JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Marcos (1, 12-15)
Gloria a ti Señor.
En aquel tiempo, el Espíritu impulsó a Jesús a retirarse al desierto, donde permaneció cuarenta días y fue tentado por Satanás. Vivió allí entre animales salvajes, y los ángeles le servían. Después de que, arrestaron a Juan el Bautista, Jesús se fue a Galilea para predicar el Evangelio de Dios y decía:
"Se ha cumplido el tiempo y el Reino de Dios ya está cerca. Arrepiéntanse y crean en el Evangelio".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te quiero, pero no te quiero ver todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesar pecados graves al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.
† Misal
Primer Domingo de Cuaresma
No sólo de pan vive el hombre
Tú eres nuestro Dios y salvador
Antífona de Entrada
Me invocará y yo lo escucharé; lo libraré y lo glorificaré; prolongaré los días de su vida.
No se dice Gloria.
Oración Colecta
Oremos:
Concédenos, Dios todopoderoso, que las prácticas anuales propias de la Cuaresma nos ayuden a progresar en el conocimiento de Cristo y a llevar una vida más cristiana.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Lectura del libro del Génesis (9, 8-15)
En aquellos días, dijo Dios a Noé y a sus hijos:
"Ahora establezco una alianza con ustedes y con sus descendientes, con todos los animales que los acompañaron, aves, ganados y fieras, con todos los que salieron del arca, con todo ser viviente sobre la tierra. Esta es la alianza que
establezco con ustedes:
No volveré a exterminar la vida con el diluvio ni habrá otro diluvio que destruya la tierra".
Y añadió:
"Esta es la señal de la alianza perpetua que yo establezco con ustedes y con todo ser viviente que esté con ustedes. Pondré mi arco iris en el cielo como señal de mi alianza con la tierra, y cuando yo cubra de nubes la tierra, aparecerá el arco iris y me acordaré de mi alianza con ustedes y con todo ser viviente. No volverán las aguas del diluvio a destruir la vida".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial Salmo 24
Descúbrenos, Señor, tus caminos.
Descúbrenos, Señor, tus caminos, guíanos con la verdad de tu doctrina. Tú eres nuestro Dios y salvador y tenemos en ti nuestra esperanza.
Descúbrenos, Señor, tus caminos.
Acuérdate, Señor, que son eternos tu amor y tu ternura. Según ese amor y esa ternura, acuérdate de nosotros.
Descúbrenos, Señor, tus caminos.
Porque el Señor es recto y bondadoso, indica a los pecadores el sendero, guía por la senda recta a los humildes y descubre a los pobres sus caminos.
Descúbrenos, Señor, tus caminos.
Segunda Lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro (3, 18-22)
Hermanos:
Cristo murió, una sola vez y para siempre, por los pecados de los hombres; él, el justo, por nosotros, los injustos, para llevarnos a Dios; murió en su cuerpo y resucitó glorificado.
En esta ocasión, fue a proclamar su mensaje a los espíritus encarcelados, que habían sido rebeldes en los tiempos de Noé, cuando la paciencia de Dios aguardaba, mientras se construía el arca, en la que unos pocos, ocho personas, se salvaron flotando sobre el agua. Aquella agua era figura del bautismo, que ahora los salva a ustedes y que no consiste en quitar la inmundicia corporal, sino en el compromiso de vivir con una buena conciencia ante Dios, por la resurrección de Cristo Jesús, Señor nuestro, que subió al cielo y está a la derecha de Dios, a quien están sometidos los ángeles, las potestades y las virtudes.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Honor y gloria a ti,
Señor Jesús.
No sólo de pan vive el hombre, sino también de toda palabra que sale de la boca de Dios.
Honor y gloria a ti,
Señor Jesús.
Evangelio
† Lectura del santo Evangelio según san Marcos (1, 12-15)
Gloria a ti Señor.
