miércoles, 22 de febrero de 2012

Lecturas Jueves 23 de Febrero de 2012. San Policarpo ¡ruega por nosotros!

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas (9, 22-25)

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:

"Es necesario que el Hijo del hombre sufra mucho, que sea rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, que sea entregado a la muerte y que resucite al tercer día".

Luego, dirigiéndose a la multitud, les dijo:

"Si alguno quiere acompañarme, que no se busque a sí mismo, que tome su cruz de cada día y me siga. Pues el que quiera conservar para sí mismo su vida, la perderá; pero el que la pierda por mi causa, ése la encontrará.

En efecto, ¿de qué le sirve al hombre ganar todo el mundo, si se pierde a sí mismo o se destruye?"

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te quiero, pero no te quiero ver todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesar pecados graves al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.

 

Misal

Feria de Cuaresma: jueves después de ceniza

Dichoso el hombre que confía en el Señor

Antífona de Entrada

Clamé al Señor, y escuchó mi voz y me libró de los que me atacaban. Encomienda a Dios tus afanes y él te sustentará.

Oración Colecta

Oremos:

Inspira, Señor, nuestras acciones y dirígelas con tu gracia, para que todo cuanto emprendamos lo iniciemos en tu nombre y podamos llevarlo a término por tu amor.

Por nuestro Señor Jesucristo…

Amén.

 

Primera Lectura

Lectura del libro del Deuteronomio (30, 15-20)

Esto dice el Señor:

"Mira: Hoy pongo delante de ti la vida y el bien o la muerte y el mal. Si cumples lo que yo te mando hoy, amando al Señor tu Dios, siguiendo sus caminos, cumpliendo sus preceptos, mandatos y decretos, vivirás y te multiplicarás. El Señor, tu Dios, te bendecirá en la tierra donde vas a entrar para poseerla. Pero si tu corazón se resiste y no obedeces, si te dejas arrastrar y te postras para dar culto a dioses extranjeros, yo te anuncio hoy que perecerás sin remedio y que, pasado el Jordán para entrar a poseer la tierra, no vivirás muchos años en ella.

Hoy tomo por testigos al cielo y a la tierra de que les he propuesto la vida o la muerte, la

bendición o la maldición.

Elige la vida y vivirás, tú y tu descendencia, amando al Señor tu Dios, escuchando su voz, adhiriéndote a él; pues en eso está tu vida y el que habites largos años en la tierra que el Señor prometió dar a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob".

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

 

Salmo Responsorial Salmo 1

Dichoso el hombre que confía en el Señor.

Dichoso aquel que no se guía por mundanos criterios, que no anda en malos pasos ni se burla del bueno, que ama la ley de Dios y se goza en cumplir sus mandamientos.

Dichoso el hombre que confía en el Señor.

Es como un árbol plantado junto al río, que da fruto a su tiempo y nunca se marchita.

En todo tendrá éxito.

Dichoso el hombre que confía en el Señor.

En cambio los malvados serán como la paja barrida por el viento. Porque el Señor protege el camino del justo y al malo sus caminos acaban por perderlo.

Dichoso el hombre que confía en el Señor.

 

Aclamación antes del Evangelio

Honor y gloria a ti,

Señor Jesús.

Arrepiéntanse, dice el Señor; porque ya está cerca el Reino de los cielos.

Honor y gloria a ti,

Señor Jesús.

 

Evangelio

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas (9, 22-25)

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:

"Es necesario que el Hijo del hombre sufra mucho, que sea rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, que sea entregado a la muerte y que resucite al tercer día".

Luego, dirigiéndose a la multitud, les dijo:

"Si alguno quiere acompañarme, que no se busque a sí mismo, que tome su cruz de cada día y me siga. Pues el que quiera conservar para sí mismo su vida, la perderá; pero el que la pierda por mi causa, ése la encontrará.

En efecto, ¿de qué le sirve al hombre ganar todo el mundo, si se pierde a sí mismo o se destruye?"

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobre las Ofrendas

Acepta, Señor, con bondad estas ofrendas que te presentamos, para que nos alcancen tu perdón, y den gloria a tu nombre.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.

 

Prefacio de Cuaresma I

Significado espiritual de la Cuaresma

El Señor esté con ustedes.

