lunes, 3 de septiembre de 2012

Martes 04 de Septiembre de 2012. Santa Rosalía ¡ruega por nosotros!

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 4, 31-37

Gloria a ti, Señor. En aquel tiempo, Jesús fue a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y los sábados enseñaba a la gente, que estaba asombrada de su enseñanza, porque hablaba con autoridad. Había en la sinagoga un hombre poseído por un demonio inmundo, que se puso a gritar muy fuerte: "Qué tenemos nosotros que ver contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a destruirnos? Yo sé quién eres: el Santo de Dios". Pero Jesús le ordenó: "¡Cállate y sal de ese hombre!" Entonces el demonio tiró al hombre por tierra en medio de la gente, y salió de él sin hacerle daño. Todos se llenaron de asombro y se decían unos a otros: "¿Qué tendrá su palabra? Manda con autoridad y poder a los espíritus inmundos, y éstos se salen". Y su fama se extendía por todos los lugares de la región.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las “palabras de vida eterna” (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354

Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=272692

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: “si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros” (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). “Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso”. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: “quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación” (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesar pecados graves al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.

 

Misal

 

mar 22a. Ordinario año Par (Id=589)

Antífona de Entrada

Canten al Señor un cántico nuevo, hombres de toda la tierra, canten al Señor. Hay brillo y esplendor en su presencia, y en su templo belleza y majestad.

Oración Colecta

Oremos:
Dios eterno y todopoderoso, conduce nuestra vida por el camino de tus mandamientos para que, unidos a tu Hijo amado, podamos producir frutos abundantes.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

Primera Lectura

El ser humano, con su sola inteligencia, no puede comprender las cosas del Espíritu de Dios. En cambio, el ser humano espiritual puede juzgar correctamente todo

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 2, 10b-16

Hermanos: El Espíritu lo escudriña todo, incluso hasta lo más profundo de Dios. En efecto, ¿quién conoce lo íntimo del hombre a no ser el mismo espíritu del hombre que está en él? Del mismo modo, sólo el Espíritu de Dios conoce las cosas de Dios. Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que procede de Dios, para que conozcamos las gracias que Dios nos ha otorgado.
De esto hablamos, no con palabras aprendidas de la sabiduría humana, sino aprendidas del Espíritu, adaptando lo que es espiritual a quienes poseen el Espíritu de Dios.
El hombre mundano no capta las cosas del Espíritu de Dios. Carecen de sentido para él y no las puede entender, porque sólo se comprenden a la luz del Espíritu. Por el contrario, quien posee el Espíritu lo discierne todo y no está sujeto al juicio de nadie. Porque, ¿quién conoce el pensamiento del Señor para poder darle lecciones? Nosotros, sin embargo, poseemos el modo de pensar de Cristo.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 144, 8-9.10-11.12-13ab

El Señor es justo y bondadoso.

El Señor es compasivo y misericordioso, lento para enojarse y generoso para perdonar. Bueno es el Señor para con todos y su amor se extiende a todas sus criaturas.
El Señor es justo y bondadoso.

Que te alaben, Señor, todas tus obras y que todos tus fieles te bendigan; que proclamen la gloria de tu reino y den a conocer tus maravillas.
El Señor es justo y bondadoso.

Que muestren a los hombres tus proezas, el esplendor y la gloria de tu reino. Tu reino, Señor, es para siempre, y tu imperio por todas las generaciones.
El Señor es justo y bondadoso.

El Señor es siempre fiel a sus palabras y bondadoso en todas sus acciones. Da su apoyo el Señor al que tropieza y al agobiado alivia.
El Señor es justo y bondadoso.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Un gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo.
Aleluya.

