecuencia de la fe de Santa María en su vida: una plena obediencia a los planes de Dios, que Ella ve con especial hondura. Mirando a nuestra Madre del Cielo vemos nosotros si la fe nos mueve a llevar a cabo la voluntad de Dios, sin poner límites; a querer lo que Él quiere, cuando quiera y del modo que quiera. Examinemos cómo aceptamos las contrariedades normales de la jornada, cómo amamos la enfermedad, el dolor, los planes que hemos de cambiar por circunstancias imprevistas, el fracaso, todo aquello que es contrario a los propios planes o modos de actuar... Pensemos si realmente los resultados positivos y también estas realidades penosas o difíciles de llevar nos santifican, o si, por el contrario, nos alejan del Señor.

III. La vida de Nuestra Señora no fue fácil. No le fueron ahorradas pruebas y dificultades, pero su fe saldrá siempre victoriosa y fortalecida, convirtiéndose en modelo para todos nosotros. “Como Madre, enseña; y, también como Madre, sus lecciones no son ruidosas. Es preciso tener en el alma una base de finura, un toque de delicadeza, para comprender lo que nos manifiesta, más que con promesas, con obras.

“Maestra de fe. ¡Bienaventurada tú, que has creído! (Lc 1, 45), así la saluda Isabel, su prima, cuando Nuestra Señora sube a la montaña para visitarla. Había sido maravilloso aquel acto de fe de Santa María: he aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra (Lc 1, 38). En el Nacimiento de su Hijo contempla las grandezas de Dios en la tierra: hay un coro de ángeles, y tanto los pastores como los poderosos de la tierra vienen a adorar al Niño. Pero después la Sagrada Familia ha de huir a Egipto, para escapar de los intentos criminales de Herodes. Luego, el silencio: treinta largos años de vida sencilla, ordinaria, como la de un hogar más de un pequeño pueblo de Galilea”10.

En los años de Nazaret brilla en silencio la fe de la Virgen. El Hijo que Dios le ha dado es un niño que crece y se desarrolla como el resto de los seres humanos, que aprende a hablar, a caminar y a trabajar como los demás. Pero sabe que aquel niño es el Hijo de Dios, el Mesías esperado durante siglos. Cuando lo contempla inerme en sus brazos, sabe que es el Omnipotente. Sus relaciones con Él están llenas de amor, porque es su hijo, y de respeto, porque es su Dios. Cuando salen de su boca las primeras palabras entrecortadas, lo mira como a la Sabiduría infinita; cuando lo ve entretenido en sus juegos de niño, o fatigado –después de una jornada de trabajo junto a José, cuando ya es un adolescente–, reconoce en Él al Creador del cielo y de la tierra.

La Virgen actualizaba su fe en los pequeños sucesos de los días normales; se encendía en el trato íntimo con Jesús, y fue creciendo de día en día con esa oración continua que era la relación permanente con su Hijo, enfocando con visión sobrenatural los pequeños y grandes acontecimientos de su vida, santificando “lo más menudo, lo que muchos consideran erróneamente como intrascendente y sin valor: el trabajo de cada día, los detalles de atención hacia las personas queridas, las conversaciones y las visitas con motivo de parentesco o de amistad”11.

La fe de Santa María alcanzó su punto culminante iuxta crucem Iesu. Sin palabras, con su sola presencia en el Calvario por designio divino12, manifiesta que la luz de la fe alumbra con esplendor incomparable en su corazón.

Toda la vida de María fue una obediencia a la fe. Contemplándola se comprende que “creer quiere decir “abandonarse” en la verdad misma de la palabra de Dios viviente, sabiendo y reconociendo humildemente “¡cuán insondables son sus designios e inescrutables sus caminos!” (Rom 11, 33). María, que por la eterna voluntad del Altísimo se ha encontrado, puede decirse, en el centro mismo de aquellos “inescrutables caminos” y de los “insondables designios” de Dios, se conforma a ellos en la penumbra de la fe, aceptando plenamente y con corazón abierto todo lo que está dispuesto en el designio divino”13.

“Nos falta fe. El día en que vivamos esta virtud –confiando en Dios y en su Madre–, seremos valientes y leales. Dios, que es el Dios de siempre, obrará milagros por nuestras manos.

“—¡Dame, oh Jesús, esa fe, que de verdad deseo! Madre mía y Señora mía, María Santísima, ¡haz que yo crea!”14, que sepa enfocar y dirigir todos los acontecimientos con una fe serena e inconmovible.

1 San Pedro Damián, Opúsculo 33, De bono sufragiorum, PL 145, 566. — 2 Cfr. G. Roschini, La Madre de Dios, Madrid 1958, vol. II, p. 596. — 3 Santo Tomás, Sobre los mandamientos, en Escritos de Catequesis, p. 239. — 4 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 142. — 5 ídem, Forja, n. 661. — 6 Lc 1, 28. — 7 Lc 1, 29. — 8 Juan Pablo II, Enc. Redemptoris Mater, 25-III-1987, 13. — 9 Ibídem, 14. — 10 San Josemaría Escrivá, Amigos de Dios, 284. — 11 ídem, Es Cristo que pasa, 148. — 12 Cfr. Conc. Vat. II, Const. Lumen gentium, 58. — 13 Juan Pablo II, o. c., 14. — 14 San Josemaría Escrivá, Forja, n. 235.

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Santoral                   (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

Natividad de la 
Santísima Virgen María
8 de Septiembre

Esta fiesta mariana tiene su origen en la dedicación de una iglesia en Jerusalén, pues la piedad cristiana siempre ha venerado a las personas y acontecimientos que han preparado el nacimiento de Jesús. María ocupa un lugar privilegiado, y su nacimiento es motivo de gozo profundo. En esta basílica, que había de convertirse en la iglesia de Santa Ana (siglo XII), san Juan Damasceno saludó a la Virgen niña: "Dios te salve, Probática, santuario divino de la Madre de Dios … ¡Dios te salve, María, dulcísima hija de Ana!". Aunque el Nuevo Testamento no reporta datos directos sobre la vida de la Virgen María, una tradición oriental veneró su nacimiento desde mediados del siglo V, ubicándolo en el sitio de la actual Basílica de "Santa Ana", en Jerusalén. La fiesta pasó a Roma en el siglo VII y fue apoyada por el Papa Sergio I. Su fecha de celebración no tiene un origen claro, pero motivó que la fiesta de "La Inmaculada Concepción" se celebrara el 8 de diciembre (9 meses antes). El Papa Pío X quitó esta celebración del grupo de las fiestas de precepto

Himno
I

Hoy nace una clara estrella,
tan divina y celestial,
que, con ser estrella, es tal,
que el mismo sol nace de ella.