En aquel tiempo, el Espíritu impulsó a Jesús a retirarse al desierto, donde permaneció cuarenta días y fue tentado por Satanás. Vivió allí entre animales salvajes, y los ángeles le servían. Después de que, arrestaron a Juan el Bautista, Jesús se fue a Galilea para predicar el Evangelio de Dios y decía:
"Se ha cumplido el tiempo y el Reino de Dios ya está cerca. Arrepiéntanse y crean en el Evangelio".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice Credo.
Oración de los Fieles
Celebrante:
Recordemos a Dios su alianza con su pueblo e invoquemos su misericordia en este tiempo de conversión y penitencia. Digamos.
Te rogamos, óyenos.
Por la Iglesia: que sea siempre señal de la presencia, cercanía y amor fiel de Dios a todos los hombres.
Oremos al Señor.
Te rogamos, óyenos.
Por el Papa Benedicto XVI, nuestro Obispo N, y cuantos sirven al Evangelio desde el gobierno pastoral: que manifiesten la misericordia que triunfa sobre el juicio, y hagan creíble el mensaje del Evangelio en nuestra sociedad.
Oremos al Señor.
Te rogamos, óyenos.
Por nuestros gobernantes: que el Espíritu del que resucitó a Cristo de la muerte y lo fortaleció en la hora de la prueba, les ayude a implantar la paz y la justicia, y a defender los derechos fundamentales de todos los hombres.
Oremos al Señor.
Te rogamos, óyenos.
Por los campesinos y obreros sometidos a sistemas y salarios injustos: que Cristo paciente los fortalezca y les ayude a superar esta situación.
Oremos al Señor.
Te rogamos, óyenos.
Por los jóvenes: que el Señor suscite en ellos el deseo de seguirlo con radicalidad,
sin egoísmos ni mediocridad.
Oremos al Señor.
Te rogamos, óyenos.
Por los que celebramos a Jesucristo, nuestra víctima pascual: que imitando su entrega llevemos el Evangelio a los que no lo conocen.
Oremos al Señor.
Te rogamos, óyenos.
Celebrante:
Oh Dios, ya que has mostrado tu poder y tu fidelidad liberando a Noé de las aguas, compadécete de tu pueblo, y escucha las oraciones que con fe te ha dirigido.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
Oración sobre las Ofrendas
Te pedimos, Señor, que estos dones que vamos a ofrecerte, nos dispongan convenientemente para el santo tiempo de la Cuaresma, que estamos iniciando.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio propio
Las tentaciones del Señor
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque Cristo nuestro Señor, al abstenerse durante cuarenta días de tomar alimento, inauguró la práctica de nuestra penitencia cuaresmal y, al rechazar las tentaciones del enemigo, nos enseñó a sofocar la fuerza del pecado; de este modo, celebrando con sinceridad el misterio de esta Pascua, podremos pasar un día a la Pascua que no acaba.
Por eso, con los ángeles y santos te cantamos el himno de alabanza, diciendo sin cesar:
Santo, Santo, Santo…
Antífona de la Comunión
No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que viene de Dios.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Que este pan celestial alimente, Señor, en nosotros la fe, aumente la esperanza, refuerce la caridad, y nos enseñe a sentir hambre de Cristo, que es el pan vivo y verdadero, y a vivir de toda palabra que proceda de tu boca.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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† Meditación diaria
Cuaresma. Primer domingo
LAS TENTACIONES DE JESÚS
— El Señor permite que seamos tentados para que crezcamos en las virtudes.
— Las tentaciones de Jesús. El demonio nos prueba de modo parecido.
— El Señor está siempre a nuestro lado. Armas para vencer.
I. "La Cuaresma conmemora los cuarenta días que pasó Jesús en el desierto, como preparación de esos años de predicación, que culminan en la Cruz y en la gloria de la Pascua. Cuarenta días de oración y de penitencia. Al terminar, tuvo lugar la escena que la liturgia de hoy ofrece a nuestra consideración, recogiéndola en el Evangelio de la Misa: las tentaciones de Cristo (Cfr. Mt 4, 1-11).
