sábado, 21 de enero de 2012

Lecturas Lunes 23 de Enero de 2012. San Ildefonso ¡ruega por nosotros!

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Marcos (3, 22-30)

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, los escribas que habían venido de Jerusalén, decían acerca de Jesús:

"Este hombre está poseído por Satanás, príncipe de los demonios, y por eso los echa fuera".

Jesús llamó entonces a los escribas y les dijo en parábolas: "¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás? Porque si un reino está dividido en bandos opuestos no puede subsistir. Una familia dividida tampoco puede subsistir.

De la misma manera, si Satanás se rebela contra sí mismo y se divide, no podrá subsistir, pues ha llegado su fin. Nadie puede entrar en la casa de un hombre fuerte y llevarse sus cosas, si primero no lo ata. Sólo así podrá saquear la casa.

Yo les aseguro que a los hombres se les perdonarán todos sus pecados y todas sus blasfemias. Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo nunca tendrá perdón; será reo de un pecado eterno". Jesús dijo esto, porque lo acusaban de estar poseído por un espíritu inmundo.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te quiero, pero no te quiero ver todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesar pecados graves al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.

 

Misal

Alma mía, bendice al Señor

Feria de la 3a. semana del Tiempo Ordinario o memoria libre de San Idelfonso, obispo

 

Antífona de Entrada

Pueblos todos, aplaudid; aclamad al Señor con gritos de júbilo.

 

Oración Colecta

Oremos:

Padre de bondad, que por medio de tu gracia nos has hecho hijos de la luz, concédenos vivir fuera de las tinieblas del error y permanecer siempre en el esplendor de la verdad.

Por nuestro Señor Jesucristo…

Amén.

Primera Lectura

Lectura del segundo libro de Samuel (5, 1-7. 10)

En aquellos días, todas las tribus de Israel fueron a Hebrón a ver a David, de la tribu de Judá, y le dijeron: "Somos de tu misma sangre. Ya desde antes, aunque Saúl reinaba sobre nosotros, tú eras el que conducía a Israel, pues ya el Señor te había dicho: 'Tú serás el pastor de Israel, mi pueblo; tú serás su guía' ".

Así pues, los ancianos de Israel fueron a Hebrón a ver a David, rey de Judá. David hizo con ellos un pacto en presencia del Señor y ellos lo ungieron como rey de todas las tribus de Israel. David tenía treinta años, cuando comenzó a reinar.

Primero reinó en Hebrón, sobre Judá, siete años y tres meses. Después, en Jerusalén, reinó sobre todo Israel y Judá, treinta y tres años. En total, su reinado duró cuarenta años.

Una vez ungido rey, David y sus hombres marcharon a Jerusalén, contra los yebuseos que habitaban aquella tierra.

Estos le dijeron a David: y el Señor estaba con él.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

 

Salmo Responsorial Salmo 88

Contará con mi amor y mi lealtad.

Hablando tú en visión a tus

amigos un día les dijiste:

"He escogido a un valiente

de mi pueblo y he ceñido

a sus sienes la corona.

Contará con mi amor y mi lealtad.

He encontrado a David, mi

servidor, y con mi aceite santo

lo he ungido. Lo sostendrá

mi mano y le dará mi brazo

fortaleza.

Contará con mi amor y mi lealtad.

Contará con mi amor y mi

lealtad y su poder aumentará

en mi nombre. Extenderé

su imperio sobre el mar,

sobre los ríos todos,

su dominio".

Contará con mi amor y mi lealtad.

 

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.

Jesucristo, nuestro Salvador, ha vencido la muerte y ha hecho resplandecer la vida por medio del Evangelio.

Aleluya.

Evangelio

† Lectura del santo Evangelio según san Marcos (3, 22-30)

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, los escribas que habían venido de Jerusalén, decían acerca de Jesús:

"Este hombre está poseído por Satanás, príncipe de los demonios, y por eso los echa fuera".

Jesús llamó entonces a los escribas y les dijo en parábolas: "¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás? Porque si un reino está dividido en bandos opuestos no puede subsistir. Una familia dividida tampoco puede subsistir.

