JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 4, 31-37
Gloria a ti, Señor. En aquel tiempo, Jesús fue a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y los sábados enseñaba a la gente, que estaba asombrada de su enseñanza, porque hablaba con autoridad. Había en la sinagoga un hombre poseído por un demonio inmundo, que se puso a gritar muy fuerte: "Qué tenemos nosotros que ver contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a destruirnos? Yo sé quién eres: el Santo de Dios". Pero Jesús le ordenó: "¡Cállate y sal de ese hombre!" Entonces el demonio tiró al hombre por tierra en medio de la gente, y salió de él sin hacerle daño. Todos se llenaron de asombro y se decían unos a otros: "¿Qué tendrá su palabra? Manda con autoridad y poder a los espíritus inmundos, y éstos se salen". Y su fama se extendía por todos los lugares de la región.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las “palabras de vida eterna” (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=272692
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: “si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros” (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). “Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso”. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: “quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación” (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesar pecados graves al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.
† Misal
mar 22a. Ordinario año Par (Id=589)
Antífona de Entrada
Canten al Señor un cántico nuevo, hombres de toda la tierra, canten al Señor. Hay brillo y esplendor en su presencia, y en su templo belleza y majestad.
Oración Colecta
Oremos:
Dios eterno y todopoderoso, conduce nuestra vida por el camino de tus mandamientos para que, unidos a tu Hijo amado, podamos producir frutos abundantes.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
El ser humano, con su sola inteligencia, no puede comprender las cosas del Espíritu de Dios. En cambio, el ser humano espiritual puede juzgar correctamente todo
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 2, 10b-16
Hermanos: El Espíritu lo escudriña todo, incluso hasta lo más profundo de Dios. En efecto, ¿quién conoce lo íntimo del hombre a no ser el mismo espíritu del hombre que está en él? Del mismo modo, sólo el Espíritu de Dios conoce las cosas de Dios. Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que procede de Dios, para que conozcamos las gracias que Dios nos ha otorgado.
De esto hablamos, no con palabras aprendidas de la sabiduría humana, sino aprendidas del Espíritu, adaptando lo que es espiritual a quienes poseen el Espíritu de Dios.
El hombre mundano no capta las cosas del Espíritu de Dios. Carecen de sentido para él y no las puede entender, porque sólo se comprenden a la luz del Espíritu. Por el contrario, quien posee el Espíritu lo discierne todo y no está sujeto al juicio de nadie. Porque, ¿quién conoce el pensamiento del Señor para poder darle lecciones? Nosotros, sin embargo, poseemos el modo de pensar de Cristo.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Sal 144, 8-9.10-11.12-13ab
El Señor es justo y bondadoso.
El Señor es compasivo y misericordioso, lento para enojarse y generoso para perdonar. Bueno es el Señor para con todos y su amor se extiende a todas sus criaturas.
El Señor es justo y bondadoso.
Que te alaben, Señor, todas tus obras y que todos tus fieles te bendigan; que proclamen la gloria de tu reino y den a conocer tus maravillas.
El Señor es justo y bondadoso.
Que muestren a los hombres tus proezas, el esplendor y la gloria de tu reino. Tu reino, Señor, es para siempre, y tu imperio por todas las generaciones.
El Señor es justo y bondadoso.
El Señor es siempre fiel a sus palabras y bondadoso en todas sus acciones. Da su apoyo el Señor al que tropieza y al agobiado alivia.
El Señor es justo y bondadoso.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Un gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo.
Aleluya.
Evangelio
Sé que tú eres el Santo de Dios
† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 4, 31-37
Gloria a ti, Señor. En aquel tiempo, Jesús fue a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y los sábados enseñaba a la gente, que estaba asombrada de su enseñanza, porque hablaba con autoridad. Había en la sinagoga un hombre poseído por un demonio inmundo, que se puso a gritar muy fuerte: "Qué tenemos nosotros que ver contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a destruirnos? Yo sé quién eres: el Santo de Dios". Pero Jesús le ordenó: "¡Cállate y sal de ese hombre!" Entonces el demonio tiró al hombre por tierra en medio de la gente, y salió de él sin hacerle daño. Todos se llenaron de asombro y se decían unos a otros: "¿Qué tendrá su palabra? Manda con autoridad y poder a los espíritus inmundos, y éstos se salen". Y su fama se extendía por todos los lugares de la región.