Evangelio

Sé que tú eres el Santo de Dios

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 4, 31-37

Gloria a ti, Señor. En aquel tiempo, Jesús fue a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y los sábados enseñaba a la gente, que estaba asombrada de su enseñanza, porque hablaba con autoridad. Había en la sinagoga un hombre poseído por un demonio inmundo, que se puso a gritar muy fuerte: "Qué tenemos nosotros que ver contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a destruirnos? Yo sé quién eres: el Santo de Dios". Pero Jesús le ordenó: "¡Cállate y sal de ese hombre!" Entonces el demonio tiró al hombre por tierra en medio de la gente, y salió de él sin hacerle daño. Todos se llenaron de asombro y se decían unos a otros: "¿Qué tendrá su palabra? Manda con autoridad y poder a los espíritus inmundos, y éstos se salen". Y su fama se extendía por todos los lugares de la región.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Oración sobre las Ofrendas

Acepta, Señor, con bondad los dones que te presentamos, y santifícalos por medio de tu Espíritu para que se nos conviertan en sacramento de salvación.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Prefacio

Alabanza a Dios por la creación y redención del género humano

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque has querido ser, por medio de tu amado Hijo, no sólo el creador del género humano, sino también el autor generoso de la nueva creación.
Por eso,
con razón te sirven todas las criaturas, con justicia te alaban todos los redimidos y unánimes te bendicen tus santos. Con ellos, unidos a los ángeles, nosotros queremos celebrarte y te alabamos diciendo:

Antífona de la Comunión

Acudamos al Señor, pongamos en él nuestra confianza y no quedaremos defraudados.

Oración después de la Comunión

Oremos:
Te damos gracias, Señor, por habernos alimentado con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo; y te pedimos que este don tuyo sea para nosotros fuente inagotable de vida.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Meditación diaria

 

22ª semana. Lunes

OBRAS DE MISERICORDIA

— Jesús misericordioso. Imitarle.

— Preocuparnos por la situación espiritual de quienes nos rodean.

— Otras manifestaciones de la misericordia.

I. Volvió Jesús de Nazaret, donde se había criado, y según su costumbre entró en la sinagoga el sábado1. Allí le entregaron el libro del Profeta Isaías para que leyera. Jesús abrió el libro por un pasaje directamente mesiánico: El Espíritu Santo está sobre mí, por lo cual me ha ungido para evangelizar a los pobres; me ha enviado para anunciar la redención a los cautivos y devolver la vista a los ciegos, para poner en libertad a los oprimidos, y para promulgar el año de gracia del Señor.

Jesús, enrollando el libro, lo devolvió y se sentó. Había una gran expectación entre sus vecinos, con los que había convivido tantos años: Todos en la sinagoga tenían los ojos fijos en Él. Muy probablemente estaría presente la Virgen. Entonces, el Señor les dijo con toda claridad: Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír.

Isaías2 anunciaba en este pasaje la llegada del Mesías que libraría a su pueblo de sus aflicciones. Las palabras del Señor “son su primera declaración mesiánica, a la que siguen los hechos y palabras conocidas a través del Evangelio. Mediante tales hechos y palabras, Cristo hace presente al Padre entre los hombres. Es altamente significativo –sigue comentando Juan Pablo II– que estos hombres sean en primer lugar los pobres carentes de medios de subsistencia, los privados de libertad, los ciegos que no ven la belleza de la creación, los que viven en aflicción de corazón o sufren a causa de la injusticia social, y finalmente los pecadores. Con relación a estos especialmente, Cristo se convierte sobre todo en signo legible de Dios que es amor”3.

Más tarde, cuando los enviados del Bautista le preguntan si Él es el Cristo o si han de esperar a otro, Jesús les responde que comuniquen a Juan lo que han visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, los pobres son evangelizados...4.

El amor de Cristo se expresa particularmente en el encuentro con el sufrimiento, en todo aquello en que se manifiesta la fragilidad humana, tanto física como moral. De esta manera revela la actitud continua de Dios Padre hacia nosotros, que es amor5 y rico en misericordia6.

La misericordia será el núcleo fundamental de su predicación y la razón principal de sus milagros. También la Iglesia “abraza con su amor a todos los afligidos por la debilidad humana; más aún, en los pobres y en los que sufren reconoce la imagen de su Fundador, pobre y paciente, se esfuerza en remediar sus necesidades y procura servir en ellos a Cristo”7.