De la misma manera, si Satanás se rebela contra sí mismo y se divide, no podrá subsistir, pues ha llegado su fin. Nadie puede entrar en la casa de un hombre fuerte y llevarse sus cosas, si primero no lo ata. Sólo así podrá saquear la casa.

Yo les aseguro que a los hombres se les perdonarán todos sus pecados y todas sus blasfemias. Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo nunca tendrá perdón; será reo de un pecado eterno". Jesús dijo esto, porque lo acusaban de estar poseído por un espíritu inmundo.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobre las Ofrendas

Concédenos, Señor, participar dignamente en esta Eucaristía por medio de la cual tú te dignas hacernos partícipes de los frutos de la redención.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.

 

Prefacio Común VIII

Jesús, buen samaritano

El Señor esté con ustedes.

Y con tu espíritu.

Levantemos el corazón.

Lo tenemos levantado hacia el Señor.

Demos gracias al Señor, nuestro Dios.

Es justo y necesario.

En verdad es justo darte gracias, y deber nuestro alabarte, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, en todos los momentos y circunstancias de la vida, en la salud y en la enfermedad, en el sufrimiento y en el gozo, por tu siervo, Jesús, nuestro Redentor.

Porque él, en su vida terrena, pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el mal. También hoy, como buen samaritano, se acerca a todo hombre que sufre en su cuerpo o en su espíritu, y cura sus heridas con el aceite del consuelo y el vino de la esperanza.

Por este don de tu gracia, incluso cuando nos vemos sumergidos en la noche del dolor, vislumbramos la luz pascual en tu Hijo, muerto y resucitado.

Por eso, unidos a los ángeles y a los santos, cantamos a una voz el himno de tu gloria:

Santo, Santo, Santo…

 

Antífona de la Comunión

Alma mía, bendice al Señor y alaba de corazón su santo nombre.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:

Que el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, que hemos ofrecido en sacrificio y recibido en comunión, sean para nosotros principio de vida nueva, a fin de que, unidos a ti por el amor, demos frutos que permanezcan para siempre.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.

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Meditación diaria

 

23 de enero. 6º Día del Octavario

LA IGLESIA, NUEVO PUEBLO DE DIOS

— Los cristianos somos linaje escogido, sacerdocio regio, pueblo adquirido en propiedad por Jesucristo.

— Participación de los laicos en la función sacerdotal, profética y real de Cristo. La santificación de las tareas seculares.

— El sacerdocio ministerial.

I. Dios llama personalmente, por su nombre, a cada hombre1; pero, desde el principio, "fue voluntad de Dios santificar y salvar a los hombres, no aisladamente, sino constituyendo un pueblo que le confesara en verdad y le sirviera santamente"2. Quiso escoger entre las demás naciones de la tierra al pueblo de Israel para manifestarse a sí mismo y revelar los designios de Su voluntad. Hizo con él una alianza, que fue renovada una y otra vez. Pero todo esto sucedió como figura y preparación del nuevo Pueblo de Dios, la Iglesia, que Jesús rescataría para sí con su Sangre derramada en la Cruz. En ella se cumplen con plenitud los títulos que se daban en el Antiguo Testamento al pueblo de Israel: es linaje escogido3,pueblo adquirido para pregonar las excelencias de Dios4.

La cualidad esencial de quienes componen este nuevo pueblo "es la dignidad y la libertad de los hijos de Dios, en cuyos corazones habita el Espíritu Santo como en un templo; tiene por ley el nuevo mandato del amor, como el mismo Cristo nos amó a nosotros (cfr. Jn 13, 34); y tiene como fin el dilatar más y más el reino de Dios, incoado por el mismo Dios en la tierra"5Vosotros -enseña San Pedro a los cristianos de la primitiva cristiandad- sois linaje escogido, sacerdocio regio, nación santa, pueblo adquirido en propiedad, para que pregonéis las maravillas de Aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable: los que un tiempo no erais pueblo, ahora sois pueblo de Dios; los que antes no habíais alcanzado misericordia, ahora habéis alcanzado misericordia6.

