JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Marcos (8, 11-13)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los fariseos y se pusieron a discutir con él, y para ponerlo a prueba, le pedían una señal del cielo.
Jesús suspiró profundamente y dijo: "¿Por qué esta gente busca una señal? Les aseguro que a esta gente no se le dará ninguna señal".
Entonces los dejó, se embarcó de nuevo y se fue a la otra orilla.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te quiero, pero no te quiero ver todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesar pecados graves al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.
† Misal
Yo soy el camino, la verdad y la vida, dice el Señor
Feria de la 6a. semana del Tiempo Ordinario
Antífona de Entrada
Dios mío, ten piedad de mí, pues sin cesar te invoco. Tú eres bueno y clemente y no niegas tu amor al que te invoca.
Oración Colecta
Oremos:
Dios misericordioso, de quien procede todo lo bueno, inflámanos con tu amor y acércanos más a ti a fin de que podamos crecer en tu gracia y perseveremos en ella.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.
Primera Lectura
† Lectura de la carta del apóstol Santiago (1, 1-11)
Santiago, siervo de Dios y de Jesucristo, el Señor, saluda a las doce tribus, dispersas por el mundo.
Hermanos míos: Cuando se vean asediados por toda clase de pruebas y tentaciones, ténganse por dichosos, sabiendo que las pruebas a que se ve sometida su fe les darán fortaleza, y esta fortaleza los llevará a la perfección en las buenas obras y a una vida íntegra e irreprochable.
Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, que se la pida a Dios y él se la dará; porque Dios da a todos con generosidad y sin regatear. Pero tiene que pedírsela con fe y sin dudar; pues el que duda se parece a las olas del mar, que van y vienen, agitadas por el viento.
Quien es inconstante e indeciso en su vida, no recibirá nada del Señor.
Que el hermano de condición humilde esté orgulloso de su alta dignidad, y el rico, de su humilde condición, pues se acabará como las flores del campo.
Porque sale el sol y con su calor quema las hierbas; se caen las flores y se acaba su belleza. Así se marchitará el rico, en medio de todas sus empresas.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial Salmo 118
Danos tu misericordia, Señor, y tendremos vida.
Antes de la aflicción fui un descarriado, pero ahora obedezco tus palabras.
Tú que eres bueno y haces beneficios, instrúyeme en tus leyes.
Danos tu misericordia, Señor, y tendremos vida.
Sufrir fue provechoso para mí, pues aprendí, Señor, tus mandamientos. Para mí valen más tus enseñanzas que miles de monedas de oro y plata.
Danos tu misericordia, Señor, y tendremos vida.
Yo bien sé que son justos tus decretos y que tienes razón cuando me afliges. Señor, que tu amor me consuele, conforme a las promesas que me has hecho.
Danos tu misericordia, Señor, y tendremos vida.
Aclamación antes de Evangelio
Aleluya, aleluya.
Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie va al Padre, si no es por mí, dice el Señor.
Aleluya.
Evangelio
† Lectura del santo Evangelio según san Marcos (8, 11-13)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los fariseos y se pusieron a discutir con él, y para ponerlo a prueba, le pedían una señal del cielo.
Jesús suspiró profundamente y dijo: "¿Por qué esta gente busca una señal? Les aseguro que a esta gente no se le dará ninguna señal".
Entonces los dejó, se embarcó de nuevo y se fue a la otra orilla.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, los dones que te presentamos y realiza en nosotros con el poder de tu Espíritu, la obra redentora que se actualiza en esta Eucaristía.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio Común VIII
Jesús, buen samaritano
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo darte gracias, y deber nuestro alabarte, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, en todos los momentos y circunstancias de la vida, en la salud y en la enfermedad, en el sufrimiento y en el gozo, por tu siervo, Jesús, nuestro Redentor.
Porque él, en su vida terrena, pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el mal.
También hoy, como buen samaritano, se acerca a todo hombre que sufre en su cuerpo o en su espíritu, y cura sus heridas con el aceite del consuelo y el vino de la esperanza.
Por este don de tu gracia, incluso cuando nos vemos sumergidos en la noche del dolor, vislumbramos la luz pascual en tu Hijo, muerto y resucitado.
Por eso, unidos a los ángeles y a los santos, cantamos a una voz el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo…
Antífona de la Comunión
Qué grande es la delicadeza del amor que tienes reservada, Señor, para tus hijos.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Te rogamos, Señor, que este sacramento con que nos has alimentado, nos haga crecer en tu amor y nos impulse a servirte en nuestros prójimos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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† Meditación diaria
6ª semana. Lunes
EL SACRIFICIO DE ABEL
— Para Dios ha de ser lo mejor de nuestra vida: amor, tiempo, bienes...