¿Y qué otra cosa haremos nosotros si queremos imitar al Maestro y ser buenos hijos de la Iglesia? Cada día se nos presentan incontables ocasiones de poner en práctica la enseñanza de Jesús acerca de nuestro comportamiento ante el dolor y la necesidad. Y esta actitud compasiva y misericordiosa ha de ser en primer lugar con los que habitualmente tratamos, con quienes Dios ha puesto a nuestro cuidado y con los más necesitados. Pensemos hoy junto al Señor cómo es nuestro trato con estas personas y con todos. ¿Sé darme cuenta de su dolor –físico o moral–, de su cansancio o de la necesidad que padecen? ¿Me presto con solicitud a darles la ayuda que precisan? ¿Procuro aliviarles de sus males o de la carga que llevan, sobre todo cuando les resulta excesivamente pesada?

II. ...me ha ungido para evangelizar a los pobres, me ha enviado para anunciar la redención a los cautivos y devolver la vista a los ciegos, para poner en libertad a los oprimidos... No hay pobreza mayor que la que provoca la falta de fe, ni cautividad y opresión más grandes que las que el demonio ejerce en quien peca, ni ceguera más completa que la del alma que ha quedado privada de la gracia: “el pecado produce la más dura tiranía”, afirma San Juan Crisóstomo8.

Si la mayor desgracia, el peor de los desastres, es alejarse de Dios, nuestra mayor obra de misericordia será en muchas ocasiones acercar a los sacramentos, fuentes de Vida, y especialmente a la Confesión, a nuestros familiares y amigos. Si sufrimos con sus penas, enfermedades y desgracias, ¿cómo no nos dolerá si vemos que no conocen a Jesucristo, que no le tratan o que le han dejado? La verdadera compasión comienza por la situación espiritual de su alma, que hemos de procurar remediar con la ayuda de la gracia. ¡Qué gran obra de misericordia es el apostolado!

Toda miseria moral, cualquiera que sea, reclama nuestra compasión. Así, entre estas obras que, por vía de ejemplo, ha señalado desde antiguo la Iglesia, está “enseñar al que no sabe”. Cuando el número de analfabetos ha decrecido en tantos países, ha aumentado en proporciones asombrosas la ignorancia religiosa, incluso en naciones de antigua tradición cristiana. “Por imposición laicista o por desorientación y negligencia lamentables, multitudes de jóvenes bautizados están llegando a la adolescencia con total desconocimiento de las más elementales nociones de la Fe y de la Moral y de los rudimentos mínimos de la piedad. Ahora, enseñar al que no sabe significa, sobre todo, enseñar a los que nada saben de religión, significa “evangelizarles”, es decir, hablarles de Dios y de la vida cristiana. La catequesis ha pasado a ser en la actualidad una obra de misericordia de primera importancia”9.

¡Cuánto bien hace la madre que enseña el catecismo a sus hijos, y quizá a los amigos de sus hijos! ¡Qué recompensa tan grande dará el Señor a quienes prestan con generosidad su tiempo en una labor de catequesis, y a quienes aconsejan el libro oportuno que ilustra la inteligencia y mueve los afectos del corazón! Es abrirles el camino que lleva a Dios; no tienen una necesidad mayor.

III. Imitar a Jesús en su actitud misericordiosa hacia los más necesitados nos llevará en muchas ocasiones a dar consuelo y compañía a quienes se encuentran solos, a los enfermos, a quienes sufren una pobreza vergonzante o descarada. Haremos nuestro su dolor, les ayudaremos a santificarlo, y procuraremos remediar ese estado en el modo en que nos sea posible. Cuánto puede confortar a estas personas un rato de compañía –buscado quizá con espíritu de sacrificio, a la salida del trabajo, cuando lo que apetecía era descansar, etc.–, con una conversación sencilla y amable, bien preparada, en la que el sentido sobrenatural que procuramos dar a nuestras palabras y comentarios –de noticias positivas, de iniciativas de apostolado– deja en el enfermo o en el anciano una luz de fe y confianza en Dios; con delicadeza y oportunidad, nos atreveremos a prestar algunos servicios, a arreglarle la cama, a leer un rato algún libro piadoso ameno, incluso divertido10.