De Ana y de Joaquín, oriente
de aquella estrella divina,
sale luz clara y digna
de ser pura eternamente;
el alba más clara y bella
no le puede ser igual,
que, con ser estrella, es tal,
que el mismo Sol nace de ella.

No le iguala lumbre alguna
de cuantas bordan el cielo,
porque es el humilde suelo
de sus pies la blanca luna:
nace en el suelo tan bella
y con luz tan celestial,
que, con ser estrella, es tal,
que el mismo Sol nace de ella.

Gloria al Padre, y gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos. Amén.

O bien
II

Canten hoy, pues nacéis vos,
los ángeles, gran Señora,
y ensáyense, desde ahora,
para cuando nazca Dios.

Canten hoy pues a ver vienen
nacida su Reina bella,
que el fruto que esperan de ella
es por quien la gracia tienen.

Dignan, Señora de vos,
que habéis de ser su Señora,
y ensáyense, desde ahora,
para cuando nazca Dios.

Pues de aquí a catorce años,
que en buena hora cumpláis,
verán el bien que nos dais,
remedio de tantos daños.

Canten y digan, por vos,
que desde hoy tienen Señora,
y ensáyense desde ahora,
para cuando venga Dios.

Y  nosotros que esperamos
que llegue pronto Belén,
preparemos también 
el corazón y las manos.

Vete sembrando, Señora,
de paz nuestro corazón,
y ensayemos, desde ahora,
para cuando nazca Dios. Amén.

Oración:
Concede, Señor, a tus hijos el don de tu gracia, para que, cuantos hemos recibido las primicias de la salvación por la maternidad de la Virgen María, consigamos aumento de paz en la fiesta de su Nacimiento. Por nuestro Señor Jesucristo.
Amén.

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Fuente: Franciscanos.net
Serafina Sforza, Beata Religiosa Clarisa, 8 de septiembre  

Serafina Sforza, Beata

Religiosa Clarisa

Martirologio Romano: En Pesaro, del Piceno, en Italia, beata Serafina Sforza, que después de sufrir muchas adversidades en la vida conyugal, pasó humildemente, ya viuda, los restantes años de su vida bajo la Regla de santa Clara (1478).

Fecha de beatificación: Benedicto XIV aprobó su culto el 17 de julio de 1754.


Viuda y religiosa de la Segunda Orden (1434‑1478).


Serafina Sforza pertenece a la ilustre familia de los condes de Montefeltro. Nació en Urbino hacia 1434, última hija de Guido Antonio y Catalina Colonna, sobrina del Papa Martín V. En 1438 murió su madre y cinco años más tarde también su padre. Permaneció por un tiempo en Urbino, primero bajo la tutela de su hermano Odantonio, y después de la trágica muerte de éste, bajo la de su hermanastro Federico.

En marzo de 1446 abandonó su ciudad natal y por un año vivió en Roma, al lado de su tío el cardenal Próspero Colonna, quien organizó el matrimonio de su muy joven sobrina con un cuarentón, Alejandro Sforza, señor de Pésaro, con quien Serafina casó el 9 de enero de 1448.

Al quedar muy pronto sola por la partida de su esposo llamado por sus compromisos militares a la guerra de Lombardía, Serafina debió sufrir enormes dificultades a causa de desconfianzas y calumnias propaladas contra ella. Alejandro Sforza en un cierto momento quiso desembarazarse de ella intentando varias veces envenenarla; una noche inclusive trató de estrangularla. De nada valió la defensa que sus parientes hicieron de ella, fue obligada por su marido y su cuñado el Duque de Milán, a ingresar en el convento del Corpus Christi de las clarisas, en Pésaro, donde, obtenida la necesaria dispensa del Papa Calixto III, hizo su profesión religiosa a fines de agosto de 1457, tomando el nombre de Sor Serafina.

En el monasterio del Corpus Christi pasó veintiún años, durante los cuales fue de edificación para sus cohermanas en la práctica de las virtudes cristianas, en la caridad para con Dios y el prójimo, en la humildad, en la asistencia a las enfermas y en la rígida pobreza. En 1475, por voto unánime, fue elegida abadesa. En los últimos años de su vida tuvo la inmensa alegría de ver la conversión de su marido. Este, arrepentido de sus descarríos y de cuanto la había hecho sufrir, le pidió humildemente perdón de todo, reconociendo sus errores. En los varios encuentros con ella en el monasterio, echó las bases de una nueva vida verdaderamente cristiana, en la oración, en la íntima unión con Dios, en el cumplimiento de sus deberes. Serafina sobrevivió a su marido cinco años. El 8 de septiembre de 1478 murió ella en su monasterio de Pésaro a la edad de 44 años. Fue llorada por sus clarisas y por toda la ciudad, que la tuvieron y veneraron como santa.

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Adrián y Natalia, Santos Esposos, 8 de septiembre  

Adrián y Natalia, Santos

Esposos

Martirologio Romano: En Roma, conmemoración de san Adriano o Adrián, mártir en Nicomedia, de Bitinia, en cuyo honor el papa Honorio I convirtió en iglesia la sala del Senado Romano (s. inc.).

Fecha de canonización: Información no disponible, la antigüedad de los documentos y de las técnicas usadas para archivarlos, la acción del clima, y en muchas ocasiones del mismo ser humano, han impedido que tengamos esta concreta información el día de hoy. Si sabemos que fue canonizado antes de la creación de la Congregación para la causa de los Santos, y que su culto fue aprobado por el Obispo de Roma, el Papa.

 

Adrián murió en Nicomedia en el año 304. Se celebra su fiesta hoy porque fue en este día cuando se trajeron sus reliquias a Roma.

Su conversión al cristianismo fue obra de Dios. Tanto le conmovió la fuerza de voluntad de los cristianos que maltrataba y martirizaba el emperador Maximiano en la corte imperial de Nicomedia, que pidió la formación necesaria para hacerse creyente en Cristo.

Gritaba con fuerza:"Dejadme que sea como uno de esos porque me siento cristiano como ellos".

Cuando su mujer Natalia, que ya era cristiana, supo la razón del arresto de su marido, se sintió muy contenta.

Fue ella misma la que ayudó a su marido y a los demás cristianos encarcelados.

Cuando lo sentenciaron a muerte, las visitas se prohibieron. Ella se disfrazó de niño y pudo entrar en la cárcel para pedirle oraciones a Adrián.

Tuvo la valentía de ir al mismo sitio en que ejecutaron a su esposo. Lo iban a quemar, pero en ese instante cayó un tormentazo y apagó el fuego.

Pasados unos meses solamente, un oficial del ejército imperial le pidió a Natalia que se casara con él. No tenía ni idea de la negativa de la viuda.