— Dignidad y generosidad en los objetos del culto.
— Amor a Jesús en el Sagrario.
I. Relata el libro del Génesis1 que Abel presentaba a Yahvé las primicias y lo mejor de su ganado. Y le fue grata a Dios la ofrenda de Abel y no lo fue la de Caín, que no ofrecía lo mejor de lo que cosechaba.
Abel fue "justo", es decir, santo y piadoso. Lo que hace mejor la ofrenda de Abel no es su calidad objetiva, sino su entrega y generosidad. Por esto Dios miró con agrado sus víctimas y tal vez envió –según una antigua tradición judía– fuego para quemarlas en señal de aceptación2.
También en nuestra vida lo mejor ha de ser para Dios. Hemos de presentar la ofrenda de Abel y no la de Caín. Para Dios ha de ser lo mejor de nuestro tiempo, de nuestros bienes, de nuestra vida. No podemos darle lo peor, lo que sobra, lo que no cuesta sacrificio o aquello que no necesitamos. Para Dios toda la vida, pero incluyendo los años mejores. Para el Señor toda nuestra hacienda, pero, cuando queramos hacerle una ofrenda, escojamos lo más preciado, como haríamos con una criatura de la tierra a la que estimamos mucho. El hombre no es solo cuerpo ni solo alma; porque está compuesto de ambos, necesita también manifestar a través de actos externos, sensibles, su fe y su amor a Dios. Dan pena esas personas que parecen tener tiempo para todo, pero que difícilmente lo tienen para Dios: para hacer un rato de oración, o una Visita al Santísimo, que apenas dura unos minutos... O bien disponen de medios económicos para tantas cosas y son mezquinos con Dios y con los hombres. Dar agranda siempre el corazón y lo ennoblece. De la mezquindad acaba saliendo un alma envidiosa, como la de Caín: no soportaba la generosidad de Abel.
"Es preciso ofrecer al Señor el sacrificio de Abel. Un sacrificio de carne joven y hermosa, lo mejor del rebaño: de carne sana y santa; de corazones que solo tengan un amor: ¡Tú, Dios mío!; de inteligencias trabajadas por el estudio profundo, que se rendirán ante tu Sabiduría; de almas infantiles, que no pensarán más que en agradarte.
"—Recibe, desde ahora, Señor, este sacrificio en olor de suavidad"3. Para Ti, Señor, lo mejor de mi vida, de mi trabajo, de mis talentos, de mis bienes..., incluso de los que podría haber tenido. Para Ti, mi Dios, todo lo que me has dado en la vida, sin límites, sin condiciones... Enséñame a no negarte nada, a ofrecerte siempre lo mejor.
Pidamos al Señor saber ofrecerle en cada situación, en toda circunstancia, lo mejor que tengamos en ese momento; pidámosle que haya muchas ofrendas y sacrificios como el de Abel: hombres y mujeres que se entreguen a Dios desde su juventud. Corazones que –a cualquier edad– sepan darle todo lo que se les pide, sin regateos, sin mezquindades... ¡Recibe, Señor, este sacrificio gustoso y alegre!
II. "Es bello considerar que el primer testimonio de fe en favor de Dios fue dado ya por un hijo de Adán y Eva y por medio de un sacrificio. Se explica, por tanto, que los Padres de la Iglesia vieran en Abel una figura de Cristo: por ser pastor, por ofrecer un sacrificio agradable a Dios, por derramar su sangre, por ser "mártir de la fe".
"La Liturgia, al renovar el Sacrificio de Cristo, pide a Dios que mire con mirada serena y bondadosa sobre las Ofrendas del Señor, así como miró sobre las ofrendas del "justo Abel" (Cfr. Misal Romano, Plegaria Eucarística I)"4. Debemos ser generosos y amar todo lo que se refiere al culto de Dios, porque siempre será poco e insuficiente para lo que merece la infinita excelencia y bondad divina. Los cristianos debemos tener en este campo una delicadeza extrema y evitar la inconsideración y la tacañería: no ofreceréis nada defectuoso, pues no sería aceptable5, nos advierte el Espíritu Santo.