"Una escena llena de misterio, que el hombre pretende en vano entender –Dios que se somete a la tentación, que deja hacer al Maligno–, pero que puede ser meditada, pidiendo al Señor que nos haga saber la enseñanza que contiene"1.
Es la primera vez que interviene el diablo en la vida de Jesús y lo hace abiertamente. Pone a prueba a Nuestro Señor; quizá quiere averiguar si ha llegado ya la hora del Mesías. Jesús se lo permitió para darnos ejemplo de humildad y para enseñarnos a vencer las tentaciones que vamos a sufrir a lo largo de nuestra vida: "como el Señor todo lo hacía para nuestra enseñanza –dice San Juan Crisóstomo–, quiso también ser conducido al desierto y trabar allí combate con el demonio, a fin de que los bautizados, si después del bautismo sufren mayores tentaciones, no se turben por eso, como si no fuera de esperar"2. Si no contáramos con las tentaciones que hemos de padecer abriríamos la puerta a un gran enemigo: el desaliento y la tristeza.
Quería Jesús enseñarnos con su ejemplo que nadie debe creerse exento de padecer cualquier prueba. "Las tentaciones de Nuestro Señor son también las tentaciones de sus servidores de un modo individual. Pero su escala, naturalmente, es diferente: el demonio no va a ofreceros a vosotros ni a mí –dice Knox– todos los reinos del mundo. Conoce el mercado y, como buen vendedor, ofrece exactamente lo que calcula que el comprador tomará. Supongo que pensará, con bastante razón, que la mayor parte de nosotros podemos ser comprados por cinco mil libras al año, y una gran parte de nosotros por mucho menos. Tampoco nos ofrece sus condiciones de modo tan abierto, sino que sus ofertas vienen envueltas en toda especie de formas plausibles. Pero si ve la oportunidad no tarda mucho en señalarnos a vosotros y a mí cómo podemos conseguir aquello que queremos si aceptamos ser infieles a nosotros mismos y, en muchas ocasiones, si aceptamos ser infieles a nuestra fe católica"3.
El Señor, como se nos recuerda en el Prefacio de la Misa de hoy, nos enseña con su actuación cómo hemos de vencer las tentaciones y además quiere que saquemos provecho de las pruebas por las que vamos a pasar. Él "permite la tentación y se sirve de ella providencialmente para purificarte, para hacerte santo, para desligarte mejor de las cosas de la tierra, para llevarte a donde Él quiere y por donde Él quiere, para hacerte feliz en una vida que no sea cómoda, y para darte madurez, comprensión y eficacia en tu trabajo apostólico con las almas, y... sobre todo para hacerte humilde, muy humilde"4.Bienaventurado el varón que soporta la tentación –dice el Apóstol Santiago– porque, probado, recibirá la corona de la vida que el Señor prometió a los que le aman5.
II. El demonio tienta aprovechando las necesidades y debilidades de la naturaleza humana.
El Señor, después de haber pasado cuarenta días y cuarenta noches ayunando, debe encontrarse muy débil, y siente hambre como cualquier hombre en sus mismas circunstancias. Este es el momento en que se acerca el tentador con la proposición de que convierta las piedras que allí había en el pan que tanto necesita y desea.
Y Jesús "no solo rechaza el alimento que su cuerpo pedía, sino que aleja de sí una incitación mayor: la de usar del poder divino para remediar, si podemos hablar así, un problema personal (...).
"Generosidad del Señor que se ha humillado, que ha aceptado en pleno la condición humana, que no se sirve de su poder de Dios para huir de las dificultades o del esfuerzo. Que nos enseña a ser recios, a amar el trabajo, a apreciar la nobleza humana y divina de saborear las consecuencias del entregamiento"6.