Se marchó a Constantinopla con la reliquia de la mano de su esposo.

Murió en la paz del Señor y se dice que la enterraron entre los mártires y la reliquias de Adrián se trasladaron a Roma, aunque en la actualidad están en la abadía que lleva su nombre en Flandes.

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Nuestra Señora de Nuria Advocación, 8 de septiembre  

Nuestra Señora de Nuria

Advocación Mariana

La Virgen de Nuria es una advocación mariana que se venera en el municipio de Queralbs, situado en el Valle de los Pirineos, (provincia de Gerona), en Cataluña (España). Su aparición tuvo lugar en el Valle de Nuria, y el vocablo Nuria significa aquella nacida en un valle entre montañas.

La de hoy se encuentra situada en el precioso valle del Pirineo de Gerona. En el valle de esta alta montaña, estación invernal por su abundante nieve, se halla el santuario de la Virgen Nuria.

Según la tradición, San Gil llegó al valle alrededor del año 700. Este santo, de origen ateniense, residió en el valle durante cuatro años. Siempre según la leyenda, el santo talló una imagen de la Virgen que escondió en una cueva al verse obligado a huir del valle cuando los romanos iniciaron una persecución contra los cristianos. Junto a la Virgen dejó escondidas la olla que utilizaba para hacer la comida, la cruz que presidía sus rezos y la campana con la que llamaba a los pastores para que vinieran a comer.

En 1072, un peregrino procedente de Dalmacia, y de nombre Amadeo, llegó al valle buscando la imagen de la Virgen según una revelación divina. Construyó una pequeña capilla a la que acudían los peregrinos. En 1079 encontró la imagen, junto a la cruz, la campana y la olla y trasladó todos los objetos sagrados a la capilla.

Lo cierto es que la imagen de la Virgen de Nuria que hoy se venera es una talla datada entre el siglo XII o siglo XIII. Se trata de una talla en madera de estilo románico. De rasgos primitivos, la talla conserva aún perfectamente su policromía original. La Virgen tiene al Niño sentado sobre su rodilla izquierda. Este tiene una de sus manos levantadas en señal de bendición. Tanto María como el Niño visten manto y túnica. Antes de la restauración, la imagen tenía un color negruzco provocado por el paso del tiempo, la humedad y el humo de las velas. Este color le valió el apelativo de moreneta del Pirineu.

Durante la Guerra Civil Española, por el temor de ser destruida, un gerundense trasladó la imagen a Suiza, para devolverla nuevamente cuando terminó la guerra

El día 5 de enero de 1965 el papa Pablo VI autorizó la coronación canónica de la imagen, y su fiesta se estableció el 8 de septiembre.

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Autor: Cristiandad.org
Nuestra Señora de la Salud de Vailankanni Advocación Mariana, 8 de septiembre  

Nuestra Señora de la Salud de Vailankanni

Nuestra Señora de la Salud. Vailankanni, India.

Desde el siglo XVI hasta nuestros días, y con progresivo entusiasmo, los católicos de la India viene invocando a la que ellos denominan "Vailankánni Arókia Matha"; denominación que, traducida, significa "Madre de la Salud Vailankanni".

Todo comenzó, como en tantas otras ocasiones, con la sencillez ingenua de dos pastorcitos que decían haber visto a la Madre de Jesús. El primer pastorcito contaba a los vecinos de la aldea cómo una hermosa Señora, con un Niño en los brazos, le había pedido un poco de agua fresca de la que él llevaba en un cántaro y cómo, al llegar a su casa, se había llevado la gran sorpresa de ver que el agua se había transtormado en jugosa leche fresca... El otro niño pastor había sido curado milagrosamente por esa misma Señora así lo afirmaba él, y la Senora le había pedido que para agradecerle la recuperación de la salud, consiguiera levantar una capilla en aquel lugar adonde las gentes acudirían y Ella les mostraría de continuo su maternal benevolencia. Un señor rico de Nagapathnam, con la ayuda de todo el vecindario, había respondido puntualmente a la reiterada petición del niño pastor y la capilla alzaba al poco sus muros en la cima del altozano. Al pie de la montaña de la Virgen, como comenzaba ya a designar las buenas gentes de aquel lugar, la ancha bahía del mar de Bengala, escenario de los afanes de los pobres pescadores de la aldea de Vailankánni y sorpresa, admirable por su belleza, para las carabelas lusas que lo surcaban con impulsos de descubrimientos, ideales de evangelización y avaricias incontenibles de oro, rubíes y especias...

Y ocurrió lo que tenía que ocurrir. Una mala noche las aguas del mar de Bengala se encresparon porque los monzones estaban a punto de irrumpir con sus diluvios y los navegantes portugueses, aunque avezados a las muchas tormentas, vieron en peligro sus vidas. Una resplandeciente luz, en la altura de un altozano vecino, les infundía esperanza, sin que supieran a ciencia cierta el porqué de ese sentimiento de esperanza y, sobre todo, el porqué de aquella insólita claridad... Uno de los marineros recordó de repente que, en una travesía anterior, habia divisado los muros de una capilla y toda la tripulación, sin más argumentos, se puso acto seguido a invocar la protección de Nuestra Señora.

Por lo que en consideración de este favor que devolvía a la vida desde una inminente muerte a unos marineros. Y en atención a los otros dos anteriores del agua convertida en leche fresca y del pastorcito curado de sus enfermedades, las gentes del lugar comenzaron a invocar a la Virgen de la ermita como "Santa María, Madre de la Salud".

De aquella primitiva construcción nada queda al presente, salvo que la curiosidad de los arqueólogos se concentre algún día en forzar excavaciones de viejas cimentaciones. La piedad de los católicos de la India construyó un templo mayor y luego otro aún más espacioso, éste superpuesto al primero. Los arquitectos quisieron imitar un tanto al Santuario de Lourdes, y trazaron una amplia escalinata de dos brazos, erigieron las catorce cruces del Viacrucis, hicieron saltar el agua de unas rocas vecinas... Juan XXIII, a instancias del episcopado indio, elevó el templo a la categoría de basílica menor y todos comenzaron a calificar al santuario de la "Madre de la Salud de Vailankanni" como "el Lourdes de la India".