Palabra del Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, con bondad los dones que te presentamos, y santifícalos por medio de tu Espíritu para que se nos conviertan en sacramento de salvación.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
Alabanza a Dios por la creación y redención del género humano
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque has querido ser, por medio de tu amado Hijo, no sólo el creador del género humano, sino también el autor generoso de la nueva creación.
Por eso,
con razón te sirven todas las criaturas, con justicia te alaban todos los redimidos y unánimes te bendicen tus santos. Con ellos, unidos a los ángeles, nosotros queremos celebrarte y te alabamos diciendo:
Antífona de la Comunión
Acudamos al Señor, pongamos en él nuestra confianza y no quedaremos defraudados.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Te damos gracias, Señor, por habernos alimentado con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo; y te pedimos que este don tuyo sea para nosotros fuente inagotable de vida.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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† Meditación diaria
22ª semana. Lunes
OBRAS DE MISERICORDIA
— Jesús misericordioso. Imitarle.
— Preocuparnos por la situación espiritual de quienes nos rodean.
— Otras manifestaciones de la misericordia.
I. Volvió Jesús de Nazaret, donde se había criado, y según su costumbre entró en la sinagoga el sábado1. Allí le entregaron el libro del Profeta Isaías para que leyera. Jesús abrió el libro por un pasaje directamente mesiánico: El Espíritu Santo está sobre mí, por lo cual me ha ungido para evangelizar a los pobres; me ha enviado para anunciar la redención a los cautivos y devolver la vista a los ciegos, para poner en libertad a los oprimidos, y para promulgar el año de gracia del Señor.
Jesús, enrollando el libro, lo devolvió y se sentó. Había una gran expectación entre sus vecinos, con los que había convivido tantos años: Todos en la sinagoga tenían los ojos fijos en Él. Muy probablemente estaría presente la Virgen. Entonces, el Señor les dijo con toda claridad: Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír.
Isaías2 anunciaba en este pasaje la llegada del Mesías que libraría a su pueblo de sus aflicciones. Las palabras del Señor “son su primera declaración mesiánica, a la que siguen los hechos y palabras conocidas a través del Evangelio. Mediante tales hechos y palabras, Cristo hace presente al Padre entre los hombres. Es altamente significativo –sigue comentando Juan Pablo II– que estos hombres sean en primer lugar los pobres carentes de medios de subsistencia, los privados de libertad, los ciegos que no ven la belleza de la creación, los que viven en aflicción de corazón o sufren a causa de la injusticia social, y finalmente los pecadores. Con relación a estos especialmente, Cristo se convierte sobre todo en signo legible de Dios que es amor”3.
Más tarde, cuando los enviados del Bautista le preguntan si Él es el Cristo o si han de esperar a otro, Jesús les responde que comuniquen a Juan lo que han visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, los pobres son evangelizados...4.
El amor de Cristo se expresa particularmente en el encuentro con el sufrimiento, en todo aquello en que se manifiesta la fragilidad humana, tanto física como moral. De esta manera revela la actitud continua de Dios Padre hacia nosotros, que es amor5 y rico en misericordia6.
La misericordia será el núcleo fundamental de su predicación y la razón principal de sus milagros. También la Iglesia “abraza con su amor a todos los afligidos por la debilidad humana; más aún, en los pobres y en los que sufren reconoce la imagen de su Fundador, pobre y paciente, se esfuerza en remediar sus necesidades y procura servir en ellos a Cristo”7.
¿Y qué otra cosa haremos nosotros si queremos imitar al Maestro y ser buenos hijos de la Iglesia? Cada día se nos presentan incontables ocasiones de poner en práctica la enseñanza de Jesús acerca de nuestro comportamiento ante el dolor y la necesidad. Y esta actitud compasiva y misericordiosa ha de ser en primer lugar con los que habitualmente tratamos, con quienes Dios ha puesto a nuestro cuidado y con los más necesitados. Pensemos hoy junto al Señor cómo es nuestro trato con estas personas y con todos. ¿Sé darme cuenta de su dolor –físico o moral–, de su cansancio o de la necesidad que padecen? ¿Me presto con solicitud a darles la ayuda que precisan? ¿Procuro aliviarles de sus males o de la carga que llevan, sobre todo cuando les resulta excesivamente pesada?
II. ...me ha ungido para evangelizar a los pobres, me ha enviado para anunciar la redención a los cautivos y devolver la vista a los ciegos, para poner en libertad a los oprimidos... No hay pobreza mayor que la que provoca la falta de fe, ni cautividad y opresión más grandes que las que el demonio ejerce en quien peca, ni ceguera más completa que la del alma que ha quedado privada de la gracia: “el pecado produce la más dura tiranía”, afirma San Juan Crisóstomo8.