Y con tu espíritu.

Levantemos el corazón.

Lo tenemos levantado hacia el Señor.

Demos gracias al Señor, nuestro Dios.

Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor.

Por Él concedes a tus hijos anhelar, año tras año, con el gozo de habernos purificado, la solemnidad de la Pascua, para que dedicados con mayor entrega a la alabanza divina y al amor fraterno, por la celebración de los misterios que nos dieron nueva vida, lleguemos a ser con plenitud hijos de Dios.

Por eso, con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria.

Santo, Santo, Santo…

 

Antífona de la Comunión

Señor, crea en mí un corazón puro, y renueva en mi interior un espíritu firme.

Oración después de la Comunión

Oremos:

Señor, que el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, que hemos recibido en esta comunión, sean para nosotros fuente de perdón,de santidad y de salvación.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.

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Meditación diaria

 

Cuaresma. Jueves después de Ceniza

LA CRUZ DE CADA DÍA

— No puede haber un Cristianismo verdadero sin Cruz. La Cruz del Señor es fuente de paz y de alegría.

— La Cruz en las cosas pequeñas de cada día.

— Ofrecer las contrariedades. Detalles pequeños de mortificación.

I. Ayer comenzó la Cuaresma y hoy nos recuerda el Evangelio de la Misa que para seguir a Cristo es preciso llevar la propia Cruz: También les decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame1.

El Señor se dirige a todos y habla de la Cruz de cada día. Estas palabras de Jesús conservan hoy su más pleno valor. Son palabras dichas a todos los hombres que quieren seguirle, pues no existe un Cristianismo sin Cruz, para cristianos flojos y blandos, sin sentido del sacrificio. Las palabras del Señor expresan una condición imprescindible: el que no toma su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo2. "Un Cristianismo del que se pretendiera arrancar la cruz de la mortificación voluntaria y la penitencia, so pretexto de que esas prácticas son residuos oscurantistas, medievalismos impropios de una época humanista, ese Cristianismo desvirtuado lo sería tan solo de nombre; ni conservaría la doctrina del Evangelio ni serviría para encaminar en pos de Cristo los pasos de los hombres"3. Sería un Cristianismo sin Redención, sin Salvación.

Uno de los síntomas más claros de que la tibieza ha entrado en un alma es precisamente el abandono de la Cruz, de la pequeña mortificación, de todo aquello que de alguna manera suponga sacrificio y abnegación.

Por otra parte, huir de la Cruz es alejarse de la santidad y de la alegría; porque uno de los frutos del alma mortificada es precisamente la capacidad de relacionarse con Dios y con los demás, y también una profunda paz en medio de la tribulación y de dificultades externas. La persona que abandona la mortificación queda atrapada por los sentidos y se hace incapaz de un pensamiento sobrenatural.

Sin espíritu de sacrificio y de mortificación no hay progreso en la vida interior. Dice San Juan de la Cruz que si hay pocos que llegan a un alto estado de unión con Dios se debe a que muchos no quieren sujetarse "a mayor desconsuelo y mortificación"4. Y escribe el mismo santo: "Y jamás, si quiere llegar a poseer a Cristo, le busque sin la cruz"5.

No olvidemos, pues, que la mortificación está muy relacionada con la alegría, y que cuando el corazón se purifica se torna más humilde para tratar a Dios y a los demás. "Esta es la gran paradoja que lleva consigo la mortificación cristiana. Aparentemente, el aceptar y, más, el buscar el sufrimiento parece que debiera hacer de los buenos cristianos, en la práctica, los seres más tristes, los hombres que "peor lo pasan".

"La realidad es bien distinta. La mortificación solo produce tristeza cuando sobra egoísmo y falta generosidad y amor de Dios. El sacrificio lleva siempre consigo la alegría en medio del dolor, el gozo de cumplir la voluntad de Dios, de amarle con esfuerzo. Los buenos cristianos viven quasi tristes, semper autem gaudentes (2 Cor 6, 10): como si estuvieran tristes, pero en realidad siempre alegres"6.

II. "La Cruz cada día. Nulla dies sine cruce!, ningún día sin Cruz: ninguna jornada, en la que no carguemos con la cruz del Señor, en la que no aceptemos su yugo (...).