La festividad de la "Madre de la Salud" se celebra el 8 de septiembre de cada año. Más de 1,000,000 de peregrinos se concentra en la jornada para honrar la natividad de Nuestra Señora. Llegan al Estado de Támil Nádu, a la diócesis de Thanjavur y a esta aldea de 5,000 habitantes, desde todas partes del inmenso país. Llegan los que son y se profesan católicos, indios lógicamente; pero llegan también y esto es novedoso miles y miles que se confiesan musulmanes, hindúes, jainistas, shiks, parsis. Las concentraciones masivas no se hacen solo el día 8 de septiembre. Durante todo el año y particularmente en Pascua, en mayo, en agosto..., las multitudes se apiñan en el santuario. La Iglesia de India, que cuenta con muchos otros templos dedicados a la Virgen, no ha procedido por el momento, al menos a declarar al de la "Madre de la Salud" como el Santuario Mariano nacional, pero pocas dudas caben de que éste de la aldea de Vailankanni sea el principal y tal vez el más antiguo de todos los santuarios marianos de la India, seguido muy de cerca también es verdad por el de la "Virgen de las Gracias", en Sardana, diócesis de Meerut en el Norte del país, y por el de la "Virgen del Monte", en Bandra, archidiócesis de Bombay.

Resultaba lógico que el Santuario de la "Madre de la Salud" expresara el amor maternal de Nuestra Señora en instituciones de asistencia y de beneficencia para los más desvalidos: los niños y los ancianos. Y así se ha hecho, en efecto. A la sombra del Santuario se han construido dos orfanatos. Uno para niños, y otro para niñas.

Funcionan también aquí mismo un asilo para ancianos y ancianas y un dispensario para urgencias que no cierra sus puertas ni de día ni de noche por la extraordinaria afluencia de peregrinos que de día y de noche suben hasta la colina.

Los orfanatos del Santuario, como los otros 800 que la Iglesia tiene en India para bien de los niños huérfanos y abandonados, están financiados, al menos parcialmente por la obra de la Infancia Misionera.

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Fuente: Franciscanos.org
Pascual Fortuño Almela, Beato Presbítero y Mártir, 8 de septiembre  

Pascual Fortuño Almela, Beato

Pascual Fortuño Almela, Beato

Martirologio Romano: En Villarreal de los Infantes, en la provincia de Castellón, en España, beato Pascual Fortuño Almela, presbítero de la Orden de Hermanos Menores y mártir, que fue coronado de gloria por su testimonio de Cristo (1936).

Fecha de beatificación: El 11 de marzo del año 2001, el papa Juan Pablo II beatificó a
233 mártires de la persecución religiosa en España (1936-39), uno de ellos es el Beato Pascual.

 

Nació el 3 de marzo de 1886 en Villarreal o Vila-Real, próspera ciudad de La Plana, provincia de Castellón y diócesis entonces de Tortosa y ahora de Segorbe-Castellón. Fue bautizado al día siguiente con el nombre de Pascual. Su infancia transcurrió en el sano ambiente de una familia piadosa y acomodada que cultivaba sus propios campos; allí aprendió las virtudes cristianas y la laboriosidad. Estudió las primeras letras en el colegio de los franciscanos de Vila-Real.

A la edad de doce años ingresó en el seminario menor franciscano de Balaguer (Lérida), perteneciente a la Provincia franciscana de Cataluña, donde comenzó el estudio de las humanidades, que terminó en el seminario menor de Benissa (Alicante), perteneciente a la Provincia franciscana de Valencia, al que se había pasado. Vistió el hábito franciscano en la casa noviciado de Santo Espíritu del Monte (Gilet-Valencia) el 18 de enero de 1905, y allí mismo hizo la profesión religiosa el 21 de enero de 1906. Cursados los estudios de filosofía y teología en el Estudiantado franciscano de Onteniente (Valencia), recibió la ordenación sacerdotal el 15 de agosto de 1913 en Teruel.

Tras su ordenación, los superiores lo destinaron al seminario menor de Benissa como educador de los benjamines de la Provincia, por quienes se desveló y de quienes se ganó el aprecio y la confianza por su entrega y sus cualidades pedagógicas. Cuatro años estuvo dedicado a este ministerio, pues en 1917 fue destinado al servicio de la Custodia de San Antonio, en Argentina, dependiente entonces de la Provincia franciscana de Valencia; durante cinco años estuvo ejerciendo con ejemplaridad el ministerio sacerdotal en la casa de Azul y en otras a las que lo destinaron los superiores.

De regreso en su patria, se dedicó de nuevo a la formación de los alumnos del seminario de Benissa. Estuvo luego en el convento de Pego y durante algún tiempo fue morador del convento de Segorbe. Ya establecida la II República en España, en 1931 fue nombrado vicario del convento-noviciado de Santo Espíritu del Monte, donde lo sorprendió la persecución religiosa de 1936.

Estimado de todos, era un franciscano ejemplar, fiel a sus deberes religiosos, y un pedagogo modelo que vivía lo que enseñaba a los otros. No obstante su carácter sanguíneo, sabía dominarse y siempre se manifestaba amable y acogedor. En los años de ejercicio del ministerio sacerdotal fue asiduo al confesonario y prudente director de almas. Como predicador de la palabra de Dios, se preparaba con esmero y tesón. Fue también director de ejercicios espirituales, y muy solicitado por las religiosas para pláticas espirituales de formación. Quienes convivieron con él destacan las virtudes morales y religiosas de que estaba adornado, así como su devoción al Santísimo Sacramento, a la Virgen María, a la práctica del vía crucis, su vida de oración, etc. Recalcan su sólida formación, su delicada conciencia y su profunda vivencia religiosa, a la vez que su afán de inculcar estas virtudes y devociones a sus alumnos con el tacto de un buen pedagogo. Según el parecer de no pocos testigos, aunque no hubiera sido mártir, debería haberse incoado su proceso de beatificación.

El 18 de julio de 1936, desencadenada en España la persecución religiosa, tuvo que dejar el monasterio de Santo Espíritu, como sus hermanos de hábito, y refugiarse en Vila-Real. Pasados los primeros días en casa de sus padres, para mayor seguridad se trasladó con su familia a una masía o casa de campo, donde permanecieron algo más de un mes. Ante la inseguridad con que incluso allí vivían, se refugió de nuevo en el pueblo, en casa de su hermana Rosario, donde más tarde fue detenido. Según refieren los testigos, era admirable la predisposición y preparación del P. Pascual para el martirio. Solía repetir, con paz y confianza: “Sea lo que Dios quiera”. “Que se cumpla la voluntad de Dios”. “Estemos preparados para lo que el Señor quiera de nosotros. Esto es lo único que nos interesa en la vida”. Es singularmente elocuente el diálogo que mantuvo con su madre, según cuenta una sobrina del mártir: “Cuando salió del "maset" para esconderse en casa de su hermana Rosario, su anciana madre, que le quería mucho, le dice llorando: "Adiós, adiós, hijo mío, ya no te volveré a ver". A lo que el P. Pascual contesta: "No llores, madre, pues, cuando me maten, tendrás un hijo en el cielo. Tú me preguntas que a dónde voy; me voy al cielo"“.