Para Dios, lo mejor: un culto lleno de generosidad en los elementos sagrados que se utilicen, y con generosidad en el tiempo, el que sea preciso –no más–, pero sin prisas, sin recortar las ceremonias, o la acción de gracias privada después de acabada la Santa Misa, por ejemplo. El decoro, calidad y belleza de los ornamentos litúrgicos y de los vasos sagrados expresan que es para Dios lo mejor que tenemos, son signo del esplendor de la liturgia que la Iglesia triunfante tributa en el Cielo a la Trinidad, y son ayuda poderosa para reconocer la presencia divina entre nosotros. La tibieza, la fe endeble y desamorada tienden a no tratar santamente las cosas santas, perdiendo de vista la gloria, el honor y la majestad que corresponden a la Trinidad Beatísima.
"¿Recordáis aquella escena del Antiguo Testamento, cuando David desea levantar una casa para el Arca de la Alianza, que hasta ese momento era custodiada en una tienda? En aquel tabernáculo, Yahvé hacía notar su presencia de un modo misterioso, mediante una nube y otros fenómenos extraordinarios. Y todo esto no era más que una sombra, una figura. En cambio, el Señor se encuentra realmente presente en los tabernáculos donde está reservada la Santísima Eucaristía. Aquí tenemos a Jesucristo –¡cómo me enamora hacer un acto explícito de fe!– con su Cuerpo, su Sangre, su Alma y su Divinidad. En el tabernáculo, Jesús nos preside, nos ama, nos espera"6.
En la casa de Simón el fariseo, donde Jesús echó de menos las atenciones que era costumbre tener con los invitados, quedó patente la cuestión del dinero empleado en las cosas de Dios. Mientras Jesús está contento por las muestras de arrepentimiento que recibe de aquella mujer, Judas murmura y calcula el gasto –para él inútil– que se está realizando. Aquella misma tarde decidió traicionarle. Le vendió por una cantidad aproximada a lo que costaba el perfume derramado: treinta siclos de plata, unos trescientos denarios. "Aquella mujer que en casa de Simón el leproso, en Betania, unge con rico perfume la cabeza del Maestro, nos recuerda el deber de ser espléndidos en el culto de Dios.
"—Todo el lujo, la majestad y la belleza me parecen poco.
"—Y contra los que atacan la riqueza de vasos sagrados, ornamentos y retablos, se oye la alabanza de Jesús: "opus enim bonum operata est in me" —una buena obra ha hecho conmigo"7.
También el Señor, ante la entrega de nuestra vida, ante la generosidad manifestada de mil modos (tiempo, bienes...), debe poder decir: una buena obra ha hecho conmigo, ha manifestado su amor en obras.
III. Cuando nace Jesús, no dispone siquiera de la cuna de un niño pobre. Con sus discípulos, no tiene en ocasiones dónde reclinar la cabeza. Morirá desprendido de todo ropaje, en la pobreza más absoluta; pero cuando su Cuerpo exánime es bajado de la Cruz y entregado a los que le quieren y le siguen de cerca, estos le tratan con veneración, respeto y amor. José de Arimatea se encargará de comprar un lienzo nuevo, donde será envuelto, y Nicodemo los aromas precisos. San Juan, quizá asombrado, nos ha dejado la gran cantidad de estos: como unas cien libras, más de treinta kilogramos. No le enterraron en el cementerio común, sino en un huerto, en una sepultura nueva, probablemente la que el mismo José había preparado para sí. Y las mujeres vieron el monumento y cómo fue depositado su cuerpo. A la vuelta a la ciudad prepararon nuevos aromas... Cuando el Cuerpo de Jesús queda en manos de los que le quieren, todos porfían por ver quién tiene más amor.
En nuestros Sagrarios está Jesús, ¡vivo!, como en Belén o en el Calvario. Se nos entrega para que nuestro amor lo cuide y lo atienda con lo mejor que podamos, y esto a costa de nuestro tiempo, de nuestro dinero, de nuestro esfuerzo: de nuestro amor.
La reverencia y el amor se han de manifestar en la generosidad con todo aquello que se refiere al culto. Ni siquiera con pretexto de caridad hacia el prójimo se puede faltar a la caridad con Dios, ni es de alabar una generosidad con los pobres, imágenes de Dios, si se hace a expensas del decoro en el culto a Dios mismo, y mucho menos si no va acompañada de sacrificio personal. Si amamos a Dios, crecerá nuestro amor al prójimo, con obras y de verdad. No es cuestión de mero precio, ni en materia así caben simples cálculos aritméticos; no se trata de defender la suntuosidad, sino la dignidad y el amor a Dios, que también se expresa materialmente8. ¿Tendría sentido que hubiera medios económicos para construir lugares de diversión y de recreo con buenos materiales, incluso lujosos, y que para el culto divino solo se encontraran lugares, no pobres, sino pobretones, fríos, desangelados? Entonces tendría razón el poeta, cuando dice que la desnudez de algunas iglesias es "la manifestación al exterior de nuestros pecados y defectos: debilidad, indigencia, timidez en la fe y en el sentimiento, sequedad del corazón, falta de gusto por lo sobrenatural..."9.