En este nuevo Pueblo hay un único sacerdote, Jesucristo, y un único sacrificio, que tuvo lugar en el Calvario y que se renueva cada día en la Santa Misa. Todos aquellos que componen este pueblo son linaje escogido, participan del sacerdocio de Cristo y quedan capacitados para llevar a cabo una mediación sacerdotal, fundamento de todo apostolado, y para participar activamente en el culto divino. De esta manera pueden convertir todas sus actividades en sacrificios espirituales, agradables a Dios7. Se trata de un sacerdocio verdadero, aunque esencialmente distinto del sacerdocio ministerial, por el que el sacerdote queda capacitado para hacer las veces de Cristo, principalmente cuando perdona los pecados y celebra la Santa Misa. Sin embargo, ambos están ordenados el uno al otro y participan, cada uno a su modo, del único sacerdocio de Cristo. En él -en la participación del sacerdocio de Cristo nos santificamos y encontramos las gracias necesarias para ayudar a los demás.

II. Los fieles participan en la misión de Cristo y, así, impregnan su propia vida en medio del mundo, y el mundo mismo, con el espíritu de su Señor. Sus oraciones, la vida familiar y social, sus iniciativas apostólicas, el trabajo y el descanso, y las mismas pruebas y contradicciones de la vida, se convierten en una ofrenda santa que llega hasta Dios principalmente en la Santa Misa, "centro y raíz de la vida espiritual del cristiano"8.

Esta participación de los laicos en la función sacerdotal de Cristo lleva consigo una vida centrada en la Santa Misa, pero su participación eucarística no se agota cuando asisten activamente al Sacrificio del Altar, ni se expresa principalmente en determinadas funciones litúrgicas que los laicos también pueden desempeñar, sino que su campo propio está en la santificación de su trabajo ordinario, en el cumplimiento de sus deberes profesionales, familiares, sociales... que procuran desempeñar con la máxima rectitud.

Los laicos participan también de la misión profética de Cristo. Su vocación específica les lleva a anunciar la palabra de Dios, no en la Iglesia, sino en la calle: en la fábrica, en la oficina, en el club, en la familia9. Proclamarán la palabra divina con su ejemplo como compañeros de trabajo, como vecinos, como ciudadanos... Y con la sugerencia oportuna, con la conversación íntima y profunda a la que da derecho una honda amistad; al aconsejar un libro que orienta y al desaconsejar un espectáculo que no es propio de un hombre de bien, al infundir aliento –haciendo las veces de Cristo– y al prestar con alegría un pequeño servicio.

El cristiano es partícipe también de la función real de Cristo. En primer lugar, siendo señor de su trabajo profesional, no dejándose esclavizar por él, sino gobernándolo y dirigiéndolo, con rectitud de intención, a la gloria de Dios, al cumplimiento del plan divino sobre toda la creación10. El papel de los laicos no se potencia cuando se les brinda una participación en la autoridad o en el ministerio clerical. Quizá algunos pocos puedan ir en esa dirección, pero ni siquiera eso es lo más propio de una vocación secular11. Es en el mundo, en medio de las estructuras seculares de la vida humana, donde se desarrolla su participación en la misión real de Jesucristo. "Su tarea principal e inmediata –señalaba Pablo VI no es establecer y desarrollar la comunidad eclesial –esta es tarea específica del clero sino aprovechar todas las posibilidades cristianas y evangélicas latentes pero ya presentes y activas en los asuntos temporales"12. Dentro de este nuevo Pueblo de Dios que es la Iglesia, la participación en la misión real de Cristo les lleva a impregnar el orden social con aquellos principios cristianos que lo humanizan y elevan: la dignidad y primacía de la persona humana, la solidaridad social, la santidad de la familia y del matrimonio, la libertad responsable, el amor a la verdad, la promoción de la justicia en todos los niveles, el espíritu de servicio, la comprensión mutua y la caridad fraterna... "Los laicos no han de ser la "longa manus" de la jerarquía. No son la extensión de un "sistema" eclesiástico oficial. Son –cada uno es, por derecho propio y sobre la base de su piedad, competencia y doctrina– la presencia de Cristo en los asuntos temporales"13. Pensemos hoy si los demás, al ver nuestro actuar diario, se sienten movidos a un mayor acercamiento a Cristo, si a través de nuestro trabajo y de nuestra participación en las tareas sociales –en sus distintos niveles– estamos de hecho llevando el mundo a Dios.