En Vila-Real, como por todas partes, irrumpió con violencia la persecución religiosa: fueron asesinados muchos sacerdotes y religiosos, quemados los templos, entre ellos el de San Pascual, y los restos del Santo, que se conservaban con gran veneración del pueblo. Según declaran los testigos, en este ambiente de odio y persecución religiosa, el P. Pascual fue detenido en casa de su hermana el día 7 de septiembre de 1936, y encarcelado en el cuartel de la Guardia Civil. Aquel mismo día, por la noche, fueron a llevarle la cena y un colchón sus hermanos Joaquín y Rosario y la sirvienta de la familia Dña. Trinidad Manzanet, últimos familiares que le vieron y pudieron hablar brevemente con él, guardando un grato recuerdo de su confianza en Dios y de su disposición para aceptar su santa voluntad. Testigo de excepción del tiempo que estuvo en la cárcel el P. Pascual y de los malos tratos que allí recibió es don Julio Pascual, que se encontraba en la misma cárcel cuando ingresó en ella nuestro mártir, y a quien el Beato hizo estas premoniciones: “A usted no le pasará nada. Yo sé positivamente a dónde voy: estoy destinado al martirio; diga a mis hermanos que voy conformado al martirio; que recen mucho por estos pobres hombres”. Don Julio recordó toda su vida estas palabras y las repitió con devoción, pues se cumplió lo que el padre Pascual le había dicho. También él fue llevado al patíbulo de la muerte, del que pudo escapar y sobrevivir.

El P. Pascual Fortuño fue asesinado la madrugada del día 8 de septiembre de 1936, en la carretera entre Castellón y Benicásim. Había sido detenido la víspera. Tenía entonces 50 años de edad, 31 de hábito franciscano y 23 de sacerdocio. Refieren los testigos que, una vez conducido al lugar de su fusilamiento y cuando trataban de ejecutarlo, las balas rebotaban sobre su pecho y caían a tierra. Ante este hecho, el mártir dijo a quienes disparaban contra él: “Es inútil que disparéis; si queréis matarme, tiene que ser con un arma blanca”. Por eso, le hundieron una bayoneta o machete en el pecho. Sus ejecutores quedaron muy impresionados y asustados: “Hemos hecho mal en matarlo -decían-; era un santo. Si es verdad que hay santos, éste es uno de ellos”.

Su cadáver fue trasladado al cementerio de Castellón y enterrado en el suelo, en fosa individual. Ese mismo día, hechas las oportunas averiguaciones, algunos familiares del mártir y doña Trinidad Manzanet se personaron en el cementerio de Castellón, donde el enterrador les indicó el lugar en que lo había enterrado hacía poco, y les mostró sus ropas, que ellos reconocieron.

El 3 de noviembre de 1938, liberada ya Vila-Real por el ejército del general Franco, fueron exhumados y reconocidos los restos del P. Pascual y trasladados al cementerio de su pueblo natal, que les dispensó un fervoroso y popular recibimiento, siendo depositados en el panteón de los franciscanos. En agosto de 1967, introducida su causa de beatificación, los restos del mártir fueron trasladados a la iglesia de los franciscanos de la misma ciudad.

El P. Llorens, cronista de la Provincia franciscana de Valencia, dice de nuestro Beato: “Esta vida, más angélica que humana, tuvo en el martirio su coronación más completa. Fue como broche de oro que el seráfico Padre quiso poner a aquella existencia que mereció ver los días de Rivotorto y la Porciúncula, en los que el Santo Padre y Fundador amaestraba a sus hijos en la práctica de la humildad, sencillez, abnegación y amor de Dios”.

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Fuente: ArchiValencia.org
Marino Blanes Giner, Beato Mártir Laico, 8 de septiembre  

Marino Blanes Giner, Beato

Marino Blanes Giner, Beato

Padre de Familia y Mártir

Martirologio Romano: En Alcoy, cerca de Alicante, en España, beato Marino Blanes Giner, mártir, que, siendo padre de familia, recibió de Dios la vida eterna después de sufrir la muerte a manos de hombres, en días de persecución religiosa durante la guerra civil española (1936).

Fecha de beatificación: El 11 de marzo del año 2001, el papa Juan Pablo II beatificó a
233 mártires de la persecución religiosa en España (1936-39), entre ellos consta el Beato Marino Blanes

 

El Beato Marino Blanes Giner nació el 17 septiembre de 1888 en la ciudad de Alcoy, provincia de Alicante, diócesis de Valencia. Fue bautizado en la Iglesia parroquial de Santa María de la ciudad de Alcoy, el 19 septiembre del mismo año. Sus padres Jaime Blanes Reig y Josefa Giner Botella educaron a su hijo "en un ambiente muy católico de una gran raigambre religiosa". El 8 de agosto de 1902, de manos del Excmo. y Revdmo. Sr. D. Juan Benlloch, recibió el sacramento de la confirmación en la parroquia de Santa María de la ciudad de Alcoy. El 26 septiembre 1913 en la Iglesia de San Mauro y San Francisco de Alcoy, a la edad de veinticinco años, contrajo matrimonio canónico con Julia Jordá Lloret, que tenía veintidós años. Formaron un hogar cristiano bendecido por Dios con 9 retoños, 4 de los cuales, cuando se instruyó el proceso de beatificación de Marino Blanes Giner, sobrevivían Julia Isabel, María de los Desamparados, María del Milagro y Marino Francisco. Pertenecía a la Asociación de la Doctrina Cristiana.

Vivió auténticamente su vocación laical, tratando de impregnar de espíritu evangélico la realidad temporal en la cual la Providencia divina lo llevó a ejercer su trabajo cotidiano al servicio y en la construcción de la sociedad civil valenciana como empleado del Banco Español de Crédito y como concejal del Ayuntamiento de Alcoy.

Hombre profundamente religioso, movido por del Espíritu Santo se dedicó al apostolado organizado siendo miembro de varias asociaciones laicales, fue Terciario de San Francisco, miembro del Santísimo Viático, de San Jorge, del Niño de Jesús del Milagro, de San Juan de Dios y presidente de la Adoración nocturna. Fue también miembro de las Conferencias de San Vicente de Paúl, de la Escuela de Cristo, de San Mauro, de Santísima Trinidad, de San Antonio, del Apostolado de la oración, de la Virgen del Carmen, de la Virgen de los Desamparados y de otras. Además fue fundador del Centro Instructivo Católico.

Colaboró en estrecha relación con el párroco en la catequesis; solía ir los domingos a las masías ya que pertenecía a la "Asociación San Ignacio" que tenía como misión enseñar el catecismo en las aldeas circundantes a Alcoy, como son Paly, Mariola, Barchell, Batoy y Carabenchell.