Nos enseña también este pasaje del Evangelio a estar particularmente atentos, con nosotros mismos y con aquellos a quienes tenemos una mayor obligación de ayudar, en esos momentos de debilidad, de cansancio, cuando se está pasando una mala temporada, porque el demonio quizá intensifique entonces la tentación para que nuestras vidas tomen otros derroteros ajenos a la voluntad de Dios.
En la segunda tentación, el diablo lo llevó a la Ciudad Santa y lo puso sobre el pináculo del Templo. Y le dijo: Si eres Hijo de Dios, arrójate abajo. Pues escrito está: Dará órdenes acerca de ti a sus ángeles de que te lleven en sus manos, no sea que tropiece tu pie contra alguna piedra. Y le respondió Jesús: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios.
Era en apariencia una tentación capciosa: si te niegas, demostrarás que no confías en Dios plenamente; si aceptas, le obligas a enviar, en provecho personal, a sus ángeles para que te salven. El demonio no sabe que Jesús no tendría necesidad de ángel alguno.
Una proposición parecida, y con un texto casi idéntico, oirá el Señor ya al final de su vida terrena: Si es el rey de Israel, que baje ahora de la cruz y creeremos en él7.
Cristo se niega a hacer milagros inútiles, por vanidad y vanagloria. Nosotros hemos de estar atentos para rechazar, en nuestro orden de cosas, tentaciones parecidas: el deseo de quedar bien, que puede surgir hasta en lo más santo; también debemos estar alerta ante falsas argumentaciones que pretendan basarse en la Sagrada Escritura, y no pedir (mucho menos exigir) pruebas o señales extraordinarias para creer, pues el Señor nos da gracias y testimonios suficientes que nos indican el camino de la fe en medio de nuestra vida ordinaria.
En la última de las tentaciones, el demonio ofrece a Jesús toda la gloria y el poder terreno que un hombre puede ambicionar. Le mostró todos los reinos del mundo y su gloria, y le dijo: —Todas estas cosas te daré si postrándote delante de mí, me adoras. El Señor rechazó definitivamente al tentador.
El demonio promete siempre más de lo que puede dar. La felicidad está muy lejos de sus manos. Toda tentación es siempre un miserable engaño. Y para probarnos, el demonio cuenta con nuestras ambiciones. La peor de ellas es la de desear, a toda costa, la propia excelencia; el buscarnos a nosotros mismos sistemáticamente en las cosas que hacemos o proyectamos. Nuestro propio yo puede ser, en muchas ocasiones, el peor de los ídolos.
Tampoco podemos postrarnos ante las cosas materiales haciendo de ellas falsos dioses que nos esclavizarían. Los bienes materiales dejan de ser bienes si nos separan de Dios y de nuestros hermanos los hombres.
Tendremos que vigilar, en lucha constante, porque permanece en nosotros la tendencia a desear la gloria humana, a pesar de haberle dicho muchas veces al Señor que no queremos otra gloria que la suya. También a nosotros se dirige Jesús: Adorarás al Señor Dios tuyo; y a Él solo servirás. Y eso es lo que deseamos y pedimos: servir a Dios en la vocación a la que nos ha llamado.
III. El Señor está siempre a nuestro lado, en cada tentación, y nos dice: Confiad: Yo he vencido al mundo8. Y nosotros nos apoyamos en Él, porque, si no lo hiciéramos, poco conseguiríamos solos: Todo lo puedo en Aquel que me conforta9. El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?10.
Podemos prevenir la tentación con la mortificación constante en el trabajo, al vivir la caridad, en la guarda de los sentidos internos y externos. Y junto a la mortificación, la oración: Velad y orad para no caer en la tentación11. También debemos prevenirla huyendo de las ocasiones de pecar por pequeñas que sean, pues el que ama el peligro perecerá en él12, y teniendo el tiempo bien ocupado, principalmente cumpliendo bien nuestros deberes profesionales, familiares y sociales.