III. Este nuevo Pueblo de Dios tiene a Cristo como Sumo y Eterno Sacerdote. El Señor asumió la tradición antigua transformándola y renovándola, instituyendo un sacerdocio eterno. Los sacerdotes de Cristo son, cada uno de ellos, como un instrumento del Señor y prolongación de su Santísima Humanidad. No actúan en nombre propio, ni son simples representantes de los pueblos, sino que hacen las veces de Cristo. De cada uno de ellos se puede decir que, escogido entre los hombres, está constituido en favor de los hombres en lo que se refiere a Dios...14.

Cristo actúa realmente a través de ellos, por medio de sus palabras, gestos, etc., y su sacerdocio está íntima e inseparablemente unido al sacerdocio de Cristo y a la vida y crecimiento de la Iglesia. El sacerdote es padre, hermano, amigo...; su persona pertenece a los demás, es posesión de la Iglesia, que lo ama con amor del todo particular y tiene sobre él relaciones y derechos de los que ningún otro hombre puede ser depositario15. "Jesús –enseñaba Juan Pablo II con motivo de una numerosa ordenación en Brasil– nos identifica de tal modo consigo en el ejercicio de los poderes que nos confirió, que nuestra personalidad es como si desapareciese delante de la suya, ya que es Él quien actúa por medio de nosotros. "Por el Sacramento del Orden –dijo alguien acertadamente–, el sacerdote se capacita efectivamente para prestar a Nuestro Señor la voz, las manos, todo su ser; es Jesucristo quien, en la Santa Misa, con las palabras de la Consagración, cambia la sustancia del pan y del vino en su Cuerpo, su Alma, su Sangre y su Divinidad" (cfr. San Josemaría Escrivá, Amar a la Iglesia, Palabra, Madrid 1986, p. 69). Y podemos añadir –continuaba el Papa–: Es el propio Jesús quien, en el sacramento de la penitencia, pronuncia la palabra autorizada y paterna: Tus pecados te son perdonados (Mt9, 2; Lc 5, 20; 7, 48; cfr. Jn 20, 23). Y es Él quien habla cuando el sacerdote, ejerciendo su ministerio en nombre y en el espíritu de la Iglesia, anuncia la Palabra de Dios. Es el propio Cristo quien cuida los enfermos, los niños y los pecadores, cuando les envuelve el amor y la solicitud pastoral de los ministros sagrados"16.

La ordenación sagrada confiere el más alto grado de dignidad que el hombre es capaz de recibir. Por ella, el sacerdote es constituido en ministro de Dios y dispensador de sus tesoros divinos17. Estos tesoros son principalmente la celebración de la Santa Misa, de valor infinito, y el poder de perdonar los pecados, de devolver la gracia al alma. De muchas formas el sacerdote se convierte en canal de la gracia divina. Además, por la ordenación, el sacerdote es constituido mediador y embajador entre Dios y los hombres, entre el Cielo y la tierra. Con una mano toma los tesoros de la misericordia divina; con la otra los distribuye a sus hermanos los hombres.

Un sacerdote es un inmenso bien para la Iglesia y para la humanidad entera. Por eso, hemos de pedir que nunca falten sacerdotes santos, que se sientan servidores de sus hermanos los hombres, que no olviden nunca su dignidad y el tesoro que Dios ha puesto en sus manos para que lo distribuyan generosamente al resto del Pueblo de Dios. Bien se puede decir que "sí ha habido un tiempo en que un sacerdote es un espectáculo para los hombres y para los ángeles, es en esta época que se abre ante nosotros"18. No dejemos de pedir por ellos.

1 Is 43, 1. — 2 Conc. Vat. II, Const. Lumen gentium, 9. — 3 Cfr. Ex19, 5-6. — 4 Cfr. Is 43, 20-21. — 5 Conc. Vat. II, loc. cit. — 6 1 Pdr 2, 9-10. — 7 1 Pdr 2, 5. — 8 Cfr. San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 87. — 9 Cfr. Juan Pablo II, Exhor. Apost. Christifideles laici, 30-XII-1988, 14. — 10 Cfr. ídem, Enc. Laborem exercens, 14-IX-1981, 5. — 11 Cfr. C. Burke, Autoridad y libertad en la Iglesia, Rialp, Madrid 1988, p. 196. — 12 Pablo VI, Exhor. Apost. Evangelii nuntiandi, 8-XII-1975, 70. — 13 C. Burke, o. c., p. 203. — 14 Cfr. Heb 5, 1-4. — 15Cfr. A. del Portillo, Escritos sobre el sacerdocio, Palabra, Madrid 1970, p. 81. — 16 Juan Pablo II, Homilía 2-VII-1980. — 17 Cfr. 1 Cor4, 1. — 18 Card. J. H. Newman, Sermón en la inauguración del Seminario San Bernardo, 2-X-1873.