"El camino de nuestra santificación personal pasa, cotidianamente, por la Cruz: no es desgraciado ese camino, porque Dios mismo nos ayuda y con Él no cabe la tristeza. In laetitia, nulla die sine cruce!, me gusta repetir; con el alma traspasada de alegría, ningún día sin Cruz"7.

La Cruz del Señor, con la que hemos de cargar cada día, no es ciertamente la que produce nuestros egoísmos, envidias, pereza, etcétera, no son los conflictos que producen nuestro hombre viejo y nuestro amar desordenado. Esto no es del Señor, no santifica.

En alguna ocasión, encontraremos la Cruz en una gran dificultad, en una enfermedad grave y dolorosa, en un desastre económico, en la muerte de un ser querido: "(...) no olvidéis que estar con Jesús es, seguramente, toparse con su Cruz. Cuando nos abandonamos en las manos de Dios, es frecuente que Él permita que saboreemos el dolor, la soledad, las contradicciones, las calumnias, las difamaciones, las burlas, por dentro y por fuera: porque quiere conformarnos a su imagen y semejanza, y tolera también que nos llamen locos y que nos tomen por necios.

"Es la hora de amar la mortificación pasiva, que viene –oculta o descarada e insolente– cuando no la esperamos"8. El Señor nos dará las fuerzas necesarias para llevar con garbo esa Cruz y nos llenará de gracias y frutos inimaginables. Comprendemos que Dios bendice de muchas maneras, y frecuentemente, a sus amigos, haciéndonos partícipes de su Cruz y corredentores con Él.

Sin embargo, lo normal será que encontremos la Cruz de cada día en pequeñas contrariedades que se atraviesan en el trabajo, en la convivencia: puede ser un imprevisto con el que no contábamos, el carácter difícil de una persona con la que necesariamente hemos de convivir, planes que debemos cambiar a última hora, instrumentos de trabajo que se estropean cuando más necesarios eran, molestias producidas por el frío o el calor o el ruido, incomprensiones, una leve enfermedad que nos disminuye la capacidad de trabajo en ese día...

Hemos de recibir estas contrariedades diarias con ánimo grande, ofreciéndolas al Señor con espíritu de reparación: sin quejarnos, pues esa queja frecuentemente señala el rechazo de la Cruz. Estas mortificaciones, que llegan sin esperarlas, pueden ayudarnos, si las recibimos bien, a crecer en el espíritu de penitencia que tanto necesitamos, y a mejorar en la virtud de la paciencia, en caridad, en comprensión: es decir, en santidad. Si las recibiéramos con mal espíritu podrían sernos motivo de rebeldía, de impaciencia o de desaliento. Muchos cristianos han perdido la alegría al final de la jornada, no por grandes contrariedades, sino por no haber sabido santificar el cansancio propio del trabajo, ni las pequeñas dificultades que han ido surgiendo durante el día. La Cruz –pequeña o grande– aceptada, produce paz y gozo en medio del dolor y está cargada de méritos para la vida eterna; cuando no se acepta la Cruz, el alma queda desilusionada o con una íntima rebeldía, que sale enseguida al exterior en forma de tristeza y de mal humor. "Cargar con la Cruz es algo grande, grande... Quiere decir afrontar la vida con coraje, sin blanduras ni vilezas; quiere decir transformar en energía moral las dificultades que nunca faltarán en nuestra existencia; quiere decir comprender el dolor humano, y, por último, saber amar verdaderamente"9. El cristiano que va por la vida rehuyendo sistemáticamente el sacrificio no encontrará a Dios, no encontrará la felicidad. Rehúye también la propia santidad.

III. Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo... Además de aceptar la Cruz que sale a nuestro encuentro, muchas veces sin esperarla, debemos buscar otras pequeñas mortificaciones para mantener vivo el espíritu de penitencia que nos pide el Señor. Para progresar en la vida interior será de gran ayuda tener varias mortificaciones pequeñas fijas, previstas de antemano, para hacerlas cada día.

