JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Marcos (9, 2-13)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús tomó aparte a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos a un monte alto y se transfiguró en su presencia. Sus vestiduras se pusieron esplendorosamente blancas, con una blancura que nadie puede lograr sobre la tierra. Después se les aparecieron Elías y Moisés,conversando con Jesús.
Entonces Pedro le dijo a Jesús:
"Maestro, ¡qué a gusto estamos aquí! Hagamos tres chozas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías". En realidad no sabía lo que decía, porque estaban asustados.
Se formó entonces una nube, que los cubrió con su sombra, y de esta nube salió una voz que decía: "Este es mi Hijo amado; escúchenlo". En ese momento miraron alrededor y no vieron a nadie sino a Jesús, que estaba solo con ellos.
Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó que no contaran a nadie lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos. Ellos guardaron esto en secreto, pero discutían entre sí qué querría decir eso de "resucitar de entre los muertos".
Le preguntaron a Jesús:
"¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que venir Elías?" El les contestó: "Si fuera cierto que Elías tiene que venir primero y tiene que poner todo en orden, entonces ¿cómo es que está escrito que el Hijo del hombre tiene que padecer mucho y ser despreciado?
Por lo demás, yo les aseguro que Elías ha venido ya y lo trataron a su antojo, como estaba escrito de él".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te quiero, pero no te quiero ver todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesar pecados graves al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.
† Misal
Santa María en Sábado
Memoria libre
"Este es mi Hijo amado: escúchenlo"
Antífona de Entrada
María, el Altísimo te ha bendecido más que a todas las mujeres de la tierra, y de tal manera te ha glorificado, que los hombres no cesan de alabarte.
Oración Colecta
Oremos:
Por intercesión de la santísima Virgen María, llena de gracia, cuya gloriosa memoria estamos celebrando, haz, Señor, que también nosotros podamos participar de los dones de tu amor.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.
Primera Lectura
Lectura de la carta del apóstol
Santiago (3, 1-10)
Hermanos míos:
Que no se pongan tantos de ustedes a enseñar como maestros, pues a los que enseñamos se nos juzgará con mayor severidad. Todos fallamos en muchas cosas y quien no falla al hablar es hombre perfecto, capaz de dominar todo su cuerpo. Piensen que a los caballos les ponemos el freno en el hocico para hacerlos obedecer y para dirigir, así, todo su cuerpo. Fíjense también en los barcos: son muy grandes, los empujan vientos muy fuertes, y sin embargo, el piloto los dirige a su arbitrio, por medio de un pequeñísimo timón. Pues lo mismo pasa con la lengua: es un órgano muy pequeño y se cree capaz de grandes cosas.
Bien saben ustedes además, que un fuego insignificante incendia todo un bosque. Pues la lengua es un fuego y encierra en sí todo un mundo de maldad. Es uno de nuestros órganos, y sin embargo, contamina al cuerpo entero; prendida por el infierno, incendia todo el curso de nuestra existencia.
Por otra parte, toda clase de fieras y aves, de reptiles y animales marinos se pueden domar y han sido domados por el hombre; pero ningún hombre ha podido domar la lengua, que es una constante amenaza, cargada de veneno mortal. Con la lengua bendecimos al que es nuestro Señor y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, creados a imagen de Dios. De la misma boca salen bendiciones y maldiciones. Hermanos míos, esto no debe ser así.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial Salmo 11
Tú nos protegerás, Señor.
Sálvanos tú, Señor, porque ya no hay ni bondad ni lealtad entre los hombres. No hacen más que mentirse unos a otros, siempre hablan con doblez sus corazones.
Tú nos protegerás, Señor.
Extermina, Señor, a los hipócritas y a los que dicen, fanfarrones: "La lengua es nuestra fuerza: ¿quién será el que se atreva a darnos órdenes?"
Tú nos protegerás, Señor.
Tus palabras, Señor, sí son sinceras, son plata refinada siete veces. Tú nos protegerás, Señor, nos librarás de esta gente para siempre.
Tú nos protegerás, Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
En el esplendor de la nube se oyó la voz del Padre, que decía: "Este es mi Hijo amado:
escúchenlo".
Aleluya.