Apóstol social ejercía la caridad hasta donde le permitía su posición económica. Su ayuda a los necesitados llegó al extremo de la quiebra, así nos lo narra el sobrino del Beato: "Su madre Josefa Giner, le montó un negocio de curtidos de cuero... negocio que fue a la quiebra porque muchos zapateros acudían a él en demanda de género, aludiendo que ya le pagarían luego, pues estaban necesitados de género y precisaban las materias para salir adelante, y el todo corazón les servía, produciéndose lo inevitable: el cierre. En el mismo local, su madre le volvió a montar un comercio de comestibles y nuevamente se vio abocado a la quiebra".

Los domingos ayudaba a las hermanas que prestaban asistencia en el Hospital Oliver para el aseo personal de los enfermos. Por la intensa actividad apostólica que realizaba y por haber impedido la quema de la iglesia de San Mauro era considerado por los enemigos de la Iglesia como un católico ferviente, por ello lo arrestaron y asesinaron.

El Beato, durante la República, de 1931 a 1936, y en los días previos a la revolución era consciente de la situación que estaba para afrontar: persecución religiosa y probable martirio; así lo manifiesta un testigo y compañero de trabajo: "Durante la República del 31 al 36 mantuvo su postura de católico convencido a pesar de los peligros que le pudieron sobrevenir". Confirmado por un vecino de la casa del Beato: "Al iniciarse la República notamos cierta hostilidad en el ambiente de nuestro apostolado, pero él mantuvo sus actividades catequistas".

En el mismo modo declara la hija del Beato: "Mi padre cuando vino la República y la persecución religiosa permaneció firme en sus convicciones hasta el punto que cuando el peligro iba creciendo se consideraba no buen cristiano sino era perseguido". Durante los años de la República se dedicó a velar por la seguridad de las iglesias: Así lo afirma un testigo que tuvo al Beato como catequista: "Cuando vino la República del 31 al 36 conservó su temple apostólico, llegando a quedarse en el interior tanto del Patronato como de la Iglesia de San Francisco y de San Mauro para defenderlas de posibles ataques". Confirmado por la deposición de su hija: "Tuvo gran interés en cuidar por la seguridad de las iglesias". Del mismo modo declara un testigo de oficio, y compañero de apostolado del Beato: "Durante la República continuó sus actividades apostólicas conservando su ánimo decidido en la defensa de lo cristiano".

Animado por este celo eclesial en una ocasión impidió la quema de la iglesia de San Mauro y San Francisco: "Cuando regresaba a su casa después de echar una carta al correo encontró en la puerta de San Francisco 12 botellas de gasolina y otra para hacer de mecha, alarmado llamó al vigilante e intervino la policía con lo que se frustró la perversa tentativa. Al día siguiente un periódico anticlerical publicaba un cuentecito diciendo: ‘¿Marino, no dice Ud. que el salir de noche es pecaminoso?’".

La persecución religiosa en Alcoy se agudizó el 18 de julio de 1936 con el incendio de las iglesias, la quema de imágenes y objetos religiosos y el encarcelamiento de muchos católicos. Al precipitarse la revolución Marino Blanes reaccionó como un hombre de fe profunda, poniendo toda su confianza en la Providencia divina. Así lo refiere su esposa, testigo calificada por su cercanía con el Beato: "Al estallar la revolución de 1936 insistían en que se escondiese, pero él repetía: ‘nunca hice mal, sino bien, luego no tengo motivos para esconderme’".

DETENCIÓN, ENCARCELAMIENTO Y MARTIRIO

El 21 de julio de 1936 fue detenido por unos milicianos en su casa, hacia las 13:30 hs.: La hija del Beato, depone: "Hacia la una y media (mediodía) del 21 de julio se presentaron dos milicianos a la casita de Batoy con el pretexto de que le tenían que hacer unas preguntas. También fue detenido un vecino llamado Juan Torregrosa. De allí fueron conducidos al Ayuntamiento. Al verle entrar el cabo de la guardia municipal dijo ‘ya está aquí el de la gasolina’. Entonces mi padre le dijo a Juan ‘Ya no me salvo’. Este Juan aquella misma noche subió a su casa y nos contó lo sucedido. Del Ayuntamiento fue trasladado a la cárcel municipal donde estuvo siete semanas".

La esposa del Beato, en su deposición explica: "Juntamente con mi marido se llevaron a mi cuñado Román Rodes, difunto, quien regresó a casa esa misma noche mientras mi marido se lo llevaron a la cárcel donde estuvo alrededor de dos meses para ser trasladado a la prisión de las Esclavas, dos días antes de su muerte. A su entrada al Ayuntamiento - me contó mi cuñado - un cabo de guardia municipal, dijo: ‘ya está aquí el de la gasolina, el que buscábamos’ - refiriéndose al hecho de impedir con su intervención la quema de S. Mauro pues los sacerdotes así lo reconocían". Depone un testigo: "Al Ayuntamiento donde estuve dos o tres horas y en aquellos momentos pude hablar con el Beato quien me dijo: ‘Ah, D. Guillermo, usted lo contará, pero yo no’ previendo su próximo martirio".

La muerte del Beato está probada mediante el certificado de defunción y por la documentación que se encuentra en la Sección "Causa General" del Archivo Histórico Nacional de Madrid.

La noche del 7 al 8 de septiembre de 1936 lo sacaron de su prisión, y lo asesinaron. Así lo testimonia la hija del Beato: "En la noche del 7 al 8 de septiembre de 1936 nos despertamos todos mis hermanos a las tres como si presintiéramos alguna cosa desagradable y nos pusimos a rezar, y al día siguiente cuando mi hermano Marino fue a llevarle el desayuno a las 9 de la mañana, le dijeron que el Gobernador de Alicante lo había reclamado y después fuimos a buscarlo a la misma cárcel y nos dijeron: anoche le dimos libertad". La esposa del Beato Marino Blanes Giner, declara: "Mi hijo fue un día a llevarle la comida y le dijeron que lo habían llevado a Alicante y ya no supimos nada más de él".
Su cuerpo nunca fue encontrado.