Para combatir la tentación "habremos de repetir muchas veces y con confianza la petición del padrenuestro: no nos dejes caer en la tentación, concédenos la fuerza de permanecer fuertes en ella. Ya que el mismo Señor pone en nuestros labios tal plegaria, bien estará que la repitamos continuamente.
"Combatimos la tentación manifestándosela abiertamente al director espiritual, pues el manifestarla es ya casi vencerla. El que revela sus propias tentaciones al director espiritual puede estar seguro de que Dios otorga a este la gracia necesaria para dirigirle bien"13.
Contamos siempre con la gracia de Dios para vencer cualquier tentación. "Pero no olvides, amigo mío, que necesitas de armas para vencer en esta batalla espiritual. Y que tus armas han de ser estas: oración continua; sinceridad y franqueza con tu director espiritual; la Santísima Eucaristía y el Sacramento de la Penitencia; un generoso espíritu de cristiana mortificación que te llevará a huir de las ocasiones y evitar el ocio; la humildad del corazón, y una tierna y filial devoción a la Santísima Virgen: Consolatrix afflictorum et Refugium peccatorum, consuelo de los afligidos y refugio de los pecadores. Vuélvete siempre a Ella confiadamente y dile: Mater mea, fiducia mea; ¡Madre mía, confianza mía!"14.
1 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 61. — 2 San Juan Crisóstomo, Homilías sobre San Mateo, 13, 1. — 3 R. A. Knox,Sermones pastorales, p. 79. — 4 S. Canals, Ascética Meditada, 14ª ed., Madrid 1980, p. 127. — 5 Sant 1, 12. — 6 San Josemaría Escrivá, loc. cit. — 7 Mt 27, 42. — 8 Jn 16, 33. — 9 Flp 4, 13. — 10Sal 26, 1. — 11 Mt 26, 41. — 12 Eccl 3, 27. — 13 B. Baur, En la intimidad con Dios, Herder. Barcelona 1975, 10ª ed., p. 121. — 14 S.Canals, o. c., p. 128.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
San Porfirio
obispo
(año 420)
San Porfirio nació en Tesalónica (aquella ciudad a la cual San Pablo escribió sus dos cartas a los tesalonicenses). Tesalónica queda en Macedonia, y Macedonia está situada al norte de Grecia.
A los 25 años dejó su ciudad y su familia y se fue de monje a Egipto a rezar y meditar y hacer penitencia.
Cinco años más tarde pasó a Palestina y se fue a vivir a una cueva cerca del río Jordán. Pero allí la humedad lo hizo enfermar de reumatismo y cinco años después se fue a vivir a Jerusalén. En esta ciudad cada día visitaba el Santo Sepulcro, el Huerto de los Olivos, la Casa de la Ultima Cena y los demás santos lugares donde estuvo Nuestro Señor. Su reumatismo lo hacía caminar muy despacio y con grandes dolores y apoyado en un bastón. Sin embargo ningún día dejaba de ir a los Santos Lugares y Comulgar.
En aquellos tiempos llegó a Jerusalén un cristiano llamado Marcos, el cual se quedó admirado de que este hombre tan enfermo y con tan grandes dolores reumáticos no dejaba ningún día visitar los Santos Lugares para dedicarse allí a rezar y a meditar. Un día al ver que el santo sufría tanto al subir las escalinatas del templo, Marcos se ofreció para ayudarle pero Porfirio se negó a aceptar su ayuda diciéndole: "No está bien que habiendo venido yo aquí a expiar mis pecados sufriendo y rezando, me deje ayudar de ti para disminuir mis dolores. Déjame sufrir un poco, que lo necesito para pagarle a Dios mis muchos pecados". Marcos lo admiró más desde ese día y en adelante fue su compañero, su amigo y el que escribió después la biografía de este santo.