Evangelio
† Lectura del santo Evangelio según san Marcos (9, 2-13)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús tomó aparte a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos a un monte alto y se transfiguró en su presencia. Sus vestiduras se pusieron esplendorosamente blancas, con una blancura que nadie puede lograr sobre la tierra. Después se les aparecieron Elías y Moisés,conversando con Jesús.
Entonces Pedro le dijo a Jesús:
"Maestro, ¡qué a gusto estamos aquí! Hagamos tres chozas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías". En realidad no sabía lo que decía, porque estaban asustados.
Se formó entonces una nube, que los cubrió con su sombra, y de esta nube salió una voz que decía: "Este es mi Hijo amado; escúchenlo". En ese momento miraron alrededor y no vieron a nadie sino a Jesús, que estaba solo con ellos.
Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó que no contaran a nadie lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos. Ellos guardaron esto en secreto, pero discutían entre sí qué querría decir eso de "resucitar de entre los muertos".
Le preguntaron a Jesús:
"¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que venir Elías?" El les contestó: "Si fuera cierto que Elías tiene que venir primero y tiene que poner todo en orden, entonces ¿cómo es que está escrito que el Hijo del hombre tiene que padecer mucho y ser despreciado?
Por lo demás, yo les aseguro que Elías ha venido ya y lo trataron a su antojo, como estaba escrito de él".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Jubilosos de poder celebrar la festividad de la Madre de tu Hijo, te presentamos, Señor, estas ofrendas de alabanza, y te pedimos que por este santo intercambio de dones, se acrecienten en nosotros los frutos de la redención eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio de Santa María Virgen III
María, modelo de la Iglesia
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, y alabarte en esta festividad de la Virgen María.
Porque al aceptar ella a tu Unigénito en su corazón inmaculado, mereció concebirlo en su seno virginal y, al dar a luz a Cristo, preparó el nacimiento de la Iglesia. Porque al aceptar, junto a la cruz, el encargo de tu amor, recibió como hijos a todos los hombres, redimidos por la sangre de Cristo.
Porque al unirse a las oraciones de los apóstoles y de los discípulos, que esperaban la venida del Espíritu Consolador, se convirtió en el modelo de la Iglesia suplicante y, desde su asunción gloriosa a los cielos, sigue mostrando su amor y protección a la Iglesia que peregrina hacia la vida eterna, hasta que venga el Señor, lleno de gloria.
Por eso, con todos los ángeles y santos, te alabamos sin cesar, diciendo:
Santo, Santo, Santo...
Antífona de la Comunión
Me llamarán bienaventurada todas las generaciones, porque ha puesto Dios sus ojos en la humildad de su esclava.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Habiendo recibido el sacramento celestial, te pedimos, Señor, que cuantos hemos celebrado con veneración, la memoria de la santísima Virgen María, merezcamos participar del banquete eterno.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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† Meditación diaria
6ª semana. Sábado
LOS PROPÓSITOS DE LA ORACIÓN
— Jesús nos habla en la oración.
— No desalentarnos si alguna vez parece que el Señor no nos oye... Él nos atiende siempre y llena el alma de frutos.
— Propósitos concretos y bien determinados.
I. Subió Jesús al Tabor con tres de sus discípulos más íntimos, Pedro, Santiago y Juan, que más tarde habrían de acompañarle en Getsemaní1. Allí oyeron la voz inefable del Padre: Este es mi Hijo, el Amado, escuchadle. Y luego, mirando a su alrededor, ya no vieron a nadie, sino a Jesús con ellos.
En Cristo tiene lugar la plenitud de la Revelación. En su palabra y en su vida se contiene todo lo que Dios ha querido decir a la humanidad y a cada hombre. En Jesús encontramos todo lo que debemos saber acerca de nuestra propia existencia, en Él entendemos el sentido de nuestro vivir diario. En Cristo se nos ha dicho todo; a nosotros nos toca escucharle y seguir el consejo de Santa María: Haced lo que Él os diga2. Esa es nuestra vida: oír lo que Jesús nos dice en la intimidad de la oración, en los consejos de la dirección espiritual y a través de los acontecimientos y sucesos que Él manda o permite, y llevar a cabo lo que Él quiere de nosotros. "Por esto –enseña San Juan de la Cruz–, el que ahora quisiese preguntar a Dios, o querer alguna visión o revelación, no solo haría una necedad, sino haría agravio a Dios, no poniendo los ojos totalmente en Cristo, sin querer otra alguna cosa o novedad. Porque le podría responder Dios de esta manera, diciendo: "Si te tengo ya habladas todas las cosas en mi Palabra, que es mi Hijo, y no tengo otra, ¿qué te puedo yo ahora responder o revelar que sea más que eso? Pon los ojos solo en Él, porque en Él te lo tengo dicho y revelado, y hallarás en Él aún más de lo que pides y deseas (...); oídle a Él, porque ya no tengo más fe que revelar, ni más cosas que manifestar""3.