Estas mortificaciones buscadas por amor a Dios serán valiosísimas para vencer la pereza, el egoísmo que aflora en todo instante, la soberbia, etc. Unas nos facilitarán el trabajo, teniendo en cuenta los detalles, la puntualidad, el orden, la intensidad, el cuidado de los instrumentos que utilizamos; otras estarán orientadas a vivir mejor la caridad, en particular con las personas con quienes convivimos y trabajamos: saber sonreír aunque nos cueste, tener detalles de aprecio hacia los demás, facilitarles su trabajo, atenderlos amablemente, servirles en las pequeñas cosas de la vida corriente, y jamás volcar sobre ellos, si lo tuviéramos, nuestro malhumor; otras mortificaciones están orientadas a vencer la comodidad, a guardar los sentidos internos y externos, a vencer la curiosidad; mortificaciones concretas en la comida, en el cuidado del arreglo personal, etcétera. No es preciso que sean cosas muy grandes, sino que se adquiera el hábito de hacerlas con constancia y por amor a Dios.

Como la tendencia general de la naturaleza humana es la de rehuir lo que suponga esfuerzo, debemos puntualizar mucho en esta materia, para no quedarnos solo en los buenos deseos. Por eso en ocasiones será muy útil incluso apuntarlas, para repasarlas en el examen o en otros momentos del día y no dejar que se olviden. Recordemos también que las mortificaciones más gratas al Señor son aquellas que hacen referencia a la caridad, al apostolado y al cumplimiento más fiel de nuestro deber.

Digámosle a Jesús, al acabar nuestro diálogo con Él, que estamos dispuestos a seguirle, cargando con la Cruz, hoy y todos los días.

1 Lc 9, 23. — 2 Lc 14, 27. — 3 J. Orlandis, Ocho bienaventuranzas, Pamplona 1982, p. 72. — 4 San Juan de la Cruz, Llama de amor viva, II, 7. — 5 ídem, Carta al P. Juan de Santa Ana, 23. — 6 R. M. de Balbín, Sacrificio y alegría, Rialp. 2ª ed., Madrid 1975, p. 123. — 7 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 176. — 8 ídem, Amigos de Dios, 301. — 9 Pablo VI, Alocución 24-III-1967.

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Santoral             (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

San Policarpo
obispo y mártir
(año 155)

Policarpo significa: el que produce muchos frutos de buenas obras. (poli = mucho, carpo = fruto).

San Policarpo tuvo el inmenso honor de ser discípulo del apóstol San Juan Evangelista. Los fieles le profesaban una gran admiración. Y entre sus discípulos tuvo a San Ireneo y a varios varones importantes más.

En una carta a un cristiano que había dejado la verdadera fe y se dedicaba a enseñar errores, le dice así San Ireneo: "Esto no era lo que enseñaba nuestro venerable maestro San Policarpo. Ah, yo te puedo mostrar el sitio en el que este gran santo acostumbraba sentarse a predicar. Todavía recuerdo la venerabilidad de su comportamiento, la santidad de su persona, la majestad de su rostro y las santísimas enseñanza con que nos instruía. Todavía me parece estarle oyendo contar que él había conversado con San Juan y con muchos otros que habían conocido a Jesucristo, y repetir las palabras que había oído de ellos. Y yo te puedo jurar que si San Policarpo oyera las herejías que ahora están diciendo algunos, se taparía los oídos y repetiría aquella frase que acostumbraba decir: Dios mío, ¿por qué me has hecho vivir hasta hoy para oír semejantes horrores? Y se habría alejado inmediatamente de los que afirman tales cosas".

San Policarpo era obispo de la ciudad de Esmirna, en Turquía, y fue a Roma a dialogar con el Papa Aniceto para ver si podían ponerse de acuerdo para unificar la fecha de fiesta de Pascua entre los cristianos de Asia y los de Europa. Y andando por Roma se encontró con un hereje que negaba varias verdades de la religión católica. El otro le preguntó: ¿No me conoces? Y el santo le respondió: ¡Si te conozco. Tu eres un hijo de Satanás!

Cuando San Ignacio de Antioquía iba hacia Roma, encadenado para ser martirizado, San Policarpo salió a recibirlo y besó emocionado sus cadenas. Y por petición de San Ignacio escribió una carta a los cristianos del Asia, carta que según San Jerónimo, era sumamente apreciada por los antiguos cristianos.