La Iglesia, velando por el honor de Dios, no rechaza soluciones distintas a las de otras épocas, bendice la pobreza limpia y acogedora –¡qué estupendas iglesias, sencillas pero muy dignas, hay en algunas aldeas de pocos medios económicos y de mucha fe!–; lo que no se admite es el descuido, el mal gusto, el poco amor a Dios que supone dedicar al culto ambientes u objetos que –si se pudiera– no se admitirían en el hogar de la propia familia.
Es lógico que los fieles corrientes ayuden, de mil maneras diferentes, para que se cuide y se conserve con esmero lo referente al culto divino. Los signos litúrgicos, y cuanto se refiere a la liturgia, entra por los ojos. Los fieles deben salir fortalecidos en su fe después de una ceremonia litúrgica, con más alegría y animados a amar más a Dios.
Pidamos a la Santísima Virgen que aprendamos a ser generosos con Dios como lo fue Ella, en lo grande y en lo pequeño, en la juventud y en la madurez..., que sepamos ofrecer, como Abel, lo mejor que tengamos en cada momento y en todas las circunstancias de la vida.
1 Primera lectura. Año I. Cfr. Gen 4, 1-5, 25. — 2 Sagrada Biblia, Epístola a los Hebreos, EUNSA, Pamplona 1987, nota a 11, 4. — 3 San Josemaría Escrivá, Forja, n. 43. — 4 Sagrada Biblia, Epístola a los Hebreos, EUNSA, loc. cit. — 5 Lev 22, 20. — 6 A. del Portillo, Homilía, 20-VII-1986. — 7 San Josemaría Escrivá, Camino, n. 527. — 8 Cfr. Conc. Vat. II, Const. Sacrosanctum Concilium, 124. — 9 Paul Claudel, Ausencia y presencia.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
Beato Jordán de Sajonia
1237
Fue el sucesor de Santo Domingo de Guzmán, y el gran propagador de la Comunidad de Padres Dominicos.
Nació en Sajonia (al sur de Alemania) y se doctoró en la Universidad de París. Santo Domingo de Guzmán le envió a un hombre de toda su confianza (a Fray Reginaldo) a que le propusiera hacerse religioso dominico, y aceptó. El Miércoles de Ceniza del año 1220 entró a la Comunidad de Santo Domingo.
El caso de Jordán de Sajonia es uno de los más impresionantes de la historia. Un hombre que entra a una comunidad y a los solos tres años de estar de religioso reemplaza al santo Fundador y llega a ser Superior General de toda la Comunidad.
Jordán sobresalía por su gran elocuencia y por la eficacia maravillosa de su palabra para conmover los corazones de los creyentes.
Primero fue nombrado superior Provincial de la región más difícil de gobernar que tenía esa comunidad, que era la Lombardía, Italia. Luego al morir santo Domingo, en 1222, los delegados de toda su Orden religiosa lo eligen como Superior General y reemplazo del fundador. Y en este cargo dura 15 años, hasta su muerte en 1237. Santo Domingo tiene el honor de haber sido el fundador de la Comunidad de Padres Dominicos, pero Jordán de Sajonia fue el gran propagador de esta comunidad. Basta con recordar que durante su mandato se fundaron 249 Casas de Congregación y se hicieron seis nuevas provincias de religiosos.
Dicen que Jordán de Sajonia es el Patrono de los Capellanes de Universidades, porque este santo sacerdote recibió de Dios unas cualidades admirables para lograr ejercer influencia entre los universitarios. Por nueve años había estudiado en la más famosa Universidad de La Sorbona en Paría, y allí aprendió muchas técnicas para lograr influir en favor de los estudiantes. Su gran preocupación fue siempre lograr hacer mejores a los que estudiaban en las Universidades. Un año predicaba la cuaresma en la Universidad de París y al año siguiente en la concurridísima Universidad de Bolonia y al tercer año se dirigía a predicar a la Universidad de Oxford, en Inglaterra, y en todas partes los frutos espirituales que cosechaba eran admirables. En la Universidad de Alemania conquistó para su comunidad al más grande sabio en ciencias naturales de su época, a San Alberto Magno. Y conquistó también a Pedro de Tarantasia, que llegó a ser después el Pontífice Inocencio Quinto. Un famoso profesor de universidad previno a sus alumnos para que no se dejaran convencer por los discursos de Jordán, pero al oírle uno de sus elocuentes sermones, se convirtió él también en uno de sus más fervientes admiradores.