A la oración hemos de ir a hablar con Dios, pero también a escuchar sus consejos, inspiraciones y deseos acerca del trabajo, de la familia, de los amigos, a quienes debemos acercar a Él. Porque en la oración hablamos a Dios y Él nos habla mediante esos impulsos que nos llevan a mejorar en el cumplimiento de los deberes diarios, a ser más audaces en el apostolado, y nos da luces para resolver –según su querer divino– las cuestiones que se presentan.
Nuestra Madre Santa María –a quien por ser hoy sábado podemos honrar con particular cariño a lo largo del día– nos enseña a escuchar a su Hijo, a considerar las cosas en nuestro corazón como Ella, según lo hace constar por dos veces el Evangelio4. "Fue la ponderación de las cosas en el corazón lo que hizo que, a compás del tiempo, fuera creciendo la Virgen María en la comprensión del misterio, en santidad, en unión de Dios. Nuestra Señora, contrariamente a la impresión habitual que existe entre nosotros, no se lo encontró todo hecho en su camino hacia Dios, pues le fueron exigidos esfuerzos y fue sometida a pruebas que ningún nacido de mujer –excepto su Hijo– hubiera podido atravesar"5. En la intimidad con Dios, conoció lo que quería de Ella; allí penetró más y más en el misterio de la Redención, y en la oración encontró sentido a los acontecimientos de su vida: la alegría inmensa e incomparable de su vocación, la misión de José, la pobreza de Belén, la llegada de los Magos, la zozobra de la huida precipitada a Egipto, la búsqueda dolorosa y el feliz encuentro de Jesús cuando este tenía doce años, la normalidad de los días de Nazaret... La Virgen oraba y comprendía. Así nos ocurrirá a nosotros si aprendemos a tratar con intimidad a Jesús.
II. Este es mi Hijo, el Amado, escuchadle... Muchas veces debemos oírle, y también preguntarle sobre aquello que no entendemos, que nos sorprende, o sobre las decisiones que hayamos de tomar. Le preguntaremos: Señor, en este asunto, ¿qué quieres que haga?, ¿qué te es más grato?, ¿cómo puedo vivir mejor mi trabajo?, ¿qué esperas de este amigo?, ¿cómo puedo ayudarle?... Y si sabemos estar atentos, oiremos esas palabras de Jesús que nos invitan a una mayor generosidad y nos alumbran para movernos según el querer de Dios. Verdaderamente, podemos decir a Jesús en nuestra oración de hoy: Tu palabra es para mis pies una lámpara, la luz de mi sendero6, sin la cual andaría dando tropezones, sin rumbo y sin sentido. Guíame, Señor, en mis caminos y no me dejes en medio de tanta oscuridad.
A la oración sincera, con rectitud de intención, y sencilla, como habla un hijo con su padre, un amigo con su amigo, "están siempre atentos los oídos de Dios"7. Él nos oye siempre, aunque en alguna ocasión tengamos la impresión de que no nos atiende. Como cuando Bartimeo gritaba a Jesús a la salida de Jericó y este seguía adelante sin pararse ante los ruegos del ciego8, o en aquella otra ocasión en la que los discípulos piden al Señor que atienda a la mujer sirofenicia que les sigue sin dejar de suplicar por su hija enferma9. Jesús conocía muy bien el deseo de estas personas y la fe que, con aquella perseverancia en la oración, se hacía más firme y sincera. Él está atento a lo que decimos, interesado en nuestros asuntos, recibe las alabanzas, las acciones de gracias que le dirigimos, los actos de amor, las peticiones, y nos habla, nos abre caminos nuevos, nos sugiere propósitos... En ocasiones será la oración una conversación sin palabras, como ocurre a veces con amigos que se aprecian y se conocen de verdad. Pero, aun sin palabras, ¡se pueden decir tantas cosas!...