Cada día es más necesario pedir al Señor un corazón misericordioso para todos, pues en la medida en que la sociedad se deshumaniza, los corazones se vuelven duros e insensibles. La justicia es virtud fundamental; pero la justicia sola no basta: se precisa además la caridad. Por mucho que mejorase la legislación laboral y social, siempre será necesario el calor del corazón humano, fraternal y amigo, que se acerca a esas situaciones a las que la mera justicia no llega, pues la misericordia “no se limita a socorrer al necesitado de bienes económicos; se dirige, antes que nada, a respetar y comprender a cada individuo en cuanto tal, en su intrínseca dignidad de hombre y de hijo del Creador”11.

La misericordia nos lleva a perdonar con prontitud y de corazón, aunque quien ofende no manifieste arrepentimiento por su falta o rechace la reconciliación. El cristiano no guarda rencores en su alma; no se siente enemigo de nadie. Nos esforzaremos en querer a quienes son desgraciados por su propia culpa, incluso por su propia maldad. El Señor solo nos preguntará si esa persona es desgraciada, si sufre, “pues eso basta para que sea digno de su interés. Esfuérzate sin duda en protegerlo contra sus malas pasiones, pero desde el momento en que sufre, sé misericordioso. Amarás a tu prójimo, no cuando lo merezca, sino porque es tu prójimo”12.

El Señor nos pide una actitud compasiva que se extienda a todas las manifestaciones de la vida. También en el juicio sobre el prójimo, a quien hemos de mirar desde el ángulo en el que queda más favorecido. “Aunque vierais algo malo –aconseja San Bernardo– no juzguéis al instante a vuestro prójimo, sino más bien excusadle en vuestro interior. Excusad la intención, si no podéis excusar la acción. Pensad que lo habrá hecho por ignorancia, o por sorpresa, o por desgracia. Si la cosa es tan clara que no podéis disimularla, aun entonces creedlo así, y decid para vuestros adentros: la tentación habrá sido muy fuerte”13.

Frecuentemente hemos de recordar que, si somos misericordiosos, obtendremos del Señor esa misericordia para nuestra vida que tanto necesitamos, particularmente para esas flaquezas, errores y fragilidades, que Él bien conoce. Esa confianza en la infinita compasión de Dios nos llevará a permanecer siempre muy cerca de Él.

María, Reina y Madre de Misericordia, nos dará un corazón capaz de compadecerse eficazmente de quienes sufren a nuestro lado.

1 Evangelio de la Misa. Lc 4, 16-30. — 2 Cfr. Is 61, 1-2 — 3 Juan Pablo II, Enc. Dives in misericordia, 30-XI-1980, 3. — 4 Lc 7, 22 ss. — 5 1 Jn 4, 16. — 6 Ef 2, 4. — 7 Conc. Vat. II, Const. Lumen gentium, 8. — 8 San Juan Crisóstomo, Comentario al Salmo 126. — 9 J. Orlandis, 8 Bienaventuranzas, pp. 104-105. — 10 Cfr. Santo Cura de Ars, Sermón sobre la limosna, en F. Fernández-Carvajal, Antología de textos, Palabra, 14ª ed., Madrid 2003, n. 355-1. — 11 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 72. — 12 G. Chevrot, Las Bienaventuranzas, Rialp, 8ª ed., Madrid 1981, p. 170. — 13 San Bernardo, Sermón sobre el Cantar de los Cantares, 40.

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Santoral                   (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

Santa Rosalía

"Guirnalda de rosas", en latín; quizá derivado del germánico Rosalinda: "Escudo del honor"

Vivió en el siglo XII y murió hacia 1160. Aunque se desconocen datos sobre su patria y vida, una leyenda asegura que a los 14 años se retiró a una cueva del monte Coscina y luego a otra del monte Pellegrino, cercano a Palermo. En la Edad Media se le dedicaron varias iglesias y se le consideró Protectora y Patrona de Palermo. Sus restos fueron descubiertos un 15 de julio y el Papa Urbano VIII la incluyó como santa en el Martirologio. Se le invoca como abogada contra la peste y los terremotos. La iconografía la presenta como ermitaña o bien revestida con hábito agustino. Sus principales atributos son: una corona de rosas, en alusión a su nombre; y un crucifico y una calavera, por su ascesis.