Uno de los antiguos biógrafos, compañero suyo, dice: "Las casas religiosas donde habitaba el Padre Jordán parecían colmenas, por los muchos jóvenes que entraban a hacerse religiosos, y por los muchos que de allí salían para ser superiores de otras casas religiosas. Por eso él al llegar a un convento mandaba hacer muchos hábitos religiosos, teniendo confianza en que Dios le enviaría muy numerosas vocaciones, y así le sucedía en todas partes".
El Padre Jordán no sólo se iba a las universidades a conseguir jóvenes muy bien instruidos, para que se hicieran religiosos, sino que también se iba a los campos y a los barrios obreros a invitar muchachos sanos, aunque fueran ignorantes, a que entraran en la comunidad. Y esto le valió la acusación de que él recibía a gentes que no le iban a dar gloria a su Congregación. Y sucedió una vez que recibió a unos 60 muchachos tan poco estudiados que casi no eran capaces ni de leer los salmos en la oración de la comunidad. Y a quienes lo criticaban por recibir esta clase de gentes, les respondió con unas palabras que resultaron ser una profecía o anuncio de lo que iba a suceder en el futuro: "Ténganles paciencia por ahora y concédanles tiempo para instruirse poco a poco, que un día se convertirán en grandes predicadores". Y esto se cumplió exactamente varios años después.
Cuando Dios le confía a una persona un oficio especial, le concede las cualidades que para ese oficio necesita. Y al Padre Jordán le confió Dios el oficio de conseguir muchísimas vocaciones para la vida religiosa, y por eso le concedió unas cualidades admirables. Recordemos algunas:
El Padre Jordán tenía unas cualidades que excedían a las que posee el común de las gentes. Dicen los que vivieron junto a él que la austeridad en el dominio de su lengua, de sus ojos y de la gula era algo impresionante, pero que sobre todo llamaba la atención el modo heroico como dominaba su ira para no ofender a nadie ni amargar la vida a ninguno.
Y no es que no fuera valiente. Cuando el emperador Federico II empezó a atacar ferozmente al Sumo Pontífice y a la religión, el Padre Jordán se fue al palacio y le dijo frente a frente al Emperador que ésta conducta era reprensible y que si no cambiaba de modo de proceder le llegarían desgracias muy grandes.
Pero con los pequeños sabía hacerse pequeño y con los débiles era extraordinariamente comprensivo. El tenía por cierto lo que más tarde afirmará y repetirá San Francisco de Sales, que "más moscas se logran cazar con una cuchara de dulce miel que un barril de amarga hiel".
Sus contemporáneos alababan mucho "las dotes de buen amigo" que poseía el Padre Jordán. Comprensivo, lleno de caridad, con deseos continuos de amoldarse a los demás para poder hacerles mayor bien. El mismo lo dice en uno de sus escritos: "Siempre me esforcé por tratar de estar de acuerdo con los demás en todo lo bueno y por tratar de no chocar contra nadie. Quise colocarme en el sitio de los otros para poder comprenderlos mejor. Nunca preferí mis propios gustos en contraposición de los de los demás. Con los soldados traté de amoldarme a ellos como si yo fuera un soldado. Con los campesinos como si fuera un campesino. Y sobre todo me propuse ser extremadamente comprensivo con los que sufren tentaciones, angustias y depresiones".
San Pablo recomienda a los seguidores de Cristo: "Rían con los que ríen, y lloren con los que lloran" (Rom. 12, 15). Es lo que hizo siempre Fray Jordán. Leamos un ejemplo: Una noche estaba rezando los salmos con un grupo de jóvenes recién llegados a su Comunidad, y de pronto a uno de ellos le vino una risa nerviosa y no fue capaz de controlarla, y enseguida los demás compañeros se contagiaron también y empezaron a reír todos, y no se pudo seguir el rezo. Uno de los superiores quiso regañarlos, pero el Padre Jordán les dijo: "Mis buenos jóvenes: tenemos que reírnos alegremente porque hemos logrado salirnos de la esclavitud del pecado y de los vicios en que nos tenía presos el mundo y ahora hemos llegado a ser del grupo de los preferidos de Dios. ¡Riámonos pues alegremente! Y él personalmente participó de aquella alegría juvenil.