Lo único que le preocupaba a Porfirio era que no había vendido la herencia que sus padres le habían dejado en su patria, la cual quería repartir entre los pobres. Confió esta misión a Marcos, que partió rumbo a Tesalónica y a los tres meses volvió con el dinero de la venta de todas aquellas tierras, dinero que Porfirio repartió totalmente entre las gentes más pobres de Jerusalén.
Cuando Marcos se fue a Tesalónica estaba Porfirio muy débil y agotado, pálido y sin fuerzas. Y al volver a Jerusalén lo encontró de buenos colores y lleno de vigor y fuerzas. Le preguntó cómo había sucedido semejante cambio tan admirable y Porfirio le dijo:
"Mira, un día vine al Santo Sepulcro a orar, y mientras rezaba sentí que Jesucristo se me aparecía en visión y me decía: 'Te devuelvo la salud para que te encargues de cuidar mi cruz'. Y quedé instantáneamente curado de mi reumatismo. Lo que los médicos no pudieron hacer en muchos años, lo hizo Jesús en un solo instante, porque para El todo es posible".
Y en adelante se quedó ayudando en la Iglesia del Santo Sepulcro, custodiando la parte de la Santa Cruz que allí se conservaba.
Como Porfirio había repartido toda su herencia entre los pobres, tuvo él que dedicarse a trabajos manuales para poder ganarse la vida. Aprendió a fabricar sandalias y zapatos y a trabajar en cuero y así ganaba para él y para ayudar a otros necesitados. Marcos, que era un hábil escribiente y ganaba buen dinero copiando libros, le propuso que él costearía toda su alimentación para que no tuviera que dedicarse a trabajos manuales agotadores. San Porfirio le dijo: "No olvidemos que San Pablo dijo en su segunda Carta a los tesaloniceses: "El que no quiere trabajar, que tampoco coma"; siguió ganándose el pan con el sudor de la frente, hasta los 40 años.
El obispo de Jerusalén al ver tan piadoso y santo a Porfirio lo ordenó de sacerdote. Y poco después recibió una carta del obispo de Cesarea pidiéndole que le enviara un santo sacerdote para darle una misión. Como Porfirio era un verdadero penitente que ayunaba cada día y rezaba horas y horas y ayudaba a cuanto pobre podía, el obispo de Jerusalén lo envió a Cesarea.
Y aquella noche tuvo Porfirio un sueño. Oyó que Jesús le decía: "Hasta ahora te has encargado de custodiar mi Santa Cruz. De ahora en adelante te encargarás de cuidar a unos hermanos míos muy pobres". Con eso entendió el santo que ya no seguiría viviendo en Jerusalén.
Al llegar a Cesarea el obispo de allá lo convenció de que debía aceptar ser obispo de Gaza, que era una ciudad muy pobre. Después de que le rogaron mucho, al fin exclamó: "Si esa es la voluntad de Dios, que se haga lo que El quiere y no lo que quiera yo". Y aceptó.
Al llegar a Gaza los paganos promovieron grandes desórdenes porque sentían que con este hombre se iba a imponer la religión de Cristo sobre las falsas religiones de los ídolos y falsos dioses. Porfirio no se dio por ofendido sino que se dedicó a instruir a los ignorantes y a ayudar a los pobres y así se fue ganando las simpatías de la población.
La ciudad de Gaza y sus alrededor estaban sufriendo un verano terrible y muy largo. Las cosechas se perdían y no se hallaban ya agua ni para beber. Los paganos esparcieron la calumnia de que todo esto era un castigo a los dioses por haber llegado allí Porfirio con su doctrina y sus cristianos. Y empezaron a tratar muy mal al obispo y a sus fieles seguidores. Entonces San Porfirio organizó una procesión de rogativas por las calles, rezando y cantando para que Dios enviara la lluvia, y al terminar la procesión se descargó un torrencial aguacero que llenó de vida y frescor todos los alrededores.