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Fuente: Archidiócesis de Madrid
Moisés, Santo Profeta del Antiguo Testamento, 4 de septiembre  

Moisés, Santo

Profeta del Antiguo Testamento
Febrero 24

 

Salvado de las aguas. Criado junto al Faraón. Elegido para salvar a su pueblo. Instrumento de Dios en las plagas. Caudillo desde el mar Rojo. Y ya en el desierto, el hombre de la Alianza: Amigo de Dios, padre del pueblo, legislador, juez, guerrero, libertador...

Es el hombre fuerte como un titán que se resiste a aceptar las debilidades de su pueblo.

Dios permite su fracaso. Viendo ya la Tierra Prometida, muere con la esperanza incumplida de entrar en la tierra de Canaán.

El que extendió su mano en el mar y lo secó o hizo brotar agua de la roca en el desierto, o consiguió de Dios el maná y las codornices para quitar la hambruna no disfruta su máximo proyecto humano: entrar en la Tierra de Promisión.

El sinsabor de la derrota humana es permitido por Dios para que reconozcamos nuestra flaqueza. El fracaso en lo humano marca la dependencia del creador.

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Bonifacio I, Santo XLII Papa, Septiembre 4  

Bonifacio I, Santo

XLII Papa

Martirologio Romano: En Roma, en el cementerio de Máximo, en vía Salaria Nueva, sepultura de san Bonifacio I, papa, que trabajó para solucionar muchas controversias sobre disciplina eclesiástica (422).

Etimología: Bonifacio = que hace el bien. Viene de la lengua latina.

Elegido el 28 diciembre del 418; falleció en Roma, el 4 de septiembre del 422. Poco se conoce de su vida previa a su elección. El "Liber Pontificalis" lo llama un romano, e hijo del presbítero Jocundus. Se cree que ge ordenado por el Papa Damasus I (366-384) y que fue representante de Inocencio I en Constantinopla (c. 405).

A la muerte del Papa Zosimus, la Iglesia Romana entró en el quinto de sus cismas, con el resultado de dobles elecciones papales que perturbaron su paz durante las primeras centurias. Poco después de las exequias de Zosimus, el 27 diciembre, 418, una facción del clero romano formada principalmente por diáconos, tomó la basílica de Lateran y eligió como papa al Archidiácono Eulalius. El alto clero intentó entrar, pero fue violentamente rechazado por una chusma de partidarios de Eulalian.