Alguien le preguntó si un Padrenuestro rezado por un ignorante valía menos que uno rezado por un gran doctor de la Teología, y él respondió: "Un diamante valo lo mismo si está en manos de un sabio, que si está en manos de un analfabeta". Otro le preguntó: ¿Qué es más necesario para la vida del alma: rezar o meditar? Y le dijo: "Eso es como preguntar qué es más necesario para la vida del cuerpo si comer o beber. Ambas cosas son sumamente necesarias". Alguien le dijo: ¿Cuál es la posición mejor para rezar, sentado, arrodillado, de pies o postrado? Y respondió: "La mejor posición para rezar es aquella en la cual cada uno se siente mejor, con más fervor y con más inclinación a rezar bien". (Esta frase la repitió textualmente el Papa Pío XI, 700 años después de haber sido pronunciada por nuestro santo). El superior de una Comunidad le pidió que le quitara aquel cargo, aduciendo que ese oficio le traía cuatro males: orgullo, honores, trabajos y humillaciones. El Padre Jordán le respondió: "Los dos primeros sí son males y de ellos te libre Dios, y esfuérzate por evitarlos. Los otros dos, el trabajo y las humillaciones, son grandes bienes que te conseguirán un puesto altísimo en el Reino de los cielos".
El Padre Jordán, aprovechando que Dios le había concedido tal eficacia de la palabra que dondequiera que predicaba o hablaba la gente, conseguía vocaciones, fue recorriendo ciudades y países predicando y consiguiendo que muchísimos jóvenes entraran de religiosos. El Señor le concedió la inmensa alegría de que el fundador de la Comunidad, Domingo de Guzmán, fuera declarado santo por el Sumo Pontífice en 1234. Con esta bella noticia ya Jordán podía irse al cielo tranquilo. Y dispuso viajar a Jerusalén para visitar los Santos Lugares donde vivió y murió Nuestro Señor Jesucristo, y para visitar a los Padres Dominicos que trabajaban en esas tierras.
Pero en el viaje de regreso, el barco que lo transportaba fue lanzado por una violenta tempestad a las costas de Siria, frente a la ciudad de Tolemaida y Fray Jordán y los demás pasajeros murieron ahogados. Era el 13 de febrero del año 1237.
Las olas llevaron a las orillas del mar el cadáver del Padre Jordán y sus religiosos lo sepultaron con toda solemnidad. Después las gentes empezaron a conseguir milagros por su intercesión, y el Papa León Doce lo declaró Beato.
Padre Jordán: Gran promotor de vocaciones: recuérdanos siempre aquella frase de un gran Pontífice: "Las vocaciones existen. Lo que hay que hacer es cultivarlas."
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Fuente: Archidiócesis de Madrid
Benigno, Santo Presbítero y Mártir, Febrero 13
Presbítero y Mártir Martirologio Romano: En Todi, ciudad de la Umbría, san Benigno, presbítero y mártir (s. IV). |
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Fuente: acoantioquena
Martiniano, Santo Eremita, Febrero 13
Eremita Martirologio Romano: En Atenas, en Grecia, san Martiniano, que había abrazado la vida eremítica cerca de Cesarea, en Palestina (c. 398).
donde San Martiniano se esforzaba espiritualmente, siguiendo sus pasos se salvó una joven llamada Fotini, después de que su barco se hundió y ella fue traída por las olas a la isla. |
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Fuente: Agustinos-es.org
Cristina de Spoleto, Beata Seglar Agustina, Febrero 13
Seglar Agustina Martirologio Romano: En Spoleto, ciudad de la Umbría, beata Cristina (Agustina) Camozzi, la cual, muerto su esposo, cedió por un tiempo a la concupiscencia de la carne, pero convertida, escogió la vida penitente, ingresando en la Orden Secular de San Agustín, distinguiéndose por su vida de plegaria y por el servicio a enfermos y pobres (1458). ORACIÓN |
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Fuente: santiebeati.it
Eustoquia (Lucrecia) Bellini, Beata Venció al demonio, Febrero 13
Monja Martirologio Romano: En Padua, en la región de Venecia, beata Eustoquia (Lucrecia) Bellini, virgen de la Orden de San Benito (1469). |
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Fuente: Martirologio Romano
Otros Santos y Beatos Completando santoral de este día, Febrero 13
San Cástor de Aquitania, presbítero y eremita |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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