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Fuente: LaSalle.org
José Cecilio (Bonifacio) Rodríguez, Teodomiro (Adriano) Sainz y Evencio (Eusebio) Uyarra, Beatos Mártires, 8 de septiembre  

José Cecilio (Bonifacio) Rodríguez,                            Teodomiro (Adriano) Sainz y Evencio (Eusebio)                            Uyarra, Beatos

José Cecilio (Bonifacio) Rodríguez, Teodomiro (Adriano) Sainz y Evencio (Eusebio) Uyarra, Beatos

Religiosos Mártires

Martirologio Romano: En Almería, en España, beatos José Cecilio (Bonifacio) Rodríguez González, Teodomiro Joaquín (Adriano) Sainz Sainz y Evencio Ricardo (Eusebio Alfonso) Uyarra, mártires, hermanos de las Escuelas Cristianas, todos los cuales alcanzaron la palma del martirio en la persecución religiosa durante la guerra (1936).

Fecha de beatificación: Beatificados el 10 de octubre de 1993 por S.S. Juan Pabo II.

Lista del grupo de mártires: Hermano Edmigio (Isidoro Primo Rodríguez), Hermano Amalio (Justo Zariquiegui Mendoza), Hermano Valerio Bernardo (Marciano Herrero Martínez), Hermano Teodomiro Joaquín (Adrián Sáiz Sáiz), Hermano Evencio Ricardo (Eusebio Alonso Uyarra), Hermano Aurelio María (Bienvenido Villalón Acebrón), Hermano José Cecilio (Bonifacio Rodríguez González), todos ellos hermanos de las Escuelas Cristianas de La Salle.
La lista es completada por
Mons. Diego Ventaja Milán, obispo de Almería, y Mons. Manuel Medina Olmos, obispo de Gaudix.

 

Poco tiempo después del comienzo de la guerra civil en España, en 1936, el Frente Popular en la Provincia de Almería dio orden de arrestar a todos los enemigos de la revolución, en particular los sacerdotes y los religiosos. Cinco de los Hermanos fueron detenidos en su escuela, y los otros dos en la calle cuando iban a echar al correo cartas para su familia. Con muchos otros, estos prisioneros fueron encerrados en prisiones improvisadas, donde fueron sometidos a privaciones, malos tratos y burlas. La noche del 29 de agosto, dos obispos y otras 15 personas fueron llevadas a un lugar aislado, donde los pusieron en fila y los fusilaron. La noche siguiente, 30 de agosto, los Hermanos Hedmigio, Amalio y Valerio fueron transportados a los alrededores de Tabernas donde fueron asesinados de un balazo en la cabeza y sus cuerpos fueron arrojados en un pozo profundo. El 8 de septiembre, los Hermanos Evencio y Teodomiro fueron fusilados cerca de la carretera y sus cuerpos quedaron abandonados allí mismo. Los Hermanos Aurelio y José corrieron la misma suerte el 12 de septiembre; sus cuerpos fueron también echados a un pozo. Los obispos y los Hermanos fueron condenados a muerte sin juicio, por el crimen de haber profesado y enseñado la fe católica.

Hermano José Cecilio (Bonifacio Rodríguez González)
Nacido en La Molina de Ubierna, España, el 14 de mayo de 1885
Entrado en el Noviciado el 21 de noviembre de 1901

Hermano Teodomiro Joaquín (Adrián Sáiz Sáiz)
Nacido en Puentedey, España, el 8 de septiembre de 1907
Entrado en el Noviciado el 15 de agosto de 1923

Hermano Evencio Ricardo (Eusebio Alonso Uyarra)
Nacido en Viloria, España, el 5 de marzo de 1907
Entrado en el Noviciado el 2 de febrero de 1923

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Fuente: www.filles-de-la-charite.org
Federico Ozanam, Beato Laico, 8 de septiembre  

Federico Ozanam, Beato

Federico Ozanam, Beato

Laico

Martirologio Romano: En Marsella, en Francia, tránsito del beato Federico Ozanam, que, hombre esclarecido en erudición y piedad, defendió y propugnó con su eminente doctrina las verdades de la fe, prestó asidua caridad a los pobres en la Sociedad del San Vicente de Paúl y, como excelente padre de familia, hizo de su hogar una iglesia doméstica (1853).

Fecha de beatificación: Fue beatificado por Pablo II en París el 22 de agosto de 1997, durante las Jornadas Mundiales de la Juventud.

 

Antonio Federico Ozanam nació en Milán el 23 de abril de 1813, tercer hijo del matrimonio Juan-Antonio Francisco Ozanam y Maria Nantas. Federico, dice el mismo, que da gracias al Señor por el don de sus padres profundamente cristianos.

Este seglar del siglo XIX, cristiano en un mundo secularizado, fue un auténtico profeta de su tiempo en la Iglesia a la que él "ama con gran amor y sumisión". Federico realizó sus estudios secundarios en Lyon y su carrera universitaria en París. Durante un periodo de su adolescencia tuvo grandes problemas de orden espiritual, pero se confió a la dirección del abad Noirot, gran filósofo, que le ayudó a superarlas, él mismo escribe "he prometido a Dios dedicar mi vida al servicio de la verdad que me colma de paz".

En tiempos de revolución en la sociedad y en la Iglesia, Ozanam y sus amigos se propusieron tener, además de las conferencias de historia, las conferencias consagradas a la caridad, unir la acción a la palabra y afirmar con las obras la vitalidad de su fe.


En 1833 con un grupo de siete amigos fundó la Sociedad de San Vicente de Paúl, al que eligen como patrono. El mayor de ellos Emmanuel Bailey, 39 años, Federico 20 años, sólo uno del grupo era más joven que él. Cuando deciden ir al encuentro de los pobres Emmanuel Bailey les envía a Sor Rosalía Rendu, Hija de la Caridad, gran apóstol y sierva de los desheredados del barrio parisino de Saint-Médard. El estilo de las conferencias es la visita domiciliaria, la relación directa con el que sufre. Hoy las conferencias se han extendido por todo el mundo.

Federico como hijo, marido, padre y amigo, dotado de una rara sensibilidad, impresionó profundamente a todos aquellos que lo conocieron.

Fue testigo de la Caridad en toda su vida personal, familiar, profesional y cívica. Expresó un deseo ardiente "Es necesario abrazar el mundo en una red de caridad". Fue fiel defensor de los pobres.

Fue Profesor titular de derecho comercial, en la Facultad de Lyon, y más tarde profesor de Literatura Extranjera en la Sorbona.

Por motivos de salud tuvo que abandonar la enseñanza, que ejercía como un apostolado, dedicó sus últimas fuerzas a la investigación científica y a la Sociedad de San Vicente de Paúl.

Tras una larga enfermedad murió a los 40 años en Marsella, el 8 de septiembre de 1853 en una actitud de total entrega a Dios.

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Sergio I, Santo LXXXIV Papa, 8 de septiembre  

Sergio I, Santo

Sergio I, Santo

LXXXIV Papa

Martirologio Romano: En Roma, en la basílica de San Pedro, sepultura del papa san Sergio I, de origen sirio, que trabajó en favor de la evangelización de Sajonia y de Frisia, y buscando el arreglo de disensiones y litigios, prefirió enfrentar al emperador y a la muerte a consentir los errores (701).