Con frecuencia nos ayudará considerar en la oración que somos los amigos más íntimos de Jesús, como los Apóstoles, que nos ha llamado a servirle desde nuestro lugar de trabajo, y con quien hemos de tratar muchos asuntos, como aquellos que le seguían. "El Señor, después de enviar a sus discípulos a predicar, a su vuelta, los reúne y les invita a que vayan con Él a un lugar solitario para descansar... ¡Qué cosas les preguntaría y les contaría Jesús! Pues... el Evangelio sigue siendo actual"10. Y también nosotros debemos prestar atención a Jesús que nos habla en la intimidad de la oración.
El Señor deja en el alma abundantes frutos, aunque a veces nos pasen inadvertidos; habla entonces de modo apenas perceptible, pero nos da siempre su luz y su ayuda, sin la cual no saldríamos adelante. Procuremos rechazar cualquier distracción voluntaria, veamos qué debemos cuidar para mejorar ese rato de conversación con el Señor (guarda de los sentidos, mortificación en lo habitual de cada día, poner más atención en la oración preparatoria, pedir más ayudas...) y seguir el ejemplo de los santos, que perseveraron en su oración a pesar de las dificultades. "Muy muchas veces –recuerda Santa Teresa– algunos años tenía más cuenta con desear se acabase la hora que tenía por mí de estar y escuchar cuando daba el reloj, que no en otras cosas buenas; y hartas veces no sé qué penitencia grave se me pusiera delante que no la acometiera de mejor gana que recogerme a tener oración"11. No la dejemos nunca nosotros, aunque alguna vez nos resulte árida, seca y costosa.
"También aprovecha –señala San Pedro de Alcántara– considerar que tenemos al Ángel de la Guarda a nuestro lado, y en la oración mejor que en otra parte, porque allí está él para ayudarnos y llevar nuestras oraciones al Cielo y defendernos del enemigo"12.
Este es mi Hijo, el Amado, escuchadle... Jesús nos habla en la oración. Y la Virgen, nuestra Madre, nos señala cómo hemos de proceder: Haced lo que Él os diga..., nos aconseja, como a los sirvientes de Caná. Porque hacer lo que Jesús nos va diciendo cada día en la oración personal y a través de la dirección espiritual es encontrar la llave que permite abrir las puertas del Reino de los Cielos, es situarse en la línea de esos deseos de Dios sobre la propia existencia. Y cuando somos dóciles a esas insinuaciones y consejos hallamos que nuestra vida se colma de frutos, como aquellos sirvientes de Caná, quienes, por su obediencia a las palabras de nuestra Madre Santa María, encontraron las tinajas de piedra llenas de espléndido vino.
Acudamos a Ella y pidámosle que nos enseñe a hablar con Jesús y a saber escucharle; renovemos el propósito firme de poner cada vez más empeño en la oración; examinemos si estamos atentos a lo que quiera decirnos en ese diálogo.
III. Haced lo que Él os diga... Las palabras de la Virgen son una invitación permanente para llevar a cabo los propósitos que cada día nos sugiere el Señor en nuestra oración personal.
Estos propósitos deben estar bien determinados para que sean eficaces, para que se plasmen en realidades o, al menos, en el empeño por que así sea: "planes concretos, no de sábado a sábado, sino de hoy a mañana, y de ahora a luego"13.
Muchas veces se referirán a cosas pequeñas de mejora en el trabajo, en el trato con los demás, en procurar aumentar en ese día la presencia de Dios al ir por la calle o en medio de la familia...
Otras veces nos habla el Señor a través de los consejos recibidos en la dirección espiritual, que serán de ordinario el principal empeño por mejorar y tema frecuente de oración. Así cada día, cada semana, casi sin darnos cuenta, el querer divino irá señalando nuestros pasos como una brújula indica al caminante el sendero que lleva hasta la meta. El fin de nuestro viaje es Dios, a Él queremos encaminarnos con seguridad, sin titubeos, sin retrasos, con toda nuestra voluntad. Nuestra primera misión es aprender a escuchar, a conocer esa voz divina que se va manifestando en la vida. Los propósitos diarios y esos puntos de lucha bien determinados –el examen particular– nos llevarán de la mano hasta la santidad, si no dejamos de luchar con empeño.