Si la mayor desgracia, el peor de los desastres, es alejarse de Dios, nuestra mayor obra de misericordia será en muchas ocasiones acercar a los sacramentos, fuentes de Vida, y especialmente a la Confesión, a nuestros familiares y amigos. Si sufrimos con sus penas, enfermedades y desgracias, ¿cómo no nos dolerá si vemos que no conocen a Jesucristo, que no le tratan o que le han dejado? La verdadera compasión comienza por la situación espiritual de su alma, que hemos de procurar remediar con la ayuda de la gracia. ¡Qué gran obra de misericordia es el apostolado!
Toda miseria moral, cualquiera que sea, reclama nuestra compasión. Así, entre estas obras que, por vía de ejemplo, ha señalado desde antiguo la Iglesia, está “enseñar al que no sabe”. Cuando el número de analfabetos ha decrecido en tantos países, ha aumentado en proporciones asombrosas la ignorancia religiosa, incluso en naciones de antigua tradición cristiana. “Por imposición laicista o por desorientación y negligencia lamentables, multitudes de jóvenes bautizados están llegando a la adolescencia con total desconocimiento de las más elementales nociones de la Fe y de la Moral y de los rudimentos mínimos de la piedad. Ahora, enseñar al que no sabe significa, sobre todo, enseñar a los que nada saben de religión, significa “evangelizarles”, es decir, hablarles de Dios y de la vida cristiana. La catequesis ha pasado a ser en la actualidad una obra de misericordia de primera importancia”9.
¡Cuánto bien hace la madre que enseña el catecismo a sus hijos, y quizá a los amigos de sus hijos! ¡Qué recompensa tan grande dará el Señor a quienes prestan con generosidad su tiempo en una labor de catequesis, y a quienes aconsejan el libro oportuno que ilustra la inteligencia y mueve los afectos del corazón! Es abrirles el camino que lleva a Dios; no tienen una necesidad mayor.
III. Imitar a Jesús en su actitud misericordiosa hacia los más necesitados nos llevará en muchas ocasiones a dar consuelo y compañía a quienes se encuentran solos, a los enfermos, a quienes sufren una pobreza vergonzante o descarada. Haremos nuestro su dolor, les ayudaremos a santificarlo, y procuraremos remediar ese estado en el modo en que nos sea posible. Cuánto puede confortar a estas personas un rato de compañía –buscado quizá con espíritu de sacrificio, a la salida del trabajo, cuando lo que apetecía era descansar, etc.–, con una conversación sencilla y amable, bien preparada, en la que el sentido sobrenatural que procuramos dar a nuestras palabras y comentarios –de noticias positivas, de iniciativas de apostolado– deja en el enfermo o en el anciano una luz de fe y confianza en Dios; con delicadeza y oportunidad, nos atreveremos a prestar algunos servicios, a arreglarle la cama, a leer un rato algún libro piadoso ameno, incluso divertido10.
Cada día es más necesario pedir al Señor un corazón misericordioso para todos, pues en la medida en que la sociedad se deshumaniza, los corazones se vuelven duros e insensibles. La justicia es virtud fundamental; pero la justicia sola no basta: se precisa además la caridad. Por mucho que mejorase la legislación laboral y social, siempre será necesario el calor del corazón humano, fraternal y amigo, que se acerca a esas situaciones a las que la mera justicia no llega, pues la misericordia “no se limita a socorrer al necesitado de bienes económicos; se dirige, antes que nada, a respetar y comprender a cada individuo en cuanto tal, en su intrínseca dignidad de hombre y de hijo del Creador”11.
La misericordia nos lleva a perdonar con prontitud y de corazón, aunque quien ofende no manifieste arrepentimiento por su falta o rechace la reconciliación. El cristiano no guarda rencores en su alma; no se siente enemigo de nadie. Nos esforzaremos en querer a quienes son desgraciados por su propia culpa, incluso por su propia maldad. El Señor solo nos preguntará si esa persona es desgraciada, si sufre, “pues eso basta para que sea digno de su interés. Esfuérzate sin duda en protegerlo contra sus malas pasiones, pero desde el momento en que sufre, sé misericordioso. Amarás a tu prójimo, no cuando lo merezca, sino porque es tu prójimo”12.