Al día siguiente, ellos se reunieron en la iglesia de Theodora y eligieron como Papa, contra su voluntad, al anciano Bonifacio, un sacerdote muy estimado por su caridad, conocimientos, y buen carácter. El domingo 29 diciembre, fueron consagrados los dos, Bonifacio en la Basílica de San Marcelo, apoyado por nueve obispos provinciales y unos setenta sacerdotes; Eulalius en la basílica de Lateran en presencia de los diáconos, unos pocos sacerdotes y el Obispo de Ostia que fue convocado desde su lecho de enfermo para ayudar en la ordenación. Los dos procedieron a actuar como papas, y Roma comenzó a vivir en una tumultuosa confusión por el ruido producido por las facciones de ambos rivales. El Prefecto de Roma, Symmachus, hostil a Bonifacio, informó el problema al Emperador Honorius de Ravenna, y aseguró la confirmación imperial de la elección de Eulalius. Bonifacio fue expulsado de la ciudad. Sus partidarios, sin embargo, lograron hacerse oír por el emperador que convocó a un sínodo de obispos italianos en Ravenna para reunir a los papas rivales y discutir la situación (febrero, marzo, 419). Incapaz de alcanzar una decisión, el sínodo tomó unas pocas decisiones prácticas pendientes hasta un concilio general de obispos italianos, galos y africanos, a ser convocados en mayo para solucionar la dificultad. Pidió que ambos demandantes dejaran Roma hasta que se alcanzara una decisión, y prohibió el retorno bajo pena de condenación. Como Pascua, el 30 de marzo, estaba acercándose, Achilleus, Obispo de Spoleto, fue delegado para encabezar los servicios Pascuales en la vacante sede romana. Bonifacio fue enviado, aparentemente, al cementerio de Santa Felicitas en la Vía Salaria, y Eulalius a Antium. El 18 marzo, Eulalius volvió audazmente a Roma, reunió a sus partidarios avivando nuevamente la disputa, y rechazó con desprecio las órdenes del prefecto para dejar la ciudad; tomó la basílica de Lateran el sábado Santo (29 marzo), decidido a presidir las ceremonias pascuales. Las tropas imperiales fueron convocadas para deponerlo y hacer posible para Achilleus dirigir los servicios. El emperador, profundamente indignado con estos procedimientos, se negó a considerar nuevamente las demandas de Eulalius reconociéndose a Bonifacio como Papa legítimo (3 de abril, 418). Este último volvió a Roma el 10 abril y ge aclamado por el pueblo. Eulalius fue designado Obispo de Nepi en Toscana o de alguna sede en Campania, según los contradictorios datos de las fuentes del "Liber Pontificalis". El cisma había durado quince semanas. A comienzos de 420, la crítica enfermedad del papa, animó a los partidarios de Eulalius a hacer otro intento. Ya recuperado, Bonifacio pidió al emperador (1o. de julio, 420) prever alguna manera de evitar un nuevo cisma en el caso de su muerte. Honorius promulgó una ley estableciendo que, en el caso de elecciones Papales disputadas, no debe reconocerse ningún candidato, y debe efectuarse una nueva elección.

El reino de Bonifacio fue marcado por el gran celo y actividad en organizar la disciplina y la autoridad. Revirtió la política de su predecesor de dotar a ciertos obispos Occidentales con poderes extraordinarios del vicariato papal. Zosimus había dado a Patroclus, Obispo de Arles, extensa jurisdicción en las provincias de Viena y Narbonne, y lo había hecho intermediario entre estas provincias y la Sede Apostólica. Bonifacio disminuyó estos derechos primados y restauró los poderes metropolitanos de los obispos principales de provincias. Así él respaldó a Hilary, Arzobispo de Narbonne, en su elección de un obispo de la sede vacante de Lodeve, contra Patroclus que intentó designar a otro (422). Así, también, insistió para que Maximus, Obispo de Valencia, fuera juzgado por sus supuestos crímenes, no por un primado, sino por un sínodo de obispos galos, y prometió sostener su decisión (419). Bonifacio tuvo éxito en las dificultades de Zosimus con la Iglesia africana con respecto a las apelaciones a Roma y, en particular, en el caso de Apiarius. El Concilio de Cartago, habiendo escuchado las presentaciones de los delegados de Zosimus, envió a Bonifacio el 31 mayo, 419, una carta en respuesta al commonitorium de su predecesor. Declaraba que el concilio había sido incapaz de verificar los cánones que los delegados habían citado como de Nicena, pero que más tarde resultaron ser de Sardican. Estaba de acuerdo, sin embargo en observarlos hasta que pudiera efectuarse la comprobación. Esta carta se cita a menudo para ilustrar la actitud desafiante de la Iglesia africana ante la Sede Romana. Un estudio imparcial de la misma, sin embargo, debe llevar a una conclusión no más extrema que la de Dom Chapman: "fue escrita con considerable irritación, aunque en un muy estudiado tono moderado"(Revisión de Dublín. Julio, 1901, 109-119). Los africanos estaban irritados ante la insolencia de los delegados de Zosimus y se indignaron por ser instados a obedecer leyes que pensaron no tenían una consistente fuerza en Roma. Esto ellos se lo manifestaron a Bonifacio directamente; todavía, lejos de repudiar su autoridad, le prometieron obedecer las leyes sospechosas, mientras que reconocieron la función del Papa como guardián de la disciplina de la Iglesia. En 422 Bonifacio recibió la apelación de Anthony de Fussula que, a través de los esfuerzos de San Agustín, había sido depuesto por un sínodo provincial de Numidia, y decidió que debía ser restaurado en el caso de que su inocencia se estableciera. Bonifacio apoyó ardientemente a San Agustín en su combate contra el Pelagianismo. Habiendo recibido dos cartas de Pelagian que calumniaban a Agustín, se las envió. En reconocimiento de esta lealtad Agustín dedicó a Bonifacio su respuesta, contenida en "Contra das Epístolas Pelagianoruin Libri quatuor".