Los cristianos de Esmirna escribieron una bellísima carta poco después del martirio de este gran santo, y en ella nos cuentan datos muy interesantes, por ejemplo los siguientes:

"Cuando estalló la persecución, Policarpo no se presentó voluntariamente a las autoridades para que lo mataran, porque él tenía temor de que su voluntad no fuera lo suficientemente fuerte para ser capaz de enfrentarse al martirio, y porque sus fuerzas no eran ya tan grandes pues era muy anciano. El se escondió, pero un esclavo fue y contó dónde estaba escondido y el gobierno envió un piquete de soldados a llevarlo preso. Era de noche cuando llegaron. El se levantó de la cama y exclamó: "Hágase la santa voluntad de Dios". Luego mandó que les dieran una buena cena a los que lo iban a llevar preso y les pidió que le permitieran rezar un rato. Pasó bastantes minutos rezando y varios de los soldados, al verlo tan piadoso y tan santo, se arrepintieron de haber ido a llevarlo preso.

El populacho estaba reunido en el estadio y allá fue llevado Policarpo para ser juzgado. El gobernador le dijo: "Declare que el César es el Señor". Policarpo respondió: "Yo sólo reconozco como mi Señor a Jesucristo, el Hijo de Dios". Añadió el gobernador: ¿Y qué pierde con echar un poco de incienso ante el altar del César? Renuncie a su Cristo y salvará su vida. A lo cual San Policarpo dio una respuesta admirable. Dijo así: "Ochenta y seis años llevo sirviendo a Jesucristo y El nunca me ha fallado en nada. ¿Cómo le voy yo a fallar a El ahora? Yo seré siempre amigo de Cristo".

El gobernador le grita: "Si no adora al César y sigue adorando a Cristo lo condenaré a las llamas",. Y el santo responde: "Me amenazas con fuego que dura unos momentos y después se apaga. Yo lo que quiero es no tener que ir nunca al fuego eterno que nunca se apaga".

En ese momento el populacho empezó a gritar: ¡Este es el jefe de los cristianos, el que prohibe adorar a nuestros dioses. Que lo quemen! Y también los judíos pedían que lo quemaran vivo. El gobernador les hizo caso y decretó su pena de muerte, y todos aquellos enemigos de nuestra santa religión se fueron a traer leña de los hornos y talleres para encender una hoguera y quemarlo.

Hicieron un gran montón de leña y colocaron sobre él a Policarpo. Los verdugos querían amarrarlo a un palo con cadenas pero él les dijo: "Por favor: déjenme así, que el Señor me concederá valora para soportar este tormento sin tratar de alejarme de él". Entonces lo único que hicieron fue atarle las manos por detrás.

Policarpo, elevando los ojos hacia el cielo, oró así en alta voz: "Señor Dios, Todopoderoso, Padre de Nuestro Señor Jesucristo: yo te bendigo porque me has permitido llegar a esta situación y me concedes la gracia de formar parte del grupo de tus mártires, y me das el gran honor de poder participar del cáliz de amargura que tu propio Hijo Jesús tuvo que tomar antes de llegar a su resurrección gloriosa. Concédeme la gracia de ser admitido entre el grupo de los que sacrifican su vida por Ti y haz que este sacrificio te sea totalmente agradable. Yo te alabo y te bendigo Padre Cestial por tu santísimo Hijo Jesucristo a quien sea dada la gloria junto al Espíritu Santo, por los siglos de los siglos".

"Tan pronto terminó Policarpo de rezar su oración, prendieron fuego a la leña, y entonces sucedió un milagro ante nuestros ojos y a la vista de todos los que estábamos allí presentes (sigue diciendo la carta escrita por los testigos que presenciaron su martirio): las llamas, haciendo una gran circunferencia, rodearon al cuerpo del mártir, y el cuerpo de Policarpo ya no parecía un cuerpo humano quemado sino un hermoso pan tostado, o un pedazo de oro sacado de un horno ardiente. Y todos los alrededores se llenaron de un agradabilísimo olor como de un fino incienso. Los verdugos recibieron la orden de atravesar el corazón del mártir con un lanzazo, y en ese momento vimos salir volando desde allí hacia lo alto una blanquísima paloma, y al brotar la sangre del corazón del santo, en seguida la hoguera se apagó".