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Santoral             (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

San Ildefonso
Arzobispo de Toledo
Año 667

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El nombre "Ildefonso" significa "preparado para el combate".

San Ildefonso ha sido considerado como una de las glorias de la Iglesia Española. Sobrino de San Eugenio y discípulo de San Isidro, fue escogido por el pueblo para ser arzobispo de Toledo, que era en ese tiempo la capital de España.

Escribió un famoso libro acerca de la Virginidad de María, y por su gran devoción a la Madre de Dios fue llamado "El Capellán de la Virgen". Se cuenta que Nuestra Señora se le apareció para felicitarlo y darle las gracias por haber hablado tan fervorosamente acerca de Ella y que le regaló un ornamento de celebrar la Santa Misa. En los cuadros antiguos se pinta a San Ildefonso, recibiendo el ornamento de manos de la Santísima Virgen.

San Ildefonso ha sido llamado "Doctor de la Virginidad de María".

Si tu haces algo por la Virgen María, la Virgen María hará mucho más por ti.

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Emerenciana, Santa Mártir, Enero 23  

Emerenciana, Santa

Mártir

Martirologio Romano: En Roma, en el cementerio Mayor de la vía Nomentana, santa Emerenciana, mártir (c. s. IV).

Según el Martirologio Romano y la lección del breviario de este día, Santa Emerenciana era hermana de leche de Santa Inés.

Eran, pues, de la misma edad aproximadamente, pero Emerenciana era catecúmena (cristiana conversa que aún no ha recibido el bautismo).

Dos días después del martirio de Santa Inés, Santa Emerenciana murió apedreada, cuando se hallaba orando junto a la tumba de su hermana de leche. En esa forma recibió el bautismo de sangre.

Este relato, que constituye una especie de apéndice de las "actas" de Santa Inés, no puede tomarse a la letra; pero existen pruebas de que una mártir llamada Emerenciana estuvo originalmente sepultada en el "Coemeterium majus". Dicho cementerio está un poco más distante de la Vía Nomentana que el sitio en que fue erigida la basílica de Santa Inés.

Según parece, se celebraba a Santa Emerenciana el 16 de septiembre, junto con los santos Víctor, Félix y Alejandro; pero por alguna razón, sus restos fueron trasladados posteriormente a la basílica de Santa Inés y así, la leyenda relacionó a ambas santas.

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Fuente: Martirologio Romano
Otros Santos y Beatos Completando el santoral de este día, Enero 23  

Otros Santos y Beatos

Santos Severiano y Aquila, mártires
En Cesarea de Mauritania (hoy Argelia), santos mártires Severiano y Aquila, esposos, que fueron quemados vivos (s. III).

Santos Clemente, obispo, y Agatángelo, mártires
En Ancira, ciudad de Galacia (hoy Turquía), santos Clemente, obispo, y Agatángelo, mártires (s. IV).

San Amasio, obispo
En Teano, ciudad de la Campania (hoy Italia), conmemoración de san Amasio, obispo (c. 356).

San Mainbodo, eremita

En Dampierre, cerca de Besançon, en Borgoña (hoy Francia), san Mainbodo, oriundo de Hibernia (hoy Irlanda), el cual, peregrino y eremita, fue asesinado por unos ladrones (c. s. VIII).

San Andrés Chong (Tyong) Hwagyong, catequista mártir
En la ciudad de Seúl, en Corea, san Andrés Chong (Tyong) Hwagyong, catequista y mártir, que colaboró con el santo obispo Lorenzo Imbert, haciendo de su casa un refugio para los cristianos y, por esta razón, fue herido cruelmente y estrangulado en la cárcel (1840).

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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