En el Este, mantuvo celosamente su jurisdicción sobre las provincias eclesiásticas de Illyricurn, sobre las que el Patriarca de Constantinopla estaba intentando afianzar el mando a causa de volverse una parte del imperio Oriental. El Obispo de Thessalonica había sido constituido vicario papal en este territorio, mientras ejercía su jurisdicción por encima de los metropolitanos y obispos. Por las cartas a Rufus, el titular contemporáneo de la sede, Bonifacio vigiló estrechamente los intereses de la iglesia de Illyrian e insistió en la obediencia a Roma. En 421, el descontento expresado por ciertos obispos, a causa de la negativa del Papa para confirmar la elección de Perigines como Obispo de Corinto a menos que el candidato fuera reconocido por Rufus, sirvió como pretexto para que el joven emperador Theodosius II concediera el dominio eclesiástico de Illyricurn al Patriarca de Constantinopla (14 julio, 421). Bonifacio protestó ante Honorius por la violación de los derechos de su sede, y prevaleció sobre él, que instó a Theodosius para que rescinda su promulgación. La ley no fue promulgada, pero permaneció en los códigos de Theodosian (439) y Justiniano (534) y causó muchos problemas a los papas subsiguientes. Por una carta del 11 marzo, 422, Bonifacio prohibió la consagración en Illyricum de cualquier obispo que Rufus no hubiera reconocido. Bonifacio renovó la legislación del Papa Soter, prohibiendo a las mujeres tocar los sagrados linos o intervenir en el quemado de incienso. Dio fuerza a las leyes que prohibían a los esclavos ser clérigos. Fue enterrado en el cementerio de Maximus en la Vía Salaria, cerca de la tumba de su favorito, San. Felicitas en cuyo honor y en gratitud por su ayuda, le había erigido un oratorio encima del cementerio que lleva su nombre.

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Ida de Herzfeld, Santa Viuda, Septiembre 4  

Ida de Herzfeld, Santa

Viuda

Martirologio Romano: En Herzfeld, de Sajonia (Alemania), santa Ida, viuda del duque Ecberto, insigne por su asidua oración y caridad para con los pobres.

Etimología: Ida = la que es laboriosa, del germánico

Santa Ida de Herzfeld era bisnieta de Carlomagno y creció en su corte.

Por arreglo del emperador, se casó con Lord Egbert (Ecberto). Tuvo un hijo: Warin, que entró como monje en Corvey.

Se quedó viuda en 811, siendo muy joven. No se volvió a casar, y dedicó el resto de su vida al cuidado de los pobres.

Hizo construir una iglesia en Hofstadt, Westfalia, y el convento de Herzfeld. Murió en 813 por causas naturales; la enterraron en el convento de Herzfeld.

Fue canonizada el 26 de noviembre de 980.

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Marcelo de Chalons-sur-Saone, Santo Mártir, Septiembre 4  

Marcelo de Chalons-sur-Saone, Santo

Mártir

Martirologio Romano: En Chalons-sur-Saone, en la Galia Lugdunense, san Marcelo, mártir (s. III-IV)

Etimología: Marcelo = pequeño martillo, del latín


La matanza de los mártires de Lyon, con el obispo San Potino a la cabeza, tuvo lugar durante la persecución de Marco Aurelio, en el año 177. Fue por entonces cuando Marcelo, un sacerdote, recibió un aviso del cielo como dice su "passio" y consiguió escapar de la muerte y refugiarse en Chalon-sur-Saône.