Hoy podemos ir hasta el Señor a través de Nuestra Señora, quizá diciendo más jaculatorias, rezando mejor el Santo Rosario, deteniéndonos con más amor en la breve contemplación de cada misterio. "Cómo enamora la escena de la Anunciación. —María –¡cuántas veces lo hemos meditado!– está recogida en oración..., pone sus cinco sentidos y todas sus potencias al hablar con Dios. En la oración conoce la Voluntad divina; y con la oración la hace vida de su vida: ¡no olvides el ejemplo de la Virgen!"14. A Ella le suplicamos hoy que nos dé un oído atento para escuchar la voz de su Hijo, que se nos manifiesta en momentos bien determinados. Este es mi Hijo, el Amado, escuchadle. También a Ella le pedimos un mayor empeño por llevar a la práctica los propósitos de la oración y los consejos recibidos en la dirección espiritual.
1 Mc 9, 1-2. — 2 Jn 2, 5. — 3 San Juan de la Cruz, Subida al Monte Carmelo, 2, 22, 5. — 4 Lc 2, 19; 2, 51. — 5 F. Suárez, La Virgen Nuestra Señora, pp. 198-199. — 6 Prov 30, 5. — 7 San Pedro de Alcántara Tratado de la oración y meditación, 1, 4. — 8 Cfr. Mc 10, 46 ss. — 9 Cfr. Mt 15, 21 ss. — 10 San Josemaría Escrivá, Surco, n. 470. — 11 Santa Teresa, Vida, 8, 3. — 12 San Pedro de Alcántara, o. c., II, 4, aviso 5º. — 13 Cfr. San Josemaría Escrivá, o. c., n. 222. — 14 Ibídem, n. 481.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
Santa Bernardita Soubirous
(1879)
Nació en Lourdes (Francia) en 1844. Hija de padres supremamente pobres. En el bautismo le pusieron por nombre María Bernarda (nombre que ella empleará después cuando sea religiosa) pero todos la llamaban Bernardita.
Era la mayor de varios hermanos. Sus padres vivían en un sótano húmedo y miserable, y el papá tenía por oficio botar la basura del hospital. La niña tuvo siempre muy débil salud a causa de la falta de alimentación suficiente, y del estado lamentablemente pobre de la habitación donde moraba. En los primeros años sufrió la enfermedad de cólera que la dejó sumamente debilitada. A causa también del clima terriblemente frío en invierno, en aquella región, Bernardita adquirió desde los diez años la enfermedad del asma, que al comprimir los bronquios produce continuos ahogos y falta de respiración.
Esta enfermedad la acompañará y la atormentará toda su vida. Al final de su existencia sufrirá también de tuberculosis. En ella se cumplieron aquellas palabras de Jesús: "Mi Padre, el árbol que más quiere, más lo poda (con sufrimientos) para que produzca más frutos" (Jn. 15).
En Bernardita se cumplió aquello que dijo San Pablo: "Dios escoge a lo que no vale a los ojos del mundo, para confundir las vanidades del mundo". Bernardita a los 14 años no sabía leer ni escribir ni había hecho la Primera Comunión porque no había logrado aprenderse el catecismo. Pero tenía unas grandes cualidades: rezaba mucho a la Virgen y jamás decía una mentira. Un día ve unas ovejas con una mancha verde sobre la lana y pregunta al papá: ¿Por qué tienen esa mancha verde? El papá queriendo chancearse, le responde: "Es que se indigestaron por comer demasiado pasto". La muchachita se pone a llorar y exclama: "Pobres ovejas, se van a reventar". Y entonces el señor Soubirous le dice que era una mentirilla. Una compañera le dice: "Es necesario ser muy tonta para creer que eso que le dijo su padre era verdad". Y Bernardita le responde: ¡Es que como yo jamás he dicho una mentira, me imaginé que los demás tampoco las decían nunca!
Desde el 11 de febrero de 1859 hasta el 16 de julio del mismo año, la Sma. Virgen se le aparece 18 veces a Bernardita. Las apariciones las podemos leer en detalle en el día 11 de febrero. Nuestra Señora le dijo: "No te voy a hacer feliz en esta vida, pero sí en la otra". Y así sucedió . La vida de la jovencita, después de las apariciones estuvo llena de enfermedades, penalidades y humillaciones, pero con todo esto fue adquiriendo un grado de santidad tan grande que se ganó enorme premio para el cielo.