Los paganos se propusieron que de todos modos sacarían a Porfirio y a sus cristianos de aquella región y empezaron a emplear medidas muy violentas contra ellos. Pero se equivocaron. Creyeron que la piedad y la bondad del obispo eran debilidad y cobardía, y no era así. El santo se fue a donde el jefe del imperio que vivía en Constantinopla y obtuvo que le dieran un fuerte batallón de soldados que puso orden y paz en la ciudad. Y ya los paganos no pudieron atacarlo más. El no agredía a nadie, pero buscaba quién lo defendiera cuando trataban injustamente de acabar con la santa religión de Cristo.
Y después de varios años la acción evangelizadora de Porfirio y de sus sacerdotes llegó a ser tan eficaz que se acabó por completo allí la religión pagana de los falsos dioses, y desaparecieron los templos de los ídolos. Las gentes quemaron todos sus libros de magia y ya no hubo más consultas a brujas o espiritistas ni creencias supersticiosas.
San Porfirio construyó en Gaza un bellísimo templo. El día en que empezó la construcción del nuevo edificio recorrió la ciudad con enorme gentío cantando salmos y bendiciendo a Dios. Cada fiel llevaba alguna piedra o algún ladrillo u otro material para contribuir a la edificación de la Casa de Dios. La construcción duró cinco años y toda la ciudad colaboró con mucha generosidad. El día de la Consagración de la nueva catedral (domingo de Pascua del año 408) el santo repartió abundantísimas limosnas a todos los pobres de la ciudad. Siempre fue sumamente generoso en ayudar a los necesitados.
Los últimos años los dedicó pacíficamente a instruir y enfervorizar a sus sacerdotes y al pueblo con sus predicaciones, con su buen ejemplo y su oración.
El 26 de febrero del año 420 murió santamente.
Porfirio significa: el que se viste de púrpura.
San Porfirio, valeroso y santo obispo: haz que todos los obispos católicos del mundo sean tan valientes, generosos y fervorosos como lo fuiste tú.
A quien se declare a mi favor delante de la gente de esta tierra, yo me declararé en su favor delante de los ángeles del cielo (Jesucristo).
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Fuente: Mercaba.org
Alejandro, Santo Patriarca de Alejandría, Febrero 26
Patriarca de Alejandría Martirologio Romano: Conmemoración de san Alejandro, obispo, anciano célebre por el celo de su fe, que fue elegido para la sede alejandrina como sucesor de san Pedro y rechazó la nefasta herejía de su presbítero Arrio, que se había apartado de la comunión de la Iglesia. Junto con trescientos dieciocho Padres participó en el primer Concilio de Nicea, que condenó tal error (326) |
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Fuente: Vatican.va
Paula Montal Fórnes de San José de Calasanz, Santa Fundadora, Febrero 26
Fundadora del Instituto En Olesa de Montserrat, en la provincia de Barcelona, en España, santa Paula de san José de Calasanz Montal Fornés, virgen, fundadora del Instituto de las Hijas de María de las Escuelas Pías (1889).
primeras compañeras, Inés Busquets, Felicia Clavell y Francisca de Domingo.En el capítulo general, tenido en Sabadell, 14 de marzo de 1847, no fue elegida superiora general, ni asistenta general. |
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Fuente: Vatican.va
Piedad de la Cruz Ortiz Real, Beata Fundadora, 26 de febrero
Fundadora de la Congregación Martirologio Romano: En Alcantarilla, en la Región de Murcia, España, beata Piedad de la Cruz (Tomasa) Ortiz Real, virgen, que por amor a Dios se dedicó con celo a la educación y a la catequésis de los pobres y fundó la Congregación de Hermanas Salecianas del Sagrado Corazón de Jesús. |
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Fuente: Martirologio Romano
Otros Santos y Beatos Completando santoral de este día, Febrero 26
San Faustiniano, obispo |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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