"Los judíos y paganos le pidieron al jefe de la guardia que destruyeran e hicieran desaparecer el cuerpo del mártir, y el militar lo mandó quemar, pero nosotros alcanzamos a recoger algunos de sus huesos y los veneramos como un tesoro más valioso que las más ricas joyas, y los llevamos al sitio donde nos reunimos para orar".

El día de su martirio fue el 23 de febrero del año 155.

Esta carta, escrita en el propio tiempo en que sucedió el martirio, es una narración verdaderamente hermosa y provechosa.

Concédanos el Dios Todopoderoso poder también nosotros como San Policarpo ser fieles a Nuestro Señor Jesucristo hasta el último momento de nuestra vida.

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Lazaro Pintor, San Monje, 23 de febrero  

Lazaro Pintor, San

Febrero 23
Pintor

 


Etimológicamente significa " ayuda de Dios". Viene de la lengua hebrea.

Nació en el seno de una familia pagana en Georgia, al lado del monte Cáucaso.
Apenas cumplió la edad necesaria, salió de casa para irse a Constantinopla, centro cultural y religioso de aquellos tiempos.

Fue en esta gran ciudad en donde abrazó la fe cristiana. Y lo hizo en uno de los monasterios más fervorosos de cuantos visitó por aquellos sitios.

Eran los años en los que se había desencadenado una guerra terrible contra las imágenes. Provenía esta contienda de los iconoclastas, es decir, de gente que no podía ver las imágenes.

De ordinario, uno de los trabajos a los que acostumbraban a dedicarse los monjes, era la pintura de imágenes. No daban abasto para restituir las imágenes que destrozaban en los templos.

Los mismos emperadores publicaban edictos en los que condenaban la pintura de imágenes del Señor y de la Virgen o de los santos.

Los monjes seguían pintando sin hacer caso a los edictos. Lázaro era un buen monje y un mejor pintor.
De hecho, Teófilo, sucedió en el trono a su padre Miguel, año 829. Volvió a promulgar un edicto condenando a pena de muerte a quien pintara imágenes.

Se enteró de que Lázaro pintaba muchas y bien. Entonces lo mandó prender. Le dieron tal paliza que lo dieron por muerto.

La emperatriz Teodora, que era cristiana, fue a ver a Lázaro con la intención de esconderlo en la iglesia de san Juan.

Aquí se restableció de la paliza y comenzó a pintar de nuevo, empezando por la figura del Precursor de Jesús.

Cuando Teófilo murió, la emperatriz y su hijo Miguel III restablecieron el culto a las imágenes. Dados los méritos de Lázaro, lo enviaron a Roma como embajador.
Murió en esta ciudad en el año 855.

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Rafaela Ybarra, Beata Fundadora, 23 Febrero  

Rafaela Ybarra, Beata

Fundadora

 

Etimológicamente significa "medicina de Dios". Viene de la lengua hebrea.

En cualquier hemisferio, el consumo ejerce una atracción irresistible y capta las fuerzas humanas. El consumo engendra injusticias que desembocan en la violación de los derechos de dos tercios de la humanidad. El consumo deja tras de sí una gran vacío.

Esta chica bilbaína nació en 1843.El gran consumo que llenó su vida de mujer casada fue el amor a sus hijos y a todos aquellos que necesitaban de caridad tanto material como espiritual.

No hay estado al que se le prohiba la santidad. Rafaela es un ejemplo claro de cómo sus obligaciones familiares no fueron obstáculo para que llegara a la cima de la santidad.

Pero entre sus preferencias caritativas destaca , sin duda alguna, las niñas y las jóvenes.

Eran tiempos difíciles en la ciudad industrial. Llegaban de todas partes en busca de trabajo. Estaban expuestas a todo tipo de peligros.
¿Qué hizo entonces la fundadora de "Las religiosas de los Santos Angeles Custodios?"
Se entregó plenamente a fundar casas o pisos para acogerlas. Y, además, montó talleres para su formación profesional.

Todo Bilbao se sentía a gusto colaborando con esta mujer santa.

Su carisma quedó plasmado en las residencias – talleres. Este carisma se sintetiza en estas palabras:"Dulzura en los medios y firmeza en los fines; lo que no alcance el amor, no lo conseguirá el temor".