 

Descendiente de una familia de Antioquía asentada en Palermo.

Elegido después de dos elecciones, la una a favor del Arcediano Pascual, y la otra del Arcipreste Teodoro. Este último se sometió voluntariamente a Sergio; el Arcediano, aunque lo hizo, fue de mala voluntad.

Estos dos antipapas quedan pronto apartados por la elección de Sergio I que con el apoyo del exarca de Rávena fue consagrado, con sospechas de simonía al haber sido acusado de pagar por su elección al citado exarca, el 15 de diciembre de 687.

Durante su pontificado se celebró en Constantinopla entre el 691 y el 692 un concilio convocado por el emperador Justiniano II y conocido como el Segundo Concilio Trullano.

Este concilio es considerado por la Iglesia Ortodoxa como complementario de los concilios ecuménicos quinto y sexto y, por tanto, es también conocido como Concilio Quinisexto, emitió ciento dos cánones que, aunque firmados por los legados papales, fueron rechazados, en parte, por Sergio I, como el que aprobó que los hombres casados pudieran acceder al sacerdocio, lo que suponía una relajación de la regla del celibato, pero sobre todo por las decisiones que equiparaban la sede de Constantinopla con la de Roma.

Este rechazo a reconocer el sínodo provocó el enfrentamiento entre el papado y el emperador bizantino que llegó a intentar la detención y traslado a Constantinopla de Sergio I, para lo que envió a Roma una misión que fracasó debido al apoyo que el papa recibió de la milicia de Rávena y de la Pentápolis. El Emperador Justiniano II, irritado de que Sergio rehusase aprobar los Cánones del Concilio in Trullo, envió a Zacarías a Roma para prender al Papa, y conducirle a Constantinopla, pero habiendo los soldados tomado la defensa de Sergio, Zacarías hubo de implorar su protección para librarse del furor de las tropas.

Durante su pontificado surgieron dos antipapas (Teodoro II y Pascual I) y se llevó a cabo la conversión de los frisones. Sergio pudo extinguir el cisma de los Obispos de Istria.

Introdujo el Agnus Dei en la misa. Se le conmemora el 8 de septiembre.

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Tomás de Villanueva, Santo Obispo, 8 de septiembre  

Tomás de Villanueva, Santo

Tomás de Villanueva, Santo

Obispo

Martirologio Romano: En Valencia, de España, santo Tomás de Villanueva, obispo, que, siendo religioso de la Orden de Ermitaños de San Agustín, aceptó por obediencia el episcopado, sobresaliendo, entre otras virtudes pastorales, por un encendido amor hacia los pobres hasta entregarles todos los bienes, incluida la propia cama (1555).

 

Tomás García Martínez, más conocido como Santo Tomás de Villanueva (* Fuenllana, Ciudad Real, 1488 - † Valencia, 9 de septiembre de 1555), predicador, escritor ascético y religioso agustino español.

Nació en Fuenllana,se educó y creció en Villanueva de los Infantes, provincia de Ciudad Real, donde sus padres poseían una rica hacienda, pese a lo cual muchas veces el muchacho andaba desnudo porque había dado sus vestidos a los pobres. Queda en pie parte de la casa original, con un escudo en la esquina, al lado de un oratorio de la familia.

Aunque hizo estudios de Artes y Teología en la Universidad de Alcalá de Henares, ingresó en la Orden de los Agustinos de Salamanca (1516) y en 1518 fue ordenado sacerdote; en la orden ocupó los cargos de prior conventual, visitador géneral y prior provincial de Andalucía y Castilla. También fue profesor de la universidad y consejero y confesor de Carlos I de España.

Gozó de fama por su gran austeridad personal (llegó a vender el jergón donde dormía para dar el dinero a los pobres) y por su ejercicio continuo e infatigable de la caridad, especialmente con los huérfanos, con las doncellas pobres y sin dote y con los enfermos. Poseía, sin embargo, una concepción inteligente de la piedad, de forma que aunque era muy limosnero procuraba solucionar definitiva y estructuralmente la pobreza mediante la redención activa de la misma, dando trabajo a los pobres, y así hacía fructificar sus limosnas: “La limosna no sólo es dar, sino sacar de la necesidad al que la padece y librarla de ella cuando fuere posible.”, escribió.

En 1533 envió como Provincial a los primeros padres agustinos que llegaron a México. Empezó a tener éxtasis místicos en misa o cuando rezaba los salmos.

Carlos I le había ofrecido el cargo de arzobispo de Granada pero él nunca lo había aceptado; se cuenta que llegó a arzobispo de Valencia el 10 de octubre de 1544 por error de un escribano, pero siguió negándose hasta que se lo ordenó su superior en la orden. Allí, ayudado por su obispo auxiliar Juan Segriá, puso orden en una diócesis que hacía un siglo que no tenía gobierno pastoral directo. Organizó un colegio especial para los moriscos conversos y organizó en especial un plan eficaz de asistencia y auxilio social y de caridad.

Compuso bellos sermones, entre los que destaca Sermón del amor de Dios, una de las grandes manifestaciones de la oratoria sagrada del XVI. Tuvo, en efecto, una gran fama de predicador, en un estilo sobrio y sencillo. Carlos I, al oírle predicar, exclamó: “Este Monseñor conmueve hasta las piedras”, y provocaba sonoras conversiones. Algunos de sus sermones arremeten contra la crueldad de la fiesta de los toros. Tuvo asimismo una gran devoción por la Virgen María, cuyo corazón comparó a la zarza ardiente, que nunca se consumía. Es autor de varios Opúsculos, dentro de los que se incluye el Soliloquio entre Dios y el alma, en torno a la comunión.

En 1547 ordenó sacerdote al futuro San Luis Beltrán [1]. Falleció por una angina de pecho en 1555 a los sesenta y seis años. Fue canonizado por el papa Alejandro VII el 1 de noviembre de 1658.

Francisco de Quevedo escribió una biografía suya. Sus obras completas fueron editadas en Manila en 1881, Opera omnia, seis vols.

Es el Santo Patrón de la prestigiosa Universidad de Villanova, Pennsylvania, Estados Unidos de América establecida por los Agustinos en 1842, y de la Universidad de Santo Tomas de Villanueva en La Habana, Cuba. Esta fue cerrada por el gobierno Cubano en 1961, tras la expulsion de los Agustinos, considerados enemigos de la Revolucion por sus quejas frequentes contra el gobierno. Los Agustinos exiliados establecerion University of St. Thomas en Miami Gardens, Florida en 1961.

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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