Las gentes le llevaban dinero, después de que supieron que la Virgen Santísima se le había aparecido, pero ella jamás quiso recibir nada. Nuestra Señora le había contado tres secretos, que ella jamás quiso contar a nadie. Probablemente uno de estos secretos era que no debería recibir dineros ni regalos de nadie y el otro, que no hiciera nunca nada que atrajera hacia ella las miradas. Por eso se conservó siempre muy pobre y apartada de toda exhibición. Ella no era hermosa, pero después de las apariciones, sus ojos tenían un brillo que admiraba a todos.
Le costaba mucho salir a recibir visitas porque todos le preguntaban siempre lo mismo y hasta algunos declaraban que no creían en lo que ella había visto. Cuando la mamá la llamaba a atender alguna visita, ella se estremecía y a veces se echaba a llorar. "Vaya ", le decía la señora, ¡tenga valor! Y la jovencita se secaba las lágrimas y salía a atender a los visitantes demostrando alegría y mucha paciencia, como si aquello no le costara ningún sacrificio.
Para burlarse de ella porque la Virgen le había dicho que masticara unas hierbas amargas, como sacrificio, el sr. alcalde le dijo: ¿Es que la confundieron con una ternera? Y la niña le respondió: ¿Señor alcalde, a usted si le sirven lechugas en el almuerzo? "Claro que sí" ¿Y es que lo confunden con un ternero? Todos rieron y se dieron cuenta de que era humilde pero no era tonta.
Bernardita pidió ser admitida en la Comunidad de Hijas de la Caridad de Nevers. Demoraron en admitirla porque su salud era muy débil. Pero al fin la admitieron. A los 4 meses de estar en la comunidad estuvo a punto de morir por un ataque de asma, y le recibieron sus votos religiosos, pero enseguida curó.
En la comunidad hizo de enfermera y de sacristana, y después por nueve años estuvo sufriendo una muy dolorosa enfermedad. Cuando le llegaban los más terribles ataques exclamaba: "Lo que le pido a Nuestro Señor no es que me conceda la salud, sino que me conceda valor y fortaleza para soportar con paciencia mi enfermedad. Para cumplir lo que recomendó la Sma. Virgen, ofrezco mis sufrimientos como penitencia por la conversión de los pecadores".
Uno de los medios que Dios tiene para que las personas santas lleguen a un altísimo grado de perfección, consiste en permitir que les llegue la incomprensión, y muchas veces de parte de personas que están en altos puestos y que al hacerles la persecución piensan que con esto están haciendo una obra buena.
Bernardita tuvo por superiora durante los primeros años de religiosa a una mujer que le tenía una antipatía total y casi todo lo que ella hacía lo juzgaba negativamente. Así, por ejemplo, a causa de un fuerte y continuo dolor que la joven sufría en una rodilla, tenía que cojear un poco. Pues bien, la superiora decía que Bernardita cojeaba para que la gente al ver las religiosas pudiera distinguir desde lejos cuál era la que había visto a la Virgen. Y así en un sinnúmero de detalles desagradables la hacía sufrir. Y ella jamás se quejaba ni se disgustaba por todo esto. Recordaba muy bien la noticia que le había dado la Madre de Dios: "No te haré feliz en esta vida, pero sí en la otra".
Duró quince años de religiosa. Los primeros 6 años estuvo trabajando, pero fue tratada con mucha indiferencia por las superioras. Después los otros 9 años padeció noche y día de dos terribles enfermedades: el asma y la tuberculosis. Cuando llegaba el invierno, con un frío de varios grados bajo cero, se ahogaba continuamente y su vida era un continuo sufrir.
Deseaba mucho volver a Lourdes, pero desde el día en que fue a visitar la Gruta por última vez para irse de religiosa, jamás volvió por allí. Ella repetía: "Ah quién pudiera ir hasta allá, sin ser vista. Cuando se ha visto una vez a la Sma. Virgen, se estaría dispuesto a cualquier sacrificio con tal de volverla a ver. Tan bella es".
Al llegar a la Comunidad reunieron a las religiosas y le pidieron que les contara cómo habían sido las apariciones de la Virgen. Luego le prohibieron volver a hablar de esto, y en los 15 años de religiosa ya no se le permitió tratar este tema. Son sacrificios que a los santos les preparan altísimo puesto en el cielo.