Ahí recibió hospedaje por parte de un pagano y, en cuanto Marcelo vio que su benefactor quemaba incienso ante las imágenes de Marte, Mercurio y Minerva, se propuso demostrarle su error y tras una serie de pláticas, le convirtió al cristianismo.

Cierto día, Marcelo emprendió un viaje hacia al norte y en el camino se encontró con la comitiva del gobernador Prisco, quien le invitó a un banquete en su casa. Marcelo aceptó en convite y se trasladó a la casa del gobernador; pero al caer en la cuenta de que Prisco y sus invitados se disponían a realizar algunos ritos religiosos paganos, se disculpó de tomar parte en la celebración, porque él era cristiano.

Semejante declaración causó estupor entre los presentes que, indignados, se precipitaron sobre el sacerdote para matarle ahí mismo, mediante el feroz procedimiento de atarle a dos troncos de árboles jóvenes doblados y mantenidos en tensión para que, al soltarlos, desmembraran al mártir.

El gobernador ordenó a Marcelo que hiciese un acto de adoración ante una estatua de Saturno y como el sacerdote se negó rotundamente, Prisco ordenó que le mataran sin recurrir al procedimiento de los arbolillos jóvenes, porque era demasiado rápido. En consecuencia, se llevaron a Marcelo a las orillas del río Saône, lo enterraron hasta el pecho en la tierra apretada y ahí le dejaron, inmovilizado y abandonado a su suerte. A los tres días, murió de hambre y sed.

Alban Butler menciona, junto con San Marcelo, al mártir San Valeriano, a quien se nombra el 15 de septiembre en el Martirologio Romano. Se dice que Valeriano huyó de la prisión al mismo tiempo que Marcelo y que fue decapitado por causa de la fe en Tournus, cerca de Autum.

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Irmgarda (Irma) de Süchteln, Santa Condesa, Septiembre 4  

Irmgarda (Irma) de Süchteln, Santa

Condesa

Martirologio Romano: En Colonia, de la Lotaringia, santa Irmgarda, condesa de Süchteln, que utilizó sus bienes en la construcción de iglesias (c. 1089).

Irma Santa Irma Condesa de Süchteln, pertenecía probablemente a la familia ducal de Luxemburgo. Murió en olor de santidad en Colonia y sus restos reposan detrás del altar mayor de la catedral de esta ciudad.

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Catalina Mattei de Racconigi, Beata Virgen, Septiembre 4  

Catalina Mattei de Racconigi, Beata

Virgen Dominica

Martirologio Romano: En Carmagnoles, del Piamonte, en Italia, beata Catalina Mattei, virgen, religiosa de las Hermanas de Penitencia de Santo Domingo, que, viviendo con una salud muy precaria, soportó con admirable caridad y abundancia de virtudes las calumnias humanas y todo tipo de tentaciones (1547).

La Beata piamontesa Catalina Racconi fue una viva copia de Santa Catalina de Siena, a quien, por una celeste visión, adoptó como maestra. Catalina tenía quince años cuando se le apareció la Santísima Virgen, que tomando la mano de la joven, la unió a la del Divino Redentor, diciendo: "Te doy por esposo a mi Hijo, en fe, esperanza y caridad".

En otra visión, apareciéndosele la Santísima Virgen con hábito dominico, le mandó que entrara en la Tercera Orden, prediciendo que en corto tiempo los hermanos abrirían un convento en Racconigi.

Jesús enriqueció a su esposa con gracias extraordinarias y un sin número de favores. La imprimió con los santos estigmas, le ciñó una corona de espinas.

Su sóla esperanza fue siempre Jesús, tras los dolores, humillaciones, y calumnias de que fue objeto.

Con su palabra iluminada y sus oraciones, condujo innumerables almas a Dios.

Se ofreció como víctima para obtener una tregua de las continuas guerras que asolaban su patria y fue escuchada.

Murió en Caramagna, donde se había refugiado para sustraerse de los ímpetus de sus detractores, el 4 de septiembre de 1547. Según sus deseos, su cuerpo fue depositado en la iglesia parroquial de los Dominicos en Garessio.

El Papa Pío VII, el 9 de abril de 1808 ratificó su culto, concediendole Misa y Oficio propios

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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