Sin el consumo, su obra sigue viva en la Iglesia en sus comunidades y obras por España y muchas otras naciones de América latina.

Murió santamente en Bilbao en 1900. Juan Pablo II la llevó a los altares en septiembre del 1984.

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Sereno, San Mártir, 23 de febrero  

Febrero 23
Mártir

 

Etimológicamente significa "tranquilo, pacífico, transparente". Viene de la lengua latina.

El creyente no mira atrás, sino que pone sus ojos en Cristo para tirar hacia delante. Confía plenamente en el Evangelio. Este es quien te da las fuentes de tu júbilo interior.

Hoy estás ante un mártir cristiano del siglo IV. Lejos en el tiempo, pero cercano por su forma viva de vivir el cristianismo.

Es tan bello su nombre como un cielo de primavera.
Igualmente es bella la leyenda que se le atribuye a este joven. Trabajaba como jardinero y floricultor. Era griego de origen.

Al contacto con la naturaleza, pensó que lo mejor para su vida, era entregarse al Señor por entero, llevando un estilo de vida semejante o igual a muchos tantos otros ermitaños.

Su gran pasión eran las flores y los jardines. Para él constituían un medio para hacer continuamente oración y contemplación.

Desde estas cosas naturales, él se remontaba con facilidad al Creador de todas ellas.

Dice que sus flores eran las más bellas de Panonia.

Se cuenta que un día vio pasear sola por su jardín a la mujer de un general. Era la cosa más normal ayer, hoy y mañana. Pero lo raro es que estaba paseando sola a la hora del mediodía.
Estaba prohibido por aquel tiempo esa hora de salida. Sereno le hizo ver que no era lo más adecuado.

Esta advertencia le sentó muy mal. Se lo contó a su marido. Y éste, sin dudar lo más mínimo, mandó a los soldados para que arrestaran a Sereno. No fue al juicio por ser cristiano, sino por difamación.
El juicio fue una farsa. Le cortaron la cabeza.

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Romina o Romana, Santa Biografía, 23 de febrero  

Mártir de amor a Cristo y a los demás
Febrero 23

 

Etimológicamente Romina es una forma derivada de Romana y significa "señora de Roma". Su fiesta se celebra el 23 de febrero en recuerdo de Santa Romana virgen, mártir en Todi (ciudad italiana) en el siglo IV.

Esta chica sintió muy pronto en su vida la vocación religiosa. A los diez años se marchó de casa y se fue el monte de Soratte San Silvestre para recibir el bautismo.

Una vez que se hubo hecho cristiana, se fue a Todo. Allá buscó un lugar en el que pudiera vivir sola en constante oración y con profunda fe.

Pronto su fama de santa llegó a los oídos de los cristianos. Muchos de ellos y ellas se acercaron y siguieron su forma de vivir santamente.

Era hija de Calfurnio, gobernador de Roma. Una vez que abrazó la fe en Cristo, renunció a todo lujo y comodidades que bien pudiera haber tenido por su rango y abolengo.

Hoy día, en el monte en el que vivió feliz como ermitaña, hay una inscripción que afirma:" el 23 de febrero en Todi, la santa Romana virgen recibió el bautismo en esta cueva en la que realizó milagros y su gloria cobró fama. Esta inscripción es difícil de leer.

Eligió ese lugar para sentirse más unida al Papa san Silvestre porque admiraba su santidad. De aquí surgió el hecho de que se le llame a este
Lugar Monte san Silvestre.

El papa le solía enviar consuelos espirituales. Una vez le dijo:" Vuelve cuando florezcan las rosas". Y aunque era pleno invierno y todo estaba nevado, una mañana volvió a san Silvestre con una rosa florida.

Se encaminó sola a la ciudad de Todi. Tan querida era que iban a verla y se unían a ella en la oración. Era el año 324.

Su cuerpo fue sepultado en la gruta o cueva. Murió santamente ante muchas personas. Se construyó un altar en el que se celebraban muchas misas. En 1301 fue trasladado su cuerpo a la iglesia de san Fortunato. Fue una mártir de amor a Cristo y a los demás.

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net

 

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