Cuando ya le faltaba poco para morir, llegó un obispo a visitarla y le dijo que iba camino de Roma, que le escribiera una carta al Santo Padre para que le enviara una bendición, y que él la llevaría personalmente. Bernardita, con mano temblorosa, escribe: "Santo Padre, qué atrevimiento, que yo una pobre hermanita le escriba al Sumo Pontífice. Pero el Sr. Obispo me ha mandado que lo haga. Le pido una bendición especial para esta pobre enferma". A vuelta del viaje el Sr. Obispo le trajo una bendición especialísima del Papa y un crucifijo de plata que le enviaba de regalo el Santo Padre.
El 16 de abril de 1879, exclamó emocionada: "Yo vi la Virgen. Sí, la vi, la vi ¡Que hermosa era!" Y después de unos momentos de silencio exclamó emocionada: "Ruega Señora por esta pobre pecadora", y apretando el crucifijo sobre su corazón se quedó muerta. Tenía apenas 35 años.
A los funerales de Bernardita asistió una muchedumbre inmensa. Y ella empezó a conseguir milagros de Dios en favor de los que le pedían su ayuda. Y el 8 de diciembre de 1933, el Santo Padre Pío Once la declaró santa.
Bernardita: tú que tuviste la dicha de ver a la Sma. Virgen aquí en la tierra, haz que nosotros tengamos la dicha de verla y acompañarla para siempre en el cielo.
MAS SOBRE LA HISTORIA DE LA VIRGEN DE LOURDES
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Fuente: Archidiócesis de Madrid
Eladio de Toledo, Santo Arzobispo, Febrero 18
Arzobispo Martirologio Romano: En Toledo, en Hispania, san Eladio, que, después de haber dirigido los asuntos públicos en el palacio real, fue abad del monasterio de Agali y, elevado después al obispado de Toledo, se distinguió por los ejemplos de caridad (632). |
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Tarasio, Santo Patriarca de Constantinopla, Febrero 18
Patriarca de Constantinopla Martirologio Romano: En Constantinopla, san Tarasio, obispo, insigne por su piedad y su erudición, que inició el Concilio Niceno II, en el cual los Padres defendieron el culto de las santas imágenes (806).
Pero, como decíamos, Tarasio tiene también otras glorias. Era de familia noble y había sido revestido de la dignidad de senador y jefe de la cancillería imperial. |
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Juan "Angelico" de Fiésole, Beato Presbítero y Pintor, Febrero 18
Pintor Martirologio Romano: En Roma, beato Juan de Fiésole, apodado "Angélico", presbítero de la Orden de Predicadores, que, siguiendo de cerca a Cristo, lo que contemplaba interiormente lo expresaba en sus pinturas, para atraer a los hombres a los bienes eternos (1455). |
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Angilberto de Centula, Santo Abad, Febrero 18
Abad Martirologio Romano: En el monasterio de Céntula, en la región de la Galia Ambianense, san Angilberto, abad, que, dejando los cargos palatinos y militares, y con el consentimiento de su esposa Berta, que también recibió el santo velo, abrazó la vida monástica y rigió con éxito dicho monasterio (814). |
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Fuente: santiebeati.it
Gertrudis (Catalina) Comensoli, Santa Fundadora, Febrero 18
Fundadora del Martirologio Romano: En Bérgamo, en Italia, santa Gertrudis (Catalina) Comensoli, virgen, que fundó una congregación de religiosas para la adoración del Santísimo Sacramento y la educación de la juventud (1903). traducido por Xavier Villalta
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Fuente: Filles-de-la-charite.org
Francisco Régis Clet, Santo Presbítero y Mártir, Febrero 18
Presbítero Vicentino, Misionero y Mártir Martirologio Romano: En la ciudad de Uchangfou, en la provincia de Hupei, en China, san Francisco Régis Clet, presbítero de la Congregación de la Misión y mártir, que durante treinta años, y en medio de grandes dificultades, anunció el Evangelio, pero, denunciado por un apóstata, después de una larga cautividad fue estrangulado por su condición de cristiano (1820). |
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Fuente: Martirologio Romano
Otros Santos y Beatos Completando el santoral de este día, Febrero 18
Santos Sadoth y ciento veintiocho compañeros, mártires |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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