El Señor nos pide una actitud compasiva que se extienda a todas las manifestaciones de la vida. También en el juicio sobre el prójimo, a quien hemos de mirar desde el ángulo en el que queda más favorecido. “Aunque vierais algo malo –aconseja San Bernardo– no juzguéis al instante a vuestro prójimo, sino más bien excusadle en vuestro interior. Excusad la intención, si no podéis excusar la acción. Pensad que lo habrá hecho por ignorancia, o por sorpresa, o por desgracia. Si la cosa es tan clara que no podéis disimularla, aun entonces creedlo así, y decid para vuestros adentros: la tentación habrá sido muy fuerte”13.
Frecuentemente hemos de recordar que, si somos misericordiosos, obtendremos del Señor esa misericordia para nuestra vida que tanto necesitamos, particularmente para esas flaquezas, errores y fragilidades, que Él bien conoce. Esa confianza en la infinita compasión de Dios nos llevará a permanecer siempre muy cerca de Él.
María, Reina y Madre de Misericordia, nos dará un corazón capaz de compadecerse eficazmente de quienes sufren a nuestro lado.
1 Evangelio de la Misa. Lc 4, 16-30. — 2 Cfr. Is 61, 1-2 — 3 Juan Pablo II, Enc. Dives in misericordia, 30-XI-1980, 3. — 4 Lc 7, 22 ss. — 5 1 Jn 4, 16. — 6 Ef 2, 4. — 7 Conc. Vat. II, Const. Lumen gentium, 8. — 8 San Juan Crisóstomo, Comentario al Salmo 126. — 9 J. Orlandis, 8 Bienaventuranzas, pp. 104-105. — 10 Cfr. Santo Cura de Ars, Sermón sobre la limosna, en F. Fernández-Carvajal, Antología de textos, Palabra, 14ª ed., Madrid 2003, n. 355-1. — 11 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 72. — 12 G. Chevrot, Las Bienaventuranzas, Rialp, 8ª ed., Madrid 1981, p. 170. — 13 San Bernardo, Sermón sobre el Cantar de los Cantares, 40.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
Santa Rosalía
"Guirnalda de rosas", en latín; quizá derivado del germánico Rosalinda: "Escudo del honor"
Vivió en el siglo XII y murió hacia 1160. Aunque se desconocen datos sobre su patria y vida, una leyenda asegura que a los 14 años se retiró a una cueva del monte Coscina y luego a otra del monte Pellegrino, cercano a Palermo. En la Edad Media se le dedicaron varias iglesias y se le consideró Protectora y Patrona de Palermo. Sus restos fueron descubiertos un 15 de julio y el Papa Urbano VIII la incluyó como santa en el Martirologio. Se le invoca como abogada contra la peste y los terremotos. La iconografía la presenta como ermitaña o bien revestida con hábito agustino. Sus principales atributos son: una corona de rosas, en alusión a su nombre; y un crucifico y una calavera, por su ascesis.
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Fuente: Archidiócesis de Madrid
Moisés, Santo Profeta del Antiguo Testamento, 4 de septiembre
Profeta del Antiguo Testamento |
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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Bonifacio I, Santo XLII Papa, Septiembre 4
XLII Papa Martirologio Romano: En Roma, en el cementerio de Máximo, en vía Salaria Nueva, sepultura de san Bonifacio I, papa, que trabajó para solucionar muchas controversias sobre disciplina eclesiástica (422). |
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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Ida de Herzfeld, Santa Viuda, Septiembre 4
Viuda Martirologio Romano: En Herzfeld, de Sajonia (Alemania), santa Ida, viuda del duque Ecberto, insigne por su asidua oración y caridad para con los pobres. |
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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Marcelo de Chalons-sur-Saone, Santo Mártir, Septiembre 4
Mártir Martirologio Romano: En Chalons-sur-Saone, en la Galia Lugdunense, san Marcelo, mártir (s. III-IV) |
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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Irmgarda (Irma) de Süchteln, Santa Condesa, Septiembre 4
Condesa Martirologio Romano: En Colonia, de la Lotaringia, santa Irmgarda, condesa de Süchteln, que utilizó sus bienes en la construcción de iglesias (c. 1089). |
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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Catalina Mattei de Racconigi, Beata Virgen, Septiembre 4
Virgen Dominica Martirologio Romano: En Carmagnoles, del Piamonte, en Italia, beata Catalina Mattei, virgen, religiosa de las Hermanas de Penitencia de Santo Domingo, que, viviendo con una salud muy precaria, soportó con admirable caridad y abundancia de virtudes las calumnias humanas y todo tipo de tentaciones (1547). |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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